tema 21.- el arte contemporáneo en españa

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UNIDAD 21: EL ARTE CONTEMPORÁNEO EN ESPAÑA.
Pintura:
Pablo Ruiz Picasso (Málaga 1881, Mougins 1973)
Introducción:
Pablo Ruiz Picasso es la máxima figura del arte del siglo XX. La personalidad de Picasso
desborda la escena pictórica, no sólo española, sino de toda la cultura occidental.
Su obra señala un compromiso con los problemas de los hombres de la época en que
vive el artista.
Considerado un renovador incansable, es difícil encontrar una línea en la evolución de
su arte, más perceptibles son las rupturas, incluso la apertura de fronteras nuevas en
diferentes momentos. A pesar de las dificultades que ofrece cualquier intento de
sistematización de su obra, no existe otro medio de acercamiento más clarificador que
la exposición de las etapas de su producción, con el agravante de que Picasso, no es
respetuoso ni siquiera con su propia obra, no abandona totalmente su conquistas y
puede encontrarse un cuadro cubista o expresionista años después de haber ensayado
otras fórmulas estéticas.
Etapas:
Época de aprendizaje:
Su aprendizaje evidencia un ritmo vertiginoso.
A los 14 años domina el dibujo y el color con la maestría de Rafael, como muestran los
cuadros de este periodo que conserva el museo de Picasso de Barcelona.
A los dieciséis pinta la tela “Ciencia y caridad”
y a los diecinueve decora con veinticinco retratos los muros de la taberna barcelonesa
“Els Quatre Gats”, en la que forman tertulia Nonell, Eugenio D’Ors, Miguel Utrillo y el
que será su íntimo amigo Sabartés;
A los 23 se establece definitivamente en París, donde ya había estado en tres ocasiones
y se impregna primero del espíritu de Toulouse Lautrec y más tarde del fauvismo de
Matisse.
En estos dinámicos años juveniles encontramos ya en la vida y temática picassianas un
humanismo del que no abdicará nunca apoyado en la intensidad de su trato y
preocupación por el mundo de los humildes.
En Barcelona vive en el barrio cercano al puerto, del que le atrae el ajetreo de los
hombres sencillos. En París se instala en el Bateau Lavoir, en la vecindad de los
cenáculos de pintores y filósofos y de los centros nocturnos. Le repele la vida
contemplativa y prefiere el contacto con la sociedad. Repasando sus carteles de niño y
adolescente llama la atención la insistencia en el tema de los mendigos y desvalidos, en
algunos dibujos alcanza una intensidad dolorosa casi expresionista.
La etapa azul: (1901-1904)
En primavera de 1904, Picasso se instaló definitivamente en París, en el corazón de
Montmarte. En 1901, la trágica muerte de su amigo Casagemas supone un cambio
importante en su vida y en la forma de concebir su obra. A partir de este momento, se
inicia el llamado periodo azul (1901-04) del que la obra “la planchadora” es un
ejemplo genuino.
El sentimiento patético domina su primer estilo personal de la época azul. El azul es
interpretado como el color de la tristeza y la melancolía.
En los retratos de 1896, uno de ellos totalmente compuesto con gamas azuladas,
meditó sobre la capacidad simbolista de este color. Pero es definitivamente en París
(entre 1901-1904), donde construye, mediante una monocromía azul elegida por su
atmósfera calmante, su capacidad para resaltar la melodía de las líneas y su esencial
simplicidad.
El Picasso de los veinte años se ve acometido por la desesperación y contempla la vida
desde un ángulo pesimista que le inclina a la denuncia de las miserias, mendigos y
mujeres vencida por la vida, trágicos ciegos, figuras tristes de cabezas tronchadas,
componen su iconografía.
El símbolo de este mundo melancólico será el circo ambulante, con sus juglares
errantes, hambrientos y demacrados.
Incluso las “maternidades”, como la del museo Picasso de Barcelona, de 1903, rehúyen
cualquier connotación de alegre ternura para plasmar la inquietud por la salud o la
alimentación del hijo. El dibujo es severo, los elementos del cuadro los imprescindibles;
en las raras ocasiones en que el pintor prescinde del color, como en el estremecedor
aguafuerte de la “la comida frugal” en el que el alargamiento anguloso de los brazos,
manos cabezas, transparenta el influjo de el greco.
A este periodo pertenecen obras como la celestina, la planchadora, la vida, los
mendigos a orillas del mar y el viejo judío.
Época rosa: (1905)
Su estado depresivo mejoró y el suave color rosa con toques azul grisáceo dominó en
sus cuadros de gran delicadeza. (Maternidad)
Más que por una modificación del cromatismo se distingue por la evolución desde las
formas angulosas escuálidas a las más graciosas y llenas y a los rostros que expresan
una indiferencia sosegada; el dibujo se basa en la rapidez vívida de las líneas, en los
resúmenes expresivos. Durante varios meses insiste en el tema de los arlequines,
dotados de una romántica melancolía.
Se interesó por los artistas ambulantes del circo a los que pinta con melancolía:
saltimbanquis, el joven acróbata y niño muestran unas figuras tranquilas e
indiferentes. Insistirá en el tema de los arlequines.
Época negra o precubista: (1906-1907)
En el año 1906 conoce a Matisse y su obra, que influye en el enriquecimiento de su
paleta, pero sabe que sus mendigos azules y sus arlequines rosas carecen de la
vivacidad cromática del gran maestro francés y no piensa que su camino esté en
explorar la sensualidad del color, sino en la creación de un mundo de formas severas,
independientes de la naturaleza. A ello es estimulado por una exposición que ve de
escultura negra y por el estudio de los antiguos relieves ibéricos y el arte egipcio, que
se le revelan como formas de expresión con orígenes emotivos antes que intelectuales.
Pasa el verano de 1906 en Gósol y comienza junto a la distorsión grequiana de
algunas figuras la petrificación de los rostros y la esquematización arquitectónica de
las figuras.
Estaba naciendo el cubismo, cuyo manifiesto es las “Chicas de la calle Aviñón” iniciada
en 1906 y terminada al año siguiente, obra que rompe con el arte amable de Matisse e
introduce a la pintura en un mundo demoníaco y mágico. El título se refiere a un
burdel de la calle D`Avinyó en Barcelona. Se trata de cinco mujeres desnudas en
posturas inexplicables y con rostros desfigurados que recuerdan las máscaras
africanas. En primer plano hay un sereno bodegón. Los cuerpos están geometrizados y
pintados de rosa.
Época de cubismo: (1908-1917)
En las “Chicas de la calle Avinyó” al influjo de la escultura negra y del arte ibérico se
añade el impacto de Cézanne, del que en 1907 se celebra una exposición
conmemorativa. En las cabezas puede distinguirse una gradación creciente de la
geometrización, pero no es todavía plenamente un cuadro cubista; una cristalización
más acusada de las formas puede encontrarse en los paisajes de Horta de Ebro, del
verano de 1909. En los años siguientes el cubismo se somete a una serie de ensayos y
pasa por varios períodos;
-
Analítico, junto con su amigo braque desarrolló la primera fase del cubismo,
conocida como cubismo analítico. Picasso pintó preferentemente instrumentos
musicales, naturalezas muertas, paisajes y retratos como:
o La fábrica de Horta de Ebro,
o
Retrato de Ambrosio Vollard.
o El hombre del acordeón.
-
Transición al cubismo analítico: En 1912 introdujo la técnica del collage en:
Naturaleza muerta, y Naturaleza muerta con silla de rejilla, iniciando la transición
al cubismo sintético.
-
Sintético, tras la ruptura de líneas del objeto del primer período se acentúa en el
cubismo sintético el recelo del color y Picasso utiliza para las perspectivas la
proyección de los planos y la transparencia;
Etapa clásica: (1918-1924)
La paz en los años posteriores a la primera guerra mundial, un viaje a Italia y el
contacto con los ballets rusos, abren una etapa clásica.
En este momento, coexisten en la obra de Picasso dos tendencias muy diferentes, un
estilo cubista sintético, como en dos versiones de “tres músicos” del 1921, un óleo
alegre y decorativo por su color brillante y cálido, y un estilo clásico basado en la línea
y el modelado simplificado, a la manera de ingres, como en “tres mujeres en
primavera” o “madre e hijo”, con figuras gigantescas y pétreas modeladas como
esculturas.
Desarrollò este estilo tras quedar impresionado por la escultura romana y giotto
mientras estaba en Italia preparando decorados para el ballet ruso de diaghilev. Allí
conoció a Olga Koklova, con quien se casó y tuvo a su hijo Pablo de quien realizó unos
tiernos retratos.
En Italia, Picasso contempla las obras de la Roma antigua, Pompeya, el Renacimiento.
Es el momento creador de las máscaras en las que con un dibujo portentoso inmoviliza
la expresión mientras se limita a apuntar las otras partes de la figura. En las danzas de
los ballets rusos estudia la esencia del movimiento, que le inspira pinturas de ritmos
agitados (tres bailarines 1925).
Las metamorfosis (1924-1035)
A partir de 1924 Picasso se ve influido por el surrealismo. Su pintura se puebla de
monstruos y seres diabólicos, reflejo de sus preocupaciones por los problemas del
mundo moderno. Su “mujer sentada al borde el mar”, de 1927, es una figura terrible y
amenazadora. Entre 1929 y 1931 realiza la serie de aguafuertes para las
“metamorfosis de Ovidio,” con monstruos marinos de un expresionismo surrealista.
En 1935 regresa a España y en los aguafuertes de la Tauromaquia se ve la influencia
española del tema del toro y la corrida. Continúa con el tema del minotauro.
A partir de 1925 la temática cambia y algunos tratadistas hablan de una fase
surrealista, en efecto el pintor español muestra por entones una gran admiración por
los escritos teóricos de Breton y por la obra de Miro y Tanguy.
Pero en él, la representación de lo onírico no pasa de serán ensayo, un intermedio. Su
“Mujer sentada al borde del mar” de 1929, coincide con el estallido de la gran
depresión económica que se inicia en los Estados Unidos. Para Picasso, la pintura es un
conjunto de signos y la metamorfosis o modificación de las formas el equivalente a
una metáfora, un lenguaje con el que se exprésalas angustias de la época. Se
desenvuelve esta “de- formación” dentro de los presupuestos del expresionismo,
aunque en ningún momento se ate a una disciplina de escuela ni siquiera llegue a una
relación personal con otros metros expresionistas. Hasta 1929 las metamorfosis
basaban en curvas y elipses, desde ese momento la figura humana es una estructura de
trazos angulosos y agudos de una violencia que refleja un espíritu atormentado.
Etapa de la Guerra Civil Española: (1936-1939)
Cuando estalla, Picasso toma partido por los republicanos. El dolor de la guerra se
refleja en su pintura, dentro de los presupuestos del expresionismo, como “mujer
llorando”, de trazos angulosos y violentos y colores ácidos. El dibujo destierra las
curvas demasiado conciliadoras. Los volúmenes son quebrantados por coléricas
deformaciones, y el monumental Guernica pintado por encargo del gobierno
republicano español para la exposición de parís de 1937. El cuadro fue una denuncia
contra la destrucción de la ciudad vasca de Guernica en abril de 1937 por los nazis y
se ha convertido en símbolo del horror de la guerra civil y de todos los crímenes
contra la humanidad del siglo xx. Es un mensaje de terror y resistencia, el Guernica
combina formas y técnica cubistas, en una serie de planos quebrados blancos, negros y
grises, con la simbología del surrealismo y las deformaciones expresionistas. Introduce
motivos de la cultura española, como el terror, seguramente relacionado con el miedo
al minotauro con la materialización de lo irracional. Si el toro se identificación el
fascismo, el caballo agonizante sugiere el tormento del pueblo español.
La posguerra civil española y la la segunda guerra mundial (1940-1944)
Hizo que se afiliara la partido comunista francés en 1944.
Al terminar la guerra española, la Segunda Guerra Mundial sigue pidiendo a Picasso
símbolos del sufrimiento. “Gato y pájaro”, de 1939, con el vientre del ave desgarrado
por la poderosa dentadura y las zarpas del gato, se sitúa en ese nivel de queja, más
intenso en el “Cráneo de buey” de 1942, ante una ventana cerrada, muerte soledad,
desesperanza, cuadro en el que el dolor por la guerra se intensifica con la muerte
reciente de su amigo, el escultor Julio González.
La segunda postguerra (1945)
Señala otro paréntesis de la tensión testimonial. Picasso llena las telas con bacones
abiertos al azul del mediterráneo, con palomas o temas pastorales. Es la época de
antibes, los cráneos y las cabezas de toro son sustituidos por fabulas alegres. Después
de 1945 se instaló en el sur de Francia y su pintura se volvió más alegre y optimista,
realizando muchos retratos y obras pacifistas como “la paloma”.
En los años cincuenta,
La guerra de Corea inicia una nueva fase expresionista. “Matanza en Corea”, se
continua en los años sesenta con la extraordinaria serie de Las Meninas contrapunto
de las concepciones espaciales y humanísticas de Velázquez, da diferencia del siglo
XVII ni el espacio es lo que la vista contempla ni los seres humanos son por dentro
como un rostro correcto pudiera sugerir. Hizo obras de denuncia como masacre en
Corea, de 1951, inspirada en Goya.
En los últimos años
Picasso cultiva con intensidad los grabados y las cerámicas en las que puede fundir
animales formas geométricas y desde el cubismo al expresionismo e intenta en alguna
figura de niño resumir la dualidad de la existencia. El dolor y la alegría, la
desesperación y la esperanza.
Su visión del arte fue muy personal y libre, cambiando de estilo con frecuencia y
mostrando complejas interconexiones de ideas e invenciones. Se dedicó a la
interpretación personal de obras de los grandes pintores, como Delacroix (/mujeres e
argel) Courbet y especialmente de las meninas de Velázquez. En su vejez siguió
manteniendo una extraordinaria actividad.
Picasso no ha tenido discípulos pero ha ejercido una enorme influencia sobre los
pintores contemporáneos.
Otras figuras de talla universal destacan sobre el inmenso y rico panorama y creador
plástico de la España del siglo XX. Nombres como Juan Gris, Miró, Dalí, Tapies o
Antonio López, encabezan y deciden movimientos plásticos definidores del rápido
transcurrir del pensamiento y sensibilidad de la sociedad de este siglo.

Joan Miró (1893-1983)
Es uno de los mejores pintores de este siglo.
Su obra inicial, esencialmente mediterránea, está llena de luz, sencillez y alegría.
Después de breves escarceos en el cubismo y en el dadaísmo termina por encontrar en
París, tras profunda crisis interior, su verdadero camino en una línea imaginativa,
surrealista y tremendamente lírica que nunca abandonará. Joan Miró será el máximo
representante de la corriente antiobjetiva o poética del surrealismo.
Su pintura, estaba llena de fantasía, alegre, lúdica, lírica (el cielo, las estrellas, la
música…) su estilo se hizo cada vez más simple y personal, con formas biomorficas
dibujadas de manera infantil, como modo de liberación. Empleó el automatismo
psíquico en pintura, pintando de forma intuitiva y dando rienda suelta al
subconsciente del artista al prescindir de la guía de la razón.
Se caracteriza por sus líneas y formas que reproducen signos e ideogramas y sus
colores puros y tintas planas que recrea una atmósfera onírica y mágica.
De la primera época, altamente incisiva, data su “Carnaval del Arlequín”. Poco después
muestra sus primeras esculturas- objeto, y después de iniciarse en la litografía pinta
grandes mosaicos – murales y decoraciones teatrales.
Su “Tierra labrada” es el enunciado de su programa vital. En 1924 se relaciona con
Breton y los surrealistas, lo que termina por reafirmar su cauce de acción irreal,
infantilmente onírico. El mismo Breton dice de su surrealismo visceral, genuino Miro
es probablemente el más surrealista de todos nosotros”.
En 1950 hace los mosaicos murales del palacio de la UNESCO en parís.
Desde 1956, reside en palma de Mallorca, donde continúa su labor, principalmente de
litografías y aguafuertes.
Su última fase, terriblemente sintética, reduce la expresión a una sola línea
desarrollada sobre un color único.
La obra de miró con todo, se resiste a la clasificación; su pintura fresca, irreal, y por
encima de todo, inocente produce la inexplicable fascinación de haber encontrado el
descanso, la alegría, el sortilegio hecho “luna, pájaro o niño”.

Salvador Dalí (1904-1989)
Es junto con Picasso y miró, uno de los más universales y debatidos pintores españoles
del siglo xx.
Salvador Dalí ha sido el más genial provocador del público, con sus dichos, en
ocasiones prodigio de automatismo irracional, y con sus escritos, como en “Vida
secreta de Salvador Dalí” donde establece el método del análisis paranoico crítico.
Inconformista radical se marchará pronto de la escuela de bellas artes de Madrid por
juzgar incompetentes a sus profesores y en parís se alistará a la tendencia surrealista a
partir de 1929.
Aunque su actitud megalómana y provocadora, así como su desmedido amor al dinero,
escandalizó a los surrealistas, que lo expulsaron del grupo en 1933. Otro motivo de
alejamiento fue la simpatía que mostró al bando franquista durante la guerra civil
española.
Las características de su obra se pueden resumir en dos líneas maestras: surrealismo y
provocación.
Su obra siempre inquietante, esta con frecuencia muy próxima al lenguaje oral
poético, y a veces, narrativo- cinematográfico. Hay un intento de romper los valores
espaciales característicos de la pintura y adentrarse en los temporales más propios de
la literatura.
Lo más auténtico del arte daliniano debe buscarse en sus alucinantes perspectivas de
“premoniciones de la guerra civil” o “tentaciones de san Antonio” con una concepción
de los espacios vacíos similar a la de su famoso “cristo” y a la de la “asunción”.
Utilizo el método paranoico – crítico, sustituyendo la pasividad de la pintura
automática por la representación de imágenes oníricas seleccionadas subjetivamente y
pintadas de manera realista. En sus lienzos dio realidad a sus delirios y obsesiones,
aplicando el método paranoico- crítico de su invención.
El estilo de su pintura se caracteriza por la excepcionalidad de sus cualidades plásticas.
Su dibujo académico, de gran exactitud y su realismo fotográfico se deja
intencionadamente influir por el renacimiento y el barroco y sus espacios desiertos
recuerdan las influencias de chirico.
La distorsión, descomposición y alargamiento de las figuras resultan inquietantes y
ofrecen un dramatismo extraordinario. Introdujo elementos tales como relojes y
formas blandas, formas fálicas, insectos, huesos, etc., de claras connotaciones sexuales
Además esta la luz, esa luz clara, transparente y limpia que caracteriza su obra y que
Josep Pla ha señalado como la del alto ampurdam en el que vivió su infancia y
adolescencia, y que acabo instalándose definitivamente en su obra.
Desde los años cincuenta pintó obras que combinaban el surrealismo y el
academicismo y que influyeron en el hiperrealismo.
ya en trabajos iniciales, como “muchacha en la ventana, de 1925, donde la concreción
del dibujo, de la composición y del color hace pensar en una obra clásica, sorprende su
intento de ruptura con los convencionalismos usuales al situar a la muchacha vuelta
de espaldas al espectador.
Su primera etapa surrealista es furiosa y acida, las formas se alargan, se descomponen
o resultan de apariencia equívoca como en la “la persistencia de la memoria de 1931”,
en el “ángelus arquitectónico” de 1933, “en la premonición de la guerra civil”, de 1936
o en “el simulacro transparente de la falsa imagen” de 1938.
En los años 40 se instaló en estados unidos y a partir de entonces, su pintura se volvió
más conservadora. Se tornara grandiosamente barroco y sus obras “leda atómica” o “el
cristo de san juan de la cruz” estarán imbuidas de un sentido del espacio y de la
composición más clásico, pero siempre inquietante. Sus últimas obras tienen, a veces
carácter histórico como el “sueño de Cristóbal colon de 1959”, y otras rinden tributo al
arte “pompier” del siglo pasado, como la pesca del atún, posiciones, ambas,
radicalmente opuestas a las corrientes contemporáneas.
Dalí abandona, prácticamente, la pintura en 1982, al morir su musa y compañera gala
eluard.
ESCULTURA:
GARGALLO PABLO, Maella 1881 - Reus 1934
Su educación discurre en Barcelona. Su primer maestro fue Eusebio Arnau, uno de los
artistas más destacados de su tiempo. Antes de cumplir los veinte años se inscribe en la
Escuela de Bellas Artes de la Lonja, donde Venancio Vallmitjana es su profesor de
escultura.
Fuera de las clases, canaliza sus inquietudes culturales en el café "Els Quatre Gats",
donde conoce a Nonell, Canals y Picasso.
En un primer momento sigue las pautas del realismo.
A comienzos de siglo, se instala en parís durante un año gracias a una beca que le
otorga la escuela de bellas artes. la obra de Rodin le causa gran impresión por aquel
entonces. En la ciudad de las luces entra en contacto con Max Jacob. Su estancia en la
capital gala provoca un giro en su arte, que se decanta por las formas del Cubismo.
Estando en Madrid trabajó como medallista al igual que Querol. Por esta época otro de
los trabajos que le asignan es la realización de las esculturas que decoran el hospital
de Sant Pau i Santa Creu de Barcelona.
En 1907 vuelve a parís y experimenta por primera vez con el metal recortado en la
ejecución de una obra que titula “pequeña máscara con mechón”.
Desde entonces esta técnica se convierte en una referencia constante en su obra.
Cinco años después regresa a París y vuelve a encontrarse con Picasso, además de
entrar en contacto con otros autores como Manolo Hugué, Gris y Apollinaire, entre
otros. En estos años, debido a sus problemas de salud realiza obras de formato pequeño
como joyas. Además de su labor como escultor, llevó su arte a las aulas. Sin embargo,
en 1923 abandona su faceta docente al secundar a unos profesores que habían sido
despedidos. Desde entonces su actividad artística es prolífica. El uso del metal fue
fundamental en su obra, así como la concepción del espacio. En este sentido, evita los
volúmenes, y se decanta por los huecos, al igual que por las formas cóncavas. La
iluminación adquiere un sentido especial en su obra. de Julio González aprendió la
técnica de la soldadura autógena. Zaragoza cuenta con uno de los mejores exponentes
de su obra: el museo de pablo gargallo, abierto en 1985.
Entre sus obras destacan la “gran bailarina”” y “el profeta”
Gargallo descubre primero en las chapas de hierro su configuración geométrica, pero
pronto llega a aprovechar los espacios vacíos y a dotarlos de fuerza, lo mismo que a las
aristas. “el profeta” su obra más conocida, ofrece formas cubistas pero se mueve dentro
de los presupuestos espirituales del expresionismo. La potencia sugeridora de Gargallo
es admirable; las obras de los años veinte enseñan los músculos en los huecos, los
rasgos del rostro en las aristas el volumen por medio de placas curvadas.
EN manos del escultor aragonés el espacio atrapado por los planos y las varillas de
hierro se convierte en un elemento expresivo de primer orden, dando lugar a una obra
de amplios registros que abarca tanto la gracilidad de su bailarinas y arlequines como
la intensa gravedad del “el profeta” sin olvidad su espléndida serie de retratos. Si la
sustitución de la masa pro el vacío constituye la más violenta ruptura con el concepto
tradicional de la escultura, también se debe a los escultores cubistas la ampliación sin
límites de los materiales a utilizar. La madera, el hierro, la chapa metálica, el cartón, la
superficie de cristal, sustituyen al bronce y mármol tradicionales.
Chillida, Eduardo
San Sebastián, 10 de enero de 1924 – San Sebastián, 19 de agosto de 2002
Inicia estudios de arquitectura que no acabará nunca.
En 1948 viaja a París, donde entabla amistad con Pablo Palazuelo.
En 1950 vuelve a San Sebastián, al año siguiente se instala en Villaines-Sous-Bois,
un pueblo francés.
En 1952 se instala definitivamente en España. Se autocalifica como arquitecto del
vacío. Su obra se inspira en la naturaleza. El igual que Gargallo y Julio González,
emplea el hierro forjado, aunque utiliza también otros materiales como madera,
granito, hormigón e incluso alabastro. Fiel admirador de la escultura de Brancusi;
se ha señalado que su obra se mueve entre las influencias del arcaísmo griego y de
la escultura contemporánea de Henry Moore. Junto a Jorge Oteiza es el escultor
vasco más destacado del siglo XX.
Asumió ciertos aspectos neoconstructivistas cercanos al Mínimal. Sin embargo, el
carácter manual de sus piezas les aleja de la estética industrial de los
estadounidenses. Aparte del hierro, Chillida, uno de los escultores más importantes
del momento, ha trabajado también con maestría el hormigón, la madera y el
alabastro.
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