Anexo_I_Apuntes_contexto_de_Nietzsche

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ANEXO I: APUNTES PARA EL CONTEXTO DE
NIETZSCHE
PRIMERA PARTE: VIDA, OBRA Y APUNTES PARA EL CONTEXTO
(1.844-1.900)
Friedrich Nietzsche nació el 15 de Octubre de 1.844 en Röcken, una pequeña ciudad
alemana de la Turingia. Recibe formación humanística en una de sus más famosas escuelas,
la de Pforta. Pronto se aficiona a la música y comienzan sus enfermedades (dolores de cabeza
y de estómago).
Su padre, que murió cuando Nietzsche tenía cinco años, era un pastor protestante de
origen polaco, de quien el autor se siente tan orgulloso que no duda en declararse heredero de
su nobleza, un orgullo sólo proporcional al desprecio que sentía por su madre y a su hermana,
esa “canaille” alemana, según expresión recogida en “Ecce homo”.
Estudió en las universidades de Bonn y de Leipzig filología clásica. Es en esta ciudad
donde descubre la filosofía de Schopenhauer, tan decisiva en su formación filosófica como la
música de Wagner, a quien conoce en 1.868. Al finalizar sus estudios es nombrado
catedrático extraordinario de filología clásica de la Universidad de Basilea, aunque lo que ya
le interesa realmente es la filosofía.
Sus terribles dolores de cabeza van en aumento, viéndose obligado a abandonar sus
responsabilidades docentes a los 35 años y llevándole a una vida de viajes por Italia, Suiza y
Alemania, huyendo siempre del frío y del crudo invierno. En los crecientemente escasos
períodos de relativa salud, redacta sus reflexiones filosóficas (el relato de Stefan Zweig que
aparece en el prólogo de Andrés Sánchez Pascual, en “Así habló Zaratustra”, es muy
elocuente).
La obra que nos ocupa, “El ocaso de los ídolos”, fue escrita en 1.888, justo antes del
colapso que sufre en un plaza de Turín (Italia), lo que le supuso el internamiento en una
clínica psiquiátrica. Desde este momento y hasta su muerte, acaecida en 1.900 por una
apoplejía, estuvo mentalmente desahuciado, incapaz para ninguna creación filosófica,
internado en clínicas mentales o al cuidado de su madre y su hermana.
Obra:
Período romántico
Nietzsche se inspira en los presocráticos, Schopenhauer y la música de Wagner.
“El nacimiento de la tragedia en el espíritu de la música” (1.872)
Período positivista o ilustrado
Rompe con Wagner y Schopenhauer. Se inspira en Voltaire y los ilustrados franceses
“Aurora” (1.881)
“La gaya ciencia” (1.882)
El mensaje de Zaratustra
Su pensamiento alcanza su máxima altura.
“Así habló Zaratustra” (1.883)
Período crítico
Ataca toda la cultura occidental: la religión, la filosofía y la moral tradicionales.
“Más allá del bien y del mal” (1.886)
“La genealogía de la moral” (1.887)
“El ocaso de los ídolos (o cómo se filosofa a martillazos)” (1.888)
A lo largo de su obra, el autor se sirve de dos personajes:
 Dioniso: el dios griego de la noche, la embriaguez y el dolor cósmico, que
contrapone a Apolo, el dios griego de la luminosidad y la razón.
 Zaratustra: personaje histórico que vivió entre los años 700-630 a.C. y al que
considera el inventor de la moral por ser el inventor del maniqueísmo. Lo
convierte en el destructor de la moral y lo contrapone a Jesús de Nazaret.
De una u otra forma, son los mensajeros de la muerte de Dios, el eterno retorno, la
voluntad de poder y el superhombre. Se sirve de ellos para manifiestar tres odios: contra los
sacerdotes, contra sus compatriotas alemanes y contra Wagner (por su ópera “Parsifal”,
teñida de sentimientos religiosos, a juicio de Nietzsche). A través de estos odios declara su
particular guerra al idealismo, a la mediocridad y al abandono de lo que él considera ideales
aristocráticos.
El contexto filosófico en el que se desenvuelve el autor es de una gran riqueza por la
aparición de múltiples corrientes de pensamiento opuestas entre sí: el positivismo de Comte,
marcadamente cientificista, y las corrientes materialistas, que consideran la ciencia capaz de
explicarlo todo; el neokantismo o la neoescolástica, de carácter más idealista o espiritual;
Freud, cuyo psicoanálisis pone en cuestión el concepto de sujeto; Marx, con su materialismo
histórico; Darwin, con la teoría de la evolución. Estos tres últimos autores socavan, junto con
Nietzsche, los pilares del pensamiento occidental.
La segunda mitad del siglo XIX es un período convulso en el que culminan grandes
procesos de transformación político-social, como el proceso de industrialización, los
conflictos sociales entre burguesía y proletariado, o el auge de los nacionalismos.
Encontramos, asimismo, el enfrentamiento de tendencias contrapuestas como el liberalismo,
el tradicionalismo, el socialismo, el anarquismo, etc. Se trata, en definitiva, de una época en
la que empiezan a derrumbarse los ideales de la Ilustración, y Nietzsche será uno de sus
mayores críticos.
Alemania vive un proceso que va desde su unificación hasta la conversión del país en
un imperio de tendencias expansionistas, en el que se ensalza el espíritu alemán, con el que
Nietzsche se manifestó siempre crítico. Paralelamente, se va introduciendo en Alemania la
democracia, sistema que Nietzsche considera decadente porque favorece el ascenso de los
mediocres, los hombres de partido, e impide el desarrollo de espíritus fuertes y libres. De
hecho, Nietzsche critica incluso el Estado, que es creado por los débiles para protegerse y
vengarse de los fuertes, así como los procesos electorales, que a juicio del autor permiten
decidir a los ignorantes.
Por otra parte, en el último cuarto de siglo se va consolidando la segunda Revolución
industrial, marcada por el progreso que supuso el descubrimiento de la electricidad y que
sitúa a Alemania como primera potencia económica, lo cual tampoco escapó a la crítica del
filósofo. De esta forma, si el siglo XIX se caracteriza por fuertes movimientos sociales y
políticos, él defiende el individualismo y la heterogeneidad. En definitiva, el pensamiento
nietzscheano se enmarca en el contexto de una sociedad que el autor considera decadente.
Culturalmente, el siglo XIX destaca por sus innovaciones en todos los ámbitos. La
ciencia, que adquiere un significado filosófico, aporta descubrimientos fundamentales, como
la teoría de la evolución de Darwin, las leyes de la genética de Mendel, el nacimiento de la
psicología como ciencia (Wundt), la vacuna de Pasteur, etc. También la técnica alcanza
grandes hitos, con inventos como el telégrafo (Marconi), el automóvil (Daimler-Benz) o la
lámpara eléctrica (Edison). A este respecto, Nietzsche también dedicará parte de su crítica a
los científicos, a los que considera siervos del poder.
Por otra parte, en música destacan grandes figuras como Verdi, Debussy, Brahms o
Wagner. En pintura surgen el naturalismo y el impresionismo (Van Gogh, Sorolla, Manet...).
En literatura despuntan autores como Zola, Proust, Balzac, Tolstoi, etc.
SEGUNDA PARTE: ESTUDIO SOBRE "EL OCASO DE LOS ÍDOLOS"
(Texto de NIETZSCHE, F. para la Selectividad: Capítulo 3º -La razón en la Filosofía- de la obra EL OCASO
DE LOS ÍDOLOS)
1.-Notas preliminares
El libro fue escrito en el año 1.888, cuando el filósofo contaba 44 años, justo antes del
colapso que sufre en una plaza de Turín y que le supone el internamiento en una clínica
psiquiátrica, aquejado de parálisis progresiva (03-01-89). La obra se publica ese año, 1.889.
Fue escrita en Sils-Maria (Alpes suizos).
En un principio pretendía ser una aportación del autor jovial y amena, preludio de un
libro más serio. El título provisional ideado era Ociosidad de un psicólogo. Luego resultó no
ser tan superficial y, por esta razón entre otras, terminó titulándose como todos sabemos, con
el subtítulo de Cómo se filosofa a martillazos. Ídolo debe traducirse por verdad, tal y como lo
entendía la filosofía tradicional. Tampoco debe escapársenos que El ocaso de los ídolos es el
título de una de las óperas que componen la famosa Tetralogía wagneriana, autor que
apasiona a Nietzsche desde que le conoce, en 1.868, hasta que rompe con él,
aproximadamente en 1.878.
El libro pertenece al período comúnmente conocido como crítico, en el que de forma
más bien virulenta, ataca a la cultura occidental. En este sentido es una obra de negación, de
crítica.
Manifiesta de forma expresa tres odios: contra los sacerdotes, contra sus
compatriotas alemanes y particularmente contra Wagner (por su ópera Parsifal, teñida de
sentimientos religiosos, a juicio de Nietzsche). A través de los mismos declara su particular
guerra al idealismo, la mediocridad, el abandono de los ideales aristocráticos, el mal gusto y
la degeneración de los valores de la modernidad.
Desde un punto de vista formal, el libro carece de sistematismo y de desarrollo
argumental (nada extraño en el autor, por lo demás).
2.-Resumen de la obra
1.-Máximas y dardos
Aforismos diversos sobre el conocimiento, la moral, la felicidad, etc.
2.-El problema de Sócrates
Sócrates puede ser considerado como el iniciador de la aborrecida por Nietzsche
filosofía tradicional. Consiguió implantar el principio por el que la razón, la virtud y la
felicidad se equiparan porque supo fascinar con su método de enseñanza y aprovechar la
degeneración generalizada de la Atenas de su tiempo. Fueron sus carencias psíquicas, físicas
y sociales las que inspiraron una filosofía tan contraria a la vida.
3.-La "razón" en la filosofía
Puede ser considerado el capítulo central del libro.
Los filósofos han invertido la realidad: niegan el devenir y defienden el ser.
Abominan de lo que perciben los sentidos y anhelan un mundo de esencias puras. Esta
inversión culmina en Dios (resultado de la confusión de lo último con lo primero). Este
error constituye poco menos que una necesidad, potenciada ésta por la gramática
(metafísica para la plebe). Es la palabra yo la clave para entender ese camino erróneo
que conduce al ser, a la esencia y a Dios. Es también el lenguaje el que nos lleva a
pensar en la voluntad como facultad. Sólo un profundo sentimiento de venganza frente a
la vida y un grave estado de decadencia pueden sostener tal despropósito.
El capítulo termina con una apretadísima Historia de la Filosofía (que es la
Historia de un error): platonismo-cristianismo-Kant-positivismo-negación y críticaZaratustra (el fin del error).
4.-La moral como contranaturaleza
La Iglesia ha combatido las pasiones tratando de extirparlas. Es una estupidez.
Se declara contra la vida.
Al mismo recurso apelan los débiles y degenerados, en un vano intento por
controlarlas.
Espiritualizando la sensualidad se llega al amor. Conviene espirtualizar también
la enemistad: sólo se es fecundo cuando se es rico en antítesis. La alabada paz del alma
sólo significa renuncia, decadencia y vejez.
Cualquier moral sana está regida por un instinto de vida. Dios como garante de
la moral tradicional antinatural significa que la vida termina donde comienza su reino.
Sólo la degeneración conduce al deber moral, la nivelación de los diferentes, las
masoquistas ansias de perfección individual. Frente a todo ello: el inexorable eterno
retorno.
5.-Los cuatro grandes errores
a)El error de confundir la causa con el efecto
Cualquier moral y religión conocidas lo contienen (de ese error extraen sus
imperativos). No reparan en que cualquier hombre bien constituido realiza ciertos actos
y rechaza instintivamente otros.
b)El error de la causalidad falsa
No existen causas espirituales. Es el lenguaje el que nos engaña.
c)El error de las causas imaginarias
Son estados de ánimo derivados, traducciones de sentimientos de placer o de
dolor a un lenguaje sublimado, emotivo. La moral y la religión funcionan en base a las
mismas.
d)El error de la voluntad libre
(Su génesis ya se avanza en el capítulo La razón en la filosofía). Constituye la
artimaña de los teólogos para responsabilizar a la humanidad, intentando conseguir que
dependa de ellos.
6.-Los que quieren "mejorar" a la humanidad
La Iglesia, los teólogos. ¿Cómo? Domando a los hombres, enfermándolos.
Inculcándole valores de muerte.
No hay hechos morales, tampoco religiosos. La moral es una determinada
interpretación, errónea por lo demás.
7.-Lo que los alemanes están perdiendo
La alemana es un claro ejemplo de cultura decadente. Le reprocha su
mezquindad, estrechez, falta de horizontes de vida, chovinismo, embrutecimiento y
embriaguez alcohólica y cristiana. El Estado es antitético con la vida.
Se debe reconducir el proceso educativo para enseñar a ver, a pensar, a hablar y
a escribir.
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8.-Incursiones de un intempestivo
Desde la perspectiva anterior pasa revista a diferentes autores (Renan,
Rousseau, Kant, Schopenhauer, etc.) y de una forma desordenadamente característica
plantea temas muy diversos: ética, estética, psicología, etc.
9.-Lo que debo a los antiguos
En este capítulo, de carácter autobiográfico, hace un repaso de sus fuentes
formativas: coloca en primer lugar la literatura clásica latina, en un segundo plano a los
griegos clásicos (mostrándose implacable con Platón) y se recrea en Dioniso y la
tragedia griega, para terminar reconociendo que, sin la protección de los ídolos, es
necesario el endurecimiento.
TERCERA PARTE: CLAVES PARA LA CONTEXTUALIZACIÓN (DE ACUERDO
CON LAS DIRECTRICES DE LA COMISIÓN DE SELECTIVIDAD)
El fracaso de la Revolución Francesa provocó el resurgir del Antiguo Régimen
en la primera mitad del s. XIX. Pero la Revolución Industrial condujo a movimientos
sociales, como el socialismo o el sindicalismo, que lograron obtener mejoras laborales y
derechos políticos. Ante esta situación la burguesía procedió a defenderse de la clase
obrera sacrificando la libertad y la igualdad para salvaguardar la seguridad y la
propiedad. Fue a finales del s. XIX cuando se pusieron en marcha los mecanismos de
control social que hoy damos por supuesto: la escuela obligatoria (la disciplina de los
cuerpos y el horario rígido marcado por la sirena eran un adiestramiento para la fábrica),
el manicomio (la invención de las enfermedades mentales), la prisión (el panóptico de
Bentham), el ejército y la policía. A pesar de todo, a finales del s. XIX en muchos
Estados europeos se habían desarrollado cambios políticos democráticos.
El desarrollo científico y tecnológico conduce a la segunda revolución industrial
relacionada con la expansión del ferrocarril, las industrias siderúrgicas y el
protagonismo del capital financiero, de la banca. Cabe mencionar el cambio en las
condiciones de la vida cotidiana con la iluminación de las calles, la invención del
teléfono, el telégrafo y la radio. Esto provocó el entusiasmo por la ciencia que
desembocó en el positivismo.
La corriente filosófica preponderante es, por tanto, el positivismo. Según Comte,
su fundador, la humanidad se encuentra en su grado máximo de esplendor gracias a la
superación de la religión y la metafísica, y la consolidación de la ciencia. El positivismo
tiene como consecuencias, por un lado, la anulación del individuo bajo el lema “Orden y
Progreso” y, por otro, la imposibilidad de que la ciencia responda a las preguntas
fundamentales de la filosofía, como el sentido de la vida. Frente al positivismo el
vitalismo de Nietzsche reivindica la vida, el individuo, las pasiones, los instintos y el
ahora.
A finales del s. XIX surge también el evolucionismo de Darwin. La selección
natural establece que unas especies evolucionan a partir de otras gracias a dos
principios: a) la variabilidad de los individuos y b) la lucha por la existencia. Este
último aspecto que Darwin tomó de Malthus es fundamental en el darwinismo social de
H. Spencer. Según este las desigualdades sociales del capitalismo son el reflejo social
de la lucha por la existencia que existe en la naturaleza. Si queremos que la sociedad
progrese del mismo modo que lo hace la naturaleza debemos seguir la doctrina liberal
capitalista. La desigualdad natural del ser humano y la lucha por la existencia son
aspectos que sí están presentes en la obra de Nietzsche. Sin embargo, al contrario que
Darwin, Nietzsche considera que el objetivo del hombre no es la supervivencia sino dar
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paso a algo nuevo, al superhombre. Esta afinidad de Nietzsche con Darwin lo aleja del
marxismo y el anarquismo que defienden la igualdad de todos los hombres.
El auge de la ciencia se contagia también a la literatura. La corriente
predominante es el realismo que intenta reflejar con veracidad la sociedad burguesa de
la época. Así, por ejemplo, Dickens, Galdós o Zola. Tiene una importancia especial el
novelista ruso Dostoievski, muy admirado por Nietzsche y que retrató como nadie el
nihilismo: “Si Dios ha muerto, todo está permitido”, decía en Los hermanos
Karamazov.
En 1870 tras la victoria en la guerra franco-prusiana, se produce la unificación
alemana. De este modo, Alemania se convierte en la gran potencia continental. El nuevo
Estado mezcla liberalismo económico y centralismo político. Un Estado rígido y
organizado que se funda en una burguesía extremadamente conservadora y antisemita.
Wagner y el cuñado de Nietzsche representan bien este tipo de sociedad alemana que
Nietzsche despreciaba. Un Estado formado por funcionarios, eficientes y honestos, pero
enfermizamente gregarios. Ese Estado alemán que se alimentaba del idealismo
racionalista de Kant y Hegel fue muy criticado por Nietzsche que reivindicaba la
libertad, la autonomía y el desorden de las pasiones. Criticaba de Kant el dualismo
cristiano, el sometimiento del cuerpo al deber, y de Hegel, el sometimiento del
individuo al Todo, al Estado.
Fuentes:
1ª y 2ª PARTE: José María Egido Fondón
TERCERA PARTE: http://auladefilosofia.net/2012/03/09/ideas-para-el-desarrollo-de-lascircunstancias-historicas-y-sociopoliticas-de-nietzsche/
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