Publicaciones INIA Quilamapu INFORMATIVO AGROPECUARIO BIOLECHE - INIA QUILAMAPU GOBIERNO DE CHILE MINISTERIO DE AGRICULTURA INIA QUILAMAPU MEJORAMIENTO GENÉTICO DEL ARROZ EN CHILE J. Roberto Alvarado A. Ingeniero Agrónomo, M.Sc. Investigador INIA Quilamapu. El fitomejoramiento o mejoramiento genético del arroz tiene como objetivo la producción de nuevas variedades que llevan incorporadas las características solicitadas por el mercado al que se destinarán. Debe entenderse de que se trata de algo dinámico que puede variar de acuerdo a los cambios de gustos que tengan los consumidores. Ensayo regional sector Toscas, Parral (VII Región). Está comprobado que a medida que mejora el nivel socioeconómico de los consumidores éstos se vuelven más exigentes en la calidad de los productos que consumen. Entonces se debe conocer y, en la medida de lo posible, prever los posibles cambios en los gustos de los consumidores, o simplemente crear nuevas variedades para que el consumidor las conozca y acepte. Algo así ocurrió con Diamante-INIA, variedad que con sus características de grano largo ancho y translúcido, poco a poco fue reemplazando en el mercado chileno a Oro (variedad de grano corto y no translúcido) hasta convertirse en el arroz de mayor demanda en el país. El arroz fue introducido a Chile a principios de la década del veinte. Sin embargo, debutó con un fracaso en el cultivo, ya que nada se sabía de cómo cultivarlo. En 1927 se realizaron pruebas en la zona norte, desde Quillota a La Serena, para luego seguir con pruebas desde Renca a San Carlos. En 1937 apareció por primera vez la producción de arroz en las estadísticas nacionales. De ahí en adelante el cultivo tuvo un desarrollo acelerado, ocupando suelos que no eran aptos para otros cultivos. El rendimiento en los primeros años alcanzó niveles de 45 qq/ha, en suelos vírgenes y sin problemas de malezas. Pero poco a poco empezó a decaer, hasta alcanzar los 25 qq/ha como resultado de la pérdida de fertilidad de los suelos y la presencia de malezas. Actualmente los rendimientos alcanzan niveles de 50 qq/ha a pesar de que el cultivo ha sido desplazado a los suelos con mayores limitaciones (Figura 1). El desafío actual es mejorar los niveles de productividad, bajar los costos de producción y mejorar la calidad. Figura 1. Variación del rendimiento de arroz a través del tiempo. Algo de historia La investigación en arroz comenzó en los primeros años de la década del cincuenta, tanto a nivel del Estado, a través del Departamento de Genética y Fitotecnia del Ministerio de Agricultura, como también del sector privado, por intermedio de la Estación Experimental Huencuecho ubicada en Pelarco Provincia de Talca, con programas que se dedicaron casi exclusivamente a Fitomejoramiento. Como consecuencia de estos primeros esfuerzos se produjo la liberación de las primeras variedades de arroz, lo que permitió iniciar la recuperación de la productividad al mismo tiempo que se uniformó el tipo de grano y planta que se producía en el país. En 1964 se creó el INIA, institución que asumió el mejoramiento de arroz en Chile. De inmediato se dio paso a un activo programa de cruzamientos, introducciones e investigación en algunos aspectos de manejo del cultivo, especialmente fertilización y control de malezas. La investigación privada tuvo una evolución diferente, ya que el material genético de la Estación Experimental Huencuecho cambió varias veces de dueño. Este material fue rescatado gracias al financiamiento de la Asociación Gremial de Molineros de Arroz (AGMA), siendo, en la actualidad, parte del germoplasma de arroz del INIA. El esfuerzo realizado en investigación y transferencia de tecnología, como la adopción de ellas por parte de los agricultores, ha tenido como consecuencia la mejora del rendimiento promedio en el país (Figura 1), permitiendo que el arroz se mantenga como una buena alternativa para los agricultores. Sin embargo, los esfuerzos destinados a la investigación no han sido suficientes. La falta de financiamiento ha postergado la solución de problemas y no ha permitido, en muchos aspectos, la continuidad de la investigación en el manejo del cultivo y, principalmente, en la transferencia de tecnología. A modo de ejemplo, baste señalar que en un país exitoso en la producción arrocera como Australia, la cifra destinada a la investigación y transferencia de tecnología supera en 8 veces a lo que se invierte en Chile (US$ 57/ha contra US$ 7/ha). Ensayo de rendimiento en INIA Quilamapu, Chillán (VIII Región). Producir arroz en Chile El cultivo del arroz en Chile no es fácil. Existen problemas de bajas temperaturas para el crecimiento y desarrollo del arroz a través de todo su período de crecimiento, siendo particularmente importantes durante el período de germinación y plántula, y durante el período de floración. Estas características climáticas limitan el cultivo al período de primavera-verano (octubre a marzo), con una sola cosecha anual. Por lo tanto, la liberación de una variedad demora al menos 12 años. En una primera etapa (1953 a 1964), el trabajo se concentró especialmente en el mejoramiento genético utilizando dos métodos: 1) selección de líneas puras de arroz en poblaciones heterogéneas, y 2) introducción de material desde diversos países. Desde su creación, el INIA ha tenido diversos énfasis en la investigación arrocera. Se inició un fuerte programa de mejoramiento genético y se comenzó a trabajar en diversos aspectos del manejo del cultivo, como fertilización, manejo de agua, control de malezas, preparación de suelos, etc. La transferencia de tecnología se realiza en base a los programas del INIA. Se inició una serie de contactos y trabajos cooperativos con instituciones internacionales que se mantienen hasta el día de hoy. Entre ellos están el Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT), International Rice Research Institute (IRRI), Centre de Coopération Internationale en Recherche Agronomique pour le Développement, Département des Cultures Annuelles (CIRAD-CA), y la Empresa Brasileira de Pesquisa Agropecuaria (EMBRAPA). En relación al fitomejoramiento se ha trabajado con el sistema tradicional de cruzamientos entre progenitores seleccionados por sus buenas características, tanto de plantas como de calidad, y la posterior selección de los descendientes. También se ha utilizado mutaciones y el cultivo de anteras, método que permite adelantar el proceso de mejoramiento genético. En 1997 se comenzó a utilizar la selección recurrente, un método innovativo y del que se espera un avance importante en el proceso de mejorar el arroz. Cambios en los objetivos Los objetivos de mejoramiento han evolucionado a través de los años. El primer objetivo fue uniformar el tipo de planta y grano. Posteriormente se avanzó hacia objetivos más específicos y que apuntaron a aspectos de tolerancia al frío, buen potencial de rendimiento, tolerancia al manchado del grano, resistencia al acame o tendedura, y buena respuesta al manejo agronómico (fertilización, manejo del agua, aplicación de herbicidas). Actualmente se ha planteado poseer una mayor diversificación en las variedades de arroz, pensando en los mercados externos. Es decir, poseer variedades como las actuales de grano largo ancho translúcido, granos medios y cortos translúcidos con contenidos medios a bajos de amilosa, arroces de tipo glutinoso como la variedad Ambar-INIA, y arroces aromáticos, o sea variedades que respondan a necesidades de mercados específicos. Los logros del programa han sido significativos. Se han introducido características que no estaban en el germoplasma original, como plantas con diferente tipo de arquitectura, granos de diversos tipos, largos anchos y finos; granos medio y corto translúcidos; granos glutinosos; granos aromáticos; alta precocidad; variabilidad en el contenido de amilosa; etc. En relación al aumento del potencial de rendimiento, se comparan las variedades Oro, liberada en 1964, Diamante, liberada en 1980 y Brillante, liberada en 1999 (Figura 2). Figura 2. Comparación de rendimiento promedio y potencial de las variedades de arroz Oro, Diamante y Brillante, en 14 ensayos y 5 temporadas agrícolas. En resumen, existe potencial genético para mejorar el rendimiento nacional, lo que queda demostrado por la presencia de agricultores que obtienen rendimientos que superan los 70 qq/ha. Sin embargo, queda de manifiesto una carencia de programas de transferencia de tecnología, que ayuden al agricultor arrocero a tener una mejor gestión en el manejo del arrozal y una mayor investigación que permita en el futuro alcanzar rendimientos de 100 qq/ha como los que logran productores de la lejana Australia.