COMUNIDAD DE CASTILLA Y LEON Provincia de Zamora La Comarca de la Tierra de Campos La villa de san Cebrián de Castro y el Castillo de Castrotorafe Importante enclave defensivo situado en el municipio zamorano de San Cebrián de Castro que fue llamado en tiempos Zamora la Vieja, solar de ilustres familias nobiliarias, pieza clave en la llamada Guerra de Sucesión castellana que enfrentó a Isabel de Trastámara y su sobrina Juana de Castilla, diversos avatares políticos y económicos propiciaron su progresivo abandono hasta ser saqueado durante la Guerra de la Independencia por las tropas francesas y convertirse en un despoblado y abandonado lugar cuyos restos, tanto del recinto amurallado como del imponente castillo que protegía el cauce del río Esla, aún nos recuerdan la grandeza de su pasado. Estado actual del que un día fuera el poderoso castillo de Castrotorafe. LA LOCALIDAD DE SAN CEBRIAN DE CASTRO y EL CASTILLO DE CASTROTORAFE ACCESO : La localidad de San Cebrián de Castro se encuentra cercana al margen izquierdo del río Esla, prácticamente junto al histórico trazado de la Vía de Plata, aquella calzada trazada por las legiones romanas que unía las importantes urbes de Augusta Emerita, la actual Mérida, y Asturica Augusta, hoy día la episcopal Astorga, por lo que el acceso desde Zamora-capital lo debemos realizar por la ruta que podemos considerar su moderna heredera, la autovía A-66 que, como antaño la carretera nacional N-630 que discurre en muchos tramos paralela a la anterior, une las villas de Zamora y Benavente. Situación de la localidad de san Cebrián de Castro y del castillo de Castrotorafe. El acceso desde Zamora a San Cebrián de Castro lo realizaremos abandonando la autovía A-66 en el desvío situado en el kilómetro 255 señalizado N-630 / N-631 - Puebla de Sanabria – Orense - San Cebrián de Castro, y si lo hiciéramos desde Benavente lo realizaríamos, bien en el ya citado, o bien en el desvío del kilómetro 250, señalizado N-630 – Fontanillas de Castro. En cualquiera de los anteriores supuestos debemos circular por esa carretera nacional N-630 hasta su enlace con la carretera provincial ZA-P-2312 que nos conducirá, sin perdida, hasta la Plaza Mayor de la localidad. En el caso del despoblado de Castrotorafe, enclavado junto al margen izquierdo del antigua cauce del río Esla hoy modificado por las aguas del embalse de Ricobayo, su ubicación parece coincidir con una de las manssio romanas que jalonaban la Vía de la Plata y figura recogida en el llamado Itinerario de Antonino bajo el nombre de Vicus Acuarius. Rutas del Itinerario de Antonino, con indicación (círculo de color negro) del teórico emplazamiento de la manssio de Vicus Acuarius (Castrotorafe). Su acceso lo realizaremos desde la carretera nacional N-630 tomando, independientemente de cual sea el sentido de nuestra marcha, un simple camino de tierra apisonada señalizado con un sencillo cartel que parte de la citada carretera nacional estando situado, en sentido Zamora, a nuestra derecha a escasos cientos de metros de la localidad de Fontanillas de Castro y, en dirección a Benavente, a nuestra izquierda, a unos 6 kilómetros del desvío de la carretera nacional N-631. DERECHA : Moderno indicador que, cual recuerdo de los primitivos miliarios romanos, señala el trazado de la antigua Vía de la Plata hoy camino jacobeo, a cuya vera se alzan los restos del Castillo de Castrotorafe en el despoblado del mismo nombre. ABAJO : Indicador y camino de acceso a la entrada principal del recinto amurallado del despoblado de Castrotorafe. LA LOCALIDAD DE SAN CEBRIAN DE CASTRO HISTORIA : Sus orígenes históricos, pues como en otros muchos lugares de esta zona son abundantes los restos líticos localizados en sus alrededores, Los Cascajales, Rascallobos o Casilla de Flores son alguno de ellos, se remontan a la Edad Media momento en el que, posiblemente bajo la protección de la fortaleza de Castrotorafe, se inicia la repoblación de estas tierras. La primera referencia histórica de la villa la encontramos en el año 1129 d.C. momento en el que el rey castellano-leonés Alfonso VII, apodado el Emperador, concede a la encomienda de Castrotorafe el llamado Fuero Viejo de Zamora, otorgándole jurisdicción sobre un amplio territorio que comprendía las actuales localidades de Villalba de la Lampreana, Perilla de Castro, Olmillos de Castro, Fontanillas de Castro, Piedrahita de Castro, San Cebrián de Castro y el desaparecido San Pelayo de Castro. Óbolo, moneda de vellón rico en plata, acuñado en la ciudad de León durante el reinado de Alfonso VII de León y Castilla (1126-1157). Leyendas: anverso "IMPERATOR", reverso "LEONI" (Emperador de León). La progresiva pérdida de importancia, y posterior abandono, de la villa de Castrotorafe hace que comience a tomar importancia ésta de san Cebrián de Castro, hasta el punto de convertirse en cabeza del municipio que comprende, además de la capital, la población de Fontanillas de Castro, constituyendo un término municipal de cerca de 66 kilómetros cuadrados en los que residen, según el censo de población del año 2015 d.C., únicamente 272 habitantes. Casa Consistorial del municipio de San Cebrián de Castro. La población se extiende a lo largo de la carretera provincial ZA-P-2312 que desemboca en la amplia Plaza Mayor en la que se alza la imponente fábrica de su actual iglesia parroquial consagrada bajo la advocación de la Ascensión de Nuestra Señora y que se levanta sobre una anterior que las crónicas consideran de estilo renacentista, cuyo mal estado obligó en el año 1838 d.C. a decretar su ruina iniciándose solo tres años más tarde las obras de construcción de un nuevo templo sobre el solar del anterior, obras que se prolongaron hasta el año 1887 d.C. El resultado es una iglesia de una única nave dividida en tres tramos que se cubren a base de bóvedas de cañón con lunetos y se cierra en una cabecera plana, sobre elevada y cubierta por una cúpula que descansa sobre pechinas. La fachada, sobria y cuyo único elemento decorativo es el escudo de la Orden de Santiago que parece presidirla, está enmarcada por dos grandes contrafuertes de piedra de sillería coronados por pináculos prismáticos, material que también constituye la parte inferior de la misma, destacando el gran frontón curvo que la remata. Fachada principal de la iglesia de la Asunción de Nuestra Señora de la localidad de San Cebrián de Castro. El acceso al interior del templo se localiza a los pies de la nave y es un sencillo arco rebajado construido a base de grandes dovelas de piedra escuadrada encima de la cual se abre una ventana de traza semejante sobre la que campea el ya citado escudo de la Orden de Santiago, recuerdo de la pertenencia de estas tierras a dicha poderosa organización, levantándose junto al muro del Evangelio la torre campanario de planta cuadrada construida a base de mampostería salvo la parte superior de ladrillo cocido, uno de los escasos vestigios junto al antiguo baptisterio del primitivo templo, y en cuya parte superior se abren dos cuerpos de ventanales, dos en cada cara, algunos de los cuales han sido cegados y otro utilizado para instalar un reloj. Del resto de la población destacar la existencia de varias casas blasonadas cuya datación, todos ellos están fechados a finales del siglo XVIII d.C., prueba que tras el definitivo abandono de Castrotorafe, la imagen de la Virgen de Realengo que se veneraba en la iglesia del castillo, fue trasladada en el año 1750 d.C. a la villa, propició su despegue económico convirtiéndose tras la promulgación de Prontuario de los pueblos de España en cabeza de las poblaciones que antaño dependían de la encomienda de Castrotorafe. DERECHA : Acceso al interior de la iglesia de la Asunción de Nuestra Señora de la localidad de San Cebrián de Castro. ABAJO : Detalle del escudo de la Orden de Santiago que preside la fachada de la iglesia de la Asunción de Nuestra Señora de la localidad de San Cebrián de Castro. Torre de la iglesia de la Asunción de Nuestra Señora de la localidad de San Cebrián de Castro. Campanario de la torre de la iglesia de la Asunción de Nuestra Señora de la localidad de San Cebrián de Castro. Angulo nororiental de la torre de la iglesia de la Asunción de Nuestra Señora de la localidad de San Cebrián de Castro, junto al que se conserva el baptisterio del primitivo templo. Vista posterior de la torre de la iglesia de la Asunción de Nuestra Señora de la localidad de San Cebrián de Castro, a la que se adosa el antiguo baptisterio. Cabecera (arriba) y muro de la Epístola (abajo) iglesia de la Asunción de Nuestra Señora de la localidad de San Cebrián de Castro. Nuestro paseo por las calles de la localidad nos va a permitir admirar las ya citadas casas blasonadas, muy interesantes son la situada en la propia Plaza Mayor presidida por un preciosos escudo circular, junto a otros de sencilla traza o historiados escudos, al tiempo que podremos descubrir una pequeña maravilla poco conocida de la localidad, el conocido como Puente del Arrabal, denominado de esa manera dado que servía para salvar las aguas del arroyo Valdeladio que separaban los dos barrios de la localidad. De claro origen tardomedieval, la información sobre sus características nos la proporciona una placa colocada junto a uno de sus márgenes. Placa informativa del denominado “Puente del Arrabal” en la localidad de San Cebrián de Castro, cuyo texto reza : Este magnífico ejemplar de puente, conocido como “romano” entre los naturales, está elaborado con piedra de la zona y consta de cinco ojos: los laterales, de arco apuntado, y el situado en medio, el mayor de todos, coincidiendo con un ligero alomamiento que presenta el tablero en dicho punto. De traza medieval, sirve para salvar el cauce del regato, que en algunas épocas del año, arrastra una notable cantidad de agua. Se encuentra en las proximidades de la Calle del Arrabal, que le da el nombre, y por él cruza el antiguo camino de Manganeses de la Lampreana. Y desde este lugar nos vamos a encaminar hacia el recinto amurallado del descampado de Castrotorafe, el auténtico destino de nuestro recorrido, no sin que antes llame nuestra atención el antiguo edificio de la Escuela de Niñas de la localidad y el escudo real que preside su fachada. Antigua casa blasonada sita en la Plaza Mayor de la localidad de San Cebrián de Castro. Detalle del escudo que preside la fachada de una antigua casa blasonada sita en la Plaza Mayor de la localidad de San Cebrián de Castro. ARRIBA : Antigua casona, cuya portada recuerda a la de la iglesia parroquial, sobre la que campea un historiado escudo nobiliario. DERECHA : El historiado escudo que preside una casona en la localidad de San Cebrián de Castro. ARRIBA : Sencilla portalada cuya dovela central ha sido sustituida por un curioso blasón. IZQUIERDA : Detalle del anterior blasón en el que figura la inscripción : “J M J / ANO DE 1766”. Dos vistas (arriba) y (abajo) del puente medieval llamado “del Arrabal”, que salva el cauce del arroyo Valdeladio en la localidad de San Cebrián de Castro Alomamiento del tablero (arriba) y vista desde la orilla del Arrabal (abajo), del puente medieval de la localidad de San Cebrián de Castro ARRIBA : Antiguo edificio que en su día albergó la Escuela de Niñas de la localidad de San Cebrián de Castro. DERECHA : Escudo real que preside la fachada de la antigua Escuela de Niñas de la localidad de San Cebrián de Castro. EL CASTILLO Y DESPOBLADO DE CASTROTORAFE HISTORIA : Los orígenes del poblamiento de este lugar parecen remontarse a épocas prehistóricas, incluso algunos autores consideran posible la existencia de una primitiva población datada en el periodo achelense del Paleolítico Inferior de la que no se han localizado restos en el mismo pero sí en otros cercanos como los ya citados de Los Cascajales, Rascallobos y la Casilla de Flores. Diversos historiadores han propuesto que en este mismo emplazamiento las tribus astures establecieron, ya en el siglo VII a.C., un castro que posteriormente paso a manos de los vacceos y, tras ser conquistado por los romanos posiblemente por las legiones del legado Tito Estatilio Tauro en el transcurso de la campaña militar del año 29 a.C., inicio bajo el gobierno del emperador Octavio Cesar Augusto de las llamadas Guerras Astures y Cántabras, fue utilizado por éstos para ubicar una ”manssio”, identificada con la Vicus Aquarius del Itinerario de Antonino, en la ruta que unía las ciudades de Emerita Augusta (Mérida) con Asturica Augusta (Astorga), situada a medio camino entre las de Ocelum Durrii (Zamora) y Brigeco (Castro Gonzalo), habiéndose encontrado en apoyo de esta teoría abundantes fragmentos de cerámica del tipo conocido como terra sigillata datados en este periodo. Mapa con indicación de las campañas militares desarrolladas durante las Guerras Cántabras y Astures y de la localización (flecha azul) de la localidad de Castrotorafe. Como sucedió en tantos otros lugares de la meseta castellana, el hundimiento del sistema social y económico romano que generó la irrupción de los pueblos centroeuropeos, vándalos, suevos, alanos y godos, provocó el abandono de la zona, eso a pesar de que los citados en último término llegarían a dar nombre a la comarca en la que se asienta este lugar, Campi Gothorum (Campos Góticos o de los Godos), prueba de la importancia que los mismos llegaron a alcanzar durante su gobierno fundamentalmente a causa de su gran desarrollo agrícola, heredero de la dominación romana, periodo del que por desgracia son escasos los restos conservados siendo una excepción la iglesia de San Pedro de la Nave que, enclavada originalmente a orillas del río Esla, fue trasladada a su actual emplazamiento a causa de la construcción del embalse de Ricobayo. La iglesia de San Pedro de la Nave, de origen visigodo, fue construida a finales del siglo VII d.C. Una nueva crisis, en este caso la caída del Reino Godo de Toledo, iniciada por sus luchas sucesorias y culminada por la irrupción de gentes de religión musulmana, fue el origen de siglos de enfrentamientos entre los reinos cristianos del norte y los islámicos del sur, hecho que motivó que los territorios situados al norte del río Duero fueran, durante los primeros años de la época que se ha denominado Alta Edad Media, tierras de frontera sometidas a frecuentes razzias e incursiones por los ejércitos de ambos bandos a consecuencia de lo cual quedaron prácticamente despobladas durante los siglos VIII d.C. al X d.C., siendo inexistentes los restos de ese periodo. No obstante existe una curiosa teoría basada en el topónimo del lugar que apunta que ya durante ese periodo de teórica dominación musulmana este emplazamiento estaba habitado siendo, además, una suerte de fortaleza o bastión defensivo que protegía el paso del río Esla. Esta suposición se basa en su propia denominación, el Castro Turafe o Castro Torafe, que de ambas formas es nombrado en las primeras crónicas castellanas que lo citan, nombre muy semejante a topónimos de clara ascendencia árabe como Iznatoraf, localidad situada en la provincia de Jaén que también fue conocida como Torafe, en la que se levantaba una importante fortaleza hoy día prácticamente desaparecida, de claro origen musulmán denominada Hins Al-Turaf cuya traducción sería la fortaleza del Polvo, siendo interesante señalar que diversas localidades situadas al norte de este lugar tienen el apelativo de Polvorosa, que podría ser debido a que este lugar era inicialmente conocido como el Castro Al-Turaf (del Polvo), dando nombre su apelativo a poblaciones de él dependientes. Puerta del Arrabal, el principal acceso a la fortaleza de la localidad jienense de Iznatoraf, la Hins AlTuraf, la Fortaleza del Polvo, musulmana. Al margen de las suposiciones anteriores, su entrada oficial en la historia se produce cuando en el año 1129 d.C. el rey Alfonso VII de León y Castilla, apelado el Emperador, y su primera esposa doña Berenguela de Barcelona, le conceden fuero propio, muy semejante en su contenido al Fuero de Zamora, al tiempo que delimitan los territorios que van a constituir su alfoz. Miniatura medieval que recoge el momento de la coronación del rey Alfonso VII, sentado junto a su esposa Berenguela de Barcelona, por el obispo Gelmírez ante los nobles del reino. Pero la relación del monarca con la villa no iba a continuar de manera tan favorable pues, según diversos estudios, Castrotorafe, que ya contaba por aquellas fechas con un primitivo recinto amurallado, tal vez una simple cerca de tapial, tras la “traición” de sus gentes al apoyar las pretensiones de independencia del Condado Portucalenese, el futuro Reino de Portugal, en su enfrentamiento con el Reino de León, conflicto que concluyó con la firma del Tratado de Zamora entre Alfonso I de Portugal y el rey Alfonso VII de León ratificado el 5 de octubre de 1143 d.C., este ordenó : "qua feci destruere muros de Castro Turafe". no siendo esa “destrucción” el mayor de sus “penitencias”, sino el hecho de que gran parte de su alfoz pasó a depender de la nueva villa de Moreruela, acción de doble efecto ya que, además de castigar a la villa rebelde, el monarca dotaba de rentas suficientes al Monasterio de ese nombre que había donado a la Orden del Cister el año 1133 d.C. Ábsides de la cabecera del monasterio de Santa María de Moreruela, el principal beneficiario de la “traición” de Castrotorafe. El castigo fue solo temporal pues la inestabilidad política surgida a la muerte del monarca Alfonso VII, pues en su testamento repartía los diversos reinos entre sus hijos, separando el de León, que cedió a su hijo Fernando II de León, del de Castilla, entregado a su hijo Sancho III de Castilla, dando lugar a una serie de enfrentamientos entre ambos monarcas que no cesaron a pesar de la firma del llamado Acuerdo de Sahagún pues, a la muerte del rey castellano, fue sucedido por su hijo Alfonso VIII de Castilla quien se negó a devolver a su tío Fernando II las tierras conquistadas por su padre, firmando, además, una alianza con el rey Alfonso I Enríquez de Portugal por la cual se comprometía a apoyar sus intereses en la conocida como Tierra de Campos, situación que obligó al monarca leonés a ordenar volver a fortalecer este enclave debido a su gran importancia estratégica dada su privilegiada situación pues controlaba uno de los vados del río Esla. La tarea de fortificar el lugar así como de encargarse de su defensa fue encomendada en el año 1176 d.C. a la recién creada Orden de Santiago, pues había sido fundada el año anterior, quienes recibían no solo la villa sino también su alfoz original : “ ... villam dictam Castro Toraf per terminus novinssimos et antiquos.” Esta donación regia provocó serios enfrentamientos con el Obispado de Zamora, pues según se desprende de las crónicas de esa época la villa formaba parte de los dominios de dicha institución eclesiástica : "….. este rey don Fernando poblo la villa de Castrotorafe en el obispado de Zamora." Solventadas las disputas, los monjes-guerreros santiaguistas procedieron, primero, a otorgar en el año 1178 d.C. nuevo Fuero a la villa, y segundo, a levantar un recinto amurallado que la protegiera, en gran parte de cuya construcción se utilizó el tapial de tierra apisonada de la primitiva cerca ordenada derribar por el rey Fernando II de León, reforzado en los lugares más vulnerables o expuestos con mampuesto de piedra, obras que en las siguientes décadas se vieron complementadas mediante el recrecimiento de los muros exteriores con mampostería de piedra y refuerzos a cal y canto que le confirieron su actual aspecto ligeramente inclinados hacia el interior. Pudiera parecer que tras la reunificación de los reinos de Castilla y León en el año 1230 d.C. tras el ascenso al trono del rey Fernando III el Santo, curiosamente su lugar de nacimiento se considera próximo a este lugar al situarse en el desaparecido Monasterio de Valparaíso que se levantaba en las cercanías de la localidad de Peleas de Arriba, significara el inicio de un nuevo declive, más los avatares políticos lo impidieron. Sencillo monumento situado en las cercanías del desaparecido Monasterio de Valparaíso, lugar de nacimiento del rey Fernando III, apodado el Santo. Muy al contrario, las luchas dinásticas acaecidas bajo la Regencia de la reina María de Molina durante la minoría de edad tanto de su hijo Fernando IV, el Emplazado, como de su nieto Alfonso XI, el Justiciero, propiciadas por la insurrección de diversos infantes reales como don Juan de Castilla, hijo de Alfonso X el Sabio, conocido como el de Tarifa, quien llegó a ser proclamado rey de León, de Sevilla y de Galicia en el año 1296 d.C., acrecentaron su importancia, y es durante ese convulso periodo en el que las alianzas se hacían y deshacían, los pactos no se cumplían, y las Cortes eran las únicas garantes de la legitimidad monárquica, cuando la villa se convirtió en un enclave fundamental para el citado infante don Juan de Castilla quien, además de ordenar la construcción de una fortaleza que completase el recinto amurallado de la villa, llegó, según las crónicas, a acuñar moneda en este lugar : "E ellos e don Alfonso, que se llamava rey de Castilla, don Juan, que se llamava rey de Leon, y Juan Nuñez de Lara, labraron aquella moneda en estos lugares que aqui se diran: en Leon e en Castrotorafe e en Dueñas e en Osma e en Deza" tanto falsificando la moneda de su rival, el rey Fernando IV, con el objetivo de perjudicar sus intereses económicos al ser las aquí acuñadas de inferior ley que las auténticas, según dice la Crónica de los Reyes de Castilla : “ …… confondieron toda la buena moneda de este rey don Fernando, é por esta razón toda la tierra fue en grand turbamiento, lo uno porque la moneda non la conoscian los omes, lo otro porque pujaron las cosas á muy gran prescio”. como a su propio nombre. Moneda acuñada por Juan I de León figurando, en el anverso figura un león pasante y una cruz patada en el reverso, con las leyendas “+I (OHAN) REX LEGIONIS / +ET LEGIONIS”. Esta situación de inestabilidad en la que por un momento hubo tres reyes, Juan I en León, Alfonso de la Cerda en Castilla, y el teórico heredero de ambos reinos, Fernando IV, concluyó, al igual que las obras de la fortaleza de Castrotorafe en el año 1314 d.C. cuando el primero, reunido en el Monasterio de Santa María de Palazuelos con el infante don Pedro de Castilla, hijo de Sancho IV, el Bravo, y su madrastra, doña María de Molina, aceptó las condiciones de la llamada Concordia de Palazuelos por la cual renunciaba a sus pretensiones al convertirse en tutor del rey Alfonso XI. Iglesia del antiguo Monasterio de Santa María de Palazuelos, lugar donde se formalizó la llamada Concordia de Palazuelos en el año 1314 d.C. Tras la muerte de los infantes don Juan de Castilla y don Pedro de Castilla, ambos tutores del rey don Alfonso XI, durante una algarada por tierras del rey moro de Granada, acaecida el día 25 de junio de 1319 d.C. y que es conocida por la historia como el Desastre de la Vega de Granada o la Batalla de Sierra Elvira, la villa, que había seguido estando durante todos esos años bajo la teórica jurisdicción de la Orden de Santiago, vuelve de manera efectiva a la misma según disponía el Infante en su testamento : "En nombre de Dios amen. Conocida cosa sea a todos quantos esta carta vieren como yo el infante don Juan, fijo del mui noble rei don Alfonso señor de Vizcaya ... ordeno e fago mio testamento ... otro si mando que entreguen al mio finamiento Castro Torafe la villa e el castillo con todas las labores que y hovieren fechas al maestre e al convento de la orden de Santiago de que la io tengo para en mios dias." Volviendo a las crónicas del reinado de Alfonso XI encontramos un documento fechado en el año de 1333 d.C. por el cual el rey, con el fin de gestionar el cobro de los tributos correspondientes, autoriza a don Vasco Rodríguez, Maestre de la Orden de Santiago, a : "Elegir cinco judíos, que no residan en las villas de Zamora o de Toro, para que fuesen a habitar la villa de Castrotorafe y que cobrasen sus pechos y contribuciones”. Y este punto es muy importante en la historia de la localidad pues a los sus evidentes motivos estratégicos, se encontraba en una encrucijada de caminos que conducían tanto a tierras galaicas como al vecino Reino de Portugal, se sumaban las puramente económicas, pues controlaba uno de los escasos puentes que en este tramo salvaban el cauce del río Esla, cobrando los pertinentes derechos de cruce, el llamado pontazgo. Restos del puente de Castrotorafe sobre el cauce del río Esla. Según las crónicas el puente que constaba de doce arcos de medio punto, se derrumbó en el siglo XVI d.C., quedando sus restos sumergidos tras la construcción del Embalse de Ricobayo, siendo visibles sus pilares en el estiaje del pantano. El cobro de los mencionados derechos de cruce habían provocado en los siglos previos una serie de enfrentamientos entre el Obispado de Zamora y los monarcas leoneses pues la reina Urraca López de Haro, viuda del rey Fernando II de León, le había donado la mitad de las citadas rentas, cesión que fue revocada por el rey Alfonso IX en el año 1215 d.C., posiblemente como represalia por las intrigas de su madrastra que deseaba entronizar a su hijo Sancho soslayando sus legítimos derechos de nacimiento. Majestuosa portada de la Catedral de Zamora llamada “del Obispo”, muestra de la riqueza que tuvo la misma durante la Edad Media. Esta acción punitiva provocó que ante las quejas del Cabildo zamorano el Papa Clemente III excomulgara al monarca leonés, sanción que no fue revocada hasta cinco años más tarde cuando las rentas del pontazgo volvieron a ser percibidas por el Obispado de Zamora, situación que se repite bajo el reinado de Fernando III, apodado el Santo, quien para lograr unificar en su persona tanto la corona de Castilla que había recibido en vida de su padre, el rey Alfonso IX, gracias a las intrigas de su madre, la reina doña Berenguela de Castilla, como la de León, pues el monarca leonés había en su testamento legado el reino a sus hijas habidas con su primera esposa doña Teresa de Portugal, doña Sancha y doña Dulce, por lo que a cambio de su renuncia al trono, las concede las rentas de diversas villas entre las que se cuenta esta. La subida al trono castellano de la infanta Isabel de Trastámara, que como reina pasó a la posteridad como Isabel la Católica, provocó nuevos enfrentamientos con el Reino de Portugal, hechos de armas en los que, nuevamente a causa de su privilegiada posición, el Castillo de Castrotorafe vuelve a ser protagonista, pues en una de las crónicas de la que también fue llamada Guerra de Sucesión de Enrique IV de Castilla, encontramos el relato de la siguiente acción bélica : " …… creyendo el rey don Alfonso encontrar desprevenidos a los moradores de Castrotorafe reunió todas las tropas de que a la sazón disponía, y repentinamente, el 13 de noviembre de 1475, cayó sobre la villa, la tomó y trató de combatir el castillo; pero viendo que la empresa no era tan fácil y advertido de que la Reina enviaba desde Valladolid refuerzos a la guarnición, permitió a su gente robar las haciendas de los habitantes, y con el botín recogido regreso a Zamora”. Este hecho de armas fue determinante en el posterior desarrollo de las acciones bélicas pues el esposo de la Reina Católica, don Fernando II de Aragón, intensificó las negociaciones que para su rendición se mantenían con el alcaide de la amurallada Zamora, don Alfonso de Palencia y Bracamonte, quien había jurado pleitesía a la reina Isabel al tiempo que negociaba con el rey de Portugal, don Alfonso V el Africano. Puerta de doña Urraca, abierta en las murallas de la ciudad de Zamora. Las negociaciones fructificaron cuando el 19 de marzo de 1476 d.C., pocos días más tarde del decisivo enfrentamiento entre las tropas castellanas y las portuguesas en la vega de la villa de Toro, batalla que decidió el final de la Guerra de Sucesión castellana al abandonar el Reino de Castilla el monarca portugués Alfonso V, el alcaide de la plaza, según narra la “Crónica de los Señores Reyes Católicos Don Fernando y Doña Isabel”, solicitó al cardenal Pedro González de Mendoza, el famoso Cardenal Mendoza, consejero de Sus Majestades Católicas y con quien estaba emparentado, que suplicara a dichos príncipes que perdonase a todos los que se le habían opuesto en Zamora, incluido él mismo, y les restituyera todos sus bienes, gracia que obtuvo : “Porque ovo consideracion que era mozo, é había errado mas por ignorancia seyendo engañado por su suegro Juan de Porras, que por malicia é deslealtad: é mandóle restituir sus bienes. E recibió dél la fortaleza, en la qual estaba la cámara é arreos del Rey de Portogal, que dexó allí en guardia cuando partió de Zamora”. Acceso principal del castillo de la ciudad de Zamora. Curiosamente en el acuerdo, además de restituirle todos los bienes que le habían sido confiscados por su apoyo a las pretensiones al trono de Juana de Castilla, apodada la Beltraneja, se le cede “para su seguridad” la villa y castillo de Castrotorafe. Durante el periodo en que la villa estuvo en posesión de don Alfonso de Palencia y Bracamonte se acometieron importantes obras de mejora tanto de las murallas como del propio castillo, las cuales quedaron suspendidas a consecuencia de no ser muy duraderos los pactos firmados entre ambas partes pues a finales del año 1480 d.C., es decir, transcurridos escasos años de su firma, los Reyes Católicos le exigen la entrega de la villa a don Alfonso o Alonso Enríquez de Guzmán, II conde de Alba de Liste. Ruinas del antaño poderoso Castillo de Alba, de los Condes de Alba de Liste. Curiosamente la villa, fruto de los enlaces matrimoniales entre poderosas familias nobiliarias tan característicos de la Edad Media, pasa a formar parte de los dominios de la Casa de Benavente como consecuencia del matrimonio, a finales del siglo XV d.C., de doña Inés Enríquez de Guzmán, hija de Enrique Enríquez de Mendoza, I conde de Alba de Liste, con don Pedro Pimentel y Vigil de Quiñones, hijo de Rodrigo Alonso Pimentel, III conde de Benavente, iniciándose a partir de esa fecha y a lo largo del siglo XVI d.C. una pérdida paulatina de su importancia posiblemente a consecuencia de ese cambio de propietarios dado que sus nuevos dueños contaban con otras posesiones en sus cercanías más adecuadas al estilo palaciego que, tras la conquista de Granada, se va imponiendo entre la nobleza castellana. Ruinas del castillo de los Condes de Benavente en la ciudad del mismo nombre, devastado por las tropas napoleónicas comienzos del siglo XIX d.C. (Fotografía anónima de finales del siglo XIX d.C.) El periodo de prosperidad económica que había disfrutado la villa durante decenios se vio interrumpido hacia finales del siglo XVI d.C. cuando, posiblemente a causa de una gran riada, se hundió el puente que había sido el motor económico de la localidad, arrastrando en su ruina a la propia población. No obstante y a pesar de esa pérdida de protagonismo hay documentos que prueban que hasta principios del siglo XVII d.C. se continuaron realizando obras de mantenimiento, al menos, en el castillo, lo que probaría que la villa seguía habitada aun cuando en una mínima parte, estando las últimas de las que se tiene conocimiento datadas en el año 1604 d.C., quedando a partir de esa fecha el castillo abandonado y la villa totalmente despoblada como señala el siguiente escrito fechado en el año 1688 d.C., cuando los visitadores de la Orden de Santiago anotan en su informe que : "En quanto a la villa de Castrotorafe esta arrasada y sin habitacion alguna sino es la iglesia y esta necesita de muchos reparos y la cerca de dicha villa esta toda aportillada y caida y el castillo y fuerte en quanto a la canteria esta bueno pero la bivienda del palacio que avia en el interior esta arrasada e inabitable y se tiene noticia que en tiempo que fue comendador el señor conde de Benavente dicho palacio se avitaba y en dicho castillo avia armas y tiros y al presente no ay cosa alguna". La última referencia al lugar la encontramos en el año 1712 d.C., momento en que se hace notar que : “La villa despoblada de Castrotorafe que fue la caveza de todo este partido en el qual ha quedado la fortaleza que es buena con sus tres castillos y cuatro muros y la cerca de ellos y el palacio questaba dentro era de calidad ... esta arruinado y destruido que sera menester para volverlo a ser mas de 15.000 ducados.” Como aconteció en otros muchos lugares del antiguo Reino de Castilla el paso por estas tierras de las tropas tanto francesas, que utilizaron la antigua iglesia de la villa como cuartel, como inglesas, significó el expolio de todo aquello que pudiera tener algún valor material y la destrucción de lo que no fuera susceptible de ser transportado, quedando el conjunto, castillo, iglesia y cerca, totalmente arrasado. El resto de su historia es la habitual y, por desgracia, tan repetida en estos casos, la falta de mantenimiento junto al “aprovechamiento de materiales“ propio de los lugares abandonados hizo que el deterioro fuera cada vez mayor, y ello a pesar de haber sido declarado Monumento Nacional por el Gobierno Provisional de la Segunda República Española presidido por don Niceto AlcaláZamora y siendo ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes de España el maestro y periodista tarraconense don Marcelino Domingo Sanjuán, según Decreto de fecha 3 de junio de 1931 d.C. En la actualidad figura en el inventario de la Junta de Castilla y León como Bien de Interés Cultural, en la categoría de Zona Arqueológica, siendo su actual propietaria la Diputación Provincial de Zamora, quien en este siglo ha acometido diversas actuaciones, algunas no muy afortunadas como las realizadas en el año 2005 d.C. al amparo del Plan Director elaborado el año anterior cuyo objetivo era “consolidar la torre central del frente sur del castillo y el cubo de la barrera”, pero cuya imprevisión y deficiente ejecución conllevó el desmoronamiento del cubo de la barrera, estando todas ellas más tendentes a consolidar las estructuras del castillo y rehacer parte de sus muros, que a propiciar su recuperación integral, quedando el resto del recinto fortificado a merced de los elementos que año a año van reduciendo a informes montones de ruinas lo que antaño fueron orgullosas defensas. Y llegados a este punto es el momento de iniciar nuestro recorrido por el despoblado de Castrotorafe, cuyo recinto defensivo ocupa una superficie cercana a los 5.000 metros cuadrados, y en cuyo interior se conservan los restos de la antigua iglesia parroquial, totalmente arruinada por las tropas francesas, y el castillo feudal. EL CASTILLO Y DESPOBLADO DE CASTROTORAFE RECORRIDO : Una vez estacionado nuestro vehículo en uno de los márgenes del camino agrícola que conduce hasta el recinto amurallado de Castrotorafe, debemos encaminarnos hacia la que un día fue una de las puertas de acceso a su interior, la conocida como “Puerta de san Cebrián”, la única que conserva algo de su aspecto original que suponemos sería un gran arco coronado por un adarve protegido por aspilleras y matacanes, flanqueado por sendos cubos defensivos y que dada su situación, abierta hacia la zona llana del exterior, debía ser la comúnmente utilizada para el paso de la gente tanto habitantes del recinto interior como de los alrededores. Camino de acceso a la entrada principal del recinto amurallado del despoblado de Castrotorafe desde la carretera nacional N-630. A uno de los lados de la entrada un pequeño lagunejo nos recuerda que según las antiguas crónicas el recinto de hallaba rodeado de una cava que protegía sus flancos norte y este, los que no se encontraban situados sobre el escarpe rocoso sobre el cauce del río Esla. Esquina sureste (arriba), al pie del barranco que cae hacia el río Esla y protege su flanco sur, y esquina noreste (abajo), abierta a la llanura, de la muralla de Castrotorafe. ARRIBA : Charca, posible resto de la primitiva cava, situada al pie del lienzo septentrional del muro oriental del despoblado de Castrotorafe. DERECHA : Acceso al interior del recinto amurallado del Despoblado de Castrotorafe, del que se conservan únicamente los restos de uno de los muros del portillo de entrada. Exterior (arriba), e interior (abajo) de uno de los cubos circulares que jalonaban el muro oriental del recinto amurallado del despoblado de Castrotorafe. Traspasado el antiguo portillo nos encontramos en una gran explanada, en gran parte utilizada con fines agrícolas, en la que se alzan pequeños restos de las viviendas de los habitantes, si hacemos caso a los censos medievales el recinto podía acoger hasta 400 vecinos aun cuando parece que la cifra real era bastante inferior, protegido por una muralla cuyo trazado es irregular pues su perímetro no consta de tramos rectos sino que se adapta al terreno sobre el que se levanta. Así el lienzo de poniente, que se alza sobre una escarpadura del río Esla, nos permite apreciar el sistema constructivo utilizado pues sobre la primitiva cerca de tapial se recreció el muro, tanto en altura como en espesor, dotándole además de una inclinación hacia el interior a modo de talud. Diversos estudios cifran en que su longitud alcanzaba los 250 metros abriéndose en la misma un pequeño portillo llamado “de la coracha”, pues daba paso a dicho elemento constructivo, generalmente un muro o doble muro que partiendo de la cerca llegaba hasta la toma de agua a orillas del río, la cual solía estar protegida por una pequeña torre albarrana, construcciones de las que no se conservan apenas restos. Restos del muro oriental desde el interior del recinto amurallado del despoblado de Castrotorafe. Restos del muro de los muros oriental (arriba) y septentrional (abajo), desde el interior del recinto amurallado del despoblado de Castrotorafe. ARRIBA : Vista de los restos del muro meridional, a la izquierda se divisa el cauce del río Esla, desde el interior del recinto del despoblado de Castrotorafe. DERECHA : Lienzo sur del recinto amurallado del despoblado de Castrotorafe, en el que se aprecia los restos de un cubo de la muralla ligeramente adelantado respecto a la misma. Barranco que protege parcialmente el muro meridional en su descenso hacia el cauce del río Esla (arriba), y cara exterior del mismo (abajo). IZQUIERDA : Detalle del lienzo sur del recinto amurallado del Despoblado de Castrotorafe en el que se aprecia su aparente elevado riesgo de derrumbe. ABAJO : Vista exterior del ángulo suroccidental del recinto del despoblado de Castrotorafe. Desde la ladera del promontorio sobre el que se alza el recinto amurallado del despoblado de Castrotorafe se aprecia perfectamente la curva que describe el río Esla en ese lugar y que al ser tan pronunciada provocaba la formación de un remanso en la orilla opuesta que fue utilizado para levantar el puente que dio riqueza y prosperidad a la villa. Los estudios arqueológicos han determinado que debió ser construido en el siglo XII d.C., lo que eliminaría la pretensión de ser de origen romano, suposición basada en los errores de diseño que el mismo presentaba pues los pilares sobre los que se asentaban los tableros presentaban perfil poligonal contra la corriente y tajamares triangulares en la contraria lo que les hacía poco efectivos en caso de fuertes riadas, hecho que posiblemente provocó su paulatino deterioro hasta su colapso final a mediados del siglo XVI d.C., aun cuando existen documentos como el redactado en el año 1494 d.C. por los visitadores de la Orden de Santiago que ya indican su ruinoso estado : "Visytamos una puente que está baxo de la fortaleza en dicho Ryo, la cual está cayda, los arcos de ella, salvo tres que están sanos, y todos los pilares de los otros paresçen ençima del agua grand parte; fuemos ynformados que no saben sy se cayó o sy la derrocaron porque no ay memorya de onbres que dello se acuerden" Abertura del muro occidental del recinto del despoblado de Castrotorafe en el que se situaba el portillo de acceso al paso del río Esla. Vista exterior (arriba), del portillo de acceso, y de la curva del cauce del río Esla (abajo), donde se ubicaba el derruido puente. Restos de los pilares del antiguo puente de Castrotorafe solo visibles en periodos de fuerte sequía, en los que se aprecia su poco adecuado diseño, poligonal contracorriente y tajamares triangulares en la contraria. De la importancia económica derivada del cobro de los derechos de pontazgo no olvidemos que, como ya hemos comentado, fue gracias a la donación del diezmo de sus rentas realizada por doña Urraca, viuda del monarca leonés Fernando II, en nombre de su hijo Alfonso IX, el Cabildo de la Catedral de Zamora pudo edificar un claustro de estilo románico tristemente desaparecido a causa del incendio declarado en el año 1591 d.C., y de cuya importante cuantía es buena prueba lo recogido en el ya citado informe de los visitadores de la Orden se Santiago de finales del siglo XV d.C. en el que se señala que : “Si dicha puente se hiziese, rentara esta dicha encomienda Çien mill mrs. Mas, en dende arriba, porque toda la gente que viene de Portugal a las feryas de Castilla venya por ally que el portazgo rendyese mucho”. Para su protección se reforzaron las murallas de esta parte levantando un fuerte cubo al tiempo que se completaba la defensa con una coracha que bajaba hasta la orilla del río y permitía hacer la aguada sin riesgos, lugar donde enlazaba con una torre albarrana destinada a defender esta orilla del puente, encontrándose aguas arriba del mismo los restos de varias aceñas de los molinos harineros que aprovechaban la fuerza de sus aguas. DERECHA : Poderoso cubo situado en el ángulo suroccidental del recinto amurallado del despoblado de Castrotorafe desde el que se controla el cauce del río Esla. ABAJO : Lienzo occidental del recinto del despoblado de Castrotorafe que protege el cauce del río Esla. Talud al pie del muro occidental del recinto del despoblado de Castrotorafe que desciende hasta las orillas del río Esla. Ocupando el ángulo suroccidental del recinto, dominando el cauce del río Esla, se alzan los restos del castillo de Castrotorafe, antaño poderosa construcción disputada a lo largo de siglos por su privilegiada situación. Las obras de construcción del castillo cuyos orígenes históricos, pues existen indicios de que en este mismo lugar se levantaba un castro vacceo, podemos fijar en el reinado del monarca castellano don Alfonso X, el Sabio, momento en el que su hijo bastardo don Juan de Castilla, el de Tarifa, levanta una primitiva fortaleza para controlar el paso del río Esla, se demoraron largos años debido principalmente a los, digamos, continuos cambios de propietarios derivados de los intereses nobiliarios en poseer el lugar. Así, tras un periodo en el que poderosa Orden de Santiago es su propietaria nominal se producen cesiones del mismo, unas veces forzadas y otras “voluntarias’, como acontece durante el reinado de don Pedro I de Castilla quien, para premiar a don Juan Alfonso de Alburquerque, ordena a su hermano de padre, don Fadrique de Trastamara, Maestre de la Orden, ceda la propiedad al noble de origen portugués : Por quanto yo envío rogar por mi carta á vos Don Fadrique Maestre de la Caballería de la Orden de Santiago é a los otros Freyles de la vuestra Orden que se aytaron convusco en el Cuesvo á Cabildo general en el mes de Mayo que agora pasó de la era desta carta que diésedes a Don Juan Alphonso de Alburquerque mio vasallo e mio Chanciller mayor el vuestro Castiello de Castrotoraf con su villa e con su termino que lo toviese de vos para en sus días a vos por cumplir el mio ruego otrosí por ayudas que el dicho Don Joan Alphonso fizo e fará a vos e a vuestra orden tovisteis por bien de dar el dicho castillo. E sobre este Don Bernardo Comendador de Oreja vuestro procurador pidióme merced que vos mandase asegurar é asegurase que despoes de sus días fincara á la Orden libre. Dada en Valladolid a 4 días de Julio de era 1389. propuesta que es aceptada sin dilación por don Fadrique : “Tenía por bien que Don Juan Alphonso toviese de nos é de nuestra Orden para todos los días de su vida el nuestro Castiello de Castrotoraf”. Se considera, por tanto, que el castillo primitivo se encontraba terminado a mediados del siglo XIV d.C., presentando exteriormente planta trapezoidal y estando formado por dos recintos, uno exterior, cada una de cuyas esquinas se refuerza con un cubo de planta circular, y otro interior de contorno paralelo al anterior, en el que se localiza la Torre del Homenaje. El lienzo occidental del recinto del despoblado de Castrotorafe se prolonga hasta enlazar con el castillo que se alza en su extremo noroccidental. El plano esquemático de castillo nos muestra los dos recintos así como las diferentes torres que protegen su perímetro. 1 .- Portillo de acceso 2 .- Entrada principal al segundo recinto 3 .- Torre del Homenaje 4 .- Dependencias palaciegas 5 .- Torre de san Juan 6 .- Portillo de acceso a la coracha 7 .- Aljibe 8 .- Patio de Armas El aspecto definitivo fue resultado de las obras acometidas durante el tiempo en que estuvo en poder de don de don Alfonso de Palencia y Bracamonte quien, posiblemente escarmentado ante el poder de la artillería durante el sitio del castillo de Zamora por las tropas de la infanta doña Isabel I de Castilla comandadas por su esposo don Fernando II de Aragón, del que, como hemos ya comentado, era el alcaide, ordena sean reformadas las torres situadas en los ángulos suroccidental y nororiental para servir como plataformas artilleras. Tras su vuelta a poder de la Orden de Santiago se paralizan dichas obras de transformación, la Guerra de Granada se libra a muchas leguas de distancia y los recursos son necesarios en otras fortalezas más amenazadas por los nazaríes, entrando en una progresiva ruina pues las últimas obras de las que se tiene noticia corresponden a comienzos del siglo XVI d.C., bajo el dominio de los Condes de Benavente, quienes deciden suspender cualquier tipo de mejora o adecuación en el año 1538 d.C. Desde su atalaya, la fábrica del castillo de Castrotorafe domina tanto el viejo poblado (arriba), como el cauce del río Esla (abajo). De su estado de ruina es buena muestra las respuestas que los vecinos de la cercana villa de San Cebrián de Castro dan a las preguntas incluidas en el cuestionario del Catastro elaborado bajo la dirección del Marqués de la Ensenada en el año de 1751 d.C., donde indican en relación con la villa que : " …… en este despoblado se actúa y se opera según lo que coge de territorio su cercado, que lo está todo del derredor de piedra amurallado, con sus cubos, y tiene cuatro puertas arqueadas por donde se entre en él, cada una con su nombre, y tiene de Levante a Poniente cuatrocientos pasos, y de Norte a Sur cuatrocientos y diez, de circunferencia medio cuarto de legua". y respecto al castillo : “Hay un castillo, con su vivienda alta y baja, que está inhabitable. Tiene su atalaya y barbacana, y es propia de los poseedores de la Encomienda de Castro, que hoy lo es el Marqués de Galiano, Caballero del hábito de Santiago, Intendente del Real Sitio de San Ildefonso, y se dice que antiguamente residían en él ocho comendadores, y como hoy no lo ejecutan, está dicha castillo destruido y arruinado por abandono". A pesar de su lamentable estado de conservación todavía imponen sus muros, foso y barbacana, que vamos a intentar recorrer hasta donde nos permitan las vallas que cercan su perímetro. Una valla metálica circunda la vieja fortaleza impidiendo el acceso al interior del castillo de Castrotorafe. El camino de acceso al castillo de Castrotorafe desde la villa (arriba) discurre a través de una amplia hendidura abierta entre dos peñas (abajo). DERECHA : Restos de lo que se cree era la Torre del Homenaje del castillo de Castrotorafe, situada en el ángulo suroriental del recinto interior. ARRIBA : Angulo suroccidental del castillo de Castrotorafe con la llamada Torre de San Juan. IZQUIERDA : Cubo artillero situado en el ángulo suroccidental del primer recinto del Castillo de Castrotorafe al pie de la Torre de San Juan ABAJO : Cubo artillero reconstruido que protege el ángulo suroriental del primer recinto del Castillo de Castrotorafe. Camino (arriba), que salva el foso y sustituye el antiguo puente levadizo de acceso al recinto interior y lienzo oriental (abajo) del castillo de Castrotorafe. Cubo semiderruido a consecuencia de las obras de “consolidación” acometidas, situado en el ángulo noreste del recinto exterior del Castillo de Castrotorafe. Cámara abovedada del interior del cubo artillero situado en el ángulo noreste del recinto exterior del Castillo de Castrotorafe. ARRIBA : Lienzo septentrional del recinto exterior del Castillo de Castrotorafe. DERECHA : Saetera abierta en el lienzo del muro norte del recinto exterior del Castillo de Castrotorafe. Derruido cubo (arriba), e interior abovedado del mismo (abajo), situado en el ángulo suroccidental del castillo de Castrotorafe. Muro oeste del castillo (arriba), en el que se aprecian restos del adarve y los merlones de la primera barrera, y del muro occidental del recinto amurallado (abajo). Abandonamos el derruido castillo sin haber sido capaces de encontrar un hueco en la valla metálica que lo rodea por el que acceder a su interior para encaminarnos hacia los restos de la que fue la iglesia parroquial de la villa, consagrada bajo la advocación, como suele ser habitual en estos recintos, de Nuestra Señora del Realengo, que fue edificada en el siglo XVI d.C. sobre los restos de un anterior templo románico del que no quedan vestigios arquitectónicos sino únicamente su recuerdo junto a la talla románica de la Virgen que la presidía que actualmente recibe culto en la iglesia de la localidad de San Cebrián de Castro, de la que es patrona. Es interesante reproducir la información recogida en el citado cuestionario del Catastro de Ensenada sobre el lugar y el templo : “…… hay con residencia en dicho despoblado solamente un santero o ermitaño, que cuida de la iglesia. Hay una casa, con habitación alta y baja, en la que reside dicho ermitaño. Está separada de la iglesia y sirve para hospedería de la gente que de muchas partes baja a visitar a la Santa Imagen, que en dicha iglesia está colocada y se intitula del Realengo. Cuya casa es propiedad de su Majestad”. pues parece confirmar que a mediados del siglo XVIII d.C. la imagen seguía recibiendo culto en la antigua iglesia. Los restos de la cabecera de la iglesia del despoblado de Castrotorafe se alzan en medio de los campos de labor. Diversos estudios apuntan a que se trataba una construcción levantada en piedra de sillarejo, con una única nave que se cerraba mediante una cabecera plana, desconociéndose cual pudiera haber sido su primitiva distribución interior tras ser arrasada a comienzos del siglo XIX d.C. por las tropas napoleónicas cuando ya, tras el abandono del castillo y de los habitantes de la villa, había sido rebajada a la categoría de simple ermita rural, manteniéndose únicamente en pie de aquella construcción la parte central del muro de la cabecera, una esquina del muro del Evangelio y algunos restos del de la Epístola, lugar en el que suponemos se situaba el acceso a su interior. Las crónicas citan la existencia, junto a la anterior, de una ermita ubicada a orillas del río Esla, pues en el año 1528 d.C. se cita textualmente : “Visitación de la hermita de Santa Marina çerca de la villa de Castrotorafe. Los dichos visitadores mandamos a Pedro de Constante, cura de Castro Torafe, que pues lleva la renta de la dicha hermita, que haga hazer dos esquinas de la dicha hermita, que están caydas hazia la parte del río, las quales haga de cal y canto, conforme a la pared que está echa". De esta ermita no quedan restos visibles ni siquiera se conserva el recuerdo o la memoria del lugar en que antaño se levantaba. Restos de la iglesia de Nuestra Señora del Realengo del despoblado de Castrotorafe. Vista lateral del muro de la cabecera de la iglesia de Nuestra Señora del Realengo en el despoblado de Castrotorafe en la que se aprecia su gran espesor. Vista exterior del muro de la cabecera de la iglesia de Nuestra Señora del Realengo en el despoblado de Castrotorafe. IZQUIERDA : Vista del interior del muro de la cabecera de la iglesia de Nuestra Señora del Realengo en el despoblado de Castrotorafe con restos del primitivo enfoscado. ABAJO : Restos de la esquina del muro del Evangelio y el hastial de de la iglesia de Nuestra Señora del Realengo. Restos del muro de la Epístola, lugar en el que probablemente se situaba la puerta de acceso a la iglesia de Nuestra Señora del Realengo. Para concluir nuestro recorrido por el despoblado en el que entre los surcos del labrantío afloran restos de las modestas viviendas de los habitantes del lugar, hagamos un pequeño comentario sobre las murallas que rodean este antiguo despoblado y que debido a su mal estado de conservación permite apreciar la técnica constructiva que posibilitó su erección, y que como ya comentamos no es otra que el aprovechamiento de la vieja cerca de tapial, aquella que en teoría fue ordenada demoler por el monarca Alfonso VII de León, como núcleo de la misma que fue reforzada con un muro de mampostería a base de cal y canto dotado de una cierta inclinación hacia el interior de la villa, y coronada por un adarve protegido por merlones prismáticos, alcanzando su mayor altura no en la zona más expuesta, la que se abre hacia la llanura, cuya defensa quedaba encomendada a un talud terrero y un pequeño foso, sino la situada en el escarpe del río Esla, y en la que se abrían las tres puertas ya citadas, la abierta hacia la llanura, por la que accedimos al interior, la que comunicaba la villa con el puente, situada en el muro occidental, y el portillo que comunicaba con la coracha, estimándose que al menos existían otras dos puertas o portillos, abiertos en los muros oriental y meridional. Hueco de la muralla (arriba) en el que se aprecia el refuerzo de los muros a base de piedra de mampostería, y lienzo de la misma (abajo) inclinado hacia el interior. Acceso al adarve de la muralla (arriba), y vista desde el cauce del río Esla del lienzo meridional (abajo). Interior de los lienzos oriental (arriba), y septentrional (abajo), de las murallas del recinto del despoblado de Castrotorafe. Lienzos que conforman la esquina nororiental de las murallas del recinto del despoblado de Castrotorafe. Para concluir nuestros comentarios un suceso relacionado con la historia de la localidad pues en el año 1351 d.C. el rey Don Pedro I de Castilla ordenó al Maestre de la Orden de Santiago que le fuera entregada la fortaleza a don Juan de Alburquerque, Canciller Mayor del Reino de Castilla, quien, tras caer en desgracia ante el rey, fue obligado a entregar esa posesión a don Men Rodríguez de Sanabria, hecho que provocó su huida a Portugal para unirse a la causa de los Trastamara, y, tras obtener el perdón real y teóricamente reconciliado con el monarca buscó refugio en Medina del Campo, villa en la que falleció en el año 1354 d.C. envenenado, según cuenta la Crónica del Canciller Ayala, por orden del propio monarca. Esas mismas fuentes señalan que el rey Enrique II de Trastamara, tras asesinar vilmente a su hermano de padre y legítimo monarca don Pedro I de Castilla, ordenó arrasar el castillo como represalia al apoyo que aquél había prestado a este último durante la guerra que los enfrentó, no obstante dicho hecho parece altamente improbable máxime cuando el hijo del Canciller asesinado, don Fernando Alonso de Alburquerque, fue nombrado como premio a su apoyo, Maestre de la Orden de Santiago, propietaria de la villa. Y por el mismo lugar por el que accedimos al recinto horas antes, no se puede olvidar que su perímetro supera el kilómetro de longitud abarcando una superficie cercana a los 5.000 metros cuadrados, recordando que dado que en el mismo no existe posibilidad alguna de adquirir suministros líquidos o sólidos, y que se trata de un despoblado en el que las sombras escasean, se debe visitar bien provistos de agua, alimento y cubrecabezas. Restos de los muros que conforman la esquina nordeste del recinto del despoblado de Castrotorafe. Este trabajo es una versión corregida del publicado en Oviedo el 24 de febrero de 2011. - Festividad de San Sergio de Capadocia, mártir. Colonia Lindavista – Estado de México, a 24 de febrero de 2016, festividad de san Evecio, mártir. José María Duchel de Mumbert.