V Congreso Internacional del CLAD sobre la Reforma del Estado y de la Administración Pública, Santo Domingo, Rep. Dominicana, 24 - 27 Oct. 2000 Panel: Reestructuración del Estado, exclusión e inclusión en el ámbito social: la experiencia venezolana. La cuestión social: reformar para excluir Luis Alberto Alarcón Flores A MODO DE INTRODUCCION: Nos interesa reflexionar en este ensayo cómo las transformaciones del sistema de intercambio mundial han incidido en el rol del Estado latinoamericano, el proceso de desarrollo y la atención a la pobreza y exclusión social en la región. Un aspecto que consideramos de suma importancia para el análisis que queremos realizar es el tema de la cuestión social. El punto de partida, en este caso, es que dichas transformaciones implican una nueva conceptualización de lo social, del desarrollo, de la pobreza y de las políticas económicas como sociales. De acuerdo a la configuración hegemónica de carácter neoliberal, lo sustancial está ubicado en la esfera económica mientras que lo social pasa a ser algo residual, subordinado a los parámetros y condiciones que determina la dinámica del mercado global. El modelo de desarrollo implícito en las ideas neoliberales conlleva un proceso de liberación de los mercados que se opone a la participación ampliada del Estado y que por ende, reduce o subordina su presencia en la conducción de la sociedad. Así mismo, se produce una reducción de los espacios de participación política y de ejercicio de ciudadanía, todo ello basado en una visión de lo social que es excluyente. Esta visión de la cuestión social en términos de exclusión se pone de manifiesto en situaciones muy específicas, como es el caso de las políticas sociales en el marco de la realización de procesos de ajuste económico en los países latinoamericanos. Justamente en esta oportunidad nos referiremos a las políticas sociales como expresión del impacto de los procesos de internacionalización de la economía, de la reorientación de la cuestión social y del papel del Estado en la región. Tomaremos como referente empírico el caso de Venezuela durante la fase de aplicación del ajuste económico. Para dar cuenta de estos elementos se ha estructurado el ensayo en dos partes: la primera, expone en forma general los rasgos más relevantes de lo que se ha definido como la globalización, la cual constituye el marco que agrupa las transformaciones del sistema económico, donde se vuelven hegemónicas las ideas neoliberales. Se destaca en el proceso globalizador la situación de América V Congreso Internacional del CLAD sobre la Reforma del Estado y de la Administración Pública, Santo Domingo, Rep. Dominicana, 24 - 27 Oct. 2000 Latina; específicamente lo referente a la reestructuración del Estado. La segunda parte, comienza con una aclaratoria de carácter conceptual-epistemológica acerca de la cuestión social y la exclusión. Posteriormente se prosigue con el enfoque de política social derivado de la perspectiva hegemónica acerca de lo social. Finalmente, se cita la situación de Venezuela en relación al carácter que han tenido las reformas iniciadas con el ajuste económico mediante la aplicación de políticas tanto económicas como sociales cuya legitimidad se ha apoyado en programas sociales que han desplazado las ideas de universalidad y sentido de igualdad que otrora guiaba la política social, menoscabando así los derechos civiles de la población y aumentando la exclusión social (cf. Alarcón y Gómez, 1999). LA GLOBALIZACIÓN: un terreno fértil para la exclusión. La globalización es un término bastante difundido y manejado en diversas esferas de la vida social debido quizás a las múltiples facetas que este proceso implica y el impacto que su desarrollo abarca. Algunos estudiosos del tema han analizado la globalización en el marco de las transformaciones del sistema capitalista mundial, ubicándolo como un fenómeno que forma parte de ese desarrollo histórico, aunque en el momento actual se defina a partir de ciertos elementos que le dan especificidad. La globalización se conoce mayormente, como la mundialización de la economía y del sistema internacional, la internacionalización del capital y de la producción. Para Tomassini la globalización se define a partir del alcance que tiene el paradigma tecnológico que ella encierra: “... la difusión de un nuevo paradigma tecnológico, al mismo tiempo que la de los procesos productivos, los movimientos financieros, los cambios en los mercados laborales, los diseños organizacionales, la forma de gestión, la educación y las habilidades de la gente, los sistemas de información y comunicación, las formas de vida urbana y familiar, las pautas de consumo, publicidad y mercadeo, los conocimientos, valores y preferencias de la ciudadanía y, por ende, las transformaciones que afectan a la sociedad, la economía, la política, los núcleos urbanos, la empresa, la oficina, el hogar, y la utilización del tiempo libre” (1996: 149). Como se desprende de esta definición, la globalización se caracteriza por ser un fenómeno de amplias dimensiones. No obstante, sus transformaciones tienen un efecto diferente y desigual, especialmente en contextos como el de los países en vías de desarrollo1. De acuerdo a Ferrer, la globalización tiene relación con variables tales como: 1 Aunque tampoco ha dejado de afectar a una gran parte de los países industrializados, a través de la caída de los ingresos, aumento del desempleo y la pobreza. (Beinstein, 1999). 2 V Congreso Internacional del CLAD sobre la Reforma del Estado y de la Administración Pública, Santo Domingo, Rep. Dominicana, 24 - 27 Oct. 2000 “la acumulación de capital, el cambio técnico, la composición del comercio exterior, la tasa de crecimiento, el empleo, la distribución de la riqueza y el ingreso, y los equilibrios macroeconómicos” (Ferrer, 1998, s/n). El mencionado autor en el análisis de este proceso, considerando la realidad histórica de América Latina, sostiene que el problema para la región sigue siendo el tipo de respuesta que históricamente ha ofrecido a los desafíos que plantean las transformaciones del sistema mundial. Para resumir plantearemos en líneas generales, los aspectos más resaltantes que desde el punto de vista económico y socio-político plantea este proceso2. En lo político, se presenta una realidad compleja que revela constantes tensiones entre lo que los analistas sociales suelen denominar como “fuerzas globalizadoras y localizantes” (Rosenau, 1995), “tribalismo y globalización” o entre “fundamentalismo y globalización” (Bodemer, 1997), donde intervienen diversos actores que contraponen su poder al Estado. Los nuevos intentos de interpretación refieren la emergencia de un “nuevo orden” que ha sido calificado como “posinternacional”. En el mismo las relaciones internacionales ya no giran exclusivamente alrededor del Estado como el único actor central. Se habla entonces de un sistema “multicéntrico”, donde, entre otras cosas, la política, las relaciones internacionales, la agenda pública internacional y el Estado-nación han sufrido cambios significativos (Tomassini, 1996). Aparentemente, en este orden la democracia liberal-occidental y la economía de mercado han sido favorecidas como el modelo a seguir. Del mismo modo, las empresas transnacionales y las agencias financieras internacionales constituyen ejes alrededor de los cuales se produce la dinámica globalizadora. En resumidas cuentas, en cuanto a las relaciones internacionales, el enfoque globalizador plantea una rearticulación de los procesos y las transacciones a escala mundial, así mismo, cambios fundamentales en las fuentes de poder que dominan el escenario internacional (Cardozo, 1998). Tales procesos han producido una redefinición de los enfoques tradicionales para estudiar la realidad mundial, creando la posibilidad de un cambio de paradigmas y la incorporación bajo una orientación transdisciplinaria, de nuevos elementos en el debate de las ciencias sociales. En lo económico tenemos que uno de los aspectos más visibles y de mayor impacto, es el dominio mundial que sobre la economía ejercen las redes financieras creadas como parte del proceso globalizador en esta área. Al punto que las transacciones en el área financiera tienen mayor importancia en volumen e impacto que las realizadas en cualquier otra esfera de la economía. Este fenómeno tiene una dimensión no sólo económica sino también política y social. 2 Estos aspectos han sido desarrollados por Alarcón y Gómez en “Del gran Viraje de CAP a la V República de Chávez. ¿Qué hay de nuevo en la política social venezolana? (en prensa). 3 V Congreso Internacional del CLAD sobre la Reforma del Estado y de la Administración Pública, Santo Domingo, Rep. Dominicana, 24 - 27 Oct. 2000 Ayudada por las innovaciones tecnológicas en el campo de la información y de las telecomunicaciones, el alcance de la globalización financiera vulnera, en forma dramática, el desempeño de las economías, especialmente de los países en desarrollo3. Otro de los aspectos resaltantes de la globalización económica es el impacto que ésta tiene sobre los factores de producción, especialmente, en la disminución de puestos de trabajo y en la falta de control de los Estados-nación sobre la situación social que esto crea. Las empresas transnacionales -como uno de los nuevos actores- imponen las reglas del juego en el mercado, logrando condiciones impositivas, laborales y productivas que conllevan a la eliminación de los espacios de seguridad y bienestar social, creados por el Estado benefactor al sector trabajador. Por otro lado, la apropiación y/o explotación indiscriminada de los escasos activos nacionales, pone en peligro la seguridad económica y social de amplios sectores de la sociedad donde se desenvuelven estas empresas. En otras palabras, la lucha del mercado mundial y su presencia hegemónica supone para los Estados nacionales una desestatización de la estructura pública, que se traduce generalmente en la descentralización y privatización de los servicios sociales, y en una despolitización del ciudadano que trae como consecuencia la desocupación creciente, la pérdida de empleos y salarios, la inseguridad laboral y material ante los riesgos sociales (Bodemer, 1997). Factores que además implican la pérdida de legitimidad del sistema democrático (problemas de gobernabilidad). Fundamentalmente, la globalización como proceso económico hegemónico que pretende generar riquezas y oportunidades para los “nuevos actores”, es esencialmente excluyente, lejos de representar un remedio contra la pobreza mediante el fomento al desarrollo del empleo productivo y el fortalecimiento de los salarios, como lo interpretan algunos autores (Salama, 1998). Por lo menos en los países en vías de desarrollo o aún no desarrollados, está por verse el crecimiento económico, las inversiones y las finanzas; puesto que los beneficios sólo recaen en menos de una docena de países que saben “aprovechar sus ventajas comparativas”. Según los estudios que se vienen realizando se... “está generando un proceso sostenido de empobrecimiento, no sólo mediante la eliminación de puestos de trabajo, la flexiblización y la desregulación salarial que disminuyen el salario real, sino también, por medio de la reducción de la asistencia a los asalariados y desempleados por parte del Estado” (Alayón, 1997: 2). Casi una tercera parte de la población de los países en vías de desarrollo vive en la pobreza absoluta. En el transcurso del decenio pasado, de 80 a 90 millones de 3 Están de ejemplo, la pasada crisis de la economía mexicana y el impacto causado por la crisis financiera de los países asiáticos. 4 V Congreso Internacional del CLAD sobre la Reforma del Estado y de la Administración Pública, Santo Domingo, Rep. Dominicana, 24 - 27 Oct. 2000 habitantes fueron desplazados de sus hogares y sus tierras por los programas de mejoramiento de infraestructura física (UNRISD, 1995). Esto a razón de que las políticas nacionales se han visto gravemente disminuidas e imposibilitadas de enfrentar los problemas en las áreas de salud, vivienda, seguridad pública, nutrición y servicios públicos. Esto supone que la modernización de los Estados latinoamericanos descansa sobre intereses neoliberales de mercado más que en razones internas que los impulsen a reformar sus estructuras para adecuarse a la dinámica globalizadora. La misma, como proceso económico mundial ha ido acompañada de ajustes estructurales a las economías. En el caso de América Latina esto ha derivado en un incremento desmedido de los índices de pobreza y exclusión social y política. En otras palabras, los diseños de instrumentos y políticas contra la pobreza en el marco de aplicación de los modelos de ajuste económico al estilo FMI y BM, conllevan necesariamente a un desajuste social; por lo menos las experiencias -el ajuste argentino con Menen como artífice, el “paquete” de CAP II y la Agenda Venezuela de Caldera II, y más recientemente el ajuste macroeconómico de Mahuad en Ecuador- desarrolladas en las dos últimas décadas en la región, así lo confirman. Estas recetas económicas en vez de contrarrestar la inflación, el estancamiento económico y la pobreza, o como destaca Khan: “... revertir las tendencias negativas provocadas por el modelo de sustitución de importaciones...” (1989), lo que hacen es agudizarlos, “... en la actualidad existen 92 millones de pobres más que en 1950, y que en la década de los ochenta en pleno proceso de globalización de la región se produjeron 40 millones más de pobres...” (Alayón, 1997: 3). Aún cuando recientemente, los estudios de la CEPAL (1997) indican una leve mejoría en esta situación, a excepción de países como Venezuela, que en el período que va desde 1990 a 1997, más bien presentó un incremento en los índices de pobreza extrema e indigencia. Por otra parte, las propuestas alternativas al modelo de ajuste, entre ellas la búsqueda del desarrollo económico basado en “la transformación productiva con equidad” no pasó de ser un mero esquema, que muy pocos países asumieron. Si acaso se lograron desarrollar algunas experiencias muy puntuales (cf. CEPAL, 1990; ALOP, 1992). Las cifras están a la vista; la reducción de la inflación en la región latinoamericana en 1991 se ubicó en 196.1% y en 1995 en 18.6% (World Bank, 1996), a costa del desempleo y de los salarios. “En otras palabras, se observa que las situaciones de reducción de crecimiento experimentadas en la región, en momentos de hiperinflación, recesión, estancamiento y medidas de ajuste, tuvieron como consecuencias el aumento de la pobreza y el deterioro de las condiciones de vida” (Fleury, 1998: 76). 5 V Congreso Internacional del CLAD sobre la Reforma del Estado y de la Administración Pública, Santo Domingo, Rep. Dominicana, 24 - 27 Oct. 2000 Los efectos de la globalización, -señalados anteriormente- como proceso económico mundial, para la región latinoamericana, se expresan en varios factores. Sin embargo; para efectos de este ensayo solo consideraremos aquellos que tienen que ver con la desestructuración del Estado Nacional Popular (o Estado del Bienestar) caracterizado fundamentalmente por ser un modelo políticoeconómico con carácter extremadamente de protección social (Portantiero, 1989). Justamente lo que se plantea se relaciona con el “carácter social” que debe asumir el Estado como responsabilidad para con la ciudadanía. Así se plantea la reorganización del Estado y la definición de sus funciones, se busca la conversión de un Estado productor a un Estado regulador4, modificando radicalmente su institucionalidad, la gestión, el financiamiento y la manera de cómo se asignan los recursos (CEPAL, 1995). La lógica difundida indica que para estar a tono con el camino que nos lleve a la globalización hay que desarrollar todo un proceso “modernizador de la estructura estatal”. En la región esta modernización se ha venido impulsando a través de un conjunto de reformas institucionales y del sector social. La modernización estatal en el contexto de aplicación de políticas de ajuste económico conlleva a una desestructuración social5, que tiene su expresión en políticas de privatización, descentralización, reducción del gasto social y la disminución de la participación del Estado en lo social. Por ejemplo, la reforma en el sector salud persigue como objetivo: “... la universalización de la cobertura, más equidad y mejor calidad de los sistemas y servicios, así como un uso eficiente de los recursos disponibles” (CEPAL, 1995: 1). A partir de la focalización del gasto público dirigido a satisfacer las necesidades básicas en los sectores más vulnerables, desprotegidos o en mayor riesgo por su condición socioeconómica o biológica, se intenta prestar mayor atención a la población que se encuentra en pobreza crítica, los marginados urbanos y rurales, los indígenas y la atención materno-infantil. Pero ocurre lo contrario, tal como lo reafirma Rivera: “Las políticas de ajuste han sido hasta el momento concentradoras del ingreso. Pero el problema más grave aún es que las políticas sociales compensatorias que se han diseñado para paliar los efectos del ajuste no sólo no revierten las tendencias a la exclusión social sino que tampoco logran abarcar a los cada vez más amplios sectores de la población afectada por éste” (1996: 33). 4 No obstante según Pérez (1997) esta capacidad de regulación del Estado también disminuye, por lo que cabría afirmar que se trata de una “regulación disminuidad”. 5 La desestructuración social viene dada por el desmantelamiento que ha experimentado el otrora Estado del compromiso nacional popular, la ruptura de los anillos de poder y la pérdida de beneficios que detentaban muchas estructuras obreras hoy son casi inexistentes. 6 V Congreso Internacional del CLAD sobre la Reforma del Estado y de la Administración Pública, Santo Domingo, Rep. Dominicana, 24 - 27 Oct. 2000 Como señalábamos anteriormente, la globalización le ha asignado poca importancia a la cuestión social, otorgándole mayor preponderancia a los fenómenos macroeconómicos. Este proceso propugna una visión de lo social como algo “residual”. La cuestión social se circunscribe al diseño de medidas que se focalizan en los más pobres e intentan compensar sus condiciones reduciendo la acción estatal y a su vez promoviendo una reorganización del clásico sistema de protección social universalista. LOGICA FINANCIERA vs BIENESTAR HUMANO: desafíos a la cuestión social. Retomando la discusión planteada inicialmente respecto a las transformaciones del sistema de intercambio mundial en su relación con la cuestión social, pareciera existir cierto consenso acerca de lo que Passet (1999: 104) califica como “la mutación del mundo” 6, esta se caracteriza por “el choque frontal de dos fases de la evolución tecnológica: la una –en su apogeo- fundada en lo energético; la otra –emergente- procede de lo inmaterial”. Dicha mutación viene acompañada de un cambio de lógica de los sistemas que según el autor antes citado señala: “ En primer lugar, se extiende al campo de lo económico, tanto en tiempo como en el espacio... En segundo lugar, la mutación transforma el juego de los mecanismos reguladores de la economía. El mercado no reabsorve ya los desequilibrios: los amplifica” (op. cit.: 105). Precisamente estos cambios trascienden el nivel económico y tienen un impacto decisivo en otras esferas de la vida social que determinan una nueva visión de lo social. Para decirlo con palabras del mismo Passet: “ se reduce lo político y lo social a lo económico, y lo económico a lo monetario” (op. cit.:107). Esta reducción hace que la lógica de funcionamiento del sistema mundial se aparte por completo de aquello que no esté relacionado con el máximo productivismo y ganancia financiera. En consecuencia, se atenta contra el propio bienestar humano en una medida antes nunca vista. Los avances tecnológicos –especialmente aquellos ubicados en el campo de lo inmaterial- han sido puestos al servicio del movimiento de las finanzas, mientras el bienestar de amplios sectores de la humanidad parecen ir en retroceso. Estas mismas ventajas tecnológicas han facilitado el dominio del capital sobre el Estado. Como ha sido planteado anteriormente, con la pérdida de centralidad del Estado 6 Esta mutación es el cambio profundo que incluye la evolución económica “acompañado por un cambio profundo de las normas, de los modos de regulación y de los motores de desarrollo de los sistemas” (Passet, 1999:104) 7 V Congreso Internacional del CLAD sobre la Reforma del Estado y de la Administración Pública, Santo Domingo, Rep. Dominicana, 24 - 27 Oct. 2000 se ha desplazado el núcleo de decisiones del ámbito público a las instituciones financieras,7 las mismas actúan no en función de crear riqueza, revalorizar territorios, ni la búsqueda del bienestar humano, sino de fructificar rápidamente su patrimonio financiero (Passet, 1999). Este debilitamiento del Estado facilita la exclusión social: lo que antes se dedicaba al sector trabajador (excedentes de productividad) ahora se destina a aumentar la productividad. Esto lo califica Passet como una “política de precarización” para la cual no hay contraparte en las instituciones sociales. Bajo este marco de significaciones pasemos ahora a desarrollar el sentido subyacente de la cuestión social y la exclusión, para así poder aproximarnos a los efectos del desajuste social impulsado por las políticas y programas del neoliberalismo. Ahora bien, si analizamos el tipo de política social que tiende a prevalecer en algunos países de América Latina, bajo el panorama antes mencionado, podríamos vincularla a la tipología desarrolla por Titmus (citado por Fleury), a partir “de la conjugación de criterios tales como mercado versus sistema público y grado de redistribución de los sistemas de protección social” (Fleury, 1997: 137). El “Modelo Residual de Política Social” es el primer tipo de los desarrollados por Titmus, caracterizado por la “solución de las necesidades sociales a partir de las posibilidades de mercado, en términos individuales o en pequeños grupos asociados, siendo la familia el grupo fundamental”. (Ibíd). En este modelo se plantea una acción social de carácter compensatorio por parte del Estado hacia aquellos sectores excluidos del mercado. Justamente éste ha sido ampliamente desarrollado a partir del proceso de apertura económica neoliberal iniciado en latinoamérica en la década de los ochenta. En este sentido, Esping-Andersen – siguiendo a Titmus- (cit. por Fleury, 1997), toma como criterio la democratización social del capitalismo para caracterizar al Welfare de diversas formas. Así el “Modelo Residual de Política Social” se desarrolla sobre la base de un “Modelo Liberal” que maximiza el aspecto mercantil inspirado en el principio de less eligibility que penaliza a los diversos usuarios de los servicios sociales, dando importancia al residualismo de la política social Es importante señalar aquí, que estas caracterizaciones son de puro tipo teóricoconceptual, lo que significa su relatividad en cuanto a su concreción en los diversos contextos en donde este modelo se ha desarrollado. Indistintamente del modelo de bienestar, siempre van a existir las siguientes premisas: el desarrollo socioeconómico, una determinada política de empleo y un esquema de financiamiento de la protección social (ibíd). De esta manera resumimos los diversos rasgos del modelo liberal en cuanto a protección social se refiere. 7 A estas instituciones o corporaciones Ramonet (1999) las llama los “mamut de las finanzas” ya que sus movimientos podrían desestabilizar la economía de cualquier país. Además ellos se movilizan sin contrato social , ni leyes, ni sanciones, exceptuando aquellas que ellos mismos determinen a su conveniencia. (p.115) 8 V Congreso Internacional del CLAD sobre la Reforma del Estado y de la Administración Pública, Santo Domingo, Rep. Dominicana, 24 - 27 Oct. 2000 Rasgos del Residualismo Asistencial Modalidad Denominaciones Ideología Principio Efecto Status Finanza Actividad Cobertura Beneficio Acceso Administración Organización Referencia Ciudadanía Asistencia Residual Liberal Caridad Discriminación Descalificante Donaciones Fondos Objetivos Bienes/servicios Test de medios Filantrópica Local Poor laws Invertida Fuente: Fleury, 1997. El modelo liberal o residualismo asistencial centra su interés en el mercado como medio para satisfacer las demandas sociales, éstas son cubiertas de acuerdo a “los intereses individuales y la capacidad de adquirir bienes y servicios” (op. cit.: 141), en donde la igualdad social es entendida como igualdad de oportunidades, lo que implica la competencia en el mercado. Esto significa que el énfasis en el mercado va a determinar a la acción pública como compensatoria, discriminando a aquellos grupos que no lograron participar activamente en el juego del mercado, organizando para ellos fondos sociales especiales. Por otro lado, la base socio-organizativa en este modelo está representada por un voluntariado que proviene de sectores públicos y privados. El acceso a los beneficios está mediado por criterios que asignan incapacidad a las agencias locales para cubrir sus propias necesidades, en esta medida acceden a los servicios; pero esto no significa que gocen permanentemente de un derecho, puesto que su concesión estará supeditado a las decisiones de un funcionario. Así, la asistencia social en este modelo posee un carácter, “más propiamente preventivo y punitivo que una garantía de los derechos de la ciudadanía, lo que se evidencia tanto en los rituales de descalificación que envuelven las prácticas asistenciales por el hecho de que, tanto en el pasado como en sus variaciones más actuales, la concesión del beneficio será acompañada de la pérdida de otros derechos de la ciudadanía” (op. cit.: 142-143). En este sentido, Fleury (1984) ha denominado a la relación social que subyace al modelo de residualismo asistencial como “ciudadanía invertida”, en donde la población objetivo, se beneficia de la política social por su incapacidad para garantizarse su protección. Es decir, se accede al bienestar social a partir de la perdida de sus derechos políticos como ciudadanos incapaces de competir en el 9 V Congreso Internacional del CLAD sobre la Reforma del Estado y de la Administración Pública, Santo Domingo, Rep. Dominicana, 24 - 27 Oct. 2000 mercado. De este modo, la cuestión social en el marco neoliberal se va a redimensionar totalmente, a diferencia de la pobreza presente en el llamado Estado del compromiso nacional popular (Portantiero, 1989). Tenti (1997) analizando el caso argentino, señala que la nueva cuestión social redimensiona completamente a la vieja pobreza estructural, aunado a ello tenemos ahora como resultado del proceso de desindustrialización, la pérdida de “centralidad” del asalariado obrero. Así como también, las transformaciones de las relaciones de trabajo en cuanto a la flexibilización, convenio colectivo, entre otras figuras jurídicas, que están directamente vinculadas con “las exigencias de productividad y competitividad y que son posibles gracias a una profunda modificación en las relaciones de fuerza entre capital y trabajo en beneficio del primero” (op. cit.: 198). El nuevo modelo de economía liberal ha producido un impacto hasta ahora desconocido, produciendo nuevas formas de pobreza y precariedad social para lo cual ha sido difícil diseñar estrategias que puedan paliar la nueva situación de pobreza, muestra de ello es el proceso de reforma y ajuste desarrollado en Venezuela, que en este trabajo denominamos metafóricamente: La cuestión social: reformar para excluir. RESIDUALISMO ASISTENCIAL: La situación venezolana. Con el proceso de Reforma del Estado, se intenta reformar y modernizar la estructura del aparato estatal e introducir nuevas estrategias que refunden las relaciones entre el Estado y la Sociedad Civil. Muchos analistas y entendidos coinciden en afirmar que las recientes “desconcentraciones administrativas” entre otras acciones, han sido verdaderos logros de las estrategias reformadoras neoliberales. Mientras otros piensan que los reales cambios no se han producido completamente, “Reforma del Poder Judicial y Despartidización de las Estructuras del Estado”, y que en cambio, lo que se ha hecho es crear las condiciones para reorganizar y reacomodar a las clases que siempre han detentado el poder, entre otros privilegios. Ejemplo de ello es la reestructuración de lo social que ha afectado el funcionamiento del sistema de salud, específicamente, la disminución de la inversión y la reducción del gasto social, el cual está limitado a la aplicación de programas focalizados y compensatorios que consumen los recursos financieros, sin poder lograr un impacto favorable en la población objetivo. Mientras tanto, la recesión económica y las restricciones impuestas por las medidas de ajuste han tenido un impacto negativo en las condiciones sociales de la población. El deterioro de los ingresos y del poder adquisitivo de la población aunado al desempleo, la pobreza, y el deterioro de la calidad de vida en general, atentan contra la “buena voluntad” de los planificadores gubernamentales y pone en entre 10 V Congreso Internacional del CLAD sobre la Reforma del Estado y de la Administración Pública, Santo Domingo, Rep. Dominicana, 24 - 27 Oct. 2000 dicho la idea modernizadora de la reforma del sistema de salud. El efecto directo de este proceso tiende hacia el aumento de la inmensa masa de excluidos, producto de la aplicación de los programas de ajuste macroeconómicos, en detrimento de políticas sociales más cónsonas con las realidades de cada uno de los países latinoamericanos. Esto demuestra que el abatimiento de la pobreza, más que una declaración de principios, tiene que considerar, además de los factores económicos, los factores sociales y culturales. El sistema de asistencia social venezolano hasta ahora ha experimentado una serie de cambios que en su mayoría están relacionados al fracaso del modelo económico rentista petrolero, y a la aplicación de una estrategia económica de ajuste y estabilización como salida a la crisis que ha afectado a la nación desde finales de la década de los ochenta y durante toda la década de los noventa. La política social (PS) que se aplicó en el período previo al ajuste ya acusaba serias deficiencias en su gestión y escasos éxitos en sus resultados, su carácter universal sirvió fundamentalmente como elemento legitimador del sistema político. De acuerdo a eso podríamos afirmar que en la etapa del pre-ajuste: “El acceso universal a la política social y su contribución al ejercicio de ciudadanía y a la democratización de las relaciones Estado-sociedad se vio permanentemente interferido por la existencia en el aparato estatal de una práctica centralista, burocrática y clientelar, mientras que desde la sociedad civil la defensa de los derechos ciudadanos y la construcción de espacios de participación en la gestión social no avanzó más allá de la limitada y distorsionada acción de los partidos políticos y sus grupos de interés. Estos elementos configuraron una política social formalizada como universal pero socializada como una asistencia parcial reducida a los más necesitados, limitada en su práctica y resultados.” (Gómez, 2000: 156) Para el caso de Venezuela existen decisiones políticas concretas que expresan la repercusión que tienen las transformaciones del sistema capitalista mundial. El énfasis otorgado a la aplicación de políticas macroeconómicas cuyos resultados determinarían el desarrollo de las políticas sociales, la disminución del gasto público y la injerencia cada vez mayor de los organismos financieros internacionales –a través de los programas sociales- en el desarrollo de la asistencia social que otrora era algo exclusivo del Estado, son algunos de los elementos que se relacionan de una u otra forma a estas transformaciones. A partir del ajuste económico, uno de los cambios más resaltantes en la nueva realidad de la PS en Venezuela, es la redefinición de su enfoque, al pasar de una visión universal a otra focalizada, residual y compensatoria. Sin embargo, la focalización hacia los sectores más pobres implicó también dejar de lado amplios grupos de la población -que sufren un notable desmejoramiento de sus 11 V Congreso Internacional del CLAD sobre la Reforma del Estado y de la Administración Pública, Santo Domingo, Rep. Dominicana, 24 - 27 Oct. 2000 condiciones de vida (la nueva pobreza)- para concentrarse tan sólo en los llamados sectores más vulnerables. La naturaleza compensatoria le impone un carácter temporal, cortoplacista e inmediatista a la política social. Esta se convierte en un mecanismo subsidiario con relación a las políticas económicas de ajuste y estabilización. 8 Paradójicamente, la acción social del Estado se reduce, mientras la pobreza se generaliza y por ende aumenta la demanda de servicios sociales. La política social no puede satisfacer las crecientes expectativas en cuanto a su misión de contrarrestar los efectos negativos del ajuste estructural. La perspectiva del “Estado mínimo” (que subyace en el enfoque actual de la PS) se expresa en el ámbito social en la reducción de la acción estatal a la atención de las necesidades básicas con acciones paliativas. Para ello se ha adecuado también el concepto de pobreza, encontrándose distintas variantes, tales como “pobreza crítica”, “pobreza extrema”, “sectores con necesidades básicas insatisfechas”, etc, lo cual conlleva a un reforzamiento del proceso de exclusión9 y de desintegración social ya existente. En este escenario, como ya lo hemos mencionado, en vez de política social predomina la idea de “programas sociales”, esta última noción se adecua a los cambios realizados en la naturaleza y objetivos de la PS. Por otra parte, no existen lineamientos y/o decisiones políticas articuladas a un proyecto de país, cuyas metas establezcan alcanzar los cambios que la realidad demanda en áreas estratégicas, tales como, educación, salud y nutrición -por sólo mencionar algunas- en una visión de mediano y largo plazo dirigida a los sectores sociales que lo necesitan. Por el contrario, a medida que se fue aplicando la estrategia económica de ajuste y las agencias transnacionales en conjunto con los gobiernos nacionales promovieron el desarrollo de dichos programas, la estructura de asistencia social estatal tradicional se desmanteló para adecuarse a la orientación de la estrategia económica. Una de las consecuencias de esta situación es el abandono de áreas de atención y/o programas, cuya aplicación exige mejorar la eficacia social del Estado. En su lugar, se plantearon políticas que proponían una reestructuración de las unidades que anteriormente centralizaban la PS, la descentralización a las regiones de competencias anteriormente exclusivas del nivel central y paralelamente un proceso de privatización de los servicios sociales. Es decir, la reorganización, descentralización y privatización fueron pilares básicos de la orientación neoliberal para hacer más eficiente el desarrollo de la política 8 Aunque formalmente lo que podríamos llamar política social tradicional no desaparece, esta subordinación a la estrategia económica debilita y en algunos casos anula la acción de la política social en la construcción de espacios de ciudadanía, al privilegiarse algunas orientaciones del modelo económico neoliberal, tales como: la reducción del gasto público, la lucha contra la inflación y el déficit fiscal; sin tomar en cuenta el desarrollo social (cf. Gómez, 2000). 9 Entendida la exclusión como la “... falta de incorporación de parte significativa de la población a la comunidad social y política, negándose sistemáticamente los derechos de ciudadanía, como la igualdad ante la ley y las instituciones públicas, e impidiéndose su acceso a la riqueza producida en el país… Además la exclusión aparece cuando la pobreza no tiene perspectivas de superarse permitiendo la inserción en un nuevo ciclo de consumo” (Fleury, 1998-1999: 74 y 75). 12 V Congreso Internacional del CLAD sobre la Reforma del Estado y de la Administración Pública, Santo Domingo, Rep. Dominicana, 24 - 27 Oct. 2000 social. CONSIDERACIONES FINALES Las diversas transformaciones del sistema de intercambio mundial se expresan en el inevitable redimensionamiento del otrora Estado del compromiso nacional popular; a través del desarrollo de los programas de ajuste neoliberal. Éstos en América Latina están dirigidos a desmantelar las estructuras (Estado-nación, sistema político) que se consolidaron después de la segunda guerra mundial. Las reformas empezaron a concretarse a partir de los años ochenta, con la puesta en marcha de un conjunto de medidas macroeconómicas destinadas a corregir las distorsiones de la estructura económica de los países latinoamericanos. Medidas estimuladas por la carga onerosa de endeudamiento externo e interno que les impedía atender debidamente los desajustes de sus economías, aunado a otros elementos de carácter sociopolítico. Dichos países se vieron obligados a recurrir a préstamos de organismos internacionales; que exigieron como condición la aplicación de un conjunto de políticas de ajuste y estabilización económica que de alguna manera asegurara la “inversión” de esos organismos. Las exigencias planteadas por las agencias financieras internacionales, aunada a la nueva interdependencia económica del sistema mundial capitalista, produjo –entre otras cosas- un desdibujamiento en el clásico rol del Estado y, por ende, una redefinición de sus estructuras que tiene un impacto significativo en la atención de la cuestión social : “Y es que en las economías en desarrollo de América Latina y el Caribe cada vez más los indicadores de crecimiento económico se distancian más de los de bienestar o de desarrollo social, estableciéndose una relación a la inversa, es decir, controlar ciertas variables como la inflación y el déficit fiscal, se traducen en un aumento de los índices de pobreza y en un desmejoramiento -a veces violento- de las condiciones de vida de grandes porciones de la población.” (Gómez, 2000: 9). Hoy no se trata de oponerse a esta forma de desarrollo, puesto que su existencia es un hecho, siguiendo a Touraine, se trata ahora de cómo reconstruir el control social sobre la actividad económica que tiende cada día a ensanchar la brecha y dividir el mundo en dos, esto es, aquellas actividades e individuos que forman parte del sistema de intercambio mundial y las actividades marginales, excluídas o informales. De modo que el proceso de Reforma del Estado mientras sea pensado desde una perspectiva individualista y pragmática, no puede terminar formando ciudadanos, sino consumidores (incluidos y excluidos). Esto explica en parte la nueva exclusión social o “ciudadanía invertida” a decir de Fleury. Hay que comenzar a repensar la relación entre el Estado y la sociedad, tomando en consideración sus 13 V Congreso Internacional del CLAD sobre la Reforma del Estado y de la Administración Pública, Santo Domingo, Rep. Dominicana, 24 - 27 Oct. 2000 ambigüedades y tergiversaciones (confusión entre lo público y lo privado, anarquía versus democracia, ciudadanía versus pobreza), justamente son esos aspectos los que explican en parte la vieja y nueva cuestión social latinoamericana. RESEÑA CURRICULAR. I DATOS PERSONALES LUIS ALBERTO ALARCÓN. SOCIÓLOGO, COORDINADOR DE LA UNIDAD DE POLÍTICA Y PLANIFICACIÓN CIENTÍFICA TECNOLÓGICA PARA EL ESTADO SUCRE-VENEZUELA. FUNDACITE. AV. CARUPANO, VÍA EL PEÑÓN URBANIZACIÓN CRISTÓBAL COLÓN, AV. NORTE CRUCE CON AV.ESTE UNO CUMANÁ ESTADO SUCRE, VENEZUELA. TELEFONOS : ( 093 ) 672498 - 672479 FAX : 672531. APDO. POSTAL 122. E-mails: politica@fundacite. sucre.gov.ve; [email protected] II. ESTUDIOS REALIZADOS. - ESTUDIOS DE FILOSOFÍA Y TEOLOGÍA. En los Seminarios Mayores de Calabozo, Mérida y Cumaná. 1987-1993. (no concluidos). - LICENCIATURA EN EDUCACIÓN. Universidad Experimental Simón Rodríguez. Convenio Cepap-Fe y Alegría. Maracaibo. (en proceso de ejecución de tesis de grado). 1993-1999. - LICENCIATURA EN SOCIOLOGÍA. Universidad de Oriente, Núcleo de Sucre. 1993-1999. III. PUBLICACIONES -ESPINO, LLANO Y POESÍA. EDICIONES DE LA PRESIDENCIA DE LA REPÚBLICA, BIBLIOTECA ANTONIO JOSÉ DE SUCRE. CARACAS. 1994. -CULTURA Y PERSONALIDAD. REVISTA ESTUDIANTIL DE SOCIOLOGÍA (MIDRASH). UNIVERSIDAD DE ORIENTE. ESCUELA DE CIENCIAS SOCIALES. DEPARTAMENTO DE SOCIOLOGÍA. AÑO LLL, Nº 3. CUMANÁ - ESTADO SUCRE, VENEZUELA. 1996. -“LA SOCIALIDAD DE LA COMUNICACIÓN.”. (COAUTOR) CHASQUI. REVISTA LATINOAMERICANA DE COMUNICACIÓN. QUITO-ECUADOR. Nº 64 DICIEMBRE 1998. -EL PENSAMIENTO POSTMODERNO COMO LÍNEA DE FUGA. (COAUTOR). PÁGINA LATINOAMERICANA DE FILOSOFÍA. URUGUAY. Nº 5 ABRIL DE 1999. Disponible en : (HTTP://WWW.NGWEB.COM/LATINOFIL/NROCIN/5ALARCON.HTM). -“LA POSMODERNIDAD COMO UN SUBPRODUCTO DE LA MODERNIDAD DOMINANTE.” (COAUTOR) Trento,1999. PUBLICADO EN LA GATTUNNGSWESEN: SOCIOLOGICAL PAGE. DISPONIBLE EN: http:/members.es. tripod. De/ Daniel-sociologo/escrito.htm.modernidad -“LA GLOBALIZACION Y LOS CAMBIOS EN LA GESTION DE LA POLITICA SOCIAL VENEZOLANA, A PARTIR DE LA AGENDA VENEZUELA.” (COAUTOR). APROBADO PARA SU PUBLICACION EN REVISTA SABER, UNIVERSIDAD DE ORIENTE, CUMANA. VOLUMEN 11, Nº 2. 1999. - “DESCENTRALIZACION DE LA POLITICA SOCIAL. LA EXPERIENCIA DE LA AGENDA VENEZUELA.” (COAUTOR). APROBADO PARA SU PUBLICACION EN REVISTA SABER. UNIVERSIDAD DE ORIENTE. CUMANA. VOLUMEN 12. Nº 1. 2OOO. BIBLIOGRAFÍA. ALARCÓN, Luis y GÓMEZ, Irey. “La globalización y los cambios en la gestión de la política social venezolana, a partir de la Agenda Venezuela”. Aprobado para su publicación en la Revista Saber (Revista Científica del Consejo de Investigación de la Universidad de Oriente) Volumen II, Nº 2, correspondiente al período julio-diciembre del año 1999. ALAYÓN, Rubén. (1997): “No todos subirán al tren. Globalización, pobreza y exclusión.” Revista Venezolana de Análisis de Coyuntura, UCV. 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