Amparo 954-2013 - Corte Suprema de Justicia

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954-2013
Amparo
Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia: San Salvador, a las once
horas y treinta y dos minutos del día ocho de enero de dos mil catorce.
Analizada la demanda de amparo firmada por la señora Margarita de los Ángeles
Rivas Hernández, junto con la documentación anexa, es necesario realizar las
consideraciones siguientes:
I. En síntesis, la demandante manifiesta que promueve el presente proceso de
amparo en contra del Presidente y del Director de Recursos Humanos de la Corte de
Cuentas de la República, debido a la no renovación de su contrato con dicha institución
para el año 2014. Tal circunstancia, a su juicio, “… constituye un despido de hecho
ordenado por los funcionarios demandados, sin que previamente se [le] tramitara un
procedimiento en el que pudiera exponer [sus] razonamientos, controvertir la prueba
presentada en [su] contra y ejercer [su] defensa…”, pese a que, según expone, se
encontraba incorporada en la carrera administrativa, pues estaba vinculada laboralmente en
virtud de un contrato de carácter permanente.
Sostiene que la no renovación del referido contrato se efectuó el día 20-XII-2013 y,
además, afirma que el cargo que desempeñaba no era de aquellos que pueden ser
considerados de confianza política o personal, pues sus funciones no implicaban la facultad
de adoptar decisiones determinantes para la institución.
Con base en lo anterior, estima que debió tramitarse un procedimiento previo ante
la autoridad competente en el que se justificaran y comprobaran las causas para no renovar
su contrato laboral y destituirla de su cargo y en el que la pretensora tuviera la oportunidad
de controvertir aquellas y defenderse.
Asimismo, afirma que no hay un mecanismo idóneo con el cual podría intentarse la
reparación de la infracción constitucional, puesto que la nulidad a la que alude el art. 61 de
la Ley de Servicio Civil es un mecanismo que no cuenta con los instrumentos procesales
indispensables para asegurar que mientras dure la tramitación del procedimiento se evite la
consumación de la vulneración constitucional.
Por tanto, alega que se han conculcado sus derechos constitucionales de audiencia,
defensa y estabilidad laboral.
II. Ahora bien, se advierte que la pretensión que dio inicio al presente proceso posee
conexión con otras demandas de amparo que han sido presentadas ante este Tribunal, las
cuales han sido clasificadas bajo las referencias 955-2013, 956-2013, 957-2013, 1-2014, 32014, 4-2014, 5-2014, 6-2014, 7-2014, 8-2014, 9-2014, 10-2014, 11-2014, 12-2014, 132014, 14-2014, 15-2014, 16-2014, 17-2014, 18-2014, 19-2014, 20-2014, 21-2014, 22-2014,
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23-2014, 24-2014, 25-2014, 26-2014, 27-2014, 28-2014, 29-2014, 30-2014, 31-2014, 332014, 34-2014, 35-2014, 36-2014, 37-2014, 38-2014, 39-2014, 40-2014 y 44-2014; por lo
que es procedente efectuar algunas consideraciones relativas a la acumulación de procesos,
a fin de evaluar la posibilidad de aplicar supletoriamente el trámite que para ese tipo de
incidentes prescribe el Código Procesal Civil y Mercantil – en adelante, “C.Pr.C.M.”–
1. Tal y como se ha afirmado en las resoluciones de fecha 26-X-2012 emitidas en
los procesos de amparo 573-2010 y 574-2010, la acumulación de procesos supone el
conocimiento y posterior resolución de dos o más causas conexas entre sí, con la finalidad
de evitar un dispendio jurisdiccional innecesario. Según se afirmó en los citados autos,
existe conexidad cuándo alguno de los elementos de la pretensión –fáctico o jurídico–
comparte identidad en el reclamo.
2. A. Así, en las mencionadas resoluciones se estableció que, en el caso específico
del amparo, dado que la Ley de Procedimientos Constitucionales no establece cuándo
resulta procedente dicha acumulación y tampoco la manera en que esta podrá ser realizada,
se deberá aplicar de forma supletoria el trámite establecido para ello en el C.Pr.C.M., en
virtud de lo dispuesto en su artículo 20, el cual prescribe que: “en defecto de disposición
específica en las leyes que regulan los procesos distintos del civil y mercantil, las normas
de este código se aplicarán supletoriamente”.
Al respecto, el artículo 105 inciso 1° del C.Pr.C.M. prevé que: “la acumulación de
diferentes procesos sólo podrá solicitarse por quien sea parte en cualquiera de los procesos
cuya acumulación se pretende”. Asimismo, el inciso 2° de esa disposición legal prescribe
que aquella también “podrá ser decretada de oficio cuando dichos procesos estén
pendientes ante el mismo tribunal, así como en los otros casos que expresamente lo
disponga la ley”.
B. Con relación al trámite que debe sustanciarse para efectuar dicha acumulación, el
C.Pr.C.M. establece en su art. 114 inciso 1° que: “Admitida la solicitud, se dará audiencia a
las demás partes personadas y a todos los que sean parte en cualquiera de los procesos cuya
acumulación se pretende, aunque no lo sean en aquél en el que se ha solicitado, a fin de
que, en el plazo común de tres días formulen las alegaciones acerca de la acumulación”.
Esta oportunidad que se le concede a las partes para realizar las alegaciones que
consideren pertinentes respecto de una posible acumulación, obedece a que en cada uno de
los procesos que se pretenden acumular existe, en principio, dos posiciones antagónicas.
Es decir, en los procesos en los que el demandante se autoatribuye la afectación de
alteraciones difusas o concretas en su esfera jurídica y se da la oportunidad al sujeto pasivo
para que se resista a dicha pretensión, puede ocurrir que uno de ellos o ambos, se opongan a
la posibilidad de acumular el proceso a otros. Y en ese sentido, la audiencia a la que se
refiere el art. 114 C.Pr.C.M se configura para que el juzgador se entere de los mismos y
disponga ordenar o no la acumulación.
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No obstante dicha regla general, habrá casos en los que pueda prescindirse de
conceder dicha audiencia o traslado, v.gr. cuando la conexión jurídica y fáctica de las
pretensiones es tan intensa que no existe riesgo alguno de vulnerar derechos de las partes
o intervinientes si se ordena la acumulación de los mismos sin conceder el referido
traslado.
III. Aplicando las anteriores consideraciones al caso en estudio se advierte que el
presente amparo ha sido iniciado por la señora Margarita de los Ángeles Rivas Hernández y
que los procesos enumerados en el considerando que antecede han sido iniciados por los
señores Mónica Vanessa Cienfuegos de Carranza, Zuleyma Patricia Merino de Castillo,
René Antonio Hurtado Polanco, Tomás Cardoza Arrieta, Bessy Jeannette Aguilar de Ángel,
Maricela Vargas Miranda de Torres, Marta Alicia Lemus Valencia, Olga Marina Paredes de
Zavaleta, Marcela Beatriz Mejía de Corado, Gladys Celina Gálvez, Ada Luz Zelaya,
Gladys Ester Juárez Muñoz, Ana Luz Barrientos de Rodríguez, Yasmín Dolores Cortez
Gutiérrez, Norma Adolfina Alicia Escobar Mena, Ever Manases Romero Lozano, Roberto
Zelaya Mejía, Jorge Alberto Monzón Molina, Plácida Emelina Ramos de Valle, Julio César
Palacios Rivas, Ana Gertrudis Gómez Pinel, Francisco Alberto Rosales Martínez, Gloria
Delmy Murillo de Massis, Reynaldo Adolfo Sorto Bonilla, Ana Miriam Mármol de Molina,
Xenia Alejandrina Serrano Roscala, Delia Elsy Urrutia Calix de Chavarría, Luis Alfredo
Cáceres Ramírez, María Ivania Posada Fino, Fernando Antonio Romero Rodríguez, Gloria
Elizabeth Bonilla de Orellana, Carlos Antonio Cortez Ramos, Ivonne Lourdes Hernández
Urbina, Leopoldo Maximiliano Pimentel Carrillo, Alma Eugenia Parada de Hernández,
Mirna del Carmen Grijalva Flores, Dora María Asmet Sorto, Rina Esther Rosales Pineda,
José Pedro Corvera Vásquez, Frida Morena Gálvez Artiga, Marvin Elenilson Chávez
Figueroa y María Ángela Deras de Jovel respectivamente.
En tal sentido, se observa que si bien existe diferencia en los sujetos que promueven
los mencionados procesos de amparo, también se ha podido constatar que, en esencia, los
referidos peticionarios dirigen su pretensión contra el Presidente de la Corte de Cuentas de
la República a quien atribuyen la decisión de no renovar su contrato de servicios personales
para el año 2014, acto que, a criterio de los demandantes, constituye un despido de hecho
injustificado; y contra el Director de Recursos Humanos de la mencionada institución –por
haber sido él quien suscribió la notificación del citado despido–.
En razón de lo expuesto, se colige que existen motivos para sostener una conexión
jurídica y fáctica entre las pretensiones planteadas y, por ello, resulta procedente acumular
los mencionados amparos en un solo expediente, con el objeto de pronunciar una única
sentencia e impedir –tal como se acotó supra– la emisión de decisiones contradictorias que
transgredan la cosa juzgada. Lo anterior, con fundamento en los principios de
concentración, economía procesal y seguridad jurídica, sin que sea necesario conceder
previamente audiencia a las partes intervinientes, pues dichos procesos se encuentren en la
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misma etapa –análisis liminar de la demanda– y guardan conexidad entre sí al alegarse la
transgresión de los mismos derechos constitucionales con fundamento en argumentos
fácticos y jurídicos similares.
IV. Tomando en consideración los argumentos expuestos por la parte actora, resulta
pertinente exponer los fundamentos jurisprudenciales relevantes para la resolución que se
proveerá, específicamente en cuanto al derecho a la estabilidad laboral (1); la titularidad de
este derecho por los empleados de confianza (2); por los servidores públicos que se
encuentran bajo el régimen de contrato, con especial énfasis en el criterio sostenido en la
sentencia emitida el 19-XII-2012 en el Amp. 2-2011 (3); y algunas consideraciones
relativas a la configuración del extremo pasivo de la pretensión (4).
1. La jurisprudencia de este Tribunal ha sostenido –verbigracia las sentencias
emitidas en los Amp. 307-2005, 782-2008 y 66-2009 los días 11-VI-2010, 14-IV-2010 y 4II-2011, respectivamente– que la estabilidad laboral, como manifestación del derecho al
trabajo, implica el derecho del empleado a conservar un trabajo o empleo, el cual puede
invocarse cuando concurran a su favor circunstancias como las siguientes: que subsista el
puesto de trabajo; que el trabajador no pierda su capacidad física o mental para desempeñar
el cargo; que se desempeñe con eficiencia; que no se cometa falta grave que la ley
considere como causal de despido; que subsista la institución para la cual se presta el
servicio; y que, además, el puesto o cargo no sea de aquellos que requieran de confianza, ya
sea personal o política.
2. Asimismo, es menester acotar que en la sentencia emitida por este Tribunal en el
Amp. 426-2009 el día 29-VII-2011 se estableció que los cargos de confianza pueden
caracterizarse como aquellos desempeñados por funcionarios o empleados públicos que
llevan a cabo actividades vinculadas directamente con los objetivos y fines de dirección o
alta gerencia de una determinada institución –gozando de un alto grado de libertad en la
toma de decisiones– y/o que prestan un servicio personal y directo al titular de la entidad.
Además, en dicha sentencia, se concluyó que para determinar si un cargo en
particular es de confianza, independientemente de su denominación, se deberá analizar de
manera integral, y atendiendo a las circunstancias fácticas de cada caso concreto, si en él
concurren todas o la mayoría de las características siguientes: i) que se trate de un cargo de
alto nivel; ii) que se trate de un cargo con un grado mínimo de subordinación al titular; y
iii) que se trate de un cargo con una vinculación directa con el titular de la institución. Así,
la calificación de un puesto como de confianza no puede supeditarse únicamente a su
denominación –jefes, gerentes, administradores o directores, entre otros– y tampoco
efectuarse de manera automática, sino que el criterio que resulta determinante para
catalogar a un puesto de trabajo como de esa naturaleza son las funciones concretas que
se realizan al desempeñarlo.
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3. A. Ahora bien, respecto a los servidores públicos que se encuentran vinculados a
la Administración por medio de un contrato, debe indicarse que anteriormente –verbigracia
las resoluciones de improcedencia del 23-XII-2011, emitidas en los Amp. 778-2011 y 7652011, entre otras– la jurisprudencia de esta Sala había establecido que la titularidad del
derecho a la estabilidad laboral del empleado que presta sus servicios al Estado mediante un
contrato estaba condicionada por la fecha de vencimiento de este, por lo que, una vez
finalizada la vigencia de dicho instrumento, el empleado vinculado por esta modalidad
dejaba de ser titular del apuntado derecho, pues no incorporaba dentro de su esfera jurídica
un derecho subjetivo a ser contratado de nuevo o a ingresar forzosamente a la
Administración mediante una plaza.
B. Sin embargo, es menester recalcar que, tal como se sostuvo en la sentencia de
fecha 25-VIII-2010, pronunciada en la Inc. 1-2010, aunque el precedente posibilita la
precomprensión jurídica de la que parte toda interpretación, la continuidad de la
jurisprudencia puede flexibilizarse o ceder bajo determinados supuestos. No obstante, para
ello se exige que el apartamiento de los precedentes esté especialmente justificado –
argumentado– con un análisis crítico de la antigua jurisprudencia, que también es
susceptible de ser reinterpretada.
Así, se admiten como circunstancias válidas para modificar un precedente o alejarse
de él –entre otros– los siguientes supuestos: i) estar en presencia de un pronunciamiento
cuyos fundamentos normativos son incompletos o erróneamente interpretados; ii) el
cambio en la conformación subjetiva del Tribunal; y iii) que los fundamentos fácticos que
le motivaron hayan variado sustancialmente al grado de volver incoherente el
pronunciamiento originario con la realidad normada.
C. Con base en lo anterior, en la sentencia emitida el día 19-XII-2012 en el Amp. 22011 se señaló que la carrera administrativa implica que debe existir un régimen que
establezca tanto las condiciones de ingreso del potencial recurso humano a las instituciones
públicas como los derechos y deberes de las personas que se encuentren bajo ese sistema,
regulando los requisitos, procedimientos y supuestos en que se basen las promociones y
ascensos, los traslados, suspensiones y cesantías, así como los recursos contra las
resoluciones que afecten a tales servidores. En ese sentido, la carrera administrativa debe
garantizar la continuidad y promoción del elemento humano capacitado y con experiencia
que desempeña de manera eficiente las funciones públicas, ya sea en el Estado o en los
entes descentralizados por criterio territorial –los municipios– o por criterio funcional –las
instituciones oficiales autónomas–.
Asimismo, se apuntó que de la lectura del art. 83 de las Disposiciones Generales de
Presupuestos –DGP– se infiere que la modalidad de contratos a plazo fue diseñada para la
contratación de servicios profesionales o técnicos de naturaleza eventual, ya que, entre los
requisitos de validez que el mismo artículo establece para dichas contrataciones, está el
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referido al carácter extraordinario y ocasional de las labores a desarrollar dentro de la
institución. Así, los referidos contratos fueron originalmente concebidos como figuras
emergentes y subsidiarias, que se utilizarían cuando fuese necesario disponer de personal
que no desarrollara labores ordinarias en las diversas instituciones estatales, esto es,
actividades que no se consideraran habituales, propias y continuas dentro de una entidad
estatal, por ser ajenas al giro de sus funciones regulares.
En ese sentido, en la relacionada sentencia se indicó que el precedente referido a la
estabilidad laboral de los empleados públicos vinculados con el Estado mediante un
contrato surgió de la interpretación de una disposición cuya finalidad ha sido tergiversada
en la práctica, pues, a pesar de que esta figura fue diseñada para crear relaciones
laborales entre las instituciones públicas y los trabajadores que prestan servicios
eventuales, dichas entidades la utilizan para la contratación de personal con atribuciones
permanentes e inherentes a su quehacer ordinario y que, por lo tanto, dicho precedente
constitucional infringe la naturaleza de la carrera administrativa, al no garantizar la
continuidad del elemento humano que ha sido capacitado y que cuenta con la experiencia
necesaria para desempeñar de manera eficiente las funciones públicas y, además, permite
una limitación ilegítima de los derechos fundamentales a la estabilidad laboral e igualdad,
ya que pone en una situación inestable a los servidores o empleados públicos que prestan
sus servicios al Estado en virtud de un contrato, la cual resulta desventajosa respecto de
quienes desarrollan las mismas funciones que aquellos, pero bajo un nombramiento regido
por la Ley de Salarios.
D. En consecuencia, en la sentencia emitida en el Amp. 2-2011 se concluyó que, a
partir de dicho pronunciamiento, debía modificarse el criterio jurisprudencial relativo a la
estabilidad laboral de quienes sirven al Estado mediante un contrato, en el sentido que la
sola invocación de un contrato de servicios personales no es suficiente para tener por
establecido, in limine, que la naturaleza de la prestación de servicios realizada por una
persona a favor del Estado es eventual o extraordinaria; por ende, la finalización de la
vigencia del plazo de un contrato no es el criterio determinante para excluir, liminarmente
y sin más, la estabilidad de quienes están vinculados con el Estado bajo esa modalidad, ya
que, en definitiva, el trabajo no varía su esencia por la distinta naturaleza del acto o de la
formalidad que le dio origen a la relación laboral.
V. Acotado lo anterior y habiéndose constatado que la demanda cumple con los
requisitos mínimos de admisibilidad y procedencia establecidos por la legislación procesal
y jurisprudencia aplicable, se advierte que su admisión se circunscribirá al control de
constitucionalidad de la decisión del Presidente y del Director de Recursos Humanos de la
Corte de Cuentas de la República, de no renovar el contrato laboral de los actores para el
año 2014 y, por ende, removerlos de facto de los cargos que desempeñaban dentro de la
referida institución.
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Tal admisión se debe a que, a juicio de los actores, se han vulnerado –
presuntamente–sus derechos de audiencia, defensa y estabilidad laboral, ya que se les
separó de su cargo sin que se tramitara el procedimiento previo ante la autoridad
correspondiente en el que se justificaran y comprobaran las causas para no renovar su
contrato laboral y destituirlos de sus cargos, así como en el que se les brindara la
oportunidad de controvertir aquellas y ejercer de manera efectiva su defensa.
Lo anterior, a pesar de que –según afirman– sus cargos no eran de confianza
personal ni política, sino que las labores que desarrollaban eran eminentemente técnicas y
de carácter permanente que correspondían al quehacer cotidiano de la institución y, por lo
tanto, estaban incorporados a la carrera administrativa.
VI. Expuesto lo anterior, corresponde en este apartado examinar la posibilidad de
decretar una medida precautoria en el presente amparo, para lo cual, resulta necesario
señalar que la suspensión de los efectos del acto impugnado se enmarca dentro de la
categoría de las medidas cautelares, cuya función es impedir la realización de actos que, de
alguna manera, impidan o dificulten la efectiva satisfacción de la pretensión, la cual se lleva
a cabo mediante una incidencia en la esfera jurídica de los demandados o, incluso, de
quienes resulten beneficiados con el acto reclamado.
Con relación a ello, es necesario indicar que para la adopción de una medida
cautelar deben concurrir al menos dos presupuestos básicos, a saber: la probable existencia
de un derecho amenazado −fumus boni iuris−; y el daño que ocasionaría el desarrollo
temporal del proceso −periculum in mora−.
En el presente caso, se puede advertir que existe apariencia de buen derecho en
virtud, por una parte, de la invocación de una presunta vulneración de los derechos
constitucionales de los pretensores y, por otra parte, de la exposición de circunstancias
fácticas y jurídicas en las que se hace descansar aquella, específicamente por señalar que
han sido despedidos de hecho sin que previamente se tramitara el procedimiento
correspondiente, no obstante encontrarse incorporados en la carrera administrativa al
desempeñar labores de carácter permanente.
De igual forma, se puede observar que existe un efectivo peligro en la demora, ya
que de no paralizar los efectos de la actuación contra la que se reclama, podría consumarse
la afectación alegada en la esfera jurídica de los demandantes, tomando en cuenta que han
expresado que, si bien se encontraban vinculados laboralmente mediante un contrato,
desempeñaban funciones de carácter permanente e inherentes al quehacer ordinario de la
institución.
Al respecto, en la relacionada sentencia emitida en el Amp. 2-2011, se indicó que la
finalización de la vigencia del plazo de un contrato no es el criterio determinante para
excluir, liminarmente y sin más, la estabilidad de quienes están vinculados con el Estado
bajo esa modalidad, ya que, en definitiva, el trabajo no varía su esencia por la distinta
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naturaleza del acto o de la formalidad que le dio origen a la relación laboral. En ese sentido,
la figura del contrato puede utilizarse para encubrir contrataciones de servicios que
pertenecen al giro ordinario de alguna dependencia de la Administración Pública, por lo
que, no obstante haya transcurrido su período de vigencia, deben tomarse las medidas
legales correspondientes para evitar que las remociones de hecho efectuadas mediante
dicha figura se ejecuten.
De esta forma, resulta urgente evitar que se ocasione un daño irreparable mediante
la separación definitiva de los actores de su puesto de trabajo y la designación de otras
personas para que los reemplacen.
Por consiguiente, resulta procedente ordenar la suspensión de los efectos de la
actuación impugnada, ordenando al Presidente y al Director de Recursos Humanos de la
Corte de Cuentas de la República, que, mientras dure la tramitación de este proceso de
amparo y no obstante haya transcurrido el plazo establecido en el contrato antes
relacionado, se abstenga de separar del cargo que desempeñan dentro de la institución y
de nombrar otras personas para sustituirlos a los señores: Margarita de los Ángeles Rivas
Hernández, Mónica Vanessa Cienfuegos de Carranza, Zuleyma Patricia Merino de Castillo,
René Antonio Hurtado Polanco, Tomás Cardoza Arrieta, Bessy Jeannette Aguilar de Ángel,
Maricela Vargas Miranda de Torres, Marta Alicia Lemus Valencia, Olga Marina Paredes de
Zavaleta, Marcela Beatriz Mejía de Corado, Gladys Celina Gálvez, Ada Luz Zelaya,
Gladys Ester Juárez Muñoz, Ana Luz Barrientos de Rodríguez, Yasmín Dolores Cortez
Gutiérrez, Norma Adolfina Alicia Escobar Mena, Ever Manases Romero Lozano, Roberto
Zelaya Mejía, Jorge Alberto Monzón Molina, Plácida Emelina Ramos de Valle, Julio César
Palacios Rivas, Ana Gertrudis Gómez Pinel, Francisco Alberto Rosales Martínez, Gloria
Delmy Murillo de Massis, Reynaldo Adolfo Sorto Bonilla, Ana Miriam Mármol de Molina,
Xenia Alejandrina Serrano Roscala, Delia Elsy Urrutia Calix de Chavarría, Luis Alfredo
Cáceres Ramírez, María Ivania Posada Fino, Fernando Antonio Romero Rodríguez, Gloria
Elizabeth Bonilla de Orellana, Carlos Antonio Cortez Ramos, Ivonne Lourdes Hernández
Urbina, Leopoldo Maximiliano Pimentel Carrillo, Alma Eugenia Parada de Hernández,
Mirna del Carmen Grijalva Flores, Dora María Asmet Sorto, Rina Esther Rosales Pineda,
José Pedro Corvera Vásquez, Frida Morena Gálvez Artiga, Marvin Elenilson Chávez
Figueroa y María Ángela Deras de Jovel, por lo que, en consecuencia, deberán permitir
que los pretensores sigan desempeñando los respectivos cargos con todas las funciones
que les han sido conferidas; lo anterior, con el objeto de evitar la alteración del estado de
hecho de la situación controvertida.
Ahora bien, en caso de que hayan sido designadas otras personas para desempeñar
dichos cargos, para lograr la eficacia de la medida cautelar, las autoridades demandadas
deberán garantizar a los actores continuar en el cargo que ocupaban o en uno de categoría
similar, siempre que no implique desmejora ni traslado que pudiera perjudicar sus derechos
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como trabajadores. Lo anterior, durante la tramitación de este proceso y hasta que se emita
el pronunciamiento respectivo, independientemente de si se ha contratado o reubicado a
otras personas para sustituirlos en dichos cargos.
Además, a efecto de acatar la relacionada medida precautoria, los funcionarios
demandados deben garantizar que las autoridades administrativas correspondientes, en
especial el área de recursos humanos y de pagaduría, cumplan con lo ordenado en el art.
83.9 de las DGP, por lo que tendrá que emitirse la resolución de la prórroga del contrato
otorgado en el año 2013 durante dos meses mientras los demandantes suscriben el nuevo
contrato para el año 2014 –el cual deberá ser elaborado en el plazo correspondiente y
presentado a los interesados para que estos lo firmen y, así, respaldar documentalmente que
continúan desempeñando sus cargos mientras se tramita este proceso–; asimismo, dicha
resolución de prórroga y los nuevos contratos deberán ser comunicados a las autoridades
competentes, para los efectos legales correspondientes.
De igual manera, deberá garantizar que las citadas autoridades procedan al pago
íntegro del salario, prestaciones laborales y cualquier otro desembolso pecuniario que les
corresponda a los peticionarios de conformidad con el trabajo que desarrollan –con los
respectivos descuentos legales que les son efectuados–.
VII. Por otra parte, con relación a la tramitación del proceso de amparo y, en
particular, respecto a la forma en que deben realizarse los actos de comunicación procesal a
la Fiscal de la Corte como sujeto interviniente en el proceso, es procedente requerirle, tal
como este Tribunal ha ordenado en su jurisprudencia –verbigracia en las resoluciones de
fecha 5-VII-2013 y 19-VII-2013, pronunciadas en los Amp. 195-2012 y 447-2013,
respectivamente– que al contestar la audiencia que se le confiere conforme al artículo 23 de
la L.Pr.C. señale un lugar para oír notificaciones dentro de esta ciudad o un medio técnico
para recibir los actos procesales de comunicación; caso contrario, las notificaciones deberán
efectuarse en el tablero del tribunal.
Por todo lo expuesto y de conformidad a lo establecido en los artículos 19, 21, 22,
23 y 79 inciso 2º de la Ley de Procedimientos Constitucionales, esta Sala RESUELVE:
1. Admítese las demandas planteadas por los señores Margarita de los Ángeles Rivas
Hernández, Mónica Vanessa Cienfuegos de Carranza, Zuleyma Patricia Merino de Castillo,
René Antonio Hurtado Polanco, Tomás Cardoza Arrieta, Bessy Jeannette Aguilar de Ángel,
Maricela Vargas Miranda de Torres, Marta Alicia Lemus Valencia, Olga Marina Paredes de
Zavaleta, Marcela Beatriz Mejía de Corado, Gladys Celina Gálvez, Ada Luz Zelaya,
Gladys Ester Juárez Muñoz, Ana Luz Barrientos de Rodríguez, Yasmín Dolores Cortez
Gutiérrez, Norma Adolfina Alicia Escobar Mena, Ever Manases Romero Lozano, Roberto
Zelaya Mejía, Jorge Alberto Monzón Molina, Plácida Emelina Ramos de Valle, Julio César
Palacios Rivas, Ana Gertrudis Gómez Pinel, Francisco Alberto Rosales Martínez, Gloria
Delmy Murillo de Massis, Reynaldo Adolfo Sorto Bonilla, Ana Miriam Mármol de Molina,
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Xenia Alejandrina Serrano Roscala, Delia Elsy Urrutia Calix de Chavarría, Luis Alfredo
Cáceres Ramírez, María Ivania Posada Fino, Fernando Antonio Romero Rodríguez, Gloria
Elizabeth Bonilla de Orellana, Carlos Antonio Cortez Ramos, Ivonne Lourdes Hernández
Urbina, Leopoldo Maximiliano Pimentel Carrillo, Alma Eugenia Parada de Hernández,
Mirna del Carmen Grijalva Flores, Dora María Asmet Sorto, Rina Esther Rosales Pineda,
José Pedro Corvera Vásquez, Frida Morena Gálvez Artiga, Marvin Elenilson Chávez
Figueroa y María Ángela Deras de Jovel –a quienes se tiene como parte–, contra la decisión
del Presidente y del Director de Recursos Humanos de la Corte de Cuentas de la República
de no renovar el contrato laboral de los actores para el año 2014 y, por ende, removerlos de
los cargos que desempeñaban dentro de la referida institución; en virtud de la cual,
presuntamente, se han vulnerado sus derechos de audiencia, defensa y estabilidad laboral,
establecidos en los arts. 11, 12 y 219 de la Constitución de la República, en los términos
indicados en el considerando V de esta resolución.
2. Acumúlense al presente proceso los amparos clasificados bajo las referencias
número 955-2013, 956-2013, 957-2013, 1-2014, 3-2014, 4-2014, 5-2014, 6-2014, 7-2014,
8-2014, 9-2014, 10-2014, 11-2014, 12-2014, 13-2014, 14-2014, 15-2014, 16-2014, 172014, 18-2014, 19-2014, 20-2014, 21-2014, 22-2014, 23-2014, 24-2014, 25-2014, 26-2014,
27-2014, 28-2014, 29-2014, 30-2014, 31-2014, 33-2014, 34-2014, 35-2014, 36-2014, 372014, 38-2014, 39-2014; 40-2014 y 44-2014.
3. Suspéndense inmediata y provisionalmente los efectos de la actuación
impugnada, medida cautelar que ha de entenderse en el sentido que, mientras dure la
tramitación de este proceso de amparo, y no obstante haya transcurrido el plazo establecido
en los contratos antes relacionados, el Presidente y el Director de Recursos Humanos de la
Corte de Cuentas de la República se abstengan de separar a los demandantes de los cargos
que desempeñaban dentro de la mencionada institución, y de nombrar a otras personas para
sustituirlos; en consecuencia, deberán permitir que los pretensores sigan desempeñando los
cargos que ocupaban a la fecha de la notificación del despido. Ahora bien, en caso de que
hayan sido designadas otras personas para desempeñar dichos cargos, para lograr la eficacia
de la medida cautelar, las autoridades demandadas deberán garantizar a los actores
continuar en los cargos que ocupaban o en uno de categoría similar, siempre que no
implique desmejora ni traslado que pudiera perjudicar sus derechos como trabajadores, Lo
anterior, durante la tramitación de este proceso y hasta que se emita el pronunciamiento
respectivo, independientemente de si se han contratado o reubicado a otras personas para
sustituirlos en dichos cargos.
Además, deberán garantizar que las autoridades administrativas correspondientes,
en especial el área de recursos humanos y de pagaduría, cumplan con lo ordenado en el art.
83.9 de las DGP, por lo que deberá emitirse la resolución de la prórroga del contrato
otorgado en el año 2013 durante dos meses mientras los demandantes suscriben el nuevo
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contrato para el año 2014 –el cual deberá ser elaborado en el plazo correspondiente y
presentado a los interesados para que estos lo firmen y, así, respaldar documentalmente que
los actores continúan desempeñando sus cargos mientras se tramita este proceso–;
asimismo, dicha resolución de prórroga y el nuevo contrato deberán ser comunicados a las
demás autoridades competentes, para los efectos legales correspondientes. De igual manera,
deben garantizar que tales autoridades procedan al pago íntegro del salario, prestaciones
laborales y cualquier otro desembolso pecuniario que le corresponda a los peticionarios de
conformidad con el trabajo que desarrollan –con los respectivos descuentos legales que les
son efectuados–.
Todo lo anterior, con el objeto de evitar la alteración del estado de hecho de la
situación controvertida.
4. Informen dentro de veinticuatro horas el Presidente y el Director de Recursos
Humanos de la Corte de Cuentas de la República, quienes deberán expresar si es cierta o no
la actuación que se les atribuye.
5. Ordénese a la Secretaría de este Tribunal que, habiéndose recibido el informe
requerido a las autoridades demandadas o transcurrido el plazo sin que estas lo rindieren,
notifique el presente auto a la Fiscal de la Corte Suprema de Justicia, a efecto de oírlo en la
siguiente audiencia.
6. Previénese a la Fiscal de la Corte Suprema de Justicia que, al contestar la
audiencia que se le confiere conforme al art. 23 de la L.Pr.C., señale un lugar para oír
notificaciones dentro de esta ciudad o un medio técnico para recibir los actos procesales de
comunicación, caso contrario, las notificaciones deberán efectuarse en el tablero de este
tribunal, en virtud de lo dispuesto en los arts. 170 y 171 C.Pr.C.M. –de aplicación
supletoria en los procesos de amparo–.
7. Identifiquen las autoridades demandadas el medio técnico por el que desea recibir
los actos de comunicación.
8. Tome nota la Secretaría de esta Sala del lugar señalado por los demandantes para
recibir notificaciones.
9. Notifíquese.
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