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Senado de la Nación
Secretaria Parlamentaria
Dirección General de Publicaciones
(S-1728/11)
PROYECTO DE RESOLUCION
El Senado de la Nación
RESUELVE:
1º.- DECLARAR su preocupación por la crisis institucional que vive la
provincia de Misiones, en virtud de lo resuelto, en el marco del proceso
electoral celebrado en fecha 26 de Junio de 2011, por el TRIBUNAL
ELECTORAL PROVINCIAL, en ACTAS ACUERDOS 804 y 806,
mediante las cuales se procede a violentar la garantía legal del Juez
Natural, derogando, de facto, la CONSTITUCION PROVINCIAL y el
sistema de gobierno republicano establecido en la CONSTITUCION
NACIONAL, al impedir la representación de las minorías en la
Legislatura provincial.2º.- INSTAR al gobierno nacional y de la provincia de Misiones, a
realizar las acciones tendientes a restablecer el orden institucional
violentado, permitiendo la representación CONSTITUCIONAL de las
minorías en la Legislatura.3º.- REMITIR copia de la presente a la Corte Suprema de Justicia de
la Nación, a los fines de poner en su conocimiento los hechos
institucionales acaecidos en la provincia de Misiones, a los fines de
que analice la necesidad de declarar su avocamiento, vía Per Saltum,
atento a la gravedad inusitada.4º.- REMITIR copia de la presente al Poder Ejecutivo y a la Corte
Suprema de Justicia de la Nación y al Poder Ejecutivo, Legislativo,
Tribunal Electoral y Superior Tribunal de Justicia de la provincia de
Misiones.
Luis A. Viana.FUNDAMENTOS
Señor Presidente:
El pasado 26 de Junio del corriente año, en la provincia de Misiones,
se llevó adelante un proceso electoral para la elección de gobernador
y vice, diputados provinciales, intendentes y concejales de sus 75
municipios, de dicho proceso resultó un triunfo electoral (superior al
70%) del oficialismo gobernante; pero nada más que eso; nunca se
puso en juego la vigencia de la constitución provincial y, menos aún,
se explicó, se procedería a derogar de facto la DEMOCRACIA
CONSTITUCIONAL establecida por el artículo 48 inciso 5 de la CP,
para implementar a partir de ahora la DEMOCRACIA DE LAS
MAYORÍAS o ABSOLUTAS.También es así de cierto que en la provincia de Misiones, este tipo de
resultados electorales no es nuevo y ha llevado a que, en reiteradas
oportunidades, el Tribunal Electoral provincial, procediera a declarar la
inconstitucionalidad del artículo 157 de la ley Electoral que establece
el sistema de reparto D’Hont, para aplicar la cláusula constitucional,
contenida en el artículo 48 inciso 5 que textualmente establece: “El
régimen electoral para la Provincia será establecido por la ley, que
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ítica en la que la misma fue dictada, la coyuntura histórica que
le servía de marco y el funcionalismo con que fue pensada e
instrumentada en ese momento, esto podría llevarnos al absurdo de
hacer respetar a rajatabla, un principio dogmático y vacío de
contenido, al variar las circunstancias que le servían de fundamento,
desconociendo toda otra normativa constitucional vigente y aún el
bloque de supremacía consagrado en el art. 75, inc. 22, de la
Constitución Nacional. Ese yerro interpretativo doblegaría la voluntad
soberana, violando el derecho popular a elegir a sus legítimos
Representantes y sometiéndola a un despojo que no se condice con el
espíritu democrático. En efecto, el art. 48, inc.5, de la Constitución
Provincial, reconoce una raíz histórica y responde a problemas
prácticos de aquél momento y nunca fue discutido hasta el presente,
puesto que ninguna situación fáctica así lo ameritaba. El debate
parlamentario es esclarecedor en este sentido: la norma fue pensada
como solución de continuidad al sistema electoral de listas
incompletas, imperante hasta el momento en que fue dictada y en el
marco de un debate mayor, en torno a la elección de un sistema
electoral concreto y la instrumentación del mismo. Sin embargo, en
situaciones de hecho y circunstancias excepcionales como la
presente, el intérprete que la misma Constitución designa en cuanto a
la materia electoral, a la sazón este Tribunal, debe razonarla en forma
coherente al momento histórico político en que se la aplica. O bien,
como sostiene Walter Peyrano, “los que tienen en sus manos la
sagrada misión de decir el derecho, no pueden ser fugitivos de la
realidad”. Por otra parte, una norma constitucional programática y no
operativa, como la de marras, está sujeta a la ley que reglamente su
ejercicio, ley que debe encontrarse dentro de los parámetros de
razonabilidad insinuados por la Constitución Nacional en su Artículo
28. La ex ley 4080, hoy Ley XI – N° 6, sistemáticamente aplicada en
todo o parte de cada acto eleccionario desde su sanción a la fecha, y
en iguales términos consentida y pacíficamente interpretada por este
Tribunal, debe entenderse en dicho sentido, como una reglamentación
constitucional acorde a la voluntad del soberano. Piénsese solamente,
que al convocar a elecciones se exige la presentación de una lista
completa de veinte diputados titulares por cada partido. De no poder
aplicarse estrictamente el sistema D´Hont, cabría pensar que
solamente se requeriría la convocatoria a elecciones de un número
igual a los dos tercios, puesto que el otro tercio, obligatoriamente,
sería ocupado por las minorías. Cabe destacar que estamos ante una
situación excepcional, inédita e histórica en atención a los guarismos
alcanzados, lo que amerita una interpretación acorde a las
circunstancias fácticas que tuvieron lugar en el proceso electoral
próximo pasado. En primer lugar, destacamos que la soberanía
popular responde al principio en virtud del cual, el pueblo constituye el
origen de todo poder y es a través del sufragio de éste, que elige a sus
representantes; siendo el mismo la única forma legítima de xpresión
de la voluntad política soberana. (Constitución de la Nación Argentina,
Daniel A. Sabsay – Pablo L. Manili, Tomo 1, pág. 163, Ed. Hammurabi,
2009). Lo que está en juego aquí, es el concepto de la
representatividad o representación, entendiendo que la misma, implica
una relación entre representante y representado. No basta querer
representar, es necesario que los representados quieran ser
representados. (Cfr. Partidos Políticos y representación en América
Latina, Instituto Latinoamericano de Investigaciones Sociales, Thomas
Manz – Moira Zuazo (coordinadores); Ed. Nueva Sociedad, Caracas,
1998). En el caso concreto traído a examen, dicha relación se
encontraría quebrantada, por cuanto el representante adquiriría ese
carácter, por la sola aplicación de una norma cuyo alcance aquí se
discute; pero carecería de representados que lo hayan elegido para
cumplir el mandato que resulta el sustrato de su función, lo que no
parece admisible a la luz del principio de Soberanía Popular. Dicho en
otras palabras, “Representación es el ejercicio, por los gobernantes,
de las funciones públicas jurídicamente autorizadas según la voluntad
de los ciudadanos que los han elegido mediante el sufragio universal.
La teoría de la representación considera que el pueblo está ligado a
sus representantes y éstos vinculados con el electorado” (Pedicone de
Valls, Derecho Electoral, Ediciones La Rocca, Buenos Aires, 2001.
Págs. 77). Dicha relación no puede desvirtuarse por imperativo de
norma alguna, sin comprometer seriamente la expresión de voluntad
soberana puesta de manifiesto a través del sufragio. Puesto en otros
términos, debemos entender que, la forma de gobierno democrática se
caracteriza, entonces, porque la voluntad y la actividad del Estado, son
generadas y ejercidas por aquellos que están sometidos a ella, en
consecuencia, el pueblo, a quien se dirige el poder del Estado, es
sujeto de ese poder; la voluntad del pueblo, se transforma en la
voluntad del Estado. La soberanía como resultado, reside esencial y
originalmente en el pueblo. Por ello, la Democracia y sus valores, tanto
principales como derivados, requieren de la legitimidad y de la
legalidad. Estas últimas constituyen los límites de la democracia, los
requisitos de transparencia del juego democrático. La legitimidad
refiere al fundamento de la democracia sustantiva, mientras que la
legalidad, remite al ejercicio de la democracia adjetiva o
procedimental. De éste modo, la legitimidad y la legalidad son
imprescindibles para garantizar la participación; también, para
promover el consenso, el disenso, el diálogo o la deliberación, y
proteger el pluralismo y la tolerancia. Pero sobre todo, para sentar las
bases de la igualdad, la libertad, la justicia, la estabilidad e, inclusive,
para la seguridad, el compromiso y la paz. Al afirmar que el poder es
del pueblo se establece una concepción sobre las fuentes y la
legitimidad del poder. En efecto, democracia significa que el poder es
legítimo sólo cuando su investidura viene de abajo, sólo si, emana de
la voluntad popular; es decir, si es y en cuanto libremente consentido
(Cfr. Pedicone de Valls, Derecho Electoral, Ediciones La Rocca,
Buenos Aires, 2001. Págs. 50 y 51). Todo lo expuesto es así, en
atención a que el ideal de una democracia representativa, es que el
cuerpo legislativo sea un microcosmos del electorado donde cada
grupo esté representado, tanto las mayorías como las minorías. En el
caso, la participación de las minorías debe entenderse como
suficientemente garantizada a través del sistema electoral elegido
oportunamente por el legislador, cual es el de representación
proporcional o sistema D´Hont de adjudicación de bancas, en forma
análoga a la determinada normativamente en la órbita federal
Nacional. Cualquier desviación por cualquier razón, del caudal de
votos o sufragios, se tornaría en una defraudación de la voluntad
soberana del elector, parcial o total según sea el caso, pero siempre
inadmisible. Estas desviaciones pueden determinar incluso la virtual
suspensión de los derechos políticos para todos aquellos cuyos votos
resultaran desviados, lo que se encuentra expresamente prohibido por
la Convención Americana sobre Derechos Humanos. La democracia
representativa es determinante en todo el sistema del que la
Convención Americana sobre Derechos Humanos forma parte. Es un
principio reafirmado por los estados americanos en la Carta de la OEA,
instrumento fundamental del Sistema Interamericano. El régimen
mismo de la Convención reconoce expresamente los derechos
políticos (Artículo 23), que son de aquellos que, en los términos del
artículo 27, no se pueden suspender, lo que es indicativo de la fuerza
que ellos tienen en dicho sistema (Corte IDH, Opinión Consultiva 6/86,
09/05/1986). Por otra parte, los principios fundamentales de los países
democráticos deben ser respetados, y en función de esto, el voto
deberá ser Universal, Igual, Secreto y Libre. Al respecto y en lo
atinente, el voto sólo podrá ser considerado igual, cuando todos los
votantes tienen la misma participación en la formación de la voluntad
electoral. El principio “un hombre, un voto” representa esta
característica. No puede verse limitado por cuota alguna reservada,
sin perjuicio del derecho de la representación que debe obtener la
minoría. Aparte, es dable destacar que, en la conformación resultante
a partir del diez de diciembre del corriente año, luego de proclamados
los candidatos electos y adjudicadas las bancas correspondientes, la
configuración total de las mismas resultaría la siguiente: continuando
el mandato conferido en las elecciones del año dos mil nueve: doce
bancas para el Frente Renovador de la Concordia en su integración de
dicho año determinada por los partidos: Del Progreso Social, De la
Concordia Social, Memoria y Movilización Social y Movimiento para un
Nuevo País; dos bancas por el Frente Justicialista de la Dignidad; dos
bancas por el Frente Unión Pro Dignidad; dos bancas por la Unión
Cívica Radical, una por propuesta Republicana y una por Concertación
Progresista. Por el mandato conferido en las elecciones del corriente
año: Dieciocho bancas para el Frente Renovador de la Concordia
integrado por los partidos: De la Concordia Social, Del Progreso
Social, Movimiento para un Nuevo País, Frente Grande, Del
Consenso, De la Participación Ciudadana, Renovador, Transversal de
la Respuesta, Dignidad Federal, Pueblo Libre y Solidario, Movimiento
de Integración y Desarrollo y Movimiento Renovador Popular; una
banca para la Unión Cívica Radical y una para el partido Trabajo y
Progreso. En el más frágil de los escenarios y considerando que el
Frente Renovador de la Concordia incluye doce partidos políticos en
su conformación, la oposición como minoría, tiene su representación
garantizada suficientemente. Además, y por otra parte, debe tenerse
presente que está prohibido tratar de un modo no igualitario aquellas
circunstancias que son iguales; en este caso, el derecho a ser elegido
y a ocupar un cargo, derecho sobre el cual, la decisión soberana del
pueblo se ha expedido, se encuentra en un plano de desigualdad
frente a una aplicación dogmática reflejada en una expresión
“representación de minorías”, sobre todo teniendo presente el término
y alcance de la discusión en torno al concepto de minorías, el que
genera en la actualidad un álgido debate, pues no todo grupo reducido
sin representación ni consenso, puede denominarse ni representar a
una minoría, mucho menos, merecer el amparo de una disposición
cuya protección no le cabe y en menoscabo de la expresión de la
voluntad popular a través del sufragio. Cabe resaltar, a fuerza de
aparecer reiterativos, que la mayor parte de las presentaciones
enunciadas en los Vistos, fueron efectuadas en representación de
fuerzas que obtuvieron menos caudal de sufragios que los registrados
como votos en blanco, y que además no alcanzaron ni siquiera la cifra
repartidora, considerada como piso legal por la normativa aplicable.
Por último, este Tribunal entiende por aplicada la normativa
constitucional en resguardo de las minorías, en el caso de los
Diputados Provinciales. Por todo lo expuesto, el Tribunal Electoral
Resuelve: Primero: Adjudicar en un todo de acuerdo a lo expuesto, los
cargos y las bancas de las autoridades provinciales electas conforme
a la planilla adjunta, que como “Anexo I” forma parte de la presente e
integra la misma. Segundo: Notificar personalmente o por cédula a
todas las fuerzas participantes del proceso electoral próximo pasado.
Tercero: Notifíquese al Poder Ejecutivo, al Legislativo y al Judicial,
oficiándose al efecto. Cuarto: Publíquese a través del sitio web oficial y
en el Boletín Oficial, oficiándose al efecto. Quinto: Regístrese.
Notifíquese. II) Cuestión relativa a la adjudicación de Bancas y
proclamación de los candidatos a cargos ejecutivos y colegiados
Municipales: Visto, estos autos caratulados: “EXPTE. N° 26/2011 –
DCTO. 128/11 – PODER EJECUTIVO PROVINCIAL S/
CONVOCATORIA ELECCIONES 2011”; las presentaciones obrantes
en autos: “EXPTE. N° 91/2011 – FRENTE UNIDOS POR LA
DEMOCRACIA – MUNICIPAL –POSADAS S/ INSCRIPCION
ELECCIONES 2011”, “EXPTE. N° 90/2011 – BIS 18/2011 – BIS 1 –
AGÜERO FELIPE ALBERTO Y OTROS S/ REPRESENTACIÓN
MINORÍAS PUERTO RICO”; “EXPTE. N° 26/2011 – BIS 13/2011 –
MUCKENHEIM REINALDO S/ SOLICITUD REPRESENTACION
MINORIAS” Y “EXPTE. N° 26/2011 – BIS 219/2011 – BIS 1 –
MOSCHNER OTTO ALFREDO S/ REPRESENTACION MINORIAS”; y;
Considerando, los resultados obtenidos oportunamente en el
Escrutinio Definitivo celebrado con motivo del proceso electoral
próximo pasado, los cuales fueron aprobados y notificados a la
totalidad de las fuerzas políticas participantes del mismo, y que a la
fecha se encuentran firme y consentidos. Teniendo presente que
corresponde en consecuencia, adjudicar los cargos municipales a las
autoridades que resultaron electas. Por ello, el Tribunal Electoral
Resuelve: Primero: Adjudicar en un todo de acuerdo a lo expuesto, los
cargos y las bancas de las autoridades municipales electas conforme
a la planilla adjunta, que como “Anexo II” forma parte de la presente e
integra la misma. Segundo: Notificar personalmente o por cédula a
todas las fuerzas participantes del proceso electoral próximo pasado.
Tercero: Notifíquese al Poder Ejecutivo, al Legislativo y al Judicial,
oficiándose al efecto. Cuarto: Publíquese a través del sitio web oficial y
en el Boletín Oficial, oficiándose al efecto. Quinto: Regístrese.
Notifíquese. No siendo para más, se da por finalizado el acto, siendo
las diecinueve treinta horas, firmando las Sras. Miembros del Tribunal,
todos por ante mí, Secretario Actuario, que doy fe.----------------------------FIRMADO: DRA. RAMONA BEATRIZ VELAZQUEZ. PRESIDENTE
SUBROGANTE. DRA. ROSSANA PIA VENCHIARUTTI. VOCAL
SUBROGANTE. DRA. CELINA SILVEIRA MARQUEZ. VOCAL
TITULAR. DR. DANIEL OSVALDO MORCILLO. SECRETARIO
ACTUARIO.--------------Frente a dicho fallo, se procedió a presentar el único
remedio procesal con que se cuenta, en forma ordinaria, conforme lo
establece la Ley electoral provincial, el recurso de revocatoria, en el
cual se procedía, entre otras cuestiones, a solicitar el TRIBUNAL el
restablecimiento del orden institucional violentado y la aplicación lisa y
llana del resguardo constitucional contemplado en el artículo 48 inciso
5 de la CONSTITUCION PROVINCIAL que establece en forma
expresa: “Artículo 48.- El régimen electoral para la Provincia será
establecido por la ley, que deberá ajustarse a lo siguiente: 1) la
representación política tiene por base la población; 2) el sufragio es
universal, directo, secreto y obligatorio; 3) son electores los
ciudadanos, de ambos sexos, inscriptos en el Registro Cívico de la
Nación y domiciliados en la Provincia. Cuando el Registro Cívico de la
Nación no se ajuste a los principios de esta Constitución y leyes
provinciales para el ejercicio del sufragio, la ley dispondrá la formación
del Registro Cívico de la Provincia bajo la dirección del Tribunal
Electoral; 4) la Provincia constituye un distrito electoral único para
todos los actos electorales que no tengan un régimen especial creado
por esta Constitución; 5) el sistema electoral que regirá para la
integración de los cuerpos colegiados deberá conceder, bajo pena de
nulidad, representación a la minoría o minorías, que no podrá ser
inferior al tercio del total; …” (SIC el subrayado me pertenece).En idéntico sentido, cabe señalar que en el recurso
de revocatoria presentado se realizó especial mención de lo dispuesto
por el artículo 4 de la CONSTITUCION PROVINCIAL, que establece:
“Artículo 4º.- En ningún caso podrán las autoridades de la Provincia
suspender la observancia de esta Constitución ni la de la Nación, ni la
vigencia efectiva de las garantías y derechos establecidos en ambas.”,
o sea, resulta más que claro que NUNCA, jurídicamente hablando,
puede entenderse que una ley inferior, en el caso el artículo 157 de la
Ley Electoral, puede estar por encima de un MANDATO
CONSTITUCIONAL que establece un modelo y una forma de
gobierno, toda vez que, bajo el mismo criterio, mañana, con el mismo
pretexto (apoyo popular) se podrá establecer la abolición de la justicia
(de derecho, toda vez que de hecho, lastimosamente es la reì¥Á 9
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Constitución. Argumentan, la nulidad del acta ochocientos
cuatro por falta de aplicación del art. 48, inc. 5, para la adjudicación de
cargos de diputados provinciales. La inconstitucionalidad, por violación
de la Constitución Provincial, además de su incongruencia y
arbitrariedad; al efecto, manifiestan que el citado instrumento se aparta
de lo dispuesto en el art. 48, inc. 5, de la Constitución Provincial, que
expresamente asigna a la minoría o minorías, una representación que
no debe ser menor a un tercio, bajo pena de nulidad. Refieren, que el
ordenamiento jurídico tiene un orden de prelación que resulta
indiscutible en relación con los artículos 157, de la Ley XI Nº 6 y el art
48, inc 5, de la Constitución Provincial. Entienden, que sostener que
una garantía como la establecida en el art. 48 inc. 5 de la Constitución
Provincial, está por debajo de la voluntad del soberano, es repudiar la
esencia misma de nuestro sistema político constitucional, puesto que
alegan, dicha limitación fue puesta como restricción a la expresión de
la voluntad popular, en la primera expresión de voluntad soberana, al
establecer el Poder Constituyente, una Constitución con las
limitaciones al Poder Constituido, como lo es la de garantizar una
mínima representación de las minorías políticas; minorías que,
consideran, claramente son aquellas expresiones distintas al partido o
frente electoral que triunfe en las elecciones. Efectúan una crítica de la
interpretación que hace la resolución en crisis, respecto de los
antecedentes históricos como los del propio Tribunal Electoral.
Expresan, que éste desconoce su propia jurisprudencia, que
pacíficamente aplicó la garantía del tercio como mínimo para la
minoría y que a su vez, yerra en la interpretación que efectúa del
debate de la Convención Constituyente, el cual se centró, según
sostienen, en si debía o no fijarse en la constitución el sistema de
reparto en los cuerpos colegiados, primando la postura que sostenía
que dicha cuestión debía ser reservada al legislador quien tendría que
sancionar una ley que establezca un régimen electoral, siempre y bajo
pena de nulidad, otorgando no menos de un tercio de los cuerpos
colegiados, a la o las minorías. Explican, que ello es lo perenne de
nuestra Constitución Provincial y que nadie puede dejar de lado este
extremo sin que ello implique una violación a la misma. Critican la
jurisprudencia citada por este Tribunal Electoral en el Acta Acuerdo
puesto en crisis, toda vez que entienden, la interpretación que se debe
hacer del orden normativo y de la propia Constitución, es la del
principio de Supremacía Constitucional consagrado en el artículo 31
de la Carta Magna Fundamental. Alegan, que la norma constitucional
del art. 48, inc. 5, es una garantía que el constituyente provincial ha
establecido en resguardo de las minorías políticas, justamente para
que no se sobrepasen los límites impuestos, ni por la ley electoral ni
por su aplicación. Sostienen, que la Resolución adoptada en el Acta
Acuerdo ochocientos cuatro, carece absolutamente de fundamentos,
que la misma es arbitraria por no ser derivación razonada del derecho
vigente y que es absolutamente incongruente, porque no aplica la
norma del inciso 5 del art 48, para la distribución de los cargos de
Diputados Provinciales, y sí lo hace para la distribución de los cargos
de Concejales y porque viola el artículo 4 de la Constitución Provincial,
que ordena: “…en ningún caso podrán las autoridades de la Provincia
suspender la observancia de esta Constitución ni la de la Nación, ni la
vigencia efectiva de las garantías y derechos establecidos en
ambas…”. Señalan, que este Tribunal asegura apartarse de la
interpretación literal del art 48, inc. 5, pero que en realidad no lo
interpreta de ningún modo, con ninguno de los métodos de
interpretación usualmente utilizados, y menos, en forma armónica en
relación con todo su contenido. Refieren, que los Constituyentes
incorporaron a la Carta Magna Provincial, un límite, un mínimo que
asegura la pluralidad para cualquier ley electoral que se dictare en el
futuro. Tales límites al ejercicio del poder, no son optativos, y menos
aún anacrónicos según entienden, sino fundantes de un sistema
democrático pensado en 1958.
Manifiestan, que los límites al ejercicio del poder que impuso el
Constituyente, asegurando un mínimo de representación a las
minorías en los cuerpos colegiados, no significan un ataque a otros
Derechos Fundamentales consagrados en nuestra constitución, sino el
reaseguro de su cumplimiento. Expresan que, sostener que la
voluntad popular en una democracia constitucional está por encima de
lo que dispone la constitución provincial, es absolutamente errado;
igualmente sostener que la conformación del Frente Renovador con
doce partidos políticos garantiza la representación de las minorías;
sino que, por el contrario, alegan que éstas están representadas por
los partidos que no integran el Frente Renovador de la Concordia
Social.
Citan doctrina y jurisprudencia que entienden de aplicación al sub lite.
Seguidamente, exponen la cuestión de la representación de las
minorías en los Concejos Deliberantes.
Enuncian, que en muchos de ellos se ha aplicado el criterio
constitucional, pero se ha efectuado mal el cálculo matemático a la
hora de asignar esa representación mínima de un tercio para la
minoría. Mencionan ciudades donde consideran se produjo la situación
descripta. (ente otras Apóstoles, Aristóbulo del Valle, Campo Ramón,
Candelaria, Wanda, Eldorado, Jardín América, Oberá, San Ignacio y
San Vicente, Comandante Andrés Guacurarí, etc.). Finalmente,
exponen sus conclusiones, hacen Reserva de Caso Federal y solicitan
se revoque por contrario imperio las partes atacadas del Acta Acuerdo
Ochocientos Cuatro, en su anexo I y II, en cuanto asigna y adjudica las
bancas de Diputados Provinciales en cantidad de dieciocho al Frente
Renovador de la Concordia Social, y tan sólo dos para las minorías,
violando lo expresamente dispuesto por los Arts. 4 y 48, inc. 5; de la
Constitución Provincial. Ahora bien, I) Entrando al análisis de la crítica
concretamente formulada por los recurrentes al Acta Acuerdo
ochocientos cuatro en términos generales y coincidentes entre ellos,
este Tribunal desea dejar expresamente en claro, que de ninguna
manera ha pretendido ni pretende, derogar normas constitucionales;
puesto que, como siempre y recurrentemente ha reconocido, dicha
facultad se encuentra vedada a su competencia. Tampoco ha
entendido como se pretende, con la Resolución atacada, aludir a la
abrogación por desuetudo de norma constitucional alguna.
Insistimos, según surge de lo vertido en el acta impugnada, se ha
acudido exclusivamente a la interpretación armoniosa de la normativa
Constitucional Nacional, el bloque de Supremacía que la misma
enmarca – Arts. 31 y 75, inc. 22 C.N. – y la Constitución Provincial en
cuanto fuera aplicable; igualmente respecto a la ley electoral
provincial, como así también –a fuerza de ser reiterativos– se ha
acudido a los principios generales del derecho, la equidad y la
realización del valor justicia. Agregamos que, dicha interpretación
encuentra su marco de aplicación en un contexto fáctico, sociológico e
histórico determinado, y que debe reconocerse como excepcional. En
efecto y adentrándonos en lo sustantivo, según el mismo artículo 31
de la Constitución Nacional manda, “Esta Constitución, las leyes de la
Nación que en su consecuencia se dicten por el Congreso y los
tratados con las potencias extranjeras son la ley Suprema de la
Nación; y las autoridades de cada provincia están obligadas a
conformarse a ellas, no obstante cualquiera disposición en contrario
que contengan las leyes o constituciones provinciales, salvo para la
Provincia de Buenos Aires, los tratados ratificados después del Pacto
del 11 de Noviembre de 1859.”. A partir de allí, reconocemos que el
Art. 31 de la Constitución Nacional, contiene dos principios sustantivos
del orden jurídico de la República Argentina: el principio de
Supremacía Constitucional y el principio de Jerarquía de las fuentes
del derecho. Entendemos que, un ordenamiento jurídico es algo más
que un orden normativo, pero no hay duda que las normas jurídicas
son un elemento necesario y constitutivo de aquél, ya que, el derecho
positivo de un Estado se articula en torno a normas jurídicas, nutridas
de los valores de esa comunidad y materializada en los hechos
sociales. Pero, este conjunto de normas, se articulan como no puede
ser de otra manera, en torno de un principio rector; y, aún emanando
de diversas fuentes, deben subordinarse a la norma de base del
sistema o constitución. La Constitución de un Estado, lo constituye, es
decir, lo estructura y organiza, dotando al mismo tiempo, de
justificación y legitimación política y formal a todas las otras normas
jurídicas. El artículo declara, en conclusión, la supremacía de la
Constitución Nacional por sobre todo el orden jurídico argentino. Éste
debe subordinarse a aquélla y no debe modificarla, si no es por el
procedimiento establecido en el artículo 30 de la ley Suprema. Dado
que la República Argentina es un país Federal (Artículo 1° CN), las
normas de ese nivel – Constitución, leyes de la Nación que se dicten
en su consecuencia por el Congreso, los tratados de Derechos
Humanos y los tratados con potencias extranjeras – están por encima
del ordenamiento local, que debe subordinarse a esa supremacía (Cfr.
Constitución de la Nación Argentina comentada y concordada. Gelli,
María Angélica. 4° Edición Ampliada y Actualizada. Tomo I.). Sabido
es que, las normas inferiores, sean de orden federal o local, generales
o particulares, en los hechos, resultan a veces conculcatorias de esas
disposiciones, obedeciendo esto a causas de diverso orden. En una
Constitución como la nuestra – la Nacional -, que además de ser
suprema, se encuentra regida por su Art. 30, tal situación resulta
insostenible por inconstitucional. Si las normas inferiores contradicen
la Constitución y ello es aceptado o aún tolerado, se destruye la
supremacía Constitucional, vulnerándose además la división entre
poder constituyente reformador y poderes constituidos. Ahora bien, el
Tribunal ha entendido que en respeto de dichas premisas, además
deben, integral y armónicamente, ser interpretados los mandatos
constitucionales provinciales a los que aluden los recurrentes, ya que,
si seguimos lo por ellos sostenido, la pretendida aplicación literal de la
norma del inciso 5, del artículo 48 de la Constitución Provincial; la
solución no resultaría posible, aceptable ni tolerable, mucho menos
ajustada a derecho, a equidad y justicia. Todo ello, además de resultar
vulneratoria de los principios consagrados respecto del sufragio por la
Constitución Nacional (Art. 37), cuando determina que éste debe ser
“… universal, igual, secreto y obligatorio”; o bien por la Declaración
Universal de los Derechos Humanos (Art. 21), cuando establece que
las elecciones deben celebrarse por medio de “… sufragio universal e
igual, por voto secreto…”; por el Pacto Internacional de Derechos
Civiles y Políticos (Art. 25) que exige “… sufragio universal e igual, y
por voto secreto…” y aún por la Convención Americana de Derechos
Humanos (Art. 23, Ap. b), que exige “…sufragio universal e igual…”;
debe entenderse a este respecto, por voto igual, aquél en que “todos
los votantes tienen la misma participación en la formación de la
voluntad electoral. El principio “un hombre, un voto” representa esta
característica” (Sabsay, Daniel A. Tratado de Derecho Constitucional y
Doctrinario. Derecho Constitucional, Parte Dogmática. Tomo I. Ed. La
Ley). Vulnerar este principio, restando importancia a los sufragios
vertidos por la mayoría, en exceso del piso pretendidamente reservado
a la minoría –del tercio-; implica otorgar de algún modo, plusvalía a los
votos a favor de la minoría en menoscabo de los sufragados por
encima de las dos terceras partes del total, por la mayoría. A mayor
abundamiento, afirmamos que, interpretar exegéticamente, como se
pretende, implica considerar al derecho como un sistema cerrado de
reglas, interpretación que puede incluso coincidir con la propuesta de
juristas argentinos de principios de siglo. Algunos de ellos
pretendidamente originales y modernos, hablaron incluso de la
plenitud del ordenamiento jurídico argentino, consagrando con una
denominación esotérica, el mismo legalismo extremo de los
codificadores franceses. Es un hecho fuera de toda duda, que autores
como Aubry et Rau, Demolombe, Mourlon, Laurent, etc. fueron los
que, de esta manera, formaron la mentalidad de algunos profesionales
del derecho y aquéllos juristas argentinos. Es por ello que, entre
nosotros “se establece, no sólo respecto del derecho codificado, sino
también en los ideales jurídicos de la época, la primacía del derecho
legal, y de este modo, como consecuencia, jus y aequitas aparecen
enfrentados y en abierta contradicción (Cfr. De los Mozos, José Luis.
Metodología y ciencia en el derecho privado moderno. Ed. Revista de
Derecho Privado. Madrid.).
Afirmamos que, no puede haber equidad si la única fuente del derecho
es la ley escrita, y si, además, ella debe ser aplicada deductivamente a
partir de los textos considerados en su más estricto sentido lingüístico.
Por lo tanto, extrayendo las últimas consecuencias de nuestro sistema
jurídico, tal como fue elaborado en sus comienzos y conforme a su
interpretación originaria, la equidad resultaba excluída del ámbito del
derecho argentino (Cfr. Massini Correas, Carlos Ignacio. La prudencia
jurídica. Ed. Lexis Nexis. Buenos Aires, 2006). Esto resulta, a todas
luces, inadmisible. Por sólo citar un ejemplo, la CSJN, en la causa,
Vieytes de Fernández, Juana, suc. c/ Provincia de Buenos Aires, funda
su resolución en expresas razones de Justicia, frente al
aparentemente contrario texto normativo. Esto es así, porque la
interpretación que de la norma debe hacer el juez es práctica, en el
sentido de que debe orientarse a la mejor solución del caso
controvertido, a la más justa regulación de las conductas humanas en
la situación de que se trate. El juez tiene, el mandato esencial y
constitucional de realizar la justicia en los casos que caigan bajo su
jurisdicción; por lo tanto, la interpretación que haga de las leyes debe
estar ordenada a este objetivo. Precisamente para eso están los
jueces: para juzgar justamente según la ley en el caso concreto. O
sea, para emitir un juicio prudencial, aquí y ahora; no para subsumir el
caso como si se tratase de un silogismo teorético, sino de un juicio
prudencial que arribe a lo justo concreto del caso (Cfr. Massini
Correas, Carlos Ignacio. La Prudencia Jurídica. Introducción a la
Gnoseología del Derecho. Lexis Nexis – Abeledo Perrot. Buenos
Aires. 2006.). Ha de partirse de una concepción realista del derecho,
fallándose en justicia, aún cuando la solución no surja de un cuerpo
normativo o surja contradictoriamente, es decir no aplicar una norma
cuando esta falla en algún particular caso, tal como incluso lo expresa
Santo Tomás. (Cfr. Massini Correas, Ob. Cit.). Toda interpretación
jurídica tiene una enorme trascendencia, no solo para la elaboración
de las normas, sino además para la aplicación de las mismas, finalidad
en la que encuentra su razón de ser el orden jurídico, logrando el paso
de la formulación teórica y genérica de las reglas de conducta, a la
aplicación concreta y específica sobre conflictos de intereses y
situaciones concretas de seres humanos, de sujetos de derecho. Al
pensar en la interpretación de normas constitucionales, tomamos
conciencia que se aborda un tema trascendental para el derecho
constitucional y las instituciones políticas, pues se desentraña el
sentido y la validez de todo el ordenamiento jurídico a la luz de la
axiología – teleología constitucional. Según Linares Quintana, criterio
que también es adoptado por Ricado Haro en materia de
interpretación del Derecho Constitucional, es rechazable toda posición
de pureza metodológica que pretenda imponer al intérprete, el empleo
exclusivo y absoluto de un método determinado a la manera de las
formulas matemáticas o de las recetas medicinales. El intérprete
constitucional, ha de tener plena libertad para escoger y utilizar, en la
interpretación de las normas con que trabaja, los diversos
procedimientos metodológicos que la técnica constitucional prevé. El
éxito fincará, entonces, no en la interpretación rigurosa de tal o cual
método, que sus respectivos sostenedores conceptúen como una
verdadera panacea de la hermenéutica, sino en el logro del resultado
que la interpretación se propone, cual es, desentrañar el verdadero y
correcto sentido de la norma jurídica Constitucional, que satisfaga más
plenamente la finalidad última de nuestra ciencia: la protección y el
amparo de las libertades humanas, así como los ideales de justicia,
igualdad, armonía y bienestar general, como también las exigencias
de la vida social; en breves palabras, que haga posible el
cumplimiento integral de sus fines esenciales por parte del individuo y
del Estado. En nuestro derecho judicial, esa interpretación
constitucional, tiene numerosas facetas y pautas para su aplicación,
entre las cuales, una de las que más se distingue, es el estándar
jurídico de la razonabilidad (Art. 28 C.N.), que ha venido a constituirse
en un sinónimo de constitucionalidad. Uno de los ámbitos cardinales
en el que se ejerce este control de razonabilidad, es nada menos que
en la reglamentación de los derechos, deberes y garantías
constitucionales, actividad fundamental del Estado que está presidida
y legitimada en tanto actúe de conformidad con los reconocidos
principios constitucionales de legalidad y razonabilidad. En este
sentido la C.S.J.N. ha expresado que: “No hay en la constitución
derechos absolutos, pues un derecho absoluto sería una concepción
anti-social” (Fallos 188-112). Por ello, los derechos y garantías
individuales consagrados por la Constitución, al no ser absolutos, en
su ejercicio están sometidos a las leyes que los reglamenten (Fallos
308-1631 y 2246; 312-312) dependiendo la racionalidad de éstas, de
su adecuación al fin perseguido, no siendo pasible la tacha
constitucional en tanto no tenga base en una inequidad manifiesta
(Fallos 305-831; 297-201; 299-428). No puede en consecuencia
aplicarse lisa y llanamente, como se pretende, el inciso 5 del artículo
48 de la Constitución Provincial, sino en armonía y concordancia con
el resto de la normativa Constitucional de igual o mayor rango. En
concreto, la interpretación efectuada en el Acta Acuerdo Número
ochocientos cuatro, de conformidad a la razonabilidad establecida por
el Art. 28 de la Constitución Nacional, el Art. 21 de la Declaración
Universal de los Derechos del Hombre, el Art. 25 del Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos y el Art 23, Inc. b, del
Pacto de San José de Costa Rica, es estrictamente ética y justa,
porque lo razonable es lo proporcionado al efecto, exigiendo por
igualdad y equidad, lo armónico dentro del todo, lo equilibrado entre
extremos (Ricardo Haro, Prof. Emérito Universidad de Córdoba,
miembro de la Academia Nacional de Derecho y Ciencias Sociales de
Córdoba, “La razonabilidad y las funciones de control”. II) En las
elecciones de Junio próximo pasado, se observa la paradoja que el
voto en Blanco ocuparía el lugar de la segunda Fuerza, en cuanto a
caudal de sufragios obtenidos.
Es decir que, parte importante del pueblo convocado
democráticamente a ejercer un derecho fundamental –el sufragio- en
un Estado Republicano y de Derecho, eligió no votar a las ofertas
electorales en pugna. Resultaría un absurdo y de dificultosa
interpretación, siquiera pensar en adjudicar, potencialmente, tres
bancas a la fuerza encarnada en los “Votos en Blanco”, como
correspondería de aplicar matemáticamente el criterio pretendido.
Ahora bien, este ejemplo puesto a consideración sirve como base de
partida para efectuar el análisis siguiente, a efectos de resaltar el
profundo compromiso y la defensa de las instituciones democráticas
que impregnan el pensamiento de este Tribunal, órgano de la
Constitución. En efecto, en forma nunca antes registrada, en atención
a los resultados, se han tornado de dificultosa interpretación, los
guarismos a fin de asignar las bancas en función de ellos; sobre todo,
en algunos municipios. A fin de no incurrir en supuestos dogmatismos
- como se señalara en alguno de los recursos en tratamiento-., ha de
tenerse presente y sólo a modo de ejemplo, el resultado electoral del
Municipio de Apóstoles, donde el Lema vencedor obtiene 11.776 votos
y la segunda Fuerza 1.210; o en San Vicente, donde la fuerza
vencedora obtiene 13.628 y la segunda fuerza 4.522; en la ciudad de
Eldorado, en que el Lema ganador cosecha 16.711 votos y la segunda
fuerza 10.047; en la localidad de Santa María, en donde el partido
vencedor se alza con 731 votos y la segunda fuerza con 49 votos; en
la localidad de San Martín, donde la primer Fuerza lleva 1.280 Votos y
la segunda fuerza 45 votos; en Colonia Polana, municipio en que el
vencedor lleva 657 votos y la segunda fuerza 27 votos. En Los
Helechos, la primera fuerza colecta 2.188 votos y la segunda 35; en
Puerto Rico la primera fuerza cosecha 8.810 votos y la segunda 297;
en Fachinal, la primera fuerza lleva 481 votos y la segunda solo 6. En
todos estos casos, y a pesar de los guarismos aludidos y citados, se
adjudicó al menos una banca a la minoría, en reconocimiento y
resguardo a su derecho. A mayor abundamiento, en Oberá, el
Sublema de la fuerza ganadora que menos votos consiguió -“Digamos
Zi al cambio”- obtuvo 6.785 sufragios, superando en tres veces la
suma de votos obtenidos por todos los Sublemas de la segunda
fuerza, que totalizó de este modo 2.079 votos.
Sin embargo, tanto el Sublema aludido como el Lema señalado,
resultaron adjudicatarios de una banca cada uno, en resguardo del
mentado derecho de representación de las minorías. Esto es,
insistimos, a pesar de tamaña disparidad y de la desproporción en
desmedro de las posibilidades matemáticas de la mayoría, este
Tribunal ha entendido que, sin haber alcanzado en algunas
circunstancias siquiera el 5 % de los votos, sin perjuicio de lo
dispuesto por la norma reglamentaria, en estricto respeto al derecho
Constitucional de representación de las minorías, correspondió
adjudicar una banca a la segunda fuerza, resguardándose así la
representatividad y la pluralidad, evitando todo tipo de pensamiento o
expresión totalitaria. Hacemos nuestros los dichos citados por alguno
de los recurrentes, cuando afirman que sobre nuestras espaldas pesa
“el deber de garantizar los principios de la República democrática que
incluyen, desde luego, el respeto por la pluralidad política, el
aseguramiento de la libertad expresiva y la pureza del sufragio” (María
Angélica Gelli. Constitución de la Nación Argentina. Comentada y
Concordada 4° Edición. Tomo I, pág. 56/57. Editorial La Ley).
Queda claro pues, que no es como se sostiene por los recurrentes,
que se ha aplicado arbitrariamente o en error de cálculo matemático,
el art. 48, inc. 5, de la Constitución Provincial en la distribución de
cargos para Concejales y obviando, en contradicción abierta, su
aplicación en la distribución de bancas de Diputados Provinciales; sino
que, en estricta equidad, adecuando los hechos a ella y al logro del
valor justicia, a fin de no privar a los individuos del respeto a sus
derechos esenciales (derecho a la representación, a las minorías, etc.)
se han adjudicado las bancas. Para llegar a la conclusión a la que se
arriba, se ha echado mano al concepto de justicia distributiva, la que al
decir de Aristóteles: tiene que ver con lo justo o correcto con respecto
a la asignación de bienes de una sociedad. Los principios de justicia
distributiva, son principios normativos diseñados para guiar la
asignación de los beneficios y las cargas, y contrasta con la justicia
retributiva, la cual se concentra en la proporcionalidad de los
resultados y las consecuencias. La concepción aristotélica de justicia
distributiva, entiende que cada integrante de un sistema social
determinado, debe recibir cargas y bienes materiales o cualquier otra
cosa que pueda dividirse entre los que toman parte en el sistema
político, en la proporción adecuada a sus méritos. Volviendo al caso, a
pesar de que los sufragios recibidos no guardan proporcionalidad
alguna en casos puntuales, por ejemplo, el citado respecto de los
votos obtenidos por las distintas fuerzas en el municipio de Fachinal,
481 a 6, obteniendo la segunda fuerza el 1.24% del total de su
contrincante, a fin de no vulnerar el derecho de las minorías, en
estricta equidad, dando a cada uno lo que le corresponde, aplicando la
justicia al caso concreto, entendemos se supera el inconveniente
adjudicando una banca a quien solo ha obtenido seis votos. Ha de
tenerse presente, a la hora de merituarse la aplicación del Art. 48, el
que ya ha sufrido la declaración de inaplicabilidad para otro de sus
incisos por parte del Superior Tribunal de Justicia, que el cambio de
las situaciones sociales reguladas, hace a una norma nacida bajo
determinadas circunstancias, totalmente inadecuada para regir otras
nuevas surgidas al compás del inevitable dinamismo de la vida social.
Estas últimas, “sobrevinientes”, son las más comunes y las que dan
lugar – en la mayoría de los casos- a los juicios de equidad.
Por otra parte, sostienen también los recurrentes, que el Tribunal ha
interpretado de forma incompleta la cita del Dr. Fayt, sin embargo, al
transcribir parte del voto, en el punto siete, se observa que el jurista
expresa: “Es obvio que no le corresponde al tribunal indagar sobre el
mérito, oportunidad y conveniencia de las normas locales atacadas,
pero sí es deber suyo, asegurar el acatamiento del Art. 31 de la
Constitución Nacional”.
Ha sido el Art. 31 de la CN precisamente -y el espíritu de éste-, el que
ha llevado a este Tribunal a interpretar los hechos con adecuación al
derecho, guiados por principios procesales y valores insoslayables
como la Equidad y la Justicia. El Tribunal simplemente descartó por
considerarla obvia, la explicación referida a que se había transcripto la
parte destacada de la cita, no siendo desviado como se aprecia, el
sentido de la misma. En otra parte de su queja, expresan: “… la
interpretación armónica que el Tribunal Electoral debe hacer del orden
normativo y consecuentemente de la propia Constitución, es la del
principio de supremacía Constitucional, consagrado en el Art. 31 de la
CN, y de nuestra democracia constitucional…”. A la luz de lo expuesto,
insistimos: ¿Cuál ha sido entonces la interpretación que ha dado éste
Tribunal a la normativa a aplicar si no justamente aquélla que indica el
recurrente? En cuanto a la adjudicación de bancas, además, se ha
respetado estrictamente la base individual de la representación
política, en la que, según Mario Justo López destacara: “No hay sino
voluntades individuales en el origen, el individuo es principio y fin de la
sociedad política. Por consiguiente, ni la familia, ni la región, ni el
gremio, ni la clase social, pueden sustituir el elemento individual como
base de la representación política. Pero, si el individuo es el elemento
básico de la representación, no es, aisladamente, el titular de ella.
Cada individuo es un elemento, pero sólo la totalidad –la Nación, el
Pueblo- es la representada, y si solo el conjunto es el representado,
los representantes lo son de él –del conjunto: la Nación, el Pueblo- y
no de cada individuo o de un sector cualquiera de ellos. La comunidad
necesita una voluntad común, la representación hace posible esa
voluntad común.” Ahora bien, como ya se afirmara y a efectos de no
restar legitimidad a la conformación de esa voluntad común, no basta
querer ser representante, se necesita el apoyo de los representados a
través del sufragio, el que debe ser expresado en forma universal,
igual, secreta y obligatoria, por mandato constitucional –Art. 37 CN-;
de los Tratados Internacionales con igual jerarquía, Declaración
Universal de los Derechos Humanos (Art. 21); Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos (Art. 25); la Convención Americana de
Derechos Humanos (Art. 23, Ap. b), y el bloque de Supremacía
Constitucional. Como ya se expresara, debe entenderse por voto igual,
aquél en que “todos los votantes tienen la misma participación en la
formación de la voluntad electoral. El principio “un hombre, un voto”
representa esta característica.
Vulnerar este principio, implica otorgar de algún modo, plusvalía a los
votos a favor de la minoría en menoscabo de los sufragados por
encima de las dos terceras partes del total, por la mayoría. Debe
tenerse presente todo esto, a los fines de no viciar por falta de
legitimidad, el ejercicio posterior del mandato de los representantes así
elegidos. III) Como corolario de lo expuesto, a los fines de no terminar
en una suerte de calificación del voto, decididamente alejada del
espíritu de nuestras normas, debe respetarse el principio de la
proporcionalidad, o lo que es lo mismo, el voto debe ser considerado
igualitariamente, esto es, cada elector tiene igual derecho a ser
representado. Una mayoría de electores, deberá tener siempre una
mayoría de representantes; pero una minoría de electores deberá
tener siempre una minoría de representantes. El principio mayoritario
así lo propone; su fundamento es el de su aproximación a la idea
originaria del consentimiento unánime para la formación de la
organización estatal. El orden democrático, se basa en el acatamiento
a la resolución de la mayoría. El principio, se muestra como inherente
al poder de decisión. Su ausencia fulmina entonces, al poder decisorio
del órgano de que se trate. IV) Buscando la regulación normativa que
regle situaciones análogas, dejamos establecido, que en el marco
normativo nacional, por caso, el Código Electoral Nacional, adjudica
las bancas a Diputados Nacionales por el Sistema de Representación
Proporcional, en forma similar al provincial, pero sólo entre aquéllas
listas que lograron al menos el tres por ciento de los votos (Arts. 160 y
161 del Código Electoral Nacional). Cabe destacar que ello no resulta
contrario a la Constitución Nacional sino más bien, armónicamente
complementario de lo dispuesto por sus Artículos treinta y siete y
treinta y ocho. V) Los fundamentos que cimientan el Acta Acuerdo
Número ochocientos cuatro, hoy recurrida, que entiende que
armónicamente debe interpretarse el dispositivo constitucional a fin
que no resulte doblegada la voluntad del soberano, encuentra sustento
igualmente, en el pensamiento del gran jurista romano, Cicerón, quien
consideró a la equidad como fuente del derecho, permitiéndose
superar los inconvenientes, análogos a los del caso en examen, de no
adecuarse la norma al caso concreto, por haber evolucionado las
costumbres o por circunstancias fácticas e históricas no previstas por
el legislador. Se adecúa entonces al logro del valor justicia, la
representación real de la voluntad del elector, sin privar, como ya se
aclarara, a los individuos de sus derechos esenciales. VI) Merece ser
tenido en especial consideración, el hecho de la reforma
Constitucional Nacional, que tuvo lugar en el año mil novecientos
noventa y cuatro, esto es, con posterioridad al dictado de nuestra
Carta Magna Provincial; atento a que ella introdujo el Capítulo
Segundo de los Nuevos Derechos y Garantías, ya que dado el
contenido del Pacto de Olivos, fuente de la ley 24.309 que declaraba
la necesidad y marco de la reforma convocada; resultó vedada la
posibilidad de reforma del Capítulo Primero de las Declaraciones,
Derechos y Garantías. Así, se introdujeron los Arts. 37 y 38 referidos
expresamente al tema bajo examen. Por imperio del Art. 37, se
consagra la garantía respecto de los derechos políticos, que incorpora
expresa y formalmente, basados en el principio de Soberanía Popular
que ya contenía el Art. 33 de la Constitución histórica. Incorpora
además las notas que caracterizan al sufragio en el sistema argentino,
notas surgidas de un largo proceso histórico, que comenzó con la Ley
140, que fue la primera ley electoral del país. Esta respondía a las
características de sufragio no obligatorio y público, o cantado, bajo la
inexistencia de padrones electorales seguros. Quien deseaba votar,
debía inscribirse ante las Juntas Calificadoras de las distintas
municipalidades. Esto, la doctrina es pacífica al respecto, contribuía a
diferentes formas de fraude, impidiendo además la participación
popular. La tendencia varía históricamente, a partir del hito que
configura la sanción de la ley Sáenz Peña N° 8871, que estableciera el
voto universal, individual, obligatorio y secreto. Cabe destacar, que a
pesar de la característica de universalidad declamada, votaban sólo
los varones. El sistema electoral que adoptaba, era el de lista
incompleta, por el que se otorgaban dos tercios de los cargos a la lista
mayoritaria y el tercio restante a la lista que siguiera en número de
sufragios. La universalidad del voto, pasó de la declamación a los
hechos, mediante la sanción de la Ley 13.010, del año 1947. Esta
incorporó a la mujer a los padrones electorales con derecho a elegir y
ser elegida (derecho de sufragio activo y pasivo). De acuerdo al Art. 37
y con su incorporación, el voto se mantiene universal, secreto y
obligatorio; y además es igual, lo que implica que vale del mismo
modo el de un ciudadano que el de otro. Ahora bien: ¿Cómo
compatibilizar estas disposiciones con la tan aludida de la Carta
Magna Provincial (Art. 48, inc. 5), que propugna un derecho en
aparente colisión? Hay que decirlo expresamente.
La aplicación literal de ésta última queda descartada por las razones
ya citadas. La salida aparece entonces, no a través del planteo de una
jerarquización donde, al cabo de ella, determinemos la primacía de
alguno de los derechos “enfrentados”, si no una que nos permita
arribar a una solución que, dentro del marco del caso concreto,
aparezca como integradora de tan importantes derechos en juego.
Parece oportuno remarcar, el extracto de lo sostenido por el Dr.
Márquez Palacios, en oportunidad de su voto como Presidente del
Tribunal Electoral, en el Acta Número Quinientos Siete del doce de
octubre de mil novecientos noventa y nueve, cuando afirmara: “No se
trata de un error de adjudicación, de un error de interpretación, de un
pensamiento arbitrario o dogmático, no existe pues un conflicto de
supremacía de normas o principios fundamentales; antes bien, la
cuestión fue exhaustivamente analizada a la luz de principios
constitucionales, legales, matemáticos, lógicos y electorales;
llegándose siempre a la misma conclusión, la distribución efectuada es
la que se ajusta a derecho, a equidad y a la realización del valor
Justicia, y consulta con mayor verosimilitud el resultado de las
elecciones; la voluntad del elector.”. Como sostuviera Massini Correas,
a dos mil trescientos años de su muerte, Aristóteles sigue dando la
clave para resolver la perenne aporía en que se debate el intérprete,
frente a la generalidad de las normas y la irrepetible singularidad de
los casos de justicia. Mediante el juego de los recursos jurídicos
estudiados, podrán los jueces dar cumplimiento a lo expresado por
Vélez en su nota al artículo 2567 del Código Civil, en el sentido de que
“la equidad es lo que debe dirigir la resolución de los jueces”; y ello
debe ser así, porque la equidad es tal como lo escribiera Casares, “la
última puerta de acceso a la plenitud de la justicia”. VII) Seguidamente,
y en consideración del “Expte. Nº 26 bis 16 – Año 2011 – GAMARRA,
OSCAR ROMAN S/ RECURSO DE REVOCATORIA”, en el que se
presenta el Candidato a Diputado provincial Titular por la Unión Cívica
Radical, con patrocinio letrado e interpone recurso de Revocatoria
contra el Acta Ochocientos Cuatro. En cuanto a los argumentos que
no hayan sido objeto de tratamiento supra, a los que nos remitimos
brevitatis causae. En su libelo, además de lo ya tratado entonces,
solicita se revoque la decisión atacada y se aplique en forma estricta el
art. 48 inc. 5 de la Constitución provincial, adjudicando 6 (seis)
diputados por la/s minoría/s según el caudal de votos alcanzando, de
esa manera, la fracción establecida en la Carta Magna Provincial.
Hace Reserva de recurrir ante el Superior Tribunal de Justicia y
efectúa Reserva e Caso Federal. Este Tribunal considera
corresponde, en cuanto a la aplicación del Art. 48, inc. 5 de la
Constitución Provincial, estarse a la interpretación efectuada supra,
por lo que, como corolario, debe rechazarse la pretensión incoada.
VIII) Asimismo, en autos: “EXPTE. Nº 26 Bis 17 Año 2011 – LOPEZ
DIONICIO S/ RECURSO DE REVOCATORIA”, el Sr. Dionicio López,
abogado y candidato a 4to Diputado Provincial de la Unión Cívica
Radical, se presenta e interpone Recurso de Revocatoria en contra de
la Resolución de Adjudicación de Candidatos a Diputados
Provinciales. Considerando los argumentos que no hayan sido objeto
de tratamiento supra, a los que nos remitimos brevitatis causae. El
mismo expresa, que con el sistema aplicado no se respeta la
constitución y peca de nulidad tal Resolución. Manifiesta que, en el
caso en estudio, hubieron dos minorías en la categoría Diputados, la
Unión Cívica Radical, como primera fuerza; y en segundo orden el
partido Trabajo y Progreso; siendo éstas, las únicas que alcanzaron
las cifras repartidoras teniendo en cuenta el sistema D´Hont y los votos
según las bancas a cubrir y que, siguiendo ese lineamiento, sólo dos
partidos participan del reparto de las bancas que pertenecen a las
minorías. Acota que, de veinte cargos a cubrir, el tercio conforme a la
Constitución sería seis coma sesenta y seis, es decir siete en cifras
redondas, porque seis ya sería menos que un tercio. Finalmente, hace
reserva de Caso Federal. Este Tribunal considera que corresponde, en
cuanto a la aplicación del Art. 48, inc. 5 de la Constitución Provincial,
estarse a la interpretación efectuada supra, por lo que como corolario,
debe rechazarse la pretensión incoada. A la nulidad planteada,
entendemos deberá el peticionante, acudir por ante el órgano
competente y por la vía procesal pertinente.
IX) A continuación, en autos: “EXPTE. Nº 26 Bis 19 AÑO 2011 ARIAS DE LEON JULIAN –UNION PRO- S/ RECURSO DE
REVOCATORIA”, se presenta el apoderado del Frente de carátula e
interpone Recurso de Revocatoria en forma parcial, contra lo
dispuesto en la Resolución de fecha 7 de julio del corriente año, en
base al art. 52 de la Ley Nº 4080.
Considerando los argumentos que no hayan sido objeto de tratamiento
supra, a los que nos remitimos brevitatis causae.
Manifiesta, que por dicha Resolución se resuelve la adjudicación de
cargos para concejales del municipio de Puerto Rico, tomando al
efecto el sistema del art 157 de la Ley 4080 (ahora Ley XI - Nº 6 DJ).
Sostiene, que se reconoce a la representación de la minoría sólo una
banca y que, de existir cinco (5) cargos a cubrir, se le daría cuatro (4)
a la mayoría y uno (1) a la minoría. Refiere, que en el caso que nos
ocupa y en virtud de la Carta Orgánica Municipal, que es la Legislación
que considera a utilizar, la cantidad de Concejales por la Oposición es
de 3 bancas. Cita jurisprudencia y Legislación que considera aplicable.
Entiende que con la adjudicación de bancas determinada a la minoría
no se llegaría a cumplir con el precepto constitucional. Considera
corresponde asignar tres bancas para alcanzar el mandato
constitucional y de la Carta Orgánica sin contemplaciones de la
cantidad de votos que haya sacado la mayoría. Alega, la
inconstitucionalidad de la resolución recurrida. Asimismo, aduce
violación del principio de igualdad de las partes en el proceso, al dar,
en dicho resolutorio a un Sublema que no llega con su caudal de votos
a la cifra repartidora, una banca a fin de asegurar que las minorías
tengan representación. Hace Reserva de Caso Federal y efectúa el
pertinente petitorio. Este Tribunal considera que corresponde en
cuanto a la aplicación del Art. 48, inc. 5 de la Constitución Provincial,
estarse a la interpretación efectuada supra, por lo que como corolario,
debe rechazarse la pretensión incoada. Al planteo de
inconstitucionalidad de la Resolución recurrida, entendemos deberá
acudirse por la vía procesal pertinente y ante el órgano jurisdiccional
competente. X) Por otra parte, en autos, “EXPTE. Nº 26- BIS XX AÑO 2011 – VIANA LUIS ALBERTO (PARTIDO JUSTICIALISTA) S/
RECURSO DE REVOCATORIA, se presenta el Presidente del Partido
Justicialista Distrito Misiones y autoridad del órgano ejecutivo del
Frente Para la Victoria a los efectos de interponer formal Recurso de
Revocatoria, en los términos del artículo 52 de la Ley XI - Nº 6, contra
el Acta Acuerdo Ochocientos Cuatro, toda vez que, en cuanto a los
argumentos que no hayan sido objeto de tratamiento supra, a los que
nos remitimos brevitatis causae, entiende que el mismo viola la
Constitución Provincial por basarse en simples conjeturas y en una
norma de carácter inferior que resulta nula de nulidad absoluta, por
propio
mandato
constitucional.
Plantea
la
Nulidad
e
Inconstitucionalidad del artículo 157 de la Ley XI - Nº 6. Que, la
Resolución de este Tribunal Electoral es inconstitucional y arbitraria
porque incumple los artículos 4 y 48 inciso 5, de la Constitución
Provincial. Efectúa simples apreciaciones subjetivas respecto del
Poder Ejecutivo y del Poder Judicial Provincial. Aduce que, nunca ha
visto una resolución que, de tan absurda, se convierta en
absolutamente arbitraria, o en verdadero engendro siquiera jurídico.
Efectúa una serie de consideraciones en torno al Frente Renovador de
la Concordia, al principio IURIA NOVIT CURIA.
Respecto de la cifra repartidora manifiesta que en la ley electoral
provincial no se establece ningún piso. A modo de ejemplo, refiere que
a nivel nacional, para acceder a una banca sí se establece un piso, no
en el sistema D`Hont, sino en otro articulado, el cual expresa que para
entrar en el reparto, se debe haber obtenido por lo menos el 3% de los
votos. Señala jurisprudencia de este Tribunal Electoral y hace alusión
a la situación suscitada en los departamentos deliberativos de las
localidades de Jardín América, Dos de Mayo, Garupá y San Ignacio.
Plantea la Inconstitucionalidad del artículo 157 de la Ley XI Nº 6.
Finalmente efectúa reserva de recurrir ante el Superior Tribunal
Provincial y de Caso Federal y peticiona se proceda a revocar la
resolución en crisis, por contrario imperio, fallando conforme a
derecho. Este Tribunal considera que corresponde en cuanto a la
aplicación del Art. 48, inc. 5 de la Constitución Provincial, estarse a la
interpretación efectuada supra, por lo que como corolario, debe
rechazarse la pretensión incoada. Al planteo de nulidad, al igual que al
de inconstitucionalidad formulado contra el Art. 157, Ley XI – N°6,
entendemos deberá acudirse por la vía procesal pertinente y ante el
órgano jurisdiccional competente. XI) Finalmente, en autos: “Expte. Nº
90 - bis 18 - bis I Año 2011 – AGÜERO, FELIPE ALBERTO Y OTROS
S/ REPRESENTACIÓN DE MINORÍAS (PUERTO RICO), se
presentan los Sres. Carlos Colschmid y Mónica Isabel Bareiro, con
patrocinio letrado, en su carácter de candidatos a Concejales de la
Lista 905 “E”, plantean Recurso de Revocatoria contra lo resuelto en el
Acta Ochocientos Cuatro, como así también la nulidad e
inconstitucionalidad del mismo. En cuanto a los argumentos que no
hayan sido objeto de tratamiento supra, a los que nos remitimos
brevitatis causae. Expresan que el Acta Acuerdo Ochocientos Cuatro
viola el art. 48, inc. 5, de la Constitución Provincial; toda vez que, de
un simple cálculo matemático y en este caso, se reparten 7 bancas,
que el tercio es igual a 2,33 y el mandato constitucional establece que
no podrá ser inferior al tercio bajo pena de nulidad. Expresa, que el
Tribunal Electoral ha otorgado dos (2) cargos a la minoría en franca
violación a la manda constitucional. Sostiene que al no otorgarse a las
minorías el tercio que legalmente les corresponde, se está otorgando
la “SUMA DEL PODER PUBLICO al bloque partidario que representa
a la mayoría, lo que entienden expresamente PROHIBIDO por el art.
29 de nuestra CONSTITUCIÓN NACIONAL en concordancia con el
art. 36 del mismo cuerpo y sanciona el acto con una NULIDAD
INSALVABLE y a los que lo formulen, consientan o firmen a la
responsabilidad la pena de los INFAMES TRAIDORES DE LA
PATRIA” (sic). Alude a la Carta Orgánica Municipal de Puerto Rico que
otorga 7 bancas a cubrir, enuncia los artículos 88, 94, 107 inc. C, 125
y cctes del mismo plexo normativo, al art. 18 inc. a, de la Ley
Provincial Nº 4305 que modifica la Ley Provincial Nº 4080.
Concretamente se agravian, por entender equivocada adjudicación de
cargos a la Unión Cívica Radical como minoría cuando esa fuerza
política fue tercera entre los cuatro partidos políticos que competían
por la minoría. Critica la constitución otorgada por el Acta Acuerdo 804
al Honorable Concejo Deliberante de la ciudad de Puerto Rico, al
efecto, expresa que: “…al otorgar cinco (5) bancas a la lista 901 y el
resto de la minoría sin sustento legal alguno ya que dicha situación no
se encuentra legalmente prevista ni en la ley 4080 ni en su
modificatoria Ley 4.305…”. Hacen alusión a la cifra repartidora, para la
cual consideran sólo es aplicable entre sublemas del mismo lema o
partido. Alegan, que también les agravia, que el Acta Acuerdo 804
pretenda dar entidad al voto negativo o en blanco, sin referir como
entienden que ello sucede. Aluden, concretamente, a la Carta
Orgánica Municipal de Puerto Rico y al principio de minorías y
mayorías en ella dispuesto, citan jurisprudencia que entienden de
aplicación al caso en estudio. Finalmente, efectúan el petitorio
pertinente, en el cual, solicitan se tenga planteada la
Inconstitucionalidad y la Nulidad del Acta Acuerdo Ochocientos
Cuatro, que asimismo, se revoque por contrario imperio el mismo y se
tenga por electos a Carlos Colschmid, DNI Nº 14.848.710 y a Bareiro,
Mónica Isabel, DNI Nº 17.381.763, del Frente Unión Popular, como
concejales de Puerto Rico, en representación de la minoría. Este
Tribunal considera que corresponde en cuanto a la aplicación del Art.
48, inc. 5 de la Constitución Provincial, estarse a la interpretación
efectuada supra, y como corolario de ello, debe rechazarse la
pretensión incoada. Al planteo de nulidad e inconstitucionalidad de la
Resolución recurrida, entendemos deberá acudirse por la vía procesal
pertinente y ante el órgano jurisdiccional competente. Por todo lo
expuesto, respecto de los expedientes debidamente individualizados
en cada uno de los puntos Considerados, el Tribunal Electoral,
RESUELVE: Primero: Ordenar la acumulación de la totalidad de las
actuaciones citadas por las razones vertidas en los Considerandos
precedentes, las que deberán correr, en lo sucesivo, unidas por
cuerda a sus efectos. Déjese debida constancia actuarial en cada uno
de los expedientes citados.
Segundo: Rechazar los recursos de revocatoria interpuestos en cada
una de las mismas, por fundamento referidos en cada uno de los
puntos oportunamente considerados, confirmando en todas sus
partes, y respecto a cada una de ellas, lo resuelto en Acta Acuerdo
ochocientos cuatro y sus anexos I y II. Tercero: A los planteos de
Nulidad e Inconstitucionalidad efectuados respecto del resolutorio
atacado y de las normas aplicadas, deberá acudirse por la vía
procesal pertinente y ante el órgano jurisdiccional competente para
ello. Cuarto: Ténganse presentes las reservas de derechos
efectuadas, para su oportunidad.
Quinto: Notifíquese personalmente o por cédula a todas las fuerzas
participantes del presente proceso electoral. Sexto: Dése a publicidad
por vía el Boletín Oficial y el sitio web oficial de nuestro Organismo.
Séptimo: Regístrese. Notifíquese. No siendo para más, se da por
finalizado el acto, siendo las veintidós treinta horas, firmando las Sras.
Miembros de éste Tribunal Electoral por ante mí, Actuario, que doy fe.----------------------------------------------------------------------------------Es por estas breves consideraciones que solicito el
tratamiento del presente proyecto de RESOLUCION.-
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