UNIVERSIDAD CENTROAMERICANA FACULTAD DE CIENCIAS JURÍDICAS LOS DAÑOS MORALES EN NICARAGUA: Reconocimiento, valoración y resarcimiento Monografía presentada para la obtención del título de Licenciatura en Derecho Presentado por: Valeska Bermúdez Ortega María Amelia Coronel Kinloch Tutor: Msc. Cristian Robleto Arana Metodólogo: Msc. Fernando Malespín Managua, septiembre 2006 ÍNDICE INTRODUCCIÓN PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA OBJETIVOS JUSTIFICACIÓN HIPÓTESIS METODOLOGÍA Capítulo I: El Daño Moral Capítulo II: EL RESARCIMIENTO DEL DAÑO MORAL CONCLUSIONES RECOMENDACIONES BIBLIOGRAFÍA ANEXOS Dedicatoria -ValeskaA mis padres Omar y Rosa Argentina por su apoyo incondicional y por ser mi fuente de inspiración. A ustedes les debo todo lo que soy. A mí querida y recordada abuelita Edda (qepd) por su cariño, fortaleza y sabiduría. Tengo la plena convicción que desde el lugar e n dónde te encuentres te sientes orgullosa d e verme realizada profesionalmente. Dedicatoria -María AmeliaA mis padres, por no perder la fe en mí y dejar que la mediocridad me venza. “Porque pierden en el brillo del instante, el valor d el brillante.” José Coronel Urtecho Agradecimientos -María AmeliaUno no escoge su familia, pero realmente no tengo que hacerlo, ya que Dios me dio la mejor que pude pedir. Es por eso que quiero darles las gracias a mis padres por su apoyo incondicional, por creer en mí, por lo que soy y seré. A mis hermanos, porque he aprendido algo de cada uno ellos. Especialmente quiero dar las gracias a Jean, por ser mí mejor amiga y confidente. A Julie por ser mi segunda madre y a su esposo Alberto, por toda la ayuda y cariño brindado. Por último, pero no menos importante, a mi hermano mayor Ian y a su esposa Elisa, por abrirme las puertas de su hogar y recibirme con amor. Gracias por todo. A mi mejor amiga y compañera de monografía, Valeska Bermúdez, no sólo por hacer esta investigación un hecho, sino por hacerla amena. También porque hemos compartido tanto buenos y malos momentos a lo largo de nuestra amistad. Es por esto que siempre he dicho, que los ángeles existen y los ponen en nuestro camino por alguna razón. Estamos lejos de las predicciones, seguimos siendo mejores amigas!!! Gracias a doña Rosi, por dejarme entrar en su hogar como un miembro más de su familia. A Don Omar, por la paciencia y confianza que ha tenido en nosotras. Y finalmente, a Omara y Vanessa por permitirme ser su hermana mayor. Agradecimientos -ValeskaAnte todo agradezco a Dios por haberme colmado de sabiduría, fuerza y paciencia a lo largo de la elaboración de éste trabajo monográfico. A mi familia -Omar, Rosa Argentina, Dennis, Omara y Vanessa- por su cariño; por apoyar, respetar y compartir todas las decisiones que he tomado a lo largo de mi vida. No sería nadie sin ustedes. A María Amelia quien más allá de ser mi mejor amiga y compañera de monografía es como mi hermana. Gracias por haber compartido conmigo tantas experiencias enriquecedoras a lo largo de nuestra carrera universitaria. Te adoro. Finalmente, agradezco a una de las personas más importantes y especiales de mi vida, Javier por su paciencia y palabras de ánimo. Agradecimientos-Valeska y María AmeliaLe damos las gracias a nuestro tutor (Cristian Robleto) y metodólogo (Fernando Malespín) por su apoyo y confianza y por ayudarnos a concretar este trabajo de investigación. Gracias a todos y cada una de las personas entrevistadas por brindarnos su tiempo y conocimientos. INTRODUCCIÓN El presente trabajo trata de abordar exhaustivamente el daño moral tomando en cuenta la realidad jurídica nacional, en especial, desde una óptica civilista, aunque se hacen acotaciones de carácter penal, estas tienen por objeto, delimitar el marco de actuación de cada una de esas ramas del derecho. Tomando en cuenta que existe una exigua legislación y jurisprudencia nacional en esta materia, hemos recurrido a la doctrina, legislación y jurisprudencia extranjera como guía para la realización de esta obra, en especial, de la mexicana y española, de esta manera tendrá el interesado en este tema una perspectiva completa del daño moral en Nicaragua, a la fecha de publicación de esta investigación. Teniendo a la vista el marco de referencia descrito en los párrafos anteriores, resulta un desafío dar un concepto de daño moral que sea de aceptación unánime, de ahí que lo más ponderado sea indicar los bienes que tutela, tales como el honor, los afectos, los sentimientos, el decoro, entre otros. Estos bienes que tienen que ver con los atributos personales del ser humano, pueden ser objeto de lesión o daño por otras personas físicas o jurídicas, de ahí que la norma jurídica o la jurisprudencia prevea su reparación, que generalmente consistirá en una compensación pecuniaria, determinada por la ley o en fallos judiciales, lo mas importante, y que no deja margen, es que todo daño moral o extrapatrimonial debe de ser reparado. Esta investigación les da a los distintos operadores del derecho una herramienta de trabajo, imperfecta como toda obra humana, pero orientadora, ya que tendrá en su poder una gran cantidad de información sistematizada y comentada, que le servirá de brújula en este tan novedoso tema, como es el daño moral. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA En nuestro sistema legal la dificultad en relación al reconocimiento, valoración y cuantificación del agravio moral, se presenta por no existir hasta la fecha una disposición que aborde lo relativo a los mismos, ya que nuestro Código Civil únicamente en su artículo 2509 señala que quien cause un daño a otro está en la obligación de repararlo, no estableciéndose así a que clase de daño se refiere. Sin embargo, la interpretación autentica que del mismo hiciera la Asamblea Nacional en el año 1993 deja claro que dicho artículo comprende tanto los daños materiales como los morales. Es importante señalar que en diversas legislaciones se han venido dando avances en relación a la existencia de los mismos y más aún al reconocimiento de su valoración y cuantificación, a pesar de ser estos difíciles de tasar, debido a que el daño moral afecta a los sentimientos, el afecto, la honra, la vida, etc. de una persona. Sin embargo no por ello el Juez debe desconocer la existencia de los mismos, por el contrario deberá tener en cuenta al momento de valorarlos y por consiguiente cuantificarlos el nexo causal, gravedad del daño, condición personal (educación, condición social, entre otras). Por consiguiente, el problema que se abordará en nuestra investigación será: ¿Cuáles son los parámetros tomados en cuenta en legislaciones extranjeras al momento de reconocer la existencia del daño moral, su valoración y resarcimiento?, ya que existe una normativa jurídica general y no específica sobre el tema. Por eso, cualquier persona puede recurrir ante los tribunales por daños morales, la dificultad será en la determinación de los mismos y el monto que se deberá pagar por tales daños, siendo difícil para los mismos jueces poder establecer una cuantía por daños que no tienen un precio establecido, y muchas veces la gente se puede sentir menospreciada por ponerle precio a derechos personalísimos como la dignidad. Este tema es bastante desconocido y por ello hay poca afluencia de demandas, por lo que hace más difícil que la ciudadanía pueda sentirse segura de que se le hará justicia. Por consiguiente, se comparará nuestra legislación con algunos países que poseen un régimen jurídico más específico donde se establecen las pautas o factores que se toman en cuenta para la valoración de los daños morales y determinar cómo se podría beneficiar Nicaragua con las mismas, para un mejor desempeño judicial o para una mejor tutela de los derechos de los agraviados. OBJETIVOS Objetivo general Establecer los parámetros tomados en cuenta en legislaciones extranjeras al momento de reconocer la existencia del daño moral, su valoración y resarcimiento para ser aplicados posteriormente en nuestro país. Objetivos específicos Señalar las normas jurídicas existentes en nuestro país, relativas a los daños morales y su resarcimiento. Identificar los elementos que integran el resarcimiento daños morales. Conocer los antecedentes históricos y conceptuales del daño moral. Evaluar las distintas corrientes doctrinarias en lo relativo al resarcimiento del daño moral. Comparar el régimen jurídico nicaragüense concerniente al resarcimiento de los daños morales a través del análisis en la legislación, jurisprudencia y doctrina extranjera. JUSTIFICACIÓN Podemos afirmar que nuestra legislación es omisa en un tema tan importante, como lo son los daños morales. Por ello, decidimos realizar un estudio lo más completo posible acerca de esta clase de daños, en cuanto a su resarcimiento y limitaciones normativas, ya que no sólo la población en general sino también los abogados y jueces se perjudican por esta limitación, al no poderse apoyar en una basta jurisprudencia o doctrina. Sin embargo, sí se diera una correcta regulación sobre los daños morales, nos beneficiaríamos todos, puesto que existirían más jurisprudencias al respecto y las demandas procederían de una forma correcta y así los jueces podrían fallar con mayor facilidad al momento de cuantificar y valorar estos daños. HIPÓTESIS Los daños morales están recogidos en nuestra legislación civil (arto. 2509 C) únicamente como derecho sustantivo general, por lo que las autoridades jurídicas que conocen de estas causas no tienen un referente normativo a través del cual se sustancien las mismas, lo cual dificulta la actividad judicial y propicia la inseguridad jurídica de las partes. Ante la falta de normas las autoridades judiciales tienen que recurrir a otras fuentes de derecho, lo cual no contribuye a una concreta administración de justicia en esta materia. METODOLOGÍA Tipo de estudio: El estudio que se llevó a cabo en nuestra investigación monográfica fue de tipo explicativo con carácter dogmático, ya que el interés de éste se enfocó en el mejoramiento de la normativa jurídica existente debido al vacío en las mismas. Por tanto, esta investigación se caracterizó por ser comparativa, puesto que se analizaron legislaciones extranjeras con el fin de aportar a nuestra legislación los instrumentos de los cuales carece nuestro ordenamiento jurídico. Método usado: El método que se utilizó fue el analítico, ya que este nos permitió el estudio e interpretación de la doctrina y legislaciones extranjeras para establecer las pautas que procuren la evolución de la legislación actual referente al tema en mención. Instrumentos: Los instrumentos que se utilizaron para recopilar información en el presente trabajo investigativo fueron principalmente las fuentes bibliográficas. Además nos basamos en entrevistas, con el objetivo de aplicarlas a expertos en la materia. Población y muestra: Para la realización del presente trabajo investigativo se seleccionó un Magistrado del Tribunal de Apelaciones de Granada, dos Jueces de distrito del área civil y un abogado especialista en penal y un abogado especialista es civil. Capítulo I: EL DAÑO MORAL 1.1. Antecedentes de los daños morales 1.1.1. Oriente y Grecia Señala Eleonora Argüello en su monografía sobre la reparación del daño moral y sus alcances de 1998, que en Oriente, los delitos corporales graves contra la vida y la propiedad eran castigados por el Código de Hammurabi1 y con las Leyes de Asirias, a través de la aplicación de la Ley del Talión (ojo por ojo, diente por diente), la cual fue un medio para castigar las ofensas entre los grupos sociales que no estaban sometidos a una autoridad común, sin embargo, debemos señalar que con posterioridad, el derecho de la venganza fue regulado por los grupos sociales con la finalidad de fijar una proporcionalidad entre la ofensa y el castigo. Debido a lo antes señalado, la reparación del hecho ilícito era de carácter privado pues la persona ofendida era quien ejercía la justicia aplicando la Ley del Talión, no obstante, como mencionamos en el párrafo anterior, dicho castigo fue desapareciendo a medida que el Estado fue interviniendo en la aplicación de la justicia. En lo que respecta a Grecia, también fue utilizada la venganza privada, ya que la familia del agraviado se reservaba el derecho de vengar la sangre de su sangre, pudiendo en ocasiones aceptar en compensación un pago estipulado. 1.1.2. Roma Empezaremos señalando que el Derecho Romano es el conjunto de principios de derecho que rigieron la sociedad romana desde su origen hasta la muerte del emperador Justiniano.2 Se sabe que los romanos al momento de establecer sus leyes tomaron como modelo las normas griegas, sin embargo, a diferencia de éstos últimos, los romanos trabajaron en la positivización del derecho y del ordenamiento de su sistema judicial. Eleonora Argüello -citando a Arturo Alessandri Rodríguez (De la responsabilidad extracontractual en el derecho civil chileno, 1983)- señaló que los romanos dividieron los delitos en públicos y privados. Los primeros, estaban dirigidos 1 Es la recopilación de las leyes dadas por el rey de Babilonia, Hammurabi, a su pueblo. Dicho Código legisló los derechos personales y reales, familia, comercio, derecho penal y derecho del trabajo. Aunque no se ha podido determinar con certeza su fecha de origen, se supone que sus textos fueron grabados hace 4.000 años. Es importante señalar que éste Código se rigió bajo el siguiente principio: se pagará vida por vida, ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie, quemadura por quemadura. (OSSORIO, Manuel, Diccionario de Ciencias Jurídicas, Políticas y Sociales, Editorial Heliasta, Buenos Aires, 1992, p. 131). 2 PETIT, Eugène, Derecho Romano condensado de la obra de Eugène Petit, Editorial Hispamer, 2ª ed., Managua, 1999, p. 2. contra el interés general y atentaban contra la organización política o la seguridad del estado. Cabe señalar que estos delitos podían ser perseguidos por cualquier ciudadano y la sanción que se le imponía a su ejecutor consistía en una pena pública. Los segundos (delitos privados), iban dirigidos contra los particulares lesionando a su persona o bienes, perturbando así, la paz pública. Posteriormente, al establecer la autoridad romana un conjunto de disposiciones legales tales como: Ley de las XII tablas, Ley Cornelia y Ley Aquilia logran eliminar la pena privada y aplicar únicamente aquella de carácter público. Ahora bien, en relación a los antecedentes del daño moral podemos señalar que durante mucho tiempo se tuvo la concepción de que el Derecho Romano sólo regulaba la reparación de daños patrimoniales, llegando a afirmarse que dicha legislación no ordenaba otro tipo de reparación que no fuera la material. Sin embargo, se sabe que el Derecho Romano admitió la reparación del daño derivado de la injuria3, la cual de conformidad a la Ley de las XII Tablas no comprendía más que los ataques a la persona física, golpes y heridas que fuesen más o menos graves. Posteriormente, en el derecho clásico la injuria se vio restringida debido a que ese derecho exigía la intención de dañar para que pudiera haber delito. Sin embargo, los hechos que constituyen la injuria fueron ampliados agregándose a esta que el ataque a la personalidad podía manifestarse en golpes o heridas, difamación tanto escrita como verbal, violación de domicilio, ultrajes al pudor, en fin, todo acto que comprometiera al honor y la reputación ajena. Considerándose así a la injuria como una lesión sufrida en la integridad física y moral.4 Es importante señalar que la Ley de las XII Tablas estableció para las injurias más graves5 la pena del talión. Posteriormente, dicha pena cayó en desuso por lo que el pretor sustituyó una reparación pecuniaria en relación con la gravedad de la injuria, la cual se obtenía a través de la acción injuriarum. Esta acción era ejercitada por la víctima de la injuria y se extinguía con la muerte del ofensor o del ofendido. Dicha acción acordaba protección a bienes de naturaleza extrapatrimonial. La reparación pecuniaria que se obtenía por medio de esa acción era valorada por el demandante cuando se trataba de una injuria ordinaria, pudiendo el juez mantener o disminuir la suma pedida por el demandante. Sin embargo, en el caso de las injurias graves la estimación pecuniaria la realizaba el juez. 3 Toda expresión ultrajante, palabra de menosprecio o invectiva, que no encierre la imputación de ningún hecho. (CAPITANT, Henri, Vocabulario jurídico, Ediciones Desalma, Buenos Aires, 1977, p. 320) 4 PETIT, Eugène, Derecho Romano condensado de la obra de Eugène Petit, Editorial Hispamer, 2ª ed., Managua, 1999, p. 413-415. 5 La injuria era considerada como grave a causa de su naturaleza, por ejemplo, en caso de herida grave; o en razón del lugar donde había sido cometida, en el teatro, en el foro, o bien a causa de la dignidad de la persona ofendida, si se ha injuriado a un magistrado. Posteriormente, señala Eleonora Argüello6 que al estar en desuso la Ley de las XII Tablas el edicto del pretor permitió al injuriado perseguir una reparación pecuniaria, la cual podía ser estimada por la persona o con auxilio del judicial. La acción que nacía del edicto del pretor que prescribía en un período de un año, contrario a la acción injuriarum, era transmisible a aquellas personas que estaban bajo el poder o la protección del damnificado como sucedía en el caso de los herederos, pudiendo incluso ser ejercitada dicha acción por ultraje a la memoria de un difunto. Eugène Petit (Derecho Romano, 1999) señala que al entrar en vigencia la Ley Cornelia esta permitió a la víctima de una injuria escoger entre la acción injuriarum y la acción de persecución criminal. No obstante, dicho derecho se le otorgó a la víctima cuando se tratase de golpes o violación al domicilio. Si la víctima de la injuria escogía la acción injuriarum la suma de dinero en concepto de reparación se le otorgaba a ésta; pero si el agraviado seleccionaba la acción criminal el dinero quedaba en poder del erario. Así mismo, tenemos que señalar que esta última acción podía ser ejercida únicamente por la víctima de la injuria y el importe de la misma lo establecía el juez. Vale la pena mencionar que posteriormente la Ley Cornelia fue ampliada para todas las injurias sin exclusión alguna. Finalmente, la Ley Aquilia derogó las leyes precedentes como la de la Ley de las XII Tablas. Dicha ley reglamentó los daños ilícitos de forma más completa que las leyes anteriores, sin embargo ésta no fue aplicada a toda clase de daños. La acción de la Ley Aquilia era dada únicamente al propietario de la cosa destruida o deteriorada y sus disposiciones eran aplicables sólo al daño consistente en una lesión material causada por el contacto mismo del autor del delito. Así mismo, podía suceder que el daño que se suscitó no hubiese sido causado corpore y que el mismo no consistiera en la destrucción o deterioro de un objeto material. Ejemplo: un amo encadena a su esclavo y un tercero lo suelta contribuyendo así a su fuga. En tal caso el pretor no otorgaba al dueño del esclavo la acción aquiliana sino que confería a éste la acción infactum, por medio de la cual el lesionado obtenía una reparación exacta del perjuicio.7 6 ARGÜELLO LEIVA, Eleonora, La reparación del daño moral y sus alcances, monografía presentada para optar al título de licenciatura en derecho, Universidad Centroamericana, 1998, p. 4. 7 PETIT, Eugène, Derecho Romano condensado de la obra de Eugène Petit, Editorial Hispamer, 2ª ed., Managua, 1999, p. 409-412. 1.2. Antecedentes legislativos del daño moral 1.2.1. México8 La conceptuación sobre daño moral en el derecho mexicano fue estipulada en la reforma que se dio al Código Civil de dicho país en el año 1982, esto debido a que la antigua legislación civil mexicana no contemplaba claramente lo relativo al daño moral. Con la finalidad de observar los avances que sobre la figura del daño moral ha ido teniendo el derecho civil mexicano, se presenta a continuación, en orden cronológico, lo regulado por los Códigos Civiles que México ha tenido desde el año 1870 hasta la última reforma que de dicho Código se ha dado en el año 1982. a) Código Civil de 18709 Este Código, aplicable al Distrito Federal y Territorio de Baja California, ni genérica ni específicamente se refirió al daño moral. La única cita que en materia de daños hacía era la relativa al daño patrimonial. Por ejemplo: Arto. 1580: “Se entiende por daño Ia pérdida o menoscabo que el contratante haya sufrido en su patrimonio por la falta de cumplimiento de una obligación.” En tanto que se reputaba perjuicio: Arto. 1581: “Se reputa perjuicio la privación de cualquier ganancia lícita que debiera haberse obtenido por el cumplimiento de una obligación.” Como se puede observar, ambos artículos se refieren al daño causado sobre bienes de naturaleza material y no moral. En el primer caso se está ante el daño emergente (pérdida sufrida por incumplimiento de una obligación) y el segundo corresponde al lucro cesante (ganancias que se dejan de percibir por el incumplimiento de una obligación). Es necesario señalar que los artículos 1580 y 1581 son repetidos de forma literal en el Código de 1884 (artículos 1464 y 1465), dejando así antecedentes únicamente en materia de agravios patrimoniales y no morales. 8 OCHOA OLVERA, Salvador, La demanda por daño moral, Montealto Editores, 2ª ed., México, 1999, p. 23-32. 9 OCHOA OLVERA, Salvador, Opt. Cit., p. 24. Código Penal de 187110 Borja Soriano explica que el Código Penal de 1871 tenía un capítulo específico de responsabilidad civil, de cuya lectura se entendía la tendencia a condenar a reparar daños causados en bienes patrimoniales y no sobre bienes de naturaleza extrapatrimonial. Señala textualmente este autor civilista que: “Cuando se reclamaba una cosa no se debería pagar el valor de afección, sino el común que tendría la cosa.” Esto debido a que no era posible poner precio a los sentimientos y honra, pues hacerlo sobre cosas tan inestimables sería degradar y envilecer a Ia persona. Así mismo, dicho autor señalaba que la excepción a Ia norma general, expuesta anteriormente se daba cuando una persona destruía una cosa con el propósito de ofender al dueño, tomándose en cuenta para reparar dicho daño, el precio estimativo que pudiera tener la cosa, pues la cantidad entregada para resarcir el daño no podría exceder de una tercera parte de lo que en valor común tuviere. Dichas concepciones han sido superadas ya que en el daño moral no se pone precio a los bienes de naturaleza extrapatrimonial, y mucho menos se condena al agresor a pagar determinada suma de dinero, habida cuenta de que el dinero que se entrega como indemnización tiene un fin satisfactorio frente al dolor moral sufrido, y en ningún momento implica que por tal acto resarcitorio se le esté pagando a una persona el precio de su honor lesionado. b) Código Civil de 188411 Este Código, al igual que el de 1870, tenía las mismas concepciones en materia de daños pues no contempló el agravio extrapatrimonial, estableciendo sólo en sus artículos 1464 y 1465 lo siguiente: Arto. 1464: “Se entiende por daño Ia pérdida o menoscabo que el contratante haya sufrido en su patrimonio por la falta de cumplimiento de una obligación.” Arto. 1465: “Se reputa perjuicio la privación de cualquier ganancia lícita que debiese haberse obtenido por el cumplimiento de una obligación.” Borja Soriano explica que las legislaciones extranjeras, a diferencia de Ia mexicana, asimilan los daños y perjuicios como sinónimos, así mismo señala que las leyes mexicanas identifican al daño con el concepto de daño 10 11 Ibid, p. 24-25. OCHOA OLVERA, Salvador, Opt. Cit., p. 25-26. emergente, refiriéndose al menoscabo que sufre una persona en su patrimonio, y al perjuicio con el de lucro cesante. De este Código en materia de daños, se puede concluir: Los artículos mencionados anteriormente sobre daños y perjuicios se repetirán esencialmente en el Código de 1928. Este tipo de daños no se puede referir al que se causa cuando se lesiona un bien de naturaleza extrapatrimonial. El Código Civil de 1884 no se referirá de manera expresa sobre los daños morales, sino más bien sobre las lesiones sufridas en el patrimonio de la persona y no a sí misma. c) Código Civil de 192812 El Código Civil de 1928 se dividió en dos épocas: Primera En este período se descubre que, por primera vez en la legislación civil mexicana, aparece un artículo que regula lo referente a la reparación del daño causado a bienes de naturaleza extrapatrimonial, dicho artículo es el 1916, el cual estableció que: “Independientemente de los daños y perjuicios, el Juez puede acordar en favor de la víctima de un hecho ilícito, o de su familia si aquélla muere, una indemnización equitativa a título de reparación moral, que pagará el responsable del hecho. Esta indemnización no podrá exceder de Ia tercera parte de lo que importe Ia responsabilidad civil…”. Según Salvador Ochoa, de la lectura del artículo anterior debe señalarse que: 12 13 La legislación mexicana admite por primera vez Ia reparación moral de manera genérica y condicionada. La reparación ordenada a título de indemnización moral no es autónoma, sino que se encuentra supeditada a la existencia de Ia responsabilidad proveniente de un daño de naturaleza patrimonial. Si no existe un daño patrimonial no podrá existir un daño moral. El monto de la indemnización fijada por el Juez se limitará a las dos terceras partes de lo que se condene por daño patrimonial, como máximo.13 OCHOA OLVERA, Salvador, Opt. Cit., p. 26-32. Ibid, p. 27. Continúa exponiendo el autor y dice que de esos tres aspectos, únicamente el primero es positivo, pues en los dos siguientes resulta injusto querer someter la existencia del daño moral a la del daño patrimonial, e inconveniente establecer un límite al que se debe ceñir la indemnización del agravio moral. Es necesario señalar dentro de este primer período lo dispuesto por el artículo 143 C el cual literalmente decía: “El que sin causa grave, a juicio del Juez rehusare cumplir su compromiso de matrimonio o difiera indefinidamente su cumplimiento, pagará los gastos que la otra parte hubiera hecho con motivo del matrimonio proyectado. En la misma responsabilidad incurrirá el prometido que diere motivo grave para el rompimiento de los esponsales. También pagará el prometido que sin causa grave faltare a su compromiso, una indemnización a título de reparación moral, cuando por la duración del noviazgo, Ia intimidad establecida entre los prometidos, la publicidad de las relaciones, Ia proximidad del matrimonio u otras causas semejantes, el rompimiento de los esponsales cause un grave daño a la reputación del prometido inocente. La indemnización será prudentemente fijada en cada caso por el Juez, teniendo en cuenta los recursos del prometido y la gravedad del perjuicio causado al inocente.” Lo novedoso de este artículo es que puede considerarse al daño moral como autónomo, es decir, que para proceder el daño moral no necesita de la existencia de un daño material. Salvador Ochoa (La demanda por daño moral, 1999) señala tres características derivadas del artículo 143, las cuales son: Se trata de un daño moral específico. Esto porque el artículo 143 señala que la indemnización por daño moral procede únicamente cuando el sujeto se rehúsa a cumplir la promesa de matrimonio o difiera indefinidamente en su cumplimiento. Para poder determinar el monto de la indemnización, el juzgador tiene que tomar en cuenta la duración del noviazgo, proximidad del matrimonio, intimidad establecida y otras semejantes. La indemnización debe ser fijada por el Juez, el cual deberá tener en cuenta los recursos del prometido y la gravedad del perjuicio causado al inocente. Este antecedente de autonomía en la legislación sobre agravio moral, aunque se refiera a un daño moral específico, actualmente puede fundamentarse, para efectos de reclamación. Ya que de manera indirecta comprende la afectación que sufre una persona en sus sentimientos, honor, decoro y reputación por el rompimiento de los esponsales sin su responsabilidad. Esto no quiere decir que existe una obligación en casarse, sino más bien es una obligación de reparar o indemnizar lo que se gastó y contrató para el día del matrimonio, más el daño moral ocasionado a una de las partes. Segunda época El 28 de diciembre de 1982, la Cámara de Diputados del Congreso Federal, aprobó el Decreto que reformó diversos artículos del Código Civil de 1928, entre ellos el artículo 1916, quedando este último en los siguientes términos: Por daño moral se entiende la afectación que una persona sufre en sus sentimientos, afectos, creencias, decoro, honor, reputación, vida privada, configuración y aspectos físicos, o bien la consideración que de sí misma tienen los demás. Cuando un hecho u omisión ilícitos produzcan un daño moral, el responsable del mismo tendrá la obligación de repararlo mediante una indemnización en dinero, con independencia de que se haya causado daño material, tanto en responsabilidad contractual como extracontractual. Igual obligación de reparar el daño moral tendrá quien incurra en responsabilidad objetiva conforme al Art. 1913, así como el Estado y sus funcionarios conforme al Art. 1928, ambas disposiciones del presente Código. La acción de reparación no es transmisible a terceros por acto entre vivos y sólo pasa a los herederos de la víctima cuando ésta haya intentado la acción en vida. El monto de la indemnización lo determinará el Juez, tomando en cuenta los derechos lesionados, el grado de responsabilidad, la situación económica del responsable y de Ia víctima, así como las demás circunstancias del caso. Cuando el daño moral haya afectado a la víctima en su decoro, honor, reputación o consideración, el Juez ordenará, a petición de ésta y con cargo a la responsable, la publicación de un extracto de la sentencia, que refleje adecuadamente la naturaleza y alcance de Ia misma, a través de los informativos. El Juez ordenará que los mismos den publicidad del extracto de Ia sentencia con la misma relevancia que hubiere tenido Ia difusión original. Concluimos señalando que es la primera vez que el derecho mexicano concibe la reparación del daño moral de una forma autónoma de cualquier otro tipo de responsabilidad civil o penal que no sea la derivada del daño inmaterial. Por lo que en la actualidad, en México, no es necesario que el daño moral sea derivado de un daño patrimonial para ejercer la acción de reparación moral. 1.2.2. Nicaragua Código Civil del año 1867 Este Código legisló en su Título XXXV denominado De los delitos y cuasidelitos lo siguiente: En el artículo 2314 C señalaba “El que ha cometido un delito o cuasidelito que ha inferido daño a otro, es obligado a la indemnización sin perjuicio de la pena que le impongan las leyes por el delito o cuasidelito.” Se reguló también en el artículo 2331 C que: “Las imputaciones injuriosas contra el honor o el crédito de una persona no dan derecho para demandar una indemnización pecuniaria, a menos de probarse daño emergente o lucro cesante, que pueda apreciarse en dinero; pero ni aún entonces tendrá lugar la indemnización pecuniaria, si se probare la verdad de la imputación.” Dispuso que las acciones que concede el Título al que ahora nos referimos (XXXV) sea por daño o dolo, prescribían en un término de tres años, los cuales se contabilizaban desde la comisión del acto. El Código Civil de 1867 no permitía la indemnización pecuniaria como resarcimiento del daño, esto en el caso de las injurias al honor o crédito de una persona. De igual forma creemos nosotras que rechazaba la figura del daño moral, al establecer que para la procedencia del agravio era indispensable que éste pudiera ser cuantificado, y como se podrá observar con posterioridad, esta clase de daño se caracteriza por ser de difícil cuantificación. Así mismo, consideramos pertinente señalar que la línea de pensamiento de esa época era el resarcimiento únicamente a los daños de naturaleza patrimonial. No obstante, al analizar el artículo 2314 C pudimos constatar además de la similitud que posee con el artículo 2509 de nuestro actual Código Civil, que aborda el daño de manera general, sin hacer distinción alguna entre el daño de naturaleza patrimonial y extrapatrimonial. Código Penal del año 1891 Este Código establece en el Capítulo Segundo, las reglas que determinan la responsabilidad civil, señalando en su artículo 28, lo que comprende esta responsabilidad, que es: la restitución, la reparación del daño causado, y la indemnización de perjuicios. Con respecto a la indemnización de perjuicios, el artículo 32 Pn disponía que: “Éste comprende, a más de la satisfacción de los males causados a la persona y bienes del ofendido, la pensión al damnificado durante el tiempo que esté imposibilitado para el trabajo y los alimentos a su mujer e hijos menores, mientras éstos no se casen o tengan bienes suficientes para subsistir.” Al igual que el Código Civil del año 1867, este Código Penal abarca el delito de injuria en el artículo 376 y establece que: “Es injuria toda expresión proferida o acción ejecutada en deshonra, descrédito o menosprecio de otra persona.” Con esta definición podemos darnos cuenta que éste podría ser un antecedente del daño moral, puesto que la injuria provoca un agravio moral al que la padece, siendo éste consecuencia de un delito. El artículo 397 Pn menciona que: “el ofensor podrá librarse de la pena de injuriante o calumniante, si en la contestación de la demanda se retracta expresamente de sus palabras, cuando la injuria o calumnia consiste en dichos o escrito, que no se han publicado por la prensa u otro medio equivalente.” Cabe mencionar que es muy común en esta época, que los agraviados por injurias o calumnias, pidan una disculpa pública y retractación de lo dicho o escrito, para sentirse compensado de alguna forma. Código Civil del año 1904 Nuestro actual Código Civil estableció en su artículo 2509, Título VIII De los delitos y cuasidelitos, que “todo aquel que por dolo, falta, negligencia o imprudencia o por un hecho malicioso cause a otro un daño, está obligado a repararlo junto con los perjuicios”. Dicho artículo no se refiere de forma expresa a los daños morales, no obstante la interpretación auténtica que del mismo hiciera en el año 1993 la Asamblea Nacional de nuestro país señala que en su totalidad y sin exclusión alguna comprende los daños materiales y morales. Así mismo, dicha interpretación establece que en caso de dudas se tendrá a lo establecido en el artículo 46 de nuestro actual Código Penal, el cual señala: “La indemnización de perjuicios se hará determinando prudencialmente el Tribunal, a falta de prueba, el valor del perjuicio material o moral originado por el hecho punible y especialmente el perjuicio causado en la industria o negocio, en la vida, salud, honra o reputación del ofendido; y si existiere alguna disposición que se opusiere a este precepto quedaría derogada, esto según lo estipulado en el artículo 564 del mismo Código.” Sin embargo, a nuestro parecer la Ley 157, interpretación auténtica de los artículos 2509, 1837, 1838, 1865, y 3106 del Código Civil y el numeral 2) del artículo 1123 del Código de Procedimiento Civil violenta ciertos mandatos constitucionales, por las siguientes razones: 1. La Constitución Política de 1987 en sus artículos 141 y 142 establecían que una vez aprobado el proyecto de ley se enviaría al Presidente de la República para su sanción, promulgación y publicación, pudiendo éste último vetarlo total o parcialmente; sí éste no lo hiciere, el Presidente del Poder Legislativo mandará a publicarlo. En caso de ser vetada una ley por el Presidente de la República, la Constitución Política dispone que el Presidente de la Asamblea Nacional mandará a publicar la misma si el veto hubiere sido rechazado en el plenario, debiendo hacerse constar lo anterior al final de ésta. Así mismo, la ley que no hubiere sido vetada o sancionada por el Presidente del Ejecutivo, deberá proceder de la misma manera antes descrita. Como mencionamos anteriormente, cuando una ley es vetada o no por el Poder Ejecutivo debe hacerse constar al final de la misma. Por ejemplo: La Ley número 489, Ley de Pesca y Acuicultura, fue vetada parcialmente por el Presidente de la República, lo cual se plasmó en su artículo 142, el cual íntegramente expresa: La presente Ley, entrará en vigencia a partir de su publicación en La Gaceta, Diario Oficial. La presente Ley de Pesca y Acuicultura, aprobada por la Asamblea Nacional el día dos de julio del año dos mil cuatro, contiene el Veto Parcial del Presidente de la República aceptado en la Tercera Sesión Ordinaria de la Vigésima Legislatura. Dada en la ciudad de Managua, en la Sala de Sesiones de la Asamblea Nacional, a los veintiséis días del mes de noviembre del año dos mil cuatro. WILFREDO NAVARRO MOREIRA, Presidente por la Ley. Asamblea Nacional. JORGE MATAMOROS SABORIO, Secretario de la Asamblea Nacional. Por tanto: Téngase como Ley de la República. Publíquese y Ejecútese. Managua, veintitrés de diciembre del año dos mil cuatro. ENRIQUE BOLAÑOS GEYER, Presidente de la República de Nicaragua. La Ley número 151, Ley de Interpretación Auténtica del Artículo 55 inciso 1 de la "Ley de Autonomía de las Instituciones de Educación Superior", no fue mandada a publicar ni promulgar por el Presidente de la República, por lo que el Presidente de la Asamblea Nacional en uso de sus facultades expresó: Artículo 3.- La presente Ley entrará en vigencia desde su publicación por cualquier medio de comunicación social escrito, sin perjuicio de su publicación en La Gaceta, Diario Oficial. Dada en la Sala de Sesiones de la Asamblea Nacional, a los diecinueve días del mes de agosto de mil novecientos noventa y dos. Alfredo César Aguirre, Presidente de la Asamblea Nacional. Ray Hooker Taylor, Secretario de la Asamblea Nacional. Por no haber promulgado ni mandado a publicar el Presidente de la República la presente Ley No. 151 Ley de Interpretación Auténtica del Inciso 1 Artículo 55 de la Ley de Autonomía de las Instituciones de Educación Superior (Ley No. 89) en acatamiento de lo dispuesto en el artículo 142 Cn y Artículo 112 in fine, Reglamento Interno de la Asamblea nacional, en mi carácter de Presidente por la Ley de la misma, mando a publicarla. Por tanto: Publíquese y Ejecútese. Managua, nueve de Septiembre de mil novecientos noventa y dos. Luis Sánchez Sancho, Presidente de la Asamblea Nacional. Contrario a lo antes expuesto, la Ley 157 expresa únicamente en su artículo 2, lo siguiente: “La presente Ley entrará en vigencia a partir de su publicación por cualquier medio de comunicación masiva, sin perjuicio de su publicación en La Gaceta, Diario Oficial. Publíquese.” De esta forma la Ley 157 no sólo violentó lo dispuesto por los artículos 14114 y 14215 de la Constitución Política sino que también obvió lo establecido en el artículo 112 del Reglamento de la Asamblea Nacional, el cual expresa que el Presidente de la República sancionará y promulgará las leyes de la Asamblea Nacional con la siguiente fórmula: “Por tanto. Téngase como Ley de la República, Publíquese y Ejecútese. 2. La Ley 157 no acató al momento de su formación lo ordenado en el Estatuto General y Reglamento de la Asamblea Nacional, puesto que no fue publicada en La Gaceta Diario Oficial como lo ordena el artículo 72 del Estatuto General, ordenándose su publicación en El Nuevo Diario sin perjuicio de su publicación en La Gaceta, Diario Oficial. Pese a que la Ley 157 adolece de ciertos defectos de orden constitucional, en consulta evacuada por la Corte Suprema de Justicia confirma que el artículo 2509 C y siguientes, establecen la responsabilidad civil por daños y perjuicios en su totalidad, sin exclusión, es decir, que pretende daños materiales como morales. Así mismo, dicha consulta establece quiénes pueden pedir la reparación por daños morales, afirmando que corresponde a aquellas personas a quienes se les debe alimentos, esto último al tenor del artículo 288 C. 14 El quórum para las sesiones de la Asamblea Nacional es la mitad más uno de sus miembros. Los proyectos de ley requerirán para su aprobación del voto favorable de la mayoría relativa de los Representantes presentes. Una vez aprobado el proyecto de ley, será enviado al Presidente de la República para su sanción, promulgación y publicación. 15 El Presidente de la República podrá vetar total o parcialmente un proyecto de ley dentro de los quince días siguientes de haberlo recibido. Si no ejerciera esta facultad, ni sancionara, promulgara y publicara el proyecto, el Presidente de la Asamblea Nacional mandará a publicar la ley. Sin embargo, consideramos que la interpretación auténtica realizada por la Asamblea Nacional al artículo 2509 C reconoce la necesidad de dictar disposiciones de carácter legal que aborden de manera expresa y detallada lo relativo al daño moral. Constitución Política La actual Constitución Política de nuestro país con todas sus reformas al año 2000 contempla los derechos personalísimos, puesto que son derechos inherentes a la persona y que a todo nicaragüense se le deben respetar. Sin embargo, en nuestro ordenamiento jurídico son conocidos como derechos individuales y se encuentran en su Título IV Derechos, Deberes y Garantías del Pueblo Nicaragüense, los cuales son: Arto. 23: establece que el derecho a la vida es inviolable e inherente a la persona humana. Arto. 25: el derecho de la libertad individual. Arto. 26: el derecho a la vida privada, honra y reputación. Arto. 27: todas las personas son iguales ante la ley. Arto. 29: la libertad de conciencia, pensamiento y religión. Arto. 30: la libertad de expresión. Arto. 31: el derecho a la libre circulación y residencia. Arto. 36: toda persona tiene derecho a que se le respete su integridad física, psíquica y moral, constituyendo un delito penado por nuestra legislación la violación a dichos derechos. Estos derechos no sólo son garantizados y protegidos por la Constitución, sino también en los tratados internacionales suscritos por Nicaragua, tal como consagra el artículo 46 de la misma Constitución. Declaración Universal de los derechos Humanos.16 El artículo 12 establece: “Nadie será objeto de injerencia arbitraria en su vida privada, su familia, su domicilio o su correspondencia, ni de ataques a su honra o a su reputación…” Convención Americana sobre Derechos Humanos.17 El artículo 5 numeral 1 cita: “Toda persona tiene derecho a que se respete su integridad física, psíquica y moral.” Además establece el artículo 11 que: “Toda persona tiene derecho al respeto de su honra y al reconocimiento de su dignidad.” Pacto Internacional de Derechos Civiles.18 Dispone el artículo 17 que: “1. Nadie será objeto de injerencia arbitraria o ilegales en su vida privada, su 16 Aprobada y adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en su Resolución 217 A (XXX), de 10 de diciembre de 1948. 17 Suscrita en San José, Costa Rica, el 22 de Noviembre de 1969, en la Conferencia Especializada Interamericana sobre Derechos Humanos. Entró en vigencia el 18 de julio de 1978. 18 Adoptado y abierto a la firma, ratificación y adhesión por la Asamblea General de las Naciones Unidas en su Resolución 2200 A (XXI), de 16 de diciembre de 1966. Entró en vigencia el 23 de marzo de 1976. familia, su domicilio o su correspondencia, ni de ataques ilegales a su honor y prestación. 2. Toda persona tiene derecho a la protección de la ley contra esas injerencias o esos ataques.” Declaración Americana de derechos y deberes del hombre19, en su artículo 5 establece que “Toda persona tiene derecho a la protección de la ley contra los ataques abusivos a su honra, a su reputación y a su vida privada y familiar.” Antecedentes jurisprudenciales Nuestro país, contrario a legislaciones extranjeras como la española, mexicana, costarricense, chilena, entre otras, presenta un déficit de jurisprudencia que aborde el tema de los daños morales, siendo esta una de las tantas razones por las cuales se dificulta el estudio de dicho tema, puesto que en otras legislaciones, a pesar de no existir leyes especiales que regulen la materia, su basta jurisprudencia reconoce la existencia de esta clase de daños, contribuyendo así a un mejor desempeño por parte del juez al momento de conocer una demanda por agravio moral. No obstante existe una sentencia del 28 de Septiembre de 1956, según la cual los señores Ernestina Obando, Francisco Gómez y Belia Gómez demandan por daños y perjuicios sufridos a la Compañía de Energía Eléctrica de Granada. Las pruebas aportadas en primera instancia consistieron en: documental, testimonial, pericial, de inspección y confesión, a través de las cuales se logró constatar la existencia de los daños materiales. Hay que señalar que los actores de dicha demanda en relación a la cuantía de la indemnización la someten a que esta sea fijada en el juicio. Posteriormente, al ser este caso conocido por el Tribunal de Apelaciones de Granada, este último reconoce la existencia del daño moral, razón por la cual ordena el pago de los mismos. Una vez que dicho caso es conocido por la Corte Suprema de Justicia, esta reconoce la existencia de los daños producidos al establecer en el inciso 1º de la parte Considerativa de la sentencia que de conformidad al artículo 2509 C para que prospere la acción por daño es preciso demostrar necesariamente que se ha causado un daño y que ese daño se haya producido por dolo, culpa, negligencia o imprudencia o por un hecho malicioso de la persona contra quien se dirige la reclamación, puesto que no basta la conciencia y libertad de los propios actos para que el autor del hecho dañoso este obligado a la correspondiente indemnización, sino que, además, es preciso que haya ocasionado el daño con pleno conocimiento de que con ello contravenía la ley 19 Aprobada en la Novena Conferencia Internacional Americana, Bogotá 1948. por una negligencia o imprudencia imperdonable. Por todo lo antes señalado dicha Corte no casa la sentencia recurrida. Existe una segunda sentencia emitida el 12 de Enero de 1965, según la cual los señores Chávez Meza y Burgos Chamorro demandan a la Empresa de Ferrocarril del Pacífico de Nicaragua por daños y perjuicios. Los actores en su demanda exigían por parte de la empresa demandada el pago de los daños y perjuicios tanto materiales como morales sufridos, producto del choque entre un autocarril (perteneciente a la empresa demandada), contra un tren. Colisión que dejó como resultado personas muertas, otras lesionadas y heridas, dentro de las cuales se encuentran los actores de dicha demanda. Las pruebas aportadas en el proceso por la parte actora fueron: testificales, periciales y documentales. Posteriormente el judicial dicta sentencia ordenando el pago de los daños y perjuicios materiales no así los morales. Por su parte, la Sala Civil del Tribunal de Apelaciones de Masaya al conocer del recurso de apelación promovido por la parte actora confirma la sentencia emitida en primera instancia. Posteriormente, cuando el caso es conocido en casación, La Corte Suprema de Justicia emite su sentencia ordenando a la empresa demandada pagar determinada cantidad de dinero por el daño causado a la señora Guillermina Burgos Chamorro, así mismo ordena el pago por daño material en lo que respecta a los pasajes, asistencia médica y operaciones, no obstante dicha autoridad deniega el pago por daños morales. Sin embargo, si se lee con detenimiento el Por Tanto de la sentencia emitida por la Corte Suprema de Justicia se puede apreciar cómo la misma se contradice, pues declara no ha lugar a los daños morales, pero ordena además del pago de daños materiales el pago por el daño causado sin hacer referencia a que clase de daño se refiere. No se tiene claro sí dicho monto se refiere o incluye los daños morales, puesto que los demandados exigían ser indemnizados por las lesiones y por el sufrimiento padecido, lo cual entraña el daño moral. 1.3. Caracteres del Daño El presente capítulo abordará primeramente el daño y sus caracteres, para lograr un preámbulo de éste y dar a conocer de dónde proviene el daño moral. Posteriormente abordaremos de forma minuciosa lo relativo a los daños morales. 1.3.1. Concepto de daño Etimológicamente, la palabra daño viene de la voz latina damnum, que significa detrimento, perjuicio, menoscabo, que por acción de otro se recibe en la persona o en los bienes.20 Según Atilio Aníbal Alterini (Derecho de Obligaciones Civiles y Comerciales, 1998) el concepto de daño se puede apreciar de dos formas: En sentido amplio, hay daño cuando se lesiona cualquier derecho subjetivo; en sentido estricto, la lesión debe recaer sobre ciertos derechos subjetivos, patrimoniales o extrapatrimoniales, cuyo menoscabo genera (en determinadas circunstancias) una sanción patrimonial. Por lo tanto, el daño en sentido estricto, es la lesión, menoscabo, agravio, de un derecho subjetivo, que genera responsabilidad. Guillermo Cabanellas de Torres (Diccionario Jurídico Elemental, 2001) establece que el daño Es el detrimento, perjuicio o menoscabo que por acción de otro se recibe en la persona o en los bienes. El daño puede provenir de dolo, de culpa o de caso fortuito, según el grado de malicia, negligencia o casualidad entre el autor y el efecto. En principio, el daño doloso obliga al resarcimiento y acarrea una sanción penal; el culposo suele llevar consigo tan sólo indemnización; y el fortuito exime en la generalidad de los casos, dentro de la complejidad de esta materia. Adriano de Cupis (El Daño, 1975) expresa que el daño Es todo menoscabo o pérdida que una persona sufre en su persona o sus bienes, producido por un agente externo y que la conducta que produce tal menoscabo deber ser necesariamente, antijurídica, un hecho ilícito, a fin de que sea sancionado por el derecho. También dice, que desde el punto de vista de la norma jurídica, el daño tiene dos elementos: uno material que consiste en el hecho físico y otro formal que proviene de la norma jurídica. Ihering expresa: Si se reconocen en el hombre bienes no sólo patrimoniales, sino extrapatrimoniales, Ia noción de daño no es otra que el ataque en Ia persona, en sus bienes tanto económicos como morales, siempre que se rompa Ia coordinación ético-objetiva que realiza el derecho. Así que el daño, ya sea siguiendo Ia vida económica o moral, siempre repercute en Ia persona; y se distingue uno del otro precisamente en Ia clase de 20 CASTELLANOS, Biella, Responsabilidad contractual y extracontractual, diciembre 2005, en http://www.monografias.com/trabajos28/responsabilidad-contractual-extracontractual/responsabilidadcontractual-extracontractual.shtml bienes que lesionan, los efectos que producen, pero fundamentalmente y eso es lo principal, en los dos casos nace Ia necesidad jurídica de su reparación, pues Ia persona puede ser lesionada tanto en cuanto es, como en cuanto posee.21 Para nosotras, la definición más completa sobre el daño es la de Adriano Cupis, ya que encierra las posibilidades de que este detrimento o menoscabo no sólo se da al patrimonio sino también a lo extrapatrimonial, es decir, en las afecciones, sentimientos, honor y todos los derechos personalísimos inherentes a la persona. También, él comenta que este deterioro debe provenir de un hecho ilícito, puesto que si no es de esa forma no podrá ser sancionado por la ley, ya que si no existe una disposición legal que lo regule, no podrá ser penado por el derecho. Además, no podemos olvidar que la responsabilidad civil proviene de ese mismo daño o detrimento causado a los bienes o la persona misma, y como consecuencia debe ser indemnizado o reparado. Luego de conocer los diferentes significados del daño aportados por los autores antes señalados, podemos indicar que contienen dos elementos en común, que son: 22 21 22 Lucro cesante: contempla la ganancia frustrada, es decir, los daños que se producen por la falta de ingreso de determinados bienes o derechos al patrimonio de la víctima, que se ve privada de beneficios que hubiera obtenido, de no mediar el hecho dañoso. El lucro cesante ocasiona dificultad para poder valorarse, pues el mismo no puede presumirse, sino que debe ser probado por quien lo alega. Ejemplo: X trabajaba como asesor legal de una prestigiosa empresa dedicada a la exportación de lácteos, el cual sufre un accidente automovilístico provocado por la negligencia del conductor, quien manejaba en estado de ebriedad. Como consecuencia de dicho accidente X debió permanecer durante siete meses en rehabilitación debido a las lesiones físicas sufridas, las cuales le ocasionaron incapacidad laboral, dejando de percibir las ganancias mensuales devengadas como asesor legal. Por tanto X podrá exigir de Y la indemnización correspondiente por las ganancias que dejó de percibir producto del accidente que este último le ocasionó. Daño emergente: es el perjuicio efectivo sufrido en el patrimonio de la víctima, que ha perdido un bien o un derecho que ya estaban incorporados a ese patrimonio. El daño emergente no se puede presumir y debe ser consecuencia directa del hecho dañoso. Ejemplo: Pedro es distribuidor de una empresa de computadoras en el país, realiza previo a la firma del contrato de compraventa negociaciones con Juan a quien le asegura venderle por un determinado precio los equipos que este último necesitaba para su negocio. Sin embargo llegado el día de la firma del OLIVERA TORO, Jorge, El daño moral, Editorial Themis, México, 1993, p. 8-9. ROCA, Encarna, Derecho de Daño, Editorial Tirant lo Blanch, 4ª Edición, Valencia, 2003, p. 138. contrato Pedro comunica a Juan que los equipos que éste último necesitaba, ya habían sido vendidos, ocasionándole de esta forma un daño emergente a Juan debido a que éste ya había suscrito un contrato de compraventa de dichos equipos con un banco nacional. 1.3.2. El objeto del daño23 Adriano de Cupis (El Daño, 1975) divide el objeto del daño en base a diferentes sentidos que dependen de ciertos intereses, los cuales son: El interés humano como objeto del daño en sentido jurídico: el autor quiere demostrar que el objeto del daño se identifica con el objeto de la tutela jurídica, lo cual, es siempre un interés humano. Primero que todo, señala que la norma moral y la norma jurídica tienen ciertas afinidades, puesto que la finalidad de la primera es regular las acciones humanas para lograr una meta que afecte a cada uno en particular. En cambio, la segunda gobierna las acciones humanas no para guiar individualmente, sino para convocar a todos como un colectivo; alcanzando la meta de la convivencia social durante la vida. Es así, como se pone énfasis en el carácter social del fin de toda norma jurídica. Esto no quiere decir que el derecho no pueda proteger los intereses individuales cuando sea jurídicamente conveniente. Adriano de Cupis (El Daño, 1975) expresa que el derecho protege el interés humano de dos formas, o atribuyéndole la prevalencia frente a un interés opuesto, o bien subordinándolo a un interés opuesto, pero estableciendo al mismo tiempo consecuencias dirigidas a compensar su sacrificio. Es decir, que la tutela se logra de forma escalonada. Por consiguiente, lo que el derecho tutela, el daño vulnera. Si el derecho tutela un determinado interés humano, éste puede ser atacado por un daño, que será un daño en sentido jurídico, en cuanto contra él apresta el derecho la propia reacción. Este autor concluye que el objeto del daño en sentido jurídico no puede ser más que un interés humano jurídicamente tutelado, ya que, la fuerza jurídica encuentra su razón de ser frente al daño ocasionado a aquello que el derecho tutela. Por lo tanto, sólo el interés humano puede recibir la tutela del derecho. 23 El interés privado como objeto del daño privado: como se mencionó anteriormente, para dicho autor, el objeto del daño es siempre un interés humano y es por eso que se deben distinguir los diferentes intereses de los hombres, ya que estos se clasifican en diferentes categorías. DE CUPIS, Adriano, El daño, Editorial Bosch, Barcelona, 1975, p. 107-115. La primera se basa en función de su sujeto, ya sea pública o privada, puesto que pueden ser titulares de intereses concernientes al mismo bien. Puede suceder que el derecho tutele directamente el interés privado e indirectamente, el interés público o al contrario, que éste tutele directamente el interés público e indirectamente, el interés privado. Por ejemplo, la ley penal prohíbe y sanciona el homicidio, por lo que se está tutelando de manera directa el interés público relativo a la vida humana, pero también por adición del homicidio, procede una tutela directa del interés privado, que sería la obligación de resarcimiento. Es por tal razón, este autor concluye, que cuando el derecho tutela directamente tanto el interés público como el interés privado, el daño que ataca al interés público, como el daño que lesiona al interés privado, son jurídicamente relevantes, es decir, productores de una propia reacción jurídica. Agrega que para no confundir dichos intereses se debe conocer cuáles son los significados del interés público y privado. El primero es el interés que tiene por sujeto un ente cuyos fines trascienden de la utilidad privada y el segundo, es el interés propio del individuo en cuanto tal, considerado como simple ser humano particular. El interés patrimonial y no patrimonial, como objeto, respectivamente, del daño patrimonial y no patrimonial: para De Cupis (El Daño, 1975) El interés privado se distingue según el punto de referencia objetivo, en que puede producirse respecto a bienes patrimoniales, o en bienes no patrimoniales, por lo que correlativamente se considera como interés patrimonial o no patrimonial. De esta forma el daño privado se definirá como patrimonial o no patrimonial, según tenga por objeto el interés privado patrimonial o un interés privado no patrimonial. El daño patrimonial y no patrimonial pueden producirse conjuntamente dependiendo de un hecho único. Por lo que, de un bien patrimonial puede derivar la posibilidad de conseguir un bien distinto de carácter no patrimonial o viceversa. De Cupis (Del Daño, 1975) expresa que: El hecho que lesiona el interés relativo a un bien patrimonial, puede dañar también un interés no patrimonial, aunque el bien patrimonial tenga un reflejo no patrimonial, por el señalado coligamiento con otro bien no patrimonial; y, respectivamente, el hecho que lesiona al interés relativo a un bien no patrimonial, puede lesionar también un interés patrimonial. Finalmente, concluye el autor que a los bienes patrimoniales no se les ha dificultado que el derecho los tutele, tanto por el interés público como el privado. En cambio, a los bienes no patrimoniales, se les ha obstaculizado la tutela del derecho, ya sea en el interés público o interés privado (directamente concerniente a ellos). 1.3.4. Fuentes La culpa, el dolo y la mora según la responsabilidad civil24, constituyen las fuentes del daño, por ello abordaremos en este acápite de forma breve lo relacionado a cada una de ellas. 1.3.4.1. Culpa La palabra culpa se deriva del lato sensu, culpabilidad y del latín fallita, acción de fallar, la cual consiste en la acción u omisión de quien causa un daño sin el propósito de hacerlo, pero obrando con negligencia (falta intencional consistente en una omisión) o imprudencia (falta involuntaria generalmente de acción, para la cual importa una falta de previsión o de precaución). En este aspecto, es necesario señalar que en el derecho civil la persona que en su acto jurídico obra con culpa, lato sensu, tiene la obligación de responder y reparar los daños causados.25 Señala Eleonora Argüello (La reparación del daño moral y sus alcances, 1998) que por constituir la culpa en una falta de cuidado o diligencia en el cumplimiento de una obligación o en la ejecución de un hecho cualquiera, es que la misma puede ser considerada como contractual y extracontractual. La culpa contractual es aquella que se deriva del incumplimiento de un contrato, obligando así al responsable a resarcir los daños y perjuicios ocasionados. Por el contrario, la culpa extracontractual o aquiliana es aquella que nace de la ejecución de un hecho ilícito culpable constituyendo ésta la fuente de los delitos26 y cuasidelitos27 civiles. Por su parte, la Corte Suprema de Justicia de nuestro país, en sentencia del 13 de julio de 1934, señaló en relación al artículo 2509 C que: “de manera alguna ese precepto sólo es aplicable a las obligaciones contractuales, cuando precisamente trata de la responsabilidad que emana de los delitos y cuasidelitos que constituyen en un intrínseco concepto la culpa no contractual, que obliga a resarcir, como la culpa contractual sujeta a reparar el daño causado por la 24 Es la que lleva consigo el resarcimiento de los daños causados y de los perjuicios provocados por uno mismo o por tercero, por el que debe responderse (Ossorio, Manuel, Diccionario de Ciencias Jurídicas, Políticas y Sociales, Editorial Heliasta, Buenos Aires, 1992, p. 674). 25 OSSORIO, MANUEL, Diccionario de Ciencias Jurídicas, Políticas y Sociales, Editorial Heliasta, Buenos Aires, 1992, p. 187-188. 26 El delito civil es en sentido lato, un hecho ilícito con carácter de falta, de donde nace un daño y se origina la obligación de repararlo y en sentido más estricto designa, entre los hechos ilícitos mencionados anteriormente, aquellos que tienen carácter de falta intencional (Henri Capitant, Vocabulario Jurídico, Ediciones Desalma, Buenos Aires, 1977, p. 195) 27 Es la acción con que se causa mal a otro por descuido, imprudencia o impericia, sin intención de dañar. También por responsabilidad de uno por ciertos actos ajenos (Guillermo Cabanellas de Torres, Diccionario Jurídico Elemental, Editorial Heliasta, Argentina, 2001, p. 102) violación contractual”, por lo tanto, el artículo antes señalado contempla tanto la culpa contractual como la aquiliana, sin exclusión alguna.28 Finalmente, podemos señalar que la esencia de la culpa la encontramos en la inobservancia de aquellas conductas expresas o de las que se derivan de la práctica común, las cuales se imponen al hombre para que éste obre con prudencia y diligencia, con el fin de evitar determinados resultados de daño o peligro para los intereses jurídicos protegidos.29 1.3.4.2. Dolo El término dolo se deriva del latín dolos o del griego doloa, y significa por lo general mentira, engaño o simulación; jurídicamente adquiere tres formas, las cuales son: vicio de la voluntad en los actos jurídicos, elemento de imputabilidad en el incumplimiento de obligaciones y agravante del delito penal.30 Según Guillermo Cabanellas de Torres (Diccionario jurídico elemental, 2000) el dolo en materia civil es la voluntad maliciosa que persigue de forma desleal el beneficio propio o el daño de otro al realizar cualquier acto o contrato, valiéndose, para conseguirlo, de argucias, sutilezas y hasta de ignorancia ajena; sin intervenir la fuerza ni las amenazas. Podemos señalar, que el dolo en el ámbito contractual, se encuentra visiblemente contemplado en nuestro Código Civil en los artículos que señalaremos a continuación: Arto. 1861.- “La responsabilidad procedente del dolo es exigible en todas las obligaciones. La renuncia de la acción para hacerla efectiva, es nula.” Arto. 2460.- “El dolo no vicia el consentimiento, sino cuando es obra de una de las partes cuando además aparece claramente que sin él no hubiera habido contrato. En los demás casos, el dolo da lugar solamente a la acción de daños y perjuicios contra la persona o personas que lo han fraguado o se han aprovechado de él: contra los primeros, por el valor total de los perjuicios; y contra los segundos, hasta el monto del provecho que han reportado.” Arto. 2466.- “El dolo es causa de nulidad cuando los manejos usados por uno de los contratantes sean tales, que el otro no hubiera contratado sin los mismos.” Arto. 2469.- “Hay dolo, cuando con palabras o maquinaciones insidiosas de parte de uno de los contratantes, es inducido el otro a celebrar un contrato que, sin ellas, no hubiera hecho.” 28 ARGÜELLO LEIVA, Eleonora, Opt. Cit., p. 12-13. CARRERO, Damsoray-GARCIA, Evelyn, Culpa, dolo y preterintención, diciembre 2005, en http:www.monografias.com/trabajos12/culpdolo/culpdolo.shtml 30 OSSORIO, Manuel, Opt. Cit., p. 264. 29 Arto. 2470.- “Para que el dolo produzca la nulidad de los contratos, deberá ser grave y no haber sido empleado por las dos partes contratantes. El dolo incidental sólo obliga al que lo empleó, a indemnizar daños y perjuicios.” Es necesario señalar que al igual que el Código Civil, el Código Penal de Nicaragua en su artículo 2 párrafo 2º expone que un hecho ha de considerarse doloso cuando el resultado se ajusta a la intención, siempre que tal resultado haya podido ser previsto, pero no deseado ni previamente aceptado por el agente. Por tanto, el resultado que no se quiso pero se previó, se considerará doloso. Previo a abordar lo referente a la mora, es necesario destacar que la diferencia fundamental entre la culpa y el dolo radica en que, mientras en la culpa se realiza un daño sin ánimo de hacerlo obrando el sujeto sólo con imprudencia o negligencia; en el dolo existe voluntad de querer ocasionar el daño a otro, claro está, sin intervenir, como dijimos anteriormente, la fuerza ni las amenazas. 1.3.4.3. Mora Según Henri Capitant (Vocabulario Jurídico, 1977) la mora es el estado en que se haya el deudor tardío en el cumplimiento de su obligación, a partir del momento en que el acreedor le intimida para que cumpla, dicha intimidación puede ser judicial o extrajudicialmente. Lo antes señalado es sostenido por nuestra Corte Suprema de Justicia ya que la misma, al interpretar el artículo 185931 estableció como regla general que existe mora desde el momento que el acreedor exige judicial o extrajudicialmente el cumplimiento de la obligación. 32 Para concluir podemos señalar que el artículo 1860 C establece que quedan sujetos a la indemnización de los daños y perjuicios causados, los que en el incumplimiento de sus obligaciones incurren en dolo, negligencia o morosidad, los que de cualquier modo contravinieren el tenor de aquellos. Por consiguiente, la figura de la mora opera sólo en las relaciones contractuales y no en las extracontractuales, esto debido a que en esta última, no media entre los sujetos un contrato. 1.3.5. Clases de daños Según Encarna Roca (Derecho de Daños, 2003), la clasificación de daños se distingue entre su naturaleza o su duración. 31 Incurren en mora los obligados a entregar o a hacer alguna cosa, desde que el acreedor les exija judicial o extrajudicialmente el cumplimiento de su obligación. 32 ARGÜELLO LEIVA, Eleonora, Opt. Cit., p. 17. Por su naturaleza33 Se refieren a la lesión o perjuicio que afecta a la víctima recayendo sobre los bienes materiales no importando su clase. Lo que caracteriza a esta clase de daños es que son susceptibles de valoración económica, facilitando así la actuación del judicial al momento de señalar la indemnización que deberá de pagar el productor del daño. Así mismo podemos señalar que el daño material se clasifica a su vez en daño emergente y lucro cesante. Cabe señalar que no abordaremos nada relativo a estos últimos porque fueron explicados con anterioridad. Daños morales: estos afectan a la persona, en cualquiera de sus esferas que no sea la patrimonial. Es decir, todo tipo de quebrantos, de carácter no patrimonial, que la víctima sufra como consecuencia de su incapacidad o invalidez. El daño moral puede proceder de un acto ilícito civil o criminal y en ambos supuestos la responsabilidad de indemnización del daño causado corresponde al agraviado.34 Podemos señalar que el daño moral contrario al material es difícil de cuantificar por cuanto la tristeza, aflicción, sentimientos, entre otros no son susceptibles de valoración económica, dificultando así la labor de la autoridad competente al momento de otorgar una indemnización a favor de la víctima. Por su duración35 33 Daños duraderos: estos se manifiestan en un momento determinado y se siguen produciendo de forma continuada. Un claro ejemplo de esta clase de daños lo constituyen las enfermedades psicológicas puesto que las mismas se caracterizan por ser duraderas y por prolongarse en el tiempo. Daños continuados: son aquellos que se producen día a día generando un agravamiento paulatino como consecuencia de un único hecho inicial. Como ejemplo de daños continuados podemos citar la resolución emitida por la Audiencia de Huescas, España en el año 2003, la cual condenó a la Industria Química del Noreste S.A. a pagar en concepto de daños continuados la suma de 6.5 millones de euros. Todo ello por los daños que ésta ocasionó con sus contaminantes en la salud humana y entorno natural, apoyando el tribunal su resolución en base a las pruebas periciales que fueron aportadas según las cuales se confirma que dicha industria carecía de cobertura legal al momento de utilizar los contaminantes.36 ROCA, Encarna, Opt. Cit., p. 138-140. OSSORIO, Manuel, Opt. Cit., p. 45. 35 ROCA, Encarna, Opt. Cit., p. 140-141. 36 El Periódico de Aragón, enero 2006, en F:/Elperidicodearagon.htm 34 Daños sobrevenidos: son aquellos que aparecen con posterioridad y que son consecuencia directa de la producción del daño. Podemos decir que los daños cerebrales sobrevenidos forman parte de este tipo de daños. Puesto que si una persona se somete a una intervención quirúrgica cerebral y la cirugía no resulta como se esperaba y provoca a la persona un conjunto de lesiones cerebrales que no existían con anterioridad, se está causando un daño sobrevenido. Ahora bien, para Atilio Alterini (Derecho de Obligaciones Civiles y Comerciales, 1998) y Salvador Ochoa (La Demanda por Daño Moral, 1999) existe otro tipo de categorías del daño, las cuales son más extensas que las antes expuestas, estas son: Actual y futuro: el daño actual es aquel que se da en el momento de la controversia o sea al momento de dictarse la sentencia, y cuya existencia, magnitud y gravedad se asimilan al hecho ilícito que lo produce. El daño actual o presente es el ocurrido al tiempo en que se dicta sentencia. En cambio, el daño futuro es aquel que nunca presenta en el momento de la controversia las tres características del daño actual, sino que al producirse el hecho ilícito, este será consecuencia directa del evento dañoso que es actualizado con posterioridad. Es necesario señalar que el daño futuro a su vez puede ser eventual, el cual depende de la realización de otros acontecimientos extraños al hecho ilícito en cuestión que concurren con este a la formación del perjuicio. La actualidad o futuridad del daño se refiere al presente del litigio, es por eso que los daños actuales serán los anteriores al litigio, los que ya se habían producido al momento de entablarse la demanda, período probatorio y al dictarse el fallo; y los daños futuros serán los posteriores a ese tiempo, que es el pleito. El ejemplo que creemos nosotras más adecuado para esta clase de daños es el caso de un matrimonio en el cual la mujer demanda a su esposo por los maltratos físicos recibidos durante su convivencia emitiendo el judicial, luego de las pruebas aportadas, sentencia a favor de la ofendida (daño actual), sin embargo posteriormente la agredida comienza a presentar trastornos psicológicos que son derivados del maltrato físico al que fue sometida por quien fuese su esposo, esto es lo que se conoce como daño futuro. Patrimonial y extrapatrimonial: el daño patrimonial es aquel que repercute en los bienes materiales de una persona ya sea de forma directa o indirecta, y comprende al daño emergente y lucro cesante. En contra posición el daño extrapatrimonial o moral es aquel que lesiona o vulnera los derechos de la personalidad tales como la honra, el honor, prestigio, integridad, etc. de un sujeto. Por ejemplo: este daño puede provenir de una lesión que deforma el rostro de una modelo que trabaja en publicidad, por consiguiente a ella no sólo se le afecta en su patrimonio, pues su cuerpo y su rostro son el fundamento de su trabajo. Además le generan un daño en sus sentimientos estéticos, es decir, que no será la misma persona atractiva que era antes y puede padecer de baja autoestima, depresión y detrimentos en su personalidad, etc. Común y propio: el daño es común cuando lo ha sufrido cualquier persona a causa del incumplimiento. En cambio el daño propio es aquel sufrido por un acreedor determinado. Ejemplo: Laura presta un libro a Germán y éste lo pierde. En consecuencia el daño común derivado de la pérdida del libro será el valor del mismo. Y el daño propio procedería del hecho de haber sido dicho libro uno de los pocos ejemplares impresos llevando además una dedicatoria por parte del autor del mismo, por lo cual tiene además de un valor económico, uno sentimental, hecho conocido por Germán, el que debe responder por tal hecho. Moratorio y compensatorio: el daño moratorio es el derivado del cumplimiento tardío. Es decir, que se trata del daño derivado exclusivamente del estado de mora, por la insatisfacción temporaria del acreedor. El daño compensatorio es el sustituto de la prestación definitivamente incumplida. El daño compensatorio resarce el valor que para el acreedor representaba, en su patrimonio, la prestación incumplida. Es decir, que el daño es compensatorio cuando el incumplimiento de la obligación es absoluto, total y definitivo e involucra todo el menoscabo patrimonial que sufre el acreedor como consecuencia de aquella inejecución imputable al deudor. La obligación primitiva, sea de dar o de hacer, se convierte en la de pagar daños e intereses y en tal caso la indemnización entrará en sustitución de la prestación originaria. Por ejemplo, si K le vende a J una máquina, y no la entrega en fecha, hay daño moratorio; si su inejecución es definitiva, genera daño compensatorio. 1.4. El Daño Moral En el presente acápite abordaremos diversos conceptos relativos al daño moral, naturaleza, bienes jurídicos que tutela, características, requisitos y clasificación. Además de lo anterior estableceremos las diferencias que a nuestro juicio son las más relevantes entre el daño patrimonial y extrapatrimonial; lo contenido en legislaciones extranjeras referente a este tema y concluiremos abordando algunos supuestos de daño moral dentro de los cuales podemos señalar el daño moral en los delitos de acoso sexual, daño moral sufrido por los hijos de padres divorciados, daños contra el honor, entre otros. 1.4.1. Concepto José María Ferrer expone: En un sentido amplio se entiende el concepto de daño moral, como todo sufrimiento psíquico que padece una persona como consecuencia de una multitud de hechos muy difíciles de enumerar; de variada magnitud y que no son objeto de valoración económica, puesto que su valoración es incalculable, ya que su resarcimiento económico no es suficiente para reparar dicho sufrimiento psíquico del correspondiente daño. En un sentido menos amplio, ese daño psíquico se prolonga al físico, dando origen, mediante un procedimiento legal, a obtener una resolución judicial traducida en un resarcimiento económico.37 Además, se puede ver desde otro punto de vista, siendo el daño moral un impacto o sufrimiento psíquico o espiritual que en la persona pueden producir ciertas conductas, actividades, comportamientos o determinados resultados. Incluye bienes y los correspondientes intereses jurídicos de contenido no patrimonial. Así se comprenden no sólo por los ataques a bienes o derechos de la personalidad, sino también las repercusiones en el ámbito psíquico afectivo.38 Pachioni entiende por daño moral aquel que se opera exclusivamente sobre nuestra personalidad moral, constituye ya sea un sufrimiento sin repercusión sobre Ia entidad de nuestro patrimonio, presente o futuro.39 René Savatier, en su Tratado de responsabilidad civil en derecho francés, arguye: Nosotros entendemos por año moral todo sufrimiento humano que no es causado por una pérdida pecuniaria. Puede ser un sufrimiento físico, Ia indemnización que lo compensa toma el nombre de pretium doloris40. Es más frecuentemente un sufrimiento moral de origen diverso; Ia víctima ha podido sufrir principalmente en su reputación, en su autoridad legítima, en su pudor, en su seguridad y tranquilidad, en su amor propio estético, en su integridad intelectual, afecciones, etc.41 De Ruggiero dice: “No patrimonial, o como se acostumbra decir, moral, es aquel daño que no acarrea ni directa ni indirectamente alteración patrimonial, pero que 37 FERRER VICENTE, José María, La cuestión de los daños morales, Ediciones Revista General de Derecho, Valencia, 2004, p. 17. 38 Id. 39 Id. 40 Precio del dolor. Indemnización concedida a la víctima de un delito o accidente como reparación del sufrimiento físico padecido (CABANELLAS Guillermo, Repertorio jurídico de locuciones, máximas y aforismos latinos y castellanos, Editorial Bibliografía Argentina, Buenos Aires, 1959, p. 198) 41 OLIVERA TORO, Jorge, Opt. Cit., p. 8. sí turba injustamente las condiciones anímicas de las personas ocasionando dolores y sentimientos.”42 Von Thur afirma que los daños morales son “los quebrantos y dolores físicos o de orden moral que se le producen al hombre cuando ilícitamente se atenta contra su persona o se invade la esfera de sus personales intereses.”43 Ortiz Ricol sostiene que: El daño moral es… daño inferido en derechos de la estricta personalidad o en valores que pertenecen más al campo de la afección que de la realidad material económica… es la lesión ocasionada en los bienes no económicos de una persona, o la repercusión afectiva desfavorable producida por los daños materiales.44 Yoleida Vielma Mendoza, profesora de Derecho Civil en la Universidad de los Andes, define a los daños morales como: Los infligidos a las creencias, los sentimientos, la dignidad, la estima social, a la salud física o psíquica es decir, a los que la doctrina mayoritaria ha denominado derechos de personalidad o extrapatrimoniales. O bien, el menoscabo o lesión a un interés no patrimonial provocado por el hecho dañoso, es decir por el acto antijurídico. La noción de daño moral se desarrolla en base a dos presupuestos: la naturaleza del interés lesionado y la extrapatrimonialidad del bien jurídico afectado.45 Para Orgaz el daño moral se da: Cuando Ia lesión hace sufrir a la persona molestándola en su seguridad personal, o en el goce de sus bienes, o hiriendo sus afecciones legítimas se tiene un daño moral o no patrimonial. El autor ejemplifica los daños morales de la siguiente forma: 42 Amenazas injustas de daños corporales, Atentados al honor, Privación ilegal de Ia libertad, Contagio culpable de enfermedades, Violación del domicilio, Colocación de “pintas” difamantes en los muros de una propiedad, con vista pública, OLIVERA TORO, Jorge, Opt. Cit., p. 8-9. Id. 44 OLIVERA TORO, Jorge, Opt. Cit., p. 8-9. 45 VIELMA MENDOZA, Yoleida, Una aproximación al estudio del daño moral extracontractual, en http://civil.udg.es 43 Humillación de una persona por Ia revelación de un secreto deshonroso, Violación del derecho de intimidad, Publicación de fotografías que hagan resaltar defectos físicos graves, Desfiguración en el rostro de una mujer, con depresión nerviosa, timidez, complejo de inferioridad, rechazo de sus semejantes, etc., La muerte de un ser querido, provocado por Ia negligencia del profesional que intervino en su tratamiento.46 Por su parte, El Código Civil Federal de México en su artículo 1916 define: “Por daño moral se entiende la afectación que una persona sufre en sus sentimientos, afectos, creencias, decoro, honor, reputación, vida privada, configuración y aspectos físicos, o bien en la consideración que de sí misma tienen los demás.” La jurisprudencia colombiana considera que el daño moral es aquel que proviene de un hecho ilícito que provoca una ofensa, no a los derechos patrimoniales ni a la persona física, sino a la personalidad moral del damnificado, de esta forma provoca una herida en sus sentimientos legítimos o bienes no económicos de los que comprende lo que denominamos como patrimonio moral de una persona.47 El Código Civil argentino no conceptualiza el daño moral, pero en su artículo 1078 C48 señala la obligación de resarcir e indemnizar el daño causado por actos ilícitos. Por ello, nos auxiliamos de su jurisprudencia, la cual manifiesta que el daño moral es la privación o disminución de aquellos bienes que tienen un valor precioso en la vida del hombre que son: la paz, tranquilidad del espíritu, libertad individual, integridad individual, que constituyen sus más gratos afectos.49 El Código Civil de Venezuela no define el daño moral, pero si establece la obligación de reparar el daño sea material o moral derivado de un hecho ilícito, esto al tenor del artículo 1196, el cual señala: “la obligación de reparación se extiende a todo daño material o moral causado por el acto ilícito. El juez puede, especialmente, acordar una indemnización a la víctima en caso de lesión 46 OLIVERA TORO, Opt. Cit., p. 7. A. MAC DONALD, El daño moral en el derecho laboral y su aplicación contractual y extracontractual, enero 2006, en http://www.diariojudicial.com/nota.asp?IDNoticia=21496 48 “La obligación de resarcir el daño causado por los actos ilícitos comprende, además de la indemnización de pérdidas e intereses, la reparación del agravio moral ocasionado a la víctima. La acción por indemnización del daño moral sólo competerá al damnificado directo; si del hecho hubiere resultado la muerte de la víctima, únicamente tendrán acción los herederos forzosos”. 49 A. MAC DONALD, Opt. Cit. 47 corporal, de atentado a su honor, a su reputación, a los de su familia, a su libertad personal, como también en caso de violación de su domicilio o de un secreto concerniente a la parte lesionada. El juez puede igualmente conceder una indemnización a los parientes, afines o cónyuge, como reparación del dolo sufrido, en caso de muerte de la víctima.” En Código Civil alemán, al igual que el Código Civil argentino, no conceptualiza el daño moral. Sin embargo, en su artículo 823 C al establecer que: “quien dolosa o culpablemente lesiona de forma antijurídica la vida, el cuerpo, la salud, la libertad, la propiedad o cualquiera otro derecho de otra persona, está obligado para con ella a la indemnización del daño causado por esto.”, hace referencia implícitamente al daño moral, pues como recordaremos este último lesiona derechos personalísimos dentro de los cuales encontramos la vida, salud y libertad de un sujeto. Según Alejandro Borge Quintana, en su monografía sobre responsabilidad civil nacida del delito de daños, el artículo 2509 del Código Civil de Nicaragua es la base de la responsabilidad civil en nuestra legislación porque contiene tanto la responsabilidad civil proveniente de hechos lícitos como ilícitos, intencionales o no intencionales. Por consiguiente, en este artículo se pueden encontrar los requisitos de la responsabilidad civil, los cuales son: La existencia de un perjuicio o daño. La existencia de una culpa. El dolo, la imprudencia o negligencia equivalen a una culpa. Un vínculo de causalidad entre el daño causado por el autor. Es decir, que el daño ha sido causado por éste. Un vínculo entre el daño y la acción culposa, es decir que la acción haya sido la causa del daño. Así mismo, podemos señalar que este artículo expresa únicamente la obligación que tiene el sujeto de indemnizar por el daño que hubiere ocasionado. Sin embargo, como señalamos anteriormente, la interpretación que realizó nuestra Asamblea Nacional en el año 1993, referente al mismo, estableció que la responsabilidad civil por daños y perjuicios no hacía ninguna exclusión a los daños morales, ya que no se podía por la ley limitar solamente a los daños materiales excluyéndose a aquellos de naturaleza moral. A esto podemos agregar el comentario del autor español, José Luis Concepción Rodríguez (Honor, intimidad e imagen, 1996), el cual señala que la ley no distingue entre daño material y moral, y que no es conveniente distinguir cuando la ley no lo hace. Es decir, que el artículo 2509 C es suficientemente amplio para saber que el daño moral se encuentra contenido en el mismo, puesto que en ningún momento se excluye por su misma amplitud al referirse al daño en general. 1.4.2. Naturaleza jurídica del daño moral El daño moral es de naturaleza subjetiva, esto debido a que el mismo afecta directamente la parte afectiva del ser humano, ocasionando así, dependiendo del sujeto lesionado, diversos estados psicológicos. Es necesario recordar que con la figura del daño moral lo que se pretende proteger son los derechos de la personalidad, tales como: derecho al honor, integridad, salud mental, espiritual, etc.; derechos que por su naturaleza misma son de difícil cuantificación, por lo que su valoración queda a discreción del juzgador. Finalmente, es importante destacar que el daño moral puede recaer tanto sobre el sujeto que está siendo afectado directamente por éste, como por aquellos que indirectamente se encuentran ligadas a esta, tal es el caso de los familiares o terceros con legítimos derechos. No obstante, como se verá posteriormente, existen legislaciones como la mexicana que señalan que los afectados indirectamente podrán ser parte únicamente cuando el sujeto agraviado hubiere fallecido y siempre y cuando éste último hubiese ejercido la acción por daño moral en vida. 1.4.3. Autonomía del daño moral50 La autonomía del daño moral ha sido un tópico de discusión entre diferentes autores, pues hay quienes consideran que éste existe si concurre también un daño material, en cambio, otros sostienen que el daño moral es independiente, y que por ello no necesita de la existencia previa del daño patrimonial. Jorge Mosset expresa que muchos seguidores de la dependencia del daño moral y patrimonial, se basaban en que los daños materiales eran exteriores y de fácil demostración y en la medida de que éstos existan podrán invocarse, pero si no existiesen, los daños morales serían sólo producto de la imaginación. Es decir, que los problemas del espíritu serán recogidos en el ordenamiento jurídico cuando vayan acompañados de inestabilidades patrimoniales. Sin embargo, deja claro dicho autor que la autonomía del daño moral del patrimonial quedó plasmada en las Jornadas sobre temas de responsabilidad civil por muerte o lesión de personas, celebradas en Rosario en el año 1979, resolviendo que: “la reparación del daño moral no tiene por qué guardar relación con la cuantía del daño patrimonial, debiendo atender a ciertas pautas tales como las circunstancias particulares de afección, unidad y cohesión de la familia, situación de amparo o desamparo en que quedan los accionantes, etc.”51 Por su parte, la profesora Kemelmajer de Carlucci sostiene que un hecho puede producir daños materiales cuantiosos y no por ello vulnera o lesionar las afecciones legítimas.52 50 OCHOA OLVERA, Opt. Cit., p. 57-62. DUQUE GÓMEZ, José, Del daño, Editora Jurídica de Colombia, 1ª Edición, Colombia, 2001, p. 139140. 52 Ibid., p. 140. 51 Lo antes señalado se encuentra plasmado en el Código Civil mexicano, el cual contrario al nuestro, reconoce la autonomía del daño moral al señalar en su artículo 191653 la obligación que tiene el sujeto que ocasione un daño, de indemnizar el mismo monetariamente, esto con independencia del daño material. Nosotras coincidimos con las hipótesis de que el daño moral es totalmente independiente o autónomo del daño material, sin embargo con esto no queremos decir que no haya una coexistencia entre ellos en ciertos casos. Es decir, que a veces al ocurrir un daño patrimonial trae como consecuencia un daño moral, por ejemplo: un joven modelo publicitario sufre un accidente automovilístico por un conductor en estado de ebriedad; por tal hecho el modelo queda desfigurado y no puede seguir trabajando. Con este ejemplo, podemos entender que este joven se le produce un daño patrimonial por ser su rostro fundamental para su trabajo y un daño moral, al verse transformado en alguien rechazado socialmente. 1.4.4. Bienes jurídicos que tutela el daño moral Al no poseer nuestro Código Civil un artículo que conceptúe utilizaremos el artículo 1916 del Código Civil mexicano54 como determinar cuáles son los bienes tutelados por este, puesto que dicho artículo nos señala que el agravio moral es una lesión a personalidad tales como el honor, sentimientos, vida privada, etc. al daño moral, referencia para el contenido de derechos de la Por consiguiente, antes de referirnos a los bienes jurídicos que tutela el daño moral, es necesario abordar de forma general lo relativo a los derechos de la personalidad por constituir el daño moral a esta clase de derechos. Iniciaremos señalando que a los derechos de la personalidad se les conoce como los derechos sobre la propia persona, individuales o personalísimos. Para Ernesto Gutiérrez y González los derechos de la personalidad son los bienes constituidos por determinadas proyecciones físicas o psíquicas del ser humano, individualizadas por el ordenamiento jurídico.55 Por su parte, Adriano de Cupis cita acerca de los derechos de la personalidad lo siguiente: 53 “Cuando un hecho u omisión ilícitos produzcan un daño moral, el responsable del mismo tendrá la obligación de repararlo mediante una indemnización en dinero, con independencia de que se haya causado daño material, tanto en responsabilidad contractual como extracontractual.” 54 Artículo 1916, párrafo 1º del Código Civil mexicano cita: “Por daño moral se entiende la afectación que una persona sufre en sus sentimientos, afectos, creencias, decoro, honor, reputación, vida privada, configuración y aspectos físicos, o bien en la consideración de sí misma tienen los demás.” 55 GALLO GUTIÉRREZ, Felipe, Derechos de la personalidad, febrero 2006, en http://www.monografias.com/trabajos5/derpe/derpe2.shtml Estos derechos pueden distinguirse por ser: extrapatrimoniales, porque también se adquieren con independencia de la voluntad específica de sus titulares y de la misma forma se pierden, son absolutos porque se oponen erga omnes, son inmedibles, inalienables e imprescriptibles, pues los bienes que protegen se hallan fuera del comercio jurídico.56 Así mismo, dicho autor clasifica estos derechos en cinco grandes apartados: Derecho a la vida y a la integridad física Derecho a la libertad Derecho al honor y a la reserva Derecho a la identidad personal Derecho moral del autor y del inventor Existe otra clasificación de estos derechos, específicamente relacionada a los bienes morales o espirituales, según las ideas de Gutiérrez y González:57 En el primero se incluirán los derechos al honor, al título profesional, al secreto con sus modalidades de epistolar, telegráfico, telefónico, testamentario y profesional, al nombre, al seudónimo, a la propia imagen y al llamado moral del autor, pues todos ellos son concreciones del sujeto titular que requieren para valer una reacción moral o política de la colectividad en que se plantean. Dentro del segundo sector encontraríamos otro tipo de derechos que surgen de valores fundamentales en esa área sentimental del individuo adoptados por sus propios motivos y deseos, como podrán ser la familiaridad, la amistad, la intimidad, en las creencias religiosas, la potestad paternal, respeto a los sepulcros, y acaso el derecho a la vida, a la libertad, y a la convivencia que se desbordaría ya en el ámbito filosófico por su amplitud conceptual. En el tercer sector quedarían los más conocidos derechos de orden corporal, como son la disposición total o parcial de elementos y accesorios de nuestro ser orgánico integrado objetivamente, ya sea durante la vida y después de la muerte, y las cuales se rigen por las ciencias físicas y naturales. Luego de haber leído y analizado cada uno de los conceptos antes señalados podemos concluir señalando que los derechos de la personalidad, a nuestro parecer, no son más que aquellos derechos imprescriptibles e inherentes a la persona, muchos de los cuales se encuentran consagrados en la Constitución Política de nuestro país en el Título IV, Derechos, deberes y garantías del pueblo nicaragüense, en su Capítulo I, Derechos individuales, los cuales tienen 56 57 OCHOA OLVERA, Salvador, Opt. Cit., p. 46. GALLO GUTIÉRREZ, Felipe, Opt. Cit. como finalidad la protección a derechos tales como: la honra, reputación, libertad individual, privacidad del sujeto, prestigio, entre otros. Cabe mencionar, que como se habrá apreciado, en nuestro país a los derechos de la personalidad o personalísimos se les conoce con el nombre de derechos individuales. No obstante ambos poseen las mismas características y elementos. Es necesario señalar que el problema que se presenta al ser estos derechos lesionados, se deriva del hecho de no ser los mismos susceptibles de valoración económica, dificultando así la labor de la autoridad competente para conocer sobre la violación a los mismos. Sin embargo, no por ello el sujeto queda desprotegido en el sentido de no poder ejercer acción en contra de aquel que los ha transgredido, puesto que puede que sea una labor difícil para el judicial al momento de valorarlos o cuantificarlos, mas no imposible. Cabe destacar que en todas las legislaciones citadas no se presentan fórmulas predeterminadas para cuantificar los daños morales, pero si existen fórmulas para los daños patrimoniales. Finalmente, podemos señalar un ejemplo referido a la transgresión de los derechos de la personalidad, abordado por el Diario Almargen de México sobre el caso de la demanda por daño moral que fue interpuesta por la Primera Dama de la República de México en contra de la periodista argentina Olga Wornat. La demanda se basó en la publicación que esta última realizó sobre los detalles íntimos de la anulación de la boda religiosa de la Primera Dama con su primer esposo, el señor Manuel Bribiesca Godoy. El Juez 12 Civil de la ciudad de México condenó a dicha periodista y a la revista Proceso al pago de un millón novecientos cincuenta y ocho mil pesos en concepto de indemnización por daño moral. Posteriormente el Juez 21 de lo Civil del Distrito Federal ratifico la sentencia dictada por el Juez 12 Civil, condenando además a los demandados a la publicación de dicha sentencia en la revista Proceso. Actualmente, se encuentra en el Tribunal Supremo de Justicia del Distrito Federal, puesto que el abogado defensor de la periodista Wornat presentó recurso de apelación. Una vez concluido lo relativo a los derechos de la personalidad, iniciaremos señalando lo referente a los bienes jurídicos que son tutelados por el daño moral. Según los juristas mexicanos Rafael Rojina Villegas y Manuel Borja Soriano, para saber realmente cuáles son los bienes que tutela el daño moral, estos deben ser clasificados en atención con el patrimonio al que pertenecen. Por ello debemos distinguir lo que encierra el patrimonio material y moral de un sujeto. El primero hace referencia a la suma de bienes y riquezas que pertenecen a una persona, así como al conjunto de obligaciones y derechos susceptibles de valoración pecuniaria, en cambio el segundo está referido al conjunto de bienes que son de naturaleza extrapatrimonial, los cuales, no son susceptibles de valoración económica.58 Según Salvador Ochoa el patrimonio moral de toda persona se compone por: El patrimonio moral social u objetivo y por el patrimonio moral afectivo o subjetivo. El primero se refiere a los bienes que se relacionan de manera directa con el sujeto y el medio en que se desenvuelve socialmente, donde se exterioriza su personalidad. Es necesario comentar que cuando se dañan generalmente bienes que integran este patrimonio, casi siempre causan un daño económico pecuniario.59 Ejemplificando el párrafo anterior, podemos citar el artículo 48 literal c del Código del Trabajo de Nicaragua que establece: “El empleador puede dar por terminado el contrato sin más responsabilidad que la establecida en el artículo 42, cuando el trabajador incurra en cualquiera de las siguientes causales: c) Expresión injuriosa o calumniosa contra el empleador que produzca desprestigio o daños económicos a la empresa;”, ya que al ser el empleador representante de una empresa, la cual tiene su propia imagen y buen nombre puede ser afectada económicamente por una expresión injuriosa de un trabajador. Es decir, que si un trabajador dice públicamente que el Presidente de la empresa X, es un ladrón por utilizar el salario de sus trabajadores a beneficio personal, lo que implicaría daños a la imagen del Presidente y de la empresa, trayendo como consecuencia perjuicios económicos tanto a la persona natural como a la jurídica. Podemos concluir señalando que los bienes que son tutelados por el daño moral de conformidad a lo establecido en el artículo 1916 del Código Civil mexicano son: Patrimonio moral afectivo o subjetivo: se integra por afectos, creencias, sentimientos, vida privada y configuración y aspectos físicos. Patrimonio moral social u objetivo: conformado por el decoro, honor, reputación y la consideración que de la persona tienen los demás.60 1.4.5. Características del daño moral Para el autor argentino Carlos Alberto Ghersi (Valuación económica del daño moral y psicológico, 2000) las características del daño moral son: 58 Incide en la aptitud de pensar, querer o sentir. OCHOA OLVERA, Salvador, Opt. Cit., p. 47. OCHOA OLVERA, Salvador, Opt. Cit., p. 48. 60 Ibid, p. 49. 59 Constituye angustias y afecciones padecidas por la víctima. Supone la privación o disminución de los bienes con valor fundamental en la vida del ser humano como lo son la tranquilidad espiritual, libertad individual, entre otros. Ejemplo: se priva de libertad a un sujeto por un delito que no cometió, liberándose al mismo diez años después, habiéndose comprobado que éste no fue quien cometió el hecho ilícito que se le imputó. Esto ocasionó intranquilidad espiritual en sus familiares, amigos y la privación de su libertad individual. Consiste en un injusto ataque a la integridad de una persona, entendida como derecho a la personalidad. Ahora bien, las características que a nuestro parecer son propias e importantes dentro del daño moral son: Lesiona los derechos de personalidad. Ejemplo: vida, honor, prestigio, propia imagen, etc. Afecta bienes jurídicos que no son susceptibles de valoración económica. Puede repercutir en el comportamiento humano, esto producto del impacto psíquico o espiritual que hubiere ocasionado el hecho ilícito. El daño moral es independiente y autónomo del daño material, sin el perjuicio de coexistir en casos determinados. 1.4.6. Requisitos del daño moral Para conocer cuales son los requisitos necesarios para que sea indemnizable el daño moral, debemos conocer primeramente cuales son los del daño, los cuales son los siguientes:61 Antijurídico Propio Cierto Subsistencia Evaluable Según Eleonora Argüello Leiva (La Reparación del Daño Moral y sus Alcances, 1998) para que pueda ser exigida la reparación del daño moral es necesario que concurran los siguientes requisitos: a) Existencia de relación de causalidad entre el daño y el acto ilícito: el daño ha de causarse por determinados comportamientos humanos; por tal razón, el que causa daño a otro está obligado a reparar el daño causado, provocando esto una responsabilidad civil, la cual para su existencia debe tener una relación de causa a efecto entre el comportamiento –acción u omisión- y el 61 DUQUE GÓMEZ, José, Opt. Cit., p. 290-296. daño. No existirá responsabilidad cuando el daño no tiene nada que ver con la conducta del agente, aunque ésta sea negligente. 62 Es difícil establecer la existencia de una relación de causalidad, ya que cualquier hecho -daño- es el efecto de una variedad de causas o acontecimientos y se debe investigar cuál de éstas es relevante. Para Encarna Roca (Derecho de Daños, 2003) se puede ilustrar con los siguientes ejemplos dicha dificultad: 63 Una persona es atropellada por un motociclista, al ser trasladada al hospital los médicos diagnostican una hemorragia interna que requiere una transfusión urgente. La víctima pertenece a una confesión religiosa que le impide recibir sangre ajena, razón por la cual se niega a la operación y en consecuencia fallece. En este ejemplo observamos cómo la víctima ha inferido en la producción del resultado final, su muerte, con la conducta negativa adoptada por la misma. Un peatón es atropellado por un conductor y debido a las lesiones ocasionadas por el accidente es trasladado en ambulancia a un hospital; la ambulancia sufre un accidente antes de llegar al hospital y el peatón atropellado fallece. Al igual que en el ejemplo citado anteriormente suceden una serie de acontecimientos que dificultan determinar la relación existente entre el resultado final y la acción del primer autor del daño, puesto que no existe claridad de lo ocurrido, ya que un acontecimiento extraño intervino en la producción del daño. Para que se pueda atribuir a un agente un resultado dañoso, debe éste resultar objetivamente imputable del mismo, sin existir duda sobre su autoría. Sin embargo, pueden producirse algunos supuestos en los que existan dudas sobre la participación del autor o autores en la producción del resultado, tales como: 62 63 Daño causado por miembro indeterminado de un grupo: en algunas ocasiones no se puede imputar el daño a un sujeto determinado, pero se sabe ciertamente que se produjo por uno de los miembros de un grupo específico de personas. Sin embargo, no se sabe quién es el verdadero autor, conocido esto como culpa anónima. Por ejemplo, cuando ocurre un tumulto o agresiones en espectáculos deportivos. Luego de haberse dado la dificultad de identificar al productor auténtico del daño, se concluye con que todos los miembros del grupo responde de forma solidaria; no necesariamente deben ser demandados conjuntamente. Coautoría: proviene de una actuación conjunta con la finalidad de producir un daño. En este caso, se sabe quiénes son los agentes y que cada uno de ellos puede ser el autor, independientemente de que se les atribuya una participación concreta del hecho dañoso. LETE DEL RIO, José Manuel, Derecho de Obligaciones, Editorial Tecnos, Madrid, 1989, p. 157. ROCA, Encarna, Opt. Cit., p. 152. Pluralidad de responsables: el mismo hecho dañoso puede ser atribuido de forma cierta a más de una persona que no actúan conjuntamente (son dos autores que producen el mismo resultado). Por ejemplo: una persona atropellada a la vez por dos vehículos distintos; ambos responden proporcionalmente a su participación. El hecho de un tercero: en este caso se tiene que analizar si el hecho del tercero se exonera de responsabilidad o no, dependiendo de su participación en el acto dañoso. Hay distintas situaciones de este caso, las cuales son: uno se puede dar cuando el hecho del tercero es el único determinante del daño. En este caso, éste será el único responsable. Y el segundo, es cuando el tercero ha contribuido conjuntamente con el demandado a la producción del daño. En este caso responderán ambos, dependiendo del grado de participación. En nuestro sistema procesal civil el nexo causal debe ser probado por el demandante, ya que se sustenta en el artículo 1079 Pr el cual dispone que: la obligación de producir prueba corresponde al actor; si no probare, será absuelto el reo, mas si éste afirmare alguna cosa, tiene la obligación de probarlo. b) Debe ser real o cierto: la doctrina ha señalado que la existencia del daño moral se presume tanto por el hecho de la acción antijurídica como por la titularidad del demandante. En lo que concierne a la acción antijurídica algunos tratadistas sostienen que el daño únicamente es reparable si se vulnera un derecho expresamente reconocido por la norma jurídica. Para otros, basta la lesión de un interés lícito incorporado al patrimonio de un sujeto para que surja la obligación indemnizatoria, no importando que el interés legítimo lesionado no esté reconocido explícitamente en la norma jurídica.64 Por su parte, la Corte Suprema de Justicia de nuestro país ha señalado que la sola existencia del daño no es suficiente para obligar al resarcimiento del mismo, sino que es menester que exista dolo, culpa, negligencia o imprudencia por parte del productor del hecho. Así mismo, señaló la Corte Suprema de Justicia en sentencia de las 12 meridiano del 21 de Diciembre del año 1934, B.J., página 8871 que para la procedencia de la condena por daños y perjuicios fundada en el artículo 2509 C es necesario que forme el objeto de una acción principal a fin de que se ventile en un juicio declarativo el derecho de reclamar; y que se establezca la existencia real de los perjuicios. En lo que respecta a la titularidad del demandante toda persona tiene el derecho de reclamar por el daño que hubiese sufrido. Es importante señalar que la 64 DUQUE GÓMEZ, José, Opt. Cit., p. 291. acción por daño moral no puede ser cedida a terceros debido a que la lesión sufrida abarca únicamente a la persona que los ha padecido.65 c) Debe ser personal: como regla general quien tiene el derecho de exigir indemnización por el daño moral sufrido es aquel que lo haya padecido. En consecuencia, quien solicita indemnización por daño moral deberá ser el sujeto lesionado y no terceras personas, no obstante en el siguiente capítulo de este estudio monográfico se podrá apreciar cómo en otras legislaciones pueden resultar favorecidos por la indemnización de daño moral terceras personas. d) La persona que invocase daño moral debe ser considerado jurídicamente como agraviado: en la práctica podemos encontrar sujetos que se encuentran vinculados afectivamente a quien haya sido víctima de daño moral; como los padres, hijos, cónyuges, etc. y que debido a los lazos de afinidad que los une se les reconoce la facultad de demandar en la vía correspondiente indemnización por daño moral. 1.4.7. Clasificación del daño moral Eleonora Argüello Leiva (La reparación del daño moral y sus alcances, 1998) señala que el daño moral puede ser clasificado como: a) Daños puramente morales: estos daños afectan los derechos extramatrimoniales, de la personalidad, individuales y familiares, sin lesionar el patrimonio del agraviado. Algunos de estos daños son: aquellos que inciden en el honor, aquellos que se originan producto de difamaciones, muerte del cónyuge, etc. Ejemplo de daño moral producido por difamación o calumnias lo constituye la publicación realizada por el diario La Prensa el día 16 de mayo de 2005 en su titular -Filtran “lista negra” de EE.UU.- escrito por Ludwin Loáisiga López, en donde da a conocer una lista de 89 personas involucradas en la política de nuestro país a los cuales la Embajada de los Estados Unidos de Norteamérica cancelaría el visado por considerarlos corruptos o terroristas, lo que generó descontento en las personas mencionadas por la misma y crisis política en el gobierno. Finalmente el periódico La Prensa, el 14 de julio del mismo año, en su titular “Lista negra filtrada era falsa” escrito por Jaime Chamorro Cardenal, Presidente de la Junta Directiva y Director General de dicho diario, ofreció disculpas a las personas mencionadas y a sus familiares por todos los daños y perjuicios que se pudieran haber ocasionado al ser mencionados en dicho artículo, puesto que su fuente fue el gobierno de Nicaragua, sintiendo este diario que se abusó de su confianza con propósitos políticos oscuros. b) Daño moral con repercusión en el patrimonio: con ello se refiere a aquellas lesiones que se le ocasionan a un sujeto producto de daño moral y que repercuten en los derechos materiales o patrimoniales. 65 DUQUE GÓMEZ, José, Opt. Cit., p. 291. Por lo tanto podemos decir que el daño moral puede tener repercusiones en el patrimonio de una persona cuando por ejemplo se calumnia o difama a un sujeto por realizar supuestos actos ilícitos, ocasionando así un detrimento no sólo a nivel afectivo sino también a nivel patrimonial pues si éste se dedica a la venta y distribución de artículos de informática sus ventas se verán mermadas por las calumnias o injurias que se le hubieren imputado. c) Daño moral como resultado de la destrucción de cosas y animales: en esta clase de daños morales debe tenerse precaución en el interés que se trata de salvaguardar, pues se han presentado casos en la jurisprudencia francesa de abuso en las sumas otorgadas en reparación de daño moral en casos de muerte de animales. Un ejemplo de esto lo constituye el caso Lunus, según el cual los Tribunales franceses se fundamentaron en el valor afectivo que los seres humanos le llegamos a conferir a los animales o a las cosas. Lunus era un caballo, el cual muere por negligencia de varias personas por lo que el dueño y respectivo entrenador fueron indemnizados por daños morales con cantidades de dinero que sobre pasaban el valor original del animal. El artículo 2513 literal c del Código Civil de Nicaragua estipula que tanto el dueño como él que utilice por un período, son responsables del daño que causare el animal; sin embargo si este último llegase a huir o se perdiera y no pudiera imputársele la culpa al dueño o encargado de la guarda o servicio del animal, estos no responderán por los daños que el animal hubiese ocasionado. Sin embargo, existe una presunción de responsabilidad debiendo probar la víctima que el daño lo hizo el animal. Dicha presunción puede ser destruida por quien esté a cargo del animal probando que el daño se produjo por caso fortuito o fuerza mayor o bien por culpa de la misma víctima, todo ello al tenor del artículo 2513 inciso 2 c. d) Daño moral como resultado de perjuicio a la vida o integridad corporal de un ser humano: la reparación de esta clase de daño moral tiene lugar en los siguientes casos: 1. Indemnización por sufrimiento físico consecutivo de un accidente corporal: en tal caso lo que se trata es de mitigar porque el mismo no puede borrarse. Por su parte la jurisprudencia francesa contiene sentencias a favor de indemnizaciones fundadas en que el sufrimiento puede convertirse en dolores largos o cortos, lo cual varia en dependencia del caso, y por lo cual se otorga una indemnización que se le denomina Pretium doloris. Por ejemplo, podemos citar el caso que fue publicado en el periódico El Nuevo Diario, el 15 de mayo de 2001, siendo su titular “Discapacitado gana demanda laboral a Texaco” escrito por Carla Castillo. En resumen, el señor Benito Montalbán Martínez, era trabajador de la Texaco y quedó prácticamente discapacitado, dependiendo de un bastón y corsé, para sostenerse dolorosamente por pocos minutos. Esto se dio a raíz de su accidente laboral, puesto que él se encontraba colocando una manguera sobre el camión, cuando se resbaló y cayó sentado, lo que le afectó la columna. Luego de este accidente, la compañía Texaco lo despide y éste entabló una demanda por daños y perjuicios, por no haber sido incluido en la póliza de seguros de INISER y por no cumplir con las normas corporativas a lo interno. Por consiguiente, la Juez Segundo de Distrito del Trabajo falló a favor del señor Montalbán, condenando a la compañía Texaco a pagar la cantidad de doscientos veintiséis mil novecientos treinta seis (226,936) córdobas netos equivalentes a 36 meses de salario. 2. Los accidentes corporales generan daños morales y patrimoniales. Dentro de los daños morales producto de accidentes tenemos: Daños de recreación: esto significa la privación sea total o parcial de los placeres o alegrías del ser humano. Ejemplo de lo anterior lo constituye el caso de un hombre que solía tener una vida socialmente activa, deja de frecuentar a sus amistades y centros de diversión a raíz de un accidente laboral que lo deja totalmente lesionado, causándole así frustraciones. Daño estético: hace referencia a la desfiguración, mutilación o cicatrices sea en el rostro o en el cuerpo. Por ejemplo si un sujeto que desempeña su trabajo como modelo exclusivo de una prestigiosa empresa sufre heridas en su rostro, producto de un asalto que le deja cicatrices profundas, causándole así un daño no sólo moral sino también un daño a su patrimonio porque a raíz del accidente deja de ser la imagen de la empresa para la cual trabajaba. Daño en el afecto: este daño se caracteriza por el hecho de no ser la víctima del agravio quien reclama la indemnización, sino aquellos que han sufrido por el fallecimiento de un ser querido. La doctrina francesa ha llamado a esta clase de daño moral indirecto (aquel que afecta un bien patrimonial y consecuentemente un bien extrapatrimonial) como daño moral por rebote o redunde, lo cual significa que cualquiera que llegase a sentirse vinculado afectivamente con la víctima podría pedir una indemnización; algo que resulta para la doctrina totalmente reprochable, razón por la cual los tribunales franceses optaron por establecer pautas para poder entablar esta clase de demandas. Tales pautas son: • • Podía tenerse legitimación activa si se tenía además de lazos afectivos un grado de parentesco con la víctima. Ejemplo: padres. esposa, hijos. Únicamente la muerte de la víctima justificaba una demanda. • Cuando la víctima tiene la facultad de exigir una indemnización. Con esto se refiere a que se puede exigir una indemnización siempre y cuando se hubiese ocasionado un daño a un sujeto. Por su parte, José Duque Gómez (Del Daño, 2001) clasifica al daño moral como aquel que es derivado por incumplimiento contractual. En consecuencia afirma que pueden existir los daños morales originados o derivados en el incumplimiento contractual, debido a que éste último presupone la frustración de la expectativa de quien contrata en relación al objeto del negocio existiendo en consecuencia un perjuicio patrimonial; y en segundo lugar porque en todo incumplimiento existe un desequilibrio en el estado de paz espiritual; es por ello que puede exigirse el pago de una indemnización por el daño moral originado de como ya dijimos antes, incumplimiento contractual. Así mismo en el incumplimiento contractual debe atenderse no sólo la existencia y gravedad económica, sino también a la índole de los bienes o servicio de los cuales se vio privado una de las partes contratantes, así como también el efecto que tal privación generó en el estado espiritual de una persona. Hay que tener siempre en cuenta que la reparación del daño moral exige la presencia de una aflicción seria y no sólo de inconvenientes o molestias. Ejemplos: 66 La señora Pérez Gutiérrez suscribe en el año 2001 contrato de cuenta corriente con el Banco Sudamex. Posteriormente, entre los meses de enero y agosto del 2002, dicho banco entrega al señor Marcelo Astengo varios talonarios de cheques que pertenecían a la cuenta de la señora Pérez Gutiérrez, sin el consentimiento de esta última. Luego dicho señor falsifica 36 cheques de cuenta corriente de la señora Pérez Gutiérrez, siendo protestados numerosos cheques y entablándose múltiples demandas en contra del titular de la cuenta, denegando muchos bancos a raíz de este acontecimiento, créditos a la señora Pérez Gutiérrez. Por todo ello esta última decide demandar al respectivo banco por haber experimentado un daño moral que lesionaba su honor, crédito y prestigio, nombre y desempeño profesional; condenando los tribunales al banco en mención.66 Otro ejemplo que podemos citar de daño moral por incumplimiento contractual lo encontramos en la jurisprudencia chilena según la cual una distinguida doctora fue invitada a dar una conferencia en Puerto Rico. Dicha doctora explicó a la línea aérea la importancia de la conferencia y fue programado el viaje. Sin embargo, al momento de hacer ésta escala PIZARRO WILSON, Carlos, marzo 2006, en http://www.udp.cl/derecho/estudiantes/apuntes/causalidad.pdf en Buenos Aires, Argentina, le sustraen el maletín donde llevaba además del pasaporte, su dinero y peor aun el trabajo que desarrollaría en la conferencia. Fundándose en las normas de responsabilidad contractual y tratados existentes en la materia y suscritos por su país, la doctora reclamó a la línea aérea, ordenando los tribunales a la línea indemnizar a la doctora por los daños materiales y morales, estos últimos causados por el dolor psíquico ocasionados a la víctima. 67 Un tercer y último ejemplo que podemos citar constituye el de un fotógrafo que fue demandado por una pareja de recién casados por el daño moral que este les había producido ante la imposibilidad de disponer de las fotos y video de su boda. La demanda fue conocida por el juez segundo de la Provincia de Cáceres, España. En dicha demanda los actores alegaban haber contratado los servicios profesionales del fotógrafo, quien tendría la labor de tomar treinta y cinco fotos y sacar un video de la boda, todo ello por un valor de ochocientos setenta y cinco euros. Continuaron expresando los actores que llegado el día del evento el fotógrafo hizo las fotos y grabó en video la boda, recogiendo todo el trabajo en formato digital. El problema surgió al constatar los actores que no había imagen alguna de su boda ni en fotos ni en video. El fotógrafo alegaba que el disco duro donde se habían volcado las fotografías y el video se había averiado y no era posible rescatar ninguna imagen. Por todo ello este fue demandado por daño moral producto de incumplimiento contractual por la cantidad de veintitrés mil euros. Sin embargo la sentencia emitida por el juez segundo de la Provincia de Cáceres, España ordeno al fotógrafo pagar a la pareja trescientos euros en concepto de fianza más dos mil euros de indemnización por los daños morales. El matrimonio recurrió la sentencia en la Audiencia Provincial de Cáceres pues estimaban que la indemnización debía ser de veintitrés mil euros y no lo ordenado por el judicial. Sin embargo la Audiencia consideró que lo más justo era otorgar una indemnización de dos mil euros, agregando que no cabía duda que el incumplimiento contractual del demandado generó un daño moral para los actores, toda vez que el reportaje videográfico y fotográfico contratado lo fue con motivo de la boda de los actores, y es innegable que tal evento está considerado como un acontecimiento muy importante e incluso como uno de los días más especiales en la vida de los contrayentes, circunstancia que explica que, al no poder disponer de una reportaje que refleje la celebración de la boda, los apelantes sufrieran la pesadumbre, frustración e indignación por no contar con ese recuerdo ni poder exhibir el reportaje a sus familiares y amigos.68 67 ARGÜELLO LEIVA, Eleonora, Opt. Cit., p. 47. LORENZO, Sergio, Un fotógrafo de bodas es condenado por dejar a unos novios sin fotos, marzo 2006, en www.http://servicios.hoy.es/pg060114/prensa/noticias/Caceres/200601/14/HOY-CAC-039.html 68 Según Olivera Toro (El Daño Moral, 1993) existen daños morales extracontractuales, siendo aquellos en donde ha mediado el dolo, la culpa, negligencia o imprudencia, los cuales encierran todas las clases de daño moral antes señaladas. Y finalmente el mexicano Rafael Rojina Villegas señala que realmente existen tres tipos de daños morales, los cuales son69: Daños que afectan la parte social pública ligados por lo general a un daño pecuniario. Daños que lesionan a la parte afectiva, los cuales lastiman a una persona en sus sentimientos familiares o de amistad. Daños que lesionan la parte físico somática, produciéndose cicatrices, heridas, sufrimientos que perjudican la presencia física ante la sociedad. 1.4.8. Diferencias entre el daño patrimonial y el daño moral Tanto el daño moral como el material poseen elementos que permiten establecer sus diferencias. Por consiguiente, lo que pretendemos en este apartado es mostrar aquellas diferencias que a nuestro parecer son las más notorias, las cuales son: El daño material afecta directa o indirectamente un patrimonio; en cambio, el daño moral ocasiona dolor, sufrimiento, alteración desagradable en el ánimo y Ia afección de las personas. Los daños patrimoniales afectan, valga la redundancia, el patrimonio del agraviado, sus derechos reales; contrario a esto los daños extrapatrimoniales ocasionan un menoscabo en los derechos de la personalidad (honor, vida privada, integridad moral, intelectual, entre otros). Los daños materiales son susceptibles de valoración económica; en cambio los daños morales son difíciles de valorar, puesto que la vida, los sentimientos, honra, etc. de una persona no tienen un precio establecido como sucede cuando se causa un daño por ejemplo en un bien, sea este mueble o inmueble. Para concluir este acápite, señalamos lo expuesto por Salvador Ochoa (La demanda por daño moral, 1999) quien expresa que: En el daño patrimonial, es obvio que la violación recae sobre un bien de naturaleza patrimonial. Sin embargo, lo importante de la sencilla, 69 OLIVERA TORO, Jorge, Opt. Cit., p. 11-12. pero lógica aseveración anterior, es que, sobre la esfera jurídica de los bienes patrimoniales, es donde más se ha legislado y más teorías sobre el particular se han elaborado. Situación distinta es cuando se habla de agravio moral. Inmediatamente surge la pregunta: ¿Qué entiende el derecho por daño moral? ¿Qué bienes protege cuando se dice que se ha causado este tipo de daño? La respuesta es que cuando existe una lesión sobre bienes de naturaleza extrapatrimonial o inmaterial, al daño causado se le llama moral; es decir, cuando los derechos de la personalidad son conculcados, estamos ante un agravio moral. Cuando el campo de protección del derecho se proyecta sobre bienes que no pueden ser tasables en dinero, como son el honor, sentimientos, afectos, creencias, etc., el daño causado a éstos se denomina moral. He aquí una de las grandes divisiones que la doctrina y la ley por siempre han establecido: los bienes susceptibles de apreciación pecuniaria y aquellos que por su naturaleza inmaterial no pueden valuarse en dinero. 1.4.9. El daño moral en legislaciones extranjeras70 1.4.9.1. Francia El Código Civil francés al igual que el nuestro y el español, no aborda de manera directa los daños morales, no obstante de la interpretación de los artículos 1383 (tout fair quelconque de l´homme qui cause á autrui un dommage, obligue celui par la faute duquel il est arrivé á le réparer) y 1384 (chacun est responsable du dommage qu´il á causé non seulement par son fait, mais encore par sa negligence ou par son imprudence), podemos deducir que cabe la indemnización por daño moral, pues estos establecen que todo aquel que cause un daño está obligado a repararlo, así como también ser responsables por el daño causado, sea por negligencia o imprudencia. Hay que señalar que los tribunales franceses no siguen un criterio rígido al momento de imponer una indemnización por daños morales sino que queda al arbitrio de los mismos la determinación de la cuantía del daño. Algo que ocurre no sólo en la legislación francesa, sino también en la mexicana e incluso en la nuestra. 1.4.9.2. Alemania El Código Civil de Alemania en el artículo 823 inciso 1º dice: “quien dolosa o culpablemente lesiona de forma antijurídica la vida, el cuerpo, la salud, la libertad, la propiedad o cualquiera otro derecho de otra persona, está obligado para con ella a la indemnización del daño causado por esto.” El sistema alemán tiene por fundamento tres postulados: 70 SANTOS BRIZ, Jaime, Derecho de daños, Editorial Revista de Derecho Privado, Madrid, 1963, p. 125126. 1. El derecho alemán enumera los bienes jurídicos protegidos contra daños no patrimoniales en su artículo 847. No hay pues ilimitación sino enumeración de bienes protegidos, dice dicho párrafo: “la persona que sufra algún quebranto en su cuerpo o salud o a quien se prive de libertad, puede reclamar la indemnización que sea justa por los daños sufridos aunque no afecten a su patrimonio. Este derecho no es transmisible ni pasa a los herederos, a menos que se halle reconocido contractualmente o deducido en juicio. El mismo derecho asiste a la mujer contra quien abuse, con delito o falta, de su moralidad o la seduzca, valiéndose de fraudes o amenazas o abusando de la superioridad de que goza sobre ella.” 2. La causa determinante de la obligación de indemnizar no es necesario que recaiga inmediatamente sobre el bien jurídico lesionado; basta que el daño se produzca por efecto de ella. Es decir, que la relación general de causa a efecto permita establecer un encadenamiento, aunque no sea material o físico, entre el daño y los efectos morales producidos. Se trata pues de un principio general a toda indemnización de daños, de peculiar reflejo cuando se trata de daños morales. 3. Sólo puede reclamarse la indemnización en metálico de daños no patrimoniales en los casos especialmente señalados por la ley. Estos casos son muy pocos; no se incluyen entre éstos los daños por incumplimiento de contrato.71 Señala Santos Briz (Derecho de daños, 1963) que en el sistema alemán, para poder obtener una indemnización de daños inmateriales, la jurisprudencia y la doctrina atienden para ello el criterio de la diferencia entre el patrimonio actual del ofendido y el que tendría si el suceso dañoso no se hubiera producido. Finalmente podemos señalar que la jurisprudencia alemana, al contrario de la francesa, al momento de otorgar una indemnización por daños se apega a que debe existir una infracción en un bien jurídico o un derecho protegido, sin quedar a discrepancia del Juez la cuantía de la indemnización. 1.4.9.3. Suiza Al igual que la mayoría de los códigos civiles antes mencionados, el Código Civil suizo no habla expresamente de los daños morales, sin embargo el Código de las Obligaciones de Suiza contiene dos preceptos fundamentales, de los cuales se puede deducir el reconocimiento de la indemnizabilidad de los daños morales. El artículo 47 establece el pago de una suma de dinero adecuada en concepto de “satisfacción” en los supuestos de muerte o lesión corporal de una persona. 71 SANTOS BRIZ, Jaime, Opt. Cit., p. 126-127. Dicha indemnización corresponderá al lesionado o herederos del fallecido y será fijada por el juez en atención a las circunstancias. Cabe mencionar que esta disposición comprende no sólo los perjuicios patrimoniales por el fallecimiento o las lesiones que pueden ser: salarios dejados de percibir, alimentos, gastos de curación, etc. y los perjuicios sino también los perjuicios puramente morales, como el dolor por la pérdida de un ser querido o por verse imposibilitado para trabajar. Por su parte el artículo 49 del mismo Código habla sobre la reclamación de una suma de dinero en concepto de satisfacción a favor del perjudicado en sus circunstancias o relaciones personales en los supuestos de mediar culpa en el agente y que la indemnización esté justificada en la gravedad de la infracción. En tal caso el Juez puede ordenar una suma de dinero, o bien ordenar además de esto cualquier otra clase satisfacción. Para Santos Briz (Derecho de daños, 1963), el sistema suizo es seguramente el más perfecto, primero porque este se aparta de distinciones entre lo que debe entenderse por daño moral y hasta dónde llega el daño patrimonial, asimismo por apartarse de lo establecido en el sistema alemán, el cual declara indemnizable los daños morales sólo en los casos en que la ley expresa, reduciendo así la facultad judicial. 1.4.9.4. Portugal En los artículos 2382 al 2392 del Código Civil portugués podemos encontrar preceptos que admiten la reparación de los daños morales reconociendo a su vez que la principal fuente de esta clase de daños es la transgresión a los derechos de la personalidad. Establece el artículo 2383 C que los perjuicios derivados de la ofensa a derechos originarios pueden referirse a la personalidad física o moral; en cambio, los que afectan a los derechos adquiridos se refieren a los intereses materiales. Dentro de los perjuicios derivados de la personalidad física o moral encontramos a los daños morales, regulándose para ellos las indemnizaciones por ofensas o ataques a la libertad, sea por injurias, imputación dolosa de delitos, así como por la violación de la honra de una mujer. 1.4.9.5. Brasil El Código Civil brasileño, al tratar de la liquidación de las obligaciones resultantes de actos ilícitos se refiere a los daños morales en los supuestos de indemnización por injuria o calumnia cuando no se hubiese podido probar perjuicio material alguno. Al imponerse una pena al ofensor, este debe pagar una indemnización igual al doble de la multa en su grado máximo que corresponda como pena al delito cometido. Esta disposición tiene un alcance limitado a los casos en que el hecho sea delito, quedando fuera los supuestos posibles en que la lesión de la personalidad quede en el ámbito civil por afectar sólo a los intereses particulares. Los supuestos de que derivan daños morales en el Código Civil brasileño constitutivos de delitos contra la honestidad, contra el honor o contra la libertad y seguridad se hallan únicamente en el Código Penal, no sólo en su aspecto de hechos delictivos, sino en el de responsabilidad civil. Esto obliga a los Tribunales civiles a aplicar preceptos penales en los pleitos en que se pide la responsabilidad civil. 1.4.9.6. Panamá El Código Civil panameño en su artículo 1644 literal a) define al daño moral como la afectación de una persona que sufre en sus sentimientos, afectos, creencias, decoro, honor, reputación, vida privada, configuración o aspectos físicos o bien en la consideración que de sí mismo tienen los demás. Así mismo se establece que cuando un hecho u omisión ilícitos produzcan un daño moral, el responsable del mismo tiene la obligación de repararlo, a través de una indemnización monetaria, independientemente de que se haya causado un daño material. Vale la pena señalar que el monto de la indemnización es determinado por el judicial que conoce la causa, mismo que deberá tener en cuenta los derechos lesionados, grado de responsabilidad de la situación económica del autor del hecho ilícito y de la víctima; así como las demás circunstancias del caso. 1.4.10. Supuestos de daños morales 1.4.10.1. Protección de datos de carácter personal72 El derecho fundamental a la protección de datos personales se encuentra plasmado en la Constitución española, ya que atribuye a los ciudadanos un poder de disposición sobre sus datos, de modo que, en base a su consentimiento, puedan disponer de los mismos. En el artículo 18.4 Cn dispone que: “La ley limitará el uso de la informática para garantizar el honor y la intimidad personal y familiar de los ciudadanos y el pleno ejercicio de sus derechos.” Por lo que se deduce que si se da un uso ilimitado al tratamiento de la información en bases de datos se puede atentar contra la integridad moral. En España se aprobó la Ley Orgánica 15/1999 de Protección de Datos de Carácter Personal, la cual tiene por objeto garantizar y proteger, en lo que concierne al tratamiento de datos personales, las libertades públicas y los derechos fundamentales de las personas físicas, y especialmente de su honor e intimidad personal y familiar. 72 FERRER VICENTE, José María, Opt. Cit., p. 61-62. Esta Ley debe garantizar una serie de derechos a las personas físicas, titulares de los datos, tales como el derecho a ser informado de cuándo y por qué se tratan sus datos personales, el derecho a acceder a los datos y, en caso necesario, el derecho a la modificación o supresión de los datos o el derecho a la oposición al tratamiento de los mismos. La Agencia Española de Protección de Datos fue creada por esta misma Ley, para que fuese el ente de derecho público que velara por el cumplimiento de la normativa sobre protección de datos personales, actuando independientemente de las administraciones públicas. Los españoles, cuando sospechen que han sido violados sus derechos, pueden primeramente intentar la determinación de la identidad del responsable del tratamiento de los datos personales y así consultar el registro general de protección de datos, además del acceso, rectificación, cancelación y oposición de sus datos. Si no se obtiene la satisfacción con dicho proceso, se puede acudir a la Agencia o reclamar la indemnización por el daño ocasionado ante la jurisdicción civil o ante el órgano administrativo responsable. De esta manera podemos apreciar qué tan importante es para otro país la protección de datos personales, ya que todas las personas diariamente facilitan sus datos personales. Por ejemplo, cuando abrimos una cuenta en el banco, al matricularnos en cualquier tipo de curso, en el gimnasio, cuando compramos por internet, etc. En cambio, en Nicaragua, no tenemos disposiciones tan claras y mucho menos una Agencia que proteja nuestros datos. En nuestra Constitución, en el artículo 26 se conceden a las personas los derechos a su vida privada y a la de su familia; a la inviolabilidad de su domicilio, su correspondencia y sus comunicaciones de todo tipo; al respeto de su honra y reputación y a conocer toda información que sobre ella hayan registrado las autoridades estatales, así como el derecho de saber por qué y con qué finalidad tiene esa información. Sin embargo, estas disposiciones no son suficientes para proteger los datos de las personas y evitar que se le ocasione un daño moral. 1.4.10.2. El daño moral en el delito de acoso sexual La Ley contra el hostigamiento sexual en el empleo y la docencia (ley No. 7476) de Costa Rica fue aprobada el 14 de diciembre de 1994, la cual muestra el significado de lo que es el acoso sexual y cita que “es toda conducta sexual indeseada por quien la recibe, reiterada y que provoque efectos perjudiciales en los siguientes casos: Condiciones materiales de empleo o de docencia. Desempeño y cumplimiento laboral o educativo. Estado general de bienestar personal.” También se considera acoso sexual la conducta grave que, habiendo ocurrido una sola vez, perjudique a la víctima en cualquiera de los aspectos indicados.73 73 Artículo 3, Ley contra el hostigamiento sexual en el empleo y la docencia de Costa Rica. El acoso sexual se manifiesta por medio de los siguientes comportamientos: Requerimientos de favores sexuales que impliquen: - Promesa, implícita o expresa, de un trato preferencial, respecto de la situación, actual o futura, de empleo o de estudio de quien la reciba. Amenazas, implícitas o expresas, físicas o morales, de daños o castigos referidos a la situación, actual o futura, de empleo o de estudio de quien las reciba. Exigencia de una conducta cuya sujeción o rechazo sea, en forma implícita o explícita, condición para el empleo o el estudio. Uso de palabras de naturaleza sexual, escritas u orales, que resulten hostiles, humillantes u ofensivas para quien las reciba. Acercamientos corporales u otras conductas físicas de naturaleza sexual, indeseada y ofensiva para quien los reciba.74 Dicha Ley en su artículo 28 reconoce la indemnización por daño moral y cita: “cuando, mediante sentencia, se compruebe el hostigamiento, la persona ofendida tendrá derecho a una indemnización por daño moral, si ha sido acreditado, lo cual también será de conocimiento del Juez de Trabajo.” El daño moral es evidentemente un supuesto indemnizable en el caso de acoso sexual u hostigamiento sexual, ya que éste causa traumas o cambios de la personalidad de aquel que ha sido objeto de un atentado contra su libertad sexual. Su valoración queda de forma exclusiva al juzgador en base sólo a criterios y exigencias de equidad. El delito de acoso sexual, realmente no es un delito nuevo con respecto a su afluencia, ya que se ha dado desde hace mucho tiempo en los centros de trabajo, colegios, universidades, etc., no sólo de nuestro país sino también en países desarrollados. El problema es que los acosados no lo denuncian por miedo o vergüenza. Sin embargo, el Código del Trabajo de nuestro país contempla en el artículo 17 y 18 numeral J, que es obligación del empleador, velar porque los trabajadores no sean violentados en sus derechos morales ni objeto de acoso o chantaje sexual. También el Código Penal incluye el acoso sexual en el artículo 197, el cual se refiere a la seducción ilegítima al aprovecharse de su autoridad o dependencia o relación de confianza o nexo familiar. En estos casos se incluyen a las autoridades públicas, ministros de cualquier culto, empleador, tutor, guardador, maestro o encargado por cualquier título de la educación o guarda de la víctima. 74 Artículo 4, Ley contra el hostigamiento sexual en el empleo y la docencia de Costa Rica. 1.4.10.3. Daños sufridos por los hijos de padres divorciados Según José María Ferrer (La Cuestión de los Daños Morales, 2004) debe existir alguna medida de tratamiento para que los hijos de padres divorciados no sufran y se eviten secuelas morales posteriores. A través de las competencias del Estado y la Administración, estos niños, desde su niñez, deben tener todo el apoyo psicológico; especialmente en el caso de recogida, donde se producen numerosos conflictos, pues tendría que existir un centro de recogida para que de esta forma, estos niños, con el fin de evitar situaciones conflictivas entre los padres o familiares, no vieran discusiones o ambientes enrarecidos que pudieran ocasionar en un futuro, un daño psicológico provocando así, un daño moral. Por lo que se debe evitar toda aquella perturbación que ocasione un daño moral. Un ejemplo que podemos citar referente al daño moral que es sufrido por los hijos de padres divorciados lo encontramos en una sentencia emitida por la Sala Segunda de la Corte Suprema de Justicia de Costa Rica, según la cual una señora en conjunto con su hijo demanda a su esposo por los daños y perjuicios morales que ambos había sufridos como consecuencia del adulterio de quien fuese su esposo y padre de su hijo. Los actores de dicha demanda alegaron que se les ocasionó afectación psíquica, emocional y psicológica, y solicitaron en concepto de indemnización la suma de DIEZ MILLONES DE COLONES (10, 000,000). La Corte Suprema de Justicia de dicho país dispuso que el daño moral se deduce por los propios hechos ilícitos que han perjudicado a la persona en sus afecciones más íntimas, en su integridad física o psíquica o en ambas, en su honor, etc. Sin necesidad, incluso, de demostrar especialmente la pena o el dolor del sujeto o su trascendencia familiar o social. En este caso, el dictamen pericial psicológico clínico forense determinó que la señora y su hijo presentaron secuelas de daño emocional y psicológico producto de la ruptura de la relación entre los actores y el demandado. Sin embargo, el menor fue el más perjudicado, pues en el plano emocional presentaba signos de ansiedad, demanda de atención y afecto, irritabilidad, enfado, conducta agresiva, soledad, tristeza, poca tolerancia a los límites, confuso ante la situación familiar; aspectos que atribuyó a la separación de sus padres. Es por eso que el Tribunal, no pone en duda que existe la relación de causalidad entre la conducta adúltera del señor y el trastorno psicológico de los actores. Por lo que falla en contra del demandado y le ordena el pago de DOS MILLONES DE COLONES (2, 000,000) para cada uno de los actores de la demanda, basándose principalmente en el artículo 1045 del Código Civil costarricense, el cual dispone: “Todo aquel que por dolo, falta, negligencia, o imprudencia, causa a otro un daño, está obligado a repararlo junto con los perjuicios”.75 75 Sala Segunda, Corte Suprema de Justicia de Costa Rica, abril 2006, en http://www.poderjudicial.go.cr/salasegunda/tesauro_familia_d.asp#DAÑO_MORAL 1.4.10.4. Daños morales en el servicio militar76 El servicio militar no sigue siendo obligatorio en muchos países del mundo, pero en España, lo es. Esto nos atañe porque se dan muchos casos en que los soldados o sus familiares sufren daños psicológicos por este régimen. Por ejemplo, los daños morales sufridos por los padres de un soldado fallecido en acto de servicio, por un compañero. Los padres interponen un demanda y el Tribunal Supremo declaro: “pues bien en el caso de los actos la Sala de Instancia utiliza como argumento para reducir el pretium doloris, el hecho de que los recurrentes tienen otros hijos en edad laboral.” Esta sentencia resulta absurda, puesto que no se le debía decir a los padres del soldado o a ningún padre de familia, que su dolor se puede compensar por tener otros hijos y mejor aún, que ellos están en edad laboral. La pérdida de un ser querido no tiene respuesta económica, ya que carece de baremo de valoración y lo que se valora es algo absolutamente apartado de lo económico, inmaterial, ajeno por completo a toda realidad física evaluable. 1.4.10.5. Daños contra el honor En España existe la Ley orgánica 1/1982 sobre la protección civil del derecho al honor, a la intimidad personal y familiar y a la propia imagen. Su propósito es permitir a las víctimas que puedan obtener una indemnización civil por los daños morales sufridos, independientemente de que el culpable sea o no condenado por delito de injurias o calumnias. El derecho al honor protege tanto el marco interno de la propia persona como el marco externo, el social, y por lo tanto el profesional, en el que cada persona desarrolla su actividad. La Ley califica el derecho al honor y a la intimidad personal como irrenunciable, inalienable e imprescriptible. La indemnización puede ser reclamada por el perjuicio o, en el caso de que éste falleciese, por su cónyuge, por sus descendientes, ascendientes, por sus hermanos o por el Ministerio Fiscal.77 Se considerarán intromisiones ilegítimas en el ámbito de protección de esta Ley: 76 El emplazamiento en cualquier lugar de aparatos de escucha, de filmación, de dispositivos ópticos o de cualquier otro medio apto para grabar o reproducir la vida íntima de las personas. La utilización de aparatos de escucha, dispositivos ópticos, o de cualquier otro medio para el conocimiento de la vida íntima de las personas o de manifestaciones o cartas privadas no destinadas a quien haga uso de tales medios, así como su grabación, registro o reproducción. FERRER VICENTE, José María, Opt. Cit., p. 59-60. ARRABAL DE MATA, Pablo, Reclamaciones de daños y perjuicios, Editorial Paraninfo, España, 1995, p. 304. 77 La divulgación de hechos relativos a la vida privada de una persona o familia que afecten a su reputación y buen nombre, así como la revelación o publicación del contenido de cartas, memorias u otros escritos personales de carácter íntimo. La revelación de datos privados de una persona o familia conocidos a través de la actividad profesional u oficial de quien los revela. La captación, reproducción o publicación por fotografía, filme, o cualquier otro procedimiento, de la imagen de una persona en lugares o momentos de su vida privada o fuera de ellos. La utilización del nombre, de la voz o de la imagen de una persona para fines publicitarios, comerciales o de naturaleza análoga. La divulgación de expresiones o hechos concernientes a una persona cuando la difame o la haga desmerecer en la consideración ajena. La Ley solamente reconoce una excepción a la prohibición general de intromisiones en la esfera de intimidad personal y familiar: los casos en los que predomina un interés histórico, científico, social o cultural relevante. La existencia de perjuicio se presumirá siempre que se acredite la intromisión ilegítima. La indemnización se extenderá al daño moral que se valorará atendiendo a las circunstancias del caso y a la gravedad de la lesión efectivamente producida, para lo que se tendrá en cuenta en su caso, la difusión o audiencia del medio a través del que se haya producido. También se valorará el beneficio que haya obtenido el causante de la lesión como consecuencia de la misma. La Constitución nicaragüense en el artículo 26 menciona que toda persona tiene derecho al respeto de su honra y reputación, y es por eso que debemos tener mucho cuidado al hablar de otras personas, puesto que no medimos las consecuencias de nuestras palabras; después todo se trata de arreglar con una disculpa y a veces esto no es suficiente, ya que el mal está hecho y la reputación de uno mismo es muy importante. Las leyes que protegen el derecho al honor hacen personalmente responsables a los directores de un periódico de todas las noticias que publiquen y que puedan dañar el honor o el derecho a la intimidad de terceras personas. Esto se da por la importancia alcanzada por los medios de la comunicación masivosprensa escrita, primero oral y difundida por radiofonía, luego, y finalmente por televisión- ha dado a la difusión de las noticias un alcance que debe ser regulado, a fin de que no se causen perjuicios a las personas, que en ocasiones pueden ser inexactas o maliciosas, sea porque simplemente aquellos medios se hagan eco de noticias recibidas pero no debidamente confirmadas, sea porque intencionalmente se publiquen informaciones no veraces a fin de afectar la honra de quienes aparecen aludidos.78 78 DUQUE GÓMEZ, José, Opt. Cit., p. 405. Los agraviados pueden emprender acciones penales por injurias contra el director del periódico y contra el autor del artículo difamatorio. Paralelamente, pueden reclamar una indemnización de daños y perjuicios a la empresa editora del periódico, según el sistema español. Además, la responsabilidad criminal por injurias y calumnias le será imputada al director del periódico o al periodista que escribió el artículo. La responsabilidad civil le corresponderá también a éstos, junto con la empresa editora del periódico.79 Podemos señalar como ejemplo de daños morales contra el honor de la persona, la demanda que fue interpuesta en la República de Argentina con fecha del 3 de abril 2003 ante el Juez Civil número 74, por el señor Norberto Julio Quantin en contra de Jorge Benedetti, Eliseo Roselló, Samuel Gelblung y Guillermo Cherasny. La demanda se interpuso producto de difusiones de comunicación telefónicas, violación al derecho a la privacidad e identidad y daños al honor. El demandante pidió en su demanda la prohibición definitiva a todos los demandados de continuar publicando o difundiendo las grabaciones de las conversaciones telefónicas privada y el cobro de un monto no inferior de 300,000 pesos por daño moral causados por la intromisión arbitraria en su vida privadas y las afectaciones de su derecho a la identidad y al honor mediante la difusión de informaciones falsas. Por su parte el juez, para emitir su resolución se valió de declaraciones testificales, reconocimiento de los demandados del origen ilegítimo de las grabaciones telefónicas, personalidad del afectado, ámbito en que se desenvuelve, naturaleza de la intrusión, etc. Finalmente el Juez condenó a los demandados al pago de 80,000 pesos por el daño moral al honor del actor de la demanda.80 1.4.10.6. Derechos de Autor La Ley de Derechos de Autor y Derechos Conexos de nuestro país, ley número 312, publicada en la Gaceta Diario Oficial número setenta del dieciséis de abril del año 2001, no brinda el concepto legal de derecho de autor; señala únicamente que para efectos de la ley se entenderá como autor a la persona natural que crea alguna obra, sea literaria, artística o científica. De igual forma el Reglamento a dicha ley, en su artículo segundo titulado Derechos de Autor, expresa que el goce y ejercicio de los derechos reconocidos en la Ley de Derechos de Autor y Derechos Conexos no están subordinados al cumplimiento de ninguna formalidad. Como se puede apreciar, ni la ley ni su reglamento establecen un concepto sobre qué es el derecho de autor. 79 80 ARRABAL DE MATA, Pablo, Opt. Cit., p. 305. Foro de Habeas Data, junio 2006, en http://www.habeasdata.org/quantin No obstante, la doctora Delia Lipszyc (Derecho de Autor y Derechos Conexos, 1993) define el derecho de autor como la rama del derecho que regula los derechos subjetivos81 del autor sobre las creaciones que presentan individualidad resultantes de su actividad intelectual enunciadas como obras literarias, musicales, teatrales, artísticas, científicas y audiovisuales. Estos derechos tienen una faceta económica y moral. El autor de un libro tiene la facultad de exigir que se le remunere por la explotación económica de su obra, y que su nombre como autor se encuentre impreso en la cubierta del mismo.82 Lo antes expresado se encuentra respaldado por el artículo cinco de nuestra Ley de Derechos de Autor y Derechos Conexos, ya que el mismo señala que el derecho de autor comprende facultades de carácter moral y patrimonial que confieren al autor la plena disposición de derechos exclusivos de explotación de la obra sin más limitaciones que las que la ley confiere. Por tanto, las facultades de carácter patrimonial posibilitan al autor a obtener un beneficio económico que constituye el derecho patrimonial y el derecho moral se encuentra constituido por las facultades personales que garantizan los intereses intelectuales del autor.83 Antes de continuar, es necesario destacar que el derecho moral del autor es de carácter extrapatrimonial y el mismo se encuentra integrado por:84 Derecho a divulgar su obra o a mantenerla reservada en la esfera de su intimidad; Derecho al reconocimiento de su paternidad intelectual sobre su obra; Derecho al respeto y a la integridad de su obra, esto quiere decir que toda difusión de la obra se debe hacer según la forma en como el autor la creó sin modificación alguna; y Derecho de retracto o arrepentimiento por cambio de convicciones y a retirar su obra del comercio. Ahora bien, los derechos morales que según nuestra legislación corresponden al autor son: 85 a) Derecho a la paternidad, según el cual el autor debe ser reconocido como tal. 81 Conjunto de facultades que corresponden al individuo y que este puede ejercitar para hacer efectivas las potestades jurídicas que las normas legales le reconocen. 82 ARRABAL DE MATA, Pablo, Opt. Cit., p. 307. 83 LIPSZYC, Delia, Derecho de Autor y Derechos Conexos, Ediciones UNESCO, Buenos Aires, 1993, p. 11. 84 Ibid, p. 11-12. 85 Arto. 19 Ley de Derechos de Autor y Derechos Conexos. b) Derecho a la integridad, lo cual le permite exigir que se respete la integridad de su obra; pudiendo oponerse a toda deformación, mutilación modificación que pudiera causarle perjuicio a su honor, legítimo interés o reputación; c) Derecho de divulgación, pudiendo el autor decidir si su obra se divulga, de qué forma y en qué momento; d) Derecho de retiro o arrepentimiento, lo cual permite al autor retirar su obra de circulación, debiendo indemnizar por los daños y perjuicios causados a los titulares de derechos de explotación de la obra; y e) Derecho de modificar la obra respetando los derechos adquiridos por terceros. Contrario a los derechos patrimoniales, los derechos morales son derechos irrenunciables e intransferibles,86 pudiendo el autor en cualquier momento, reivindicarlos judicialmente, obteniendo una indemnización por los daños y perjuicios morales que se le hayan causado.87 Los artículos 20 y 21 de la Ley de Derechos de Autor y Derechos Conexos establecen que al fallecer el autor, el ejercicio de sus derechos morales se transmiten a sus herederos, salvo que este haya testado que confía el ejercicio de tales derechos a una persona sea física o jurídica. A falta de herederos o persona designada se debe proceder como lo establece el Código Civil de nuestro país en los artículos 1008 y siguientes, relativos a la distribución de la herencia. El Título IV, De la protección efectiva de los derechos, Capítulo I, Acciones y procedimientos, señala en sus artículos 97-99 que los titulares, originarios o derivados de los derechos que regula dicha ley, así como los cesionarios en exclusividad de los derechos de autor y derechos conexos podrán instar en caso de violación de su derecho el cese de la actividad ilícita y exigir la indemnización de los daños morales y patrimoniales causados. Así mismo señalan dichos artículos que el derecho moral de autor se entenderá lesionado por las violaciones de algunas de sus facultades, así como por la infracción de cualquier derecho de explotación en exclusiva de las obras pudiendo proceder la indemnización de los daños morales aún no probada la existencia de perjuicio económico derivado de ellos. Debe el judicial atender para su valorización a la violación, gravedad de la lesión y grado de difusión ilícita de la obra. Dichos criterios son señalados también por la Ley de Propiedad Intelectual de España en su artículo 125 párrafo 2. 86 87 Arto. 20 Ley de Derechos de Autor y Derechos Conexos. ARRABAL DE MATA, Pablo, Opt. Cit., p. 307. Por su parte, la Ley Federal del Derecho de Autor88 de México señala en su artículo 11 que el derecho de autor es el reconocimiento que el Estado hace a favor de todo creador de obras literarias y artísticas, en virtud del cual otorga su protección para que el autor goce de prerrogativas y privilegios exclusivos de carácter personal (integran el derecho moral) y patrimonial. Así mismo el Capítulo II de dicha ley titulado De los Derechos Morales establece en su artículo 18 que el autor es el único primigenio y perpetuo titular de los derechos morales sobre las obras de su creación; considerando también al derecho moral unido al autor y estable tal derecho como inalienable, imprescriptible, irrenunciable e inembargable.89 Señala también el artículo 20 que el ejercicio del derecho moral corresponde al propio creador de la obra y a sus herederos; y en ausencia de estos al estado, siempre y cuando sean obras de interés para el patrimonio cultural nacional. Los titulares de los derechos morales, según esta ley, podrán en todo tiempo90: Determinar si su obra ha de ser divulgada y en qué forma, o a mantener la inédita. Exigir el reconocimiento de su calidad de autor respecto de la obra por él creada y la de disponer que su divulgación se efectúe como obra anónima o seudónima. Modificar su obra. Retirar su obra del comercio. Oponerse a que se le atribuya al autor una obra que no es de su creación. En lo concerniente a la reparación de los daños materiales y/o morales e indemnización por daños y perjuicios por violación a los derechos que confiere esta ley, en ningún caso será inferior al 40% del precio de venta al público del producto original o de la prestación original de cualquier otro tipo de servicios que impliquen violación a alguno de los derechos titulados por esta ley.91 Al igual que nuestra legislación y la mexicana, la legislación española reconoce el derecho moral del autor, estableciendo en el artículo 14 de la Ley de Propiedad Intelectual (LPI) que el derecho moral del autor es irrenunciable e inalienable pudiendo éste decidir si su obra ha de ser divulgada y en qué forma, exigir el reconocimiento de su condición de autor de la obra, entre otros. 88 Última reforma 23/7/2003. Artículo 19 Ley Federal del Derecho de Autor. 90 Ibid, Artículo 21. 91 Artículo 216 Ley Federal del Derecho de Autor. 89 En consecuencia, al existir un reconocimiento por parte de la ley antes señalada a los derechos morales que posee el autor, reconoce con ello la indemnización por daño moral que correspondería en caso de trasgresión a tales derechos. Así lo contempla el artículo 125 párrafo segundo de la LPI el cual establece que en caso de daño moral procederá su indemnización, aún no probada la existencia de un perjuicio económico. Para su valoración se tendrá a las circunstancias de la infracción, gravedad de la lesión y grado de difusión ilícita de la obra. Cabe recalcar que para el ordenamiento jurídico español la indemnización por daño moral tiene un carácter compensatorio, debido a que la reparación de dicho daño va dirigida a proporcionar una satisfacción como compensación al sufrimiento que se ha causado a la víctima. La sentencia del Tribunal Supremo español del tres de diciembre del año 1982 establece una serie de criterios que deben inspirar al juez al momento de determinar la cuantía del daño moral para su debido resarcimiento económico, tales criterios son los enumerados a continuación:92 Estimación subjetiva del daño moral. El daño moral es dominado por los principios de valoración subjetiva lo cual exige una solución casuística. Ante la imposibilidad de utilizar criterios exactos de determinación del daño moral, el órgano judicial actúa con amplia libertad para evaluar el daño causado en base a las circunstancias del caso y a las personas afectadas por el mismo. Valoración de las circunstancias específicas e individuales que concurren en cada caso contemplado, debiendo examinarse todas y cada una de las circunstancias que originaron el daño. Consideración individualizada de los hechos. Es necesario un estudio detallado de los hechos y de las circunstancias que antecedieron y se derivaron de tales hechos. Imprecisión de la cuantía. Se considerará una indemnización aproximada de los daños ocasionados a las personas perjudicadas. El Tribunal Supremo español en el año 1991 emitió sentencia en la demanda por daños materiales y morales que entabló un pintor a una galería de arte. El pintor alegaba en su demanda sobre los daños sufridos por varias de sus pinturas durante una exposición. La resolución fue favorable al actor de la demanda, pues el Tribunal Supremo consideró que éste tenía derecho a que le fuesen indemnizados no sólo los daños materiales que le habían causado sino también los daños morales.93 92 93 Consejo General del Poder Judicial. Revista del Poder Judicial número 33, 1994. ARRABAL DE MATA, Pablo, Opt. Cit., p. 308. Como hemos podido apreciar, nuestra legislación, así como la mexicana y española, reconocen y protegen los derechos morales del autor, pudiendo éste reclamar ante la autoridad competente la debida indemnización por el daño moral que hubiese sufrido, teniendo en cuenta el judicial entre otras cosas las circunstancias de la lesión y la gravedad del hecho. No obstante, el agraviado deberá probar la existencia del nexo causal entre el hecho lesivo o ilícito y el daño ocasionado; sin embargo como hemos abordado con anterioridad, esto resulta casi imposible en el terreno de los daños morales. 1.4.10.7. Daños morales causados por productos defectuosos94 La Ley general para la defensa de los consumidores y usuarios española contiene una lista de obligaciones que debe ser respetada por todas las empresas ya que, si se produce un accidente por causa de un producto defectuoso y más aún, si el fabricante hubiese incumplido las obligaciones legales de protección del consumidor, los directivos de la empresa fabricante pueden ser condenados a penas de hasta seis años de cárcel por un delito de imprudencia temeraria. Las principales obligaciones de prevención y seguridad que la Ley impone a los fabricantes y distribuidores son las siguientes: Prohibición de utilizar aditivos no autorizados por el Ministerio de Sanidad. Prohibición de almacenar productos peligrosos o contaminantes en el mismo lugar donde se fabrican o almacenan alimentos. Obligación de controlar la calidad de todo producto que pueda resultar tóxico. Prohibición de venta de alimentos en cuya etiqueta no conste el número del Registro General Sanitario. Prohibición de construir edificios con materiales defectuosos o susceptibles de generar riesgos. Obligación de vender los medicamentos debidamente envasados y adjuntando siempre un prospecto informativo sobre sus efectos y contraindicaciones. El consumidor y el usuario, según esta Ley, tienen derecho a ser indemnizados por los daños y perjuicios demostrados que se hayan derivado del consumo de bienes o de servicios en malas condiciones, siempre y cuando dichos daños no hayan sido causados por la culpa exclusiva del consumidor. En los casos de daños, los fabricantes pueden quedar exentos de responsabilidad si acreditan que han cumplido debidamente las exigencias y requisitos reglamentariamente establecidos, así como los demás cuidados y diligencias que exija la naturaleza del producto, del servicio o de la actividad. 94 ARRABAL DE MATA, Pablo, Opt. Cit., p. 153-159. El fabricante está en la obligación de no sólo producir un objeto sin defectos, sino también debe informar al consumidor acerca del modo de empleo del objeto en previsión de posibles errores y accidentes. Ante los daños y lesiones sufridos por el producto defectuoso, el perjudicado puede elegir entre reclamar la indemnización al fabricante, al importador, al distribuidor, a todos o a varios de entre ellos, ya que en la Ley General para la Defensa de los Consumidores y Usuarios, no se establece expresamente la indemnización por daños morales, sino más bien por daños y perjuicios.95 En cambio, en la Ley de Responsabilidad Civil, por los Daños Causados por Productos Defectuosos, en el artículo 10 inciso 2, sobre el ámbito de aplicación dispone que: “los demás daños y perjuicios, incluidos los daños morales, podrán ser resarcidos conforme a la legislación civil general.” Así este tipo de indemnización puede ser reclamada ante los Tribunales de Justicia española junto con la indemnización por los daños materiales. Cuando se produce una reclamación por daños, los Tribunales de Justicia deben valorar si el producto en cuestión ofrecía al consumidor un nivel de seguridad aceptable, habida cuenta de las circunstancias. Entre las circunstancias que deben ser tenidas en cuenta para realizar esta valoración se encuentran las siguientes: el tipo de presentación del producto, su etiquetado, las instrucciones de uso, el momento previsto para su consumo, su fecha de caducidad y el embalaje. Un ejemplo de este caso se dio en España, por el fallo del airbag del coche, el cual causó la muerte de la conductora, madre de tres hijos. La causa última de la muerte fue una lesión encefálica producida por el golpe. El padre de la fallecida demandó a la empresa fabricante del vehículo, por entender que la lesión encefálica no se habría producido de haber funcionado correctamente el airbag. El juez de Primera Instancia del Juzgado número 2 de Zamora, en sentencia del 1 de septiembre de 2000, consideró que quedó probado que el dispositivo del airbag no se accionó tras el golpe. A partir de ahí, entendía el magistrado que habría que determinar si la falta de activación del airbag podía considerarse la causa directa e inmediata del fallecimiento. Las conclusiones de la autopsia y el impacto registrado en el parabrisas encima del volante llevaron al juez a determinar que este impacto en el parabrisas se produjo con la cabeza de la conductora, lo que a su vez le hizo establecer la relación entre el fallecimiento por lesión encefálica y la falta de funcionamiento del airbag, pues si se hubiera activado se habría impedido el violento golpe de la cabeza contra el cristal. Aplicando la Ley de Responsabilidad del Fabricante por Productos Defectuosos, el juez condenó a la empresa a indemnizar con 20 millones de pesetas 95 Arto. 2 Ley general para la defensa de los consumidores y usuarios de España. a cada uno de los hijos de la fallecida, así como al pago de las costas del juicio.96 En Nicaragua, la Ley de defensa de los consumidores (Ley No. 182), en su artículo 28 dispone que: ”El consumidor podrá optar por pedir la rescisión del contrato o la reducción del precio, sin perjuicio de la indemnización por daños y perjuicios, cuando la cosa u objeto del contrato tenga defectos o vicios ocultos que la hagan impropia o disminuyan su calidad o u posibilidad de uso, al que normalmente se le destina; y que de haberlos conocido el consumidor este no los hubiere adquirido.” Así mismo, los consumidores deberán reclamar directamente al expendedor de la mala calidad o de los defectos identificados, sin perjuicio de que las responsabilidades estén a cargo del importador, distribuidor o fabricante.97 En esta Ley no se expresa acerca de la reparación de los daños morales ocasionados por productos defectuosos o más bien no se pronuncia al respecto en ningún caso. Pero esto no significa que no se puedan pedir los daños morales por productos defectuosos, puesto que el Código Civil en su artículo 2509 expresa que se deben resarcir los daños al perjudicado, incluyendo los daños morales. Así también, el Código Penal lo establece, por lo tanto, los consumidores no tendrán que limitarse a demandas por daños materiales, ya que por analogía se podría pedir y compensar los agravios morales ocasionados. 1.4.10.8. Daños morales por incumplimiento del contrato de viaje98 Este supuesto es algo novedoso y no conocido o aceptado en todos los países o legislaciones, ya que se basa en la reclamación de una indemnización por daños y perjuicios morales sufridos por turistas a consecuencia del incumplimiento de un contrato de viaje, por parte de la agencia. Por ejemplo, si un turista va a una agencia de viajes y contrata un paquete turístico en base a lo ofrecido, y luego al viajar se dan cuenta de que muchas de las cosas ofertadas y contratadas no eran realidad y que fueron engañados por su publicidad. Es decir, que el problema radica en que el daño moral se da por el incumplimiento de las condiciones que expresamente figuraban en el contrato de viaje suscrito entre los turistas y la agencia de viaje, ya que este incumplimiento lesionó la experiencia de placer que se obtendría en el viaje, el cual se tornó en una experiencia desagradable. En España este supuesto es una cuestión novedosa, en cambio en el derecho anglosajón si se admite desde hace tiempo, ya que estos comprenden los daños 96 REVISTA CONSUMER.ES, El fallo del airbag causó la muerte de la conductora, junio 2006, en http://revista.consumer.es/web/es/20010201/practico/sentencias/ 97 Arto. 29 Ley de Defensa de los Consumidores de Nicaragua. 98 MARTÍNEZ ESPÍN, Pascual, Daño moral por incumplimiento del contrato de viaje, Revista del Poder Judicial, España, 1995, p. 44-53. producidos por la decepción, la frustración y las incomodidades producidas durante el transcurso de unas vacaciones. En la jurisprudencia alemana, se resarce los daños morales por las vacaciones mal gastadas, en el caso de acciones por incumplimiento del contrato de viaje contra las agencias y los operadores turísticos. En un principio, sólo era posible el resarcimiento de daños por vacaciones frustradas cuando se había producido en un daño patrimonial y sólo para aquellas personas que se encontraban en activo, por entender que las vacaciones se ganaban mediante una prestación laboral o mediante sacrificios especiales, si no sería irresarcible. La Ley alemana, sobre el contrato de viaje, reconoce las acciones a los consumidores que van desde la pretensión de subsanación a la reclamación de reducción del precio, pasando por la resolución del contrato o la indemnización de daños siempre que exista culpa del organizador. En España, se estableció la Ley de Viajes Combinados, que ayuda a resolver un poco los problemas sobre las vacaciones frustradas, ya que se debe entender el término de daño, en el sentido general del daño patrimonial y daño moral sufridos por el consumidor (turistas) a consecuencia del incumplimiento defectuoso del contrato. Para que se de el resarcimiento del daño moral, éste debe probarse en el sentido de que las expectativas frustradas sólo podrán ser resarcidas en la medida en que el incumplimiento del contrato sea relevante y grave, siempre que sobrepase un determinado grado de frustración. Capítulo II: EL RESARCIMIENTO DEL DAÑO MORAL 2.1. Cuestión Terminológica: reparación, resarcimiento o compensación de los daños morales Como se ha podido apreciar la terminología utilizada por los autores al tratar sobre la reparación, resarcimiento, compensación o indemnización de los daños morales es variada. Esto se debe, a que cada legislación se refiere a este término de formas diferentes; creando así confusiones. Por ello se dificulta conocer cuál de dichos vocablos es el correcto y por tanto, utilizar el adecuado. Esta confusión de términos trajo como consecuencia la discrepancia entre los diferentes autores, juristas y legisladores, ya que cada quien tiene su propia concepción. Esto es algo común, pues para una persona una frase o disposición legal puede ser interpretada de diferentes maneras, ya que cada quien se deja llevar por sus convicciones. Hay autores que opinan que resarcimiento, reparación, compensación son sinónimos y que cualquiera de ellos pueden ser utilizados. En cambio, existen otros autores que disponen que cada término es totalmente diferente y que no todos pueden ir relacionados con el daño moral por sus características propias y especiales. Por tal razón, presentaremos diferentes significados y opiniones que se han dado al respecto. Manuel Ossorio (Diccionario de Ciencias Jurídicas, políticas y sociales, 1992), nos muestra las siguientes definiciones: 1. Reparación: arreglo de daños o averías. agravio. Satisfacción tras ofensa o 2. Resarcimiento: toda reparación o indemnización de daños, males y perjuicios. 3. Indemnización: resarcimiento de un daño o perjuicio. En lo civil, quien por su culpa o negligencia causa un daño a otro, está obligado a reparar el perjuicio causado; y aún no existiendo ni culpa ni negligencia, cuando conforme a la ley se tiene que responder por los daños causados por otras personas tenidas a su cargo o bajo su dependencia, o por el simple hecho de las cosas de que es propietario o guardador. Así mismo, el perjuicio causado por el incumplimiento de las obligaciones legales, contractuales o extracontractuales, se resuelve por el resarcimiento económico. Henri Capitant (Vocabulario Jurídico, 1977) define la palabra compensación como un término usual con que se designa la indemnización pagada a una persona en reemplazo del cumplimiento de una obligación. En este sentido se habla de daños e intereses compensatorios. Fueyo Laneri nos dice que “resultaría absurdo compensar, poner una medida igual o equivalente, cuando el daño que ha de indemnizarse no es susceptible de medición exacta, por lo que afirma que se trata simplemente de una indemnización satisfactiva.”99 En cambio, para el doctor Jairo Guzmán (en la entrevista realizada, el día once de Abril del año dos mil seis) nos comentó que lo que se paga por afectaciones morales no es una indemnización, sino una compensación. Rafael García López (Responsabilidad Civil por Daños Morales, 1990) expresa que algunos autores que entendían que el resarcimiento se limitaba al principio a los daños patrimoniales, pero que al aparecer los daños morales en el ámbito jurídico se tuvo que extender esa limitación, puesto que se debía proteger los daños morales como figura legal. Por consiguiente, se debía resarcir el daño moral de forma pecuniaria junto con la equivalencia ajustable a los daños patrimoniales. Concluye afirmando que el enfrentamiento doctrinal es puramente terminológico, ya que realmente no se varía esencialmente el significado de los diferentes términos. Por lo que, para unos se resarce, para otros se repara, pero el contenido sigue siendo el mismo. 99 GARCÍA LÓPEZ, Rafael, Responsabilidad civil por daño moral, Bosh Editor, Barcelona, 1990, p. 100101. En lo que respecta a nuestro Código Civil, éste no establece conceptualización alguna referente al resarcimiento, compensación, reparación e indemnización; simplemente señala cuando procede cada una de estas. Por ejemplo en el caso del resarcimiento el artículo 430 C establece que el guardador será condenado al resarcimiento de toda pérdida o daño en relación a los bienes de su pupilo y en lo que respecta a la compensación el artículo 2139 C señala en que momento opera la misma. Luego de presentarles las diferentes opiniones acerca de la terminología, nosotras decidimos tomar como significado los términos: resarcir, compensar y reparar, ya que en los distintos libros y jurisprudencias (extranjera-nicaragüense) se toman como sinónimos, puesto que en muchos casos en una misma sentencia se utiliza la reparación como el resarcimiento. Es por tal razón, que utilizaremos los diferentes términos como sinónimos y no crear más confusiones al respecto. 2.2. Naturaleza jurídica del resarcimiento del daño moral La jurisprudencia argentina ha establecido tres criterios acerca del resarcimiento del daño moral, los cuales son: 100 1. Posición minoritaria, según esta posición, el daño moral posee un carácter punitivo, el cual se exterioriza a través de la sanción impuesta al agresor. Quienes se inclinan a favor de dicha postura sostienen que es inmoral entregar dinero a cambio del sufrimiento padecido, pues la finalidad resarcitoria del daño moral no va dirigida a satisfacer a la víctima, sino a castigar a su ofensor. Por ello es que los tribunales argentinos han fijado los siguientes conceptos en relación a la reparación del agravio moral, entre los cuales podemos señalar: a) El daño moral no es indemnizable porque el dolor no se tarifa ni se paga. b) La reparación del daño moral es una pena civil contra el responsable del delito o cuasidelito. c) La condena por reparación del agravio moral constituye una verdadera pena privada contra el responsable mediante la cual se reprueba la falta cometida. Podemos agregar que para esta postura el autor del hecho dañoso sólo puede ser sancionado una vez, en consecuencia si son muchas las 100 GHERSI, Carlos Alberto, Valuación económica del daño moral y psicológico, Editorial Astrea, Ciudad de Buenos Aires, 2000, p. 101-107. víctimas sólo una de ellas podrá beneficiarse con la multa. Por ejemplo un matrimonio viaja a bordo de su vehículo cuando es intersectado por otro automóvil, el cual era conducido por un joven en estado de ebriedad. En tal caso, podrán demandar indemnización por daño moral y material ambas víctimas, pero solo una de ellas será beneficiada. Algo que a nuestro parecer resulta injusto, ya que consideramos que todo sujeto que sea dañado en su persona o en sus bienes materiales tiene derecho a exigir que su ofensor reciba la sanción debida en dependencia de la gravedad del hecho ilícito cometido, así como también de recibir una indemnización por los perjuicios causados; la cual puede consistir en disculpas públicas, suma de dinero, publicación de la sentencia que condene al agresor por el perjuicio ocasionado a su víctima, etc. Concluye esta postura señalando que el monto por el agravio moral ocasionado debe guardar relación con: gravedad del ilícito cometido, personalidad y con las circunstancias del ofensor. Estos tres elementos deben, por tanto, ser tenidos en cuenta por el Juez al momento de otorgar o denegar indemnización por daño moral. Vale la pena señalar que actualmente esta postura ha sido descartada. b) Posición mayorista, esta posición sostiene que el daño moral es de carácter resarcitorio, y que éste no debe guardar relación con los elementos que según la postura abordada anteriormente deben de ser tenidos en consideración con el judicial cuando éste último otorgue o no indemnización por daño moral. En tal sentido Zannoni ha dicho: Que sea difícil demostrar la realidad del dolor, del pensar, de las aflicciones, y más aún, que ese dolor o, en general, sentimientos que el daño provoca no tenga precio, no significa que no sean susceptibles de una apreciación pecuniaria. La apreciación pecuniaria cumple más bien un rol, satisfactorio, en el sentido de que se repara el mal causado aunque no se puedan borrar los efectos del hecho dañoso, cuando se acuerda al ofendido el medio de procurarse satisfacciones equivalentes a las que le fueron afectadas. 101 A continuación señalaremos algunas de las sentencias que han sido dictadas por los tribunales argentinos en relación al agravio moral: 1. El daño moral existe cuando se lesionan derechos de las personas, que si bien son extraños a valores económicos, su reparación tiene un carácter resarcitorio y no sancionatorio o ejemplar, en tanto lo que en alguna medida modere los efectos del agravio moral al sufrido. 101 GHERSI, Carlos Alberto, Opt. Cit., p. 102-103. 1. Los bienes extrapatrimoniales expuestos a ser objeto de daños, no son naturalmente reponibles, pero pueden derivar en reparación satisfactoria, que no es pena represiva. 2. Dado que el daño moral tiene naturaleza resarcitoria, no resulta exigible la existencia de dolo para su procedencia. 3. A través de la indemnización del daño moral no se pretende sancionar al deudor sino resarcir a la víctima que sufrió lesiones en bienes extramatrimoniales. c) Posición intermedia, según la cual, el daño moral tiene un doble carácter: uno reparatorio y el otro sancionatorio. En tal sentido la jurisprudencia argentina ha sostenido que: d) La reparación del daño moral persigue un doble carácter, cumple con una función ejemplar y se impone al responsable a título punitivo, y tiene también un carácter resarcitorio tratando con ello de proporcionar a la víctima una compensación por haber sido injustamente herida en sus afecciones. e) La reparación del daño moral tiene un doble carácter, es decir un aspecto en el cual puede incidir lo predominantemente resarcitorio, ya que con ello se trata de proporcionar a la víctima una compensación por haber sido injustamente herida en sus afecciones, y cumple una función ejemplar y se impone al responsable a título punitivo. Habiendo sido abordadas las distintas posturas señaladas por la jurisprudencia argentina en relación con la naturaleza jurídica del resarcimiento del daño moral, debemos señalar que la doctrina (general) ha discutido ampliamente sobre este tema, con el fin de determinar si la misma corresponde: a una indemnización, pena de carácter privado o bien a una compensación satisfactoria. Sin embargo no han sido muchos los avances a los que ha llegado, por encontrarse dividida la misma (doctrina) en el sentido que la mayor parte de la esta concuerda que la naturaleza jurídica de la reparación del daño moral es indemnizatoria, no obstante la parte restante de la doctrina opina lo contrario.102 Consideramos que es importante recordar que la decisión sobre la naturaleza resarcitoria del daño moral esta en potestad del juez que conozca la causa. No obstante creemos que para que este último decida acerca de la naturaleza de los mismos, debe tener presente las teorías que tratan sobre la reparación del daño moral, las cuales serán abordadas en el siguiente acápite. Concluimos señalando que a nuestro parecer la naturaleza resarcitoria del daño moral no debe de ir dirigida únicamente a la búsqueda de una indemnización 102 ARGÜELLO LEIVA, Eleonora, Opt. Cit., p. 63. monetaria, ya que en muchas ocasiones el daño moral que se le causa a una persona puede ser indemnizado con una simple disculpa pública, como la realizada por el Diario La Prensa de nuestro país luego de haber publicado en sus paginas la llamada Lista Negra, causando así un agravio a las personas que en ella aparecieron, y debiendo este diario realizar una disculpa por la información errónea divulgada. 2.3. Posturas relacionadas al resarcimiento del daño moral La cuestión del resarcimiento del daño moral ha sido un tema de muchas discusiones entre doctrinarios, juristas, legisladores y todas aquellas personas conocedoras de la materia, puesto que es difícil llegar a tener el mismo punto de vista. Es por tal razón, que presentaremos las diferentes posiciones que se han dado al respecto, para que luego cada Juez pueda optar por la posición que más le parezca. 2.3.1. Teorías que niegan que el daño moral pueda ser resarcido103 El primer argumento empleado en contra de una posible reparación o resarcimiento del daño moral, se basó en el principio de que el resarcimiento presupone una relación de equivalencia entre el valor del bien dañado y la suma de dinero. Para los hermanos Mazeaud, ciertos doctrinarios cuestionaban la eficiencia de la reparación del daño moral, ya que para ellos los bienes extrapatrimoniales no podían ser reparados, por no ser ésta la manera de lograr su finalidad, que es hacer volver a la víctima al estado anterior de la comisión del daño. Según Gabba, los daños morales no afectan por su naturaleza, ni directa ni indirectamente al patrimonio. Por ello, los objetos de la ofensa y del daño moral no tienen existencia jurídica, por estar estos relacionados con el honor y los derechos de la personalidad, los cuales no tienen existencia exterior. Por tanto, el resarcimiento reconoce la posibilidad de una valoración exacta del daño, exigiendo que éste sea patrimonial, puesto que al daño moral se le imposibilita establecer el equivalente entre el mismo y una cantidad de dinero. Por lo que concluye, que el dinero y el daño moral es una relación incalculable. Algunos autores consideraban que la suma de dinero otorgada a título de indemnización, no cumple con la finalidad de desaparecer el daño ocasionado y es por eso que debe quedar el daño moral fuera del orden pecuniario, ya que este daño no es susceptible de valoración económica. Además, afirman que por tal razones es imposible demostrarle al juez su existencia, por ser estos afectaciones a lo interno del individuo.104 103 104 GARCÍA LÓPEZ, Rafael, Opt. Cit., p. 104. ARGÜELLO LEIVA, Eleonora, Opt. Cit., p. 65. Para Rafael García (Responsabilidad Civil por Daño Moral, 1990) se puede obtener diversos elementos a través de estas teorías negativas acerca del resarcimiento del daño moral, las cuales son: > La inmoralidad de la entrega de dinero por la producción de un daño moral. Si el daño moral se refiere a bienes inestimables, no valuables económicamente, toda pretensión pecuniaria significaría una especie de tasación de aquél, aplicándose en cierto modo la equivalencia del resarcimiento. > Puesto que el daño moral se refiere a bienes inestimables respecto de los que no cabe aplicar la equivalencia resarcitoria, toda concesión pecuniaria supondría un enriquecimiento sin causa. > La naturaleza inmaterial de los bienes objeto del daño moral determina que se trate de daños dotados de transitoriedad y no de permanencia. > La inconmensurabilidad de los daños morales conlleva la arbitrariedad de toda suma pecuniaria que se conceda. 2.3.2. Teorías que admiten el resarcimiento del daño moral105 Según Eleonora Argüello (La Reparación del Daño Moral y sus Alcances, 1998) algunos doctrinarios consideraron la reparación del daño moral como un hecho definitivo, pues las discusiones teóricas permitieron construir los cimientos de esta reparación. Es así como existen dos teorías aceptando la reparación del daño moral, siendo las siguientes: ⇒ Teoría de la satisfacción compensatoria o del resarcimiento: esta teoría defiende que el daño moral debe ser reparado por ser éste de la misma especie de daño que el patrimonial. Por lo que, hay que entender que en la reparación el daño no se podrá siempre rehacer lo que se destruyó, significando también dar a la víctima la posibilidad de procurarle satisfacción equivalente a lo perdido o menoscabado. La indemnización del daño moral busca una compensación para la víctima herida en sus sentimientos o afecciones, por consiguiente, existe el resarcimiento pecuniario, el cual es una de las formas que dispone la justicia humana para repararlo. Los hermanos Mazeaud comentan que se puede reparar el daño moral, aunque no se pueda borrar el daño en su totalidad, pero se debe procurar a la víctima diversas maneras que 105 ARGÜELLO LEIVA, Eleonora, Opt. Cit., p. 67-69. aminoren el daño ocasionado. No se busca reponer íntegramente lo perdido, sino más bien la búsqueda de un elemento activo como el dinero, para producir en parte una satisfacción moral. Por lo tanto, el quantum del resarcimiento del daño moral, debe quedar al arbitrio del juez. Por dicha razón, nos remitiremos a la jurisprudencia española para comprender como ellos han establecido algunas pautas para fijarlo, son éstas:106 ⇒ La reparación del daño moral no tiene que guardar proporción con otros capítulos indemnizatorios, que inclusive pueden no concurrir. ⇒ No está sujeta a cánones estrictos. ⇒ No es menester recurrir a cálculos puramente matemáticos. ⇒ Deben tenerse en cuenta las condiciones personales de quien merece ser indemnizado, los padecimientos que le causaron las circunstancias traumáticas y las secuelas que lo afectan. ⇒ Debe considerarse la edad de la víctima. Brebbia expone que lo que caracteriza el daño moral no es tanto la sensación dolorosa, sino más bien, la violación a los derechos personalísimos de un sujeto sin importar el tiempo que lo haya padecido la víctima. Es por eso, que no puede estar de acuerdo con aquellos que sostienen que la reparación constituye un enriquecimiento sin causa o que los derechos personalísimos como la vida, integridad física, honor, etc. están fuera de la protección del derecho. ⇒ Teoría de la pena privada o de la sanción represiva o ejemplar: según Rafael García López (Responsabilidad Civil por Daño Moral, 1990) esta teoría surge de la constatación de estos hechos: la existencia en la práctica jurídica, tanto legislativa como jurisprudencial, de la condena pecuniaria a favor del damnificado moral; y la exclusión de que pueda tratarse de un verdadero y propio resarcimiento o reparación del daño moral. El mismo autor comenta que algunos doctrinarios proclamaban la necesidad de entregar una suma de dinero al agraviado moral, pero luego vieron que el daño moral no tenía valor económico por su naturaleza intrínseca, por consiguiente, no podría tratarse de ningún resarcimiento, 106 GHERSI, Carlos Alberto, Opt. Cit., p. 110. sin embargo, creyeron ver en la asignación de la suma pecuniaria la función de una auténtica pena privada. Según Ripert -citado por García López (Responsabilidad por Daño Moral, 1990)- la finalidad de la condena no era tanto la satisfacción de la víctima, sino más bien el castigo del autor. Por lo que, la reparación del daño moral encuentra su justificación no por la víctima y su sufrimiento sino por el ofensor, dándose ésta mediante la retribución dineraria al lesionado. Aunque la víctima obtenga un beneficio, lo que se persigue realmente es culpabilizar al autor del perjuicio, puesto que la culpa es el elemento principal de la pena privada y esto constituiría precisamente el precio de la misma. 2.3.3. Controversia sobre la reparación del daño moral en el derecho español Para Ricardo de Ángel Yagüez (La Responsabilidad Civil, 1988) la reparación del daño moral ha experimentado un proceso cambiante en la jurisprudencia y doctrina española, ya que en los primeros momentos eran muchos los juristas que rechazaban la idea de reparación, por pensar que los bienes morales no admiten una valoración pecuniaria, o que ésta sería insuficiente o arbitraria. Otros consideraban que los bienes de la personalidad son tan dignos que rechaza la simple idea de traducirlos a términos materiales. Comenta dicho autor, que hay algunas legislaciones que siguen una vía intermedia entre la negación y el pleno reconocimiento, como es el caso del Código Civil alemán que admite la indemnizabilidad del daño no patrimonial, solamente en los supuestos taxativamente establecidos en la propia ley, los cuales son: la lesión corporal, el daño a la salud, la privación de libertad y el delito contra la moral de la mujer obligada a cohabitar fuera del matrimonio. Sin embargo, hoy en día parece universal e indiscutiblemente aceptada la indemnización del daño moral, pues su significado jurídico y sociológico se sitúa cada vez más en la protección de los derechos o bienes de la personalidad por parte del Derecho privado. Esto no quiere decir que el daño moral excluye que el hecho dañoso afecte de manera indirecta a intereses de carácter netamente material. Por ejemplo: un comerciante es objeto de ofensas contra su honor, lo que afectará su prestigio o estima social (bien moral), como también la explotación de su negocio (pérdida de clientela, de crédito, etc.; en suma intereses materiales). El Derecho español recoge la figura de responsabilidad civil por daño moral, tanto en la doctrina como la jurisprudencia. Para García Serrano existen tres etapas bien delimitadas de la jurisprudencia española acerca del daño moral, y son: ⇒ En la primera no se admite la posibilidad de indemnizar pecuniariamente el daño moral. ⇒ En la segunda se indemnizan algunos supuestos de daño moral en cuanto producen repercusiones de tipo patrimonial. ⇒ Finalmente, se admite la indemnización de los daños morales puros, con la independencia de las posibles repercusiones patrimoniales que de los mismos deriven.107 Para ilustrar el punto de vista de la jurisprudencia española, presentaremos las argumentaciones del Tribunal Supremo de España acerca de un caso determinado con respecto al daño moral y su reparación. La sentencia de 25 de junio de 1984 recayó en un caso en que se había arruinado una casa y la Audiencia había concedido a dos de los demandantes una indemnización por el daño moral que repara los mismos supuso la pérdida de la vivienda en que moraban. El Tribunal Supremo dijo al respecto: las argumentaciones ofrecidas en este motivo a la apreciación del tribunal no pueden triunfar, al no ser aceptable la construcción del daño moral y de su indemnización hace el recurrente, dado que: a) Aunque dicha figura no se encuentre específicamente nominada en el Código Civil, tiene adecuado encaje en la exégesis de ese amplísimo reparar el daño causado que emplea en su artículo 1902, como tiene declarado esta Sala a partir de la sentencia de 6 de diciembre de 1912; b) La construcción del referido daño como sinónimo de ataque o lesión directos a bienes o derechos extrapatrimoniales o de la personalidad, peca, hoy de anticuada y ha sido superada tanto por la doctrina de los autores como de esta Sala; c) Así, actualmente, predomina la idea del daño moral representado por el impacto o sufrimiento psíquico o espiritual que en la persona pueden producir ciertas conductas, actividades o incluso, resultados, tanto si implican una agresión directa o inmediata a bienes materiales, cual si el ataque afecta al acervo extrapatrimonial o de la personalidad (ofensas a la fama, al honor, honestidad, muerte de persona allegada, destrucción de objetos muy estimados por su propietario, etc.); d) De ahí que, ante, frente o junto a la obligación de resarcir que surge de los daños patrimoniales, traducido en el resarcimiento económico o dinerario del lucrum cesans y/o damnum emergens, la doctrina jurisprudencial haya arbitrado y dado carta de naturaleza en nuestro Derecho a la 107 DE ANGEL YAGÜEZ, Ricardo, La responsabilidad civil, Universidad de Deusto, Bilbao, 1988, p. 225. reparación del daño o sufrimiento moral, que si bien no atiende a la reintegración de un patrimonio, va dirigida, principalmente, a proporcionar en la medida de lo humanamente posible una satisfacción como compensación al sufrimiento que se ha causado.”108 2.4. Titulares de la acción por daño moral 2.4.1. México En el sistema mexicano los titulares de la acción de reparación moral son: 109 1. Directos 1. El sujeto pasivo o agraviado es el titular en esta acción; puede ser cualquier persona física o moral, en pleno goce y disfrute de sus derechos, con excepción del Estado. 2. Indirectos 2. Los padres que ostentan la patria potestad sobre sus hijos menores tienen la facultad de ejercitar la acción de reparación, esto debido a que el menor no cuenta con capacidad de ejercicio. Es importante señalar que los padres son titulares indirectos, porque es el menor sobre el cual recae el agravio moral. 3. Los tutores de las personas incapaces natural o legalmente tienen el derecho de accionar en contra de quien haya producido un daño moral en contra de la persona que se encuentra bajo su cuidado. 4. Los herederos del agraviado directo, siempre y cuando éste haya intentado la acción en vida, ya que como se recordara el daño moral se caracteriza por ser de carácter personal, con ello se refiere a que no puede ser transmitido a terceros, pues únicamente el que sufre el daño, con las excepciones que se mencionaron en los incisos anteriores, es quien puede accionar por daño moral. Con esto se trata de evitar la comercialización de los derechos personales. 2.4.1. Argentina El Código Civil de Argentina contrario al Código Civil mexicano limita a los sujetos que pueden accionar por daño moral, al establecer este en su artículo 1078 párrafo 2º que: “La acción por indemnización del daño moral sólo 108 109 DE ANGEL YAGÜEZ, Ricardo, Opt. Cit., p. 227. OCHOA OLVERA, Salvador, Opt. Cit., p. 74-80. competerá al damnificado directo; si del hecho hubiere resultado la muerte de la víctima, únicamente tendrán acción los herederos forzosos.” Es importante señalar que la legislación argentina concibe como damnificado directo a quien ha sufrido menoscabo o agravio en un interés extraeconómico, es decir, que recae sobre ellos la acción dañosa110, y como herederos forzosos a aquellos que han sido heredaros a través de testamento por el difunto como por ejemplo los hijos, padres, conyugue, etc.111 En el cuadro que presentaremos a continuación se podrá observar quienes según las legislaciones antes señaladas son titulares de la acción de daño moral, y a su vez podrán observarse las diferencias que en relación a dicho tema poseen ambas legislaciones. Titulares de la acción de daño moral México Argentina 1. Directos 1. Directos a) Sujeto pasivo: persona física o 1- Sujeto pasivo: damnificado. moral lesionada. 2. Indirectos 2. Herederos Forzosos b) Padres c) Tutores d) Herederos Nosotras consideramos que entre el sistema mexicano y argentino, el más favorable para la víctima es el primero, ya que en este el titular directo es el sujeto pasivo que puede ser cualquier persona física o moral que sufra un agravio extrapatrimonial, y los sujetos indirectos pueden ser los padres que ostentan la patria potestad sobre sus hijos menores; los tutores; los herederos de la víctima, estos últimos siempre y cuando el sujeto pasivo hubiese intentado la acción en vida. El sistema mexicano posee una mayor extensión en cuanto a quienes pueden ser titulares de la acción de reparación moral que el sistema argentino, ya que este último en el artículo 1078 párrafo 2º del Código Civil, limita la acción al damnificado directo y herederos forzosos en caso de fallecer la víctima, estableciendo así una esfera muy estrecha. No obstante, debemos señalar que esa limitante fue creada para evitar la multiplicación de acciones y un sin número 110 111 GHERSI, Carlos Alberto, Opt. Cit., p. 111. ORTEMBERG & ASOCIADOS, julio 2006, en http://www.abogadodefamilia.com.ar/herencia.htm de demandas, pese a encontrarse en desacuerdo la Suprema Corte de Buenos Aires y otros Tribunales de dicho país. 2.5. Personas obligadas a la reparación del daño moral Al igual que en el acápite anterior, al momento de hablarse sobre quienes son las personas que tienen la obligación de resarcir el daño moral ocasionado, nos encontramos con un sujeto directo que en este caso es el responsable del daño, y un sujeto indirecto que legalmente se encuentra obligado a resarcir el daño moral causado. En el sistema mexicano, las personas que se encuentran obligadas moralmente a resarcir el daño son: a) Directas b) El sujeto activo o agente dañoso del agravio moral, puede ser cualquier persona física o moral a quien directamente se le reclama por haber cometido un agravio extrapatrimonial y consecuentemente tendrá que indemnizar al sujeto pasivo. Nuestro Código Civil establece en su artículo 2509 que toda persona que ocasione un daño sea por dolo, falta, negligencia o imprudencia o por un hecho malicioso esta obligado a repararlo junto con los perjuicios. Quedando así establecida el deber y obligación de responder frente a otros por el daño que se les ocasione. c) Indirectas ♦ Los padres de los menores: esta responsabilidad es indirecta pues no son los padres del menor quienes cometen el daño, pero legalmente se encuentran obligados a responder frente a terceros. Esta clase de responsabilidad la encontramos dentro de la Responsabilidad civil por hechos ajenos, la cual se encuentra regulada por los artículos 1919 y 1922 del Código Civil mexicano, los cuales disponen que quienes ejerzan la patria potestad tienen obligación de responder por los daños y perjuicios que causen los menores que estén bajo su tutela y que habiten con ellos; excepto cuando estos acrediten ante el juez que conozca la causa que tuvieron el justo cuidad y vigilancia, procurando así que el daño no se ocasionase. Por su parte, nuestro Código Civil en su artículo 2511 establece que los padres y en su defecto los guardadores son responsables del daño causado por el menor de quince años que habite en la misma casa o este bajo su cargo; y en consecuencia quien ostente la guarda del menor debe probar el haber obrado como un buen padre de familia para evitar la producción del daño. Es importante señalar que la razón por la cual se le impone a los padres y guardadores la obligación de responder por los daños materiales o morales causados por los menores que estén bajo su cuido, se encuentra consagrada en el artículo 244 C el cual, establecen que compete a los padres dirigir la persona de sus hijos menores, así como el protegerlos y administrar sus bienes. Finalmente, podemos señalar que autores como Diez-Picasso, Gullón y Rogel han criticado la responsabilidad civil de los padres por considerar que estos últimos no pueden vigilar consecuentemente a sus hijos y menos aun evitar que los mismos adopten un comportamiento distinto al que se les ha enseñado.112 b) Los tutores: estos tienen la obligación de responder por los daños causados por la persona incapaz que se encuentra bajo su cuido y protección, excepto cuando demuestre el tutor que tuvo el cuidado y vigilancia necesaria para evitar la producción del hecho generador del daño. El Código Civil de nuestro país regula la responsabilidad por parte de los tutores o guardadores en su artículo 2517, el cual dispone que al no ser capaz de delito o cuasidelito el loco o demente; civilmente es responsable de los hechos que este ejecute, la persona que lo tenga bajo su guarda legal, excepto que haya constar que no hubo de su parte culpa ni negligencia. ♦ La Nación: es importante señalar que el Código Civil para el Distrito Federal previo a la reforma realizada en el año 1982 no establecía la obligación del Estado de responder por los daños morales ocasionados por este. Sin embargo, hoy en día el artículo 1916 de dicho código señala que el Estado debe responder no solo por el daño moral que este ocasione sino por el agravio extrapatrimonial ocasionado por sus funcionarios públicos en ejercicio de su cargo, siempre y cuando estos no posean bienes suficientes para cubrir con la indemnización. ♦ Las personas que incurren en responsabilidad legal u objetiva: el artículo 1913 del Código Civil para el Distrito Federal dispone: “Cuando una persona hace uso de mecanismos, instrumentos, aparatos o substancias peligrosas por si mismos, por la velocidad que desarrollen, por su naturaleza explosiva o inflamable, por la energía de la corriente eléctrica que conduzcan o por otras causas análogas, esta obligada a responder del daño que cause, aunque no obre ilícitamente, a no ser que demuestre que ese daño se produjo por culpa o negligencia inexcusable de la victima”. Por ejemplo si Javier es propietario de una empresa de fuegos artificiales en el departamento de Masaya, en la cual se produce una explosión que deja cuantiosos daños materiales y morales, este debe responder frente a terceros por los daños ocasionados por su empresa, respondiendo de manera indirecta. 112 E. ROCA, Opt. Cit., p. 107 c) El dueño del animal que cause daño moral: el Código Civil para el Distrito Federal establece en su artículo 1929: “El dueño de un animal pagara el daño causado por este, sino probare alguna de estas circunstancias: I. que lo guardaba y vigilaba con el cuidado necesario; II. que el animal fue provocado; III que hubo imprudencia por parte del ofendido; IV. que el hecho resulte de caso fortuito o fuerza mayor”. El fundamento de esta responsabilidad radica en la falta de vigilancia y cuidado que tanto el dueño como quien utiliza el animal debe tener. Por su parte nuestro Código Civil en su artículo 2513 estipula que tanto el dueño del animal como quien lo utilice, son responsables del daño que este ocasionare, excepto cuando probasen que el daño se ocasiono por fuerza fortuita o fuerza mayor. Así mismo, establece dicho artículo que el dueño del animal o quien lo utilice serán eximidos de responsabilidad cuando el animal fuere excitado por un tercero para realizar el daño. Esto último también se encuentra regulado por el Código Civil para el Distrito Federal, ya que el mismo señala que si el animal que hubiere causado el daño fuere excitado por un tercero, la responsabilidad es de este y no del dueño del animal. Personas obligadas a resarcir el daño moral Sujeto directo 1. Sujeto Activo: es quien comete el hecho ilícito. Sujeto indirecto 1. Padres que ostenten la guarda de sus hijos menores 2. Tutores 3. Estado 4. Personas que incurren en responsabilidad legal u objetiva 5. Dueño de animal. 2.6. Las personas jurídicas y el daño moral Según Carlos Alberto Ghersi (Valuación Económica del Daño Moral y Psicológico, 2000), en la actualidad la doctrina se encuentra dividida en relación a si las personas jurídicas tienen o no derecho a reclamar indemnización por daño moral. Por ello, en la doctrina hay quienes sostienen que de ningún modo las personas jurídicas pueden padecer de daño moral, fundamentando su posición en el hecho de carecer las mismas de vida corporal. Señalando también que mientras el nombre de una persona jurídica puede ser objeto de cesión o enajenación, los derechos de las personas físicas son inherentes e inmutables y no están sujetos a enajenación; por ser estos de carácter extrapatrimonial. En contra posición a dicha postura, encontramos aquellos que afirman que las personas jurídicas tienen derechos extrapatrimoniales que le son propios y que a su vez son distintos a los derechos que ostentan los miembros que la integran. Asegurando que las personas jurídicas al igual que las naturales tienen derechos personalísimos que le deben ser reconocidos, tales como: honor, privacidad, nombre, etc. Ahora bien, los criterios que expondremos a continuación, son los seguidos por la jurisprudencia argentina, encontrándose también, esta última dividida entre quienes consideran que las personas jurídicas tienen derecho a reclamar daño moral y aquellos que opinan lo contrario. Por un lado tenemos la posición que reconoce dicho derecho, la cual sostiene que el nombre y consideración de las sociedades anónimas que sufren perjuicios tanto materiales como morales merecen la protección del órgano jurisdiccional; la cual debe ser otorgada no sólo a las personas de existencia visible sino también aquellas de existencia real. Y por otro lado encontramos aquellos que niegan que las personas jurídicas tengan derecho de reclamar indemnización por daño moral, manteniendo dicha posición los siguientes principios: 1- Es inadmisible que una entidad mercantil pueda alegar la presencia de una lesión espiritual para obtener un beneficio económico en concepto de daño moral, por cuanto las personas jurídicas en cuanto carentes de subjetividad sólo pueden invocarlo cuando han sufrido ofensas a su reputación o crédito del que son merecedoras en la confianza del público.113 2- No cabe una reparación del daño moral a favor de una sociedad comercial, pues dado que su capacidad jurídica está limitada por el principio de especialidad y que su finalidad propia es la obtención de ganancias, todo aquello que pueda afectar su prestigio o su buen nombre comercial, o bien redunda en la disminución de sus beneficios o bien carece de trascendencia a los fines indemnizatorios, ya que se trata de entes que no son susceptibles de sufrir padecimientos espirituales.114 Sin embargo, aunque la doctrina no reconozca de manera total el derecho de la persona jurídica de pedir el daño moral que se le hubiese ocasionado, 113 114 GHERSI, Carlos Alberto, Opt. Cit., p. 124. Id. encontramos dos precedentes de sentencias extranjeras que demuestran que si puede la persona jurídica padecer por daño moral. Estas sentencias son: 1- España. El Tribunal Supremo español en sentencia del 31 de Marzo del año 1930 condenó a una entidad mercantil a reparar los daños morales y materiales causados a una sociedad anónima, daños que se produjeron como consecuencia publicitaria, en la cual se desacreditaba y ridiculizaba una fórmula utilizada por la empresa demandante. De esta forma se reconoció el derecho de las personas jurídicas a reclamar indemnización no sólo por los daños materiales sino también por los morales.115 2- México. El pasado 13 de Diciembre del año 2005 el Juez Primero de lo Civil del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal condenó a las empresas: Microsoft Corporation, Adobe Systems Incorporated, Autodesk Incorporated y Symantec Corporation a pagar la suma de 9 millones de dólares de los Estados Unidos de Norteamérica, a la empresa mexicana Consultores en Computación y Contabilidad (CCC). La indemnización fue otorgada a esta última por el daño moral que las empresas demandadas ocasionaron producto de falsas acusaciones que lograron desprestigiar a la empresa demandante. Los hechos demandados por la empresa mexicana de Consultores en Computación y Contabilidad fueron los siguientes: 1- Haber declarado las empresas demandadas falsamente ante el Ministerio Público Federal, asegurando que la empresa CCC realizaba actos de piratería ocasionándole así perjuicios a esta última. 2- Haber presentado testigos y documentaciones falsas ante el Ministerio Público Federal. 3- Haber comunicado dolosamente a través de las empresas Televisa y Televisión Azteca que la empresa CCC estaba siendo investigada por delito de piratería para con ello promover y lograr distribuir productos creados por las empresas demandadas, todo esto a costa del honor, prestigio y reputación de la demandante. Es importante señalar que la empresa CCC estaba dedicada a la comercialización de software y hardware gozando de buena reputación en el mercado de comunicación, por ello al ser acusada de realizar supuestos actos ilícitos es que pierde el prestigio que gozaba, así como su clientela, dentro de las cuales se encontraban las empresas más grandes de televisión nacional mexicana como lo son Televisa y Televisión Azteca. Así mismo aseguraba la empresa mexicana CCC que producto a las falsas acusaciones procedentes de las empresas Microsoft Corporation, 115 DE ANGEL YAGÜEZ, Ricardo, Opt. Cit., p. 233. Adobe Systems Incorporated, Autodesk Incorporated y Symantec Corporation fue objeto de un cateo en su domicilio con la intervención de cien miembros armados de la Policía Federal Preventiva y de la Policía del Distrito Federal, y que dicho cateo fue publicado en las radioemisoras del país, programas de televisión, ocasionándole así mayor perjuicio.116 El Juez al momento de dictar su resolución condenatoria, se valió de los testimonios presentados por la parte actora en el juicio, a través de los cuales se logró constatar el grado de desprestigio e intensidad del daño ocasionado a la empresa CCC. En nuestra opinión, las personas jurídicas son capaces de reclamar indemnización por daño moral, pues como se recordará éste último incide sobre: la consideración, el honor y afectos de una persona. Por ejemplo, la difamación es un daño moral al que puede estar sujeta no sólo la persona física sino también la jurídica, pues una sociedad anónima producto de falsas difamaciones puede verse afectada en su aspecto moral y económico, al perder su buen nombre y volúmenes de venta, en caso de dedicarse la misma a la venta de productos. No obstante, compartimos la opinión del doctor Norman Miranda, Magistrado Presidente del Tribunal de Apelaciones de Granada, quien en entrevista brindada a las autoras de esta investigación, con fecha del catorce de abril del año en curso, señaló que las personas jurídicas podrán en una etapa ulterior pedir indemnización por daños morales, ya que por el momento lo esencial es bregar para que los daños morales beneficien más a las personas naturales, pues sino se ha consolidado esto por ahora, no podremos abrir horizontes anticipado. Por lo que concluye el doctor Miranda expresando que en un primer momento hay que luchar para que la garantía del daño moral vaya dirigida a la persona natural y más adelante con las reservas del caso podría pensarse en las personas jurídicas. 2.7. Demanda de daño moral Señala Salvador Ochoa (La Demanda por Daño Moral, 1999) que en el derecho mexicano la demanda por daño moral puede ser promovida por el sujeto agraviado o a través de su representante legal, pues no es exigida la comparecencia en el juicio de manera personal. Sin embargo por ser el daño moral de carácter personalísimo, el derecho de demandar se extingue con la muerte de la víctima, no pudiendo transmitirse la acción a terceros mientras viva el sujeto lesionado, esto quiere decir que solamente el agraviado es quien puede exigir la indemnización por el daño moral y no sus allegados. Lo que si permite dicha legislación es una continuación de 116 MICHEL, Víctor Hugo, Gana mexicano demanda por 90 mdd a Bill Gates, mayo 2006, en http://www.milenio.com/mexico/milenio/nota.asp?id=55556 ese derecho sujeto a juicio a favor de sus herederos, siempre y cuando la víctima haya intentado la acción en vida. De lo contrario la demanda que se presente ante un tribunal debe ser declarada improcedente aunque exista efectivamente daño moral. Continua señalando Salvador Ochoa que en cuanto a la reclamación de la indemnización por daño moral, es inoperante la misma si no se adujo prueba con la cual la autoridad que conozca del caso pueda fijar económicamente la cuantía de los daños morales, esto con la finalidad de resolver sobre el monto de los mismos. Por su parte la legislación ecuatoriana en la Ley número 171 que regula al daño moral, la cual fue publicada el 4 de Julio del año 1984, establece que sólo pueden demandar por daño moral la víctima o su representante legal. Pudiendo demandar también el cónyuge o parientes hasta el segundo grado de consanguinidad sólo si la víctima fallece o se encontrare imposibilidad física para accionar, o si bien aquellos que fueron nombrados herederos por la víctima se encontrasen también impedidos físicamente. Así mismo señala dicha ley que cuando el daño moral afecta a las personas jurídicas, la demanda deberá ser entablada por sus representantes legales. En nuestro país al momento de interponer una demanda por agravio moral se deberá estar a lo establecido por el artículo 1021 de nuestro Código de Procedimiento Civil, según el cual toda demanda debe contener: nombre del actor; nombre del demandado; cosa, cantidad o hecho que se pide; causa o razón por la que se pide. Lo antes mencionado es sostenido por la Juez Segundo Civil de Distrito de Managua, Licenciada Patricia Brenes; quien sostiene que son más que suficientes los requisitos que señala el artículo 1021 Pr. para procederse a entablar demanda por daño moral. Así mismo, señala nuestro Código de Procedimiento Civil en su artículo 1022 que se debe designar el juzgado ante el cual se pone la demanda, si es un juez de mayor cuantía (Juez de Distrito) o uno de menor cuantía (Juez Local), estableciéndose así la competencia del funcionario judicial. Vale la pena señalar, que actualmente en el Juzgado Quinto Civil de Distrito de Managua se encuentra radicada una demanda por daños y perjuicios moral, según la cual un sujeto al que llamaremos X por protección de identidad, demanda en la vía ordinaria por daños y perjuicios morales al sujeto que llamaremos Y. X fue denunciado en el Juzgado Séptimo del Crimen de Managua por peculado y concusión. No obstante fue absuelto por sentencia emitida por el Juzgado antes señalado con fecha del 28 de Junio de 1996. X alegaba en su demanda que producto a las falsas acusaciones que Y había emitido en su contra estuvo detenido por un período de once días, lesionándose así el patrimonio moral, principios éticos y morales de su persona y su familia. Finalmente, es necesario señalar que X fundamentó su demanda en el artículo 2509 Código Civil y Ley número 157 (interpretación auténtica de los artículos 2509, 1837, 1838, 1865 y 3106 del Código Civil); y valoró la misma en no menos de nueve millones de córdobas por daños y perjuicios morales. Sin embargo, este no plasmo en su libelo de su demanda de que medios probatorios se valdrían para probar los daños morales a los cuales fue objeto. 2.8. La prueba del daño moral117 La dificultad de probar el daño moral se da porque éste afecta y vulnera un bien jurídico no material, lo cual imposibilita la valoración económica, pues no intervienen patrones de valoración objetiva o determinados por la ley. Para Salvador Ochoa (La Demanda por Daño Moral, 1999) el problema radica, en que la prueba del daño moral no es subjetiva sino más bien se debe acreditar su existencia de manera objetiva, ya que es difícil demostrar de una manera directa que una persona ha sido afectada en su honor, sentimientos, creencias, etc., al no saberse con certeza si el hecho ilícito le causó un dolor moral. Agrega el mismo autor que la demostración de la existencia del daño moral es objetiva, por resultar de la violación de alguno de los bienes que tutela el derecho con respecto al agravio extrapatrimonial, causados por una conducta ilícita. El inconveniente de probar la existencia de este daño en forma subjetiva, es que ninguna de las partes integrantes de la relación jurídica extrapatrimonial se conformaría con que se afirme que su bien moral está o no verdaderamente transgredido y más aún saber la gravedad del daño. Adriano de Cupis (El Daño, 1975) expresa que en materia de prueba del agravio moral se debe de tener en cuenta el siguiente razonamiento: “La inestabilidad pecuniaria ha sido verdaderamente la razón que con más fuerza ha obstaculizado la tutela jurídica de los intereses referentes a bienes no patrimoniales.” Así mismo, añade sobre la postura subjetiva en la prueba del daño moral, lo siguiente: La valoración equitativa encuentra su aplicación por falta de prueba; tanto por imposibilidad objetiva de poderla obtener exacta y completa, como por insuficiencia del procedimiento probatorio. Ahora debemos añadir, en cuanto se refiere al daño no patrimonial, que la falta de la prueba deriva siempre de su imposibilidad subjetiva. La prueba de la entidad cuantitativa del daño impone la prueba de la medida pecuniaria del objeto del daño, o sea, el interés afectado, lo cual es inconciliable con la naturaleza del interés no patrimonial; por tanto, mediante la prueba no puede proyectarse en el mundo del 117 OCHOA OLVERA, Salvador, Opt. Cit., p. 88-89. conocimiento material una relación (medida pecuniaria) que en su realidad objetiva, repugna a la naturaleza del interés no patrimonial. Por tanto deberá el juez tratar de determinar la gravedad del dolor, relacionándolo con la sensibilidad individual de la persona perjudicada. En el sistema mexicano, para demostrar el daño inmaterial, solamente es necesario: a) Probar la relación jurídica que vincula al sujeto activo o agente dañoso con el sujeto pasivo o agraviado. b) Demostrar la existencia del hecho u omisión ilícitos que causa un daño moral, lesionando uno o varios de los bienes que tutela esta figura (conducta antijurídica y realidad del ataque). La importancia del segundo punto radica en que no es necesario acreditar ante el Juez la intensidad del dolor sufrido o la magnitud del daño internamente causado. Por ejemplo, cuando a un abogado que se encuentra en una audiencia pública otro abogado lo ataca verbalmente con calificativos denigrantes. Se podría decir que de acuerdo con la valoración objetiva, existirá un daño moral desde el momento que existe lo ilícito de la conducta, que se demuestra con la realidad del ataque. Es decir, que desde que el abogado es atacado verbalmente se reconoce la existencia del daño, por haberse realizado dicha agresión. Sin embargo, para la prueba del daño moral no importa si los calificativos denigrantes eran ciertos o si verdaderamente le causaron dolor moral al sujeto pasivo, puesto que existe el hecho antijurídico y el agraviado pide su reparación, se estará expresando de una forma afirmativa. Esto se basa en el principio de que ninguna persona está obligada a soportar agresiones, que se transforman en un daño moral. Para el argentino Luis María Rezzonico: “la reparación del daño moral no exige prueba de su existencia y extensión: se acredita por el sólo hecho de la acción antijurídica y la titularidad del derecho del accionante. Así, el cónyuge no necesita probar que sufrió un dolor por la muerte de su esposo o esposa, ni el padre por la de su hijo…”118 Así también comenta Roberto Brebia (El Daño Moral, 1967) acerca de lo que ha concluido la jurisprudencia argentina sobre la prueba del daño moral: 1) El daño moral no debe ser acreditado, existe por el sólo acto antijurídico. 2) La reparación del agraviado moral no exige la justificación de su existencia efectiva y extensión. 118 OCHOA OLVERA, Salvador, Opt. Cit., p. 89. 3) El criterio judicial es suficiente para determinar el agravio extrapatrimonial, no reconociendo otra limitación que la naturaleza del acto cometido. 4) El daño moral no requiere demostración. 5) El daño moral del cónyuge e hijos no necesita ser probado, por cuanto su existencia se tiene acreditada por el sólo hecho de la acción antijurídica y por la titularidad del accionante. Para Jorge Bustamante Alsina -citado por Duque Gómez (El Daño, 2001)- en el sistema argentino la esencia del daño moral se muestra a través de la estimación objetiva que hará el juez de las supuestas alteraciones espirituales que afecten el equilibrio emocional de la víctima. La dimensión del daño moral resultará de la extensión e intensidad con que aquéllas se manifiestan en sus sentimientos. Por lo que, para probar el daño moral en su existencia y entidad no es necesario aportar prueba directa, sino que el juez deberá apreciar las circunstancias del hecho y las calidades morales de la víctima para establecer objetiva y presuntamente el agravio moral. Es por eso, que este tipo de daño no debe ser objeto de prueba directa, pues ello resulta imposible por la índole del mismo, por encontrarse en lo más íntimo de la personalidad, ya que nadie puede indagar el espíritu de otro tan profundamente como para poder afirmar con certeza la existencia y la intensidad del dolor, la verdad de un padecimiento, la realidad de la angustia o de la decepción. Para el ecuatoriano García Falconi, el daño moral es aquel que proviene de toda acción u omisión que pueda estimarse lesiva a las facultades espirituales, a los efectos o las condiciones sociales o morales inherentes a la personalidad, en último término, todo aquello que signifique un menoscabo en los atributos o facultades morales del que sufre el daño. Por lo que, su probación se debe realizar de tres maneras: 1- La licitud del acto o hecho, pues en caso de que la persona que hubiere ocasionado el daño, lo hubiere hecho por mandato de la ley o en cumplimiento de su deber no existiría tal ilicitud y por tal no cabría sentencia condenatoria por daño moral. 2- Probar el daño ocasionado; y, 3- Probar la relación de causalidad existente entre el acto o hecho ilícito cometido y el daño ocasionado.119 Nuestro Código de Procedimiento Civil en su artículo 1079, establece que la obligación de producir prueba corresponde al actor, y si éste no lo probase, el reo será absuelto, más, si éste afirmare alguna cosa, tiene la obligación de probarlo. Así mismo el artículo 1078 Pr. señala que la prueba será plena cuando el juez queda bien instruido para dar la sentencia. 119 GARCIA FALCONI, Jaime, La prueba del daño moral y como se fija el monto de la indemnización, abril 2006, en http://www.dlh.lahora.com.ec/paginas/judicial/PAGINAS/D.Civil.31.htm En materia de daños morales se deberá de estar a lo establecido por el Código de Procedimiento Civil en el artículo 1082 que se trata sobre los medios de prueba, mismos que deben de ser pertinentes, ciñéndose a las circunstancias importantes. Los medios de prueba establecidos en nuestra legislación son los siguientes: cosa juzgada; documentos; confesión; inspección del Juez; dictámenes de peritos; deposición de los testigos y presunciones e indicios, ello al tenor del artículo 1117 Pr. Dichos medios probatorios son sujetos a graduación por parte del judicial cuando en el juicio se produzca plena prueba, debiéndose estar a la más robusta, según el orden siguiente, basados en el artículo 1395 Pr.: a) b) c) d) e) f) g) h) i) La cosa juzgada, La presunción de derecho; La promesa deferida por la parte o por el Juez; La inspección personal en los casos en que tiene lugar; La confesión judicial; La prueba instrumental fehaciente; Los dictámenes de peritos; La prueba de testigos; Las presunciones humanas cuando hacen plena prueba. La presunción legal no tiene entonces cabida porque cede a la prueba contraria; salvo la presunción de derecho que habla el número segundo. Por su parte la Juez Quinto Civil de Distrito, Licenciada Lygia Rivas Peña en entrevista brindada a las autoras de esta investigación señaló que dentro de los medios de pruebas que pueden ser tomados en consideración al momento de valorar y cuantificar el daño moral producido se encuentran los medios de grabación y la prueba documental. A nuestro juicio todos los medios probatorios reconocidos por nuestra legislación contribuyen al momento que el juez dicte la respectiva sentencia ya sea denegando o reconociendo el agravio moral. Sin embargo, las pruebas creemos nosotras variaran según cada caso, pues dependiendo del caso podrá ser idónea la prueba pericial que la documental o viceversa. Sin embargo, establece el artículo 1285 Pr. que los Jueces y Tribunales apreciarán la prueba pericial según las reglas de la buena crítica, sin estar obligados a sujetarse al dictamen de los peritos. No obstante cuando se tratare de valorar una cosa, el avalúo uniforme de los peritos o aquel a que se hubiere adherido el tercero en discordia o el de éste deberán ser aceptados sin que se pueda alegar lesión enorme. Vale la pena recordar que la sana crítica constituye un sistema intermedio entre la tarifa legal y libre convicción. Para Couture: Sin la excesiva rigidez de la primera y sin la excesiva incertidumbre de la última, configura una feliz formula, de regular la actividad intelectual del juez frente a la valoración de la prueba. Las reglas de la sana crítica son, ante todo, las reglas del correcto entendimiento humano. En ellas interfieren las reglas de la lógica, con las reglas de la experiencia del juez. Una y otras contribuyen, de igual manera, a que el magistrado pueda analizar la prueba (ya sea de testigos, de peritos, de inspección judicial, de confesión en los casos en que no es lisa y llana) con arreglo a la sana razón y a un conocimiento experimental de las cosas. El Juez que debe decidir con arreglo a la sana crítica, no es libre de razonar a voluntad, discrecionalmente y arbitrariamente. Esta manera de actuar no sería sana crítica, sino libre convicción.120 Según Jorge Fabrega, la sana crítica implica: 1) Las pruebas deben obrar, válidamente, en el proceso, esto es, debe haberse practicado con arreglo a las disposiciones legales; 2) la apreciación debe tener puntos objetivos de referencia y dejarse constancia de ello en el fallo; 3) examen integral de cada medio de prueba, entrelazado con los distintos medios que obran en el expediente. El examen en conjunto requiere obviamente, análisis del valor probatorio de cada medio en sus particularidades.121 2.9. Prescripción de la acción civil y penal Antes de explicar en que momento prescribe una acción civil o penal, es necesario tener claro que significa el término prescripción. La prescripción es definida por el diccionario de la academia como la acción y efecto de prescribir, o de adquirir una cosa o derecho por la virtud jurídica de su posesión continuada durante el tiempo que señala la ley, o caducar un derecho por un tiempo señalado.122 Nuestro Código Civil en su artículo 868 expresa que la prescripción es un medio de adquirir un derecho o liberarse de una carga u obligación, por el lapso y bajo las condiciones determinadas por la ley. Señala el doctor Escobar Fornos (Derecho de Obligaciones, 2000) que la prescripción puede ser de dos clases, positiva llamada adquisitiva (se adquiere el dominio y otros derechos reales), y negativa conocida como extintiva (extingue un derecho). 120 QUICENO ALVAREZ, Fernando, Valoración judicial de las pruebas, Editorial Jurídica Bolivariana, 1ª ed., Venezuela, 2000, p. 168. 121 Ibid, p. 168-169. 122 OSSORIO, Manuel, Opt. Cit., p. 601. Por su parte el artículo 871 C expresa que la prescripción positiva aprovecha a todos los que son capaces de adquirir por cualquier otro título; igualmente los menores y demás incapacitados pero a través de sus legítimos representantes; la prescripción negativa aprovecha a todos, aún a los que por sí mismos no pueden obligarse. Así mismo, los artículos 905 y 908 inciso 3º C establecen que en materia civil todo derecho y su correspondiente acción prescribe a los diez años. Sin embargo, existen dos excepciones, las cuales son: la primera de ellas es que la responsabilidad civil por injurias y el daño causado por personas o animales prescribe en un lapso de un año; y la segunda consiste en que la responsabilidad civil de los médicos, cirujanos, y demás que ejercen la profesión de curar por sus visitas, operaciones y medicamentos prescribe en un período de dos años. Contrario a lo establecido en nuestro Código Civil referente a la prescripción, el Código Penal de nuestro país señala en su artículo 114 inciso 7º, que la responsabilidad penal se extingue por la prescripción de la pena, la cual puede variar según el delito que se haya cometido pudiendo ser de uno a doce años (artículo 125 Pn). Así mismo, el artículo 124 párrafo segundo del mismo Código, establece que la prescripción de la responsabilidad civil proveniente de delito o falta se rige por el Código Civil, por tanto estas prescribirán en un lapso de diez años. Es necesario señalar con relación a la prescripción que cada esfera del derecho aplica sus propias regulaciones, sin existir prevalencia. Finalmente, podemos señalar que la legislación civil de la república mexicana establece que la acción para reclamar la reparación moral prescribe en un período de dos años que se cuentan a partir del día en que se causó el daño o el día en que termino de causarse.123 2.10. Valoración del daño moral En cuanto a la valoración del daño moral nos enfocaremos en legislaciones extranjeras con la finalidad de mostrar los diferentes criterios que según éstas deberán de tomar en cuanta el juez al momento de otorgar o denegar una indemnización por daño moral. 2.10.1. España Por lo característico de la naturaleza de los bienes que se ven afectados en el daño moral, la valoración no sigue los patrones tradicionales de la indemnización de los daños patrimoniales. Es por eso que en la mayoría de las legislaciones se basan en el principio de que la aprobación del quantum indemnizatorio debe dejarse al libre criterio de los tribunales de justicia. 123 OCHO OLVERA, Salvador, Opt. Cit., p. 135. Algunos doctrinarios españoles, no están totalmente de acuerdo con ese principio, ya que afirman que no todos los órganos jurisdiccionales se encuentran dotados de esa capacidad, porque se hace exclusivo el conocimiento y la determinación de la indemnización del agravio moral a los órganos judiciales que conocen en primera instancia; excluyendo toda posibilidad de revisión ulterior por tribunales jerárquicos superiores. Para Rafael García López (Responsabilidad por Daño Moral, 1990) este criterio de exclusividad para los tribunales de primera instancia en el conocimiento y determinación de la cuantía indemnizatoria, ha suscitado una serie de consecuencias, como: a) Diferencias, frecuentemente ostensibles, entre las diversas resoluciones judiciales a la hora de fijar las indemnizatorias ante supuestos de hecho análogos. cuantías b) Diferencias en la designación de los titulares específicos del derecho resarcitorio, siendo habitual que las decisiones judiciales, ante supuestos de indemnizaciones derivadas de la muerte, se limitaran a atribuir una cantidad económica bien a la familia, bien a los herederos de la víctima; designación global y genérica que dejaba indeterminados los titulares concretos y la cuantía que a cada uno le correspondía. c) Falta de concreción o delimitación conceptual de las propias indemnizaciones. Ha sido también muy corriente mezclar o incluir en un único concepto de indemnización del daño moral tanto el resarcimiento de este daño per se como los perjuicios de índole patrimonial que de él se derivan. De esta manera, el principio de irrecurribilidad impedía que pudieran corregirse apreciaciones erróneas de los juzgadores de instancia sobre valoraciones de daños que, aún ligados a un bien moral, poseían una clara y exclusiva naturaleza patrimonial, y dejaba indefenso al causante o responsable del daño. Según una sentencia del 21 de abril de 1989 del Tribunal Supremo español confirma el principio anteriormente señalado donde dice: Es doctrina de esta Sala que el quantum de la indemnización es cuestión reservada exclusivamente al prudente arbitrio de los Tribunales de instancia, sin que pueda someterse a la censura casacional, en tanto que las bases determinantes de aquélla son revisables siempre que se acredite una manifiesta y evidente discordancia entre ellas y la cifra indemnizatoria señalada.124 A esto comenta el autor antes mencionado, que el principio de irrecurribilidad de la indemnización por daño moral fijada por los tribunales de instancia se 124 GARCÍA LÓPEZ, Rafael, Opt. Cit., p. 153. condiciona a la constancia y precisión de las bases de regulación en los antecedentes de hecho de las resoluciones judiciales. Por lo que el quantum indemnizatorio puede indirectamente verse afectado, bien a través de la impugnación de las propias bases de regulación o porque se aprecia falta de prudencia o elemental racionalidad en la determinación de la suma indemnizatoria. Al fijarse las bases de regulación, la determinación del quantum indemnizatorio dejada al arbitrio judicial no puede ser entendida nunca como discrecional, sino más bien prudencial por parte del juzgador. Ya que está plasmado en la sentencia del Tribunal Supremo del 10 de junio de 1987, Donde recuerda que la fijación del quantum concierne exclusivamente al prudencial criterio de los Tribunales de instancia, los cuales de modo ponderado, ecuánime y racional, calcularán las consecuencias dañosas, previniendo que la valoración de los daños morales debe hacerse procurando, a todo trance, no proceder de un modo mezquino, tacaño y cicatero, minimizando las consecuencias lesivas del acto antijurídico, ni tampoco con prodigalidad ni generosidad insólitas, magnificando lo sucedido, desde el punto de vista económico, a un nivel de dilapidación o de derroche propios de quien no teniendo que abonar las cantidades señaladas no se percata, a veces, de lo desmedido y desmesurado de la indemnización señalada.125 Se puede añadir a lo antes citado, que se debe permitir el acceso al recurso en el sistema español, cuando se encuentren ante casos excepcionales en los que no se hayan respetado los criterios o modos prudenciales, tanto por exceso como por defecto; donde se mire claramente la irracionalidad de la valoración efectuada. Jorge Bustamante Alsina –citado por Duque Gómez (El Daño, 2001)- opina que cuando el daño no es mesurable por su propia índole, se debe recurrir a pautas relativas, según un criterio de razonabilidad que intente acercar la valuación equitativamente a la realidad del perjuicio. Por lo que, en argentina, el procedimiento de valuación queda al arbitrio de los jueces y éstos deben esforzarse por obtener una apreciación lo más precisa posible. Ya que es necesario que esta valuación sea subjetiva por tratarse de daños insusceptibles de ser apreciados adecuadamente en forma pecuniaria. La apreciación del juez para fijar en dinero la compensación del agravio moral, debe ser necesariamente objetiva y abstracta. Puesto que, este tipo de daño no está en función de la representación de la víctima, sino más bien en la comprobación por parte de los jueces y de su evaluación objetiva en el límite de lo reclamado en la demanda. 125 GARCÍA LÓPEZ, Rafael, Opt. Cit., p.154. Finalmente podemos señalar que los abogados españoles con el objeto de evaluar económicamente los daños morales padecidos por una persona, los han clasificado en cinco tipos, los cuales son126: 1) Daños morales al honor: son aquellos que de manera directa atacan el nombre de un sujeto y su intimidad. Tal es el caso de los delitos por injurias y calumnias, los cuales castigan los ataques contra el derecho al honor. Cabe señalar que cuando se le vulnera a una persona su derecho a la intimidad, este solo puede reclamar una indemnización por los daños y perjuicios que haya sufrido, pues las leyes españolas no prevén para esta clase de delitos penas de cárcel. 2) Daños morales emocionales: se refiere al sufrimiento que experimenta la víctima de un delito, de un abuso administrativo, de una injusticia o de un accidente provocado por la negligencia del culpable. La sentencia del Tribunal Supremo español del 23 de abril del año 1992 es un ejemplo de daños morales emocionales. Dicha sentencia trata sobre una niña que queda inválida por haber sido sometida a una intervención quirúrgica innecesaria. La madre de la menor procedió a demandar a los médicos responsables e incluso al hospital donde se realizó dicha intervención por los daños morales ocasionados. El fallo fue favorable a la madre de la menor y se ordenó a los demandantes el pago de una indemnización no sólo por los daños morales ocasionados a la menor sino por aquellos causados a la madre de esta. En total los demandados debieron de pagar la suma de quince millones de pesetas en concepto de daños morales emocionales. Cabe señalar que la menor fue indemnizada también de forma separada por daño moral emocional y por invalidez. 3) Daños morales de tipo profesionales: se refiere al daño que se le provoca a un profesional a consecuencia de falsas acusaciones. Un ejemplo de daño moral profesional lo constituye la sentencia emitida por el Tribunal Supremo español con fecha del 11 de febrero del año 1990, según la cual un médico reclama el pago de daños y perjuicios a un farmacéutico. Resulta ser que el médico gozaba de gran prestigio en su especialidad, y prescribía a sus pacientes recetas magistrales que eran elaboradas por un farmacéuticos siguiendo este último las especificaciones que el médico hacia. El médico alegaba en su demanda que el farmacéutico había elaborado defectuosamente la receta magistral 126 ARRABAL DE MATA, Pablo, Opt. Cit., p. 290-293. provocando así descontento entre sus pacientes y dañando su prestigio profesional. El fallo emitido por el Tribunal Supremo fue favorable al médico, condenándose al farmacéutico a indemnizar al médico en concepto de daños morales y de daños profesionales. 4) Daños morales de carácter familiar: es decir las disputas, tensiones y conflictos surgidos en la familia de la víctima de una falsa denuncia, de un delito o una calumnia. Ejemplo: los hijos huérfanos de una persona asesinada que sufren por daños morales o privación psicológica de carácter familiar, ya que debe de salir adelante sin el apoyo y protección de su progenitor. 5) Daños morales de carácter social: aquí se incluyen todos aquellos perjuicios, grandes o pequeños que sufre la victima como consecuencia de la perdida de consideración social. Ejemplo: perdida de amistades, denegación de un crédito bancario. En sentencia del 19 de noviembre del año 1991 dictada por el Tribunal Supremo español se condena a un testigo a indemnizar los daños y perjuicios causados a una persona inocente. Dicho testigo se había equivocado en su testimonio y la persona que por error fue identificada había tenido que pasar en prisión provisional por varios días causándole así un perjuicio moral. Arrabal de Mata (Reclamaciones de Daños y Perjuicios, 1995) comenta que a pesar de ser el daño moral difícil de probar en juicio, los Tribunales de Justicia de España reconocen al o los perjudicados el derecho a recibir una suma de dinero en concepto de daños morales, con independencia de lo que deban de recibir en concepto de daños materiales. Así mismo, los jueces españoles evalúan si el culpable de los daños actuó de mala fe, de ser así, estos suelen condenarle a pagar sumas más fuertes de dinero, basados en los principios de justicia subjetiva que son la base del sistema legal español. 2.10.2. México127 Comenta Salvador Ochoa (La Demanda por Daño Moral, 1999) que en el derecho mexicano se tienen ciertas consideraciones en relación con el monto de la indemnización por daño moral, dentro de las cuales se destacan: En primer lugar corresponde al juez el establecer el monto de la indemnización por daño moral. Sobre este aspecto los tribunales mexicanos han pronunciado lo siguiente: 127 OCHOA OLVERA, Salvador, Opt. Cit., p. 121-128 y 143-143 Daño Moral. Fijación del. De lo estipulado por el Art. 1916 del Código Civil para el Distrito Federal, aplicable en materia federal en toda la República, se concluye que el monto de la reparación del Daño Moral debe ser fijado por el juzgador de instancia de manera potestativa, y sólo debe atenderse a los derechos lesionados, al grado de la responsabilidad, a la situación económica del responsable y de la víctima, así como de las demás circunstancias del caso. En segundo lugar el juez debe de fundar su resolución atendiendo a los derechos que hayan sido lesionados pudiendo ser: el honor, reputación o vida privado. Así mismo deberá de tomar en cuenta el grado de responsabilidad (directa o indirecta por acción u omisión), y la situación económica del responsable. Sobre este último aspecto el acto de la demanda debe de proporcionarle al juez las pruebas que acrediten la real situación o capacidad económica del demandado. Las tesis más importantes sobre este punto son las siguientes: Reparación del Daño Moral. En cuanto a la reclamación de la indemnización del Daño Moral que se ocasionó al quejoso, es inoperante el agravio expresado, sino se adujo ninguna prueba para poder fijar económicamente la cuantía de esos daños morales a fin de poder resolver sobre el monto de los mismos. Reparación de Daño Moral. Fijación del monto de la. La reparación del daño constituye una pena pública y debe de imponerse de oficio al sentenciado; sin embargo, las lesiones causadas a la víctima del delito pueden constituir daño de carácter moral y económico, pues con motivo de ellas, sufre quebranto de salud, por cuyo motivo, necesita atención medica para sanar, lo cual ocasiona perjuicio en su patrimonio, pues tiene que hacer gastos, pero respecto a la primera cuestión, no es dable determinar su monto cuando no está acreditada la capacidad económica del sentenciado, requisito sine qua non para su procedencia y en cuanto al aspecto tipo económico, debe atenderse a las constancias existentes en autos y cuando no estén demostrados tales elementos es improcedente la condena a su pago. Reparación de Daño Moral. Fijación del monto de la. Para determinar el monto a cubrir por concepto de reparación del Daño Moral es requisito indispensable valorar la capacidad económica del sentenciado, en virtud de que así lo establece la Corte Suprema de la Nación en la tesis de jurisprudencia emitida por la Primera Sala del rubro: reparación del daño fijación del monto de la; y cuando no se atienda tal presupuesto, procede conceder el amparo para que se estudie y valore la capacidad económica del sentenciado. En tercer lugar la fijación del monto de la indemnización por daño moral, es discrecional para el órgano judicial lo cual implica que el juez no esta obligado a relacionar o fundamentar con otras leyes o códigos la determinación del monto de la indemnización. Por tanto la actuación del judicial es autónoma obligando a éste a resolver sobre el monto de la indemnización no pudiendo abstenerse de establecerla. Ahora bien, lo que puede variar es el monto de la indemnización ya que puede ser simbólica o económicamente significativa. Al respecto se han emitido las siguientes tesis: Daño Moral. Fundamentación de su cuantificación. A diferencia de los daños y perjuicios de naturaleza material causado según las circunstancias a que se aluden en el Art. 1913 del Código Civil para el Distrito Federal, que deben reparase a elección de la víctima u ofendido restableciendo el estado de cosas que tenían antes de la causación del daño cuando ello sea posible o en el pago en dinero equivalente a los daños y perjuicios causados, o bien, en la hipótesis de que el daño recaiga en las personas y produzca la muerte o incapacidad total o permanente, parcial permanente, total temporal o parcial temporal, el grado de la reparación se determinará atendiendo a lo que dispone la Ley Federal del Trabajo en su parte relativa, porque así lo dispone expresamente el segundo párrafo del Art. 1915 de dicho ordenamiento sustantivo, la reparación del Daño Moral que debe hacerse de acuerdo a las previsiones contenidas en los diversos párrafos de dicho artículo y, específicamente, en lo que concierne al monto de la indemnización, de acuerdo a la disposición contenida en el cuarto párrafo de dicho artículo. La anterior determinación se fundamenta en la naturaleza inmaterial del Daño Moral que es diferente a los daños o perjuicios derivados de lo que la doctrina y la Ley denominan responsabilidad objetiva. Por eso la Ley estableció la procedencia de la indemnización pecuniaria tratándose de la causación de los daños morales, independientemente de las circunstancias de que se han causado o no daños materiales, es decir, instituyó la autonomía del Daño Moral a que se ha hecho referencia. Daño Moral. Elemento para determinar el monto de la indemnización. Conforme al Art. 1916 del Código Civil para el Distrito Federal, la indemnización debe determinarse por el órgano jurisdiccional tomando en cuenta los derechos lesionados, el grado de responsabilidad, la situación económica tanto del responsable como de la víctima, y las demás circunstancias del caso. De modo que no es una limitante para el juzgador el salario devengado por la víctima del daño, ni puede tenerse como única base para determinar la indemnización. En cuarto lugar de conformidad a lo establecido en el artículo 1840 del Código Civil para el Distrito Federal las partes pueden pactar una cláusula penal, la cual opera en caso de incumplimiento estableciendo una cantidad compensatoria. Sin embargo en casos que involucran daños morales dicha cláusula no opera ya que las partes no pueden fijar ninguna cantidad en caso que se produjese un daño moral. En consecuencia es nulo e ineficaz demandar como reparación del daño moral una determinada cantidad de dinero, pues como se dijo anteriormente, el único que puede fijar la condena pecuniaria por daño moral es el juez de la causa. En quinto y último lugar los juicios por daño moral son de cuantía indeterminada pues existe la expresa prohibición legal para que antes de que surja un daño moral las partes puedan fijar cierta cantidad de dinero. Para finalizar podemos señalar cuatro requisitos a tener en cuenta por el juez al momento de otorgar o denegar una indemnización por daños morales en la legislación mexicana, estos son: A. Bienes lesionados. El juez de previo debe de analizar que derechos fueron lesionados (ejemplo honra, reputación, sentimientos, etc.) Esto derechos son tomados en cuenta con el fin de determinar la gravedad del daño causado atendiendo a los bienes transgredidos que como mencionamos con anterioridad pueden ser tanto la honra, como los sentimientos de una persona, etc., lo cual influirá en el aumento o disminución de la suma que será entregada en concepto de reparación moral. B. Grado de responsabilidad. En tal caso el Juez debe tomar en cuenta si el sujeto activo es realmente el causante del daño o si éste se encuentra indirectamente obligado a resarcirlo. Con esto se refiere a la obligación que tienen los padres por ejemplo, de responder por los agravios ocasionados por sus hijos menores que se encuentran bajo su cuido. Es importante señalar que no mencionamos otros ejemplos al respecto, debido a que esta clase de responsabilidad fue abordada exhaustivamente en el primer capitulo de esta tesis monográfica. C. Situación económica de la víctima y del responsable. Se refiere a que la cantidad se considera equivalente para satisfacer el daño causado, y esta podrá aumentar en dependencia a la gravedad del daño ocasionado. Por tanto debe de descartarse la idea de que un Juez valora la situación económica de las partes con el fin de saber por ejemplo si la víctima del hecho generador de daño posee más dinero para así elevar la indemnización que el ofensor deberá pagar a esta última. D. Circunstancias genéricas del caso. Una vez analizados por el judicial los aspectos antes señalados, éste deberá evaluar cualquier elemento extraño a estos que sea de vital importancia al momento de otorgar o denegar una indemnización por daños morales. Para concluir podemos señalar que el monto de la indemnización por agravio moral en el derecho mexicano tendrá las siguientes características: ♣ Lo fijara el juez, el cual tendrá una discrecionalidad absoluta para establecer el monto, ya que el arbitrio judicial es libre, y solo debe apreciar para fundamentar su resolución el tipo de conducta ilícita, la realidad del ataque, los bienes lesionados, el tipo y grado de responsabilidad, y los aspectos económicos del sujeto activo y del pasivo. ♣ El uso de la facultad discrecional por parte del juez implicara también que la suma de dinero que se entrega para resarcir el daño inmaterial al agraviado, no constituya un enriquecimiento sin causa. 2.10.3. Ecuador128 Como se mencionamos anteriormente, la legislación ecuatoriana desde el 4 de Julio de 1984 cuenta con una norma que regula los daños morales aceptando que los mismos son sujetos de indemnización. Señala el doctor José García Falcón que no existen reglas exactas para valorar el daño moral debido a su naturaleza, contrario a lo que ocurre con los daños materiales que si pueden evaluarse con facilidad, algo que hemos mencionado en reiteradas ocasiones a lo largo de este estudio monográfico. Sin embargo, señala el doctor García Falcón que el Juez al momento de otorgar o denegar indemnización por daño moral debe tener en cuenta los siguientes parámetros: 1) Naturaleza del acto o hecho ilícito. 2) Ocupación habitual del ofendido. 3) Dolor producido al agraviado. Vale la pena destacar que la Ley número 171 señala que existe daño moral solamente en los siguientes casos: 1. Cuando se manche la reputación ajena mediante cualquier forma de difamación; 2. Cuando se cause lesiones; 128 GARCIA FALCONI, Jaime, Opt. Cit. 3. 4. 5. 6. Cuando se cometa violación, estupro o atentado al pudor; Cuando se provoquen detenciones o arrestos ilegales o arbitrarios; Cuando se provoquen procesamientos injustificados; Cuando se provoque angustia, ansiedad, humillaciones u ofensas semejantes. Por consiguiente el Juez deberá basarse para su fijación en la prudencia y equidad, apreciando toda la información acerca del carácter y extensión del perjuicio ocasionado. 2.10.4. Panamá El Código Civil de la República de Panamá en su artículo 1645 señala acerca de la indemnización por daño moral que corresponde al Juez fijar el monto de la misma teniendo en consideración los siguientes elementos: 1. 2. 3. 4. Derechos lesionados. Grado de responsabilidad. Situación económica del responsable y de la víctima. Demás circunstancias. Así mismo la legislación panameña estipula que cuando el daño moral afecta a la víctima en su honor, reputación, etc. el Juez ordenará a petición de la víctima y con cargo al responsable, la publicación de la sentencia a través de los medios informativos que creyere convenientes. Y en los casos en que el daño se derive de un acto que tuvo difusión en medios informativos, el judicial ordenará que estos (medios informativos) publiquen la sentencia con la relevancia que hubiere tenido la difusión original. 2.10.5. Nicaragua Como hemos visto en las diferentes legislaciones, la valuación del daño moral se deja al arbitrio del Juez. Por lo que, en nuestra país no tendría que ser de manera diferente, aunque no tengamos ninguna ley que le señale al judicial como proceder al momento de valorar los mismos. Sin embargo esto no significa que no existe en nuestra legislación una disposición legal que trate lo relativo a los daños morales, ya que nuestro Código en su artículo 2509 contempla que todo daño entendiéndose como moral o material debe ser reparado junto con los perjuicios derivados del mismo. Así mismo, es importante destacar que la Ley número 157, la cual hemos mencionado a lo largo de este trabajo es la que nos permite comprender la verdadera interpretación del artículo antes mencionado, pues esta señala que al referirse a los daños contempla aquellos que son de naturaleza material y moral. Por su parte, la Juez Quinto Civil de Distrito de Managua, Licenciada Lygia Rivas Peñas, expresó en entrevista brindada a las autoras de esta investigación con fecha del nueve de Mayo del corriente año que “como judicial no cuenta con más parámetros que sus propios pensamientos, los cuales dependen de su personalidad”. Así mismo señala que la valoración del daño moral se medirá a través de la magnitud del hecho ilícito, ya que no existe una ley en Nicaragua que señale los parámetros a seguir por el judicial al momento de valorar y determinar la indemnización por el agravio moral. Concluye señalando que no es posible separar los términos valorar y cuantificar pues la magnitud esta en dependencia de lo que se valora subjetivamente y como consecuencia se cuantifica. Por su parte el artículo 443 Pr. señala que todos los Jueces y Tribunales no pueden en ningún caso dejar de resolver a las partes sus pretensiones. Y que cuando a juicio de ellos no haya ley que prevea el caso o duden acerca de la aplicación del derecho, observarán las siguientes reglas: 1.- Aplicarán lo que esté previsto en la legislación para casos semejantes o análogos. 2.- A falta de esto, se estará a la doctrina legal admitida por la jurisprudencia de los Tribunales. 3.- En defecto de las dos reglas precedentes, se resolverá la cuestión por los principios generales del derecho o por lo que se dicte la razón natural. 4.- En último extremo, se aplicará la opinión sostenida por los intérpretes o expositores del derecho o por lo que se disponga en legislaciones análogas extranjeras, inclinándose siempre en favor de las opiniones más autorizadas.” Por lo tanto, los Jueces cuando deban fallar sobre esta acción, tendrán que tomar en cuenta cada característica propia del caso y las cualidades de la persona agraviada, ya sea, su oficio, grado de cultura, edad, personas dependientes, gravedad del daño ocasionado y la forma en como ha repercutido en él y su familia lo ocurrido. CONCLUSIONES Como se pudo apreciar a lo largo de este trabajo monográfico, Nicaragua no cuenta con normas que traten al menos de forma general lo relativo a los daños morales, incluso nuestro Código Civil se refiere al hablar de estos daños, de forma material, trayendo como consecuencia, inseguridad jurídica en esta materia. No obstante es menester señalar que nuestra Corte Suprema de Justicia, desde los años cincuenta ha reconocido la existencia y cuantificación de los daños morales. Sin embargo, dicho reconocimiento se ha dado de forma escasa, puesto que han sido muy pocas las sentencias emitidas por la misma Institución donde se reconocen esta clase de daños. Así mismo, debemos señalar que en el año 1993, nuestra Asamblea Nacional, realizó interpretación auténtica del artículo 2509 C. expresando que el mismo aborda tanto los daños materiales como los morales, sin exclusión alguna. En relación a los sujetos que pueden accionar por daño moral, legislaciones como la mexicana señalan que únicamente pueden ejercer dicha acción el agraviado o bien su representante legal y sus herederos, estos últimos sólo en caso de fallecer la víctima del agravio moral cuando la misma haya intentado la acción en vida. Esto debido a que una de las características del daño moral consiste en ser un derecho personal, estableciendo así una limitante, ya que si se permitiera accionar por agravio moral, ejercerían esta acción todos aquellos que alegaren sentirse agraviados por el hecho generador del daño, produciendo así una afluencia inmensurable de demandas. Todas las legislaciones examinadas en esta investigación incluyendo la nuestra, coinciden en la dificultad que se presenta al momento de probar la existencia del daño moral, pues éste último transgrede bienes jurídicos extrapatrimoniales que no poseen un valor económico equivalente. No obstante todos los medios de prueba que el agraviado considere pertinentes y que sean reconocidos por la ley pueden ser empleados con la finalidad de demostrar la existencia y magnitud de esta clase de daños, facilitando la actuación judicial. Los elementos que han de ser tenidos en cuenta por el Juez al momento de valorar y cuantificar el daño moral son: la magnitud del daño, el grado de responsabilidad del agresor y agraviado, la situación económica de la víctima y responsable, y las circunstancias genéricas del caso. Es importante destacar que a través de estos elementos el Juez podrá valorar el daño moral producido de forma ponderada, objetiva y racional. Es necesario señalar que los elementos mencionados anteriormente son tomados en cuenta por los judiciales en legislaciones como española, mexicana, ecuatoriana, panameña e inclusive por la nuestra. En lo que concierne a las formas de resarcir el agravio moral causado, la doctrina sostiene posturas distintas, ya que parte de la misma considera que el daño moral no debe ser resarcido pecuniariamente pues no se busca satisfacer a la víctima, sino castigar a su ofensor. En contra posición a esta postura hay quienes sostienen que lo que se busca es dar a la víctima satisfacciones equivalentes a lo que ha perdido, no pretendiendo con ello calcular la suma necesaria para borrar el daño ya cometido. Así mismo esta última postura sostiene que otra manera de resarcir el agravio moral ocasionado, es a través de la publicación de la sentencia o por medio de una disculpa pública hecha por el ofensor a favor de la víctima. Como se ha podido apreciar a lo largo de este trabajo monográfico, el daño moral contrario al daño material, lesiona derechos de la personalidad, los cuales son de difícil valoración y cuantificación por no existir un parámetro determinado como en el caso de los daños materiales. En relación a los sujetos que pueden entablar una demanda de daño moral la legislación argentina presenta más limitantes que la mexicana, ya que ésta establece en su artículo 1078 C párrafo segundo que pueden accionar por daño moral la persona sobre la cual recae el agravio o sus herederos forzosos, en cambio el sistema mexicano permite que sujetos tales como padres, tutores y herederos puedan proceder a entablar dicha acción en representación del agraviado o de sí mismos. RECOMENDACIONES a) Creemos que es conveniente realizar una reforma al Código Civil, ya que este último ha estado en vigencia desde 1904 sin modificación alguna en esta materia, tratando con dicha reforma de abordar de manera más clara y precisa lo relativo a los daños morales, reconociendo la existencia de los mismos y otorgando así una mayor protección a los derechos de la personalidad. Así mismo, sugerimos evitar en la medida de lo posible la reproducción textual de leyes y códigos extranjeros, pues este patrón ha sido seguido por nuestros legisladores, quienes no procuran adecuar las mismas a nuestro contexto social. Con esto no queremos decir que no es necesario guiarse de legislaciones más desarrolladas que la nuestra, sino tratar de recopilar de las mismas los elementos o pautas a seguir al momento de elaborar una ley, procurando siempre la protección a los intereses de los ciudadanos. b) En caso de no ocurrir dicha reforma, sería conveniente elaborar una ley especial que regulare todo lo concerniente al daño moral, con ello nos referimos al significado, existencia, sujetos legitimados y procedimiento a seguir al momento de accionar. Procedimiento que debe abordar como mínimo los elementos que ha de valorar el Juez al momento de cuantificar el daño moral producido. c) Las facultades de derecho y sus docentes en materia civil deberían incluir en sus planes de estudios lo relativo a los daños morales y su resarcimiento, aunque sea de manera general, logrando así que los estudiantes universitarios se interesen en investigar y conocer temas novedosos e importantes para esta carrera. d) La Asamblea Nacional debería pronunciarse acerca de sí la Ley 157, interpretación auténtica del artículo 2509 C, está o no en vigencia. En caso de no estar vigente, el Poder Legislativo debería hacer todo lo pertinente para que esta interpretación auténtica del artículo 2509 C lo esté. e) Finalmente recomendamos en caso de elaborarse una ley especial que regule los daños morales, que la misma señale un procedimiento sumario y no ordinario, tratando de hacer los juicios más cortos y expeditos, procurando con ello la protección de la víctima con respecto a la prolongación de su sufrimiento. BIBLIOGRAFÍA LIBROS ALTERINI, Atilio Aníbal, Derecho de obligaciones civiles y comerciales, Editorial Abeledo-Perrot, 2ª ed., Buenos Aires, 1998. ARRABAL DE MATA, Pablo, Reclamaciones de daños y perjuicios, Editorial Paraninfo, España, 1995. BARRIENTOS PELLECER, César Crisóstomo-VEGA VARGAS, Gustavo Adolfo, Manual de derecho procesal penal nicaragüense, Editorial Tirant lo Blanch, Valencia, 2005. BEJARANO, Manuel, Obligaciones Civiles, Editorial Harla, 3ª ed., México, 1984. 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Licenciada Lygia Rivas Peña, Jueza del Juzgado Quinto Civil de Distrito de Managua. 9 de mayo de 2006. Doctor Norman Miranda, Magistrado Presidente del Tribunal de Apelaciones de Granada. 14 de abril de 2006. Licencia Patricia Brenes, Jueza del Juzgado Segundo Civil de Distrito de Managua. 17 de abril de 2006. Doctor Jairo Guzmán, abogado especialista en civil. 11 de abril de 2006. ANEXOS Entrevista a Especialista en Penal a) En el Código Penal no se tipifica el daño moral como un delito, pero si se establece su resarcimiento. Por lo tanto, en la vía penal es correcta la demanda por daños morales o se debe interponer la acción de daños psicológicos como lesión, basados en la Ley 230. b) Si se puede demandar por daños morales, ¿quienes de acuerdo a nuestra legislación penal pueden accionar? c) ¿En un juicio penal de daños morales, que pruebas son consideradas pertinentes por el judicial al momento de valorarlo y según usted cual es la más idónea? d) ¿Qué debe hacer el Juez cuando no tenga pruebas del daño moral y debe indemnizarlo, se tendrá que apegar simplemente al artículo 46 Pn o podrá basarse en otros elementos? e) Si en juicio penal de daño moral, el demandado es absuelto, ¿la sentencia produce cosa juzgada o pueden reclamarse los mismos en la vía civil? f) ¿Por qué la población al accionar por injurias y calumnias o daños y perjuicios en los casos que los medios de comunicación emiten noticias mal fundamentadas o falsas, no piden el resarcimiento de los daños morales, al ser estos damnificados y transgredidos en sus derechos personalísimos estando contemplado en el artículo 260 Pn? g) El arto. 443 Pr. inciso 3º establece que el juez puede resolver el caso de acuerdo a la razón natural. ¿Qué es para usted la razón natural? h) A su juicio como es abordada la figura del daño moral en nuestra legislación. i) ¿Según su criterio para que se de una correcta reparación del daño moral es suficiente la normativa vigente o es necesario abordarlos en una ley especial? j) ¿A su parecer que tipo de reparación debe de otorgar el judicial en casos de daño moral? k) ¿Por qué cree usted, que en el ámbito penal no hay tanta afluencia de demandas por daños morales? Entrevista a Jueces de lo Civil a) ¿El artículo 2509 de nuestro Código Civil comprende también los daños morales? b) ¿Por qué en nuestro país no se acostumbra a demandar por daño moral? c) ¿Cómo funcionario judicial que medios probatorios son los más idóneos para probar el daño moral? d) ¿Cuáles son los elementos que debe de tener en cuenta el Juez para valorar y cuantificar el daño moral? e) ¿Cree usted que la reparación pecuniaria es la única manera de indemnizar el daño moral? f) Además del agraviado, ¿Quiénes de acuerdo a nuestra legislación pueden accionar por daño moral? g) En la legislación mexicana se exigen algunos requisitos al momento de entablarse una demanda por daño moral, tales como: que el agraviado haya iniciado la acción antes de morir para que sus herederos continúen accionando; no establecer una cuantía de indemnización; no obstante deben presentarse pruebas necesarias para fijar el monto de la misma. ¿Cree usted que estos requisitos u otros deberían ser implementados en nuestra legislación o basta con los ya establecidos en el artículo 1021 del Código de Procedimiento Civil? h) ¿Según su criterio para que se de una correcta reparación del daño moral es suficiente la normativa vigente o es necesario abordarlos en una ley especial? Entrevista a especialista en civil l) ¿El artículo 2509 de nuestro Código Civil comprende también los daños morales? m) ¿Por qué en nuestro país no se acostumbra a demandar por daño moral? n) ¿Cómo abogado que medios probatorios son los más idóneos al momento de interponer una demanda por daño moral? o) Para usted, ¿Cuáles son los elementos que debería de tomar en cuenta el Juez para valorar y cuantificar el daño moral? p) ¿Cree usted que la reparación pecuniaria es la única manera de indemnizar el daño moral? q) Además del agraviado, ¿Quiénes de acuerdo a nuestra legislación pueden accionar por daño moral? r) En la legislación mexicana se exigen algunos requisitos al momento de entablarse una demanda por daño moral, tales como: que el agraviado haya iniciado la acción antes de morir para que sus herederos continúen accionando; no establecer una cuantía de indemnización; no obstante deben presentarse pruebas necesarias para fijar el monto de la misma. ¿Cree usted que estos requisitos u otros deberían ser implementados en nuestra legislación o basta con los ya establecidos en el artículo 1021 del Código de Procedimiento Civil? s) ¿Según su criterio para que se de una correcta reparación del daño moral es suficiente la normativa vigente o es necesario abordarlos en una ley especial?