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ALGUNAS CURIOSIDADES GENEALÓGICAS EN TORNO A UNA
PROBADA ASCENDENCIA CANARIA DE CINCO SIGLOS
Faneque Hernández Bautista, profesor de Historia e inspector educativo
VI. ANCESTROS SEMIDÁN: MARGARITA HERNÁNDEZ Y LOS
CARVAJAL DE GRAN CANARIA
(Con agradecimiento al trabajo de don Miguel Rodríguez Díaz de Quintana
sobre la biografía y descendencia de este personaje)
En honor a su padre, don Hernando de Guadarteme, la última reina de
Canaria, conocida por tal motivo con el título, que no nombre, de
guayarmina, fue bautizada, después de la capitulación de Ansite y de la
inmolación de su esposo Bentejuí, con el nombre de Margarita Hernández
o Fernández, como indistintamente se escribía en la época. Se dice que la
ceremonia fue oficiada por el canónigo Fernando Álvarez, quien muchos
años después sería uno de los declarantes a su favor en la llamada
información guadartémica, en la que también tomó parte, curiosamente, su
probable padrino el conquistador Gonzalo de Aguilar.
Algún tiempo después de recibir las aguas bautismales, Margarita sería
desposada en segundas nupcias, esta vez cristianas, con el hidalgo
extremeño Miguel de Trejo y Carvajal del que algunos estudios dicen que
fue conquistador y otros que poblador. Nosotros, en ese dilema, disentimos
de la opinión de Miguel Santiago que plantea que dicho personaje vino a
Gran Canaria como soldado de fortuna en la expedición de Miguel de
Mujica. Recordemos sin embargo que en dicha armada, que llega a las
Isletas en 24 de octubre de 1482, tan solo seis meses antes de la
capitulación final, venían tanto hombres de pelea, ballesteros y
espingarderos, como los primeros pobladores castellanos de la isla.
La declaración de su quinto nieto, el regidor perpetuo de Gran Canaria Blas
de Carvajal, en su probanza de hidalguía, de que su ascendiente don
Miguel de Trejo había sido “conquistador de armas y a caballo” en la
conquista de esta isla no nos parece creíble , por no estar contrastada dicha
circunstancia en ninguna de las crónicas u otras fuentes primarias
relacionadas con la conquista y por tratarse de una opinión interesada que
se expresa más de un siglo después de concluida la guerra que supuso la
incorporación de Gran Canaria a la Corona de Castilla.
Del retrato que, de Margarita Hernández, nos hace Manuel Lobo en su
obra, Las Princesas de Canarias (Ed. Anroart, 2012), disentimos con
respeto en algunos puntos. Consideramos en primer lugar que, en 1483,
este personaje había pasado a ser la reina de la isla. Tras el rapto de su
madre, la joven princesa Semidán fue nombrada guayarmina regente de
Canaria, una vez casada con el príncipe Bentejuí, en espera de la edad núbil
de su prima Masequera, la legítima heredera de un trono insular al que se
accede por sucesión matrilineal. Es por ello que la muchacha va a ser
conocida como Guayarmina, que significa reina (literalmente: almendra
bella) en la antigua lengua, porque fue efectivamente la última reina de la
isla.
En segundo lugar, disentimos en cuanto a su edad. Pensamos que su
nacimiento tuvo lugar a fines de la década de los 60 y no de los 70, pues ya
estaba en edad núbil en 1483 cuando debió desposarse con el príncipe
teldense. A pesar de que sus rasgos eran bien distintos, cronistas e
historiadores la confunden, sin embargo, con demasiada frecuencia con su
prima Masequera, una princesa nativa que sin duda debía ser más pequeña
que ella pues, siendo como era la legítima heredera del trono, aún no
había podido acceder al mismo. Recordemos, no obstante, que, en Ajódar,
Faya Tasarte se la promete en matrimonio a Tenesor para conseguir que
abandone el bando castellano y se convierta con ello en “Señor de toda la
tierra” (recogido así, literalmente, en la Información guadartémica).
Fue, en nuestra opinión, el de Guayarmina y Bentejuí, un casamiento
forzado por las circunstancias, a pesar de que la desposada era tan solo una
muchacha. Estas circunstancias se relacionan con la pérdida de la
legitimidad para gobernar de su padre, Tenesor Semidán, tras el rapto de
su esposa Abenchara, quien, como guayarmina, otorgaba la legitimidad de
su reinado; y, más tarde, con la desaparición del propio Tenesor tras su
“captación diplomática” (Joaquín Blanco dixit) por los emisarios del fuerte
de Agaete, situación que obligaba a nombrar con urgencia a una nueva
reina regente y, por ende, a un nuevo guadarteme consorte.
Por cierto, creemos que debiera revisarse la escritura de dicho título real
pues en todas las citas en documentos originales del siglo XV que hemos
podido consultar el término aparece escrito con d y no con n. Guadarteme o
guadnarteme, en nuestra diletante opinión, el título otorgado a los reyes
canarios, significaría literalmente en la antigua lengua “río grande”, en
referencia a la corriente de agua más importante de la isla, la que hizo de
divisoria entre Gáldar y Telde cuando se produjo la secesión entre ambos
reinos y que se corresponde en la actualidad con el barranco de Tenoya.
En tercer lugar tenemos fundadas dudas acerca de la fecha del matrimonio
de Margarita Hernández con el extremeño Miguel de Trejo y Carvajal.
Miguel Santiago y Rodríguez en su excepcional artículo Los viajes de don
Fernando Guanarteme a la Península… concluye que Margarita debió
haberse casado hacia 1484-85 por el hecho de que dio a luz en Córdoba a
su hija María Carvajal cuando acudió en compañía de su padre a la corte
castellana allá por el año 1486. Ya hemos señalado en el artículo anterior
el motivo por el cual Margarita, a pesar de su avanzado estado de
gestación, y su hermana, Catalina, a pesar de su corta edad, acompañaron a
su padre en su tercer viaje a la Península, un viaje cuya fundamentación no
ha sido resuelta hasta fechas recientes (hasta la publicación de Los
Semidanes de Canarias de Roberto Hernández Bautista) y que no es otra
que la de interceder colectivamente por la liberación de Abenchara, la
llamada en la corte Juana la canaria, quien sufría de nuevo un injusto
cautiverio.
Algunos autores consideran que su matrimonio fue muy posterior (de fines
del siglo XV o incluso de principios del XVI) por el hecho,
insuficientemente documentado, de que Gonzalo de Aguilar fue, según se
dice, curador de Margarita en 1494 cuando Fernando Guanarteme se
disponía,
al frente de una compañía indígena, a tomar parte en la
conquista final de Tenerife. Eso significaría, de confirmarse la existencia
de dicho protocolo, que muchos citan pero no conocen, que entonces aún
no estaba casada y que era menor de 25 años. Lo segundo se cumple
apuradamente pues según nuestras cuentas rondaría en esa fecha los 25
años; lo primero, lo relativo a un casorio tan tardío, es lo que pretendemos
descartar con nuestros argumentos.
Pensamos que Gonzalo de Aguilar fue en realidad su padrino de bautismo,
en la ceremonia que se habría oficiado en mayo de 1483, tras la
capitulación, y presuponemos por esta razón que la joven indígena, antes de
su casamiento, pudo quedar legalmente a su cargo como curador en alguna
de las ocasiones en que su padre abandonó la isla, como bien pudo
ocurrir con ocasión de su segundo viaje a la Península en el verano de
1483, cuando fue al rescate de Abenchara, o como bien pudo plantearse en
los años inmediatamente posteriores cuando Fernando Guadarteme fue
instado a participar en distintas correrías en las islas de Tenerife o La
Palma en busca y captura de esclavos guanches y de ganado, como aquella
en la que habría desertado el nuevo esposo de Abenchara por temor a ser él
el esclavizado.
Nos decantamos pues por pensar, coincidiendo con Miguel Santiago, que
su casamiento se produjo en época inmediatamente posterior a la conquista
de Gran Canaria y que María, la niña que nació en Málaga o en Córdoba en
1486-1487, era hija legítima de su matrimonio con Miguel de Trejo y
Carvajal, ostentando la primogenitura, condición que en el sexo femenino
era absolutamente irrelevante en esa época. Lo cierto es que fue llamada
doña María de Carvajal en la edad adulta.
Como prueba de la especial relación que hay entre las familias Trejo y
Aguilar debemos reseñar que aquella niña, también llamada María de
Castilla por el lugar donde naciera, casó de mayor con Bartolomé de
Aguilar, hijo del Gonzalo de Aguilar “el viejo”, del que planteamos que
pudo ser padrino y curador de su madre antes de su casamiento a
mediados de los años 80 de aquella centuria.
Decimos de Margarita que constituye un personaje histórico más que
controvertido, denostado, con el que no ponemos en práctica la obligada
empatía de un hombre de Historia, por muy diversas razones que aquí solo
vamos a apuntar: por sus radicalmente opuestos matrimonios: con Bentejuí,
también llamado Tasartico, el último rey canario, y con Miguel de Trejo,
un advenedizo hidalgo cacereño de incierta ejecutoria; por su renuncia a
sus derechos vernáculos en favor de su marido cuando declara en la
información guadartémica que “renuncia a todas las leyes que hablan y son
a favor de las mujeres y de todas las demás que de cualquier manera me
puedan aprovechar” ; por su ambiciosa deslealtad cuando, al mes de la
muerte de su hermana Catalina, trata de usurpar los derechos de sus
descendientes apropiándose en exclusiva de la herencia de su padre don
Fernando Guadarteme; por su enfrentamiento velado con las primas
Tenesoya y Arminda, que al contrario que ella, que reniega de los suyos y
de sus costumbres inveteradas, mantienen el orgullo por la gentilidad
canaria, etc., etc., etc.
Su hijo Bernardino de Carvajal, continuando la atribulada saga, fue, por
vengar la muerte de su hijo mayor, el asesino del Alcalde Real Hernando
de Pineda, y los Carvajales, en general, conforman en la Gran Canaria de
aquellos siglos una estirpe de regidores, militares, escribanos, clérigos y
otros prebostes de pretendida y no demostrada nobleza cuyos mayores
baluartes para no pagar la moneda forera son las hazañas militares y
méritos diplomáticos de su ascendiente indígena don Fernando de
Guadarteme. Por más que hemos indagado no hemos podido documentar
ningún hecho de armas de Miguel de Trejo o de sus descendientes canarios
que sea merecedor de la bendición de la Historia. Es por ello que las
probanzas de hidalguía de los Carvajal se refieren siempre a su gentil
ascendiente el rey canario quien hizo, como declara su hija, “grandes
servicios a sus majestades”.
El sexismo imperante en la época no les permite a los Carvajal de Gran
Canaria reconocer la hidalguía de su estirpe por parte femenina pues son
con toda probabilidad los descendientes de la última reina de Canaria. Si
bien Catalina Hernández pudo rebelarse de la opresión patriarcal
abandonando la casa familiar de su esposo Pedro de Vega y casándose con
otros maridos al modo en que lo hacían las mujeres nobles indígenas, su
hermana Margarita, sin embargo, acepta el encierro en su casa familiar de
Gáldar y reniega de sus franquezas indígenas, lo que no debió ser nada fácil
para una nativa de estirpe real en una sociedad que estuvo marcada por la
relevancia de la mujer hasta el punto de que la sucesión al trono se
establecía matrilinealmente.
Quizá por todas estas razones no sale muy bien parada la figura de
Margarita Fernández en nuestros escritos. Buena muestra de ese desamparo
es el ultílogo que le dedicamos en el Romance de las Guayarminas,
poemario que forma parte de la publicación Cantos de Mestizaje :
¿Qué fue de la reina viuda,
tras sepultar en la cista,
en su mirlada envoltura,
al último rey de la isla?
Enlutada como un mirlo
en un charco será ungida,
la mujer de Tasartico
que llamaran Margarita.
Otro esposo le dan pronto,
natural de Granadilla,
extremeño litigioso
que le va a amargar la vida.
El de Trejo y Carvajal
patriarca de esa familia,
del oprobio colonial
es probado paradigma.
Fallecido el Guadarteme
y dos de sus nobles hijas,
para sus arcas pretende
el legado en exclusiva.
En la presencia del Juez
en su nombre testifica
que es tan solo su mujer
la única heredera viva,
olvidando que su hermana,
la difunta Catalina,
es origen de tres sagas
que los vientos diseminan.
Las dehesas de Guayedra
los perjuros se adjudican,
aunque pronto las revendan
al postor que más envida.
Para finalizar, habría que preguntarse, a pesar de su relevancia social en
tiempos pasados, a qué se debe el escaso éxito del apellido Carvajal en la
población actual de Canarias. En el Padrón del 2011, no llegan a 100 las
personas nacidas en las islas que lo portan como primero o segundo
apellido. No nos atrevemos a hacer conjeturas al respecto. Solo
atestiguamos en nuestro árbol que este apellido es sustituido por el más
próspero y prestigioso Quintana y reseñamos como curiosidad que un
descendiente de don Alonso de Carvajal el viejo, llamado Mateo de
Carvajal y Quintana edifica una mansión en Guía en la que lucen aún hoy
en día en su fachada los blasones de los apellidos Guadarteme y Quintana.
En nuestro poemario El drago milenario dedicamos también unas octavas a
Margarita Hernández Guadarteme a partir de las cuales se denuncia la
brutal aculturación de los nativos de las islas:
¡Cuántas son las jóvenes indígenas
esposadas a hidalgos muertos de hambre
ansiosos por unirse a la familia
de los aún poderosos Semidanes!
La más señera muestra es Guayarmina,
de cristiana, Margarita Fernández,
que pierde su regio nombre canario
con bautismo y matrimonio en el acto.
Y este es tan solo un caso constatado
por venir de nativa aristocracia
pues se impone el bautismo cristiano
a toda la población de Canarias.
Se evidencia lo que siempre nos negaron:
no hubo nunca exterminio de la raza
sino cruel y salvaje imposición
de costumbres, de lengua y religión.
I
TENESOR SEMIDÁN
FERNANDO GUADARTEME
MATRIMONIOS
ABENCHARA CHAMBENEDER
JUANA HERNÁNDEZ
D CIRCA 1496 LA LAGUNA
II
III
GUAYARMINA
MARGARITA FERNÁNDEZ GUANARTEME
N CIRCA 1470 GÁLDAR
D CIRCA 1550 LAS PALMAS
MELCHORA DE SAN JUAN CABREJAS
MIGUEL DE TREJO Y CARVAJAL
N GRANADILLA (CÁCERES)
D 1537 GÁLDAR
BERNARDINO DE CARVAJAL
N 1507 GÁLDAR
IV
ALONSO DE CARVAJAL
T ESTAMENTO 1594
EMERENCIANA JÁIMEZ ZAMBRANA
N GÁLDAR
V
GASPAR DE QUINTANA
N GÁLDAR
MARÍA JÁIMEZ DE CARVAJAL
N GÁLDAR
VI
AGUSTÍN DOMÍNGUEZ
N 1606 TEROR
D 1693 GÁLDAR
GASPAR DOMÍNGUEZ DE QUINTANA
N 1639 GÁLDAR
1637 GÁLDAR
MARÍA DE QUINTANA JÁIMEZ
N 1600 GÁLDAR
1669 GÁLDAR
JUANA SÁNCHEZ
N GÁLDAR
VIII
ANTONIO DE FRÍAS BENCOMO
1705 GÁLDAR
MARÍA DE QUINTANA
IX
FRANCISCO DE MIRANDA
N 1701 GÁLDAR
1723 GÁLDAR
ANNA FRÍAS DE QUINTANA
N 1705 GÁLDAR
X
BARTOLOMÉ DE MIRANDA
N 1733 GÁLDAR
1757 GÁLDAR
TOMASA ALEMÁN MONTESDEOCA
XI
JUAN DE MIRANDA ALEMÁN
N 1780 GÁLDAR
1803 GUÍA
ANA DÍAZ DE QUINTANA
N 1787 GUÍA
XII
GREGORIO DE MIRANDA DÍAZ
N 1807 GUÍA
1827 GUÍA
JOSEFA GUERRA GODOY
N GUÍA
XIII
FRANCISCO BAUTISTA DE QUINTANA
N 1820 GUÍA
D 1868 GUÍA
FRANCISCO BAUTISTA MIRANDA
N 1859 GUÍA
D 1915 GÁLDAR
MODESTO BAUTISTA DOMÍNGUEZ
N 1894 GUÍA
D 1954 LAS PALMAS
LORENZO HERNÁNDEZ VEGA
N 1927 SAN LORENZO
1847 GUÍA
ANDREA MIRANDA GUERRA
N 1832 GUÍA
D 1908 GÁLDAR
Mª SINFORIANA DOMÍNGUEZ DÍAZ
N 1861 GÁLDAR
D 1902 GÁLDAR
AMÉRICA GONZÁLEZ DOMÍNGUEZ
N 1906 CUBA
D 1994 LAS PALMAS
PURA BAUTISTA GONZÁLEZ
N 1932 GÁLDAR
D 2008 MASPALOMAS
VII
XIV
XV
XVI
XVII
1878
GUÍA-GALDAR
1924
LAS PALMAS
1953
LAS PALMAS
FANEQUE HERNÁNDEZ BAUTISTA
N 1955 LAS PALMAS
(N: nacimiento D: defunción)
(En rojo la línea de sangre)
Del cuadro elegido haremos a continuación algunos comentarios en orden
descendente sin más pretensiones que las de la curiosidad histórica:
- En la descendencia de Guayarmina, observamos cómo su nieto,
Alonso de Carvajal, casa con una descendiente del Alférez Mayor de
la Conquista, el aragonés Alonso Jáimez de Sotomayor y del caballero
conquistador Esteban Zambrano, en una suerte de endogamia criolla
que se precia no obstante de su mestizaje con la sangre real canaria.
- Del tal Alonso de Carvajal conseguimos en la ya citada milagrosa
carpeta del archivo diocesano un extracto de su testamento que nos ha
permitido el entronque con la siguiente generación:
“Año 1594. Testamento de Alonso de Carvajal. Casó la primera vez con
Emerenciana Jaizme y con esta tuvo por hijos a: Bernardino Carvajal, Francisco
Jaizme, Melchora de San Juan que casó con Juan Rodriguez Origuela, Maria
Jaizme, muger de Gaspar de Quintana, y Emerenciana, doncella. En segundas casó
con Maria Calva Quintana hija de Gonzalo de Quintana y tuvieron por hijos a
Gonzalo, Hernando, Juan, Mateo, Marcos, Lucas y el póstumo”.
-Su bisnieta María Jáimez, el siguiente peldaño de la escala por la que
descendemos, enlaza efectivamente con Gaspar de Quintana,
descendiente directo del conquistador Juan de Soria y de su esposa
indígena María González. Si bien Miguel Rodríguez Díaz de Quintana
en su meritorio trabajo sobre Margarita Fernández y su descendencia
(Asociación Canaria de Estudios Históricos Rey Fernando Guanarteme)
no cita que Gaspar de Quintana y su esposa tuviesen ninguna hija de
nombre María, pues señala que solo tuvieron descendientes varones
(Hernando, Alonso, Antón, Juan, Marcos y Gonzalo de Quintana),
hemos de hacer sin embargo una enmienda a los textos citados, que se
conservan en el Museo canario, para probar el advenimiento de nuestra
ascendiente:
Partida de Bautismo. Iglesia de Santiago Apóstol de Gáldar, Libro 1 - Folio 20 Vto. –
María (al margen). Año 1600, "Hija de Gaspar de Quintana y de Maria Jaymes, su
legitima mujer, fue baptisada en la dicha Yglesia por mi el susodicho; fueron sus
padrinos Juan de Aguilar y Luisa de Ospedal su muger en fe de lo qual lo firme de
mi nombre fecho ut supra, tiene oleo y chrisma. Jhoan de Figueredo Muxica."
Como probable justificación del error, podría pensarse que quien
transcribe el documento original confunde las abreviaturas de dos
nombres que empiezan con M : Marcos y María. No es la primera vez
que hemos advertido un error similar. Destacamos por otra parte de
dicho evento natalicio que otro Aguilar, descendiente del conquistador
Gonzalo de Aguilar, ejerce de padrino en un bautizo de la familia
Carvajal.
- Observemos en el siguiente escalón que María de Quintana se casa,
cumplidos los 37 años, en lo que parece un matrimonio de conveniencia,
con Agustín Domínguez, natural de Teror, que tiene 30, “siendo testigos
Esteban Zambrano, Juan Quesada y don Alonso de Carvajal”. Sobre los
Domínguez de Teror hay un interesante estudio que refiere la filiación
indígena de este apellido publicado en la red en Genealogías Canarias
por Javier Gil Pérez quien atestigua que “el poblador Diego Falcón,
nacido en 1508 en Cáceres, se establece en Teror sobre los años 30
habiéndose casado con María Domínguez, descendiente de antiguos
canarios, según consta”.
-En el siguiente escalón aparecen los apellidos Frías y Bencomo. Los
padres de Antonio (Juan de Frías y Ana Benítez) han nacido en Arico,
Tenerife, y son más que probables descendientes de conquistadores
grancanarios de dicha isla y conquistados guanches pertenecientes a las
familias reales indígenas de Tenerife como acredita el apellido
Bencomo. No olvidemos, siguiendo a Roberto Hernández en su libro
Los Semidanes de Canarias (Anroart 2013) que “Juan de Frías fue
conquistador de Tenerife y recibió por ello tierras en Buenavista.
Casado con Ana de León, hija de Adargoma, tuvieron una hija llamada
Lucía de Frías que casó con el grancanario Francisco Delgado
(descendiente del Faycan Guanache) y otro de sus hijos, también
llamado Juan de Frías, llegó a ser alguacil en La Orotava”.
- En María de Quintana, la esposa del tinerfeño Antonio de Frías,
encontramos inicialmente un punto débil de la cadena genealógica pues
su certificado de matrimonio en 1705 no indica quiénes fueron sus
padres sino tan solo se dice de ella que era viuda de Miguel Rodríguez.
Por suerte localizamos su primer matrimonio en el Libro 2 Folio 124 de
1688 de la Iglesia de Gáldar en el que, ahora sí, se señala que María era
hija de Gaspar de Quintana y Juana Sánchez.
-Aparecen ya en el siglo XVIII el entronque con los Miranda, otro
ilustre apellido galdense de los tiempos de la refundación de la ciudad
de las guayarminas, tras la conquista. Un Francisco de Miranda aparece
en la relación de conquistadores que Manuel Lobo publica en su obra
magna (La conquista de GC Ediciones del Cabildo, 2013), beneficiario
por ello en 1485 de tierras, solares y aguas en repartimiento según
Cebrián Latasa (Diccionario de conquistadores, Ed. Gobierno de
Canarias, 2003). Es probablemente el mismo personaje que en 1526
firma el escrito colectivo de los vecinos de la Villa de Gáldar para
protestar por el nombramiento de alcalde y vara real para el “barrio
comarcano” de Guía.
-Un Miranda igualmente ilustre, no por las artes de la guerra sino de la
pintura, fue en el siglo XVIII nuestro paisano Juan de Miranda, de
segundo apellido Sejas, el gran pintor neoclásico, también conocido
como el Murillo canario. Nacido en las Palmas en 1723 fue nieto del
Francisco Miranda que aparece en el cuadro genealógico que estamos
comentando. Nos enorgullecemos por tanto de tener como colateral en
nuestro drago de familia al más preclaro pintor neoclásico de las Islas
Canarias.
-A partir de aquí ya en el siglo XIX se impone en el cuadro la culta
saga de los Bautista de Guía cuyo linaje ya ha sido objeto de estudio en
el primero de los artículos de esta serie de Curiosidades. Terminaremos
este, el sexto de la serie, rememorando de nuevo a nuestro bisabuelo
Francisco Bautista Miranda que fue elegido alcalde de Gáldar, a través
de sufragio censitario, en dos diferentes períodos: en las postrimerías del
siglo XIX y a principios del siglo XX, siendo su retrato adjunto el
primero de los que se muestran en la galería de alcaldes que se expone
en la Casa Consistorial junto al Drago centenario.
POSIBLES ILUSTRACIONES
Guayarmina Dibujo anónimo
Las Guayarminas de Borges Linares
Guayarmina y Bentejuí de Rosanna Walls
Autorretrato de Juan de Miranda
Retrato de Francisco Bautista Miranda
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