- Repositorio Institucional

Anuncio
UNIVERSIDAD CENTROAMERICANA
FACULTAD DE CIENCIAS JURÍDICAS
LOS DAÑOS MORALES EN NICARAGUA:
Reconocimiento, valoración y resarcimiento
Monografía presentada para la obtención
del título de Licenciatura en Derecho
Presentado por:
Valeska Bermúdez Ortega
María Amelia Coronel Kinloch
Tutor: Msc. Cristian Robleto Arana
Metodólogo: Msc. Fernando Malespín
Managua, septiembre 2006
ÍNDICE
INTRODUCCIÓN
PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA
OBJETIVOS
JUSTIFICACIÓN
HIPÓTESIS
METODOLOGÍA
Capítulo I: El Daño Moral
Capítulo II: EL RESARCIMIENTO DEL DAÑO MORAL
CONCLUSIONES
RECOMENDACIONES
BIBLIOGRAFÍA
ANEXOS
Dedicatoria -ValeskaA mis padres Omar y Rosa Argentina por su
apoyo incondicional y por ser mi fuente de
inspiración. A ustedes les debo todo lo que
soy.
A mí querida y recordada abuelita Edda
(qepd) por su cariño, fortaleza y sabiduría.
Tengo la plena convicción que desde el lugar e
n dónde te encuentres te sientes orgullosa d
e verme realizada profesionalmente.
Dedicatoria -María AmeliaA mis padres, por no perder la fe en mí y
dejar que la mediocridad me venza.
“Porque pierden en el brillo del instante, el valor d
el brillante.”
José Coronel Urtecho
Agradecimientos -María AmeliaUno no escoge su familia, pero realmente no tengo que hacerlo, ya que Dios me dio la mejor que pude
pedir. Es por eso que quiero darles las gracias a mis padres por su apoyo incondicional, por creer en mí,
por lo que soy y seré.
A mis hermanos, porque he aprendido algo de cada uno ellos. Especialmente quiero dar las gracias a Jean,
por ser mí mejor amiga y confidente. A Julie por ser mi segunda madre y a su esposo Alberto, por toda la
ayuda y cariño brindado. Por último, pero no menos importante, a mi hermano mayor Ian y a su esposa
Elisa, por abrirme las puertas de su hogar y recibirme con amor. Gracias por todo.
A mi mejor amiga y compañera de monografía, Valeska Bermúdez, no sólo por hacer esta investigación un
hecho, sino por hacerla amena. También porque hemos compartido tanto buenos y malos momentos a lo
largo de nuestra amistad. Es por esto que siempre he dicho, que los ángeles existen y los ponen en nuestro
camino por alguna razón.
Estamos lejos de las predicciones, seguimos siendo mejores amigas!!!
Gracias a doña Rosi, por dejarme entrar en su hogar como un miembro más de su familia. A Don Omar,
por la paciencia y confianza que ha tenido en nosotras. Y finalmente, a Omara y Vanessa por permitirme
ser su hermana mayor.
Agradecimientos -ValeskaAnte todo agradezco a Dios por haberme colmado de sabiduría, fuerza y paciencia a lo largo de la
elaboración de éste trabajo monográfico.
A mi familia -Omar, Rosa Argentina, Dennis, Omara y Vanessa- por su cariño; por apoyar, respetar y
compartir todas las decisiones que he tomado a lo largo de mi vida. No sería nadie sin ustedes.
A María Amelia quien más allá de ser mi mejor amiga y compañera de monografía es como mi hermana.
Gracias por haber compartido conmigo tantas experiencias enriquecedoras a lo largo de nuestra carrera
universitaria. Te adoro.
Finalmente, agradezco a una de las personas más importantes y especiales de mi vida, Javier por su
paciencia y palabras de ánimo.
Agradecimientos-Valeska y María AmeliaLe damos las gracias a nuestro tutor (Cristian Robleto) y metodólogo (Fernando Malespín) por su apoyo
y confianza y por ayudarnos a concretar este trabajo de investigación.
Gracias a todos y cada una de las personas entrevistadas por brindarnos su tiempo y conocimientos.
INTRODUCCIÓN
El presente trabajo trata de abordar exhaustivamente el daño moral tomando en
cuenta la realidad jurídica nacional, en especial, desde una óptica civilista,
aunque se hacen acotaciones de carácter penal, estas tienen por objeto,
delimitar el marco de actuación de cada una de esas ramas del derecho.
Tomando en cuenta que existe una exigua legislación y jurisprudencia nacional
en esta materia, hemos recurrido a la doctrina, legislación y jurisprudencia
extranjera como guía para la realización de esta obra, en especial, de la
mexicana y española, de esta manera tendrá el interesado en este tema una
perspectiva completa del daño moral en Nicaragua, a la fecha de publicación de
esta investigación.
Teniendo a la vista el marco de referencia descrito en los párrafos anteriores,
resulta un desafío dar un concepto de daño moral que sea de aceptación
unánime, de ahí que lo más ponderado sea indicar los bienes que tutela, tales
como el honor, los afectos, los sentimientos, el decoro, entre otros. Estos bienes
que tienen que ver con los atributos personales del ser humano, pueden ser
objeto de lesión o daño por otras personas físicas o jurídicas, de ahí que la
norma jurídica o la jurisprudencia prevea su reparación, que generalmente
consistirá en una compensación pecuniaria, determinada por la ley o en fallos
judiciales, lo mas importante, y que no deja margen, es que todo daño moral o
extrapatrimonial debe de ser reparado.
Esta investigación les da a los distintos operadores del derecho una herramienta
de trabajo, imperfecta como toda obra humana, pero orientadora, ya que tendrá
en su poder una gran cantidad de información sistematizada y comentada, que
le servirá de brújula en este tan novedoso tema, como es el daño moral.
PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA
En nuestro sistema legal la dificultad en relación al reconocimiento, valoración y
cuantificación del agravio moral, se presenta por no existir hasta la fecha una
disposición que aborde lo relativo a los mismos, ya que nuestro Código Civil
únicamente en su artículo 2509 señala que quien cause un daño a otro está en
la obligación de repararlo, no estableciéndose así a que clase de daño se
refiere. Sin embargo, la interpretación autentica que del mismo hiciera la
Asamblea Nacional en el año 1993 deja claro que dicho artículo comprende
tanto los daños materiales como los morales.
Es importante señalar que en diversas legislaciones se han venido dando
avances en relación a la existencia de los mismos y más aún al reconocimiento
de su valoración y cuantificación, a pesar de ser estos difíciles de tasar, debido a
que el daño moral afecta a los sentimientos, el afecto, la honra, la vida, etc. de
una persona. Sin embargo no por ello el Juez debe desconocer la existencia de
los mismos, por el contrario deberá tener en cuenta al momento de valorarlos y
por consiguiente cuantificarlos el nexo causal, gravedad del daño, condición
personal (educación, condición social, entre otras).
Por consiguiente, el problema que se abordará en nuestra investigación será:
¿Cuáles son los parámetros tomados en cuenta en legislaciones extranjeras al
momento de reconocer la existencia del daño moral, su valoración y
resarcimiento?, ya que existe una normativa jurídica general y no específica
sobre el tema. Por eso, cualquier persona puede recurrir ante los tribunales por
daños morales, la dificultad será en la determinación de los mismos y el monto
que se deberá pagar por tales daños, siendo difícil para los mismos jueces poder
establecer una cuantía por daños que no tienen un precio establecido, y muchas
veces la gente se puede sentir menospreciada por ponerle precio a derechos
personalísimos como la dignidad. Este tema es bastante desconocido y por ello
hay poca afluencia de demandas, por lo que hace más difícil que la ciudadanía
pueda sentirse segura de que se le hará justicia.
Por consiguiente, se comparará nuestra legislación con algunos países que
poseen un régimen jurídico más específico donde se establecen las pautas o
factores que se toman en cuenta para la valoración de los daños morales y
determinar cómo se podría beneficiar Nicaragua con las mismas, para un mejor
desempeño judicial o para una mejor tutela de los derechos de los agraviados.
OBJETIVOS
Objetivo general
ƒ
Establecer los parámetros tomados en cuenta en
legislaciones extranjeras al momento de reconocer la
existencia del daño moral, su valoración y resarcimiento
para ser aplicados posteriormente en nuestro país.
Objetivos específicos
ƒ
Señalar las normas jurídicas existentes en nuestro país,
relativas a los daños morales y su resarcimiento.
ƒ
Identificar los elementos que integran el resarcimiento
daños morales.
ƒ
Conocer los antecedentes históricos y conceptuales del
daño moral.
ƒ
Evaluar las distintas corrientes doctrinarias en lo relativo
al resarcimiento del daño moral.
ƒ
Comparar el régimen jurídico nicaragüense concerniente
al resarcimiento de los daños morales a través del análisis
en la legislación, jurisprudencia y doctrina extranjera.
JUSTIFICACIÓN
Podemos afirmar que nuestra legislación es omisa en un tema tan importante,
como lo son los daños morales. Por ello, decidimos realizar un estudio lo más
completo posible acerca de esta clase de daños, en cuanto a su resarcimiento y
limitaciones normativas, ya que no sólo la población en general sino también los
abogados y jueces se perjudican por esta limitación, al no poderse apoyar en
una basta jurisprudencia o doctrina.
Sin embargo, sí se diera una correcta regulación sobre los daños morales, nos
beneficiaríamos todos, puesto que existirían más jurisprudencias al respecto y
las demandas procederían de una forma correcta y así los jueces podrían fallar
con mayor facilidad al momento de cuantificar y valorar estos daños.
HIPÓTESIS
Los daños morales están recogidos en nuestra legislación civil (arto. 2509 C)
únicamente como derecho sustantivo general, por lo que las autoridades
jurídicas que conocen de estas causas no tienen un referente normativo a través
del cual se sustancien las mismas, lo cual dificulta la actividad judicial y propicia
la inseguridad jurídica de las partes.
Ante la falta de normas las autoridades judiciales tienen que recurrir a otras
fuentes de derecho, lo cual no contribuye a una concreta administración de
justicia en esta materia.
METODOLOGÍA
Tipo de estudio:
El estudio que se llevó a cabo en nuestra investigación monográfica fue de tipo
explicativo con carácter dogmático, ya que el interés de éste se enfocó en el
mejoramiento de la normativa jurídica existente debido al vacío en las mismas.
Por tanto, esta investigación se caracterizó por ser comparativa, puesto que se
analizaron legislaciones extranjeras con el fin de aportar a nuestra legislación los
instrumentos de los cuales carece nuestro ordenamiento jurídico.
Método usado:
El método que se utilizó fue el analítico, ya que este nos permitió el estudio e
interpretación de la doctrina y legislaciones extranjeras para establecer las
pautas que procuren la evolución de la legislación actual referente al tema en
mención.
Instrumentos:
Los instrumentos que se utilizaron para recopilar información en el presente
trabajo investigativo fueron principalmente las fuentes bibliográficas. Además
nos basamos en entrevistas, con el objetivo de aplicarlas a expertos en la
materia.
Población y muestra:
Para la realización del presente trabajo investigativo se seleccionó un
Magistrado del Tribunal de Apelaciones de Granada, dos Jueces de distrito del
área civil y un abogado especialista en penal y un abogado especialista es civil.
Capítulo I: EL DAÑO MORAL
1.1. Antecedentes de los daños morales
1.1.1. Oriente y Grecia
Señala Eleonora Argüello en su monografía sobre la reparación del daño moral y
sus alcances de 1998, que en Oriente, los delitos corporales graves contra la
vida y la propiedad eran castigados por el Código de Hammurabi1 y con las
Leyes de Asirias, a través de la aplicación de la Ley del Talión (ojo por ojo,
diente por diente), la cual fue un medio para castigar las ofensas entre los
grupos sociales que no estaban sometidos a una autoridad común, sin embargo,
debemos señalar que con posterioridad, el derecho de la venganza fue regulado
por los grupos sociales con la finalidad de fijar una proporcionalidad entre la
ofensa y el castigo.
Debido a lo antes señalado, la reparación del hecho ilícito era de carácter
privado pues la persona ofendida era quien ejercía la justicia aplicando la Ley
del Talión, no obstante, como mencionamos en el párrafo anterior, dicho castigo
fue desapareciendo a medida que el Estado fue interviniendo en la aplicación de
la justicia.
En lo que respecta a Grecia, también fue utilizada la venganza privada, ya que la
familia del agraviado se reservaba el derecho de vengar la sangre de su sangre,
pudiendo en ocasiones aceptar en compensación un pago estipulado.
1.1.2. Roma
Empezaremos señalando que el Derecho Romano es el conjunto de principios
de derecho que rigieron la sociedad romana desde su origen hasta la muerte del
emperador Justiniano.2 Se sabe que los romanos al momento de establecer sus
leyes tomaron como modelo las normas griegas, sin embargo, a diferencia de
éstos últimos, los romanos trabajaron en la positivización del derecho y del
ordenamiento de su sistema judicial.
Eleonora Argüello -citando a Arturo Alessandri Rodríguez (De la responsabilidad
extracontractual en el derecho civil chileno, 1983)- señaló que los romanos
dividieron los delitos en públicos y privados. Los primeros, estaban dirigidos
1
Es la recopilación de las leyes dadas por el rey de Babilonia, Hammurabi, a su pueblo. Dicho Código
legisló los derechos personales y reales, familia, comercio, derecho penal y derecho del trabajo. Aunque no
se ha podido determinar con certeza su fecha de origen, se supone que sus textos fueron grabados hace
4.000 años. Es importante señalar que éste Código se rigió bajo el siguiente principio: se pagará vida por
vida, ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie, quemadura por quemadura. (OSSORIO,
Manuel, Diccionario de Ciencias Jurídicas, Políticas y Sociales, Editorial Heliasta, Buenos Aires, 1992, p.
131).
2
PETIT, Eugène, Derecho Romano condensado de la obra de Eugène Petit, Editorial Hispamer, 2ª ed.,
Managua, 1999, p. 2.
contra el interés general y atentaban contra la organización política o la
seguridad del estado. Cabe señalar que estos delitos podían ser perseguidos
por cualquier ciudadano y la sanción que se le imponía a su ejecutor consistía
en una pena pública. Los segundos (delitos privados), iban dirigidos contra los
particulares lesionando a su persona o bienes, perturbando así, la paz pública.
Posteriormente, al establecer la autoridad romana un conjunto de disposiciones
legales tales como: Ley de las XII tablas, Ley Cornelia y Ley Aquilia logran
eliminar la pena privada y aplicar únicamente aquella de carácter público.
Ahora bien, en relación a los antecedentes del daño moral podemos señalar que
durante mucho tiempo se tuvo la concepción de que el Derecho Romano sólo
regulaba la reparación de daños patrimoniales, llegando a afirmarse que dicha
legislación no ordenaba otro tipo de reparación que no fuera la material. Sin
embargo, se sabe que el Derecho Romano admitió la reparación del daño
derivado de la injuria3, la cual de conformidad a la Ley de las XII Tablas no
comprendía más que los ataques a la persona física, golpes y heridas que
fuesen más o menos graves.
Posteriormente, en el derecho clásico la injuria se vio restringida debido a que
ese derecho exigía la intención de dañar para que pudiera haber delito. Sin
embargo, los hechos que constituyen la injuria fueron ampliados agregándose a
esta que el ataque a la personalidad podía manifestarse en golpes o heridas,
difamación tanto escrita como verbal, violación de domicilio, ultrajes al pudor, en
fin, todo acto que comprometiera al honor y la reputación ajena.
Considerándose así a la injuria como una lesión sufrida en la integridad física y
moral.4
Es importante señalar que la Ley de las XII Tablas estableció para las injurias
más graves5 la pena del talión. Posteriormente, dicha pena cayó en desuso por
lo que el pretor sustituyó una reparación pecuniaria en relación con la gravedad
de la injuria, la cual se obtenía a través de la acción injuriarum. Esta acción era
ejercitada por la víctima de la injuria y se extinguía con la muerte del ofensor o
del ofendido. Dicha acción acordaba protección a bienes de naturaleza
extrapatrimonial. La reparación pecuniaria que se obtenía por medio de esa
acción era valorada por el demandante cuando se trataba de una injuria
ordinaria, pudiendo el juez mantener o disminuir la suma pedida por el
demandante. Sin embargo, en el caso de las injurias graves la estimación
pecuniaria la realizaba el juez.
3
Toda expresión ultrajante, palabra de menosprecio o invectiva, que no encierre la imputación de ningún
hecho. (CAPITANT, Henri, Vocabulario jurídico, Ediciones Desalma, Buenos Aires, 1977, p. 320)
4
PETIT, Eugène, Derecho Romano condensado de la obra de Eugène Petit, Editorial Hispamer, 2ª ed.,
Managua, 1999, p. 413-415.
5
La injuria era considerada como grave a causa de su naturaleza, por ejemplo, en caso de herida grave; o en
razón del lugar donde había sido cometida, en el teatro, en el foro, o bien a causa de la dignidad de la
persona ofendida, si se ha injuriado a un magistrado.
Posteriormente, señala Eleonora Argüello6 que al estar en desuso la Ley de las
XII Tablas el edicto del pretor permitió al injuriado perseguir una reparación
pecuniaria, la cual podía ser estimada por la persona o con auxilio del judicial.
La acción que nacía del edicto del pretor que prescribía en un período de un
año, contrario a la acción injuriarum, era transmisible a aquellas personas que
estaban bajo el poder o la protección del damnificado como sucedía en el caso
de los herederos, pudiendo incluso ser ejercitada dicha acción por ultraje a la
memoria de un difunto.
Eugène Petit (Derecho Romano, 1999) señala que al entrar en vigencia la Ley
Cornelia esta permitió a la víctima de una injuria escoger entre la acción
injuriarum y la acción de persecución criminal. No obstante, dicho derecho se le
otorgó a la víctima cuando se tratase de golpes o violación al domicilio. Si la
víctima de la injuria escogía la acción injuriarum la suma de dinero en concepto
de reparación se le otorgaba a ésta; pero si el agraviado seleccionaba la acción
criminal el dinero quedaba en poder del erario. Así mismo, tenemos que señalar
que esta última acción podía ser ejercida únicamente por la víctima de la injuria
y el importe de la misma lo establecía el juez. Vale la pena mencionar que
posteriormente la Ley Cornelia fue ampliada para todas las injurias sin exclusión
alguna.
Finalmente, la Ley Aquilia derogó las leyes precedentes como la de la Ley de las
XII Tablas. Dicha ley reglamentó los daños ilícitos de forma más completa que
las leyes anteriores, sin embargo ésta no fue aplicada a toda clase de daños.
La acción de la Ley Aquilia era dada únicamente al propietario de la cosa
destruida o deteriorada y sus disposiciones eran aplicables sólo al daño
consistente en una lesión material causada por el contacto mismo del autor del
delito.
Así mismo, podía suceder que el daño que se suscitó no hubiese sido causado
corpore y que el mismo no consistiera en la destrucción o deterioro de un objeto
material. Ejemplo: un amo encadena a su esclavo y un tercero lo suelta
contribuyendo así a su fuga. En tal caso el pretor no otorgaba al dueño del
esclavo la acción aquiliana sino que confería a éste la acción infactum, por
medio de la cual el lesionado obtenía una reparación exacta del perjuicio.7
6
ARGÜELLO LEIVA, Eleonora, La reparación del daño moral y sus alcances, monografía presentada para
optar al título de licenciatura en derecho, Universidad Centroamericana, 1998, p. 4.
7
PETIT, Eugène, Derecho Romano condensado de la obra de Eugène Petit, Editorial Hispamer, 2ª ed.,
Managua, 1999, p. 409-412.
1.2. Antecedentes legislativos del daño moral
1.2.1. México8
La conceptuación sobre daño moral en el derecho mexicano fue estipulada en la
reforma que se dio al Código Civil de dicho país en el año 1982, esto debido a
que la antigua legislación civil mexicana no contemplaba claramente lo relativo al
daño moral.
Con la finalidad de observar los avances que sobre la figura del daño moral ha
ido teniendo el derecho civil mexicano, se presenta a continuación, en orden
cronológico, lo regulado por los Códigos Civiles que México ha tenido desde el
año 1870 hasta la última reforma que de dicho Código se ha dado en el año
1982.
a) Código Civil de 18709
Este Código, aplicable al Distrito Federal y Territorio de Baja California, ni
genérica ni específicamente se refirió al daño moral. La única cita que en
materia de daños hacía era la relativa al daño patrimonial. Por ejemplo:
Arto. 1580: “Se entiende por daño Ia pérdida o menoscabo que el contratante
haya sufrido en su patrimonio por la falta de cumplimiento de una obligación.”
En tanto que se reputaba perjuicio:
Arto. 1581: “Se reputa perjuicio la privación de cualquier ganancia lícita que
debiera haberse obtenido por el cumplimiento de una obligación.”
Como se puede observar, ambos artículos se refieren al daño causado sobre
bienes de naturaleza material y no moral. En el primer caso se está ante el
daño emergente (pérdida sufrida por incumplimiento de una obligación) y el
segundo corresponde al lucro cesante (ganancias que se dejan de percibir
por el incumplimiento de una obligación).
Es necesario señalar que los artículos 1580 y 1581 son repetidos de forma
literal en el Código de 1884 (artículos 1464 y 1465), dejando así
antecedentes únicamente en materia de agravios patrimoniales y no morales.
8
OCHOA OLVERA, Salvador, La demanda por daño moral, Montealto Editores, 2ª ed., México, 1999, p.
23-32.
9
OCHOA OLVERA, Salvador, Opt. Cit., p. 24.
Código Penal de 187110
Borja Soriano explica que el Código Penal de 1871 tenía un capítulo
específico de responsabilidad civil, de cuya lectura se entendía la tendencia a
condenar a reparar daños causados en bienes patrimoniales y no sobre
bienes de naturaleza extrapatrimonial.
Señala textualmente este autor civilista que: “Cuando se reclamaba una cosa
no se debería pagar el valor de afección, sino el común que tendría la cosa.”
Esto debido a que no era posible poner precio a los sentimientos y honra,
pues hacerlo sobre cosas tan inestimables sería degradar y envilecer a Ia
persona.
Así mismo, dicho autor señalaba que la excepción a Ia norma general,
expuesta anteriormente se daba cuando una persona destruía una cosa con
el propósito de ofender al dueño, tomándose en cuenta para reparar dicho
daño, el precio estimativo que pudiera tener la cosa, pues la cantidad
entregada para resarcir el daño no podría exceder de una tercera parte de lo
que en valor común tuviere.
Dichas concepciones han sido superadas ya que en el daño moral no se
pone precio a los bienes de naturaleza extrapatrimonial, y mucho menos se
condena al agresor a pagar determinada suma de dinero, habida cuenta de
que el dinero que se entrega como indemnización tiene un fin satisfactorio
frente al dolor moral sufrido, y en ningún momento implica que por tal acto
resarcitorio se le esté pagando a una persona el precio de su honor
lesionado.
b) Código Civil de 188411
Este Código, al igual que el de 1870, tenía las mismas concepciones en
materia de daños pues no contempló el agravio extrapatrimonial,
estableciendo sólo en sus artículos 1464 y 1465 lo siguiente:
Arto. 1464: “Se entiende por daño Ia pérdida o menoscabo que el contratante
haya sufrido en su patrimonio por la falta de cumplimiento de una obligación.”
Arto. 1465: “Se reputa perjuicio la privación de cualquier ganancia lícita que
debiese haberse obtenido por el cumplimiento de una obligación.”
Borja Soriano explica que las legislaciones extranjeras, a diferencia de Ia
mexicana, asimilan los daños y perjuicios como sinónimos, así mismo señala
que las leyes mexicanas identifican al daño con el concepto de daño
10
11
Ibid, p. 24-25.
OCHOA OLVERA, Salvador, Opt. Cit., p. 25-26.
emergente, refiriéndose al menoscabo que sufre una persona en su
patrimonio, y al perjuicio con el de lucro cesante.
De este Código en materia de daños, se puede concluir:
ƒ Los artículos mencionados anteriormente sobre daños y perjuicios se
repetirán esencialmente en el Código de 1928. Este tipo de daños no
se puede referir al que se causa cuando se lesiona un bien de
naturaleza extrapatrimonial.
El Código Civil de 1884 no se referirá de manera expresa sobre los
daños morales, sino más bien sobre las lesiones sufridas en el
patrimonio de la persona y no a sí misma.
ƒ
c) Código Civil de 192812
El Código Civil de 1928 se dividió en dos épocas:
Primera
En este período se descubre que, por primera vez en la legislación civil
mexicana, aparece un artículo que regula lo referente a la reparación del
daño causado a bienes de naturaleza extrapatrimonial, dicho artículo es el
1916, el cual estableció que: “Independientemente de los daños y perjuicios,
el Juez puede acordar en favor de la víctima de un hecho ilícito, o de su
familia si aquélla muere, una indemnización equitativa a título de reparación
moral, que pagará el responsable del hecho. Esta indemnización no podrá
exceder de Ia tercera parte de lo que importe Ia responsabilidad civil…”.
Según Salvador Ochoa, de la lectura del artículo anterior debe señalarse
que:
12
13
ƒ
La legislación mexicana admite por primera vez Ia reparación moral
de manera genérica y condicionada.
ƒ
La reparación ordenada a título de indemnización moral no es
autónoma, sino que se encuentra supeditada a la existencia de Ia
responsabilidad proveniente de un daño de naturaleza patrimonial.
Si no existe un daño patrimonial no podrá existir un daño moral.
ƒ
El monto de la indemnización fijada por el Juez se limitará a las dos
terceras partes de lo que se condene por daño patrimonial, como
máximo.13
OCHOA OLVERA, Salvador, Opt. Cit., p. 26-32.
Ibid, p. 27.
Continúa exponiendo el autor y dice que de esos tres aspectos, únicamente
el primero es positivo, pues en los dos siguientes resulta injusto querer
someter la existencia del daño moral a la del daño patrimonial, e
inconveniente establecer un límite al que se debe ceñir la indemnización del
agravio moral.
Es necesario señalar dentro de este primer período lo dispuesto por el
artículo 143 C el cual literalmente decía: “El que sin causa grave, a juicio del
Juez rehusare cumplir su compromiso de matrimonio o difiera
indefinidamente su cumplimiento, pagará los gastos que la otra parte hubiera
hecho con motivo del matrimonio proyectado.
En la misma responsabilidad incurrirá el prometido que diere motivo grave
para el rompimiento de los esponsales. También pagará el prometido que
sin causa grave faltare a su compromiso, una indemnización a título de
reparación moral, cuando por la duración del noviazgo, Ia intimidad
establecida entre los prometidos, la publicidad de las relaciones, Ia
proximidad del matrimonio u otras causas semejantes, el rompimiento de los
esponsales cause un grave daño a la reputación del prometido inocente. La
indemnización será prudentemente fijada en cada caso por el Juez, teniendo
en cuenta los recursos del prometido y la gravedad del perjuicio causado al
inocente.”
Lo novedoso de este artículo es que puede considerarse al daño moral como
autónomo, es decir, que para proceder el daño moral no necesita de la
existencia de un daño material.
Salvador Ochoa (La demanda por daño moral, 1999) señala tres
características derivadas del artículo 143, las cuales son:
ƒ
Se trata de un daño moral específico. Esto porque el artículo
143 señala que la indemnización por daño moral procede
únicamente cuando el sujeto se rehúsa a cumplir la promesa
de matrimonio o difiera indefinidamente en su cumplimiento.
ƒ
Para poder determinar el monto de la indemnización, el
juzgador tiene que tomar en cuenta la duración del noviazgo,
proximidad del matrimonio, intimidad establecida y otras
semejantes.
ƒ
La indemnización debe ser fijada por el Juez, el cual deberá
tener en cuenta los recursos del prometido y la gravedad del
perjuicio causado al inocente.
Este antecedente de autonomía en la legislación sobre agravio moral,
aunque se refiera a un daño moral específico, actualmente puede
fundamentarse, para efectos de reclamación. Ya que de manera
indirecta comprende la afectación que sufre una persona en sus
sentimientos, honor, decoro y reputación por el rompimiento de los
esponsales sin su responsabilidad. Esto no quiere decir que existe una
obligación en casarse, sino más bien es una obligación de reparar o
indemnizar lo que se gastó y contrató para el día del matrimonio, más el
daño moral ocasionado a una de las partes.
Segunda época
El 28 de diciembre de 1982, la Cámara de Diputados del Congreso Federal,
aprobó el Decreto que reformó diversos artículos del Código Civil de 1928,
entre ellos el artículo 1916, quedando este último en los siguientes términos:
Por daño moral se entiende la afectación que una persona sufre en sus
sentimientos, afectos, creencias, decoro, honor, reputación, vida privada,
configuración y aspectos físicos, o bien la consideración que de sí misma
tienen los demás.
Cuando un hecho u omisión ilícitos produzcan un daño moral, el
responsable del mismo tendrá la obligación de repararlo mediante una
indemnización en dinero, con independencia de que se haya causado
daño material, tanto en responsabilidad contractual como
extracontractual. Igual obligación de reparar el daño moral tendrá quien
incurra en responsabilidad objetiva conforme al Art. 1913, así como el
Estado y sus funcionarios conforme al Art. 1928, ambas disposiciones
del presente Código.
La acción de reparación no es transmisible a terceros por acto entre
vivos y sólo pasa a los herederos de la víctima cuando ésta haya
intentado la acción en vida.
El monto de la indemnización lo determinará el Juez, tomando en cuenta
los derechos lesionados, el grado de responsabilidad, la situación
económica del responsable y de Ia víctima, así como las demás
circunstancias del caso.
Cuando el daño moral haya afectado a la víctima en su decoro, honor,
reputación o consideración, el Juez ordenará, a petición de ésta y con
cargo a la responsable, la publicación de un extracto de la sentencia,
que refleje adecuadamente la naturaleza y alcance de Ia misma, a través
de los informativos. El Juez ordenará que los mismos den publicidad del
extracto de Ia sentencia con la misma relevancia que hubiere tenido Ia
difusión original.
Concluimos señalando que es la primera vez que el derecho mexicano
concibe la reparación del daño moral de una forma autónoma de cualquier
otro tipo de responsabilidad civil o penal que no sea la derivada del daño
inmaterial. Por lo que en la actualidad, en México, no es necesario que el
daño moral sea derivado de un daño patrimonial para ejercer la acción de
reparación moral.
1.2.2. Nicaragua
Código Civil del año 1867
Este Código legisló en su Título XXXV denominado De los delitos y cuasidelitos
lo siguiente:
ƒ En el artículo 2314 C señalaba “El que ha cometido un delito o cuasidelito
que ha inferido daño a otro, es obligado a la indemnización sin perjuicio
de la pena que le impongan las leyes por el delito o cuasidelito.”
ƒ
Se reguló también en el artículo 2331 C que: “Las imputaciones injuriosas
contra el honor o el crédito de una persona no dan derecho para
demandar una indemnización pecuniaria, a menos de probarse daño
emergente o lucro cesante, que pueda apreciarse en dinero; pero ni aún
entonces tendrá lugar la indemnización pecuniaria, si se probare la
verdad de la imputación.”
ƒ
Dispuso que las acciones que concede el Título al que ahora nos
referimos (XXXV) sea por daño o dolo, prescribían en un término de tres
años, los cuales se contabilizaban desde la comisión del acto.
El Código Civil de 1867 no permitía la indemnización pecuniaria como
resarcimiento del daño, esto en el caso de las injurias al honor o crédito de una
persona. De igual forma creemos nosotras que rechazaba la figura del daño
moral, al establecer que para la procedencia del agravio era indispensable que
éste pudiera ser cuantificado, y como se podrá observar con posterioridad, esta
clase de daño se caracteriza por ser de difícil cuantificación. Así mismo,
consideramos pertinente señalar que la línea de pensamiento de esa época era
el resarcimiento únicamente a los daños de naturaleza patrimonial.
No obstante, al analizar el artículo 2314 C pudimos constatar además de la
similitud que posee con el artículo 2509 de nuestro actual Código Civil, que
aborda el daño de manera general, sin hacer distinción alguna entre el daño de
naturaleza patrimonial y extrapatrimonial.
Código Penal del año 1891
Este Código establece en el Capítulo Segundo, las reglas que determinan la
responsabilidad civil, señalando en su artículo 28, lo que comprende esta
responsabilidad, que es: la restitución, la reparación del daño causado, y la
indemnización de perjuicios.
Con respecto a la indemnización de perjuicios, el artículo 32 Pn disponía que:
“Éste comprende, a más de la satisfacción de los males causados a la persona y
bienes del ofendido, la pensión al damnificado durante el tiempo que esté
imposibilitado para el trabajo y los alimentos a su mujer e hijos menores,
mientras éstos no se casen o tengan bienes suficientes para subsistir.”
Al igual que el Código Civil del año 1867, este Código Penal abarca el delito de
injuria en el artículo 376 y establece que: “Es injuria toda expresión proferida o
acción ejecutada en deshonra, descrédito o menosprecio de otra persona.” Con
esta definición podemos darnos cuenta que éste podría ser un antecedente del
daño moral, puesto que la injuria provoca un agravio moral al que la padece,
siendo éste consecuencia de un delito.
El artículo 397 Pn menciona que: “el ofensor podrá librarse de la pena de
injuriante o calumniante, si en la contestación de la demanda se retracta
expresamente de sus palabras, cuando la injuria o calumnia consiste en dichos o
escrito, que no se han publicado por la prensa u otro medio equivalente.” Cabe
mencionar que es muy común en esta época, que los agraviados por injurias o
calumnias, pidan una disculpa pública y retractación de lo dicho o escrito, para
sentirse compensado de alguna forma.
Código Civil del año 1904
Nuestro actual Código Civil estableció en su artículo 2509, Título VIII De los
delitos y cuasidelitos, que “todo aquel que por dolo, falta, negligencia o
imprudencia o por un hecho malicioso cause a otro un daño, está obligado a
repararlo junto con los perjuicios”.
Dicho artículo no se refiere de forma expresa a los daños morales, no obstante
la interpretación auténtica que del mismo hiciera en el año 1993 la Asamblea
Nacional de nuestro país señala que en su totalidad y sin exclusión alguna
comprende los daños materiales y morales.
Así mismo, dicha interpretación establece que en caso de dudas se tendrá a lo
establecido en el artículo 46 de nuestro actual Código Penal, el cual señala: “La
indemnización de perjuicios se hará determinando prudencialmente el Tribunal,
a falta de prueba, el valor del perjuicio material o moral originado por el hecho
punible y especialmente el perjuicio causado en la industria o negocio, en la
vida, salud, honra o reputación del ofendido; y si existiere alguna disposición que
se opusiere a este precepto quedaría derogada, esto según lo estipulado en el
artículo 564 del mismo Código.”
Sin embargo, a nuestro parecer la Ley 157, interpretación auténtica de los
artículos 2509, 1837, 1838, 1865, y 3106 del Código Civil y el numeral 2) del
artículo 1123 del Código de Procedimiento Civil violenta ciertos mandatos
constitucionales, por las siguientes razones:
1. La Constitución Política de 1987 en sus artículos 141 y 142 establecían
que una vez aprobado el proyecto de ley se enviaría al Presidente de la
República para su sanción, promulgación y publicación, pudiendo éste
último vetarlo total o parcialmente; sí éste no lo hiciere, el Presidente del
Poder Legislativo mandará a publicarlo.
En caso de ser vetada una ley por el Presidente de la República, la
Constitución Política dispone que el Presidente de la Asamblea Nacional
mandará a publicar la misma si el veto hubiere sido rechazado en el
plenario, debiendo hacerse constar lo anterior al final de ésta. Así mismo,
la ley que no hubiere sido vetada o sancionada por el Presidente del
Ejecutivo, deberá proceder de la misma manera antes descrita.
Como mencionamos anteriormente, cuando una ley es vetada o no por el
Poder Ejecutivo debe hacerse constar al final de la misma. Por ejemplo:
La Ley número 489, Ley de Pesca y Acuicultura, fue vetada parcialmente
por el Presidente de la República, lo cual se plasmó en su artículo 142, el
cual íntegramente expresa:
La presente Ley, entrará en vigencia a partir de su publicación en La
Gaceta, Diario Oficial.
La presente Ley de Pesca y Acuicultura, aprobada por la Asamblea
Nacional el día dos de julio del año dos mil cuatro, contiene el Veto
Parcial del Presidente de la República aceptado en la Tercera
Sesión Ordinaria de la Vigésima Legislatura.
Dada en la ciudad de Managua, en la Sala de Sesiones de la
Asamblea Nacional, a los veintiséis días del mes de noviembre del
año dos mil cuatro. WILFREDO NAVARRO MOREIRA, Presidente
por la Ley. Asamblea Nacional. JORGE MATAMOROS SABORIO,
Secretario de la Asamblea Nacional.
Por tanto: Téngase como Ley de la República. Publíquese y
Ejecútese. Managua, veintitrés de diciembre del año dos mil cuatro. ENRIQUE BOLAÑOS GEYER, Presidente de la República de
Nicaragua.
La Ley número 151, Ley de Interpretación Auténtica del Artículo 55 inciso
1 de la "Ley de Autonomía de las Instituciones de Educación Superior", no
fue mandada a publicar ni promulgar por el Presidente de la República,
por lo que el Presidente de la Asamblea Nacional en uso de sus
facultades expresó:
Artículo 3.- La presente Ley entrará en vigencia desde su
publicación por cualquier medio de comunicación social escrito, sin
perjuicio de su publicación en La Gaceta, Diario Oficial.
Dada en la Sala de Sesiones de la Asamblea Nacional, a los
diecinueve días del mes de agosto de mil novecientos noventa y dos.
Alfredo César Aguirre, Presidente de la Asamblea Nacional. Ray
Hooker Taylor, Secretario de la Asamblea Nacional.
Por no haber promulgado ni mandado a publicar el Presidente de la
República la presente Ley No. 151 Ley de Interpretación Auténtica
del Inciso 1 Artículo 55 de la Ley de Autonomía de las Instituciones
de Educación Superior (Ley No. 89) en acatamiento de lo dispuesto
en el artículo 142 Cn y Artículo 112 in fine, Reglamento Interno de la
Asamblea nacional, en mi carácter de Presidente por la Ley de la
misma, mando a publicarla. Por tanto: Publíquese y Ejecútese.
Managua, nueve de Septiembre de mil novecientos noventa y dos.
Luis Sánchez Sancho, Presidente de la Asamblea Nacional.
Contrario a lo antes expuesto, la Ley 157 expresa únicamente en su
artículo 2, lo siguiente: “La presente Ley entrará en vigencia a partir de su
publicación por cualquier medio de comunicación masiva, sin perjuicio de
su publicación en La Gaceta, Diario Oficial. Publíquese.”
De esta forma la Ley 157 no sólo violentó lo dispuesto por los artículos
14114 y 14215 de la Constitución Política sino que también obvió lo
establecido en el artículo 112 del Reglamento de la Asamblea Nacional, el
cual expresa que el Presidente de la República sancionará y promulgará
las leyes de la Asamblea Nacional con la siguiente fórmula: “Por tanto.
Téngase como Ley de la República, Publíquese y Ejecútese.
2. La Ley 157 no acató al momento de su formación lo ordenado en el
Estatuto General y Reglamento de la Asamblea Nacional, puesto que no
fue publicada en La Gaceta Diario Oficial como lo ordena el artículo 72 del
Estatuto General, ordenándose su publicación en El Nuevo Diario sin
perjuicio de su publicación en La Gaceta, Diario Oficial.
Pese a que la Ley 157 adolece de ciertos defectos de orden constitucional, en
consulta evacuada por la Corte Suprema de Justicia confirma que el artículo
2509 C y siguientes, establecen la responsabilidad civil por daños y perjuicios en
su totalidad, sin exclusión, es decir, que pretende daños materiales como
morales. Así mismo, dicha consulta establece quiénes pueden pedir la
reparación por daños morales, afirmando que corresponde a aquellas personas
a quienes se les debe alimentos, esto último al tenor del artículo 288 C.
14
El quórum para las sesiones de la Asamblea Nacional es la mitad más uno de sus miembros. Los
proyectos de ley requerirán para su aprobación del voto favorable de la mayoría relativa de los
Representantes presentes. Una vez aprobado el proyecto de ley, será enviado al Presidente de la República
para su sanción, promulgación y publicación.
15
El Presidente de la República podrá vetar total o parcialmente un proyecto de ley dentro de los quince
días siguientes de haberlo recibido. Si no ejerciera esta facultad, ni sancionara, promulgara y publicara el
proyecto, el Presidente de la Asamblea Nacional mandará a publicar la ley.
Sin embargo, consideramos que la interpretación auténtica realizada por la
Asamblea Nacional al artículo 2509 C reconoce la necesidad de dictar
disposiciones de carácter legal que aborden de manera expresa y detallada lo
relativo al daño moral.
Constitución Política
La actual Constitución Política de nuestro país con todas sus reformas al año
2000 contempla los derechos personalísimos, puesto que son derechos
inherentes a la persona y que a todo nicaragüense se le deben respetar. Sin
embargo, en nuestro ordenamiento jurídico son conocidos como derechos
individuales y se encuentran en su Título IV Derechos, Deberes y Garantías del
Pueblo Nicaragüense, los cuales son:
ƒ
ƒ
ƒ
ƒ
ƒ
ƒ
ƒ
ƒ
Arto. 23: establece que el derecho a la vida es inviolable e inherente a la
persona humana.
Arto. 25: el derecho de la libertad individual.
Arto. 26: el derecho a la vida privada, honra y reputación.
Arto. 27: todas las personas son iguales ante la ley.
Arto. 29: la libertad de conciencia, pensamiento y religión.
Arto. 30: la libertad de expresión.
Arto. 31: el derecho a la libre circulación y residencia.
Arto. 36: toda persona tiene derecho a que se le respete su integridad
física, psíquica y moral, constituyendo un delito penado por nuestra
legislación la violación a dichos derechos.
Estos derechos no sólo son garantizados y protegidos por la Constitución, sino
también en los tratados internacionales suscritos por Nicaragua, tal como
consagra el artículo 46 de la misma Constitución.
ƒ
Declaración Universal de los derechos Humanos.16 El artículo 12
establece: “Nadie será objeto de injerencia arbitraria en su vida privada,
su familia, su domicilio o su correspondencia, ni de ataques a su honra o
a su reputación…”
ƒ
Convención Americana sobre Derechos Humanos.17 El artículo 5 numeral
1 cita: “Toda persona tiene derecho a que se respete su integridad física,
psíquica y moral.” Además establece el artículo 11 que: “Toda persona
tiene derecho al respeto de su honra y al reconocimiento de su dignidad.”
Pacto Internacional de Derechos Civiles.18 Dispone el artículo 17 que: “1.
Nadie será objeto de injerencia arbitraria o ilegales en su vida privada, su
ƒ
16
Aprobada y adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en su Resolución 217 A (XXX),
de 10 de diciembre de 1948.
17
Suscrita en San José, Costa Rica, el 22 de Noviembre de 1969, en la Conferencia Especializada
Interamericana sobre Derechos Humanos. Entró en vigencia el 18 de julio de 1978.
18
Adoptado y abierto a la firma, ratificación y adhesión por la Asamblea General de las Naciones Unidas
en su Resolución 2200 A (XXI), de 16 de diciembre de 1966. Entró en vigencia el 23 de marzo de 1976.
familia, su domicilio o su correspondencia, ni de ataques ilegales a su
honor y prestación. 2. Toda persona tiene derecho a la protección de la
ley contra esas injerencias o esos ataques.”
ƒ
Declaración Americana de derechos y deberes del hombre19, en su
artículo 5 establece que “Toda persona tiene derecho a la protección de la
ley contra los ataques abusivos a su honra, a su reputación y a su vida
privada y familiar.”
Antecedentes jurisprudenciales
Nuestro país, contrario a legislaciones extranjeras como la española, mexicana,
costarricense, chilena, entre otras, presenta un déficit de jurisprudencia que
aborde el tema de los daños morales, siendo esta una de las tantas razones por
las cuales se dificulta el estudio de dicho tema, puesto que en otras
legislaciones, a pesar de no existir leyes especiales que regulen la materia, su
basta jurisprudencia reconoce la existencia de esta clase de daños,
contribuyendo así a un mejor desempeño por parte del juez al momento de
conocer una demanda por agravio moral.
No obstante existe una sentencia del 28 de Septiembre de 1956, según la cual
los señores Ernestina Obando, Francisco Gómez y Belia Gómez demandan por
daños y perjuicios sufridos a la Compañía de Energía Eléctrica de Granada.
Las pruebas aportadas en primera instancia consistieron en: documental,
testimonial, pericial, de inspección y confesión, a través de las cuales se logró
constatar la existencia de los daños materiales.
Hay que señalar que los
actores de dicha demanda en relación a la cuantía de la indemnización la
someten a que esta sea fijada en el juicio.
Posteriormente, al ser este caso conocido por el Tribunal de Apelaciones de
Granada, este último reconoce la existencia del daño moral, razón por la cual
ordena el pago de los mismos.
Una vez que dicho caso es conocido por la Corte Suprema de Justicia, esta
reconoce la existencia de los daños producidos al establecer en el inciso 1º de la
parte Considerativa de la sentencia que de conformidad al artículo 2509 C para
que prospere la acción por daño es preciso demostrar necesariamente que se
ha causado un daño y que ese daño se haya producido por dolo, culpa,
negligencia o imprudencia o por un hecho malicioso de la persona contra quien
se dirige la reclamación, puesto que no basta la conciencia y libertad de los
propios actos para que el autor del hecho dañoso este obligado a la
correspondiente indemnización, sino que, además, es preciso que haya
ocasionado el daño con pleno conocimiento de que con ello contravenía la ley
19
Aprobada en la Novena Conferencia Internacional Americana, Bogotá 1948.
por una negligencia o imprudencia imperdonable. Por todo lo antes señalado
dicha Corte no casa la sentencia recurrida.
Existe una segunda sentencia emitida el 12 de Enero de 1965, según la cual los
señores Chávez Meza y Burgos Chamorro demandan a la Empresa de
Ferrocarril del Pacífico de Nicaragua por daños y perjuicios.
Los actores en su demanda exigían por parte de la empresa demandada el pago
de los daños y perjuicios tanto materiales como morales sufridos, producto del
choque entre un autocarril (perteneciente a la empresa demandada), contra un
tren. Colisión que dejó como resultado personas muertas, otras lesionadas y
heridas, dentro de las cuales se encuentran los actores de dicha demanda.
Las pruebas aportadas en el proceso por la parte actora fueron: testificales,
periciales y documentales. Posteriormente el judicial dicta sentencia ordenando
el pago de los daños y perjuicios materiales no así los morales.
Por su parte, la Sala Civil del Tribunal de Apelaciones de Masaya al conocer del
recurso de apelación promovido por la parte actora confirma la sentencia emitida
en primera instancia.
Posteriormente, cuando el caso es conocido en casación, La Corte Suprema de
Justicia emite su sentencia ordenando a la empresa demandada pagar
determinada cantidad de dinero por el daño causado a la señora Guillermina
Burgos Chamorro, así mismo ordena el pago por daño material en lo que
respecta a los pasajes, asistencia médica y operaciones, no obstante dicha
autoridad deniega el pago por daños morales.
Sin embargo, si se lee con detenimiento el Por Tanto de la sentencia emitida por
la Corte Suprema de Justicia se puede apreciar cómo la misma se contradice,
pues declara no ha lugar a los daños morales, pero ordena además del pago de
daños materiales el pago por el daño causado sin hacer referencia a que clase
de daño se refiere. No se tiene claro sí dicho monto se refiere o incluye los
daños morales, puesto que los demandados exigían ser indemnizados por las
lesiones y por el sufrimiento padecido, lo cual entraña el daño moral.
1.3. Caracteres del Daño
El presente capítulo abordará primeramente el daño y sus caracteres, para
lograr un preámbulo de éste y dar a conocer de dónde proviene el daño moral.
Posteriormente abordaremos de forma minuciosa lo relativo a los daños
morales.
1.3.1. Concepto de daño
Etimológicamente, la palabra daño viene de la voz latina damnum, que significa
detrimento, perjuicio, menoscabo, que por acción de otro se recibe en la persona
o en los bienes.20
Según Atilio Aníbal Alterini (Derecho de Obligaciones Civiles y Comerciales,
1998) el concepto de daño se puede apreciar de dos formas:
En sentido amplio, hay daño cuando se lesiona cualquier derecho
subjetivo; en sentido estricto, la lesión debe recaer sobre ciertos
derechos subjetivos, patrimoniales o extrapatrimoniales, cuyo
menoscabo genera (en determinadas circunstancias) una sanción
patrimonial. Por lo tanto, el daño en sentido estricto, es la lesión,
menoscabo, agravio, de un derecho subjetivo, que genera
responsabilidad.
Guillermo Cabanellas de Torres (Diccionario Jurídico Elemental, 2001) establece
que el daño
Es el detrimento, perjuicio o menoscabo que por acción de otro se recibe
en la persona o en los bienes. El daño puede provenir de dolo, de culpa
o de caso fortuito, según el grado de malicia, negligencia o casualidad
entre el autor y el efecto. En principio, el daño doloso obliga al
resarcimiento y acarrea una sanción penal; el culposo suele llevar
consigo tan sólo indemnización; y el fortuito exime en la generalidad de
los casos, dentro de la complejidad de esta materia.
Adriano de Cupis (El Daño, 1975) expresa que el daño
Es todo menoscabo o pérdida que una persona sufre en su persona o
sus bienes, producido por un agente externo y que la conducta que
produce tal menoscabo deber ser necesariamente, antijurídica, un hecho
ilícito, a fin de que sea sancionado por el derecho. También dice, que
desde el punto de vista de la norma jurídica, el daño tiene dos
elementos: uno material que consiste en el hecho físico y otro formal que
proviene de la norma jurídica.
Ihering expresa:
Si se reconocen en el hombre bienes no sólo patrimoniales, sino
extrapatrimoniales, Ia noción de daño no es otra que el ataque en Ia
persona, en sus bienes tanto económicos como morales, siempre que se
rompa Ia coordinación ético-objetiva que realiza el derecho. Así que el
daño, ya sea siguiendo Ia vida económica o moral, siempre repercute en
Ia persona; y se distingue uno del otro precisamente en Ia clase de
20
CASTELLANOS, Biella, Responsabilidad contractual y extracontractual, diciembre 2005, en
http://www.monografias.com/trabajos28/responsabilidad-contractual-extracontractual/responsabilidadcontractual-extracontractual.shtml
bienes que lesionan, los efectos que producen, pero fundamentalmente y
eso es lo principal, en los dos casos nace Ia necesidad jurídica de su
reparación, pues Ia persona puede ser lesionada tanto en cuanto es,
como en cuanto posee.21
Para nosotras, la definición más completa sobre el daño es la de Adriano Cupis,
ya que encierra las posibilidades de que este detrimento o menoscabo no sólo
se da al patrimonio sino también a lo extrapatrimonial, es decir, en las
afecciones, sentimientos, honor y todos los derechos personalísimos inherentes
a la persona. También, él comenta que este deterioro debe provenir de un
hecho ilícito, puesto que si no es de esa forma no podrá ser sancionado por la
ley, ya que si no existe una disposición legal que lo regule, no podrá ser penado
por el derecho. Además, no podemos olvidar que la responsabilidad civil
proviene de ese mismo daño o detrimento causado a los bienes o la persona
misma, y como consecuencia debe ser indemnizado o reparado.
Luego de conocer los diferentes significados del daño aportados por los autores
antes señalados, podemos indicar que contienen dos elementos en común, que
son: 22
21
22
ƒ
Lucro cesante: contempla la ganancia frustrada, es decir, los daños que
se producen por la falta de ingreso de determinados bienes o derechos al
patrimonio de la víctima, que se ve privada de beneficios que hubiera
obtenido, de no mediar el hecho dañoso. El lucro cesante ocasiona
dificultad para poder valorarse, pues el mismo no puede presumirse, sino
que debe ser probado por quien lo alega. Ejemplo: X trabajaba como
asesor legal de una prestigiosa empresa dedicada a la exportación de
lácteos, el cual sufre un accidente automovilístico provocado por la
negligencia del conductor, quien manejaba en estado de ebriedad. Como
consecuencia de dicho accidente X debió permanecer durante siete
meses en rehabilitación debido a las lesiones físicas sufridas, las cuales
le ocasionaron incapacidad laboral, dejando de percibir las ganancias
mensuales devengadas como asesor legal. Por tanto X podrá exigir de Y
la indemnización correspondiente por las ganancias que dejó de percibir
producto del accidente que este último le ocasionó.
ƒ
Daño emergente: es el perjuicio efectivo sufrido en el patrimonio de la
víctima, que ha perdido un bien o un derecho que ya estaban
incorporados a ese patrimonio. El daño emergente no se puede presumir
y debe ser consecuencia directa del hecho dañoso. Ejemplo: Pedro es
distribuidor de una empresa de computadoras en el país, realiza previo a
la firma del contrato de compraventa negociaciones con Juan a quien le
asegura venderle por un determinado precio los equipos que este último
necesitaba para su negocio. Sin embargo llegado el día de la firma del
OLIVERA TORO, Jorge, El daño moral, Editorial Themis, México, 1993, p. 8-9.
ROCA, Encarna, Derecho de Daño, Editorial Tirant lo Blanch, 4ª Edición, Valencia, 2003, p. 138.
contrato Pedro comunica a Juan que los equipos que éste último
necesitaba, ya habían sido vendidos, ocasionándole de esta forma un
daño emergente a Juan debido a que éste ya había suscrito un contrato
de compraventa de dichos equipos con un banco nacional.
1.3.2. El objeto del daño23
Adriano de Cupis (El Daño, 1975) divide el objeto del daño en base a diferentes
sentidos que dependen de ciertos intereses, los cuales son:
ƒ
El interés humano como objeto del daño en sentido jurídico: el autor
quiere demostrar que el objeto del daño se identifica con el objeto de la
tutela jurídica, lo cual, es siempre un interés humano. Primero que todo,
señala que la norma moral y la norma jurídica tienen ciertas afinidades,
puesto que la finalidad de la primera es regular las acciones humanas
para lograr una meta que afecte a cada uno en particular. En cambio, la
segunda gobierna las acciones humanas no para guiar individualmente,
sino para convocar a todos como un colectivo; alcanzando la meta de la
convivencia social durante la vida. Es así, como se pone énfasis en el
carácter social del fin de toda norma jurídica. Esto no quiere decir que el
derecho no pueda proteger los intereses individuales cuando sea
jurídicamente conveniente.
Adriano de Cupis (El Daño, 1975) expresa que el derecho
protege el interés humano de dos formas, o atribuyéndole la
prevalencia frente a un interés opuesto, o bien subordinándolo a
un interés opuesto, pero estableciendo al mismo tiempo
consecuencias dirigidas a compensar su sacrificio. Es decir,
que la tutela se logra de forma escalonada. Por consiguiente, lo
que el derecho tutela, el daño vulnera. Si el derecho tutela un
determinado interés humano, éste puede ser atacado por un
daño, que será un daño en sentido jurídico, en cuanto contra él
apresta el derecho la propia reacción.
Este autor concluye que el objeto del daño en sentido jurídico no puede
ser más que un interés humano jurídicamente tutelado, ya que, la fuerza
jurídica encuentra su razón de ser frente al daño ocasionado a aquello
que el derecho tutela. Por lo tanto, sólo el interés humano puede recibir
la tutela del derecho.
ƒ
23
El interés privado como objeto del daño privado: como se mencionó
anteriormente, para dicho autor, el objeto del daño es siempre un interés
humano y es por eso que se deben distinguir los diferentes intereses de
los hombres, ya que estos se clasifican en diferentes categorías.
DE CUPIS, Adriano, El daño, Editorial Bosch, Barcelona, 1975, p. 107-115.
La primera se basa en función de su sujeto, ya sea pública o privada,
puesto que pueden ser titulares de intereses concernientes al mismo bien.
Puede suceder que el derecho tutele directamente el interés privado e
indirectamente, el interés público o al contrario, que éste tutele
directamente el interés público e indirectamente, el interés privado. Por
ejemplo, la ley penal prohíbe y sanciona el homicidio, por lo que se está
tutelando de manera directa el interés público relativo a la vida humana,
pero también por adición del homicidio, procede una tutela directa del
interés privado, que sería la obligación de resarcimiento.
Es por tal razón, este autor concluye, que cuando el derecho tutela
directamente tanto el interés público como el interés privado, el daño que
ataca al interés público, como el daño que lesiona al interés privado, son
jurídicamente relevantes, es decir, productores de una propia reacción
jurídica. Agrega que para no confundir dichos intereses se debe conocer
cuáles son los significados del interés público y privado. El primero es el
interés que tiene por sujeto un ente cuyos fines trascienden de la utilidad
privada y el segundo, es el interés propio del individuo en cuanto tal,
considerado como simple ser humano particular.
ƒ
El interés patrimonial y no patrimonial, como objeto, respectivamente, del
daño patrimonial y no patrimonial: para De Cupis (El Daño, 1975)
El interés privado se distingue según el punto de referencia
objetivo, en que puede producirse respecto a bienes
patrimoniales, o en bienes no patrimoniales, por lo que
correlativamente se considera como interés patrimonial o no
patrimonial. De esta forma el daño privado se definirá como
patrimonial o no patrimonial, según tenga por objeto el interés
privado patrimonial o un interés privado no patrimonial.
El daño patrimonial y no patrimonial pueden producirse conjuntamente
dependiendo de un hecho único. Por lo que, de un bien patrimonial
puede derivar la posibilidad de conseguir un bien distinto de carácter no
patrimonial o viceversa. De Cupis (Del Daño, 1975) expresa que:
El hecho que lesiona el interés relativo a un bien patrimonial,
puede dañar también un interés no patrimonial, aunque el bien
patrimonial tenga un reflejo no patrimonial, por el señalado
coligamiento con otro bien no patrimonial; y, respectivamente, el
hecho que lesiona al interés relativo a un bien no patrimonial,
puede lesionar también un interés patrimonial.
Finalmente, concluye el autor que a los bienes patrimoniales no se les ha
dificultado que el derecho los tutele, tanto por el interés público como el
privado.
En cambio, a los bienes no patrimoniales, se les ha
obstaculizado la tutela del derecho, ya sea en el interés público o interés
privado (directamente concerniente a ellos).
1.3.4. Fuentes
La culpa, el dolo y la mora según la responsabilidad civil24, constituyen las
fuentes del daño, por ello abordaremos en este acápite de forma breve lo
relacionado a cada una de ellas.
1.3.4.1. Culpa
La palabra culpa se deriva del lato sensu, culpabilidad y del latín fallita, acción
de fallar, la cual consiste en la acción u omisión de quien causa un daño sin el
propósito de hacerlo, pero obrando con negligencia (falta intencional consistente
en una omisión) o imprudencia (falta involuntaria generalmente de acción, para
la cual importa una falta de previsión o de precaución). En este aspecto, es
necesario señalar que en el derecho civil la persona que en su acto jurídico obra
con culpa, lato sensu, tiene la obligación de responder y reparar los daños
causados.25
Señala Eleonora Argüello (La reparación del daño moral y sus alcances, 1998)
que por constituir la culpa en una falta de cuidado o diligencia en el cumplimiento
de una obligación o en la ejecución de un hecho cualquiera, es que la misma
puede ser considerada como contractual y extracontractual.
La culpa contractual es aquella que se deriva del incumplimiento de un contrato,
obligando así al responsable a resarcir los daños y perjuicios ocasionados. Por
el contrario, la culpa extracontractual o aquiliana es aquella que nace de la
ejecución de un hecho ilícito culpable constituyendo ésta la fuente de los
delitos26 y cuasidelitos27 civiles.
Por su parte, la Corte Suprema de Justicia de nuestro país, en sentencia del 13
de julio de 1934, señaló en relación al artículo 2509 C que: “de manera alguna
ese precepto sólo es aplicable a las obligaciones contractuales, cuando
precisamente trata de la responsabilidad que emana de los delitos y cuasidelitos
que constituyen en un intrínseco concepto la culpa no contractual, que obliga a
resarcir, como la culpa contractual sujeta a reparar el daño causado por la
24
Es la que lleva consigo el resarcimiento de los daños causados y de los perjuicios provocados por uno
mismo o por tercero, por el que debe responderse (Ossorio, Manuel, Diccionario de Ciencias Jurídicas,
Políticas y Sociales, Editorial Heliasta, Buenos Aires, 1992, p. 674).
25
OSSORIO, MANUEL, Diccionario de Ciencias Jurídicas, Políticas y Sociales, Editorial Heliasta,
Buenos Aires, 1992, p. 187-188.
26
El delito civil es en sentido lato, un hecho ilícito con carácter de falta, de donde nace un daño y se origina
la obligación de repararlo y en sentido más estricto designa, entre los hechos ilícitos mencionados
anteriormente, aquellos que tienen carácter de falta intencional (Henri Capitant, Vocabulario Jurídico,
Ediciones Desalma, Buenos Aires, 1977, p. 195)
27
Es la acción con que se causa mal a otro por descuido, imprudencia o impericia, sin intención de dañar.
También por responsabilidad de uno por ciertos actos ajenos (Guillermo Cabanellas de Torres, Diccionario
Jurídico Elemental, Editorial Heliasta, Argentina, 2001, p. 102)
violación contractual”, por lo tanto, el artículo antes señalado contempla tanto la
culpa contractual como la aquiliana, sin exclusión alguna.28
Finalmente, podemos señalar que la esencia de la culpa la encontramos en la
inobservancia de aquellas conductas expresas o de las que se derivan de la
práctica común, las cuales se imponen al hombre para que éste obre con
prudencia y diligencia, con el fin de evitar determinados resultados de daño o
peligro para los intereses jurídicos protegidos.29
1.3.4.2. Dolo
El término dolo se deriva del latín dolos o del griego doloa, y significa por lo
general mentira, engaño o simulación; jurídicamente adquiere tres formas, las
cuales son: vicio de la voluntad en los actos jurídicos, elemento de imputabilidad
en el incumplimiento de obligaciones y agravante del delito penal.30
Según Guillermo Cabanellas de Torres (Diccionario jurídico elemental, 2000) el
dolo en materia civil es la voluntad maliciosa que persigue de forma desleal el
beneficio propio o el daño de otro al realizar cualquier acto o contrato,
valiéndose, para conseguirlo, de argucias, sutilezas y hasta de ignorancia ajena;
sin intervenir la fuerza ni las amenazas.
Podemos señalar, que el dolo en el ámbito contractual, se encuentra
visiblemente contemplado en nuestro Código Civil en los artículos que
señalaremos a continuación:
Arto. 1861.- “La responsabilidad procedente del dolo es exigible en todas las
obligaciones. La renuncia de la acción para hacerla efectiva, es nula.”
Arto. 2460.- “El dolo no vicia el consentimiento, sino cuando es obra de una de
las partes cuando además aparece claramente que sin él no hubiera habido
contrato. En los demás casos, el dolo da lugar solamente a la acción de daños y
perjuicios contra la persona o personas que lo han fraguado o se han
aprovechado de él: contra los primeros, por el valor total de los perjuicios; y
contra los segundos, hasta el monto del provecho que han reportado.”
Arto. 2466.- “El dolo es causa de nulidad cuando los manejos usados por uno de
los contratantes sean tales, que el otro no hubiera contratado sin los mismos.”
Arto. 2469.- “Hay dolo, cuando con palabras o maquinaciones insidiosas de
parte de uno de los contratantes, es inducido el otro a celebrar un contrato que,
sin ellas, no hubiera hecho.”
28
ARGÜELLO LEIVA, Eleonora, Opt. Cit., p. 12-13.
CARRERO, Damsoray-GARCIA, Evelyn, Culpa, dolo y preterintención, diciembre 2005, en
http:www.monografias.com/trabajos12/culpdolo/culpdolo.shtml
30
OSSORIO, Manuel, Opt. Cit., p. 264.
29
Arto. 2470.- “Para que el dolo produzca la nulidad de los contratos, deberá ser
grave y no haber sido empleado por las dos partes contratantes. El dolo
incidental sólo obliga al que lo empleó, a indemnizar daños y perjuicios.”
Es necesario señalar que al igual que el Código Civil, el Código Penal de
Nicaragua en su artículo 2 párrafo 2º expone que un hecho ha de considerarse
doloso cuando el resultado se ajusta a la intención, siempre que tal resultado
haya podido ser previsto, pero no deseado ni previamente aceptado por el
agente. Por tanto, el resultado que no se quiso pero se previó, se considerará
doloso.
Previo a abordar lo referente a la mora, es necesario destacar que la diferencia
fundamental entre la culpa y el dolo radica en que, mientras en la culpa se
realiza un daño sin ánimo de hacerlo obrando el sujeto sólo con imprudencia o
negligencia; en el dolo existe voluntad de querer ocasionar el daño a otro, claro
está, sin intervenir, como dijimos anteriormente, la fuerza ni las amenazas.
1.3.4.3. Mora
Según Henri Capitant (Vocabulario Jurídico, 1977) la mora es el estado en que
se haya el deudor tardío en el cumplimiento de su obligación, a partir del
momento en que el acreedor le intimida para que cumpla, dicha intimidación
puede ser judicial o extrajudicialmente.
Lo antes señalado es sostenido por nuestra Corte Suprema de Justicia ya que la
misma, al interpretar el artículo 185931 estableció como regla general que existe
mora desde el momento que el acreedor exige judicial o extrajudicialmente el
cumplimiento de la obligación. 32
Para concluir podemos señalar que el artículo 1860 C establece que quedan
sujetos a la indemnización de los daños y perjuicios causados, los que en el
incumplimiento de sus obligaciones incurren en dolo, negligencia o morosidad,
los que de cualquier modo contravinieren el tenor de aquellos. Por consiguiente,
la figura de la mora opera sólo en las relaciones contractuales y no en las
extracontractuales, esto debido a que en esta última, no media entre los sujetos
un contrato.
1.3.5. Clases de daños
Según Encarna Roca (Derecho de Daños, 2003), la clasificación de daños se
distingue entre su naturaleza o su duración.
31
Incurren en mora los obligados a entregar o a hacer alguna cosa, desde que el acreedor les exija judicial o
extrajudicialmente el cumplimiento de su obligación.
32
ARGÜELLO LEIVA, Eleonora, Opt. Cit., p. 17.
Por su naturaleza33
ƒ
Se refieren a la lesión o perjuicio que afecta a la víctima recayendo sobre
los bienes materiales no importando su clase. Lo que caracteriza a esta
clase de daños es que son susceptibles de valoración económica,
facilitando así la actuación del judicial al momento de señalar la
indemnización que deberá de pagar el productor del daño. Así mismo
podemos señalar que el daño material se clasifica a su vez en daño
emergente y lucro cesante. Cabe señalar que no abordaremos nada
relativo a estos últimos porque fueron explicados con anterioridad.
ƒ
Daños morales: estos afectan a la persona, en cualquiera de sus esferas
que no sea la patrimonial. Es decir, todo tipo de quebrantos, de carácter
no patrimonial, que la víctima sufra como consecuencia de su incapacidad
o invalidez. El daño moral puede proceder de un acto ilícito civil o
criminal y en ambos supuestos la responsabilidad de indemnización del
daño causado corresponde al agraviado.34 Podemos señalar que el daño
moral contrario al material es difícil de cuantificar por cuanto la tristeza,
aflicción, sentimientos, entre otros no son susceptibles de valoración
económica, dificultando así la labor de la autoridad competente al
momento de otorgar una indemnización a favor de la víctima.
Por su duración35
33
ƒ
Daños duraderos: estos se manifiestan en un momento determinado y se
siguen produciendo de forma continuada. Un claro ejemplo de esta clase
de daños lo constituyen las enfermedades psicológicas puesto que las
mismas se caracterizan por ser duraderas y por prolongarse en el tiempo.
ƒ
Daños continuados: son aquellos que se producen día a día generando
un agravamiento paulatino como consecuencia de un único hecho inicial.
Como ejemplo de daños continuados podemos citar la resolución emitida
por la Audiencia de Huescas, España en el año 2003, la cual condenó a
la Industria Química del Noreste S.A. a pagar en concepto de daños
continuados la suma de 6.5 millones de euros. Todo ello por los daños
que ésta ocasionó con sus contaminantes en la salud humana y entorno
natural, apoyando el tribunal su resolución en base a las pruebas
periciales que fueron aportadas según las cuales se confirma que dicha
industria carecía de cobertura legal al momento de utilizar los
contaminantes.36
ROCA, Encarna, Opt. Cit., p. 138-140.
OSSORIO, Manuel, Opt. Cit., p. 45.
35
ROCA, Encarna, Opt. Cit., p. 140-141.
36
El Periódico de Aragón, enero 2006, en F:/Elperidicodearagon.htm
34
ƒ
Daños sobrevenidos: son aquellos que aparecen con posterioridad y que
son consecuencia directa de la producción del daño. Podemos decir que
los daños cerebrales sobrevenidos forman parte de este tipo de daños.
Puesto que si una persona se somete a una intervención quirúrgica
cerebral y la cirugía no resulta como se esperaba y provoca a la persona
un conjunto de lesiones cerebrales que no existían con anterioridad, se
está causando un daño sobrevenido.
Ahora bien, para Atilio Alterini (Derecho de Obligaciones Civiles y Comerciales,
1998) y Salvador Ochoa (La Demanda por Daño Moral, 1999) existe otro tipo de
categorías del daño, las cuales son más extensas que las antes expuestas,
estas son:
ƒ
Actual y futuro: el daño actual es aquel que se da en el momento de la
controversia o sea al momento de dictarse la sentencia, y cuya existencia,
magnitud y gravedad se asimilan al hecho ilícito que lo produce. El daño
actual o presente es el ocurrido al tiempo en que se dicta sentencia. En
cambio, el daño futuro es aquel que nunca presenta en el momento de la
controversia las tres características del daño actual, sino que al
producirse el hecho ilícito, este será consecuencia directa del evento
dañoso que es actualizado con posterioridad. Es necesario señalar que
el daño futuro a su vez puede ser eventual, el cual depende de la
realización de otros acontecimientos extraños al hecho ilícito en cuestión
que concurren con este a la formación del perjuicio.
La actualidad o futuridad del daño se refiere al presente del litigio, es por
eso que los daños actuales serán los anteriores al litigio, los que ya se
habían producido al momento de entablarse la demanda, período
probatorio y al dictarse el fallo; y los daños futuros serán los posteriores a
ese tiempo, que es el pleito.
El ejemplo que creemos nosotras más adecuado para esta clase de
daños es el caso de un matrimonio en el cual la mujer demanda a su
esposo por los maltratos físicos recibidos durante su convivencia
emitiendo el judicial, luego de las pruebas aportadas, sentencia a favor de
la ofendida (daño actual), sin embargo posteriormente la agredida
comienza a presentar trastornos psicológicos que son derivados del
maltrato físico al que fue sometida por quien fuese su esposo, esto es lo
que se conoce como daño futuro.
ƒ
Patrimonial y extrapatrimonial: el daño patrimonial es aquel que repercute
en los bienes materiales de una persona ya sea de forma directa o
indirecta, y comprende al daño emergente y lucro cesante. En contra
posición el daño extrapatrimonial o moral es aquel que lesiona o vulnera
los derechos de la personalidad tales como la honra, el honor, prestigio,
integridad, etc. de un sujeto. Por ejemplo: este daño puede provenir de
una lesión que deforma el rostro de una modelo que trabaja en publicidad,
por consiguiente a ella no sólo se le afecta en su patrimonio, pues su
cuerpo y su rostro son el fundamento de su trabajo. Además le generan
un daño en sus sentimientos estéticos, es decir, que no será la misma
persona atractiva que era antes y puede padecer de baja autoestima,
depresión y detrimentos en su personalidad, etc.
ƒ
Común y propio: el daño es común cuando lo ha sufrido cualquier
persona a causa del incumplimiento. En cambio el daño propio es aquel
sufrido por un acreedor determinado. Ejemplo: Laura presta un libro a
Germán y éste lo pierde. En consecuencia el daño común derivado de la
pérdida del libro será el valor del mismo. Y el daño propio procedería del
hecho de haber sido dicho libro uno de los pocos ejemplares impresos
llevando además una dedicatoria por parte del autor del mismo, por lo
cual tiene además de un valor económico, uno sentimental, hecho
conocido por Germán, el que debe responder por tal hecho.
ƒ
Moratorio y compensatorio: el daño moratorio es el derivado del
cumplimiento tardío.
Es decir, que se trata del daño derivado
exclusivamente del estado de mora, por la insatisfacción temporaria del
acreedor. El daño compensatorio es el sustituto de la prestación
definitivamente incumplida. El daño compensatorio resarce el valor que
para el acreedor representaba, en su patrimonio, la prestación incumplida.
Es decir, que el daño es compensatorio cuando el incumplimiento de la
obligación es absoluto, total y definitivo e involucra todo el menoscabo
patrimonial que sufre el acreedor como consecuencia de aquella
inejecución imputable al deudor. La obligación primitiva, sea de dar o de
hacer, se convierte en la de pagar daños e intereses y en tal caso la
indemnización entrará en sustitución de la prestación originaria. Por
ejemplo, si K le vende a J una máquina, y no la entrega en fecha, hay
daño moratorio; si su inejecución es definitiva, genera daño
compensatorio.
1.4. El Daño Moral
En el presente acápite abordaremos diversos conceptos relativos al daño moral,
naturaleza, bienes jurídicos que tutela, características, requisitos y clasificación.
Además de lo anterior estableceremos las diferencias que a nuestro juicio son
las más relevantes entre el daño patrimonial y extrapatrimonial; lo contenido en
legislaciones extranjeras referente a este tema y concluiremos abordando
algunos supuestos de daño moral dentro de los cuales podemos señalar el daño
moral en los delitos de acoso sexual, daño moral sufrido por los hijos de padres
divorciados, daños contra el honor, entre otros.
1.4.1. Concepto
José María Ferrer expone:
En un sentido amplio se entiende el concepto de daño moral, como todo
sufrimiento psíquico que padece una persona como consecuencia de
una multitud de hechos muy difíciles de enumerar; de variada magnitud y
que no son objeto de valoración económica, puesto que su valoración es
incalculable, ya que su resarcimiento económico no es suficiente para
reparar dicho sufrimiento psíquico del correspondiente daño. En un
sentido menos amplio, ese daño psíquico se prolonga al físico, dando
origen, mediante un procedimiento legal, a obtener una resolución
judicial traducida en un resarcimiento económico.37
Además, se puede ver desde otro punto de vista, siendo el daño moral
un impacto o sufrimiento psíquico o espiritual que en la persona pueden
producir
ciertas
conductas,
actividades,
comportamientos
o
determinados resultados.
Incluye bienes y los correspondientes
intereses jurídicos de contenido no patrimonial. Así se comprenden no
sólo por los ataques a bienes o derechos de la personalidad, sino
también las repercusiones en el ámbito psíquico afectivo.38
Pachioni entiende por daño moral aquel que se opera exclusivamente sobre
nuestra personalidad moral, constituye ya sea un sufrimiento sin repercusión
sobre Ia entidad de nuestro patrimonio, presente o futuro.39
René Savatier, en su Tratado de responsabilidad civil en derecho francés,
arguye:
Nosotros entendemos por año moral todo sufrimiento humano que no es
causado por una pérdida pecuniaria. Puede ser un sufrimiento físico, Ia
indemnización que lo compensa toma el nombre de pretium doloris40. Es
más frecuentemente un sufrimiento moral de origen diverso; Ia víctima
ha podido sufrir principalmente en su reputación, en su autoridad
legítima, en su pudor, en su seguridad y tranquilidad, en su amor propio
estético, en su integridad intelectual, afecciones, etc.41
De Ruggiero dice: “No patrimonial, o como se acostumbra decir, moral, es aquel
daño que no acarrea ni directa ni indirectamente alteración patrimonial, pero que
37
FERRER VICENTE, José María, La cuestión de los daños morales, Ediciones Revista General de
Derecho, Valencia, 2004, p. 17.
38
Id.
39
Id.
40
Precio del dolor. Indemnización concedida a la víctima de un delito o accidente como reparación del
sufrimiento físico padecido (CABANELLAS Guillermo, Repertorio jurídico de locuciones, máximas y
aforismos latinos y castellanos, Editorial Bibliografía Argentina, Buenos Aires, 1959, p. 198)
41
OLIVERA TORO, Jorge, Opt. Cit., p. 8.
sí turba injustamente las condiciones anímicas de las personas ocasionando
dolores y sentimientos.”42
Von Thur afirma que los daños morales son “los quebrantos y dolores físicos o
de orden moral que se le producen al hombre cuando ilícitamente se atenta
contra su persona o se invade la esfera de sus personales intereses.”43
Ortiz Ricol sostiene que:
El daño moral es… daño inferido en derechos de la estricta personalidad
o en valores que pertenecen más al campo de la afección que de la
realidad material económica… es la lesión ocasionada en los bienes no
económicos de una persona, o la repercusión afectiva desfavorable
producida por los daños materiales.44
Yoleida Vielma Mendoza, profesora de Derecho Civil en la Universidad de los
Andes, define a los daños morales como:
Los infligidos a las creencias, los sentimientos, la dignidad, la estima
social, a la salud física o psíquica es decir, a los que la doctrina
mayoritaria
ha
denominado
derechos
de
personalidad
o
extrapatrimoniales. O bien, el menoscabo o lesión a un interés no
patrimonial provocado por el hecho dañoso, es decir por el acto
antijurídico. La noción de daño moral se desarrolla en base a dos
presupuestos:
la
naturaleza
del
interés
lesionado
y
la
extrapatrimonialidad del bien jurídico afectado.45
Para Orgaz el daño moral se da:
Cuando Ia lesión hace sufrir a la persona molestándola en su seguridad
personal, o en el goce de sus bienes, o hiriendo sus afecciones legítimas
se tiene un daño moral o no patrimonial. El autor ejemplifica los daños
morales de la siguiente forma:
42
ƒ
Amenazas injustas de daños corporales,
ƒ
Atentados al honor,
ƒ
Privación ilegal de Ia libertad,
ƒ
Contagio culpable de enfermedades,
ƒ
Violación del domicilio,
ƒ
Colocación de “pintas” difamantes en los muros de una propiedad,
con vista pública,
OLIVERA TORO, Jorge, Opt. Cit., p. 8-9.
Id.
44
OLIVERA TORO, Jorge, Opt. Cit., p. 8-9.
45
VIELMA MENDOZA, Yoleida, Una aproximación al estudio del daño moral extracontractual, en
http://civil.udg.es
43
ƒ
Humillación de una persona por Ia revelación de un secreto
deshonroso,
ƒ
Violación del derecho de intimidad,
ƒ
Publicación de fotografías que hagan resaltar defectos físicos graves,
ƒ
Desfiguración en el rostro de una mujer, con depresión nerviosa,
timidez, complejo de inferioridad, rechazo de sus semejantes, etc.,
ƒ
La muerte de un ser querido, provocado por Ia negligencia del
profesional que intervino en su tratamiento.46
Por su parte, El Código Civil Federal de México en su artículo 1916 define: “Por
daño moral se entiende la afectación que una persona sufre en sus
sentimientos, afectos, creencias, decoro, honor, reputación, vida privada,
configuración y aspectos físicos, o bien en la consideración que de sí misma
tienen los demás.”
La jurisprudencia colombiana considera que el daño moral es aquel que
proviene de un hecho ilícito que provoca una ofensa, no a los derechos
patrimoniales ni a la persona física, sino a la personalidad moral del
damnificado, de esta forma provoca una herida en sus sentimientos legítimos o
bienes no económicos de los que comprende lo que denominamos como
patrimonio moral de una persona.47
El Código Civil argentino no conceptualiza el daño moral, pero en su artículo
1078 C48 señala la obligación de resarcir e indemnizar el daño causado por
actos ilícitos. Por ello, nos auxiliamos de su jurisprudencia, la cual manifiesta
que el daño moral es la privación o disminución de aquellos bienes que tienen
un valor precioso en la vida del hombre que son: la paz, tranquilidad del espíritu,
libertad individual, integridad individual, que constituyen sus más gratos
afectos.49
El Código Civil de Venezuela no define el daño moral, pero si establece la
obligación de reparar el daño sea material o moral derivado de un hecho ilícito,
esto al tenor del artículo 1196, el cual señala: “la obligación de reparación se
extiende a todo daño material o moral causado por el acto ilícito. El juez puede,
especialmente, acordar una indemnización a la víctima en caso de lesión
46
OLIVERA TORO, Opt. Cit., p. 7.
A. MAC DONALD, El daño moral en el derecho laboral y su aplicación contractual y extracontractual,
enero 2006, en http://www.diariojudicial.com/nota.asp?IDNoticia=21496
48
“La obligación de resarcir el daño causado por los actos ilícitos comprende, además de la
indemnización de pérdidas e intereses, la reparación del agravio moral ocasionado a la víctima. La
acción por indemnización del daño moral sólo competerá al damnificado directo; si del hecho hubiere
resultado la muerte de la víctima, únicamente tendrán acción los herederos forzosos”.
49
A. MAC DONALD, Opt. Cit.
47
corporal, de atentado a su honor, a su reputación, a los de su familia, a su
libertad personal, como también en caso de violación de su domicilio o de un
secreto concerniente a la parte lesionada. El juez puede igualmente conceder
una indemnización a los parientes, afines o cónyuge, como reparación del dolo
sufrido, en caso de muerte de la víctima.”
En Código Civil alemán, al igual que el Código Civil argentino, no conceptualiza
el daño moral. Sin embargo, en su artículo 823 C al establecer que: “quien
dolosa o culpablemente lesiona de forma antijurídica la vida, el cuerpo, la salud,
la libertad, la propiedad o cualquiera otro derecho de otra persona, está obligado
para con ella a la indemnización del daño causado por esto.”, hace referencia
implícitamente al daño moral, pues como recordaremos este último lesiona
derechos personalísimos dentro de los cuales encontramos la vida, salud y
libertad de un sujeto.
Según Alejandro Borge Quintana, en su monografía sobre responsabilidad civil
nacida del delito de daños, el artículo 2509 del Código Civil de Nicaragua es la
base de la responsabilidad civil en nuestra legislación porque contiene tanto la
responsabilidad civil proveniente de hechos lícitos como ilícitos, intencionales o
no intencionales. Por consiguiente, en este artículo se pueden encontrar los
requisitos de la responsabilidad civil, los cuales son:
ƒ
ƒ
ƒ
La existencia de un perjuicio o daño.
La existencia de una culpa. El dolo, la imprudencia o negligencia
equivalen a una culpa.
Un vínculo de causalidad entre el daño causado por el autor. Es decir,
que el daño ha sido causado por éste. Un vínculo entre el daño y la
acción culposa, es decir que la acción haya sido la causa del daño.
Así mismo, podemos señalar que este artículo expresa únicamente la obligación
que tiene el sujeto de indemnizar por el daño que hubiere ocasionado. Sin
embargo, como señalamos anteriormente, la interpretación que realizó nuestra
Asamblea Nacional en el año 1993, referente al mismo, estableció que la
responsabilidad civil por daños y perjuicios no hacía ninguna exclusión a los
daños morales, ya que no se podía por la ley limitar solamente a los daños
materiales excluyéndose a aquellos de naturaleza moral. A esto podemos
agregar el comentario del autor español, José Luis Concepción Rodríguez (Honor,
intimidad e imagen, 1996), el cual señala que la ley no distingue entre daño
material y moral, y que no es conveniente distinguir cuando la ley no lo hace. Es
decir, que el artículo 2509 C es suficientemente amplio para saber que el daño
moral se encuentra contenido en el mismo, puesto que en ningún momento se
excluye por su misma amplitud al referirse al daño en general.
1.4.2. Naturaleza jurídica del daño moral
El daño moral es de naturaleza subjetiva, esto debido a que el mismo afecta
directamente la parte afectiva del ser humano, ocasionando así, dependiendo
del sujeto lesionado, diversos estados psicológicos.
Es necesario recordar que con la figura del daño moral lo que se pretende
proteger son los derechos de la personalidad, tales como: derecho al honor,
integridad, salud mental, espiritual, etc.; derechos que por su naturaleza misma
son de difícil cuantificación, por lo que su valoración queda a discreción del
juzgador.
Finalmente, es importante destacar que el daño moral puede recaer tanto sobre
el sujeto que está siendo afectado directamente por éste, como por aquellos que
indirectamente se encuentran ligadas a esta, tal es el caso de los familiares o
terceros con legítimos derechos. No obstante, como se verá posteriormente,
existen legislaciones como la mexicana que señalan que los afectados
indirectamente podrán ser parte únicamente cuando el sujeto agraviado hubiere
fallecido y siempre y cuando éste último hubiese ejercido la acción por daño
moral en vida.
1.4.3. Autonomía del daño moral50
La autonomía del daño moral ha sido un tópico de discusión entre diferentes
autores, pues hay quienes consideran que éste existe si concurre también un
daño material, en cambio, otros sostienen que el daño moral es independiente, y
que por ello no necesita de la existencia previa del daño patrimonial.
Jorge Mosset expresa que muchos seguidores de la dependencia del daño
moral y patrimonial, se basaban en que los daños materiales eran exteriores y
de fácil demostración y en la medida de que éstos existan podrán invocarse,
pero si no existiesen, los daños morales serían sólo producto de la imaginación.
Es decir, que los problemas del espíritu serán recogidos en el ordenamiento
jurídico cuando vayan acompañados de inestabilidades patrimoniales. Sin
embargo, deja claro dicho autor que la autonomía del daño moral del patrimonial
quedó plasmada en las Jornadas sobre temas de responsabilidad civil por
muerte o lesión de personas, celebradas en Rosario en el año 1979, resolviendo
que: “la reparación del daño moral no tiene por qué guardar relación con la
cuantía del daño patrimonial, debiendo atender a ciertas pautas tales como las
circunstancias particulares de afección, unidad y cohesión de la familia, situación
de amparo o desamparo en que quedan los accionantes, etc.”51
Por su parte, la profesora Kemelmajer de Carlucci sostiene que un hecho
puede producir daños materiales cuantiosos y no por ello vulnera o lesionar las
afecciones legítimas.52
50
OCHOA OLVERA, Opt. Cit., p. 57-62.
DUQUE GÓMEZ, José, Del daño, Editora Jurídica de Colombia, 1ª Edición, Colombia, 2001, p. 139140.
52
Ibid., p. 140.
51
Lo antes señalado se encuentra plasmado en el Código Civil mexicano, el cual
contrario al nuestro, reconoce la autonomía del daño moral al señalar en su
artículo 191653 la obligación que tiene el sujeto que ocasione un daño, de
indemnizar el mismo monetariamente, esto con independencia del daño
material.
Nosotras coincidimos con las hipótesis de que el daño moral es totalmente
independiente o autónomo del daño material, sin embargo con esto no
queremos decir que no haya una coexistencia entre ellos en ciertos casos. Es
decir, que a veces al ocurrir un daño patrimonial trae como consecuencia un
daño moral, por ejemplo: un joven modelo publicitario sufre un accidente
automovilístico por un conductor en estado de ebriedad; por tal hecho el modelo
queda desfigurado y no puede seguir trabajando. Con este ejemplo, podemos
entender que este joven se le produce un daño patrimonial por ser su rostro
fundamental para su trabajo y un daño moral, al verse transformado en alguien
rechazado socialmente.
1.4.4. Bienes jurídicos que tutela el daño moral
Al no poseer nuestro Código Civil un artículo que conceptúe
utilizaremos el artículo 1916 del Código Civil mexicano54 como
determinar cuáles son los bienes tutelados por este, puesto que
dicho artículo nos señala que el agravio moral es una lesión a
personalidad tales como el honor, sentimientos, vida privada, etc.
al daño moral,
referencia para
el contenido de
derechos de la
Por consiguiente, antes de referirnos a los bienes jurídicos que tutela el daño
moral, es necesario abordar de forma general lo relativo a los derechos de la
personalidad por constituir el daño moral a esta clase de derechos.
Iniciaremos señalando que a los derechos de la personalidad se les conoce como
los derechos sobre la propia persona, individuales o personalísimos.
Para Ernesto Gutiérrez y González los derechos de la personalidad son los
bienes constituidos por determinadas proyecciones físicas o psíquicas del ser
humano, individualizadas por el ordenamiento jurídico.55
Por su parte, Adriano de Cupis cita acerca de los derechos de la personalidad lo
siguiente:
53
“Cuando un hecho u omisión ilícitos produzcan un daño moral, el responsable del mismo tendrá la
obligación de repararlo mediante una indemnización en dinero, con independencia de que se haya causado
daño material, tanto en responsabilidad contractual como extracontractual.”
54
Artículo 1916, párrafo 1º del Código Civil mexicano cita: “Por daño moral se entiende la afectación que
una persona sufre en sus sentimientos, afectos, creencias, decoro, honor, reputación, vida privada,
configuración y aspectos físicos, o bien en la consideración de sí misma tienen los demás.”
55
GALLO GUTIÉRREZ, Felipe, Derechos de la personalidad, febrero 2006, en
http://www.monografias.com/trabajos5/derpe/derpe2.shtml
Estos derechos pueden distinguirse por ser: extrapatrimoniales,
porque también se adquieren con independencia de la voluntad
específica de sus titulares y de la misma forma se pierden, son
absolutos porque se oponen erga omnes, son inmedibles,
inalienables e imprescriptibles, pues los bienes que protegen se
hallan fuera del comercio jurídico.56
Así mismo, dicho autor clasifica estos derechos en cinco grandes apartados:
ƒ Derecho a la vida y a la integridad física
ƒ Derecho a la libertad
ƒ Derecho al honor y a la reserva
ƒ Derecho a la identidad personal
ƒ Derecho moral del autor y del inventor
Existe otra clasificación de estos derechos, específicamente relacionada a los
bienes morales o espirituales, según las ideas de Gutiérrez y González:57
ƒ
En el primero se incluirán los derechos al honor, al título
profesional, al secreto con sus modalidades de epistolar,
telegráfico, telefónico, testamentario y profesional, al nombre, al
seudónimo, a la propia imagen y al llamado moral del autor, pues
todos ellos son concreciones del sujeto titular que requieren para
valer una reacción moral o política de la colectividad en que se
plantean.
ƒ
Dentro del segundo sector encontraríamos otro tipo de derechos
que surgen de valores fundamentales en esa área sentimental
del individuo adoptados por sus propios motivos y deseos, como
podrán ser la familiaridad, la amistad, la intimidad, en las
creencias religiosas, la potestad paternal, respeto a los
sepulcros, y acaso el derecho a la vida, a la libertad, y a la
convivencia que se desbordaría ya en el ámbito filosófico por su
amplitud conceptual.
ƒ
En el tercer sector quedarían los más conocidos derechos de
orden corporal, como son la disposición total o parcial de
elementos y accesorios de nuestro ser orgánico integrado
objetivamente, ya sea durante la vida y después de la muerte, y
las cuales se rigen por las ciencias físicas y naturales.
Luego de haber leído y analizado cada uno de los conceptos antes señalados
podemos concluir señalando que los derechos de la personalidad, a nuestro
parecer, no son más que aquellos derechos imprescriptibles e inherentes a la
persona, muchos de los cuales se encuentran consagrados en la Constitución
Política de nuestro país en el Título IV, Derechos, deberes y garantías del
pueblo nicaragüense, en su Capítulo I, Derechos individuales, los cuales tienen
56
57
OCHOA OLVERA, Salvador, Opt. Cit., p. 46.
GALLO GUTIÉRREZ, Felipe, Opt. Cit.
como finalidad la protección a derechos tales como: la honra, reputación, libertad
individual, privacidad del sujeto, prestigio, entre otros.
Cabe mencionar, que como se habrá apreciado, en nuestro país a los derechos
de la personalidad o personalísimos se les conoce con el nombre de derechos
individuales.
No obstante ambos poseen las mismas características y
elementos.
Es necesario señalar que el problema que se presenta al ser estos derechos
lesionados, se deriva del hecho de no ser los mismos susceptibles de valoración
económica, dificultando así la labor de la autoridad competente para conocer
sobre la violación a los mismos. Sin embargo, no por ello el sujeto queda
desprotegido en el sentido de no poder ejercer acción en contra de aquel que los
ha transgredido, puesto que puede que sea una labor difícil para el judicial al
momento de valorarlos o cuantificarlos, mas no imposible. Cabe destacar que
en todas las legislaciones citadas no se presentan fórmulas predeterminadas
para cuantificar los daños morales, pero si existen fórmulas para los daños
patrimoniales.
Finalmente, podemos señalar un ejemplo referido a la transgresión de los
derechos de la personalidad, abordado por el Diario Almargen de México sobre
el caso de la demanda por daño moral que fue interpuesta por la Primera Dama
de la República de México en contra de la periodista argentina Olga Wornat. La
demanda se basó en la publicación que esta última realizó sobre los detalles
íntimos de la anulación de la boda religiosa de la Primera Dama con su primer
esposo, el señor Manuel Bribiesca Godoy.
El Juez 12 Civil de la ciudad de México condenó a dicha periodista y a la revista
Proceso al pago de un millón novecientos cincuenta y ocho mil pesos en
concepto de indemnización por daño moral.
Posteriormente el Juez 21 de lo Civil del Distrito Federal ratifico la sentencia
dictada por el Juez 12 Civil, condenando además a los demandados a la
publicación de dicha sentencia en la revista Proceso. Actualmente, se encuentra
en el Tribunal Supremo de Justicia del Distrito Federal, puesto que el abogado
defensor de la periodista Wornat presentó recurso de apelación.
Una vez concluido lo relativo a los derechos de la personalidad, iniciaremos
señalando lo referente a los bienes jurídicos que son tutelados por el daño
moral.
Según los juristas mexicanos Rafael Rojina Villegas y Manuel Borja Soriano,
para saber realmente cuáles son los bienes que tutela el daño moral, estos
deben ser clasificados en atención con el patrimonio al que pertenecen. Por ello
debemos distinguir lo que encierra el patrimonio material y moral de un sujeto.
El primero hace referencia a la suma de bienes y riquezas que pertenecen a una
persona, así como al conjunto de obligaciones y derechos susceptibles de
valoración pecuniaria, en cambio el segundo está referido al conjunto de bienes
que son de naturaleza extrapatrimonial, los cuales, no son susceptibles de
valoración económica.58
Según Salvador Ochoa el patrimonio moral de toda persona se compone por:
El patrimonio moral social u objetivo y por el patrimonio moral afectivo
o subjetivo. El primero se refiere a los bienes que se relacionan de
manera directa con el sujeto y el medio en que se desenvuelve
socialmente, donde se exterioriza su personalidad. Es necesario
comentar que cuando se dañan generalmente bienes que integran
este patrimonio, casi siempre causan un daño económico
pecuniario.59
Ejemplificando el párrafo anterior, podemos citar el artículo 48 literal c del
Código del Trabajo de Nicaragua que establece: “El empleador puede dar por
terminado el contrato sin más responsabilidad que la establecida en el artículo
42, cuando el trabajador incurra en cualquiera de las siguientes causales:
c) Expresión injuriosa o calumniosa contra el empleador que produzca
desprestigio o daños económicos a la empresa;”, ya que al ser el empleador
representante de una empresa, la cual tiene su propia imagen y buen nombre
puede ser afectada económicamente por una expresión injuriosa de un
trabajador. Es decir, que si un trabajador dice públicamente que el Presidente
de la empresa X, es un ladrón por utilizar el salario de sus trabajadores a
beneficio personal, lo que implicaría daños a la imagen del Presidente y de la
empresa, trayendo como consecuencia perjuicios económicos tanto a la persona
natural como a la jurídica.
Podemos concluir señalando que los bienes que son tutelados por el daño moral
de conformidad a lo establecido en el artículo 1916 del Código Civil mexicano
son:
ƒ
Patrimonio moral afectivo o subjetivo: se integra por afectos, creencias,
sentimientos, vida privada y configuración y aspectos físicos.
ƒ
Patrimonio moral social u objetivo: conformado por el decoro, honor,
reputación y la consideración que de la persona tienen los demás.60
1.4.5. Características del daño moral
Para el autor argentino Carlos Alberto Ghersi (Valuación económica del daño
moral y psicológico, 2000) las características del daño moral son:
ƒ
58
Incide en la aptitud de pensar, querer o sentir.
OCHOA OLVERA, Salvador, Opt. Cit., p. 47.
OCHOA OLVERA, Salvador, Opt. Cit., p. 48.
60
Ibid, p. 49.
59
ƒ
Constituye angustias y afecciones padecidas por la víctima.
ƒ
Supone la privación o disminución de los bienes con valor fundamental en
la vida del ser humano como lo son la tranquilidad espiritual, libertad
individual, entre otros. Ejemplo: se priva de libertad a un sujeto por un
delito que no cometió, liberándose al mismo diez años después,
habiéndose comprobado que éste no fue quien cometió el hecho ilícito
que se le imputó.
Esto ocasionó intranquilidad espiritual en sus
familiares, amigos y la privación de su libertad individual.
ƒ
Consiste en un injusto ataque a la integridad de una persona, entendida
como derecho a la personalidad.
Ahora bien, las características que a nuestro parecer son propias e importantes
dentro del daño moral son:
ƒ
ƒ
ƒ
ƒ
Lesiona los derechos de personalidad. Ejemplo: vida, honor, prestigio,
propia imagen, etc.
Afecta bienes jurídicos que no son susceptibles de valoración económica.
Puede repercutir en el comportamiento humano, esto producto del
impacto psíquico o espiritual que hubiere ocasionado el hecho ilícito.
El daño moral es independiente y autónomo del daño material, sin el
perjuicio de coexistir en casos determinados.
1.4.6. Requisitos del daño moral
Para conocer cuales son los requisitos necesarios para que sea indemnizable el
daño moral, debemos conocer primeramente cuales son los del daño, los cuales
son los siguientes:61
ƒ Antijurídico
ƒ Propio
ƒ Cierto
ƒ Subsistencia
ƒ Evaluable
Según Eleonora Argüello Leiva (La Reparación del Daño Moral y sus Alcances,
1998) para que pueda ser exigida la reparación del daño moral es necesario
que concurran los siguientes requisitos:
a) Existencia de relación de causalidad entre el daño y el acto ilícito: el
daño ha de causarse por determinados comportamientos humanos; por tal
razón, el que causa daño a otro está obligado a reparar el daño causado,
provocando esto una responsabilidad civil, la cual para su existencia debe tener
una relación de causa a efecto entre el comportamiento –acción u omisión- y el
61
DUQUE GÓMEZ, José, Opt. Cit., p. 290-296.
daño. No existirá responsabilidad cuando el daño no tiene nada que ver con la
conducta del agente, aunque ésta sea negligente. 62
Es difícil establecer la existencia de una relación de causalidad, ya que cualquier
hecho -daño- es el efecto de una variedad de causas o acontecimientos y se
debe investigar cuál de éstas es relevante. Para Encarna Roca (Derecho de
Daños, 2003) se puede ilustrar con los siguientes ejemplos dicha dificultad: 63
ƒ
Una persona es atropellada por un motociclista, al ser trasladada al
hospital los médicos diagnostican una hemorragia interna que requiere
una transfusión urgente. La víctima pertenece a una confesión religiosa
que le impide recibir sangre ajena, razón por la cual se niega a la
operación y en consecuencia fallece. En este ejemplo observamos cómo
la víctima ha inferido en la producción del resultado final, su muerte, con
la conducta negativa adoptada por la misma.
ƒ
Un peatón es atropellado por un conductor y debido a las lesiones
ocasionadas por el accidente es trasladado en ambulancia a un hospital;
la ambulancia sufre un accidente antes de llegar al hospital y el peatón
atropellado fallece. Al igual que en el ejemplo citado anteriormente
suceden una serie de acontecimientos que dificultan determinar la
relación existente entre el resultado final y la acción del primer autor del
daño, puesto que no existe claridad de lo ocurrido, ya que un
acontecimiento extraño intervino en la producción del daño.
Para que se pueda atribuir a un agente un resultado dañoso, debe éste resultar
objetivamente imputable del mismo, sin existir duda sobre su autoría. Sin
embargo, pueden producirse algunos supuestos en los que existan dudas sobre
la participación del autor o autores en la producción del resultado, tales como:
62
63
ƒ
Daño causado por miembro indeterminado de un grupo: en algunas
ocasiones no se puede imputar el daño a un sujeto determinado, pero se
sabe ciertamente que se produjo por uno de los miembros de un grupo
específico de personas. Sin embargo, no se sabe quién es el verdadero
autor, conocido esto como culpa anónima. Por ejemplo, cuando ocurre
un tumulto o agresiones en espectáculos deportivos. Luego de haberse
dado la dificultad de identificar al productor auténtico del daño, se
concluye con que todos los miembros del grupo responde de forma
solidaria; no necesariamente deben ser demandados conjuntamente.
ƒ
Coautoría: proviene de una actuación conjunta con la finalidad de producir
un daño. En este caso, se sabe quiénes son los agentes y que cada uno
de ellos puede ser el autor, independientemente de que se les atribuya
una participación concreta del hecho dañoso.
LETE DEL RIO, José Manuel, Derecho de Obligaciones, Editorial Tecnos, Madrid, 1989, p. 157.
ROCA, Encarna, Opt. Cit., p. 152.
ƒ
Pluralidad de responsables: el mismo hecho dañoso puede ser atribuido
de forma cierta a más de una persona que no actúan conjuntamente (son
dos autores que producen el mismo resultado). Por ejemplo: una persona
atropellada a la vez por dos vehículos distintos; ambos responden
proporcionalmente a su participación.
ƒ
El hecho de un tercero: en este caso se tiene que analizar si el hecho del
tercero se exonera de responsabilidad o no, dependiendo de su
participación en el acto dañoso. Hay distintas situaciones de este caso,
las cuales son: uno se puede dar cuando el hecho del tercero es el único
determinante del daño. En este caso, éste será el único responsable. Y
el segundo, es cuando el tercero ha contribuido conjuntamente con el
demandado a la producción del daño. En este caso responderán ambos,
dependiendo del grado de participación.
En nuestro sistema procesal civil el nexo causal debe ser probado por el
demandante, ya que se sustenta en el artículo 1079 Pr el cual dispone que: la
obligación de producir prueba corresponde al actor; si no probare, será absuelto
el reo, mas si éste afirmare alguna cosa, tiene la obligación de probarlo.
b) Debe ser real o cierto: la doctrina ha señalado que la existencia del daño
moral se presume tanto por el hecho de la acción antijurídica como por la
titularidad del demandante.
En lo que concierne a la acción antijurídica algunos tratadistas sostienen que el
daño únicamente es reparable si se vulnera un derecho expresamente
reconocido por la norma jurídica. Para otros, basta la lesión de un interés lícito
incorporado al patrimonio de un sujeto para que surja la obligación
indemnizatoria, no importando que el interés legítimo lesionado no esté
reconocido explícitamente en la norma jurídica.64
Por su parte, la Corte Suprema de Justicia de nuestro país ha señalado que la
sola existencia del daño no es suficiente para obligar al resarcimiento del mismo,
sino que es menester que exista dolo, culpa, negligencia o imprudencia por parte
del productor del hecho. Así mismo, señaló la Corte Suprema de Justicia en
sentencia de las 12 meridiano del 21 de Diciembre del año 1934, B.J., página
8871 que para la procedencia de la condena por daños y perjuicios fundada en
el artículo 2509 C es necesario que forme el objeto de una acción principal a fin
de que se ventile en un juicio declarativo el derecho de reclamar; y que se
establezca la existencia real de los perjuicios.
En lo que respecta a la titularidad del demandante toda persona tiene el derecho
de reclamar por el daño que hubiese sufrido. Es importante señalar que la
64
DUQUE GÓMEZ, José, Opt. Cit., p. 291.
acción por daño moral no puede ser cedida a terceros debido a que la lesión
sufrida abarca únicamente a la persona que los ha padecido.65
c) Debe ser personal: como regla general quien tiene el derecho de exigir
indemnización por el daño moral sufrido es aquel que lo haya padecido. En
consecuencia, quien solicita indemnización por daño moral deberá ser el sujeto
lesionado y no terceras personas, no obstante en el siguiente capítulo de este
estudio monográfico se podrá apreciar cómo en otras legislaciones pueden
resultar favorecidos por la indemnización de daño moral terceras personas.
d) La persona que invocase daño moral debe ser considerado
jurídicamente como agraviado: en la práctica podemos encontrar sujetos que
se encuentran vinculados afectivamente a quien haya sido víctima de daño
moral; como los padres, hijos, cónyuges, etc. y que debido a los lazos de
afinidad que los une se les reconoce la facultad de demandar en la vía
correspondiente indemnización por daño moral.
1.4.7. Clasificación del daño moral
Eleonora Argüello Leiva (La reparación del daño moral y sus alcances, 1998)
señala que el daño moral puede ser clasificado como:
a) Daños puramente morales: estos daños afectan los derechos
extramatrimoniales, de la personalidad, individuales y familiares, sin lesionar el
patrimonio del agraviado. Algunos de estos daños son: aquellos que inciden en
el honor, aquellos que se originan producto de difamaciones, muerte del
cónyuge, etc. Ejemplo de daño moral producido por difamación o calumnias lo
constituye la publicación realizada por el diario La Prensa el día 16 de mayo de
2005 en su titular -Filtran “lista negra” de EE.UU.- escrito por Ludwin Loáisiga
López, en donde da a conocer una lista de 89 personas involucradas en la
política de nuestro país a los cuales la Embajada de los Estados Unidos de
Norteamérica cancelaría el visado por considerarlos corruptos o terroristas, lo
que generó descontento en las personas mencionadas por la misma y crisis
política en el gobierno. Finalmente el periódico La Prensa, el 14 de julio del
mismo año, en su titular “Lista negra filtrada era falsa” escrito por Jaime
Chamorro Cardenal, Presidente de la Junta Directiva y Director General de dicho
diario, ofreció disculpas a las personas mencionadas y a sus familiares por todos
los daños y perjuicios que se pudieran haber ocasionado al ser mencionados en
dicho artículo, puesto que su fuente fue el gobierno de Nicaragua, sintiendo este
diario que se abusó de su confianza con propósitos políticos oscuros.
b) Daño moral con repercusión en el patrimonio: con ello se refiere a aquellas
lesiones que se le ocasionan a un sujeto producto de daño moral y que
repercuten en los derechos materiales o patrimoniales.
65
DUQUE GÓMEZ, José, Opt. Cit., p. 291.
Por lo tanto podemos decir que el daño moral puede tener repercusiones en el
patrimonio de una persona cuando por ejemplo se calumnia o difama a un sujeto
por realizar supuestos actos ilícitos, ocasionando así un detrimento no sólo a
nivel afectivo sino también a nivel patrimonial pues si éste se dedica a la venta y
distribución de artículos de informática sus ventas se verán mermadas por las
calumnias o injurias que se le hubieren imputado.
c) Daño moral como resultado de la destrucción de cosas y animales: en esta
clase de daños morales debe tenerse precaución en el interés que se trata de
salvaguardar, pues se han presentado casos en la jurisprudencia francesa de
abuso en las sumas otorgadas en reparación de daño moral en casos de muerte
de animales. Un ejemplo de esto lo constituye el caso Lunus, según el cual los
Tribunales franceses se fundamentaron en el valor afectivo que los seres
humanos le llegamos a conferir a los animales o a las cosas. Lunus era un
caballo, el cual muere por negligencia de varias personas por lo que el dueño y
respectivo entrenador fueron indemnizados por daños morales con cantidades
de dinero que sobre pasaban el valor original del animal.
El artículo 2513 literal c del Código Civil de Nicaragua estipula que tanto el
dueño como él que utilice por un período, son responsables del daño que
causare el animal; sin embargo si este último llegase a huir o se perdiera y no
pudiera imputársele la culpa al dueño o encargado de la guarda o servicio del
animal, estos no responderán por los daños que el animal hubiese ocasionado.
Sin embargo, existe una presunción de responsabilidad debiendo probar la
víctima que el daño lo hizo el animal. Dicha presunción puede ser destruida por
quien esté a cargo del animal probando que el daño se produjo por caso fortuito
o fuerza mayor o bien por culpa de la misma víctima, todo ello al tenor del
artículo 2513 inciso 2 c.
d) Daño moral como resultado de perjuicio a la vida o integridad corporal de un
ser humano: la reparación de esta clase de daño moral tiene lugar en los
siguientes casos:
1. Indemnización por sufrimiento físico consecutivo de un accidente
corporal: en tal caso lo que se trata es de mitigar porque el mismo no
puede borrarse. Por su parte la jurisprudencia francesa contiene
sentencias a favor de indemnizaciones fundadas en que el sufrimiento
puede convertirse en dolores largos o cortos, lo cual varia en
dependencia del caso, y por lo cual se otorga una indemnización que se
le denomina Pretium doloris. Por ejemplo, podemos citar el caso que fue
publicado en el periódico El Nuevo Diario, el 15 de mayo de 2001, siendo
su titular “Discapacitado gana demanda laboral a Texaco” escrito por
Carla Castillo. En resumen, el señor Benito Montalbán Martínez, era
trabajador de la Texaco y quedó prácticamente discapacitado,
dependiendo de un bastón y corsé, para sostenerse dolorosamente por
pocos minutos. Esto se dio a raíz de su accidente laboral, puesto que él
se encontraba colocando una manguera sobre el camión, cuando se
resbaló y cayó sentado, lo que le afectó la columna. Luego de este
accidente, la compañía Texaco lo despide y éste entabló una demanda
por daños y perjuicios, por no haber sido incluido en la póliza de seguros
de INISER y por no cumplir con las normas corporativas a lo interno. Por
consiguiente, la Juez Segundo de Distrito del Trabajo falló a favor del
señor Montalbán, condenando a la compañía Texaco a pagar la cantidad
de doscientos veintiséis mil novecientos treinta seis (226,936) córdobas
netos equivalentes a 36 meses de salario.
2. Los accidentes corporales generan daños morales y patrimoniales.
Dentro de los daños morales producto de accidentes tenemos:
ƒ
Daños de recreación: esto significa la privación sea total o parcial
de los placeres o alegrías del ser humano. Ejemplo de lo anterior
lo constituye el caso de un hombre que solía tener una vida
socialmente activa, deja de frecuentar a sus amistades y centros
de diversión a raíz de un accidente laboral que lo deja totalmente
lesionado, causándole así frustraciones.
ƒ
Daño estético: hace referencia a la desfiguración, mutilación o
cicatrices sea en el rostro o en el cuerpo. Por ejemplo si un sujeto
que desempeña su trabajo como modelo exclusivo de una
prestigiosa empresa sufre heridas en su rostro, producto de un
asalto que le deja cicatrices profundas, causándole así un daño no
sólo moral sino también un daño a su patrimonio porque a raíz del
accidente deja de ser la imagen de la empresa para la cual
trabajaba.
ƒ
Daño en el afecto: este daño se caracteriza por el hecho de no ser
la víctima del agravio quien reclama la indemnización, sino
aquellos que han sufrido por el fallecimiento de un ser querido. La
doctrina francesa ha llamado a esta clase de daño moral indirecto
(aquel que afecta un bien patrimonial y consecuentemente un bien
extrapatrimonial) como daño moral por rebote o redunde, lo cual
significa que cualquiera que llegase a sentirse vinculado
afectivamente con la víctima podría pedir una indemnización; algo
que resulta para la doctrina totalmente reprochable, razón por la
cual los tribunales franceses optaron por establecer pautas para
poder entablar esta clase de demandas. Tales pautas son:
•
•
Podía tenerse legitimación activa si se tenía además de
lazos afectivos un grado de parentesco con la víctima.
Ejemplo: padres. esposa, hijos.
Únicamente la muerte de la víctima justificaba una
demanda.
•
Cuando la víctima tiene la facultad de exigir una
indemnización. Con esto se refiere a que se puede exigir
una indemnización siempre y cuando se hubiese
ocasionado un daño a un sujeto.
Por su parte, José Duque Gómez (Del Daño, 2001) clasifica al daño moral como
aquel que es derivado por incumplimiento contractual. En consecuencia afirma
que pueden existir los daños morales originados o derivados en el
incumplimiento contractual, debido a que éste último presupone la frustración de
la expectativa de quien contrata en relación al objeto del negocio existiendo en
consecuencia un perjuicio patrimonial; y en segundo lugar porque en todo
incumplimiento existe un desequilibrio en el estado de paz espiritual; es por ello
que puede exigirse el pago de una indemnización por el daño moral originado de
como ya dijimos antes, incumplimiento contractual.
Así mismo en el incumplimiento contractual debe atenderse no sólo la existencia
y gravedad económica, sino también a la índole de los bienes o servicio de los
cuales se vio privado una de las partes contratantes, así como también el efecto
que tal privación generó en el estado espiritual de una persona. Hay que tener
siempre en cuenta que la reparación del daño moral exige la presencia de una
aflicción seria y no sólo de inconvenientes o molestias.
Ejemplos:
66
ƒ
La señora Pérez Gutiérrez suscribe en el año 2001 contrato de cuenta
corriente con el Banco Sudamex. Posteriormente, entre los meses de
enero y agosto del 2002, dicho banco entrega al señor Marcelo Astengo
varios talonarios de cheques que pertenecían a la cuenta de la señora
Pérez Gutiérrez, sin el consentimiento de esta última. Luego dicho señor
falsifica 36 cheques de cuenta corriente de la señora Pérez Gutiérrez,
siendo protestados numerosos cheques y entablándose múltiples
demandas en contra del titular de la cuenta, denegando muchos bancos a
raíz de este acontecimiento, créditos a la señora Pérez Gutiérrez. Por
todo ello esta última decide demandar al respectivo banco por haber
experimentado un daño moral que lesionaba su honor, crédito y prestigio,
nombre y desempeño profesional; condenando los tribunales al banco en
mención.66
ƒ
Otro ejemplo que podemos citar de daño moral por incumplimiento
contractual lo encontramos en la jurisprudencia chilena según la cual una
distinguida doctora fue invitada a dar una conferencia en Puerto Rico.
Dicha doctora explicó a la línea aérea la importancia de la conferencia y
fue programado el viaje. Sin embargo, al momento de hacer ésta escala
PIZARRO WILSON, Carlos, marzo 2006, en
http://www.udp.cl/derecho/estudiantes/apuntes/causalidad.pdf
en Buenos Aires, Argentina, le sustraen el maletín donde llevaba además
del pasaporte, su dinero y peor aun el trabajo que desarrollaría en la
conferencia. Fundándose en las normas de responsabilidad contractual y
tratados existentes en la materia y suscritos por su país, la doctora
reclamó a la línea aérea, ordenando los tribunales a la línea indemnizar a
la doctora por los daños materiales y morales, estos últimos causados por
el dolor psíquico ocasionados a la víctima. 67
ƒ
Un tercer y último ejemplo que podemos citar constituye el de un fotógrafo
que fue demandado por una pareja de recién casados por el daño moral
que este les había producido ante la imposibilidad de disponer de las
fotos y video de su boda. La demanda fue conocida por el juez segundo
de la Provincia de Cáceres, España. En dicha demanda los actores
alegaban haber contratado los servicios profesionales del fotógrafo, quien
tendría la labor de tomar treinta y cinco fotos y sacar un video de la boda,
todo ello por un valor de ochocientos setenta y cinco euros. Continuaron
expresando los actores que llegado el día del evento el fotógrafo hizo las
fotos y grabó en video la boda, recogiendo todo el trabajo en formato
digital. El problema surgió al constatar los actores que no había imagen
alguna de su boda ni en fotos ni en video. El fotógrafo alegaba que el
disco duro donde se habían volcado las fotografías y el video se había
averiado y no era posible rescatar ninguna imagen. Por todo ello este fue
demandado por daño moral producto de incumplimiento contractual por la
cantidad de veintitrés mil euros. Sin embargo la sentencia emitida por el
juez segundo de la Provincia de Cáceres, España ordeno al fotógrafo
pagar a la pareja trescientos euros en concepto de fianza más dos mil
euros de indemnización por los daños morales.
El matrimonio recurrió la sentencia en la Audiencia Provincial de Cáceres
pues estimaban que la indemnización debía ser de veintitrés mil euros y
no lo ordenado por el judicial. Sin embargo la Audiencia consideró que
lo más justo era otorgar una indemnización de dos mil euros, agregando
que no cabía duda que el incumplimiento contractual del demandado
generó un daño moral para los actores, toda vez que el reportaje
videográfico y fotográfico contratado lo fue con motivo de la boda de los
actores, y es innegable que tal evento está considerado como un
acontecimiento muy importante e incluso como uno de los días más
especiales en la vida de los contrayentes, circunstancia que explica que,
al no poder disponer de una reportaje que refleje la celebración de la
boda, los apelantes sufrieran la pesadumbre, frustración e indignación por
no contar con ese recuerdo ni poder exhibir el reportaje a sus familiares y
amigos.68
67
ARGÜELLO LEIVA, Eleonora, Opt. Cit., p. 47.
LORENZO, Sergio, Un fotógrafo de bodas es condenado por dejar a unos novios sin fotos, marzo 2006,
en www.http://servicios.hoy.es/pg060114/prensa/noticias/Caceres/200601/14/HOY-CAC-039.html
68
Según Olivera Toro (El Daño Moral, 1993) existen daños morales
extracontractuales, siendo aquellos en donde ha mediado el dolo, la culpa,
negligencia o imprudencia, los cuales encierran todas las clases de daño moral
antes señaladas.
Y finalmente el mexicano Rafael Rojina Villegas señala que realmente existen
tres tipos de daños morales, los cuales son69:
ƒ Daños que afectan la parte social pública ligados por lo general a un daño
pecuniario.
ƒ
Daños que lesionan a la parte afectiva, los cuales lastiman a una persona
en sus sentimientos familiares o de amistad.
ƒ
Daños que lesionan la parte físico somática, produciéndose cicatrices,
heridas, sufrimientos que perjudican la presencia física ante la sociedad.
1.4.8. Diferencias entre el daño patrimonial y el daño moral
Tanto el daño moral como el material poseen elementos que permiten
establecer sus diferencias. Por consiguiente, lo que pretendemos en este
apartado es mostrar aquellas diferencias que a nuestro parecer son las más
notorias, las cuales son:
ƒ
El daño material afecta directa o indirectamente un patrimonio; en cambio,
el daño moral ocasiona dolor, sufrimiento, alteración desagradable en el
ánimo y Ia afección de las personas.
ƒ
Los daños patrimoniales afectan, valga la redundancia, el patrimonio del
agraviado, sus derechos reales; contrario a esto los daños
extrapatrimoniales ocasionan un menoscabo en los derechos de la
personalidad (honor, vida privada, integridad moral, intelectual, entre
otros).
ƒ
Los daños materiales son susceptibles de valoración económica; en
cambio los daños morales son difíciles de valorar, puesto que la vida, los
sentimientos, honra, etc. de una persona no tienen un precio establecido
como sucede cuando se causa un daño por ejemplo en un bien, sea este
mueble o inmueble.
Para concluir este acápite, señalamos lo expuesto por Salvador Ochoa (La
demanda por daño moral, 1999) quien expresa que:
En el daño patrimonial, es obvio que la violación recae sobre un bien
de naturaleza patrimonial. Sin embargo, lo importante de la sencilla,
69
OLIVERA TORO, Jorge, Opt. Cit., p. 11-12.
pero lógica aseveración anterior, es que, sobre la esfera jurídica de
los bienes patrimoniales, es donde más se ha legislado y más teorías
sobre el particular se han elaborado. Situación distinta es cuando se
habla de agravio moral. Inmediatamente surge la pregunta: ¿Qué
entiende el derecho por daño moral? ¿Qué bienes protege cuando se
dice que se ha causado este tipo de daño? La respuesta es que
cuando existe una lesión sobre bienes de naturaleza extrapatrimonial
o inmaterial, al daño causado se le llama moral; es decir, cuando los
derechos de la personalidad son conculcados, estamos ante un
agravio moral. Cuando el campo de protección del derecho se
proyecta sobre bienes que no pueden ser tasables en dinero, como
son el honor, sentimientos, afectos, creencias, etc., el daño causado
a éstos se denomina moral.
He aquí una de las grandes divisiones que la doctrina y la ley por
siempre han establecido: los bienes susceptibles de apreciación
pecuniaria y aquellos que por su naturaleza inmaterial no pueden
valuarse en dinero.
1.4.9. El daño moral en legislaciones extranjeras70
1.4.9.1. Francia
El Código Civil francés al igual que el nuestro y el español, no aborda de manera
directa los daños morales, no obstante de la interpretación de los artículos 1383
(tout fair quelconque de l´homme qui cause á autrui un dommage, obligue celui
par la faute duquel il est arrivé á le réparer) y 1384 (chacun est responsable du
dommage qu´il á causé non seulement par son fait, mais encore par sa
negligence ou par son imprudence), podemos deducir que cabe la
indemnización por daño moral, pues estos establecen que todo aquel que cause
un daño está obligado a repararlo, así como también ser responsables por el
daño causado, sea por negligencia o imprudencia. Hay que señalar que los
tribunales franceses no siguen un criterio rígido al momento de imponer una
indemnización por daños morales sino que queda al arbitrio de los mismos la
determinación de la cuantía del daño. Algo que ocurre no sólo en la legislación
francesa, sino también en la mexicana e incluso en la nuestra.
1.4.9.2. Alemania
El Código Civil de Alemania en el artículo 823 inciso 1º dice: “quien dolosa o
culpablemente lesiona de forma antijurídica la vida, el cuerpo, la salud, la
libertad, la propiedad o cualquiera otro derecho de otra persona, está obligado
para con ella a la indemnización del daño causado por esto.”
El sistema alemán tiene por fundamento tres postulados:
70
SANTOS BRIZ, Jaime, Derecho de daños, Editorial Revista de Derecho Privado, Madrid, 1963, p. 125126.
1. El derecho alemán enumera los bienes jurídicos protegidos contra
daños no patrimoniales en su artículo 847. No hay pues ilimitación
sino enumeración de bienes protegidos, dice dicho párrafo: “la
persona que sufra algún quebranto en su cuerpo o salud o a quien se
prive de libertad, puede reclamar la indemnización que sea justa por
los daños sufridos aunque no afecten a su patrimonio. Este derecho
no es transmisible ni pasa a los herederos, a menos que se halle
reconocido contractualmente o deducido en juicio. El mismo derecho
asiste a la mujer contra quien abuse, con delito o falta, de su
moralidad o la seduzca, valiéndose de fraudes o amenazas o
abusando de la superioridad de que goza sobre ella.”
2. La causa determinante de la obligación de indemnizar no es
necesario que recaiga inmediatamente sobre el bien jurídico
lesionado; basta que el daño se produzca por efecto de ella. Es
decir, que la relación general de causa a efecto permita establecer un
encadenamiento, aunque no sea material o físico, entre el daño y los
efectos morales producidos. Se trata pues de un principio general a
toda indemnización de daños, de peculiar reflejo cuando se trata de
daños morales.
3. Sólo puede reclamarse la indemnización en metálico de daños no
patrimoniales en los casos especialmente señalados por la ley. Estos
casos son muy pocos; no se incluyen entre éstos los daños por
incumplimiento de contrato.71
Señala Santos Briz (Derecho de daños, 1963) que en el sistema alemán, para
poder obtener una indemnización de daños inmateriales, la jurisprudencia y la
doctrina atienden para ello el criterio de la diferencia entre el patrimonio actual
del ofendido y el que tendría si el suceso dañoso no se hubiera producido.
Finalmente podemos señalar que la jurisprudencia alemana, al contrario de la
francesa, al momento de otorgar una indemnización por daños se apega a que
debe existir una infracción en un bien jurídico o un derecho protegido, sin quedar
a discrepancia del Juez la cuantía de la indemnización.
1.4.9.3. Suiza
Al igual que la mayoría de los códigos civiles antes mencionados, el Código Civil
suizo no habla expresamente de los daños morales, sin embargo el Código de
las Obligaciones de Suiza contiene dos preceptos fundamentales, de los cuales
se puede deducir el reconocimiento de la indemnizabilidad de los daños
morales.
El artículo 47 establece el pago de una suma de dinero adecuada en concepto
de “satisfacción” en los supuestos de muerte o lesión corporal de una persona.
71
SANTOS BRIZ, Jaime, Opt. Cit., p. 126-127.
Dicha indemnización corresponderá al lesionado o herederos del fallecido y será
fijada por el juez en atención a las circunstancias. Cabe mencionar que esta
disposición comprende no sólo los perjuicios patrimoniales por el fallecimiento o
las lesiones que pueden ser: salarios dejados de percibir, alimentos, gastos de
curación, etc. y los perjuicios sino también los perjuicios puramente morales,
como el dolor por la pérdida de un ser querido o por verse imposibilitado para
trabajar.
Por su parte el artículo 49 del mismo Código habla sobre la reclamación de una
suma de dinero en concepto de satisfacción a favor del perjudicado en sus
circunstancias o relaciones personales en los supuestos de mediar culpa en el
agente y que la indemnización esté justificada en la gravedad de la infracción.
En tal caso el Juez puede ordenar una suma de dinero, o bien ordenar además
de esto cualquier otra clase satisfacción.
Para Santos Briz (Derecho de daños, 1963), el sistema suizo es seguramente el
más perfecto, primero porque este se aparta de distinciones entre lo que debe
entenderse por daño moral y hasta dónde llega el daño patrimonial, asimismo
por apartarse de lo establecido en el sistema alemán, el cual declara
indemnizable los daños morales sólo en los casos en que la ley expresa,
reduciendo así la facultad judicial.
1.4.9.4. Portugal
En los artículos 2382 al 2392 del Código Civil portugués podemos encontrar
preceptos que admiten la reparación de los daños morales reconociendo a su
vez que la principal fuente de esta clase de daños es la transgresión a los
derechos de la personalidad.
Establece el artículo 2383 C que los perjuicios derivados de la ofensa a
derechos originarios pueden referirse a la personalidad física o moral; en
cambio, los que afectan a los derechos adquiridos se refieren a los intereses
materiales. Dentro de los perjuicios derivados de la personalidad física o moral
encontramos a los daños morales, regulándose para ellos las indemnizaciones
por ofensas o ataques a la libertad, sea por injurias, imputación dolosa de
delitos, así como por la violación de la honra de una mujer.
1.4.9.5. Brasil
El Código Civil brasileño, al tratar de la liquidación de las obligaciones
resultantes de actos ilícitos se refiere a los daños morales en los supuestos de
indemnización por injuria o calumnia cuando no se hubiese podido probar
perjuicio material alguno. Al imponerse una pena al ofensor, este debe pagar
una indemnización igual al doble de la multa en su grado máximo que
corresponda como pena al delito cometido. Esta disposición tiene un alcance
limitado a los casos en que el hecho sea delito, quedando fuera los supuestos
posibles en que la lesión de la personalidad quede en el ámbito civil por afectar
sólo a los intereses particulares.
Los supuestos de que derivan daños morales en el Código Civil brasileño
constitutivos de delitos contra la honestidad, contra el honor o contra la libertad y
seguridad se hallan únicamente en el Código Penal, no sólo en su aspecto de
hechos delictivos, sino en el de responsabilidad civil. Esto obliga a los
Tribunales civiles a aplicar preceptos penales en los pleitos en que se pide la
responsabilidad civil.
1.4.9.6. Panamá
El Código Civil panameño en su artículo 1644 literal a) define al daño moral
como la afectación de una persona que sufre en sus sentimientos, afectos,
creencias, decoro, honor, reputación, vida privada, configuración o aspectos
físicos o bien en la consideración que de sí mismo tienen los demás. Así mismo
se establece que cuando un hecho u omisión ilícitos produzcan un daño moral,
el responsable del mismo tiene la obligación de repararlo, a través de una
indemnización monetaria, independientemente de que se haya causado un daño
material.
Vale la pena señalar que el monto de la indemnización es determinado por el
judicial que conoce la causa, mismo que deberá tener en cuenta los derechos
lesionados, grado de responsabilidad de la situación económica del autor del
hecho ilícito y de la víctima; así como las demás circunstancias del caso.
1.4.10. Supuestos de daños morales
1.4.10.1. Protección de datos de carácter personal72
El derecho fundamental a la protección de datos personales se encuentra
plasmado en la Constitución española, ya que atribuye a los ciudadanos un
poder de disposición sobre sus datos, de modo que, en base a su
consentimiento, puedan disponer de los mismos. En el artículo 18.4 Cn dispone
que: “La ley limitará el uso de la informática para garantizar el honor y la
intimidad personal y familiar de los ciudadanos y el pleno ejercicio de sus
derechos.” Por lo que se deduce que si se da un uso ilimitado al tratamiento de
la información en bases de datos se puede atentar contra la integridad moral.
En España se aprobó la Ley Orgánica 15/1999 de Protección de Datos de
Carácter Personal, la cual tiene por objeto garantizar y proteger, en lo que
concierne al tratamiento de datos personales, las libertades públicas y los
derechos fundamentales de las personas físicas, y especialmente de su honor e
intimidad personal y familiar.
72
FERRER VICENTE, José María, Opt. Cit., p. 61-62.
Esta Ley debe garantizar una serie de derechos a las personas físicas, titulares
de los datos, tales como el derecho a ser informado de cuándo y por qué se
tratan sus datos personales, el derecho a acceder a los datos y, en caso
necesario, el derecho a la modificación o supresión de los datos o el derecho a
la oposición al tratamiento de los mismos. La Agencia Española de Protección
de Datos fue creada por esta misma Ley, para que fuese el ente de derecho
público que velara por el cumplimiento de la normativa sobre protección de datos
personales, actuando independientemente de las administraciones públicas.
Los españoles, cuando sospechen que han sido violados sus derechos, pueden
primeramente intentar la determinación de la identidad del responsable del
tratamiento de los datos personales y así consultar el registro general de
protección de datos, además del acceso, rectificación, cancelación y oposición
de sus datos. Si no se obtiene la satisfacción con dicho proceso, se puede
acudir a la Agencia o reclamar la indemnización por el daño ocasionado ante la
jurisdicción civil o ante el órgano administrativo responsable.
De esta manera podemos apreciar qué tan importante es para otro país la
protección de datos personales, ya que todas las personas diariamente facilitan
sus datos personales. Por ejemplo, cuando abrimos una cuenta en el banco, al
matricularnos en cualquier tipo de curso, en el gimnasio, cuando compramos por
internet, etc. En cambio, en Nicaragua, no tenemos disposiciones tan claras y
mucho menos una Agencia que proteja nuestros datos. En nuestra Constitución,
en el artículo 26 se conceden a las personas los derechos a su vida privada y a
la de su familia; a la inviolabilidad de su domicilio, su correspondencia y sus
comunicaciones de todo tipo; al respeto de su honra y reputación y a conocer
toda información que sobre ella hayan registrado las autoridades estatales, así
como el derecho de saber por qué y con qué finalidad tiene esa información. Sin
embargo, estas disposiciones no son suficientes para proteger los datos de las
personas y evitar que se le ocasione un daño moral.
1.4.10.2. El daño moral en el delito de acoso sexual
La Ley contra el hostigamiento sexual en el empleo y la docencia (ley No. 7476)
de Costa Rica fue aprobada el 14 de diciembre de 1994, la cual muestra el
significado de lo que es el acoso sexual y cita que “es toda conducta sexual
indeseada por quien la recibe, reiterada y que provoque efectos perjudiciales en
los siguientes casos:
ƒ
ƒ
ƒ
Condiciones materiales de empleo o de docencia.
Desempeño y cumplimiento laboral o educativo.
Estado general de bienestar personal.”
También se considera acoso sexual la conducta grave que, habiendo ocurrido
una sola vez, perjudique a la víctima en cualquiera de los aspectos indicados.73
73
Artículo 3, Ley contra el hostigamiento sexual en el empleo y la docencia de Costa Rica.
El acoso sexual se manifiesta por medio de los siguientes comportamientos:
ƒ
Requerimientos de favores sexuales que impliquen:
-
Promesa, implícita o expresa, de un trato preferencial, respecto de
la situación, actual o futura, de empleo o de estudio de quien la
reciba.
Amenazas, implícitas o expresas, físicas o morales, de daños o
castigos referidos a la situación, actual o futura, de empleo o de
estudio de quien las reciba.
Exigencia de una conducta cuya sujeción o rechazo sea, en forma
implícita o explícita, condición para el empleo o el estudio.
ƒ
Uso de palabras de naturaleza sexual, escritas u orales, que resulten
hostiles, humillantes u ofensivas para quien las reciba.
ƒ
Acercamientos corporales u otras conductas físicas de naturaleza sexual,
indeseada y ofensiva para quien los reciba.74
Dicha Ley en su artículo 28 reconoce la indemnización por daño moral y cita:
“cuando, mediante sentencia, se compruebe el hostigamiento, la persona
ofendida tendrá derecho a una indemnización por daño moral, si ha sido
acreditado, lo cual también será de conocimiento del Juez de Trabajo.”
El daño moral es evidentemente un supuesto indemnizable en el caso de acoso
sexual u hostigamiento sexual, ya que éste causa traumas o cambios de la
personalidad de aquel que ha sido objeto de un atentado contra su libertad
sexual. Su valoración queda de forma exclusiva al juzgador en base sólo a
criterios y exigencias de equidad.
El delito de acoso sexual, realmente no es un delito nuevo con respecto a su
afluencia, ya que se ha dado desde hace mucho tiempo en los centros de
trabajo, colegios, universidades, etc., no sólo de nuestro país sino también en
países desarrollados. El problema es que los acosados no lo denuncian por
miedo o vergüenza.
Sin embargo, el Código del Trabajo de nuestro país contempla en el artículo 17 y
18 numeral J, que es obligación del empleador, velar porque los trabajadores no
sean violentados en sus derechos morales ni objeto de acoso o chantaje sexual.
También el Código Penal incluye el acoso sexual en el artículo 197, el cual se
refiere a la seducción ilegítima al aprovecharse de su autoridad o dependencia o
relación de confianza o nexo familiar. En estos casos se incluyen a las
autoridades públicas, ministros de cualquier culto, empleador, tutor, guardador,
maestro o encargado por cualquier título de la educación o guarda de la víctima.
74
Artículo 4, Ley contra el hostigamiento sexual en el empleo y la docencia de Costa Rica.
1.4.10.3. Daños sufridos por los hijos de padres divorciados
Según José María Ferrer (La Cuestión de los Daños Morales, 2004) debe existir
alguna medida de tratamiento para que los hijos de padres divorciados no sufran
y se eviten secuelas morales posteriores. A través de las competencias del
Estado y la Administración, estos niños, desde su niñez, deben tener todo el
apoyo psicológico; especialmente en el caso de recogida, donde se producen
numerosos conflictos, pues tendría que existir un centro de recogida para que de
esta forma, estos niños, con el fin de evitar situaciones conflictivas entre los
padres o familiares, no vieran discusiones o ambientes enrarecidos que pudieran
ocasionar en un futuro, un daño psicológico provocando así, un daño moral. Por
lo que se debe evitar toda aquella perturbación que ocasione un daño moral.
Un ejemplo que podemos citar referente al daño moral que es sufrido por los
hijos de padres divorciados lo encontramos en una sentencia emitida por la Sala
Segunda de la Corte Suprema de Justicia de Costa Rica, según la cual una
señora en conjunto con su hijo demanda a su esposo por los daños y perjuicios
morales que ambos había sufridos como consecuencia del adulterio de quien
fuese su esposo y padre de su hijo. Los actores de dicha demanda alegaron
que se les ocasionó afectación psíquica, emocional y psicológica, y solicitaron
en concepto de indemnización la suma de DIEZ MILLONES DE COLONES (10,
000,000). La Corte Suprema de Justicia de dicho país dispuso que el daño
moral se deduce por los propios hechos ilícitos que han perjudicado a la persona
en sus afecciones más íntimas, en su integridad física o psíquica o en ambas, en
su honor, etc. Sin necesidad, incluso, de demostrar especialmente la pena o el
dolor del sujeto o su trascendencia familiar o social.
En este caso, el dictamen pericial psicológico clínico forense determinó que la
señora y su hijo presentaron secuelas de daño emocional y psicológico producto
de la ruptura de la relación entre los actores y el demandado. Sin embargo, el
menor fue el más perjudicado, pues en el plano emocional presentaba signos de
ansiedad, demanda de atención y afecto, irritabilidad, enfado, conducta agresiva,
soledad, tristeza, poca tolerancia a los límites, confuso ante la situación familiar;
aspectos que atribuyó a la separación de sus padres. Es por eso que el
Tribunal, no pone en duda que existe la relación de causalidad entre la conducta
adúltera del señor y el trastorno psicológico de los actores. Por lo que falla en
contra del demandado y le ordena el pago de DOS MILLONES DE COLONES
(2, 000,000) para cada uno de los actores de la demanda, basándose
principalmente en el artículo 1045 del Código Civil costarricense, el cual dispone:
“Todo aquel que por dolo, falta, negligencia, o imprudencia, causa a otro un
daño, está obligado a repararlo junto con los perjuicios”.75
75
Sala Segunda, Corte Suprema de Justicia de Costa Rica, abril 2006, en http://www.poderjudicial.go.cr/salasegunda/tesauro_familia_d.asp#DAÑO_MORAL
1.4.10.4. Daños morales en el servicio militar76
El servicio militar no sigue siendo obligatorio en muchos países del mundo, pero
en España, lo es. Esto nos atañe porque se dan muchos casos en que los
soldados o sus familiares sufren daños psicológicos por este régimen.
Por ejemplo, los daños morales sufridos por los padres de un soldado fallecido
en acto de servicio, por un compañero. Los padres interponen un demanda y el
Tribunal Supremo declaro: “pues bien en el caso de los actos la Sala de
Instancia utiliza como argumento para reducir el pretium doloris, el hecho de que
los recurrentes tienen otros hijos en edad laboral.”
Esta sentencia resulta absurda, puesto que no se le debía decir a los padres del
soldado o a ningún padre de familia, que su dolor se puede compensar por tener
otros hijos y mejor aún, que ellos están en edad laboral. La pérdida de un ser
querido no tiene respuesta económica, ya que carece de baremo de valoración y
lo que se valora es algo absolutamente apartado de lo económico, inmaterial,
ajeno por completo a toda realidad física evaluable.
1.4.10.5. Daños contra el honor
En España existe la Ley orgánica 1/1982 sobre la protección civil del derecho al
honor, a la intimidad personal y familiar y a la propia imagen. Su propósito es
permitir a las víctimas que puedan obtener una indemnización civil por los daños
morales sufridos, independientemente de que el culpable sea o no condenado
por delito de injurias o calumnias.
El derecho al honor protege tanto el marco interno de la propia persona como el
marco externo, el social, y por lo tanto el profesional, en el que cada persona
desarrolla su actividad. La Ley califica el derecho al honor y a la intimidad
personal como irrenunciable, inalienable e imprescriptible. La indemnización
puede ser reclamada por el perjuicio o, en el caso de que éste falleciese, por su
cónyuge, por sus descendientes, ascendientes, por sus hermanos o por el
Ministerio Fiscal.77
Se considerarán intromisiones ilegítimas en el ámbito de protección de esta Ley:
ƒ
ƒ
76
El emplazamiento en cualquier lugar de aparatos de escucha, de
filmación, de dispositivos ópticos o de cualquier otro medio apto para
grabar o reproducir la vida íntima de las personas.
La utilización de aparatos de escucha, dispositivos ópticos, o de cualquier
otro medio para el conocimiento de la vida íntima de las personas o de
manifestaciones o cartas privadas no destinadas a quien haga uso de
tales medios, así como su grabación, registro o reproducción.
FERRER VICENTE, José María, Opt. Cit., p. 59-60.
ARRABAL DE MATA, Pablo, Reclamaciones de daños y perjuicios, Editorial Paraninfo, España, 1995,
p. 304.
77
ƒ
ƒ
ƒ
ƒ
ƒ
La divulgación de hechos relativos a la vida privada de una persona o
familia que afecten a su reputación y buen nombre, así como la revelación
o publicación del contenido de cartas, memorias u otros escritos
personales de carácter íntimo.
La revelación de datos privados de una persona o familia conocidos a
través de la actividad profesional u oficial de quien los revela.
La captación, reproducción o publicación por fotografía, filme, o
cualquier otro procedimiento, de la imagen de una persona en lugares o
momentos de su vida privada o fuera de ellos.
La utilización del nombre, de la voz o de la imagen de una persona para
fines publicitarios, comerciales o de naturaleza análoga.
La divulgación de expresiones o hechos concernientes a una persona
cuando la difame o la haga desmerecer en la consideración ajena.
La Ley solamente reconoce una excepción a la prohibición general de
intromisiones en la esfera de intimidad personal y familiar: los casos en los que
predomina un interés histórico, científico, social o cultural relevante.
La existencia de perjuicio se presumirá siempre que se acredite la
intromisión ilegítima. La indemnización se extenderá al daño moral que se
valorará atendiendo a las circunstancias del caso y a la gravedad de la lesión
efectivamente producida, para lo que se tendrá en cuenta en su caso, la difusión
o audiencia del medio a través del que se haya producido. También se valorará
el beneficio que haya obtenido el causante de la lesión como consecuencia de la
misma.
La Constitución nicaragüense en el artículo 26 menciona que toda persona tiene
derecho al respeto de su honra y reputación, y es por eso que debemos tener
mucho cuidado al hablar de otras personas, puesto que no medimos las
consecuencias de nuestras palabras; después todo se trata de arreglar con una
disculpa y a veces esto no es suficiente, ya que el mal está hecho y la
reputación de uno mismo es muy importante.
Las leyes que protegen el derecho al honor hacen personalmente responsables
a los directores de un periódico de todas las noticias que publiquen y que
puedan dañar el honor o el derecho a la intimidad de terceras personas. Esto se
da por la importancia alcanzada por los medios de la comunicación masivosprensa escrita, primero oral y difundida por radiofonía, luego, y finalmente por
televisión- ha dado a la difusión de las noticias un alcance que debe ser
regulado, a fin de que no se causen perjuicios a las personas, que en ocasiones
pueden ser inexactas o maliciosas, sea porque simplemente aquellos medios se
hagan eco de noticias recibidas pero no debidamente confirmadas, sea porque
intencionalmente se publiquen informaciones no veraces a fin de afectar la honra
de quienes aparecen aludidos.78
78
DUQUE GÓMEZ, José, Opt. Cit., p. 405.
Los agraviados pueden emprender acciones penales por injurias contra el
director del periódico y contra el autor del artículo difamatorio. Paralelamente,
pueden reclamar una indemnización de daños y perjuicios a la empresa editora
del periódico, según el sistema español. Además, la responsabilidad criminal
por injurias y calumnias le será imputada al director del periódico o al periodista
que escribió el artículo. La responsabilidad civil le corresponderá también a
éstos, junto con la empresa editora del periódico.79
Podemos señalar como ejemplo de daños morales contra el honor de la
persona, la demanda que fue interpuesta en la República de Argentina con fecha
del 3 de abril 2003 ante el Juez Civil número 74, por el señor Norberto Julio
Quantin en contra de Jorge Benedetti, Eliseo Roselló, Samuel Gelblung y
Guillermo Cherasny. La demanda se interpuso producto de difusiones de
comunicación telefónicas, violación al derecho a la privacidad e identidad y
daños al honor.
El demandante pidió en su demanda la prohibición definitiva a todos los
demandados de continuar publicando o difundiendo las grabaciones de las
conversaciones telefónicas privada y el cobro de un monto no inferior de
300,000 pesos por daño moral causados por la intromisión arbitraria en su vida
privadas y las afectaciones de su derecho a la identidad y al honor mediante la
difusión de informaciones falsas.
Por su parte el juez, para emitir su resolución se valió de declaraciones
testificales, reconocimiento de los demandados del origen ilegítimo de las
grabaciones telefónicas, personalidad del afectado, ámbito en que se
desenvuelve, naturaleza de la intrusión, etc.
Finalmente el Juez condenó a los demandados al pago de 80,000 pesos por el
daño moral al honor del actor de la demanda.80
1.4.10.6. Derechos de Autor
La Ley de Derechos de Autor y Derechos Conexos de nuestro país, ley número
312, publicada en la Gaceta Diario Oficial número setenta del dieciséis de abril
del año 2001, no brinda el concepto legal de derecho de autor; señala
únicamente que para efectos de la ley se entenderá como autor a la persona
natural que crea alguna obra, sea literaria, artística o científica. De igual forma
el Reglamento a dicha ley, en su artículo segundo titulado Derechos de Autor,
expresa que el goce y ejercicio de los derechos reconocidos en la Ley de
Derechos de Autor y Derechos Conexos no están subordinados al cumplimiento
de ninguna formalidad. Como se puede apreciar, ni la ley ni su reglamento
establecen un concepto sobre qué es el derecho de autor.
79
80
ARRABAL DE MATA, Pablo, Opt. Cit., p. 305.
Foro de Habeas Data, junio 2006, en http://www.habeasdata.org/quantin
No obstante, la doctora Delia Lipszyc (Derecho de Autor y Derechos Conexos,
1993) define el derecho de autor como la rama del derecho que regula los
derechos subjetivos81 del autor sobre las creaciones que presentan
individualidad resultantes de su actividad intelectual enunciadas como obras
literarias, musicales, teatrales, artísticas, científicas y audiovisuales.
Estos derechos tienen una faceta económica y moral. El autor de un libro tiene
la facultad de exigir que se le remunere por la explotación económica de su
obra, y que su nombre como autor se encuentre impreso en la cubierta del
mismo.82 Lo antes expresado se encuentra respaldado por el artículo cinco de
nuestra Ley de Derechos de Autor y Derechos Conexos, ya que el mismo señala
que el derecho de autor comprende facultades de carácter moral y patrimonial
que confieren al autor la plena disposición de derechos exclusivos de
explotación de la obra sin más limitaciones que las que la ley confiere.
Por tanto, las facultades de carácter patrimonial posibilitan al autor a obtener un
beneficio económico que constituye el derecho patrimonial y el derecho moral se
encuentra constituido por las facultades personales que garantizan los intereses
intelectuales del autor.83
Antes de continuar, es necesario destacar que el derecho moral del autor es de
carácter extrapatrimonial y el mismo se encuentra integrado por:84
ƒ
Derecho a divulgar su obra o a mantenerla reservada en la esfera de su
intimidad;
ƒ
Derecho al reconocimiento de su paternidad intelectual sobre su obra;
ƒ
Derecho al respeto y a la integridad de su obra, esto quiere decir que toda
difusión de la obra se debe hacer según la forma en como el autor la creó
sin modificación alguna; y
ƒ
Derecho de retracto o arrepentimiento por cambio de convicciones y a
retirar su obra del comercio.
Ahora bien, los derechos morales que según nuestra legislación corresponden al
autor son: 85
a) Derecho a la paternidad, según el cual el autor debe ser reconocido como
tal.
81
Conjunto de facultades que corresponden al individuo y que este puede ejercitar para hacer efectivas las
potestades jurídicas que las normas legales le reconocen.
82
ARRABAL DE MATA, Pablo, Opt. Cit., p. 307.
83
LIPSZYC, Delia, Derecho de Autor y Derechos Conexos, Ediciones UNESCO, Buenos Aires, 1993, p.
11.
84
Ibid, p. 11-12.
85
Arto. 19 Ley de Derechos de Autor y Derechos Conexos.
b) Derecho a la integridad, lo cual le permite exigir que se respete la
integridad de su obra; pudiendo oponerse a toda deformación, mutilación
modificación que pudiera causarle perjuicio a su honor, legítimo interés o
reputación;
c) Derecho de divulgación, pudiendo el autor decidir si su obra se divulga,
de qué forma y en qué momento;
d) Derecho de retiro o arrepentimiento, lo cual permite al autor retirar su obra
de circulación, debiendo indemnizar por los daños y perjuicios causados a
los titulares de derechos de explotación de la obra; y
e) Derecho de modificar la obra respetando los derechos adquiridos por
terceros.
Contrario a los derechos patrimoniales, los derechos morales son derechos
irrenunciables e intransferibles,86 pudiendo el autor en cualquier momento,
reivindicarlos judicialmente, obteniendo una indemnización por los daños y
perjuicios morales que se le hayan causado.87
Los artículos 20 y 21 de la Ley de Derechos de Autor y Derechos Conexos
establecen que al fallecer el autor, el ejercicio de sus derechos morales se
transmiten a sus herederos, salvo que este haya testado que confía el ejercicio
de tales derechos a una persona sea física o jurídica. A falta de herederos o
persona designada se debe proceder como lo establece el Código Civil de
nuestro país en los artículos 1008 y siguientes, relativos a la distribución de la
herencia.
El Título IV, De la protección efectiva de los derechos, Capítulo I, Acciones y
procedimientos, señala en sus artículos 97-99 que los titulares, originarios o
derivados de los derechos que regula dicha ley, así como los cesionarios en
exclusividad de los derechos de autor y derechos conexos podrán instar en caso
de violación de su derecho el cese de la actividad ilícita y exigir la indemnización
de los daños morales y patrimoniales causados.
Así mismo señalan dichos artículos que el derecho moral de autor se entenderá
lesionado por las violaciones de algunas de sus facultades, así como por la
infracción de cualquier derecho de explotación en exclusiva de las obras
pudiendo proceder la indemnización de los daños morales aún no probada la
existencia de perjuicio económico derivado de ellos. Debe el judicial atender
para su valorización a la violación, gravedad de la lesión y grado de difusión
ilícita de la obra. Dichos criterios son señalados también por la Ley de
Propiedad Intelectual de España en su artículo 125 párrafo 2.
86
87
Arto. 20 Ley de Derechos de Autor y Derechos Conexos.
ARRABAL DE MATA, Pablo, Opt. Cit., p. 307.
Por su parte, la Ley Federal del Derecho de Autor88 de México señala en su
artículo 11 que el derecho de autor es el reconocimiento que el Estado hace a
favor de todo creador de obras literarias y artísticas, en virtud del cual otorga su
protección para que el autor goce de prerrogativas y privilegios exclusivos de
carácter personal (integran el derecho moral) y patrimonial.
Así mismo el Capítulo II de dicha ley titulado De los Derechos Morales establece
en su artículo 18 que el autor es el único primigenio y perpetuo titular de los
derechos morales sobre las obras de su creación; considerando también al
derecho moral unido al autor y estable tal derecho como inalienable,
imprescriptible, irrenunciable e inembargable.89
Señala también el artículo 20 que el ejercicio del derecho moral corresponde al
propio creador de la obra y a sus herederos; y en ausencia de estos al estado,
siempre y cuando sean obras de interés para el patrimonio cultural nacional.
Los titulares de los derechos morales, según esta ley, podrán en todo tiempo90:
ƒ
Determinar si su obra ha de ser divulgada y en qué forma, o a mantener
la inédita.
ƒ
Exigir el reconocimiento de su calidad de autor respecto de la obra por él
creada y la de disponer que su divulgación se efectúe como obra anónima
o seudónima.
ƒ
Modificar su obra.
ƒ
Retirar su obra del comercio.
ƒ
Oponerse a que se le atribuya al autor una obra que no es de su creación.
En lo concerniente a la reparación de los daños materiales y/o morales e
indemnización por daños y perjuicios por violación a los derechos que confiere
esta ley, en ningún caso será inferior al 40% del precio de venta al público del
producto original o de la prestación original de cualquier otro tipo de servicios
que impliquen violación a alguno de los derechos titulados por esta ley.91
Al igual que nuestra legislación y la mexicana, la legislación española reconoce
el derecho moral del autor, estableciendo en el artículo 14 de la Ley de
Propiedad Intelectual (LPI) que el derecho moral del autor es irrenunciable e
inalienable pudiendo éste decidir si su obra ha de ser divulgada y en qué forma,
exigir el reconocimiento de su condición de autor de la obra, entre otros.
88
Última reforma 23/7/2003.
Artículo 19 Ley Federal del Derecho de Autor.
90
Ibid, Artículo 21.
91
Artículo 216 Ley Federal del Derecho de Autor.
89
En consecuencia, al existir un reconocimiento por parte de la ley antes señalada
a los derechos morales que posee el autor, reconoce con ello la indemnización
por daño moral que correspondería en caso de trasgresión a tales derechos. Así
lo contempla el artículo 125 párrafo segundo de la LPI el cual establece que en
caso de daño moral procederá su indemnización, aún no probada la existencia
de un perjuicio económico. Para su valoración se tendrá a las circunstancias de
la infracción, gravedad de la lesión y grado de difusión ilícita de la obra.
Cabe recalcar que para el ordenamiento jurídico español la indemnización por
daño moral tiene un carácter compensatorio, debido a que la reparación de
dicho daño va dirigida a proporcionar una satisfacción como compensación al
sufrimiento que se ha causado a la víctima.
La sentencia del Tribunal Supremo español del tres de diciembre del año 1982
establece una serie de criterios que deben inspirar al juez al momento de
determinar la cuantía del daño moral para su debido resarcimiento económico,
tales criterios son los enumerados a continuación:92
ƒ
Estimación subjetiva del daño moral. El daño moral es dominado por los
principios de valoración subjetiva lo cual exige una solución casuística.
Ante la imposibilidad de utilizar criterios exactos de determinación del
daño moral, el órgano judicial actúa con amplia libertad para evaluar el
daño causado en base a las circunstancias del caso y a las personas
afectadas por el mismo.
ƒ
Valoración de las circunstancias específicas e individuales que concurren
en cada caso contemplado, debiendo examinarse todas y cada una de
las circunstancias que originaron el daño.
ƒ
Consideración individualizada de los hechos. Es necesario un estudio
detallado de los hechos y de las circunstancias que antecedieron y se
derivaron de tales hechos.
ƒ
Imprecisión de la cuantía. Se considerará una indemnización aproximada
de los daños ocasionados a las personas perjudicadas.
El Tribunal Supremo español en el año 1991 emitió sentencia en la demanda por
daños materiales y morales que entabló un pintor a una galería de arte. El pintor
alegaba en su demanda sobre los daños sufridos por varias de sus pinturas
durante una exposición. La resolución fue favorable al actor de la demanda,
pues el Tribunal Supremo consideró que éste tenía derecho a que le fuesen
indemnizados no sólo los daños materiales que le habían causado sino también
los daños morales.93
92
93
Consejo General del Poder Judicial. Revista del Poder Judicial número 33, 1994.
ARRABAL DE MATA, Pablo, Opt. Cit., p. 308.
Como hemos podido apreciar, nuestra legislación, así como la mexicana y
española, reconocen y protegen los derechos morales del autor, pudiendo éste
reclamar ante la autoridad competente la debida indemnización por el daño
moral que hubiese sufrido, teniendo en cuenta el judicial entre otras cosas las
circunstancias de la lesión y la gravedad del hecho. No obstante, el agraviado
deberá probar la existencia del nexo causal entre el hecho lesivo o ilícito y el
daño ocasionado; sin embargo como hemos abordado con anterioridad, esto
resulta casi imposible en el terreno de los daños morales.
1.4.10.7. Daños morales causados por productos defectuosos94
La Ley general para la defensa de los consumidores y usuarios española
contiene una lista de obligaciones que debe ser respetada por todas las
empresas ya que, si se produce un accidente por causa de un producto
defectuoso y más aún, si el fabricante hubiese incumplido las obligaciones
legales de protección del consumidor, los directivos de la empresa fabricante
pueden ser condenados a penas de hasta seis años de cárcel por un delito de
imprudencia temeraria.
Las principales obligaciones de prevención y seguridad que la Ley impone a los
fabricantes y distribuidores son las siguientes:
ƒ
ƒ
ƒ
ƒ
ƒ
ƒ
Prohibición de utilizar aditivos no autorizados por el Ministerio de Sanidad.
Prohibición de almacenar productos peligrosos o contaminantes en el
mismo lugar donde se fabrican o almacenan alimentos.
Obligación de controlar la calidad de todo producto que pueda resultar
tóxico.
Prohibición de venta de alimentos en cuya etiqueta no conste el número
del Registro General Sanitario.
Prohibición de construir edificios con materiales defectuosos o
susceptibles de generar riesgos.
Obligación de vender los medicamentos debidamente envasados y
adjuntando siempre un prospecto informativo sobre sus efectos y
contraindicaciones.
El consumidor y el usuario, según esta Ley, tienen derecho a ser indemnizados
por los daños y perjuicios demostrados que se hayan derivado del consumo de
bienes o de servicios en malas condiciones, siempre y cuando dichos daños no
hayan sido causados por la culpa exclusiva del consumidor.
En los casos de daños, los fabricantes pueden quedar exentos de
responsabilidad si acreditan que han cumplido debidamente las exigencias y
requisitos reglamentariamente establecidos, así como los demás cuidados y
diligencias que exija la naturaleza del producto, del servicio o de la actividad.
94
ARRABAL DE MATA, Pablo, Opt. Cit., p. 153-159.
El fabricante está en la obligación de no sólo producir un objeto sin defectos,
sino también debe informar al consumidor acerca del modo de empleo del objeto
en previsión de posibles errores y accidentes.
Ante los daños y lesiones sufridos por el producto defectuoso, el perjudicado
puede elegir entre reclamar la indemnización al fabricante, al importador, al
distribuidor, a todos o a varios de entre ellos, ya que en la Ley General para la
Defensa de los Consumidores y Usuarios, no se establece expresamente la
indemnización por daños morales, sino más bien por daños y perjuicios.95 En
cambio, en la Ley de Responsabilidad Civil, por los Daños Causados por
Productos Defectuosos, en el artículo 10 inciso 2, sobre el ámbito de aplicación
dispone que: “los demás daños y perjuicios, incluidos los daños morales, podrán
ser resarcidos conforme a la legislación civil general.” Así este tipo de
indemnización puede ser reclamada ante los Tribunales de Justicia española
junto con la indemnización por los daños materiales.
Cuando se produce una reclamación por daños, los Tribunales de Justicia deben
valorar si el producto en cuestión ofrecía al consumidor un nivel de seguridad
aceptable, habida cuenta de las circunstancias. Entre las circunstancias que
deben ser tenidas en cuenta para realizar esta valoración se encuentran las
siguientes: el tipo de presentación del producto, su etiquetado, las instrucciones
de uso, el momento previsto para su consumo, su fecha de caducidad y el
embalaje.
Un ejemplo de este caso se dio en España, por el fallo del airbag del
coche, el cual causó la muerte de la conductora, madre de tres hijos.
La causa última de la muerte fue una lesión encefálica producida por
el golpe. El padre de la fallecida demandó a la empresa fabricante
del vehículo, por entender que la lesión encefálica no se habría
producido de haber funcionado correctamente el airbag. El juez de
Primera Instancia del Juzgado número 2 de Zamora, en sentencia del
1 de septiembre de 2000, consideró que quedó probado que el
dispositivo del airbag no se accionó tras el golpe. A partir de ahí,
entendía el magistrado que habría que determinar si la falta de
activación del airbag podía considerarse la causa directa e inmediata
del fallecimiento. Las conclusiones de la autopsia y el impacto
registrado en el parabrisas encima del volante llevaron al juez a
determinar que este impacto en el parabrisas se produjo con la
cabeza de la conductora, lo que a su vez le hizo establecer la
relación entre el fallecimiento por lesión encefálica y la falta de
funcionamiento del airbag, pues si se hubiera activado se habría
impedido el violento golpe de la cabeza contra el cristal. Aplicando la
Ley de Responsabilidad del Fabricante por Productos Defectuosos, el
juez condenó a la empresa a indemnizar con 20 millones de pesetas
95
Arto. 2 Ley general para la defensa de los consumidores y usuarios de España.
a cada uno de los hijos de la fallecida, así como al pago de las costas
del juicio.96
En Nicaragua, la Ley de defensa de los consumidores (Ley No. 182), en su
artículo 28 dispone que: ”El consumidor podrá optar por pedir la rescisión del
contrato o la reducción del precio, sin perjuicio de la indemnización por daños y
perjuicios, cuando la cosa u objeto del contrato tenga defectos o vicios ocultos
que la hagan impropia o disminuyan su calidad o u posibilidad de uso, al que
normalmente se le destina; y que de haberlos conocido el consumidor este no
los hubiere adquirido.” Así mismo, los consumidores deberán reclamar
directamente al expendedor de la mala calidad o de los defectos identificados,
sin perjuicio de que las responsabilidades estén a cargo del importador,
distribuidor o fabricante.97
En esta Ley no se expresa acerca de la reparación de los daños morales
ocasionados por productos defectuosos o más bien no se pronuncia al respecto
en ningún caso. Pero esto no significa que no se puedan pedir los daños
morales por productos defectuosos, puesto que el Código Civil en su artículo
2509 expresa que se deben resarcir los daños al perjudicado, incluyendo los
daños morales. Así también, el Código Penal lo establece, por lo tanto, los
consumidores no tendrán que limitarse a demandas por daños materiales, ya
que por analogía se podría pedir y compensar los agravios morales
ocasionados.
1.4.10.8. Daños morales por incumplimiento del contrato de viaje98
Este supuesto es algo novedoso y no conocido o aceptado en todos los países o
legislaciones, ya que se basa en la reclamación de una indemnización por daños
y perjuicios morales sufridos por turistas a consecuencia del incumplimiento de
un contrato de viaje, por parte de la agencia. Por ejemplo, si un turista va a una
agencia de viajes y contrata un paquete turístico en base a lo ofrecido, y luego al
viajar se dan cuenta de que muchas de las cosas ofertadas y contratadas no
eran realidad y que fueron engañados por su publicidad. Es decir, que el
problema radica en que el daño moral se da por el incumplimiento de las
condiciones que expresamente figuraban en el contrato de viaje suscrito entre
los turistas y la agencia de viaje, ya que este incumplimiento lesionó la
experiencia de placer que se obtendría en el viaje, el cual se tornó en una
experiencia desagradable.
En España este supuesto es una cuestión novedosa, en cambio en el derecho
anglosajón si se admite desde hace tiempo, ya que estos comprenden los daños
96
REVISTA CONSUMER.ES, El fallo del airbag causó la muerte de la conductora, junio 2006, en
http://revista.consumer.es/web/es/20010201/practico/sentencias/
97
Arto. 29 Ley de Defensa de los Consumidores de Nicaragua.
98
MARTÍNEZ ESPÍN, Pascual, Daño moral por incumplimiento del contrato de viaje, Revista del Poder
Judicial, España, 1995, p. 44-53.
producidos por la decepción, la frustración y las incomodidades producidas
durante el transcurso de unas vacaciones. En la jurisprudencia alemana, se
resarce los daños morales por las vacaciones mal gastadas, en el caso de
acciones por incumplimiento del contrato de viaje contra las agencias y los
operadores turísticos. En un principio, sólo era posible el resarcimiento de
daños por vacaciones frustradas cuando se había producido en un daño
patrimonial y sólo para aquellas personas que se encontraban en activo, por
entender que las vacaciones se ganaban mediante una prestación laboral o
mediante sacrificios especiales, si no sería irresarcible. La Ley alemana, sobre
el contrato de viaje, reconoce las acciones a los consumidores que van desde la
pretensión de subsanación a la reclamación de reducción del precio, pasando
por la resolución del contrato o la indemnización de daños siempre que exista
culpa del organizador.
En España, se estableció la Ley de Viajes Combinados, que ayuda a resolver un
poco los problemas sobre las vacaciones frustradas, ya que se debe entender el
término de daño, en el sentido general del daño patrimonial y daño moral
sufridos por el consumidor (turistas) a consecuencia del incumplimiento
defectuoso del contrato. Para que se de el resarcimiento del daño moral, éste
debe probarse en el sentido de que las expectativas frustradas sólo podrán ser
resarcidas en la medida en que el incumplimiento del contrato sea relevante y
grave, siempre que sobrepase un determinado grado de frustración.
Capítulo II: EL RESARCIMIENTO DEL DAÑO MORAL
2.1. Cuestión Terminológica: reparación, resarcimiento o compensación de
los daños morales
Como se ha podido apreciar la terminología utilizada por los autores al tratar
sobre la reparación, resarcimiento, compensación o indemnización de los daños
morales es variada. Esto se debe, a que cada legislación se refiere a este
término de formas diferentes; creando así confusiones. Por ello se dificulta
conocer cuál de dichos vocablos es el correcto y por tanto, utilizar el adecuado.
Esta confusión de términos trajo como consecuencia la discrepancia entre los
diferentes autores, juristas y legisladores, ya que cada quien tiene su propia
concepción. Esto es algo común, pues para una persona una frase o
disposición legal puede ser interpretada de diferentes maneras, ya que cada
quien se deja llevar por sus convicciones. Hay autores que opinan que
resarcimiento, reparación, compensación son sinónimos y que cualquiera de
ellos pueden ser utilizados. En cambio, existen otros autores que disponen que
cada término es totalmente diferente y que no todos pueden ir relacionados con
el daño moral por sus características propias y especiales. Por tal razón,
presentaremos diferentes significados y opiniones que se han dado al respecto.
Manuel Ossorio (Diccionario de Ciencias Jurídicas, políticas y sociales, 1992),
nos muestra las siguientes definiciones:
1. Reparación: arreglo de daños o averías.
agravio.
Satisfacción tras ofensa o
2. Resarcimiento: toda reparación o indemnización de daños, males y
perjuicios.
3. Indemnización: resarcimiento de un daño o perjuicio. En lo civil, quien por
su culpa o negligencia causa un daño a otro, está obligado a reparar el
perjuicio causado; y aún no existiendo ni culpa ni negligencia, cuando
conforme a la ley se tiene que responder por los daños causados por
otras personas tenidas a su cargo o bajo su dependencia, o por el simple
hecho de las cosas de que es propietario o guardador. Así mismo, el
perjuicio causado por el incumplimiento de las obligaciones legales,
contractuales o extracontractuales, se resuelve por el resarcimiento
económico.
Henri Capitant (Vocabulario Jurídico, 1977) define la palabra compensación
como un término usual con que se designa la indemnización pagada a una
persona en reemplazo del cumplimiento de una obligación. En este sentido se
habla de daños e intereses compensatorios.
Fueyo Laneri nos dice que “resultaría absurdo compensar, poner una medida
igual o equivalente, cuando el daño que ha de indemnizarse no es susceptible
de medición exacta, por lo que afirma que se trata simplemente de una
indemnización satisfactiva.”99 En cambio, para el doctor Jairo Guzmán (en la
entrevista realizada, el día once de Abril del año dos mil seis) nos comentó que
lo que se paga por afectaciones morales no es una indemnización, sino una
compensación.
Rafael García López (Responsabilidad Civil por Daños Morales, 1990) expresa
que algunos autores que entendían que el resarcimiento se limitaba al principio a
los daños patrimoniales, pero que al aparecer los daños morales en el ámbito
jurídico se tuvo que extender esa limitación, puesto que se debía proteger los
daños morales como figura legal. Por consiguiente, se debía resarcir el daño
moral de forma pecuniaria junto con la equivalencia ajustable a los daños
patrimoniales.
Concluye afirmando que el enfrentamiento doctrinal es
puramente terminológico, ya que realmente no se varía esencialmente el
significado de los diferentes términos. Por lo que, para unos se resarce, para
otros se repara, pero el contenido sigue siendo el mismo.
99
GARCÍA LÓPEZ, Rafael, Responsabilidad civil por daño moral, Bosh Editor, Barcelona, 1990, p. 100101.
En lo que respecta a nuestro Código Civil, éste no establece conceptualización
alguna referente al resarcimiento, compensación, reparación e indemnización;
simplemente señala cuando procede cada una de estas. Por ejemplo en el caso
del resarcimiento el artículo 430 C establece que el guardador será condenado
al resarcimiento de toda pérdida o daño en relación a los bienes de su pupilo y
en lo que respecta a la compensación el artículo 2139 C señala en que momento
opera la misma.
Luego de presentarles las diferentes opiniones acerca de la terminología,
nosotras decidimos tomar como significado los términos: resarcir, compensar y
reparar, ya que en los distintos libros y jurisprudencias (extranjera-nicaragüense)
se toman como sinónimos, puesto que en muchos casos en una misma
sentencia se utiliza la reparación como el resarcimiento. Es por tal razón, que
utilizaremos los diferentes términos como sinónimos y no crear más confusiones
al respecto.
2.2. Naturaleza jurídica del resarcimiento del daño moral
La jurisprudencia argentina ha establecido tres criterios acerca del resarcimiento
del daño moral, los cuales son: 100
1. Posición minoritaria, según esta posición, el daño moral posee un carácter
punitivo, el cual se exterioriza a través de la sanción impuesta al agresor.
Quienes se inclinan a favor de dicha postura sostienen que es inmoral
entregar dinero a cambio del sufrimiento padecido, pues la finalidad
resarcitoria del daño moral no va dirigida a satisfacer a la víctima, sino a
castigar a su ofensor.
Por ello es que los tribunales argentinos han fijado los siguientes
conceptos en relación a la reparación del agravio moral, entre los cuales
podemos señalar:
a) El daño moral no es indemnizable porque el dolor no se tarifa ni se
paga.
b) La reparación del daño moral es una pena civil contra el responsable
del delito o cuasidelito.
c) La condena por reparación del agravio moral constituye una verdadera
pena privada contra el responsable mediante la cual se reprueba la
falta cometida.
Podemos agregar que para esta postura el autor del hecho dañoso sólo
puede ser sancionado una vez, en consecuencia si son muchas las
100
GHERSI, Carlos Alberto, Valuación económica del daño moral y psicológico, Editorial Astrea, Ciudad
de Buenos Aires, 2000, p. 101-107.
víctimas sólo una de ellas podrá beneficiarse con la multa. Por ejemplo
un matrimonio viaja a bordo de su vehículo cuando es intersectado por
otro automóvil, el cual era conducido por un joven en estado de ebriedad.
En tal caso, podrán demandar indemnización por daño moral y material
ambas víctimas, pero solo una de ellas será beneficiada. Algo que a
nuestro parecer resulta injusto, ya que consideramos que todo sujeto que
sea dañado en su persona o en sus bienes materiales tiene derecho a
exigir que su ofensor reciba la sanción debida en dependencia de la
gravedad del hecho ilícito cometido, así como también de recibir una
indemnización por los perjuicios causados; la cual puede consistir en
disculpas públicas, suma de dinero, publicación de la sentencia que
condene al agresor por el perjuicio ocasionado a su víctima, etc.
Concluye esta postura señalando que el monto por el agravio moral
ocasionado debe guardar relación con: gravedad del ilícito cometido,
personalidad y con las circunstancias del ofensor. Estos tres elementos
deben, por tanto, ser tenidos en cuenta por el Juez al momento de otorgar
o denegar indemnización por daño moral. Vale la pena señalar que
actualmente esta postura ha sido descartada.
b) Posición mayorista, esta posición sostiene que el daño moral es de
carácter resarcitorio, y que éste no debe guardar relación con los
elementos que según la postura abordada anteriormente deben de ser
tenidos en consideración con el judicial cuando éste último otorgue o no
indemnización por daño moral. En tal sentido Zannoni ha dicho:
Que sea difícil demostrar la realidad del dolor, del pensar, de las
aflicciones, y más aún, que ese dolor o, en general, sentimientos que
el daño provoca no tenga precio, no significa que no sean
susceptibles de una apreciación pecuniaria.
La apreciación
pecuniaria cumple más bien un rol, satisfactorio, en el sentido de que
se repara el mal causado aunque no se puedan borrar los efectos del
hecho dañoso, cuando se acuerda al ofendido el medio de procurarse
satisfacciones equivalentes a las que le fueron afectadas. 101
A continuación señalaremos algunas de las sentencias que han sido
dictadas por los tribunales argentinos en relación al agravio moral:
1. El daño moral existe cuando se lesionan derechos de las personas,
que si bien son extraños a valores económicos, su reparación tiene
un carácter resarcitorio y no sancionatorio o ejemplar, en tanto lo
que en alguna medida modere los efectos del agravio moral al
sufrido.
101
GHERSI, Carlos Alberto, Opt. Cit., p. 102-103.
1. Los bienes extrapatrimoniales expuestos a ser objeto de daños, no
son naturalmente reponibles, pero pueden derivar en reparación
satisfactoria, que no es pena represiva.
2. Dado que el daño moral tiene naturaleza resarcitoria, no resulta
exigible la existencia de dolo para su procedencia.
3. A través de la indemnización del daño moral no se pretende sancionar
al deudor sino resarcir a la víctima que sufrió lesiones en bienes
extramatrimoniales.
c) Posición intermedia, según la cual, el daño moral tiene un doble
carácter: uno reparatorio y el otro sancionatorio. En tal sentido la
jurisprudencia argentina ha sostenido que:
d) La reparación del daño moral persigue un doble carácter, cumple con
una función ejemplar y se impone al responsable a título punitivo, y
tiene también un carácter resarcitorio tratando con ello de proporcionar
a la víctima una compensación por haber sido injustamente herida en
sus afecciones.
e) La reparación del daño moral tiene un doble carácter, es decir un
aspecto en el cual puede incidir lo predominantemente resarcitorio, ya
que con ello se trata de proporcionar a la víctima una compensación
por haber sido injustamente herida en sus afecciones, y cumple una
función ejemplar y se impone al responsable a título punitivo.
Habiendo sido abordadas las distintas posturas señaladas por la jurisprudencia
argentina en relación con la naturaleza jurídica del resarcimiento del daño moral,
debemos señalar que la doctrina (general) ha discutido ampliamente sobre este
tema, con el fin de determinar si la misma corresponde: a una indemnización,
pena de carácter privado o bien a una compensación satisfactoria. Sin embargo
no han sido muchos los avances a los que ha llegado, por encontrarse dividida
la misma (doctrina) en el sentido que la mayor parte de la esta concuerda que la
naturaleza jurídica de la reparación del daño moral es indemnizatoria, no
obstante la parte restante de la doctrina opina lo contrario.102
Consideramos que es importante recordar que la decisión sobre la naturaleza
resarcitoria del daño moral esta en potestad del juez que conozca la causa. No
obstante creemos que para que este último decida acerca de la naturaleza de
los mismos, debe tener presente las teorías que tratan sobre la reparación del
daño moral, las cuales serán abordadas en el siguiente acápite.
Concluimos señalando que a nuestro parecer la naturaleza resarcitoria del daño
moral no debe de ir dirigida únicamente a la búsqueda de una indemnización
102
ARGÜELLO LEIVA, Eleonora, Opt. Cit., p. 63.
monetaria, ya que en muchas ocasiones el daño moral que se le causa a una
persona puede ser indemnizado con una simple disculpa pública, como la
realizada por el Diario La Prensa de nuestro país luego de haber publicado en
sus paginas la llamada Lista Negra, causando así un agravio a las personas que
en ella aparecieron, y debiendo este diario realizar una disculpa por la
información errónea divulgada.
2.3. Posturas relacionadas al resarcimiento del daño moral
La cuestión del resarcimiento del daño moral ha sido un tema de muchas
discusiones entre doctrinarios, juristas, legisladores y todas aquellas personas
conocedoras de la materia, puesto que es difícil llegar a tener el mismo punto de
vista. Es por tal razón, que presentaremos las diferentes posiciones que se han
dado al respecto, para que luego cada Juez pueda optar por la posición que más
le parezca.
2.3.1. Teorías que niegan que el daño moral pueda ser resarcido103
El primer argumento empleado en contra de una posible reparación o
resarcimiento del daño moral, se basó en el principio de que el resarcimiento
presupone una relación de equivalencia entre el valor del bien dañado y la suma
de dinero.
Para los hermanos Mazeaud, ciertos doctrinarios cuestionaban la eficiencia de la
reparación del daño moral, ya que para ellos los bienes extrapatrimoniales no
podían ser reparados, por no ser ésta la manera de lograr su finalidad, que es
hacer volver a la víctima al estado anterior de la comisión del daño.
Según Gabba, los daños morales no afectan por su naturaleza, ni directa ni
indirectamente al patrimonio. Por ello, los objetos de la ofensa y del daño moral
no tienen existencia jurídica, por estar estos relacionados con el honor y los
derechos de la personalidad, los cuales no tienen existencia exterior. Por tanto,
el resarcimiento reconoce la posibilidad de una valoración exacta del daño,
exigiendo que éste sea patrimonial, puesto que al daño moral se le imposibilita
establecer el equivalente entre el mismo y una cantidad de dinero. Por lo que
concluye, que el dinero y el daño moral es una relación incalculable.
Algunos autores consideraban que la suma de dinero otorgada a título de
indemnización, no cumple con la finalidad de desaparecer el daño ocasionado y
es por eso que debe quedar el daño moral fuera del orden pecuniario, ya que
este daño no es susceptible de valoración económica. Además, afirman que por
tal razones es imposible demostrarle al juez su existencia, por ser estos
afectaciones a lo interno del individuo.104
103
104
GARCÍA LÓPEZ, Rafael, Opt. Cit., p. 104.
ARGÜELLO LEIVA, Eleonora, Opt. Cit., p. 65.
Para Rafael García (Responsabilidad Civil por Daño Moral, 1990) se puede
obtener diversos elementos a través de estas teorías negativas acerca del
resarcimiento del daño moral, las cuales son:
>
La inmoralidad de la entrega de dinero por la producción de un
daño moral. Si el daño moral se refiere a bienes inestimables, no
valuables
económicamente,
toda
pretensión
pecuniaria
significaría una especie de tasación de aquél, aplicándose en
cierto modo la equivalencia del resarcimiento.
>
Puesto que el daño moral se refiere a bienes inestimables
respecto de los que no cabe aplicar la equivalencia resarcitoria,
toda concesión pecuniaria supondría un enriquecimiento sin
causa.
>
La naturaleza inmaterial de los bienes objeto del daño moral
determina que se trate de daños dotados de transitoriedad y no
de permanencia.
>
La inconmensurabilidad de los daños morales conlleva la
arbitrariedad de toda suma pecuniaria que se conceda.
2.3.2. Teorías que admiten el resarcimiento del daño moral105
Según Eleonora Argüello (La Reparación del Daño Moral y sus Alcances, 1998)
algunos doctrinarios consideraron la reparación del daño moral como un hecho
definitivo, pues las discusiones teóricas permitieron construir los cimientos de
esta reparación. Es así como existen dos teorías aceptando la reparación del
daño moral, siendo las siguientes:
⇒ Teoría de la satisfacción compensatoria o del resarcimiento: esta teoría
defiende que el daño moral debe ser reparado por ser éste de la misma
especie de daño que el patrimonial. Por lo que, hay que entender que en
la reparación el daño no se podrá siempre rehacer lo que se destruyó,
significando también dar a la víctima la posibilidad de procurarle
satisfacción equivalente a lo perdido o menoscabado.
La indemnización del daño moral busca una compensación para la
víctima herida en sus sentimientos o afecciones, por consiguiente, existe
el resarcimiento pecuniario, el cual es una de las formas que dispone la
justicia humana para repararlo. Los hermanos Mazeaud comentan que
se puede reparar el daño moral, aunque no se pueda borrar el daño en su
totalidad, pero se debe procurar a la víctima diversas maneras que
105
ARGÜELLO LEIVA, Eleonora, Opt. Cit., p. 67-69.
aminoren el daño ocasionado. No se busca reponer íntegramente lo
perdido, sino más bien la búsqueda de un elemento activo como el dinero,
para producir en parte una satisfacción moral.
Por lo tanto, el quantum del resarcimiento del daño moral, debe quedar al
arbitrio del juez. Por dicha razón, nos remitiremos a la jurisprudencia
española para comprender como ellos han establecido algunas pautas
para fijarlo, son éstas:106
⇒ La reparación del daño moral no tiene que guardar
proporción con otros capítulos indemnizatorios, que
inclusive pueden no concurrir.
⇒ No está sujeta a cánones estrictos.
⇒ No es menester recurrir a cálculos puramente matemáticos.
⇒ Deben tenerse en cuenta las condiciones personales de
quien merece ser indemnizado, los padecimientos que le
causaron las circunstancias traumáticas y las secuelas que
lo afectan.
⇒ Debe considerarse la edad de la víctima.
Brebbia expone que lo que caracteriza el daño moral no es tanto la
sensación dolorosa, sino más bien, la violación a los derechos
personalísimos de un sujeto sin importar el tiempo que lo haya padecido
la víctima. Es por eso, que no puede estar de acuerdo con aquellos que
sostienen que la reparación constituye un enriquecimiento sin causa o
que los derechos personalísimos como la vida, integridad física, honor,
etc. están fuera de la protección del derecho.
⇒ Teoría de la pena privada o de la sanción represiva o ejemplar: según
Rafael García López (Responsabilidad Civil por Daño Moral, 1990) esta
teoría surge de la constatación de estos hechos: la existencia en la
práctica jurídica, tanto legislativa como jurisprudencial, de la condena
pecuniaria a favor del damnificado moral; y la exclusión de que pueda
tratarse de un verdadero y propio resarcimiento o reparación del daño
moral.
El mismo autor comenta que algunos doctrinarios proclamaban la
necesidad de entregar una suma de dinero al agraviado moral, pero luego
vieron que el daño moral no tenía valor económico por su naturaleza
intrínseca, por consiguiente, no podría tratarse de ningún resarcimiento,
106
GHERSI, Carlos Alberto, Opt. Cit., p. 110.
sin embargo, creyeron ver en la asignación de la suma pecuniaria la
función de una auténtica pena privada.
Según Ripert -citado por García López (Responsabilidad por Daño Moral,
1990)- la finalidad de la condena no era tanto la satisfacción de la víctima,
sino más bien el castigo del autor. Por lo que, la reparación del daño
moral encuentra su justificación no por la víctima y su sufrimiento sino por
el ofensor, dándose ésta mediante la retribución dineraria al lesionado.
Aunque la víctima obtenga un beneficio, lo que se persigue realmente es
culpabilizar al autor del perjuicio, puesto que la culpa es el elemento
principal de la pena privada y esto constituiría precisamente el precio de
la misma.
2.3.3. Controversia sobre la reparación del daño moral en el derecho
español
Para Ricardo de Ángel Yagüez (La Responsabilidad Civil, 1988) la reparación
del daño moral ha experimentado un proceso cambiante en la jurisprudencia y
doctrina española, ya que en los primeros momentos eran muchos los juristas
que rechazaban la idea de reparación, por pensar que los bienes morales no
admiten una valoración pecuniaria, o que ésta sería insuficiente o arbitraria.
Otros consideraban que los bienes de la personalidad son tan dignos que
rechaza la simple idea de traducirlos a términos materiales.
Comenta dicho autor, que hay algunas legislaciones que siguen una vía
intermedia entre la negación y el pleno reconocimiento, como es el caso del
Código Civil alemán que admite la indemnizabilidad del daño no patrimonial,
solamente en los supuestos taxativamente establecidos en la propia ley, los
cuales son: la lesión corporal, el daño a la salud, la privación de libertad y el
delito contra la moral de la mujer obligada a cohabitar fuera del matrimonio. Sin
embargo, hoy en día parece universal e indiscutiblemente aceptada la
indemnización del daño moral, pues su significado jurídico y sociológico se sitúa
cada vez más en la protección de los derechos o bienes de la personalidad por
parte del Derecho privado. Esto no quiere decir que el daño moral excluye que
el hecho dañoso afecte de manera indirecta a intereses de carácter netamente
material. Por ejemplo: un comerciante es objeto de ofensas contra su honor, lo
que afectará su prestigio o estima social (bien moral), como también la
explotación de su negocio (pérdida de clientela, de crédito, etc.; en suma
intereses materiales).
El Derecho español recoge la figura de responsabilidad civil por daño moral,
tanto en la doctrina como la jurisprudencia. Para García Serrano existen tres
etapas bien delimitadas de la jurisprudencia española acerca del daño moral, y
son:
⇒ En la primera no se admite la posibilidad de indemnizar
pecuniariamente el daño moral.
⇒ En la segunda se indemnizan algunos supuestos de daño moral
en cuanto producen repercusiones de tipo patrimonial.
⇒ Finalmente, se admite la indemnización de los daños morales
puros, con la independencia de las posibles repercusiones
patrimoniales que de los mismos deriven.107
Para ilustrar el punto de vista de la jurisprudencia española, presentaremos las
argumentaciones del Tribunal Supremo de España acerca de un caso
determinado con respecto al daño moral y su reparación.
La sentencia de 25 de junio de 1984 recayó en un caso en que se
había arruinado una casa y la Audiencia había concedido a dos de
los demandantes una indemnización por el daño moral que repara los
mismos supuso la pérdida de la vivienda en que moraban. El
Tribunal Supremo dijo al respecto: las argumentaciones ofrecidas en
este motivo a la apreciación del tribunal no pueden triunfar, al no ser
aceptable la construcción del daño moral y de su indemnización hace
el recurrente, dado que:
a) Aunque dicha figura no se encuentre específicamente
nominada en el Código Civil, tiene adecuado encaje en la
exégesis de ese amplísimo reparar el daño causado que
emplea en su artículo 1902, como tiene declarado esta Sala a
partir de la sentencia de 6 de diciembre de 1912;
b) La construcción del referido daño como sinónimo de
ataque o lesión directos a bienes o derechos
extrapatrimoniales o de la personalidad, peca, hoy de
anticuada y ha sido superada tanto por la doctrina de los
autores como de esta Sala;
c) Así, actualmente, predomina la idea del daño moral
representado por el impacto o sufrimiento psíquico o
espiritual que en la persona pueden producir ciertas
conductas, actividades o incluso, resultados, tanto si implican
una agresión directa o inmediata a bienes materiales, cual si
el ataque afecta al acervo extrapatrimonial o de la
personalidad (ofensas a la fama, al honor, honestidad,
muerte de persona allegada, destrucción de objetos muy
estimados por su propietario, etc.);
d) De ahí que, ante, frente o junto a la obligación de resarcir
que surge de los daños patrimoniales, traducido en el
resarcimiento económico o dinerario del lucrum cesans y/o
damnum emergens, la doctrina jurisprudencial haya arbitrado
y dado carta de naturaleza en nuestro Derecho a la
107
DE ANGEL YAGÜEZ, Ricardo, La responsabilidad civil, Universidad de Deusto, Bilbao, 1988, p. 225.
reparación del daño o sufrimiento moral, que si bien no
atiende a la reintegración de un patrimonio, va dirigida,
principalmente, a proporcionar en la medida de lo
humanamente posible una satisfacción como compensación
al sufrimiento que se ha causado.”108
2.4. Titulares de la acción por daño moral
2.4.1. México
En el sistema mexicano los titulares de la acción de reparación moral son: 109
1. Directos
1. El sujeto pasivo o agraviado es el titular en esta acción; puede ser
cualquier persona física o moral, en pleno goce y disfrute de sus
derechos, con excepción del Estado.
2. Indirectos
2. Los padres que ostentan la patria potestad sobre sus hijos menores
tienen la facultad de ejercitar la acción de reparación, esto debido a
que el menor no cuenta con capacidad de ejercicio. Es importante
señalar que los padres son titulares indirectos, porque es el menor
sobre el cual recae el agravio moral.
3. Los tutores de las personas incapaces natural o legalmente tienen el
derecho de accionar en contra de quien haya producido un daño moral
en contra de la persona que se encuentra bajo su cuidado.
4. Los herederos del agraviado directo, siempre y cuando éste haya
intentado la acción en vida, ya que como se recordara el daño moral
se caracteriza por ser de carácter personal, con ello se refiere a que
no puede ser transmitido a terceros, pues únicamente el que sufre el
daño, con las excepciones que se mencionaron en los incisos
anteriores, es quien puede accionar por daño moral. Con esto se trata
de evitar la comercialización de los derechos personales.
2.4.1. Argentina
El Código Civil de Argentina contrario al Código Civil mexicano limita a los
sujetos que pueden accionar por daño moral, al establecer este en su artículo
1078 párrafo 2º que: “La acción por indemnización del daño moral sólo
108
109
DE ANGEL YAGÜEZ, Ricardo, Opt. Cit., p. 227.
OCHOA OLVERA, Salvador, Opt. Cit., p. 74-80.
competerá al damnificado directo; si del hecho hubiere resultado la muerte de la
víctima, únicamente tendrán acción los herederos forzosos.”
Es importante señalar que la legislación argentina concibe como damnificado
directo a quien ha sufrido menoscabo o agravio en un interés extraeconómico,
es decir, que recae sobre ellos la acción dañosa110, y como herederos forzosos a
aquellos que han sido heredaros a través de testamento por el difunto como por
ejemplo los hijos, padres, conyugue, etc.111
En el cuadro que presentaremos a continuación se podrá observar quienes
según las legislaciones antes señaladas son titulares de la acción de daño
moral, y a su vez podrán observarse las diferencias que en relación a dicho tema
poseen ambas legislaciones.
Titulares de la acción de daño moral
México
Argentina
1. Directos
1. Directos
a) Sujeto pasivo: persona física o 1- Sujeto pasivo: damnificado.
moral lesionada.
2. Indirectos
2. Herederos Forzosos
b) Padres
c) Tutores
d) Herederos
Nosotras consideramos que entre el sistema mexicano y argentino, el más
favorable para la víctima es el primero, ya que en este el titular directo es el
sujeto pasivo que puede ser cualquier persona física o moral que sufra un
agravio extrapatrimonial, y los sujetos indirectos pueden ser los padres que
ostentan la patria potestad sobre sus hijos menores; los tutores; los herederos
de la víctima, estos últimos siempre y cuando el sujeto pasivo hubiese intentado
la acción en vida.
El sistema mexicano posee una mayor extensión en cuanto a quienes pueden
ser titulares de la acción de reparación moral que el sistema argentino, ya que
este último en el artículo 1078 párrafo 2º del Código Civil, limita la acción al
damnificado directo y herederos forzosos en caso de fallecer la víctima,
estableciendo así una esfera muy estrecha. No obstante, debemos señalar que
esa limitante fue creada para evitar la multiplicación de acciones y un sin número
110
111
GHERSI, Carlos Alberto, Opt. Cit., p. 111.
ORTEMBERG & ASOCIADOS, julio 2006, en http://www.abogadodefamilia.com.ar/herencia.htm
de demandas, pese a encontrarse en desacuerdo la Suprema Corte de Buenos
Aires y otros Tribunales de dicho país.
2.5. Personas obligadas a la reparación del daño moral
Al igual que en el acápite anterior, al momento de hablarse sobre quienes son
las personas que tienen la obligación de resarcir el daño moral ocasionado, nos
encontramos con un sujeto directo que en este caso es el responsable del daño,
y un sujeto indirecto que legalmente se encuentra obligado a resarcir el daño
moral causado.
En el sistema mexicano, las personas que se encuentran obligadas moralmente
a resarcir el daño son:
a) Directas
b) El sujeto activo o agente dañoso del agravio moral, puede ser
cualquier persona física o moral a quien directamente se le reclama
por haber cometido un agravio extrapatrimonial y consecuentemente
tendrá que indemnizar al sujeto pasivo.
Nuestro Código Civil
establece en su artículo 2509 que toda persona que ocasione un daño
sea por dolo, falta, negligencia o imprudencia o por un hecho
malicioso esta obligado a repararlo junto con los perjuicios. Quedando
así establecida el deber y obligación de responder frente a otros por el
daño que se les ocasione.
c) Indirectas
♦
Los padres de los menores: esta responsabilidad es indirecta pues
no
son los padres del menor quienes cometen el daño, pero legalmente
se encuentran obligados a responder frente a terceros. Esta clase de
responsabilidad la encontramos dentro de la Responsabilidad civil por
hechos ajenos, la cual se encuentra regulada por los artículos 1919 y
1922 del Código Civil mexicano, los cuales disponen que quienes
ejerzan la patria potestad tienen obligación de responder por los daños
y perjuicios que causen los menores que estén bajo su tutela y que
habiten con ellos; excepto cuando estos acrediten ante el juez que
conozca la causa que tuvieron el justo cuidad y vigilancia, procurando
así que el daño no se ocasionase. Por su parte, nuestro Código Civil
en su artículo 2511 establece que los padres y en su defecto los
guardadores son responsables del daño causado por el menor de
quince años que habite en la misma casa o este bajo su cargo; y en
consecuencia quien ostente la guarda del menor debe probar el haber
obrado como un buen padre de familia para evitar la producción del
daño. Es importante señalar que la razón por la cual se le impone a
los padres y guardadores la obligación de responder por los daños
materiales o morales causados por los menores que estén bajo su
cuido, se encuentra consagrada en el artículo 244 C el cual,
establecen que compete a los padres dirigir la persona de sus hijos
menores, así como el protegerlos y administrar sus bienes.
Finalmente, podemos señalar que autores como Diez-Picasso, Gullón
y Rogel han criticado la responsabilidad civil de los padres por
considerar que estos últimos no pueden vigilar consecuentemente a
sus hijos y menos aun evitar que los mismos adopten un
comportamiento distinto al que se les ha enseñado.112
b) Los tutores: estos tienen la obligación de responder por los daños causados
por la persona incapaz que se encuentra bajo su cuido y protección, excepto
cuando demuestre el tutor que tuvo el cuidado y vigilancia necesaria para evitar
la producción del hecho generador del daño. El Código Civil de nuestro país
regula la responsabilidad por parte de los tutores o guardadores en su artículo
2517, el cual dispone que al no ser capaz de delito o cuasidelito el loco o
demente; civilmente es responsable de los hechos que este ejecute, la persona
que lo tenga bajo su guarda legal, excepto que haya constar que no hubo de su
parte culpa ni negligencia.
♦ La Nación: es importante señalar que el Código Civil para el Distrito
Federal previo a la reforma realizada en el año 1982 no establecía la
obligación del Estado de responder por los daños morales
ocasionados por este. Sin embargo, hoy en día el artículo 1916 de
dicho código señala que el Estado debe responder no solo por el daño
moral que este ocasione sino por el agravio extrapatrimonial
ocasionado por sus funcionarios públicos en ejercicio de su cargo,
siempre y cuando estos no posean bienes suficientes para cubrir con
la indemnización.
♦ Las personas que incurren en responsabilidad legal u objetiva: el
artículo 1913 del Código Civil para el Distrito Federal dispone:
“Cuando una persona hace uso de mecanismos, instrumentos,
aparatos o substancias peligrosas por si mismos, por la velocidad que
desarrollen, por su naturaleza explosiva o inflamable, por la energía de
la corriente eléctrica que conduzcan o por otras causas análogas, esta
obligada a responder del daño que cause, aunque no obre
ilícitamente, a no ser que demuestre que ese daño se produjo por
culpa o negligencia inexcusable de la victima”. Por ejemplo si Javier
es propietario de una empresa de fuegos artificiales en el
departamento de Masaya, en la cual se produce una explosión que
deja cuantiosos daños materiales y morales, este debe responder
frente a terceros por los daños ocasionados por su empresa,
respondiendo de manera indirecta.
112
E. ROCA, Opt. Cit., p. 107
c) El dueño del animal que cause daño moral: el Código Civil para el Distrito
Federal establece en su artículo 1929: “El dueño de un animal pagara el daño
causado por este, sino probare alguna de estas circunstancias: I. que lo
guardaba y vigilaba con el cuidado necesario; II. que el animal fue provocado; III
que hubo imprudencia por parte del ofendido; IV. que el hecho resulte de caso
fortuito o fuerza mayor”. El fundamento de esta responsabilidad radica en la
falta de vigilancia y cuidado que tanto el dueño como quien utiliza el animal debe
tener. Por su parte nuestro Código Civil en su artículo 2513 estipula que tanto el
dueño del animal como quien lo utilice, son responsables del daño que este
ocasionare, excepto cuando probasen que el daño se ocasiono por fuerza
fortuita o fuerza mayor. Así mismo, establece dicho artículo que el dueño del
animal o quien lo utilice serán eximidos de responsabilidad cuando el animal
fuere excitado por un tercero para realizar el daño. Esto último también se
encuentra regulado por el Código Civil para el Distrito Federal, ya que el mismo
señala que si el animal que hubiere causado el daño fuere excitado por un
tercero, la responsabilidad es de este y no del dueño del animal.
Personas obligadas a resarcir el daño moral
Sujeto directo
1. Sujeto Activo: es
quien comete el
hecho ilícito.
Sujeto indirecto
1. Padres que ostenten la
guarda de sus hijos menores
2. Tutores
3. Estado
4. Personas que incurren en
responsabilidad legal u
objetiva
5. Dueño de animal.
2.6. Las personas jurídicas y el daño moral
Según Carlos Alberto Ghersi (Valuación Económica del Daño Moral y
Psicológico, 2000), en la actualidad la doctrina se encuentra dividida en relación
a si las personas jurídicas tienen o no derecho a reclamar indemnización por
daño moral.
Por ello, en la doctrina hay quienes sostienen que de ningún modo las personas
jurídicas pueden padecer de daño moral, fundamentando su posición en el
hecho de carecer las mismas de vida corporal. Señalando también que mientras
el nombre de una persona jurídica puede ser objeto de cesión o enajenación, los
derechos de las personas físicas son inherentes e inmutables y no están sujetos
a enajenación; por ser estos de carácter extrapatrimonial.
En contra posición a dicha postura, encontramos aquellos que afirman que las
personas jurídicas tienen derechos extrapatrimoniales que le son propios y que a
su vez son distintos a los derechos que ostentan los miembros que la integran.
Asegurando que las personas jurídicas al igual que las naturales tienen
derechos personalísimos que le deben ser reconocidos, tales como: honor,
privacidad, nombre, etc.
Ahora bien, los criterios que expondremos a continuación, son los seguidos por
la jurisprudencia argentina, encontrándose también, esta última dividida entre
quienes consideran que las personas jurídicas tienen derecho a reclamar daño
moral y aquellos que opinan lo contrario.
Por un lado tenemos la posición que reconoce dicho derecho, la cual sostiene
que el nombre y consideración de las sociedades anónimas que sufren
perjuicios tanto materiales como morales merecen la protección del órgano
jurisdiccional; la cual debe ser otorgada no sólo a las personas de existencia
visible sino también aquellas de existencia real.
Y por otro lado encontramos aquellos que niegan que las personas jurídicas
tengan derecho de reclamar indemnización por daño moral, manteniendo dicha
posición los siguientes principios:
1- Es inadmisible que una entidad mercantil pueda alegar la
presencia de una lesión espiritual para obtener un beneficio
económico en concepto de daño moral, por cuanto las personas
jurídicas en cuanto carentes de subjetividad sólo pueden
invocarlo cuando han sufrido ofensas a su reputación o crédito
del que son merecedoras en la confianza del público.113
2- No cabe una reparación del daño moral a favor de una sociedad
comercial, pues dado que su capacidad jurídica está limitada por
el principio de especialidad y que su finalidad propia es la
obtención de ganancias, todo aquello que pueda afectar su
prestigio o su buen nombre comercial, o bien redunda en la
disminución de sus beneficios o bien carece de trascendencia a
los fines indemnizatorios, ya que se trata de entes que no son
susceptibles de sufrir padecimientos espirituales.114
Sin embargo, aunque la doctrina no reconozca de manera total el derecho de la
persona jurídica de pedir el daño moral que se le hubiese ocasionado,
113
114
GHERSI, Carlos Alberto, Opt. Cit., p. 124.
Id.
encontramos dos precedentes de sentencias extranjeras que demuestran que si
puede la persona jurídica padecer por daño moral. Estas sentencias son:
1- España. El Tribunal Supremo español en sentencia del 31 de Marzo del año
1930 condenó a una entidad mercantil a reparar los daños morales y
materiales causados a una sociedad anónima, daños que se produjeron
como consecuencia publicitaria, en la cual se desacreditaba y ridiculizaba
una fórmula utilizada por la empresa demandante. De esta forma se
reconoció el derecho de las personas jurídicas a reclamar indemnización no
sólo por los daños materiales sino también por los morales.115
2- México. El pasado 13 de Diciembre del año 2005 el Juez Primero de lo Civil
del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal condenó a las
empresas: Microsoft Corporation, Adobe Systems Incorporated, Autodesk
Incorporated y Symantec Corporation a pagar la suma de 9 millones de
dólares de los Estados Unidos de Norteamérica, a la empresa mexicana
Consultores en Computación y Contabilidad (CCC). La indemnización fue
otorgada a esta última por el daño moral que las empresas demandadas
ocasionaron producto de falsas acusaciones que lograron desprestigiar a la
empresa demandante. Los hechos demandados por la empresa mexicana
de Consultores en Computación y Contabilidad fueron los siguientes:
1- Haber declarado las empresas demandadas falsamente ante el
Ministerio
Público Federal, asegurando que la empresa CCC realizaba actos de
piratería ocasionándole así perjuicios a esta última.
2- Haber presentado testigos y documentaciones falsas ante el Ministerio
Público Federal.
3- Haber comunicado dolosamente a través de las empresas Televisa y
Televisión Azteca que la empresa CCC estaba siendo investigada por delito
de piratería para con ello promover y lograr distribuir productos creados por
las empresas demandadas, todo esto a costa del honor, prestigio y
reputación de la demandante.
Es importante señalar que la empresa CCC estaba dedicada a la
comercialización de software y hardware gozando de buena
reputación
en el mercado de comunicación, por ello al ser acusada de realizar
supuestos actos ilícitos es que pierde el prestigio que gozaba, así como
su clientela, dentro de las cuales se encontraban las empresas más
grandes de televisión nacional mexicana como lo son Televisa y
Televisión Azteca.
Así mismo aseguraba la empresa mexicana CCC que producto a las
falsas acusaciones procedentes de las empresas Microsoft Corporation,
115
DE ANGEL YAGÜEZ, Ricardo, Opt. Cit., p. 233.
Adobe Systems Incorporated, Autodesk Incorporated y Symantec
Corporation fue objeto de un cateo en su domicilio con la intervención de
cien miembros armados de la Policía Federal Preventiva y de la Policía
del Distrito Federal, y que dicho cateo fue publicado en las radioemisoras
del país, programas de televisión, ocasionándole así mayor perjuicio.116
El Juez al momento de dictar su resolución condenatoria, se valió de los
testimonios presentados por la parte actora en el juicio, a través de los
cuales se logró constatar el grado de desprestigio e intensidad del daño
ocasionado a la empresa CCC.
En nuestra opinión, las personas jurídicas son capaces de reclamar
indemnización por daño moral, pues como se recordará éste último incide sobre:
la consideración, el honor y afectos de una persona. Por ejemplo, la difamación
es un daño moral al que puede estar sujeta no sólo la persona física sino
también la jurídica, pues una sociedad anónima producto de falsas difamaciones
puede verse afectada en su aspecto moral y económico, al perder su buen
nombre y volúmenes de venta, en caso de dedicarse la misma a la venta de
productos.
No obstante, compartimos la opinión del doctor Norman Miranda, Magistrado
Presidente del Tribunal de Apelaciones de Granada, quien en entrevista
brindada a las autoras de esta investigación, con fecha del catorce de abril del
año en curso, señaló que las personas jurídicas podrán en una etapa ulterior
pedir indemnización por daños morales, ya que por el momento lo esencial es
bregar para que los daños morales beneficien más a las personas naturales,
pues sino se ha consolidado esto por ahora, no podremos abrir horizontes
anticipado. Por lo que concluye el doctor Miranda expresando que en un primer
momento hay que luchar para que la garantía del daño moral vaya dirigida a la
persona natural y más adelante con las reservas del caso podría pensarse en
las personas jurídicas.
2.7. Demanda de daño moral
Señala Salvador Ochoa (La Demanda por Daño Moral, 1999) que en el derecho
mexicano la demanda por daño moral puede ser promovida por el sujeto
agraviado o a través de su representante legal, pues no es exigida la
comparecencia en el juicio de manera personal.
Sin embargo por ser el daño moral de carácter personalísimo, el derecho de
demandar se extingue con la muerte de la víctima, no pudiendo transmitirse la
acción a terceros mientras viva el sujeto lesionado, esto quiere decir que
solamente el agraviado es quien puede exigir la indemnización por el daño moral
y no sus allegados. Lo que si permite dicha legislación es una continuación de
116
MICHEL, Víctor Hugo, Gana mexicano demanda por 90 mdd a Bill Gates, mayo 2006, en
http://www.milenio.com/mexico/milenio/nota.asp?id=55556
ese derecho sujeto a juicio a favor de sus herederos, siempre y cuando la
víctima haya intentado la acción en vida. De lo contrario la demanda que se
presente ante un tribunal debe ser declarada improcedente aunque exista
efectivamente daño moral.
Continua señalando Salvador Ochoa que en cuanto a la reclamación de la
indemnización por daño moral, es inoperante la misma si no se adujo prueba
con la cual la autoridad que conozca del caso pueda fijar económicamente la
cuantía de los daños morales, esto con la finalidad de resolver sobre el monto de
los mismos.
Por su parte la legislación ecuatoriana en la Ley número 171 que regula al daño
moral, la cual fue publicada el 4 de Julio del año 1984, establece que sólo
pueden demandar por daño moral la víctima o su representante legal. Pudiendo
demandar también el cónyuge o parientes hasta el segundo grado de
consanguinidad sólo si la víctima fallece o se encontrare imposibilidad física para
accionar, o si bien aquellos que fueron nombrados herederos por la víctima se
encontrasen también impedidos físicamente. Así mismo señala dicha ley que
cuando el daño moral afecta a las personas jurídicas, la demanda deberá ser
entablada por sus representantes legales.
En nuestro país al momento de interponer una demanda por agravio moral se
deberá estar a lo establecido por el artículo 1021 de nuestro Código de
Procedimiento Civil, según el cual toda demanda debe contener: nombre del
actor; nombre del demandado; cosa, cantidad o hecho que se pide; causa o
razón por la que se pide. Lo antes mencionado es sostenido por la Juez
Segundo Civil de Distrito de Managua, Licenciada Patricia Brenes; quien
sostiene que son más que suficientes los requisitos que señala el artículo 1021
Pr. para procederse a entablar demanda por daño moral.
Así mismo, señala nuestro Código de Procedimiento Civil en su artículo 1022
que se debe designar el juzgado ante el cual se pone la demanda, si es un juez
de mayor cuantía (Juez de Distrito) o uno de menor cuantía (Juez Local),
estableciéndose así la competencia del funcionario judicial.
Vale la pena señalar, que actualmente en el Juzgado Quinto Civil de Distrito de
Managua se encuentra radicada una demanda por daños y perjuicios moral,
según la cual un sujeto al que llamaremos X por protección de identidad,
demanda en la vía ordinaria por daños y perjuicios morales al sujeto que
llamaremos Y.
X fue denunciado en el Juzgado Séptimo del Crimen de Managua por peculado
y concusión. No obstante fue absuelto por sentencia emitida por el Juzgado
antes señalado con fecha del 28 de Junio de 1996.
X alegaba en su demanda que producto a las falsas acusaciones que Y había
emitido en su contra estuvo detenido por un período de once días, lesionándose
así el patrimonio moral, principios éticos y morales de su persona y su familia.
Finalmente, es necesario señalar que X fundamentó su demanda en el artículo
2509 Código Civil y Ley número 157 (interpretación auténtica de los artículos
2509, 1837, 1838, 1865 y 3106 del Código Civil); y valoró la misma en no menos
de nueve millones de córdobas por daños y perjuicios morales. Sin embargo,
este no plasmo en su libelo de su demanda de que medios probatorios se
valdrían para probar los daños morales a los cuales fue objeto.
2.8. La prueba del daño moral117
La dificultad de probar el daño moral se da porque éste afecta y vulnera un bien
jurídico no material, lo cual imposibilita la valoración económica, pues no
intervienen patrones de valoración objetiva o determinados por la ley. Para
Salvador Ochoa (La Demanda por Daño Moral, 1999) el problema radica, en que
la prueba del daño moral no es subjetiva sino más bien se debe acreditar su
existencia de manera objetiva, ya que es difícil demostrar de una manera directa
que una persona ha sido afectada en su honor, sentimientos, creencias, etc., al
no saberse con certeza si el hecho ilícito le causó un dolor moral.
Agrega el mismo autor que la demostración de la existencia del daño moral es
objetiva, por resultar de la violación de alguno de los bienes que tutela el
derecho con respecto al agravio extrapatrimonial, causados por una conducta
ilícita. El inconveniente de probar la existencia de este daño en forma subjetiva,
es que ninguna de las partes integrantes de la relación jurídica extrapatrimonial
se conformaría con que se afirme que su bien moral está o no verdaderamente
transgredido y más aún saber la gravedad del daño.
Adriano de Cupis (El Daño, 1975) expresa que en materia de prueba del agravio
moral se debe de tener en cuenta el siguiente razonamiento: “La inestabilidad
pecuniaria ha sido verdaderamente la razón que con más fuerza ha
obstaculizado la tutela jurídica de los intereses referentes a bienes no
patrimoniales.” Así mismo, añade sobre la postura subjetiva en la prueba del
daño moral, lo siguiente:
La valoración equitativa encuentra su aplicación por falta de prueba;
tanto por imposibilidad objetiva de poderla obtener exacta y completa,
como por insuficiencia del procedimiento probatorio. Ahora debemos
añadir, en cuanto se refiere al daño no patrimonial, que la falta de la
prueba deriva siempre de su imposibilidad subjetiva. La prueba de la
entidad cuantitativa del daño impone la prueba de la medida
pecuniaria del objeto del daño, o sea, el interés afectado, lo cual es
inconciliable con la naturaleza del interés no patrimonial; por tanto,
mediante la prueba no puede proyectarse en el mundo del
117
OCHOA OLVERA, Salvador, Opt. Cit., p. 88-89.
conocimiento material una relación (medida pecuniaria) que en su
realidad objetiva, repugna a la naturaleza del interés no patrimonial.
Por tanto deberá el juez tratar de determinar la gravedad del dolor,
relacionándolo con la sensibilidad individual de la persona
perjudicada.
En el sistema mexicano, para demostrar el daño inmaterial, solamente es
necesario:
a) Probar la relación jurídica que vincula al sujeto activo o agente dañoso
con el sujeto pasivo o agraviado.
b) Demostrar la existencia del hecho u omisión ilícitos que causa un daño
moral, lesionando uno o varios de los bienes que tutela esta figura
(conducta antijurídica y realidad del ataque).
La importancia del segundo punto radica en que no es necesario acreditar ante
el Juez la intensidad del dolor sufrido o la magnitud del daño internamente
causado. Por ejemplo, cuando a un abogado que se encuentra en una
audiencia pública otro abogado lo ataca verbalmente con calificativos
denigrantes. Se podría decir que de acuerdo con la valoración objetiva, existirá
un daño moral desde el momento que existe lo ilícito de la conducta, que se
demuestra con la realidad del ataque. Es decir, que desde que el abogado es
atacado verbalmente se reconoce la existencia del daño, por haberse realizado
dicha agresión. Sin embargo, para la prueba del daño moral no importa si los
calificativos denigrantes eran ciertos o si verdaderamente le causaron dolor
moral al sujeto pasivo, puesto que existe el hecho antijurídico y el agraviado pide
su reparación, se estará expresando de una forma afirmativa. Esto se basa en
el principio de que ninguna persona está obligada a soportar agresiones, que se
transforman en un daño moral.
Para el argentino Luis María Rezzonico: “la reparación del daño moral no exige
prueba de su existencia y extensión: se acredita por el sólo hecho de la acción
antijurídica y la titularidad del derecho del accionante. Así, el cónyuge no
necesita probar que sufrió un dolor por la muerte de su esposo o esposa, ni el
padre por la de su hijo…”118
Así también comenta Roberto Brebia (El Daño Moral, 1967) acerca de lo que ha
concluido la jurisprudencia argentina sobre la prueba del daño moral:
1) El daño moral no debe ser acreditado, existe por el sólo acto
antijurídico.
2) La reparación del agraviado moral no exige la justificación de
su existencia efectiva y extensión.
118
OCHOA OLVERA, Salvador, Opt. Cit., p. 89.
3) El criterio judicial es suficiente para determinar el agravio
extrapatrimonial, no reconociendo otra limitación que la
naturaleza del acto cometido.
4) El daño moral no requiere demostración.
5) El daño moral del cónyuge e hijos no necesita ser probado,
por cuanto su existencia se tiene acreditada por el sólo hecho de
la acción antijurídica y por la titularidad del accionante.
Para Jorge Bustamante Alsina -citado por Duque Gómez (El Daño, 2001)- en el
sistema argentino la esencia del daño moral se muestra a través de la
estimación objetiva que hará el juez de las supuestas alteraciones espirituales
que afecten el equilibrio emocional de la víctima. La dimensión del daño moral
resultará de la extensión e intensidad con que aquéllas se manifiestan en sus
sentimientos. Por lo que, para probar el daño moral en su existencia y entidad
no es necesario aportar prueba directa, sino que el juez deberá apreciar las
circunstancias del hecho y las calidades morales de la víctima para establecer
objetiva y presuntamente el agravio moral. Es por eso, que este tipo de daño no
debe ser objeto de prueba directa, pues ello resulta imposible por la índole del
mismo, por encontrarse en lo más íntimo de la personalidad, ya que nadie puede
indagar el espíritu de otro tan profundamente como para poder afirmar con
certeza la existencia y la intensidad del dolor, la verdad de un padecimiento, la
realidad de la angustia o de la decepción.
Para el ecuatoriano García Falconi, el daño moral es aquel que proviene de toda
acción u omisión que pueda estimarse lesiva a las facultades espirituales, a los
efectos o las condiciones sociales o morales inherentes a la personalidad, en
último término, todo aquello que signifique un menoscabo en los atributos o
facultades morales del que sufre el daño. Por lo que, su probación se debe
realizar de tres maneras:
1- La licitud del acto o hecho, pues en caso de que la persona que
hubiere ocasionado el daño, lo hubiere hecho por mandato de la ley o
en cumplimiento de su deber no existiría tal ilicitud y por tal no cabría
sentencia condenatoria por daño moral.
2- Probar el daño ocasionado; y,
3- Probar la relación de causalidad existente entre el acto o hecho ilícito
cometido y el daño ocasionado.119
Nuestro Código de Procedimiento Civil en su artículo 1079, establece que la
obligación de producir prueba corresponde al actor, y si éste no lo probase, el
reo será absuelto, más, si éste afirmare alguna cosa, tiene la obligación de
probarlo. Así mismo el artículo 1078 Pr. señala que la prueba será plena cuando
el juez queda bien instruido para dar la sentencia.
119
GARCIA FALCONI, Jaime, La prueba del daño moral y como se fija el monto de la indemnización,
abril 2006, en http://www.dlh.lahora.com.ec/paginas/judicial/PAGINAS/D.Civil.31.htm
En materia de daños morales se deberá de estar a lo establecido por el Código
de Procedimiento Civil en el artículo 1082 que se trata sobre los medios de
prueba, mismos que deben de ser pertinentes, ciñéndose a las circunstancias
importantes.
Los medios de prueba establecidos en nuestra legislación son los siguientes:
cosa juzgada; documentos; confesión; inspección del Juez; dictámenes de
peritos; deposición de los testigos y presunciones e indicios, ello al tenor del
artículo 1117 Pr. Dichos medios probatorios son sujetos a graduación por parte
del judicial cuando en el juicio se produzca plena prueba, debiéndose estar a la
más robusta, según el orden siguiente, basados en el artículo 1395 Pr.:
a)
b)
c)
d)
e)
f)
g)
h)
i)
La cosa juzgada,
La presunción de derecho;
La promesa deferida por la parte o por el Juez;
La inspección personal en los casos en que tiene lugar;
La confesión judicial;
La prueba instrumental fehaciente;
Los dictámenes de peritos;
La prueba de testigos;
Las presunciones humanas cuando hacen plena prueba. La
presunción legal no tiene entonces cabida porque cede a la prueba
contraria; salvo la presunción de derecho que habla el número
segundo.
Por su parte la Juez Quinto Civil de Distrito, Licenciada Lygia Rivas Peña en
entrevista brindada a las autoras de esta investigación señaló que dentro de los
medios de pruebas que pueden ser tomados en consideración al momento de
valorar y cuantificar el daño moral producido se encuentran los medios de
grabación y la prueba documental.
A nuestro juicio todos los medios probatorios reconocidos por nuestra legislación
contribuyen al momento que el juez dicte la respectiva sentencia ya sea
denegando o reconociendo el agravio moral. Sin embargo, las pruebas creemos
nosotras variaran según cada caso, pues dependiendo del caso podrá ser
idónea la prueba pericial que la documental o viceversa.
Sin embargo, establece el artículo 1285 Pr. que los Jueces y Tribunales apreciarán la prueba pericial según las reglas de la buena crítica, sin estar obligados
a sujetarse al dictamen de los peritos. No obstante cuando se tratare de valorar
una cosa, el avalúo uniforme de los peritos o aquel a que se hubiere adherido el
tercero en discordia o el de éste deberán ser aceptados sin que se pueda alegar
lesión enorme.
Vale la pena recordar que la sana crítica constituye un sistema intermedio entre
la tarifa legal y libre convicción. Para Couture:
Sin la excesiva rigidez de la primera y sin la excesiva incertidumbre
de la última, configura una feliz formula, de regular la actividad
intelectual del juez frente a la valoración de la prueba. Las reglas de
la sana crítica son, ante todo, las reglas del correcto entendimiento
humano. En ellas interfieren las reglas de la lógica, con las reglas de
la experiencia del juez. Una y otras contribuyen, de igual manera, a
que el magistrado pueda analizar la prueba (ya sea de testigos, de
peritos, de inspección judicial, de confesión en los casos en que no
es lisa y llana) con arreglo a la sana razón y a un conocimiento
experimental de las cosas. El Juez que debe decidir con arreglo a la
sana crítica, no es libre de razonar a voluntad, discrecionalmente y
arbitrariamente. Esta manera de actuar no sería sana crítica, sino
libre convicción.120
Según Jorge Fabrega, la sana crítica implica:
1) Las pruebas deben obrar, válidamente, en el proceso, esto es,
debe haberse practicado con arreglo a las disposiciones legales; 2) la
apreciación debe tener puntos objetivos de referencia y dejarse
constancia de ello en el fallo; 3) examen integral de cada medio de
prueba, entrelazado con los distintos medios que obran en el
expediente. El examen en conjunto requiere obviamente, análisis del
valor probatorio de cada medio en sus particularidades.121
2.9. Prescripción de la acción civil y penal
Antes de explicar en que momento prescribe una acción civil o penal, es
necesario tener claro que significa el término prescripción.
La prescripción es definida por el diccionario de la academia como la acción y
efecto de prescribir, o de adquirir una cosa o derecho por la virtud jurídica de su
posesión continuada durante el tiempo que señala la ley, o caducar un derecho
por un tiempo señalado.122
Nuestro Código Civil en su artículo 868 expresa que la prescripción es un medio
de adquirir un derecho o liberarse de una carga u obligación, por el lapso y bajo
las condiciones determinadas por la ley.
Señala el doctor Escobar Fornos (Derecho de Obligaciones, 2000) que la
prescripción puede ser de dos clases, positiva llamada adquisitiva (se adquiere
el dominio y otros derechos reales), y negativa conocida como extintiva
(extingue un derecho).
120
QUICENO ALVAREZ, Fernando, Valoración judicial de las pruebas, Editorial Jurídica Bolivariana, 1ª
ed., Venezuela, 2000, p. 168.
121
Ibid, p. 168-169.
122
OSSORIO, Manuel, Opt. Cit., p. 601.
Por su parte el artículo 871 C expresa que la prescripción positiva aprovecha a
todos los que son capaces de adquirir por cualquier otro título; igualmente los
menores y demás incapacitados pero a través de sus legítimos representantes;
la prescripción negativa aprovecha a todos, aún a los que por sí mismos no
pueden obligarse.
Así mismo, los artículos 905 y 908 inciso 3º C establecen que en materia civil
todo derecho y su correspondiente acción prescribe a los diez años. Sin
embargo, existen dos excepciones, las cuales son: la primera de ellas es que la
responsabilidad civil por injurias y el daño causado por personas o animales
prescribe en un lapso de un año; y la segunda consiste en que la
responsabilidad civil de los médicos, cirujanos, y demás que ejercen la profesión
de curar por sus visitas, operaciones y medicamentos prescribe en un período
de dos años.
Contrario a lo establecido en nuestro Código Civil referente a la prescripción, el
Código Penal de nuestro país señala en su artículo 114 inciso 7º, que la
responsabilidad penal se extingue por la prescripción de la pena, la cual puede
variar según el delito que se haya cometido pudiendo ser de uno a doce años
(artículo 125 Pn). Así mismo, el artículo 124 párrafo segundo del mismo Código,
establece que la prescripción de la responsabilidad civil proveniente de delito o
falta se rige por el Código Civil, por tanto estas prescribirán en un lapso de diez
años. Es necesario señalar con relación a la prescripción que cada esfera del
derecho aplica sus propias regulaciones, sin existir prevalencia.
Finalmente, podemos señalar que la legislación civil de la república mexicana
establece que la acción para reclamar la reparación moral prescribe en un
período de dos años que se cuentan a partir del día en que se causó el daño o el
día en que termino de causarse.123
2.10. Valoración del daño moral
En cuanto a la valoración del daño moral nos enfocaremos en legislaciones
extranjeras con la finalidad de mostrar los diferentes criterios que según éstas
deberán de tomar en cuanta el juez al momento de otorgar o denegar una
indemnización por daño moral.
2.10.1. España
Por lo característico de la naturaleza de los bienes que se ven afectados en el
daño moral, la valoración no sigue los patrones tradicionales de la indemnización
de los daños patrimoniales. Es por eso que en la mayoría de las legislaciones
se basan en el principio de que la aprobación del quantum indemnizatorio debe
dejarse al libre criterio de los tribunales de justicia.
123
OCHO OLVERA, Salvador, Opt. Cit., p. 135.
Algunos doctrinarios españoles, no están totalmente de acuerdo con ese
principio, ya que afirman que no todos los órganos jurisdiccionales se
encuentran dotados de esa capacidad, porque se hace exclusivo el
conocimiento y la determinación de la indemnización del agravio moral a los
órganos judiciales que conocen en primera instancia; excluyendo toda
posibilidad de revisión ulterior por tribunales jerárquicos superiores.
Para Rafael García López (Responsabilidad por Daño Moral, 1990) este criterio
de exclusividad para los tribunales de primera instancia en el conocimiento y
determinación de la cuantía indemnizatoria, ha suscitado una serie de
consecuencias, como:
a) Diferencias, frecuentemente ostensibles, entre las diversas
resoluciones judiciales a la hora de fijar las
indemnizatorias ante supuestos de hecho análogos.
cuantías
b) Diferencias en la designación de los titulares específicos del
derecho resarcitorio, siendo habitual que las decisiones judiciales,
ante supuestos de indemnizaciones derivadas de la muerte, se
limitaran a atribuir una cantidad económica bien a la familia, bien
a los herederos de la víctima; designación global y genérica que
dejaba indeterminados los titulares concretos y la cuantía que a
cada uno le correspondía.
c) Falta de concreción o delimitación conceptual de las propias
indemnizaciones. Ha sido también muy corriente mezclar o incluir
en un único concepto de indemnización del daño moral tanto el
resarcimiento de este daño per se como los perjuicios de índole
patrimonial que de él se derivan. De esta manera, el principio de
irrecurribilidad impedía que pudieran corregirse apreciaciones
erróneas de los juzgadores de instancia sobre valoraciones de
daños que, aún ligados a un bien moral, poseían una clara y
exclusiva naturaleza patrimonial, y dejaba indefenso al causante
o responsable del daño.
Según una sentencia del 21 de abril de 1989 del Tribunal Supremo español
confirma el principio anteriormente señalado donde dice:
Es doctrina de esta Sala que el quantum de la indemnización es
cuestión reservada exclusivamente al prudente arbitrio de los
Tribunales de instancia, sin que pueda someterse a la censura
casacional, en tanto que las bases determinantes de aquélla son
revisables siempre que se acredite una manifiesta y evidente
discordancia entre ellas y la cifra indemnizatoria señalada.124
A esto comenta el autor antes mencionado, que el principio de irrecurribilidad de
la indemnización por daño moral fijada por los tribunales de instancia se
124
GARCÍA LÓPEZ, Rafael, Opt. Cit., p. 153.
condiciona a la constancia y precisión de las bases de regulación en los
antecedentes de hecho de las resoluciones judiciales. Por lo que el quantum
indemnizatorio puede indirectamente verse afectado, bien a través de la
impugnación de las propias bases de regulación o porque se aprecia falta de
prudencia o elemental racionalidad en la determinación de la suma
indemnizatoria.
Al fijarse las bases de regulación, la determinación del quantum indemnizatorio
dejada al arbitrio judicial no puede ser entendida nunca como discrecional, sino
más bien prudencial por parte del juzgador. Ya que está plasmado en la
sentencia del Tribunal Supremo del 10 de junio de 1987,
Donde recuerda que la fijación del quantum concierne
exclusivamente al prudencial criterio de los Tribunales de instancia,
los cuales de modo ponderado, ecuánime y racional, calcularán las
consecuencias dañosas, previniendo que la valoración de los daños
morales debe hacerse procurando, a todo trance, no proceder de un
modo mezquino, tacaño y cicatero, minimizando las consecuencias
lesivas del acto antijurídico, ni tampoco con prodigalidad ni
generosidad insólitas, magnificando lo sucedido, desde el punto de
vista económico, a un nivel de dilapidación o de derroche propios de
quien no teniendo que abonar las cantidades señaladas no se
percata, a veces, de lo desmedido y desmesurado de la
indemnización señalada.125
Se puede añadir a lo antes citado, que se debe permitir el acceso al recurso en
el sistema español, cuando se encuentren ante casos excepcionales en los que
no se hayan respetado los criterios o modos prudenciales, tanto por exceso
como por defecto; donde se mire claramente la irracionalidad de la valoración
efectuada.
Jorge Bustamante Alsina –citado por Duque Gómez (El Daño, 2001)- opina que
cuando el daño no es mesurable por su propia índole, se debe recurrir a pautas
relativas, según un criterio de razonabilidad que intente acercar la valuación
equitativamente a la realidad del perjuicio. Por lo que, en argentina, el
procedimiento de valuación queda al arbitrio de los jueces y éstos deben
esforzarse por obtener una apreciación lo más precisa posible. Ya que es
necesario que esta valuación sea subjetiva por tratarse de daños insusceptibles
de ser apreciados adecuadamente en forma pecuniaria. La apreciación del juez
para fijar en dinero la compensación del agravio moral, debe ser necesariamente
objetiva y abstracta. Puesto que, este tipo de daño no está en función de la
representación de la víctima, sino más bien en la comprobación por parte de los
jueces y de su evaluación objetiva en el límite de lo reclamado en la demanda.
125
GARCÍA LÓPEZ, Rafael, Opt. Cit., p.154.
Finalmente podemos señalar que los abogados españoles con el objeto de
evaluar económicamente los daños morales padecidos por una persona, los
han clasificado en cinco tipos, los cuales son126:
1) Daños morales al honor: son aquellos que de manera directa
atacan el nombre de un sujeto y su intimidad. Tal es el caso de los
delitos por injurias y calumnias, los cuales castigan los ataques
contra el derecho al honor. Cabe señalar que cuando se le vulnera
a una persona su derecho a la intimidad, este solo puede reclamar
una indemnización por los daños y perjuicios que haya sufrido,
pues las leyes españolas no prevén para esta clase de delitos
penas de cárcel.
2) Daños morales emocionales: se refiere al sufrimiento que
experimenta la víctima de un delito, de un abuso administrativo, de
una injusticia o de un accidente provocado por la negligencia del
culpable.
La sentencia del Tribunal Supremo español del 23 de abril del año 1992
es un ejemplo de daños morales emocionales. Dicha sentencia trata
sobre una niña que queda inválida por haber sido sometida a una
intervención quirúrgica innecesaria. La madre de la menor procedió a
demandar a los médicos responsables e incluso al hospital donde se
realizó dicha intervención por los daños morales ocasionados.
El fallo fue favorable a la madre de la menor y se ordenó a los
demandantes el pago de una indemnización no sólo por los daños
morales ocasionados a la menor sino por aquellos causados a la madre
de esta. En total los demandados debieron de pagar la suma de quince
millones de pesetas en concepto de daños morales emocionales. Cabe
señalar que la menor fue indemnizada también de forma separada por
daño moral emocional y por invalidez.
3) Daños morales de tipo profesionales: se refiere al daño que se le
provoca a un profesional a consecuencia de falsas acusaciones.
Un ejemplo de daño moral profesional lo constituye la sentencia emitida
por el Tribunal Supremo español con fecha del 11 de febrero del año
1990, según la cual un médico reclama el pago de daños y perjuicios a un
farmacéutico. Resulta ser que el médico gozaba de gran prestigio en su
especialidad, y prescribía a sus pacientes recetas magistrales que eran
elaboradas por un farmacéuticos siguiendo este último las
especificaciones que el médico hacia. El médico alegaba en su demanda
que el farmacéutico había elaborado defectuosamente la receta magistral
126
ARRABAL DE MATA, Pablo, Opt. Cit., p. 290-293.
provocando así descontento entre sus pacientes y dañando su prestigio
profesional.
El fallo emitido por el Tribunal Supremo fue favorable al médico,
condenándose al farmacéutico a indemnizar al médico en concepto de
daños morales y de daños profesionales.
4) Daños morales de carácter familiar: es decir las disputas, tensiones
y conflictos surgidos en la familia de la víctima de una falsa
denuncia, de un delito o una calumnia. Ejemplo: los hijos
huérfanos de una persona asesinada que sufren por daños
morales o privación psicológica de carácter familiar, ya que debe
de salir adelante sin el apoyo y protección de su progenitor.
5) Daños morales de carácter social: aquí se incluyen todos aquellos
perjuicios, grandes o pequeños que sufre la victima como
consecuencia de la perdida de consideración social. Ejemplo:
perdida de amistades, denegación de un crédito bancario.
En sentencia del 19 de noviembre del año 1991 dictada por el Tribunal
Supremo español se condena a un testigo a indemnizar los daños y
perjuicios causados a una persona inocente. Dicho testigo se había
equivocado en su testimonio y la persona que por error fue identificada
había tenido que pasar en prisión provisional por varios días causándole
así un perjuicio moral.
Arrabal de Mata (Reclamaciones de Daños y Perjuicios, 1995) comenta que a
pesar de ser el daño moral difícil de probar en juicio, los Tribunales de Justicia
de España reconocen al o los perjudicados el derecho a recibir una suma de
dinero en concepto de daños morales, con independencia de lo que deban de
recibir en concepto de daños materiales. Así mismo, los jueces españoles
evalúan si el culpable de los daños actuó de mala fe, de ser así, estos suelen
condenarle a pagar sumas más fuertes de dinero, basados en los principios de
justicia subjetiva que son la base del sistema legal español.
2.10.2. México127
Comenta Salvador Ochoa (La Demanda por Daño Moral, 1999) que en el
derecho mexicano se tienen ciertas consideraciones en relación con el monto de
la indemnización por daño moral, dentro de las cuales se destacan:
En primer lugar corresponde al juez el establecer el monto de la indemnización
por daño moral. Sobre este aspecto los tribunales mexicanos han pronunciado
lo siguiente:
127
OCHOA OLVERA, Salvador, Opt. Cit., p. 121-128 y 143-143
Daño Moral. Fijación del. De lo estipulado por el Art. 1916 del
Código Civil para el Distrito Federal, aplicable en materia federal en
toda la República, se concluye que el monto de la reparación del
Daño Moral debe ser fijado por el juzgador de instancia de manera
potestativa, y sólo debe atenderse a los derechos lesionados, al
grado de la responsabilidad, a la situación económica del
responsable y de la víctima, así como de las demás circunstancias
del caso.
En segundo lugar el juez debe de fundar su resolución atendiendo a los
derechos que hayan sido lesionados pudiendo ser: el honor, reputación o vida
privado. Así mismo deberá de tomar en cuenta el grado de responsabilidad
(directa o indirecta por acción u omisión), y la situación económica del
responsable. Sobre este último aspecto el acto de la demanda debe de
proporcionarle al juez las pruebas que acrediten la real situación o capacidad
económica del demandado. Las tesis más importantes sobre este punto son las
siguientes:
Reparación del Daño Moral. En cuanto a la reclamación de la
indemnización del Daño Moral que se ocasionó al quejoso, es
inoperante el agravio expresado, sino se adujo ninguna prueba para
poder fijar económicamente la cuantía de esos daños morales a fin
de poder resolver sobre el monto de los mismos.
Reparación de Daño Moral. Fijación del monto de la. La
reparación del daño constituye una pena pública y debe de
imponerse de oficio al sentenciado; sin embargo, las lesiones
causadas a la víctima del delito pueden constituir daño de carácter
moral y económico, pues con motivo de ellas, sufre quebranto de
salud, por cuyo motivo, necesita atención medica para sanar, lo cual
ocasiona perjuicio en su patrimonio, pues tiene que hacer gastos,
pero respecto a la primera cuestión, no es dable determinar su monto
cuando no está acreditada la capacidad económica del sentenciado,
requisito sine qua non para su procedencia y en cuanto al aspecto
tipo económico, debe atenderse a las constancias existentes en
autos y cuando no estén demostrados tales elementos
es
improcedente la condena a su pago.
Reparación de Daño Moral. Fijación del monto de la. Para
determinar el monto a cubrir por concepto de reparación del Daño
Moral es requisito indispensable valorar la capacidad económica del
sentenciado, en virtud de que así lo establece la Corte Suprema de la
Nación en la tesis de jurisprudencia emitida por la Primera Sala del
rubro: reparación del daño fijación del monto de la; y cuando no se
atienda tal presupuesto, procede conceder el amparo para que se
estudie y valore la capacidad económica del sentenciado.
En tercer lugar la fijación del monto de la indemnización por daño moral, es
discrecional para el órgano judicial lo cual implica que el juez no esta obligado a
relacionar o fundamentar con otras leyes o códigos la determinación del monto
de la indemnización. Por tanto la actuación del judicial es autónoma obligando a
éste a resolver sobre el monto de la indemnización no pudiendo abstenerse de
establecerla.
Ahora bien, lo que puede variar es el monto de la indemnización ya que puede
ser simbólica o económicamente significativa. Al respecto se han emitido las
siguientes tesis:
Daño Moral. Fundamentación de su cuantificación. A diferencia
de los daños y perjuicios de naturaleza material causado según las
circunstancias a que se aluden en el Art. 1913 del Código Civil para
el Distrito Federal, que deben reparase a elección de la víctima u
ofendido restableciendo el estado de cosas que tenían antes de la
causación del daño cuando ello sea posible o en el pago en dinero
equivalente a los daños y perjuicios causados, o bien, en la hipótesis
de que el daño recaiga en las personas y produzca la muerte o
incapacidad total o permanente, parcial permanente, total temporal o
parcial temporal, el grado de la reparación se determinará atendiendo
a lo que dispone la Ley Federal del Trabajo en su parte relativa,
porque así lo dispone expresamente el segundo párrafo del Art. 1915
de dicho ordenamiento sustantivo, la reparación del Daño Moral que
debe hacerse de acuerdo a las previsiones contenidas en los
diversos párrafos de dicho artículo y, específicamente, en lo que
concierne al monto de la indemnización, de acuerdo a la disposición
contenida en el cuarto párrafo de dicho artículo. La anterior
determinación se fundamenta en la naturaleza inmaterial del Daño
Moral que es diferente a los daños o perjuicios derivados de lo que la
doctrina y la Ley denominan responsabilidad objetiva. Por eso la Ley
estableció la procedencia de la indemnización pecuniaria tratándose
de la causación de los daños morales, independientemente de las
circunstancias de que se han causado o no daños materiales, es
decir, instituyó la autonomía del Daño Moral a que se ha hecho
referencia.
Daño Moral.
Elemento para determinar el monto de la
indemnización. Conforme al Art. 1916 del Código Civil para el
Distrito Federal, la indemnización debe determinarse por el órgano
jurisdiccional tomando en cuenta los derechos lesionados, el grado
de responsabilidad, la situación económica tanto del responsable
como de la víctima, y las demás circunstancias del caso. De modo
que no es una limitante para el juzgador el salario devengado por la
víctima del daño, ni puede tenerse como única base para determinar
la indemnización.
En cuarto lugar de conformidad a lo establecido en el artículo 1840 del Código
Civil para el Distrito Federal las partes pueden pactar una cláusula penal, la cual
opera en caso de incumplimiento estableciendo una cantidad compensatoria.
Sin embargo en casos que involucran daños morales dicha cláusula no opera ya
que las partes no pueden fijar ninguna cantidad en caso que se produjese un
daño moral. En consecuencia es nulo e ineficaz demandar como reparación del
daño moral una determinada cantidad de dinero, pues como se dijo
anteriormente, el único que puede fijar la condena pecuniaria por daño moral es
el juez de la causa.
En quinto y último lugar los juicios por daño moral son de cuantía indeterminada
pues existe la expresa prohibición legal para que antes de que surja un daño
moral las partes puedan fijar cierta cantidad de dinero.
Para finalizar podemos señalar cuatro requisitos a tener en cuenta por el juez al
momento de otorgar o denegar una indemnización por daños morales en la
legislación mexicana, estos son:
A. Bienes lesionados. El juez de previo debe de analizar que
derechos fueron lesionados (ejemplo honra, reputación,
sentimientos, etc.)
Esto derechos son tomados en cuenta con el fin de determinar la
gravedad del daño causado atendiendo a los bienes transgredidos que
como mencionamos con anterioridad pueden ser tanto la honra, como los
sentimientos de una persona, etc., lo cual influirá en el aumento o
disminución de la suma que será entregada en concepto de reparación
moral.
B. Grado de responsabilidad. En tal caso el Juez debe tomar en
cuenta si el sujeto activo es realmente el causante del daño o si
éste se encuentra indirectamente obligado a resarcirlo. Con esto
se refiere a la obligación que tienen los padres por ejemplo, de
responder por los agravios ocasionados por sus hijos menores que
se encuentran bajo su cuido. Es importante señalar que no
mencionamos otros ejemplos al respecto, debido a que esta clase
de responsabilidad fue abordada exhaustivamente en el primer
capitulo de esta tesis monográfica.
C. Situación económica de la víctima y del responsable. Se refiere a
que la cantidad se considera equivalente para satisfacer el daño
causado, y esta podrá aumentar en dependencia a la gravedad del
daño ocasionado. Por tanto debe de descartarse la idea de que un
Juez valora la situación económica de las partes con el fin de saber
por ejemplo si la víctima del hecho generador de daño posee más
dinero para así elevar la indemnización que el ofensor deberá
pagar a esta última.
D. Circunstancias genéricas del caso. Una vez analizados por el
judicial los aspectos antes señalados, éste deberá evaluar
cualquier elemento extraño a estos que sea de vital importancia al
momento de otorgar o denegar una indemnización por daños
morales.
Para concluir podemos señalar que el monto de la indemnización por agravio
moral en el derecho mexicano tendrá las siguientes características:
♣ Lo fijara el juez, el cual tendrá una discrecionalidad absoluta para establecer
el monto, ya que el arbitrio judicial es libre, y solo debe apreciar para
fundamentar su resolución el tipo de conducta ilícita, la realidad del ataque, los
bienes lesionados, el tipo y grado de responsabilidad, y los aspectos
económicos del sujeto activo y del pasivo.
♣ El uso de la facultad discrecional por parte del juez implicara también que la
suma de dinero que se entrega para resarcir el daño inmaterial al agraviado, no
constituya un enriquecimiento sin causa.
2.10.3. Ecuador128
Como se mencionamos anteriormente, la legislación ecuatoriana desde el 4 de
Julio de 1984 cuenta con una norma que regula los daños morales aceptando
que los mismos son sujetos de indemnización.
Señala el doctor José García Falcón que no existen reglas exactas para valorar
el daño moral debido a su naturaleza, contrario a lo que ocurre con los daños
materiales que si pueden evaluarse con facilidad, algo que hemos mencionado
en reiteradas ocasiones a lo largo de este estudio monográfico. Sin embargo,
señala el doctor García Falcón que el Juez al momento de otorgar o denegar
indemnización por daño moral debe tener en cuenta los siguientes parámetros:
1) Naturaleza del acto o hecho ilícito.
2) Ocupación habitual del ofendido.
3) Dolor producido al agraviado.
Vale la pena destacar que la Ley número 171 señala que existe daño moral
solamente en los siguientes casos:
1. Cuando se manche la reputación ajena mediante cualquier forma
de difamación;
2. Cuando se cause lesiones;
128
GARCIA FALCONI, Jaime, Opt. Cit.
3.
4.
5.
6.
Cuando se cometa violación, estupro o atentado al pudor;
Cuando se provoquen detenciones o arrestos ilegales o arbitrarios;
Cuando se provoquen procesamientos injustificados;
Cuando se provoque angustia, ansiedad, humillaciones u ofensas
semejantes.
Por consiguiente el Juez deberá basarse para su fijación en la prudencia y
equidad, apreciando toda la información acerca del carácter y extensión del
perjuicio ocasionado.
2.10.4. Panamá
El Código Civil de la República de Panamá en su artículo 1645 señala acerca de
la indemnización por daño moral que corresponde al Juez fijar el monto de la
misma teniendo en consideración los siguientes elementos:
1.
2.
3.
4.
Derechos lesionados.
Grado de responsabilidad.
Situación económica del responsable y de la víctima.
Demás circunstancias.
Así mismo la legislación panameña estipula que cuando el daño moral afecta a
la víctima en su honor, reputación, etc. el Juez ordenará a petición de la víctima
y con cargo al responsable, la publicación de la sentencia a través de los medios
informativos que creyere convenientes.
Y en los casos en que el daño se derive de un acto que tuvo difusión en medios
informativos, el judicial ordenará que estos (medios informativos) publiquen la
sentencia con la relevancia que hubiere tenido la difusión original.
2.10.5. Nicaragua
Como hemos visto en las diferentes legislaciones, la valuación del daño moral se
deja al arbitrio del Juez. Por lo que, en nuestra país no tendría que ser de
manera diferente, aunque no tengamos ninguna ley que le señale al judicial
como proceder al momento de valorar los mismos. Sin embargo esto no
significa que no existe en nuestra legislación una disposición legal que trate lo
relativo a los daños morales, ya que nuestro Código en su artículo 2509
contempla que todo daño entendiéndose como moral o material debe ser
reparado junto con los perjuicios derivados del mismo.
Así mismo, es importante destacar que la Ley número 157, la cual hemos
mencionado a lo largo de este trabajo es la que nos permite comprender la
verdadera interpretación del artículo antes mencionado, pues esta señala que al
referirse a los daños contempla aquellos que son de naturaleza material y moral.
Por su parte, la Juez Quinto Civil de Distrito de Managua, Licenciada Lygia Rivas
Peñas, expresó en entrevista brindada a las autoras de esta investigación con
fecha del nueve de Mayo del corriente año que “como judicial no cuenta con más
parámetros que sus propios pensamientos, los cuales dependen de su
personalidad”. Así mismo señala que la valoración del daño moral se medirá a
través de la magnitud del hecho ilícito, ya que no existe una ley en Nicaragua
que señale los parámetros a seguir por el judicial al momento de valorar y
determinar la indemnización por el agravio moral. Concluye señalando que no
es posible separar los términos valorar y cuantificar pues la magnitud esta en
dependencia de lo que se valora subjetivamente y como consecuencia se
cuantifica.
Por su parte el artículo 443 Pr. señala que todos los Jueces y Tribunales no
pueden en ningún caso dejar de resolver a las partes sus pretensiones. Y que
cuando a juicio de ellos no haya ley que prevea el caso o duden acerca de la
aplicación del derecho, observarán las siguientes reglas:
1.- Aplicarán lo que esté previsto en la legislación para casos semejantes
o análogos.
2.- A falta de esto, se estará a la doctrina legal admitida por la
jurisprudencia de los Tribunales.
3.- En defecto de las dos reglas precedentes, se resolverá la cuestión por
los principios generales del derecho o por lo que se dicte la razón natural.
4.- En último extremo, se aplicará la opinión sostenida por los intérpretes
o expositores del derecho o por lo que se disponga en legislaciones
análogas extranjeras, inclinándose siempre en favor de las opiniones más
autorizadas.”
Por lo tanto, los Jueces cuando deban fallar sobre esta acción, tendrán que
tomar en cuenta cada característica propia del caso y las cualidades de la
persona agraviada, ya sea, su oficio, grado de cultura, edad, personas
dependientes, gravedad del daño ocasionado y la forma en como ha repercutido
en él y su familia lo ocurrido.
CONCLUSIONES
Como se pudo apreciar a lo largo de este trabajo monográfico, Nicaragua
no cuenta con normas que traten al menos de forma general lo relativo a
los daños morales, incluso nuestro Código Civil se refiere al hablar de
estos daños, de forma material, trayendo como consecuencia,
inseguridad jurídica en esta materia.
No obstante es menester señalar que nuestra Corte Suprema de Justicia,
desde los años cincuenta ha reconocido la existencia y cuantificación de
los daños morales. Sin embargo, dicho reconocimiento se ha dado de
forma escasa, puesto que han sido muy pocas las sentencias emitidas
por la misma Institución donde se reconocen esta clase de daños. Así
mismo, debemos señalar que en el año 1993, nuestra Asamblea
Nacional, realizó interpretación auténtica del artículo 2509 C. expresando
que el mismo aborda tanto los daños materiales como los morales, sin
exclusión alguna.
En relación a los sujetos que pueden accionar por daño moral,
legislaciones como la mexicana señalan que únicamente pueden ejercer
dicha acción el agraviado o bien su representante legal y sus herederos,
estos últimos sólo en caso de fallecer la víctima del agravio moral cuando
la misma haya intentado la acción en vida. Esto debido a que una de las
características del daño moral consiste en ser un derecho personal,
estableciendo así una limitante, ya que si se permitiera accionar por
agravio moral, ejercerían esta acción todos aquellos que alegaren
sentirse agraviados por el hecho generador del daño, produciendo así
una afluencia inmensurable de demandas.
Todas las legislaciones examinadas en esta investigación incluyendo la
nuestra, coinciden en la dificultad que se presenta al momento de probar
la existencia del daño moral, pues éste último transgrede bienes jurídicos
extrapatrimoniales que no poseen un valor económico equivalente. No
obstante todos los medios de prueba que el agraviado considere
pertinentes y que sean reconocidos por la ley pueden ser empleados con
la finalidad de demostrar la existencia y magnitud de esta clase de daños,
facilitando la actuación judicial.
Los elementos que han de ser tenidos en cuenta por el Juez al momento
de valorar y cuantificar el daño moral son: la magnitud del daño, el grado
de responsabilidad del agresor y agraviado, la situación económica de la
víctima y responsable, y las circunstancias genéricas del caso. Es
importante destacar que a través de estos elementos el Juez podrá
valorar el daño moral producido de forma ponderada, objetiva y racional.
Es necesario señalar que los elementos mencionados anteriormente son
tomados en cuenta por los judiciales en legislaciones como española,
mexicana, ecuatoriana, panameña e inclusive por la nuestra.
En lo que concierne a las formas de resarcir el agravio moral causado, la
doctrina sostiene posturas distintas, ya que parte de la misma considera
que el daño moral no debe ser resarcido pecuniariamente pues no se
busca satisfacer a la víctima, sino castigar a su ofensor. En contra
posición a esta postura hay quienes sostienen que lo que se busca es dar
a la víctima satisfacciones equivalentes a lo que ha perdido, no
pretendiendo con ello calcular la suma necesaria para borrar el daño ya
cometido. Así mismo esta última postura sostiene que otra manera de
resarcir el agravio moral ocasionado, es a través de la publicación de la
sentencia o por medio de una disculpa pública hecha por el ofensor a
favor de la víctima.
Como se ha podido apreciar a lo largo de este trabajo monográfico, el
daño moral contrario al daño material, lesiona derechos de la
personalidad, los cuales son de difícil valoración y cuantificación por no
existir un parámetro determinado como en el caso de los daños
materiales.
En relación a los sujetos que pueden entablar una demanda de daño
moral la legislación argentina presenta más limitantes que la mexicana, ya
que ésta establece en su artículo 1078 C párrafo segundo que pueden
accionar por daño moral la persona sobre la cual recae el agravio o sus
herederos forzosos, en cambio el sistema mexicano permite que sujetos
tales como padres, tutores y herederos puedan proceder a entablar dicha
acción en representación del agraviado o de sí mismos.
RECOMENDACIONES
a) Creemos que es conveniente realizar una reforma al Código Civil, ya
que este último ha estado en vigencia desde 1904 sin modificación alguna
en esta materia, tratando con dicha reforma de abordar de manera más
clara y precisa lo relativo a los daños morales, reconociendo la existencia
de los mismos y otorgando así una mayor protección a los derechos de la
personalidad. Así mismo, sugerimos evitar en la medida de lo posible la
reproducción textual de leyes y códigos extranjeros, pues este patrón ha
sido seguido por nuestros legisladores, quienes no procuran adecuar las
mismas a nuestro contexto social. Con esto no queremos decir que no es
necesario guiarse de legislaciones más desarrolladas que la nuestra, sino
tratar de recopilar de las mismas los elementos o pautas a seguir al
momento de elaborar una ley, procurando siempre la protección a los
intereses de los ciudadanos.
b) En caso de no ocurrir dicha reforma, sería conveniente elaborar una
ley especial que regulare todo lo concerniente al daño moral, con ello nos
referimos al significado, existencia, sujetos legitimados y procedimiento a
seguir al momento de accionar. Procedimiento que debe abordar como
mínimo los elementos que ha de valorar el Juez al momento de cuantificar
el daño moral producido.
c) Las facultades de derecho y sus docentes en materia civil deberían
incluir en sus planes de estudios lo relativo a los daños morales y su
resarcimiento, aunque sea de manera general, logrando así que los
estudiantes universitarios se interesen en investigar y conocer temas
novedosos e importantes para esta carrera.
d) La Asamblea Nacional debería pronunciarse acerca de sí la Ley 157,
interpretación auténtica del artículo 2509 C, está o no en vigencia. En
caso de no estar vigente, el Poder Legislativo debería hacer todo lo
pertinente para que esta interpretación auténtica del artículo 2509 C lo
esté.
e) Finalmente recomendamos en caso de elaborarse una ley especial
que regule los daños morales, que la misma señale un procedimiento
sumario y no ordinario, tratando de hacer los juicios más cortos y
expeditos, procurando con ello la protección de la víctima con respecto a
la prolongación de su sufrimiento.
BIBLIOGRAFÍA
LIBROS
ALTERINI, Atilio Aníbal, Derecho de obligaciones civiles y comerciales, Editorial
Abeledo-Perrot, 2ª ed., Buenos Aires, 1998.
ARRABAL DE MATA, Pablo, Reclamaciones de daños y perjuicios, Editorial
Paraninfo, España, 1995.
BARRIENTOS PELLECER, César Crisóstomo-VEGA VARGAS, Gustavo Adolfo,
Manual de derecho procesal penal nicaragüense, Editorial Tirant lo Blanch,
Valencia, 2005.
BEJARANO, Manuel, Obligaciones Civiles, Editorial Harla, 3ª ed., México, 1984.
COBO DEL ROSAL, Manuel-VIVES ANTON, Tomás, Derecho penal, Editorial
Tirant lo Blanch, 3ª ed., Valencia, 1990
CONCEPCIÓN RODRIGUEZ, José Luis, Derecho de Daños, Editorial Bosch,
España, 1999
DE ANGEL YAGÜEZ, Ricardo, La responsabilidad civil, Universidad de Deusto,
Bilbao, 1988
DE CUPIS, Adriano, El daño, Editorial Bosch, Barcelona, 1975.
DIEZ-PICAZO, Luis-GULLÓN, Antonio, Derecho de Daños, Editorial Tecnos, 8ª
Edición, Madrid, 1999.
DUQUE GOMEZ, José, Del daño, Editorial Jurídica de Colombia, 1ª Edición,
Colombia, 2001.
ESCOBAR FORNOS, Iván, Derecho de obligaciones, Editorial Hispamer, 2ª ed.,
Nicaragua, 2000.
FERRER VICENTE, José María, La cuestión de los daños morales, Ediciones
Revista General de Derecho, Valencia, 2004.
FERNÁNDEZ ALBOR, Agustín, El daño moral en los delitos contra el honor,
Editorial REUS, Madrid, 1967.
GARCÍA LÓPEZ, Rafael, Responsabilidad civil por daño moral, Bosh Editor,
Barcelona, 1990.
GHERSI, Carlos Alberto, Valuación económica del daño moral y psicológico,
Editorial Astrea, Buenos Aires, 2000.
IBÁÑEZ GUZMÁN, Augusto, Apuntes de derecho penal, Ediciones Jurídicas
Gustavo Ibáñez, 2ª ed., Colombia, 1998.
LETE DEL RIO, José Manuel, Derecho de Obligaciones, Editorial Tecnos,
Madrid, 1989
LIPSZYC, Delia, Derecho de Autor y Derechos Conexos, Ediciones UNESCO,
Buenos Aires, 1993.
MARTÍNEZ ESPÍN, Pascual, Daño moral por incumplimiento del contrato de
viaje, Revista del Poder Judicial, España, 1995.
OCHOA OLVERA, Salvador, La demanda por daño moral, Montealto Editores, 2ª
ed., México, 1999.
OLIVERA TORO, Jorge, El daño moral, Editorial Themis, México, 1993.
PASCUAL ESTEVILL, Luis, Derecho de daños, Editorial Bosh, Barcelona, 1995.
PEIRANO FACIO, Jorge, Responsabilidad extracontractual, Editorial Denis
Liberia, 3ª Edición, Bogota, 1981.
QUICENO ALVAREZ, Fernando, Valoración judicial de las pruebas, Editorial
Jurídica Bolivariana, 1ª ed., Venezuela, 2000.
ROCA, Encarna, Derecho de Daño, Editorial Tirant lo Blanch, 4ª Edición,
Valencia, 2003.
ROVIRA SVERIO, María, La responsabilidad civil derivada de los daños
ocasionados al derecho al honor, a la intimidad personal y familiar y a la propia
imagen, Editorial Bosh, España, 1999.
SANTOS BRIZ, Jaime, Derecho de daños, Editorial Revista de Derecho Privado,
Madrid, 1963.
PUBLICACIONES PERIÓDICAS
Nicaragua
GUZMÁN GARCÍA, Jairo, El derecho moral: principal elemento distintivo entre el
sistema latino y anglosajón de derechos de autor, Revista de Derecho,
Universidad Centroamericana, Facultad de Ciencias Jurídicas, número 4, 2003.
España
Consejo General del Poder Judicial.
1994.
Revista del Poder Judicial número 33,
DICCIONARIOS
CABANELLAS DE TORRES, Guillermo, Diccionario jurídico elemental, Editorial
Heliasta, 2001.
CAPITANT, Henri, Vocabulario jurídico, Ediciones Depalma, Buenos Aires, 1977.
OSSORIO, Manuel, Diccionario de Ciencias Jurídicas, Políticas y Sociales,
Editorial Heliasta, Buenos Aires Argentina, 1992.
Diccionario Jurídico Espasa, Editorial Espasa, España, 2005.
MONOGRAFÍAS
ARGÜELLO LEIVA, Eleonora, La reparación del daño moral y sus alcances,
Monografía presentada para optar al título de licenciatura en derecho,
Universidad Centroamericana, 1998.
BORGE QUINTANA, Alejandro, Responsabilidad civil nacida del delito de daños,
Monografía presentada para optar al título de licenciatura en derecho,
Universidad Centroamericana, 1978.
INSTRUMENTOS JURÍDICOS
Constitución Política de Nicaragua de 1987, publicada el 9 de enero de 1987,
con sus reformas en 1995 y 2000.
Constitución Política de Nicaragua 1987, publicada en la Gaceta, Diario Oficial
del 9 de mayo de enero de 1987.
Código Civil de Nicaragua 1867
Código Civil de Nicaragua 1904. Anotaciones al Código Civil de la República de
Nicaragua, Tomo I y II, 1ª edición, HISPAMER, Managua, 2004.
Código de Procedimiento Civil de la República de Nicaragua. 2ª edición oficial,
Tomo Primero, Managua 1950.
Código Penal de Nicaragua 5 de diciembre de 1891. Anotado y comentado por
Manuel Escobar H., Imprenta El Heraldo, Masaya, 1956.
Ley de Código Penal de la República de Nicaragua.
Managua, 1997.
Editorial BITECSA,
Código Procesal Penal de la República de Nicaragua, Ley No. 406/01, 1ª
edición, Imprimatur Artes Graficas, Managua, 2003.
Ley del Código del Trabajo de Nicaragua, Ley No 185, Publicada en la Gaceta,
Diario Oficial, No. 2005 del 30 de octubre de 1996.
Código Civil de Argentina, publicado en 1869, enero 2006, en
http://www.jusneuquen.gov.ar/share/legislacion/leyes/codigos/codigo_civil/CC_ar
t1066a1106.htm
Código Civil de Alemania, publicado en 1900, enero 2006, en
http://www.datenschutz-berlin.de/recht/de/rv/szprecht/bgb/
Código Civil de Costa Rica, publicado en 1841, enero 2006, en
http://www.costaricalaw.com/legalnet/civcode.html
Código Civil de Chile, 1855, actualizado hasta el año 2000, enero 2006, en
http://colegioabogados.org/normas/codice/codigocivil.html
Código Civil de España, publicado por el real Decreto del 24 de julio de 1889 con
sus reformas. 1ª edición. CIVITAS Legislación y Jurisprudencia.
Código Penal de España, Ley Orgánica 10/1995, enero 2006, en
http://2ni2.com/juridico/penal/codigopenal.htm
Constitución de España, publicada el 27 de diciembre de 1978, enero 2006, en
http://www.congreso.es/funciones/constitucion/const_espa_texto.doc
Código Civil Federal de México, Diario Oficial de la Federación, 26 de mayo de
1928, enero 2006, en
http://www.solon.org/Statutes/Mexico/Spanish/libro4/l4p1t1c5.html
Código Civil de Francia, publicado en 1884, enero 2006, en
http://admi.net/jo/code_civil.html
Código Civil de Panamá, Editorial Mizrachi@pujol, S.A., undécima edición,
Panamá, 2000.
Código Civil de Suiza, publicado en 1907, enero 2006, en
http://www.admin.ch/ch/i/rs/21.html
Código Civil de Venezuela, Gaceta extraordinaria del 26 de julio de 1982, enero
2006, en
http://www.cajpe.org.pe/RIJ/bases/legisla/venezuel/ve20a.HTM
LEYES Y ACUERDOS CONSULTADAS
Nicaragua
Ley de Policía (No. 228) publicada en la Gaceta número 162, el 28 de agosto de
1996.
Ley 157, Interpretación auténtica de los artículos 2509, 1837, 1838, 1865 y 3106
del Código Civil y el No. 2) 1123 del Código de Procedimiento Civil. Publicada
en el Nuevo Diario, el 26 de marzo de 1993.
Ley de reformas y adiciones al Código Penal (No. 230). Publicada en la Gaceta
número 191, el 9 de octubre de 1996.
Ley de derechos de autor y derechos conexos (No. 312). Publicada en la
Gaceta número 166, el 31 de agosto y 1 de septiembre de 1999.
Ley de defensa de los consumidores (No.182). Publicada en la Gaceta número
213, el 14 de noviembre de 1994.
España
Ley de enjuiciamiento criminal. Promulgada por el real decreto de 14 de
septiembre de 1882. Gaceta de Madrid, 17 de septiembre al 10 de octubre de
1882.
Ley orgánica 15/1999 de protección de datos de carácter personal. Publicada el
13 de diciembre de 1999.
Ley Orgánica 1/1982 de 5 de mayo, sobre la protección civil de derecho al
honor, a la intimidad personal y familiar y a la propia imagen.
Ley de propiedad intelectual. Real Decreto Legislativo 1/1996, de 12 de abril de
1996.
Ley general para la defensa de los consumidores y usuarios. Ley 26/1984, de
19 de julio de 1986.
Ley de responsabilidad civil por los daños causados por productos defectuosos.
Ley 22/1994, de 6 de julio de 1994.
Ley de viajes combinados. Ley 21/1995, de 6 de julio de 1995.
México
Ley Federal del derecho de autor. Diario Oficial de la Federación, 24 de
diciembre de 1996
Ecuador
Ley 171. Ley reformatoria del Código Civil sobre reparación de daños morales.
13 de junio de 1984.
Costa Rica
Ley contra el hostigamiento sexual en el empleo y la docencia (No. 7476). 3 de
febrero de 1995.
Chile
Ley 16744, establece normas sobre accidentes de trabajo y enfermedades
profesionales. 23 de enero de 1968.
INTERNET
CARRERO, Damsoray – GARCIA, Evelyn, Culpa, dolo y preterintención,
diciembre 2006, en
http://www.monografias.com/trabajos12/culpdolo/culpdolo.shtml
CASTELLANOS, Biella, Responsabilidad contractual y extracontractual, en
diciembre 2006, http://www.monografias.com/trabajos28/responsabilidadcontractual-extracontractual/responsabilidad-contractual-extracontractual.shtml
El Periódico de Aragón, enero 2006, en F:/Elperidicodearagon.htm
Foro de Habeas Data, junio 2006, en http://www.habeasdata.org/quantin
GARCIA FALCONI, Jaime, La prueba del daño moral y como se fija el monto de
la indemnización, abril 2006, en
http://www.dlh.lahora.com.ec/paginas/judicial/PAGINAS/D.Civil.31.htm
GALLO GUTIÉRREZ, Felipe, Derechos de la personalidad, febrero 2006, en
http://www.monografias.com/trabajos5/derpe/derpe2.shtml
Jurisprudencia del Consejo de Estado de Colombia, diciembre 2005, en
http://www.libardo.50megs.com/CE_0920_2000.htm
LORENZO, Sergio, Un fotógrafo de bodas es condenado por dejar a unos novios
sin fotos, marzo 2006, en
www.http://servicios.hoy.es/pg060114/prensa/noticias/Caceres/200601/14/HOYCAC-039.html
MAC DONALD, Alejandro, El daño moral en el derecho laboral y su aplicación
contractual y extracontractual, enero 2006, en
http://www.diariojudicial.com/nota.asp?IDNoticia=21496
MICHEL, Víctor Hugo, Gana mexicano demanda por 90 mdd a Bill Gates, mayo
2006, en http://www.milenio.com/mexico/milenio/nota.asp?id=55556
PÉREZ DUARTE Y NOROÑA, Alicia, El daño moral, 627, abril 2006, en
http://www.juridicas.unam.mx/publica/rev/indice.htm?r=boletin&n=53
PÉREZ DE VELASCO, José, Protección de datos de carácter personal, febrero
2006, en http://premium.vlex.com
PIZARRO WILSON, Carlos, marzo 2006, en
http://www.udp.cl/derecho/estudiantes/apuntes/causalidad.pdf
REVISTA CONSUMER.ES, El fallo del airbag causó la muerte de la conductora,
junio 2006, en http://revista.consumer.es/web/es/20010201/practico/sentencias/
Sala Segunda, Corte Suprema de Justicia de Costa Rica, abril 2006, en
http://www.poderjudicial.go.cr/salasegunda/tesauro_familia_d.asp#DAÑO_MORAL_
VIELMA MENDOZA, Yoleida, Una aproximación al estudio del daño moral
extracontractual, febrero 2006, en http://civil.udg.es
ENTREVISTAS REALIZADAS
Doctor Manuel Aráuz Ulloa, Decano de la Facultad de Ciencias Jurídicas de la
Universidad Centroamericana. 17 de abril de 2006.
Licenciada Lygia Rivas Peña, Jueza del Juzgado Quinto Civil de Distrito de
Managua. 9 de mayo de 2006.
Doctor Norman Miranda, Magistrado Presidente del Tribunal de Apelaciones de
Granada. 14 de abril de 2006.
Licencia Patricia Brenes, Jueza del Juzgado Segundo Civil de Distrito de
Managua. 17 de abril de 2006.
Doctor Jairo Guzmán, abogado especialista en civil. 11 de abril de 2006.
ANEXOS
Entrevista a Especialista en Penal
a) En el Código Penal no se tipifica el daño moral como un delito, pero si se
establece su resarcimiento. Por lo tanto, en la vía penal es correcta la demanda
por daños morales o se debe interponer la acción de daños psicológicos como
lesión, basados en la Ley 230.
b) Si se puede demandar por daños morales, ¿quienes de acuerdo a nuestra
legislación penal pueden accionar?
c) ¿En un juicio penal de daños morales, que pruebas son consideradas
pertinentes por el judicial al momento de valorarlo y según usted cual es la más
idónea?
d) ¿Qué debe hacer el Juez cuando no tenga pruebas del daño moral y debe
indemnizarlo, se tendrá que apegar simplemente al artículo 46 Pn o podrá
basarse en otros elementos?
e) Si en juicio penal de daño moral, el demandado es absuelto, ¿la sentencia
produce cosa juzgada o pueden reclamarse los mismos en la vía civil?
f) ¿Por qué la población al accionar por injurias y calumnias o daños y
perjuicios en los casos que los medios de comunicación emiten noticias mal
fundamentadas o falsas, no piden el resarcimiento de los daños morales, al ser
estos damnificados y transgredidos en sus derechos personalísimos estando
contemplado en el artículo 260 Pn?
g) El arto. 443 Pr. inciso 3º establece que el juez puede resolver el caso de
acuerdo a la razón natural. ¿Qué es para usted la razón natural?
h) A su juicio como es abordada la figura del daño moral en nuestra legislación.
i) ¿Según su criterio para que se de una correcta reparación del daño moral es
suficiente la normativa vigente o es necesario abordarlos en una ley especial?
j) ¿A su parecer que tipo de reparación debe de otorgar el judicial en casos de
daño moral?
k) ¿Por qué cree usted, que en el ámbito penal no hay tanta afluencia de
demandas por daños morales?
Entrevista a Jueces de lo Civil
a) ¿El artículo 2509 de nuestro Código Civil comprende también los daños
morales?
b) ¿Por qué en nuestro país no se acostumbra a demandar por daño moral?
c) ¿Cómo funcionario judicial que medios probatorios son los más idóneos para
probar el daño moral?
d) ¿Cuáles son los elementos que debe de tener en cuenta el Juez para valorar
y cuantificar el daño moral?
e) ¿Cree usted que la reparación pecuniaria es la única manera de indemnizar
el daño moral?
f) Además del agraviado, ¿Quiénes de acuerdo a nuestra legislación pueden
accionar por daño moral?
g) En la legislación mexicana se exigen algunos requisitos al momento de
entablarse una demanda por daño moral, tales como: que el agraviado haya
iniciado la acción antes de morir para que sus herederos continúen accionando;
no establecer una cuantía de indemnización; no obstante deben presentarse
pruebas necesarias para fijar el monto de la misma. ¿Cree usted que estos
requisitos u otros deberían ser implementados en nuestra legislación o basta con
los ya establecidos en el artículo 1021 del Código de Procedimiento Civil?
h) ¿Según su criterio para que se de una correcta reparación del daño moral es
suficiente la normativa vigente o es necesario abordarlos en una ley especial?
Entrevista a especialista en civil
l) ¿El artículo 2509 de nuestro Código Civil comprende también los daños
morales?
m) ¿Por qué en nuestro país no se acostumbra a demandar por daño moral?
n) ¿Cómo abogado que medios probatorios son los más idóneos al momento de
interponer una demanda por daño moral?
o) Para usted, ¿Cuáles son los elementos que debería de tomar en cuenta el
Juez para valorar y cuantificar el daño moral?
p) ¿Cree usted que la reparación pecuniaria es la única manera de indemnizar
el daño moral?
q) Además del agraviado, ¿Quiénes de acuerdo a nuestra legislación pueden
accionar por daño moral?
r) En la legislación mexicana se exigen algunos requisitos al momento de
entablarse una demanda por daño moral, tales como: que el agraviado haya
iniciado la acción antes de morir para que sus herederos continúen accionando;
no establecer una cuantía de indemnización; no obstante deben presentarse
pruebas necesarias para fijar el monto de la misma. ¿Cree usted que estos
requisitos u otros deberían ser implementados en nuestra legislación o basta con
los ya establecidos en el artículo 1021 del Código de Procedimiento Civil?
s) ¿Según su criterio para que se de una correcta reparación del daño moral es
suficiente la normativa vigente o es necesario abordarlos en una ley especial?
Descargar