“V.,LMA C/OBRA SOCIAL DE LA CIUDAD DE

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“V.,L.M.A. C/OBRA SOCIAL DE LA CIUDAD DE BUENOS AIERS S/ AMPARO (ART. 14 CCABA)”
A4204 Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 22 de junio de 2015. VISTOS: Los autos de referencia
para dictar sentencia y de los cuáles, RESULTA: 1. Que L.M.Á.V. promueve la presente acción de
amparo contra la OBRA SOCIAL DE LA CIUDAD DE BUENOS AIRES (en adelante, ObSBA) en los
términos del arts. 14 de la CCABA y 2° y 15 de la ley 2145 con el objeto de que “se ordene a la
demandada mantener [su] condición de afiliada, conjuntamente con la de [su] cónyuge, D.E.B.,
debiendo mantener las prestaciones médico asistenciales que [les] corresponden de forma tal de
garantizar [su] derecho a la salud, a la vida y a la protección de las personas mayores” (v. fs. 1).
Asimismo, solicita el dictado de una medida cautelar consistente en ordenar a la demandada
arbitrar todos los medios y medidas necesarias para mantener su afiliación, conjuntamente con la
de su cónyuge, a fin de continuar recibiendo los servicios médicos que se le brindaban en su etapa
laboral activa. Relata que se desempeñó como docente de la Ciudad de Buenos Aires hasta marzo
de 2013, y que como tal se encontraba afiliada a la ObSBA en carácter de titular desde marzo de
2006, junto con su cónyuge, D.E.B., en calidad de beneficiario adherente. Agrega que el 31 de julio
de 2013 comenzó los trámites jubilatorios y que, meses después, en noviembre de ese mismo año,
el Sr. B. fue diagnosticado con un adenocarcinoma de próstata, que hizo metástasis ósea,
confirmada a través de un centellograma en enero de 2014. Puntualiza que, a partir de ese
momento, su cónyuge comenzó un tratamiento paliativo de bloqueo hormonal completo y de por
vida. Describe que ante ese cuadro de situación, y la inminencia de su jubilación, el 24 de febrero
del 2014 presentó una nota ante la demandada en la que solicitaba mantener su condición de
afiliada junto con su grupo familiar. Manifiesta que, luego de ello, en marzo de ese mismo año
recibió una notificación de la ANSES por la que se le comunicó que el 21 de febrero había obtenido
el beneficio jubilatorio. Añade que, simultáneamente, la ObSBA le informó el cese de su afiliación
y la de su grupo familiar por aplicación de la disposición 3-ObSBA-2014, del 21 de enero de 2014,
modificatoria del Reglamento de Afiliaciones. Ello así –sostuvo– en tanto tal norma establece que
para continuar con la calidad de beneficiario de la Obra Social luego de la jubilación, se requiere
ineludiblemente que haya efectuado al menos quince (15) años de aportes previos, computados al
momento de acceder al beneficio previsional. Resalta que durante ocho (8) años ha aportado a la
obra social demandada con la entera convicción de obtener los servicios adecuados al momento
de su jubilación, en tanto para ese entonces no existía ninguna disposición que exigiera un mínimo
de años de aportes para la continuidad de la afiliación, pese a lo cual la ObSBA rechaza su solicitud
en base a una norma dictada meses después de haber iniciado los trámites jubilatorios. Alega
sobre la conveniencia de que su cónyuge siga siendo atendido por los mismos profesionales que
hasta entonces y sobre la dificultad y onerosidad de intentar ser acogidos por una nueva obra
social. Realiza una reseña de la normativa imperante en la materia, se expide sobre la procedencia
de la vía intentada, funda en derecho su pretensión y ofrece prueba. 2. Que a fs. 33/35 se hizo
lugar a la medida cautelar peticionada y se ordenó a la OBRA SOCIAL DE LA CIUDAD DE BUENOS
AIRES que arbitrara los medios necesarios a fin de mantener la afiliación de la Sra. L.M.Á.V. y la de
su socio adherente, Sr. D.E.B. y, asimismo, continuara prestando los servicios con los que contaban
en su etapa activa. Tal decisión fue confirmada por la Sala II de la Cámara de Apelaciones del fuero
el 18 de septiembre de 2014. Por su parte, a fs. 59/66 se presenta la accionada y contesta
demanda. Luego de formular las negativas de rigor, realiza su propio análisis de los hechos del
caso planteado. Así describe la naturaleza jurídica de la ObSBA y su ley de creación, para luego
referir a la resolución 398-ObSBA-2002 y disposición 3-ObSBA-04. En base a ello, concluye que el
requerimiento de quince años de aportes a la obra social al momento de obtener el beneficio de la
jubilación para poder permanecer en ella “no es caprichoso ni arbitrario, por el contrario, la
ObSBA y por ende los fondos pertenecientes a su universo de afiliados se ven injustamente
perjudicados, ante agentes que realizan, como el caso de autos, más de veinte años de aportes a
otra Obra Social [PAMI]” (v. fs. 62). Aduce que la antigüedad mínima de aportes de 15 años resulta
lógica y razonable frente a los 30 años que establece el instituto del derecho previsional (sic. fs.
62) y que la caja otorgante es aquella en la cual el trabajador registra mayor antigüedad de
aportes. Agrega a ello que el condicionamiento en análisis se ajusta a las prerrogativas impartidas
por la ley 472 y dentro de las obligaciones de administración que ella establece. Describe ciertas
conductas de la actora que entiende contradictorias y aclara que el derecho de opción establecido
en la ley 3021 y decreto 377-GCBA-09 abarca a los afiliados activos comprendidos en la ley 472,
conforme las entidades inscriptas en el Registro de Obras Sociales para convenios de reciprocidad
con la ObSBA, pero no prevé la elección de afiliación ante la ObSBA de agentes sin beneficio a ella.
Recalca que del Comprobante de Empadronamiento Jubilados y Pensionados (CODEM)
acompañado surge que la amparista, a partir del otorgamiento de su jubilación, es beneficiaria del
Instituto Nacional de Servicios Sociales para Jubilados y Pensionados (PAMI), lo que califica de
razonable atento que más de la mitad de los aportes realizados en actividad por la actora habrían
sido destinados a dicha institución. Manifiesta que, al día de la fecha, los aportes por Obra Social
que realiza la accionante no son dirigidos a su mandante, lo que vuelve aún más arbitraria e
injusto la intención de obligar a la ObSBA a mantener la afiliación y brindar prestaciones sin los
aportes de ley en contraprestación. Menciona que la Administración Nacional de la Seguridad
Social (en adelante, ANSES) es el órgano a nivel nacional que otorga los beneficios previsionales a
los agentes del GCBA, pues es ésta quien determina el organismo de salud del que es acreedor el
agente. Resalta que del CODEM mencionado se advierte que la amparista y su grupo familiar sí
cuentan con cobertura médica y que la situación de salud del cónyuge de la actora no condiciona a
la demandada a mantener la afiliación de agentes que no cumplen con los años de aportes
necesarios para ello, en desmedro de sus recursos. Máxime cuando su patología fue detectada y
tratada desde hace apenas cinco (5) meses, “no creando en ese escaso límite de tiempo una
dependencia a una continuidad de tratamiento, y que además no se [h]an aportados datos
científicos que justifiquen un impedimento del paciente y su tratamiento, que obstaculice un
cambio de institución” (ver fs. 64). Se opone a la vía intentada, ofrece prueba y hace reserva del
caso federal. 3. Que con posterioridad a ello, a fs. 67 se abrió la causa a prueba, por lo que una vez
cumplidas las medidas allí dispuestas, se corrió vista al Ministerio Público Fiscal. En su dictamen, la
Sra. Fiscal entendió que no surge de las constancias de la causa que el GOBIERNO DE LA CIUDAD
DE BUENOS AIRES haya prestado conformidad con la solución adoptada en la disposición
cuestionada —en los términos del art. 20 de la ley 472— y que tampoco se aprecia que ésta se
encuentre debidamente motivada, por lo que estima que “podría declarar[se] la nulidad de la
disposición 3-ObSBA-2014 y hacer[se] lugar a la acción interpuesta por la actora” (fs. 138/39). Y
CONSIDERANDO: 4. Que en primer término y toda vez que ha sido cuestionada por la demandada,
corresponde analizar la procedencia de la vía elegida. Al respecto, conviene recordar que el marco
normativo de la acción de amparo ha sido establecido por el artículo 43 de la Constitución
Nacional y el artículo 14 de la Constitución de la Ciudad y reglado, en sus aspectos procesales, por
la ley 2145. De este modo, en su parte pertinente, la Constitución de la Ciudad establece que este
remedio judicial, de carácter rápido y expedito, permite cuestionar “todo acto u omisión de
autoridades públicas o de particulares que, en forma actual o inminente, lesione, restrinja, altere o
amenace con arbitrariedad o ilegalidad manifiesta, derechos y garantías reconocidos por la
Constitución Nacional, los tratados internacionales, las leyes de la Nación, la presente
Constitución, las leyes dictadas en su consecuencia y los tratados interjurisdiccionales en los que la
Ciudad sea parte”. Esta es la norma que fija los requisitos de procedencia de la acción de amparo.
La Corte Suprema de Justicia de la Nación ha señalado que la arbitrariedad o ilegalidad manifiesta
requiere que la lesión de los derechos o garantías reconocidos resulte del acto u omisión de la
autoridad pública en forma clara e inequívoca, sin necesidad de un largo y profundo estudio de los
hechos o de un amplio debate o prueba (Fallos 306: 1253; y 307: 747). Luego resulta procedente
cuando la acción u omisión cuestionada reúna prima facie los caracteres de ilegitimidad o
arbitrariedad y ocasione una lesión, restricción, alteración o amenaza de derechos o garantías
constitucionales o legales. A su vez, es preciso que se presente una situación de urgencia que de
mérito a la tramitación de esta vía sumarísima y libre de formalidades procesales, de modo tal que
conforme a la prudente ponderación de las circunstancias del caso se advierta que remitir el
examen de la cuestión a los procedimientos administrativos o judiciales ordinarios puede
ocasionar un daño grave e irreparable al titular del derecho presuntamente lesionado.
Precisamente por esta última consecuencia la acción de amparo ha sido erigida como garantía
constitucional, prevista para tutelar de modo rápido y eficaz los derechos y las garantías y en ello
consiste su específica idoneidad como vía procesal. No se trata de una acción excepcional o
heroica, sino que tal “excepcionalidad” sólo puede entenderse “como una especificación del
principio de que, en un Estado de Derecho, también son o deberían ser ‘excepcionales’ las
amenazas, restricciones, alteraciones o lesiones de derechos y garantías constitucionales por actos
emanados de las autoridades públicas. La calificación de vía excepcional no puede provocar, en
cambio, restricciones injustificadas para la admisión de la acción” (Voto de la Dra. Alicia Ruiz, en
autos “Vera, Miguel Ángel”, TSJ, resueltos el 4 de mayo de 2001). La existencia de una actuación
que se considera irregular, por afectar derechos de raigambre constitucional, hace admisible esta
vía cuando lo hace en forma manifiesta. En efecto, en el caso, la amparista considera se ve privada
de protección en su derecho de acceso a los beneficios de la seguirdad social y derecho a la salud.
La cuestión se vincula entonces con los derechos previstos en los artículos 14 bis de la Constitución
Nacional y 20, 21 y 44 –entre otros– de la Constitución de la Ciudad. De ese modo queda
configurada una aparente lesión a derechos constitucionales, que permiten considerar presentes
los recaudos constitucionales del amparo, al menos en su plano formal. Lo expuesto permite
concluir que la vía del amparo es claramente idónea en las circunstancias sub lite y, desde el punto
de vista formal, resulta admisible. 5. Que corresponde, en consecuencia, analizar a continuación el
fondo de la cuestión planteada y determinar si resulta admisible la pretensión de la actora. La
presente demanda tiene como sustento principal que se reconozca y garantice el derecho
constitucional a la salud de la amparista, consistente en el caso en “mantener su condición de
afiliada conjuntamente con la de [su] cónyuge […] debiendo mantener las prestaciones médico
asistenciales que [les] corresponden de forma tal de garantizar [su] derecho a la salud, a la vida y a
la protección de las personas mayores” (cfme. fs. 1). Al respecto, cabe señalar que el derecho a la
salud tiene rango constitucional y que su privación o restricción manifiestamente ilegítima abre la
vía del amparo (cfme. Cámara del fuero, sala II en autos “Trigo, Manuel Alberto c/ GCBA y otros s/
medida cautelar”, expte. 4582/1, del 13/5/2002; CSJN, “Asociación Benghalensis y otras c. Estado
Nacional", del 22/2/1999). En sentido coincidente, conforme la Declaración Americana de los
Derechos y Deberes del Hombre, toda persona tiene derecho a que su salud sea preservada por
medidas sanitarias y sociales, relativas –entre otros aspectos– a asistencia médica (art. 11). En una
misma línea, la Declaración Universal de los Derechos Humanos establece que toda persona tiene
derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure –entre otros beneficios– la salud, el bienestar,
la asistencia médica y los servicios sociales necesarios (art. 25.1). Por su parte, el Pacto
Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, reconoce el derecho de toda persona
al disfrute del más alto nivel posible de salud física y mental y, entre las medidas que deben
adoptar los Estados partes a fin de asegurar la plena efectividad de este derecho, enuncia la
prevención y el tratamiento de las enfermedades (art. 12, incs. 1 y 2, ap. a); (cfme. Cámara del
fuero, sala I en autos “Rodríguez, Miguel Orlando c/ GCBA s/ otros procesos incidentales”, expte.
13930/1, del 22/12/2004). En la Ciudad de Buenos Aires, el art. 20 de la CCABA garantiza el
derecho de los ciudadanos a la salud integral y establece que el gasto público en materia de salud
constituye una inversión prioritaria. Además, asegura –a través del área estatal de salud– las
acciones colectivas e individuales de promoción, protección, prevención, atención y rehabilitación
gratuitas, con criterio de accesibilidad, equidad, integralidad, solidaridad, universalidad y
oportunidad. En otro orden de ideas, debe destacarse que el caso traído a debate involucra a una
persona jubilada y a su cónyuge, por lo que conviene detenerse en lo dispuesto por el art. 41 de la
Constitución de esta Ciudad, en tanto garantiza a las personas mayores la igualdad de
oportunidades y trato y el pleno goce de sus derechos. Asimismo, indica que la Ciudad vela por su
protección y por su integración económica y sociocultural, y promueve la potencialidad de sus
habilidades y experiencias. Para ello, desarrolla políticas sociales que atienden sus necesidades
específicas y elevan su calidad de vida; las ampara frente a situaciones de desprotección y brinda
adecuado apoyo al grupo familiar para su cuidado, protección, seguridad y subsistencia y
promueve alternativas a la institucionalización. De este modo, la ley 153, Ley Básica de Salud, en
su artículo 3º enumera los principios que sustentan el derecho a la salud integral que garantiza y
menciona, entre otros, la solidaridad social como filosofía rectora de todo el sistema de salud. En
orden a la materia específica de este litigio, tampoco puede soslayarse que el caso debe ser
analizado, a la luz del artículo 14 bis de la Constitución Nacional (derecho a la seguridad social) y,
de conformidad con su artículo 75, inciso 22, también en consonancia con los arts. XVI de la
Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre (“Toda persona tiene derecho a la
seguridad social que le proteja de la desocupación, de la vejez y de la incapacidad”), 25.1 de la
Declaración Universal de Derechos Humanos (“Toda persona […] tiene asimismo derecho a los
seguros en caso de desempleo, enfermedad, invalidez, viudez, vejez y otros casos de pérdida de
sus medios de subsistencia”) y 9 del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y
Culturales (“Los Estados Partes […] reconocen el derecho de toda persona a la seguridad social”),
todo ello en estrecha combinación con el derecho a la vida. 6. Que establecido ello, debe
atenderse a la controversia suscitada en autos, consistente en el rechazo por parte de la
demandada de mantener como afiliada a la actora y continuar brindándole la cobertura médica de
la que gozaba cuando era empleada del GOBIERNO DE LA CIUDAD DE BUENOS AIRES y aportante a
la OBSBA. Frente a este contexto, es dable que la OBRA SOCIAL DE LA CIUDAD DE BUENOS AIRES
fue creada por la ley 472 como continuadora del Instituto Municipal de Obra Social (I.M.O.S.),
reviste el carácter de ente público no estatal y se rige por las previsiones de la ley citada, las
disposiciones que adopten sus órganos de conducción, la ley 153 de la Ciudad de Buenos Aires y,
en forma supletoria y en lo que resultare pertinente, por las estipulaciones contenidas en las leyes
nacionales 23.660 y 23.661, normas reglamentarias, complementarias y concordantes. Por expresa
disposición legal, su universo de afiliados está compuesto por: a) los agentes que se desempeñen
en relación de dependencia en la administración central, organismos descentralizados y
autárquicos de la Ciudad de Buenos Aires, junto a su grupo familiar; b) los jubilados, pensionados y
retirados que hubieran concluido su etapa activa en la administración de esta Ciudad, junto a su
grupo familiar; c) los beneficiarios de la ley 1075 que se adhieran, a su cargo, en forma voluntaria y
que carezcan de obra social o prestación médica similar; y d) los afiliados a la ex IMOS (cfme. art.
19 de la ley 472). Por su parte, en lo que concierne a los recursos económicos que posibilitan su
accionar, el art. 17 de la ley 472 prevé que serán —entre otros que detalla— los siguientes: a) una
contribución del GOBIERNO DE LA CIUDAD DE BUENOS AIRES del seis por ciento (6%) sobre la
nómina salarial de todos los agentes adheridos a la Obra Social que se desempeñen en relación de
dependencia en la administración central, organismos descentralizados y autárquicos, para la
cobertura de los trabajadores y su grupo familiar, b) una contribución del GOBIERNO DE LA
CIUDAD DE BUENOS AIRES del dos por ciento (2%) sobre la misma nómina salarial para otorgar
cobertura a los jubilados, pensionados o retirados de la actividad en esta Ciudad; c) un aporte a
cargo del trabajador que se desempeña en relación de dependencia en la administración central,
organismos descentralizados y autárquicos del Gobierno de la Ciudad, del tres por ciento (3%)
sobre su remuneración, excluido el salario familiar, para su cobertura y la del grupo familiar, d) un
aporte a cargo del trabajador que se desempeña en relación de dependencia en la administración
central, organismos descentralizados y autárquicos del Gobierno de la Ciudad, del tres por ciento
(3%) sobre su remuneración, excluido el salario familiar, destinado a otorgar cobertura a los
jubilados, pensionados o retirados de la actividad en esta Ciudad; y e) un aporte a cargo del
jubilado, pensionado o retirado de la actividad en esta Ciudad, del tres por ciento (3%) del haber
que perciba en pasividad, hasta la concurrencia del haber mínimo y del seis por ciento (6%) sobre
el excedente. En otro orden, el Reglamento de Afiliaciones de la propia demandada contempla
cuatro categorías de afiliados —titulares, grupo familiar primario, voluntarios y casuales— y
establece que son titulares obligados, en lo que concierne a los pasivos, los beneficiarios de
cualquiera de las prestaciones previsionales del ex Instituto Municipal de Previsión Social o los que
con posterioridad hayan recibido y reciban en el futuro prestaciones previsionales por su
condición de ex-agentes del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, ex Municipalidad de la Ciudad
de Buenos Aires (cfme. arts. 2º y 3º del Reglamento, reservado en Secretaría). Sin embargo, por
disposición 3-ObSBA-14, dictada en ejercicio de los deberes y atribuciones conferidas por la ley
472, el presidente del Directorio de la Obra Social resolvió fijar en quince (15) el mínimo de años
de aportes a la ObSBA que deberán ser computados por los afiliados al momento de acceder a la
jubilación para poder permanecer en dicha obra social, a partir del dictado de la disposición
atacada (v. fs. 17 reservada en Secretaría). 7. Que efectuada una reseña respecto del marco
jurídico general de la cuestión a resolver, es necesario analizar las constancias de autos a fin de
ponderar la situación real de la actora, conforme las pruebas agregadas a la causa. De acuerdo a
ellas, se advierte que desde el 6 de marzo de 2006 la amparista se encuentra afiliada a la obra
social demandada (v. fs. 12) y que la ANSES le otorgó la prestación PBU-PC-PAP-DOCENTE DTO
137/05 desde el 1° de abril de 2014 (v. fs. 19). Por otro lado, se constata que la solicitud por ella
efectuada –del 24 de febrero de 2014– de permanecer como beneficiaria de esa obra social una
vez que obtuviera la jubilación, fue rechazada el 19 de marzo de igual año por la ObSBA, por
cuanto su antigüedad como aportante activa de ese organismo resultaba menor a los quince (15)
años previstos por la disposición 3-ObSBA-2014, dictada el 21 de enero de 2014 (cfme. fs. 12,
17/21). En otro sentido, del informe pericial agregado a fs. 95/98 surge el delicado estado de salud
del Sr. D.E.B., cónyuge de la amparista, de 67 años de edad, de profesión herrero, jubilado, con
cobertura social ObSBA (cfme. fs. 95/98). Al respecto, el galeno interviniente expuso que el Sr. B.
es portador de un tumor primario de próstata, cuyo puntaje de GLEASON es de 9 “ lo que implica
un cáncer de alto grado”, asociado con metástasis óseas, “por lo cual se comprende como un
tumor con extensión extraprostática o en etapa distante”. Ello se condice con el informe
acompañado a fs. 105. Sin embargo, el perito forense afirma que “la efectividad del tratamiento
que se le dispensa a Daniel Bloise no debería verse modificado por un cambio institucional o de
profesional; como así tampoco devenir en consecuencias en su estado de salud” (cfme. fs. 98). 8.
Que esclarecidas las circunstancias específicas del caso traído a juicio y la reglamentación general
vigente en la materia, huelga recordar, en primer lugar, que el más alto tribunal ya se ha
pronunciado en torno a problemáticas similares a la de autos y ha puntualizado que la mera
circunstancia de obtener la jubilación no implica, sin más, la transferencia del beneficiario al
Instituto Nacional de Servicios Sociales para Jubilados y Pensionados (INSSJP, conocido como
PAMI) sino que subsiste para el ex trabajador el derecho de permanecer en la obra social que le
prestaba servicios hasta entonces, de acuerdo a la opción conferida en el art. 16 del decreto-ley
nacional 19.032/71. En este sentido, ha indicado que “la creación del Instituto Nacional de
Servicios Sociales para Jubilados y Pensionados no importó un pase automático de los pasivos a
ese organismo, pues el art. 16 de la referida ley 19.032 conservó la afiliación obligatoria a la obra
social correspondiente al servicio prestado en actividad y los derechos y deberes derivados de esa
relación, a menos que aquéllos optaran por recibir la atención del instituto, supuesto en que
quedarían canceladas las obligaciones recíprocas de las obras sociales a las que pertenecían”
(cfme. CSJN in re “Albónico Guillermo Rodolfo y otros c/ Instituto Obra Social”, sentencia del 8 de
mayo de 2001). Asimismo, ha resaltado que las leyes nacionales 23.660 y 23.661 mantuvieron ese
principio, en tanto de acuerdo a lo normado por sus arts. 1º, 8º y 20 y 1º, 2º, 5º y 15
respectivamente, los jubilados y pensionados –así como sus grupos familiares primarios– quedan
“obligatoriamente incluidos en calidad de beneficiarios de las obras sociales”; y con tal finalidad se
dispuso que los aportes destinados a financiarlo debían ser deducidos de los haberes previsionales
para ser transferidos, en la forma y plazo que estableciera la reglamentación, a la orden del
respectivo prestador asistencial. Normas semejantes a éstas son las que rigen las relaciones entre
la ObSBA y sus afiliados, las que también contemplan dentro de su universo de beneficiarios a los
“los jubilados, pensionados y retirados que hubieran concluido su etapa activa en la
administración de esta Ciudad, junto a su grupo familiar” y prevén recursos específicos para su
financiación, tal como fue reseñado en el considerando 7. En este contexto, las afirmaciones
efectuadas por la demandada, en cuanto a que “la caja otorgante es aquella en la cual el
trabajador registra mayor antigüedad de aportes” y que “los aportes por Obra Social que realiza la
accionante no son dirigidos a [su] mandante”, no solo no se encuentran fundadas en derecho si no
que tampoco se ajustan a la normativa y jurisprudencia citadas. Queda así despejada toda duda
respecto de la posibilidad con que cuenta la actora de elegir permanecer en la obra social de la
que era beneficiaria cuando se encontraba en actividad, lo que reduce el análisis de la controversia
a la validez de la disposición que condiciona el ejercicio de tal derecho a la existencia de un
mínimo de quince (15) años de aportes a la obra social demandada. 9. Que en este punto, el
interrogante a dilucidar consiste en el alcance de las potestades con que cuenta la accionada para
reglamentar sobre aspectos vinculados al efectivo ejercicio de los beneficios que brinda, por parte
de aquellos a los que la ley determina como afiliados titulares. Nótese al respecto, que mientras la
ley 472 establece que “los jubilados, pensionados y retirados que hubieran concluido su etapa
activa en la administración de esta Ciudad, junto a su grupo familiar” serán afiliados titulares de la
entidad con derecho a gozar de los servicios y prestaciones que brinde (cfme. art. 19), la
disposición 3-ObSBA-2014 condiciona tal precepto a la existencia de un mínimo de quince (15)
años de aportes a la obra social por parte del afiliado. Así pues, debe recordarse –en primer lugar–
que el art. 10 de la ley 472 atribuye al Directorio de la ObSBA la facultad de dictar las normas
reglamentarias y complementarias de dicha ley, así como los reglamentos generales y operativos
que resulten necesarios para el desenvolvimiento de la entidad, a la vez que le confiere el deber
de establecer los regímenes aplicables para la afiliación y adhesión de los beneficiarios (v. incs. a] e
i]). Con relación a ello, tiene dicho la Corte Suprema de Justicia de la Nación –aunque en lo que
respecta a las facultades de reglamentación que confiere el art. 99 inc. 2° de la Constitución
Nacional– que tal potestad “habilita para establecer condiciones o requisitos, limitaciones o
distinciones que, aun cuando no hayan sido contemplados por el legislador de una manera
expresa, cuando se ajustan al espíritu de la norma reglamentada o sirven, razonablemente, a la
finalidad esencial que ella persigue, son parte integrante de la ley reglamentada y tiene la misma
validez y eficacia que ésta” (Fallos 325:645). Sin embargo, no ha de perderse de vista que la
competencia de los órganos administrativos es la que resulta, según el caso, de la Constitución de
la Ciudad de Buenos Aires, de las leyes y de los reglamentos dictados en su consecuencia (art. 2º
decreto 1510-GCBA- 1997), y que el límite constitucional de la reglamentación de los derechos
está dado por la alteración de su sustancia. Si bien ningún derecho es absoluto y todos deben ser
ejercidos conforme a las leyes que los reglamentan, esta regulación debe ser razonable y no puede
alterar su esencia ni cercenarlos (cfme. art. 28 de la CN y 10 de la CCABA). En este sentido, se ha
sostenido que el reglamento solo debe incluir los aspectos necesarios para la aplicación, ejecución
e interpretación de la ley, mas no puede limitar los derechos o garantías que reconoce la ley o, en
su caso, extender una situación restrictiva sobre esos derechos. Es decir, no puede restringir las
situaciones favorables creadas por la ley o, en su caso, ampliar las situaciones que fueren
desfavorables al limitar más un derecho o exigir otras cargas (cfme. CARLOS F. BALBIN “Los
decretos reglamentarios y de necesidad y urgencia” en DANIEL SABSAY [DIRECTOR] “Constitución
de la Nación Argentina” Buenos Aires, Hammurabi, 2010, p. 154). Desde esta perspectiva, debe
señalarse que la disposición atacada aparece en evidente contradicción con la finalidad de la ley
que reglamenta, en tanto introduce una importante limitación al reconocimiento del carácter de
afiliado titular que el legislador atribuyó sin condicionamientos a los jubilados, pensionados y
retirados “que hubieran concluido su etapa activa en la administración de esta Ciudad” (v. art. 19
inc. c de la ley 472). En efecto, el condicionamiento de quince (15) años de aportes a la entidad
demandada para permitirle al afiliado —una vez obtenida la jubilación— optar por permanecer en
ella, no se condice con las disposiciones establecidas a lo largo del articulado de la ley que le dio
origen, la que no solo establece de modo indubitado que son afiliados titulares los jubilados,
pensionados y retirados que hubieran concluido su etapa activa en la administración de esta
Ciudad, sin ningún tipo de salvedad (v. art. 19 inc. c), sino que además prevé recursos específicos a
tales fines (v. art. 17 incs. b], d] y e]). Se advierte de este modo que la exigencia del requisito bajo
estudio para el goce de los beneficios que la ley otorga a los jubilados vulnera las disposiciones de
la norma legal, que puntualmente se encarga de garantizar tal derecho al prever recursos
específicos para tal fin por parte de su población activa, de acuerdo al principio de solidaridad
social entre generaciones, según el cual cada generación activa proveería la tutela de las
generaciones pasivas. De tal modo, ha de concluirse que la disposición impugnada —en cuanto fija
el requisito de quince años de aportes para continuar siendo beneficiario de la ObSBA— ha sido
dictada a extramuros de la competencia con que cuenta el directorio de la entidad y en desmedro
y abierta contradicción de lo dispuesto en preceptos de superior jerarquía normativa, a lo que
debe agregarse que al confrontar lo expuesto con las específicas circunstancias fácticas
acreditadas en autos se configura asimismo una lesión al derecho a la salud de la actora y su grupo
familiar. 10. Que si bien lo expuesto basta para fundar adecuadamente la procedencia sustancial
de la acción intentada, cabe señalar a mayor abundamiento, que la disposición atacada tampoco
responde a los presupuestos establecidos en el art. 7 de la Ley de Procedimiento Administrativo,
en tanto no goza de fundamentos que permitan ponderar la razonabilidad del requisito exigido. En
efecto, en modo alguno se detallan los motivos por los cuales se fija en quince (15) el mínimo de
años de aportes requeridos al afiliado, y no, por ejemplo, en dos (2), cinco (5) o veinte (20) años, y
muchos menos se expone los antecedentes que condujeron a adoptar la decisión que aquí se
cuestiona. Tales carencias no pueden ser válidamente suplida por las argumentaciones efectuadas
por la representación legal de la demandada en el marco del presente proceso, las que, de todos
modos, solo refieren a generalidades tales como que el requisito “no es caprichoso ni arbitrario,
por el contrario, la ObSBA y por ende los fondos pertenecientes a su universo de afiliados se ven
injustamente perjudicados, ante agentes que realizan, como el caso de autos, más de veinte años
de aportes a otra Obra Social [PAMI]” o que resulta lógico y razonable “frente a los 30 años que
establece el instituto del derecho previsional (sic. fs. 62)” sin remitir a ningún dato concreto de la
realidad de la obra social que le pudiera dar sustento, o aportar algún elemento que dé cuenta de
los aspectos operativos de la decisión adoptada. Máxime, a poco que se repare en el hecho de que
la obra social demandada introduce una novedosa limitación como la de marras, luego de
prácticamente quince (15) años de vida sin tal tipo de restricción. Todo lo expuesto me lleva a
concluir que la disposición cuestionada fue dictada por la OBRA SOCIAL DE LA CIUDAD DE BUENOS
AIRES en exceso del ejercicio de sus facultades reglamentarias y en detrimento de los derechos de
la amparista, por lo que resulta ilegítima e inoponible a la situación de la actora y su grupo
familiar. En mérito a todo ello, y de conformidad con lo dictaminado por la Sra. Fiscal, RESUELVO:
I. HACER LUGAR a la presente acción de amparo y, en consecuencia, declarar para el caso la
nulidad de la disposición 3-ObSBA-2014. En consecuencia, la demandada deberá reincorporar de
inmediato a la actora y su grupo familiar como afiliados titulares en los términos del artículo 19 de
la ley 472. II. CON COSTAS a la vencida (arts. 62 del CCAyT y 28 de la ley 2145). Regístrese y
notifíquese, a la Sra. Fiscal en la sala de su público despacho. Fdo. GUILLERMO SCHEIBLER. Juez.
Juzgado en lo Contencioso Administrativo y Tributario Nº13 Poder Judicial de la Ciudad de Buenos
Aires
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