Teoría freudiana de la personalidad

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TEORÍA DE FREUD
TEORÍA PSICOANALÍTICA DE LA PERSONALIDAD
El psicoanálisis concibe la vida psíquica cono evolución incesante de fuerzas elementales, con un concepto
dinámico del psiquismo.
LAS TRES INSTANCIAS
EL SISTEMA INCONCIENTE
Su conocimiento sólo puede darse de un modo indirecto, mediante los datos que suministran los sueños, los
actos fallidos, los test proyectivos y sobretodo, la historia de síntomas neuróticos y psicóticos. El inconciente,
para el psicoanálisis, es psíquicamente positivo, en constante evolución y cargado de energía psíquica.
La existencia del inconciente se puede establecer por el contenido y modo de actuar. Dentro de los contenidos
se pueden encontrar los equivalentes instintivos y las representaciones de hechos, objetos y de órganos.
Se entiende por equivalente instintivo la manifestación psíquica externa de un instinto que se expresa por
modificaciones motoras y secretorias que se viven como emociones. El modo de actuar del inconciente se
denomina proceso primario, por ser la primera forma de actuación, la más primitiva del psiquismo.
En el inconciente hay que tomar en cuenta los siguientes mecanismos
Desplazamiento: consiste en la movilización y cambio de lugar de una carga psíquica, un desplazamiento de
la importancia de una unidad a otra. (Histeria de angustia: neurosis fóbica y neurosis obsesiva).
Condensación: consiste en la unión de varios elementos separados que tienen determinada afinidad entre sí
(Histeria de conversión).
Proyección: el sujeto proyecta sus impulsos agresivos sobre otros y luego se siente perseguido y acosado por
esos mismos (Paranoia y neurosis fóbica).
Identificación: transferencia del acento del objeto al sujeto en una manifestación general. Va de sujeto a
objeto.
Características del inconciente
Ausencia de cronología: el inconciente no reconoce pasado ni futuro, tan sólo el presente.
Ausencia del concepto de contradicción: no pone reparo a la existencia de sucesos antitéticos. Tampoco sabe
decir que no y cuando necesita dar una negativa, debe enunciarla recurriendo a otros elementos.
Lenguaje simbólico: cuando el inconciente tiene que decir, lo expresa en forma de símbolos.
Igualdad de valores para la realidad interna y la externa o supremacía de la primera.
Predominio del principio del placer: no soporta el displacer.
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Dentro del sistema inconciente es necesario tener en cuenta una porción que se halla integrada por elementos
que si llegaran a ser concientes presentarían notables diferencias con los demás, constituyendo el inconciente
reprimido. Todo lo reprimido tiene que permanecer inconciente, pero no forma por sí solo todo el contenido
de este sistema.
El ello en su totalidad y parte del yo y del superyó se encuentran dentro del sistema inconciente.
El Preconsciente
Su contenido está integrado, en parte, por elementos procedentes del inconciente en paso hacia el conciente y
también del conciente hacia el inconciente, adoptando la forma de material preconciente. Existen además
impresiones del mundo exterior, radicadas como representaciones fonéticas o verbales.
El preconciente tiene leyes propias que constituyen el proceso secundario que comprende:
La elaboración de una sucesión cronológica en las representaciones.
El hallazgo de una correlación lógica.
La repleción de lagunas existentes entre ideas aisladas.
La introducción del factor causal.
El consciente
El conciente es un órgano de percepción situado en el límite de lo interno y lo externo. En el sujeto despierto,
la más sensible sería la superficie externa del conciente, mientras que durante el sueño esta superficie sería
menos permeable a los estímulos externos, aumentando en cambio la sensibilidad de la superficie interna.
Para que un acto psíquico llegue a ser conciente, es necesario que recorra todos los peldaños del sistema
psíquico.
El hombre no reacciona siempre a todo estímulo y el sistema conciente de la impresión de contar con un
detector o amortiguador de estímulos, que amortigua los potenciales energéticos que llegan a él. Su
localización topográfica correspondería hipotéticamente a la corteza cerebral.
Segundo Punto de vista estructural: ello, yo (mecanismos de defensa), superyó.
EL ELLO
El ello está integrado por la totalidad de los impulsos instintivos, tiene íntimas conexiones con lo biológico.
Todo lo que desarrolla está sometido al proceso primario y por ello, se rige por el principio del placer.
Todas las porciones del ello son inconcientes y una gran porción del mismo está constituida por elementos
arcaicos de origen onto y filogenético.
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Instinto: excitante interno continuo que produce, cuando es contestado en forma adecuada, un goce
específico. El impulso instintivo trata de alcanzar su fin sin tomar en cuenta los medios, mientras que el
instinto estaría dado por una movilización, de modo que el organismo debe valerse de medios adecuados para
lograr su fin.
Existen dos instintos primarios: Eros y Tanatos. El primero tendería a la reunión, integración, fusión,
conservación y creación de nuevas vidas; el otro, motiva al envejecimiento y a la muerte, su finalidad es la
destrucción, la desintegración y el aniquilamiento y se pone de manifiesto bajo la forma de sadismo. Freud
especuló la idea de que lo único que hacen los instintos de vida, por la forma que actúan, es evitar la muerte
accidental y que el instinto de muerte se encuentra en todos los seres.
Lo que diferencia un estímulo biológico o instinto de un estímulo exterior es que resulta imposible huir de los
primeros, cuya fuente está en nosotros mismos.
Los instintos tienen características que le son propias y distintivas:
Fuente de origen: el proceso energético, fisioquímico que se desarrolla en un órgano somático, cuyo estímulo
es representado en lo psíquico por un equivalente instintivo. Parece ser un proceso complejo, puramente
energético.
Intensidad o impulso dinámico: la magnitud de los obstáculos que es capaz de superar para lograr su
satisfacción. Su factor motor.
Objeto: pertenece al mundo exterior (persona o cosa), por la cual y con la cual el instinto alcanza su
satisfacción al suprimir la excitación o estado de necesidad. Es lo más variable del instinto.
Fin: restablecer un estado en el cual deja de subsistir una determinada tensión instintiva.
Libido: intensidad de la energía dinámica del instinto sexual, su elemento cualitativo. Todo ser humano
dispone de una cantidad determinada de libido, que podrá ser afectada por la acción de diversos factores que
pueden ser divididos en intrapsíquicos (sueños y fantasías −concientes e inconcientes) y extrapsíquicos
(características del objeto detectadas a través de los sentidos, factores somáticos −estados hormonales y
físicos−, farmacológicos −excitantes o depresores− y factores telúricos −estaciones del año y composición
atmosférica−).
Existen varios instintos sexuales a los que se les denomina instintos parciales (exhibicionismo, deseo de ver,
orales, anales, fálicos y sádicos) que actúan al principio independientemente unos de otros, pero que luego de
un tiempo evolucionan hasta quedar reunido en una síntesis más o menos completa que, en el adulto normal,
debería estar organizada en torno a la satisfacción genital (para el psicoanálisis todo lo genital es sexual, pero
no todo lo sexual es genital, sino la función de obtener placer)
EL YO
Para Freud, el yo no es más que una parte del ello modificado por el impacto o la interacción de las pulsiones
internas y de los estímulos externos. El yo se encuentra ubicado entre el mundo interno y el externo, en una
posición tal que se comporta como receptor de los impulsos que le llegan desde ambos campos. Una parte del
yo es conciente, otra es preconciente y otra es inconciente.
El principal papel del yo es coordinar funciones e impulsos internos y tratar que los mismos puedan
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expresarse en el mundo exterior sin conflictos. El yo tiene una estructura específicamente motora.
El yo ideal lo es para el ello, porque hace lo que éste quiere, el ideal del yo, en cambio, es una imagen externa
idealizada, un objeto real modificado por lo que se llama "de idealización" y al cual el yo toma como modelo
y meta de su estructura.
Desarrollo del yo
En el proceso de fascinación (Bernfeld) el yo reproduce las primeras percepciones y luego lo hace con todo
estímulo que le llega. La imitación de lo percibido y la introyección oral forman el fundamento de lo que
constituye la identificación primaria, primera forma de amor hacia un objeto y primera reacción motora ante
estímulos exteriores.
El yo primario de los períodos evolutivos iniciales es netamente placentero, porque introyecta lo que es
agradable y proyecta fuera de él lo que es desagradable, rigiéndose por el principio del placer. En las primeras
etapas de la vida, el yo es estructuralmente débil pero se cree omnipotente por tener en sí mismo una parte del
mundo exterior, que ha introyectado por vía oral (no tiene criterio de realidad y no conoce sus debilidades); de
esta manera, tiene impulsos de actuación mágica y de omnipotencia, que nacen en el ello y aparecen como
tales en el yo.
De acuerdo con un trabajo de Ferenczi, se considera que el yo pasa, en el curso de su evolución, por cuatro
fases de magia y omnipotencia, que son las siguientes:
Fase de omnipotencia incondicional: que correspondería a la del estado fetal.
Fase de las alucinaciones mágicas: donde todo impulso es inmediatamente satisfecho por medio de
alucinaciones.
Fase de omnipotencia con auxilio de gestos mágicos: la reacción del niño frente a un necesidad corporal se
acompaña generalmente por movimientos de brazos y piernas. Gran parte de los síntomas histéricos pueden
ser considerados como recompensados por medio de tales artificios.
Fase de superioridad del pensamiento: parece iniciarse conjuntamente con el lenguaje, fase inaccesible a los
niños pequeños y los psicóticos.
Estas fases mágicas del yo desaparecen casi por completo cuando son sustituidas por el sentido de la realidad.
Percibir, adaptarse a la realidad y actuar son las funciones más elevadas del yo, pero todo hombre en algún
momento puede tener un pensamiento mágico.
El yo no sólo es capaz de actuar sobre el mundo exterior, modificándolo (aloplastía), sino que puede también
actuar sobre el organismo (autoplastía), condicionando las reacciones de éste hasta tal punto que llega a
simular la realización de un deseo.
Funciones del yo
El yo tiene dos funciones muy importantes, que son.
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Examen y sentido de la realidad: el yo tiene la llave de la motilidad, que le permite al mismo tiempo
comprobar la existencia real de los objetos. Se vale de dos recursos: el examen de la realidad por medio de la
actividad motriz y el sentido de la realidad, en el que ya no hay necesidad de motor y mediante la cual se sabe
si el objeto está realmente allí. En el hombre medio normal, el yo perceptor y el yo enjuiciador se
desenvuelven paralelamente, ya que sus actuaciones son armónicas, dentro de los límites variables de cada
individuo.
Función sintética o de homeostasis: consiste en recibir el impulso, diferenciar de dónde llega, luego realizar
un proceso de síntesis entre los distintos elementos que llegar del ello, tratando que una cantidad determinada
de energía pueda descargarse en un sólo movimiento, si esta satisfacción no provocara una reacción del
superyó.
En suma, la función homeostática del yo se realiza, según Alexander, por medio de cuatro funciones:
La percepción interna de las necesidades instintivas,
La percepción de las condiciones externas existentes de las que depende la gratificación,
La facultad integrativa que permite al yo coordinar los impulsos e instintos entre sí y luego con la censura del
superyó y
La facultad ejecutiva, por la cual controla la conducta voluntaria.
Mecanismos de defensa del yo
La angustia es motivada por el peligro que la organización total del yo pueda ser destruida. Estos mecanismos
de defensa son utilizados por el yo en su lucha contra peligros intrapsíquicos y extrapsíquicos o ambientales.
I. Mecanismos de defensa del yo contra peligros intrapsíquicos
Represión: para combatir, ante todo, deseos sexuales. Es impedir al impulso instintivo el acceso a la
motricidad, manteniéndole intacta su carga de energía. Una condición indispensable de la represión es que el
motivo de displacer adquiera un poder superior al del placer que produciría la satisfacción, significa un
constante gasto de energía y es, por lo mismo, antieconómico.
Toda represión consta de dos fases: una represión primitiva, que aleja del campo de la conciencia la
representación psíquica del instinto y la represión propiamente dicha, que recae sobre las ramificaciones
psíquicas de la representación reprimida o sobre aquella serie de ideas que se han ligado asociativamente a
dicha representación.
El hecho que una idea esté reprimida no impide que continúe organizándose, creando ramificaciones y
relaciones, constituyendo lo que se denomina complejo, porque al ser retirada de la influencia conciente, al
representación del instinto se desarrolla de una forma mucho más libre y amplia. Cuando estas ramificaciones
se han distanciado suficientemente de la representación central del complejo, por deformación o por
interpolación de numerosos elementos, se llega a una representación que puede aflorar a la conciencia.
Regresión: proceso que conduce nuevamente la actividad psíquica a una forma de actuación ya superada,
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evolutiva y cronológicamente más primitiva que la actual. La intensidad de la regresión es motivada por dos
factores: el grado de vacilación con que el individuo acepta las nuevas formas de gratificación y el grado de
fijación a los patrones anteriores.
La regresión del yo se refiere a la actuación mágica, es decir, a un tipo de expresión que es característico de
un yo inmaduro.
Aislamiento: hace que se considere separado lo que en realidad permanece unido (neuróticos obsesivos).
Anulación o reparación: consiste en la realización de un acto determinado con el fin de anular o reparar el
significado de uno anterior
Formación reactiva: lleva al yo a efectuar aquello que es totalmente opuesto a las tendencias del ello que se
quiere rechazar. La persona que elabora formaciones reactivas modifica la estructura de su yo como si el
peligro estuviera siempre presente, de este modo origina rasgos caracterológicos que no son completamente
efectivos para el sujeto.
Identificación: consiste en transferir el acento psíquico del objeto del yo. Puede ser parcial o total.
Proyección: el sujeto atribuye a un objeto externo sus propias tendencias inconcientes, inaceptables para su
superyó, percibiéndolas luego como características propias del objeto.
Cambio de un instinto por su contrario: mutación del amor por el odio.
Vuelta del instinto contra el yo: una carga agresiva, primitivamente dirigida hacia un objeto del mundo
exterior, se vuelve contra el yo y algunas veces llega a destruirlo.
Sublimación: adaptación lógica y activa a las normas del medio ambiente, con provecho para uno mismo y
para la sociedad, de los impulsos del ello, rechazados como tales por el yo, un una función armónica con el
superyó. Se produce el abandono y cambio de la finalidad primitiva y objeto del instinto, con la misma
orientación de éste y con ausencia de contracatexis.
II. Mecanismos de defensa del yo contra peligros extrapsíquicos
Negación en actos y palabras
Negación en la fantasía: el sujeto modifica en la fantasía, una situación real desagradable, transformándola
en otra que le resulte más placentera.
Limitación del yo: abandono por parte del yo de una actividad cuyo ejercicio le produce displacer por un
motivo cualquiera.
Identificación con el agresor temido: específicamente con el objeto temido o con su agresión, que puede
darse frente a un acontecimiento pasado o a uno futuro.
Según Anna Freud, el representar el papel del agresor, asumiendo sus actitudes y atributos, o imitando sus
agresiones, el sujeto simultáneamente se transforma, de persona amenazada y pasiva, en la que amenaza y es
activa.
Renuncia altruista: el sujeto usa su energía participando en el destino de sus semejantes, en lugar de
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experimentar la vida en sí mismo, vive la vida de los demás. Por medio de este mecanismo se logra dominar la
mortificación narcisista.
Los peligros instintivos contra los cuales se defiende el yo son siempre los mismos, aunque los motivos por
los que percibe una determinada irrupción como riesgosa, son referibles a diferentes causas:
Causas motivadas por la angustia frente al superyó en las neurosis de adultos. Cuando un deseo instintivo
pugna por introducirse en la conciencia y conseguir la gratificación con ayuda del yo. A las protestas del
superyó, el yo se somete y combate al impulso, perdiendo su independencia, reduciéndose a mero ejecutor de
los requerimientos del auperyó; hostil contra el instinto e incapaz de experimentar placer.
Defensa instintiva por la angustia real o objetiva en la neurosis infantil. El niño pequeño obra sus impulsos
instintivos con miras a no transgredir las prohibiciones paternas. El yo del pequeño no combate el instinto por
su propia voluntad, sino por la angustia frente al castigo externo.
Defensa instintiva por la angustia frente a la fuerza del instinto. El yo es amigo del instinto en tanto se haya
diferenciado poco del ello. Siempre existe cierta desconfianza del yo frente a las exigencias instintivas y la
angustia frente a la fuerza de éstas opera como angustia ante el superyó o angustia objetiva.
EL SUPERYÓ
El superyó es el resultado de la incorporación dentro del yo de los mandatos prohibitivos de sus padres, es
decir, la internalización de la compulsión externa. En sus primeros estados el superyó pertenece al yo, pero
gradualmente se va diferenciando de éste, sin que el sujeto normal lo perciba como un elemento definido.
Representa todas las restricciones morales y todos los impulsos hacia la perfección.
En el Edipo, el primer mecanismo de defensa al que el niño recurre es el de regresión, en el plano oral, y a la
introyección e identificación posterior con ese objeto del mundo exterior. Con la incorporación del padre en el
yo, el niño introyecta la actitud "mala" de éste para conservar en el mundo real al padre "bueno".
En la constitución del superyó no sólo interviene un núcleo severo que corresponde, en general, al padre o a
sustitutos, sino también otro núcleo materno más tolerante. Las imágenes parentales sólo originan el núcleo
del superyó, sus elementos últimos provienen de la incorporación de las exigencias impersonales y generales
del ambiente social. Existe simultáneamente algo más que la incorporación simple de la realidad externa, se
producen también incorporaciones de los objetos internos infantiles que han sido proyectados y deformados
por la situación interna del niño.
De acuerdo con los conceptos de Freud, el superyó hace su aparición en los individuos alrededor de los cinco
años, cuando termina de elaborarse del complejo de Edipo y por lo tanto sería el heredero de este último.
Las funciones del superyó son: la autoobservación, la conciencia moral, la censura onírica, la influencia
principal en la represión y el enaltecimiento de los ideales.
Sobre la base de los rasgos particulares que presenta el superyó, se puede clasificar en:
Superyó heterónomo: provocando una conducta cambiante, encontrado más comúnmente en los sujetos que en
su infancia fueron dirigidos por varios familiares.
Superyó con identificación negativa: reflejo, con rasgos contrarios, de la personalidad de los padres.
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Tercero Punto de vista dinámico y económico: impulsos, instintos, energía psíquica.
DINÁMICA MENTAL
La psicología psicoanalítica explica los fenómenos psíquicos como el resultado de la acción recíproca y de la
acción contraria de fuerzas, esto es, de una manera dinámica, que es al mismo tiempo genética, puesto que no
sólo examina un fenómeno como tal sino las fuerzas que lo producen.
Hay un tipo especial de fuerzas, los impulsos instintivos, que son directamente experimentados como una
energía apremiante, instan a una acción inmediata y uno se siente impulsado por fuerzas de diversa intensidad
para cumplirlos. La parte no instintiva de la mente humana resulta comprensible como un derivado de la lucha
en pro y en contra de la descarga, creada por influencia del mundo externo. Existe otro tipo de fuerzas, los
triebe o impulsos, que son variables en su fin y en su objeto por acción de fuerzas derivadas del ambiente.
La dinámica mental lleva a una homeostasis, que no implica una inamovilidad, sino un trabajo constante de
las funciones vitales. La homeostasis se encuentra, en principio, en la raíz de toda conducta instintiva y las
conductas "anti − homeostáticas" se explican como una complicación secundaria a fuerzas externas. Cuando
las tendencias a la descarga y las tendencias inhibitorias son igualmente fuertes, no hay signos exteriores de
actividad, pero se consume energía en una lucha interna oculta.
ECONOMÍA PSÍQUICA
La energía de las fuerzas existentes tras los fenómenos psíquicos es desplazable.
Los impulsos intensos que exigen una descarga son más difíciles de refrenar que los débiles, pero pueden ser
contrarrestados por fuerzas contrarias igualmente poderosas. Establecer la cantidad de excitación que puede
ser soportada sin descarga, significa un problema económico. Existe un intercambio de energía psíquica entre
las funciones de ingreso, consumo y eliminación.
Existen tensiones placenteras, como la excitación sexual y faltas de tensión dolorosas, como el aburrimiento,
no obstante la hipótesis de Fechner −según la cual, todo aumento de tensión psíquica es sentido como
displacer y toda disminución de la misma, como placer− es válida en general.
El hecho que un impulso tenga la cualidad de conciente no tiene nada que ver con su aspecto cuantitativo o
dinámico, sino que se relaciona con su dimensión cualitativa.
ESTRUCTURA PSÍQUICA
Los fenómenos psíquicos deben ser considerados como el resultado de la acción combinada de fuerzas que
presionan, las unas, hacia la motilidad, las otras, en sentido opuesto.
El yo crea aptitudes que le confieren la capacidad de observar, seleccionar y organizar los estímulos y los
impulsos: las funciones del juicio y la inteligencia. Desarrolla también métodos para impedir a los impulsos
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rechazados el acceso a la motilidad, utilizando cantidades de energía dispuestas para este fin: es decir, bloquea
la tendencia a la descarga y convierte el proceso primario en proceso secundario. El yo es al ello, lo que el
ectodermo es al endodermo; el yo se convierte en mediador entre el organismo y el mundo externo. Como tal
ha de proporcionar, tanto una protección contra las influencias hostiles del ambiente, como el logro de la
gratificación, aún contra la eventual coerción del mundo externo.
Lo que tiene lugar en la conciencia está formado por las percepciones e impulsos; las percepciones y los
movimientos inconcientes poseen peculiaridades específicas, que las distinguen de los concientes. La
conciencia nace del proceso de sistematización, que a su vez, depende de la capacidad de utilizar los
recuerdos.
El yo se ensancha a costa de la capa de estas huellas mnémicas, denominada preconciente. La transición del
yo al ello es gradual y únicamente se hace más neta en aquellos puntos en que existe un conflicto.
Lo reprimido presiona en dirección a la conciencia y a la motilidad y, en este esfuerzo, tiende a producir
derivados, es decir, a desplazar su catexis a ideas vinculadas asociativamente al impulso original: al lograr
nuevamente su verbalización, las ideas inconcientes se hacen preconcientes.
La energía con que el yo lleva a cabo su actividad inhibidora sobre los instintos deriva del reservorio
instintivo del ello. Una parte de la energía instintiva se convierte en energía anti − instintiva. Una determinada
parte del yo que inhibe la actividad instintiva se desarrolla, por un lado, más próxima a los instintos y por otro
lado, está en conflicto con otras partes del yo, ávidas de placer. Esta parte, que tiene la función (entre otras) de
decidir qué impulsos son aceptables y cuáles no, se denomina superyó.
ETAPAS DEL DESARROLLO PSICOSEXUAL
La teoría de Freud es conocida como la evolución de la vida afectiva y tiene que ver con la persona en su
totalidad. Desde el momento de nacer el hombre incompleto es un ser en búsqueda de equilibrio, busca la no
necesidad puesto que el equilibrio existe cuando no se necesita nada. Esta es como un hueco un desequilibrio
e implica insatisfacción. Freud formula los estadios del desarrollo de la sexualidad del niño, a los cuales
corresponden los estadios de desarrollo afectivo e incluso los del desarrollo psíquico en su totalidad. Estos
estadios se hallan relacionados con la génesis del aparato psíquico y resultan de una serie de desarrollos:
desarrollo de pulsiones y desarrollos del ello, yo. Y superyo, y de las interacciones de los diversos desarrollos.
Cada estadio se compenetra con el siguiente, de modo que la transición de uno a otro es gradual. Por esta
razón la duración de los tiempos otorgados a cada estadio, deben ser considerados como de tipo promedio.
ETAPA ORAL (0 a 2 años; primaria : 0−6 meses, secundaria: 6 meses a 2 años.)
La etapa oral de succión es la base para la relación con otros y en la etapa canibalística se empieza a
establecer la relación objetal. durante los primeros meses de vida, la lengua, la boca constituyen la principal
fuente de placer. Las primeras manifestaciones de la sexualidad aparecen enlazadas a la función vital de
incorporación de alimentos. En la búsqueda del equilibrio el recién nacido recurre a lo único que tiene a su
alcance : la boca que es por donde ingresa el alimento (primer equilibrador para la primera necesidad) y
asociado a el esta el afecto materno que implica seguridad protección. La tendencia bucal se hace autoerótica:
cuando el bebe esta frustrado, ansioso elimina o disminuye esta situación mediante el chupeteo.
Con respecto al aparato psíquico el yo comienza a funcionar en la ultima etapa de este estadio. El principio del
placer comienza a entrar en conflicto con el principio de realidad.
Si esta etapa oral ha sido superada correctamente, sin grandes traumas, el sujeto habrá aprendido a incorpora
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no solo alimentos sino también cariño, la información, será en adelante un sujeto receptivo. Sino el descontrol
en cualquier ámbito de lo oral, será evidencia de la superación incompleta de esta etapa, ej.: comerse las uñas
porque estoy nervioso.
privación : depresión, esquizofrenia, bulimia o anorexia.
sublimación: canto y estudio.
ETAPA ANAL (2 a 3 años)
Las heces son la primera entrega del niño hacia el mundo. En la anal expulsiva el placer está en destruir
sádicamente y en la anal retentiva el placer está en tener el control de los objetos. entre los dos y cuatro años
el otro extremo del aparato digestivo se constituye en la zona erógena: el ano. Existe una sensación de placer
relacionada con la excreción. Hay que tener en cuenta que este es el periodo donde esta realizando el
aprendizaje de control de esfínteres. Por otra parte el niño se siente orgulloso por ser capaz de producir y
obsequia su producto a su madre. Presiente que puede controlar la reacción de los demás que están pendientes
de el. Por primera vez va a ser el quien va a dar y otro quien recibe y ejercita esa novedad. De aquí saldar el
sujeto capaz de enfrentarse bien con lo laboral, alegre de producir, capaz de tarea fecunda. De aquí surgen los
primeros parámetros de orden prolijidad, aseo, etc.
En este estadio el yo esta totalmente formado, es plenamente un sujeto independiente de los otros. Con el
comienzo de la educación del control de esfínteres, el niño comienza a interiorizar prohibiciones lo que
favorece que comience a formarse un precursor del superyo.
Lo mas importante de este estadio no es el placer de retener o expulsar sino que por primera vez se produce un
agudo conflicto entre las ideas de los padres y el deseo del niño por hacer lo que quiere.
fantasías : acto sexual en forma de lucha, de intercambio de materias fecales y el parto anal.
sublimación: creación, trabajos manuales y colecciones.
ETAPA URETRAL (3 años)
El placer está dado por el paso de la orina por la uretra.
sublimación: placer en la velocidad.
ETAPA FÁLICA O EDIPICA (3 a 5−6 años)
Se dan los complejos de castración, las protofantasías (acecho sexual parental, seducción por parte de una
persona adulta y de retorno al vientre materno) y los complejos de Edipo y Electra. Estadio Fálico: en este
estadio pasan a ocupar el primer lugar los órganos genitales. El niño se procura placer a través de la
manipulación de esa zonas y existe un gran predominio de tendencias exhibicionistas.
Complejo de castración: en esta etapa el niño se siente orgullo sus órganos sexuales y el temor de que algo le
pase se denomina angustia de castración. Señala la entrada de la niña en el complejo de edipo y la finalización
de este periodo en el niño. La angustia de castración inaugura en el nene el estadio de latencia.
Complejo de Edipo: puede ser considerado como el apogeo de la sexualidad infantil. En esta etapa el niño
experimenta en relación a sus padres deseos amorosos y hostiles. Consiste en el amor hacia el progenitor del
sexo opuesto y celos hacia el progenitor del mismo sexo. El ni{o quiere ser como su papá y reemplazarlo en
todo, se puede decir que hace de su padre un ideal., se identifica con el, a la vez toma a su madre como objeto
de amor. Comienza a percibir u entre el y la madre el obstáculo es el padre, surge entonces el deseo de
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suprimirlo. El niño lo supera con la amenaza de castración y en la el caso de la niña renuncia cuando
comienza a ilusionarse con ser madre, por lo que se empieza a acercar a su mamá.
En este estadio el se constituye el superyo como instancia diferenciada del YO, esto es así porque el niño
internaliza prohibiciones. El superyo es heredero de los padres, no solo como fuente de amenazas y castigos
sino como o fuente de amor y protección.
El complejo de edipo constituye la culminación normal del desarrollo psicosexual del niño Desempeña un
papel fundamental en la estructuración de la personalidad y en la orientación respecto a la elección de pareja.
Al final de esta etapa las tres instancias psíquicas están constituidas. El Ello permanece como la capa profunda
de donde surgen tendencias en búsqueda d satisfacción. E l Yo asume funciones de relación con el mundo
exterior, el superyo representa las tendencias morales y los ideales. El éxito que el Yo tenga respecto a
• La adaptación a las exigencias del mundo exterior.
• A la satisfacción adecuada del ello.
• De las exigencias del superyo.
Va a determinar las características de la personalidad del sujeto.
ETAPA DE LATENCIA (6 a 12 años)
La energía libidinal se orienta a desarrollar las facultades del yo y a sublimar. Empieza la extraversión.
aparentemente la crisis afectiva a quedado de lado, el sujeto puede dedicarse plenamente a otra tarea como
incorporarse a la sociedad, a la escuela, etc. Los impulsos sexuales y agresivos quedan como dormidos hay un
aquietamiento temporario o en estado "latente.
ETAPA GENITAL (12 años en adelante)
Surge fuertemente la libido pero inconcientemente aún con objetos paternos. La contradicción se controla por
la intelectualización y el ascetismo. La libido se desarrolla cuando se logra superar totalmente la castración.
Durante la pubertad surgen transformaciones debidas al crecimiento físico donde hace irrupción las hormonas
al torrente sanguíneo. Comienza la atracción hacia el sexo opuesto. El adolescente se angustia por su soledad
y por eso va a recurrir a uniformarse en el vestir a adoptar un lenguaje común, hacer lo que el grupo festeje, a
buscar un lugar para si en el grupo. Y en un intento de demostrar que no necesita a nadie va a rebelarse en
contra de los padres, de las normas que estos imponen.
El ser que se busco a si mismo, su integridad, su equilibrio, el placer de la no necesidad a través de la
incorporación(etapa oral), la producción (etapa anal), de la relación con el otro(etapa fálica) ahora debe
asumir su propia plenitud. Si a la adolescencia logra utilizarla para encontrarse en vez de para aturdirse, si
utiliza sus posibilidades intelectuales nuevas cerca de los 18 años podrá acceder a una definición coherente de
si mismo, se habrá encontrado y terminara de estructurar su personalidad, revisara los valores infantiles,
quitara los que ya no les sirve y elaborara su escala de valores personal.
TRASTORNOS DE LA PERSONALIDAD.
A diferencia de lo episódico de los trastornos neuróticos e incluso de algunos psicóticos, los trastornos de la
personalidad duran toda la vida, pues hacen que determinados rasgos de la personalidad del enfermo sean
tan rígidos e inadaptados que llegan a causar problemas laborales y sociales, daños a uno mismo, y
probablemente a los demás.
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La personalidad paranoide se caracteriza por ser suspicaz y desconfiada. La esquizoide ha perdido la
capacidad e incluso el deseo de amar o de establecer relaciones personales, mientras que la esquizotípica se
caracteriza por el pensamiento, el habla, la percepción y el comportamiento extraños. Las personalidades
histriónicas se caracterizan por la teatralidad de su comportamiento y de su expresión, relacionadas en parte
con el siguiente tipo, la personalidad narcicista, que demanda la admiración y la atención constante de los
demás.
Las personalidades antisociales (antes conocidas como psicopatías), se caracterizan por tener un
comportamiento irresponsable y nocivo para los demás. Los borderline son inestables en su autoimagen,
estado de ánimo y comportamiento para con los demás, y los evitadores son hipersensibles al posible rechazo,
la humillación o la vergüenza. La personalidad dependiente es pasiva hasta el punto de ser incapaz de tomar
una decisión propia, forzando a los demás a tomar las decisiones. Los compulsivos son perfeccionistas hasta
el extremo, e incapaces de manifestar sus afectos. Por último, los pasivos−agresivos se caracterizan por
resistirse a las exigencias de los demás a través de maniobras indirectas, como la dilación o la holgazanería.
Trastornos de la personalidad
Un trastorno de la personalidad es un patrón permanente e inflexible de experiencia interna y de
comportamiento que se aparta acusadamente de las expectativas de la cultura del sujeto, tiene su origen en la
adolescencia o inicio de la edad adulta, es estable a lo largo del tiempo y comporta malestar o perjuicios para
el sujeto y los que están a su alrededor. Los trastornos de personalidad que se incluyen en este capítulo son:
1. Trastorno paranoide de la personalidad: se caracteriza por un patrón de desconfianza y suspicacia que
hacen que se interpreten maliciosamente las intenciones de los demás.
2. Trastorno esquizoide de la personalidad: es un patrón de desconexión de las relaciones sociales y de
restricción de la expresión corporal.
3. Trastorno esquizotípico de la personalidad: consiste en un patrón de malestar interno en las relaciones
personales, distorsiones cognoscitivas o perceptivas y excentricidades de comportamientos.
4. Trastorno antisocial de la personalidad: consistente en un patrón de desprecio y violación de los
derechos de los demás.
5. Trastorno límite de la personalidad: se asienta en un patrón de inestabilidad de las relaciones
interpersonales del sujeto, su autoimagen y sus afectos, además de una notable impulsividad.
6. Trastorno histriónico de la personalidad: consiste en presentar un patrón de emotividad excesiva y de
demanda de atención constante.
7. Trastorno narcisista de la personalidad: el sujeto presenta un patrón de grandiosidad, necesidad de
admiración y gran falta de empatía.
8. Trastorno de la personalidad por evitación: es un patrón de inhibición social, sentimientos de
incompetencia e hipersensibilidad a la evaluación negativa.
9. Trastorno de la personalidad por dependencia: consiste en un patrón de comportamiento sumiso
relacionado con una excesiva necesidad de ser cuidado.
10. Trastorno obsesivo−compulsivo de la personalidad: comporta un patrón de excesivo de preocupación
por el orden, el perfeccionismo y el control.
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11. Trastorno de la personalidad no especificado: esta categoría se aplica en dos situaciones; por un lado,
cuando el patrón de personalidad del sujeto cumple el criterio general del trastorno de personalidad, pero
existen características de varias clases de trastornos de personalidad, pero no de los criterios para un subtipo
específico; y por otro lado, cuando el sujeto cumple el criterio general del trastorno de personalidad, pero su
sintomatología no se acoge a ninguna de la existente en los subtipos (por ejemplo, el trastorno
pasivo−agresivo de la personalidad).
A su vez, los trastornos de personalidad están reunidos en tres grupos, basándose en las similitudes de sus
características. Así tenemos el grupo A en el que se incluyen los trastornos paranoide, esquizoide y
esquizotípico de la personalidad; los sujetos que poseen a alguno de estos grupos suelen parecer raros o
excéntricos. El grupo B en el que se incluyen los trastornos antisociales, límite, histriónico y narcisista de la
personalidad, cuya característica es que los sujetos pertenecientes a este grupo suelen parecer dramáticos,
emotivos o inestables. Por último, está el grupo C en el que se incluyen los trastornos por evitación, por
dependencia y el obsesivo−compulsivo de la personalidad. Los sujetos incluidos en este grupo suelen parecer
ansiosos o temerosos.
Es conveniente señalar, que si bien, esta clasificación en grupos nos sirve a modo de agrupamiento a efectos
de investigación o docencia, no ha sido validada y por lo tanto no es consistente; además del añadido de que la
mayoría de pacientes presentan al mismo tiempo varios trastornos de la personalidad pertenecientes a grupos
distintos.
LA CODEPENDENCIA
La codependencia puede ser definida como una enfermedad, cuya característica principal es la falta de
identidad propia. El codependiente pierde la conexión con lo que siente, necesita y desea. Si es dulce y
agradable aunque no lo sienta, es porque busca aceptación. Cree que su valor como persona depende de la
opinión de los demás. Da más importancia a los demás que a sí mismo. Se crea un yo falso, pues en realidad
no está consciente de quién es y está tan desconectado de sus propios sentimientos, que asume la
responsabilidad por las acciones de los demás. Se avergüenza por lo que hacen otras personas y toma las cosas
de una manera personal. Invierte una enorme cantidad de energías en mantener una imagen o un estatus para
impresionar porque su autoestima es muy baja, ya que depende del valor que los demás le otorgan.
La codependencia se origina en las familias disfuncionales y convierte a los miembros de esas familias en
personas hiper−vigilantes. Al estar el ambiente familiar tan lleno de estrés debido a la violencia, la adicción al
alcohol o a las drogas, las enfermedades emocionales de sus miembros etc; la persona codependiente enfoca
su atención hacia su entorno para defenderse de algún peligro real o imaginario. El estado de alerta es una
defensa de nuestros cuerpos, algo temporal que nos ayuda a defendernos en momentos de peligro. Pero
cuando ese estado se vuelve crónico, la persona pierde el contacto con sus reacciones internas, ya que todo el
tiempo su atencion está afuera de sí misma.
Los niños necesitan seguridad y tener modelos saludables para imitar, para poder entender sus propias
sensaciones internas. También necesitan aprender a separar los sentimientos de los pensamientos y a generar
autoestima ellos mismos desde su interior. Si el niño pierde el contacto con sus sentimientos, tratará de llenar
sus necesidades con estímulos externos y se convertirá en un adulto codependiente.
Todo tipo de pseudo−amor es destructivo; uno de ellos es la codependencia.
Cuando una persona vive su vida a través de los demás y a costa de sus legítimas necesidades, va más allá de
lo que exige el verdadero amor. Se quema hasta el punto de no quedar ya nada de ella.
Parece un noble empeño ayudar a otras personas que se están autodestruyendo, como en el caso de las esposas
o novias de los alcohólicos o adictos a la droga, al juego o al sexo. Sin embargo, olvidamos ayudar a los
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codependientes.
Todo amor que no produce paz, sino angustia o culpa, está contaminado de codependencia. Ese tipo de amor
patológico, de obsesión, es sumamente destructivo. Al no producir paz interior ni crecimiento espiritual, no
lleva a la felicidad.
La codependencia crea amargura, angustia, enojo y culpabilidad irracional. El fruto del amor debe ser la paz y
la alegría. Si no es así, algo anda mal. Somos imagen y templo de Dios. No debemos albergar en nuestro
corazón ni angustia ni ninguna otra emoción dañina.
La codependencia nace de un hambre malsana de amor, quizás provocada por un ambiente familiar en que
uno no se sentía amado. Se puede tener un hambre tan desordenada de amor, que nos impida dejar una
relación humana negativa.
El dolor en la codependencia es mayor que el amor que se recibe. Hay que tratar de mantener una relación
sólo hasta donde debamos y podamos. Debemos procurar mantenernos en la línea del quinto mandamiento de
la Ley de Dios. Si una relación humana resulta perjudicial para la salud física, moral o espiritual, hay que
cortar. La misma Iglesia Católica permite la separación de los casados cuando la vida en común se hace
intolerable.
Una de las características de la persona codependiente es que no confía en la otra persona a la que trata de
influir. Esto lo demuestra persiguiéndola, tratando de controlarla, diciéndole lo que tiene que hacer, etc.
La sobreprotección, signo de codependencia, a veces nace de la situación de una madre que ha perdido a su
esposo. Hay madres que usan a sus hijos para llenar un vacío.
El codependiente no sabe quién es, lo que siente, cuáles son sus necesidades; vive como un ser vacío.
El verdadero amor promueve el crecimiento mutuo. El fin de todo ser humano no es complacer siempre a otro
o ser lo que el otro espera de uno, sino ser el reflejo de Dios para los demás: lo que Dios le creó para ser.
La codependencia aparenta ser amor, pero es egoísmo, mutua destrucción, miedo, control, relación
condicionada: "Te amo si cambias"; "Si no haces lo que digo, te recrimino, te persigo, me siento tu víctima."
En la codependencia hay una gran cantidad de manipulación. Es una relación descontrolada: hagamos todo lo
que sea para que esa persona se acomode a mí.
En momentos de frustración, la codependencia es abusiva o de tremenda tolerancia del abuso. La persona
codependiente permite tanto que no reconoce el abuso cuando lo sufre. Ha llegado a tener una autoestima tan
baja, que ya no se da cuenta de que están abusando de ella.
El codependiente necesita dar continuamente para no sufrir culpabilidad, ansiedad, enojo, miedo, etc. Necesita
dar, sentirse necesario para tener autoestima. Está dominado por sentimientos enfermizos y no por la razón.
El amor humano debe ajustarse a la razón. Los codependientes se dejan llevar solamente por sus sentimientos.
Su autoestima depende del comportamiento o reacción de los demás.
El codependiente debe recibir ayuda profesional y espiritual. Debe amarse ordenadamente a sí mismo,
atendiendo a sus necesidades básicas.
"La codependencia es una condición específica que se caracteriza por una preocupación y una dependencia
excesivas (emocional, social y a veces física), de una persona, lugar u objeto. Eventualmente el depender tanto
de otra persona se convierte en una condición patológica que afecta al codependiente en sus relaciones con
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todas las demás personas.
"El codependiente tiene su propio estilo de vida y su modo de relacionarse con los demás debido a su baja
autoestima. Se enfoca siempre en los demás y no en sí mismo. La persona codependiente no sabe divertirse
porque toma la vida demasiado en serio. Se le dificulta llegar a tener intimidad con otras personas porque
teme ser herida por ellas. Necesita desesperadamente la aprobación de los demás y por ello busca complacer a
todo el mundo. Siente ansiedad cuando tiene que tomar decisiones porque teme equivocarse. Niega sus
propios sentimientos."
TEORÍA DE JUNG
(Psicología analítica) el individuo debe mantener un equilibrio interno entre sus porciones antagónicas.
Conceptos fundamentales
INCONCIENTE COLECTIVO: es el material que nunca fue conciente. Es heredado y su contenido son los
arquetipos (Anima, Animus, Dios, madre, hombre sabio, etc.)
INCONCIENTE PERSONAL: material que alguna vez fue conciente, que se acumula después del
nacimiento. Sus contenidos son los complejos (cúmulos de pensamientos e ideas en relación a un concepto
nuclear que se activan frente a un estímulo). En el inconciente personal está la persona (máscaras y roles) y la
sombra (impulsos).
INDIVIDUACION: funcionamiento completo, desaparecimiento del inconciente personal; los estímulos
llegan tanto al conciente como al inconciente pero se responde siempre con el conciente; el ego aparece como
el yo en el centro de la personalidad; desaparece el ello y se da un conocimiento cabal de la persona y la
sombra.
EXTRAVERSIÓN
SENSACIÓN
SENTIMIENTO
INTUICIÓN
PENSAMIENTO
INTRAVERSIÓN
Lo propio es lo más importante. Lo
Toda la energía va hacia el objeto.
demás sobra
Lo subjetivo se reprime y lo
Sólo percibe lo subjetivo, sus
abstracto no
sensaciones son propias
Reprimen los sentimientos
Inaccesibles. Valora las cosas por sus
negativos. Muy sociables
sentimientos particulares
Reacciones rápidas. Conoce su
Totalmente hacia adentro.Soñadores e
entorno realistamente
imaginativos
Muy empíricos. Toman las ideas del Orientado a lo concreto,pero decide
resto.
abstractamente
La Psicología De Jung Y Sus Aportes A La Comprensión Del Hombre
Comenzó su trabajo sobre el Test de Asociación de palabras, pero llevado al ámbito únicamente psicológico,y
en el cual las respuestas de un paciente a las palabras estímulo revelaron lo que llamó Jung con el término
Complejos, definiendo a éstos como ideas o representaciones afectivamente cargadas y autónomas de la
Psique consciente, palabra que se ha desvirtuado en cuanto a su definición al llegar a ser universal.
El pensamiento de Carl Jung transformó el mundo de la sicología moderna. Pero su contribución se extendió
más allá de la teoría y práctica de la sicología analítica. Cruzó el mundo de la ciencia a través de su
observación empírica, su percepción intuitiva y su gran imaginación mitológica; además de todos sus estudios
de los fenómenos paranormales y poderes extrasensoriales, sus estudios de astrología, alquimia y I Ching,
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entre otros. Por esto no es de asombrar que su labor tenga tantas alusiones esotéricas y mágicas. Con Jung los
dioses de la antigüedad volvieron a presentarse al hombre cotidiano, no como representaciones divinas sino
como símbolos de transformación de la psique, necesarios en el proceso humano hacia la plenitud.
Jung se concentró hacia el interior dejando de lado el mundo exterior. Y al indagar en su inconsciente
encontró una enorme cantidad de fuerzas que llamó arquetípicas. Decidió ceder al impulso, dejarse llevar por
la corriente y escuchar lo que trataba de llegar a el desde su interior. Jung desarrolló sus teorías, trazando un
amplio conocimiento de la mitología y la Historia; recorriendo diversasculturas. Se ocupó del vínculo entre el
consciente y el inconsciente, proponiendo los tipos de personalidad ahora bien conocidos, extroverción e
introverción. Llegó a una una distinción entre las sensaciones personales y los pensamientos inconscientes, o
reprimidos desarrollados durante la vida de un individuo, y lo que denominó inconsciente colectivo,
sensaciones, pensamientos, y memorias compartidas por toda la humanidad.
El inconsciente colectivo, según Jung, se compone de lo que él denominó, tomando de Platón arquetipos, o
imágenes primordiales. Éstos corresponden a las experiencias de la Humanidad típicas como enfrentar la
muerte o eligir un compañero encontró su manifestación simbólica en las grandes religiones, mitos, cuentos
de hadas, fantasías y la Alquimia.
Sus aportes a la comprension del hombre es que este se encuentra luchando contra una corriente que lo
empuja a seguir el inconsciente colectivo, el orden contra el caos, el ahorro contra la dispersión, proceso de
entalpía hacia la entropía. Esta lucha continua trae la conciencia, pero esta lucha no trae la destrucción del
inconsciente, sino la transmutación del plomo en oro. Esta transmutación sólo ocurre a través del
conocimiento de Sí Mismo.
Tambien atendió las manifestaciones empíricas de una zona siempre descuidada de la experiencia humana y
nos ofreció un sistema imaginativo para acercarnos a un área oscura de la mente que hoy se nos hace
herramienta indispensable para la reconstrucción de una visión del mundo más acoplada a las vivencias y
necesidades anímicas del individuo y de la especie.
Quisiera hablar más en profundidad de un tema especifico de Jung, la Sincronicidad o la coincidencia
significativa de dos o mas eventos de los cuales uno, al menos debe ser de naturaleza subjetiva.Como
explicación acausal, no−mecánica para los acontecimientos extrasensoriales.
Las sincronías no son sucesos seriales, no surgen de la acumulación estadística de hechos corrientes, sino que
son conexiones acausales que tienen lugar por medio del significado que revisten para el sujeto que las
experimenta. Según esto, Jung refiere la existencia de un orden causal y otro orden acausal paralelo, o
conexión transversal significativa. Para demostrar la validez de la sincronicidad Jung aporta pruebas
empíricas. Tales experimentos mostrarían que el tiempo y el espacio son factores psíquicos, y que la emoción
intensa juega un papel decisivo en la producción de hechos sincronísticos. Estos experimentos descartan, así
mismo, cualquier intento de explicación energetista. En lo inconsciente existiría una suerte de saber a priori,
una existencia inmediata de acontecimientos que carece de todo fundamento causal.
Para concluir quisiera decir que las casualidades no existen, en el fondo hay un porque de cada accion como
humanos y cada situacion que enfrentamos en el día a día. Podria todo esto ser producto de la Mente Colectiva
que nos ha hablado Jung. La coneccion con el resto tiene una razon, porque sino nos habriamos estancado en
el hecho de cada uno es individuo y la lucha por la comprension de saber y entender no solo a nosotros
mismos sino a los que nos rodean y componen habria matado al gato por curiocidad en cuanto le saltó la idea
de él.
Todos somos lo mismo, estamos unidos por un todo que nos hace pertenecientes a el.
Este informe tratará sobre los conceptos de inconsciente personal e inconsciente colectivo, propuestos por
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Carl Gustav Jung.
Primero, entregaremos las características generales del inconsciente según Jung, donde encontraríamos el
inconsciente personal y el inconsciente colectivo. Segundo, se definirá el inconsciente personal y su estructura
básica, el complejo; la posibilidad de hacer conscientes los contenidos del inconsciente personal, la necesidad
de esto y la existencia contenidos inconscientes más allá de lo personal. En tercer lugar, se definirá lo que es
inconsciente colectivo y su estructura básica, el arquetipo; se hablará de los métodos que usaba Jung para
estudiar el inconsciente colectivo y los efectos perjudiciales que tiene el no considerarlos, tanto para el
individuo como para la sociedad.
Este trabajo abordará el tema del inconsciente personal y colectivo sin profundizar en el tema del complejo ni
del arquetipo, estructuras conformantes de éstos, ni se ahondará en los desequilibrios que puede provocar la
importancia excesiva de una función de la psique por otra.
El modelo de Jung d la psique humana pertenece a las corrientes psicodinámicas, en su rama analítica.
CONTENIDOS Y LÍMITES DEL INCONSCIENTE PERSONAL Y COLECTIVO
Para Jung, el inconsciente cubriría "todos los contenidos o procesos psíquicos inconscientes, es decir, no
relacionados con el ego en forma perceptible"(SHARP, 1994, pag.102); en él existiría un continuo, de acuerdo
al grado en que el proceso sea más cercano al instinto o a la consciencia; por un lado, encontramos los
llamados procesos psicóideos, "que pertenecen a la esfera de lo inconsciente en calidad de elementos
incapaces de conciencia"(JUNG, 1991, pag.128), que están muy relacionados con la base instintiva; por otro,
los contenidos que pertenecieron a la consciencia y que la represión los obliga a permanecer bajo el umbral de
ésta. A los primeros, cuya más importante fuente radicaría en patrones−tipos de conducta y representación
comunes a todos los seres humanos, los denomina Jung inconsciente colectivo, con los arquetipos como
estructura básica; a los segundos, producto de la represión y de contenido más complejo y volicional, serían
parte del inconsciente personal, con los complejos como estructura básica.
Jung supone que el inconsciente no es se encuentra en estado de inactividad "sino que constantemente está
ocupado en la agrupación y reagrupación de los contenidos" (JUNG, 1964, pag.52); esta actividad se realiza
para mantener el equilibrio de la psique completa, compensando el inconsciente cualquier omisión del ego de
las motivaciones personales no reconocidas conscientemente, provocando la unilateralidad de la personalidad.
Esta actividad estaría regulada en los estados de normalidad por la consciencia y sólo estaría en libertad,
relativa absoluta, en la presencia de patología: la neurosis sería una "leve disociación de la personalidad
debido a la activación de complejos" (SHARP, 1994, pag.130) en la cual "la energía retrocede y se activan
contenidos inconscientes en un intento por compensar la unilateralidad de la consciencia"(SHARP, 1994,
pag.131); la psicosis sería la completa disociación de la personalidad, en la cual los complejos están
completamente desconectados de la conciencia o, como formularía más tarde Jung, la consciencia se vería
inundada por el inconsciente colectivo.
INCONSCIENTE PERSONAL
El inconsciente personal, para Jung, contiene "recuerdos perdidos, ideas dolorosas que están reprimidas (es
decir, olvidadas adrede), percepciones subliminales [...] y, finalmente, contenidos que aún no están listos para
la consciencia"(SHARP, 1994, pag.106). La estructura básica del inconsciente personal lo constituye el
complejo, que puede considerarse como la red de pensamientos, sentimientos y actitudes mantenidas por una
idea nuclear o disposición central, pudiendo ser tan poderoso que cuando es activado funciona fuera del
17
control del ego. No siempre los complejos son algo perjudicial, ya que hay complejos que puedan realzar la
vida y contribuir al mejoramiento de la humanidad. Jung creía que muchos de los más grandes logros del
mundo eran los productos de complejos que lo consumen todo.
La característica principal del inconsciente personal es que contenidos de éste, y específicamente los
contenidos reprimidos, tienen la cualidad de que pueden volver a ser conscientes con el reconocimientos, de la
persona, de la existencia de éstos. A estos materiales Jung los llama contenidos personales, por cuanto sus
efectos o su aspecto parcial o su procedencia pueden demostrarse en nuestro pasado personal. Los contenidos
personales serían partes integrantes de la personalidad, y que frente a su falta, la consciencia respondería con
un sentimiento moral. "La inferioridad sentida moralmente demuestra que la porción carente es una cosa que,
realmente en relación al sentimiento, no debería faltar" (JUNG, 1964, pag.64). La presencia de la sensación de
inferioridad demuestra la necesidad de asimilar en el consciente ciertas partes del inconsciente. Este proceso
de asimilación trae consigo la transferencia hacia la consciencia de los contenidos del inconsciente personal,
por lo cual la persona amplía el área de su personalidad, en lo referente a la consciencia moral y la
autocomprensión, ya que los contenidos traídos al consciente generalmente son contenidos desagradables que,
por lo tanto, estaban reprimidos.
Jung creía que el inconsciente personal poseería una capacidad limitada, al igual que la existencia individual,
por lo que sería posible un llamado agotamiento del inconscientes por el análisis haciendo el inventario de
todos los contenidos inconscientes, el inconsciente ya no puede trabajar en formas distintas a las que trabaja el
consciente. Jung plantea, asimismo, que "al anularse la represión, quedará inhibida la producción inconsciente
por detenerse el descenso de los contenidos conscientes en el inconsciente"(JUNG, 1964,pag.52); esto es
posible, como dice el autor, en una medida muy limitada, ya que el inconsciente se sigue manifestando por sus
vías de expresión normales − los sueños y las fantasías − lo que demostraría la presencia de contenidos
inconscientes que desbordarían lo meramente personal.
EL INCONSCIENTE COLECTIVO.
El inconsciente albergaría, también, todo contenido psíquico de carácter subliminal, el cual no ha alcanzado
los límites de la consciencia. Junto a contenidos de la experiencia personal que nunca alcanzaron a ser
percibidos pero fueron registrados, el inconsciente poseería dos tipos de procesos que no serían explicables a
través de las adquisiciones personales: los instintos, los impulsos naturales y los contenidos que constituirían
imágenes o adquisiciones de orden colectivo, predisposiciones compartidas por toda la gente y manifestado a
sí mismo en la conducta, sin tener en cuenta la cultura. Estas imágenes se propagarían a lo largo del tiempo y
e una forma universal, que surge gracias a una función psíquica natural. El inconsciente, por tanto, no sólo
posee elementos de carácter personal, sino que también posee elementos de carácter impersonal o colectivos
expresados en la forma de categorías heredadas o arquetipos, predisposiciones innatas que pueden producir
realmente imágenes y conceptos poderosos. Entre los arquetipos importantes encontramos el poder, los de la
relación con los miembros del sexo opuesto, los de creencia en algo más grande, la guía, la maternidad y la
paternidad.
Es importante destacar que los arquetipos no son contenidos sino formas que, gracias a la experiencia
individual repetida, son despertadas por los eventos con el mundo externo, ordenando las representaciones que
"aseguran en todo individuo la similitud, y aún la igualdad, de la experiencia y de la creación imaginativa"
(JUNG, 1991, pag.54).
En el estudio del inconsciente colectivo y el tratamiento de las afecciones psíquicas encontramos en Jung
métodos basados en el concepto del arquetipo: por un lado, encontramos el estudio de la significación de los
sueños, que no son considerados, como en la teoría freudiana, como satisfacción de los deseos de la libido,
sino como mensajes el inconsciente que revelan el problema, tanto como la solución. Otro método,
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considerado por Jung uno de los más importantes, es el de la imaginación activa, en el cual el individuo une
los materiales pasivos del inconsciente con influjos conscientes a través de alguna forma de autoexpresión,
permitiendo la asimilación de contenidos inconscientes. Esta acción no se puede hacer, "por medio de un
descenso a la esfera de los instintos, el cual sólo conduce a una inconsciencia incapaz de conocimiento o, peor
aún, a un substituto intelectualista de los instintos" (JUNG, 1991, pag.155), sino que debe hacerse "a través de
la integración de la imagen que significa ,y al mismo tiempo evoca, el instinto, aunque en una forma bastante
diferente a la que se da en nivel biológico"(SHARP, 1994, pag.29). Este método tiene dos etapas: un sueño
similar al que se realiza con los ojos abiertos, de naturaleza pasiva, y la participación consciente en las
imágenes fantaseadas, de naturaleza crítica.
Muchos arquetipos deben satisfacerse, ya que constituyen poderosas necesidades humanas, cuya frustración
provoca trastornos graves en la personalidad, ya que son instigaciones que vienen de nuestro interior. La falla
en tomarlos en cuenta, como la falta de conocimiento o atención a fuerzas externas, los dotan con poder sobre
nosotros, adueñándose del ego cuando no han sido satisfechos a través de la conducta. Generalmente, la
religión y las tradiciones culturales han sido la expresión externa de los arquetipos, con distintos ritos y
acciones que preparaban al individuo para enfrentarse a la fuerza de éstos de una manera integral; en nuestra
cultura, la pérdida de estos baluartes ha dado lugar a la creación de variados "ismos" (comunismo,
capitalismo), que creen borrar la supersticioso de las costumbres a partir de los supuestos racionales, pero que
no entregan los elementos espirituales que permitan encarar al arquetipo de manera constructiva, haciendo
caer a los individuos en la masa y en la consciencia social, dejándolos a merced del poder del inconsciente
colectivo.
DISCUSION
Ventajas:
Jung plantea un modelo que no sólo explica el funcionamiento de l a personalidad, sino que integra variedad
de otro fenómenos y ramas de la ciencia, tales como la antropología, la etnología, la filología, la biología e
incluso la física cuántica.
La visión de Jung del tratamiento de las enfermedades mentales es finalista o energética, más que genética −
como lo entiende Freud −, ya que "se basa en la progresión potencial de la energía antes que en las razones
causales o mecanicistas de su regresión" (SHARP, 1994, pag.132). La idea central es preocuparse del
equilibrio de fuerzas actuales dentro del paciente, más que rastrear en el pasado, para establecer una renovada
progresión de energía basada en un nuevo equilibrio entre el consciente y el inconsciente.
Jung plantea constructos nuevos, tales como el de inconsciente colectivo, arquetipos y complejos, que han
abierto nuevos campos a la teorización, a la especulación e incluso al arte.
El modelo de estudio del inconsciente y el tratamiento de la neurosis de Jung ha sido preferentemente usado
con los individuos mayores de 40 años, que han experimentado la crisis de la edad media, para los cuales el
enfoque jungiano les permite dar una mayor integración a sus vidas.
Desventajas:
Sus descubrimientos no son posibles de comprobar en forma científica ortodoxa, en base a la
experimentación. Jung plantea que su modelo está basado en lo empírico, pero sólo se puede mantener como
un conjunto de deducciones hechas por él de un constructo llamado inconsciente, en base a la observación de
casos clínicos y el estudio de diversas culturas.
Según la teória de Jung sobre los tipos psicológicos, la personalidad y el comportamiento pueden ser
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entendidos en cuatro funciones distintas: pensamiento, sentimiento, sensación e intuición, las cuales se pueden
resumir así:
La psique humana. "En sensación se incluye todas las percepciones realizadas con los órganos de los sentidos;
por pensamiento, se entiende la función de conocimiento intelectual y la formación de conclusiones lógicas;
sentimiento es una función de evaluación subjetiva; y como intuición se considera la percepción por medio del
inconsciente o la percepción del contenido inconsciente"
Es decir:
• Podemos determinar la presencia de algo o sea percibir. La confianza está en las observaciones
individuales que hacemos a través de los sentidos.
• Podemos pensar o determinar qué es lo que percibimos con el propósito de adaptarlo a nuestro propio
cuadro mental de la realidad.
• Podemos sentir, significa que podemos prestar atención a los sentimientos de placer, empatía o de
antipatía y de rechazo, ocurridos por alguna causa y usarlos para decidirnos a aceptarlos o
rechazarlos.
• Podemos confiar en la intuición o en otras palabras, podemos "saber" de alguna forma irracional de
dónde llegó algo y para dónde será conducido; es decir, mirar por detrás de su apariencia externa. La
función psicológica denominada "intuición" es más un abordaje consciente de la vida diaria, donde el
individuo se sumerge, sin reflexión, en la corriente de acontecimientos y se deja llevar por ella; la
percepción e intuición son funciones irracionales, mientras que el pensamiento y sentimiento,
aparecen como funciones racionales (evaluadoras). Cada uno de nosotros posee los cuatro elementos,
que son necesarios para un desarrollo equilibrado de la personalidad.
ESTRUCTURA DE LA PSIQUE SEGUN JUNG
El ser humano posee un impulso innato (en el sentido arquetípico) de ser "él mismo", de percibirse a sí mismo
y alcanzar el autoconocimiento. Podemos considerar lo que Carl Jung llama "self" o punto central de
referencia entre los muchos elementos que componen nuestra estructura psíquica; es una realidad por encima
y lejos del ego consciente, que alcanza no sólo la parte consciente de la psique, sino también su parte
inconsciente. El contenido inconsciente del "self" dentro de la psique significa que nunca podemos conocerlo
totalmente, pero sí podemos sentirlo. La única parte del "self" que podemos conocer es el ego, o sea la parte
consciente
• El "self" ejerce una especie de balance o compensación en el conflicto entre lo interno y lo externo y
es la expresión completa más próxima de lo que llamamos "individualidad". El "self" ya recibió
nombres como "Dios en nosotros", "fuego central" "centella" o "fuerza vital"; él se difunde por toda la
psique sin existir como una unidad independiente; no es sólo el centro sino también la circunferencia
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que rodea el consciente y el inconsciente. Es el centro de la totalidad psíquica, de la misma forma que
el ego es el centro de la consciencia. El "self" es indivisible y todo está contenido en él7.
A partir de la definición del "self" como conteniendo la totalidad de la psique humana, podemos concluir que,
en esencia, él corresponde al individuo como un todo. Alcanzamos la conciencia con el ego porque éste es la
parte consciente del "self". El ego es definido por Carl Jung como un complejo de imágenes que, para la
persona en cuestión, forma el centro de su campo de consciencia y parece ser poseedor de una gran parte de su
continuidad e identidad interiores. Puede ser entendido como el centro de la consciencia, el YO dentro de
nosotros, aquella parte con la cual nos identificamos conscientemente. El ego (o consciente) puede sentir la
unidad del "self", pero tiene dificultad de comprender esta unidad en forma lógica. La palabra yo, sirve para
autoidentificarnos, al mismo tiempo que estimula el ego afirmándolo; por tanto, desidentifica las personas,
separándolas, mostrando diferencia. Es ahí que nace la palabra "egoismo".
Para alcanzar este punto, la persona necesita del autoconocimiento, para comprender el yo como
autoafirmación pura, lo que es correcto, y el yo olvidándose de los otros, el que se transforma en error,
llevando generalmente al egoismo. Según Jung7 el concepto de "individuo", resulta del proceso por el que la
persona se vuelve un ser pleno de forma progresiva, unificado, el cual incluye el Universo y como
consecuencia, hay una expansión gradual de la consciencia del ser, una capacidad siempre mayor de la
personalidad consciente en reflexionar el "self" integral.
Conciencia "... es el unir contenidos psíquicos con el ego en la medida que son vividos por aquel ego. Cuando
estas ligaciones con el ego, no son vividas como tales, son inconscientes. Conciencia es la función o actividad
que mantiene la relación entre los contenidos psíquicos y el ego"8; por tanto, es muy diferente del ego. La
conciencia filtra la información que nos es suministrada por el mundo externo, forma la totalidad de las
relaciones con las cuales una persona se identifica, reconoce y recuerda, e incluye su ego a través de la
actividad de su conciencia, abordada de otra forma; representa también, nuestro impulso en dirección a la
autointegración.
En consecuencia, la información que llega del exterior es primero filtrada por el factor psíquico que está en
nosotros y que llamamos conciencia, antes de ser asimilada por el ego, donde puede contribuir para el
autoconocimiento. El proceso de conscientización envuelve evaluación y reflexión y ayuda a una persona para
que tenga más percepción de su naturaleza interior. Esto significa, de hecho, que ella aprende a mirar el
carácter universal subyacente, a través de su forma individual humana. Esto, a su vez, hace posible que se
consideren otras formas individuales de humanidad y formas colectivas como culturas y religiones, que hacen
la base de nuestra manera de vivir. Conscientización en el sentido más profundo, significa una descubierta
interna de Dios, es "volcarse para sí mismo"8.
Persona, es una máscara de la psique, la que simula tener individualidad, de manera que convence a sí misma
y a los otros que es un individuo, aunque en verdad, toda situación es apenas una inteligente escena en la cual
los diálogos son dichos por la psique colectiva... La persona es un acuerdo entre el individuo y la sociedad
acerca de cómo una persona se debe conducir; ella tiene su propio nombre, usa un título, ocupa una posición,
y es esa, aquella o la otra persona.
También ciertas características mentales, sociales y peculiares del modo de vestirse, de portarse, su estilo
usual, máscaras, o disfraces que se ajustan a los mundos interno y externo. La máscara se puede adaptar al
rostro que está por detrás; muchas veces se vuelve permanente, fija, y retirarla produce dolor9. Cuando una
persona se identifica con su máscara, ella no finge la situación, ella está convencida que es la situación, ella
comparte "su identidad psíquica" con la identidad existente en la máscara. El hombre consciente, que busca el
autoconocimiento, parte de un cierto determinismo, y con objetividad está en ese tipo de asociación psíquica.
"La sombra es la parte inferior de la personalidad, suma de todos los elementos psíquicos pesonales y
colectivos que, incompatibles con la forma de vida conscientemente escogida, no fueron vividos y se unen al
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inconsciente, formando una personalidad parcial, relativamente autónoma, con tendencias opuestas a las del
consciente"7. La sombra es todavía la personalidad oculta, con frecuencia inferior y cargada de culpabilidad,
cuyas ramificaciones extremas se remontan al reino de nuestros ancestrales animalescos, abarcando también
todo el aspecto histórico del inconsciente...
Si antes se admitía que la sombra humana representaba la fuente de todo el mal, ahora es posíble descubrir
que el hombre inconsciente, precisamente la sombra, no es compuesto apenas de tendencias moralmente
reprimidas, sino también de un cierto número de buenas cualidades, instintos normales, reacciones apropiadas,
percepciones realistas, impulsos creadores, etc"...10 Sombra es, en contrapartida, la parte con que nos
identificamos; es lo que reconocemos en otra persona y que provoca nuestra ira o admiración, pues estamos
alejados de su presencia en nosotros mismos. Quedamos conociendo la sombra cuando miramos a través del
mecanismo de proyección, viéndola en los otros, como espejos. La sombra, es la otra personalidad íntima, es
del mismo sexo10.
El animus y el ánima son energías masculinas y femeninas. Todos tenemos estas energías internamente. Todo
hombre tiene una mujer interna (ánima) y toda mujer tiene un hombre interno (animus)11. A través de la
educación y condicionamiento social, los hombres, como una regla, aprenden a identificarse exclusivamente
con su lado masculino (fuerza, decisión, agresividad, intelectualidad, actividad, generador de forma y
estructura, ígneo, dinámico, rompedor, conquistador, dirección, acción), y las mujeres con su lado femenino
(intuición, emociones, sensibilidad, receptividad, abundancia, belleza, nutrición, fertilidad, generación,
entrega, fluidez y empatía).
Ambos, hombre y mujer, se sienten incompletos, entonces buscan en sus relaciones un equilibrio para su
desequilibrio interno. Ambos sexos tienen que aprender a encontrar y desarrollar en sí mismos aquellas
cualidades que buscan en sus compañeros del sexo opuesto. Sólo podemos llegar a la totalidad por la
integración de las energías masculinas y femeninas dentro de nosotros. El animus es un estado que engendra
opiniones espontáneas, involuntarias, ejerciendo una influencia dominante sobre la vida emocional de la
mujer, proyetada en "héroes" arquetípicos. El ánima es, por otro lado, un estado que engendra sentimientos
espontáneos, que ejercen una influencia sobre el entendimiento del hombre, provocándole distorsiones
representada en "diosas" arquetípicas7. El arquetipo, dice Jung es el elemento formal, en sí mismo, una
posibilidad a priori de forma, en la que la idea es representada; puede ser comparado con una idea primitiva;
son principios dirigentes que se encuentran en la parte oculta de la psique humana y se asientan en el
inconsciente; cada arquetipo como tal es un símbolo potencial, lo que significa que la forma que asume,
cuando se manifiesta, puede ser representada por un símbolo.
El inconsciente individual o personal, es el conjunto de contenidos o impresiones penosas intencionalmente
reprimidas, también encontramos en él propiedades que fueron heredadas, por ejemplo, los instintos y los
impulsos que llevan a la ejecución de acciones dirigidas por una necesidad, y no por una motivación
consciente. Los contenidos del inconsciente individual son parte integrante de la personalidad y podrían ser
conscientes.
El inconsciente colectivo es un factor en nuestra psique con el que no nos identificamos ni tiene una acción
directa sobre nuestros sentimentos de placer u otros. Carl Jung entiende por este concepto "... la totalidad de
las tradiciones, convenciones, hábitos, preconceptos, reglas y modelos de la colectividad humana, que
direccionan la consciencia de un grupo como un todo y son irreflexivamente observados por los miembros del
grupo"10.
AUTOCONOCIMIENTO Y CUIDADO EN SALUD
Cuando intentamos clarificar los problemas vitales de las personas, la mayoría de los problemas se refieren a
sus relaciones interpersonales en la vida diaria. En salud, la base del proceso de trabajo está en las relaciones,
con el cliente, el equipo de salud, los familiares, y las amistades próximas. En nuestro día a día tenemos que
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lidiar con emociones ocultas, interiores y con temores.
En momentos como esos cuando somos dominados por fuertes sentimientos de vergüenza o de rabia, o
cuando descubrimos que nuestro comportamiento es inaceptable, es la sombra que está saliendo de un modo
inesperado; o sea, aquella parte del inconsciente que complementa el ego y representa las características que
la personalidad consciente se niega a aceptar, y por tanto sólo se descubre en enfrentamientos desagradables
con los otros.
Somos descendientes directos de la mente griega, nuestra sombra continua, siendo la gran carga del
autoconocimiento, el elemento destructivo que no se quiere conocer. El objetivo de encontrar la sombra y
desarrollar un proceso con ella es aumentar nuestro sentido del yo, alcanzando el equilibrio entre la
unilateralidad de nuestras actitudes conscientes y nuestras profundidades inconscientes. Los griegos grabaron
en el templo de Apolo en Delfos, dos preceptos que todavía guardan inmenso significado en nuestros días:
• "Conócete a ti mismo", es decir, conoce todo sobre ti, especialmente tu lado oscuro.
• "Nada en exceso". Sólo aquellos que comprenden y aceptan su propio potencial para extremos
inadequados, pueden optar por controlar y humanizar sus acciones.
Cuando aceptamos las diferencias individuales, el amor está naciendo. Usemos la creatividad para
conocernos, amarnos y amar a los otros buscando equilibrio en nuestras emociones y crecimiento en nuestra
personalidad. El camino del amor es el equilibrio, esto nos obliga a ver que nada de lo que buscamos puede
ser encontrado fuera de nosotros.
Tomar conciencia de lo que está sucediendo a cada momento nos hace entrar en una atmósfera amorosa con
relación al otro, quedando abiertos al desarrollo de la amorosidad y a disponibilidad para con él, observemos
en el aquí y ahora, en el momento presente, y comencemos a vivir el camino para una vida más consciente,
más amplia, en términos de una percepción más objetiva de carácter y de significado relativo a los factores
básicos que estructuran la existencia de las personas y su lugar significativo en el Universo. De otro lado, nos
sentimos más libres de la culpa y de la vergüenza asociadas con nuestros sentimientos y actos negativos,
pudiendo reconocer las proyecciones que adornan las opiniones que nos formamos de los otros, realizando un
autoexamen más honesto y una comunicación directa en nuestras relaciones interpersonales12.
Por tanto, el autoconocimiento permite el encuentro con la sombra, con el propósito de que esté en el lugar
cierto de manera cierta, permitiéndonos llegar a una autoaceptación más auténtica, a partir de un conocimiento
más completo de quienes realmente somos, desactivando emociones negativas que aparecen inesperadamente
en nuestras experiencias diarias. No puede haber ninguna entrega para otra persona sin una profunda abertura
simultánea para nosotros mismos. Si nos paramos en un nuevo camino, más temprano o más tarde,
emergiremos con una nueva e irresistible verdad, la conexión entre la personalidad externa y el ser interior,
haciendo posibles muchas experiencias de expansión de consciencia.
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