1810-2010 BICENTENARIO REVOLUCIÓN DE MAYO ¡Historias para compartir! Raúl Azurmendi y Alejandro Rodríguez Planta Compresora Lumbreras - Provincia de Salta Jura de la bandera a orillas del río Pasaje o Juramento El 27 de febrero de 1812, Belgrano estableció dos baterías de artillería en ambas orillas del río Paraná, próximas a la entonces pequeña población conocida como Villa del Rosario (la actual ciudad de Rosario). En esa misma fecha, y con una solemne ceremonia, Belgrano dispuso que fuera por primera vez enarbolada una bandera de su creación (se presume que fue de dos franjas horizontales, blanca la superior y celeste la inferior). La tradición señala que esa primera bandera izada por Belgrano fue confeccionada por una vecina de Rosario: María Catalina Echevarría de Vidal, y quien tuvo el honor de izar la enseña fue un civil, Cosme Maciel, también vecino de Rosario. En esta ciudad se encuentra el Monumento Histórico Nacional a la Bandera asentado en el Parque Nacional a la Bandera. ¡Soldados de la Patria! En este punto hemos tenido la gloria de vestir la escarapela nacional que ha designado nuestro Excelentísimo Gobierno: en aquel, la batería de la "Independencia", nuestras armas aumentaran las suyas; juremos vencer a nuestros enemigos interiores y exteriores, y la América del Sur será el templo de la Independencia y de la Libertad. En fe de que así lo juráis, decid conmigo "¡Viva la Patria!" El 3 de marzo de 1812, el Gobierno Nacional le prohibió al General Belgrano utilizar la bandera por razones de política internacional, ordenándole que la ocultara y que la reemplazara por la que se había usado en la Fortaleza de Buenos Aires (la rojigualda). Para ese entonces, Belgrano debió partir hacia el norte del país con la misión de hacerse cargo del Ejército del Norte y no tomó conocimiento de dicha orden. Luego de avanzar a San Salvador de Jujuy, el 25 de mayo de 1812, celebró el segundo aniversario de la Revolución de Mayo con un Te Deum en la iglesia matriz, durante el cual el canónigo Juan Ignacio Gorriti la bendijo. El 29 de mayo, Belgrano informó al gobierno que: (...) el pueblo se complacía de la señal que ya nos distingue de las demás naciones (...) El Triunvirato amonestó por ello a Belgrano el 27 de junio, quien contestó el 18 de julio diciendo:“La guardaré silenciosamente para enarbolarla cuando se produzca un gran triunfo de nuestras armas”. El 24 de julio la entregó al Cabildo de Jujuy. El triunfo lo obtuvo él mismo el 24 de septiembre de 1812 en la Batalla de Tucumán. En enero de 1813, Belgrano volvió a confeccionar otra bandera, la cual fue aceptada por la Asamblea del Año XIII, siempre y cuando fuera sólo usada como bandera del Ejército del Norte y no del estado. El 13 de febrero de ese mismo año, después de cruzar el río Pasaje (desde entonces llamado también Juramento), el Ejército del Norte juró obediencia a la Asamblea del Año XIII mientras el Barón de Holmberg sostenía una bandera celeste y blanca. "Éste será el color de la nueva divisa con que marcharán al combate los nuevos campeones de la patria", les dice. Y luego personalmente, y en forma individual, toma juramento a los soldados. Sobre una margen del río se alza un árbol eminente y frondoso en el que se grabó el nombre del “Río Juramento” y más abajo la siguiente estrofa, en medio de un círculo de palma y laurel: Triunfareís de los tiranos y a la patria dareís gloria, si, fieles americanos, juraís obtener victoria. El sitio elegido por Belgrano a márgenes del Río Pasaje o Juramento, se encuentra a 13 km al norte de la Planta Compresora Lumbreras en la provincia de Salta. El camino que hay que recorrer desde la ruta nacional 9/34 hacia este monumento histórico, cruza por la traza de los gasoductos troncal de 24” y el paralelo de 16”. Este monumento es uno de los tantos sitios que forjaron la historia argentina y que con orgullo mostramos ya que se extiende a lo largo de la sección Lumbreras. Pk 176 Gto 16” Pk 374 Gto 24” Marcelo Brichetto Gerente de Asuntos Legales - Sede Central – Buenos Aires “La Carlota” A mediados del siglo XVIII el comandante de frontera Francisco de Oyola levantó un fortín que llamaron “del Sauce”, en un paraje a la vera del Río Chocancharava en el idioma ranquel, hoy Río Cuarto en cristiano. A finales de ese siglo la población dedicada a las actividades agrícola y ganadera se había extendido a tal punto que la Gobernación de Tucumán ordenó la construcción de un nuevo fuerte denominado Punta del Sauce. El 12 de abril de 1792 el rey Carlos IV de España otorgó la Real Cédula que elevó el pueblo de Punta del Sauce a la categoría de Villa Real de La Carlota, nombrada así en honor al monarca. Años más tarde, La Carlota recibió a un grupo de ingleses, enviados al fuerte tras ser tomados prisioneros durante las primeras invasiones a Buenos Aires. San Martín la visitó en varias oportunidades en sus travesías entre Buenos Aires y Cuyo, y según relatan las crónicas fue allí donde en 1819 decidió no involucrase en las luchas interiores y continuar su campaña libertadora hasta al Perú, que terminó consolidando la independencia que había empezado a gestarse un 25 de mayo, de eso hace ya 200 años. La Carlota es una ciudad y municipio ubicada al sudeste de la Provincia de Córdoba, Argentina. Es cabecera del departamento Juárez Celman. Se encuentra en el kilómetro 500 de la Ruta Nacional N° 8 en la Pampa Húmeda, entre las ciudades de Venado Tuerto y de Río Cuarto, a la vera del Río IV. Su economía se basa principalmente en la agricultura y, en menor medida, la ganadería. La Planta compresora La Carlota se ubica en la Ruta Nacional 8 – km 526, en la PK 296.5 del Gasoducto Centro Oeste, línea 8000. José Montaldo Gerente de Asuntos Institucionales y Regulatorios Sede Central – Buenos Aires “El Camino Real, la Posta de Yatasto y el encuentro de San Martín y Belgrano” Cuando los españoles ingresaron en nuestro país desde el Virreinato del Perú, lo hicieron siguiendo senderos que comunicaban al Imperio Inca con el norte argentino, utilizando vías terrestres que los naturales habían utilizado durante años. De esta manera se fue formando un camino principal que unía al Alto Perú con Córdoba y Buenos Aires. ocasiones, en precarios ranchos que servían de hospedaje, comedor y recambio de caballos. Las postas que antiguamente conformaron el Camino Real al Alto Perú y por el que transitaron misioneros, comerciantes, arrieros, ejércitos patriotas y caudillos estaban ubicadas entre 5 y 10 leguas de distancia unas de otras a lo largo del recorrido. En la época colonial las vías de comunicación fueron diversas pero el itinerario más seguro y transitado fue esbozado por el Gobierno del Perú y publicado en 1567 por Juan Matienzo, miembro de la Audiencia de Charcas, sobre el Camino del Inca. El objetivo era poblar el Tucumán para crear un acceso al océano Atlántico. Hay tramos del Camino Real o Camino de las Postas que hoy han desaparecido, otros son intransitables y algunos se han convertido en caminos secundarios que atraviesan los campos o en vías de acceso y de salida de algunos pueblos. Así, el Camino del Perú fue elevado al rango de Camino Real en 1663 por orden del gobernador José Martínez de Salazar y a fines de este siglo ya se encontraba consolidado y era de enorme utilidad, posibilitando el crecimiento de las localidades adyacentes, entre Buenos Aires y Lima a lo largo de 3.000 km. Se utilizaba para las expediciones comerciales o militares indistintamente y también pasaban los chasquis (mensajeros) que llevaban noticias y órdenes entre el Alto Perú, Córdoba y Buenos Aires. Los largos e interminables viajes por el Camino al Alto Perú obligaban al descanso y reaprovisionamiento de las personas y los animales. Para ello fueron establecidas una serie de postas que consistían, en ciertas Algunas postas quedaron en el olvido en tanto que otras se tornaron famosas por haber cobijado hechos históricos relevantes. Como ejemplo podemos citar Barranca Yaco, ubicada a unos 80 km al norte de Córdoba, lugar donde fue asesinado el caudillo riojano Facundo Quiroga el 16 de febrero de 1835. O la no menos famosa Posta de Yatasto, en cercanías de Metán, en la provincia de Salta, sitio en el que según la tradición se encontraron los dos máximos héroes de nuestra historia, San Martín y Belgrano, y en la que descansó también el gran caudillo y héroe salteño Don Martín Miguel de Güemes. Hacia fines de 1813 el general Manuel Belgrano, al mando del ejército del Norte, había sufrido la derrota de Ayohuma y como consecuencia de ello se vio obligado a entregar el mando del ejército. El nombramiento de su reemplazo no fue una tarea fácil, ya que los pocos generales disponibles se encontraban ocupados en otros frentes o eran descartados por haber sufrido derrotas en otras batallas. Fue necesario entonces echar mano a una segunda línea militar, y así surgió el nombre del coronel José de San Martín. Mientras que Belgrano retrocedía de Bolivia, San Martín partía de Buenos Aires, para encontrarse y abrazarse en la Posta de Yatasto el 30 de enero de 1814. Al menos eso es lo que se ha enseñado durante décadas. Sin embargo, no fue así. Los grandes próceres de la historia argentina nunca se encontraron en Yatasto ni se abrazaron el 30 de enero. La tradición acerca de la célebre reunión surgió a partir de las relaciones que hicieron los herederos de José Vicente Pimentel, quien por entonces era propietario de la hacienda de Yatasto. Los principales historiadores sanmartinianos y belgranianos legitimaron la historia y así quedó plasmada en investigaciones, ensayos y libros de texto. Hasta que en 1950, en el centenario de la muerte del Libertador, el historiador Alfredo Gárgaro sembró dudas. Estudió la correspondencia de ambos militares y encontró pistas que le permitieron establecer que era imposible que Belgrano y San Martín coincidieran en Yatasto. Varios años después, otro historiador e investigador, Julio Arturo Benencia, ofreció un estudio detallado del camino de las postas así como el análisis de las fechas de los comprobantes de los cambios de caballos y los despachos y coincidió en su estudio con la hipótesis anterior. Benencia demostró que San Martín descansó en Yatasto –la posta número 69 que uno cruzaba al partir de Buenos Aires- en la noche del 15 de enero. En ese momento, Belgrano estaba en Cobos, algo más de cien kilómetros al norte. Gracias a este trabajo, se pudo determinar que San Martín y Belgrano se abrazaron por primera vez a unos setenta kilómetros al norte de Yatasto. Fue el 17 de enero de 1814 a la salida de la posta de Algarrobos. San Martín y Belgrano nunca se habían visto: se conocían por carta. Después de una intensa jornada de reuniones para resolver los temas de la transferencia del mando del ejército, ambos héroes bajaron a Tucumán, ciudad en la que estuvieron alrededor de dos meses. Fue la única vez que se vieron en su vida, y no fue en Yatasto, a pesar de un cuadro que evoca ese momento. La Posta de Yatasto se encuentra en cercanías de la localidad de Metán, unos 15 km al sur de esta ciudad, en la provincia de Salta. Está emplazada a dos kilómetros de la ruta 9/34, en el mojón 1440 y a pocos metros del Gasoducto Norte (aproximadamente en la PK 425), unos 35 km al sur de la planta compresora Lumbreras y a unos 70 km al norte de la futura PC La Candelaria. Sergio Di Mario Coordinador de Mantenimiento - Gerencia de Operaciones Planta Ferreyra - Córdoba “Barranca Yaco” EL 16 de febrero de 1835, en un paraje cordobés denominado “Barranca Yaco”, es asesinado tras una emboscada, el caudillo riojano Juan Facundo Quiroga. En aquella época se llamaban caudillos a los jefes de los ejércitos de las provincias argentinas, que combatían entre sí y en particular, contra el centralismo del gobierno de la provincia de Buenos Aires. Estos jefes militares lograban reunir grandes ejércitos, principalmente como consecuencia de su identificación con los intereses populares. Pero vayamos a los días previos a la trágica jornada. Facundo Quiroga tenía bajo sus dominios a las provincias del norte y de cuyo, Estanislao López el Litoral y Juan Manuel de Rosas, la provincia de Buenos Aires. Córdoba era dominada por los hermanos Reinafé, que a su vez eran hombres de confianza de E. López. Facundo consideraba a Córdoba dentro de su influencia natural y estaba en sus planes, incorporarla a “sus territorios”. Facundo vivía por ese tiempo en Buenos Aires, lugar donde se había radicado después de las derrotas sufridas en La Tablada y Oncativo, a manos del Gral. unitario José María Paz. Los hermanos Reinafé se sentían en todo momento amenazados por Quiroga y sabían lo que el caudillo riojano era capaz de hacer cuando las pasiones entraban en juego. Es por ello que estaban convencidos de que no los dejaría en paz y que para mantenerse en el mismo escenario “Facundo debía morir para que vivan ellos, o viceversa”. Quiroga intentó en dos ocasiones ocupar la Provincia de Córdoba, pero no tuvo éxito. Sus amigos le dijeron entonces: “…la tercera será la vencida, esta ciudad debe ser la capital de federación quirogana …”. Con la excusa de reunir gente y controlar operaciones contra los indios del Chaco, el Coronel Francisco Reinafé se reunió en dos oportunidades con Estanislao López, para involucrarlo en sus planes de asesinar a Quiroga, pero éste le dijo que jamás le haría daño al General riojano. Luego de estas reuniones, López comunica lo acontecido a Rosas, poniéndolo al tanto de los planes de los hermanos Reinafé. A su regreso, Francisco decide entonces robustecer la situación militar en Córdoba, nombrando nuevos jefes y oficiales, que luego intervendrían en el asesinato de Quiroga, siempre con la excusa de combatir a los indios. Los Reinafé ya habían decidido terminar con la vida de Facundo Quiroga, situación definida en reuniones mantenidas durante algunos viajes al norte por el clan Reinafé y Santos Pérez, amigo de la familia. Sólo había que esperar la oportunidad. Y la oportunidad llega: el mismo Juan Manuel de Rosas comunica la decisión de Quiroga de viajar hacia el norte, partiendo desde Buenos Aires. El Gral. Rosas solicita entonces que en todas las postas debía haber caballos y alimentos para el contingente de Facundo; por supuesto, los hermanos Reinafé también se enterarían de la atractiva noticia. Así, se reúnen para definir los detalles del primer intento. Francisco Reinafé “contrata” a Rafael Cabanillas (hombre de confianza del clan familiar) y a Santos Perez, para la ejecución de sus planes, invocando que harían un servicio a la patria, ya que en su viaje Quiroga convocará a los pueblos del norte para una guerra contra Córdoba, Santa Fe, Entre Ríos y Corrientes. Cabanillas luego, fracasó voluntariamente con el cometido. “ En el caluroso mediodía del 16 de febrero de 1835 en este recodo del antiguo Camino Real cae asesinado junto a su comitiva el Brigadier General Juan Facundo Quiroga…” Allí se pueden ver: Durante todo el recorrido Quiroga recibió malas noticias alertándolo del inminente atentado, pero éste aún enfermo de reuma, no dejó que le asignen custodia, mostrando sus actitudes de gran caudillo. A pesar de ello, Facundo logra llegar a Santiago del Estero, donde se firma un acuerdo de paz entre Salta, Tucumán y Santiago del Estero (misión encomendada por Rosas). Facundo, al iniciar luego el camino de regreso, en la posta de Ojo de Agua fue advertido seriamente de su ejecución, pero no hizo caso al anuncio y siguió su viaje. Y así llegó el día señalado, luego de pasar por la posta de Tulumba y en las inmediaciones de Barranca Yaco … a la voz de ¡Alto! ¡Alto! de Santos Perez, la galera de Facundo se detuvo para no marchar jamás. Se escuchó … ¡Maten Carajo!. El paraje en la actualidad En el paraje denominado Barranca Yaco existe hoy un monumento evocando aquel importante momento de la historia argentina. Barranca Yaco se encuentra a unos pocos kilómetro de la progresiva Pk 1048+400 / VB 52, del gasoducto Norte; entre ambos puntos se encuentra la Ruta Nacional N° 9 Norte. Si el “Tigre de los Llanos” viviera por estos días, hubiera podido huir rápidamente por la picada del gasoducto, siguiendo los carteles que indican el camino a la válvula VB 52, evitando así la emboscada que acabaría con su vida.