Revista Sociedad, Ciudad y Territorio, número 04 septiembre 2012- febrero 2013 APROXIMACIÓN AL ESTUDIO DE LA "TENENCIA DE LA TIERRA" EN LA ZONA METROPOLITANA DE PUEBLA. FRANCISCO M. VÉLEZ PLIEGO1 Las formas de tenencia de la tierra, en tanto que expresión jurídica que define relaciones socioeconómicas de las que el suelo constituye el soporte, han sido objeto de disputa y origen de conflictos socio-políticos a lo largo de la historia de la nación y de la propia entidad. Conviene recordar que el ejido y las tierras comunales han sido particularmente analizadas en la perspectiva de su baja rentabilidad económica en el contexto de una economía de mercado, sin embargo, por razones sociopolíticas y culturales así como por su función como mecanismo soporte de economías de subsistencia, ha justificado su sobrevivencia. Cuatro aspectos hay resaltar, de entre la variedad de procesos que han estado presentes en el deterioro de la capacidad de respuesta de este tipo de unidades económicas: a) La imposibilidad, hasta ahora, de que los ejidatarios participen en los mecanismos de financiamiento que están fuera de los instrumentos y recursos diseñados y operados por el propio Estado. b) La atomización o pulverización de estas unidades económicas, resultado de las presiones demográficas a las que ha estado sujeta éste tipo de tenencia, situación que, combinada con la rigidez que durante décadas se mantuvo en los mecanismos de transmisión de los derechos derivados de estas formas de tenencia de la tierra, crearon situaciones jurídicas extremadamente precarias o sujetas a usos y costumbres que son fuente de conflicto. c) Las presiones derivadas de procesos de crecimiento demográfico y expansión física de asentamientos humanos en cuyo entorno inmediato se encuentran éstas formas de tenencia de la tierra. d) Los mecanismos de mediación política que subyacen en las relaciones económicas con las que funcionan estas unidades de producción y que operan tanto hacia los sistemas de financiamiento como hacia los procesos de transformación de los productos y su comercialización. En el marco de las políticas de modernización puestas en marcha durante los últimos 18 años, en particular las que buscaron derivarse de las reformas jurídicas introducidas al artículo 27 constitucional y su ley reglamentaria, surge la interrogante en torno a las consecuencias que dichas 1 El trabajo ha sido elaborado dentro de la carga de trabajo como Investigador Titular del Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades “Alfonso Vélez Pliego”, de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, integrante del Área de Estudios Regionales e integrante del cuerpo académico “Sociedad, Ciudad y Territorio en Puebla (XVI-XXI)”. 63 Revista Sociedad, Ciudad y Territorio, número 04 septiembre 2012- febrero 2013 políticas han tenido en la configuración regional del desarrollo, el punto de partida de este análisis es la dimensión cuantitativa del suelo ejidal y comunal que, en el caso del Estado de Puebla, las tierras sujetas a estas nuevas condiciones jurídicas constituyen la base de nuevas relaciones socioeconómicas promovidas por estas reformas en el ámbito rural y que a la vez son soporte de nuevas actividades y relaciones socioeconómicas y de mecanismos de incorporación de suelos a la mancha urbana. Globalmente consideradas, la tenencia comunal y ejidal representaban en 1990 2 el 47.71 % del territorio de la entidad, para el año 2006 había disminuido su peso relativo representando para ese entonces el 36.98%3 de la superficie total del estado. En términos absolutos en 1990 la tenencia social de suelo era de 1,610,545.92 hectáreas, para el año 2006 la esta tenencia había disminuido representando para ese año 1,268,894.41 lo que significa en términos absolutos una disminución de 341,651.51 hectáreas, es decir un 21.21% con respecto a la superficie reportada en el año 1990. En particular, la superficie parcelada del ejido en 1990 participaba con el 36.44% del total y la comunal con un 11.27%; para 2006 de acuerdo con el reporte citado había disminuido su importancia relativa representando solamente el 18.87% y la superficie comunal 15, 97%. Las regiones socioeconómicas de mayor concentración de éste tipo de tenencia eran hasta esas fechas: la Región VI de IZUCAR DE MATAMOROS y la Región VII de TEHUACAN, cuya participación representaba, en el caso del ejido, el 24.48% y el 29.15% del total y, de las tierras comunales, el 44.99% y el 43.71% respectivamente. Correspondía a éstas regiones también, concentrar bajo estos dos regímenes de tenencia el 29.54% de la superficie total del Estado, (Región VI: Ejido 8.92%, Comunal 5.07%. Región VII: Ejido 10.62%, Comunal 4.93%). El peso relativo de estas formas de tenencia de la tierra al interior de cada región socioeconómica se mantenía por encima del 40%, salvo en los casos de la Región I y II correspondientes a la zona norte del Estado en donde la propiedad privada representaba el 79.25% y el 81.25% del total regional respectivamente. Las cifras que hasta ahora hemos comentado dan cuenta de la magnitud de los procesos involucrados en el proceso de certificación de los derechos ejidales iniciados con posterioridad a la reforma del artículo 27 de la constitución,en el caso del Estado de Puebla, quisiéramos sin embargo, centrarnos en un aspecto que forma parte de las preocupaciones que motivaron la reforma: la seguridad jurídica de la tenencia de la tierra, sustento 2 Las cifras relativas a tenencia ejidal y comunal fueron obtenidas en: Cuadernos para la Planeación, Puebla, INEGI. 1990. 3 INEGI, Programa de Certificación de Derechos Ejidales y Titulación de Solares (PROCEDE) de Abril de 1992 a Diciembre de 2006, Núcleos Agrarios, Tabulados Básicos. 64 Revista Sociedad, Ciudad y Territorio, número 04 septiembre 2012- febrero 2013 patrimonial, social, cultural y político de cuya transparencia depende en buena medida que las formas de organización económica, los mecanismos de financiamiento y la modificación de las actividades de las cuales éste tipo de suelo se constituye en soporte, posibilitados por el nuevo entorno jurídico, y que ha sido fuente permanente de conflictos socio-políticos. A este respecto cabe recordar que existen todavía rezagos significativos de diversa naturaleza en materia agraria, particularmente sensibles en lo que se refiere a las solicitudes de dotación, así como en la ejecución de las mismas. Por otro lado, los mecanismos de sucesión de derechos agrarios, ya ejercidos o pendientes de ejercer, sujetos a las prácticas desarrolladas por los comisariados ejidales y que representan vacíos importantes en los expedientes de referencia. Mención aparte merece la situación que prevalece en las superficies ejidales y comunales que circundan los principales asentamientos humanos de la entidad y sujetos a dinámicas de crecimiento demográfico y expansión física acelerados. En este sentido cabe resaltar la situación del área metropolitana de la ciudad de Puebla. ÁREA METROPOLITANA DE LA CIUDAD DE PUEBLA. La Ciudad de Puebla es el centro urbano de mayor jerarquía dentro de la zona metropolitana Puebla-Tlaxcala considerada por SEDESOL. Tanto por el tamaño de su economía, como por las funciones que concentra, la población que reside en él así como su preeminencia política y cultural como capital del Estado de Puebla su dinámica afecta a un amplio territorio. Dentro de sus características funcionales están la de ser un centro financiero y de servicios, con instalaciones educativas, culturales, de salud y seguridad de carácter regional; cuenta con una actividad industrial importante por lo que constituye el principal núcleo urbano para la zona metropolitana. Estas condiciones hacen posible que pueda erigirse como un nodo de innovación prestadora de servicios de alto nivel orientado a la formación de recursos humanos, generadora y centro de transferencia y adaptación de tecnologías, centro cultural de importancia nacional e internacional, entre otras vocaciones. La ciudad inició desde la década de los sesentas metropolización, entendido este como el desarrollo de dinámicas económicas, sociales, demográficas que se han creciente influencia funcional hacia un amplio conglomerado humanos pertenecientes a municipios de Puebla y Tlaxcala. su proceso de un conjunto de traducido en una de asentamientos Una de las características más significativas de este proceso ha sido la expansión física de la ciudad de Puebla tanto al interior del territorio municipal absorbiendo poblaciones y asentamientos de distintos orígenes y dimensiones. En la actualidad, además de las poblaciones pertenecientes a las Juntas Auxiliares del propio municipio, la aglomeración de la Ciudad de Puebla cuenta con 9 centros urbanos periféricos en proceso de conurbación: Amozoc de Mota, San Juan Cuautlancingo, Sanctórum, San Lorenzo Almecatla, San 65 Revista Sociedad, Ciudad y Territorio, número 04 septiembre 2012- febrero 2013 Andrés Cholula, San Bernardino Tlaxcalancingo, Cholula de Rivadavia, Santiago Momoxpan y Villa Vicente Guerrero (Tlaxcala), que por su localización geográfica dentro de la aglomeración juegan un papel importante, pues constituyen elementos de articulación en el espacio metropolitano, al situarse estratégicamente respecto de los accesos al núcleo metropolitano y su relación con la periferia urbana de la misma ciudad. Destacan la relevancia de San Andrés Cholula y Cuautlancingo, que a la fecha concentran importantes equipamientos comerciales, educativos, de servicios e industriales, con grandes zonas habitacionales. La aglomeración de la Ciudad de Puebla se extiende territorialmente a ámbitos político-administrativos distintos, pertenecientes a municipios de Puebla y Tlaxcala. TENDENCIAS DE DENSIFICACIÓN URBANA Se ha atribuido esta expansión física a la presión ejercida por la dinámica demográfica, sin embargo si consideramos que hemos pasado en los últimos 100 años de una población de 96121 habitantes a una población de 1,434062 habitantes, de acuerdo con el censo 2010, es decir la población se ha incrementado en 14.91 veces mientras que territorialmente hemos pasado de una ciudad cuya extensión era del orden de los 10 kilómetros cuadrados en las primeras dos décadas del siglo 20 a una mancha urbana que se estima en 230 kilómetros cuadrados de acuerdo con el Programa de Desarrollo Urbano sustentable de 2007, es decir se ha incrementado la superficie en 23 veces. Cuadro 1.- Crecimiento de la Población de la Ciudad de Puebla durante el siglo XX. AÑO 1895 1900 1910 1921 1930 1940 1950 1960 1970 1980 1990 1995 2000 2005 2010 TASA DE POBLACIÓN (a) CRECIMIENTO 91,917 93,521 0.35 96,121 0.27 95,535 -0.06 114,793 2.06 148,701 2.62 234,603 4.67 289,140 2.11 401,603 3.34 772,908 6.77 1,007,170 3.03 1,157,625 2.98 1,271,673 2.73 1,399,519 2.18 1,434,062 0.5 (a) La población está referida a la localidad de Puebla de Zaragoza y no al municipio Fuentes: Estadísticas Históricas de México INEGI; segunda edición1990, Datos de 1990, Censo General de Población INEGI Datos del 2000, Resultados definitivos del Censo General de Población INEGI, 2002 Datos 2005, Conteo de Población y Vivienda INEGI, 2005 Datos 2010, Censo de Población 2010, INEGI. Este incremento de la mancha urbana conlleva diversas ineficiencias desde el punto de vista económico y social. Un crecimiento físico inadecuado que pone 66 Revista Sociedad, Ciudad y Territorio, número 04 septiembre 2012- febrero 2013 en riesgo bienes ambientales, que incrementa los costos de dotación de servicios públicos básicos entre otros temas. • Zona Urbanizada De acuerdo con los indicadores presentados en el diagnóstico del Programa de la Zona Metropolitana de la ciudad de Puebla, el análisis del componente suelo urbano se presenta un fenómeno de conurbación y expansión de la zona urbana difusa, con un fuerte crecimiento horizontal; no solamente en torno al centro metropolitano, sino también en los sub-centros metropolitanos, en la mayor parte de los centros de población y en los corredores regionales (vialidades regionales). Si bien ante esta problemática en la década pasada se instrumentaron diversos programas de carácter regional, como lo fue el Programa Regional de la Zona Centro Poniente del Estado de Puebla para controlar este crecimiento, así como, también diversos programas municipales, estos no han sido suficientes para controlar la expansión urbana ante el incumplimiento de las normas ahí señaladas. La “zona urbanizada” se distribuye principalmente en el municipio de Puebla y en los principales centros urbanos metropolitanos. Esta clasificación de suelo urbanizado también se presenta en los primeros cuadros de los diferentes centros de población de los municipios que integran la zona metropolitana de la Ciudad de Puebla. Este uso de suelo denominado zona urbanizada tiene una extensión territorial de 8 mil 403.90 hectáreas, que representan 3.52% del total del área de la Zona Metropolitana de la Ciudad de Puebla. • Zona periurbana La zona periurbana se refiere a las franjas difusas de la mancha urbana en proceso de expansión y consolidación4, formada por colonias y ampliaciones de barrios con gran diversidad de tejidos urbanos y de modalidades de ocupación del suelo. Para estas zonas, aún de elevada dispersión, es posible llevar a cabo acciones concretas que conduzcan a su estructuración urbana y dotación de equipamiento. Esta prioridad está fundamentada en que actualmente en estos sectores urbanos ya se encuentran trazadas las calles, conformando manzanas de forma irregular con viviendas en etapas iníciales de construcción. En esta zona urbanizable aún se pueden alinear y delinear vías primarias y secundarias de importancia para la estructuración urbana funcional de la zona, así como, también es posible ubicar el equipamiento básico en los baldíos disponibles. En esta zona urbanizable se recomienda que las acciones urbanísticas no se lleven al inicio del asentamiento ya que tal inversión estimularía mayor expansión incontrolada, o en su caso deberán seleccionarse áreas estratégicamente. De igual manera, el uso de suelo considerado como “zona urbanizable” se distribuye en la mayor parte de los municipios de la Zona Metropolitana de 4 Indicación de áreas de reserva territorial para el incremento de población esperada. 67 Revista Sociedad, Ciudad y Territorio, número 04 septiembre 2012- febrero 2013 la Ciudad de Puebla, ocupando una extensión territorial de 9 mil 576.92 hectáreas, que representan 4.01% del territorio metropolitano. Estas zonas se caracterizan por presentar bajos coeficientes de ocupación, con prácticamente todos los servicios básicos, por lo que en el corto plazo no se prevé la constitución de reservas territoriales en los principales centros urbanos. En el caso de la ciudad de Puebla esta zona representa 4,956.73 hectáreas. Hay un proceso específico de expansión física de la Ciudad de Puebla. Que ha venido agudizando a los temas relacionados con la planeación urbana agudizando y generando aéreas de despoblamiento en diversos ámbitos de la zona urbana afectando ya no solo a la zona de monumentos sino también a conjuntos habitacionales construidos en los últimos 30 años en la ciudad. Este fenómeno no es exclusivo de Puebla, el último censo 2010 reporta 4 millones 999 mil viviendas desocupadas en el país, lo que equivale prácticamente al total de viviendas que se produjeron en un sexenio, esto habla de una enorme ruptura de los mercados de vivienda que habrá que revisar con toda la atención. En el caso del estado de Puebla hay 232,000 viviendas, de las cuales 73,000 viviendas se concentran en el municipio de Puebla, lo que equivale si se considera que son alrededor de 406,000 viviendas ocupadas en el municipio, la cifra señalada representa aproximadamente la 6ª. parte de las ocupadas; por otro lado existe una enorme presión a las autoridades municipales de los grupos inmobiliarios para realizar viviendas en masa por ejemplo hay solicitudes para construir de 30,000 a 50,000 viviendas en distintos puntos en la ciudad. Esto tiene dos grandes vertientes. Una: revisar con todo detalle cual es la ingeniera financiera que posibilitaría generar proyectos de renovación urbana, y que haga viables efectivamente formas de acceso a la vivienda renovada, no solamente en el ámbito de los proyectos de nuevos desarrollos donde está realmente concentrándose el financiamiento. Cuadro 2.- Total de viviendas en la ciudad de Puebla AÑO 1970 1980 1990 1995 2000 2005 2010 Promedio Total de Vivienda 95,632 139,332 221,515 273,974 315,891 369,827 474,862 Tasa de Tasa de crecimiento de crecimiento la población de la vivienda 3.34 6.77 3.03 2.98 2.73 2.18 4.57 5.9 4.83 3.06 3.41 0.5 3.51 5.68 4.35 FUENTE: INEGI. Censos de Población y Vivienda, 1970 a 2010; INEGI. I y II Conteo de Población y Vivienda 1995 y 2005. 68 Revista Sociedad, Ciudad y Territorio, número 04 septiembre 2012- febrero 2013 Con respecto al último censo la población del municipio tuvo un incremento en números absolutos de 34,543 habitantes en los últimos cinco años que confirma la tendencia a la baja de la tasa de crecimiento de la misma. Con respecto al tema que nos ocupa, y considerando por el momento solamente los municipios de la entidad que junto con el municipio de Puebla forman parte de ésta área, las cifras mas significativas son las siguientes5: La superficie que abarca el área metropolitana en términos absolutos es de 125 670.77 has., de las cuales el 39.61% en términos globales correspondían a formas de tenencia ejidal y comunal, (ejido 37.46%, comunal 2.15%). De acuerdo al peso relativo que representan en relación a su superficie total, los municipios de Amozoc, Puebla y Ocoyucan presentaban las proporciones mas significativas, superiores al 40%, (52.06%, 40.39%, 55.06% respectivamente de tenencia ejidal). Por lo que se refiere a la tenencia comunal, se concentra solamente en dos municipios, Puebla y Ocoyucan, (3.66% y 6.47% respectivamente). Cabe resaltar que si bien en el caso de los municipios de San Pedro Cholula, Coronango y Cuautlancingo el peso del ejido no es tan significativo como los anteriores (6.46%, 16.28%, 13.54%, respectivamente del total de sus áreas municipales), es hacia ellos, que junto con el municipio de Amozoc, se están desarrollando los procesos de conurbación y particularmente gravitando sobre estas formas de tenencia de la tierra. En los últimos 60 años, la ciudad de Puebla ha conocido un crecimiento explosivo a una tasa media del 6.6% para todo el periodo, las formas que ha adoptado éste proceso, de altos niveles de especulación junto con la casi desaparición de suelo privado, en el entorno inmediato a la ciudad, han incrementado substancialmente la participación de suelos ejidales en el crecimiento de la mancha urbana. De acuerdo a las estimaciones contenidas en el Programa de Desarrollo Urbano de la Ciudad de Puebla (1992), el continuo urbano abarcaba una superficie aproximada de 128 Km. cuadrados, que con respecto a la cifra estimada para el año de 1982 de 91.5 Km. cuadrados representa un incremento de 36.5 Km. cuadrados. En la actualidad y considerando los procesos de expansión física entre localidades al poniente y oriente de la ciudad de Puebla se estima que la mancha urbana físicamente conurbada ya representa una superficie cercana a los 200 kilómetros cuadrados El documento de referencia subraya también que el suelo ejidal había incrementado su participación pasando, de 10.4 Km. cuadrados en 1982 a 28.2 Km. cuadrados en 1990 del total de la mancha urbana. Particularmente 5 El área considerada se refiere al municipio de Puebla y los municipios vecinos y no a la totalidad de la llamada Región Angelópolis. Adoptamos el criterio de exponer las cifras de los municipios y áreas más directamente sujetos a las presiones de la expansión física de la ciudad de Puebla 69 Revista Sociedad, Ciudad y Territorio, número 04 septiembre 2012- febrero 2013 importante es el hecho de que el 49% de los 36.5 Km. cuadrados de incremento de la superficie urbana en los últimos veinte años ha gravitado precisamente sobre ésta forma de tenencia de la tierra. En términos específicos al interior de la mancha urbana éstas. cifras representaban, en 1993, aproximadamente el 13% del total de colonias urbanas existentes en aquella época, en términos absolutos más de 100 asentamientos ejidales, de los cuales solamente 24 habían consolidado sus procesos de regularización de tenencia de la tierra. En síntesis, la tenencia del suelo es uno de los escenarios centrales de evaluación y diagnóstico que deben considerarse en el diseño de las políticas territoriales que se adopten para el crecimiento sustentable de la ciudad y de la zona metropolitana. De acuerdo con los escenarios de incremento poblacional, las necesidades de suelo para el año 2025 serán de 2 mil 532 hectáreas aproximadamente para la zona metropolitana de la ciudad de Puebla, y particularmente la zona conurbada de la ciudad de Puebla requerirá un total de 1 mil 343 hectáreas para la construcción de vivienda; estos datos no significan la necesidad de ampliar la frontera urbana o de constituir reservas territoriales para vivienda, ya que actualmente existe una gran disponibilidad de suelo urbanizable. En buena medida este incremento en la superficie urbanizada se debe a las políticas seguidas en la última década, cabe señalar por ejemplo que en el informe del año 2000 de la Secretaría de Desarrollo Social se señalaba: "Al 31 de enero de (l) 2000, en el ámbito nacional se han identificado 33,55,18 ha. de tierra factible para uso habitacional, de estas 12,303.47 son de origen ejidal, susceptibles de ser incorporadas a programas de vivienda. La tenencia de las 21,251.71 ha. restantes, se distribuyen de la siguiente forma: federal 12.50; estatal 5,775.01 ha; municipal 293.01; organismos estatales y municipales de vivienda, incluyendo fideicomisos locales 11,834.61; INFONAVIT 1,140.33; FOVISSSTE 333.10; otras instituciones 476.92 y particulares 1,386.23."6 Destacamos en el inciso ( c ) de ese documento, correspondiente a la problemática de la tenencia de la tierra en aquel momento, que las presiones derivadas de las estimaciones de crecimiento demográfico y de tendencias a la expansión física de asentamientos humanos en cuyo entorno inmediato se encontraban éstas formas de tenencia de la tierra era cada vez mayor, se consignaba que 833 núcleos agrarios vecinos de localidades en proceso de expansión en el país se encontraban en esta situación, de los cuales 28 pertenecen al estado de Puebla siendo estos últimos los siguiente:7 6 Esta información esta recopilada por las Delegaciones Estatales de SEDESOL con base en los Organismos Estatales y Municipales de Vivienda y difundida por internet 7 Inventario de Núcleos Agrarios, SEDESOL, informe al 31 de enero de 2000, difundido por internet. 70 Revista Sociedad, Ciudad y Territorio, número 04 septiembre 2012- febrero 2013 Cuadro 3.- Inventario de núcleos agrarios afectados por expansión física de localidades en el año 2000. MUNICIPIO CENTRO URBANO NUCLEO AGRARIO Atlixco Atlixco Flores Magon Atlixco Atlixco Magdalena Axocopan, La Atlixco Atlixco San Diego Acapulco Atlixco Atlixco Emiliano Zapata Atlixco Atlixco San Agustín Ixtahuixtla Tianguismanalco Atlixco San Pedro Atlixco Huauchinango Huauchinango Venta, La Huejotzingo Huejotzingo Huejotzingo San Martín Texmelucan San Lucas Atoyatenco San Martín Texmelucan San Baltazar Temaxcala Tehuacan Tehuacan San Diego Chalma Tehuacan Tehuacan Riego, El Tehuacan Tehuacan San Lorenzo Teotipilco Tehuacan Tehuacan San Nicolás Tetitzintla Tehuacan Tehuacan San Pedro Acoquiaco Tehuacan Tehuacan Santa María Acoapan Tehuacan Tehuacan Santiago Tula Amozoc Z. Metropolitana de la Ciudad. de Puebla San Salvador Chachapa Cuautlancingo Z. Metropolitana de la Ciudad de Puebla Trinidad Chiautenco Cuautlancingo Z. Metropolitana de la Ciudad de Puebla Sanctorum Cuautlancingo Z. Metropolitana de la Ciudad de Puebla San Juan Cuautlancingo Ocoyucan Z. Metropolitana de la Ciudad de Puebla San Bernabé Temoxtitla Puebla Z. Metropolitana de la Ciudad de Puebla Ignacio Romero Vargas Puebla Z. Metropolitana de la Ciudad de Puebla San Baltazar Campeche Puebla Z. Metropolitana de la Ciudad de Puebla San Felipe Hueyotlipan Puebla Z. Metropolitana de la Ciudad de Puebla San Francisco Teotimehuacan Puebla Z. Metropolitana de la Ciudad de Puebla San Jerónimo Caleras Puebla Z. Metropolitana de la Ciudad de Puebla San Pablo Xochimehuacan San Texmelucan San Texmelucan Martín Martín San Andrés Cholula Z. Metropolitana de la Ciudad de Puebla San Bernardino Tlaxcalancingo LOS INSTRUMENTOS DE REGULACION DE LA EXPANSION FISICA DE LA CIUDAD DE PUEBLA. El entorno jurídico para la regulación de los procesos territoriales, particularmente desde 1976 con el establecimiento del sistema de planeación nacional del desarrollo urbano y las adecuaciones subsecuentes derivadas de las políticas de descentralización y desconcentración que atañen a diversos ordenamientos, han dado origen a un conjunto de instrumentos de regulación de los asentamientos humanos mismos que abordaremos en el apartado correspondiente.8 8 En el caso de la entidad reviste particular relevancia el Plan Director Urbano de la Ciudad de Puebla de 1980 y el Programa de Desarrollo Urbano Municipal de la misma localidad de 1992, el Programa de Ordenamiento Territorial de la Zona Centro-Poniente del Estado de 1994, el 71 Revista Sociedad, Ciudad y Territorio, número 04 septiembre 2012- febrero 2013 El documento de 1980 considerado como el primero en su tipo9 para la ciudad de Puebla, represento sin lugar a dudas un esfuerzo de sistematización y de regulación del crecimiento físico de la capital de nuestro Estado; más allá de las insuficiencias y limitaciones que el Plan de referencia contuvo, consideramos que su incumplimiento parcial es el resultado de factores externos al contenido del propio Plan. En primer término, el entorno jurídico que fundamentó su posible aplicación ha evidenciado vacíos, contradicciones, limitaciones e incongruencias derivadas de la falta de concordancia entre por un lado, el sistema de concurrencia de competencias previsto por el propio Plan y la existencia de ordenamientos jurídicos generados precedentemente y que siguieron siendo aplicados sin haber sido modificados y adecuados con base en esta nueva normatividad. Por señalar algunos ejemplos, tal fue el caso de la Ley de Fraccionamientos de 1974, de la Ley de Obras Públicas Estatal, de la Ley de Comunicaciones y Tránsito y Transporte del Estado de Puebla, entre otros. Aunada a esta situación las reformas al artículo 27 constitucional, así como las particularidades del entorno territorial de la ciudad de Puebla, por lo que se refiere a las superficies ejidal y comunal que la circundan complicaron aún más este sistema de concurrencia de competencias al que hemos hecho referencia. En este orden de ideas, el Gobierno Municipal se vió impedido de cumplir cabalmente y con plena responsabilidad jurídica y administrativa las facultades que en materia de gestión territorial le confiere el artículo 115 constitucional. En segundo término un Plan como el propuesto, requería del diseño de un conjunto de instrumentos de carácter financiero que permitieran al Ayuntamiento, como responsable de su implementación, desplegar las acciones oportunas que en materia de obra pública y de mejoramiento de los servicios que el propio Plan preveía. En tercer término desde el punto de vista técnico-administrativo el Gobierno Municipal no contaba con una estrategia adecuada de modernización de la gestión territorial, ni con los financiamientos que la hicieran posible, que le permitiera cumplir cabalmente con las exigencias derivadas del Plan, en particular las relativas a un seguimiento puntual de los procesos de crecimiento físico de la ciudad, así como a una evaluación sistemática de sus propias acciones y las de otros agentes sociales que han hecho caso omiso de las prohibiciones que contenía el multicitado documento. Programa Subregional Puebla, Cuautlancingo, San Andrés y San Pedro Cholula de 1994, los programas parciales y el sectorial de densidades de la Ciudad de Puebla de 1995. 9 En 1959 fue elaborado un Plano regulador de la Ciudad de Puebla, sin embargo el de 1980 fue el primero elaborado bajo el sistema de planeación territorial derivado de las reformas constitucionales al articulo 27 y a la aprobación en 1976 de la primera Ley General de Asentamientos Humanos 72 Revista Sociedad, Ciudad y Territorio, número 04 septiembre 2012- febrero 2013 A este respecto no es casual que el Programa de Desarrollo Urbano aprobado en 1992 por el Cabildo, en su parte relativa al diagnóstico, de cuenta de este incumplimiento. En la década considerada la ciudad de Puebla había crecido aproximadamente, 37.5 Km. cuadrados; el 55%, es decir, 21.74 Km. cuadrados de este crecimiento habían significado modificaciones al uso de suelo previsto en el Plan de 1980. De estas modificaciones las tierras de uso agrícola habían sido las más afectadas, en un área aproximada de 11.5 Km. cuadrados que representaban el 35% de la superficie total incorporada en ese periodo a la mancha urbana. Desde el punto de vista de los agentes sociales que habían contribuido a estas modificaciones, el listado que contiene el Programa de 1992, nos señala que prácticamente todos los sectores sociales y niveles de gobierno no cumplieron con los usos del suelo previstos en el Plan de 1980. En este listado encontramos fraccionamientos residenciales, populares, asentamientos irregulares, centros comerciales, unidades habitacionales del INFONAVIT, de la inmobiliaria estatal, equipamientos municipales y estatales, entre otros. Este diagnóstico pone de manifiesto que las perspectivas de cumplimiento de los Programas de regulación territorial en sus diversas escalas y modalidades podrían correr la misma suerte de no corregirse los principales obstáculos estructurales en los que se destacan los siguientes ámbitos 1.- Los relacionados con el conjunto de normas que concurren en la determinación de las responsabilidades de los órganos de gobierno en materia de gestión del territorio. 2.- Acciones que permitieran generar un sistema de financiamiento diversificado y de responsabilidad compartida, entre los niveles de gobierno y la sociedad civil para hacer frente, a las necesidades que en materia de obra pública y servicios básicos. 3.- Modernizar técnica y administrativamente al Gobierno Municipal dotándolo de la infraestructura necesaria para atender y evaluar con oportunidad, los requerimientos derivados de los instrumentos de planeación A ese respecto, y dadas las nuevas condiciones jurídicas que la reforma al artículo 27 constitucional propició, la estrategia de fortalecimiento debió contener dos objetivos primarios básicos, a saber: 1. Propiciar la participación de los ayuntamientos en los procesos de regularización de tenencia de la tierra de una manera eficiente. 2. Fomentar el fortalecimiento de la Hacienda Municipal mediante un manejo adecuado, congruente y equitativo del impuesto predial.. 73 Revista Sociedad, Ciudad y Territorio, número 04 septiembre 2012- febrero 2013 La organización municipal, constituye en nuestro país la base de la organización político-administrativa del Estado. El centralismo que, bajo diversas modalidades y expresiones se ha desarrollado en México ha imposibilitado estructuralmente que la institución Gobierno Municipal está‚ en condiciones de enfrentar cabalmente su papel como promotor del desarrollo regional. En el marco de lo dispuesto en el artículo 115 constitucional se puede avanzar en el fortalecimiento de los Ayuntamientos de la entidad, para ello se requiere de voluntad política, de instrumentos específicos y de programas viables. En este orden de ideas cabe destacar que el principal instrumento de fortalecimiento es sin lugar a dudas la distribución territorial del gasto público. En sus distintos componentes, federal, estatal y municipal. A este respecto cabe destacar que la alta concentración del ingreso en la federación, junto con los insuficientes mecanismos de redistribución hacia estados y municipios, ha impedido que este instrumento apoye efectivamente el desarrollo regional y por ende el municipal. Ante los procesos de integración económica en marcha en el país y la orientación exportadora que se le ha impreso a las actividades económicas, es necesario que una parte de los ingresos públicos que resulten de estas actividades redunden en nuevas inversiones infraestructurales en aquellos territorios que son base de las mismas. En el mismo sentido habría que considerar que hasta ahora el financiamiento a la generación de factores de localización de las actividades económicas en nuestro país ha sido básicamente responsabilidad del estado. El círculo vicioso que resulta, por un lado, de la concentración de las actividades industriales en unas cuantas localidades que cuentan con algunos de estos factores y la imposibilidad financiera del estado para generarlos en otras localidades, parecen condenarnos a este proceso de concentración dispersión. En el fondo de esta situación, se encuentra el modelo fiscal que prevalece en torno al impacto territorial que las actividades económicas generan. Particular relevancia reviste analizar esta problemática ante los efectos generadas por el tratado de libre comercio en materia de nuevas inversiones y de diversificación de nuestra planta industrial. El suelo, su incorporación al desarrollo urbano y la vivienda, a través de la puesta en marcha de instrumentos de regulación y gestión, así como programas y acciones concebidos de manera integral es uno de los principales retos de la gestión gubernamental frente a la dinámica demográfica, económica y social en nuestro país. Elementos centrales en el diseño de una estrategia que permita enfrentar la naturaleza y complejidad de los procesos por los que transitamos lo constituyen a nuestro juicio los siguientes: 74 Revista Sociedad, Ciudad y Territorio, número 04 septiembre 2012- febrero 2013 a- La puesta en marcha de acciones concertadas de ordenamiento territorial destinadas a distribuir regionalmente el desarrollo económico, fomentar sistemas de ciudades, constituir redes de infraestructura básicas, mejorar substancialmente las estructuras urbanas, reforzar el desarrollo rural, proteger los recursos naturales y promover el adecuado uso del suelo. En este aspecto cabe destacar la necesidad de implementar programas que atiendan por un lado el carácter de las acciones básicas municipales y por el otro considere las necesidades micro-regionales y regionales, en materia de equipamiento e infraestructura a fin de desarrollar mejoras a la productividad de las actividades económicas que fomenten una adecuada jerarquización del sistema de localidades. b- Dichas acciones deberán estar sustentadas en un sólido proceso de modernización de la gestión territorial, en particular cobran relevancia los programas de modernización catastral, del registro público de la propiedad y de planeación urbano-regional como elementos técnicos centrales para optimar las capacidades administrativas de los gobiernos estatales y municipales en materia de usos del suelo y para fortalecer la hacienda de estos últimos. La participación de los gobiernos estatales en los procesos de modernización catastral apareció como una necesidad a fin de garantizar la continuidad de los programas, la homogeneidad técnica de los productos, las economías de escala derivadas de acciones de gran aliento permitiendo fortalecer la viabilidad de estos proyectos. c- El financiamiento al desarrollo regional, la infraestructura, los servicios públicos y los equipamientos de carácter regional y urbano deben sustentarse en el diseño de una ingeniería financiera que a la vez que permite la participación de los sectores social y privado como agentes económicos, tienda a afianzar la rectoría del Estado, contribuya a reestructurar las relaciones gobierno sociedad y tenga por objeto modernizar tecnológica y administrativamente los servicios públicos. d- Cabe señalar que este proceso, en el contexto actual de bajo crecimiento económico que vive el país, debe tomar en cuenta que no se trata en, sentido estricto, de una distribución mercantil pura y simple de bienes y servicios por lo que su operación concesionada no debe contribuir a ampliar las desigualdades sociales y la segregación territorial. Por ello, la actualización del marco jurídico urbano es fundamental, con el objeto de regular los procesos y las normas técnicas que sustentan la prestación y administración de los servicios, buscando la plena congruencia entre los objetivos económicos de la participación de los sectores social y privado con el carácter público de los mismos. e- De particular relevancia, para los estados del centro del país, representa explorar el potencial que la reforma al artículo 27 constitucional 75 Revista Sociedad, Ciudad y Territorio, número 04 septiembre 2012- febrero 2013 ofrece en materia de suelos ejidales que circundan las localidades de mayor dinámica de expansión, para constituir reservas territoriales , regularizar la tenencia del suelo y desarrollar acciones de consolidación urbana en áreas marginales. En el marco de estos elementos la problemática en materia de suelo urbano y vivienda se redimensiona para ser atendida en el contexto regional en acciones que buscan simultáneamente: 1.- La estructuración de oferta de suelo para desarrollo urbano y vivienda claramente orientada, coordinada y sistematizada por el sector público, destinando la inversión del estado a la constitución de la red primaria y promoviendo la participación del sector privado y social en acciones de desarrollo, identificadas, jerarquizadas y localizadas. 2.- La consolidación de localidades con pleno aprovechamiento de terrenos baldíos propiciando la disminución de la presión sobre la ciudad central regional. 3.- Se debe buscar aprovechar las ventajas comparativas que las localidades de menor tamaño ofrecen en materia de valor del suelo. El recurso suelo, en este enfoque, es uno de los ejes centrales que permite la coordinación de acciones y programas, propicia la inducción de iniciativas del sector privado y social y permite generar mecánicas de financiamiento integrales y sustentables. La asociación, de iniciativas de naturaleza diversa y aparentemente contradictoria como lo son la conservación de recursos naturales con acciones de desarrollo urbano, al igual que las destinadas a la conservación del patrimonio con acciones de renovación, se han orientado en nuestro caso a valorar los recursos naturales y patrimoniales como un activo en favor de la región y sus localidades, de las actividades económicas vinculadas a la explotación de estos atractivos, particularmente las relacionadas con el turismo, así como del mejoramiento de la calidad de vida de los residentes de las localidades. Dentro de estos activos destacan las acciones orientadas a proteger las cuencas hidrológicas, a restaurar sus componentes principales tales como, zonas de recarga, ríos, manantiales, vasos y presas, rescatar sus áreas de protección y valorizar su uso y explotación racional y con pleno respeto al medio ambiente. 76