Capítulo Segundo 107 determinada por ley. Esa autoridad decidirá sin dilación si la detención es lícita y necesaria. Nadie podrá ser mantenido en detención en espera de la instrucción o el juicio salvo en virtud de orden escrita de dicha autoridad. Toda persona detenida, al comparecer ante esa autoridad, tendrá derecho a hacer una declaración acerca del trato que haya recibido durante su detención. Principio 38. La persona detenida a causa de una infracción penal tendrá derecho a ser juzgada dentro de un plazo razonable o puesta en libertad en espera de juicio. Por su parte, las reglas mínimas para el tratamiento de los reclusos son: 29. La ley o el reglamento dictado por autoridad administrativa competente determinará en cada caso: a) La conducta que constituye una infracción disciplinaria; b) El carácter y la duración de las sanciones disciplinarias que se puedan aplicar; c) Cuál ha de ser la autoridad competente para pronunciar esas sanciones. 30. 1) Un recluso sólo podrá ser sancionado conforme a las prescripciones de la ley o reglamento, sin que pueda serlo nunca dos veces por la misma infracción. 2) Ningún recluso será sancionado sin haber sido informado de la infracción que se le atribuye y sin que se le haya permitido previamente presentar su defensa. La autoridad competente procederá a un examen completo del caso. 3) En la medida en que sea necesario y viable, se permitirá al recluso que presente su defensa por medio de un intérprete. Antes de iniciar con la explicación de las garantías judiciales más importantes a las que tiene derecho una persona privada de la libertad, es necesario hacer hincapié en que por mandato mismo del artículo 29 constitucional, estas son aplicables en toda clase de procedimientos, sean estos del orden jurisdiccional o administrativo. B. Derecho de defensa técnica “Tanto el Pacto como la Convención americana consagran este derecho expresamente como derecho <sic> de toda persona acusada de un delito”119. O’Donnell, Daniel. Derecho internacional de los derechos humanos. Bogotá : Oficina en Colombia del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, 2004. p. 406. 119