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L
REVISTA
QUINCENAL!
PHECIñDOS, 46. MADRID
nÚMo
1.54 2
50 eéntimos.
20
DE
OCTUBRE
DE
1920
E d i c i ó n e s p e c i a l d e üA MODA EüEGANTE
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P R E C I A D O S , 46,
MADRID
Nüra. 1.542.
TRADE5 DE SASTRE
1 y 2. Traje de terciopelo de lana guarnecido de piel. La chaqueta
larga de este elegante modelo sentará bien a las señoras de cierta
edad. Puede confeccionarse, y resultará, de muy lindo efecto, con terciopelo de lana color corteza o cabeza de negro, adornado con nutria.
Tela necesaria: 5 m. de 1,30 m. de ancho.
3. Traje sastre de lana de Escocia, color castaño; en la chaqueta,
pliegues, pespuntes y botones de nácar. La novedad de este traje consiste en el corte que lleva el faldón de la chaqueta, dejando al descubierto los pliegues iciuüd.'s de la falda.
4. Traje sastre de vicuña de Escocia. Chaqueta bordeada con trencilla de seda. La levita larga de este traje puede servir de abrigo.
LA U L T I M A
SUMARIO
TicxTO.—Jícvlsla de modas, por V, do Castelüdo.—De todo un
poco, por Iii Condesa de Liria.
En la cubierta.—Medicina o lilRleno (continuación), tírminos míis usuales.
liKAisAuos.—l'ilg. 1: Cuatro trajes sastre.—l'ág. 2 : Trajo de
(icspo.'m.da.—í'fiH, S: Trajea para mucliaeliitas.—Pfiga. 4
y ñ: 1. Trajo do duvotina.—2, H, 5, 7, S y 10. Trajes de
lafetfln. — 4 y l.S. I'rajos sastre. — (i. Traje de día y
noclio.-- 0. Traje de casa.—11. Paleto de duvetJna.^12.
Traje do seda.—14. Traje do tarde.—P&g. 6: Trajes elefrantoH do sport.—Pi'ig. 7 : Trajes sastre fantasía.
Un la culinría.—Ulantel para mesa do comer y dibujo a
(amaño de ojccuci6n.—Cuadro do malla.—Blomljo pequeño
liedlo do madera y dibujo para bordar los mantoIitoB.—
-ilmoliadón y adorno para el mismo.—ffintredoses de malla.
Revis
íe maoclas.
MAS TELAS NUEVAS
La oJa de la baja no ba alcanzado a Jos stocks
de l:ojidüs, y dudo que se pueda contar para el
año pi-óxiiru) con uiia .seria di,sininución de pret"io«. Tal vez los in(enuodiai-iü«, vtiempre numerosos, influyen también en el mantenimiiento de
loa i^recioí) actúale».
Heebas e.staíi i'cseivas, oa diré que he quedatlo
encantada por el aspecto da los lejidoa nuevos,
por SiUH colore*, por su mullido, por su blandura, y mé propongo deiscribírosilos lo mejor que
sepa, ])ara que fonuéis de ellois una idea exacta.
La mayor [)arte de ellos son derivados del terciopelo áv. lana o d(! la jerga mouflon, teniendo
do elhiH los reflejüM aterciopelados, el aspecto
un ¡K)co boiTDso y ilo.s colores fo-iancoa y con frecuncia briliantey; jicro estos coiloi-ea están asociados de una manera impTevi^-ita. Ved, por
ejemplo, un magnífico terciopelo de lana, de fondo nc,'.r)-(i, di'iioiiiinado matrah. YMA alegrado
|.(ir r;iy;i!; VÍV;IK, agriipadais do este modo: siere
(íletcs, d(i dos milímetros i«róximamente cada
uno, están se¡)arado9 ¡lor rayas negras de la misma anchura, y foniiian una ancha franja pekinada; má.s lejo-s, un filete aislado, del] mi«nio color
(pie lof del grupo, aparoca entre dos anchas rayas negras. Este terciopelo de lana, siempre con
fondo negro, existe 'Con i-ayas de divei-sos coloi-av, (lue h' a.lcgi-aii con MUS matices vivos: ladrillo, amarillo, viíide jade, verde eés^K-id, azul pavo
real y blanco. Confieso mis preferencias por el
matrah rayado e-n blancio, o por el que lo esitá en
amarillo oi*o.
Ved ahora otro tejido nuevo, el Thihétam, un
hermoso lienzo de lana, curio.^anientc tejido en
esterilla, (jna dieen que eiS' la primera lela tejida
en Santa María de Has Minas, por franceses. Se
la fabrica con lanas de Escocia, finas, muletolüMlas, ligeras, y, ma embargo, de abrigo. Estos
liCTizoiS de lana, en ,los que un tejido especial,
adamascado eneierto modo, dibuja grandes cuadros negros y heige, tienen como complemento
teláis lisas liaciendo juego, una de ellas hcige,
deil tono claro de IOH cuaidTos; otra negra, y otra,
la tercera, raezcifa del l)eig6 y el negro, como el
cuiadro intermedio, en que m icnizan el ieigc y
el negro de4 tablero. Podéis imaginar si, con la
ayuda de estas cuairo telas que armonizan tan
bonitamente, podrá un hAbil modisto combinar
adoTnio» y caaamientos de telas, variados hasta
lo infinito. A ahitos cuadros beige, aunque son
de una veixladera originalidad, prefiero yo los
cuadros Idancois y negros, siempre en el Thibétoine, aeompañados da telas Oisais, negro, blanco
puro (un blanco do nieve, miks blanco que el de
la ropa blanca) y gris, o bilamco y negro mezclados. El precio de estáis telas es de 80 francos el
metro, de 1.40 metros de ancho.
La civelaino parece ser próxim.-i pariente del
matraJh, que poco más arriba os he descrito, porque es también una tela boiTosa. earcada; pero
su reverso, tejido como la tricotina o como ciertas telas d» ívinutilloH, es comidetamento diferente. Las rayas de colores, do anchuras desiguales, que se agrupan sobro el fondo, más bien
obsicuTO, son: la primera, de dos milímeti-os de
ancho; la segunda, dio cuiati'o; la t^ercera, da seis,
y despué.s invei-samente, la cuarta de cuatro y
Oa quinta de do«, en eseala dosceníJente. Eatas
MODA
rayas tienen canutillos lisios, de través, como jidos como una jerga un poco borrosa, y tienen
los de la popelino de ante-s. Se destacan, en hue- mucha blandura, ütroa escoceses aon de tercioco, sobre el terciopelo do lana obscuro. Lie visto pelo de lana cuadriculado, y así la naturaleza
rayas verde jade sobre fondos negro o azul obs- de la tela como las lanas empleadas en el tecuro, rayas yesca siobre vei-de ob.scuro, y en e<l jido, les dan reflejos bidllantes y ricos. Con freespesor borroso de la tela obscura, las rayUas cuencia son 'ampliamente rayados en cuadros
de color franco hacían el efecto de una estrecha con rayas negras o grises de un centímetro de
anchura, sobre fondos rosa, naranja, limón, rojo,
cinta incrustada.
Los tejidos en blanco y negro tienen s.iempre ladrillo o pavo real. Estos tejidos son completamucho éxito. Os señalo el Novellus, euyos di- mente distintos de los escoce&es rayados que anbujos, negros sobre un fondo blanco, me recuer- tes os he descrito y que son mates. Estos pueí'an a las antiguas patas de gallina. Hay cua- den usarse por la .mañana, en otoño o en invierdros, rombos, estrellas, que se destacan regular- no. Aquéllos no lucirán todo su encanto mas que
mente en obscuro sobre ©1 fondo en esterilla por la tardo y a pleno sol. Sus colores sion demablanco. Grandes abrigos y trajes sastre, hechos siado brillantes i>ara la luz gris de los días de
con esta tela, tendrán un verdadero sello de ele- invierno parisienses. La mayor parto de las tegancia y de novedad. Pero no sie deben, verdade- láis son vellosas o borrosas. Las hay que son esramente, us'ar estas telas de invierno mas que en carchadas, como las antiguas nevadas, y casi toel mediodía. Son demasiado claros para las nie- das se reducen a dos tipos: el terciopelo de lana
y la jerga mouflon.
blas de París, y sa liarían notar muy pronto.
Del mismo establecimiento de Santa alaría de
Los ascoceses son numei-osos: uno», clásicos;
otros, renovados por una nota clara, que consis- las Minas, antes nombrado, es un tejido denomite en un gran cuadro heígc o gris ceniza, que se nado la Trcss-laine, grue-sa esterilla mezclada,
combina agradablemente con el azul y con el para abrigos, que se fabrica en gris, en parlo y
verde obscuro, cuyo aspeeto conocéis. Están te- en ciruela; el Hig tands, tela nevada de Escocia,
de un solo tono o de dibujo escocés, también
para abrigos; la Givraine, natina de rayas de un
tono sobre otro, de un aspecto discreto, para trajes sastre o para abrigos; el Oiu^alien, <]ue, con
s-us uadros de un tono sobre otro de la misma
gama, es de idéntica calidad y distinción que
e] anterior; el especialmente denominado Escocés, que es una inwa cheviote, en bonitos tonos
heiges o grises naturales, y el Novellus. esterilla
de euadritos de fantasía, de estrellas) o de rombos negros sobre fondo azul.
Al Indo (li- las telas nevadas y esterillas están
Ip.'i terciopelos de lana, como el matrah, que ya
os exjdiqué; la Agneliiie, que es un terciopelo de
lana, ligero, que se fabrica en liso en los tonos
castor, topo, cobre, azul pavo real y otro.^, y
en euadritos negros sobre fondo del color de la
tela liisia, a la que sirve de adorno; la Veloiiraine, otro terciopelo de lana, de fantasía, que
presenta rectángulos dibujados por dos filetes
de colores diferentes, de los que el uno está
lejido en el sientido de la urdimbre, y el otro en
el de la traraa.
La Girelaine es una especie de jerga mouflonnc,
aterciopelada, con el reverso tejido como gabardina, con estrechas rayitas de color vivo sobre
un foiulo obscuro. El efecto que produce és discreto, porque las rayas son JÍOCO visibles.
Todas estas bonitas telas- nuevas, y otras, no
tienen más que un defecto, y es que la ola de
la baja de precios no ha llegado a ellas, y hay
que pagarlas ¡de 60 a SO francos el metro!
Al nombraros y describiros telas nuevas, no
he de oniifir la tan curiosa y tan bonita a la
que se ha bautizado con el nombre de Agnella.
sin duda, porque está hecha con las más hermof-as lanas de los corderos de Escocia, a las que
se conserva su co-lor natural, que es un pardo
claro, casi rubio; un gri.si fino y suave, o eise
blanco un poco crema que es especial y caracteríislico de esa lana. La tela es un jersey ensortijado, grueso, mullido y, sin embargo, ligero como una pluma. Segíín está tejido en sortijillas más o meno.^ gruesas, la tela tiene el
aspecto de una ratina o de un astracán. Se le
dan mil empleos: forros de abrigos, blusas confortable!, adornos con frecuencia sobre bordados con sedas de colores, y echarpes. Se hacen
también sombreros tendidos, bordados, haciendo juego con el adorno del va=ttldo. Es verdaderamente una filtiraa novedad. Combinada con
una tela lisa, como terciopelo de algodón, vicuña o jei'ga, esta agnella compone vestidos de
invierno encantadores, en que la agnella hace de
casaea y la tela lisa de falda. Este tejido nuevo
Ctsitá muy indicado para chalecos, que acentlían
lo confortable en los "sastres" de otoño, al mismo tiempo que- su elegancia.
Traje de desposada, hecho con charmeuse marftl;
i'alda ligeramente drapeada en las caderas; guarnición de azahar. La toca do encaje con gran caída es la
característica de este traje, en el que el velo de desposada está sujeto a la altura de la cabeza, a diferencia de los demás modelos de boda.
V . DE C.ÍSTBLFIDO.
Parla, 10 de Octubre de 1020.
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LA U L T I M A
MODA
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Para mü-
•
chachitas.
1. F a l d a de p u n t o
seda color
castaño;
chaqueta del misn)o
p u n t o r a y a d a en azul
y Illanco.
2. A¡)rip,() de paño
r/,\;¡ luai'inn, cuello y
puños de ¡•aso ciré.
3. Capa de duvetina color Burd os con
euello g r a n d e , bordeado de terciopelo negro o raso ciré.
'I. F a l d a do seda
:•. o I o y (Mshiño, con
cari eras a, la a l t u r a
de las caderas, color
lieige; blusón do p u n to de seda con cu lio
y puños iguales a las
c a r t e r a s de la falda.
5. F a l d a de
color coniza con
volante plisado.
són de punto de
con bordados en
111 tálico,
fi.
'•t
•
*
paño
gran
Bluseda
liilo
Abrijío s a s i r e de
cri-rl-i-iiiil
Itr'idf.
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LA U L T I M A
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LA U L T I M A
MODA
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1. Trajo do duvetina, guarnecido con un 1'^;,;
bordado tono sobre tono. Este invierno serán mU'",
los trajes que se hagan con duvetina. El del m"
resultara muy bonito en duvetina castor o avoH'
guarnecido con un bordado del mismo color, al ,
alegrarán varios hilillos de oro. Para señoras d ? <;:
ta edad el traje será muy práctico en seda fleXi ^
n'gra, o en crespón de China, bordado en cuentas,
azabache. Cuello forrado de crespón Georgette, bla'';
Tela ncceaaria: 4.50 m. do duvetina de 1 m. d^f
cho. 1 m. de lienzo de seda para la parte superior'
fondo d2 la falda.
i
2. Traje de noche, de tafetán, de encaje o de .
bordado: La túnica, de tafetán, casi tan larga C,
la falda, p ro mucho más amplia, se abre sobre'
delantal estrecho de encaje o de tul bordado ig"',
la parte baja del vestido interior. Este, según el ;
caje que se emplee, es d^ muselina de seda o de '
en los que se incrusta el encaje del delantal y el :j,
forma el bajo del vestido; deben armonizar los c<
res de estas telas ligeras.
Falda y túnica están sujetas en la parte infe''
de- un pequeño cuerpo d • l'orro, escotado y sin ma'j
gas, que cierra delante. El cuerpo, que está tomad;
de ciertos modelos del Segundo Imperio, se adorn-'
con botoncitos de la misma tela; ruclie.i de cinta "''
tafetán o de faya, plisados en pliegues redondo"'
guarnecen todo el traje.
Tela ncc.cnarui: 3,80 m. de tafetán de 1 m. de anch'í,
dos piezas y media de cinta núm. 9; 1 m, de oncaJ"
de O,DO m. de ancho; 2 m. de tul.
3. Traje elegante Ai tafetán bordado. Dos voia"í
tes festoneados se colocan a los lados del vestido i''[
terior, que termina tambión formando dientes; ést"''
se bordan con seda floja o se bordean con un bie^'
bucles dibujados a punto de cadeneta realzan el de'',
tadn do la tela; el cuerpo kimono está ligerame''''
fruncido al borde del escote; un bies pu'sto por eP;
cima sujeta los frunces.
Tela necesaria: 6 m. de 1 m. d ) ancho.
4. Traje sastre fantasía Falda y paleto de gab»'^"
dina bordado rumano do algodón encarnado; bli'^
íXSeS{?í3CSÍXX«S»^X»?l»í3<»i^^
í3C3S%%%X'C«%JtJí3í5C5CXJÍJ«X.V«C^^
de crespón de algodón encarnado, bordeada con un
'igero bordado negro; pequeño cinturón de cuero,
harnizado, negro. Gorra de duvetina encarnada o
, negra.
5. Traje do tafetán, guarnecido con plisados de organdí o plisados do tafetán. El modelo puede hacerse", indistintamente, con tafetán negro, marino, ciruela, malva, azul Nothier, pero resultará más práctico
y elegante en tafetán obscuro. En resumen; se trata
de un traje-camisa muy sencillo, amplificado por dos
dolantes cc-rtados -sn dientes agudos, como el bajo de
'a falda;, los dientes están adornados con un borde de
tafetán; los volantes, do esta tela, o bien de organdí
hlauco. El vestido cierra bajo el plisado izquierdo; se
abre la tela en este sitio hasta unos 15 centímetros
iiás abajo del talle, y la abertura que se encuentra,
bordeada en un lado con una cinta y en el otro prolongada por una tira, sirve para preparar un cierre
invisible por medio de botones automáticos; el prinier volaTite está sobrepu'.sto bajo el cinturón; el seSundo debe cruzar bastante bajo el primero, debido
al hueco d ; los dientes.
\7> necesaria: 4,50 m. de tafetán, sin los volantes;
m. de ancho para los plisados de 6 cen%'^^- dede1 alto.
"^"•'tros
6. Traje de día y noche. De leasha blanco, bórdaa° fn azul y amaril lo de China; borlas y cinturón
to ', '''•'ijc de tal'etán escocés blanco y malva, abiergg '^obre un vestido interior de raso negro; su falda
l^jj adorna del siguiente modo: los cuatro paños al
foi? "^"^"^ '"^ forman f-stán deshilachados a cada lado,
t)(jj^° lleco, lo que evita toda pestaña, dejando iu.->
'íes de la seda completamente flexibles.
o
11^'. Traje d? tafetán escocés blanco y azufre, guar(jg 'do con tul negro. Para este modelo un fondo
cjj^,'^''os no es conveniente; fruncidos sobre una
Bof^.''"^ '"s volantes que cubren la falda, ofrecen
log ^' iwismoíi bastante relieve; el ribete de tul que
'^doi-na da al tatolán una apariencia menos dura.
(CimUnúa en la piuj^ina nií/uicnU:.)
'^''''''«SSSSJtXJKJíXS^Í%%%%XX%%%^%%X
MODA
LA U L T I M A
MODA
• VWVWVi*-^tt V*'*'t'tt tt-VWi V^Vl-W V»'i'tVWVWVVVWW\^VW»V» W V ^ V V V * W W » W W W * W V W » VVVVVVVVVVV\V«VVVVV\VVV«VVVV%VV^VVVVV%VVV«VVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVV#
i1 TRAJES
DE, SPORT
1. Traje de amazona p;u"i jovenclta. En paño
beig ; un chaleco con cuello, en piqué o lienzo
blanco. Sombrero de lleltro con cinta oscura de
un tono adecuado al de la estrecha corbatita de
seda.
2. Traje de amazona en género inglés. Falda
muy amplia en forma de capa.
3. Traje para caza "u lana beige con cuadros
azules oscuros; forrado en lana taml)ién azul de
esta misma con los puños y la vuelta del cuello.
4. Sencillo trajecito de tennis. El cuerpo en
tricot de seda blanco combinado con la misma
lela de un tono anaranjado. Falda en jerga blanca plisada a treclios. El cínturón y el sombrero
de un tono azul rey.
.5. Traj;í de caza en gruesa pana verde oscuro,
cinturón y botas de cuero oscuro. Boina en terciopelo negro.
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9. De casa: crespón do China blanco, liso, para
la falda; bordado de ciientecilas de azabache en el
cueipo; cinta de terciopelo jade como cinturón.
vestido una tela que no tenga revés, pues la disposición de las conchas muestra el tejido por las dos
caras. Si la tela de que se dispone tiene un revés
marcado, es necesario forrar la conchas con una tela
10. Traje do taretáii, adornado con pannemi:r pli- ligera de igual color o reemplazarlas con paños plisados y rosáceas bordadas. Los paiineaux plisados, on- sados a pliegues finos o paños gotrados.
dulantes a cada lado de la falda, rejuvenecerán un
Tola necesaria: 4,50 m. de 1 m. de ancho; 1,50 m.
vestido antiguo liso; pueden hacerse movibles monde cinta de terciopelo labrado de 12 centímetros de
tados en uua cinta y sujetos por botones automáticos m la parle superi'or de la falda, bajo el dra- ancho.
peado del cu rpo. Para bordar las rosAceas, ejecutadas con puntos resbalados, deb > trazarse el dibujo
13. Traje sastre, de terciopelo do algodón o de duen un papel de seda, que se pega en el sitio necevetina.
sario; tender la tela sobre un bastidor, bordar a
Este elegante modelo permite utilizar las tiras
puntos resbalados con la seda floja,'' apretando algo
pequeñas de piel y puede perfeccionarse con terciolos puntos; cerrar el cuerpo detrás o delante bajo
plo de algodón o tercioplo de lana, duvetina o viel drapeado.
cuña, color corteza, bordeado de skungs o petit-tjrií
teñido y lustrado.Tela necesaria: 7,50 m. de 1 m. de ancho.
Tela necesaria: 9 a 10 m. de 70 otn. de ancho o
11. Paleto de duvetina roja, sobre un vestido de
6,50 m. de 3,10 de anclu).
sarga azul, con falda plisada. Gran sombrero do cinta
encerada, negra.
14. Traje de tarde, en raso violina. I'tiedc copiarse este elegante y sencillo modelo en charmcuse, ter12. Traje de seda flexible, adornada con aplica- ciopelo flexible o sarga flna. Las faldas plisadas, taii
ciones de cintas de terciopelo labrado. Conviene coren boga aot;ualmente, se hacen con plieguecitos extar las aplicaciones en una cinta ancha, de fantendidos o sencillamente estampados, con lo cual se
tasía, que siempre resulta mf^nos cara que la tela.
economiza bastante tela, empl ando para su conUno o dos puntos de cadeneta sujetan y rodean el
íección tejidos de poco espesor, que se prestan a
dente, que es preciso hilvanar con el mayor cuida(sta forma de plegado, terciopelo muselina, seda gado; otro punto sigue los contornos d i la aplicación
bardina o sarga lina; se completan frecuentemente
fi 5 ó 6 milímetros de distancia. En las mangas, el
con cuTPOS planos de talle largo, casi rectos, aboadorno está realzado con 3 ó 4 puntos de cadeneta,
tonados en el delantero; el cuello y los adornos de
hechos a poca distancia unos de otros. Las conchas de piel.
los costados do la falda so consiguen por medio de
largos triángulos de tela. Debe elegirse para este
Tela necesaria: 5 a 6 m. de 1 m. de ancho.
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LA U L T I M A
MODA
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TRAJES SASTRE FANTASÍA
IMr
1
¿Jí
'I
1. Duvetina color avellana, con bordados en cordones
de seda del mismo color.
2. Terciopelo de lana color marrón, con bordados en
lana negra y adornos en felpa de seda del mismo color.
3. Traje de gabardina azul marino, con pechero de
organdí blanco y aldeta pegada a máquina.
y
'Ooooo
4. En .¡íabanlina verde laurel, con pespuntes formando rscocés en seda negra y gris.
5. En gabardina briiir. de la misma tela van forrados los botones y hechos los bieses. Cinturón de cuero
con anilla de acero.
<í«í><^í><í'<5><í>^^í><S>^~í^í^$^S^S><$«$>^~S^^
<S>^x$>^xí>«'^>4>^
LA Ú L T I M A
MODA
y los i)itillos que sacaba de mi iiitillera no me la necesidad "de esa alarma ¡irecipitada, ni esa
jiarocían tener igual sabor que afpiellos que en- necesidad de ir a preguntar por qué llora, cuancontraba junto al fuego do l;i cliimenea... ¡Creen do se está seguro, además, de que no ha de conustedes, las mujeres, que el hombrees ingrato por testar.
—Nada, jui general, n a d a ; que Isabel os. un naturaleza; que no salie apreciar ciertas coisas...!
—Insisto en lo que le decía a usted antes, geángel, y el que es un demonio es usted.
¡ Qué poco eouoceu el corazón del hoanbre! Crea neral : los celos suyos han sido la causa de todo.
—Todo lo que usted quiera, y líbreme Dios usted, marquesa, que podremos ser poco expre—Y antes de nacer mi hijo, ¿ cuál fué la causa ?
contrariarla, ini ([uerida marque^sa; pero lo que sivos en agradecer los detalles, pero ni uno solo
—Los egoísmos de usted, viejo amigo... Ussí lie digo es que «i todos los ángeles STOI así..., pasa inadvertido a los ojos del hombre que ted, que, acostumbrado al mimo de su mujer, no
¡Dios baga que me vaya al iiiíiernü!
de ellos vive, y vive feliz, aun nu'ts, qnizá, que por acertó a comprender que, estando delicada, la
—CáiJese, cállese, que usted, ademá.s de todo, la fuerza del cariño que los dicta.
que necesitaba cuidados y atenciones era ella, y
se va a condenar.
—I'uos si todo esto lo tenía usted--resi)oud-ó en vez do disculpar el que no siguiese todo como
—Pues ella tendrá la culpa, j)üirque yo bien la marqne.'^a tras largo rato de escuchar al gene- antes, se lo haría asted notar, seguramente.
bueno SIH'.
ral con el silencio que sabía lo guslaba—, ¿cómo
•—Perfectamente. Supongamos que tiene us—¿Qué detecto [e exicuentra usted a Isabel?
jíuede usted quejarse de ser el hombre más des- ted razón en esa primera partie... Pasemos a la
—¡Ninguno!, y esto es lo que me exaspera— graciado de la tierra? Porque además ha de sc^nmda. Muere mi pobre hijo, como usted supo,
contestó con ener'gia el general—; porque cuan- agregai', ])ara mayor realce de su cuadro, que de repente, inesperadamente. ¡Nadie sabe, más
do una per.soiia. le hace a uno la vida in.sopoi'ta- Isabel era, cuando se casó, heiinosa como el sol. (pie el que lo pasa, lo que es para nn padre la
b'e ¡>or un defecto moral, se tiene el consTielo de
—Era..., era---: que aquel sol ya no calienta. pérdida de un hijo! Yo estaba como loco; ijo
decir es por esto, o por lo otro, o por lo de nnls
—¡ Claro está!—interrumpió la marquesa es(a .^•-abía lo que pasaba en mí, ni lo (pie sentía, ni
alii'i, y la gente le coniiprende a uno y le compa- vez sin poderlo remediar—. ¿Qué quiere nsted, creo que tenía conciencia exacta de la extensión
dece...; pero cuando os un caso co'mo el de mi que los años pasen en balde? Entonces Isabelita dv^ mi amargura. Para colmo de mi desdicha,
mujer, vivo uno las veinticuatro horas del día y tenía diez y siete años: una niña en todo el Isabel s'e puso mala, y la tuve tres me.ses entre
los doce meses de.l año en el mismísimo infierno, esplendor de su belleza. Hoy tiene cincuenta... la vida y la muerte. ¡Figúrese cómo la cuidaría,
y cuando viene uno a dcsaliogarso con la amiga ¿No me ve usted a mí? Yo en nn tiem]K) llamaba .si era lo únieo que me ataba a la tierra ! Pues
de la infancia, esperando que se coinqwnetire. y la atención. Se me miraba al entrar en mi pa'co bien: cuando, al lin, tras horas interminables
que le dé a uno la razón, r&sulta que no tiene del Real como se miraba a la reina. Todo el mun- de ansiedad, entró en franca convalecencia, vi
cosa raejor que decir sino (¡ue Isabel es un ángel do celebraba mi maneí'a de vestir, de hablar, con dolor inmenso que nuestra manera de sentir
y yo un demonio. /, liuy lioiiibi'e más desgraciado ¡haista de sonreír! Han pasado los nños. Hoy no .-•eguía siendo diferente, que nuestra pena no
(¡na yo?
celebra nadie nada mío, y me consumo olvidada nos unía, sino al contrario: mientras yo la bus—Pero, ¡ general do mis pecados!, ¿qué quiere? en un rincón, lo mismo que los objetos pasados de caba a ella para desahogar mi dolor, ella pare¿Quo lo dé loda la razón? ¿Que se la quite a moda, que so lucen y pavonean una temporada y cía liuír de raí para no participarme el suyo,..
Isabel sin oírla? ¿Que exaspere su .cólera de luego se arrinconan toda una vida... ¡Ay! ¡No ¡Cuántas veces he vagado por los jardines púusted? ¡No! Yo soy un jue/- muy justo. Antes de diga usted quo no!... ¡El hombre es un gran in- blicos como un demente! ¡Cuántas vwes be
vuelto a mi casa rendido de andar! Luego, enicondenar IKÍ de oír las dos iiartos. ¡Quién sabe grato !
{lecé a ir al casino; allí encontraba a mis amisi la jiobre I.^íibel no tendrá mayores quejas con—Y la mujer, también, ¡ qué caramba!—resgos, y tenía algún consuelo... ¡Después, supe
tra usted! Porque, en resumidas cuentas, vamos pondió enfuiTuñado el general.
(]no mi mujer me censuraba esto, y mo llamaba
a ver: ¿qué as lo que a usted le molesta de ella?
—También, tiene usted razón, pero menos. La
El general quedósni un instante parado, cual ¡>rueba está bien cerca. Hacía no .sé tos siglos mal padre! ¿Qué me dice usted a esto? ¿Que son
si al mando de una fuerte guarnición quisiera que no venía usted por esta casa, y hoy viene inmbién celos?
replegar bien todas sus fuerzas para mejor afron. nsted, no por el peso de sn conciencia, sino por
—Sí, señor. Pero esta vez, por parte de Isatar el peligro, y, dc.s])iiés!, ])ausadamente, pero el de sus i)reoeupaciones; o sea, no por cariño a bel... Celosa del recuoi'do de sn hijo, y no tecon toda la energía del (pie est;á acostumbrado a la amiga de la infancia, sino por vil egoí.smo... niendo con usted afinidad de sentimiento.s, guarque le escuclicn, respondió:
Siga nsted, siga usited, viejo ingrato, (pie ya pí dó para sí todo sn dolor, segura, en la locura de
—Al princijtio de casaraos éramos completa- veo con mala cara, por haberle interrumpido y sil ti'agedia, que usted no sabría comprenderla.
mcnle felices: los do.i éramos jóvenes; los dos encima iiaboi'uio ])c.riniíido regañarle.
Y cuando le viera a usted marcharse de casa, no
nofí queiíanio» mucho; yo me pasaba el día pen—¿Ve usted cómo no saben ustedes apreciar apreciaría la verdadera causa (Je su alejamiento,
sando en cómo agradarla; y ella, sea dicho en el eorazón del hombre? ¿No es un detallo do sino que lo aohacaría a olvido, y se alegraría
honor de la verdad, no pensaba más que en darme cariño en mí veuir a ¡n-obarle cuánta confianza (íntonces de su rcsei-va, guardando aún más
í^i'Sto. ¡ Ay! Nuestra casa era un paraíso terrenal, tengo en nsted?
adentro su dolor...
• y el paraíso no es de este mundo. Yo volvía a mi'
El general, que escuchaba estas j)alabras con
—Tiene usted razón, mi buen amigo—responcasa, cansado del trabajo de todo un día, y enel
respeto que siempre le había merecido el cladió dulcemente la 'luarqut^sa—. Pei'O no sabe
conlrnba en ella <Í1 reijo.'ío que ansiaba mi cuerro
juicio de su amiga, quedóse de pronto fija la
cuánto se lo agradezco. Y ahora, continúe conpo y mi espíritu. Todo arregladito, modestamenvista en un calendario.
(:ándome sus cuitas. Decía usted que Isabel...
te, porque nue^itra ¡)aga de entonces no daba
—¡Ahora caigo—exclamó—por qué anoche, al
—Cambió totaIment:e — siguió el general—.
para lujos; i)ero se veía el gusto y, sobre todo, el
quitar
,yo la hoja, me miró Isabel do un modo
Yo, al principio,Jo disculpaba todo; mucho más
deseo de agradarme. No había citarlo en que no
raro
!.-•
¡ Es que hoy hace treinta y tres años que
cuando, .al año, nació Javier, hermoso y robusto
viese un detalle prejjarado por ]a mano de Isanos
easamos
((ue daba gloria verle y que llenaba todos mis
bel : unas (lores, unos libros, unos cigarrillos
—¡Esta casualidad me la envía Dios!—-rcs^
i;itos en casa. Pero esta criatura, que debía hadL^íuiestos para mi uso; y en la mesa nn plato
pendió,
gozosa, la marquesa—. General, amigo
ber .'-lido el lazo (pie nos uniese más, fué, por el
de dulce hecho por ella..., una porcelana commío,
¿quiere
usted hacerme caso? ¿Quiere usted
contrario, el causante involuntario de nuestro
prada con sus aliorrois..., y sobre todo e.sito, su
guiarse
de
mis
consejos, que sólo de^sean su bien
mayor alcjaniionlo. Isabel se entregó a él en
cara, siempre sonriente, esperándome en la puery e] de Isabel?
cuer])o y alma; para ella ya no había nada ni
ta para recibirme con todo cariiío; siempre arre..
—^Marqnesa, yo .«oy siempre su humilde sernadie en el mundo, más que su hijo, ,y para él
gladita con un víjstido sencillo, pero mono, que
vidor.
eran los cuidados, y las caricias, y las ternuras.
ella misma solía confeccionar para sorprender—Pue«, entonces, deje usted un momento de
l'm cambio, para mí ya no había nada, absolume. Jhi fin, todo lo quo usfed pueda imaginar
lado
su ruda corteza de viejo soldado, y sea yo
tamenlíi nada.
que a un liombre ha do serle agradable en su
(piien mande y usted quien obedezca, como si
—¡Ay, general I interrumpió la marque-Sia—.
mujer, lo encontré yo en la mía los primeros mefuese su capitán general... "Orden del día."
¡Me
parece que voy comprendiendo!...
.seí* de casado. Poro luego sobrevino él cambio.
—So equivoca... Usted cree percibir e.n mis
Muchas veces les IH; oído decir a las mujeres,
Horas después, entra él general en un salon(picjas
de aquella época algo de celos, y no es
qrejAiidose: "Los pi'inieros meses, todos tosí macito semiobscuro. Junto al balcón hay una .soridos son santos; ¡pero despué.'^...!" ¡Lo digo a así... ¡Celos yo de mi hijo de mi alma, a quien nora de edad; sn blanca cabeza, reclinada hacia
usted que si a todos les sucede lo que a mí, está quería tan lo como ella pudiese quererlo! Poro un retrato; sus manos, enlazadas, reposan sobre
comiu'éndanic.: yo volvía a casa cansado, prebien explicado ol por qué dejan de serlo!
la seda negra do su falda.
—No divague usted con pensamionlos ajenos, ocu|iado por algún asunto del día. Durante la
El general ha avanzado hasta ella, y, dejando
y contiuúo su narración--interrumjiió la mar- comida, trataba, como en otros tiempos, de ha- en sus manos unas rosas preciosas, rojas- y blancer i)artírii)e a mi mujer de mis jiensamientos.
rpiesa ve?-d a dora men f o interesa da.
cas, la atrae hacia él dulcemente.
Pues
bien : en ]o m;1s interesante de una cues—Voy en seguida... Pues, como le iba a usted
Ella se ha puesto en pie, y al hacerlo, las rodiciendo T'^1 segnndf) acto de nue.stra vida ma- tión i)olítica del día, o de un asunto de dinero, sas han caído por (d suelo; pero ¡qué importa!
trimonial fi)(' un cnmliio completo de dccm'ación. impor!ante para nosotros, Isabel me dejaba con En sn sonrisa hay algo quo perfuma también,
Poco a poco mi muioT' fué cansñndoso de hacér- la ]ialal)ra en la boca, y salía corriendo porque y .sus brazos enlazan ccm amor el viejo cuello del
m e l a vida, agradable. r!ii,\' ¡iretcxtaba una visita había oído llorar al niño.
general.
—Poro, amigo mío. ¿cree usfied que para una
importuna que le balna quitado todo su tiempo;
De iironto, lo.s dos se fijan en el retrato... y,
niafíana ;rlc.gíiba un fu(>i'lo dfdoi- do cabeza : jiero madre hay ])olítica ni negocio niíís importante jior vez primera, sus lá.grimas se juntan. ¡Verel cafío era nne, día jior día, al volver n ni i casa rpifi un hijo?
daderas lá.írimas do amor y dolor!
- Pero, señora mía—continuó él, amoscado—,
encontra!)a un delallo menos ospei'anfhi mi llega,
CONDBS.V OH LlHlA.
da. Lasi flores se amnsliaron en los jarrones por puesto que todos los niños en general lloran (y
1
^
1
nuestro
lo
liacía
liuiy
e.n
particular),
no
veo
Octubre do 11)20.
falta de agua; los libros se cubrieron de polvo:
ÍJe todo, un poco.
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^*^#*-*^^ "^^^^.^^^^ >0'^<^"
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1. Mantel para mesa de comer, !7e lienzo o crepé
bordado a la inglCHa y con cuadros de malla borúada, incrustados en los cuatro ángulos.
'i. Dibujo, a tamaño de ejecución, del motivo bordado del mantel núm. 1. E s t e motivo puede también
( m p b a r s e p a r a colcha.
3. Cuadro de malla b o r d a d a p a r a
i'opa blanca.
incrustar
en
4. Biombo pequeño hecho de m a d e r a esmaltada en
blanco. Las hojas están cubiertas de seda color morado. Los pequeños estantes que sii"ven p a r a colocar
porcelanas, flores, etc., están cubiertos con m a n t e -
fantasía que se ve en el modelo; en fin, el gusto de
n u e s t r a s lectoras s u s t i t u i r á las indicaciones que sobre esto p u d i é r a m o s hacer. Sobre u n fondo de seda
.-• raso fuerte hacer u n a aplicación p a r a cada m i 5, Dib\i.;n i;ara b o r d a r lo'^ manlelilDS del biomt a d de flor o flor entei-a, de seda, pongée o linón a m a bo núm. -1,
rillo pálido, bordar los corazones, a p u n t o de nudo,
con algodón perlé M. F . A. a m a r i l l o medio; los r a (j y 7. Almohadón y adoriio p a r a el mismo, forj o s , al pasado, con el mismo a m a r i l l o ; los rayos que
mado por soles bordados. l\:;lc bordado, nuiy (ircor;;se van e n s a n c h a n d o , y que figuran ser los pétalos,
tivd, ])iicd(i cniplcii i'M' un ;;i,l-i:i('nl(' parn 1:11 aln)0así como el contorno, bordados en algodón perlé
liailón, como el ri'|>r;';-,i'iiia(lo en la ligura C (de 0,GD m.
de largo i)or i}J>'> m, de ancho), sino que puede ser- color m a d e r a a p u n t o de tallo, lanzada o c a d e n e t a ;
los arabescos que a d o r n a n el fondo, en algodón per\ i r p a i a cortinas, portier, mantel p a r a mesa de salón, etc., etc. Puede bordarse colorando el motivo
lé color verde m i r t o . E l almohadón se bordea de. u n
en liniv'is paralelas, como se ve en el almoluidón, o
galón y c u a t r o borlas de seda al color del bordado.
[MitiU'iido (os motivos uno al lado de otro, do modo
(¡lie resulte un sol completo en el centro o formando
8 y 9. Entredoses de m a l l a b o r d a d a p a r a len.-ulanionte un sol al centro, rodeado del dibujo de
cería o adorno de muebles.
litos de seda o batista, bordados al pasado con algodón p i l a .
• •
MepiciHA e HicieN£
TÉRMINOS MÁS USUALES
«•
<•
EsTEEÑiMiENTO.—Dificultad de evacuar d
vientre.
Depende de causas muy distintas, y requiere consultar con el médico.
El estrefiimiento se combate: Acostumbrándase a hacer una dejíosición diaria,
vsiempre a la mi.sina hora, sin ceder, aunque encuentre ailgTina dificultad al princi• •
pio: antes, por el contrario, insistiendo,
hasta llegar a dominar la naturaleza; ayiidándoise con un purgante de aceite de ricino tomado al acostarse; emi)leando lavativas de agua hervida y fría, o de agua caliente a la teinpei'atura de 45 a 47 grados,
• •
y, después d e arrojada el agua caliente,
• •
aplicando una segunda lavativa de agua
fría; coilocando sobre el vientre, por las
mañanas, un poco antes do Jevantarso de
la cama, paños empapados en agua fría;
tomando un vaso do agua fría en ayunas,
•*
no de una sola vez, sino a tragos, con intervalos de do.s a trct minntois; reglamentando las comidia,s; ihacicndo ejercicio higiénico, y empleando de preferencia la a:limentación vegetal, comiendo en el almuerzo un plato de ensalada cocida de acelgas,
espinacas, buglosa, borraja u otra legumbre herbácea, y, como postre, ciruelas o
dulce do ciruelas.
• I
ESTRICNINA.—Veneno violentísimo que existe
como principio activa en la nuez vómica
y en el haba de San Ignacio. Jamás se despacha sin receta, y so emplea en dosis pe(piieñísimas—que siempre han de ser recetadas por el médico—para combatir ciertas
paráilisis. Para combatir el envenenamiento por la estiicnina: Véase Envenenamiento.
ESTUPEFACIENTE O ESTUPBFACTIVO.-
-Narcóti-
co. (Véase esta palabra.)
EsTuroR.—En Medicina: Diaminución de la
actividad de laa Ifunciones intelectuales,
acompañada de cierto aire o aspecto de
asombro o de indiferencia, líequiere siempre ia asistencia del médico, y unas veces
se debo a lesiones o enfermedades, y otras,
al uso o abuso de na/rcóUcüs (véase esta
palabra) que han determinado uu verdadero envenenamiento. Para oombatir el es'tupor producido por narcóticos (como el opio,
morfina, láudano, beleño, belladona, tabaco, estx^amonio, etc.), véase
Envenenamiento.
ÉTER.—Combinación de un ácido con un alicohoü. E l más usado es el éter sulfúrico,
para combatir los distintos accidentes (espasmos, cimvulsiones, etc.) producidos por
los nervios. Dosis: do 10 a 30 gotas en agua
azucarada.
Inhalación o aspiración de éter: Consiste en respirar, por la boca o por la nariz,
líos vapores de Ater suilfúrico. Es de mucha
eficacia en los síncopes, accidentes nervioeios, etc.
El éter se administra también en inyecciones liipodérmicas, jarabes, perlas y pociones.
Se despacha sin receta. ConséiTese en
frascos de cristal bien tapado.'», y téngase en
cuenta que es substancia muy inflamable.
ETEROLADO.—Medicamento líquido foi"mado
por el éter, en el cuail van en disolución
principios medieamentosos inti'oducidos por
solnción directa o por simple mezcla.
ETIJSA.—Cicuta menor o de los jardines, apio
de perro, perejil falso y perejil de los locos.
Planta muy semejante al perejil verdadero,
con el cual se confunde, dando lugar a funestos accidentes, porque ,1a etusa o cicuta
menor es un veneno muy activo. Se distinigue, principalmente, por el olor, que es
aromático y agradabe en el perejil verdadero, y nauseabundo y repugnante en la
etusa. Para combatir el envenenamiento,
véanse Cicuta y Envenenamiento.
EUCALIPTO.—Árbol cuyas hojas se [emplean
para preparar cocimientos y jarabes anticatarrailes y antifebrífugns. Dosis del jaralíe: de 30 a 100 gramos en la« veinticuatro
horas. Pieparación del cocimiento: 20 gramo.s de hojas por litro de agua. Aun cuando las hojas y el Jarabe se despachan .sin
receta, conviene no emplearlos sin consultar con el médico.
(Continiwrn.)
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II l i i lellii T eenémlx. (I IDIII inilltrtbli.—Iiiglr il urilidtrg, 1 4 , B . B e a u x - A x t s . P a r l < )
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Agricultura. Industria. Perfumería. Productos químicos puros. Productos farmacéuticos.
PECAS, LENTEJAS, T E S ASOLEADA
L 4!K. SARPULLIDOS, TEZ BARROSA
>
.
ARRL'OAS P R E O O d U
^Á
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BIXOBBSOENaiAS
' ' -^
"Ob
ROJBOBS.
CARRERA
DE SAN
JERÓNIMO,
44.
Ca^'
Centenaria
ea j mará siempre el aolo
producto inofensivo
y eOoae
a emplearse para destruir el TOUO
inoportuno y feo.
pnra 6 iieiclada con agua, dlaipa
MADRID
DEPILATOtt^i
DUSSER
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A L F Ü TS 5 O
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MOTEL»
V
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Precios de suscripciói) de L ^ ÚLTIM^ MOP^ eo Espaoa.
Año, 12 pesetas, ^er^ Semestre, Q pesetas. .y@r Trimestre, 3 pesetas.
= = =
ADMINISTRACIÓN: PRECIADOS,
46, MADRID
=
=
-^ • ^ • • * •
licservados todos los dcri'clioH de proplodiii] artística y literaria.
MADRID.—Sucesores de Klvndcneyra (S. A.l. Impresores de la lícal Casa.
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