La revalorización de pensiones... Guillermo Barrios Baudor y

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GUILLERMO LEANDRO BARRIOS BAUDOR
FRANCISCO CALVO FERNÁNDEZ
Profesor adjunto de la Universidad de Navarra
Doctor en Derecho
Francisco Calvo Fernández
Subdirector Provincial de Información Administrativa
del Instituto Nacional de la Seguridad Social
LA REVALORIZACIÓN DE PENSIONES
Y LA SEPARACIÓN DE LAS FUENTES
DE FINANCIACIÓN DE LA LCRSS,
JUNTO CON ALGUNOS DATOS DE
INTERÉS SOBRE LOS PENSIONISTAS
NAVARROS 1
SUMARIO
I.
INTRODUCCIÓN
II. LA REVALORIZACIÓN DE PENSIONES SEGÚN LA LCRSS
1 Revalorización automática de las prestaciones contributivas
2 Revalorización de las prestaciones no contributivas
3 Otros aspectos de interés
III. SEPARACIÓN DE LAS FUENTES DE FINANCIACIÓN Y CLARIFICACIÓN
DE LA ACCIÓN PROTECTORA DE LA SEGURIDAD SOCIAL
1 Separación de las fuentes de financiación
2 Clarificación de la acción protectora de la Seguridad Social en orden a la
financiación
3 Derecho transitorio
IV. OTROS ASPECTOS DE INTERÉS SOBRE LA REFORMA DE PENSIONES
1 Aumento de las pensiones mínimas de viudedad para menores de 60 años
2 Nueva denominación de la pensión de incapacidad permanente a partir de los
65 años
1. Abreviaturas más importantes: LCRSS (Ley 24/1997, de 15 de julio); LGSS (Real Decreto Legislativo
1/1994, de 20 de junio); LMFAS (Ley 66/1997, de 30 de diciembre); RLCRSS (Real Decreto 1647/1997, de 31 de
octubre); LP 97 (Ley 12/1996, de 30 de diciembre); LP 98 (Ley 65/1997, de 30 de diciembre).
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V. ALGUNOS DATOS DE INTERÉS SOBRE LOS PENSIONISTAS NAVARROS
1 El gasto en pensiones
2 El número de pensionistas
3 La pensión media en Navarra
4 Evolución de las pensiones medias
5 Los pensionistas navarros por regímenes
6 Los pensionistas navarros por prestaciones
I. INTRODUCCIÓN
Parte de las recomendaciones contenidas en el popularmente conocido como «Pacto
de Toledo» 2 y de los compromisos adoptados por el Gobierno en el Acuerdo sobre
Consolidación y Racionalización del sistema de Seguridad Social3 encuentran definitivo
acomodo en la importantísima LCRSS. Como su propia Exposición de Motivos indica, con
ella se pretende lograr el imprescindible equilibrio financiero del sistema a través de la
adopción de una serie de medidas inspiradas en el reforzamiento de los principios de
contributividad, equidad y solidaridad.
Por su importancia para quienes vienen ostentando la condición de pensionistas y,
por tanto, para quienes la pensión constituye el medio fundamental de vida, de entre todas
ellas destaca la relativa al establecimiento de un mecanismo automático para la
revalorización de las pensiones en función de la variación que en cada ejercicio económico
experimente el índice de precios al consumo; mecanismo que, teniendo en cuenta que el
sistema de pensiones afecta directamente a uno de cada seis españoles e indirectamente a
uno de cada cuatro, no pretende otra cosa que evitar que la revalorización de las pensiones
se halle a merced de todo intento de manipulación política. Importantes resultan asimismo
las modificaciones introducidas en materia de financiación del sistema de protección social,
no sólo por lo que de clarificación de la acción protectora significan, sino también por las
repercusiones que en un futuro no muy lejano tendrán para los pensionistas españoles.
Pues bien, prescindiendo del estudio global de la LCRSS y aprovechando la
elaboración al respecto de un reciente informe de la Dirección Provincial del Instituto
Nacional de la Seguridad Social en Navarra, las citadas medidas constituirán el principal
objeto del presente trabajo. Tras el análisis detallado de lo que las mismas suponen en el
ordenamiento jurídico de la Seguridad Social española, aludiremos brevemente a aquellas
otras medidas introducidas por la LCRSS que, a corto o a medio plazo, hemos creído de
interés para los pensionistas. Finalmente aportaremos una serie de gráficos estadísticos que
revelan algunas de las grandes cifras de la evolución de las pensiones en nuestra
Comunidad Foral.
2. Técnicamente Texto aprobado por la Comisión de Presupuestos sobre la base del informe elaborado por
la Ponencia para el análisis de los problemas estructurales del sistema de la Seguridad Social y de las principales
reformas que deberán acometerse, aprobado por el Pleno del Congreso de los Diputados en su sesión de 6 abril de
1995 (BOCG 12-4-1995). Sobre su iter parlamentario vid. BLASCO LAHOZ, J. F.: La reforma de la Seguridad
Social: el Pacto de Toledo y su desarrollo, Tirant lo blanch, Valencia, 1997, págs. 59 y ss.
3. Dicho acuerdo, suscrito por el Gobierno con las organizaciones sindicales mayoritarias Comisiones
Obreras y Unión General de los Trabajadores el 9 de octubre de 1996, puede consultarse en Relaciones Laborales,
núm. 2, 1997, págs. 67 y ss.
NOTAS Y COMENTARIOS
II. LA REVALORIZACIÓN DE PENSIONES SEGÚN LA LCRSS
1. Revalorización automática de las prestaciones contributivas
Siguiendo en parte –pues nada hay en ellos que permita distinguir entre prestaciones
contributivas y asistenciales– lo previsto en la Recomendación undécima del Pacto de
Toledo y en el Apartado G) del Acuerdo de Consolidación y Racionalización de la
Seguridad Social en relación al mantenimiento del poder adquisitivo de las pensiones, el
art. 11 de la LCRSS ha introducido en el articulado de la LGSS una fórmula más o menos
estable de revalorización automática de las pensiones contributivas según la variación de
los precios al consumo4.
En efecto, con independencia de cuál sea su particular régimen jurídico, las
pensiones contributivas de la Seguridad Social –incluido el importe de las mismas en su
cuantía mínima, que no los complementos reconocidos para alcanzar dicha cuantía (art. 3
Real Decreto 4/1998, de 9 de enero)– serán revalorizadas al comienzo de cada año en
función del índice de precios al consumo previsto para dicho año (art. 48.1 LGSS). Dicha
revalorización se efectuará en virtud de las previsiones que al respecto establezca la
correspondiente Ley de Presupuestos Generales del Estado. Ahora bien, si el índice de
precios al consumo acumulado en el período de referencia –de noviembre del ejercicio
anterior a noviembre del ejercicio a que se refiere la revalorización– fuese superior al índice
previsto y en función del cual se calculó dicha revalorización, la diferencia resultante
deberá ser abonada a los pensionistas antes del primero de abril del ejercicio posterior en un
pago único (art. 48.2 LGSS). En cambio, si el índice de precios al consumo previsto y en
función del cual se practicó la revalorización resultase superior al realmente producido en el
período de referencia, las diferencias existentes serán absorbidas –que no devueltas– en la
revalorización que corresponda aplicar en el siguiente ciclo económico (art. 48.3 LGSS)5.
Como puede apreciarse, semejante fórmula de revalorización –que encuentra sus
antecedentes en la Ley 26/1985, de 31 de julio–, no es tan automática como parece ya que
en último término la misma depende de las previsiones efectuadas al respecto en la
correspondiente Ley de Presupuestos6.
Buena prueba de ello lo constituye el simple hecho de que la fórmula del art. 48
LGSS no haya sido tenida en cuenta para calcular la actualización de las pensiones en 1998;
y ello aun cuando el índice de precios al consumo previsto y en función del cual se efectuó
la revalorización de las pensiones para 1997 –2,6 % (art. 36.Dos LP 97)– hubiera sido
superior al realmente acumulado en dicho año –2 %–. Piénsese que según dicha fórmula, a
la revalorización prevista para 1998 –2,1 %– (arts. 38.Dos LP 98 y 2.1 Real Decreto
4/1998, de 9 de enero), debiera habérsele descontado las décimas de diferencia habidas en
el ejercicio anterior –0,6 %–. Si bien es cierto que tal actuación responde a comprensibles
criterios políticos, debe advertirse al respecto que la inclusión de aquella fórmula en el
4. Por no derivarse así del Pacto de Toledo ni del Acuerdo de Consolidación y Racionalización, el Consejo
Económico y Social («Dictamen 8/96: Sobre el Anteproyecto de Ley de Consolidación y Racionalización del
Sistema de la Seguridad Social», Colección Dictámenes, vol. 4, 1997, págs. 140 y 141), olvidando quizás el art. 52
LGSS, encontró injustificado que se excluyese de esta fórmula de revalorización a las prestaciones asistenciales.
5. Aspecto este criticado por GETE CASTRILLO, P.: «La Ley de Consolidación y Racionalización: un hito
ambivalente en la persona interminable del sistema de la Seguridad Social», en La reforma pactada de las
Legislaciones Laboral y de Seguridad Social, Lex Nova, Valladolid, 1997, pág. 453, quien, sin que nada
establezca la LCRSS, parece admitir la devolución de las diferencias producidas. En parecido sentido crítico vid.
OLARTE ENCABO, S. y MOLINA NAVARRETE, C.: «La política y el derecho de la Seguridad Social en el horizonte
2001: ¿El «adiós» al «modelo progresivo» o el arte de lo posible? Reflexiones a propósito de la Ley de
Consolidación y Racionalización del sistema de Seguridad Social», Revista de Estudios Financieros, núm. 175,
1997, pág. 93, para quienes semejante medida «no admitiría una aplicación retroactiva dado su carácter regresivo».
6. Cfr. OLARTE ENCABO, S. y MOLINA NAVARRETE, C.: «La política y ...», ob. cit., pág. 94.
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propio texto de la LGSS trata de evitar, precisamente, las tentaciones de manipulación
política a que podía estar sujeta la revalorización de pensiones7.
Sea como fuere, la decisión de no realizar compensación alguna en el presente
ejercicio económico comporta las siguientes consecuencias:
a) Queda consolidada la subida del 2,6 % efectuada en enero de 1997.
b) Los pensionistas no tendrán que devolver el «exceso» percibido en dicho año.
c) Semejante partida queda adicionada al montante de su pensión para el presente
año.
d) La subida del 2,1 % prevista para 1998 se realiza sobre una cantidad mayor.
Como puede apreciarse, durante 1998, el poder adquisitivo de las pensiones
contributivas del sistema de la Seguridad Social no sólo se halla garantizado (Disposición
Adicional Decimosexta LP 98), sino que además resulta incrementado.
En fin, a diferencia de la legislación anterior, la LCRSS generaliza esta fórmula
automática de revalorización a la práctica totalidad de las prestaciones contributivas de la
Seguridad Social y no sólo a las pensiones de jubilación e incapacidad permanente
derivadas de contingencias comunes cuya base reguladora se hubiera determinado
dividiendo por 112 las bases de cotización del interesado durante los 96 meses
inmediatamente anteriores al del hecho causante como, sin embargo, hacía el art. 48.1
LGSS en su redacción originaria. En concreto, afectadas por semejante medida se
encuentran las prestaciones de jubilación, incapacidad permanente, viudedad, orfandad y en
favor de familiares, estas últimas cualquiera que sea la contingencia, común o profesional,
de la que deriven, así como la norma en virtud de la cual se reconocieron; también las
residuales prestaciones económicas de invalidez provisional que, a estos efectos, se
equiparan a las pensiones (art. 1.1 Real Decreto 4/1998, de 9 de enero).
2. Revalorización de las prestaciones no contributivas
Ha de advertirse, por otra parte, que como consecuencia de la nueva redacción dada
al apartado 1 del art. 48 LGSS, la LCRSS (art. 11.Dos) ha suprimido su anterior apartado 3;
sorprendentemente nada se dice respecto al también anterior apartado 2 del art. 48 LGSS.
Así las cosas, parecería que este último ha de entenderse todavía vigente, si bien
únicamente referido a la revalorización de las prestaciones económicas de carácter
asistencial, la cual, por esta vía, pasaría a depender de lo que, en su caso, estableciera el
Gobierno. Ello no obstante, debe advertirse que las pensiones no contributivas gozan ya de
un régimen propio de revalorización fijado en función de lo que disponga la
correspondiente Ley de Presupuestos del Estado y consistente, al menos, en el mismo
porcentaje que dicha norma establezca como incremento general para las pensiones
contributivas (art. 52 LGSS). De ahí que, aunque por una vía indirecta, la fórmula que
ahora se estudia resultará perfectamente aplicable a este tipo de prestaciones8.
En cualquier caso, no resulta fácil averiguar cuál ha sido la intención del legislador
en relación a la extensión o no de esta fórmula a las prestaciones asistenciales. Por tal
7. En opinión de PANIZO ROBLES, J. A.: «Novedades en materia de Seguridad Social incluidas en las Leyes de
Presupuestos Generales del Estado y de Medidas Fiscales, Administrativas y del Orden Social de 1998», Revista
de Estudios Financieros, núm. 180, 1998, pág. 7, si bien «se estima que una aplicación de la Ley 24/1997 a la
revalorización de 1997, con consecuencias en 1998, no tiene efectos retroactivos directos ... sí hubiese tenido una
retractividad «indirecta», en cuanto que estaría afectando a una revalorización de pensión practicada conforme a
una legilación –la vigente a 1º. de enero de 1997– en la que no se contemplaba una minoración del incremento de
pensión del ejercicio siguiente».
8. En este sentido la Exposición de Motivos del Real Decreto 4/1998, señala que la revalorización del 2,1 %
alcanza tanto a las prestaciones contributivas como a las no contributivas.
NOTAS Y COMENTARIOS
motivo cabe señalar que la defectuosa técnica utilizada en la nueva redacción introducida
por la LCRSS en el art. 48 LGSS dará lugar a la aparición de numerosos problemas
interpretativos; piénsese, por ejemplo, que no queda claro si este precepto se compone de
dos apartados –el primero de los cuales constaría de tres párrafos numerados e
independientes, permaneciendo invariable el segundo– o de tres apartados –en este caso,
debiéndose entender derogado su anterior apartado 2 por el juego de las modificaciones
introducidas por la LCRSS en relación con el art. 52 LGSS9–. Por el momento, los arts. 36
y 38.Tres LP 98 y 16 Real Decreto 4/1998, de 9 de enero, establecen que la cuantía de las
pensiones no contributivas de jubilación e incapacidad permanente de la Seguridad Social
quedará fijada para 1998 en 521.920 pts. íntegras anuales.
3. Otros aspectos de interés
Dado que el precepto ahora modificado se ubica dentro de las normas generales del
sistema de la Seguridad social (Título I LGSS), tanto su contenido como las consecuencias
que del mismo se derivan resultarán de aplicación a la totalidad de los Regímenes
Especiales de la Seguridad Social.
En todo caso, de acuerdo con lo dispuesto en la Disposición Final Primera LCRSS, el
importe de la pensión, una vez revalorizada, estará limitada a la cantidad de 290.166 pts.,
entendiendo esta cantidad referida al importe de una mensualidad ordinaria, sin perjuicio de
las pagas extraordinarias que pudieran corresponder. Dicho límite mensual será objeto de
adecuación en aquellos supuestos en los que el pensionista tenga derecho o no a percibir
catorce pagas al año, comprendidas en uno u otro caso, las pagas extraordinarias, a efectos
de que la cuantía pueda alcanzar o quede limitada respectivamente a 4.062.324 pts., en
cómputo anual (arts. 40.Uno LP 98 y 2.2 Real Decreto 4/1998). La revalorización se aplicará
al importe mensual que tuviese la pensión de que se trate en 31 de diciembre de 1997,
excluidos los complementos a mínimos, el recargo de prestaciones por falta de medidas de
seguridad e higiene en el trabajo previsto en el art. 123 LGSS y las percepciones de rentas
temporales por cargas familiares (art. 3 Real Decreto 4/1998, de 9 de enero)10.
En fin, para los demás aspectos atinentes a la cuantía y forma de la revalorización de
pensiones –tales como, por ejemplo, revalorización de pensiones reconocidas por normas
internacionales, concurrencia de pensiones, etc.– habrá de estarse, para 1998, a lo dispuesto
por el Real Decreto 4/1998, de 9 de enero, en cumplimiento de lo establecido por los arts.
38 y ss. LP 9811.
III. SEPARACIÓN DE LAS FUENTES DE FINANCIACIÓN Y CLARIFICACIÓN
DE LA ACCIÓN PROTECTORA DE LA SEGURIDAD SOCIAL
1. Separación de las fuentes de financiación
En cumplimiento de lo dispuesto en la Recomendación primera del Pacto de Toledo
y en el Apartado A) del Acuerdo de Consolidación y Racionalización y dando nueva
9. Abogando, probablemente con acierto, por la supresión del anterior y todavía vigente apartado 2 del art. 48
LGSS cfr. GETE CASTRILLO, P.: «La Ley de ...», ob. cit., pág. 453. En contrario, entendiéndolo aplicable a las
prestaciones no contributivas vid. OLARTE ENCABO, S. y MOLINA NAVARRETE, C.: «La política y ...», ob. cit., pág.
93.
10. Sobre la exclusión de la base de cálculo de las posibles mejoras voluntarias cfr. ALONSO OLEA, M. y
TORTUERO PLAZA, J. L.: Instituciones de Seguridad Social, decimoquinta ed., Civitas, Madrid, 1997, pág. 325.
11. En relación a la revalorización de pensiones para 1998 vid. la Cir. núm.1/1998, de 29 de enero (Revista de
Estudios Financieros –Legislación y Jurisprudencia–, núm. 180, 1998, págs. 29 y ss.).
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redacción al contenido del art. 86.2 LGSS, el art. 1 LCRSS procede, de la manera siguiente,
a separar las fuentes de financiación de las distintas modalidades de la acción protectora de
la Seguridad Social para adecuarlas a su verdadera naturaleza jurídica:
a) Mediante la imposición general o, más concretamente, mediante aportaciones del
Estado al presupuesto de la Seguridad Social –que según el Pacto de Toledo habrán de ser
suficientes– se financiará en exclusiva la acción protectora de ésta en su modalidad no
contributiva y universal; esto es, la que ampara a todos los ciudadanos españoles. A lo que
parece también los gastos derivados de su gestión. Todo ello sin perjuicio de lo establecido
en el primer inciso del art. 10.3 LGSS, queriéndose indicar con ello que el Régimen
Especial de los funcionarios públicos, civiles y militares seguirá rigiéndose al respecto por
sus normas específicas12.
b) En cambio, su modalidad contributiva será financiada, básicamente –que no
exclusivamente13–, con las cotizaciones sociales –recursos propios, que según el Pacto de
Toledo también habrán de ser suficientes– de las personas obligadas. Junto a ellas y entre
otros ingresos, las cantidades recaudadas en concepto de recargos y sanciones, los frutos,
rentas o intereses de sus recursos patrimoniales, así como las aportaciones del Estado que se
acuerden para atenciones específicas –o para compensar, por ejemplo, las bonificaciones en
las cuotas establecidas para fomentar el empleo (Ley 64/1997, de 26 de diciembre) o las
cotizaciones ficticias previstas en el art. 180,b) LGSS– servirán para financiar, no sólo las
prestaciones contributivas de la Seguridad Social, sino también los gastos derivados de su
gestión y los de funcionamiento de los servicios correspondientes a las funciones de
afiliación, recaudación y gestión económico–financiera y patrimonial. Evidentemente, el
hecho de que la financiación de estos últimos se realice mediante cotizaciones sociales de
forma conjunta con las prestaciones contributivas, no significa que los mismos adquieran
tal carácter prestacional14.
Como puede apreciarse, la separación que se defiende no es otra cosa que una
clarificación contable del flujo dinerario de la Seguridad Social que por lo demás poco o
nada nuevo aporta, pues siempre han sido y son las cuotas de los empresarios y de los
trabajadores –de una parte– y las aportaciones del Estado –de otra– las fuentes básicas de la
Seguridad Social española en sus niveles contributivo y asistencial15.
2. Clarificación de la acción protectora de la Seguridad Social en orden a la
financiación
De conformidad con lo anterior, siguiendo con el proceso iniciado en 1989, el
mismo art. 1 LCRSS procede de inmediato a clarificar la acción protectora de la Seguridad
Social. Así tienen naturaleza contributiva:
12. Al respecto cfr. lo dispuesto por la Disposición Final Segunda LCRSS.
13. Pareciendo entenderlo así cfr. GETE CASTRILLO, P.: «La Ley de ...», ob. cit., pág. 429.
14. Por tal motivo el Consejo Económico y Social («Dictamen 8/96: Sobre ...», ob. cit., págs. 136 y 137), no
estimó correcto incluir todos estos gastos entre las prestaciones de naturaleza contributiva. Por su parte,
atendiendo al principio de unidad de gestión, OLARTE ENCABO, S. y MOLINA NAVARRETE, C.: «La política y ...»,
ob. cit., pág. 91, ven difícil la separación de las fuentes de financiación por lo que se refiere a los gastos derivados
de la gestión y funcionamiento de estos servicios, a no ser que se esté pensando en la transferencia de
competencias de gestión de las prestaciones no contributivas a las Comunidades Autónomas. Admitiendo, sin
embargo, la naturaleza contributiva de estos gastos cfr. el propio Apartado A) del Acuerdo de Consolidación y
Racionalización.
15. GETE CASTRILLO, P.: «La Ley de ...», ob. cit., págs. 427 y 428.
NOTAS Y COMENTARIOS
a) Las prestaciones económicas de la Seguridad Social de las que no se predique
expresamente su naturaleza asistencial.
b) Y, por supuesto, la totalidad de las prestaciones derivadas de contingencias
profesionales, esto es accidentes de trabajo y enfermedades profesionales.
En cambio, tienen naturaleza no contributiva:
a) Las prestaciones y servicios de asistencia sanitaria incluidas en la acción
protectora financiada con cargo –a las aportaciones del Estado– al Presupuesto de la
Seguridad Social y los correspondientes servicios sociales, salvo que –unos y otros–
deriven de contingencias profesionales16. Obviamente, excluido este último inciso, se está
haciendo referencia a prestaciones exclusivamente financiadas a costa del Estado, de ahí su
naturaleza no contributiva. Sin embargo, una interpretación excesivamente literal de la sola
referencia que en este apartado se hace al Presupuesto de la Seguridad Social podría llevar a
pensar que dichas prestaciones se financian, no sólo con las aportaciones del Estado, sino
también con las de los trabajadores y empresarios, en cuanto unas y otras integran dicho
presupuesto. Evidentemente, a pesar de su confusa redacción, esto no es lo querido por el
legislador. En todo caso téngase en cuenta que, como consecuencia de la alusión a las
contingencias profesionales, las prestaciones de asistencia sanitaria y los servicios sociales
ostentan dentro de la acción protectora de la Seguridad Social una naturaleza
«quasi–asistencial»17.
b) Las pensiones no contributivas por invalidez –denominación esta que,
curiosamente, no corresponde con la de «incapacidad» introducida por la propia LCRSS– y
jubilación18.
c) Los complementos a mínimos de las pensiones –contributivas– de la Seguridad
Social, criterio este que, pese a su configuración más o menos estable en la LGSS (art.
86.2), dista mucho de resultar definitivo pues, siguiendo lo dispuesto en el Apartado A) del
Acuerdo de Consolidación y Racionalización, el párrafo segundo de la Disposición
Transitoria Decimocuarta LGSS da por sentado que su naturaleza no ha sido todavía
definida19. En este sentido, y dado que también se financian con las aportaciones del Estado,
16. Aspecto este último que GETE CASTRILLO, P.: «La Ley de ...», ob. cit., pág. 431, parece pasar por alto.
Respecto a la colaboración de las empresas en la gestión de la Seguridad Social cfr. la Disposición Transitoria
Sexta LMFAS.
17. Aun cuando parece haber un claro intento por desarrollar definitivamente la universalización de la
asistencia sanitaria prevista en el art. 43 de la Constitución española y en la Ley de Sanidad (BLASCO LAHOZ, J. F.:
La reforma de ..., ob. cit., pág. 112), el legislador se resiste a separar esta prestación de la acción protectora de la
Seguridad Social. Lo mismo podría predicarse de los servicios sociales.
18. Para 1998, la cuantía de estas pensiones se fijará en 521.920 pts. íntegras anuales (arts. 36 y 38.Tres LP
98); para 1997, dicha cuantía fue de 511.140 pts. (arts. 34 y 36.Tres LP 97).
19. GETE CASTRILLO, P.: «La Ley de ...», ob. cit., págs. 432 y 433, entiende que, en cuanto se refieren a una
prestación contributiva, dichos complementos debieran financiarse con cargo a la solidaridad profesional. Para
GONZALO GONZÁLEZ, B.: «El atajo de Maastricht: convergencia económica y divergencia social (Comentarios al
Proyecto de la Ley de Consolidación y Racionalización del Sistema de Seguridad Social)», Relaciones Laborales,
núm. 18, 1997, pág. 48, la consideración de estos complementos como prestaciones no contributivas
«probablemente compromete alteraciones no sólo financieras con respecto a tales complementos, sino también
asistenciales, relacionadas con la cuantía y las condiciones de adquisición y conservación de derechos. Como es
sabido, el régimen jurídico de las prestaciones no contributivas es particularmente riguroso, mucho más que el de
los complementos a mínimos de las contributivas; la cuantía de los derechos tiene señalado un máximo inferior al
que ahora se reconoce a tales suplementos a mínimos; esa cuantía, además, puede disminuirse según sean los
importes de las rentas de las que ocasional o permanentemente puedan disponer el beneficiario o cualquiera de los
familiares que con él convivan; y se constituyen como derechos no vitalicios, sino periódicamente renovables
previa demostración por los interesados de su permanencia en situación de necesidad». En fin, para 1998, vid.
sobre los mismos el art. 42 LP 98, precepto que, frente a la anterior referencia a las «rentas de trabajo o de
capital», condiciona su reconocimiento a un determinado límite de «ingresos»; según PANIZO ROBLES, J. A.:
«Novedades en materia ..», ob. cit., pág. 9, este cambio iría más allá de una simple modificación terminológica,
queriéndose con ello indicar que, sin perjuicio de lo dispuesto en el art. 5 Real Decreto 4/1998, los ingresos en
cuestión son brutos.
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idéntica naturaleza cabría atribuir a las revalorizaciones periódicas de las pensiones de la
Seguridad Social20.
e) Las asignaciones económicas de la Seguridad Social por hijo a cargo. A efectos
de la clarificación de la acción protectora de la Seguridad Social española, quizás sea ésta la
medida más importante. Y ello porque, sin perjuicio de lo que más adelante se dirá sobre su
aplicación paulatina, la misma significa la supresión definitiva de su modalidad
contributiva. Debe advertirse, sin embargo, que el hecho de que, fundamental aunque no
exclusivamente, fueran los ingresos anuales del trabajador el criterio determinante para su
concesión confería a estas prestaciones un claro carácter asistencial21. Por su parte, de la
expresa referencia a «asignaciones económicas por hijo a cargo» parece deducirse que, en
cuanto prestación no económica (art. 15 Real Decreto 356/1991, de 15 de marzo), la
consideración como período de cotización efectiva que se predica de la excedencia laboral
por cuidado de hijos (art. 46.3 Estatuto de los Trabajadores) mantendrá su naturaleza
contributiva. A idéntica conclusión puede llegarse también si se parte de la base de que sus
beneficiarios son siempre trabajadores por cuenta ajena. Ello no obstante, en tanto que en
último término se trata de un gasto imputable a la solidaridad nacional, el mismo deberá ser
compensado por el Estado a través de sus aportaciones al presupuesto de la Seguridad
Social22.
Como puede apreciarse, nada se dice de las prestaciones por desempleo o, más
exactamente, de sus modalidades contributiva o asistencial. Por tal motivo, una
interpretación excesivamente literal del art. 86.2 LGSS podría llevar a pensar que, en tanto
prestación económica no expresamente catalogada como asistencial, aquéllas en su
conjunto tendrían naturaleza contributiva o, en el peor de los casos, que habrían
desaparecido en su modalidad asistencial. Sin embargo, tampoco ésta parece haber sido la
intención querida por el legislador23. Se trataría de un olvido por parte de este último que no
implicaría modificaciones en cuanto a su régimen jurídico y naturaleza actuales; de acuerdo
además con el espíritu de la LCRSS, las prestaciones contributivas por desempleo se
financiarían con cargo a las cotizaciones sociales y las asistenciales con cargo a la
imposición general.
3. Derecho transitorio
Supeditadas como están al equilibrio general del sistema, tanto la separación de las
fuentes de financiación como la clarificación de la acción protectora de la Seguridad Social
no se llevarán a cabo de forma inmediata sino paulatinamente, en el modo que determine la
correspondiente Ley de Presupuestos Generales del Estado para cada ejercicio económico y
con el límite del año 2000 (Disposición Transitoria Decimocuarta LGSS) al que alude el
Apartado A) del Acuerdo de Consolidación y Racionalización.
20. RODRÍGUEZ DEVESA, C.: «Análisis crítico de la reforma del sistema de la Seguridad Social», Tapia,
especial monográfico, mayo-junio 1997, págs. 68 y 74. Para este autor es incongruente que no se califique de
forma expresa la naturaleza no contributiva de las revalorizaciones y sí de los complementos a mínimos (ibidem,
pág. 76).
21. BLASCO LAHOZ, J. F.: La reforma de ..., ob. cit., pág. 114. Sobre el límite de ingresos y la cuantía de estas
prestaciones para 1998 vid. la Disposición Adicional Tercera LP 98.
22. En este sentido vid. GETE CASTRILLO, P.: «La Ley de ...», ob. cit., pág. 431, quien asimismo se plantea el
carácter asistencial de la prestación de maternidad. Ha de señalarse, sin embargo, que en cuanto prestación
sustitutiva del salario, ésta ha de seguir manteniendo su naturaleza contributiva. Cuestión distinta es que, dada la
función social que la maternidad conlleva, la misma sea asumida íntegramente –cotizaciones incluidas– por el
Estado.
23. Ello no obstante, RODRÍGUEZ DEVESA, C.: «Análisis crítico de ...», ob. cit., pág. 68, entiende que los arts.
215 a 219 LGSS quedarían derogados. Abogando por las dos interpretaciones apuntadas cfr. GETE CASTRILLO, P.:
«La Ley de ...», ob. cit., pág. 430.
NOTAS Y COMENTARIOS
De lo anterior cabe deducir que no es la LCRSS, sino más bien la respectiva Ley de
Presupuestos Generales del Estado que desarrolle lo dispuesto en el nuevo art. 86.2 LGSS
la que, a medida que vaya separando sus fuentes de financiación, acabe por clarificar la
acción protectora de la Seguridad Social. De ahí que no se haya optado todavía por
modificar la redacción del art. 38 LGSS. Lo cual, podría dar lugar a la aparición de
numerosos problemas interpretativos en relación a prestaciones tales como, por ejemplo, las
económicas por hijo a cargo en las que, junto al mantenimiento de su régimen jurídico,
pervive, sin más aclaraciones, una mera previsión de futuro en cuanto a su naturaleza. Sirva
como prueba el simple hecho de que la Disposición Adicional Octava.1 LGSS, en la
redacción dada a la misma por la propia LCRSS, sigue aludiendo a la modalidad
contributiva de estas prestaciones24.
Así las cosas parece conveniente que, si lejos de confundir lo que en verdad se
pretende es clarificar, se adopte cuanto antes la citada separación de las fuentes de
financiación de la Seguridad Social. Máxime cuando ya el Pacto de Toledo
(Recomendación primera) y el Acuerdo de Consolidación y Racionalización [Apartado A)]
instaran a su culminación efectiva en el menor plazo posible. En todo caso, no parece que
ésta sea la mejor manera de proceder a la clarificación de la acción protectora de la
Seguridad Social; antes al contrario, aquélla debería ser la consecuencia, que no la causa, de
esta última25.
Por lo pronto, la LP 98 parece colaborar en la progresiva separación de las fuentes
de financiación de la Seguridad Social aumentando sustancialmente las aportaciones del
Estado destinadas a financiar las prestaciones no contributivas o de carácter asistencial, así
como la prestación de asistencia sanitaria26.
IV. OTROS ASPECTOS DE INTERES SOBRE LA REFORMA DE PENSIONES
1. Aumento de las pensiones mínimas de viudedad para menores de 60 años
Siguiendo a la Recomendación decimosegunda del Pacto de Toledo y al Apartado J)
del Acuerdo de Consolidación y Racionalización se prevé, independizándolas
progresivamente de la edad del beneficiario, la mejora de las pensiones de viudedad en el
caso de menores ingresos. En efecto, las cuantías de las pensiones mínimas de viudedad
para beneficiarios menores de sesenta años, que tengan cargas familiares y cuyas rentas
–personales– no excedan del límite de ingresos que anualmente establezca la
correspondiente Ley de Presupuestos Generales del Estado –822.824 pts. para 1998 (art. 42
LP 48)– para el reconocimiento de los complementos para las pensiones inferiores a la
mínima, se equipararán, en los términos que reglamentariamente se establezcan y de modo
24. Intuyendo estos problemas cfr. BLASCO LAHOZ, J. F.: La reforma de ..., ob. cit., pág. 113 y, mucho antes, el
Consejo Económico y Social: «Dictamen 8/96: Sobre ...», ob. cit., págs. 141 y 142, respecto a las modificaciones
que sobre estas prestaciones pretendía introducir el Anteproyecto de la LCRSS. Sin embargo, siguiendo a dicho
Anteproyecto, favorables a la supresión de la letra d) art. 38.1 LGSS en relación a las prestaciones familiares por
hijo a cargo se muestran OLARTE ENCABO, S. y MOLINA NAVARRETE, C.: «La política y ...», ob. cit., pág. 92.
25. Como señala RODRÍGUEZ DEVESA, C.: «Análisis crítico de ...», ob. cit., pág. 68, «no se parte de la idea
clara de que contributivo es igual a contraprestación por la cotización percibida, sino al mero hecho de que de ello
se haga previsión en los Presupuestos en si es a cargo del Estado o de la Seguridad Social».
26. Frente a una partida de 247.462.272.000 pts. (Anexo I LP 97), las aportaciones del Estado al presupuesto
de la Seguridad y Protección Social en concepto de pensiones no contributivas y prestaciones asistenciales
aumentan a 259.993.963.000 pts. (Anexo I LP 98). Por lo que a la prestación de asistencia sanitaria se refiere,
frente a una partida de 2.905.579.739.000 pts., más una aportación procedente de cotizaciones sociales de
199.912.876.000 pts. (art. 11 LP 97), las aportaciones del Estado por este concepto aumentan a 3.636.735.131.000
pts., más una aportación procedente de cotizaciones sociales de 103.000.000.000 pts. (art. 11 LP 98). En ambos
ejercicios, la aportación del Estado al sistema de la Seguridad Social para atender a la financiación de los
complementos para mínimos de las pensiones alcanza los 16.000.000.000 pts. (arts. 11 LP 97 y 98).
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gradual –concretamente en el plazo de tres años a partir de la entrada en vigor de la propia
LCRSS–, a los importes de dicha clase de pensión para beneficiarios con edades
comprendidas entre los sesenta y los sesenta y cuatro años (Disposición Adicional Séptima
bis LGSS, art. 8.1 y Disposición Transitoria Cuarta.1 RLCRSS)27.
A estos efectos, se entenderá por cargas familiares, la convivencia del beneficiario
con hijos menores de veintiséis años o mayores incapacitados o menores de dieciocho años
acogidos cuando la renta del conjunto de la unidad familiar así constituida, dividida por el
número de miembros que la componen, no supere en cómputo anual el setenta y cinco por
ciento del salario mínimo interprofesional, excluida la parte proporcional de dos pagas
extraordinarias. En este sentido, se considerarán como ingresos o rentas computables
cualesquiera bienes y derechos, derivados tanto del trabajo como del capital, así como los
de naturaleza prestacional, referidos en todo caso al año anterior a aquel en que deban
aplicarse los citados complementos a mínimos (art. 8 RLCRSS)28.
En el plazo de treinta días a contar desde la fecha en que se produzcan, los
beneficiarios quedarán obligados a presentar ante la entidad gestora correspondiente –el
INSS– comunicación debidamente acreditada de cuantas variaciones con trascendencia para
el nacimiento o extinción del derecho al respectivo complemento a mínimos hubieran
tenido lugar en la situación familiar o económica. Asimismo, antes del primero de marzo de
cada año, vendrán obligados a presentar declaración expresiva de los ingresos, tanto
propios como de los miembros de la unidad familiar a la que antes se ha aludido, a efectos
de determinar la subsistencia de cargas familiares (art. 8.3 RLCRSS)29.
En fin, frente a las 511.140 pts. previstas para 1997 en el art. 40 LP 97, el art. 42 LP
98 inicia ya el proceso equiparador aquí estudiado al fijar en 570.780 pts. anuales
–distribuidas en catorce pagas mensuales de 40.770 pts. cada una– la cuantía mínima de las
pensiones de viudedad para los titulares de las mismas menores de sesenta años que tengan
cargas familiares30. Nótese que si el beneficiario tiene sesenta y cinco años, el importe anual
mínimo será de 783.720 pts.; si tiene entre sesenta y sesenta y cuatro años, dicho importe
será de 683.970 pts.; finalmente, si tiene menos de sesenta años y carece de cargas
familiares dicho importe será de 521.920 pts. (art. 42 LP 98 y Anexo Real Decreto 4/1998).
En su caso, aquella cuantía tendrá efectos desde el uno de enero de 1998 si la solicitud
correspondiente se efectúa antes del treinta y uno de marzo de dicho año; en caso contrario,
la nueva cuantía tendrá efectos desde el día primero del mes siguiente al de la solicitud
(Disposición Final Segunda RLCRSS y Disposición Adicional Segunda.1 Real Decreto
4/1998, de 9 de enero).
27. Sobre la definitiva redacción de esta medida cfr. las recomendaciones efectuadas por el Consejo
Económico y Social («Dictamen 8/96: Sobre ...», ob. cit., pág. 140). Éste abogó además por el carácter no
contributivo de esta mejora, estableciendo su financiación por los presupuestos del Estado.
28. Según la instrucción 14.2 DGINSS núm. 3/1998, de 10 de marzo, «Cuando, en los ingresos de la unidad
familiar, se perciban pensiones del sistema de la Seguridad Social o de cualquier otro régimen público de
Seguridad Social, se computarán por su cuantía, incluidos los complementos a mínimos, en su caso. Para el
cómputo de tales ingresos, se aplicarán los mismos criterios que para la determinación de los complementos por
mínimos». Por su parte, la instrucción 14.3 de dicha disposición contempla la posibilidad de solicitar la nueva
cuantía de que se trate a las personas que, a la fecha de entrada en vigor del Real Decreto 4/1998, fueran
perceptores de complementos por mínimos de pensión de viudedad para menores de sesenta años; en tal caso, «la
nueva cuantía reconocida tendrá efectos desde el 1 de enero de 1998, cuando la solicitud se efectúe antes del 31 de
marzo de dicho año. En otro caso, la nueva cuantía tendrá efectos desde el día 1 del mes siguiente al de la
solicitud».
29. Sobre la posibilidad de que las entidades gestoras de las prestaciones económicas de la Seguridad Social
puedan obtener información de los respectivos registros oficiales cfr. el art. 35 LMFAS.
30. Como señala PANIZO ROBLES, J. A.: «Novedades en materia ...», ob. cit., pág. 8, estas pensiones
experimentan «una subida del 11,67%, incremento superior al establecido con carácter general para las pensiones
mínimas».
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2. Nueva denominación de la pensión de incapacidad permanente a partir de los 65
años
Debe señalarse, por último, que en virtud de lo dispuesto en el apartado E) del
Acuerdo de Consolidación y Racionalización se dispone que las pensiones de incapacidad
permanente –con independencia de cuál sea su grado y, a lo que parece, con el fin de
depurar estadísticamente el censo de pensionistas31–, pasarán a denominarse pensiones de
jubilación cuando sus beneficiarios cumplan la edad de sesenta y cinco años. Ahora bien,
dos son las consecuencias que lleva aparejadas la nueva denominación:
a) No deberá implicar modificación alguna respecto a las condiciones de la
prestación que se viniese percibiendo (arts. 143.4 LGSS y 7.1 RLCRSS)32; así, por ejemplo,
habrán de mantenerse las exenciones fiscales previstas con anterioridad a la entrada en
vigor de la LCRSS en el art. 9.1,b) Ley 18/1991, de 6 de junio, del Impuesto sobre la Renta
de las Personas Físicas, para las prestaciones de incapacidad permanente absoluta y gran
invalidez33 o los complementos que compensan las dificultades de encontrar un empleo por
parte de los inválidos permanentes totales34.
b) No deberá alterar el régimen jurídico de las prestaciones que pudieran derivar de
la pensión que se viniese percibiendo (art. 7.2 RLCRSS)35; así, por ejemplo, las prestaciones
de muerte y supervivencia causadas por el beneficiario de una pensión de incapacidad
permanente nominativamente convertida en pensión de jubilación seguirán calculándose en
función de la misma base reguladora que sirvió para determinar la original pensión de
incapacidad permanente, aunque, eso sí, incrementada con el importe de las mejoras o
revalorizaciones que, para las prestaciones de igual naturaleza por muerte y supervivencia,
hayan tenido lugar desde la fecha del hecho causante de la pensión de la que deriven (art.
7.2 Decreto 1646/1972, de 23 de junio).
Debe señalarse además que el cambio de denominación aquí previsto resultará de
aplicación expresa a todos los Regímenes Especiales que integran el sistema español de
31. «Parece que no se trata sino de “depurar” el censo de pensionistas, de modo que ... no parezca España un
país recién salido de una guerra» (GETE CASTRILLO, P.: «La Ley de ...», ob. cit., pág. 451, si bien en la página
siguiente muestra sus dudas acerca de la finalidad última de dicha medida). En parecido sentido, RODRÍGUEZ
DEVESA, C.: «Análisis crítico de ...», ob. cit., pág. 73, sostiene que dicho cambio de denominación podría obedecer
a «simples criterios contables». Justificando dicho cambio en orden a criterios estadísticos cfr. DESDENTADO
BONETE, A.: «La protección de la incapacidad permanente en la Ley de consolidación y racionalización del sistema
de Seguridad Social», Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, núm. 4, 1997, pág. 73 y MERCADER
UGUINA, J. R.: «La reforma de la acción protectora en la Ley 24/1997, de 15 de julio, de Consolidación y
Racionalización del Sistema de Seguridad Social», Relaciones Laborales, núm. 23, 1997, pág. 80. En contrario,
admitiendo que el cambio de denominación que ahora se estudia trascendería del mero dato estadístico implicando
la aplicación de las normas de jubilación al conjunto de la dinámica de la prestación que se viniera percibiendo
–en especial en cuanto al régimen de incompatibilidades– vid. MARTÍN VALVERDE, A.: «El régimen jurídico de la
pensión de jubilación en la Ley de consolidación y racionalización del sistema de Seguridad Social», Revista del
Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, núm. 4, 1997, págs. 57 y 58, quien acaba sosteniendo que «Debe haber
algo más detrás del cambio de denominación». Ha advertirse, sin embargo, que ni ésta es la intención del
legislador, ni tal interpretación es posible –ni deseable– deducir de lo dispuesto en los arts. 143.4 LGSS y 7
RLCRSS. De hecho, el Apartado E) del Acuerdo de Consolidación y Racionalización alude expresamente a la
intención de «introducir la necesaria transparencia en la estructura de pensiones del Sistema de Seguridad Social, y
para tener presente tendencias que se registran en el marco de la Unión Europea y en nuestro propio país».
32. En opinión de ALONSO OLEA, M. y TORTUERO PLAZA, J. L.: Instituciones de Seguridad Social, ob. cit.,
págs. 276 y 319, «la regla no es en absoluto neutra cuando la pensión de incapacidad se hubiera reconocido en
aplicación de las normas internacionales, en especial, al amparo del Reglamento 1408/71 ... cuyo efecto es
precisamente el recálculo de la pensión con reglas de totalización y distribución diferentes, que obviamente
benefician a España cuando hubiera sido el Estado competente».
33. En este sentido, que ya apuntó el Consejo Económico y Social («Dictamen 8/96: Sobre ...», ob. cit., pág.
140), vid., por todos, GÁRATE CASTRO, J.: «Algunas coordenadas de la proyectada reforma de la protección por
jubilación e invalidez permanente», Tribuna Social, núm. 78, 1997,pág. 19.
34. ALONSO OLEA, M. y TORTUERO PLAZA, J. L.: Instituciones de Seguridad Social, ob. cit., pág. 319.
35. Repárese en la curiosa situación que nominativamente se producirá cuando, de reunir los demás requisitos
exigidos, los beneficiarios de una incapacidad permanente total traten de acceder a la pensión de jubilación por la
vía, por ejemplo, del art. 161.4 LGSS al cumplir la edad de sesenta y cinco años.
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Seguridad Social (Disposición Adicional Octava.1 LGSS), incluido el Régimen Especial de
la Minería del Carbón. En consonancia con las dos reglas anteriores, en este último
Régimen tal aplicación se efectuará sin perjuicio de las normas particulares que, sobre
prestaciones, recoge el vigente art. 20 de la Orden Ministerial 3 de abril de 1973 en relación
con la cuantía de la pensión de los inválidos absolutos y grandes inválidos al cumplir la
edad de jubilación (art. 7.3 RLCRSS). Aunque expresamente nada se indique al respecto,
parecida extensión deberá predicarse, en su caso, en relación a los cambios de
denominación introducidos por el art. 8.5 LCRSS.
V. ALGUNOS DATOS DE INTERES SOBRE LOS PENSIONISTAS NAVARROS
1. El gasto en pensiones
En lo que llevamos de decenio (período 1990 a 1998), el gasto en pensiones en
Navarra se ha duplicado. En el año 1990 el importe de las nóminas anuales ascendió a
51.856 millones de pesetas y la previsión del gasto para el año 1998 se estima en 105.230
millones de pesetas.
2. El número de pensionistas
El gráfico significativo es el siguiente:
Observamos que en este período el número de pensionistas “sólo” ha crecido un
21,5% frente al 100% de incremento de gasto. Si consideramos con mayor detalle los
incrementos anuales, veremos que cada año se supera el 2% de crecimiento y que éste se
ralentiza para los años 1997 y 1998. No resultará ajena a este fenómeno la explicación que
se propone seguidamente; durante el primer quinquenio de la década de los años noventa se
han producido importantes procesos de reconversión y reestructuración empresarial que han
llevado aparejadas un gran número de prejubilaciones. En el segundo quinquenio de este
decenio deberá reducirse el número de jubilaciones por el efecto de la disminución de la
tasa de natalidad que se produjo en Navarra entre los años 1936 y 1939.
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3. La pensión media en Navarra
En el período que venimos considerando, la pensión media en Navarra ha pasado de
47.722 ptas. a 78.200 ptas. Estas cuantías son mensuales y en la mayoría de los casos
pagaderas en catorce mensualidades. La tasa de incremento ha sido del 64% tal y como
muestra el siguiente gráfico.
Es de destacar que esta representación del aumento de las pensiones medias se
asemeja notablemente a la que representa el incremento en el gasto y difiere de la que
muestra el aumento del número de pensionistas. Es evidente que el efecto de renovación de
las pensiones, al extinguirse pensiones antiguas de menor cuantía y aparecer nuevas
pensiones con importes más elevados, ha propiciado el aumento de las pensiones medias.
Pero no es menos cierto que el poder adquisitivo de las pensiones, que se garantiza en la
LCRSS, ha tenido en algunas ocasiones un efecto más generoso que el establecido con
carácter mínimo por la Ley.
4. Evolución de las pensiones medias
También parece interesante comparar la evolución de las pensiones medias en
relación con las variaciones del índice de precios al consumo de los últimos años. En este
caso hemos optado por analizar un período más amplio para así contemplar varios ciclos
económicos especialmente inflacionistas. Por tanto, el siguiente gráfico se remonta al
período comprendido entre los años 1982 a 1997:
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En el período que analizamos, la suma de los índices de precios al consumo no
acumulativos nos sitúa el crecimiento en 105 puntos y el incremento de las pensiones
medias en 149,7 puntos. Si tomáramos datos referidos a los importes de las pensiones
mínimas del mismo período, el diferencial con arreglo al citado índice aún nos indicaría
cifras que evidencian la ganancia del poder adquisitivo de este bloque de pensiones.
En otro orden de consideraciones, interesa dejar constancia del perfil de los
pensionistas navarros, señalando la procedencia de los mismos y el tipo de pensión que
vienen percibiendo.
5. Los pensionistas navarros por regímenes
La primera clasificación presenta los 96.090 pensionistas existentes a 31 de enero de
1998 en Navarra según su origen laboral:
La mayor parte de los mismos proceden del Régimen General de la Seguridad
Social, no siendo ajeno a este fenómeno el lanzamiento industrial de Navarra producido en
la década de los años sesenta. Si pudiéramos comparar el número de pensionistas del sector
agrario existentes actualmente en Navarra con los que había hace diez años, observaríamos
un importante decrecimiento en este sector, al que tampoco es ajeno el paulatino abandono
de tierras simultáneo a nuestra industrialización. El número de pensionistas del Régimen
Especial de los Trabajadores Autónomos o por Cuenta Propia es seguramente el colectivo
más joven y creciente para los próximos años.
6. Los pensionistas navarros por prestaciones
Como se ha visto con anterioridad, la LCRSS ha dispuesto considerar a los
pensionistas de invalidez mayores de 65 años bajo el epígrafe de pensionistas de jubilación.
En consecuencia se produce un importante trasvase, cifrado en 10.623 pensionistas, a los
que se venía considerando como inválidos y en el siguiente gráfico quedan como jubilados.
Seguramente la reflexión más destacable que nos motiva este gráfico es la
proporción entre los distintos sectores de pensionistas. Y es que se puede afirmar que la
proporción entre los distintos grupos de pensiones que se da en Navarra concuerda con
notable coherencia con las existentes en los países de nuestro entorno; curiosamente dicha
concordancia no es tan elevada comparada con el conjunto de comunidades nacionales.
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