LA VANGUARDIA DOMINGO, 25 FEBRERO 2007 “Eduardo sufrió tres tragedias. la primera fue la venta de su querida fábrica de Villaverde a Chrysler en 1969. La segunda fue la suspensión de pagos en 1980, que constituyó un mazazo para su orgullo (...) La tercera, la peor, fue la enfermedad incurable que en 1961 se le declaró a su hijo Eduardo-Javier (...) En mayo de 1991, la revista ‘Motor’ publicó unas reflexiones de Eduardo. ‘Hace unos cuantos años, un periodista me preguntó: ¿qué ha significado el motor para la humanidad?’. Eduardo dinero 27 recordaba los servicios prestados por el caballo, pero insistía en que el motor había sido el libertador de la humanidad. ‘En mi juventud veía salir de Orense trenes cargados de hombres rumbo a Castilla a ganar un jornal segando trigo de sol a sol bajo el asfixiante sol del verano’. El motor había permitido la invención de grandes máquinas segadoras de trigo y cortadoras de caña. Éstas eran conocidas como ‘libertadoras’.” De ‘Barreiros. El motor de España’ Un motor para España El historiador Hugh Thomas reconstruye la portentosa biografía de Eduardo Barreiros ‘Barreiros. El motor de España’ Hugh Thomas TRADUCCIÓN DE MARIANO ANTOLÍN PLANETA. BARCELONA, 2007 696 PÁGINAS, 29 EUROS Justo Barranco in duda, la historia de Eduardo Barreiros (1919-1992) es la de un hombre que encontró oportunidades en cada adversidad. Que, donde otro habría abandonado, él obtuvo sus mayores triunfos: baste el ejemplo de la construcción de un dique en El Grao, en Castellón. Su idea sobre cómo ejecutar las obras era diferente de todos los demás: las autoridades portuarias habían supuesto que para construir el dique se necesitaría usar un pequeño ferrocarril para transportar la piedra necesaria. Una grúa traspasaría la carga del tren a camiones ligeros. Pero esto habría resultado muy caro: Barreiros pensó que se podría hacer con camiones reduciendo un 15% el coste estimado por los demás. Las autoridades de Castellón desconfiaban: creían que los camiones no serían capaces de dar la vuelta sobre el dique, de sólo cuatro metros de ancho, tras depositar la carga. Barreiros lo resolvió con una simple plataforma giratoria. No sólo eso. En las obras de Castellón, Eduardo tenía dos camiones que usaban gasolina normal y cuyo funcionamiento resultaba muy caro, además de que la gasolina estaba racionada y en el mercado negro costaba el doble. Eduardo sospechaba que sus camiones se podían modificar fácilmente para que funcionasen con gasoil, que costaba un séptimo que la gasolina y no estaba racionado. Los expertos a los que consultó sobre la dieselización lo consideraron una locura, pero él tendría razón y la transformación de motores de gasolina a diésel se convertiría en su actividad principal. S Operación de exportación de 450 autobuses Barreiros Diesel desde el puerto de Tarragona en 1968 No sería su única decisión acertada, aunque también las habría equivocadas, como muestra Barreiros. El motor de España, una biografía del industrial escrita por el historiador británico Hugh Thomas. Una biografía que, dada la trayectoria de Thomas, funciona como un pequeño tratado de historia de España. Por lo que respecta a Barreiros, el retrato es el de un innovador perpetuo, una persona inteligente y generosa y un hombre volcado con el trabajo hasta límites no necesariamente recomendables. Y, por cierto, el de un señor que no tuvo particular suerte con un gobierno, el franquista, instalado inicialmente en la autarquía y que prefería sustituir la iniciativa privada a espolearla: las ne- gativas a los proyectos de Barreiros eran continuas en favor de empresas como Seat o Enasa y sus Pegaso. Hasta que descubrió que la amistad, el amiguismo, podía ser tan necesario como el talento y el trabajo. Nacido en 1919 en un pequeño pueblo de Orense, Eduardo Barreiros pasó de colaborar en la pequeña empresa de transportes de su padre a poner un taller para reparar y transformar motores una vez regresado de la lucha en la Guerra Civil. Llegarían luego las contratas de obras públicas y, a partir de ahí, la transformación de motores de gasolina en diésel. En 1952 decidió marchar a Madrid. Sería el comienzo de un ascenso meteórico, pero él trabajó como siempre: su personal se pre- ‘¡A escena! Lo que el teatro aporta a la comunicación empresarial’ Mercedes Segura Barreiros comenzó a transformar motores de gasolina a diésel para ahorrar en la realización de un dique Introdujo departamentos psicotécnicos en sus factorías y confió mucho en la publicidad guntaba cuándo dormía, cuándo comía, cuándo veía a su esposa. El INI le negó la posibilidad de producir tractores y camiones, pero su gran oportunidad llega en 1957: el Ministerio de Defensa portugués necesita 300 camiones nuevos. Se enfrenta en el concurso a Mercedes y Bedford. Él mismo conduce su prototipo en las pruebas, atreviéndose a desniveles del 90%, que ninguno más quiso enfrentar. Ganó. El Ministerio cedió y le permitió fabricar 1.500 camiones. Barreiros pensó: “A ver quién me para después”. Así, lograría hacer una demostración de su camión ante Franco, al que le contó de sus dificultades para los permisos: “¡Barreiros, adelante, adelante!”, fue su respuesta. El barato y resistente camión de Barreiros demostraría ser más adecuado para la España de la época que el de Pegaso, que costaba el doble. La empresa no cesó de expandirse: llegarían acuerdos con Hanomag, de Hannover, para fabricar tractores, o con la británica AEC para fabricar autobuses. También fabricó motores marinos, furgonetas y nuevos motores con notable éxito. Las exportaciones a medio mundo supusieron miles de millones de pesetas para España. Entre sus innovaciones, departamentos psicotécnicos y publicidad, con grandes presentaciones en lugares como en el Grand Palais. Para los coches, Barreiros se asociaría con Chrysler, fabricando así coches Simca y Dodge. Con Chrysler hubo un choque total de culturas de trabajo, y a finales de 1967, Chrysler se haría con el control de Barreiros Diésel. En los años 80, tras la dolorosa suspensión de pagos de su inmobiliaria Cefi, ofreció sus servicios a Arabia Saudí y luego a Cuba. “Lo que hice en España lo puedo repetir”. Le aceptaron en la isla, donde desarrolló una industria automotriz. Luego, pensó en Israel, China o Angola, pero falleció de un fallo cardiaco en 1992. Su epitafio podría ser una frase de otro creador de motores: “Donde no hay visión, los hombres perecen”. ‘Reivindicar el desarrollo’ Ha-Joong Chang e Ilene Grabel EMPRESA ACTIVA. BARCELONA, 2007 ‘Prevención de Riesgos Laborales en España’ Juan Antonio Esteban y José Luis Ramírez (coords.) 158 PÁGINAS, 10,50 EUROS PRENTICE HALL. MADRID, 2007 208 PÁGINAS, 19 EUROS TRADUCCIÓN DE SARA OGUNKOYA INTERMÓN OXFAM. BARCELONA, 2006 270 PÁGINAS, 22 EUROS El teatro y la empresa no están tan alejados. Después de todo, nadie deja de representar su papel. Mercedes Segura, directiva y a la vez actriz, muestra en ¡A escena! los paralelismos entre representar una obra y comunicarse en la empresa y en la vida real, y cómo los recursos expresivos del teatro pueden resultar muy útiles en los negocios. Después de todo, apunta, el buen actor trabaja a conciencia sus papeles, se concentra, memoriza, ensaya, explora el escenario. Además, para convencer deberá encontrar el equilibrio entre técnica y sentimiento. Nada muy lejano de lo que puede suceder en una reunión de empresa o una presentación multitudinaria. A juzgar por los constantes accidentes y las preocupantes estadísticas, la prevención de riesgos laborales es una asignatura tan pendiente como urgente en España. Este libro habla de cómo se gestiona esta prevención, pero también ofrece una visión global sobre cómo se está implantando en las distintas empresas y cuáles son los retos de futuro a los que se enfrenta en un país que tiene una media de mil muertos al año en accidentes laborales. Por último, el libro presenta tres ejemplos de buenas prácticas preventivas de empresas de sectores como la construcción, el transporte de viajeros o la consultoría informática. Frente al famoso dictamen de Margaret Thatcher para aplicar su reforma neoliberal, “no hay alternativa”, Ha-Joon Chang, subdirector de Estudios de Desarrollo en Cambridge, e Ilene Grabel, codirectora del posgrado de Financiación Global, Comercio e Integración Económica de la Escuela de Estudios Internacionales de Denver, afirman que sí existen alternativas factibles que pueden estimular un desarrollo económico rápido pero equitativo, estable y sostenible. Para lograrlo, proponen cambios en las políticas industriales –o en las no políticas–, en los derechos de propiedad intelectual o en los flujos internacionales de capital privado.