Evidencias de Patología traumática en la necrópolis de la Iglesia de

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EVIDENCIAS DE PATOLOGÍA TRAUMÁTICA EN LA NECRÓPOLIS DE LA IGLESIA DE SANTA
MARÍA DE GANDÍA
Francisco José PUCHALT FORTEA, Isabel COLLADO y M. PUCHALT
Introducción
Muy pronto aprendió el hombre que la cabeza era algo especial en su cuerpo. Aparte el hecho,
que suponemos de rápido aprendizaje, de que a una persona sin cabeza le iban muy mallas cosas pues
se moría rápidamente, el hecho de que sobresalía del cuerpo, de que albergaba funciones tan necesarias
como la vista, de que después de un fuerte golpe se caía al suelo y dejaba de hablar y moverse, de que su
rica inervación sensible hacía que le doliesen los golpes, y mas cosas del mismo estilo, le hicieron
comprender al hombre rápidamente que era algo a tener en cuenta, tanto para su protección, ataque o
intervención quirúrgica y médica. Se puede afirmar sin desbarrar mucho que toda agresión física
dirigida a la cabeza no pasaba desapercibida para el que la recibía. Un fuerte golpe podía hacer caer
inconsciente o muerto a su poseedor, y si no era taIl extrema la intensidad del mismo, le hacía reaccionar
para defenderse o lamentarse. Al mismo tiempo una agresión al cráneo del enemigo o agresor podía
eliminarlo por un buen rato o para siempre. Víctima o agresor, pronto se aprendió.
Las huellas de traumatismos son, a veces, muy evidentes en el esqueleto cráneo-facial.
Otras veces son de W1 tamaño discreto, que exige al estudioso fijarse muy bien para detectarlas e
interpretarlas. Pero su existencia pone de manifiesto episodios que no pasaron desapercibidos al que
sufrió la agresión y cuyos restos esqueléticos se estudian.
La pieza cuyo estudio aquí se presenta procede de la fosa común de la Iglesia de Santa María, de
la ciudad de Gandía. Los restos encontrados en el fossar hacen que la datación arqueológica de los
mismos se extienda desde el S. XV al S. XVII de nuestra era.
Material y métodos seguidos en el estudio.
Se describe la pieza identificándola con ayuda de atlas y guías anatómicas (Testut 1933).
Se usa 1.U1 calibre y doble decímeh"o para la medición tanto de la pieza como de los pW1toS más
sobresalientes en el estudio.
Se utilizó una cámara digital, con los dispositivos necesarios, para la toma de imágenes, tanto
generales de la pieza como de los detalles.
Para el diagnóstico de la patología presente en la pieza estudiada se usaron atlas y libros sobre
paleopatología y estudio esquelético de las lesiones (Campillo 2001; Aufderheide y Rodriguez-Martin
1998; Ortner y Putschar 1985; Lacroix 1972)
Resultados del estudio
La pieza objeto del estudio es un fragmento del hueso frontal, de forma cuadrilátera. Está
formado por un tercio del hemifrontal izquierdo y alrededor de la mitad del hernifrontal derecho.
Abarca la porción anterior del frontal hasta el borde anterior, poniendo al descubierto por deterioro las
cavidades del seno frontal derecho.
Sus dimensiones son de: 84 mm por su parte más posterior; 66 mm por su parte más anterior; por su
parte lateral derecha la longitud es de 75 mm; por su parte lateral izquierda la longitud es de 78 mm.
La superficie de la tabla externa (Fig. 1) es lisa, presentando hendiduras en la porción anterior
derecha de la misma.
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LAS SOCIEDADES HISTÓRICAS PENINSULARES: EDAD MEDIA Y MODERNA
La superficie de la tabla interna craneal es lisa, no mostrando mas relieves que los propio de la
inserción de las meninges cerebrales.
Las hendiduras del frontal derecho forman una T tumbada. (Fig. 2). La rama más grande acaba
en el borde anterior del fragmento del frontal. Mide 18 mm de longitud, y en realidad es un escalón que
separa una porción del frontal de la otra, revelando un desnivel de 1,4 mm máximo, poniendo de relieve
un hundimiento del hueso frontal más medial respecto al más externo. Vista de lado se ve claramente su
reborde engrosado (Fig. 3). No tiene correspondencia con la tabla interna, pero afecta al techo de la
cavidad sinusal, dibujado en forma de fisura. (Fig. 4).
La segunda fisura es mucho más pequeña y alcanza, pero no sobrepasa, la fisura anterior,
provocando a su vez un desnivel entre la parte superior, mas hundida, y la parte anterior. Su longitud es
de 9 mm y el desnivel que provoca entre la parte anterior y posterior a ella es de 0,7 mm. (Fig. 2).
En ninguna de ellas se ve hueso esponjoso, ni solución de continuidad ni astillamiento.
No hay correspondencia con fisuras de ninguna clase en tabla interna craneal o cara endocraneal del
frontal.
Diagnóstico paleopatológico.
Fractura longitudinal de tabla externa con hundimiento y desnivelación. Afectación del techo
sinusal frontal del lado derecho.
Fractura de tabla externa transversal, con hundimiento y desnivelación del hueso frontal,
ocurrida posteriormente a la primera.
Ambas fracturas ocurrieron en vida.
Discusión
Pocas son las dudas que provoca este caso.
El individuo cuyos restos esqueléticos se estudian sufrió en vida dos traumatismos craneales
como mínimo, no pudiéndose estudiar el resto del cráneo ni del esqueleto, por provenir de una fosa
común.
Son tipicas fracturas por hundimiento, si bien no afectaron a tabla interna craneal.
De los dos traumatismos, fue el mas grave el representado por la fisura longitudinal, que es más
grande y ha provocado un desnivel importante, de 1,4 mm, y que además llega al techo de la cavidad
sinusal derecha (Figs. 3 y 4) afectando a una estructura de contenido aéreo, y por tanto llena de
gérmenes. (Campillo 2001; Aufderheide y Rodriguez-Martin 1998; Ortner y Putschar 1985).
La pequeña fisura transversal al eje craneal es la menos grave clínicamente hablando. Su tamaño
y el pequeño desnivel que provoca no parece producir ninguna comunicación de estructuras con el
exterior.
Que fueron hechas en vida y que hubo supervivencia se pone claramente de manifiesto por la
ausencia de astillamiento y el reborde engrosado de las lesiones, junto con la ausencia de tejido
esponjoso. Son detalles de supervivencia que pone de manifiesto esta cicatrización ósea. (Lacroix 1972).
Establecer cual es la secuencia de las lesiones es bastante fácil si observamos que hay una fisura,
la fractura de la tabla externa, la más pequeña, que corta a la mas grande, pero no continua al otro lado.
Esto también se pone de manifiesto por los distintos grados de desnivel provocados por una y otra.
(Figs. 2 y 3).
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EVIDENCIAS DE PATOLOGÍA TRAUMÁTICA EN LA NECRÓPOLIS DE LA IGLESIA DE SANTA MARÍA DEGANDÍA
Resumen y conclusiones
El presente trabajo es el estudio de un fragmento craneal esquelético proveniente de la fosa
común de la Iglesia de Santa María, ciudad de Gandía. Los restos están datados como de sujetos
enterrados entre el S. XV y el S. XVII de nuestra era.
El estudio pone en evidencia las huellas de dos traumatismos craneales, representados por dos
fisuras y escalonamientos de la superficie ósea. La más grande, longitudinal con respecto al eje craneal,
afecta también al techo de la cavidad sinusal frontal. Esta es la primera en la secuencia de traumatismos.
La más pequeña, transversal, es posterior a la primera.
Su aspecto nos indica que se produjeron en vida y que hubo supervivencia.
BIBLIOGRAFÍA
AUFDERHEIDE, A. Y RODRIGUEZ-MARTIN, C. (1998): The Cambridge Encyclopedia of Human
Paleopathology. Cambridge.
CAMPILLO, D. (2001): Introducción a la Paleopatología. Barcelona.
LACROIX, M. (1972): Étude medico-legale des pertes de substance de la voute du crane. París.
ORTNER, D.J. YPUTSCHAR W.G.P. (1985): Identification of Paleopathological Conditions in Human Skeletal
Remains. Washington.
TESTUT,1. y LATARJET, A. (1971): Anatomía Humana. Barcelona.
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LAS SOCIEDADES HISTÓRICAS PENINSULARES, EDAD MEDIA Y MODERNA
Figura 1. Imagen general de la Pieza objeto de estudio
Figura 2. Imagen del conjunto de las fisuras.
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Figura 3. Imagen de la fisura principal con su borde escalonado y cicah-izado_
Figura 4. Imagen del techo del seno frontal derecho_ La línea oscura es
la fisura del techo y que se corresponde con el h"ayecto de la fisura principaL
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