“Tengo 50 años de carrera artística sin bajarme del escenario”

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Cosas por
aprender
–¿Le parece que le quedan cosas por aprender
todavía?
–Uyy, todavía yo me meto en
los talleres de Felicia Canetti,
que es una de las grandes
maestras de voz y foniatra.
–¿Qué le falta por aprender?
–Muchas cosas. De la gente
joven uno aprende mucho.
La mayoría de la juventud me
quiere y me respeta muchísimo y yo también los respeto
y respeto su trabajo. Es una
generación de relevo que me
gusta como viene. De ellos
aprendo mucho.
Francis Rueda ha participado en más de 100 montajes
“Tengo 50 años de carrera artística
sin bajarme del escenario”
La bellísima actriz se formó en la Escuela Juana Sujo con los grandes
maestros del siglo XX. Trabajó con Carlos Giménez y hasta el fin de sus días
tuvo en su esposo, el actor y dramaturgo Gilberto Pinto, el acicate para ser
siempre la mejor. ¿Sus personajes difíciles? La Lucrecia de Fuenteovejuna
y la Blanche Dubois de Un tranvía llamado deseo, como lo cuenta de tú a tú
T/ Vanessa Davies
F/ Jonathan Manzano
Y
o llegué al teatro toñeca (consentida) cuando era muchacha.
Salí de una familia
que me tenía demasiado mimada. Siempre quise el teatro.
La primera vez en mi vida que
fui al teatro tenía 12 años y fui
en compañía de un actor chileno que se llamaba Manuel
Poblete, que murió. Manuel
Poblete me adoptó como hija.
Yo quedé huérfana muy joven-
cita. Estudiando teatro, por
cierto, a los meses se murió mi
papá. Vivía en Catia, toda mi
infancia la viví en Catia.
El 17 de abril cumplí 66
años. Nací en la Clínica
Razetti y después nos mudamos a Catia. Mi papá, Francisco, compró un apartamentico allá del Banco Obrero.
Cometió el error de ponerme
Francis, que es un nombre de
hombre. Me encanta, pero es
de hombre. Me ha debido haber puesto Frances.
El mundo del teatro, el
mundo del espectáculo a mí
siempre me llamó la atención.
Quería ser bailarina clásica,
eso fue una frustración de
toda mi vida, y tenía todas las
condiciones y todas las características, pero se necesitaba
dinero y yo no tenía. Éramos
seis hermanos. Cuando papá
murió tuvimos que salir a trabajar. Fue duro, durísimo; a
nosotros nos tocó durísimo.
(Qué bella es Francis Rueda.
Inevitable pensarlo y verla,
inmediatamente, como Blanche Dubois en Un tranvía llamado deseo. Qué ojos tiene. Su
cuerpo sigue siendo el de una
muchacha. Y su entusiasmo
por el teatro se conserva fresco como el primer día).
EN LA JUANA SUJO
Mi mamá se llamaba Chiquinquirá. Ella era de Barquisimeto. Fue uno de los seres
que más influyó en mi vida;
me apoyó siempre.
Entré a la Escuela Juana
Sujo en 1965, por lo que estoy
cumpliendo 50 años como actriz. Salió un anuncio en el
periódico llamando a inscripciones. Tenía 16 años y no me
querían aceptar porque era
menor de edad. No te imaginas cómo pataleé... Tuve una
“palanca”: Doris Wells, porque ella entró en la escuela a
los 14 años. Porfirio Rodríguez
era el director de la escuela y
me dijo que yo no podía entrar
porque era menor de edad. Le
contesté: “¿Cómo que no? Pero
si yo he estado esperando toda
mi vida esto porque yo amo el
teatro, porque a mí me gusta”.
Y él insistía en que no. Pero
Doris habló con Porfirio, le
dijo que recordara que ella había entrado muy joven.
Después empezó mi viacrucis, porque yo venía de una
familia que me sobreprotegía
tanto... los ejercicios no eran
como para mí. Eran ejercicios rutinarios, la soledad
escénica.
(Pero también tuvo que enfrentar el desnudarse ante
decenas de personas, el besar
a un hombre sin antes haber
sido besada. Reconoce a sus
cinco grandes maestros: Gilberto Pinto –quien luego sería su esposo–, Luis Márquez
Páez, Carlos Franchi, Rafael
#ONTINÞAENLASIGUIENTEPÉGINA
Domingo 30 de Agosto de 2015 .Žs!×Os#ARACAS
2
La Metralla | Nº 253 s$OMINGODE!GOSTODE
Suplemento dominical del
%L(AMLET
FRUSTRADO
YLA*UANADE!RCO
QUENOFUE
Viene de la página anterior
Briceño y Grishka Holguin.
También nombra a su querido
Román Chalbaud).
A los seis meses en la escuela
te evaluaba tu maestro de actuación, que era Gilberto Pinto.
Fue cruel y duro conmigo hasta que se murió, porque era exigente. En el plano profesional él
era contundente, era durísimo.
Y me encantaba eso. Gilberto,
con estas palabras, me dijo:
“Francis Rueda, yo creo que tú
estás muy joven para estar acá.
Piensa bien lo que vas a hacer.
Yo creo que tú como secretaria serías mejor, porque tienes
seis meses acá en la escuela y
estás igual. Eres muy niña. Yo
pienso que es mejor, si te gusta,
retomarlo cuando tengas más
vivencias, porque eres muy toñeca”. Y así lo puso en el libro.
Ese día me fui para mi casa
triste, llorando. Me acosté en
mi cama y me dije: “¿Qué hago?
Vuelvo mañana, me olvido de
esto, espero hasta tener 18 años,
me dedico a otra cosa. No, pero
esto es lo que me gusta”. Y volví
al día siguiente a mi clase. Él
pensó que no iba a volver. Pero
volví y fui la mejor.
Estudié tres años; eran dos
años de estudio y yo me quedé
tres. Qué increíble lo que es saber que ese era el camino: eso
era mi camino, eso era mi vida.
ENFRENTAR LOS MIEDOS
Claro, después de esa evaluación me tuve que poner las pilas
con los ejercicios, y Gilberto
fue muy inteligente conmigo.
Cuando él vio que yo volví, que
yo insistí, fue bellísimo, muy
inteligente. Era buena en todos
mis ejercicios, y después perdí
la vergüenza.
(Le tocó desnudarse por primera vez en escena para la obra
Tu país está feliz, montaje de
Carlos Giménez. Lo relata entre
risas. Se ve que para ella no fue
fácil despojarse de la ropa).
En Tu país está feliz había una
parte donde hablaban del cuerpo y salíamos todos “chinitos”.
Ese día también fue increíble,
porque nunca me había desnudado. Me costó tanto...¿Tú sabes
lo que hizo? Carlos se montó en
el escenario, me rompió la bata,
los botones pi, pi, pi, pi, pi, me
quitó la bata.
Uno va quemando ciclos y te
encuentras con cosas lindas.
El primer ciclo que quemé fue
el de la escuela. El segundo, todas las tensiones que uno tiene
cuando sale a escena, que todos
las tenemos cuando estamos
empezando. Hacía un personaje
y ¡me costaba tanto desprenderme de él cuando terminaba la
función! ¡Era terrible! Terrible.
(El actor y dramaturgo José
Ignacio Cabrujas, cuando se
puso en las botas de Ricardo III,
le dejó una enseñanza para su
vida como actriz).
José Ignacio era un actor fuera de serie, porque él no era de
estos que se concentran para
poder salir. No. Yo le estaba
poniendo los zapatos y él me
decía: “Ruedita, cuando tú sientas lo que yo estoy sintiendo en
este momento vas a ser feliz
en el escenario, como pez en el
agua. Vas a ser libre, ¡libre!”. Yo
no lo entendí sino hasta mucho
después; lo que él quería decir
era entrar sin tensiones, ya no
pensando en lo que vas a decir
sino en que el texto ya es carne.
Cuando entras sabiendo lo que
va a pasar, pero olvidando; porque tienes que tener una capacidad de olvido para que puedas
dar. Y entonces ese fue un ciclo
maravilloso que yo quemé, pero
como seis años después porque
era tensiones en todo; decía “me
voy a equivocar”.
(Ahora entra al escenario sin
tensiones, pero con nervios,
porque –como bien lo confirma– para una actriz o un actor
“el nervio nunca desaparece” y
el día que desaparezca “me retiro, te lo juro por Dios”).
Yo paso los textos 3 mil veces
al día. Voy en el Metro y la gente dirá que estoy loca, porque a
veces voy por la calle hablando. Ese miedito es necesario.
Después, cuando sales al escenario, ya tienes que liberarte
y desprenderte de ese miedo, y
es divino. Y eso lo aprendí de
Cabrujas. Fue un maestro, un
maestro.
GILBERTO PINTO, EL AMOR
Gilberto Pinto es la persona
que más me ha conocido en mi
vida. Después de que nos casamos él me dijo que siempre
estuvo enamorado de mí. Tuvo
tres matrimonios; el tercero,
conmigo. A la tercera la vencida. Con su segunda esposa tuvo
El personaje que Francis Rueda siempre quiso hacer –y
asegura que ya no puede por
la edad– es el de Juana de
Arco. “En la otra vida será”,
asoma.
Cuando se ganó el Premio
María Teresa Castillo podía –y
en eso consistía el galardón–
escoger una obra y un director.
Su esposo le propuso que Carlos Giménez la dirigiera. Giménez le dijo que quería montar
Hamlet, y ella replicó que estaba “muy vieja” para ser Ofelia.
Pero lo que tenía en mente el
veterano director era que Rueda interpretara a Hamlet.
“Tuve profesor de esgrima,
una foniatra. Estaba echándole pichón a mi cosa pero en
uno de los ensayos dos actores de los de más trayectoria
dijeron que no iban porque no
les tocaba, y eso lo puso tan
mal que suspendió la obra”,
rememora.
Entonces Gilberto Pinto hizo
la versión de Juana de Arco.
“Pasó lo mismo y se suspendió”, refiere Rueda, todavía
atónita al recordarlo. “Yo casi
muero”. Finalmente se montó
La señorita Julia.
–¿Y el Hamlet no ha pensado retomarlo?
–No, no, no. Para nada.
–Pero hay directores lo
suficientemente locos como
para hacerlo.
–No, para nada.
dos hijos, Iván y Alejandra, que
fueron míos también: los crié
como que si fueran míos. Alejandra Pinto, la hembra, es mi
hija, mi cuestionadora, le gusta
mucho el arte.
Para que Gilberto me conquistara fue una proeza, porque yo no quería nada. Era un
hombre grande, 20 años más
que yo. Teníamos muchísimos
años que no nos veíamos, pero
él iba a mis espectáculos, él iba
a ver mis espectáculos y me
mandaba flores con mucho respeto. Nunca dejó de ser maestro
de ninguno de sus alumnos;
por eso lo querían, lo quieren,
lo respetan, lo recuerdan y no
morirá nunca.
Un día me invitó a ver una
obra. Era Bodas de sangre.
Después me invitó a cenar y la
pasamos muy bien, hablamos
de todo, hablamos de mi vida.
Yo tenía como un año de haber
terminado una relación larga,
como de 10 años, que me afectó
muchísimo y no quería saber
nada de nada, nada de ningún
tipo de relación. Empezamos a
salir y a salir y a salir. Se fue a
Europa con los hijos y me dijo
“en enero vengo y nos casamos”. Llegó en enero de 1981 y
me fui a vivir con él.
Mi mamá me decía: “¿Estás
segura, Francis, de lo que vas
a hacer?”. Porque él tenía dos
hijos. Le dije: “Sí, mamá, estoy
segura, estoy enamorada de
ese hombre, me enamoré de ese
hombre”. Cuando salí embarazada de mi hijo Maximiliano
para sus hijos fue como un regalo de Dios tener un hermanito chiquito.
La vida fue preciosa con Gilberto. Un hombre maravilloso,
un padre excepcional, un marido estupendo. Y un compañero,
un compañero en las buenas y
en las malas, porque pasamos
momentos malos también con
lo económico, con la salud. Después él se enfermó y fue terrible. Pero la vida con él fue bellísima; fue muy, muy bella.
En lo profesional hicimos
todo. Me dirigió en todo, en
todo. No paramos nunca y siempre interpreté personajes estupendos. Yo decía: “Quiero ser
Medea”. Y él respondía: “Todavía no te toca, te falta; cuando
cumplas los 40 años de profesión te doy Medea. Te prometo
Coordinadores: Vanessa Davies, Carlos Ortiz
Diseño gráfico Pablo Valduciel L., Aimara Aguilera
Corrección Judith Herrada, José Brito, Franklin Hurtado y Mauricio Vilas
Nº 253 s$OMINGODE!GOSTODE|La-ETRALLA
que ese va a ser el regalo”. Y fue
el regalo. Hice Medea cuando
cumplí 40 años de profesión.
Fue lindo ese proceso de
Medea. Fue durísimo, pero
muy lindo. Él casi tenía un látigo en la mano. No gritaba,
pero cuando hablaba era contundente. Demasiado contundente. Entonces empezábamos
a hablar y retomábamos otra
vez. En la casa yo siempre estaba memorizando, porque soy
un fastidio, yo soy muy exigente también con mi trabajo;
yo estudio, estudio, estudio,
estudio. Él conversaba mucho
conmigo sobre el proceso, en la
casa y en el trabajo, en la casa
y en el trabajo. Pero bueno, así
era que salía óptimo el trabajo.
Soy una hormiga, una hormiga con el trabajo.
TRABAJO DE TODOS LOS DÍAS
(Ahora en septiembre vuelve
a montarse en las tablas de las
que nunca se ha bajado con el
espectáculo El encuentro. Rueda se va de gira con su obra por
el interior del país. Ya estuvo en
teatros como el Bolívar, el Principal y el Nacional).
¿Qué se necesita para ser actor después de 50 años de trabajo? Se necesita todo. A mí me
hicieron una entrevista en Radio Nacional y me preguntaron: ¿un actor nace o se hace?
Yo dije: “un actor nace”. Primero, porque tiene que nacer
con unas condiciones, que es la
voz y que es el cuerpo. Tienes
que nacer con unas condiciones, y esas condiciones se van
puliendo. Vas aprendiendo. Te
vas puliendo, vas conociendo
gente interesante que se cruza
en tu camino y que te enseña
muchísimo.
Yo he conseguido muchísimos
ángeles en mi camino, y muchísima gente que también me ha
metido zancadillas. Siempre
consigues de todo.
Francis Rueda trabaja todos
los días aunque sea 10 minutos. Yo me levanto, me acuesto,
hago mis ejercicios de respiración. Ahorita estoy un poquito
3
Suplemento dominical del
fañosa, qué impresionante, es
emotivo por las presentaciones
(hasta hoy se presenta en el
Teatro Bolívar).
Yo les digo siempre a los muchachos, que hay unos muy
talentosos, que se necesita la
constancia, la responsabilidad.
Sobre todo, se necesita una ética. Eso es muy importante, eso
me lo enseñaron mis maestros.
Pienso en lo que decía Fernando Gómez: el teatro es un templo. Si tengo una obra, una función, estoy tres horas antes en
el teatro. ¿Sabes qué me gusta?
Me gusta manosear todo lo que
voy a utilizar, me gusta hacer
mis cosas, me gusta estar sola,
me gusta maquillarme temprano, me gusta estar en silencio
un tiempo prudencial antes de
salir a escena.
A mí me enseñaron que tienes que cumplir con tu horario
cuando tienes un ensayo; no
puedes hacer que tus compañeros te estén esperando. Eso es
terrible. Yo prefiero llegar primero. Carlos Giménez también
nos enseñó eso.
LOS PERSONAJES DIFÍCILES
Con Horacio Peterson, que fue
también un maestro para mí,
hice una de las obras más bellas del mundo, que fue Agnus
Dei. Era un personaje precioso,
del que no me podía salir cuando terminaba la función. Fue en
el año 1982. Me golpeaba tanto
ese personaje... era tan bello y
tenía tantas transiciones y tantos estados de ánimo. Era como
una ola, una cosa terrible. Salía
extenuada.
Era difícil hacer de Blanche
Dubois porque es un personaje
de mucha envergadura y que
tiene muchos cambios anímicos. Es una mujer que pasó por
muchas cosas terribles, que
nunca quiso envejecer, que se
volvió loca. Al final a ella la llevan a un manicomio y tampoco
la ayudan. Es un personaje con
muchas aristas, muy rico.
También es duro hacer de
Laurencia en Fuenteovejuna.
Primero, porque es un teatro en
verso. Tuve un maestro fabuloso que quiero que lo nombres:
Rafael Briceño, un gran actor.
Me decía: “no me gusta, no me
gusta esta parte como la dices”
y entonces trabajábamos. A
veces me decía: “estás divina”.
Para preparar a Laurencia me
iba todos los días para que él me
enseñara el verso, él me guió en
esto. Y después me correspondió ponerle toda la carnalidad a
este tremendo personaje.
Hay un monólogo, luego de
que Laurencia es violada. ¿Sabes lo que hizo Carlos (Giménez)? Me dijo: “Ese monólogo lo
vas a decir sentada”. Yo llegaba
a mi casa molida, como si me
hubieran dado una paliza porque era muy fuerte toda esa escena de la violación. Es una de
las escenas más duras que yo
he hecho en mi vida, de verdad,
porque era como muy auténtica. A Carlos le gustaba eso: esas
imágenes fuertes en todas sus
piezas, en todas sus obras, en
todos sus montajes y en toda su
concepción. A mí me encantaba
trabajar con él.
También he hecho comedias,
sainetes. Los musicales me
encantan también; he incursionado en tres musicales. El
primero fue A Bailar con Billos, con Joaquín Riviera como
coreógrafo. Se alternaba con un
sainete que dirigió Gilberto, Yo
también soy candidato. Tuvo
mucho éxito.
El segundo fue más ambicioso, La verdadera historia de
Pedro Navaja, que la trajo el
puertorriqueño Pablo Cabrera. Bailábamos, cantábamos.
Teníamos profesor de canto.
Hice dos personajes: la novia de
Pedro Navaja y la amante. Fue
una experiencia estupenda.
Y la última fue más ambiciosa todavía: Cabaret. La dirigió
César Sierra en el Teresa Carreño. Teníamos un profesor de
interpretación y un profesor de
técnica. Teníamos profesora de
baile, buenísimos todos. Fue un
proceso de ensayos largo, por
un año.
DE TODO EN EL ESCENARIO
En el escenario me ha pasado
de todo. Puede pasar que te metes en un jardín, como decimos
nosotros, que te pones en blanco;
muy pocas veces me ha pasado
pero es tan terrible que hasta lo
sueño. Yo me aprendo casi todo
lo del compañero y lo mío.
Me han pasado cosas muy
simpáticas, como una vez que
se me cayó la falda y quedé en
pantaletas en A Bailar con
Billos; estaba bailando chas
y chas y se me cayó la falda.
Bueno, yo agarré mi falda, me
puse mi falda y seguí. En Te
juro, Juana, que tengo ganas la
silla parece que estaba sentida
y cuando me senté quedé así
(con las piernas para arriba).
Tuvieron que sacarme, pero el
público aplaudía, porque el público es cómplice. El público es
un cómplice bello de uno.
(Francis Rueda calcula que ha
participado en más de 100 montajes. “Hasta 2004 tenía casi 100
obras; es decir, que tengo como
120 o 130 obras”, estima).
Nunca me he bajado del escenario. Tengo 50 años de carrera
artística sin bajarme del escenario. Y eso es un privilegio
Caracas
4
La Patria Buena | Nº 253 s$OMINGODE!GOSTODE
Suplemento dominical del
TyF/ Manuel Abrizo
*OAQUÓN#RESPOFUEVELADOENUNACASADEESTELUGAR
L
Sarare es la garganta
larense del llano
a Casa del Río fue construida en 1854 por José
María Insausti, inmigrante vasco casado con
Emilia Mujica. Desde entonces,
el viejo caserón, que todavía se
mantiene en pie en Sarare, ha
sido habitado por la descendencia de aquel matrimonio, a la que
con el tiempo, en cruces con otras
familias, se le agregó el apellido
Viacaba.
La casa tiene la particularidad de que podría tomarse
como referencia en un intento
por reconstruir parte de la historia del pueblo. En uno de sus
cuartos se guarda la imagen del
Nazareno que, en cada Semana
Santa, es paseado por las calles
en hombros de la feligresía; en
el zaguán fue velado el cuerpo
del general Joaquín Crespo,
luego de que una bala certera
acabara con su vida en la Mata
Carmelera, estado Cojedes, en
1898. Allí vivió Teresa Adriana Borges, una caraqueña que
fue a temperar a Sarare y no
regresó más nunca. Doña Teresa enseñaba primera letras,
música, y dicen –según ha trascendido– que no le temblaba el
pulso al momento de empuñar
su revólver.
Naudy Trujillo Mascia ha dedicado parte de su vida a desentrañar la historia familiar y de
la casa. También se ha ocupado
de estudiar los orígenes de la ganadería en Sarare. Igualmente
forma parte de un equipo abocado a investigar el pasado de
este pueblo que no tiene acta de
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.AUDY4RUJILLO
fundación, sino que se fue formando por una agregación de
gente que trabajaba en los hatos circundantes.
Señala que su familia está
radicada en Sarare desde
1854. Aclara que Trujillo, su
apellido paterno, no es de Sa-
rare. El Mascia, de su madre,
viene del Viacaba y este a su
vez proviene del Insausti, perteneciente a la familia vasca
que se radicó en Sarare.
“Soy médico veterinario”,
expresa, sentado en el sillón de
cuero ubicado en el corredor
del viejo caserón. “Soy profesor de historia de medicina
veterinaria en la UCLA (Universidad
Centro-Occidental
Lisandro Alvarado), en Barquisimeto. Estoy adscrito a la
Facultad de Medicina Veterinaria, pero soy magíster y doctor en Historia. Fui presidente
del Colegio de Médicos Veterinarios del estado Lara, del año
2001-2002. Para entonces hubo
necesidad de establecer un
convenio con el colegio para
unas clases sobre ética médica
y sobre identidad profesional y
asumimos la cátedra. Una vez
dentro de la cátedra como personal fijo, para prepararme en
el área, continué estudios de
magíster en Historia y de doctorado en historia. Tengo dos
líneas de investigación: la historia de la ganadería e historia
de la medicina veterinaria en
Venezuela. En el área de historia de la ganadería profundizo
un poco más y hablamos de los
inmigrantes, de migración, del
pueblo de Sarare”.
Trujillo obsequia el libro
Historia económica y social de
la ganadería y la sanidad animal en las sabanas del río Sarare del estado Lara. 1870-1936.
En 1994 publicó Sarare, libro
que partió de la investigación
titulada “Una casa, una familia, un pueblo”. En 1996 publicó El velorio del héroe del deber
cumplido, en el que revela detalles de los momentos en que
el cuerpo de Joaquín Crespo es
velado en el zaguán de la casa
de sus antepasados, en tiempos
en que Teresa Adriana Borges
vivía allí como institutriz de
los hijos del matrimonio Insausti-Mujica.
Sobre Sarare y su ganadería,
detalla que una vez estabilizado Barquisimeto como núcleo
poblado surgió la necesidad
de expandirse y buscar suelos
para los rebaños de ganado.
Así se llega a la zona de Sarare, de abundante agua, tierra
fértil y pastos frondosos. Ya
para 1603 se reportan establecimientos de ganado en la
zona. En la visita que hizo a la
región el obispo Mariano Martí, en febrero de 1779, apuntó
establecimientos de sementeras y hatos de ganado vacuno,
mulas y caballos.
Otro dato interesante que
Trujillo Mascia resalta sobre
Sarare, actual capital del municipio Simón Planas, es que está
situada a medio camino entre
Barquisimeto y Acarigua, lo
cual representa un paso obligado y estratégico entre la capital
larense y los llanos centrooccidentales venezolanos.
“El otro elemento importante
que hubo aquí a mediados del
siglo XVII, con la instalación de
la Compañía Güipuzcoana, fue
el cultivo de añil. Aquí en Sarare funcionaron unas plantaciones que eran suministradas a
la factoría de la Compañía Güipuzcoana que estaba en Acarigua. Eso hizo que llegaran aquí
muchas familias vascas; entre
ellas, la que construyó esta
casa en 1854. Estamos hablando de 100 años de diferencia.
El personaje vasco que vino a
Venezuela lo hizo porque su tío
había trabajado en la Compañía
Güipuzcoana”.
COMER EN SARARE
Sarare, con unos 18 mil habitantes, se encuentra a un costado de la autopista AcariguaBarquisimeto; a 32 kilómetros
de la primera y a 40 de la capital larense. En el pasado alcanzó fama por las bondades de su
clima. De hecho, en los siglos
XIX y XX había varias posadas
donde la gente iba a recuperar
la salud.
A finales del siglo XIX y en
XX el cultivo de la caña de
azúcar representó un rubro
importante en la economía local. La hacienda Saruro, como
trapiche y destilería, fue el núcleo inicial de lo que hoy es la
empresa Destilerías Unidas,
Nº 253 s$OMINGODE!GOSTODE|La
,AhDAMA
DEHIERROv
Naudy Trujillo Mascia describe a
la señorita Teresa Borges como
un “personaje interesante”. Había llegado a temperar a Sarare,
proveniente de su natal Caracas,
en 1895. Sufría de problemas
respiratorios.
Era una mujer de sociedad
que participaba en tertulias en
Caracas. En Sarare se hizo muy
amiga de la familia Insausti;
bautizó a uno de los hijos. Al
fallecer la señora Emilia Mujica
de Insausti, ella quedó como
institutriz de los muchachos, a
en la que se fabrican rones de
fama mundial.
Para Trujillo Mascia, uno de
los atractivos de Sarare –aparte del parque Recreacional Las
Mayitas, con hermosas cascadas y baños– es la apetitosa
comida que atribuye a la fertilidad de los suelos y la variedad
de vegetales y carnes.
“Aquí hay una gastronomía
interesante”, dice.
–¿En qué sentido?
–Las cachapas de Sarare son
muy degustadas. Hay mucha
gente que habla de las cachapas
de Sarare. Esas cachaperas que
se ven por la carretera están
full todo el tiempo. Todas venden porque hay mucho atractivo por la cachapa sarareña.
Por otro lado, el pabellón se
come con cochino, no con carne de res. Lo otro son las sopas
cruzadas de gallina y res que
se hacen aquí, o de gallina y de
cerdo. De las recetas antiguas
hay una sopa de arroz con cerdo que es tradicional. Se prepara en algunas casas. De hecho,
0ATRIA"UENA
Suplemento dominical del
quienes les enseñó las primeras
letras y les dio clases de música. Posteriormente, al morir
José María Insausti se quedó
viviendo en la casa.
En el salón principal de la
Casa del Río, de piso de tablas y
de grandes ventanales que dan
a la calle, está, en la pared, un
retrato de Teresa Borges en la
que aparece con el pelo recogido y una vestimenta que le llega
al cuello.
“Tenía un carácter fuerte.
Usaba revólver al cinto; de hecho algunos la tildan de hombruna. Protagonizó muchas
de las iniciativas de desarrollo
que tuvo este pueblo. Adminis-
tró durante mucho tiempo el
telégrafo. Formó una pequeña
caja de ahorros. Era profesora
de música, de artes y oficios.
Aquí había una empresa de
entorche de tabaco y de aceite
de tártago. Murió en Barquisimeto en 1938. Borges estaba
emparentada con Carlos Gil
Borges, uno de los precursores
de la diplomacia venezolana;
también, con Nicanor Borges,
ministro de Guzmán Blanco, y
con Carlos Borges, presbítero y párroco -durante muchos
años- en Barquisimeto, de la
iglesia Concepción. “Era poeta,
escritor, biógrafo, un gran orador”, señala Trujillo Mascia.
hoy día hay gente que viene de
Barquisimeto a comer aquí. O
salen hacia los llanos y dicen:
“Comemos en Sarare”. Es muy
común escuchar ese tipo de cosas. El propio Lisandro Alvarado, según cuentan, hablaba de
las grandes bondades de Sarare; como era un gran caminador, pasaba por aquí cada vez
que iba hacia los llanos.
portantes; uno es el frescor.
Las paredes y las columnas
anchas permitían tener suficiente altura con techos altos,
lo cual refresca el ambiente. Lo
otro es que siempre las casas
han sido manifestaciones de
poder, de prestancia. Esta se
le llama Casa del Río porque
es la última casa en la cuadra
a pocos metros del río Sarare.
El río Sarare nace en la serranía del Zancudo, hoy dentro del
Parque Nacional Terepaima.
Discurre unos 20 kilómetros
dentro del estado Lara. Esta
calle, que es la calle San Felipe,
era la vía de los llanos. El camino Real de Barquisimeto es
justamente esta calle, que es la
calle del Comercio porque estaban instaladas todas las casas
comerciales que distribuían
productos de los llanos hacia
Barquisimeto y viceversa. En
algún momento a Sarare se le
llamó la garganta de los llanos
porque está en un sitio donde
termina la serranía y se abre
la amplitud de los llanos”.
UNA CASA, UNA FAMILIA
Trujillo especifica que ha sido
una preocupación de la familia
que las reparaciones de la casa,
hecha de adobe, se hagan manteniendo los materiales originales, aunque a veces es difícil. El
piso hubo que cambiarlo en los
años 50 del siglo pasado, pero
el maderamen y las paredes se
mantienen originales.
“Las columnas son de adobe de media luna que, en vez
de ser un adobe cuadrado tradicional es de media luna que
van trabando de manera que
agarre fuerza la pilastra. Esta
casa tiene dos elementos im-
–¿Aquí en Sarare hubo una
aduana?
–Si, justamente en Gamelotal. Era un “puerto seco”, punto de captación de recursos, un
peaje, porque la movilización
comercial era muy importante. Sarare es una encrucijada
entre la parte central de Venezuela y los llanos. Si hoy día
tenemos Barquisimeto como
ciudad encrucijada, su verdadera encrucijada era Sarare, porque era la que estaba hacia los
llanos. Para ir a Valencia desde
Barquisimeto había que bajar
a San Carlos y de ahí a Valencia, porque era mucho más fácil
viajar por el piedemonte de los
llanos que subir a la serranía
de Nirgua y todo eso. El camino más fácil era ir a Cabudare,
Las Cojobas, que es el fuerte
Terepaina, Sarare, por aquí el
camino de Caramacate –San
Carlos, Tinaquillo y Valencia–.
Era más largo, pero era plano.
Sobre el velorio de Joaquín
Crespo, Trujillo refiere que en
1898 el general guariqueño ha-
bía entregado la Presidencia
a Ignacio Andrade, aunque se
reservó para sí la comandancia general del Ejército. Crespo
vino a Cojedes a enfrentar el alzamiento del Mocho Hernández.
En la zona de la Mata Carmelera, donde estaban dispuestas las
tropas de ambos bandos, Crespo, en la mañana, cae muerto de
su caballo por un balazo certero
a la cabeza. Se dice que era un
blanco fácil, ya que estaba montado sobre un caballo blanco y
un vistoso traje militar.
Las tropas de Crespo se repliegan y se llevan el cadáver
hacia Acarigua, donde lo preparan. Le sacan las vísceras
y le meten sal y cal dentro del
cuerpo. De allí lo traen en una
carreta acompañado de un cortejo militar. La noche los alcanza en Sarare.
En Sarare llegan a la Casa del
Río y es Teresa Borges quien
los recibe.
“La gente que andaba con
Crespo conocía la presencia de
ella aquí, y como esta era una
casa importante, una casa de
comercio, con relaciones mercantiles, deciden pernoctar esa
noche. El cadáver fue metido
con la carreta en el zaguán de
la casa. Lo velaron, se le rezó, la
tropa permaneció afuera formada. Al día siguiente a las cinco
de la mañana se fueron. De aquí
siguieron hasta Las Cojobas y
de ahí a Cabudare, donde hubo
otro descanso. Al día siguiente
subió el cortejo hacia Barquisimeto y fue traslado el cuerpo a
Tucacas en el ferrocarril Bolívar. Luego lo llevaron en barco
hacia La Guaira y de La Guaira
a Caracas. En Caracas hubo un
funeral de Estado en el Palacio
Federal Legislativo”, dice
Sarare
6
Parte de Lengua | Nº 253 s$OMINGODE!GOSTODE
Suplemento dominical del
Correo de la palabra
3OBREELOlCIODEESCRIBIRLAVOCACIØNDECOMUNICARYLARESPONSABILIDADDEINFORMAR
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[email protected]
Jerigonzas
y jerigonzos
¿S
abes qué significa “aldea global”? Tal vez,
si
estudiaste
Comunicación Social o eres un
lector de temas relacionados
con la comunicología. En todo
caso, ¿sabes a qué se refieren
cuando en un diario escriben
“galaxia internet”, “sociedadmundo”, “cultura casino”, modernidad líquida”, “hombre
postorgánico”, “para-postmodernidad”, “espacio dialógico”?
Son apenas unas pocas palabras o locuciones usadas en trabajos académicos e, incluso, en
artículos de opinión de la prensa. Y, a veces, hasta en trabajos
informativos. Muchos de ellos
ni siquiera aparecen en los diccionarios enciclopédicos más
actualizados. Son neologismos
de reciente nacimiento que solo
serán incorporados al corpus
oficial de la lengua cuando la
Real Academia de la Lengua
considere que son de uso generalizado. Si no, seguirán en la
trastienda del idioma, esperando un hipotético bautizo.
Otra pregunta. Cuando lees
en un artículo de opinión que
“la desobediencia polarizada de
los últimos tiempos está siendo
analizada como un fenómeno de
la biopolítica que acarrea graves distorsiones en la apreciación de la conducta de la nuevas
generaciones”, ¿qué piensas?
Además de una palabrota, es
bastante probable que te digas:
y este señor, ¿a quién se dirige?
Es lo mínimo que se puede hacer y, además, lo más pertinente. En la prensa se escribe no
solo para informar y también
para opinar y orientar, sino
primordialmente para que los
lectores estén bien (¡perfectamente bien!) informados y para
que sepan qué piensan los que
escriben textos de opinión. Así
de sencillo. Lo demás es jerigonza de “comunicólogos”, que a
veces merecen mejor el mote de
jerigonzólogos. Veamos un caso
que leímos hace poco en un diario local. Un artículo de opinión
se cerraba así: “Si las socieda-
des de la humanidad permiten
que no sea su guía el poderío
de la sabiduría junto con sus
decisiones el instrumento para
encaminar el rumbo de la evolución civilizatoria, por encima
de los avatares y difíciles paradigmas nuevos venideros de un
ambiente aterrador, con menos
recursos, más población, cibernética y robótica a competir con
el hombre, seguirá dirigiendo
Cromañón y su lupa”.
¿No saben que maltratar el
idioma es como agredir a un
indefenso? ¿Qué culpa tiene
el pobre? Al revés: el rico es el
idioma; el pobre, el que no sabe
usarlo. Es como si te sirvieran
una rica comida con un juego
completo de cucharas, tenedores y cuchillos y comieras con
las manos. Y, además, si en vez
de limpiarte con la servilleta
escupieras en el plato. En estos
casos, lo mínimo es recordarles
a los jerigonzos lo que Horacio
Quiroga recomienda en su “Decálogo del perfecto cuentista”:
“Si quieres expresar con exactitud esta circunstancia: ‘Desde
el río soplaba un viento frío’, no
hay en lengua humana más palabras que las apuntadas para
expresarla. Una vez dueño de
tus palabras, no te preocupes
de observar si son entre sí consonantes o asonantes”.
A esos señores hay que recomendarles que lean con atención
a otros periodistas que escriben
todas las semanas sesudos y
muy bien escritos textos de opinión. La diferencia es demasiado evidente. Para contrastar,
solo dos ejemplos. En su sección
de los lunes, José Vicente Rangel escribe lo siguiente: “Para el
venezolano, el voto es expresión
concreta de la participación que
consagra la Constitución de
1999. Con el voto ha alcanzado
logros que por otra vía no hubiese conseguido. Además, su
voto no es manipulable, ya que
el sistema en que se apoya está
blindado. Después de 19 procesos electorales, sin sombra de
fraude, los venezolanos acceden
a las urnas con la convicción
de que vale la pena colocar en
el sufragio el destino de la nación. Pero hay sectores que se
resisten a aceptar esta realidad.
Que descalifican la vía y hacen
cuanto pueden para erosionar
la credibilidad popular en el
voto. Atacando al sistema electoral, al CNE, a sus miembros,
descargando contra ellos recelos, falsedades, cuestionamientos sin sustento; o haciendo el
doble juego de participar, auspiciando al mismo tiempo vías alternas que implican la ruptura
del orden constitucional”. Claridad conceptual, uso preciso de
las palabras, prosa fluida. Esto
es lo que no encontramos en los
jerigonzos.
Otro ejemplo. Luis Britto
García, en la columna semanal
“Pare de sufrir”, escribe con su
proverbial contundencia: “1. Sabemos que Cristóbal Colón llega
a Guayana y Paria en 1948, que
su tripulante Juan Esquivel bautiza un caudaloso río de la zona
con el nombre de Esequibo. Que
los Reyes de Portugal y España
suscriben en 1494 el Tratado de
Tordesillas, el cual entrega a
esta última todas las tierras 370
leguas al este de Cabo Verde, incluido lo que ahora son las Guayanas. 2. ¿Cómo llegan los usurpadores? Centran su codicia en
los grandes ríos, por donde pueden ingresar desde el mar y acarrear lo robado. Un enjambre de
saqueadores cae sobre Guayana
por vía de Trinidad, el Delta e
islas adyacentes. Piratas portugueses asaltan Cubagua en 1541;
los siguen franceses en 1543 y en
1544; el inglés Jhon Hawking invade Margarita en 1561; Francis
Drake, James Lovel y el francés
Jacques Sore en 1567. Doce naves piratas incursionan contra
la isla en 1571; el mismo año la
asalta Jean de Bomtemps, y
Luis de Cabrera expulsa de ella
al francés Caxim”. Eso se llama escribir con los hechos y los
datos precisos, sin ambages ni
jugarretas de palabras. Una lección más para los jerigonzos.
Felizmente, tenemos muy
buenos periodistas que nos entregan trabajos serios, bien escritos y de alto nivel crítico. Nos
sirven, además, para establecer
el necesario contraste
Caracas
Nº 253 s$OMINGODE!GOSTODE|Parte
de ,ETRAS
Suplemento dominical del
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z
,OSJARDINESDESAPARECIDOS
Crónicas de la ciudad
contemporánea
T/ Héctor Seijas
Héctor Seijas
ha muerto
cristianamente
L
o dicen los malandros viejos de La Pastora,
por quienes tenía más respeto y aprecio que el
que sentía –y disculpen la cacofonía– por los
doctores, pontífices y torquemadas de la Cofradía del Santo Reproche.
¿Un tal Héctor Seijas? ¿Ese? Ese murió.
Ya no subirá las escaleras del campanario con un
carné de vaca barcina –con todo y bozal– colgado al
cuello.
Y es que Héctor Seijas murió, en su lugar no hay
otro; así preténdalo para los servicios de limpieza en
baños y ascensores; así requieran de una gigantesca
bomba para bombear tanta materia panzuda –ventruda y otra vez panzuda– que anda por allí haciendo
de corazones tripas y morcillas reunidas en festín de
luengas horas y que pasan caracoleando de un bar a
otro y de uno a otro escritorio/gabinete/mapanare.
Honorables custodios de la lengua, muy bien mirados a través del caleidoscopio de la infancia, jugando
aquel juego llamado QUE CREZCA EL MONTÓN.
Y el montón iba creciendo. Al primero lo tumbaban
adrede, caía al suelo por alevosía, le caía encima otro
más pesado y luego otro y otro y todos a la vez. Y cada
quien, antes de caer y dejarse caer –como niños terribles sacados de una novela de André Gide–; gritaban
–cada uno antes de sumarse al montón– el santo y
seña QUE CREZCA EL MONTÓN.
Y el montón había crecido: la pirámide humana
necesitaba para coronarse la acrobacia del último en
saltar y dejarse caer en la cúspide del montón. Este
debía ser el que más alto debía saltar, dada la altura de
su salto se decidía la obra. Así pues, saltaba el último
en saltar el montón y coronaban el montón.
Ya lo daban por muerto. Ya lo daban por árbol caído.
Ya lo daban por esto y lo otro y no estaba en venta.
En la punta del rebaño con su carnét de vaca sicodélica/barcina, rumiando detrás del torniquete.
Y todo lo que se amontonaba se desamontonaba. El
montón se desamontonaba.
Honorables excelencias: testigos sois del montón que
habíais hecho, en intercambio de coces, afiliados todos
al montón. Hablabais de la seguridad social del escritor
mientras ilustres autoridades refocilaban, con las glándulas adormecidas en una era glacial de la literatura,
con mamuts y dinosaurios y vivíparos vividores.
Velociraptores/lambeosaurios.
Arañas magras y cobre cobrizo y edictos y vituallas
provenidos de Real Audiencia; quienes de cuando en
cuando y de cuando en vez montaban la carpa: dino-
saurios/iguanodontes/elefantes
odontes/elefantes blancos,
en la era glaciall de la literatura venezolana.
Uno de los sacerdotes
cerdotes del concilio tenía cuerara color berenjena y nariz de Giupo de morsa; cara
seppe Arcimboldo.
oldo.
Mucho antess de que la prehistoria fuese pre y
mucho antes de que desapareciera de la redonda
y azulada tierra
rra el Tyrannosaurus rex: Juana Vicenta Gómez, así llamado por uno de vuestros desafiliados de la era cuaternaria –por mal hablado
y peor escrito–; anarcoide y borrachón, al decir del
tonante Juan Liscano –ayer, hoy y mañana–: Víctor
Valera Mora.
Y vuestro piadoso Bachiller Mujiquita, quien, por
intermedia persona les solicita una limosnita por el
amor de Dios y ya que alimentases cuerpo de morsa
y cara color berenjena y cinco cargos en capitanías y
virreinatos, pues, que el susodicho Bachiller sufre de
hernia y dado que la seguridad social de vuestro concilio es argucia/burocrática/tránsfuga –espero no
ofenderos a vosotros–, notables voceros de la Cofradía
del Santo Reproche.
Por el municipio Tácata abajo y Tácata arriba, ambos pueblos de altísima prosapia, así como Caracas.
Os digo, ancestros de divina índole, inspirados en el
tálamo prosaico; argivos aedas de armas tomar.
Hacer distancia, consignar edicto e interpelar a tirios y a troyanos, revueltos en la panza de tan funesto caballo que tan funestos males traería a tirios y a
troyanos como virus de internet. Y
por tan funesto caballo, en cuya panza
los infiltrados dejaban el hígado en ofrenda
a Dionisos Caco –sobre las brasas y en honor a los
verdes dioses–.
¡Oh! Hijos de Sémele.
Y chequeras blancas –que en castellano antiguo no
es lo mismo que blancas chequeras– con membrete de
hospital y cirrosis.
Y los pretendientes, apostados alrededor de la bella
Penélope, sacrificaban redondos terneros, descorchaban botellas ámbar, organizaban tarimas en demasía
y elecciones de segundo y tercer grado –vocerías de
dioses–; cuando en la polis habíamos acordado el protagonismo del pueblo.
Qué cabezas biempensantes. Qué pesadas rumas.
Qué cornetas. Qué odios, señores.
Ustedes de lo suyo hicieron ollas.
Y Sócrates, uno de vuestros más acérrimos críticos
–cirrótico también a causa del barato mosto proletario–; fue y será el primero y también el último intelectual posmoderno, tan capaz –tal como lo afirma el camarada Platón en sus Diálogos– de beberse la cicuta,
antes de meterse la lengua por angosta vía.
Venerable audiencia:
El Escribano
Caracas
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Suplemento dominical del
Parte del Mundo | Nº 253 s$OMINGODE!GOSTODE
2EFUGIADOSSIRIOSBUSCANUNAESPERANZARefugiados sirios esperan cerca del
paso fronterizo de Idomeni, en la parte griega de la frontera con Macedonia. Hasta 3 mil personas se prevé que crucen a Macedonia cada día en los próximos meses, principalmente sirios que
huyen de la guerra en su país y de los países vecinos. Foto Agencias
4ODOELOROPARA"OLTUsain Bolt consiguió su tercera medalla de oro en el Mundial de
Atletismo de Beijing, al ganar, junto a Nesta Carter, Asafa Powell y Nickel Ashmeade, la posta
4x100 en una final en la que el equipo jamaiquino superó al cuarteto de Estados Unidos. Foto EFE
%LDRAMADELOSINMIGRANTESUn equipo forense trabaja en Parndorf (Austria) junto al
camión en el que se encontraron los cadáveres de unos 50 inmigrantes. Foto Agencias
2UGEEL#OTOPAXIExpulsión de ceniza del volcán Cotopaxi en Ecuador. El presidente ecuatoriano, Rafael Correa, recorrió algunas zonas afectadas por la caída de ceniza en la zona sur de
la montaña, donde ha afectado a cultivos y al ganado. Foto Agencias
%XIGENSALIDADE0ÏREZ-OLINAMiles de guatemaltecos manifestaron el jueves contra
la corrupción y exigieron la renuncia inmediata del presidente Otto Pérez Molina. “Yo no tengo
presidente, lo despido por delincuente” rezaban los carteles de los manifestantes. Foto EFE
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