Odontología Legal y Forense Autor: Aurelio Luna Maldonado y Manuela Laborda Reboiro TEMA 3: RESPONSABILIDAD PROFESIONAL Introducción El ejercicio de la Odontología y su relación con los pacientes está sufriendo una vertiginosa transformación. Durante mucho tiempo el ejercicio puramente liberal monopolizó la profesión, ya que la mayoría de los problemas eran encomendados al libre entendimiento entre odontólogos y pacientes. Aún así la responsabilidad profesional se ha exigido, a todos los profesionales a lo largo de la historia del Derecho, tanto en Medicina como en Odontología, ya que existen precedentes históricos que condenaban a estos profesionales como consecuencia de daños originados a los pacientes. Por ejemplo, el Código de Hammurabi (1726 A.C) indicaba que el castigo al cirujano por mala praxis supondría el corte de su mano. La sociedad actual ya no coloca penas tan severas, no obstante, existen formas judiciales estrictas aplicadas al médico u odontólogo negligente. Es necesario que existan mecanismos de control que evalúen la calidad asistencial mínima requerida para nuestra profesión. Responsabilidad Antes de todo nos plantearemos el significado de responsabilidad; en lenguaje llano se define como la consecuencia derivada del incumplimiento o infracción de las obligaciones del profesional, que se traduce finalmente y como mínimo en una nueva obligación: la de reparar el daño causado. Odontología Legal y Forense Autor: Aurelio Luna Maldonado y Manuela Laborda Reboiro La responsabilidad moral representa la relación entre la norma moral y las actuaciones de cada uno de los profesionales, lo que supone un problema complejo y de gran dificultad para su análisis ya que guarda estrecha relación con el pensamiento y conciencia de cada profesional. La responsabilidad legal, es la obligación de reparar los daños causados, derivados de la comisión de faltas en el ejercicio de la profesión. La responsabilidad jurídica exigida al profesional sanitario puede ser sistematizada en cinco amplios grupos: penal, civil, administrativa, laboral y colegial o corporativa. En caso del profesional odontólogo y estomatólogo, en la inmensa mayoría de las situaciones en que se les pide responsabilidad, se trata de responsabilidad civil o penal, teniendo la otra menos relevancia. De una relación profesional-paciente paternalista, hemos pasado a una situación contractual donde el paciente considera al primero como un simple "proveedor de servicios" al que puede llevar a los Tribunales si no se encuentra satisfecho. Vamos a plantearnos como introducción la relación que existe entre el dentista y el paciente, desde un punto de vista: Positivo, se muestra la forma de tratar las enfermedades y solucionar los problemas bucodentales de los pacientes y Negativo, esto es, como fuente de obligaciones para el dentista, y consiguientemente, como fuente de responsabilidad. Se ha producido una importante ampliación quizás desmesurada tanto del número de casos judicializados como del nivel de exigencia de responsabilidad. Son varios los motivos que han llevado a esta situación, entre ellos, la mayor concienciación por parte de los consumidores y usuarios de sus derechos, promovida por los poderes públicos, la mayor complejidad técnica de los tratamientos, así como su mayor coste, y la influencia, nociva en este caso, de la publicidad, que en algunos casos recrea una realidad ficticia, aumentando las expectativas de los ciudadanos a unos resultados que finalmente no se consiguen, con lo que aumenta la Odontología Legal y Forense Autor: Aurelio Luna Maldonado y Manuela Laborda Reboiro frustración, y la generalización de los Seguros de Responsabilidad Civil, y otras circunstancias, diferentes, como puede ser que cerca de cada paciente descontento haya un abogado con interés en llevar un asunto de responsabilidad civil. Dicho esto vamos a diferenciar dos ámbitos de responsabilidad, la derivada de los ilícitos penales, y la responsabilidad derivada de los ilícitos civiles, o mejor dicho, vamos a distinguir dos caminos judiciales para exigir dicha responsabilidad, la vía procesal penal y la vía procesal civil. A) Responsabilidad Penal. -La infracción por parte del dentista de sus obligaciones profesionales puede motivar la infracción de alguno de los preceptos del vigente CP. Dejando al margen los delitos dolosos, esto es, aquellos que se ocasionan concurriendo voluntad de causar un mal, nos centraremos en los denominados delitos imprudentes. -En este ámbito, se clasifican los ilícitos, según la gravedad de la negligencia del profesional y del resultado producido, así se distingue entre delito de homicidio imprudente (142 CP), y falta de imprudencia con resultado de muerte, (art 621 CP) y delito de lesiones o (152) falta de lesiones (621 CP). La problemática del odontólogo en el ámbito profesional/laboral se basa en gran parte en la lucha que mantiene éste con las empresas "E" (llámese Obras Sociales, Prepagos, Intermediarios, Clínicas, etc.) tratando que éstas, contemplen en sus aranceles el avance científico, la prevención sin límite de edad y el alto costo que acarrea el mantenimiento de las normas de bioseguridad; temas en los cuales no está presente el bolsillo, sino "LA VIDA"... del paciente y del profesional. Odontología Legal y Forense Autor: Aurelio Luna Maldonado y Manuela Laborda Reboiro Las "E" argumentan que el valor de cada prestación es bajo, pues se manejan con las reglas del mercado, donde a mayor cantidad, baja el costo y se mantiene la calidad (a igual o menor tiempo de trabajo); en salud, esto no es posible, ya que, a mayor cantidad, mayor costo y menor calidad (con mayor tiempo de trabajo). La problemática es multifactorial como la caries y la enfermedad periodontal. Pero la odontología es sólo una, admite diferentes criterios ante un tratamiento, pero todos se basan en los mismos fundamentos. Se comete IMPERICIA (desconocimiento técnico científico del tema médico puntual), se induce a la IMPRUDENCIA (hacer lo que no se debe) y a la NEGLIGENCIA (no hacer lo que se debe). “El odontólogo hace lo que puede, sin olvidar lo que debe, muchas veces haciendo lo que no quiere”. -La vía penal suele ser muy utilizada por los abogados, por tres motivos principalmente: 1. Porque permite tener acceso sin dificultad a información que de otra forma es compleja de obtener: historia clínica, pruebas médicas, y el informe pericial gratuito como lo es el que emite el médico forense (Hay que tener en cuenta, que a veces es difícil obtener un dictamen pericial válido para demostrar el daño sufrido y su valoración) 2. En cuanto a la vía civil, está vedada para reclamar a los médicos que prestan su labor profesional en un centro de salud de titularidad pública, ante la lentitud de los procedimientos contenciosos, se prefiere intentar agilizar la vía para cobrar una indemnización por la vía penal, precisamente por ser más rápida, aunque no siempre se logre el fin propuesto. 3. Suele ser más barata, facilitando la negociación con la aseguradora del dentista, para lograr un acuerdo transaccional que evita incurrir en las eventuales costas de un procedimiento civil. En el Código Penal se sanciona un delito de homicidio imprudente causado por un profesional sanitario con la pena de cárcel y la Odontología Legal y Forense Autor: Aurelio Luna Maldonado y Manuela Laborda Reboiro inhabilitación profesional, la cual también viene impuesta como pena para los delitos de lesiones. Incurrir en responsabilidad penal supone para el dentista no solo la imposición de una pena que puede suponer la cárcel e inhabilitación para el ejercicio de la profesión, sino también el pago de una indemnización económica para el paciente. Pero existe otro problema añadido a la iniciación de todo procedimiento penal que es lo que se denomina PENA DE BANQUILLO, esto es, la ansiedad, y la preocupación que genera al profesional verse implicado en un procedimiento penal, tener que acudir al juzgado y declarar ante un juez., como bien se explica en el artículo de Pollack: “Debido a un aumento masivo de las demandas por negligencia médica en contra de los dentistas, las primas de responsabilidad profesional están aumentando a un ritmo alarmante. Lo más importante para el odontólogo es la angustia causada por el proceso legal. Además, el dentista puede sufrir una pérdida considerable de dinero como resultado de las conclusiones de la negligencia de los tribunales. La licencia para la práctica también está en riesgo. A pesar de estos inconvenientes en la práctica de la odontología, es mucho lo que hoy en día el profesional puede hacer para reducir o eliminar la vulnerabilidad jurídica. Un proceso conocido como la gestión del riesgo está actualmente disponible para ayudar al odontólogo a conseguir estos objetivos. Las actividades relacionadas con la gestión de riesgos se adaptan fácilmente a la práctica odontológica. El objetivo de estas actividades está dirigida a identificar las áreas de vulnerabilidad jurídica, la adopción de medidas dirigidas a reducir o eliminar, y la compra de seguros para compensar posibles pérdidas financieras“. Odontología Legal y Forense Autor: Aurelio Luna Maldonado y Manuela Laborda Reboiro B) Responsabilidad Civil. En el mayor número de casos de exigencia de responsabilidad al profesional se acude por el perjudicado a la vía civil. La mala praxis es el resultado de la violación de los tres deberes que tiene el médico con su paciente: 1. El profesional debe de poseer el conocimiento y la pericia exigibles al promedio médico. 2. Debe de obrar con el ordinario y razonable cuidado en la aplicación de tal conocimiento. 3. Deber de adoptar el mejor criterio en dicha aplicación. La responsabilidad civil puede dividirse en función de la relación que haya entre el paciente y el dentista en: Responsabilidad civil contractual y Responsabilidad civil extracontractual. La naturaleza jurídica de la prestación medico-asistencial es contractual y causa generadora de una obligación de medio y no de resultado y viene definida en el artículo 1.101 del CC, “Quedan sujetos a la indemnización de los daños y perjuicios los que en el cumplimiento de sus obligaciones incurrieren en dolor, negligencia o morosidad”. No nos encontramos ante una obligación de resultado, esto es, lograr la salud del paciente, sino de medios: la obligación consiste en suministrar todos los cuidados necesarios al paciente sin que la curación se encuentre dentro del ámbito de su responsabilidad. No obstante, dicho lo anterior, en determinadas ocasiones, nos encontraremos ante una obligación de resultado, cuando la labor del profesional no consiste en curar sino en realizar una intervención para obtener un resultado específico: tratamientos dentales. . Odontología Legal y Forense Autor: Aurelio Luna Maldonado y Manuela Laborda Reboiro De la naturaleza jurídica expresada (contractual y causa generadora de obligaciones de medio) se desprenden dos consecuencias legales fundamentales: 1.- La acción contra el médico-odontólogo por parte de un paciente prescribe a los diez años (art. 4023 del Codigo Civil), a contar del alta o fecha de la cirugía. 2.- En el juicio deberá probar la culpa del profesional (impericia, imprudencia, o negligencia). El profesional no está comprometido legalmente a curar, sino a tratar de hacerlo aplicando técnicas y métodos científicamente correctos y poniendo la mayor diligencia en el ejercicio de su ministerio. Por otro lado, la odontología tiene sus limitaciones, y en todo tratamiento existe siempre un grado de imprevisibilidad que escapa al cálculo más riguroso o a las previsiones más prudentes. La no obtención del resultado previsto no conduce necesariamente a atribuir responsabilidad al profesional ya que el éxito se encuentra condicionado por la interacción de diversas circunstancias vinculadas con las características del paciente. Por su parte, la responsabilidad civil extracontractual viene regulada en el artículo 1902 y siguientes, el primero de ellos establece: El que por acción u omisión causa daño a otro interviniendo culpa o negligencia está obligado a reparar el daño causado. El concepto de culpa o negligencia viene definido por su parte en el artículo 1104 del CC, según el cual: la negligencia es la omisión de aquella diligencia que exija la naturaleza de la obligación y corresponda con las circunstancias de las personas, el tiempo y el lugar. ¿Cuándo hay responsabilidad civil contractual o extracontractual? La doctrina y la jurisprudencia vienen permitiendo que la exigencia de responsabilidad a un profesional puede efectuarse tanto por vía contractual como extracontractual, aunque el régimen jurídico presenta diferencias importantes, principalmente en el campo de la prescripción de Odontología Legal y Forense Autor: Aurelio Luna Maldonado y Manuela Laborda Reboiro las acciones, pues en el ámbito de la responsabilidad extracontractual el plazo de prescripción es el de un año y en el de la responsabilidad contractual es de diez años. Existen diferentes supuestos en los que la relación entre dentista y paciente no se puede calificar bajo ningún concepto de contractual, como por ejemplo en aquellos supuestos en que el dentista trabaja por cuenta ajena en una clínica propiedad de un tercero, como puede ser una franquicia ,un hospital privado, u otro dentista. En estos casos la relación entre el paciente y el facultativo es extracontractual. La naturaleza de la obligación de los profesionales médicos siempre se había calificado como de medios, lo que significa que el facultativo tiene la obligación fundamental de poner al servicio de sus pacientes todos los medios que estén a su alcance, en relación con las circunstancias del caso y del estado de la ciencia, para intentar sanarlo, pero sin que esté dentro de su ámbito de responsabilidad el compromiso de obtener un resultado concreto y determinado. Ello suponía calificar el contrato como un contrato de prestación de servicios, y la exigencia de responsabilidad se basaba única y exclusivamente en la culpa o negligencia del profesional, cuya acreditación en juicio corresponde al actor, quien no solo ha de probar que el profesional no ha obrado cumpliendo las obligaciones que le impone la lex artis ad hoc, sino que ha de probar que ha sufrido un daño susceptible de indemnización y que existe relación de la causa efecto entre aquella y este. Sin embargo, el aumento de la complejidad técnica de la medicina, las ofertas publicitarias de algunas cadenas de clínicas (como nos comenta en un artículo Graskemper JP, en donde nos dice que la publicidad en odontología ha aumentado constantemente desde la década de 1970 para convertirse en una opción principal de muchos dentistas para promover sus prácticas aun sabiendo que la forma en que la publicidad avanza dentro de la profesión afecta a todos los dentistas y cómo los pacientes perciben la odontología como profesión.) y la dificultad real por parte de los pacientes de demostrar la existencia de negligencia por parte del facultativo han hecho evolucionar la jurisprudencia y al igual que ha ocurrido en otros campos de la responsabilidad se ha iniciado un camino hacia la Odontología Legal y Forense Autor: Aurelio Luna Maldonado y Manuela Laborda Reboiro objetivación de la responsabilidad, que en el campo de la medicina se ha traducido en una tendencia a invertir la carga de la prueba, de forma que producido el daño es el profesional el que ha de probar que ha obrado con la diligencia exigible en su actuación profesional; esta tendencia ha concluido, por lo menos hasta el momento, en la calificación de ciertos contratos de servicios sanitarios en verdaderos contratos de obra, en el que la obligación del médico ya no es de medios sino de resultados, esto es, se obliga no solo a poner todos los medios necesarios para obtener un resultado sino que queda obligado a obtener un resultado satisfactorio. La jurisprudencia ha venido diferenciando dos ámbitos en la medicina el de la denominada medicina curativa o forzosa, en el que la obligación sigue siendo de medios y la medicina satisfactiva o voluntaria, en la que el médico asume obligaciones de obtener un resultado, de forma que si no se obtiene debe indemnizar al paciente. A partir de la sentencia del TS de 28 de junio de 1999, se incluyó dentro del ámbito de la denominada medicina satisfactiva a la odontología en general, por entender que todo proceso de rehabilitación supone un contrato de obra. Incluir dentro de ésta a la odontología es un error, ya que supone simplificar mucho y desconocer la gran variedad de tratamientos bucodentales. A continuación exponemos una sentencia de responsabilidad civil: “Responsabilidad civil de un dentista por uso incorrecto del instrumental quirúrgico al practicar una endodoncia”.Sentencia de 22 de febrero de 1991. Tribunal Supremo. Hechos: La paciente acudió a la clínica demandada tras la ruptura de un puente inferior. Odontología Legal y Forense Autor: Aurelio Luna Maldonado y Manuela Laborda Reboiro Allí le comunicaron la necesidad de realizar un puente nuevo y una endodoncia. Durante la intervención al profesional demandado se le rompió una lima, la cual no pudo ser extraída. A la semana siguiente sin éxito alguno se le intento extraer de nuevo. A los siete días, la paciente presenta dolor y fiebre, volviendo a ser citada una semana más tarde pese a la insistencia de la paciente a ser intervenida cuanto antes. El estado febril de ésta la llevo a su médico de cabecera, el cual recomendó su visita a una clínica de urgencias, en la que no hubo más remedio q extraer el diente. El juzgado de primera Instancia desestimó la demanda, pero fue revocada por la Audiencia y condenó tanto al facultativo como de manera subsidiaria a la sociedad propietaria de la clínica, los cuales interpusieron sin éxito sendos recursos de casación. Doctrina: Nada habría que objetar a la solución dada por el Supremo si el facultativo hubiese sido condenado penalmente en un previo procedimiento penal, ya que entonces, el Código Penal prevé la responsabilidad civil del mismo y la responsabilidad subsidiaria de la sociedad.(arts 19 y 20 del Código Penal). Pero al no haber delito no se juzgará por lo penal sino por lo civil, con arreglo al cual la responsabilidad tenía que haber correspondido a la clínica con la posibilidad por parte de ésta de recuperar lo pagado por medio de una reclamación contra el médico (arts1903 y 1904 del Código Civil). En último término y dentro del examen de responsabilidad civil de los dentistas es obligada la referencia al Consentimiento Informado. CONSENTIMIENTO INFORMADO Odontología Legal y Forense Autor: Aurelio Luna Maldonado y Manuela Laborda Reboiro Nos referimos a éste como la aprobación del individuo con autonomía plena y/o su representante legal; constituido de manera espontánea, de lenguaje claro y accesible, sobre su participación en la investigación a la cual se someterá. Esta formula jurídica, en los últimos años, ha ganado importancia en la elaboración doctrinal, así como en las interpretaciones jurídicas, lo que influye en las actividades cotidianas de la profesión médica. El consentimiento informado es todavía objeto de continuas exploraciones, no sólo lo que se refiere al perfil teórico ya confirmado, si no, al aspecto práctico y consecuencias ambiguas de éste. El principio del consentimiento es una condición relativamente nueva. De hecho, ya en los tiempos de la civilización egipcia, así como también en la griega y romana, se han encontrado documentos que muestran cómo la intervención del médico tenía primero, de alguna manera, que ser aprobado por el paciente. Los Estados Unidos de América como el país de origen del consentimiento informado, cuyo objetivo inicial, era asegurarse de que se reservara la independencia del paciente en la toma de decisiones y la elección de opciones médicas. Los informes sobre este tema aparecieron a principios del siglo XVIII, centrándose en los problemas y limitándose únicamente al derecho del paciente a dar su aprobación a la intervención de la salud, para posteriormente sufrir un desarrollo a intervalos, hasta que en el siglo XX , con el consentimiento informado se llegó a un criterio que , como es bien sabido, incluye no sólo la autonomía importante y fundamental del paciente a decidir, que se deriva de los derechos de las personas, sino también el elemento objetivo esencial ,que es, la información. Información y consentimiento son los dos pilares importantes que coinciden y se unen dando peso a la responsabilidad médica, en lo que se refiere al consentimiento a la intervención de la salud: por un lado, haber obtenido la autorización seguida de una información correcta y sincera, siendo un indicador esencial del correcto procedimiento médico profesional, y por otro, el consenso se concibe como un deber en pro del Odontología Legal y Forense Autor: Aurelio Luna Maldonado y Manuela Laborda Reboiro respeto máximo de los derechos a la autodeterminación, la independencia y la autonomía del paciente, como una persona. Se viene observando por la generalidad de los autores el constante incremento de los litigios en los que, de una manera u otra, se debaten cuestiones relacionadas con el consentimiento informado, que si hace quince años era cuestión que había pasado prácticamente desapercibida, en la actualidad se discute en un porcentaje aproximado al 80% de las reclamaciones. No cabe duda de que el ejercicio de la actividad sanitaria genera una serie de riesgos. El tratamiento de los pacientes requiere de una atención individualizada, ya que cada caso es diferente a los demás. Recalcaremos que el consentimiento informado es un concepto que ha adquirido cierta difusión en los últimos tiempos y viene tomándose como referencia cada vez con mayor frecuencia en las resoluciones de los Juzgados y Tribunales. Podemos definirlo, en sentido positivo como el derecho que tiene todo paciente o usuario de un servicio médico a conocer el verdadero alcance de la patología que padece, los diferentes tratamientos terapéuticos, los riesgos y las consecuencias que de los mismos se pueden derivar para él. Y en sentido negativo como la obligación que incumbe al profesional sanitario de ofrecer de forma explícita al paciente en términos claros y comprensivos información completa y continuada, verbal o escrita, sobre su proceso, diagnóstico, pronóstico y alternativas de tratamiento. En definitiva consiste en explicar al paciente en qué consiste su padecimiento y qué posibilidades tiene para tratarlo, con la finalidad de que el mismo pueda dar de una manera consciente su conformidad al tratamiento. Dejando al margen consideraciones filosóficas, la importancia práctica del consentimiento informado, desde el punto de vista del odontólogo, reside en el hecho de que su ausencia determina que el Odontología Legal y Forense Autor: Aurelio Luna Maldonado y Manuela Laborda Reboiro profesional sanitario incurra en responsabilidad, ya meramente civil o incluso penal. Lo que en éste no se encuentra escrito al firmarlo previo al acto médico, se entiende que no se ha informado, y si no se ha informado, el profesional ha incurrido en una falta, que lo implicará, comprometiendo así su responsabilidad médica, si esto conlleva “consecuencias no informadas”, tratamiento distinto del informado o resultados distintos a los prometidos, si se hubieran prometido (ej. cirugía estética embellecedora). Por ello resulta imprescindible que se vaya generalizando en la práctica diaria la utilización de los diferentes modelos de formularios específicamente adaptados a la odontoestomatología, sobre todo en las intervenciones que puedan entrañar mayor riesgo, como las extracciones dentales, sobre todo de cordales, en los que existe una probabilidad estimable de que se vea afectado el nervio dentario, adaptación de implantes y periodoncia, tratamientos de ortodoncia, en los que resulta muy necesario informar sobre el correcto uso de los diferentes aparatos, etc. Si el profesional o la Institución médica no toman la firma previa del consentimiento informado, dado su carácter de no obligatorio, (salvo ablación de órganos, peligro de muerte o amputaciones) implicará que no es de uso frecuente para éstos, dado que de todas maneras, sí es de uso frecuente el consentimiento del paciente (verbal), con toda la información del caso proporcionada por el profesional, frente a una intervención, tratamiento o cualquier otra práctica médica. Existe mucha gente hoy día, que tentados por el dinero que existe detrás, y asesorados por abogados sin escrúpulos “agrandan”, inventan o exageran las consecuencias o insignificantes errores, de tratamientos realizados por médicos responsables, lo que desvirtúa el desempeño de profesionales letrados conscientes, y reclamos reales y justificados. Pero también es cierto que muchos profesionales médicos cometen errores, como todos, muchas veces sólo por ser humanos, y muchas otras por falta de preparación en la materia específica o por falta de la higiene necesaria en una cirugía, o por abaratar costos en relación a la institución Odontología Legal y Forense Autor: Aurelio Luna Maldonado y Manuela Laborda Reboiro donde trabajan, y otros tantos por distracción o por el gran estrés que se vive en este entorno. En cualquier caso, tanto los médicos como las instituciones gozan de seguros responsabilidad civil o bien se auto aseguran, quienes en última instancia y tras examinar responsablemente al paciente en Junta Médica, y su Historia Clínica actuarán en caso de existir negligencia médica. Frente a todo lo expuesto, se observará, que el Consentimiento Informado, es un elemento importantísimo para el paciente y para el médico y/o Institución, si los resultados de tal práctica médica no son los esperados por alguno de ambos. Aun así, la nueva tendencia Jurisprudencial y doctrinal relativa al consentimiento informado no impide que, al menos en el ámbito de la odontología y estomatología los supuestos más frecuentes de responsabilidad civil no procedan de la falta de información dada por el profesional a sus pacientes sino de casos de mala praxis. MODELO : CONSENTIMIENTO INFORMADO A través del presente, declaro y manifiesto, en pleno uso de mis facultades mentales, libre y espontáneamente y en consecuencia AUTORIZO al Doctor más abajo identificado, lo siguiente: 1. He sido informado/a y comprendo la necesidad y fines de ser atendido/a por el especialista más abajo reseñado. 2. He sido informado/a de las alternativas posibles del tratamiento. 3. Acepto la realización de cualquier prueba diagnóstica necesaria para el tratamiento médico, incluyendo la realización de estudios radiográficos y Odontología Legal y Forense Autor: Aurelio Luna Maldonado y Manuela Laborda Reboiro analíticos, interconsultas con cualquier otro servicio médico y en general, cualquier método que sea propuesto en orden a las consecuencias de los fines proyectados y conocer el estado general de mi Salud. 4. Comprendo la necesidad de realizar, si es preciso, tratamientos tanto de carácter médico y quirúrgicos, incluyendo el uso de anestesia local y/o General; siempre que sea necesario y bajo criterio del especialista. 5. Comprendo los posibles riesgos y complicaciones involucradas en los tratamientos médicos y quirúrgicos, y que en mi caso la duración de estos fenómenos, no esta determinada, pudiendo ser irreversible. Comprendo también que la medicina no es una ciencia exacta, por lo que no existen garantías sobre el resultado exacto de los tratamientos proyectados. 6. Además de esta información que he recibido, seré informado/a en cada momento y a mi requerimiento de la evolución de mi proceso, de manera verbal y/o escrita si fuera necesaria y a criterio del Doctor. 7. Si surgiese cualquier situación inesperada o sobrevenida durante la intervención o tratamiento, autorizo al Doctor a realizar cualquier procedimiento o maniobra distinta de las proyectadas o usuales que a su juicio estimase oportuna para la resolución, en su caso, de la complicación surgida. 8. Me ha sido explicado que para la realización del tratamiento es imprescindible mi colaboración con una higiene Oral escrupulosa y con visitas periódicas para mi control clínico y radiográfico, siendo así que su omisión puede provocar resultados distintos a los esperados 9. Doy mi consentimiento al Doctor y por ende al equipo de ayudantes de la Clínica-consulta que Él designe, a realizar el tratamiento pertinente PUESTO QUE SE QUE ES POR MI PROPIO INTERÉS, con el buen entendido que puede retirar ese consentimiento por escrito cuando así lo desee. Odontología Legal y Forense Autor: Aurelio Luna Maldonado y Manuela Laborda Reboiro Ley 4172.2002 de 14 de noviembre, sobre autonomía del paciente y derechos y obligaciones en materia de información y documentación clínica. La Ley sobre autonomía del paciente, que entró en vigor en mayo del 2003, y que ha supuesto un paso importante sobre todo a la hora de clarificar diversos aspectos relativos a las relaciones de los pacientes con los servicios médicos, entre ellos el consentimiento informado, la voluntad anticipada y la historia clínica, que carecían hasta la fecha de una regulación completa y clara. La Ley pretende servir de marco jurídico básico que sirva para definir las relaciones entre médico-paciente, y sienta al respecto tres principios básicos: 1. El médico tiene además de la obligación de actuar conforme a la ley artis ad hoc de su propia profesión que le impone poner al servicio del paciente todos los medios técnicos y personales a su alcance para la obtención del restablecimiento de la salud del paciente, la obligación de informar al paciente. 2. La autonomía de la voluntad del paciente, tanto en lo relativo a los tratamientos presentes dirigidos a restablecer su salud, como en lo relativo a los tratamientos futuros, y el derecho a la protección de su intimidad. 3. La completa documentación de las tareas y tratamientos a los que se someta a todo paciente. En Murcia se ha aprobado recientemente, en concreto el 11 de mayo de 2009, ley 3/2009, que viene a reproducir en muchos aspecto el de aquélla. La Ley 41/2002 ha supuesto un avance importante, en particular en lo concerniente al derecho del paciente a la obtención de la información necesaria para consentir el tratamiento propuesto por su médico. Odontología Legal y Forense Autor: Aurelio Luna Maldonado y Manuela Laborda Reboiro La citada Ley en su artículo 3, dentro de las definiciones legales define el Consentimiento Informado diciendo: Que es "la conformidad libre, voluntaria y consciente de un paciente, manifestada en el pleno uso de sus facultades después de recibir la información adecuada para que tenga lugar una actuación que afecte a su salud" Una de las novedades más importantes de la nueva Ley introduce frente a la anterior regulación es el carácter general del consentimiento VERBAL frente al carácter escrito y verbal que se exigía en la citada legislación. En cualquier caso siempre hay que dejar constancia escrita en la historia clínica de la información facilitada al paciente. El artículo 8 de la Ley establece tan solo la obligación de que el consentimiento escrito cuando se trate de una intervención quirúrgica, procedimientos diagnósticos y terapéuticos invasores y, en general, aplicación de procedimientos que suponen riesgos o inconvenientes de notoria y previsible repercusión negativa sobre la salud del paciente. Desde el punto de vista subjetivo, la información la ha de prestar el médico responsable del paciente, aunque también incumbe al personal sanitario que realice tareas asistenciales o lleven a cabo la aplicación de una tarea o procedimiento concreto. La persona que ha de recibir la información deberá ser obviamente el paciente personalmente. En caso de menores o incapaces la información deberá ser dada y el consentimiento recabado a las personas vinculadas al paciente por lazos familiares o de hecho. En caso de incapacidad o de minoría de edad, se deberá informar al representante legal. En cualquier caso, el paciente incapaz o menor deberá ser informado de forma adecuada a su capacidad sin perjuicio de recabar el consentimiento de sus padres o representantes legales. En el aspecto objetivo o de contenido del consentimiento informado, el artículo 4 y 10 de la Ley establece el contenido de la información que deberá prestarse para recabar el consentimiento: Odontología Legal y Forense Autor: Aurelio Luna Maldonado y Manuela Laborda Reboiro -La finalidad y naturaleza de la intervención. -Los riesgos y consecuencias relevantes o importantes de la intervención que ésta origina con seguridad. -Los riesgos relacionados con las circunstancias personales y profesionales del paciente. -Las consecuencias probables en condiciones normales de conformidad con la experiencia y el estado de la ciencia o directamente relacionados con el tipo de intervención. -Las contraindicaciones. La ley de forma bastante pragmática establece en el segundo párrafo del artículo 10 una advertencia a nuestro entender un tanto de perogrullo, pero que viene a definir bien a las claras el sentido último del consentimiento informado, al decir que "El médico responsable deberá ponderar en cada caso que cuanto más dudoso sea el resultado de una intervención más necesario resulta el previo consentimiento por escrito del paciente.". En cualquier caso la obligación de informar al paciente tiene EXCEPCIONES: La ley también dice cuando no se precisa consentimiento informado, Así: -Cuando exista riesgo para la salud pública a causa de razones sanitaria establecidas en la ley. -Cuando exista riesgo inmediato grave para la salud del paciente, y no sea posible conseguir el consentimiento del paciente, consultando siempre cuando las circunstancias lo permitan a sus familiares o a las personas vinculadas de hecho a él. Por otra parte, la ley dentro del ámbito de respeto y protección a la libertad y autonomía del paciente, establece la posibilidad de que el paciente renuncie al derecho a ser informado. Esta renuncia deberá constar siempre por escrito y no excluye la obligación de que preste su Odontología Legal y Forense Autor: Aurelio Luna Maldonado y Manuela Laborda Reboiro consentimiento a la intervención, consentimiento que lógicamente no podrá denominarse informado. Otra excepción a la obligación de informar se da en aquellos supuestos en que el médico encuentre razones objetivas para considerar que el conocimiento de su propia situación pueda perjudicar su salud de manera grave. El médico deberá hacer constar en la historia clínica tanto las razones que le llevan a entender perjudicial para el paciente el conocimiento de su propia situación, y deberá comunicar su decisión a los familiares del paciente. En segundo lugar, la Ley de Autonomía del paciente, regula las denominadas voluntades anticipadas o Instrucciones previas, que son otra manifestación de la libre voluntad del paciente, consistentes en el documento en el que cada persona puede manifestar libremente su voluntad para que sea cumplida en el caso de que llegue a situaciones en las que ya no pueda decidir y todo ello sobre los cuidados y el tratamiento de su salud, o el destino que en caso de muerte haya que darse a su cuerpo u órganos. En definitiva es lo que se denomina el testamento vital. Obviamente, no se admitirán aquellas decisiones del paciente que puedan ser contrarias a la Lex artis ni al ordenamiento jurídico. Por último, la Ley que nos ocupa, regula la documentación de la historia clínica, entendiendo por tal el conjunto de documentos relativos a los procesos asistenciales de cada paciente, en el que constarán los médicos y personal sanitario que hayan intervenido en los mismos, en donde en la primera consulta debe dejar constancia de: a) del estado bucal del paciente, b) el diagnóstico, c) la propuesta de tratamiento aconsejable Odontología Legal y Forense Autor: Aurelio Luna Maldonado y Manuela Laborda Reboiro d) antecedentes médicos suministrados por el paciente (diabetes. Sida, alergias, etc.) En casos de colocación de prótesis, la doctrina legal actual interpreta que es una obligación de medios ya que siempre hay un aspecto aleatorio en la reacción orgánica del paciente que hace que cualquier intervención sobre el cuerpo humano presente riesgos imprevisibles e inevitables. La responsabilidad de la custodia y conservación de la historia clínica corresponde a los centros sanitarios y a los profesionales sanitarios que desarrolles su actividad de forma individual. El tiempo mínimo de conservación será el de cinco años, aunque no hay que olvidar que el plazo de prescripción de reclamaciones judiciales por negligencia contractual es el de 15 años y el de algunos tipos delictivos tienen plazos prescriptivos de 10, 15 o 20 años. En cuanto al contenido, deberán figurar cuantos datos se consideren oportunos para poder facilitar un conocimiento veraz y actualizado de la salud del paciente. Se prevé el libre acceso del paciente a la historia clínica, aunque tal derecho se refiere tan solo a la obtención de copia de la información y datos que figuran en ella, no pudiendo obtener los elementos de diagnosis originales que hayan podido unir a la historia (resonancias, radiografías, moldes de escayola, etc.). Además se preserva el derecho del medico a negar al paciente la información sobre las anotaciones subjetivas contenidas en el mismo. Tampoco tendrá acceso el paciente a los datos de terceras personas que figuren en la historia y que en beneficio de su salud se hayan incorporado a la historia. La Ley también regula el informe de Alta en el que deberá constar necesariamente los datos del paciente, un resumen de su historial clínico, la actividad asistencial prestada, el diagnostico y las recomendaciones terapéuticas, y el derecho del paciente a la obtención de un certificado médico relativo al estado de su salud en cada momento. Odontología Legal y Forense Autor: Aurelio Luna Maldonado y Manuela Laborda Reboiro ACTOS PUNIBLES Introducción El origen de la práctica médica en general y en este caso de la odontológica, está en la motivación (necesidad) del ser humano para buscar y solicitar un servicio profesional. Entre las motivaciones-necesidades más frecuentes de los futuros pacientes se encuentra en primer término el dolor, o la molestia crónica, la falta o disminución de alguna función, urgencias traumáticas, estética, solicitar una segunda opinión, reparar una iatrogenia, un tratamiento anterior no cumplido o el estatus laboral y/o social, etc. Teniendo en cuenta que existe una motivación principal aunada a otras como sería la económica, presión familiar o social, etc. existe una mezcla de razones y sentimientos en la que habrá una preponderante pero no única. La búsqueda del cómo, cuándo, quién, dónde, cuánto para resolver o satisfacer dicha motivación-necesidad deviene en una expectativa. El binomio motivación – expectativa es el referidor original de los pacientes a nuestra consulta. Cuando el paciente se presenta ante nosotros trae consigo un cúmulo de motivaciones (una principal) y expectativas que desea sean satisfechas o resueltas. Aquí es donde nuestra habilidad debe imponerse para desmenuzar y conocer las motivaciones- expectativas que lo trajeron hasta nosotros. La información y la explicación se impone para tener bien claro los riesgos previstos y los no previstos, ya que podrán dar como consecuencia complicaciones previstas y no previstas respectivamente. Odontología Legal y Forense Autor: Aurelio Luna Maldonado y Manuela Laborda Reboiro Esta previa información nos evitará caer en falsas expectativas o expectativas insatisfechas que es el origen de la mayoría de las controversias. En este punto se impone como premisas dos vertientes: 1. Conocer nuestros límites y capacidades, el nivel de nuestros conocimientos, artes y habilidades, no dudar en preguntar, asesorarse, solicitar una interconsulta o las que sean necesarias, o referir antes de dar cualquier diagnóstico dudoso, o cualquier tratamiento que esté fuera de nuestros alcances. 2. Tenemos la obligación y la necesidad de ampliar nuestros límites a base de capacitación constante y ordenada, como parte preponderante de nuestra vida y actividad profesional. “Si piensas que el costo de la educación es caro, compáralo con el costo de la ignorancia”. Delitos y faltas cometidos por el dentista • Delitos privados, semi-privados y públicos Para analizar los posibles delitos que un dentista puede cometer, es importante aludir a una distinción entre delitos Privados, Semi–privados y Públicos. En los delitos privados, es importante que se persigan a instancia de la parte perjudicada, y el perdón del ofendido con anterioridad a la Sentencia, extinguirá la responsabilidad penal. En los semi-privados, es necesaria la denuncia de los mismos y el Ministerio Fiscal que ejercerá la acusación Pública los perseguirá una vez tenga conocimientos de ellos. En este caso el perdón del ofendido no extinguirá la responsabilidad penal. En los delitos públicos, la figura de la acusación particular no suele ser necesaria, aunque en ocasiones puede ser indispensable ya que se hace necesario para el agraviado que sus intereses se vean respaldados. Respecto a las faltas, serán consideradas como infracciones semiprivadas, ya que el Código Penal, hace necesaria la concurrencia del ofendido lo que implica la preceptividad de la denuncia y ejercicios de Odontología Legal y Forense Autor: Aurelio Luna Maldonado y Manuela Laborda Reboiro acciones de forma activa por el perjudicado para que se siga una acción penal de este tipo. • Dolo e Imprudencia Analizaremos también por separado las conductas imprudentes de las dolorosas, significando estas últimas como acciones en las que existe voluntad y conciencia de ejecutar el hecho mientras que la figura de imprudencia, de la cual ya hemos hablado con anterioridad, está reservada a castigar aquella lesión del deber objetivo de cuidado que todos debemos respetar, será considerada una infracción de menor entidad, pero siempre ajena a la conducta dolosa. El actual Código Penal, indica que la imprudencia y su resultado están expresamente tipificados como tales en el texto punitivo tal y viene establecido en el artículo 12 del CP. 3. Imprudencia de los profesionales sanitarios en general Los delitos imprudentes requieren para su consumación un resultado concreto, es decir, el mero riesgo no puede suponer la comisión de una infracción penal e imprudente. Los tribunales han acotado el alcance de la infracción penal señalando una serie de elementos comunes que han de concurrir en la conducta del facultativo para que se estime la existencia de imprudencia profesional, independientemente del resultado dañoso que aquella haya producido. Será necesario analizar con detenimiento si concurren en el acto médico en cuestión las siguientes circunstancias: • Una acción u omisión voluntaria no intencionada. • Una actuación negligente o reprochable por falta de previsión que constituye el factor psicológico o subjetivo. Odontología Legal y Forense Autor: Aurelio Luna Maldonado y Manuela Laborda Reboiro • Que haya una infracción del deber objetivo de cuidado, que constituye el factor externo y que suponga junto con el anterior requisito un olvido total y absoluto de las más elementales normas de previsión y cuidado. • Que se origine un daño, que suponga una alteración de la situación preexistente, y que fuera evitable, de manera que haya relación de causalidad entre el proceder descuidado o negligente y el resultado producido. • Que la conducta haya sido directamente realizada por una o varias personas físicas, siendo atribuible e individualizable la exigencia de responsabilidad a una o varias personas concretas. 4. La interpretación de los Tribunales De todo lo expuesto se deduce que es preciso el conjunto de los requisitos que la jurisprudencia del Tribunal Supremo considera necesarios que concurra para que sea calificada de imprudente la actuación del dentista. Es posible que al ser una ciencia inexacta en la que intervienen elementos extraños difícilmente previsibles, puedan producirse errores de diagnóstico o de cualquier otra naturaleza, que no son tipificables como infracción penal, salvo que por su entidad y dimensiones sean de una naturaleza extraordinaria o excepcional. Así pues, las responsabilidades sanitarias procederán cuando en el tratamiento efectuado al paciente se incida en conductas descuidadas, como falta de adopción de medias de generalizado uso o ausencia de pruebas, investigaciones o verificaciones precisas como imprescindibles para seguir el curso del estado del paciente. Odontología Legal y Forense Autor: Aurelio Luna Maldonado y Manuela Laborda Reboiro El reproche de culpabilidad no deviene de una posible actuación por error sino por dejación, abandono, negligencia y el descuido en la atención que el paciente requiere. 5. Diversos supuestos riesgos de la praxis odontológica más comunes Las actuaciones penales contra odontólogos no son muy abundantes, contrariamente a lo que ocurre con otros especialistas como cirujanos o anestesistas debido a la dificultad de encontrarnos con un fallecimiento en la consulta dental. La mayoría de las reclamaciones formuladas contra los odontólogos, son debidas a no obtener el resultado deseado, daño que no viene contemplado en la jurisdicción penal. En definitiva podríamos decir que la denuncia contra un dentista por vía penal, suele finalizar con una resolución que suele no llegar a juicio, determinando ausencia de responsabilidad penal. a. Anestesia El odontólogo debe actuar con precaución al suministrar “anestesia” a un paciente. El profesional debe ser muy cauteloso al intentar aplicar algún anestésico, pues más allá de las declaraciones del propio paciente que dice no ser alérgico a alguno de ellos, aquél debe suministrarlo conociendo previamente las eventuales consecuencias que el mismo puede acarrear para el atendido, máxime cuando se trata de personas que por sus características puedan ser un grupo de riesgo. Odontología Legal y Forense Autor: Aurelio Luna Maldonado y Manuela Laborda Reboiro Es decir que el odontólogo debe llevar a cabo aquellos actos de rutina en su ciencia a fin de prevenir cualquier tipo de complicación por la aplicación de anestésicos a sus pacientes. b. Daño derivado de la colocación de prótesis dental Resulta obvio que ante la colocación defectuosa de prótesis dentales el odontólogo debe responder, pues se enfrenta a un incumplimiento de su deber prestacional. Lo mismo si de la colocación de la prótesis dental surgen daños. c. Daño causado en la cavidad bucal Para atender deficiencias que se presentan en la cavidad bucal, en muchas ocasiones el dentista debe introducir objetos que pueden llegar a quedar alojados de forma temporal o permanente en la cavidad, por ejemplo un perno que perfora y/o fractura la raíz. d. Daño ocasionado por las cosas que empleamos. El dentista deberá responder por los daños que provienen de todas las cosas que emplea para la prestación de su servicio profesional, como puede ser el sillón, hasta el relacionado inmediatamente con el servicio ofrecido. Cabe entonces a su cargo un deber de seguridad global por las instalaciones en donde presta su labor. Por ejemplo, un paciente se pilló el dedo anular izquierdo a la altura de la segunda falange y se lo seccionó en el sillón odontológico en el cual estaba siendo atendido. Odontología Legal y Forense Autor: Aurelio Luna Maldonado y Manuela Laborda Reboiro e. Daño producido por contagio de enfermedades En cuanto a los perjuicios provocados en la actividad odontológica por contagio de enfermedades, se hace necesario afirmar que resultan aplicables al supuesto las reglas generales de responsabilidad médica que presenta esta hipótesis. A continuación exponemos una sentencia que analiza el derecho de la conducta de los profesionales en sede jurisdiccional penal. “En los primeros días del mes de diciembre de 1993 María acudió a la consulta del Dr. Oscar, donde Silvia le efectuó una endodoncia de la pieza dentaria 35 que le sobreobturó con pasta endomethasone. Días después de ser practicada la intervención María sintió que tenía dormida la parte izquierda del labio inferior por lo que acudió a la consulta del Dr. Óscar donde se le dijo que dejara pasar unos días. A principios del mes de enero de 1994 como aún persistía el adormecimiento se le puso un empaste definitivo y se le recetó unos medicamentos, aconsejándole que se diera masajes en la zona dormida “. 1) “ El Dr. Óscar con título de odontólogo de la República Argentina, homologado por el Ministerio de Educación y Ciencia Español, se encuentra inscrito en el Ilustre Colegio Oficial de Odontólogos y Estomatólogos de la IV Región desde el 8 de noviembre de 1991, con el número 5. Silvia ,con título de odontólogo de la República Argentina, homologado el 6 de marzo de 1990 por el Ministerio de Educación y Ciencia Español inscrita en el Ilustre Colegio Oficial de Odontólogos y Estomatólogos de la IV Región desde el 21 de febrero de 1995, con el número 1457”. 2) “María padece en la actualidad una hipoestesia en la mitad izquierda del labio inferior derivada de una lesión en el nervio dentario inferior.” Para el Tribunal, no existe la concurrencia del delito imprudente imputado pues “si bien es cierto que el Médico Forense afecto al Juzgado contempla en su informe como posibles mecanismos del daño objetivado tanto la lesión directa del nervio dental inferior por acción de la aguja Odontología Legal y Forense Autor: Aurelio Luna Maldonado y Manuela Laborda Reboiro empleada en la administración del anestésico, como la posible comprensión del nervio por la sustancia empleada en la obturación, sin que este último supuesto explícitamente se enlace o atribuya el efecto previo a un exceso en la cantidad de pasta aplicada en los canales dentarios, tampoco en el dictamen se silencia o elude el hallazgo de material radiopaco en exceso en la zona intervenida evidenciado en las radiografías obtenidas y, desde luego, en ningún caso el perito forense especifica ni sugiere que la eventual presión sobre el nervio obedezca a una defectuosa “ubicación” del material aplicado, exponente de una mala o inadecuada práctica odontológica, cual gratuitamente se sostiene en el recurso, sino que una vez expuestas las posibles hipótesis generadoras de la lesión nerviosa determinante de la pérdida o disminución de sensibilidad – hipoestesia - apreciada en la mitad del labio inferior de la paciente y asbteniéndose de toda inlcinación entre ambas, concluye que la meritada lesión puede considerarse una complicación de tratamiento odontológico efectuado, de modo que las reservas y disquisiciones de la parte, amen su dudosa justificación, carecen en todo caso de la relevancia y particular significado disuasorio esgrimido”. Añade asimismo la sentencia como argumento para la desestimación de las pretensiones de la acusación particular que “ningún reproche puede merecer el pronunciamiento absolutorio emitido por el Juzgador, pues según constante y reiterada doctrina jurisprudencial la imprudencia médica nace cuando el tratamiento médico o quirúrgico incide en comportamientos de abandono y de omisión del cuidado exigible- atendidas las circunstancias de lugar, tiempo y naturaleza de la lesión o enfermedad- que olvidando la lex artis, conduzca a resultados lesivos para la persona, exigiéndose para su punición los requisitos clásicos propios de la imprudencia en general, cuales son una acción u omisión culposa o negligente, así como la constatación de una realidad dañosa, causalmente atribuible a dicho comportamiento imprudente, de forma que, cual certeramente se razona en el fallo combatido, no basta que el quebranto corporal producido aparezca vinculado etiológica o materialmente a la intervención facultativa de que se trate, sino que se requiere un elemento intencional o culposo en el sujeto activo y es visto que el supuesto de autos no se ofrecen méritos para su apreciación, y ello no sólo por el Odontología Legal y Forense Autor: Aurelio Luna Maldonado y Manuela Laborda Reboiro desconocimiento del concreto mecanismo que haya efectivamente ocasionado el daño nervioso objetivado en autos, con la imposibilidad subsiguiente de residenciar la causa física e inmediata de la lesión nerviosa en el contacto directo de la aguja empleada en la inoculación anestesia previa a la intervención, en la presión misma del material empleado en la obturación de la terminación nerviosa afectada, sino además y esencialmente porque el informe médico- forense baraja ambas hipótesis valorando en definitiva la lesión del nervio dentario inferior como una complicación de la técnica empleada, lo que conjugado con la información dispensada por el Dr. F.G. que asistiera a la damnificada con posterioridad al suceso, comprobando que “al practicar la endodoncia había habido un exceso de relleno de pasta” lo que califica de “accidente normal” en tales intervenciones, lejos de avalar la tesis incriminatoria postulada en el recurso, impide a todas luces apreciar como detonante de lo acontecido una actuación incorrecta o defectuosa de la especialista Silvia, conclusión, en fin, que no puede verse enervada por el hecho efectivamente constatado en las actuaciones de que la misma al tiempo de la intervención no hubiere causado alta en el colegio profesional correspondiente, pues dicha circunstancia, actualmente desprovista de relevancia penal, carece, desde luego, del valor indiciario suficiente para tildar de torpe o inexperta su actuación en el caso enjuiciado, justificando el pretendido reproche penal, razones todas que determinan la desestimación del recurso, sin perjuicio de los derechos y acciones que en la vía civil puedan, en su caso, asistir a la interesada en orden al resarcimiento correspondiente, tal y como en primer grado se establece”. Odontología Legal y Forense Autor: Aurelio Luna Maldonado y Manuela Laborda Reboiro BIBLIOGRAFÍA: • Pérez F, Yzquierdo M, Zarza D, Rodríguez O, Reñones R, Montull J. Jurisprudencia médica. Madrid: CGM Servicios Empresariales, S.L; 1996: 27 – 66. • Bascones A, De Lorenzo R. El consentimiento informado en odontoestomatología. Madrid: Editores médicos, S.A; 1996. • Mora JM. Dentistas y otras profesiones relacionadas: aspectos jurídicos. Madrid: Fundación dental española. 2007. • Martinez JM, De Lorenzo R. Los médicos y el nuevo código penal. Madrid: Editores Médicos S.A. • Mallardi V. The origin of informed consent. Acta Otorhinolaryngol Ital. 2005 Oct;25(5):312-27. • Otero J, Otero I. Consentimiento informado en odontología: procedimiento anestesia local. Odontología Ejercicio Profesional. Abril 2003. Disponible en: http://www.odontomarketing.com/art84abr2003.htm • GARBIN, C. A. S, GONCALVES, P. E y GARBIN, A. J. I. 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