REFORMA CONSTITUCIONAL, MATERIA INDÍGENA PARTE 1 JAIME BOLAÑOS CACHO GUZMÁN @jaime_bcg Entre las diversas modificaciones que contempla la Reforma Constitucional aprobada en días pasados por el Congreso del Estado y la cual es una adecuación de las reformas federales en la cual se refleja que nuestra Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos se suma a la tendencia continental de reconocer en su artículo 4º a los pueblos indígenas del país y la condición pluricultural de la nación. En este contexto, el 14 de agosto del año 2001 se reformó el artículo 2º constitucional reconociendo el derecho de libre determinación de los pueblos indígenas y un conjunto de derechos relativos al autogobierno y la institucionalidad propia, así como las correspondientes obligaciones del Estado para resarcir a estos pueblos de las injusticias históricas que han padecido y mantener la diversidad cultural y lingüística como base de la identidad mexicana. Esta política de reconocimiento ha tenido como uno de sus fundamentos las obligaciones que México ha adquirido en el ámbito internacional, particularmente en el contexto de la adopción, en el año de 1990, del Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) relativo a pueblos indígenas y tribales en países independientes y la implementación de la Declaración de Naciones Unidas sobre los derechos de los pueblos indígenas, cuya diplomacia promovió activamente su adopción en la Asamblea General de Naciones Unidas en septiembre del año 2007. Es necesario destacar que en México, la primera Constitución que pone al país en esta tendencia vanguardista, es la de nuestra Entidad Federativa, cuya reforma en el año 1990, aún antes que la Constitución Federal, permitió a la entidad encarar de mejor manera los desafíos que los pueblos indígenas plantearon al Estado mexicano durante aquella década. Por su parte, el artículo 2° de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, establece que México es una nación que “tiene una composición pluricultural sustentada originalmente en sus pueblos indígenas”, y de este reconocimiento se desprenden un conjunto de derechos humanos fundamentales para los pueblos y comunidades indígenas. Por lo cual Oaxaca tenía la obligación de adecuar nuestra legislación a los preceptos legales al artículo 2º constitucional y a la legislación internacional en la materia, en particular al Convenio 169 de la OIT y la Declaración de Naciones Unidas sobre los derechos de los pueblos indígenas. El propósito fundamental de la reforma constitucional fue lograr la adecuación de la Constitución Política del Estado Libre y Soberano de Oaxaca, a los estándares nacionales e internacionales que se han venido alcanzando en los últimos años, la reforma constitucional más que nuevas cargas al Estado, plantea los lineamientos para que éste cumpla con claridad y cabalidad las obligaciones y compromisos que de hecho ya tiene con los pueblos y comunidades indígenas de la entidad. La Comisión Permanente de Estudios Constitucionales, compartió plenamente el diagnóstico planteado en la iniciativa del Ejecutivo Estatal, y reconoce la necesidad de una reforma constitucional que responda cabalmente a los requerimientos de la sociedad oaxaqueña caracterizada por su riqueza social, política y cultural, así como, en contraste, sus bajos niveles de desarrollo humano por lo cual en la reforma se reflejan los aspectos sustantivos que sirven de fundamento socio-económico a la reforma en temas como el político electoral, derechos humanos, institucional y transparencia, así como los lineamientos básicos que deben tener las consultas a los pueblos indígenas, ya que con ella se garantizan los derechos de las comunidades originarias y se brinda mayor certeza jurídica a sus actos, por lo cual dicha reforma marcará una transcendencia en nuestro Estado respecto a la comunidad indígena.