22 PREGUNTAS AL CONSUL GENERAL DE ESPAÑA EN ECUADOR Excelentísimo Señor Don Álvaro de Salas Gimenez de Azcarate. Álvaro de Salas es el Cónsul General de España en Guayaquil desde el 1 de agosto de 2011. Abogado, sociólogo, catedrático universitario y funcionario diplomático español con una vasta carrera de 30 años de experiencia. Ha representado a la Madre Patria en lugares muy diversos alrededor del mundo. Nos recibió en su despacho en el Consulado General de España en Guayaquil, en el que nos mostró varios de los títulos y condecoraciones que ha obtenido a lo largo de su vida, así como una serie de fotografías junto a los líderes más destacados de los diferentes países que ha visitado. ENTREVISTA. 1. Usted ha representado a España en diversos lugares del mundo. ¿Es siempre un reto su estancia en cada país? Si, no cabe duda que todos los destinos tienen un componente similar y a su vez diferente. Similar porque trabajamos para la administración española y el Ministerio de Asuntos Exteriores; diferente porque los funcionarios diplomáticos podemos trabajar en embajadas bilaterales, consulados generales o incluso representaciones permanentes ante organismos internacionales. No cabe duda que el reto siempre será adaptarse a un país distinto, pues es algo difícil ya que no conoces a nadie y también porque siempre existirá un componente diferente en función de las características de cada país, su cultura política, etcétera. 2. Álvaro de Salas es un hombre de retos. ¿Cuál ha sido el más grande dentro de su actividad consular? El reto más grande es intentar cumplir con mi trabajo sin perder de vista ese componente humano que es muy importante, pues en nuestra labor siempre es realizado para personas a las que debemos ayudar, generalmente a los ciudadanos españoles que cuando vienen siempre tienen algún problema (ríe), sino no vendrían. Y en segundo lugar, ciudadanos de otros países con quiénes también debemos comprender su idiosincrasia cuando se acercan a una sede consular. 3. ¿Qué es lo que más le llena de satisfacción en el desempeño de su labor consular? Evidentemente la parte humana o personal. No cabe duda que los funcionarios diplomáticos tenemos un sentido especial de deber y representación del Estado. Al desempeñar mi labor consular, me siento muy orgulloso de representar a España en esta ciudad así como en otras en las que he estado. Eso por un lugar, pero al final del día más que enorgullecerse por llegar a un despacho en el que tienes la bandera de España y saber que representas a tu país, lo que realmente te llena de satisfacción es el haber ayudado a una persona. Por ejemplo, hemos llevado el tema de la repatriación de un niño huérfano que ahora puede volver a España con su familia. Esos casos me dejan más contento más que el hecho de representar a tu país. 4. ¿Qué es lo más difícil en su labor profesional? Lo más difícil es el continuo cambio, el hecho de que no estás siempre en el mismo sitio y que sufres junto con tu familia. Yo lo he experimentado y pues es un tema complicado el que cada cuatro o cinco años debas levantar tu casa, cambiar a tus hijos de colegio, hacer nuevas amistades y acoplarte a una nueva ciudad y país. Es algo muy complicado. Hay momentos en la mudanza, al inicio de año cuando solicitamos los destinos para ver dónde vamos, a mitad de año ya sabemos el lugar y empezamos a preparar el traslado y luego llegas al sitio en la segunda mitad del año y no tienes tus cosas, te encuentras en una vivienda provisional, te estás adaptando y es un año muy pesado y complicado en el que tirarías todo por la borda y te irías a trabajar a un despacho de abogados en tu ciudad natal y vivirías tranquilo (Ríe). Pero fuera de eso, tenemos una dosis especial de adaptación e indudablemente las ventajas de esta profesión compensan a estos elementos negativos. 5. ¿Existe alguien a quien admire? ¿Por qué? No lo sé, pues no cabe duda que en nuestro trabajo (y no es utópico decirlo) te pones en contacto con los poderosos de la Tierra. Yo estuve unos años como Subdirector General de Protocolo en Madrid y pues me codeaba con sus majestades, los Reyes de España, el Presidente del Gobierno, los jefes de Estado que visitaban España y luego no cabe duda que en mi último destino en Washington D.C. pues también pude conocer de primera mano, tratar y trabajar directamente con grandes personalidades, pero sinceramente no hay que admirar a las personas por sus cargos pues todos somos seres humanos y tenemos nuestro componente humano. Yo lo he experimentado y no cabe duda que hasta estas personas tienen su componente humano y a veces de miseria humana y pobreza espiritual que hasta a ellos les llega, pero realmente admiro a todas las personas sencillas, que tienen un buen corazón y que realmente hacen mucho por sus compatriotas. En mis destinos he conocido a religiosos, cooperantes y voluntarios. En Guayaquil por ejemplo quiero rendir homenaje a las personas que conforman la Sociedad Española de Beneficencia y a su presidente, que son personas que dedican su tiempo libre para ayudar a los demás sin esperar nada a cambio y eso realmente me hace admirarles más que a otros por sus títulos y puestos de trabajo de responsabilidad, alto interés o cultura. 6. Si usted no hubiese optado por esta carrera, ¿Qué profesión le hubiese gustado tener? (Sonríe) Bueno, yo me hice diplomático porque siempre me ha gustado viajar y conocer el mundo, pero en mi familia ha existido una tradición militar con lo cual el sentido del deber al Estado estaba muy acrecentado, así como el servicio a la Monarquía y desde ese punto de vista las carreras militares y diplomáticas son profesiones que conjugan ese servicio de atención y representación del Estado. Pero, si no hubiese sido diplomático, lo que me hubiera gustado es ser profesor ya que me gusta dar clases, lo he hecho muchas veces ya que me gusta la cátedra universitaria. He dado clases en la Escuela Diplomática, en Georgetown University en Washington y en la Sociedad de Estudios Internacionales en Madrid. Me gusta la docencia y probablemente cuando esté más organizado aquí, me encantaría colaborar con alguna universidad. 7. ¿Don Álvaro siempre supo que su vocación era ser diplomático? No dudé jamás. Ya estaba organizado como bachiller en España a los 14 años y teníamos que elegir un bachillerato técnico de ciencias u otro más humanístico o de letras. Yo elegí el humanístico porque quería hacerme diplomático, por ello estudié Derecho así como Política y Sociología pues siempre quise ser diplomático. Cuando hice el servicio militar, se me metió la vena militar, pero se desvaneció pronto pues me gustaba viajar y la vida civil. Estoy muy contento y le doy gracias a Dios por ello. 8. ¿En qué emplea don Álvaro el tiempo libre? (Ríe) No tengo tanto tiempo libre, pero sí bastantes aficiones. Soy bastante deportista, me gusta hacer ejercicio, viajar los fines de semana y luego pues soy pintor también. Me gusta pintar y le dedico bastante tiempo. Hacer ejercicio y pintar es lo que más me gusta, pero también debo ir a la compra y hacer muchas de estas cosas menos prosaicas que realmente aburren, (entre risas) pero no hay más remedio que hacerlas. 9. ¿Cómo es un día en la vida de Don Álvaro de Salas? Mi trabajo no es de 9 a 5, pero siempre debemos estar alertados ante cualquier cosa que surja. Yo vengo a mi oficina y como soy bastante ordenado suelo tener una agenda, aunque siempre surgen cosas extraordinarias y hay que hacerles frente. En las tardes acudo a actividades judiciales o sociales que también debo complementar porque forman parte de mi trabajo como representante de España. Soy una persona bastante rutinaria. Vengo a mi oficina, hago ejercicio, me voy a casa, me preparo la cena como cualquier persona, veo la TV o leo, aunque a veces sorpresivamente debo ponerme la corbata y asistir a compromisos que son necesarios también. 10. ¿Qué ha tenido que sacrificar gracias a su trabajo? El mayor sacrificio es estar separado de mi familia. Los echo mucho de menos, pues mis hijos, mis padres y toda mi familia se encuentran en España. El sacrificio más grande es estar separado de tu familia y de las amistades que has cultivado en tu último destino, pero pues esto más allá de ser una profesión, es una vocación y te gusta, por eso creo que no sabría hacer otra cosa (entre risas). 11. Cuando le comunicaron que su próximo destino sería Guayaquil-Ecuador, ¿Qué fue lo primero que se le vino a la mente? Cuando dejé Washington, siempre tuve claro que quería ir a un país latinoamericano. En Estados Unidos conocí a mucha gente latina y me apetecía. Entre todas mis opciones, Ecuador me apeteció porque es un país conocidísimo en España y el tema consular es importante y quería conocerlo, abordarlo y trabajar en ello. Bueno, y también otra de las cosas que me emocionaron al saber que vendría a Guayaquil era su clima. (Ríe) Me gusta mucho el calorcito pues ya estaba un poco cansado de las nevadas y fríos. Por eso aquí estoy a gusto con este clima y la gente tan amable y simpática por lo que estoy feliz y contento de haber llegado aquí. 12. Entonces ¿Ecuador es el primer país latinoamericano que visita? Es el primero, sí. Nosotros tenemos la opción de elegir el destino. Este es mi octavo puesto en el exterior. Como viajaba con mis hijos, era importante que ellos en su experiencia de vida adquirieran un buen conocimiento de lenguas. Como en Latinoamérica se habla español, preferimos escoger otros países por lo que mis hijos son niños que hablan muy bien idiomas extranjeros, pero llegó un punto en el que consideré que para todo español el aspecto latinoamericano es bien importante. 13. La colonia de ecuatorianos en España es bastante grande. ¿Cómo ha sido su experiencia resolviendo casos de ecuatorianos? ¿Quién no conoce a un ecuatoriano en España?, pues hay muchos. Trabajamos bajo un doble paraguas: para los españoles que viven aquí, los ecuatorianos que adquirieron la nacionalidad por residencia y lógicamente los ecuatorianos que solicitan visados. Mi principal labor, función y cometido es hacia los españoles sin duda, pero también para los ecuatorianos pues trabajamos acreditados en cooperación con vuestro gobierno con el que tenemos las mejores relaciones, con muchos puntos en común y trabajamos para ellos. Los ecuatorianos aman España, viajan a España y nosotros nos debemos a ellos también. 14. ¿Qué es lo que más le agrada de nuestro país? He viajado ya un poquito. Trato de hacerlo una vez al mes y verdaderamente me sorprende este país pues es pequeño pero bien variado. Me encanta porque me recuerda mucho a España, donde te encuentras con paisajes y situaciones distintas cuando viajas. Me sorprendió la fantástica Quito, me gustaron las Galápagos, me ha encantado la Sierra, Cuenca, todo el litoral. He viajado poco, todavía me faltan sitios que visitar pero me gusta el país, su gente, su comida, su clima, me gustan sus playas (entre risas) porque soy súper playero. Me gusta mucho, me gusta. 15. ¿Qué extraña de España? Lógicamente a mí familia, pero con los medios de comunicación estoy muy atento de lo que ocurre en España y viajo con cierta frecuencia. No la echo de menos, pues estoy acostumbrado a vivir en el extranjero y me gusta. (Ríe) No voy a ponerme a llorar porque no es mi costumbre y además es verdad. 16. Compártanos una anécdota especial durante su estancia en el Ecuador. La más graciosa que puedo contarte es que empecé como primer destino en Guinea Ecuatorial, un país que tiene este “ecuatorial” y ahora estoy en Ecuador. Mis amigos siempre me tomaban el pelo diciéndome que parecía estar destinado a vivir en el Ecuador y cuando decían “Ecuador” no se referían al país sino a la línea geográfica que separa al mundo. Me gusta vivir en la zona ecuatorial, me gusta el calorcito, el trópico. Estoy feliz y espero disfrutar mucho de estos años. 17. El personal del Consulado General de España en Guayaquil está constituido en su gran mayoría por personas jóvenes. Esto demuestra la fe y confianza que usted deposita en la juventud. ¿Cómo ellos deben retribuir esa apertura que usted les ha brindado? Como te comenté antes, me gusta dar clases en las universidades y me gusta la gente joven y pues entre mis amistades tengo a bastante gente joven. Me gusta dar oportunidades a los jóvenes. En este Consulado hay gente de todas las edades, pero hay muchos jóvenes y me responden con libertad y responsabilidad. Yo no soy de los jefes que está encima de los demás. Controlo y me gusta saber lo que sucede pero no soy el típico jefe del micromanagement que hace que los trabajos sean muy pesados. Hay que darles responsabilidad, explicarles lo que se espera de ellos y luego darles vía suelta para que lo hagan. Siendo así, responden. 18. Usted tiene a su cargo a 5 jóvenes pasantes universitarios. ¿De qué manera ellos aportan durante su estadía en el Consulado? En todos los puestos que he tenido, siempre me ha gustado el potencial de jóvenes universitarios haciendo pasantías. Los he tenido en Washington, Viena, Hannover, etc. Lo inicié en Alemania y nos resultó muy bien y pues hoy nos están ayudando ellos. Cuando llegué, una de las primeras personas que conocí fue a Don Joaquín Martínez Amador, rector del TES y le propuse esta opción, pues es una doble ventaja para ellos en sus horas de práctica para licenciarse y también para nosotros porque nos echan una mano y realizan muchas de nuestras funciones. Les damos la oportunidad de conocer un centro español y observar nuestra realidad y comprendernos en algunas de nuestras decisiones. Les ayudamos a ganar experiencia y los créditos necesarios para graduaros dentro de un ambiente de trabajo agradable. Ellos nos aportan con su juventud, entusiasmo, conocimiento de ordenadores, resoluciones de expedientes, etc. Es una ayuda que valoramos mucho y es bien necesaria. Estamos muy contentos, pues los chicos son estupendos y en el futuro esperamos contar con otros compañeros que quieran colaborar con el Consulado. 19. ¿Existen metas que aun falten por cumplir en los aspectos personales y profesionales de Don Álvaro? (Ríe) En lo personal, me encantaría poder seguir como estoy hoy ¡Virgencita, virgencita, déjame como estoy! En lo profesional, estamos en una época de crisis y ajuste presupuestario en España por lo que no es una época para trazarse grandes metas. Lo único que quiero es seguir dando servicio a los españoles y ecuatorianos a pesar de esta época difícil y que nuestro Consulado dé una labor de trabajo serio y eficaz. Solo quiero hacer bien mi labor y que la gente esté satisfecha, así mismo que comprendan que si a veces no hay buenos resultados es por la escasez de medios humanos y materiales que nos ha impedido hacer el trabajo mejor. 20. Las despedidas siempre son tristes. ¿Cómo se siente usted cuando debe abandonar un país para embarcarse en un nuevo destino? Se dice que despedirse es morir un poco y creo que es cierto. Fue muy duro en julio del 2011 despedirme de mis amistades en Washington y me costó mucho adaptarme al Ecuador por lo que a las tres semanas volví a los Estados Unidos porque realmente echaba mucho de menos a mi gente allí que me pedía volver. Pero, esto forma parte de la vida. Un país es tu casa durante un tiempo. La última vez que viajé a los Estados Unidos y luego volví al Ecuador, ya tenía mi casa montada y esa misma sensación tuve cuando fui a Quito y vine de nuevo a Guayaquil en el sentido de que esta bella ciudad es parte de mi vida, mi hogar, mi casa y me encuentro muy bien aquí, pero no cabe duda que las despedidas son tristes y siempre estaré en contacto con mis amistades a través de llamadas y correos por lo que eso ya no es un gran problema. 21. En la vida lo único permanente es el cambio. ¿Usted considera que en un futuro no muy lejano la sociedad evolucione a tal punto de que sea posible que la “Madre Patria” abra sus puertas sin discriminación alguna a los países que fueron descubiertos por vuestros conquistadores y por consiguiente podamos vivir como hermanos? (Medita un poco) Creo que vivimos en un mundo muy abierto. La globalización ha abierto al mundo y a los países y España ha demostrado su generosidad y apertura en sus años de bonanza económica en los que abrimos las puertas a muchos extranjeros que vinieron a trabajar. Es un hecho que todo el mundo lo ve. España, lógicamente ahora es un país con recursos limitados y ha establecido una política de inmigración a la cual no estaba acostumbrada porque siempre ha sido un país de inmigración más que de migración. Pienso que España ha sido un país generoso y pocos casos han existido en los que ha habido un trato vejatorio hacia el inmigrante. Lo que ocurre es que estamos en una situación difícil que afecta tanto a españoles como extranjeros que han trabajado honradamente y ahora regresan a sus países por esta situación tal como muchos españoles que están buscando oportunidades más allá de nuestras fronteras. La apertura existe, ha existido y existirá, pero en este momento no estamos cerrando la puerta, solo se está entornando. Estamos felices que la gente viaje y visite a sus familiares pero existe una responsabilidad en el sentido de que no podemos facilitar que la gente vaya a vivir a España sin haber trabajo. Debemos entornar la puerta, pero no cerrarla del todo. 22. ¿Qué le diría a los universitarios del país? Vosotros los universitarios ecuatorianos tenéis un buen sistema de formación, pues ahora se encuentran eligiendo sus estudios a través de los exámenes de acceso. Desde el Consulado estamos contentos de participar con muchos estudiantes que van a hacer prácticas o posgrados a España. Eso es algo que facilitamos, amparamos, fomentamos y apoyamos. He sido universitario y todavía lo soy. Somos universitarios los estudiantes y los que nos gusta la cátedra. La universidad es una gran institución del saber pero sobre todo de la formación humana. Yo les diría que aprovechen la época universitaria porque es una de las más maravillosas de la vida. Es la época de la juventud, de la amistad, del conocimiento, de la absorción, de las experiencias. Es una época fantástica. Aprovéchenla, disfrútenla e intenten aprender de sus estudios y realizarlos dentro de su vocación y haciendo lo que más les guste, aunque nunca nos gustarán los exámenes (ríe) pero hasta eso es formativo porque nos da disciplina, organización, valores y experiencia para la vida. No vean a la universidad solo como un centro de trabajo para obtener una profesión, pues es una formación para la vida, para conocer gente, compartir, fortalecer nuestros valores y desarrollarnos como seres humanos. ¡Muchos ánimos y a disfrutar de la universidad, que es una época maravillosa que siempre recordarán! Un saludo Entrevista llevada a cabo por el periodista Mario Larrea.