315-CAS-2004 SALA DE LO PENAL DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA: San Salvador, a las diez horas con treinta minutos del día seis de junio del dos mil cinco. El anterior recurso de Casación ha sido interpuesto por los Licenciados Héctor Ulises Munguía Reina y Manuel Alberto Morales Hernández, en su calidad de fiscales, contra la sentencia definitiva absolutoria pronunciada por el Tribunal de Sentencia de Ahuachapán, a las dieciséis horas del día veintitrés de julio del dos mil cuatro, en el proceso penal instruido contra el imputado JOSE RICARDO MARTINEZ ESCOBAR, por el delito de COHECHO PROPIO, Art. 330 Pn., en perjuicio de la Administración Pública. Habiéndose cumplido con todas las formalidades exigidas para la interposición del recurso, previstas en los Arts. 406, 407, 422 y 423 Pr. Pn. ADMITASE : LEIDO EL PROCESO, CONSIDERANDO: I) Que mediante la resolución dictada a las dieciséis horas del día veintitrés de julio de dos mil cuatro, el Tribunal de Sentencia de Ahuachapán resolvió: "POR TANTO: De conformidad a los Artículos 1, 2,11,12,13,14,15, 72, 74 N° 1, 75 N°2, 172, 181, 239 de la Constitución de la República; 1 al 6, 17, 18, 19, 22, 32, 33, 39, 44, 45 N° 1, 46 N° 1, 47, 58 Numeros 1 y 3, 62, 63, 65, 117, 330 del Código Penal; 1, 2, 3, 4, 6, 8, 9, 10, 12, 13, 14, 15, 19, 59, 87, 121, 129, 130, 131, 162, 163, 168, 169, 185, 191, 195, 206, 21 A y siguientes, 324 al 354, 356 al 359, 360, 441, 444, 447, 449, 450 del Código Procesal Penal; y en NOMBRE DE LA REPUBLICA DE EL SALVADOR ESTE TRIBUNAL FALLA: DECLARASE NO RESPONSABLE PENALMENTE al señor JOSE RICARDO MARTINEZ ESCOBAR por la infracción penal de COHECHO PROPIO previsto y sancionado en el Art. 330 del Código Penal en perjuicio de LA ADMINISTRACION PUBLICA; por la naturaleza del sujeto pasivo de la infracción penal, absuélvase de responsabilidad civil al señor José Ricardo Martínez Escobar; exímase de costas a la parte vencida. Notifíquese a las partes mediante su lectura integral y oportunamente archívese este expediente". II) Contra el anterior pronunciamiento, los impugnantes interpusieron recurso de casación, invocando dos motivos, en los términos siguientes: 1) La errónea aplicación del Art. 330 Pn., esta disposición está asentada en el Título de los Delitos Relativos a la Administración Pública y en el capítulo relativo a La Corrupción, pues lo que se protege con tales disposiciones es la moralidad de las Instituciones sobre las cuales pende la Administración Pública del Estado, que se materializa en la moralidad notoria exigidas a las personas particulares que la componen sean estos funcionarios, empleados, agentes de autoridad o autoridad pública, regulada en el Art. 39 Pn., que vienen a convertirse en los únicos sujetos activos posibles, y en el caso que nos ocupa llamamos la atención a lo relativo a los empleados públicos, que se dice son todos los servidores del Estado o de sus organismos descentralizados que carecen del poder de decisión y actúan por orden de delegación del funcionario o superior jerárquico; no queda duda que influenciar en las decisiones de los jueces de sentencia o participar en la deliberación de los mismos no es propio de sus funciones, constituye el ilícito la sola solicitud de dinero, pues ésta es atentatoria a la moralidad institucional que como empleado judicial está investido cuando ejerce sus funciones, indefectiblemente que el sujeto activo (Empleado Público) sea capaz de influir en las decisiones de los jueces, quienes en calidad de funcionarios públicos o autoridad pública tienen las facultades de juzgar (en el presente caso deliberar y decidir) aún cuando el empleado público so pretexto de obtener la dadiva adquiera el compromiso de influir en las decisiones de los jueces, circunstancia que no constituye elemento esencial del tipo sino más bien la argucia para obtener el fin último que vendría a ser el enriquecimiento indebido en caso que se entregara la dádiva solicitada, lo que era contrario a sus deberes, pues como se dijo antes, el delito se consuma con la sola solicitud de la dádiva por parte del empleado, volviéndose típica la conducta solicitar dinero no importando si se pudiera o no ejecutar la promesa exteriorizada por el sujeto activo, ya que la sola solicitud es capaz de afectar el bien jurídico ( el correcto y normal funcionamiento de la Administración pública) debido a que del tenor de la Teoría Jurídica del Delito, la infracción penal de Cohecho Propio Art. 330 Pn., es un delito de mera actividad, complementado a ello hay que traer a cuenta que el concepto influenciar implica ejercer fuerza moral sobre las personas lo que está en intima relación con la interacción personal-subjetiva entre dos o más individuos. En el caso concreto, encontramos que el Tribunal de Sentencia establece en lo referente a la valoración de la prueba testimonial que el testigo José Alfredo Hernández Loyola le mereció fe al tribunal sentenciador puesto que fueron claros en manifestar que el imputado solicitó una suma de dinero comprometiéndose que, a la imputada que en aquel momento defendía el abogado Hernández Loyola, le iban a imponer la pena mínima y concederle además la suspensión condicional de la ejecución de la pena, ya que él influía en las decisiones de los jueces y entraba a deliberar con ellos. Además alega como segundo motivo, falta de fundamentación de la sentencia regulado en el Art. 362 N° 4 Pr. Pn., en relación con los Arts. 162 y 130 Pr. Pn., en virtud que desde el punto de vista doctrinal la sentencia dentro del proceso penal viene a constituirse en un elemento principal de la garantía constitucional de Juicio Previo, y éste como tal debe acogerse a las formalidades establecidas por la ley para así garantizar como se dijo el debido proceso, en ese sentido se vuelve motivo de casación, la fundamentación contradictoria de la sentencia según lo determina el Art. 362 Pr. Pn., cuando el numeral cuarto establece "Que falte sea insuficiente o contradictoria la fundamentación de la mayoría del tribunal….". A efecto que el tribunal de casación compruebe si el tribunal de mérito cumplió o hizo cumplir los preceptos jurídicos reguladores de la motivación y fundamentación de la sentencia, conteniendo además la facultad para indagar el efectivo cumplimiento de las normas aplicables a la fundamentación de las resoluciones judiciales; relación íntima con estas funciones tiene la motivación, elemento de la sentencia que se regula en el Art. 130 Pr. Pn., la cual constituye el conjunto de razonamientos de hecho y de derecho en los cuales el juzgador apoya su decisión, pues se entiende que una sentencia para ser válida debe ser motivada, lo que constituye una garantía para las partes y para la sociedad misma y para el juez la principal fuente de legitimidad de su poder. En ese orden de ideas, en la fundamentación de la sentencia deberán observarse las reglas fundamentales de la valoración de la prueba, como es la sana crítica, que la constituyen la lógica, la experiencia y la psicología, destacándose en la primera los principios de Coherencia de Pensamientos y Razón Suficiente, siendo que a estas reglas están sometidas las resoluciones judiciales, si resultan violadas el razonamiento no existe, y por consiguiente aún cuando provengan de un tribunal sentenciador como acto escrito no tendrá vida como pensamiento acarreando la nulidad de la misma. Es evidente que el caso que nos ocupa, la errónea interpretación de la norma penal sustantiva, produce inobservancia del tribunal sentenciador al aplicar las reglas de la Sana Crítica cuando valora la prueba inmediata en la Audiencia de Vista Pública dando origen a una falta de fundamentación de la sentencia y una fundamentación contradictoria, por cuanto plantea un cuadro fáctico de afirmación cuando señala que le merece fe la declaración del testigo, lo que lleva a afirmar que es evidente que hubo solicitud de dádiva por parte del imputado, estableciendo además que el Licenciado Martínez Escobar es un empleado público y siendo que el bien jurídico protegido es la moralidad de la administración pública constantemente cercenada por la corrupción de sus componentes ¿ cómo es posible que el tribunal concluya que no era suficiente para acreditar la existencia del ilícito la solicitud de dinero hecha por el ahora imputado, por cuanto el ofrecimiento de este de mediar para obtener favorecimiento en el caso que el testigo intervenía no estaba dentro de sus funciones. Lo que constituye un criterio errado atentatorio al Principio de Coherencia de los pensamientos, que siendo un elemento de la lógica exige al juzgador que su fundamentación tiene que tener su asidero en la concordancia o conveniencia de los elementos conocidos y que fueron sometidos a su juzgamiento; como antes se dijo en la motivación y fundamentación de la sentencia no se puede estar negando y afirmando a la vez, como hace el tribunal que conoció de la causa, además se debe mencionar que el hecho de emitir una sentencia en la que se desconoce la aplicación de una norma sustantiva, negando su adecuación cuando se han acreditado los extremos de la misma, conlleva una ilógica fundamentación, por cuanto la motivaciónfundamentación del tribunal juzgador carece de asidero legal fáctico, pues ésta difiere de la realidad probada en el desfile probatorio de la Vista Pública. III) Al contestar el emplazamiento, el defensor particular Licenciado Mario Ricardo Cabrera Mendoza, manifestó lo siguiente: "…Que argumentaron los fiscales del caso que, basta que el imputado haya solicitado determinada cantidad de dinero, para que el delito de Cohecho Propio, exista o se haya realizado. Al respecto cabe señalar que no es cierto lo sustentado por los Fiscales, al expresar semejante razonamiento, ya que se vuelve necesario que se cumplan todos los demás elementos que conforman la estructura del delito; en el caso concreto, el sujeto procesal Fiscalía General de la República, ni siquiera pudo probar en su momento oportuno, "CUAL ERA EL ACTO CONTRARIO A SUS DEBERES" que realizó el imputado, primero tenía que probar cual era el acto legal que tenía que realizar el imputado, para después, probar cual era el acto contrario realizado a sus deberes; COSA QUE NI UNO NI OTRO SE PROBÓ…". IV) En relación a lo alegado por los recurrentes, la Sala considera necesario señalar en un primer momento que, el vicio de fundamentación contradictoria existe cuando la sentencia contiene partes, elementos, afirmaciones o conclusiones que se excluyen entre sí, asimismo, es preciso que la inferencia de extremos fácticos realizada en la misma se muestre en contradicción con el relato de los hechos que la propia sentencia declara probados. En tal sentido, no se puede afirmar que existe contradicción, cuando hayan elementos de prueba que se contradigan o contradigan conclusiones del fallo, pues es frecuente que existan elementos de prueba contradictorios, no coincidentes y que el Tribunal deba apreciarlos con base en las reglas de la sana crítica para sustentar sus conclusiones, pero no constituye el vicio de fundamentación contradictoria el hecho de que una de las pruebas no coincida con las conclusiones del fallo, si éste se ha sustentado en otros elementos de prueba. El Tribunal del juicio en la fundamentacion intelectiva, derivada del análisis de la prueba que desfiló durante la Vista Pública, concluyó que el sujeto activo de la infracción penal, al momento de la comisión del hecho, era un servidor público, de conformidad con el numeral tercero del Art. 39 Código Penal; por otra parte, acreditó que el sujeto activo por sí, solicitó una dádiva, consistente en una suma de dinero al Licenciado José Alfredo Hernández Loyola. En razón de lo expresado, la Sala advierte que, el tipo penal regulado en el Art. 330 Pn, hace referencia, "que el funcionario o empleado público, agente de autoridad o autoridad pública, que por sí o por persona interpuesta, solicitare o recibiere una dádiva o cualquiera otra ventaja indebida o aceptare la promesa de una retribución de la misma naturaleza, para realizar un acto contrario a sus deberes o para no hacer o retardar un acto indebido, propio de sus funciones. Ahora bien, en el caso que nos ocupa la conducta del imputado no reunía los requisitos del tipo objetivo del delito que se le acusaba, pues no era suficiente que el imputado tuviera al momento de los hechos la calidad de servidor público y que haya solicitado la dádiva o ventaja, sino que además, se refiere que, la solicitud sea para "realizar un acto contrario a sus funciones". En ese orden de ideas nótese que el ofrecimiento que el imputado Martínez Escobar le hizo al Licenciado José Alfredo Hernández Loyola no encuadra dentro de las funciones que como secretario del Tribunal de Sentencia de Ahuachapán tenía, ya que las obligaciones y atribuciones que los empleados públicos de esa categoría poseen, se encuentran plasmadas en el Art. 78 de la Ley Orgánica Judicial, y en ésta no se haya la de acosenjar, orientar o asesorar y, mucho menos la de influir en las decisiones de los jueces. En conclusión y con base en todo lo antes expuesto, esta Sala considera que la sentencia de mérito no adolece de falta de fundamentación, pues de la lectura de la misma se concluye que los Jueces del Tribunal A-quo expresaron, desde luego, después del desfile del material probatorio de la Vista Pública, las razones de hecho y de derecho en la que basaron su fallo, es decir, fundamentaron en debida forma su decisión y en consecuencia se considera que en el presente caso, no existe el vicio a que se refiere el Art. 362 N° 4 Pr. Pn, alegado por los recurrentes, por lo que no es procedente casar la sentencia por éste motivo. En cuanto al primero de los motivos alegados por los recurrentes, consistente en la inobservancia del Art. 330 Pn., esta Sala considera, conforme a lo expuesto en el motivo anterior que, dentro de las atribuciones conferidas al procesado, no se muestra la de participar en la decisión judicial, en consecuencia, al no reunir la calidad especial requerida por el correspondiente tipo penal, dicha conducta se vuelve atípica, razón por la cual no procede casar la sentencia por este motivo. POR TANTO: Con base en las razones expuestas, disposiciones legales citadas y Arts. 357, 421, 422 y 427 Pr. Pn., en nombre de la República de El Salvador, esta Sala FALLA: A) DECLARASE NO HA LUGAR A CASAR LA SENTENCIA DE MERITO POR LOS MOTIVOS QUE HAN SIDO OBJETO DE PRONUNCIAMIENTO POR ESTE TRIBUNAL. B) Vuelva el proceso al Tribunal de origen para los efectos legales consiguientes. F. López Argueta Gustavo E. Vega E. Cierra PRONUNCIADO POR LOS SEÑORES MAGISTRADOS QUE LO SUSCRIBEN