HUMEDADES EN LA EDIFICACIÓN. Patología y

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Tratamiento de humedades
De los problemas que más se plantean en la conservación de los edificios antiguos y
monumentales, es quizás el de las humedades, el que más lesivamente incide en la
degradación de los materiales constructivos. El desarrollo del fenómeno de las humedades es
la consecuencia lógica de la transformación física del entorno urbano próximo al edificio
afectado. Pero para entender el fenómeno en toda su complejidad conviene diferenciar los
tipos de humedad Más comunes:
• Ósmosis.
• Capilaridad.
• Condensación.
• Freático.
• Defectos constructivos: Humedad y Filtración.
• Eflorescencias y Criptoflorescencias.
Introducción a las patologías de humedades en edificios antiguos
El elemento que provoca la alteración y disgregación de los materiales de construcción de
naturaleza pétrea, cerámica o incluso de los materiales artificiales, como los morteros de agarre
y revestimiento, es el agua, en colaboración o no con las sales que contienen estos materiales.
También tienen gran influencia sobre los materiales y en combinación con la humedad los
agentes atmosféricos. Desde un punto de vista químico, el agua tiene una gran capacidad para
disolver gran número de materias. Puede también formar parte de ellas como agua de
constitución, absorbida, etc. e igualmente participa en reacciones con componentes del
material. Físicamente es el vehículo que transporta otros cuerpos o elementos y es capaz de
sufrir cambios de estado.
Al estar presente el agua, en mayor o menor cantidad en el terreno que sustenta la edificación
o en el colindante y en los materiales que la constituyen , y teniendo en cuentas las
características del agua y la posible acción de los agentes atmosféricos, pueden producirse una
serie de deterioros en los materiales del edificio.
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La actividad de la humedad provoca frecuentemente deterioros de diferente índole. Se pueden
citar los siguientes: demoliciones no justificadas, erosiones, contaminaciones o alteraciones
ambientales provocadas por masas turísticas, restauraciones defectuosas, etc. Finalmente la
lluvia, cuando deposita sustancias ácidas de la atmósfera sobre la superficie de los materiales y
penetra a través de los poros en su micro estructura, puede arrastrar sustancias produciendo
alteraciones irreversibles o simplemente lavando de forma continuada superficies
desprotegidas. Alteraciones en los sistemas de cubrición pueden llevar al total deterioro de
paramentos interiores y forjados. Ciclos de condensación y evaporación dados tanto en la
superficie de paramento como en el interior de material pueden dar lugar a la migración de
sales y a su cristalización en otras zonas con efectos de escamación de las superficies.
En los edificios nuevos la humedad de construcción en los muros se distribuye de forma
gravitatoria. Transcurrido un determinado tiempo después de la finalizar la obra el contenido de
agua en los muros es menor en las zonas de coronación del edificio, aumentando
gradualmente hacia el arranque del mismo. El Nagua se desliza por gravedad entre las juntas
de morteros, evaporándose en parte a través de las superficies, llegando a estar desecados los
núcleos de los muros.
En los muros antiguos existen sales higroscópicas, ávidas de agua que, unidas a la estructura
cavernosa de los materiales, hacen que el grado de humedad del muro sea fácilmente
recuperable a partir del vapor de agua de la atmósfera circundante.
Analizados someramente los distintos factores que por efecto de la humedad pueden alterar y
por tanto deteriorar los materiales que constituyen o conforman un edificio, el diagnóstico nos
permitirá detectar mediante la observación de los efectos producidos en los materiales las
causas que les han provocado. El diagnostico nos permitirá dar contestaciones a las siguientes
preguntas:
- ¿De dónde procede el agua?
- ¿Cuál es el recorrido que hace?
- ¿Cuál es la causa o causas por las que se realiza la penetración del agua?
- Cuáles son los deterioros producidos en los materiales por la presencia de la humedad?
Una vez realizado el diagnóstico y si este ha sido acertado, estaremos en condiciones idóneas
de aportar la solución concreta para corregir la causa del deterioro a través de los síntomas
detectados y analizados. De aquí la importancia de que el diagnóstico sea realizado por
una persona experta en este tipo de patologías. Para conseguir lo anteriormente citado es
preciso aplicar una metodología de observación y de análisis de datos, es decir, de los
síntomas observados y contar con la colaboración de una empresa especializada.
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• HUMEDAD POR ÓSMOSIS
Consiste en la difusión del disolvente –agua- de una disolución a otra a través de una
membrana semipermeable (es decir que deja pasar líquidos pero no las sales disueltas en él) o
de un tabique poroso hasta equilibrar la concentración de los fluidos de cada disolución. El
proceso es lento dependiendo además de la densidad y composición del material (caliza,
mármol, ladrillo, obra de mampostería, tapial, etc...)
Si tenemos dos líquidos A y B (con distintas concentraciones de sales) separados por dicha
membrana observaremos que el liquido de menor concentración (solvente) fluye a través de la
membrana hacia el liquido de mayor concentración (soluto) y este fenómeno solamente se
detendrá cuando se igualen las concentraciones de sales de los dos fluidos, en ese caso ya no
existirá presión osmótica.
Su desarrollo es siempre ascensional desde la base del muro y expansivo a lo largo de
este, generalmente aparece asociado a procesos de capilaridad.
• HUMEDAD DE CAPILARIDAD PROCEDENTE DEL TERRENO
Es el resultado de la ascensión del agua a través de un tubo capilar como consecuencia de la
tensión superficial; cuanto más estrecho sea el tubo, más tensión existirá, provocando así una
ascensión mayor. En el caso de una piedra caliza, por ejemplo, la expansión de humedades a
través de los poros o intersticios será mayor cuanto más reducidos sean estos. La expansión
de partículas de agua será factible en múltiples direcciones con preferencia a ascender desde
la base
El origen de la humedad en este caso, es siempre el agua contenida en el terreno, pero sin que
el nivel freático del mismo llegue a ser alcanzado por la cimentación del edificio.
El proceso físico que interviene en la aparición de la humedad se debe a la succión capilar
mediante la cual el agua asciende desde el terreno húmedo a través de los cimientos, muros de
contención, soleras, etc., es decir, a través de cualquier elemento constructivo que esté en
contacto con la zona húmeda del terreno. En este caso, por tanto, el agua no penetra en el
edificio por efecto de una presión.
La humedad se presenta en planta de sótano o en planta baja, tanto en muros exteriores como
en soleras y muros interiores, aunque aparece con mayor frecuencia en el primer caso. Se
localiza generalmente en las partes bajas de los muros, en los encuentros de tabiques y
soleras y en éstas.
La humedad adopta la forma de un zócalo de altura aproximadamente uniforme,
pudiendo alcanzar cotas elevadas en edificios antiguos. Siempre se manifiesta, si se trata
de muros homogéneos, por ambos paramentos y con alturas similares. Sin embargo, el
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contenido de humedad suele ser algo mayor en el interior del muro que en los paramentos. En
el caso de muros no homogéneos esta altura, puede diferir de una superficie de una superficie
a otra e incluso puede variar en un mismo paramento.
Su extensión alcanza generalmente a toda la longitud del muro o tabique y a la mayor parte de
la solera o pavimento, si existe. Los muros más húmedos suelen ser los orientados al Norte y
los que cualquier circunstancia está a la sombra. La superficie húmeda puede adquirir
coloración si está colonizada por algas, hongos, líquenes, musgo, etc., dándose este fenómeno
en zonas umbrías.
El elemento constructivo afectado por el agua presenta su superficie húmeda, pero nunca se
moja la mano al contacto y en general, salvo en recintos cerrados con alta humedad relativa,
está evaporando agua, lo que permite que la altura que alcanza la humedad sea estable dentro
de una misma estación climatológica. Durante el verano, en climas secos y muy soleados, la
humedad puede desaparecer, aunque no el origen de la misma. Otra característica de este tipo
de humedades es la ausencia de olor.
Debido a la existencia de sales, bien en el terreno o en los materiales, pueden presentarse en
las superficies eflorescencias, fundamentalmente en paramentos con alternancia de periodos
húmedos y secos, lo que provocará el levantamiento y caída de revocos y pinturas y se
producirá, también, disgregación superficial de los materiales.
• HUMEDADES DE CONDENSACIÓN
Las humedades de condensación son el resultado de la ascensión de gases fundamentalmente vapor de agua - , a través de los rellenos internos de los muros, o bien de
los morteros de las juntas, etc. En su ascenso, llegan a punto de rocío a determinada altura,
condensándose dando lugar a cromatizaciones o manchas húmedas elevadas sobre la base
del muro.
El origen de estas humedades suele estar provocado por el vapor producido por personas,
aparatos o máquinas. En climas húmedos la causa puede ser también el vapor de agua
contenido en el ambiente exterior.
El vapor de agua contenido en un recinto a una temperatura ambiental determinada llega a
tener una cantidad de masa de agua variable en función de la presión del vapor de agua
existente. Asimismo, a esta masa de agua y presión del vapor les corresponde una temperatura
de rocío. Cuando este vapor de agua entra en contacto con una superficie del local
suficientemente fría y con temperatura igual o inferior a la de rocía se producirá el fenómeno de
la condensación.
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Por tanto, cuando las condiciones higrotérmicas del local varíen, las condensación podrá
aumentar en algunos casos o, por el contrario, en otros, desaparecer totalmente. Estas
condiciones higrotérmicas del local pueden variar por:
- Evaporación de agua en el local (cocción de alimentos, funcionamiento de
duchas o baños o estufas de butano, etc.).
- Difusión de vapor de agua entre locales con ambientes higrotérmicos distintos.
Estas humedades se manifiestan con frecuencia en los cerramientos de edificios modernos
(fachadas, acristalamientos, cubiertas, forjados sobre cámaras, etc.) y pueden presentarse a
diferentes alturas, coincidiendo con puentes térmicos, esquinas, tuberías o conductos alojados
en rozas o huecos, conductos de chimeneas, fondos de armarios o muebles apoyados en
pared, etc.
Las manchas que estas humedades producen, adquieren formas y extensión muy variables.
Sobre su superficie suele formarse moho, lo que confiere a las mismas una coloración
negruzca o gris verdosa y el clásico olor a moho.
Pueden aparecer estas humedades especialmente es épocas húmedas y en recintos donde la
infiltración del agua motivada por una o diversas causas, provocan un elevado contenido de
agua y donde, además, el local está poco ventilado. Estas estaciones o similares se presentan
en sótanos, cuevas, etc., especialmente en edificios antiguos.
Salvo esta excepción, las humedades de condensación, no es fácil que las encontremos en
estos edificios. Sin embargo, la presencia de sales higroscópicos en las superficies de los
paramentos sí pueden ser causa de la presencia de humedades de condensación.
De existir este tipo de humedad, pueden producirse despegues de pinturas, papeles, pudrición
de madera, etc.
• HUMEDAD DE ORIGEN FREÁTICO
En este caso, el origen de la humedad está provocado por la circunstancia de que los
elementos constructivos que constituyen la cimentación del edificio o estancias de sótano
quedan dentro de la zona de variación u oscilación del nivel freático del terreno.
Hay veces que estas situaciones se dan en muros situados juntos a pendientes o situados en
vaguadas o por la existencia de materiales cercanos al lugar donde está ubicado el edificio. La
presencia de este tipo de humedades a veces está motivada por la ejecución de obras en
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solares colindantes que han alterado de alguna forma estratos del terreno, permitiendo la
accesibilidad del agua.
En otras ocasiones, la existencia de períodos de lluvia intensa, de deshielo o variaciones
estacionales provocan modificaciones en el nivel freático que afectan circunstancialmente a la
edificación.
La aparición de esta agua se presenta siempre acompañada por un efecto de presión
producido al interceptar con la cimentación o muros de sótano las aguas subterráneas
naturales. Se manifiesta generalmente en locales de sótanos y planta baja perimetrales,
apareciendo el agua por las partes bajas de los muros de carga o de contención, encuentro de
muros y soleras y por las propias soleras.
En estas situaciones las manchas son de gran extensión, pueden presentarse en forma de
zócalo uniforme incluso llegar a cubrir toda la superficie del paramento. Estas humedades
suelen ser más intensas en la proximidad de las grietas, juntas, encuentros, agujeros, etc.,
llegando a rezumar y gotear en algunos casos este goteo puede convertirse en un flujo más o
menos intenso.
Las superficies húmedas pueden presentar la existencia de eflorescencias y, por tanto, el
material superficial puede tener aspecto pulverulento de color blanco. Si la presión del agua de
penetración es grande puede provocar arrastre de finos procedentes de los materiales del
muro. Esta patología suele aparecer sin cambios de colores en las manchas, ni olores.
• DEFECTOS CONSTRUCTIVOS: HUMEDAD Y FILTRACIÓN
En este caso, el origen de la humedad está provocado por los propios elementos constructivos
en si, que por causa de errores constructivos, bien por mala calidad del material o por error de
diseño, constituyen en vez de una barrera antihumedad, un vehiculo propagador de la misma.
Tomando como ejemplo, sobre todo en los aparcamientos de vehículos, que debido a las
grandes superficies de losas de hormigón o forjados, deben de tener amplias juntas de
dilatación, que al no estar bien precintadas o retacadas con eficaces masillas elastoméricas y
meter productos baja calidad de hermeticidad (ejemplo LÁMINA de EPS), está aportando en
corto tiempo un hueco ideal para que el agua haga de las suyas como FILTRASE a traves de
ella.
Otro defecto constructivo, que solemos encontrar sobre todo en muros de hormigón, es que al
haber empleado, como es lógico, uno de cualquier sistema de encofrado de mecano existente
en el mercado, es fácil encontrase que al no haber quitado los típicos conos que se colocan en
la barras diwidag para sujeción de los paneles y enmasillar el agujero del cono en vez del
agujero que nos dejan las barras, es otro foco de entrada de agua y sobre todo en depósitos y
aljibes.
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Otro típico problema es el encontrado, en los encuentros de los forjados con los muros ,
cuando utilizan madera y dejan una hilera de tabla estrecha, que por comodidad no es quitada
y es por aquí por donde también vamos a tener en breve otra vía de humedades.
Podríamos enumerar un sin fin de errores cometidos en los procedimientos de construcción de
obras.
• EFLORESCENCIAS Y CRIPTOFLORESCENCIAS
En general las sales son, en mayor o menor medida, solubles en agua. Cuando una disolución
de estas sales se evapora lentamente, el residuo que queda, esta constituido por una sustancia
sólida en forma de cristales. Al calentarse estos cristales o bajar la presión del vapor de agua
que les rodea, pierden agua, reduciéndose a polvo. Esta agua combinada en forma molecular
con la materia que la contiene, se denomina de hidratación o cristalización y a la sustancia
hidratos
Generalmente, las sales, en ambientes húmedos, absorben agua y pueden llegar a disolverse
en ella. Todos los materiales que constituyen elementos constructivos llevan en su composición
sales solubles, en mayor o menor grado, tal es el caso de las rocas, arcillas de os ladrillos,
morteros, áridos, agua de construcción, agua del subsuelo, lluvia, etc.
Al humedecerse el material las sales que contienen se disuelven en el agua y son
transportadas por ella en su movimiento a través del sistema poroso del material, quedando
depositadas frecuentemente en su superficie por efecto de la evaporación del agua. Estas
sales, por aporte de agua, pueden llegar a disolverse nuevamente con mayor o menor facilidad.
Para cada sal, el tamaño de los cristales depende de las condiciones de cristalización. A veces
se forman cristales alargados que pueden provocar el levantamiento de pinturas y revocos.
En el proceso de hidratación-deshidratación, los cristales, generalmente, varían de volumen. Si
este proceso se realiza en la superficie del material estamos en presencia de eflorescencias,
que se presentan como manchas blanquecinas; si no es así y tiene lugar el proceso en el
interior de los poros, el fenómeno se llama criptoflorescencias. Esta situación es la más nociva,
pues la presión que se origina en las paredes de los poros puede producir la rotura micro
estructural del material, transformándolo en un producto pulverulento. A veces se acompaña
también este fenómeno con escamaciones o desplacaciones.
Las sales que con más frecuencia se encuentran en los muros son: sulfatos, cloruros, nitratos y
carbonatos de sodio, potasio, calcio o magnesio. Los sulfatos y nitratos pueden proceder de la
presencia de materia orgánica, bacterias, del terreno y de la lluvia acida.
Los cloruros los aportan el ambiente marino o terrenos cercanos al mar y aquellos terrenos que
contienen yacimientos salinos. Los carbonatos, generalmente, los pueden aportar el cemento
presente en morteros y hormigones y, en edificios antiguos, la cal ampliamente empleada.
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Generalidades: mecanismos de degradación
La pavimentación e impermeabilización desproporcionada de suelos, sean calzadas, aceras o
solados, desvía los gases en compresión hacia los cimientos de los edificios, bien a través de
los rellenos de los muros, de los morteros de las juntas de los sillares, etc. Así mismo se
provoca un aumento considerable del porcentaje de humectación de los muros y suelos, con
resultado de alteración acelerada del material, apreciándose descamaciones, arenización y
eflorescencias salinas.
Estos gases, en su acelerado ascenso, arrastran consigo no sólo partículas minerales sino
además, sales disueltas, partículas minerales. Todos estos elementos provocan en la superficie
de los muros procesos de alteración muy variados, éstos pueden consistir en procesos de
abrasión; alteración del volumen de las piedras; alteración de volumen en capilares e
intersticios o disolución de los materiales pétreos dependiendo estos procesos del tipo de
construcción, calidad, espesor, orientación del muro, etc.
Es preciso determinar con exactitud la terapéutica global. En cada edificio el diagnóstico es
diferente. Insistimos en que todos los fenómenos descritos tienen un deseo común, equilibrarse
con la atmósfera según su presión y es evidente que nada podrá impedírselo.
Ofrecer equilibrio a estas fuerzas es la solución.
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