Editorial No Todo lo Nuevo es Nuevo...Ni Cierto Dr. Víctor M. Whizar-Lugo Anestesia en México Editor en Jefe Anestesia en México H ace ya muchos años existía en la Ciudad de México un tianguis Dominical donde se vendían libros usados de todo tipo; los que me interesaban eran los libros de medicina ya que el precio solía ser menos del la mitad del costo por uno nuevo. Era un sitio donde cientos de estudiantes de medicina solíamos vernos al empezar cada ciclo universitario y en ocasiones casi arrebatarnos los volúmenes del Quiroz, de Testut-Jacob, del Ham de histología humana, o aquel libro desconocido de embriología del maestro Ernesto Nieto Roaro, el de Cardiología de Jorge Espino Vela, y otros muchos. De ahí me nació el habito de visitar librerías de viejo en cada sitio posible a donde viajo, donde he encontrado verdaderas joyas de medicina y otros saberes que forman una de mis colecciones más preciadas. La Sombra del Viento1, una novela adictiva y pasional sobre el encanto de los libros viejos del escritor Español Carlos Ruiz Safón, cuenta una historia que hay que leer en varias ocasiones sobre un hijo, su padre y la adicción a la lectura de viejos libros, allá en la Barcelona gótica durante la revolución industrial hasta poco después de la guerra civil española. Destaca la vetusta costumbre de los adictos a la búsqueda y lectura de libros viejos, costumbre que inicié por necesidad estudiantil hace unas cuatro décadas. En una de estas visitas a los tianguis de libros viejos situados en el centro de la Ciudad de México adquirí el libro que ahora les presento y que me sirve de base para los comentarios de esta editorial de Anestesia en México. Se trata del Formulario de la Facultad Médica Mexicana2 escrito por el Dr. Guillermo Parra en colaboración con el Dr. Eduardo Fritsch, y publicado en 1908 por la imprenta de la Viuda de CH. Bouret en París-México. Ambos médicos muy conocidos en su época y que recopilaron de manera magistral el trabajo propio y de otros colegas para presentarlo en este libro que sin contar con una solo referencia excepto algunos nombres entre paréntesis- , de esas citas bibliográficas que ahora justifican nuestro actuar profesional basado en evidencias. Es un hermoso libro que Usted puede leer y volver a leer con gran cuidado ya que las hojas se deshacen en sus manos, donde con sorpresa encontrará algunos conceptos que siguen siendo controversia y otros en los que se adelantaron a su época. Fueron estos dos © Anestesia en México 2008;20(2): 62-65 hechos los que me pidieron escribir esta editorial diferente a las editoriales a las que estamos acostumbrados, pero con un sesgo comparativo con aspectos viejos y actuales de la anestesia regional. Hay de todo en este libro; del paro cardiaco, de la hidropesía, de las infecciones, sobre anestesia general, de cirugía, de larvas y gusanos en las fosas nasales, de neumonía fibrinosa, solo por mencionar algunos de sus breves contenidos. En esta editorial comentaré el escrito en la sección de anestesia local, para lo cual trascribo el texto completo de esas cuantas hojas contenidas en las páginas 45 a la 48, incluyendo las faltas de ortografía, que al calce dice: ANESTESIA LOCAL «Desde que se introdujo la cocaína en la terapéutica ocular y Scheleich demostró que con ella se podía obtener la insensibilidad en una extensión relativamente grande del cuerpo humano sin emplear dosis peligrosas, el uso de esta Figura 1. Portada del Formulario de la Facultad Médica, de Parra y Fritsch, publicado en Paris-México en 1908. 62 Figura 2. Primer hoja del libro. Ejemplar que pertenecio al Dr José Juan Martínez de la Ciudad de Monterrey México. sustancia se ha venido generalizando hasta ser hoy empleada por casi todos los cirujanos, y en operaciones de cierta importancia. H.Braun y Heinze han contribuido poderosamente con sus estudios sobre el empleo de la cocaína y de la eucaína, demostrando que es preciso usar soluciones isosmóticas á los líquidos del cuerpo humano, cuando se quiera establecer un efecto anestésico puro sin perjudicar los tejidos. Y como los líquidos del cuerpo tienen una tensión isosmótica igual á una solución de cloruro de sodio al 9 p.1000; es preciso servirse del anestésico disuelto en una solución de cloruro de sodio al 8 por 1000 y á la temperatura normal del cuerpo.» En estos dos párrafos llama la atención que eran los cirujanos quienes raquianestesiaban y seguramente después hacían sus operaciones. A lo largo del escrito repiten este hecho que confirma la relación paciente cirujano, sin un médico que estuviera actuando como anestesiólogo. El otro punto es la breve y magistral descripción de la tonicidad del anestésico al ser introducido al organismo, y como se leerá en otros párrafos, al espacio subaracnoideo. La relación del anestésico inyectado a la temperatura corporal ha sido estudiada en anestesia espinal en cuanto a la tonicidad con el líquido cefalorraquídeo y la difusión de los anestésicos locales subaracnoideos.3 «Son cuatro los métodos habituales de la anestesia con soluciones esterilizadas de clorhidrato de cocaína (que es la sal que comúnmente se usa). I. Por infiltración ó método de anestesia de las extremidades nerviosas. II. Anestesia regional o de los troncos nerviosos de un segmento de un miembro. III. Anestesia periférica indirecta y IV. Anestesia medular o raquicocainización. Para el primer método se usan soluciones débiles de cocaína á 1ó 2 por 1000 que se infiltran, con una jeringa, en los tejidos que se van á seccionar á medida que se presentan á la vista. En el segundo, tercero y cuarto métodos se usan soluciones más fuertes al 1 ó 2 por 1000 igualmente que cuando se desea hacer anestesia de una mucosa por simple contacto de la solución de cocaína. » Era el año de 1908 cuando estos mexicanos ilustres publicaron este libro y ya estaban al tanto de las diversas técnicas de anestesia regional, incluyendo las diversas diluciones de la cocaína según el sitio por intervenir. ¡En esa época las noticias viajaban a caballo o por barco y la anestesia regional estaba aún en pañales! «La anestesia por infiltración. Como se ve no presenta dificultad ni requiere de conocimientos precisos; pero tiene el inconveniente de alargar mucho la operación, porque hay que ir inyectando cada vez que se presentan los tejidos más profundos ó que el paciente acusa dolores. La anestesia regional si requiere de un conocimiento exacto de la anatomía topográfica, sobre todo en lo que se refiere á los nervios. Da excelentes resultados en la mano, en el pie y sobretodo, en los dedos del pie. Se puede aplicar a otras regiones del cuerpo conociendo el trayecto preciso de los nervios que inervan esas regiones y de hecho ya se ha aplicado en la cura radical de la hernia. La anestesia periférica indirecta consiste en inyectar fuertes soluciones al 1 por 100 para obrar no solamente sobre los nervios atocados, sino hasta cierta distancia. Este método es el más usado entre nosotros, y tiene la ventaja de hacer una anestesia más perfecta y de mayor duración (cerca de media hora). Algunos aconsejan ayudar el efecto anestésico con una liga de caoutchouc arriba del lugar de la inyección. Es muy ventajoso, siguiendo este método, añadir á la solución de cocaína 5 porciento de una solución de adrenalina al 1 por mil (la de Parke y Davis, por ejemplo), de este modo, la anestesia es más rápida y más completa y se evita casi totalmente la hemorragia capilar.» Ya buscaban técnicas para mejorar la duración de la anestesia; desde una banda al parecer de caucho que seguramente evitaba que la cocaína absorbida desde su sitio de inyección migrara a la circulación venosa sistémica y manifestarse con arritmias o convulsiones. Esto me hace establecer un símil con el bloqueo de Bier, donde la inyección intravenosa de los anestésicos locales es controlada con un brazalete colocado por arriba de la inyección venosa; la cocaína que inyectaban localmente se debió absorber en los vasos venosos y quedar contenida en ese lecho vascular por el efecto del torniquete y actuar a modo de un clásico bloqueo de Bier, descrito años después. También procuraban el uso de alfa agonistas como la adrenalina con la mira de prolongar el efecto local de la cocaína. Se ve que también conocían, o al menos así lo usaban, que las soluciones más concentradas del anestésico local producen anestesia más profunda. «Tanto la infiltración como la anestesia regional, tienen sus límites muy reducidos; así es que no se puede practicar gran número de operaciones por estos medios; por lo que algunos cirujanos, entre ellos Custing han cocainizado los grandes troncos nerviosos directamente y han llegado hasta hacer amputaciones de pierna cocainizando el tronco del nervio sciático y del safeno interno previamente descubiertos (Kocher). Este modo de proceder presenta grandísimas ventajas; pero © Federación Mexicana de Anestesiología, A.C. 63 desgraciadamente no es aplicable más que en los miembros, donde los troncos nerviosos pueden fácilmente ponerse á descubierto; pero cuando se trate se intervenciones quirúrgicas en la raíz de los miembros ó en el tronco, la anestesia resultaría demasiado laboriosa además de exigir un conocimiento exacto de la topografía nerviosa de cada región, razón por la que no se sigue este método en otras regiones que no sean las extremidades; pero afortunadamente contamos con otro método de anestesia regional que nos permite ejecutar todas las operaciones quirúrgicas en las regiones situadas por debajo de un plano horizontal que pase por debajo de las crestas iliacas y aun un poco más arriba; me refiero al cuarto método de anestesia por la cocaína ó anestesia medular intrarraquídea. » Practicaban la anestesia de nervios y plexos nerviosos sin los adelantos de la guía por ultrasonido y tenían la capacidad para elegir entre esta o la anestesia espinal, según el paciente lo ameritara. En su sabio entender, estos dos médicos cirujanos actuaban con un criterio anestesiológico muy atinado y correcto. «La anestesia medular ó por inyección intrarraquídea como su nombre lo indica, consiste en poner en contacto con la médula espinal el anestésico cocaína. La técnica de este procedimiento es bien sencilla. Para ejecutarlo hay que tener presentes cuatro puntos: 1° El sitio en que debe hacerse la inyección; pues no es indiferente la altura en que esta se practique, y alta, atraería graves trastornos. 2° Una asepsia rigurosa; la omisión de algún detalle traería consecuencias serias para el paciente. 3° Tener la seguridad de estar en el espacio subaracnoideo antes de inyectar la solución y 4a tener la plena seguridad de que el líquido que se va á inyectar es una solución de cocaína al 1 o 2 por 100 y esterilizada. La falta de esta última precaución ha originado ya accidentes funestos.» A medida que Guillermo Parra y Eduardo Fritsch avanzan en la descripción de sus conceptos sobre la anestesia local, nos damos cuenta de que debieron tener ciertas fuentes de información, además de su creatividad práctica y de pensamiento ilustres. En estos párrafos anteriores hablan ya de la anestesia raquídea o medular y mencionan sobre su facilidad de aplicación, una de las ventajas descritas sobre otras técnicas que ha sido mencionado por cientos de autores posteriores. Describen la técnica haciendo énfasis en la importancia de la esterilidad y las consecuencias si este paso básico no se observa. Este es un concepto vital que en no pocas ocasiones nos olvidamos al hacer a medias medidas tan básicas como el lavado de manos y utilizar vestimenta estéril durante los bloqueos neuroaxiales. Más adelante amplían estos conceptos. «Sitio de la inyección: Se coloca al paciente sentado, con las piernas colgando ó en el decúbito lateral se busca la línea horizontal que une las dos crestas iliacas y que según Tuffier pasa sobre la apófisis espinosa de la quinta vértebra lumbar. Sobre esta línea bien sea en su parte media y palpando con el dedo el espacio entre las apófisis espinosa de la cuarta y de la quinta vértebras lumbares, ó como a un centímetro de la línea media a la derecha o a la izquierda; pero directamente hacia adelante, se hunde la aguja (solamente la aguja) hasta una profundidad de 5 á 7 centímetros. En el primer caso se pasa entre las apófisis espinosas, en el segundo caso entre 64 © Anestesia en México 2008;20(2): 62-65 las láminas vertebrales. La salida de algunas gotas, á veces un chorrito de líquido cefalorraquídeo nos indica que se ha llegado al lugar deseado, y entonces se hace la inyección de un centímetro cúbico de solución de clorhidrato de cocaína al 1 ó 2 por 100. La aguja para esta inyección de debe ser delgada, larga (7 ú 8 centímetros) y su punta debe tener poco bisel. Al introducirla algunos cirujanos toman esta precaución; primero puncionan la piel, luego retiran la aguja para evitar que un fragmentito de epidermis que á veces es tomado como un sacabocado al puncionar la piel, obstruya la aguja ó sirva de cuerpo extraño en el espacio subaracnoideo. Se aseguran de la permeabilidad de la aguja y la vuelven a introducir por el orificio que ya habían hecho con la primera punción. Otros, y esta práctica la ha seguido el Dr. E. Fritsch, introducen la aguja con su mandril, sin que este sobresalga del bisel y retiran el mandril cuando han llegado al espacio subaracnoideo, lo que casi siempre manifiesta el paciente por una sensación de picoteo en las piernas. Estos párrafos previos son los que más me han impresionado; Parra y Fritsch describieron el abordaje a través de la línea media y el acceso paramediano que muchos investigadores han comparado en relación a facilidad de inserción de la aguja de raquia y más importante, en relación al ángulo de punción de la duramadre y la incidencia de cefalea post raquia. De seguro cuando salía un chorrito de líquido cefalorraquídeo sus pacientes desarrollaban cefalea, como le sucedió al Bier y a su ayudante. En relación a las características de la aguja ya la describían como un típica aguja de Quincke, la cual mide 8.5 centímetros de largo y tiene un bisel corto. ¡Tal y como la describen en dos líneas de su escrito! Van más allá de lo esperado para esa época cuando describen la importancia de no llevar un fragmentito de piel al espacio subaracnoideo, situación hipotética en relación al desarrollo de tumores epidermoides intrarraquídeos que se han descrito en la literatura relacionándolos con la anestesia espinal.5,6,7,8 La técnica de primero puncionar la piel y a través de este orificio insertar la aguja espinal la aprendí de uno de mis grandes maestros muchos, pero muchos años después. Luego hablan de las parestesias como indicador de punción dural efectiva, signo de que introducían sus agujas con el mandril colocado, más de lo debido, lo cual les daba la certeza de que había llegado hasta el espacio subaracnoideo. «Si estando la aguja á la profundidad y en la dirección debidas no se escurre líquido, no se debe de inyectar; porque no se tiene la seguridad de estar en el lugar deseado y se puede renovar la punción ó por tanteos metiendo y sacando lentamente la aguja procurar llegar al sitio debido. Algunas veces se escurre sangre por la aguja, es que se hirieron los plexus supradurales y hay que renunciar a la inyección. Una vez hecha la inyección, al cabo de 5, 10 y cuando más 15 minutos, se produce una anestesia completa que comienza por hormigueos y adormecimiento ascendentes desde los pies y llega hasta la altura de la inyección y con frecuencia mucho más arriba, como si la anestesia hubiera invadido hasta los nervios que emanan de la médula cervical inferior. Esta anestesia dura hasta tres horas y se disipa por sí sola.» Desgraciadamente, un proceder tan sencillo como este, tiene sus serias desventajas. No siempre se produce la anestesia tan completa ó durable como es de desearse y además, en personas nerviosas (como no pierden la sensibilidad al tacto) no se puede usar por la impresión tan desagradable que les produce estar presenciando su operación. Algunas veces inmediatamente después de la inyección ó poco después se producen vómitos intensos ó un estado de angustia y de sofocación (42 respir. por minuto) con pulso frecuente y pequeño y pupilas dilatadas (observaciones de los Dres. L Calvillo y E. Fritsch) calambres y embotamiento del sensorio (Kocher). A esto se añade con frecuencia una cefalalgia intensa que dura dos y tres días y una frecuente elevación de la temperatutra (39° ó 40°C) que comúnmente se disipa al segundo día. Los vómitos inmediatos a la inyección se calman con una dosis de 50 grms. de cognac ó whiskey.» En esta parte del libro se puede leer que ambos eran médicos tenaces, o debiera decir tercos al buscar la forma de colocar la aguja al tanteo, metiendo y sacándola hasta colocarla o puncionar el plexo epidural. ¡Hasta entonces dejaban la técnica por un lado, tal como lo hice de residente y los siguen haciendo los residentes actuales! Después hablan de complicaciones serias y describen muy bien lo que es una raquia masiva con la nausea, vómito, falla respiratoria y estado de choque por la cocainización medular.9,10 Describen la cefalea como lo hiciera el Prof. Augusto Bier al dar a conocer su técnica en 1889,4 aunque difieren con el manejo al recomendar cognac o whiskey. Dados los inconvenientes señalados y muchos otros que señalan las autores, como la marcha desfavorable de la herida operatoria, meningitis, etc. (Kocher) y casos de muerte (Dumon) no se ha generalizado como debiera un método tan cómodo de anestesia. El Dr. Julián Villarreal, de México, cree que los vómitos, cefalalgia y otros accidentes que se observan después de la inyección intrarraquídea, dependen de la mala calidad de la cocaína, de la falta de la esterilización de las soluciones y de la antigüedad de estas; pues con las soluciones de cocaína frescas, y preparadas por él mismo y con toda minuciosidad no observa dichos accidentes.» Sin pretender restarles sus méritos, muchas de las observaciones de Parra y Fritsch debieron hacerlas por sus lecturas, comentarios con sus colegas y otras por mera serindipia, ya que en esa época no existían muchos de los apoyos tecnológicos que ahora gozamos. Estos autores debieron de conocer al Dr. Juan Ramón Pardo Galindo ya que este hacía viajes frecuentes a la Ciudad de México y para la fecha en que se publicó la primera edición del Formulario de la Facultad Médica Mexicana, el Dr. Pardo había ya realizado la primer anestesia raquídea en México, caso que publicó en febrero de 1901 en la Revista Crónica Médica Mexicana.11 Esta Editorial es un reconocimiento a esos mexicanos inquietos que a finales del siglo XIX y principios del siglo XX realizaron enormes avances en nuestra especialidad, médicos-observadores de sus hechos, que a la usanza francesa anotaban y reproducían en lo que ahora disfrutamos los que gustamos de leer libros viejos. Referencias 1. 2. 3. 4. Ruiz SC. La sombra del Viento. Editorial Planeta. 2004. Parra G, Fritsch E. Formulario de la Facultad Médica Mexicana. Editorial Librería de la Viuda de Ch. Bouret. Paris-México.1908. Liu SS. Optimizing spinal anesthesia for ambulatory surgery. Reg Anesth 1997;22:500-510. Whizar LVM, Carrada PS. Anestesia subaracnoidea. Cien años después. Rev Mex Anest 1999;22:1-4. 5. Brandus V. The spinal needle as a carrier of foreign material. Can Anaesth Soc J 1968;15:197-201. 6. Reina MA, López-García A, Dittmann M, de Andrés JA, Blázquez MG. Iatrogenic spinal epidermoid tumors. A late complication of spinal puncture. Rev Esp Anestesiol Reanim 1996;43:142146. 7. McDonald JV, Klump TE. Intraspinal epidermoid tumors caused by lumbar puncture. Arch Neurol 1986;43:936-939. 8. Puolakka R, Andersson LC, Rosenberg PH. Microscopic analysis of three different spinal needle tips after experimental subarachnoid puncture. Reg Anesth Pain Med. 2000;25:163169. 9. Caplan RA, Ward RJ, Posner K, Cheney FW. Unexpected cardiac arrest during spinal anesthesia. Anesthesiology 1988; 68:5-11. 10. Biboulet P, Aubas P, Dubourdieu J, Rubenovitch J, Capdevila X, d’Athis F. Fatal and no fatal cardiac arrests related to anesthesia. Can J Anesth 2001;48:326-332. 11. Cortés-Peralta A. Juan Ramón Pardo Galindo. Historia de la Primera Anestesia Raquídea en México. Anest Mex 2004;16(4): 220-226. © Federación Mexicana de Anestesiología, A.C. 65 Editorial Invitado Analgesia Postoperatoria en Infusión Continua Dr. Sergio O. Granados-Tinajero Coordinador de los Centros Afiliados en México Comité Europeo para la Enseñanza de la Anestesiología-Federación Mexicana de. Anestesiología, A.C. Clínica LEDA de Cirugía Plástica y Medicina Hiperbárica. Tijuana, Baja California, México. [email protected] L a posibilidad de utilizar sistemas de infusión de fármacos que los administren a dosis preestablecidas y durante un tiempo determinado, utilizando bombas de infusión, ha significado un gran avance en el campo del dolor. La analgesia postoperatoria utilizando estas bombas de infusión continua ha sido posible debido a una gran variedad de bombas, cada una de ellas con sus ventajas e inconvenientes para su uso en clínica. Para seleccionar la bomba de infusión más adecuada a nuestro paciente, tipo de instalación, disponibilidad de recursos y de personal, se deben tener en cuenta una serie de características como son el peso, la maniobrabilidad para permitir la movilidad del paciente, poder contar con un amplio margen de volumen de infusión, estar ciertos de la precisión en la dosis de infusión, de ser posible contar con la posibilidad de administrar bolos de rescate dentro de un esquema seguro de analgesia controlada por el paciente, y finalmente el factor costo de la bomba. En este sentido se pueden hacer dos grandes divisiones del tipo de bombas; las electromecánicas y las bombas elastoméricas. Las bombas elastoméricas funcionan a través de un mecanismo pasivo, que permite la administración de la solución analgésica seleccionada de una manera confiable. Este tipo de bombas están ganando terreno frente a las bombas de infusión electrónicas, ya que estas últimas - aunque permiten una mayor libertad de dosificaciones y modos de administración incluido el bolo de rescate manejado por el pacientetienen el inconveniente de requerir un mayor control (conocimiento y manejo del personal, conexión a la toma de energía eléctrica, baterías y el sistema de líneas de infusión específicos para cada bomba). Las bombas elastoméricas son dispositivos no electrónicos, que infunden medicamentos en volúmenes preestablecidos, por lo que es necesario calcular la proporción a infundir. Sí se usan combinaciones de medicamentos es necesario que sean compatibles las mezclas, lo que genera limitación en la posibilidad de modificaciones en su administración, ya que no es posible contar con variabilidad de programación. Existen bombas elastoméricas de varios tamaños y velocidad de flujo de entrega, hay que tener presente que son dispositivos de un solo uso. Una vez calculadas las dosis y hechas las diluciones, basta conectarlas al paciente, sin requerir personal altamente entrenado. No se recomienda el uso de infusiones analgésicas en analgesia postoperatoria, en pacientes en edades muy avanzadas, presencia de inestabilidad mental, pacientes con adicción a opioides, y pacientes con alteraciones psicológicas importantes, en todo caso se deberá de evaluar, para que sí se decide su empleo habrá que extremar precauciones y la vigilancia. La intensidad y la duración del dolor condicionaran la elección de la vía de administración del analgésico, junto con el tipo de medicamento que se desea emplear, por ejemplo, los analgésicos antiinflamatorios no esteroideos (AINEs) no se pueden administrar por vía espinal. Sí se cuenta con la vía intravenosa, el inicio de acción será más rápido, y el efecto analgésico máximo será alcanzado también en forma pronta. Dentro de los inconvenientes de la vía intravenosa están la posibilidad de efectos de corta duración y la necesidad de dosis adicionales para lograr con frecuencia un mantenimiento satisfactorio de la analgesia. En el tratamiento del dolor agudo la vía endovenosa presenta claras ventajas. Tabla 1. Analgésicos recomendados para infusión endovenosa continua en pacientes con dolor moderado Fármaco Dosis de carga Perfusión por hora Bolo Ketorolaco 10-30 mg 5 mg/hora 5 mg/30 minutos Metamizol 660 mg-2 g 330 mg/hora 330 mg/30 minutos 75 mg 7.5 mg 7.5 mg Tramadol y ketorolaco 22.5 mg 2 mg 2 mg 35 mg 4-5 mg 6-12 mg Tramadol y metamizol 750 mg 50-100 mg 25-50 mg © Anestesia en México 2008;20(2): 66-68 66 En general se acepta que el empleo de sistemas de infusión de analgésicos está reservado para el tratamiento del dolor de moderado a intenso. En caso de dolor moderado en esquema de analgesia controlada por el paciente utilizando la vía endovenosa se sugiere el esquema anotado en la tabla 1. Si el dolor es intenso se deben de ajustar el manejo incrementando la dosis, o combinando analgésicos con diferente mecanismo de acción. La tabla 2 es muestra algunas alternativas de analgesia. Tabla 2. Sugerencias analgésicas en dolor severo Fármaco Dosis de carga Perfusión/hora Bolo Morfina 5-10 mg 1.5 mg/hora 1.5 mg/30 minutos Tramadol 100 mg 15 mg/hora 15 mg/hora Fentanilo 25-50 µg 25-75 µg/hora 25-50 µg /30 minutos En lo referente a la vía neuroaxial, se pueden utilizar esquemas de analgesia por infusión continua ya sea por vía intratecal o epidural. Por la vía neuroaxial se tratará de conseguir un bloqueo del sistema nervioso autónomo principalmente a nivel de las raíces raquídeas, buscando una analgesia sensitiva, con un bloqueo motor agregado que estará en relación con el fármaco administrado, su dosis y la concentración. En principio, se necesario un anestesiólogo que conozca esta técnica, que la prescriba e instale en el paciente elegido. Es necesario el entrenamiento del personal de enfermería con el objetivo de contar con personal debidamente capacitado en el cuidado y vigilancia de estos sistemas neuroaxiales de analgesia. En relación a la vía epidural se pueden señalar las siguientes ventajas: proporciona analgesia de calidad, permite el uso de anestésicos locales, reduce la incidencia de complicaciones tromboembólicas, y con cierto dominio de la técnica no interfiere con la deambulación. Dentro de sus desventajas, requiere de especialistas experimentados, de personal calificado para su vigilancia, y las complicaciones pueden ser de cierta gravedad (hipotensión severa, trastornos respiratorios, etc.). La tabla 3 muestra algunas dosis recomendadas de opiáceos por vía epidural para analgesia postoperatoria y la tabla 4 muestra las dosis recomendadas para analgesia postoperatoria por vía epidural empleando mezclas de opiáceos con anestésicos locales. Tabla 3. Opioides y dosis recomendadas por vía peridural Fármaco Dosis de carga Perfusión/hora Bolo Morfina 1 a 2 mg 0.2 a 0.4 mg 0.1 a 0.2 mg/hora Fentanilo 100 µg 50 a7 5 µg 25 a 50 µg /hora Tramadol 20 mg 8 mg 4 a5 mg/hora Metadona 1-5 mg 0.5 mg 0.5 mg/30 minutos En cuanto a los sistemas de infusión, cuando se utilizan bombas electromecánicas se deben de preparar en todos los parámetros que controla la bomba. La mayoría de las bombas permiten administrar una dosis inicial de fármaco (dosis de carga), para agilizar la instauración de la analgesia. De preferencia debe poder programarse los bolos de rescate a demanda del paciente, al presionar el botón correspondiente en los controles de la bomba. Esta dosificación del bolo de rescate debe ser la que produzca analgesia suficiente y no favorezca la aparición de efectos secundarios. En relación con la programación del bolo de rescate, es deseable que la bomba para poder ser manejada para su descarga por el paciente, nos permita programar un tiempo de cierre, que es el tiempo comprendido entre dos bolos de rescate. Esto constituye una medida de seguridad para evitar la posibilidad de sobredosificación y acumulación del fármaco, tomando en cuenta para su cálculo la vida media de distribución del fármaco elegido. Este lapso de seguridad entre dos dosis de rescate deberá tener la suficiente amplitud que le permita apreciar al paciente el efecto de la dosis auto administrada, antes de intentar aplicarse la siguiente dosis, a la vez no deberá ser tan prolongado como para que llegue a permitir una caída en la concentración plasmática hasta niveles subterapéuticos. Se deberá calcular la dosis de infusión continua de base, orientada a mantener una concentración plasmática constante, para tratar de lograr una analgesia sostenida. Casi todas las bombas contemplan la posibilidad de fijar una dosis máxima. Tabla 4. Dosis de opioides-anestésicos locales peridurales para analgesia postoperatoria Mezcla Dosis de Carga Perfusión /Hora Bolo Fentanil-bupivacaína 0.0625% 75 µg+3.75 mg (6 mL) 50 µg+2.5 mg (4 mL/hora) 12.5 µg+0.0625 mg/30 min Fentanil-ropivacaína (0.1 %) 75 µg+8 mg (6 mL) 50 µg+4 mg (4 mL) 12.5 µg+1 mg/30 minutos Morfina-bupivacaína 0.0625% 1 mg + 5 mg 0.15 mg + 1.8 mg (3 mL) 0.15 mg + 1.8 mg/30 min Morfina-ropivacaína (0.1%) 1 mg + 8 mg 0.15 mg + 3 mg 0.15 mg + 3 mg/30 minutos 4 mg + Tramadol-bupivacaína 0.125% 16 mg + 5 mg (4 mL) 8 mg + 2.5 mg (2 mL) 1.2 mg (1 mL 16 mg + 8 mg + 4 mg + Tramadol-ropivacaína 0.2% 8 mg (4 ml) 2.5 mg (2 ml) 2mg/30 min (1 ml) © Federación Mexicana de Anestesiología, A.C. 67 Lecturas recomendadas 1. 68 Tornero JC, Roqués V, Aliaga L. Técnicas regionales para control del dolor postoperatorio. En Dolor Agudo y Postoperatorio editado por Luis Aliaga Font. Grupo Menarini, S.A. España 2005. Pag 231-249. © Anestesia en México 2008;20(2): 66-68 2. 3. Rodríguez MJ. Bombas y elastómero, Infusión –ACP-, en dolor agudo y postoperatorio. Editado por Luis Aliaga Font. Grupo Menarini, S.A. España 2005. Pag 429-440. Recasens J. Control del dolor postoperatorio en hemorroidectomía ambulatoria mediante infusión intravenosa continua domiciliaria. Rev Soc Esp Dolor 2005;12: 74-80. Nota del Editor Descripción de la portada Dr. Víctor M. Whizar-Lugo Anestesia en México Editor en Jefe Anestesia en México Los pacientes quemados que ilustran la portada de este número de Anestesia en México reproducen imágenes habituales de un serio problema que está lejos de ser resuelto en nuestro país. Como menciona el Dr. Luna en su artículo especial incluido en este número, las quemaduras son una entidad con elevada morbimortalidad que requiere de un mayor apoyo en todos sus aspectos. Anestesia en México se ha preocupado por publicar temas relacionados no solo con nuestra especialidad, sino como en esta ocasión, con el dolor en los enfermos graves y en los pacientes quemados y es por esta razón que la portada se ilustra con esta imagen catastrófica. © Anestesia en México 2008;20(2): 69 69 Artículo de Investigación Consideraciones Neuroanestésicas en Neuroendoscopía Ventricular Dra. Rosa Magdalena Márquez- Castillo*, Dr. José Antonio Ramírez Ceballos**, Dr. Raúl Gonzaga Juárez* * Neuroanestesiólogo Centro Neurológico de Investigación Diagnóstico y Tratamiento S.C. HMCH Oaxaca **Neurocirujano. UMAE CMN Siglo XXI IMSS México D.F. Resumen Los cambios en la presión arterial y el aumento en la presión intracraneal ponen en riesgo la presión de perfusión cerebral (PPC). El aumento de la presión intracraneal debido a la introducción del endoscopio a los ventrículos y la irrigación durante el procedimiento disminuye la presión de perfusión cerebral, ya que la respuesta compensatoria de la presión arterial media se encuentra limitada por el efecto de los fármacos anestésicos. Objetivo: Determinar los cambios en la dinámica cerebral durante los procedimientos endoscópicos, como incremento de la presión intracraneal (PIC), la limitación de la respuesta en el aumento de la presión arterial media (PAM) como fenómeno compensatorio para mantener la presión de perfusión cerebral (PPC) generado por acción de los fármacos anestésicos, además de la relación en la posición del paciente, el tiempo del procedimiento quirúrgico, de irrigación y su relación con el despertar tardío reportado en este tipo de procedimientos. Material y Método. Se realizó un ensayo clínico, incluyendo a 21 pacientes de 47 programados para neuroendoscopía ventricular, de septiembre del 2005 a febrero del 2008 con riesgo quirúrgico anestésico (RQA) ASA E I-II- B y con Glasgow de 11-15. Se excluyeron pacientes, con antecedentes de hipertensión arterial sistémica descontrolada, Glasgow menor a 11 y aquellos que no desearan participar en el estudio. Bajo anestesia general balanceada (AGB), en posición neutra con ligera rotación de la cabeza en fowler a 15° y monitoreo tipo III presión arterial no invasiva (PANI), electrocardiograma (ECG), oximetría de pulso, Co2 Espirado y electroencefalograma (EEG). Después de la intubación se canula arteria para monitoreo de la presión arterial media (PAM). El neurocirujano coloca catéter intraventricular a través de un canal de trabajo para monitoreo de la PIC durante el procedimiento, la solución de irrigación y parenteral utilizadas fueron soluciones salinas al 0.9% y coloides parenterales. Resultados: Se realizaron 47 procedimientos endoscópicos de los cuales se incluyeron 21 pacientes 15 varones y 6 mujeres con edades de 18 a 76 años (media de 48.6 años) y un tiempo quirúrgico promedio de 21.5 min. En las cuales se reportaron picos intermitentes en la PIC durante la introducción del endoscopio de 25 a 60/mm Hg con una media 30.3/mm Hg y el inicio de la irrigación de 25 a 58/mm Hg con una media de 30.8/mm Hg. Se mantuvo una PIC promedio de 16 a 44.5/mm Hg y una media de 21/mm Hg y PAM de 88.2/mm Hg, PPC 68.3/mm Hg, y FC de 79.1/min. El EEG solo mostró disminución en el voltaje sin datos que sugirieran compromiso cardiovascular; en ninguno de los pacientes hubo cambios importantes en el sodio sérico. El tiempo promedio de irrigación fue de 20 min., en forma intermitente, con una rápida emersión anestésica y extubación. Discusión. Se considera que en la neuroendoscopía ventricular el monitoreo invasivo de PIC y PAM, el cálculo de PPC, el monitoreo EEG, gasométrico y electrolítico, y la adecuada posición del paciente que permita el retorno venoso adecuado así como el uso de soluciones de calidad para evitar hipervolemia que puede generar edema y aumento de la PIC, lo cual puede resultar deletéreo ya que el abordaje es a través de un pequeño trepano que reduce significativamente la complacencia cerebral que da una craneotomía convencional. Palabras clave: Neuroendoscopia, monitoreo, PIC,Perfusión Cerebral. © Anestesia en México 2008;20(2): 70-74 70 Abstract Changes in blood pressure and the increase of intracranial pressure place cerebral perfusion pressure (CPP) at risk. Increased intracranial pressure due to introducing an endoscope into the cerebral ventricles and irrigating during the procedure decreases CPP, given that the compensatory changes in mean arterial pressure are blunted by the effects of administered anesthetics. Objective: To determine the changes in cerebral dynamics during endoscopic procedures, specifically the increase in intracranial pressure (ICP), the limitation of the compensatory increase in mean arterial pressure (MAP) to maintain cerebral perfusion pressure (CPP) blunted by the activity of anesthetic drugs, as well as the effects generated by the patient’s position, surgical time, ventricular irrigation and the relationship of these with reportedly delayed recovery from anesthesia in these types of procedures. Materials and Methods: We performed clinical trials which included 21 patients from 47 scheduled ventricular neuroendoscopic interventions between September 2005 and February 2008, with a surgical anesthesia risk ASA E I-II-B and with a Glasgow Coma Scale (GCS) value of 11-15. Patients with a history of uncontrolled systemic arterial hypertension, GCS below 11 and patients who did not wish to participate in the study were excluded. The patients were maintained under balanced general anesthesia, the body at a 15o Fowler position with the head in the neutral but slightly rotated position. Monitoring included type III non-invasive arterial pressure monitoring (NIAP), electrocardiogram (ECG), pulse oximetry, exhaled CO2 measurement and electroencephalogram (EEG). After patient intubation, an arterial line was placed to monitor mean arterial pressure (MAP). The neurosurgeon placed the intraventricular catheter through a working tunnel to monitor ICP during the procedure. Irrigating and parenteral solutions were 0.9% saline and colloid solutions. Results: 47 endoscopic procedures were performed, of which 21 patients were included in the study. Patients were 18 to 76 years old (mean age 48.6 years), 15 male and 6 female. Average surgical time was 21.5 min. Intermittent peak ICP values between 25 and 60 mmHg (mean 30.3 mmHg) were reported on endoscope insertion, and at the beginning of irrigation between 25 and 58 mmHg (mean 30.8 mmHg). Mean ICP was maintained between 16 and 44.5 mmHg (mean 21 mmHg), MAP of 88.2 mmHg, CPP 68.3 mmHg and heart rate 79.1/min. The EEG only showed reduced voltage with no evidence of cardiovascular compromise. None of the patients demonstrated notable changes in serum sodium. The average time of irrigation was 20 minutes, intermittently, with rapid recovery from anesthesia and extubation. Discussion: During ventricular neuroendoscopy we consider it important to employ invasive monitoring of ICP and MAP, calculate CPP, monitor EEG, blood gases and serum electrolytes, as well as proper patient position to facilitate adequate venous return and careful use of high-quality solutions to avoid hypervolemia, which may cause edema and an increase in ICP, a potentially dangerous complication given that the surgical approach is through a small borehole, significantly reducing cerebral compliance offered by conventional craniotomy. Key words: neuroendoscopy, monitoring, ICP, cerebral perfusion Introducción L as técnicas de mínima invasión en neurocirugía se han desarrollado rápidamente en los últimos años. La neuroendoscopía es una técnica mínimamente invasiva que proporciona un acceso rápido a través de un pequeño trepano o mini craneotomía generando una mínima lesión a nivel cerebral. El sistema ventricular y el espacio subaracnoideo proporcionan las condiciones ideales para el uso del endoscopio.1 Esta nueva técnica, debido a su baja morbi-mortalidad está substituyendo procedimientos neuroquirúrgicos convencionales. La técnica anestésica para estos procedimientos se diferencia de la utilizada para los procedimientos convencionales ya que existen riesgos peri operatorios a los que deben enfrentarse los neuroanestesiólogos en estas nuevas técnicas de mínima invasión .2 Las metas más importantes en neuroanestesia es mantener la perfusión cerebral para conocer las demandas de oxigeno y glucosa, bajo circunstancias de reducción en la perfusión, con la finalidad de dar protección cerebral. El monitoreo peri operatorio de la perfusión transcraneal permite la detección oportuna de isquemia cerebral para optimizar la perfusión y oxigenación.3 El aumento de la PIC con picos mayores a 30 mm Hg se asocia a hipertensión arterial como una de las principales complicaciones, además de algunos otros cambios hemodinámicos relacionados con el aumento de la presión intracraneal, los cuales fueron monitorizados durante el procedimiento endoscópico.4 Las elevaciones intermitentes de la PIC, durante la irrigación en el procedimiento endoscópico se asocian a complicaciones postoperatorias como despertar tardío, que se podría atribuir como una complicación en la recuperación anestésica.5 Existen reportes de alteraciones hemodinámicas y cambios de electrolíticos relacionados con la tercer ventriculostomía endoscópica, sin embargo, estos son poco significativos cuando la solución de irrigación se realizó con solución ringer y las soluciones intravenosas se realizaron con solución salina al 0.9% .6 La electroencefalografía se considera un monitor confiable de la función del sistema nervioso central durante el monitoreo neuroanestésico o neurointensivo con un análisis global de la función así como el análisis de frecuencia y tiempo que nos permite realizar un mapeo cerebral que nos aporta información valiosa como la profundidad anestésica y la respuesta nociceptiva al estimulo quirúrgico, detección de cambios fisiopatológicos como isquemia cerebral y focos epileptógenos.7 Estudios recientes han demostrado que la electroencefalografía es un indicador confiable para la detección temprana de isquemia durante la cirugía de carótida y clipaje de aneurismas, con ventajas y limitaciones comparadas al doppler transcranial y potenciales evocados.8 Las opciones de monitoreo incluyen medición del flujo sanguíneo cerebral (FSC), © Federación Mexicana de Anestesiología, A.C. 71 presión intracraneal (PIC), presión de perfusión cerebral (PPC), adecuando la perfusión para mantener la oxigenación y bioquímica tisular cerebral. Conociendo la compleja fisiología del cerebro humano, no es de extrañar que una sola variable medida nos puede proporcionar el adecuado monitoreo del bienestar cerebral durante la cirugía o en los múltiples procesos fisiopatológicos que ocurren posterior al daño cerebral. Por esta razón el monitoreo multimodal incluye la medición combinada de la perfusión cerebral, oxigenación y estado metabólico.3 El objetivo de esta investigación fue analizar los cambios en la dinámica cerebral y hemodinámica durante los procedimientos endoscópicos e irrigación, como incremento de la PIC y disminución de la presión de PPC, aunado a la respuesta limitada por efecto anestésico en la respuesta compensatoria en el aumento de la presión arterial media (PAM), así como cambios electrolíticos y electroencefalográficos relacionados con el tipo y tiempo de procedimiento, soluciones de irrigación, la posición del paciente durante el evento quirúrgico, así como la relación que existe entre las soluciones intravenosas empleadas y el posible despertar tardío. Método y material Se realizó un ensayo clínico en el que incluyeron 21 pacientes de 47 programados para neuroendoscopía ventricular, de septiembre del 2005 a febrero del 2008 con riesgo quirúrgico anestésico (RQA) ASA E I-II- B y con Glasgow de 11-15. Excluyendo pacientes con antecedentes de hipertensión arterial sistémica descontrolada, Glasgow menor a 11 y que no desearan participar en el estudio. Bajo anestesia general balanceada, en posición neutra con ligera rotación de la cabeza en Fowler a 15° con monitoreo tipo III (PANI, ECG, PULSO OXIMETRIA, CO2 EXPIRADO y EEG de 16 canales), post intubación se cánula arteria para monitoreo de PAM y gases arteriales los cuales se monitorizan en 3 ocasiones: previo a la introducción del endoscopio, durante el procedimiento el neurocirujano coloca un catéter a través de un canal de trabajo del endoscopio o a nivel intraventricular para monitoreo de la PIC; el cual se conecta a un sistema hidráulico con un manómetro en mm Hg. La solución de irrigación se realizó con salino 0.9% a temperatura ambiente entre 25 y 27oC. Utilizamos soluciones endovenosas salina al 0.9% y coloides tipo heamacel. Todos los pacientes recibieron una técnica anestésica general balanceada con oxígeno-sevoflurano 0.5 a 1.25 CAM (concentración alveolar mínima), fentanyl con dosis de 3 a 5 µg/kg/hora y bloqueo neuromuscular con rocuronio de 600 µg/kg. Resultados Se realizaron 21 neuroendoscopías con monitoreo de la PIC en forma continua en un tiempo promedio de 10.5 min, con irrigación en forma intermitente y drenaje simultaneo, monitoreo de la PAM, PPCc (Presión de perfusión cerebral calculado) FC (frecuencia cardiaca). En el análisis estadístico de muestras relacionadas con una P= 0.000 (una P tan cerrada?) no conviene darle el privilegio de la duda con 72 © Anestesia en México 2008;20(2): 70-74 una P=0.001 o =0.005, en la relación de Glasgow inicial y final. Nuestros registros reportaron picos intermitentes de aumento de la PIC de 25 a 60mm/mm Hg, (media 30.3/mm Hg) durante la introducción del endoscopio y de 25 a 58/mm Hg (media 30.8/mm Hg) por periodos de tiempo menores a 45 segundos y durante el procedimiento se registró una PIC promedio de 21. La PAM de 88.2mmHg. La PPC calculada promedio fue de 68.3/mm Hg, con disminución importante durante los picos de hipertensión intracraneal de 40 mmHg en 2 pacientes durante la introducción del endoscopio y el inicio de la irrigación. La FC media de 79.1/min. El EEG solo mostró disminución en el voltaje sin datos que sugirieran compromiso vascular, en ninguno de los pacientes tuvimos cambios importantes en el sodio sérico ≥ 4mEq. Los pacientes tuvieron una rápida emersión anestésica y extubación valorados con Aldrete de 9. Se utilizó la escala de Glasgow pre anestésico y post anestésico, con la finalidad de valorar el estado neurológico de los pacientes encontrando una P=0.000 Durante la evolución de los pacientes tuvimos un caso de infarto cerebral, en un paciente a quien se le realizaron dos procedimientos de neuroendoscopía y además se le realizó derivación ventrículo-peritoneal. Este caso ingresó con diagnóstico de hidrocefalia secundaria a cisticercosis intra ventricular, que reportó la PIC más alta durante el procedimiento. Tabla2. Cifras promedio del monitoreo por eventos mmHg Basal Endoscopía Irrigación Transanestésico Cierre PAM PIC PPCc* FC 94.3 92.9 89.6 88.2 84.7 20 30 50.5 21 14 72.1 62.5 58.5 68.3 70.9 77 90 91 79 77 Discusión En los 21 procedimientos realizados no observamos en nuestros pacientes despertar tardío, mismo que se ha reportado repetidamente por el uso de solución salina durante la irrigación,4 recomendando para disminuir este evento el uso de soluciones ringer.5 Nosotros utilizamos en todos nuestros pacientes soluciones salinas al 0.9% para la irrigación, sin tener en el postoperatorio esta complicación, ni alteraciones a nivel sistémico de los electrolitos. Pero consideramos que el uso del monitoreo de la presión intracraneal en el transoperatorio nos permite determinar que debido a la irrigación existen aumentos de la presión intracraneal con valores hasta de 60 mm Hg que pudieran pasar desapercibidos durante el transoperatorio en aquellos casos que no se monitoriza la presión intracraneal en el transoperatorio debido a que no se determina una velocidad de irrigación y mucho menos se monitoriza la presión intracraneal. Estos resultados coinciden con los reportados en España por el grupo de Ferrer y cols,3 del tal manera que es posible que los cambios súbitos en la PIC pueden estar directamente relacionados con el despertar tardío. Los incrementos de la presión intracraneal se presentan por Tabla 1. Datos de los pacientes que participaron en el estudio Caso Sexo/Edad Hidrocefalia Cirugía 1 M/42 Cisticercos TVE/Extracción de cisticercos 2 F /54 Cisticercos TVE/Extracción de cisticercos 3 M /19 Cisticercos TVE/Extracción de cisticercos 4 M /41 Cisticercos TVE/Extracción de cisticercos 5 M /68 Cisticercos TVE/Extracción de cisticercos 6 M /72 Cisticercos TVE/Extracción de cisticercos 7 M /24 Cisticercos TVE/Extracción de cisticercos 8 F /74 Cisticercos TVE/Extracción de cisticercos 9 M /18 Cisticercos TVE/Extracción de cisticercos 10 F /55 Cisticercos TVE/Extracción de cisticercos 11 M /58 Secundaria TVE/Biopsia 12 F /76 Secundaria TVE/Drenaje de hematoma 13 M /20 Secundaria TVE/Biopsia 14 M /65 Secundaria TEV/Drenaje de hematoma 15 F /24 Cisticercos TVE/Extracción de cisticercos 16 M /18 Secundaria TVE/Monroplastía 17 M /58 Cisticercos TVE/Extracción de cisticercos 18 F /69 Secundaria TVE/BIOPSIA 19 M /72 Cisticercos TVE/Extracción de cisticercos 20 M /54 Secundaria TVE 21 M /41 Cisticercos TVE/Extracción de cisticercos periodos breves, ya que solo dura algunos segundos y no generan compromiso en la perfusión cerebral para ocasionar alguna lesión permanente esto debido a que durante el transoperatorio estuvimos realizando un monitoreo continuo de la presión intracraneal, informando al neurocirujano de dichos cambios y de esta forma acortando los periodos de irrigación, que de no ser monitorizados en la cirugía de tal forma que pudieran estar relacionado en los eventos del despertar tardío que han reportado en algunos casos de neuroendoscopía ventricular, por disminución en la presión de perfusión cerebral e hipoxia secundaria El monitoreo electroencefalográfico es un monitoreo confiable para determinar en forma temprana los cambios en la perfusión cerebral, dado que este es muy sensible a los cambios de oxigenación7 por lo que en los procedimientos endoscópicos es útil como auxiliar en el diagnostico y prevención de un daño importante por compromiso en la perfusión y oxigenación cerebral en estos casos. La endoscopia cerebral es un procedimiento de corta ECG 15 13 15 14 13 15 15 13 15 15 13 14 12 11 14 15 11 14 15 14 15 RQA ASA EIB U II B EIB E II B E IIIB E II B E II B UIII B EI B E II B U II B E III B E II B U II B E II B EIB U II B E II B E II B EIB E II B Tiempo quirúrgico e minutos 22 25 18 25 54 15 13 22 14 12 20 45 9 35 22 18 25 13 14 20 12 duración, en nuestros pacientes el tiempo del procedimiento endoscópico no fue mayor de 21 minutos, con un tiempo promedio de 10.5 minutos. Sin embargo, es importante mantener un monitoreo invasivo de la presión intracraneal durante la cirugía debido a que este permite el cálculo continuo de la presión de perfusión cerebral y evitar tiempos prolongados de hipertensión intracraneal que generan mal pronóstico con lesiones cerebrales que pueden ser transitorias o definitivas. El manejo anestésico del paciente durante los procedimientos endoscópicos debe tener un monitoreo estrecho que incluya monitoreo de la PIC y la PAM, ya que esto repercute en la dinámica cerebral particularmente en la PPC y el FSC, lo cual influye directamente en el pronóstico del paciente, Los picos en el aumento de la presión intracraneal comprometen el FSC de manera importante, motivo por el cual el registro electroencefalográfico representa una alternativa más en el monitoreo peri operatorio, ya que es altamente sensible a los cambios en el flujo sanguíneo,7 aunado a los controles de gases arteriales y electrolitos. La importancia de la posición de la cabeza respecto al resto del cuerpo es otro de los puntos que debemos cuidar ya que de ello depende un adecuado retorno venoso, así como la calidad de los líquidos parenterales que se utilizan para evitar hipervolemia que pueden generar edema y consecuentemente hipertensión intracraneal. Además de la disminución de la complacencia que ofrece una craneotomía convencional, ya que estos procedimientos se llevan a cabo con abordajes de mínima invasión a través de un pequeño trepano, que mantiene la rigidez normal del cráneo. Gráfica 1. Cambios en la PA, PIC, PPCc y FC © Federación Mexicana de Anestesiología, A.C. 73 Referencias 1. 2. 3. 4. 5. 74 Schubert A, Deogaonkar A, Lotto M, Niezgoda J, Luciano M. Anesthesia for minimally invasive cranial and spinal surgery. J Neurosurg Anesthesiol. 2006;18:47-56. Schroeder HW, Gaab MR., Intracranial endoscopy, Neurosurg Focus. 1999;15;6(4). Schubert A, Deogaonkar A, Lotto M, Niezgoda J, Luciano M. Anestesia for minimally invasive craneal and spinal surgery. J Neurosurg Anesthesiol 2006;18:47-56. Smith MB. Perioperative uses of transcranial perfusion monitoring, Anesthesiology Clinics 2007;25:557-577. Fabregas N, Lopez A, ValeroR, Carrero E, Caral L, Ferrer E. Anesthetic management of surgical neuroendoscopies: usefulness of monitoring the pressure inside the © Anestesia en México 2008;20(2): 70-74 6. 7. 8. 9. neuroendoscope. J Neurosurg Anesthesiol 2000;12:21-28. Fabregas N, Valero R, Carrero E, Tercero J, Caral L, Zavala E, Ferrer E. Episodic high irrigation pressure during surgical neuroendoscopy may cause intermittent intracranial circulatory insufficiency. J Neurosurg Anesthesiolo 2001;13:152-157. Derbent A, Ersahin Y, Yurtseven T, Turhan T. Hemodynamic and electrolyte changes in patients undergoing neuroendoscopic procedures. Childs Nerv Syst 2006;22;253-257. Pandin P. The neuroanestesiology assisted by the electroencephalogram, Ann FR Anesth Reanim 2004;23:395403. Tempelhoff R, Modica PA, Jellish. Cerebral monitoring during surgery of intracranial aneurysm: review of varius techniques and contribution of computerized EEG. Agressologie 1990;31:348-350. Artículo de Revisión Alteraciones Hematológicas Durante el Embarazo Dr. Rafael Hurtado Monroy*, Dr. L. Fernando García-Frade R.** *Jefe de Hematología ** Servicio de Medicina Interna Hospital Ángeles del Pedregal Camino a Santa Teresa 1055-243 Héroes de Padierna, México, D.F. [email protected] Resumen El embarazo es un estado procoagulante normal para proteger a la madre y al feto de un sangrado excesivo en el momento del nacimiento. Los cambios fisiológicos del embarazo alteran la coagulación y el sistema de fibrinolisis; muchos de los factores procoagulantes están aumentados y los factores anticoagulantes disminuyen, resultando en un aumento de la coagulación y baja de la fibrinólisis. Existen algunas enfermedades hematológicas que pueden coexistir durante el embarazo y que los anestesiólogos necesitan de conocer para establecer un mejor plan de manejo. Enfermedades como von Willebrand, Factor V Leiden, CID, púrpuras, deficiencias de hierro, ácido fólico o vitamina B sol algunas de la alteraciones hematológicas que pueden complicar al embarazo si no son tratadas en forma adecuada. Las anomalías preexistentes de la coagulación pueden afectar al embarazo y viceversa. Estos cambios afectan el modo del parto y el plan de analgesia y anestesia dependiendo de su estado hiper o hipocoagulable. Este artículo revisa las alteraciones hematológicas más comunes y severas durante el embarazo. Palabras clave. Enfermedades hematológicas, embarazo Abstract Pregnancy is a procoagulant normal condition that protects mother and fetus from excessive bleeding during delivery. Physiological changes in pregnancy affect the coagulation and fibrinolytic systems. Many of the clotting factors increase and anticoagulation factors decrease causing augmented coagulation and decreased fibrinolysis. There are several hematological diseases that may coexist during pregnancy that needs to be understood by the anesthesiologist in order to give a better anesthesia care. Illness like von Willebrand, Leiden Factor V, purpura, DIC, iron, as well as deficiency of folic acid or B12 are some of the hematological entities that may jeopardize pregnancy if are not treated properly. Pre-existing coagulation abnormalities may affect the course of pregnancy and nature of coagulopathy may also be modified by pregnancy. Changes in coagulation affect the mode of delivery and the approach to analgesia and anaesthesia in patients with hypocoagulable or hipercoagulable disorders. This review article describe the most common or severe hematological disorders in pregnancy. Key words. Hematological disorders, pregnancy. Alteraciones hematológicas durante el embarazo Las alteraciones hematológicas en el embarazo pueden ocurrir en mujeres sanas o en aquellas que tienen padecimientos pre-existentes como la diabetes, hipertensión arterial, trombofilia y otras, padecimientos que las predispone a una complicación hematológica o médica de magnitud variable. En la tabla 1 se anotan las alteraciones hematológicas más frecuentes en el embarazo y que se deben tomar en cuenta. © Anestesia en México 2008;20(2): 75-84 Tabla 1. Alteraciones hematológicas en la embarazada 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. Coagulación intravascular diseminada (CID). Anticonceptivos orales. Deficiencia de hierro. Deficiencia de ácido fólico y vitamina B12. Trombocitopenia. Trombofilia y terapia antitrombótica. Hemorragia anormal. Microangiopatía trombótica. Trombocitopenia inducida por heparina. 75 Coagulación intravascular diseminada en el embarazo La CID es un síndrome grave que cursa con hemorragia y trombosis secundaria a una hiperactivación de la trombina (hipertrombinemia).1 La complicación puede ocurrir como consecuencia de los siguientes eventos: accidentes obstétricos, embolismo de líquido amniótico, desprendimiento placentario, placenta previa, pre-eclampsia, eclampsia, síndrome de HELLP (hemólisis, elevación de enzimas hepáticas y cuenta plaquetaria disminuida), síndrome de feto retenido, retención de productos placentarios y aborto. Por otro lado la CID se puede asociar con enfermedades malignas ginecológicas: cáncer de ovario, uterino o de mama. Fisiopatología. La hiperactivación de la trombina en la circulación por cualquiera de sus vías es la base principal de la CID y la complicación mayor es la trombosis con depósito de monómeros de fibrina y por fibrina polimerizada en la microcirculación. La mayoría de estas consecuencias son mediadas por el insulto procoagulante, por otros sistemas activadores de trombina y por la liberación de citocinas inducidas por trombina. También la mayoría de las complicaciones en la CID ocurren por el daño endotelial, la liberación de productos del endotelio y liberación de factor tisular, citocinas e interacción endotelial con granulocitos, linfocitos y monocitos o macrófagos. La elevación de la plasmina circulante es la responsable de la hemorragia en la CID a través de la creación de productos de degradación de la fibrina (PDF) y su interferencia con el monómero de fibrina polimerizado y la función plaquetaria. Este círculo fisiopatológico explica porque los pacientes con CID experimentan tanto hemorragias significativas como trombosis difusa. Diagnóstico clínico. Los signos y síntomas de la CID son variables y consisten en fiebre, hipotensión, acidosis, proteinuria e hipoxia, pero los signos más específicos que deben hacer sospechar CID son la presencia de petequias y púrpura, flictenas hemorrágicas, hematomas subcutáneos grandes, acrocianosis, y en ocasiones, grave gangrena. Se puede presentar hemorragia en el sitio de venopunción, hemorragia intracraneal, gastrointestinal, intra-abdominal, retroperitoneal, genitourinaria e intrapulmonar. La disfunción orgánica resultante de la trombosis microvascular incluye al corazón, riñón, hígado, pulmón y sistema nervioso central (SNC). Diagnóstico de laboratorio. En la tabla 2 se enlistan las pruebas de diagnóstico de mayor utilidad en CID. Tratamiento. El manejo de estas enfermas debe de ser interdisciplinario y con la meta primaria de que para proteger al feto hay que primero tratar a la madre. En la tabla 3 se encasillan los pasos más importantes Tabla 3. Manejo integral de las pacientes embarazadas con CID 1.- Terapia individual 3.- Detener el proceso Sitios y gravedad de la intravascular hemorragia. Heparina subcutánea Sitios y gravedad de la Heparina de bajo peso trombosis. molecular Enfermedad precipitante. Antitrombina III Estado hemodinámico. Antiagregantes plaquetarios Edad. Heparina intravenosa 2.- Detener el proceso primario. 4.- Transfusión de: Evacuar el útero. Concentrados plaquetarios Iniciar antimicrobianos. Paquetes globulares Respuesta inflamatoria aguda. Concentrado de antitrombina III Substitución de volumen. Plasma fresco congelado Vía aérea si es necesario. Crioprecipitados: Esteroides (su uso requiere (Factor VIII, Fibrinógeno) cuidadosa 5.-Inhibir la fibrinogenolísis consideración). residual Tratamiento antineoplásico: Ácido epsilonaminocaproico (malignidad ginecológica). Ácido tranexámico Anticonceptivos orales y terapia hormonal de reemplazo en asociación a enfermedad tromboembólica Anticonceptivos orales. Existe una asociación entre anticonceptivos orales (ANCO) e incremento de eventos tromboembólicos.2 Los estudios que involucraron a los que ahora se clasifican en ANCO de primera generación (50 µg de estrógeno y progesterona) indicaron un riesgo mayor de 6 a 8 veces de embolismo pulmonar, 2 a 4 veces de riesgo para infarto al miocardio y 2 a 6 veces para accidente cerebrovascular. En base a estos datos se realizaron dos cambios a la fórmula de los ANCO: el estrógeno contenido se redujo de 50 a 30 y 35 µg y un progestágeno (el levonorgestrel). Estos compuestos se les conoce actualmente como ANCO de segunda generación. Más recientemente se realizó otro cambio a la fórmula para hacerlos más seguros y se disminuyó el estrógeno de 30 a 20 µg y se agregaron 3 nuevos progestágenos, desogestrel, gestodene y norgestimato. Este cambio en la formulación disminuyó el riesgo de infarto al miocardio, accidente cerebrovascular, trombosis venosa profunda y especialmente embolismo pulmonar.3 No se conoce el mecanismo fisiopatológico mediante el cual los ANCO pueden producir enfermedad tromboembólica y sobre todo, es importante considerar que las pacientes pueden tener trombofilia como se describe en el tema específico. No obstante, un estudio reciente informó del incremento en Tabla 2. Pruebas de laboratorio necesarias en CID Dímero-D aumentado Tiempo de Protrombina prolongado Tiempo Parcial de Tromboplastina prolongado Lisis de Euglobulina normal o disminuida Plaquetas disminuidas Tiempo de Trombina prolongado Glóbulos rojos-Esquistocitos Fibrinógeno disminuido (frotis periférico) Fibrinopéptido A aumentado (ELISA) 76 © Anestesia en México 2008;20(2): 75-84 los niveles de protrombina, factor VII, factor VIII, factor X, fibrinógeno, y fragmentos de protrombina 1+2 y disminución en los niveles de factor V durante el uso de anticonceptivos orales. Estas alteraciones fueron significativamente más intensas con el uso de ANCO de tercera generación en comparación con los de segunda generación que contienen levonorgestrel. Terapia hormonal sustitutiva (THS). Se acepta que las mujeres antes de los 50 años de edad tienen menor riesgo de enfermedad cardiovascular en especial ateroesclerosis en comparación al hombre de edad similar. Antes de los 50 años, la relación mujer-hombre para enfermedad cardiovascular es 1:2, pero a los 80 años de edad es 1:1. La reducción en esta diferencia se asocia con el comienzo de la menopausia natural. Estas observaciones y otras sugieren que las hormonas sexuales femeninas en especial el estradiol y la progesterona, podrían proteger contra la enfermedad cardiovascular. La THS disminuye la enfermedad cardiovascular y los accidentes cerebrovasculares así como la formación de placa ateroesclerótica, osteoporosis y síntomas menopáusicos y se sugiere también una reducción en la mortalidad. Las combinaciones de estrógenos con progestina logran una mayor reducción en la enfermedad coronaria cardiaca que el uso solo de estrógeno, pero la combinación de éstos no disminuye el riesgo de accidente cerebrovascular. Estudios observacionales indican que el uso de estrógenos en la postmenopausia incrementa el riesgo de trombosis venosa profunda por un factor de 2 a 3.5. Deficiencia de hierro en el embarazo La anemia en la gestación ocurre como consecuencia dilucional al inicio del embarazo y se requiere una evaluación clínica y de laboratorio cuidadosa como parte indispensable del cuidado prenatal. Conviene considerar algunos aspectos fisiológicos básicos que ocurren en la gestación y que de alguna manera afectan al tejido sanguíneo y posteriormente poder distinguir los procesos patológicos que requieran la intervención diagnóstica y terapéutica por el hematólogo. La caída de las resistencias periféricas debida a la dilatación arteriolar y hemodilución son cambios que favorecen la disminución de la viscosidad sanguínea y un transporte de oxígeno óptimo. El volumen plasmático se incrementa de 600 a 1700 mL, promedio 1050 mL, de la sexta a la trigésima cuarta semana de la gestación y la masa eritroide aumenta de 270 a 500 mL, con un promedio de 320 mL. Con la consecuente hemodilución y caída del hematocrito. La también consecuente hipervolemia incrementa el flujo sanguíneo al riñón, piel, miometrio y constituye una reserva contra la hemorragia durante el parto. Dentro de las causas de anemia en el embarazo, la más frecuente es la deficiencia del hierro y se deberá tener en cuenta que el hierro corporal total en el adulto es de 4 g. De los cuales ¾ partes serán para integración de la hemoglobina circulante y el hierro disponible que está unido a la transferrina plasmática y el resto se guarda en la ferritina o como hemosiderina. Los requerimientos diarios de un adulto son de 1mg, que son suficientes para compensar las pérdidas normales del metal. En el embarazo la mujer tiene demandas mayores de hierro y si sus reservas previas están disminuidas su producción de glóbulos rojos será entonces disminuida y también por lo tanto tendrá anemia en alguna etapa de la gestación. Los requerimientos de hierro en la mujer no embarazada y en edad fértil son de 1.5 mg por día debido a la pérdida sanguínea obvia en sus periodos menstruales. El embarazo aumenta las necesidades de hierro hasta un total de 1g, de los cuales 500 mg se usarán para aumentar la masa eritroide, 250 mg para el feto, 25 mg para la placenta y 220 mg reponen las pérdidas insensibles del metal. En un estudio en México Kaufer demostró que al inicio del embarazo el 50% de las mujeres ya tienen deficiencia de hierro lo cual se explicó porque la vida fértil de la mujer mexicana se caracteriza por multi embarazos y periodos intergenésicos cortos. Los efectos de la deficiencia de hierro durante el embarazo darán como resultado una disminución en la concentración de hemoglobina materna que a su vez explica un balance negativo de hierro. El tratamiento profiláctico aumenta los niveles de la hemoglobina lo cual es un efecto benéfico de la suplementación. Los datos clínicos y los estudios previos demuestran que la suplementación de hierro se justifica al encontrar niveles de ferritina en sangre disminuidos en sangre de cordón umbilical en hijos de mujeres con ferritina también disminuida y esta situación favorece anemia neonatal. En casos extremos de mujeres embarazadas hasta con 6 g/dL de hemoglobina obtienen productos con una disminución importante del crecimiento del producto, disminución en el peso de la placenta y en el número de cotiledones de la misma.4 Manifestaciones clínicas. La anemia grado I (hemoglobina mayor de 10 g/dL) es asintomática excepto durante el ejercicio físico intenso o en presencia de compromiso cardiovascular. Las mujeres que tienen anemia por deficiencia de hierro pueden experimentar disminución en la capacidad de trabajo y deficiencias cognitivas, la anemia grado IV (menor a 5g/dL) produce hipoxemia grave. Los signos y síntomas específicos pueden sugerir anemia por deficiencia de hierro o pérdida sanguínea crónica, genitourinaria o gastrointestinal. Las manifestaciones tisulares incluyen “Pica” el cual se observa en cerca del 50% de los pacientes, además puede incluir geofagia (ingesta de tierra o arcilla) o pagofagia (ingesta de hielo), síndrome de Plumer Vinson, caída fácil del cabello, uñas quebradizas y son frecuentes incluso antes del desarrollo de anemia. Exploración física. El examen abdominal y bimanual en la mujer puede revelar una causa ginecológica de sangrado. La exploración rectal debe acompañar a la pélvica bimanual y es también esencial para el diagnóstico ya que cerca del 12 % del cáncer de recto se detecta por la examinación rectal digital. También se debe examinar la materia fecal para detectar la presencia de sangre oculta ya que en el cáncer gastrointestinal o pólipos se encuentran en el 28% de los pacientes con sangre oculta positiva en heces. El estudio es válido con antecedente negativo de ingesta de carne roja en por lo menos 3 días previos. Hallazgos del laboratorio. En la tabla 4 se anotan los valores importantes de alerta: © Federación Mexicana de Anestesiología, A.C. 77 Tabla 4. Valores de importancia en el diagnóstico de deficiencia de hierro • • • • • • • • Hemoglobina menor a 11gr/dl en el nivel del mar Índices eritrocitarios disminuidos Anemia microcítica hipocrómica Amplitud de Distribución de eritrocitos (ADE) aumentado Hierro sérico disminuido Capacidad de fijación del hierro aumentada Índice de saturación disminuido Transferrina disminuida Otras posibles causas de anemia microcítica incluyen: deficiencia de hierro (por deficiencia en la dieta o pérdida sanguínea), talasemia menor, beta talasemia intermedia y mayor, anemia sideroblástica, anemia por enfermedad crónica o hemoglobinopatías (los valores de hierro en sangre son aumentados). Tratamiento. El tratamiento de la deficiencia de hierro se deberá enfocar desde la primera consulta prenatal e intentar documentar el estado de la deficiencia de hierro ya sea por marcadores clínicos y los de laboratorio pero en los casos en los que no se cuente con la infraestructura para el estudio de laboratorio con las determinaciones de hierro, tranferrina, ferritina, etc. Una anemia hipocrómica microcítica en primer lugar deberá orientar al diagnóstico de deficiencia de hierro y obligará a suplementar a la paciente con el metal durante todo el embarazo y aún después. La fórmula para el cálculo de déficit total de hierro es:5 Déficit total de hierro = peso x (50 - 2.4 x Hb) Todas las mujeres embarazadas deben recibir una dosis oral diaria de 27 mg de hierro ferroso elemental para las necesidades del embarazo, alumbramiento y/o cesárea y también como profilaxis contra la desaturación de los depósitos del hierro. Las pacientes con intolerancia al hierro oral o aquellas con problemas específicos que se limita la absorción del hierro pueden requerir tratamiento por vía parenteral con hierro en mujeres sin antecedentes alérgicos ya que la aplicación parenteral puede producir edema angioneurótico. Deficiencia de ácido fólico (folato) y vitamina B12 (cobalamina) en el embarazo. Como ocurre para el hierro, el ácido fólico aumenta también su requerimiento para satisfacer la eritropoyesis materna y fetal por lo que la deficiencia de folatos resultará no solo del aumento en los requerimientos sino en una dieta insuficiente. La importancia de reconocer la macrocitosis en la biometría hemática con volúmenes eritrocitarios mayores a 90 fl y anemia megaloblástica establecida obligará a descartar niveles eritrocitarios y en el suero el valor de ácido fólico disminuidos ya que la deficiencia de folatos se asocia a muerte neonatal, parto prematuro, desprendimiento prematuro de placenta normo inserta y malformaciones en el feto. La prevalencia de la deficiencia de folato también varía en los países de diferente nivel socioeconómico de 1.4 a 46%, por lo cual se sugiere la suplementación de ácido fólico con 5 mg al día. La deficiencia de vitamina B12 es otra causa de anemia macrocítica en el embarazo, y como es esperado los requerimientos y demandas fetales aumentan y ya que la vitamina B12 en la dieta proviene de fuente animal se observaría anemia megaloblástica por deficiencia en raros casos y su aparición deberá hacer sospechar anemia perniciosa o mala absorción intestinal. Las causas de macrocitosis incluyen: elevación de glucosa sérica, crioaglutininas, deficiencia de ácido fólico o vitamina B12, quimioterapia antineoplásica, antivirales, anticonvulsivantes, síndromes mielodisplásicos, enfermedad hepática, alcohol, pos esplenectomía, hipotiroidismo y defectos en el metabolismo de tiamina. Laboratorio. La deficiencia de cobalamina se presenta con 1. Anemia macrocítica 2. Disminución de vitamina B12 en suero 3. Elevación de ácido metilmalónico en suero 4. Elevación de homocisteína total en suero La deficiencia de folato se presenta con: 1. Disminución de folato en suero y eritrocitos 2. Ácido metilmalónico en suero normal 3. Elevación de homocisteína total en suero Tratamiento de deficiencia de folato. La deficiencia de folato demuestra el mecanismo más común de hematopoyesis megaloblástica en el embarazo y puerperio. Los alimentos con mayor contenido en folatos son los vegetales verdes, hígado y levaduras. Se recomienda prevenir la cocción ya que puede destruir significativamente el folato disponible. Los depósitos tisulares normales de folato son de 5 mg con un requerimiento diario de 50 µg. Estos depósitos limitados resultan en una deficiencia de folato con una deprivación en la dieta en tan solo pocas semanas. Aunque el requerimiento normal diario es de 50 µg en una persona normal y se aumenta 10 veces en el embarazo por lo cual el reemplazo oral deberá ser en dosis de 500 µg por día. En síndromes de mala absorción es preferible una dosis oral diaria de 1mg. y Tabla 5. Manifestaciones clínicas de deficiencia de cobalamina y folato Condición B12 Desmielinización de columna espinal posterolateral (parestesia, pérdida de vibración, sensibilidad posicional, hiporreflexia y Lesiones ataxia). Neuropatía periférica. Depresión, irritabilidad y pérdida neurológicas de la memoria Otras lesiones 78 Glositis y atrofia papilar de la lengua. Hiperpigmentación de piel y pseudotumor cerebri © Anestesia en México 2008;20(2): 75-84 Folato Defectos congénitos del tubo neural Aborto espontáneo Bajo peso y estatura al nacer. los depósitos titulares se llenan en 1 a 2 semanas con terapia oral diaria y la duración dependerá de persistencia de la causa. Aunque en el embarazo la profilaxis con folato sea de 500 µg al día, será de tomar en cuenta la historia de embarazos previos que presentaron defectos del tubo neural, o la historia familiar positiva para estos defectos por lo que se deben administrar 4 mg, con inicio 4 semanas antes de la concepción y continuarlo a través del primer trimestre. La deficiencia de folatos se asocia con el incremento en la frecuencia de episodios convulsivos en pacientes con terapia anticonvulsivante, por lo que deben recibir 1mg de ácido fólico al día. Tratamiento para deficiencia de cobalamina (deficiencia de vitamina B12). Los depósitos de cobalamina (principalmente en hígado y médula ósea) son entre 7 y 15 mg. La deficiencia ocurre con manifestaciones clínicas evidentes cuando los depósitos titulares se reducen del 30 a 50% de lo normal. El principal mecanismo de deficiencia de cobalamina se relaciona con disminución en su absorción y el requerimiento mínimo diario en una persona normal es de 2 µg y en la mujer embarazada es de tan solo 2.5 µg por día, por lo que el tratamiento inicial debe comenzar con vitamina B12 (cianocobalamina), 1mg administrado por vía intramuscular ya que es la presentación disponible en el comercio. El mecanismo fisiopatológico de la deficiencia determinará el curso de la terapia. Cuando la secreción de factor intrínseco gástrico es anormal (anemia perniciosa), la cobalamina se debe administrar por vía intramuscular de por vida. En los pacientes con déficit neurológico la cobalamina se debe administrar por los primeros 6 meses hasta que exista una recuperación neurológica máxima. La cobalamina oral se puede usar después de que se llenaron los depósitos titulares con terapia parenteral. Se encuentran disponibles las tabletas para administración oral de 1mg, y se deben administrar diario. Los depósitos de cobalamina normales son adecuados para 1 a 3 años en ausencia de suplementos por lo que la deficiencia es poco común excepto en el embarazo. Trombocitopenia gestacional y trombocitopenias inmunes en el embarazo Una paciente embarazada aparentemente sana que presenta trombocitopenia puede tener una trombocitopenia benigna gestacional o una trombocitopenia mediada por anticuerpos. La diferenciación de estos dos tipos es crítica para el manejo adecuado de la madre y el feto. Las trombocitopenias inmunes y benignas asociadas al embarazo incluyen:6,7 1. Trombocitopenia benigna gestacional 2. Trombocitopenia autoinmune en el embarazo Trombocitopenia benigna gestacional. La inclusión de la cuenta plaquetaria en el laboratorio de las pacientes embarazadas conduce a la identificación de mujeres asintomáticas y aparentemente sanas con trombocitopenia, la cual en esta situación clínica es resultado de una disminución de la sobrevida plaquetaria en asociación con activación del sistema de coagulación. Las pacientes embarazadas con trombocitopenia que se identifican como trombocitopenia benigna gestacional requieren mínimas intervenciones diagnósticas o terapéuticas. Se trata de mujeres sanas sin historia de trombocitopenia con disminución leve en la cuenta plaquetaria descubiertas incidentalmente en estudios de laboratorio de rutina. No se asocia con trombocitopenia en el neonato. Trombocitopenia autoinmune en el embarazo (TAE). Esta condición se debe diferenciar de la trombocitopenia benigna gestacional. Un autoanticuerpo de clase IgG produce la trombocitopenia por lo que la proteína anormal cruza la placenta y en la circulación fetal se une a las plaquetas fetales y el complejo anticuerpo-plaqueta causa trombocitopenia. Los neonatos de madres con trombocitopenia inmune tienen alto riesgo de sangrado y se deben controlar con minuciosidad. La historia previa de TAE en la madre o historia previa del neonato con cuenta plaquetaria baja es de importancia. El criterio que se acepta para diagnóstico de TAE incluye trombocitopenia que se acompaña por una médula ósea con un número normal o aumentado de megacariocitos sin otra causa de trombocitopenia (medicamentos, enfermedades de tejido conectivo como lupus o artritis reumatoide, hipertiroidismo o cáncer). Existen entonces, factores que pueden ayudar a diferenciar la trombocitopenia gestacional benigna que tiene un mínimo riesgo de trombocitopenia en el feto de la trombocitopenia inmune que conduce a un alto riesgo de disminución en la cuenta plaquetaria fetal y hemorragia: 1. Historia previa de TAE antes del embarazo sugiere que la madre puede tener anticuerpos contra sus plaquetas y las de su hijo. 2. Cuando la trombocitopenia en la madre se detecta durante el embarazo en ausencia de episodio previo de trombocitopenia sugiere el diagnóstico de trombocitopenia benigna gestacional. 3. Una disminución importante en la cuanta plaquetaria materna (menor a 80 x 109/L) sugiere TAE. Tratamiento. Las pacientes con trombocitopenia gestacional benigna no requieren tratamiento específico y se les debe permitir el parto vaginal de rutina. En general la paciente con TAE no requiere terapia cuando no existen signos o síntomas de hemorragia y las plaquetas se mantienen en valores mayores de 30 x 109 /L, las pacientes con valores plaquetarios de <10 x 109 /L se deben tratar con corticoesteroides y en su caso megadosis de IgG parenteral. Las pacientes con cuentas entre 10 a 30 x 109 /L pueden también recibir esteroides 1 mg/kg por 4 semanas y/o IgG intravenosa y en el caso de no responder al tratamiento se deberá considerar la esplenectomía. Trombofilia en el embarazo La enfermedad trombótica en el embarazo se considera una de las complicaciones de mayor gravedad ya que la morbimortalidad es de riesgo fatal. Aunque en últimos años se lograron avances importantes para definir la etiología y fisiopatología, las formas de profilaxis y tratamiento tuvieron mínimas variaciones, por lo que el tratamiento y profilaxis sigue como un reto para el clínico ante una mujer con © Federación Mexicana de Anestesiología, A.C. 79 enfermedad trombótica y embarazo. Por tradición se consideran factores físicos (estasis venosa progresiva, aumento en la presión en los vasos pélvicos) como riesgos que favorecen hipercoagulabilidad y al parecer a estas condiciones se agregan factores predisponentes como historia de cesáreas previas, parto vaginal instrumental, multiparidad y edad avanzada, supresión de la lactación por estrógenos, tromboflebitis previa y las de mayor asociación como entidades reconocidas de riesgo como cardiopatías valvulares, obesidad, insuficiencia venosa crónica, trauma e inmovilización prolongada y las infecciones crónicas. El término trombofilia se aplica a las condiciones inherentes o adquiridas que incrementan el riesgo de enfermedad tromboembólica y la incidencia de pre-eclampsia y desprendimiento de placenta. La existencia de mutación de factor V de Leiden, deficiencia de proteína C, deficiencia de proteína S, deficiencia de antitrombina III y la existencia de anticuerpos antifosfolípido aumentan el riesgo de trombosis. Deficiencia de proteína C, proteína S y antitrombina III. Su deficiencia aumenta el riesgo de tromboembolismo durante el embarazo y en el periodo postparto. La deficiencia de antitrombina III y proteína C aumentan la incidencia de trombosis venosa profunda (con mayor frecuencia deficiencia de proteína C). La deficiencia de proteína S se asocia con eventos tromboembólicos en el periodo postparto. Mutación del Factor V de Leiden (FVL). La mutación del FVL se asocia con un riesgo ocho veces mayor de complicaciones tromboembólicas. La prevalencia de mutación del FVL es frecuente en la mujer embarazada y en el primer trimestre del embarazo es el periodo con mayor incidencia de eventos tromboembólicos y puede ocurrir en el 30% de éstos en el puerperio. Síndrome Antifosfolípido. El término síndrome antifosfolípido se refiere a la asociación clínica entre anticuerpos antifosfolípido y un síndrome de hipercoagulabilidad. Los subgrupos de anticuerpos antifosfolípido detectados son: anticuerpos anticoagulante lúpico, anticuerpos anticardiolipina y los anticuerpos anti-beta 2-glicoproteína I. La trombosis venosa y sobre todo venosa profunda es la manifestación más frecuente del síndrome antifosfolípido y ocurre en el 29 a 55% de los pacientes con el síndrome durante un promedio de menos de seis años. Más de la mitad de los pacientes tienen embolia pulmonar. La trombosis arterial es menos frecuente que la venosa y se manifiesta con isquemia o infarto. Cerca del 50% de las oclusiones arteriales se presentan en el SNC con accidente cerebrovascular o isquemia cerebral transitoria y por otro lado las oclusiones coronarias se presentan en el 23% y el 27%, el resto de las oclusiones arteriales se presentan en diversos sitios como en las arterias subclavias, renales, pedias y otras, sin embargo cualquier órgano se puede afectar en la presentación del síndrome. Otras manifestaciones del síndrome incluyen: trombocitopenia en el 40 a 50% de los pacientes y anemia hemolítica en el 14 a 23% de los pacientes. Consideraciones obstétricas. La paciente embarazada con anticuerpos antifosfolípido tiene una alta proporción de aborto dentro del período fetal (10 semanas o más de la gestación), parto prematuro, pre-eclampsia e insuficiencia uteroplacentaria. Cerca del 10 al 20% de las pacientes con abortos recurrentes en periodos pre-embriónicos (menos de 6 semanas de gestación) y embriónicos (6 a 9 semanas de gestación) tienen anticuerpos antifosfolípido sin otra condición médica. Los efectos adversos del síndrome en la paciente embarazada pueden resultar de una perfusión placentaria insuficiente por una trombosis localizada o probablemente por interferencia con la anexina V, que producen los anticuerpos antifosfolípido. Tratamiento. La administración de heparina en la mujer embarazada es tan efectiva como la prednisona en prevenir pérdida fetal. Dos estudios prospectivos recientes muestran que la administración de heparina con dosis bajas de aspirina son más efectivas que la administración de aspirina sola en la mujer con anticuerpos antifosfolípido e historia de abortos en periodos pre-embriónicos o embriónicos. La administración de heparina después de la demostración ultrasonográfica de producto vivo es el tratamiento de Tabla 6. Terapia trombo profiláctica en el embarazo8 Riesgo Pacientes • Pacientes con historia familiar de TVP*. Con deficiencia de Mínimo proteína C o S ó factor V Leiden heterocigoto Intermedio • • • • Homocigoto factor V Leiden Historia de aborto espontáneo Preeclampsia y trombofilia TVP única y trombofilia HBPM durante el embarazo y posparto Máximo • • • • Evento tromboembólico agudo en embarazo actual. Prótesis valvular cardiaca. Deficiencia de antitrombina III. Historia repetida de complicaciones tromboembólicas. Dosis altas durante el embarazo y postparto. Anticoagulantes orales 1 a 2 días después del parto por 12 semanas *TVP: Trombosis venosa profunda. 80 Manejo Profilaxis postparto HBPM+ © Anestesia en México 2008;20(2): 75-84 +HBPM: Heparina de bajo peso molecular. elección. La recomendación actual es el uso de la heparina de bajo peso molecular y puede sustituir a la heparina convencional en el tratamiento de la paciente embarazada con síndrome antifosfolípido, ya que se evita en parte el riesgo de trombocitopenia inducida por heparina. Síndrome Antifosfolípido Catastrófico. Una minoría de pacientes con aíndrome antifosfolípido presentan un síndrome agudo y grave que se caracteriza por oclusiones vasculares múltiples y simultáneas que conducen a la muerte a pesar de tratamiento. Este síndrome se define por la presencia clínica de tres o más órganos involucrados en un periodo de días o semanas con evidencia histopatológica de oclusiones múltiples de grandes o pequeños vasos. La tabla 6 es una guía de terapia trombo profiláctica que sugiere el grupo de trabajo alemán para profilaxis trombótica en el embarazo y en el puerperio.8 Las pacientes con trombosis venosa profunda en embarazo actual o aquellas con deficiencia de antitrombina III, pacientes con prótesis valvular cardiaca y pacientes con terapia anticoagulante a largo plazo deben ser consideradas como pacientes de alto riesgo y deben recibir HBPM subcutánea (2 x 40 mg enoxaparina, 3000 U nadroparina) repartida en dos dosis al día. La terapia anticoagulante se debe continuar hasta 12 semanas después del parto. Las pacientes con un episodio previo de trombosis en combinación con trombofilia (deficiencia de proteína C o S, mutación del Factor V de Leiden o Síndrome Antifosfolípido), los pacientes con inicio temprano de pre-eclampsia o hemólisis, elevación de enzimas hepáticas y cuenta de plaquetas disminuida (HELLP) son consideradas de riesgo moderado para trombosis venosa profunda y deben recibir HBPM una vez al día (40 mg de enoxaparina o 5000 U de nadroparina). Las pacientes con historia familiar de trombosis venosa o aquellas con deficiencia de proteína C o S o mutación de Factor V de Leiden son consideradas de bajo riesgo para trombosis venosa profunda y deben ser tratadas con HBPM o anticoagulantes orales en el periodo postparto. Hemorragia anormal en el embarazo Enfermedad de von Willebrand (EvW) (Tabla 7). La EvW es el trastorno hemorrágico hereditario más frecuente, pudiendo aparecer hasta en uno de cada 800 a 1000 individuos. Es un defecto cualitativo o cuantitativo del factor de von Willebrand (FvW), y actualmente se reconoce que es la coagulopatía hereditaria más común. El FvW actúa en la hemostasia al unirse a los receptores de glicoproteína Ib y glicoproteína IIb/IIIa de las plaquetas y produce la adhesión interplaquetaria. La proteína se produce en las células endoteliales y se almacena en los cuerpos de Weibel-Palade de la célula endotelial, y la hemorragia que ocurre en los pacientes con la enfermedad es un sangrado tipo en capa, mucocutáneo, menorragia, sangrado postparto y hemorragia con procedimientos quirúrgicos menores. En los casos leves la hemorragia solamente aparece después de cirugía o traumatismos. Los pacientes con afectación más intensa presentan epistaxis espontáneas o sangrado de la mucosa bucal, digestiva o genitourinaria. El patrón diagnóstico es la combinación de: 1. Tiempo de hemorragia prolongado. 2. Reducción en la concentración plasmática del Factor de von Willebrand. 3. Reducción paralela en la actividad del cofactor de la ristocetina. 4. Actividad reducida del factor VIII. Tabla 7. Clasificación de la Enfermedad de von Willebrand Deficiencia cuantitativa de todos los tamaños de multímeros. Aproximadamente Tipo 1 el 70% de los pacientes. Autosómica dominante. FvW* anormal en calidad. 20 a 30% de los Tipo 2 pacientes con la enfermedad. Tipo 2ª Disminución de la mayoría de las formas activas del FvW*, autosómica dominante. Tipo 2B Deficiencia cualitativa del FvW*, autosómica dominante. Tipo 2N Variante rara. Defecto en el sitio de unión del factor VIII con el FvW*. Autosómica recesiva. Tipo 2M Defecto cualitativo. Defecto cualitativo de los multímeros de alto peso molecular. Variante muy rara, ausencia virtual del FvW* y disminución concomitante de la actividad del factor VIII. * FvW: Factor de von Willebrand. Tipo 3 Microangiopatías trombóticas9 Las microangiopatías trombóticas incluyen padecimientos con oclusión microvascular y se caracterizan por agregación de plaquetas a nivel sistémico o intrarrenal, trombocitopenia y lesión mecánica de los eritrocitos que produce fragmentación y por lo tanto hemólisis. Las enfermedades son: 1. Púrpura Trombocitopénica Trombótica. 2. Síndrome Hemolítico-Urémico. 3. Síndrome de “HELLP” (hemólisis microangiopática, elevación de enzimas hepáticas y cuenta plaquetaria disminuida). Presentación clínica. Las microangiopatías trombóticas se caracterizan por trombocitopenia (con aumento en el número de megacariocitos en la médula ósea), fragmentación de eritrocitos y elevación de deshidrogenasa láctica (DHL) en suero. Los eritrocitos fragmentados se producen por su paso a través del flujo turbulento por áreas de la microcirculación parcialmente ocluidas por la agregación plaquetaria y este proceso produce anemia hemolítica microangiopática. La isquemia cerebral y del tracto gastrointestinal son comunes y es más frecuente el daño renal. La triada de trombocitopenia, esquistocitos y niveles elevados de DHL son suficientes para sugerir el diagnóstico pero si la falla renal es de predominio en el momento de la presentación entonces se considera síndrome hemolítico urémico. La púrpura trombocitopénica trombótica puede ocurrir durante el embarazo (especialmente en el último trimestre) o en el periodo postparto así como también en una pequeña fracción de pacientes con trombosis arterial que reciben © Federación Mexicana de Anestesiología, A.C. 81 ticlopidina o un inhibidor de receptor ADP (adenosin difosfato) plaquetario. El síndrome hemolítico urémico ocurre como un episodio único, frecuentemente precedido por gastroenteritis causada por una bacteria gram negativa, la E.coli 0157:H7. Fisiopatología Púrpura Trombocitopénica Trombótica. El trombo microvascular ocurre en la mayoría de los órganos y consiste en agregados plaquetarios con abundante factor de von Willebrand. El hepatocito produce una proteasa conocida como ADAMTS 13 (con una secuencia argininaglicina-aspartato y su gen se encuentra en el cromosoma 9q34), la cual en condiciones normales se une al factor de von Willebrand en la superficie endotelial y degrada los multímeros de cadena larga del factor en subunidades monoméricas y hace que disminuya la persistencia de éste en la circulación. El factor de Von Willebrand favorece la adhesión plaquetaria a través de los receptores plaquetarios 1b-alfa y subsecuentemente se agregan las plaquetas por medio de sus complejos activados de glicoproteína IIb/IIIa, formando así el trombo plaquetario oclusivo. La mayoría de los pacientes con púrpura trombocitopénica trombótica tienen disminución en la actividad de ADAMTS 13 menor al 5% de lo normal y por consiguiente, aumento en el número de multímeros de cadena larga del factor de von Willebrand en la circulación. Existe también disminución en la actividad de ADAMTS 13 en pacientes con enfermedad hepática, cáncer diseminado, enfermedades metabólicas e inflamatorias crónicas y en mujeres embarazadas. Síndrome Hemolítico-Urémico. El síndrome hemolíticourémico ocurre en cerca del 9 al 30% de niños infectados aproximadamente una semana después de un episodio de diarrea causada por E.coli 0157:H7. Las infecciones con otros serotipos de E.coli y Shigella dysenteriae pueden causar el síndrome en niños y adultos. Tanto la E.coli como la S.dysenteriae (pueden contaminar la carne, leche, queso y alimentos insuficientemente cocidos o pasteurizados) producen una toxina conocida como Shiga, que tiene un peso molecular de 70 KD y está formada por una subunidad A y cinco subunidades B. La bacteria se adhiere a las células de la mucosa del colon e invade, replica y destruye las células y la toxina Shiga penetra a la circulación intestinal y viaja sobre la superficie de las plaquetas y monocitos por lo tanto lesiona a las células endoteliales capilares glomerulares, las células mesangiales y las células epiteliales tubulares. La toxina induce también liberación de factor de von Willebrand desde las células endoteliales y se acelera la adhesión y agregación plaquetaria. La toxina Shiga a nivel renal produce liberación de citocinas que promueven la invasión de monocitos y neutrófilos los cuales liberan radicales libres de oxígeno, peróxido de hidrógeno, elastasa y otras proteasas que dañan potencialmente a los riñones. Tratamiento. Los pacientes con púrpura trombocitopénica trombótica idiopática requieren de la combinación de plasmaféresis con la cual se extrae la abundante cantidad de factor de von Willebrand y la reposición es con plasma fresco congelado ya que contiene la proteasa ADAMTS 13. Con éste tratamiento cerca del 90% de los pacientes sobreviven 82 © Anestesia en México 2008;20(2): 75-84 a un episodio de púrpura trombocitopénica trombótica sin daño orgánico permanente. Síndrome de HELLP. (Hemólisis microangiopática, elevación de enzimas hepáticas y cuenta plaquetaria disminuida). El síndrome de HELLP representa una forma severa de preeclampsia, se desarrolla aproximadamente en el 20% de las pacientes con pre-eclampsia y la mayoría de los casos se diagnostican entre las 22 y 36 semanas de gestación. Es una enfermedad típica del tercer trimestre de gestación y se presenta en el periodo postparto en el 30% de los casos, generalmente 48 horas después del parto. El síndrome de HELLP y de hígado graso agudo del embarazo (AFLP) no tienen un comienzo agudo. La trombocitopenia o actividad reducida de antitrombina, o ambos, que se observan en la presentación no son el resultado de estas complicaciones. Hay un pequeño número de mujeres embarazadas quienes muestran un gradual decline en la cuenta plaquetaria o actividad de antitrombina o ambas, y es independiente de la presencia o ausencia de preeclampsia. Aquellas quienes presentan una disminución importante de la cuenta plaquetaria o de la actividad de antitrombina tienen un riesgo mayor para elevar aspartato aminotransferasa (AST). Trombocitopenia o actividad de antitrombina disminuida o ambas y precede al comienzo de éstas enfermedades. La vigilancia de rutina de la cuenta plaquetaria y de la actividad de antitrombina durante el embarazo es clínicamente útil para identificar a la mujer con riesgo incrementado de síndrome de HELLP y AFLP. Estas enfermedades son más comunes en los embarazos gemelares. Presentación clínica y diagnóstico. Se establece por la presencia de preeclampsia y los siguientes criterios: 1. Anemia hemolítica microangiopática con esquistocitos. 2. Cuenta plaquetaria < 100 x109 /L. 3. DHL (Deshidrogenasa láctica) en suero > 600 IU/L o bilirrubina total >1.2 mg/dl. 4. AST (Aspartato aminotransferasa) > 70 UI/L. Signos de (CID) coagulación intravascular diseminada que ocurren en cerca del 20% de las pacientes. La mayoría de las pacientes presentan dolor abdominal localizado en mesogastrio, cuadrante superior derecho o retro-esternal y se acompaña de náusea, vómito y malestar general. Otros signos y síntomas pueden estar presentes como: edema pulmonar (6% de los casos), ascitis (8% de los casos) e insuficiencia renal aguda. Pueden presentarse complicaciones hepáticas como: insuficiencia hepática, infartos hepáticos, hematoma y ruptura hepática. En la tabla 8 se resume en manejo del síndrome de HELLP. Las complicaciones fetales en el síndrome de HELLP incluyen: parto prematuro, restricción del crecimiento intrauterino y desprendimiento prematuro de placenta. La mortalidad perinatal es de cerca del 35%. Trombocitopenia inducida por heparina (TIH) en el embarazo Aproximadamente 1 o 2 en 1000 embarazos requieren tratamiento antitrombótico para trombosis venosa profunda Tabla 8. Tratamiento del Síndrome de HELLP. 1- Medidas de soporte Reposo en cama en decúbito lateral izquierdo (para mejor perfusión fetal). Administración intravenosa de sulfato de magnesio. Control de la hipertensión arterial. 2- Alumbramiento (fisiológico o quirúrgico) dependerá de la indicación obstétrica. durante el embarazo o el puerperio. Durante el embarazo y lactación, la heparina de bajo peso molecular se debe utilizar para el tratamiento y la profilaxis de enfermedad tromboembólica venosa y para la prevención y tratamiento de embolismo sistémico asociado con enfermedad valvular cardíaca o con prótesis valvular cardíaca. La heparina también se utiliza para prevención del retardo en el crecimiento fetal y pérdida del embarazo en pacientes con anticuerpos antifosfolípido o trombofilia inherente. Uno de los más peligrosos efectos adversos del tratamiento con heparina es la trombocitopenia inducida por heparina (TIH) que se puede presentar en pacientes embarazadas que reciben heparina, aunque en la minoría de los casos se ha reportado TIH durante el embarazo o período postparto. Cuando se sospecha TIH, el tratamiento con heparina debe ser descontinuado y una alternativa de anticoagulación se debe iniciar, ya que el TIH agudo es un fuerte factor de riesgo independiente para trombosis venosa y arterial. Se tiene evidencia disponible de la eficacia de tres agentes: danaparoid, lepirudin y angatroban. Todos ellos pueden controlar la generación de trombina la cual juega un papel importante en la patogénesis del TIH, por lo tanto estos agentes se pueden utilizar para el tratamiento de TIH agudo, TIH en asociación a trombosis y es una indicación para anticoagulación a largo plazo.10 3.- Manejo específico Transfusión de plasma fresco. Plasmaféresis. 4.- Manejo de las complicaciones Intervención quirúrgica. plazo deben, en forma ideal, consultar al hematólogo antes de planear el embarazo. Si se desea el embarazo se recomienda realizar pruebas frecuentes durante el mismo, y ajustar la dosis de heparina o heparina de bajo peso molecular (HBPM) sustituidas por warfarina si ocurre el embarazo.11,12,13 La eficacia y seguridad de la heparina no fraccionada depende de un óptimo rango terapéutico en el tiempo parcial de tromboplastina activada (TTPa). Un valor de TTPa de 1.5 a 2.5 veces el control reduce el riesgo de tromboembolismo recurrente y se correlaciona con los niveles de 0.2 a 0.4 UI/ mL de heparina. Un nivel de heparina de 0.2 a 0.4 UI/mL es equivalente a un nivel de heparina de anti-factor Xa de 0.3 a 0.7 UI/mL. La heparina de bajo peso molecular no requiere monitoreo por laboratorio y es efectiva y segura cuando se administra en forma subcutánea una vez al día. Profilaxis en pacientes con válvulas cardiacas mecánicas. Dosis ajustadas de heparina, administrada cada 12 horas subcutánea a lo largo del embarazo para mantener el TTP dos veces o más los tiempos de control, o anti-Xa a 0.35 a 0.70 IU/mL de acuerdo al tipo de heparina. HBPM durante el embarazo con dosis de ajuste de acuerdo al peso o como sea necesario para mantener a 4 horas postadministración y un anti-Xa cerca de 1.0 IU/mL.14 Terapia antitrombótica en el embarazo Las pacientes que reciben terapia anticoagulante a largo Tabla 9. Profilaxis en embarazadas con alto riesgo de aborto15 Características del paciente Recomendación Tres o más abortos Investigar anticuerpos antifosfolípido; si han ocurrido en el segundo trimestre, investigar trombofilia congénita; si ocurrió preeclampsia severa o recurrente, restricción del crecimiento intrauterino u ocurrió otra causa inexplicable de muerte intrauterina investigar trombofilia y anticuerpos antifosfolípido. Anticuerpos antifosfolípido y dos o más abortos tempranos, o uno o más abortos tardíos, preeclampsia o restricción de crecimiento intrauterino. Antes del parto: aspirina y mini-dosis de heparina, dosis moderadas de heparina, o profilaxis con HBPM.* Defectos trombofílicos y abortos recurrentes durante o después del segundo trimestre; o preeclampsia y/o restricción del crecimiento intrauterino. Considerar dosis bajas de aspirina con mini-dosis de heparina o profilaxis con HBPM*; dar anticoagulantes postparto. Anticuerpos antifosfolípido y una historia de trombosis venosa, con anticoagulación oral a largo plazo. Ajustar dosis de HBPM* o heparina durante el embarazo, anticoagulación oral a largo plazo postparto. Anticuerpos antifosfolípido y no historia de trombosis venosa o aborto. Opciones: Vigilancia, mini-dosis de heparina, profilaxis con HBPM* o dosis bajas de aspirina (80 a 325 mg/día). *HBPM (heparina de bajo peso molecular). Sexta Conferencia sobre Terapia Antitrombótica © Federación Mexicana de Anestesiología, A.C. 83 Referencias 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 84 Bick RL. Syndromes of disseminated intravascular coagulation in obstetrics, pregnancy, and gynecology. Hematol Oncol Clin North 2000;14: 999-1044. Mammen EF. Oral contraceptive pills and hormonal replacement therapy and thromboembolic disease. Hematol Oncol Clin North 2000;14:1045-1059. Manson JE. Postmenopausal hormone-replacement therapy. N Engl J Med 2001;345:34-40. Vandenbroucke JP. Oral contraceptives and the risk of venous thrombosis. N Engl J Med 2001;344:1527-1534. Baker WF. Iron deficiency in pregnancy, obstetrics, and gynecology. Hematol Oncol Clin North 2000;14:1061-1077. Ruíz-Arguelles G. Anemia por deficiencia de hierro. En: Tratado de Medicina Interna. Segunda edición. Ed. Panamericana. Tomo II: 1173-1175. Schwartz KA. Gestational thrombocytopenia and immune thrombocytopenias in pregnancy. Hematol Oncol Clin North 2000;14:1101-1116. 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Sixth ACCP Consensus Conference on Antithrombotic Therapy. Chest 2001;119. Artículo de Revisión Diagnóstico y Tratamiento del Dolor Agudo en el Paciente Crítico Dr. Víctor M. Whizar-Lugo*, Dr. Juan C. Flores-Carrillo**, Dr. Guillermo Marín-Salazar*, Enf. Arturo Benavides-Vázquez* *Unidad de Terapia Intensiva Hospital General de Tijuana, ISESALUD Tijuana B.C., México [email protected] www.anestesia-dolor.org ** Residente I de Anestesiología Hospital Universitario de Monterrey Monterrey, Nuevo León, México Resumen El manejo del dolor de los pacientes internados en las unidades de terapia intensiva es una tarea muy demandante para todo el personal que labora en estas unidades. Para obtener buenos resultados en estos casos, se debe de tener un entendimiento de cómo las múltiples condiciones que acompañan a estos pacientes graves como el choque, sepsis, fallas respiratoria, cardiaca o renal alteran la fisiología de los pacientes y su respuesta al dolor y a su tratamiento. Es muy importante que las enfermeras de las UCI conozcan la fisiología de los mecanismos del dolor, tipos y manifestaciones del mismo, los diferentes patrones de absorción de los analgésicos y su distribución, y características farmacológicas, así como las diferentes estrategias de analgesia posibles. Es artículo de revisión describe aspectos como el impacto del dolor, su diagnóstico y evaluación, y manejo para tratar el dolor moderado a severo en los enfermos graves. Palabras clave: Dolor, terapia intensiva Abstract Management pain in critically ill patients is a demanding task for the health care team. Due to many involved factors. To achieve proper pain management in ICU patients we must have an understanding of how multiple critical conditions such shock, sepsis, respiratory, cardiac or renal failure alters a patient’s physiologic response to pain, and pain manage. It is quite important that ICU nurses be knowledgeable about physiologic pain mechanisms, types and manifestations of pain, differing patterns of drug absorption and distribution, pharmacokinetic properties of analgesic medications, and pain management strategies. This review article describes several issues like the pain impact, diagnosis and evaluation, and analgesia alternatives to properly treat moderate to severe pain in critically ill patients. Key words: Pain, intensive care Introducción E l dolor intenso es un síntoma cardinal en los enfermos graves que son tratados en las unidades de cuidados intensivos (UCI) y que con frecuencia no reciben el manejo adecuado por el personal de salud asignado a estas unidades. Más del 70% de los pacientes tienen dolor en las UCIs médicoquirúrgicas y solo el 63% manifiesta dolor moderado a severo. Es de llamar la atención que una tercera parte de estos enfermos reciben analgésicos. Por otro lado, únicamente la mitad de los enfermos sedados reciben © Anestesia en México 2008;20(2): 85-90 analgésicos, el 21% de los relajados no reciben analgésicos. El 40% de casos con falla respiratoria aguda, falla orgánica múltiple y sepsis tuvieron dolor en los últimos 3 días de su vida. La mayoría de médicos y enfermeras pensaron que la analgesia era adecuada.1,2 Estas cifras son alarmantes y se han ido perpetuando no obstante el conocimiento actual sobre los múltiples efectos deletéreos que produce el dolor severo no tratado en estos enfermos que ya de por si cursan con severas alteraciones del medio interno, con modificaciones en el flujo sanguíneo tisular, con hipoxia y acidosis 85 secundarias, alteraciones en la distribución de los líquidos corporales, hipoalbuminemia, estados hiperadrenérgicos, con hipermetabolismo que condiciona desnutrición aguda severa, entre otros desbalances. La falla de varios órganos o sistemas es una entidad frecuente que interfiere con el dolor, el metabolismo y la eliminación de muchos de los fármacos prescritos, entre ellos los analgésicos. Estos cambios agudos fisiopatológicos modifican la farmacocinética de los analgésicos, con modificaciones en su distribución y en su eliminación que impactan en forma significativa su vida media y con ello su efecto analgésico y tóxico. Los cambios en el gasto cardiaco, flujo sanguíneo, en el pH sanguíneo y tisular, y la hipoalbuminemia son los factores más importantes que regulan las alteraciones de la respuesta a los analgésicos y sedantes administrados. Por ejemplo, la acidosis y la hipoalbuminemia favorecen mayores fracciones libres de algunos fármacos lo que facilita que exista más medicamento disponible, ya sea para un efecto terapéutico o una respuesta deletérea. Cuando hay falla hepática y/o renal, el efecto farmacológico de la mayoría de los analgésicos se prolonga por un metabolismo limitado y eliminación prolongada. En el caso de falla renal, los analgésicos antiinflamatorios no esteroideos (AINEs) la pueden exacerbar por daño directo, muy en especial el uso de ketorolaco. El dolor en el paciente grave es un problema de difícil manejo, de tal manera que el V Consenso de la Conferencia de Cuidado Intensivo celebrada en Bruselas en 2003 sumarizó lo siguiente: Al paciente grave debe de admistrársele suficiente analgesia para aliviar su dolor y angustia; si tales analgésicos aceleran la muerte, este doble efecto no se debe reducir de la meta primaria de asegurar confort.3 En otras palabras, este consenso internacional consideró mandatorio asegurar la analgesia aunque se acorte la sobrevida de los pacientes. Encontrar el término medio de este enunciado no es fácil, pero si posible cuando todo el personal encargado del cuidado de los pacientes en UCI se percata de la existencia del dolor, de sus efectos deletéreos y de la importancia de establecer un manejo racional. Impacto del dolor en el enfermo crítico Con frecuencia alarmante el personal médico y de enfermería asignado en la UCI prescribe de forma inadecuada los analgésicos, en especial los opioides por un desconocimiento de la importancia que tiene el evitar, o al menos disminuir el dolor en los enfermos graves. Los motivos injustificados se encasillan en cuatro enunciados: • Temor a complicaciones hemodinámicas • Temor a deterioro ventilatorio • Temor a la adicción • Interacciones medicamentosas Tabla 1. Consecuencias patofisiológicas del dolor agudo Taquicardia, hipertensión arterial, aumento de RVS, aumento del Cardiovascular trabajo miocárdico, incremento consumo de 02 Hipoxia, hipercarbia, atelectasias, Pulmonar disminución de la tos, del VC, de V/Q Gastrointestinal Nausea, vomito, íleo, ayuno Renal Oliguria, retención urinaria Espasmo musculoesquelético, Extremidades movilidad limitada Actividad adrenérgica aumentada, Endócrinas metabolismo elevado Ansiedad, miedo, sedación, fatiga, Sistema nervioso central inhibición vagal Disminución de la respuesta Inmunológicas inmune UCI están relacionadas a: postoperatorio, procedimientos de diagnóstico, procedimientos terapéuticos, por enfermedades agudas, por estancia prolongada, cambios de posición, aseo, baño y por algunas enfermedades crónicas dolorosas. La tabla 2 enlista las causas más comunes de dolor en UCI secundario a procedimientos, a enfermedades agudas y crónicas. Otras causas de dolor en estos enfermos son los puntos de apoyo corporal, ventilación prolongada, estrés, etc. Dolor secundario a procedimientos. TODOS los procedimientos que se realizan en los enfermos internados en UCI producen dolor. Desde la rutinaria toma de muestras de sangre hasta las curaciones de heridas están involucradas en los diversos mecanismos algogénicos. Por ejemplo, el solo hecho de extubar a un enfermo produce dolor. Gacuoin y cols.4 estudiaron 332 pacientes de los cuales solo pudieron evaluar a 203 y encontraron que el dolor se asoció a SAPS II mayor de 36 (p=0.03), ventilación mecánica mayor de 6 días (p=0.002), en el 73% fue moderado con EVA >30 mm y dolor severo (EVA >50 mm) en 45% y en la mayoría de los casos este dolor se resolvió una hora después de la extubación. Es vital administrar analgésicos potentes al menos una hora antes de retirar el tubo endotraqueal, en especial después de ventilación prolongada. La figura 1 muestra un paciente grave con dolor post broncoscopía. La tabla 1 muestra las consecuencias patofisiológicas de no aliviar el dolor severo en los pacientes críticos. Tipos de dolor en el enfermo grave Las causas más frecuentes del dolor en los enfermos en la 86 © Anestesia en México 2008;20(2): 85-90 Figura 1. Dolor por fibro broncoscopía Dolor secundario a enfermedades agudas. Casi todas las enfermedades agudas que motivan que los pacientes sean ingresados a la UCI cursan con dolor de intensidad variable. Es frecuente que los pacientes con abdomen agudo quirúrgico no reciban analgésicos hasta que sean revisados por el cirujano. Esta añeja justificación no tiene fundamentos ya que existen métodos de diagnósticos suficientes para corroborar una sospecha clínica de una catástrofe abdominal quirúrgica, además de que el personal médico adscrito a la UCI está más que capacitado para establecer diagnósticos quirúrgicos. Si el dolor no es tratado el paciente se deteriora aun más por la respuesta hiperadrenérgica ya comentada. Otro ejemplo típico es el temor a utilizar opioides en el dolor de los pacientes infartados con inestabilidad hemodinámica. Las enfermedades agudas concomitantes a la patología que motivó el ingreso a terapia intensiva son otro grupo que con frecuencia es olvidado. La figura 2 muestra una paciente con estado de coma secundario encefalitis por herpes zoster agudo V1-V2. Además del manejo de mantenimiento y antivirales, estos casos deben de recibir analgésicos potentes o bloqueos simpáticos con anestésicos locales ya que el dolor por herpes zoster agudo es severo.5 Figura 2. Herpes zoster agudo V2-V3 con encefalitis viral El dolor post operatorio en el paciente crítico es un serio problema que debe de ser manejado por los intensivistas, los anestesiólogos y los cirujanos. Es recomendable establecer un consenso entre estos especialistas para evitar los cambios frecuentes de los esquemas analgésicos. La respuesta al estrés se manifiesta más en el postoperatorio, con efectos mayores en los sistemas cardiovascular, inmune y de la coagulación por lo que la analgesia efectiva sin afectación de la respuesta al estrés no es totalmente benéfica. La anestesia y analgesia regional no inhiben la liberación local de mediadores al estrés dentro del sistema vascular, por lo que es necesario combinar opioides potentes, AINEs y fármacos adyuvantes en la mayoría de los casos, dejando las técnicas invasivas para aquellos pacientes en los que se espera un dolor más intenso como son las cirugías de tórax, corazón, columna y cadera. Por ejemplo, la esternotomía media produce isquemia miocárdica, inhibición de la tos, respiración superficial, atelectasias, hipoxemia y retraso en la extubación. La cirugía de pelvis, vascular periférico, y laparoscópica inducen dolor moderado de fácil manejo con opioides de potencia media y AINEs. Dolor secundario a enfermedades crónicas. El dolor crónico es considerado como una enfermedad per se y debe de ser manejado como tal. La patología grave que lleva a esos pacientes a las terapias intensivas suele ser tan catastrófica que se olvida temporalmente que algunos enfermos pueden cursar con algún tipo de dolor crónico. Un caso típico es el diabético crónico descompensado que además tiene neuropatía diabética. Esos enfermos deben de continuar con el manejo usual de la neuropatía como son los antidepresivos, los antiepilépticos y opioides. Hay casos de difícil manejo como la neuralgia del trigémino en la cual se deben de continuar todos los medicamentos previos, los cuales suelen ser 3 o 4 fármacos orales. Cuando la vía oral no es posible por las condiciones críticas, estos medicamentos pueden ser administrados por vía rectal.6 Tabla 2. Causas frecuentes de dolor en pacientes graves Procedimientos en la UCI Patología aguda Infarto agudo del miocardio Punciones vasculares Pancreatitis Toma de muestras venosas Gasometrías arteriales Trombosis mesentérica Cateterismos Ulcera gástrica perforada Intubación/extubación Embolia pulmonar Laringoscopia, broncoscopía Embolia arterial periférica Sondas Quemaduras Nasogástrica Fracturas Orogástrica Trauma Vesical Síndromes musculares agudos Pleural Post quirúrgico Gastro-enterostomías Toma de radiografías, US Admistración de medicamentos Patología crónica Lumbalgia Neuropatías: herpética, trigeminal, diabética, etc. Fibromialgia y otros dolores musculares Osteoartropatías Cáncer Cefalea © Federación Mexicana de Anestesiología, A.C. 87 Evaluación del paciente grave con dolor ¿Qué tanto dolor tiene el enfermo grave? Antes de establecer un plan analgésico se debe de valorar el tipo, la intensidad y el sitio del dolor. Es difícil evaluar el sufrimiento por dolor en la mayoría de los enfermos críticos ya que los pacientes solo tienen recuerdos vagos de su estancia en UCI y los pocos datos que se puedan analizar no tienen un valor retrospectivo científico, además de estar influenciados por la multiplicidad de factores que modifican la percepción del dolor. Los pacientes sedados y relajados perciben el dolor sin poder manifestarlo. Por otra parte, las escalas usuales para evaluar el dolor agudo y crónico no siempre son útiles en UCI. Comprender y tener presentes estos tres enunciados constituyen el inicio para una evaluación correcta del dolor en estos pacientes. Con frecuencia el equipo médico-enfermera no da importancia al dolor y lo argumentan con comentarios deshumanizados y sin evidencias que los sustenten; ¨el dolor no lo va a matar. El dolor no modifica su patología grave, el dolor cede con analgésicos p.r.n., está inconsciente y no le duele, o está relajado y no le duele¨ Siempre que sea posible se le debe de preguntar al paciente sobre las siguientes propiedades del dolor: sitio, intensidad, características, irradiación, factores que lo modifican, síntomas acompañantes, respuesta analgésica y efectos secundarios de los analgésicos prescritos. Solo en los pacientes que pueden explicar su dolor es factible usar alguna de las escalas visuales análogas como las que se muestran en la figura 3. Figura 3. Escalas visuales análogas útiles en paciente grave pero alerta en la UCI Tabla 3. Escala conductual del dolor en UCI Parámetro 0 Cara Músculos relajados Inquietud Quieto, relajado, movimientos normales Las respuestas fisiológicas y los cambios bioquímicos no tienen utilidad práctica en este escenario clínico. Existen varias escalas con mediciones especiales en los enfermos graves que han sido investigadas. La denominada Escala Conductual del Dolor,7 creada en el Centro Médico de Detroit considera cuatro parámetros: aspectos faciales, inquietud, tono muscular, vocalización y necesidad de consuelo. A cada parámetro le otorga de cero a dos puntos. Más de seis puntos es equivalente a dolor intenso.(Tabla 3) Otra escala útil en estos enfermos y que fue diseñada para valorar el dolor después de cirugía cardiaca en niños en la denominada CAAS. Los componentes de CAAS son muy confiables (tamaño pupilar 1.0, frecuencia cardiaca 0.86, presión arterial media 0.97 y respiración y respuesta motora 1 de coeficiente de correlación de concordancia de Lin y 1.0, 0.76 a 0.95, 0.95 a 0.99, 1.0 de 95% de intervalo de confidencia respectivamente) lo que la hace un instrumento de medición muy útil y de fácil aplicación. Otra escala útil es la MAPS (Multidimensional Assesment Pain Scale) que se desarrolló para medir el dolor en los niños en su etapa preverbal.8 No obstante estas escalas, muchos de los enfermos graves son un reto constante para su valoración y analgesia optima. Como se ha visto, los enfermos graves incapaces de comunicar su dolor son los intubados, relajados, sedados, y en estado de coma. La medición inadecuada del dolor en estas personas usualmente se acompaña de analgesia insuficiente por lo que se debe establecer un esquema analgésico acorde con el tipo de lesiones. Un politraumatizado grave con fracturas múltiples que depende del ventilador debe de recibir opioides potentes con analgésico de base. Si se tiene dudas recurra a un familiar o amigo cercano al paciente en búsqueda de ayuda o administre un potente esquema analgésico. No dude, es mejor dar dosis en exceso que restringirlas y que el enfermo sufra dolor severo. 2 Entrecejo fruncido Mandíbula apretada Inquietud frecuente Movimientos de cabeza, de las extremidades Tono aumentado, Rígido Flexión de dedos Quejido, Llanto Quejido, Llanto, Gruñidos frecuentes Vocalización Sonidos normales Gruñidos ocasionales o continuos Alentado por tacto o charlas, se Difícil de consolar por tacto o plática Consuelo Contento, relajado distrae Cero= Sin evidencia de dolor. 1-3= Dolor leve. 4-5= Dolor moderado. >6= Dolor intenso, no controlado Tono muscular 88 Tono muscular normal, Relajado 1 Tensión facial Entrecejo fruncido Gesticulaciones Inquietud ocasional Cambios de posición Cuando los enfermos críticos no pueden comunicarse verbalmente existen algunas formas adicionales de valorar su dolor; • Respuestas fisiológicas • Cambios bioquímicos • Mediciones especiales • Informes del familiar • Informes del personal médico y de enfermería © Anestesia en México 2008;20(2): 85-90 Puntos Tabla 4. Escala de evaluación del dolor CAAS en cirugía cardiaca Variables 0 1 Tamaño pupilar* ˂ 2 mm 3 - 4 mm Frecuencia cardiaca** Dentro de la basal• 5 – 15 % de aumento Presión arterial media Dentro de la basal• 5 – 15 % de aumento Respiración y respuesta motoraº Sin respuesta Tos y movimientos se calman al cesar estímulo 2 ˃ 4 mm ˃ 15 % aumento ˃ 15 % aumento Tos y movimientos excesivos ˃ 1 min después de cesar el estímulo *Califique al tamaño más cercano **Pacientes con marcapaso de ritmo fijo, con taquicardia ectópica de la unión se califican 1 •Dentro de la basal de ˂ 5 % de incremento de presión arterial o frecuencia cardiaca ºPacientes relajados califican 1 Cuatro o más puntos significan dolor. Ocho puntos es el máximo Cuando se evalúa el dolor en este grupo de enfermos es importante recordar que no todos los pacientes graves internados en la UCI tienen dolor. Técnicas de analgesia Todas las modalidades de analgesia se basan en las siguientes acciones sobre los órganos blanco: 1. Bloqueo de los impulsos aferentes en las vías neurales 2. Modulación de la integración en el SNC 3. Bloqueo de impulsos eferentes modulados por la respuesta neuroendócrina y el sistema nervioso simpático La técnicas analgésicas más usuales son la endovenosa, oral, subcutánea, intramuscular, transcutánea, transmucosa, neuroaxial, interpleural y ocasionalmente los bloqueos periféricos con anestésicos locales. La elección de la vía de administración de analgésicos dependerá de factores tan diversos como son la disponibilidad de drogas, el tipo e intensidad del dolor, la permeabilidad de las rutas de administración y el conocimiento de los médicos tratantes. Siempre que esté disponible la vía oral debe de ser utilizada; opioides, AINEs, acetaminofen y adyuvantes son los fármacos más usuales por esta ruta. La analgesia endovenosa es con mucho las más utilizada pudiéndose administrar opioides, analgésicos no narcóticos, fármacos adyuvantes y en ocasiones especiales los anestésicos locales son útiles en crisis severas de dolor neuropático. Los agonistas NMDA y los fármacos alfa2 adrenérgicos como la clonidina y la dexmedetomidina tienen un papel como sedantes y analgésicos adyuvantes. Los opioides son la piedra angular en el manejo del dolor agudo del enfermo grave y existen diversas vías de administración, desde la oral y la endovenosa que se consideran como tradicionales, hasta las rutas alternas. 9 La administración subcutánea de opioides está en boga, si bien no es del todo recomendable en los enfermos con alteraciones del flujo sanguíneo cutáneo, como los sépticos, quemados, estado de shock, etcétera. La tabla 5 muestra las rutas de administración y los analgésicos de uso común en UCI. Nótese que los opioides tienen una importancia capital en este escenario clínico. Tabla 5. Analgésicos y vías de administración comunes en UCI Vías Opioides AINES Acetaminofen Adyuvantes Oral +++ +++ ++ +++ Endovenosa ++++ +++ ++ Subcutánea ++ No No No Rectal +++ ++ No No Transdérmica +++ No No No Transmucosa ++ + No No Los diferentes bloqueos para abolir o disminuir los impulsos aferentes en las vías neurales que transmiten los impulsos dolorosos deben de utilizarse de acuerdo con el sitio potencial de dolor y son más frecuentes en el tratamiento del dolor postquirúrgico de los pacientes en UCI, si bien han demostrado su utilidad en patologías clínicas como el infarto del miocardio con dolor rebelde donde se puede bloquear el ganglio estrellado, en pancreatitis aguda el bloqueo epidural lumbar con anestésicos locales solos o combinados con opioides bloquean el dolor severo de estos pacientes. La tabla 6 enlista las técnicas regionales más usuales y la tabla 7 muestra las vías de administración de opioides Tabla 6. Técnicas regionales y fármacos más utilizadas en UCI Tipo de bloqueo Fármacos usuales Observaciones Anestésico locales, opioides, Se puede prolongar por varios días. Hay que vigilar toxicidad y eficacia ante Peridural clonidina la posibilidad de movilización del catéter La monodosis de morfina es útil hasta por 1 día. Se puede usar catéter para Intratecal Opioides, clonidina administración prolongada. Mayor riesgo de neuroinfección Interpleural Anestésicos locales En dolor de tórax y abdomen superior Anestésicos locales, Opioides, Poco utilizados. Son eficaces por tiempo prolongado, analgesia limitada a Plexos nerviosos clonidina ciertas regiones © Federación Mexicana de Anestesiología, A.C. 89 Tabla 7. Dosis recomendadas de los opioides neuroaxiales.10 Opioide Epidural mg o µg Intratecal µg Morfina 4 a 6 mg / 6 a 24 h 100 a 500 50 a 100 µg inicio. Seguir 25-50 10 - 25 Fentanilo µg /1 a 4 h Sufentanilo 25 a 50 µg. Seguir con 50 µg/h 5 -15 Nalbufina 2 a 6 mg/6 a 8 h No disponible DL= Depresión respiratoria. AL= Anestésicos locales. neuroaxiales y dosis de algunos fármacos. La analgesia óptima en los pacientes críticos está ligada a esquemas farmacológicos de sedación con la meta de producir amnesia, sueño, confort, descanso, y sincronía con el ventilador, teniendo presente la inestabilidad hemodinámica. Esta última no debe de ser un obstáculo para prescribir sedación y analgesia adecuadas.11 4. Conclusiones Evaluar y tratar el dolor en los pacientes graves internados en las UCIs es una tarea difícil, en especial en aquellos que están sedados, intubados y relajados. Los médicos y enfermeras debemos tener presente que la mayoría de estos enfermos tienen dolor intenso a moderado que requiere de esquemas analgésicos con inclusión de opioides potentes. La elección de la técnica analgésica se basa en la intensidad y tipo de dolor y cuando se dude de estos, lo recomendable es administrar un esquema analgésico potente, independientemente del estado clínico del paciente. Referencias Nelson JE, Danis M. End-of-life care in the intensive care unit: where are we now? Crit Care Med. 2001;29(2 Suppl):N2-9. 2. Freire AX, Afessa B, Cawley P, Phelps S, Bridges L.Characteristics associated with analgesia ordering in the intensive care unit and relationships with outcome. Crit Care Med. 2002;30:24682472. 3. Thompson BT, Cox PN, Antonelli M, Carlet JM, Cassell J, Hill NS, Hinds CJ, Pimentel JM, Reinhart K, Thijs LG; American Thoracic 5. 6. 7. 8. 9. 1. 90 © Anestesia en México 2008;20(2): 85-90 10. 11. Observaciones Vigilar DR y prurito. Adicionar clonidina Infusión peridural torácica-lumbar agregar AL – clonidina Combinar con AL. No más de 75 µg/h Usar SP. Combinar con AL o clonidina Society; European Respiratory Society; European Society of Intensive Care Medicine; Society of Critical Care Medicine; Sociètède Rèanimation de Langue Française. Challenges in end-of-life care in the ICU: statement of the 5th International Consensus Conference in Critical Care: Brussels, Belgium, April 2003: executive summary. Crit Care Med 2004;32:1781-1784. Gacouin A, Camus C, Le Tulzo Y, Lavoue S, Hoff J, Signouret T, Person A, Thomas R. Assessment of peri-extubation pain by visual analogue scale in the adult intensive care unit: a prospective observational study. Intensive Care Med. 2004;30:1340-1347. Whizar LV, Carrada PS, Islas VJ. Herpes zoster agudo. Papel del bloqueo simpático con anestésicos locales. Rev Mex Anest 1996:19;183-193. Figueroa-García T, Whizar-Lugo V, Reyes-Aveleyra MA. Recta anticonvulsant drugs: an alternative route for severe trigeminal pain. Anest Mex 2007;19:113-114. 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Artículo Especial Dolor en los Pacientes Quemados Dr. Manuel Luna-Rueda Especialista en Urgencias Médico Quirúrgicas Hospital General Regional # 20 Instituto Mexicano del Seguro Social Tijuana B.C., México [email protected] Resumen El tratamiento del dolor en los quemados es un problema no resuelto por lo que los pacientes tienen secuelas físicas y psicológicas nada favorables. La evolución dinámica del dolor por quemadura y los factores que influencian su percepción ilustran la necesidad de contar con un plan terapéutico interdisciplinario con un grupo médico más activo. Existen algunas facetas del dolor de fondo, en el dolor incidental, durante los procedimientos y después de cirugía que se deben de valorar día a día durante el tratamiento. Los narcóticos son la piedra angular pero se deben de combinar con analgésicos no opioides, con antagonistas del receptor NMDA como la ketamina y la gabapentina, con agonistas alfa2 como la clonidina, y aun mejor la dexmedetomidina. El acetaminofen tiene actividad antipirética y de ahorro en el uso de opioides que es muy útil en este escenario clínico. Este artículo describe someramente algunos aspectos del dolor en los pacientes quemados con la idea de atraer a los anestesiólogos para que se involucren en este vital campo del control del dolor agudo. Palabras clave: Dolor, quemados Abstract Control of pain in burned patient’s remains as an unsolved problem, so most of them have unfavorable physical and psychological sequalae. The dynamic evolution of burn pain and of the factors which influence pain perception illustrate the need for a full and interdisciplinary therapeutic plan which need to consider a most active medical team. There are several facets of background, breakthrough, procedural and post-operative pain that need to be evaluated many times during each day of treatment. Opioids are still the corner stone for pain treatment, but need to be evaluated in order to add/combine drugs like non opioids analgesics, NMDA receptor antagonist such as ketamine and gabapentin, alpha2 agonists like clonidine or even better dexmedetomidine. Acetaminophen has both antipyretic and opioid-sparing properties useful in this scenario. This article has described some aspects of burn pain in order to call the attention of the anesthesiologists to be involved in this quite important field of acute pain control. Key words: Burn pain Introducción E n México no hay datos precisos, pero el INEGI menciona que el 5.7 % de la población ha tenido que ser atendido por alguna accidente relacionado con las quemaduras, lo cual es alrededor de 3,000,000 de habitantes. La prensa laica informa alrededor de 100,000 quemados anuales. Una muestra breve de pacientes quemados1 en México mostró que de los pacientes graves el 22.3% son niños y el 77.7% adultos, siendo la quemadura directa por fuego la más frecuente 75.3%, con una media de extensión corporal quemada del 42%, con 17.8 días de atención en terapia intensiva, y mortalidad del © Anestesia en México 2008;20(2): 91-94 22.3%. Las costumbres mexicanas con pirotecnia festiva, la inseguridad en edificios públicos, escuelas, guarderías, y las fabricas clandestinas de juegos pirotécnicos favorecen los eventos de quemaduras graves, y en términos generales los hospitales mexicanos no están preparados para recibir grandes volúmenes de pacientes con quemaduras graves, algunos de los cuales deben de ser enviados a instituciones extranjeras interesadas en la investigación y manejo de quemados críticos. Se estima que en Estados Unidos de Norteamérica existen 2 millones de casos de quemados con 51,000 hospitalizaciones agudas y 5,500 muertes al año. 91 Dolor en el quemado Los pacientes quemados son una de emergencias medico quirúrgicas más terribles que son vistas de inmediato en las salas de urgencias de los hospitales gubernamentales de segundo nivel de atención, los cuales deben de recibir en estos sitios la resucitación primaria antes de ser pasados a las unidades para quemados o a las salas de terapia intensiva. Estos pacientes son un desafío al más avezado de los urgenciólogos, internistas, cirujanos o intensivistas ya que cursan con lesiones múltiples que ponen en peligro su vida; desde el aseguramiento de vías venosas suficientes, la vía aérea, los sistemas respiratorio, cardiovascular y renal suelen estar afectados, la enorme pérdida proteica a través de las zonas quemadas, los cambios metabólicos severos, entre otras injurias graves. ¿Y el dolor? Que importa suelen decir muchos colegas aduciendo las múltiples causas que ponen en peligro la vida de estos pacientes, sin saber que las lesiones por quemadura producen un dolor intenso y prolongado, que en muchas ocasiones no tiene una relación directa con la extensión quemada y es un factor determinante en la evolución inmediata y mediata de estos enfermos. Las lesiones por quemaduras producen uno de los tipos de nocicepción más intensos, que se acompaña además de estrés físico y psicológico. Manejo del dolor En 2007 se publicaron alrededor de 1000 artículos en ingles con investigaciones sobre quemaduras y en PubMed aparecen 2210 citas bibliográficas al buscar con las palabras Burn pain, pero las investigaciones relacionadas con el manejo del dolor son más bien pocas y hay consensos de opinión bien establecidos. Se ha documentado que el manejo del dolor de estos enfermos es inadecuado, ya sea por esquemas analgésicos inapropiados, dosis insuficientes, o administración por el personal de enfermería inadecuada.2 El paciente quemado, a semejanza del enfermo en el periodo postoperatorio, debe de recibir terapia analgésica multimodal, por horario fijo, donde al inicio del manejo los opioides son la piedra angular de plan analgésico. Los viejos esquemas de usar analgésicos no opioides y prescribirlos a demanda p.r.n. deben de proscribirse en esto enfermos ya que facilitan dosis por debajo del 50% de los requerimientos analgésicos usuales. Debido a las características propias de los enfermos quemados y a la naturaleza de su dolor (que hacen difícil de establecer protocolos de estudio que valoren los resultados de los diversos esquemas analgésicos propuestos), es que la información sobre este apasionante tema sigue siendo muy controversial.3 El dolor de los pacientes quemados es muy diferente al dolor postoperatorio el cual tiende a disminuir con el tiempo en relación a la curación de sus heridas quirúrgicas. El dolor de los quemados es muy evolutivo y con el tiempo va involucrando diversas estructuras tisulares y por ende implica diferentes mecanismos dolorosos. No es posible darnos una idea de la severidad del dolor basados en la extensión y apariencia de la quemadura, ya que hay mecanismos intrínsecos que combinan la estimulación directa física y química de los nociceptores periféricos, además de la participación de la sensibilización central y periférica, en etapas más avanzadas de la quemadura. De esta manera, cuando las lesiones afectan a las terminaciones nerviosas pueden inducir un factor neuropático de muy difícil manejo, tanto en la fase aguda como en la etapa crónica. El dolor basal en reposo suele ser de tipo sordo, continuo, fijo, leve o moderado. Cuando no es controlado en forma correcta, se incrementa su severidad y se dispara el ciclo dolor-angustia-dolor que dificulta su manejo. La tabla 1 muestra algunas de las características del secundario a las quemaduras. Tabla 1. Características del dolor de los quemados.3 • Tres componentes mayores: 1. Dolor de fondo a. Dolor de reposo en la zonas quemadas y aéreas donadoras de piel para injertos 2. Dolor incidental a. Dolor en actividades simples como cambios de posición, movimientos en la cama, caminar, cambios en la cama 3. Procedimientos • Es muy variable entre los pacientes y entre cada individuo • Puede durar semanas o meses • Figura 1. Embarazada con quemaduras del 65 % de su superficie corporal y lesiones en la vía aérea que la llevaron a la muerte. 92 © Anestesia en México 2008;20(2): 91-94 No disminuye con el tiempo, excepto cerca de final de la hospitalización El dolor que se genera durante el cambio de las cubiertas es un dolor de difícil manejo para el que se han propuesto diversos esquemas. Sakallioglu y Haberal4 trataron un grupo de 24 quemados con lesiones del 20 al 50% de la superficie corporal y los dividieron en tres grupos; 2 mg de ketamina/kg vs. tramadol 1 mg/kg, seguidos de 1 µg/kg dexmedetomidina y ketamina 2 mg/kg. En un tercer grupo usaron tramadol 1 mg/kg, seguido de midazolam 0.05 mg/ kg y ketamina 2 mg/kg. Los mejores resultados analgésicos los encontraron en el grupo manejado con la combinación de tramadol, ketamina y dexmedetomidina. El propofol en dosis controladas por el paciente es otra opción,5 misma que puede ser modificada con aplicaciones en bolos o infusiones bajo vigilancia de un anestesiólogo. Figura 2. Quemaduras extensas de II y III grado que llevaron se complicaron con sepsis y falla orgánica múltiple. El paciente falleció con dolor. Figura 3, Quemaduras por agua caliente, flama y humo, con lesiones de la vía aérea. Cuando dolor el quemado se ha transformado en neuropático los opioides no tienen el mismo resultado analgésico, aun cuando se hayan escalado las dosis. Es el momento de incluir otras drogas como los anticonvulsivantes, la ketamina, los antidepresivos tricíclicos, e incluso el tramadol por su doble modo de acción en el sistema opioide y el sistema serotoninérgico. En esta fase de lesiones, donde se ha demostrado que existe un estado de hiperalgesia condicionado por las lesiones térmicas de las terminaciones neurales y tejidos circunvecinos, el uso de fármacos con acción antagónica de los receptores NMDA tiene sorprendentes efectos de analgesia. La ketamina en dosis subanestésicas es el ejemplo típico. De hecho, es una droga que ha demostrado su utilidad en estos desafortunados pacientes.3,4 La ketamina es una ciclohexilamina semejante al polvo de ángel, que produce estados alucinógenos con sueños usualmente poco agradables, por lo que es necesario asociarla con droperidol o aun mejor, con una benzodiazepina como el midazolam o dosis bajas de lorazepam. Tiene un efecto analgésico potente al actuar en forma directa como antagonista del receptor NMDA y es posible que prevenga un estado de hiperalgesia secundaria. Tiene la ventaja que en dosis subanestésicas se preserva la ventilación y los reflejos de deglución. Otra droga muy útil es la metadona, que además de su efecto opioide mu, tiene acción sobre el receptor NMDA, por lo que juega un papel vital en esta fase de la analgesia.6,7 La metadona es un opioide de difícil manejo ya que es acumulativo y lograr concentraciones sanguíneas efectivas no es fácil. Dosis iniciales de 30 mg cada seis horas durante dos días se deben de ajustar posteriormente a dosis más bajas de 15 a 30 mg cada 6 horas y ajustarlas en cada paciente. El manejo del dolor se complica en estos pacientes. Tomemos el escenario de las curaciones o simples cambios de apósitos o cubiertas. La remoción de este material y el lavado enérgico de las lesiones estimula las liberación de sustancias algogénicas en aéreas muy dañadas. Se sabe que en las lesiones térmicas existen fenómenos de hiperalgesia primaria y en las aéreas cercanas se puede producir hiperalgesia secundaria que facilitan que el sistema nervioso central envíe señales aferentes que producen dolor espontáneo.3,8 tipo de manifestaciones álgidas no responden bien a los opioides, aun en dosis altas. Estos cambios involucran receptores NMDA lo cual explica la poca respuesta a la opioideoterapia habitual. En estas circunstancias, las llamadas curaciones de los quemados no se resuelven con 10,20 ó más miligramos de nalbufina, uno o dos analgésicos comunes combinados con dosis excesivas de benzodiazepinas que solo nos dejaran pacientes adoloridos, sedados y con depresión respiratoria. Es necesario que durante estos procedimientos esté presente un anestesiólogo que evalúe cada caso en particular y utilice dosis óptimas de opioides potentes, combinados con ketamina, propofol, dexmedetomidina, o en algunos casos con anestesia regional o general inhalada. Los analgésicos antiinflatorios no esteroideos de primera generación (inhibidores COX-1) no tienen un uso muy aceptable ya que son de potencia media, tienen un efecto techo e interfieren con la adhesividad plaquetaria lo que puede favorecer sangrados en las zonas cruentas, en especial durante las curaciones y del tubo digestivo. Los nuevos inhibidores COX-2 tienen una potencia analgésica muy similar pero su acción antiplaquetaria es muy reducida. Cuando se utilizan estos medicamentos hay que ser cautos Tabla 2. Analgésicos y drogas coadyuvantes en dolor por quemaduras Opioides No opioides Adyuvantes Fase Aguda Morfina, fentanil, metadona, oxicodona, tramadol Acetaminofen AINEs Clonidina Dexmedetomidina Dextrometorfan Fase tardía Metadona Tramadol Oxicodona Acetaminofen Dextrometorfan Anticonvulsivantes Otros Ketamina Propofol Anestesia general o regional © Federación Mexicana de Anestesiología, A.C. 93 y vigilar sangrados y probable lesión renal cuando el uso es prolongado. Se recomienda sustituirlos con acetaminofen, el cual tiene una acción central, y es muy útil en las quemaduras menores, se recomienda asociarlo con opioides cuando el dolor es moderado o severo. No es prudente utilizarlo a largo plazo o en dosis mayores ya que es acumulativo y que tiene un poder hepatotóxico. Ni la lidocaína,9 ni la heparina han demostrado su eficacia en el manejo del dolor de los pacientes quemados. Esta última ha sido preconizada por algunos grupos pero dos análisis de la literatura disponible pone en duda eficacia, y por el contrario, estos estudios encontraron desviaciones de los resultados que fueron basados en protocolos mal realizados.10,11 Conclusiones El tratamiento del dolor agudo y crónico de los enfermos quemados seguirá siendo un reto controversial, desafío que requiere de un grupo interdisciplinario del personal de salud que deba de establecer un plan de tratamiento integral, donde el manejo del dolor deberá de ocupar el mismo nivel de atención que las múltiples alteraciones por las que pasan estos pacientes. La combinación racional y oportuna de opioides, analgésicos no narcóticos, drogas de anestesia y adyuvantes, además del apoyo psicológico son parte del plan analgésico. El dolor no tratado y la sedación inadecuada puede resultar en alteraciones psicológicas como el estrés post traumático, depresión y delirio. 94 © Anestesia en México 2008;20(2): 91-94 Referencias Rodríguez HE, Benítez ME, Treviño GMA. Aspectos epidemiológicos del paciente quemado de la unidad de cuidados intensivos del Hospital de Traumatología y Ortopedia No. 21. Rev Sal Pub y Nutrición 2003;2:71. 2. Abdi S, Zhou Y. Management of pain after burn injury. Curr Opin Anaesthesiol 2002;15:563-567. 3. Choiniere M. Burn pain: a unique Challenge. Pain Clin Updates. 2001;10:1-4. 4. Sakallioglu AE, Haberal M. Current approach to burn critical care. Minerva Med 2007;98:569-573. 5. Coimbra C, Choinière M, Hemmerling TM. Patient-controlled sedation using propofol for dressing changes in burn patients: a dose-finding study. Anesth Analg 2003;97:839-842. 6. Concilus R, Denson DD, Knarr D, Warden G, Raj PP. Continuous intravenous infusion of methadone for control of burn pain. 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México Correo electrónico: [email protected] Fase de difusión, comunicación de los resultados, aplicación de los hallazgos E sta es la última fase de un trabajo de investigación. Un estudio no puede considerarse finalizado hasta que no se haya difundido mediante la publicación en alguna revista especializada en el área de interés. Es a través de esta publicación que los investigadores dan a conocer los resultados de sus trabajos de investigación, y hasta la fecha es el medio más importante de difusión de los nuevos progresos de la medicina y de actualización de los conocimientos de los profesionales de la salud. En el proceso de la comunicación científica escrita están implicados los investigadores o autores de los manuscritos, los editores de las revistas, los asesores que revisan los trabajos y los lectores. Autores. La veracidad y originalidad de la información es responsabilidad exclusiva de los investigadores. Estos deben evitar la publicación fragmentada, que consiste en descomponer un trabajo y publicar sus fragmentos de forma separada como si fueran originales. Los autores deben hacer constar cualquier tipo de relación con empresas o instituciones que pudiera suponer un conflicto de intereses y comprometer la interpretación objetiva de los datos. Además, deben redactar los artículos con claridad respetando las recomendaciones internacionales para la presentación de manuscritos a las revistas biomédicas. Editores. La función de los directores y del consejo de redacción de las revistas no es poner dificultades a los autores sino ayudarles a publicar artículos de contenido y estilo correctos. En necesario que publiquen periódicamente las instrucciones para los autores, así como información sobre el proceso editorial y de evaluación de los trabajos. Además, deben publicar los errores que deben ser recogidos, así como las notificaciones de los autores y las cartas de los lectores que llaman la atención sobre el contenido erróneo o discutible de lo publicado. © Anestesia en México 2008;20(2): 95-97 Revisores. Es comprensible que la revisión de los artículos sea realizada por expertos y que este proceso tiene como objetivo principal evitar la publicación de un artículo de mala calidad científica, así como mejorar la redacción y presentación de los datos del artículo. El proceso de revisión científica se basa en la confianza y en la responsabilidad de los evaluadores. Para ser un buen evaluador es condición indispensable tener competencia científica y técnica. La obligación de competencia incluye el deber de estudiar a fondo el artículo. Por otro lado, la documentación que se les entrega a los evaluadores es confidencial y su contenido no puede ser divulgado por el experto. Lectores. El objetivo final de un trabajo de investigación es aportar herramientas que ayuden al clínico a mejorar su práctica diaria mediante la aplicación de los resultados que se obtienen en dicha investigación y que llegan hasta el usuario de la literatura médica mediante la publicación. Sin embargo, el lector de esta literatura debe tener los conocimientos básicos de metodología, estadística y medicina basada en la evidencia para comprender que no todos los resultados que se publican son válidos, que no todos los resultados válidos son relevantes, y que no todos los resultados válidos y relevantes son aplicables a su práctica diaria. Por lo tanto, el lector debe de ser capaz de leer críticamente la literatura y evaluar tanto la validez como la relevancia y aplicabilidad de los artículos. Redacción de un artículo de investigación La estructura de un artículo que se pretenda enviar a publicación es bastante diferente de la estructura de un protocolo de investigación. Si el trabajo se publica por primera vez, se conoce como artículo original y su estructura incluye las secciones de Introducción, Material y Métodos, Resultados y Discusión (acrónimo IMRD). Introducción. Aquí se indican las bases en las que se fundamenta el estudio, la laguna de conocimientos que se pretende llenar o, en otras palabras, las razones que justifican 95 su realización y el objetivo específico. Esta sección debe ser breve y no superar una página y media a doble espacio o 45 líneas. En el último párrafo se enuncia el objetivo del estudio que debe ser explícito para facilitar la comprensión del artículo. Material y Métodos. En esta sección se resumen todos los aspectos metodológicos del protocolo de investigación, de manera que el lector comprenda todo el proceso de la investigación y, si considera útil, replicarlo. Debe incluir toda la información pertinente acerca del diseño, sujetos, fuentes de información, intervenciones, instrumentos de medición, todas las variables medidas y la estrategia de análisis estadístico. Se inicia con la descripción del tipo de estudio realizado y los criterios de inclusión y exclusión que se usaron para seleccionar a la población de estudio. A continuación se define la enfermedad, exposición o intervención aplicada a la población de estudio, así como las variables y los instrumentos de medición de las variables. Un aspecto importante es el cálculo del tamaño de muestra para lo cual es recomendable pedir el apoyo de un estadístico para no caer en el error tan común en nuestro medio que es el comparar dos grupos de 20 pacientes cada uno, con el riesgo de que no encuentren diferencias estadísticas debido únicamente al tamaño de muestra. En los estudios experimentales se debe especificar el método de asignación de los sujetos a los grupos de estudio y las técnicas de ceguedad. Se debe especificar si el estudio fue aprobado por el comité ético de investigación correspondiente. El último párrafo de esta sección se reserva para la estrategia de análisis estadístico y el programa estadístico utilizado. Hay que indicar la naturaleza de la hipótesis evaluada (unilateral o bilateral) y el valor de significación aceptado, que por lo general es de 0.05. Esta sección se redacta en tiempo pasado ya que describe todo lo que sucedió durante la investigación. Resultados. Aquí se presentan los hallazgos principales y los resultados del análisis de dichos hallazgos, es decir, se muestra si los hallazgos apoyan o no las hipótesis de trabajo. Se presentan los datos observados, pero no se interpretan. Esto se hace siguiendo una secuencia lógica de acuerdo a la estrategia de análisis. En primer lugar, se exponen las variables demográficas que describen a los grupos de estudio para ver si no existen diferencias entre ellos. A continuación se evalúa la comparabilidad de los grupos respecto de las variables que puedan influir sobre la respuesta. En seguida se presenta el resultado principal, que corresponde a la estimación del efecto del factor de estudio sobre la variable de respuesta, o bien, a la estimación de la asociación entre ambas variables. Finalmente se presentan los resultados relacionados con los objetivos secundarios del estudio. La información sobre los resultados de las pruebas estadísticas debe incluir la prueba utilizada, el valor del estadístico, los grados de libertad y el grado de significación estadística, así como los intervalos de confianza. Las tablas y figuras son un complemento muy útil del texto y deben ir numeradas en el orden en que se mencionan en el texto. Discusión. En esta sección se interpretan los resultados, destacando los aspectos más relevantes y comparándolos de forma objetiva con los resultados de otros estudios. Debe evaluarse la validez interna, comentando sus debilidades, así 96 © Anestesia en México 2008;20(2): 95-97 como la validez externa, o sea, el grado en que se puedan extrapolar los resultados. Es muy útil comenzar con una recapitulación de los hallazgos principales, que constituyen la respuesta a la pregunta principal del estudio. Los resultados observados deben compararse con los de otros que han utilizado un diseño y metodología similares mencionando las diferencias existentes entre ellos. Finalmente deben indicarse las líneas futuras de investigación e incluir todas aquellas deducciones que puedan sustentar un estudio futuro. Resumen. Este debe permitir al lector identificar la relevancia e interés que pueda tener el trabajo para él, y así decidir si va a leer el artículo entero o busca otro más interesante. Un estudio debe comprenderse a partir del resumen, el cual debe redactarse incorporando los aspectos más importantes de cada una de las secciones del artículo: una frase con el objetivo principal del estudio; una descripción del método utilizado en dos o tres frases; resumir los resultados principales, y resaltar la conclusión principal del estudio. Debajo del resumen se deben escribir de 3 a 6 palabras clave. Título. Este debe de ser atractivo, explicativo y claro, de manera que atraiga la atención de los lectores. No debe sobrepasar las 10 palabras, ni debe contener abreviaturas, ya que pueden tener diferentes significados según la especialidad y dificultan la búsqueda en los índices médicos. Autores. Ser autor implica la participación activa en todas las fases del trabajo principales en los siguientes aspectos: el diseño del trabajo, el análisis e interpretación de los datos y la redacción final del trabajo. Cuando hay muchos autores, se recomienda citar a los 6 primeros e incluir al resto con la frase latina et al (y otros). Agradecimientos. Se ponen al pie de la primera página o al final del texto, de acuerdo con los requisitos de la revista. Los agradecimientos se dan a aquellos colaboradores distintos de los autores, a los que brindaron ayuda técnica y en caso de haber recibido ayuda financiera y material, mencionando si existe o no un conflicto de intereses. Aplicación de los resultados La utilidad de un artículo es la aplicación de los resultados con el propósito de mejorar la práctica clínica en general, por ejemplo, recomendando los tratamientos más efectivos y seguros o la aplicación de determinadas medidas de prevención para disminuir la incidencia de enfermedades o complicaciones, o bien, el uso de mejores pruebas diagnósticas. Factor de estudio. Cuando se realiza un estudio para evaluar la eficacia de un tratamiento, la aplicabilidad depende de que el factor de estudio, esto es, el fármaco propuesto como mejor, haya mostrado ventajas en relación con el fármaco a comparar, así como de una adecuada evaluación entre los riesgos y los beneficios. Variable de respuesta. Para poder hacer una recomendación sólida a partir de los datos de estudio, este debe evaluar el impacto de un factor de estudio (prueba diagnóstica, tratamiento o actividad preventiva) sobre una variable de respuesta (mortalidad, incidencia de complicaciones, calidad de vida, etc.) Medidas de impacto. La estimación del efecto de un factor de estudio sobre una variable de respuesta, se hace a través de medidas de asociación como el riesgo relativo (RR) y la odds ratio (OR) Las medidas de asociación se calculan presentando los datos en una tabla de contingencia 2x2 en la cual, en la casilla a) se ubican los enfermos que han estado expuestos a un factor de riesgo; en la casilla b) las personas que han estado expuestas y que no están enfermas; en la casilla c) las personas enfermas que no han estado expuestas y en la casilla d) las personas que no han estado expuestas y que no están enfermas. Esto se ejemplifica como sigue: Expuestos No expuestos Total Enfermos (a) (c) No enfermos (b) (d) esta serie de cinco artículos ha sido hacer una introducción al tema y sentar las bases para la realización de un trabajo de investigación, dirigido principalmente a aquellos colegas y anestesiólogos en formación que se interesen o tengan necesidad de información útil y no tan difícil de digerir. Para comentarios, aclaraciones y dudas pongo a sus órdenes mi correo electrónico al principio de cada una de las partes de este trabajo. Agradezco de antemano al cuerpo editorial de la revista el espacio que me han proporcionado para la difusión del mismo. Lecturas recomendadas 1. Argimón Pallas JM, Jiménez Villa J Métodos de Investigación Clínica y epidemiológica. 2ª. Edición. España: Elsevier Science, 2002;15-76 2. Arbous M; Sesmu MD. Impact of anesthesia management characteristics on sever morbidity and mortality. Anesthesiology 2005;34:257-268. 3. Argimón Pallas JM, Jiménez Villa J Métodos de Investigación Clínica y epidemiológica. 2ª. Edición. España: Elsevier Science, 2002;147-152 y 201-209 4. Hulley SB, Cummings SR. Diseño de la investigación clínica: Un enfoque epidemiológico. Barcelona: Doyma. 1997; 47-68. 5. Huazano GF. El papel de la estadística en la investigación. Endoscopía 2001;12:35-39. 6. Hulley S B, Cummings S R Diseño de la Investigación Clínica. Un enfoque epidemiológico. España. Harcourt Brace, 1997:175186 Total Población de estudio. Los resultados de un estudio solo son aplicables a los sujetos que han participado en el mismo, y en otras poblaciones, a condición de que cumplan con los criterios de selección; es decir, que sean semejantes a los pacientes estudiados. Un último comentario Realizar un trabajo de investigación, y todavía más, llevarlo a la publicación, es una verdadera labor de titanes y requiere la colaboración de todo un equipo de investigación compuesto por el investigador principal, colaboradores, encuestadores, capturistas de datos, estadísticos, analistas, procesadores de muestras, etc. Esta labor será más fácil si antes de emprender el trabajo, los investigadores se aseguran de dominar el tema de investigación en lo general, para poder después trabajar con aquellos aspectos particulares que sean de interés y que puedan llenar alguno de tantos vacios de conocimiento que siempre existirán dado el carácter evolutivo y cambiante de las ciencias de la salud. Por otro lado, abordar un tema como la metodología de la investigación es asunto de estructurar cursos completos a nivel de diplomado o maestría. Por lo tanto, la intención de Nota del editor. Con esta quinta sección se termina una serie breve sobre aspectos de investigación biomédica. La idea fundamental, como lo ha venido mencionando el Dr. Francisco Huazano García, autor de las cinco secciones, es facilitar y estimular la investigación y la escrituras de sus resultados entre los anestesiólogos. Anestesia en México ha mostrado su interés por abatir el temor a investigar y la grafofobia natural que existe entre los profesionales de la medicina, en especial entre los anestesiólogos. © Federación Mexicana de Anestesiología, A.C. 97 Informe de Casos Factor V Leiden y Anestesia. Informe de dos Pacientes Dr. Victor M. Whizar-Lugo*, Dr. Roberto Cisneros-Corral* * Servicios Profesionales de Anestesiología y Medicina del Dolor Centro Médico del Noroeste Tijuana B.C., México [email protected] Resumen El Factor V Leiden es la trombofilia congénita más común. Afecta del 5 al 8% de la población caucásica. En México su prevalencia es del 0.8%. Este artículo informa dos pacientes caucásicas con Factor V Leiden que fueron vistas para cirugía plástica y se discute su manejo anestésico. Cuando sea posible se recomienda utilizar anestesia regional como la técnica de elección. Es mandatorio un plan de anticoagulación perioperatorio y a largo plazo para disminuir los eventos trombóticos y tromboembólicos Palabras clave: Factor V Leiden, anestesia Abstract Factor V Leiden mutation is the most common congenital thrombophilic disorder, affecting between 5% and 8% of the Caucasian population. In Mexico its prevalence is 0.8%. This article report two Caucasian patients with Leiden factor V mutation that were seen for plastic surgery, and discuss their anesthesia management. Regional anesthesia, whenever is possible is the technique of choice. Anticoagulation plan is mandatory during the perioperative procedures in order to avoid thrombotic and thromboembolic events. Key words. Factor V Leiden, anesthesia management. Introducción L as alteraciones de la coagulación son aspectos de capital importancia en la anestesiología, en especial cuando se planea alguna técnica de anestesia regional. Las patologías trombóticas son situaciones clínicas de difícil manejo, que por fortuna son menos frecuentes que las entidades con prolongación de las fases de la coagulación. Los pacientes portadores de trombofilias primarias o secundarias constituyen un desafío médico, en especial en el periodo perianestésico por la elevada posibilidad de complicaciones manifestadas por trombosis venosa, embolismo venoso, o hematomas en los pacientes que reciben tromboprofilaxis o anticoagulación completa. La enfermedad Factor V Leiden es una de estas entidades trombóticas, que si bien es rara en la población hispana, es vital conocerla ya que ocasionalmente nos vemos involucrados en el manejo perioperatorio de estos enfermos. La mutación Factor V Leiden es una de las trombofilias congénitas más comunes que afecta a la población caucásica. Se trata de una mutación en el gene que codifica al factor V de la coagulación que da por resultado un factor Va que es resistente a la degradación por la proteína C activada, situación © Anestesia en México 2008;20(2): 98-101 clínica que favorece un estado de hipercoagulabilidad manifestado primordialmente por trombosis venosa profunda y tromboembolismo pulmonar. La resistencia a la proteína C activada se describió en 1993 por Svenson y Dahlback, en un paciente con Factor V Leiden y este fue descrito un año después en la Universidad de Leiden. Más del 95% de los pacientes con RPCa tienen Factor V Leiden.1,2 Se ha mencionado que en Estados Unidos de Norteamérica se presenta en el 4 al 6 %, en Argentina su prevalencia es del 8%, en Costa Rica de de 2.5 %, en México de 0.85%, y un estudio realizado en Estados Unidos de Norteamérica con pacientes de diversos países latinoamericanos encontró una prevalencia del 1.65%.3,4,5,6,7 Los pacientes con Factor V Leiden tienen de 3 a 6 veces más posibilidades de tromboembolismo primario y recurrente sin que se aumente el riesgo de trombosis arterial,8,9 lo cual constituye un riesgo más en estos pacientes cuando son intervenidos quirúrgicamente. El manejo anestésico de estos pacientes es un reto y requiere de un plan bien establecido, donde la piedra angular es el uso de los anticoagulantes y los medicamentos anti adhesivos plaquetarios en el periodo perioperatorio, incluyendo su uso a largo tiempo después de la cirugía. El propósito de este artículo es informar el manejo anestesiológico de dos pacientes caucásicas con historia de Factor V Leiden 98 sometidos a cirugía plástica reconstructiva. Descripción de las pacientes Paciente 1. Mujer caucásica de 42 años de edad, 78 kg de peso, 170 cm de talla. Presión arterial 122/70, frecuencia cardiaca 65, respiratoria 18, temperatura 35.7°C. Programada para pexia de mamas y pexia del segmento corporal inferior. Entre sus antecedentes de interés: tabaquismo moderado por 10 años, lipodistrofia con obesidad. Historia de Factor V Leiden homocigoto desde la infancia, con varios episodios de trombosis venosa superficial y profunda de las extremidades inferiores que se manejaron con heparina, regular, heparina fraccionada y warfarina durante largos periodos de tiempo. Tomaba warfarina durante los últimos 18 meses y la había suspendido una semana antes acudir a nuestro centro de trabajo. Sus exámenes de laboratorio fueron normales, incluyendo el TPT de 27.2 segundos, TP de 11.5 segundos y el INR 1.2. Esta paciente no había sido valorada con anticipación, por lo que el plan anestésico se estableció inmediatamente antes de la cirugía. Noventa minutos antes de ingresar al quirófano se premedicó con 2 mg sublinguales de lorazepam y 0.1 mg oral de clonidina. En sala de operaciones se canalizó con salino 0.9% y se le administraron 10 mg de metoclopramida, 50 mg de ranitidina, 1.25 mg de dehidrobenzoperidol, 40 mg de parecoxib y 8 mg de dexametasona. Se hizo monitoreo tipo 1. Se indujo con propofol 2 mg/kg, vecuronio 0.08 mg/kg para facilitar la intubación traqueal. El mantenimiento de la anestesia se hizo con desflorano-oxígeno, vecuronio y fentanilo administrado en bolos cada 45 a 60 minutos. Se realizó la cirugía programada la cual duró 4.5 horas y la anestesia transcurrió sin incidentes. La enferma fue enviada a recuperación domiciliaria por 48 horas y después remitida a su ciudad de origen. La profilaxis de trombosis se hizo con 60 mg enoxaparina administrados al inicio de la anestesia y luego cada 24 horas por cinco días. Posteriormente se cambió a warfarina manteniendo su INR en 2.5. La evolución fue normal. Paciente 2. Mujer caucásica de 37 años de edad, 81 kg de peso, 165 cm de talla. Presión arterial 117/70, frecuencia cardiaca 68, respiratoria 20, temperatura 36°C. Es portadora de Factor V Leiden heterocigoto, entidad que le fue diagnosticada a los 25 años de edad cuando su embarazo se complicó con trombosis profunda de la extremidad pélvica derecha y tromboembolia pulmonar. Se le trató con heparina regular y el embarazo fue resuelto con operación cesárea manejada con un bloqueo peridural sin complicaciones y profilaxis de trombosis venosa con heparina regular, que posteriormente se cambió a warfarina. Historia de obesidad mórbida que fue manejada con un bypass gástrico que la hizo reducir 15 kg en tres años. Para esa cirugía recibió anestesia general sin complicaciones. La paciente consulta a través del Internet la posibilidad de cirugía reconstructiva de su contorno corporal. Las historia clínica enviada por correo electrónico mostró los antecedentes mencionados, lo cual motivó consulta cibernética con su hematólogo y se estableció el siguiente plan de manejo: suspensión de aspirina una semana antes de la cirugía, seguida de 40 mg de enoxaparina subcutánea cada 24 horas, hasta un día antes del bloqueo y reinicio de esta un día después de la punción lumbar. Sus exámenes de laboratorio mostraron Hb 13.9, Hto 40.5, plaquetas de 234,000, TP 10.1, TPT 28, INR 1.0, HIV, hepatitis B y C negativos. Una hora antes de ingresar al quirófano se premedicó con 2 mg sublinguales de lorazepam y 0.1 mg oral de clonidina. En sala de operaciones se canalizó con salino 0.9% y se le administraron 10 mg de metoclopramida, 50 mg de ranitidina, 1.25 mg de dehidrobenzoperidol, 40 mg de parecoxib y 8 mg de dexametasona. Se hizo monitoreo tipo 1. Se realizó bloqueo subaracnoideo en L3-L4, con abordaje en la línea media, aguja de Whitacre 27, con 15 mg de bupivacaína 0.5% hiperbárica, clonidina 300 µg y fentanilo 25 µg, inyectados en jeringuillas separadas. El bloqueo anestésico se extendió hasta T3-4, con bloqueo motor completo, y tuvo una duración de 330 minutos. La evolución transanestésica fue normal. Se le realizó pexia del segmento corporal inferior y liposucción de espalda baja, flancos y muslos internos. Doce horas después del bloqueo subaracnoideo se inició con 60 mg de enoxaparina subcutánea cada 24 horas. La paciente fue remitida a su ciudad de origen con la indicación de continuar con la enoxaparina por 10 días, la cual debería de cambiar por warfarina. No atendió a estas indicaciones y su médico primario le suspendió la administración de enoxaparina al décimo días postoperatorio, y 4 días después tuvo en evento de trombosis venosa en ambas extremidades y tromboembolia pulmonar que ameritó hospitalización y anticoagulación completa. La paciente se recuperó y permanece con anticoagulantes orales. Discusión La mutación denominada Factor V Leiden se presenta en el 4 a 6% de la población de Estados Unidos de Norteamérica y en México tiene una prevalencia del 0.8%.5,10 El factor Va es relativamente resistente a ser degradado por la proteína C, situación denominada resistencia a la proteína C activada. Los estudios clínicos han demostrado que esta entidad hereditaria autosómica, dominante incrementa el riesgo de trombosis venosa, especialmente durante el embarazo,7,8,9 como sucedió con nuestra segunda enferma, que de acuerdo a su historia clínica manifestó un evento trombótico con embolismo pulmonar. Otros factores asociados con trombosis venosa, embolismo pulmonar y Factor V Leiden son la toma de anticonceptivos, la cirugía, la inmovilización prolongada, y las neoplasias. La figura 1 muestra un esquema con las interacciones normales de la proteína C activada y su participación con el factor V, facilitando la lisis del trombo. En la porción derecha del esquema se dibuja como el Factor V Leiden, resistente a la proteína C activada, no permite que el trombo se destruya, lo cual termina en eventos trombóticos y/o tromboembólicos, muchos de ellos en localizaciones atípicas; oculares, cerebrales, hepáticas, intestinales, o en las extremidades. Las trombosis arteriales suelen ser raras en los pacientes con Factor V Leiden. © Federación Mexicana de Anestesiología, A.C. 99 Figura 1. Vías normal y patológica que ilustran el papel de la proteína C y del Factor V Leiden en la formación de trombos. No existe suficiente información disponible en la literatura internacional de anestesia,11,12 y no encontramos casos publicados en México en relación al manejo anestésico. Los posibles escenarios clínicos en los pacientes con Factor V Leiden que requieren de anestesia pueden encasillarse en dos grupos: 1) Los pacientes conocidos con FVL que pueden estar o no estar anticoagulados o recibir fármacos anti adhesivos plaquetarios, y 2) Aquellas personas que no se conocen ser portadores de Factor V Leiden y que pueden ser asintomáticos o con historia de trombosis venosa, tromboembolia, o tromboembolia pulmonar sin factores explicables. En las dos pacientes que se describen en esta comunicación se tuvo la oportunidad de establecer un manejo preventivo con anticoagulantes acorde al momento operatorio. Si bien el primer caso llegó a sala de operaciones sin que se conociera que tenía Factor V Leiden, la paciente había suspendido el anticoagulante oral una semana antes y sus pruebas de coagulación eran normales, lo que permitió realizar la cirugía programada bajo anestesia general, administrar la dosis inicial durante la cirugía y continuarla cada 24 horas como se ha recomendado en las trombofilias primarias o secundarias para profilaxis de eventos trombóticos o tromboembólicos, y después se sustituyó con warfarina en las dosis usuales. La segunda paciente, Factor V Leiden heterocigoto, dio oportunidad de establecer con tiempo suficiente un plan de manejo correcto, lo que facilitó un periodo postoperatorio inmediato sin complicaciones, habiéndose manejado la tromboprofilaxis con enoxaparina en dosis media. No obstante haberse establecido un plan conjunto de anticoagulación a largo plazo, su médico familiar suspendió la tromboprofilaxis con enoxaparina sin sustituirla con anticoagulantes orales ni anti adhesivos plaquetarios, lo cual favoreció que la enferma desarrollara embolia pulmonar que requirió anticoagulación completa con heparina y posteriormente con warfarina por tiempo indefinido. Los pacientes con Factor V Leiden heterocigoto tienen una incidencia de eventos trombóticos y tromboembólicos menor que los enfermos con Factor V Leiden homocigotos. Es de llamar el hecho de que la paciente heterocigoto que se informa en este reporte desarrolló trombosis y embolia pulmonar, lo cual se explica por el hecho de la suspensión 100 © Anestesia en México 2008;20(2): 98-101 de la enoxaparina en el periodo postoperatorio mediato después de una cirugía prolongada, sin reiniciar la warfarina que se le había indicado para uso a largo plazo. Es importante que el grupo médico que atiende a enfermos con Factor V Leiden se integre con los especialistas capacitados para dar seguimiento preoperatorio y postoperatorio a largo plazo a estos pacientes, ya que la suspensión inadecuada de la tromboprofilaxis favorece los eventos trombóticos y/o tromboembólicos, los cuales tienen una morbimortalidad elevada. La elección de la anestesia en los enfermos con Factor V Leiden está en relación con el tipo de cirugía y con la forma de tromboprofilaxis que reciben. Estos dos factores son importantes y se deben de revisar en forma detenida al elaborar el manejo perioperatorio integral. Siempre que sea posible es recomendable usar anestesia regional ya que esta técnica está ligada a menos eventos trombóticos y tromboembólicos en pacientes sin trombofilias. Si bien, no hay estudios que aseveren que la anestesia regional disminuye la posibilidad de trombosis venosa o de tromboembolismo en los pacientes con Factor V Leiden, es válido suponer que así suceda. La limitante más importante para utilizar anestesia regional, en especial bloqueos neuroaxiales, está en relación con el tipo y el momento de la administración de la última dosis del anticoagulante, siendo prudente observar los lineamientos recomendados por la ASRA:13 • Para heparina regular o no fraccionada en mini dosis subcutáneas (dosis profilácticas) no hay riesgo de hematoma peridural, si bien se recomienda esperar al menos una hora después del bloqueo para administrar la dosis correspondiente. • Para los pacientes que reciben dosis de tromboprofilaxis con heparinas de bajo peso molecular (HBPM) o fraccionadas la anestesia neuroaxial se debe diferir 10 a 12 horas después la última dosis, y si recibían dosis altas entonces el bloqueo se postpone por 24 horas, para estar seguros que no hay actividad anticoagulante. • La presencia de sangre durante la inserción de la aguja o el catéter no necesariamente indica posponer la cirugía. Sin embargo el inicio de la terapia con HBPM en esta situación se debe diferir al menos por 24 horas en el postoperatorio, ya que la inserción traumática de la aguja o del catéter incrementan el riesgo de hematoma espinal. • Se debe evitar anestesia neuroaxial en pacientes a los que se les aplicó una dosis de HBPM dos horas antes en el preoperatorio. • Para la HBPM en el postoperatorio puede ser seguro iniciar la tromboprofilaxis en pacientes que recibieron una sola inyección neuroaxial, o una técnica continua por el catéter. Su manejo está basado en: la dosis total diaria, el tiempo en que se aplica la primera dosis postoperatoria y en el esquema de su administración. • Cuando los pacientes reciben dos dosis diarias de HBPM, la primera dosis puede darse hasta después de 24 horas del periodo postanestésico, independientemente del tipo de anestesia utilizada y si la hemostasia fue segura. Es importante mencionar que si se había dejado un catéter neuroaxial, se debe retirar antes de iniciar la HBPM. Si el catéter se usó para analgesia postoperatoria, se debe de tener presente retirarlo al día siguiente de la última dosis, y la dosis subsecuente se dará hasta dos horas después de haberlo retirado. • Si el paciente está tomando anticoagulantes orales, debe de suspenderlos 4 a 5 días antes, como lo hizo una de nuestras pacientes, y el tiempo de protrombina y la relación internacional de normalización (TPT/INR) deben ser medidos antes de administrar el bloqueo neuroaxial. Tener en cuenta que corto tiempo después de haber suspendido la terapia con warfarina los valores de PT/INR reflejan predominantemente los niveles del factor VII, a pesar de que estos sean aceptables los niveles de los factores II y X pueden no ser adecuados para una hemostasis normal. Niveles adecuados de los factores II, VII, IX, X están presentes hasta que los valores del PT/INR están dentro de límites normales. • Si el paciente toma warfarina, se hace necesario esperar hasta que el TP, TPT e INR son normales. Es conveniente hacer exámenes neurológicos de rutina de la función sensitiva y motora durante los bloqueos neuroaxiales en todos los pacientes con Factor V Leiden, en especial en aquellos que hayan recibido o estén bajo alguna modalidad de tromboprofilaxis, y realizar esta valoración neurológica cada seis horas en búsqueda de déficits que orienten a hematoma peridural, especialmente en los que han recibido un bloqueo peridural, debido a que son más proclives a sangrado en la cavidad epidural. En los pacientes portadores de Factor V Leiden se debe establecer una consulta interdisciplinaria previa que incluya al internista, al médico de primer contacto, al hematólogo, al cirujano y al anestesiólogo para delinear un plan de manejo perioperatorio razonable donde el punto central es el uso de los fármacos que interfieren con la coagulación sanguínea.14 Cuando se trata de pacientes embarazadas estos cuidados perioperatorios deben de ser aun más estrictos,15,16 sin olvidar los programas de consejería genética y apoyo psicológico. En conclusión, se informan dos pacientes de raza caucásica con Factor V Leiden que fueron manejadas con anestesia general y regional, donde una desarrolló tromboembolia pulmonar en el periodo postquirúrgico. Referencias 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. 11. 12. 13. 14. 15. 16. Kujovich JL. Factor V Leiden thrombophilia. Gene reviews. www. genetests.org Rees DC, Cox M, Clegg JB. World distribution of factor V Leiden. Lancet. 1995;346:1133-1134. 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Rosario Camacho4 Internista, Unidad de Cuidados Intensivos Hospital General de Tijuana, ISESALUD Tijuana B.C., México 2 Estudiante de Medicina Facultad de Medicina Universidad Autónoma de Baja California Tijuana B.C., México 3 Patólogo Servicio de Anatomía Patológica Hospital General de Tijuana, ISESALUD Tijuana B.C., México 4 Programa de Cuidado Pre Hospitalario Hospital General de Tijuana, ISESALUD Tijuana B.C., México 1 Resumen Se presenta el caso de un paciente masculino de 24 años de edad con manifestaciones clínicas, radiológicas y gasométricas de síndrome de insuficiencia respiratoria aguda secundario a inmersión en agua salada-casi ahogamiento, lo cual se confirmó por estudio histológico. La evolución del paciente fue tórpida hasta la defunción. Se discute la patofisiología, el tratamiento, la radiología y los cambios histológicos. Palabras clave. Síndrome de casi ahogamiento Abstract We are reviewing the case of a 24 year old male patient with clinical, radiological, gasometrical manifestations of acute respiratory distress syndrome secondary to immersion in sea water (near drowning), confirmed by histopathology. The progress of the patient was torpid and he died. A short discussion on the near drowning syndrome pathophysiology, treatment, radiology and histological images is made. Key words. Near drowning syndrome Introducción U nas 140,000 a 150,000 personas fallecen ahogadas cada año en todo el mundo, siendo los lugares turísticos, los desastres naturales, y en los niños la inmersión en cubetas, los sitios de mayor probabilidad para este accidente. En Estados Unidos de Norteamérica fallecen anualmente unas 8000 personas por esta causas, y el ahogamiento representa la tercer causa de muerte de todas las muertes accidentales, y es la segunda causa de muerte en hombres menores de 44 años, en los niños se ha mencionado como la tercer causa de muerte,1,2,3,4 En © Anestesia en México 2008;20(2): 102-105 México no existen datos exactos de esta causa de muerte. Los resultados de quien ha sufrido un accidente de inmersión puede incluir el síndrome de inmersión, el cual se define como muerte súbita después del contacto con agua fría, o lesión por inmersión, que se define como muerte resultante dentro de las 24 horas de inmersión (ahogamiento), o al menos sobrevivir temporalmente (casi ahogamiento), o rescate de la víctima del agua (salvar). Ahogamiento secundario se refiere a la muerte producida por la complicaciones de la inmersión, 24 horas después de ésta.5,6,7 La asistencia médica escalonada desde el sitio de la 102 inmersión en el agua, el traslado al hospital, la atención en la sala de urgencias y posteriormente en las unidades de terapia intensiva han logrado disminuir la mortalidad por los efectos cardiorrespiratorios propios de esta entidad, donde al anestesiólogo juega un papel preponderante para la resucitación oportuna y evitar el daño neurológico o la muerte. La fisiopatología del casi ahogamiento se resume con la aspiración de agua dulce o salada, lo que conduce a un alveolo lleno de líquido pero aun perfundido, lo que produce una sustancial mezcla pulmonar venosa. Cuando se trata de agua salada hipertónica atrae líquidos adicionales del plasma hacia los pulmones. Con ambos tipos de agua, el edema pulmonar ocurre y se asocia a la anormalidad de ventilación-perfusión.2,3,6 En este artículo se muestran las imágenes de un caso de casi ahogamiento para establecer una correlación clínicaradiológica-histológica ya que no es frecuente obtener un estudio patológico en personas que han sufrido casi ahogamiento en agua de mar y que alcanzan a llegar vivos a las unidades de cuidados intensivos. Figura 1. Radiografía simple del tórax que muestra imágenes compatibles con neumonía, broncoaspiración, o SIRA. Descripción del paciente Masculino de 24 años de edad, que fue llevado a la sala de urgencias del Hospital General de Tijuana ISESALUD por presentar inmersión en agua salada 30 minutos antes de su ingreso. No hubo datos sobre el tiempo que estuvo inmerso en el mar antes de ser rescatado por los paramédicos del lugar, donde recibió maniobras básicas de reanimación cardiopulmonar logrando integrar al paciente a su medio ambiente, sin necesidad de intubación endotraqueal in situ. Es trasladado al servicio de urgencias donde se le recibió despierto, con presión arterial 80/40, frecuencia cardiaca de 112, respiraciones de 42, 34°C. Veinte minutos después de su ingreso el paciente tuvo paro cardiorrespiratorio del cual se restableció con las maniobras habituales. Se intubó y se dejó en ventilación controlada, sedación con midazolam y analgesia con fentanilo durante 18 horas. Las gasometrías mostraron en forma repetida hipoxemia severa con acidosis respiratoria. Una vez estabilizado se transfirió a la unidad de cuidados intensivos, donde la imagen radiológica de ingreso (Figura 1) mostró infiltrados pulmonares bilaterales extensos con broncograma aéreo. La gasometría de ingreso a la terapia intensiva mostró un índice de oxigenación de 300. Ocho horas después este índice de oxigenación era de 149, lo cual apoyó la idea diagnóstica de SIRA. Se estableció PEEP en 10 y se tuvo que incrementar hasta 14, con volúmenes corrientes de 5-7 mL/kg, con compromiso hemodinámico conforme se aumentaba el PEEP, manifestado por disminución del gasto urinario e hipotensión arterial, por lo que se hicieron ajustes con apoyo con dopamina-norepinefrina. Una nueva radiografía mostró progresión de los infiltrados pulmonares que coincidió con aumento de la necesidad de FiO2 e incrementos de PEEP, ya que se disminuía la saturación de oxígeno por debajo de 85%. Tuvo de nuevo parada cardiaca que revirtió a maniobras de reanimación cardiopulmonar avanzadas, dejando al paciente post paro con hipotensión arterial durante dos horas, no obstante el incremento de Figura 2. Imagen panorámica del tejido pulmonar donde se observan numerosas membranas eosinófilas adheridas en las paredes alveolares. las aminas. Dos horas después tuvo otra parada cardiaca de la cual no se recuperó. En el postmorten inmediato se tomó tejido pulmonar por punción percutánea (Figuras 2 y 3), las cuales mostraron cambios inflamatorios, membranas hialinas, con engrosamiento de la membrana alveolo capilar y llamó la atención la presencia de macrófagos macrofágicos. Discusión Aproximadamente 10 al 15% de las víctimas de accidentes por inmersión, tienen laringoespasmo agudo que resulta en ahogamiento en seco, a causa de ello no hay aspiración de agua dentro de los pulmones y mueren típicamente a causa de asfixia obstructiva profunda en el sitio del accidente. El ahogamiento es la muerte por asfixia después de la inmersión en agua, el cual sucede en las primeras 24 horas del accidente. Una pequeña cantidad de líquido broncoaspirado (1 a 3 mL/kg de peso) pueden llevar a anormalidades en el intercambio de gases, y se ha descrito a la hipoxemia como la consecuencia más importante del casi ahogamiento.3-8 Si © Federación Mexicana de Anestesiología, A.C. 103 Figura 3. En la luz alveolar hay numerosos macrófagos alveolares de tipo macrofágico que recuerdan a los neumocitos tipo 2. Se observan alveolos con células gigantes de tipo a cuerpo extraño con citoplasma microvacuolado. el paciente sobrevive más de un día como nuestro enfermo, entonces se le llama casi ahogamiento, independientemente que al final muera o no. El ahogamiento secundario se define como el inicio retardado de la insuficiencia respiratoria después de un episodio de casi ahogamiento, el cual puede darse hasta 96 horas posterior al accidente. Cuando la víctima tiene aspiración líquida se da el ahogamiento húmedo o con aspiración, siendo esto lo más habitual, como en el caso que se muestra; con apnea que cede al aumentar la hipoxia, iniciándose movimientos respiratorios con aspiración de líquido a los pulmones. El momento del rescate inicial en el sitio de la inmersión es vital y se debe de hacer con ventilación boca a boca, si es necesario dentro del agua. El masaje cardiaco subacuático no es efectivo en esta fase y puede retardar el rescate inicial, por lo que se debe dejar para cuando el paciente ha sido sacado del medio líquido, donde se sigue con RCP completa, corroborando la permeabilidad de la vía aérea, ventilación y circulación, cuidando la posibilidad de lesión de la columna cervical, sin olvidar la prevención de la hipotermia.2,5,7,8 El traslado desde el sitio de la inmersión a un servicio de urgencias debe de ser inmediato y sin abandonar las maniobras de reanimación y de estabilización, de preferencia orquestadas por el personal médico desde el hospital por algún sistema de comunicación. Especial atención merece el apoyo ventilatorio, situación que fue descuidada en nuestro 104 © Anestesia en México 2008;20(2): 102-105 paciente, ya que se trasladó sin intubación traqueal ni apoyo ventilatorio no invasivo. Esto se dio ya que al parecer el enfermo se encontraba estable, pero la radiografía ulterior demostró broncoaspiración. El manejo intrahospitalario es una continuidad del tratamiento administrado durante el rescate y en el trasporte de los pacientes, siendo lo más importante el apoyo de la vía aérea y la de la preservación del cuidado neurológico, complementando con el apoyo a las alteraciones secundarias como la hipotermia, la posible sepsis pulmonar por broncoaspiración y su efectos retardados. Se debe de completar el estudio en búsqueda de posibles factores que hayan motivado el accidente como intoxicaciones (en especial alcohol), accidentes vasculares cerebrales, infarto agudo del miocardio, etcétera. No olvidar la búsqueda de lesiones secundarias, en especial fracturas. Es necesario indagar otras patologías previas en el estudio de rutina, o con el familiar cuando estos se hagan presentes. El informe de los paramédicos que se encargaron del rescate es también vital, ya que usualmente contiene datos de interés para la valoración médica inicial en la sala de urgencias. Este manejo debe de ser siempre muy agresivo, como lo comentan Callejo y Martínez,8 ya que hay casos de sobrevivencia aún en pacientes con inmersiones prolongadas hasta de una hora y con acidosis grave.9 vez estabilizado, se debe de trasladar al paciente a la terapia intensiva, donde el problema pulmonar debe de seguir en manejo, en especial con la idea de rescatar la mayor posible superficie de intercambio de gases. Esto puede ser con ventilación no invasiva o invasiva. El uso de CPAP mejora la capacidad residual funcional de los pulmones al disminuir la fistula intrapulmonar rescatando alveolos no funcionantes. La evolución de nuestro paciente fue tórpida por lo avanzado de la broncoaspiración de agua salada hipertónica y el manejo inicial de rescate no óptimo, que retrasó el apoyo ventilatorio hasta el momento de las manifestaciones clínicas de falla respiratoria. La breve sobrevivencia obedeció al apoyo intrahospitalario, el cual no pudo evitar su evolución a SIRA. En estos casos no se recomienda la hipercapnia permisiva por el efecto nocivo sobre la circulación cerebral.10 Los pacientes que desarrollan SIRA pueden necesitar altas presiones de la vía aérea durante la ventilación, con incremento del riesgo de barotrauma y hacerse necesario la sedación y el bloqueo neuromuscular para mejorar el manejo ventilatorio, aumentar la complacencia pulmonar, mejorar el intercambio de gases y acortar el tiempo de acoplamiento al equipo. La sedación y en ocasiones la analgesia son necesarias, no obstante que pueden facilitar problemas para la evaluación neurológica posterior. El uso de diuréticos es dudoso en este tipo de edema pulmonar, ya que no es por hipervolemia y debe de manejarse con ventilación mecánica con PEEP. Si hay broncoespasmo puede requerir el uso de beta agonistas en aerosoles.6,8 La aspiración de agua hipertónica, como es nuestro caso que estuvo sumergido en el mar, produce desnaturalización del surfactante y lesión de los neumocitos tipo 2, lo cual se puede observar en las imágenes histológicas. Hay un desplazamiento de líquido rico en proteínas hacia el alveolo produciendo un edema pulmonar no cardiogénico.5,8 A diferencia, la aspiración intrapulmonar de agua dulce produce un lavado de surfactante, creándose inestabilidad alveolar condicionante de atelectasias y cortocircuitos intrapulmonares e hipoxia. El resultado en ambas situaciones es falla respiratoria con aumento de los cortocircuitos intrapulmonares de derecha a izquierda, alteración de la ventilación/perfusión, disminución de la complacencia y un aumento de la resistencia de las vías aéreas pequeñas. Existe pues poca diferencia fisiopatológica entre la aspiración de uno u otro tipo de agua,1,7 excepto el contenido aspirado de bacterias u otros contenidos en agua dulce o salada. Las infecciones, la aspiración de cáusticos y el barotrauma son también causa de morbimortalidad. La infección puede estar relacionada con la aspiración de agua contaminada, con el vomito aspirado o asociada a la ventilación. El paro cardiaco repetitivo y usualmente rebelde al manejo obedece a la hipoxia, isquemia, acidosis, hipotermia, alteraciones electrolíticas, cambios en la mecánica ventilatoria con aumento de las presiones en la vía aérea, engrosamiento de la membrana alveolo capilar, estado de choque, arritmias (asistolia, fibrilación ventricular, taquicardia ventricular, bradicardia severa), con baja de la fracción de eyección ventricular izquierda. Es vital mantener el gasto cardiaco para asegurar la perfusión tisular, muy en especial el flujo sanguíneo cerebral y evitar o disminuir el edema cerebral secundario a la hipoxia o traumatismo en caso de existir. De igual manera se debe de preservar la función renal.8,11,12,13 En resumen, se hace una correlación clínica-radiológica e histológica de los eventos sucedidos en un paciente con inmersión en agua de mar y se discute la fisiopatología que explica los eventos del casi ahogamiento. Referencias 1. Alan W. et al: A canine study of cold water drowning in fresh versus salt water. Critical Care Medicine 1995; 23:2029-2037. 2. Fernández BFJ, Raso SM. Ahogamiento y casi ahogamiento. En: Diagnóstico y tratamiento de urgencias pediátricas. 3ª ed. 2002; 17.8:420-424. 3. Callejo Hernández MF, Martínez López HO: Ahogamiento o casi ahogamiento. En: Manual de prácticas clínicas para la atención integral al adolescente. 1 a ed. Ciudad de La Habana. MINSAP , 2002; 11: 383-387. 4. Callejo Hernández MF, Martínez López HO: Síndrome de casi ahogamiento. En: Colectivo de autores. Guías de práctica clínica. Terapia Intensiva Pediátrica .1 a ed. Editora Política. 2001; 17:88-98. 5. Szpilman D. Near-drowning and drowning. Chest 1997;112;660665. 6. Callejo Hernández MF. Ahogamiento y casi ahogamiento. En: De la Torre Montejo. Pediatría. Ed. Pueblo y Educación; 2000,60-70. 7. Conn A, W Barker GA. Fresh water drowning and near-drowning update. Can Anaesth Soc J 1984;31:538-544. 8. Callejo HM, Martínez LH. Síndrome de casi ahogamiento. Rev Cub Med Int Emerg 2004;3:52-61. 9. Schuman W, Schumer C. Survival put to the acid test. Extreme arterial blood acidosis (pH 6.33) after near drowning. Critical Care Medicine 1999; 27:2071-2072. 10. Milano MG, Calvo M. El niño casi ahogado. En: Casado Flores. J. Urgencias y tratamiento del niño grave. Madrid. Ergon 2000; 78: 481-486) 11. Harrowitz I. Casi ahogamiento. En: Manual de cuidados intensivos pediátricos. López-Herce Cid J. 1 a ed. Madrid. Publimed, 2001; 160-163. 12. López Pisón J. Supervivencia sin secuelas tras casi ahogamiento con muy malos signos pronósticos iniciales, incluida midriasis arreactiva bilateral persistente. Rev Neurol 1999;28:388-390. 13. Modell JH. Drowning. N Engl J Med 1993; 328:253-256. © Federación Mexicana de Anestesiología, A.C. 105 Carta al Editor Dr. Víctor M. Whizar-Lugo Editor Anestesia en México Llamaron mi atención el artículo de revisión y la editorial publicados en Anestesia en México 2007;19 sobre el núcleo coereleus, anestesia y medicinas alfa2 agonistas.1,2 En nuestro ámbito nacional los agentes alfa2 agonistas son fármacos que son utilizados con mayor frecuencia en el manejo anestésico en pacientes quirúrgicos y no quirúrgicos, esto es debido a algunas de sus propiedades farmacológicas como la acción ansiolítica, sedación, hipnosis y analgesia. En la actualidad se cuenta con dos agentes alfa2 adrenérgicos agonistas, la más utilizada o conocida es la clonidina y le sigue la dexmedetomidina, esta última con mayor selectividad y especificidad por los receptores membranales. Desafortunadamente estos agentes, como la gran mayoría de los fármacos, no están libres de efectos colaterales no deseados como son la bradicardia severa que puede conducir al paro sinusal con grave hipotensión arterial, esto como consecuencia de la presencia de un anillo imidazólico es su estructura química, componente que permite al agente adrenérgico unirse al su receptor membranal. Las indicaciones de estos agentes son muy amplias y variadas, en particular con la clonidina. La literatura anestésica menciona su uso para aprovechar sus efectos ansiolíticos, sedativos, disminuir la respuesta adrenérgica perioperatoria en pacientes adultos y pediátricos, inducir estabilidad hemodinámica preanestésica, medicación sin depresión respiratoria, indicada también en pacientes con apnea del sueño, como antihipertensivo, tratamiento de crisis hipertensivas agudas, analgesia aguda y postquirúrgica, tratamiento del dolor crónico y de neuropatía diabética, para el manejo de síndrome de abstención por alcoholismo crónico, abstención al tabaco y uso crónico de narcóticos, en trastornos del sueño, para manejar el tremor postquirúrgico, en anestesia regional, como antisialogogo, disminuye la presión intraocular, como protector renal en cirugía cardiaca, pacientes con asma que no toleran los beta bloqueadores, reducción de la isquemia perioperatoria con lo que se disminuye la morbimortalidad cardiaca, su uso en obstetricia aunque controversial, es bien practicada en países europeos.3,4,5,6 Al leer la descripción que hace del núcleo coereleus el Dr. Valenzuela-Harrington y sus asociados1 me ha quedado aún más claro el por qué estas dos drogas tienen acciones en tan diversos campos de la medicina, que al parecer no están relacionados. ¿Estamos ante un conglomerado neuronal adrenérgico que nos gobierna en muchas de nuestras funciones?, ¿Qué nos pasa cuando este interesante núcleo se enferma? Ya los autores mencionados nos refieren algunas de estas variadas patologías, pero habrá que aprender más al respecto. Las acciones más sorprendentes de la clonidina y la dexmedetomidina son la reducción del consumo de anestésicos inhalatorios y la prolongación del efecto bloqueador de los anestésicos locales. Todos estos efectos debemos de aprovechar en anestesiología para disminuir los costos y elevar los beneficios en nuestros pacientes, siempre y cuando se haga una selección precisa del enfermo y de la técnica anestésica. La dexmedetomidina liberada por la FDA en 1999, es la más utilizada en Estados Unidos de Norteamérica para sedación en terapia intensiva, cirugía general y neurocirugía entre otras.,6,7,8 En México su elevado costo ha limitado su uso generalizado, pero es un recurso que debemos considerar. Los alfa2 agonistas son los fármacos actuales más estudiados gracias a los avances en la biología molecular de los receptores adrenérgicos, sin embargo su uso se ha ido popularizando en forma por demás paulatina. El temor a utilizarlos pudiera deberse a la falta del conocimiento farmacológico, de la biología molecular, de la familiaridad con estos agentes y de la voluntad para involucrarse en su uso frecuente en nuestra práctica cotidiana y como dice el dicho campirano…al potro cerrero, la silla lo hace manso Dr. Roberto Cisneros-Corral Neuroanestesiólogo Tijuana B.C, México Referencias 1. 2. 3. Valenzuela-Harrington M, Negrete-Díaz V, Rodríguez-Moreno A. Núcleo Coeruleus. Neurotransmisores, funciones y patología. Anest Mex 2007;19:155-166. Whizar LV. El núcleo Coeruleus, receptores alfa2 adrenérgicos y anestesia. Editorial. Anest Mex 2007;19:130-134. MacDonald E, Ruskoaho H, Scheinin M, Virtanen R.Therapeutic applications of drugs acting on alpha-adrenoceptors. Ann Clin Res 1988;20:298-310. © Anestesia en México 2008;20(2): 106-108 106 4. 5. Klimscha W, Chiari A, Michalek-Sauberer A, et al. The efficacy and safety of a clonidine/bupivacaine combination in caudal blockade for pediatric hernia repair. Anesth Analg 1998;86:54-61. Lena P, Balarac N, Arnulf JJ, Teboul J, Bonnet F.Intrathecal morphine and clonidine for coronary artery bypass grafting. Br J Anaesth 2003;90:300. 6. Venn RM, Grounds RM. Comparison between dexmedetomidine and propofol for sedation in the intensive care unit: patient and clinician perceptions. Br J Anaesth 2001;87:684-690. 7. Gerlach AT, Dasta JF. Dexmedetomidine: an updated review. Ann Pharmacother 2007;41:245-252. 8. Martin E, Ramsay G, Mantz J, Sum-Ping ST. The role of the alpha2-adrenoceptor agonist dexmedetomidine in postsurgical sedation in the intensive care unit. J Intensive Care Med 2003;18:29-41. Respuesta al Dr. Cisneros Estimado Dr. Cisneros Como bien menciona, las drogas alfa agonistas son parte integral de nuestro armamentario terapéutico actual ya que sus mecanismos de acción favorecen múltiples usos en anestesiología. La revisión sobre el núcleo coereleus de los colegas de España ha sido uno de los artículos más completos que se han recibido en este comité editorial, y como comento en la editorial al respecto que menciona en su carta, es un artículo que será revisado con frecuencia por los anestesiólogos interesados en este importante tema del sistema alfa adrenérgico. En México hay muy pocos estudios publicados al respecto, pero más que temor a su uso, me parece que la poca información es por la costumbre de no publicar nuestras experiencias, como ha sido reiteradamente mencionado en Anestesia en México. Dr. Víctor Whizar-Lugo Editor Estimado editor: Deseo llamar su atención sobre los tatuajes y la anestesia subaracnoidea con un caso reciente. Una paciente de 35 años acude para cirugía ginecológica, ASA 1, sin mayores antecedentes que ingesta frecuente de alcohol, marihuana y a veces cocaína. Sus exámenes de laboratorio fueron normales y un panel toxicológico de 24 horas previas fue negativo. De acuerdo al tipo de cirugía programada, le realicé un bloqueo subaracnoideo con 12 mg de bupivacaína 0.5% pesada y 150 µg de morfina sin conservador para producir analgesia postoperatoria. La evolución de esta paciente fue sin complicaciones y se dio alta domiciliaria 36 horas después de la cirugía. Como puede observar en la imagen que le envío, la paciente tiene un gran tatuaje lumbar que apenas me dio oportunidad de evitarlo al introducir la aguja raquídea tipo Whitacre 27con la supuesta idea de no introducir el colorante del tatuaje en el espacio subaracnoideo. Primero inserté una aguja hipodérmica y a través de ella coloqué la aguja espinal hasta el espacio subaracnoideo, todo esto con la idea de evitar acarrear al espacio subaracnoideo el colorante del tatuaje que pudiera estar en el tejido subdérmico, ya que evité el paso a través de la figura tatuada, como se ve en la fotografía. Mi experiencia al respecto se reduce a este caso y la bibliografía es muy escueta en este tema. Douglas y Swenerton ,1 mencionaron tres mujeres embarazadas con tatuajes lumbares en la línea media, en una de las cuales el tatuaje cubría toda la espalda y en dos, al igual que mi enferma, tuvieron oportunidad de puncionarlas sin lesionar el tatuaje. Estos autores hicieron una búsqueda en Medline y EMBASE sin encontrar reportes que mencionaran complicaciones relacionadas con la anestesia espinal-epidural relativos a atravesar el tatuaje con la aguja de bloqueo y solo elucubraron sobre la posibilidad de acarrear parte del tatuaje al espacio epidural, subdural o subaracnoideo. Dra. María Susana Carrada Pérez San Diego California [email protected] Referencias 1. Douglas MJ, Swenerton JE. Epidural anesthesia in three parturients with lumbar tattoos: a review of possible implications. Can J Anaesth 2002;49:1057-1060. © Federación Mexicana de Anestesiología, A.C. 107 Respuesta del editor Figura 2. Arte corporal. Tatuaje artístico. Imagen propiedad de www.anestesiadolor-org El llamado arte corporal es parte de la cultura actual y ha sido considerado como un reto para los anestesiólogos,1,2,3 en parte por los probables incidentes que Usted atinadamente menciona, y por otro lado, debido a que es poco lo que se conoce sobre sus posibles efectos en la anestesia general o neuroaxial. Su carta me motivó a una rápida revisión sobre el tema y he encontrado dos aspectos interesantes; el primero se relacionona con el llamado piercing (agujerear), donde los pacientes se insertan diversos tipos de adornos, que eventualmente puden interferir con el manejo anestesiológico como los dos casos reportados por Mandabach y cols. donde sus pacientes se habían insertado adornos metálicos en la lengua. El otro grupo corresponde a casos como su paciente, que tienen tatuajes en la espalda que se interponen en el sitio del bloqueo neuroaxial, donde la literatura tambien es escasa como Usted menciona. El cuerpo responde a los tatuajes con inflamación, asimilación gradual del pigmento el cual se acumula en los macrófagos y una parte migra por el sistema linfático y pueden ser factores para infecciones diversas.4 El tema de los tatuajes me ha interesado por algunos años ya que a nuestro hospital llegan decenas de pacientes tatuados, los cuales suelen sobrevivir a las lesiones más aparatosas. Esto nos ha hecho crear la sentencia de: malandro tatuado, malandro que sobrevive. La conducta que Usted ha seguido en su caso es la correcta; evitar a toda costa atravezar el tatuaje para evitar la remota posibilidad de llevar tinta al espacio subaracnoideo. La figura 1 que inserto en esta respuesta muestra la forma en que realizamos los bloqueos en casos como el suyo. Para más imágenes al respecto puede verlas en www.anestesia-dolor.org donde hemos acumulado algunas fotografías curiosas al respect, de las cuales muestro una en la figura 2. Además de la referencia que Usted cita, encontré otras que pudieran ser interesantes.5,6 Kuczkowski menciona lo que Usted dice sobre la poca información al respecto y recomienda evitar el uso de agujas sin mandril a través del tatuaje, lo cual evade la posibilidad de trasportar residuos de este al neuroeje. Por otro lado, se ha demostrado que la posibilidad de implantar tejido en el espacio subaracnoideo durante la anestesia raquídea es un hecho real, en especial con las agujas cortantes tipo Quincke más que con la agujas en punta de lápiz.7 Este posibilidad ya había sido considerada desde principios del siglo XIX.8 Referencias 108 1. Sperry K. Tattoos and tattooing. Part I: History and methodology. Am J Forensic Med Pathol 1991;12:313-319. 2. Mandabach MG, McCann DA, Thompson GE. Body art: another concern for the anesthesiologist. Anesthesiology 1998;88:279-280. 3. Kuczkowski KM. Tattoos: ancient customs, new concerns. Ann Fr Anesth Reanim 2006;25:544. 4. Sperry K. Tattoos and tattooing. Part II: Gross pathology, histopathology, medical complications, and applications. Am J Forensic Med Pathol 1992;13:7-17. 5. Kuczkowski KM. Labor analgesia for the parturient with lumbar tattoos: what does an obstetrician need to know? Arch Gynecol Obstet. 2006;274:310-312. 6. Kuczkowski KM. Lumbar tattoos and lumbar epidural analgesia: unresolved controversies. Can J Anaesth. 2008;55:127-128. 7. Puolakka R, Andersson LC, Rosenberg PH. Microscopic analysis of three different spinal needle tips after experimental subarachnoid puncture. Reg Anesth Pain Med 2000;25:163-169. 8. Parra G, Fritsch E. Formulario de la Facultad Médica Mexicana. Editorial Librería de la Viuda de Ch. Bouret. Paris-México.1908. © Anestesia en México 2008;20(2): 106-108 Revisión de Libros Wolters Kluwr-Lippincott Williams and Wilkins Philadelphia, Baltimore, Nueva York. 2008, ISBN-13:978-07817 Precio 60.95 dólares americanos En un libro de bolsillo muy económico. En mis 30 años como anestesiólogo no había leído un libro tan práctico con temas de suma utilidad orientados todos a evitar la práctica errónea de nuestra especialidad. Los autores compendiaron en1030 páginas distribuidas en 214 capítulos con temas tan usuales como vía aérea y ventilación, accesos vasculares, líquidos, resucitación y transfusión, fármacos, manejo intra y postoperatorio, equipo, anestesia regional, cuidados en la unidad postanestésica, anestesia pediátrica, neuroanestesia, anestesia cardiaca y en obstetricia, medicina del dolor, factores humanos y legales, práctica profesional, formas de pago. Al final inserta un capítulo muy breve sobre ser anestesiólogo. Los cuatro autores principales son autoridades académicas en sus respectivas áreas del conocimiento anestesiológico y se dieron a la tarea de invitar a otros 193 coautores; algunos residentes, médicos de base y otros directores de servicios de anestesiología que garantizan la lectura amena de un conocimiento práctico e indispensable en nuestro buen ejercicio profesional. © Anestesia en México 2008;20(2): 109-110 109