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Universidad de Buenos Aires
From the SelectedWorks of Martin Paolantonio
2007
La conexidad contractual en el sistema de tarjetas
de crédito: los arts. 43 y 45 de la ley 25.065
Martin Paolantonio
Available at: http://works.bepress.com/martin_paolantonio/47/
Revista de Derecho Privado
y Comunitario
2007-2
LA CONEXIDAD CONTRACTUAL EN EL
SISTEMA DE TARJETAS DE CRÉDITO: LOS
ARTÍCULOS 43 Y 45 DE LA LEY 25.065
por Martín E. Paolantonio
Sumario: 1. Introducción: la conexidad contractual en el sistema de tarjetas de crédito. 2. El
artículo 43, LTC, y las “controversias entre el titular y el proveedor”. 2.1. Sipnosis de las
soluciones de otros ordenamientos jurídicos. 2.2. La solución del artículo 43, LTC: su interpretación y valoración. 3. El artículo 45, LTC, y la responsabilidad del titular en virtud
del contrato de cambio.
1. Introducción: la conexidad contractual
en el sistema de tarjetas de crédito
La mención de un “sistema” de tarjetas de crédito (art. 1º de la
ley 25.065, en adelante LTC), como lo hemos señalado anteriormente1,
es una forma simple de aludir a un fenómeno jurídico complejo, denotado por la yuxtaposición de múltiples relaciones jurídicas que, más
allá de su independencia o autonomía, conforman una red contractual
cuya visualización es indispensable para que el análisis del marco normativo sea algo más que un ejercicio intelectual abstracto2.
La presencia de relaciones jurídicas inescindiblemente vinculadas
ha generado en ocasiones perplejidad al intérprete, que en su formación
1 PAOLANTONIO, Martín E., Régimen Legal de la Tarjeta de Crédito, Rubinzal-Culzoni, Santa Fe, 1999, p. 14.
2 En general sobre el tema de las redes contractuales, se puede ver el trabajo de
LORENZETTI, Ricardo, Redes contractuales, contratos conexos y responsabilidad,
en Revista de Derecho Privado y Comunitario, Nº 17, Responsabilidad contractual – I,
Rubinzal-Culzoni, Santa Fe, p. 207.
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Doctrina
intelectual tiene incorporada la regla del efecto relativo de los contratos
(arts. 1195 y concs., Cód. Civ.), y se enfrenta a la carencia de herramientas jurídicas que lidien directamente con el fenómeno de las redes
contractuales3.
A contramano de esa prescindencia, la LTC ha incorporado, aunque
con imprecisión, diferentes disposiciones que pretenden dar virtualidad
jurídica a la vinculación económica de contratos separados.
Previo a su referencia, cabe recordar que en todo sistema de tarjetas
de compra y crédito existen tres funciones esenciales o básicas4:
a) La función emisora, que consiste en el otorgamiento de tarjetas
a los usuarios, y el posterior cobro a éstos de los cargos en que
incurrieran;
b) la función de adhesión o incorporación, que se refiere a la
obtención del consentimiento de establecimientos comerciales
–en sentido lato– respecto del uso de la tarjeta, y a los pagos
a los establecimientos adheridos; y
c) la función de administración o coordinación, que comprende
primariamente la determinación de los lineamientos y reglas de
operación del sistema, y la organización de las relaciones entre
las partes que componen el sistema.
Estas funciones se traducen jurídicamente en diferentes relaciones
contractuales que presentan una clara nota de conexidad o interdependencia causal5, entre las que se destacan6:
a) El contrato de administración de la tarjeta;
3
Aportando una visión integradora, y como norma general, cabe recordar la disposición del Proyecto de Código Civil de 1998, cuyo art. 1030 preveía, bajo el título
Grupos de Contratos, que “Los contratos que están vinculados entre sí por haber sido
celebrados en cumplimiento del programa de una operación económica global son
interpretados los unos por medio de los otros, y atribuyéndoles el sentido apropiado
al conjunto de la operación”.
4
GUTIÉRREZ, Ricardo y ETCHEVERRY, Roberto, El negocio de las tarjetas
de crédito, Club de Estudio, Buenos Aires, 1990, ps. 35 y ss.
5 GETE-ALONSO Y CALERA, María del Carmen, Las tarjetas de crédito, Marcial
Pons, Madrid, 1997, p. 26.
6
Una referencia completa al plexo contractual que puede abarcar la operatoria
de las tarjetas de crédito se aprecia en BARUTEL MANAUT, Carles, Las tarjetas
de pago y crédito, Bosch, Barcelona, 1997, ps. 205 y ss.
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La conexidad contractual en el sistema de tarjetas de crédito
b) el contrato de aceptación de la tarjeta;
c) el contrato de emisión de la tarjeta, y
d) los contratos de cambio relativos a la utilización de la tarjeta.
En este orden de ideas, se ha señalado 7 que se verifica la existencia
de un sistema respecto de las tarjetas de crédito, en tanto:
a) Resulta imprescindible la formación de diferentes variedades
contractuales (contratos de emisión, aceptación y cambio), y de
un modo múltiple o plural;
b) en cada especie, se forma una masa o conjunto de contratos
individuales, y
c) los conjuntos individuales funcionan de manera armónica y coordinada.
Similares expresiones pueden encontrarse en la doctrina nacional
que se ha ocupado del tema8.
En ocasiones previas, nos hemos ocupado del análisis de la dinámica
del sistema de tarjetas de crédito en general, y en particular de algunas
de las relaciones mencionadas9.
Ahora nos proponemos revisar, tomando como punto de partida
desarrollos anteriores, dos de las reglas particulares que la LTC incorpora a modo de recepción de la conexidad contractual que imbrica
todo el sistema:
a) El artículo 43, LTC, y la responsabilidad eventual del administrador o emisor por los incumplimientos del proveedor (establecimiento adherido), y
b) el artículo 45, LTC, y la liberación del titular de la tarjeta de
crédito de sus responsabilidades frente al proveedor.
Ambas normas tienen diferentes matices de interés.
La primera, presenta una cuestión de indudable relevancia práctica
7 WAYAR, Ernesto, Tarjeta de crédito y defensa del usuario, Astrea, Buenos
Aires, 2000, ps. 19 y ss.
8 Así, MUGUILLO, Roberto, Régimen de tarjetas de crédito, Astrea, Buenos
Aires, 1999, p. 35; VILLEGAS, Carlos, Tarjeta de crédito, Jurídicas Cuyo, Mendoza,
1999, p. 231; MOEREMANS, Daniel, Conexidad de contratos en el sistema de tarjetas
de crédito, en L. L. 2000-B-1068.
9 PAOLANTONIO, Martín E., Responsabilidad del administrador y sujeto pagador
en el sistema de tarjetas de crédito, en J. A. 2002-IV-760.
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Doctrina
y frecuencia cotidiana, aunque no objeto de mayor análisis por la doctrina nacional especializada.
La segunda, aunque menos asidua, es una situación cuyo estudio
permite delinear y comprender el funcionamiento del sistema de tarjetas
de crédito.
2. El artículo 43, LTC, y las “controversias
entre el titular y el proveedor”
El artículo 43, LTC, despacha en breves líneas una cuestión central
al funcionamiento del sistema de tarjetas de crédito, estableciendo que
“El emisor es ajeno a las controversias entre el titular y el proveedor
derivadas de la ejecución de las prestaciones convenidas salvo que el
emisor promoviere los productos o al proveedor pues garantiza con
ello la calidad del producto o del servicio” 10.
El contrato celebrado entre el titular o usuario de la tarjeta y el
proveedor o establecimiento adherido –generalmente llamado contrato
de cambio– es, en principio, ajeno a la LTC. En las hipótesis más
comunes, se tratará de una venta o locación sujeta primariamente a
las disposiciones de la Ley de Defensa del Consumidor –o en su caso,
a las del Código Civil o Código de Comercio–.
Aunque el contrato de cambio integra la red contractual del sistema
de tarjetas de crédito –y su ocurrencia plural es un requisito esencial
para la existencia del sistema–, es lógico que la LTC no incorpore
una regulación general de la figura.
Ahora bien, el mecanismo operativo del sistema de tarjetas de crédito
puede poner al usuario o titular en una situación de indefensión cuando el
proveedor o establecimiento adherido incumple con las obligaciones
derivadas del contrato de cambio, y sin embargo el emisor requiere el
pago correspondiente a los importes abonados o adeudados al proveedor.
10 Sobre la defectuosa técnica de redacción de la LTC, resaltada por nosotros
anteriormente en múltiples ocasiones, no volveremos en esta nota. Cabe señalar que
la curiosa escritura del precepto ha sido calificada como un absurdo jurídico, en tanto
se menciona en el texto mismo de la ley su fundamento o ratio (cuando dice “pues...”),
lo que debe entenderse como “en cuyo caso” (MILITELLO, Sergio, Tarjeta de crédito,
Lexis Nº 2210/000709).
110
La conexidad contractual en el sistema de tarjetas de crédito
El tema, con independencia de que el titular financie efectivamente
las operaciones realizadas, presenta una marcada analogía fáctica con
la situación del consumidor en las operaciones de crédito al consumo,
cuestión de la que nos hemos ocupado en otras oportunidades11.
La pregunta a responder es de fácil formulación: ¿hasta qué punto
el organizador, el emisor o el sujeto pagador del sistema asumen una
obligación frente al titular en la hipótesis de incumplimiento del contrato de cambio? 12
2.1. Sinopsis de las soluciones de otros ordenamientos jurídicos
La experiencia de otros ordenamientos jurídicos permite afirmar la
existencia de tres modelos diferentes en lo que respecta a la protección
del titular o usuario ante el incumplimiento del proveedor de bienes
o servicios.
Así, siguiendo el desarrollo propuesto por Barutel Manaut13, cabe
distinguir entre:
a) El modelo británico, con responsabilidad solidaria del emisor
y del aceptante proveedor. Tanto la legislación de protección al
consumidor de 1974 como la de 1987 permiten al titular accionar, en diferentes supuestos, contra el emisor de la tarjeta,
afirmándose la similitud entre la relación emisor/aceptante con
la derivada de un joint venture;
b) el régimen francés de la Ley 78-22 (luego incorporada al Code
de la Consommation, arts. 311 y ss.) permite la suspensión de
11 Ver, por ejemplo, BERGEL, Salvador D. y PAOLANTONIO, Martín E., Responsabilidad civil de las entidades financieras en las operaciones de crédito al consumo, en Revista de Derecho Privado y Comunitario, Nº 18, Responsabilidad contractual – II, Rubinzal-Culzoni, Santa Fe, p. 281, con referencias adicionales.
12 Cabe señalar que, por su propia estructura, el problema no se verifica en las
tarjetas de compra o bilaterales, en las que el recurso al art. 1201 del Código Civil
permite una adecuada tutela del titular o usuario de la tarjeta, ya que coinciden los
roles de emisor y proveedor.
13 BARUTEL MANAUT, Las tarjetas... cit., ps. 655 y ss. Ver también un catálogo
de alternativas en JAPAZE, Belén, Financiación para el consumo, en la obra colectiva
coordinada por LORENZETTI, Ricardo y SCHÖTZ, Gustavo, Defensa del consumidor,
Ábaco, Buenos Aires, 2003, ps. 250 y ss.
111
Doctrina
la obligación de pago en caso de controversia respecto del cumplimiento del contrato de cambio, y
c) el esquema de la legislación federal de protección al consumidor
en los EE. UU., que permite a éste rehusar el pago al emisor
en determinadas circunstancias, en tanto la operación no corresponda a una transferencia electrónica de fondos. En líneas
generales, el régimen federal permite suspender el pago en tanto
se sustancia un procedimiento de impugnación iniciado por el
consumidor. Adicionalmente, diferentes Estados de EE. UU. han
ampliado la protección otorgada a nivel federal.
2.2. La solución del artículo 43, LTC: su interpretación y valoración
La lectura del artículo 43, LTC, permite una conclusión o regla
general: la ausencia de responsabilidad del emisor. Sin embargo, la
sencillez aparente de la salida normativa desaparece a la hora de analizar sus excepciones: la “promoción” de los productos o del proveedor.
Parte de la doctrina ha propuesto una interpretación acotada de la
excepción, señalando que promover no debe ser entendido como publicitar, por lo que la simple utilización de folletos o variantes análogas
no pone en acto la responsabilidad legal conforme al artículo 43, LTC14.
Otros autores han preferido una lectura diferente, consistente con
la función tuitiva del precepto, en la que la publicidad equivale a
promoción15, criterio también soportado a nivel de principios por la
integración publicitaria que impone el artículo 8º de la Ley de Defensa
del Consumidor (LDC)16. Este criterio nos parece más acorde al texto
14 MUGUILLO, Régimen... cit., p. 146. Aunque Wayar coincide con Muguillo
en cuanto a que publicitar no equivale a promover, entiende aplicable directamente
el art. 8º, LDC, lo que lleva a resultados similares a los del otro criterio descripto
en el texto (WAYAR, Tarjeta... cit., p. 316). No es de extrañar que ésta sea la línea
habitualmente sostenida por los administradores y emisores, que suelen incluir una
leyenda en tal sentido en la publicidad utilizada. Huelga decir que la leyenda es
infructuosa: la calificación final de la conducta publicitaria, a la luz del art. 43, LTC,
no es materia sujeta a la autonomía de la voluntad, y menos aún a una manifestación
unilateral predispuesta. Cabe en última instancia al intérprete, y particularmente al
juez o árbitro, la conclusión correspondiente.
15
VILLEGAS, Tarjeta... cit., p. 446.
16 Ver sobre este tema el fallo de la CNCom., sala D, 10-8-2005, L. L. 2005-F-734.
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La conexidad contractual en el sistema de tarjetas de crédito
legal y a las necesidades hermenéuticas que plantea la inserción de la
LDC en el plexo normativo de la LTC (art. 3º, LTC).
El artículo 43, LTC, recibe como principio general la ausencia de
responsabilidad del emisor ante el incumplimiento del proveedor o
establecimiento adherido. La solución, desde una perspectiva general,
no es objetable, más allá de las cuestiones particulares que señalamos
más abajo.
Considerar que en todos los casos el usuario o titular tiene la posibilidad de reclamar ante los sujetos que obtienen un provecho económico, por su participación en los diferentes roles del sistema de
tarjetas de crédito, puede resultar injusto e inviable jurídicamente
por lo irrazonable de una solución legal en tal sentido (arg. art. 28,
Const. Nac.).
Notemos que, a diferencia de las hipótesis típicas de operaciones
de crédito al consumo, no puede ponerse en cabeza del organizador,
emisor o sujeto pagador un deber de control general de la actuación
del proveedor o establecimiento.
Ello, principalmente, porque no existe por parte de ninguno de los
sujetos del sistema una vinculación o colaboración organizada que
permita predicar la existencia de un mandato legal implícito para que
los sujetos del sistema verifiquen las calidades morales y patrimoniales
de los proveedores o establecimientos adheridos.
Una interpretación diferente choca, además, con la de por sí amplias
responsabilidades que se siguen de los artículos 13 y 40, LDC, no
resultando apropiado pretender en vía interpretativa extender la responsabilidad del emisor fuera del supuesto previsto por la LTC.
La hipótesis legalmente prevista de responsabilidad del emisor –que
guarda alguna analogía con la previsión del artículo 40, LDC, para
quien “haya puesto su marca en la cosa o servicio”– se verifica cuando
“el emisor promoviere los productos o al proveedor pues garantiza
con ello la calidad del producto o del servicio”.
La parquedad de la norma y el nulo tratamiento del tema en el
debate parlamentario –cuyo eje fue el vetado intervencionismo en materia de intereses y comisiones– plantean no pocas dudas en la interpretación de la solución legal.
113
Doctrina
No obstante ello, entendemos que la justificación última de la responsabilidad impuesta al emisor radica en la confianza o apariencia
generada por su participación en la comercialización de los bienes o
servicios, tratándose de una responsabilidad extracontractual y objetiva
similar a la del productor aparente17.
En este sentido, cabe destacar el fallo que, aun antes de la vigencia
de la norma en análisis, sostuvo que “es encuadrable en el artículo 4º
de la ley 24.240, relativo al deber de información a favor del consumidor, la situación de una empresa que presta el servicio de tarjeta de
crédito, la cual al ofrecer la prestación de bienes o servicios por terceros
a sus clientes –en el caso, un contrato de seguro–, adjuntándola a los
resúmenes respectivos, contribuye a la comercialización de éstos”18.
Una línea similar, también para hechos previos a la vigencia de la
LTC, se utilizó para condenar al emisor ante el incumplimiento de un
establecimiento “promocionado”, que devino insolvente19 .
Más allá de imponer la responsabilidad del emisor, nada dice el
artículo 43, LTC, respecto de las características que cabe asignar a tal
deber jurídico.
Señalamos más arriba que se trata de una responsabilidad de base
extracontractual y naturaleza objetiva, y agregamos que ella entronca
en la noción de riesgo provecho o riesgo de empresa, ya que el emisor
no es ni dueño ni guardián de la cosa, ni realiza como tal una actividad
riesgosa.
17 Ver sobre el tema ALTERINI, Atilio, Responsabilidad objetiva derivada de la
generación de confianza, en Derecho de Daños, obra colectiva en homenaje al Dr. Félix
A. Trigo Represas, Buenos Aires, 1993, p. 539, y PIZARRO, Ramón D., Responsabilidad civil del que pone la marca en un producto defectuoso y en un servicio defectuosamente prestado, en Responsabilidad por daños en el tercer milenio, obra colectiva en
homenaje al Dr. Atilio A. Alterini, Abeledo-Perrot, Buenos Aires, 1997, p. 378.
18 CNFed.CAdm., sala III, 25-2-98, L. L. 1999-B-232.
19 CNFed.CAdm., sala III, 23-3-2000, L. L. 2000-E-121: no corresponde extender
la cláusula de irresponsabilidad relativa a la calidad y prestación de los servicios que
contrata el socio de una tarjeta de crédito cuando tiene la posibilidad de elegir un
comercio de entre todos los que están adheridos al emisor, al supuesto en que es
inducido a contratar con una empresa determinada –en el caso, una agencia de turismo
que promocionaba viajes, los que no pudieron realizarse debido a su concursamiento
preventivo–, sin que dicha circunstancia fuera advertida expresamente en la publicidad
o en el contrato de adhesión.
114
La conexidad contractual en el sistema de tarjetas de crédito
Adicionalmente, entendemos que:
a) la responsabilidad del emisor es concurrente, no subsidiaria,
respecto de la del proveedor o establecimiento adherido –que
es de naturaleza contractual–, y
b) por emisor, en el contexto de la norma en análisis, ha de entenderse no sólo a quienes ocupan tradicionalmente ese rol en
los sistemas abiertos –las entidades financieras–, sino también
el propio organizador o administrador del sistema en el caso
en que no sea identificable un emisor determinado. Tal es el
caso, por ejemplo, de la promoción de eventos o espectáculos
públicos en los que la publicidad asocia directamente a la “marca” de la tarjeta y no a un emisor en particular.
3. El artículo 45, LTC, y la responsabilidad
del titular en virtud del contrato de cambio
El artículo 45, LTC, prescribe que “El titular que hubiera abonado
sus cargos al emisor queda liberado frente al proveedor de pagar la
mercadería o servicio aun cuando el emisor no abonara al proveedor”.
Se trata de una solución íntimamente vinculada con la calificación
o naturaleza jurídica del pago con tarjeta de crédito, mediante la cual
se impone al proveedor o establecimiento adherido el riesgo final de
la falta de pago de las operaciones realizadas por el titular o usuario
de la tarjeta.
Así, ante la hipótesis de falta de pago al proveedor o establecimiento
adherido –supuesto de difícil verificación en los principales sistemas
de tarjetas de crédito, atento a los mecanismos de compensación y
garantía existentes, pero teóricamente posible–, la norma en estudio
niega al proveedor la posibilidad de accionar contra el titular si éste
hubiera pagado al emisor el importe correspondiente a la operación
realizada.
Antes de la vigencia de la LTC, la jurisprudencia había decidido
que el titular no quedaba liberado, frente al comercio adherido, de su
obligación de pago en tanto el emisor no le hubiera efectivizado el
importe correspondiente a la operación, estableciendo así un criterio
115
Doctrina
más severo para el titular, e inconsistente con la solución de la norma
en análisis20.
Desde una perspectiva valorativa, la solución de la LTC parece
prima facie ser justa. En el lineal razonamiento del legislador, si el
sistema no satisface –mediante la actuación del sujeto pagador– los
importes debidos al proveedor o establecimiento adherido, y el titular
de la tarjeta de crédito no abona al emisor los cargos correspondientes
a la operación realizada, no cabe considerar prima facie criticable sostener que el proveedor podría accionar contra el titular a fin de que
éste cumpla con la prestación debida –pago de una suma de dinero–
según el contrato de cambio.
Sin embargo, a poco que se analice el posible funcionamiento del
esquema previsto por la norma, se visualiza su casi imposible aplicación
práctica, ya que el titular de la tarjeta de crédito no cancela operaciones
o importes particulares.
La analogía funcional y operativa de la tarjeta de crédito con la
cuenta corriente mercantil implica que los pagos realizados no se imputan “a empleo determinado” (art. 771, Cód. Com.), por lo que la existencia de pagos parciales tornaría seguramente inviable la solución legal 21.
Más allá del juicio acerca de la viabilidad del esquema previsto
en la norma en exégesis, lo que resulta indudable es la influencia de
la solución legal en el análisis de la calificación o naturaleza jurídica
que cabe asignar al pago mediante tarjeta de crédito.
El análisis de las consecuencias jurídicas de la utilización de tarjetas
de crédito como mecanismo para la adquisición de bienes y servicios
plantea un interrogante básico: ¿qué efectos produce tal uso respecto
del vínculo jurídico –el contrato de cambio– entre el titular de la tarjeta
y el proveedor o establecimiento adherido?
20
CNECC, sala V, 4-3-74, Rep. L. L., XXXIV, p. 1678.
En este sentido, se ha indicado que el pago mínimo del resumen sería suficiente
para causar la liberación definitiva del titular de la tarjeta de crédito (WAYAR, Tarjeta...
cit., ps. 330 y 331). Creemos que cabe aquí hacer alguna precisión adicional. Para
ser liberatorio, el pago realizado por el titular tiene que tener la virtualidad de cancelar
la operación realizada con el proveedor, lo que supone que ha de ser suficiente para
cubrir conceptos previos adeudados por el titular, y sus accesorios (intereses, costos
administrativos, etc.).
21
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La conexidad contractual en el sistema de tarjetas de crédito
En otros términos, la cuestión puede plantearse de este modo: el
uso de la tarjeta de crédito ¿tiene efectos cancelatorios? ¿Es jurídicamente apropiada la expresión “pago con tarjeta de crédito”?
Las respuestas, como cualquier interrogante de similar naturaleza,
deben buscarse atendiendo en primer término a la normativa específica
dictada, en nuestro caso el artículo 45, LTC.
Básicamente, la respuesta a los interrogantes formulados presenta
dos alternativas22 :
a) La extinción de la obligación del titular se verifica al tiempo
de la celebración del contrato de cambio, o
b) la extinción de la obligación del titular sólo se produce al tiempo
del pago al proveedor o establecimiento adherido.
En el primer caso, el esquema negocial encuadra en las previsiones
del artículo 815 del Código Civil, bajo la modalidad de expromisión
novatoria: en virtud del contrato de aceptación de la tarjeta de crédito,
el sujeto pagador del sistema asume la deuda del titular, sustituyéndolo
plenamente y liberándolo de su compromiso de pago. De allí la solución
del artículo 816 del Código Civil: “La insolvencia del deudor sustituido
no da derecho al acreedor para reclamar la deuda del primer deudor,
a no ser que el deudor sustituido fuese incapaz ya de contratar por
hallarse fallido”.
En esta opción, más allá de la imprecisión del texto transcripto al
asimilar al fallido con un incapaz, queda claro que el riesgo de no
pago es asumido por el proveedor o establecimiento adherido, quedando
el titular exento de todo reclamo al respecto. Notamos que esta posición,
antes de la LTC, permitía calificar al esquema negocial como una
asunción privativa de deuda, conclusión que –aun con algunas diferencias terminológicas– era sostenida por la doctrina mayoritaria23.
22 BARUTEL MANAUT, Las tarjetas... cit., ps. 643 y ss. Un análisis minucioso
de las posibilidades teóricas en ausencia de una legislación expresa puede también
verse para España en el desarrollo de NUÑEZ LOZANO, Pablo, La tarjeta de crédito,
Consejo Económico y Social, Madrid, 1997, ps. 285 y ss.
23 FARGOSI, Horacio, Esquicio sobre las tarjetas de crédito, en L. L. 142-933;
PEYRANO, Guillermo, Reflexiones sobre la tarjeta de crédito, en J. A. 1984-IV-750;
LINARES BRETON, Samuel, La tarjeta de crédito. Su calificación jurídica como
medio de pago, en L. L. 144-1075.
117
Doctrina
En el segundo caso, estamos en presencia de una expromisión simple
o no novatoria, en la cual no se extingue la deuda primitiva, sino que
se agrega un deudor más: nace una segunda obligación que versa sobre
la misma prestación (el pago al proveedor adherido al sistema). Existen
aquí dos obligaciones concurrentes, y el acreedor puede dirigir su acción
contra uno u otro de los obligados, pero el primer pago total que
reciba agotará su crédito, pues –lógicamente–, él no tiene derecho a
un doble cobro24.
En nuestro ordenamiento jurídico, atento a lo dispuesto por el artículo 45, LTC, no puede sostenerse la existencia de una expromisión
novatoria, lo que implica negar la liberación inicial o fuerza cancelatoria
implícita en la expresión “pago con tarjeta de crédito”25.
Sin embargo, la liberación del titular no depende del pago al proveedor adherido al sistema, ya que éste se exonera de toda responsabilidad cuando abona los cargos correspondientes al emisor.
Cabe pues concluir en que la obligación de pago del titular de la
tarjeta frente al proveedor o establecimiento adherido mantiene su existencia, pero suspende su exigibilidad hasta el tiempo en que el titular
deba hacer frente a sus obligaciones respecto del emisor, y se extingue
en todo caso en que el emisor remese los fondos correspondientes
para la satisfacción del crédito del proveedor26, o cuando el titular
cumple con sus obligaciones de pago al emisor.
La solución legal no es objetable desde una perspectiva valorativa,
24 ZAVALA RODRÍGUEZ, Carlos, Código de Comercio y leyes complementarias.
Comentado y concordado, Depalma, Buenos Aires, 1977, t. V, p. 341.
25 Así, expresa Acosta que “cualquiera sea la naturaleza jurídica atribuida al instrumento privado tarjeta de crédito, nunca puede ser asimilado al pago en sus efectos
cancelatorios, habida cuenta de la acción directa normativamente acordada al proveedor
insatisfecho, lo cual está liminarmente descartando cualquier afirmación en tal sentido”
(ACOSTA, Miguel y MIRICH, Ricardo, Tarjeta de crédito: la relación entre proveedor
y administradora/emisora, Lexis Nº 0003/009339). En contra, Muguillo sostiene una
interpretación que prescinde directamente del texto legal, en beneficio de lo que denomina las “pautas definitorias del sistema”, manteniendo así su postura previa a la
sanción de la LTC (MUGUILLO, Régimen... cit., p. 148).
26 Cabe recordar que el emisor, en la generalidad de los supuestos (sistema abierto),
no paga directamente al proveedor o establecimiento adherido, función que queda a
cargo de las entidades pagadoras que reciben los fondos remitidos por el emisor,
eventual clearing o compensación mediante la entidad administradora.
118
La conexidad contractual en el sistema de tarjetas de crédito
ya que si bien en teoría no tutela plenamente al titular-consumidor,
de hecho la simple existencia de pagos parciales por parte del titular
hará inviable el hipotético reclamo del proveedor adherido al sistema27.
De allí que el riesgo final del sistema se pone en cabeza del proveedor o establecimiento adherido, lo que es acertado.
Por último, es preciso señalar que la acción directa que eventualmente tenga el proveedor o establecimiento adherido supone que el
incumplimiento por parte del emisor del envío de las remesas correspondientes, o del sujeto pagador de hacer efectivo el pago, no encuentre
justificación en la propia conducta del proveedor o establecimiento
adherido28.
27
28
WAYAR, Tarjeta... cit., p. 330.
Por ejemplo, la existencia de un débito o contracargo válido.
119
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