LA CRISIS EN EUROPA DEJA LOS TIPOS DE INTERES EN UN MINIMO HISTORICO Ramón Lavín. Periodista. Corresponsal en Bruselas El Banco Central Europeo (BCE) ha adoptado en Bratislava, donde se reunió la última vez, una decisión histórica, dejar los tipos de interés del euro en 0,50%, con el objetivo de animar a la maltrecha economía europea. Su presidente, Mario Draghi, resaltó en su conferencia de prensa que “la decisión no había sido unánime”, como para resaltar que la institución monetaria de la zona euro se ha opuesto a las pretensiones de la canciller Ángela Merkel. Ante la gravedad de la situación, el BCE ha vuelto a adoptar medidas de apoyo a la economía europea. Además de la bajada de los tipos, el BCE ha anunciado medidas para favorecer el crédito a las pequeñas y medianas empresas y para facilitar la financiación de la banca que lo necesite. Entre esas medidas el BCE no excluye imponer “un impuesto” y no pagar intereses por los depósitos que el sector bancario tiene en su institución, para tratar de facilitar el flujo del crédito de los bancos a la economía real. Pero la principal consecuencia de esta decisión puede ser “la auto afirmación” del BCE en su independencia. Algunos días antes de esta reunión en la capital de Eslovaquia, la canciller alemana, Angela Merkel, había declarado ante el asombro general, que “el BCE debería aumentar un poco los tipos, a gusto alemán, aunque para los otros países quizás sería mejor que los bajase, para facilitar el crédito de sus empresas”. Estas declaraciones fueron catalogadas como una injerencia inadmisible de Alemania en la política monetaria europea, algo insospechado hasta entonces. La portavoz de la cancillería alemana tuvo que correr para apagar el incendio: “La señora Merkel respeta la independencia del BCE”. En su descarga y a pesar de la cascada de críticas que recibió, hay que decir que su discurso se dirigía a la Federación de Cajas de Ahorro alemanas, que no pierden una ocasión para criticar, claro está, los efectos nefastos de los tipos de interés tan bajos. A pesar de todo, la economía alemana no necesita tipos de interés mas elevados, al contrario necesita crecimiento, entre otros gracias a una mejora de sus salarios y por lo tanto del consumo. Y Europa necesita el relanzamiento de la economía alemana, lo que se repercutirá en la demanda de los demás países de la eurozona, en interés también de Alemania. Mientras que este país renuncie a su papel de locomotora de la economía europea, no habrá crecimiento en Europa. La decisión del BCE no tendrá una influencia inmediata sobre la situación actual, será sobre todo un impulso moral, de ánimo, hacia los consumidores y una tentativa para frenar la caída constante del crédito al sector privado, como consecuencia por un lado, de la prudencia del sector bancario, y por otro, de la debilidad de la demanda. Los observadores esperan sobre todo que esta medida y las que ha anunciado el presidente del BCE que llegarán, en apoyo a las pymes, sea un revulsivo a favor del crecimiento. El motor de la economía europea son las pequeñas y medianas empresas, que representan el 98% del tejido empresarial europeo, dan empleo al 75% de la población activa y realizan el 60% del valor añadido de la economía. Por eso resolver su dificultad en financiarse es una de las llaves de la crisis actual, el crecimiento pasa por resolver las dudas de financiación de las pymes. El BCE anuncia consultas con otras instituciones europeas para mejorar esa financiación, mientras estas esperan los detalles de esa solución. INFLACION Esta decisión del BCE ha sido posible por la disminución de la inflación, objetivo prioritario e institucional de esa institución. La caída del Índice armonizado de Precios al Consumo (IPC) por debajo del 2%, en marzo se situó en el 1,7%, y la tendencia que sigue siendo a la baja ha sido capital para poder establecer los tipos de interés de la eurozona a esos niveles históricamente bajos. El BCE considera además, que a medio plazo la inflación está bajo control. Draghi aseguró que la economía europea se está estabilizando y que la recuperación llegará en la segunda parte del año, aunque añadió, como para curarse en salud, que todo esto dependerá de la recuperación de la demanda interna y de la continuidad de la reformas estructurales que todos los países deben seguir aplicando. El presidente del BCE tampoco se olvidó de insistir en que no se puede perder de vista la necesidad de continuar con la consolidación fiscal, para reducir los elevados niveles de déficit, aunque esto no puede poner en peligro la recuperación económica. Draghi fue más partidario de reducir los gastos que de aumentar los impuestos. Finalmente el presidente del BCE reconoció la importancia de concluir la unión bancaria en la zona euro, sobre todo con su sistema de supervisión único, como elemento esencial para afianzar el crecimiento y eliminar las discriminaciones en la financiación de las empresas. No es posible en un mercado único que las empresas de algunos países tengan que pagar más de un 4% suplementario, respecto a las empresas de otros países, señaló Draghi.