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lldo Xyl,
Nzdrid 6 dc'Junio de (666.
(6am. 645.
EL COVIRKO DE LA MODA,
PERIÓDICO DE LITERA.TURA, EDUCACIÓN, TEATROS, LABORES Y MODAS,
Los articulos contenidos
SDBDIIIIO.
cn
este número son
propiedad.
Ittmtta de
Ãodot, por D.' Aurora Perez Miran,— Rm«erdos úe Totetio, por D.' AngelaGrassi.—Aoet
por D.' Blanca Gastó y Ortiz.— Lo lfermosom úet olmo (cootiuuaciou),
por D.' Mioaeia de Silva.
Pensamientos ( poesis ), por D. José Fernaodez
Bremon.— Loboret, por D.' Joaquioa G. Balmaseda. Modas.— Létosts : Figurin ¡oúm. BI7.— Grabado ds Labores.
tt boros
(poesta)
¡
—
—
REVISTA DE MODAS.
A pasado
de esos dias que
nuestras
lindas madrileñas
para
uno
daderos dias de solemnidad
teria de Modas. El dia del
estividad muy señalada
gios,
en
en
son
ver-
ma-
Corpus,
nuestra Re-
siempre por la época del año
celebra, la que escoge la Moda
total transformsoion,
presentánes
ue se
para
su
dose
ligera, vaporosa, abandonando la vaguedad en
que se arrastra en los meses de Primavera, meses
de transicion para la'caprichosa
deidad, y ostentándose ya fija y ataviada eon todos los atraetvos de la
nueva estacion. Este
la Moda ha
año, sin
visto defraudadas
frio ha
embargo,
esperanzas : un dia lluvioso y
á nuestras elegantes de lucir las
gasus
privado
preparadas,
las que tenian
trajes de un gusto exquisito en telas sultana, brillantina, granadina y moiré (telas de lenes ligeras)
de excelente vista y no excesivo precio, unos en fondos claros, otros en medio tono, y algunos de listas, si bien éstas van ya siendo poco aceptables entre las personas de buen
gusto por lo generalizadas
que estau. Las faldas
nesgadas y los adornos en bieses de otro color, verde sobre todo, entraban
por
mucho en estos trajes, adornos que, segun correspondencias del vecino Imperio, gozan de gran favor para los trajes de verano. Hsbianse confeecionado éstos, unos con cuerpos de aldétas, otros eon
talle redondo y cinturon eon cabos llotantes,
y alcon paletot de cinco
hechura
picos,
graciosa
gunos
y
distinguida.
y solo alguna mas atrevida ha osado contrarrestar la influencia atmosférica. La escogida concurrenoia,
que como todos los
Lamentemos la posa galanteria del tiempo, que
ha hecho inútil tanto preparativo, y vengamos á re-
años
Modas
se
ha dado cita
en
la calle de Carretas
despues
procesion, se ha presentado elegante como siempre, pero severa en su atavio. Solo
cuatro ó cinco trajes ligeros,
obligados ds Corpos, hemos admirado,
y esos puede decirse que destacaban
del cuadro general. Los babia en sedas listadas de
medio color, de muy buen
gusto, y alguno de alde terminada la
paca blanco con distinguidos adornos en glasé de
color azul, grana ó maiz. Los
velos-mantos, man
tillas de rica imitaeion, con cenefa ó
encaje al can-
to, que
se
ostentado
prolongan
en
hasta mitad de la
gran número negros y
falda,
blancos,
se
ban
si bien
'estos mas escasos,
por la razon antes indicada.
Sabemos, sin embargo, que babia
preparados
© Biblioteca Nacional de España
señar las últimas
novedades, porque en materia de
ba dicho la última palabra. En teboga las ya anunciadas, susceptibles de
nunca se
las están
en
trajes caprichosos, y en hechuras los cuerpos con
aldetas, bien sean escotados ó altos, y muchos adornados de cinturon con sebos Rotantes, que transforma en distinguido un traje sin pretensiones. Indtcanadornos de novedad, la pasamaneria de
paja, que contribuye á dar propiedad y ligeréza á
los trajes de Estio, y sobre todo de campo, y las ointas perladas, que se utilizan especialmente para pase como
letots negros. Hemos visto uuo de esta clase
cinco picos, y bordado de cuentas de un blanco
te, dispuestas
mendarse
en
como
hilera ó
digno
de
en
greca, que puede
la atencion en
ñjar
con
ma-
recouna
CORREO DE LA. MORA.
que la Moda es fértil hasta la exhuberaneia. I Cada dia enriquecen su historia nuevas inven-
adorno ésta y colores fuertes. Si en este género
nuestras suscritoras quisieran adoptar lo mas escén-
ciones I
«ico,
época
en
lindas son«té vastas, é ffgnras sin
maugas, destinadas á completar trajes de alguna
pretensiou, romo para recibir en caes„asñtir á teatros y reuniones de eonfianza.
Esta encantadora novedad es el medio término
De las
entre el
mas
aristocrático atavio de etiqueta y el sencillo
Ejecutanse en alpaca blanca con
cintas perladasó tejidas con oro, y sobre todo en
muselina ó tul con encajes y cintas pasadas por entrmleses, qne sigueu todo sn oontorno, escote, costuras y hombrera. No puede Ibrmarse idea, mas que
á su vista, de fe graciosa coqueterla de estas confecciones, que parecen exijir un talle esbelto y un
de calle ó de visita.
rostro
ingenuo y candoroso
cn
Ia persona que
las
use.
Si los sombreros de calle han
fleje(lo de preooupar la ateneion y de modificarse, quizá porque ya
es imposible reducirlos mas, en cambio la cuestion
de sombreros de campo está sobre el tapete. Iguién
n«se cuthfevma ana M gulritc juana de AzcoI, y afir-
que dcminztrá ul, Iziccrnio i ljuién, sin fijsrse en
loqnccata fozuze fsIvezvhzvh, da su prefcrenoia al
ma
sombreFOI dlh hatelcra,, sombrero
cou,
anchas
alas„y
como accéhsqla gor el mmnento la Moda, les
recnmendnriamos en «aje de alpaca blanca, de fal-
da corta, y adornada en toda su estension de tiras
perpendiculares de seda grana„claveteadas oen botones
de
acero :
esta falda descansa sobre otra grana,
lisa, y completan el traje flgara blanca adornada como la falda, sin mangas, y abrigo grana, corto y
hégadc, con sa capaehita. EIste traje tiene ese sello de buen gusto que alcanza en cuestion de Modas
todo lo original ; mas bien todo lo atrevidol La fal-
caprichoso traje 8e campo presenthf Iht ilupersona metida en nlm maleta dc piel' de
T
si
en fugar de Blanca se eligiese la alpaca
Rusia.
color de habana, el efecto seria completo i Ejecútanse muchos trajes de campo, no menos distinguidos que el que acabamos de citar, y si macho mas
aplicablss, en hilo crudo, lacas de medio color y alpacas grises ó blancas, bordados á, punto ruso y méjico, hordado que ha venido á sustituir al de scutache, hoy relegado solo á los trajes de mños. Geda de este
sion de
unu
neralmente
de
color,
y
se
hacen
con
cnn
la fskda oudeazfa shzbve cgba
paletot ceñido, costo, y Snje«h
ccn
cinturon..
Cen la falda surta
es
iedispenzable
la bota alta
quiéth lit pssficre á, la inglesa, como lcs ñsk año anksziar, atbérnsdns ée pkuma eché sk ala levantada, lc
y de elevado, tacon „, qus tanto favorece al pié : dfcssc que estc añe ssllsvaránde tekse de hilode me-
que Iss da uua forma Rsga de sombrero moslkustero!Esta,será, á no dudar, ei que adoptes las seño-
dücs colores, ls quc esI mz verdad nna: agradable inusvacisnI. Si bés trajes ssa claros„el calzado oo pue-
da algun respeta, Las jovcncitas, no creemns
avehttnzsdo afirmar, que lcs usarán de copa cua;
drsday; ala recta, aézlrlmdcs de un largo, vela ds
de
res
cfespctz „ó sencillamente de un cordon de margaritas sin fiollaje alrededor de la,oopa.
Lus trajes lis campo se hacen decididamente cortos
bordes,ondeadoss
segundo „ds, caprichoso
sobre falda de color, ambas
ó solo la
primera.sobre
ls,
con
ser
neglvl„y ek pié de una dama no deba aprisicel, elrágrkn y el charol que lmmnrññeauz
nsrse entre
tejido sólidoI y ñezübla¡ promete teaur mus
sceptacion,„y no dkldaznes que eon haa eómáds y muyzicboso ealzads, el pM diminuto de nuezállas ccmpatriotas hará mas de,una conquista en las playas:ée
Biarritz, ó en, k>s poéticos jardines de. San Ildefcnsc
un
¡
élceces Psszz Nllée:
INSTRUCCIOH.
RECUERDOS DE TOKEDO.
noé
«b]c, RRI lss csaletIékéelo lluéne apeeitttes mwatmeceu IRI hkhrzéé Camvtn
del amcsctrüs lis umañssds,mav@l itss yI amé«atas Ics.ár
bolea,zzcuharéaqusldau zcnhhls.áársnlizézharail ámlndaz llsncmde,jflbilc á Is. imttéticl xoisdc „á la ciudad de Ios
augustos recuerdos, á la antigua ciudad, rrafec de nuestras pasadas glorias.
zrls uus 4!
88RR
SIN Rllm IRÑ1zues de
.
© Biblioteca Nacional de España
I.ay breve
liempc
„de
Izs casas negruzcas, hanédkz pcr hz zgcaz éc aquel rio,
moros y cl izt«ncs,
que parecen zcu tiolsz UUR ls sangre db
Volaba lilbsudo la locomotora, h.
Un
balIamcs delante de Iaz ruinas cubiertas dé musgo
zeguu
éssu
Fcltzsl
mcslqzsiscussta; qus bien puede lbr
Ruestnrpriméla visita «RII á ls'maéesulcsalñzs
color Nngie y
Subimts psr
uss
mzllcaéi;, y
teérsh, en ésuée luilhálusltivs media huez, en donde brillbh bcy en tlvté éu pomsz el culto,dé, nuestros psérea
l
imposible es describir.
santo
rezñeto
que
éobrécole
Ucn
llalabraa
Iz. séuzscion, de
el alma á lz vista de
aqhlellaz
LA Eiü!JCApíüA.
deprodigiosa altura, que rematan en agujssgótibelleza esquisita. ¡Cuántos y cuántos sucesos
habrán presenciado estos muros I cuántas conbdencías ba'bráb recogiiíé estos ecos! cuántas lágriinas habrán absorvido las lesas del paviineuto!
tresnaves
de
ess
uns
aquí
I Cuántee niños habrás entrado
por las puertas de
de ls vidul Cuántos muertos halirán
ore
permanecido
sor-
dos á lss presas de los deudos y sacerdotes, qus les abrian
no
obstante las puertas de los cielos!
Las Catedrales! Epepeyas súblimes de los
I:abrá que
que
no os
siglos, t quién
cante y no os admire'f
¡Vosotras sois el simbolo de esa religion consoladora
abriga igualmente bajo su nianto al pobre y ai rico, al
triste y al vcuturoso, al criminal y al que ha vivida
el seno de la cándida inocencial Risas y
siempre
lágrimas ¡virtud
ea
arrepentimiento, todo queila santibcado al pasar por esms puertas! ¡Ceántos pobres habrán sentido
aquí rebosar
su alma de, piadoso júbilo, pósti ados á las
plantas del padre
amante, del juez justo, del consolador ingnito i cuántos Rey
yes habrán sentido estremecerse
las
amenazas
las
pasiones muudanain
su corazon
deterror al oir
del juez
incorruptible, y habrán escondido en
el polvo la frente, agobiada bajo el peso de sus
culpas!
¡Asilos de la paz, templos de la justicia, alcázares del
bien. I Oh, santas Catedrales, yo os bendigo I
En esta augusta mansion callan
dejar
para
to único: al sentimiento de amor
miracion bácia los
por la
llas l
fé,
hombres,
que
su
repentinamente todas
lugar á un seotimisn-
liácia la
divinidad, de adinspirados, que alentados
ban sabido elevar tantas y tan sublimes maravi-
¡Ay, ni aun polvo quedará de aquellas creyentes generaciones, y sin embargo su obra está en pié, bella, magestuosa, soberbia, desañando el transcurso de los tiempos,
desafiando las vicisitudes de los
sas
doctrinas,
siglos desafiando lss diversistemas, que nacen ¡ viven y
permanece incólume, como la idea
los diversos
mueren, mientras ella
ingnita y eterna que representa.
Pero be dicho que ni aun
polvo
quedará de aquellas
neraciones creyentes, y no he dicho bien.
1En dónde, si
hubiesen tenido uu alma inmortal, Iiubiersn hallado el
gantesco aliento para poner
unas
sobre otras
esas
geno
ji-
enormes
piedras;y empezar un monumento que no debian ver ter.
minar sus o!os? ¡Ah, nol aquellas piadosas almas contemplan desde el cielo su obra, y al oir las preces que resuensn
bajo sus sagradas bóvedas, al eir los cáaticos que ensalzau
las glorias del Altbimo, sentirán un suave júbilo, tal coino
solo podrian esplicarlo Ios seraiines ea su inistico
lenguaje.
!Las aspiracioees inmortales, uo temninan, no caducan,
como las aspiraciones de ls tierra!
Y en prueba de cuán pasajera es la gloria del
mundo,
alli está, en una de las capillas laterales, dormitaado en su
lecho de fria piedrs, el soberbio D. Alvaro de
I,una, el
que dirigió su planta á la cumbre del poder humano, y tropezó con el cadalso ; el que aspiraba á' úbminar los pueblos
y sintió comprimida su garganta por la mano del verdugo!
i Alli está, mudo, ininóvil, helado, y si el mármol pudiera hablar, si el mármol
pudiera conmoverse, sin duda
gritaria ciin ronca voz á todos
Jfuíd Ios hobsgos ds lo oméiciou,
nos
los que por allí pasamos:
rsuuuciud „'d lor sueños
© Biblioteca Nacional de España
gloria, psnsod ton solo áu sl bisiv, qvts Juestiugué!
En efecto, si la eztátua de Dr Alvaro llena ey altos de
conmiseracion y espanto, Rs mfragas se sján con dulce
complacená!a en nna de las cuatro SE!tras que záztíónen la
lápida mortuoria, y que representa' á nn gallardo jóvsn.
Es!a es, ilicen, la 'imágen ifel paje sel, único Sel entte
los numerosos servidores, qne no abandonó á su señor"en la
desdicfm, qué ls acompañó hasta el patlbuló ¡y qus recibió junto con lz postrora bendicion, junfo cou cl postrer
adios de 9. Alvaro, el anillo adornado con' ef selto qne babia dfspnssto de' tsiitas vidas, honras y haciendas, úníéa
insignia de su pszádá ezplendor, único bíen que fe queds
caduca
uuo
eids
se
daba I
Tsn grata
comola'imágeu
retratos de los
del Seí
paje
son
al alma' los
desde'el bendito San
Arzobispos,
Eugámo
Orbe, que aifornsn la Sala Capitular, severa y msgestuosa. I Imposible es describir ls' emocion que causan todas aquellas miradas, que parecen aun
iluminadas por el fuego de la caridad cristiaoa I I Aquelfos
labios que parecen moverse todavla para sembrar la palabra divioa en !os corazones de sus férvidos oyentes!
En la Catedral de Toledo toilo es grande, todo es magnigco, desde la fábrica, grandiosa y atrevida, desde las estátuas, los cnsdruv y los frescos, desde las joyas inmensas y riqulsimas, hasta las campanas, cuyos son!dos acordes y armoniosos resuenan á largo!sima distancia, y llenan
el alma de veneracion santa y profunda.
El Coro es una obra admirable, de nogal tallado, que
representa la conquista de Granada, y que asombra por Ia
propiedad de las Sguras y la ilelieadeza de los detalles.
En la Sacristia, ademas de las joyas de la Virgen, admiramos un antiquísimo mísal, manuscrito y adornado de
viñetas peregrinas, y el histórico : Tauro mouiu cuánto
mouíu, pálio de una riqueza deslumhradora, cuyas dos
mitades fueron regaladas por los dos Reyes Católicos, y llamado así, porqne son enteramente iguales ea coste, en
gusto y en trabajo.
Eo la Iglesia, besamos con piadosa uncion la piedra en
donde la Vírgen del Sagrario imprimió sn divina planta,
cuando se apareció repentinamente para poner la casulla á
hasta el virtuoso Bonel y
San Ildefonso.
Cuestan que entonces se oyó un grande estrépito, qne
templo se inundó de luz, y que resonaron los acordes de
unaarmonía,que nunca jamás han vuelto á oir los Seles
el
toledanos.
Adoramos
nuestro
guia,
señó basta el
igualmente
reliquias de SaNa Ursuía, y
abejas leyendas, nos entoro que traje la pzimera piedra
las
ansioso de contarnos
cuerno
para fundar la
del
Catedral,
y que está adherido á
uua
de las
columnas.
Con el alma tiernamente. conmovida „.nos decidimos por
Sn á abondonar el recinto
augustos y visitamoumuy de Pri-
sa, porque el sol llegaba ya á su ocaso, el Alcázar, en
donde moró la Católica Isabel, la iglesia de San Juan de los
Reyes,
la de Santa b!aria la
lancé!abre
en
toda
Europa
Lutgarda,
iglesia
de Santa
mosos
Concilios Toledanos.
Blanca,
en
eni
lás'
la Fábrica de Armas,
pasados tiempos,
donde'
se
y la
celebraban los fa-
CORREO. DK LA ñíOj!A.
Lo último que
ruinas del
nos
palacio
detuvimos á
de D.
Rodrigo
considerar.,
fueron las
y el :Baño de la Cava.
í Oh, cuánto hablaron á nuestra mente, iluminadas por los
últimos fulgores de la tarde, aquellas
amoutonadas
ó
dispersas, medio cubiertas
píedrss,
las
por el musgo, medio
cubiertas las otras por las aguas del rio, pero en las
que está escrita con caracteres indelebles la historia de setecientos
unas
años, la historia de toda la sanye que se vertió, de tolágrimas qae se derramaron durante aquel largo pe-
das las
riodo quc media entre D.
Rodrigo y!a Católica Isabel l
sucesos humanos, pendientes
de un solo hilo ; hilo
quebradizo, y que puede no obstante arrastrar en pos de sí una
larga é interminable cadena de
¡Oh instabilidad
de los
infortunios!
Entre lss sombras confusas de la
noche, que se agrupaban ya por todas panes, parecian huir á lo
lejos entre los es.
combros los valientes Godos, pareciaa avanzar lss furibundas legiones agarenas sembrando el
espanto y el estermiuio;
y los ayes dala brisa, el tnurmuríode las aguas por un lado, los gritos lejanos de la poblscioa por otro, asemejábause
al lamento de los que sucnmbiau
en
aquella
gran catástro-
fe,
y á los cantos de victoria de los soberbios vencedores...
Setecientos años de guerra, de luto de
y
abyeccion, produjo aquella mirada culpable, que D. Rodrigo desde la ventana de su Alcázar de!ó caer sobre el baño de Florinda I
Cerraba ya cornpletatnente la noche, las
campanas de la
Catedral dejaron oir su sonoro y majestuoso
tauido, como
un solemne adios de
despedida; silbó la locomotora, y volvimos á Aranjuez, peasaudo en que uua
mujer perdió al
hambre en el Parai o, en que una mujerhundió á
España en
un inmenso
m!col!amo, cuyas consecuencias fataies aun
nos
alcanzan
Una
el dia!
en
mujer! 1Qué
mujer? !Hermoso joyel, insig-
es uaa
niñcante jugnete para la consideracion de nuestros
antepa-
sados, y que sin embargo pudo perderlas ó salvarlos, como
los perdió Eva, como los salvó
Haría, la Inmaculada!
¡Oh padres, padres, preciso es que abrais los ojos á la
luz deis verdad, y queateadsis de
aquí en adelaate á la
educaciou de vuestras hijas, que árbitras absolutas de las
pasiones de los hombres, pueden á su antojo hundirlos en
cieno ¡ó elevarlos basta las regiones inmortales!
Anonas Gasean
LITERATURA.
Cuál
AVES Y HORAS.
alejan
se
¡Rápidas
Las gratas ilusiones
Huyes con
Las
Itoras,
cual las aves,
Rápidas vuelan,
De
prisa ¡muy
; Cómo
Las
se
de
prisa!...
alejan!
aves
ellas.
t A dó caminan?
¡Para siempre
horas, cual
Rápidas vuelan,
vuelveu,
Ls
Bas pronto
I
Agitando en pos de alias
Su blanca pluma
Las ilusiones parten
Una trás una ¡
va
dejando
Cada ilusion al alma
Un
desengaño!
Son nuestras ilusiones
Bágícos sueños,
Mas sou los desengaños
??ogros I muy negros!
Por
eso
pierdes
Las
Se vanpor
Y
se
el alma
Toda ilusion que pierde
Con llanto baña.
© Biblioteca Nacional de España
!
I gran mentidas I
blas las horas volando
siempre
las horas!
vuelan I
pararlas ¡
en vano
Las
las aves,
os
dejan.
vuelven,
aves
Bas las horas volando
Se
vao
por
Como
se
Sobre las
Se alzará
siempre!
eleva el
avo
nubes,
mas
hermosa
Alma que sufre.
Y
en
cumbre santa
Bendecirá
sus
penas
Solo sonadas.
Volad
Horas
{}ue
eon
mis
¡de pmsa
suspiros,
¡
tan solo en pcs vuestro
Se halla la dicha.
el
LA EDUCMi1DA
Mas, i oh, qué calma
;,Por qué á mi pecho?
fana,que laestreclió can efusion, colmánilola de besos y
abrazos; blontreal salió enjugándose una lágrima y cerró
I...
mente
trás si la puerta.
Robais las alas?
Bzaxca
nz
Gaseó
Oamz
v
VHL
LA. HERMOSURA DEL ALMA
Qué buena sois, mi querida bíatilde! düo Enriqueta
en sus brazos ; no sé cómo probaros lo mu-
—
estreaháudola
cho que
(commoamox. )
—
é Y la creíais envidiosa?
amistad.
preguntó Enriqueta
en tono
cariñoso.
Eo puedo menos úe repetirlo... diríase que á vuestro
aspecto ban huido las pasiones vergonzosas que agitaban su
alma. Sin
embargo,
ei odio ésu tia subsiste aún
toda
en
fuerza ; estoy seguro de lo que digo, solo el nombre de
Montbrisont la estremece si lo oye pronunciar; jamás ha
querido volver á pisar aquella hermosa propiedad ¡ y eso
su
no se
halla
en
ella Madm. de Adhemar ni
su
familia
:
si
oye nombrar á ésta toda su sangre afluye á las mejillas, arruga el entrecejo ¡y sus ojos despiden uu resplandor siniestro.
Ahora, mi buena colaboradora, ya sabeis á qué ateneorígen del mal, y no dudo de que me ayu-
ros, conoceis el
dareis á combatirle.
os
condescendiente para
des de la
voz
y del
en
el
laud;
dibujo,
me
parece
oiria, ya
un
buen
reme-
sereis bastante
encantar sus oidos coa los acor-
darla cuantas lecciones
sica, ya
creo
sean
ya
en
que además
os
necesarias, ya
cualquiera otro
prestareis
sea en
ramo
á
la múde ins-
troccion....
G" l esonodebeis poaerloen dada, exclamó Enri—
queta ; me anticiparé á sus deseos, y me daré por contenta si logro despertar en hlatilde la sensibilidad y el deseo de
instruirse ; pero sobre todo si consigo abrir su eorazon á
la piedad ¡á la gratitud ¡á la ternura, á todos los nobles y
dulces sentimientos que alegran y embellecen nuestra vida. !Oh, padre miol plegue á Dios que mi desgracia sea el
orígen de la felicidad de Matilde,
!Benditas palabras! exclamó
—
el corazon que
to de uns
os
en
felicidad duradera. ISereis
enternecido;
si misma el cimien-
feliz, Enriqueta
mia!
Porque
y la bondad es la fuente
manaatial
verdadero
de los goces mas puros
inagotable¡el
corazon
que á mi
sois
buena,
huiaano. El vuestro
ver no
interesará por Matilde,
está desprovista de cualidades preciosas,
se
pera que no se ban desarrollado por falta de cultivo y
bra de ira ; trabajemos de consuno para destruir en ella
esa
asomó la cabeza de Matilde.
á Qué hay? preguntó con cierto eabarazo y ansiedad'
He cumplido el eaeargo, y esta señorita te dará las
—
gracias por
tanto carino y buena
colocando Ja
mano
—
con una
entonaeion
amar-
ga, y cubriéndose de súbito rubor.
volvió á decir
Enriqueta, desentendiéndose
bondad, la compasion, el
desprendimiento, son virtudes iuuy hermosas o' los ojos de
Dios y á los del mumdo. Cualquiera que oiga referir el rasgo que babeis tenido con esta pobre huérfana, comprenderá que os adornan esas virtudes, y esclamará: !Qué alma
tan beriaosa! Bien merece la estimaeioo, el cariño y e! resHermosa,
—
de la turbacion de Mali!de: ls
peto de las gentes honradas.
de
su
púpiia
Enriqueta cou la espresioo del mas puro
primera desde su terrible y dolorosa en.
regocijo, por
fermedad oia sin experimentar cólera ni dolor aquella palabra hermoso, que !soto ls tenis humillada ; pero su alegría
duró lo que dura uu reláiapago ¡el recuerdo de las desprevez
cios y las burlas que ie babia valido su fealdad, horró la impresioo agradable, y el descontento se piuló de nuevo en
miradas
sus
desprendió su
mano
de la de
mesa
su
amiga,
donde
se
y
con
hallaba
el laud.
á{}ué
—
viene á
ser
esto?
preguotó señalando
al instru-
mento.
—
Es mi
gastaba
acompanaba
via
laud, contestó Eariqueta : cuando
mi
padrevi-
mucho de oirme cantar, y ese instrumento
mi voz : ahora le tengo muy olvidado. 1Quéreís
mis !ahorca'?
Mirad, aquí tengo una porcion de bordamis riqaesas, en el dia no tengo otras, y
dibujos;
quisiera repartirlas con mi querida Matilde. ñNo me dareis
dos V
son
el gusto de aceptar las que
se
á iuirar las
agraden? Matilde acercóprimorosas labores, y exclamó sorprerididai
roas os
ICómol á Todo eso es obra de
Todo, hija mia,?el dia
iguales.
—
lgatilde maneó la cabeza
tóá
su
amiga,
diciendo
en
vuestras
que
se os
señal de
manos?
antoje
barcia otras
duda? cumplimen-
:
i Sois muy hábil! Y al decir esto se notaba en ella
mezcla de siaceridad y descdntento, de admirseion y
—
una
en-
vidiar
Apartó sus miradas de los bardados para ñjarlas de nueel laud, que por cierto era muy liado, y primorosa-
vo en
mente
voiuatad, dijo Montreal
nero
entre las de la noble huér-
éstas
© Biblioteca Nacional de España
:
brusco movimiento acercóse á Ia
un
so-
pasion desordenada que se opone á la grande obra de su regeneracioa moraL
En aquel momento llamaron quedito á la puerta, y
—
alma noble y hermosa!
Hermosa!! repitió Matilde
ver
el doctor
las ha dictado lleva
muy feliz i
del
mia, segun eso?
IOh, sí por cierto í... y me tango por dichosa en beberla inspirado.... Es un gran favor del cielo el cariño de un
Matilde miró á
be dicho que ls música
dio ; si veis que tiene gusto en
Ya
á admitís la
—
—
—
que
agradezco vuestras generosas ofertas. Creed que
comprender y apreciar lo que vale una tierna
soy capaz de
incrustado de
nacer
y ébano sobre madera de lime-
pasó ligeramenle la mano por encima de las cuerdas¡
despidieron sonidos que la ldcierob estremecer.
;
CORREO DE KA. MODA.
Enriqueta.tomó el laud sntve sus manos, puso los dadas de blatilde sobre los trastes, y esplicó el uso que debe
hacerse; nombró cada una de las cuerdas, y uniendo la
leecionpráetieaá la te6rica, puls6 las cuerdas de modo
que arrancó al instrumento sus acordes mas deliciosos. Matilde palideció, apoyóse en el respaldo de una silla, y su inirada bumeilecida
quedó elevada en
dijo :.
á{}uéreis que taque algo'f
el rostro de
Enriqueta,
qus la
—
Matilde ioclioó Ia cabeza
oenmovida
estaba,
ea
señal de asentimiento
¡
tan
que ni lmblar
podia. Es{riqueta, maestva
produjo tal efecto en Matilde,
el arte, tocó
Enriqueta se halló sola en su dormitorio, arropiés de un Crueiñju, exclamando :
Gracias,
Dios mio! Despues se levantó, ssc6 del
pecho nn meilaóon
en que
guqrdsba elfetratq da eu padre, besó,la imágen
querida, y exclainó: Gracias tambien, oh mi querido padre y maestro!... El iaayor beaeócio
que un padre hace á
sus
hijos es darles una provechosa edueaeion; á no ser por
tus lecciones, padre mio, áe6mo vetribuir ahéra los favores
que reciboy áCómo servir de algo á mis queridos bienhechores, á los que te hsn reemplazado en este pais estranjero, en cuento es posible teainplasar á uo padre tan bueno
y
—
P
un adagio, que
cayó sentada en el sillon ooa el rostro inundado de lágrimas. Enriqueta soltó ei laud para estrecharla eutre sus
en
Cuando
dill6se á los
tan amantey
que
hsazos.
Continuad, continuad, balbuceó Matilde acsrieiándo
la; Enriqueta volvió á tocm algunas piezas alegres, que reanimaron á la impresionable niña.; ésta ss la comia con los
ojos, ya siguiendo el movimiento ds sus ágiles manos, que
—
recon
do
sus
isn hábilmente las cuerdas y los trastes, ya detenienmiradas en el rostro espresivo de la j6ven artista,
ojos acariciaban 6 Matilde, observando cada una de
impresiones. Esta se levantó de pronto, y fuó á besar á
suyos
sus
la huérfana
con
indecible ternura.
Mi
—
—
—
—
recreo
las lecsiones. á {}uéseis qus las comenzamos desde
ahorav....
Oh, de muy buena gana ¡Qios mio I Iqué amable
quó buenal cuánto, cuánto os quiero l...
—
soisl
—
amo
Y
no
haceis
inas
que pagarme, porque yo tambien
os
entranabiemeute.
todos, yi
agrado nunca
eon
visto en ella; despidiétrdoáe de su amiga de una manera tan
afectusm, tsn especial, quesus tutores nosabian cómo dari
las gracias á la que babia hecho aquel milagro.
—.Sés, la decian, el ángel bueno de Matilde, sereis eb
instruraento de
su
dicha y, salvacion.
© Biblioteca Nacional de España
superioridad
de
jóven maestra, que de
ss ainor
p~opio.
uniéronse !as de dibujo y lasu
buena fé la disimulaba, evitando lastimar
A lss lecsiunes de música
bores de distintas clases ; la maestra, sin adulan á
su
discí-
pula, elogiaba su aplisaoiou, y componíaselas de modo, que
la niña quedaba con! sota de sí misma,
y inucho, mas de su
directora, eon quien ibs ya toinando conóanxa. Asi es qne
sus
convermcioneafueroa hssiéndose
jóveo pudo ejercer
uus
tan
íntimas, que
influencia saludable y continua
la
en
e! ánimo óe la vebelde
criatura, que unas veces por gusto
conviccion, eedia en su terquedad, y cada dia
mostrábsse iaas dócil. Aunque nacida en Rusia,
Enr!qeeta
noseguia como la generalidad el rito griego; profesaba ls
fócat6lica, lo mismo que sus padres; poseis esa tierna y
sencilla piedad qne sabedsrnos fortaleza en la
desgracia,
modeveoion ea la fortuna, y conlianzs en todo
tiempo. Estimulada por el ejemple, Matilde volvió á
cumplir los deberes piadosos, que á pesar de las amonestaciones de may otras por
dama Montreal babia descuidado fatalmente: desde
senotó lasaludable
olas vistos.
Sin embargo,
inñuencia,
y
su
reforma
luego
progresó á
quedaba mucho qué besar ; no se
pasiones alimentadas por espacio
de muchos años ; todavía no era posible tocar ciertas materias siu que Matilde arrugára el entrecejo, cubriéndose
de un vivo carmín sus mejillas ; mas podia esperarse la en.
dssarraigsn
en un
mienda ¡y esto
La leccion dur6 hasta que las llamaron á la mesa. Iáa
tiMe apareció.en la sala de comer eon el rostro iluminado
por- el júbilo, mostsóse amable y risueña
al retirarse á su cuarto los saludó con un
Matilde, por su parte manifestaba,un gran deseo ds aprender, y. uns gram voluntad de veocer isz diñcultsdsst svergonrábase de su ignorancia, y no por esoesperimentó ruin
envidia de la
querida señorita de We!dbourg, dijo con encantadora timidez, ¡si fuérais tan buena que me easeñárais á tocar así! Cuánto lo agradeceria. I Me agrada tanto la músical ¡Oh, la amo con pasion I
¡Cuánto me alegro! esclam6 Enriqueta, con eso pasaremos juntas muy buenos ratos ¡ á mí tambien ine
gusta
mucho la música. 6Conoceis alguno de sus métodos v
Hubiera podido aprender á tocar e! piano, dijo blatilde apartando los ojos, pero una persona muy aatipática, y
con la que no quiero nada de coinun, debia estudiar conmigo ¡y eso me disgustó de lss lecciones.
No lo estreno, repuso Eoriqueta con dulzura ¡ sucede muchas veces que las cosas agradables nos fastidian por
causa de la relacion que tienen con gentes á quienes ne
podemos querer ni estimar. Afortunadamente no nos hallamos ahora en ese caso : nuestro recíproco afecto vencerá
lss primeras diñcultades amenizsndo las lecciones,
ágs cosa muy dificil aprensjer á toser el laud Y
—.No,mucho, sobre todo si como ms ñguro, teneis disposicion y, buena voluntad, en cuyo caso nos servirán de
—
Con uo celo digno de alabanza se
puso Enriqueta á repasar los estudios que tenis olvidado~ : estimulábsla el desee ds hacer bien, y esto
alijeraba el yeso de su tristeza.
era
aun
dia las
ya mucho.
Enriqueta sin contradecirla, lograba cuánto queria dirigiéndose al corazon de Matildei Si bailaba resistencia sst
callaba, esperando del tiempo, de la reñexion y de ha hou
dad positiva de Ia sducsnda el efecto que no hubieran
producido
sus
amonestaciones.
Ms pasms, decia Montreal, lo fósil que ha sithrpsmgnMiqueta el conseguir de nuestra pupila lo que nunca
Ibgmmes nosotros, á pesar de nuestro afan : comisase á:.
—
persnaiMrme
da que íbainos por mal
camino,
y ezo! que
co-
LA RDUCANDA.
ella, empleábamos
mo
la
dulzura,
ls
indulgencia
y la
l67
ra-
zon.
La
—
riqueta
se
razon es una
sonriendo. No
señora demasiado austera,
es
mucho que asuste á las
niñas, si
las presenta desnuda de adornos antes de darla á
cono-
todo,
espíritus débiles y enfermizos conviene hacerla muy amable ; vé ahí lo que hago yo con Matilde : me acuerdo que ini buena madre solia deeb, que
cer.
Sobre
á los
mujeres sienten mucho y ravouan poco, que para dirigirbls conviene interésár él corazótl afiités de couvéáeé? al
las
entendimiento.
—
l pero
éso es
Io quó yó he
procurado iñútilmeiite!
di-
jo Mad. Montróáf.
!Oh,
—
riqueza
eon
no, senorz, uo ha sida iuútilñtenté i repuso Egi.
calor, las lecciones que habéis dadó á Matilde
Iáz qué sliera fructilieáó.
zuu
brado
épetlsáiá
que á
no
PRNSAMIRNTOS.
dijo En-
háber
sem-
el terreno, podria yo prometemue gráu cóséchsy
vuestra es ln iuayór parto lfo? lóéritó; Málilde op diibe loas
vos
Cuando miro é halas partos
Y
distingo'tu rostro,
Digo con inútil cólera i
l Do qué me sirven los ojos I
Pero al mirarule á mf mismo,
no
Sien mi
Y yo,
dijo Montreal, quisiera rféhépóz uhá'óotldázceniíeucia e y. no sé si debo dirigísirm á vimstro carazon ó á
vuestao entendimisnáo. Pues bien guarida
Enriqueta, yo
juzgo iouy conveniente que os aprovoclreis de Ios doueoque
os ba otorgado el cielo, y de la insh uccion
que debeis á
vuestro padre.!Ío hablo de, vuestra
subsistencia, porque la
creo asegurada mientras no
querais dejarnos¡lo que seria á
nuestro.
pesar
IOlr, señor, esclsmó la jóüen conmovida, es posible
supongais!
lñe alegro eu el alma que os
parezca inadmisible lo suposicion ; pero en ño, dejándonos de rodeos, voy á recordmos un asunto desagradable,... Iqo
quisiera eutristeceros,
pero se trata de cumplir los deseos de vuestro padre... su
postrera volu atad.... y necesito que me ayudeis.
Hablad I hablad I dijo la jóven palideciendo
y suspi—
Unos adoran á láarta
Otras adoran al Sol
Yo adoro tus
Qué Iiermosa
Y
Los postreros votos de lñr. de
Vyaídbourg fueron que
reputaciou queda limpia de toda manclia.
é Y no lo está? preguntó Eoriqueta ¡poniéndose mas
—
encendida que
Su
—
una
grana.
reputacion hs quedado
sin
mancilla, pero
dlváás. Bhmn ha. debido uesesarimaeáte
carrota
juicio!l'potras fsmíliazquó
tbnisroó
la ban-
causar,
per-
patqóéu'sus aegóciós,
óóuñadhoórf hl notoria sóórédéz de vóesfru jíá4 ó.
Euríquefa miró ay doctor con, ínqtdetud„y dijo ;
—
éHoy
hobuia dejado
igoorav esos detallas!f
aufes
de'
Porque
agijiros iíllÍáé ailqóil ir' listos zeoguróá
acórca'de iüs'uegociüz rolhtívos'&pcómérciü dé vuóst?h' pu-
quá
um
—
dro
.
su
honor está satisfacía
elai
memoria deMs. YVóMr
bourg es querida y iespomdh éutso todssi mts cátlciudadó
nospnsdieiiguemienRigít que ñmédó ht vléti!Iár dñBloun
yóu su'cómpiíuó, que nó lía dejado' inaá heveiiefa que uu
nombre sin tacha.... nombre
que coostituye toda la fortuna de su hija..
pero fuerza es decíroslo.... dos pobres y
honradas familias se haa areuinado por causa de Bloun.
( Se oóoiiooord;)
Yhcüsss
© Biblioteca Nacional de España
oz
Su.vs.
letras de
en
ero
Sobre muchos
Hss
la vi
epi tañes:
empleado fsl
srta
Para herir mi eoraaen,
qíuo ühoeá quiero perdeosrter
Y es imposible el perdon.
Saldrá el sol
oa
adelanto
Como hs salido basta
aquí ;
algunos qué railiaute,
ítué pálido para lni.
Para
Eu las hmas de inseciou
—
—
ojos negros.
es mi religionl
Huyendo do lo moótiro
eefvtgié al campo santo ¡
—
su
r
>
Mo
que lo
rando.
veo,
Mvclamo, benditos sean
Los ojos del pensamiento
Iptu á m!.
—
corazon te
En que la imagiuamou
Se lleno de pensamientos,
6
O
no
tienes
corazon
tienes remordimientos.
Si
quieres,
Vivir libre de
hermosa
oiñe,
cuidados,
lid el álgtun dár Mf póábip
Deja
las
hojas
Mira que si
TKI vht'Íé
en
se
blanco,
él escribes
almhpaút?rdé,
Y lss hojas de
No
eu
pueden
ese
libro
arrancar.
Jóso Faaoaaoaz Baslioo'
l'ORRRO, Dh LA MODA.
LABORES.
La que hoy presenta nuestrograbado es de tal importancia y gusto, que noz evita todo elogio destinado á realzar sus bellezas : estas ayareeen á
primera viste, y ejecíitese eon ese
dibujo
colcha, para colocarla
una
sobre viso de
anterior,
ta la roseta
luego,
Ejecútase
chet
su
y
utilidad la recomienda por sí misma.
esta liada labor á tiras
alternadas,
y otra formada. por rosetas
cuadrado,
una
de
cro-
unidas
ob!ongas,
á otras yor las cabeceras. Ua prireera de ambas tiras
necesita esplicacioo, como saben nuestras lectoras, de-
unas
no
biendo
copiar
el
dibujo por
haciendo tres barras
el limite
el
en
en
cahdo,
eion de cada estrella
Se hacen t 5
cuenta
como uno
el cuadro mate, y
y encuaato á' la
de
una
cañamazo,
que marque
la
segunda,
sigue:
puntos sencillos de cadeneta, que
ejecu-
es como
se
cubren
de banas, formando así el centro mate de la rasa, y trabajando sobre él en vueltas completas.
t.' 'Vuelto.-3 ps. s., lo que forma la primera barra, '3
ps.s., i bar. en la vuelta anterior.,3 ps. s., t bar. en la
vuelta anterior.' Se repite de señal á señal hasta el ftn de
la vuelta, haciendo tres barras unidas del
paradas por los
mismos yuntos,
en
pié,
aunque
cada uno de los
2.'
Se anuda el hilo
de,
'7 ps. s., t p. d.
rior.' Se
repite
ra, que solo
se
en
lo mismo, meuos
deja
un
en
la
yresilla de
punta por medio de la vuelta
ante-
3.'
—
Se sube hasta la mitad de la
primera presilla,
cu-
briéndola de puntos dobles, y allí se hacen : 3 ps. s, que
primera barra, 2 bar. mas, *3 ps. s. ¡3 bar. en
presilla siguiente." Se repite.
4.'
—
7 ps.s., í p. d.
en
el cuarto
punto
de ls
y
se
sigue
todo el bor-
—
—
í p. d.
en
el calado de los tres puntos¡3 ps. s., 3 bar.
bre las cinco
so-
siguientes.
5." 5,ps. s., 'i p. d. sobre los tres primeros puntas
sencillos, 2 ps. s., I p. d. sobre los tres puntos sencillos
que siguen, 5 ps. s.
—
Ahora salo falta cortar gran número de cabos del rnisalgodon quena haya ejecutado la colcha y anudar cua-
presilla
de los cinco pnntos,
pasándolos dobles
por su misma mitad todos los cabos : de esta macubre todo alrededor de Seco, del tamauo que se
sacar
nera se
quieran
cortar los cabos.
Si para mayor comodidad quiere ejecutarse aparte el
Seco y coserle despues, no hay mas que hacer una cadeneta
de la estension que
se
necesita el
Seco,
y
trabajar sobre
ella.
Esta labor debe hacerse
forman la
la
punta,
'
tro en cada
s'ÍOI'.
en una
:
'
es-
la cabece-
cosen
primer calado de la vuelta
anterior; 7 ps. s. ¡i p. d. en el tercer calado, con lo cual
quedan tres barras de la vuelta anterior por medio, y se
repite desde la señal.
3.' 5 bar. en el primer calado, '3 ys. s., 5 bar. en el
calado siguiente."
4.' 3 bar. sobre las del centro de las cinco, *3
ps. 8„
mo
el tercero de la vuelta ante-
con-
vuel-
haciendo 2 ps. s., t bar.
22 Vuelta.— i p. d. en el
para
—
*
á otras, y por los costados á la tira calada.
Terminada la eóleba, se le baca el Seco en esta forma
se-
tremos.
d., i p. d. en el cuarto que sigue, á
anterior, y se repite ¡termióaudo esta
cou yresilias ó festones, por los que se
unas
seda azul ó color de oro, ó un tapete para mesa ó veladór
de salon, su efecto es siempre el mismo ¡ su efecto resalta
desde
'7 ps.
tar desde el
estambre ñnito del que
se
vuelta
algodon número 25, ó con
emplea para bordar en blanco.
con
Joauums S. Bsznsszoa.
MODAS.
Esplicncion
Fre. t.'
Taars
del
Figurín, ndm. SI7.
Vestida y
de seda verde, adornados de guipure blanco ciny
tas de seda negra, cou Siete blanco tambien.
oz «asno esas
mvznctva.
—
poistot
Felón muy larga de atrás y cortada en
nesga, adornaen el bajo de un ancho guipure, estirada
y colocado entre dos órdenes de cintas negras : o»srpo alto,
liso, con talle redondo y cinturon eon broche : mango
entreaneba,
adotnada en el bajo por dos órdenes de cinta.
da
Pufetot de forma holgada, recta, mas
largo por detrás,
y cerrado por delante con seis camafeos. Este paletot carece de mangas, adornándole todo alrededor
y en la hombrera
un guipure, y otro mas estrecho
encima, sujeto por una
eintaensu mitad: otro mas acebo, y cosido doble
por su
ié, parte de adelante del escote, y se anuda en la espaldescendiendo
en
cabos Sotaates.
a¡
f,'d'
Sombrero tricornio, de cric, fórradas las vueltas del ala
tafetan verde, y adoroado por délante eon
camaleos, en
los que se enlaza uu cordon de seda y
plata, cuyos estremos
con borlas flotan por detrás :
pluma blanca á la izquierda.
Fto. 2.'
Taam xaaa nzcnna.— Vesgdo de seda milvai
bieses de seda negra, sujetos por botones-caraafeos.
Falda nesgada, con bieses perpendiculares .en el
bajo¡
guarnecidos de puntilla negra, y sujetos en cada estremo
un
colocados
en
esta
fomna
:
uno más largo en
pór
bosou,
el centro, dos mas cortos á.sus lados, siguen otros dos mas
cortos ¡y vuelven á repetirse en sentido inverso.
con
Cns«pp
escotado en cuadro, ¡por detrás como. por detalle redoodo y cinturón negro. Un biés negro
orilla el escote, sujetándole un cámaléo en el pecho otro'en
y
cada hombro. Nongo.con igual adorno.
lante
r
con
Gomissto alta con cuello vuelto. Corbata encarnada.
Peinado á la griega, levantado de adelante, con castaña alta rodeada de trenza, y'algunos tirabuzonos al
pié.
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MADRID.
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