Serie: poetas hondureños MAGDIEL MIDENCE

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Serie: poetas hondureños
MAGDIEL MIDENCE
Magdiel Midence, nació en Tegucigalpa, Honduras, el 26 de enero de 1984. Traductor,
escritor y editor. Participó en el taller de literatura “Edilberto Cardona Bulnes”,
coordinado por el poeta Fausto Maradiaga. Ha sido invitado a diversos encuentros de
escritores tanto en su país como en el extranjero. Sus poemas aparecen en revistas y
antologías literarias. Entre sus libros figuran: Autorretrato de un payaso adolescente
(2010), Duermevela backstage (2012) y Enjambre en mi cabeza (2013).
II
Cuando te morís de sed
y nadie te espera
ella se esconde
tras las drogas más duras
La odisea
no escatima el beso triste
de estar en la mierda
¡Aleluya! (Grita un loco)
Aleluya…
Y las otras
No alcanzan la estatura
de un nuevo amanecer
pero ella
única rosa
entre todas la rosas
te invita al ocaso
En ese momento
es necesario
el beso ardido de la serpiente
y dedicarse a morir.
III
No hay respuesta del cielo
Y entre las páginas
de un corazón enfermo de ceniza
se oye la voz de Alicia
como un martillo sobre piedras
Las heridas
sangran un bello recuerdo
que agoniza en sus manos
Termina por destriparlo en tu espalda
como un estigma de algo que pudo ser
It’s over
repite…
En el Gólgota hay dos mesías.
Underwear Blues
(Melissa)
Sus ojos me avisaban sobre el demonio
la camisa verde en el suelo y el aliento a vino tinto y cerveza
la madrugada despedazó el miedo a morir
El tren llegaba a Chernóbil
y mi boca se ahogaba en el océano más dulce
y ¡boom! el látex se desgarraba
Era una ciudad descubierta
cuatrocientos besos en el mismo punto
Underwear Blues
la miel se deslizaba delgada entre la blancura del poema
y la estrella del poniente
Sus ojos me amenazaban
y Pizarnik me defendía
-Emerson Like & Palmer
era una gota que caía en la nuca de los que atrás quedaban
y Brahma entre ellos ejercitaba su juicio
(eso fue un flashback)Underwear Blues
era un ocaso ya
y las almas estaban desnudas
más allá de donde existe la carne
cuatrocientos besos al litoral de su locura
y una legión de trastornos arrodillados ante la belleza
pude sentir el ardor de los clavos en la piel de la oscuridad
Underwear Blues
era un recuerdo
las manos estaban juntas
y desnudas hablando de cosas que se vislumbraban
la jodida canción se había consumado
las caricias tenían otra carga semántica.
Punto de Vista
Una madrugada con Ferlinghetti bajo los pies de una estrella que no quiere estar en su
punto cardinal, es igual o mejor que tener una orgía borracha de sonrisas; clavada en el
cerebro, como una aguja intravenosa infectada de heroína. Incluso es más placentera
que darse por aludido cuando hablás con conciencia de la amistad que a veces no es tan
buena y se jode a tu mujer como un perro enfermo de lunas... Leer a Ferlinghetti con
Ginsberg entre los recuerdos, es tan bueno que te cura de los hospitales y los psiquiatras
trastornados por la misantropía...
Lectura Sobrevuelo de un Joven Capitalino
(visión Cósmica de un Payaso)
Noches de auténtico canibalismo y baba
hierve bajo el pubis de Suyapa,
quien trastorna hambre, muerte y políticos
atormentados.
nueve horas bastan para dragarse de
monotonía y sublevación.
Los alfileres sacuden legiones de cerebros
ensordecidos por el alcohol y la cocaína, la
marihuana es un salvador mítico para los
nuevos bipolares, los rabiosos, los que
sufren enfermedades venéreas en el
pensamiento, los de cutículas amarillentas,
los desvencijados
por la voracidad de Suyapa.
Los histriónicos adoradores de Xenos, los
que darían sus vísceras por tener saliva
europea entre las nalgas.
Suyapa, es un virus perpetuo bajo el
instinto de supervivencia de usted, si
usted...
Suyapa, es Río Grande; una anomalía en los
bulevares donde el fuego y los tacones son la
imagen de Dios.
fastfood y estupidez son el agradecimiento de
padres a hijos y viceversa.
Suyapa es el Cerro de Plata con legiones de
miserables.
Suyapa, es aquella hermosa niña que ahora
vende orgasmos y se traga a tus hijos.
Suyapa Tan chiquita y milagrosa.
A los Indolentes
Qué habría quedado de aquellos dos locos de frente rayada por la decadencia, entre
iluminaciones y rostros de galantes enfermos invadidos de absenta, qué habrá quedado
de los barcos que navegaban entre las ausencias de cada uno. Qué muerte más horrible
la de los enamorados, qué delicias habrán encontrado en aquel vaivén de Jesucristos de
sanatorio y Bandoleros con un manicomio por carabina. Oh tristes poetas nacidos frente
a una revolución devoradora de anarquistas. Oh irascible poesía de huesos rotos y
disparos infernales de los amantes asesinos, qué andará buscando el Olimpo en sus
fauces de profetas y de mendigos en manos de un triste silencio.
Cuando Todo Haya Acabado
“¡Escuchen la vos del bardo!
El que contempla presente, pasado y futuro…”
-William BlakeA la hora en punto sonaré mi flauta bajo un árbol,
los niños correrán a mi alrededor,
me preguntarán por la ratas,
yo, hablaré del cordero; solamente.
Dirán:
Toca un canto que nos dibuje a tu flor,
y al verla entre mis notas soltarán el llanto,
recordaré al instante que no son sus lágrimas
sino las mías.
El amor –diréme ha reducido a la condición más baja del hombre
Entonces y sólo entonces
Se irán
Y el árbol llorará.
Cosas Irregulares
Todas aquellas cosas hoy mudas
serán las que nunca mencionaremos en los congresos
ni en estos burdos caminos que hemos trazado
Nuestros ojos hoy ciegos
vienen y van desde adentro
dirían que estoy loco si se abrieran
Qué tanto vale una verdad
luego de que nada vale un centavo
y más si es una verdad que sólo existe en la percepción
Y aquellas sonrisas
y aquellas historias
y tantas canciones que un día valían mucho
Hoy ya nadie las recuerda
Ni los viajes planificados
únicamente en la fantasía de quienes los vieron
y tuvieron el valor de decir que sí
y no saber el significado
…
Oh, what did you see,
my blue-eyed son?
Oh, what did you see,
my darling young one?.
-Bob DylanVi jóvenes que herían sus corazones para no sentir el desprecio, padres que olvidaban
sus hijos y los obligaban a crecer, lágrimas que corrían desde un océano extraño, hijos
que desmoronaban la cara de su madre con sólo nacer.
Sentí que el cielo era un derrumbe de sueños, un adiós, un entierro de besos lejanos, la
columna de una generación famélica y desquiciada por el abandono. El amor era un
espacio infinito de huesos quebrados bajo el espanto.
Escuché los pasos enfermos de la guerra y que el hombre había muerto, me sacudió el
sollozo de una niña infeliz y escuché que no había fruto en el huerto,
y el hambre azotaba.
Quise correr lejos de ahí, pero mi alma compungida se quedaba y no hacía caso y no iba
conmigo. Quise correr lejos de ahí, pero los ojos de los niños me hacían llorar y me
quedaba sufriendo el mismo dolor y me quedaba con ellos. Quise correr lejos de ahí,
pero fui débil y dibujé una canción bordada con jardines.
Lamento de Caín
quiero huir de aquí
tomar a Dios de la mano
y enseñarle porque duelen tanto estos ojos
que calan en mi pecho
y estas lágrimas que se derraman
cómo hieren hasta lo más profundo de mis recuerdos
quiero huir de aquí
y ver como se alejan de mí las ciudades
y correr y correr y correr
hasta saber que no hay más que silencio frente a mí
quiero huir de aquí
hasta sentir como palpita la nada en mis manos
quiero destruir esta carne y estos huesos
y gritar y gritar y gritar y gritar
hasta olvidar que la existencia es un hecho
quiero huir de aquí
hasta sentir que la soledad asfixie todo vaho de humanidad
quiero sentir en mi boca la luz
quiero obligar a ese dios
a darme una carta de libertad
quiero huir de aquí
hasta no sentir el viento
y olvidar lo que vi en las plazas
y reír y reír y reír y reír
porque no quiero enterrar mis muertos
porque no quiero despedirlos
porque no quiero que sean míos
quiero huir de aquí
hasta olvidar incluso el amor de mi madre
y que me olvide
y no sienta que todo está perdido.
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