LA LLAMAMOS LA ESTANZUELA: UNA MICROHISTORIA

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LA LLA M AM O S LA ESTANZUELA: U NA MICROHISTORIA
Francisco J. Núñez de la Peña
Instituto Tecnológico y de
Estudios Superiores de Occidente
INTRODUCCION
La Estanzuela es el nombre de un municipio y su cabecera, del sur de Zacate­
cas. Su apellido oficial es García de la Cadena desde 1935,1pero la seguimos
llamando La Estanzuela. Es también uno de los 808 municipios del país con
alta marginación (ver cuadro 1). Su población actual debe de ser cercana a
los 5 000 habitantes.
Antigua hacienda del siglo XVIII (Estancia de Guadalupe, me han
contado), se convirtió en pueblo en julio de 1883. Famosa La Estanzuela di­
cen sus cronistas2 por la ocupación de sus hombres en la arriería; cubrieron
la ruta Tepic-Guadalajara en el siglo pasado y a principios de éste.
Allá no hubo agrarismo. Se terminó de vender la hacienda en la déca­
da de los veinte. La Estanzuela crece poco. La gente se ha ido; fue una “agen­
cia" de trabajadores agrícolas para Estados Unidos; varios de los que se fue­
ron se quedaron en California, Oregon, etc. Se siguen yendo. También algu­
nos se han quedado en Guadalajara y sus alrededores; hoy, Santa Margarita
(Zapopan) es una colonia de emigrados recientes de La Estanzuela. Regre­
san muchos a las fiestas de enero. Algunos de los emigrados han destacado
fuera de su lugar de origen; los ha habido profes, lies, empresarios, escrito­
res, políticos, ensotanados, médicos.
Este artículo pretende recordar —en el sentido original de la palabra—
el centenario del pueblo. Habla de los antecedentes y se acaba antes de la Re­
volución. Lo escribo porque he recibido dos invitaciones a la microhistoria3
y soy aficionado a la historia matria. No soy de ese terruño, aunque mi pa­
dre sí.
El lugar de los hechos
García de la Cadena (La Estanzuela) es la cabecera del municipio zacatecano del mismo nombre, uno de los tres municipios sureños del estado de Za­
catecas. En el centro de una superficie de 306 km2, que aloja a otras 71 locali­
dades, se encuentra el centenario pueblo de La Estanzuela. Dicen los geó­
grafos que se localiza en las coordenadas siguientes: 103°7’8” de longitud y
21° 12’6” de latitud, y a 1 740 metros de altitud.4 En otras palabras, está en la
Mesa de La Estanzuela5 y dista de la ciudad de Guadalajara menos de 100
kilómetros.
Lugar habitado al menos desde la octava década del siglo XVIII, y por
tanto neogallego,,ha sido testigo, desde su aislamiento, de la historia de Mé­
xico. Ñuño Beltrán de Guzmán anduvo cerca —en El Teúl, en la región cazcana— hacia 1530.6 El visitador José Menéndez Valdés7 pasó por la hacien­
da de La Estanzuela cuando iba rumbo a la hacienda de Pabellón, después
de la batalla de Puente de Calderón.8 La Revolución Mexicana y la Cristiada también tuvieron que ver con La Estanzuela: lugar de hechos y cuna de
revolucionarios, cristeros y miembros de la defensa.
Estanzuela colonial
Lugar aislado y poco habitado. Sin embargo, los alrededores —a raíz de los
hallazgos de importantes yacimientos de minerales— empezaron a poblarse
desde la segunda mitad del siglo XVI. En 1536, por ejemplo, se funda un
convento franciscano en El Teúl;9 y en 1621, San Cristóbal de la Barranca
era corregimiento y Tlaltenango alcaldía mayor.10 El lugar donde posterior­
mente se fundaría el pueblo de La Estanzuela formaba parte de la zona de
influencia de Guadalajara; la región norteña de Nueva Galicia — prioritaria­
mente minera— era encabezada por Zacatecas. Sólo a partir de 1577 se ase­
guró la comunicación regular entre Zacatecas y Guadalajara, mediante
guarniciones militares a lo largo del camino. Al montaje de estos puestos si­
guió el reparto de las tierras de labor y la entrega de estancias ganaderas en­
tre los soldados de los presidios. Comenzaba así, con soldados-campesinos,
el poblamiento español de las zonas de Zacatecas que carecían de centros
mineros. Por La Estanzuela pasó el camino de Guadalajara a Zacatecas; por
ahí pasaba también la conducta.
La región de las Cañadas de Nueva Galicia (siglos XVI y XVII), cons­
tituida por las estribaciones de la sierra de Zacatecas que bajan hacia el sur
sobre las vertientes de los ríos Juchipila y Bolaños, con trayectoria al Santia­
go, en Jalisco, y la sierra de La Yesca, en Nayarit, con sus continuas y escar­
padas barrancas y —sobre todo— los cañones de Bolaños y Juchipila, tuvie­
ron poca poblanza española. Hacia 1621 Tlaltenango contaba con unos 15
españoles labradores y a la par de Juchipila fabricaba carros y carretas.11 Tal
vez hacia 1650, lo que hoy es García de la Cadena fuera parte de la guardianía de El Teúl, circunvecindad del partido de Tlaltenango. Entonces había
muchas estanzuelas, estancias, haciendas, pueblos, ranchos, astilleros, car­
boneras y aserraderos.12
Al principiar el siglo XVIII el estado de los caminos continuaba sin ex­
perimentar mejoras de tenerse en cuenta. El contacto de Guadalajara con
Zacatecas fue siempre regular y asiduo no obstante lo pesado del trayecto a
causa de las sinuosidades naturales de barrancas, cañadas y ríos. Para va­
dear ríos y otras corrientes se recurría con frecuencia al servicio de canoas
que controlaban y explotaban españoles asentados en el lugar de paso. Así
surgieron algunos núcleos de población que tenía en el “embarque" su prin­
cipal fuente de riqueza.
Tololotlán y San Cristóbal de la Barranca actuaban a manera de puer­
tas maestras que comunicaban a Guadalajara y su área inmediata con las re­
giones de Los Altos de Jalisco y Zacatecas. Tololotlán, sin embargo, ofrecía
la ventaja de conectar — por Lagos— ambos sectores, posibilidad no apta
para San Cristóbal. Al entrar en servicio hacia 1720 el puente de Tololotlán,
el antiguo cruce por San Cristóbal de hecho quedó en el olvido y, con él,
abandonada la vieja ruta de Zacatecas. Esto representó un duro golpe al cre­
cimiento de poblaciones como Tlaltenango y El Teúl; en cambio, favoreció
mucho a lugares como Zapotlanejo y Tepatitlán y dio lugar al nacimiento
del actual poblado de Puente Grande.13
Desde entonces esa región —donde se encuentra García de la Cade­
na— quedó prácticamente incomunicada. Aunque hubo un puente colgante
desde la época porfiriana, apenas en 1976 se terminó de construir el puente
moderno de San Cristóbal. Hacia 1880 los ingenieros jaliscienses Ignacio y
Juan José Matute, después de hacer un recorrido por el partido de Tlalte­
nango, escribían: “Este valle sin accidentes notables desde Colotlán a El
Teúl tiene camino carretero casi natural entre estos dos puntos; pero desde
El Teúl a La Estanzuela y de este punto hasta la raya de Jalisco no existe más
que el camino de herradura"; por ello señalaban que “los pueblos de Zacate­
cas y Jalisco necesitan un camino carretero que ponga en comunicación más
directa sus dos capitales por los cañones de Juchipila y Tlaltenango" y que
“los gobiernos de ambos estados necesitarán sacar de sus respectivos habi­
tantes unos 300 000 pesos y el gobierno general tendrá que percibir además
75 000 pesos".14 En noviembre de 1982 la carretera Guadalajara-Colotlán
apenas había llegado a El Malacate, unos diez kilómetros al sur de La Estan­
zuela: “El mandatario zacatecano, quien junto con el gobernador de Jalisco,
Flavio Romero de Velasco, ha insistido en la inmediata terminación de este
camino, que desde hace cien años demandan los habitantes del norte de Ja­
lisco y del sur de Zacatecas. .. La constructora... se compromete a terminar
en dos meses más las terracerías hasta La Estanzuela".15 Por eso no extraña
que García de la Cadena y Teúl de González Ortega sean en la actualidad dos
de los 289 municipios “muy rurales con muy alto índice de emigración".16
Con el descubrimiento de los ricos minerales de Bolaños, la Corona
había decidido que Nueva Galicia no tuviera injerencia política en esa re­
gión, y en 1760 se creó el Gobierno de las Fronteras de San Luis de Colotlán
con dependencia directa del virrey. Tlaltenango empezó a pertenecer a dicho
gobierno y, si los mapas no son muy inexactos, el lugar donde se fundaría el
pueblo de La Estanzuela formó parte del Gobierno de las Fronteras.17 De
hecho, La Estanzuela fue lugar de paso de la conducta de Bolaños.
La ordenanza de Intendentes de 1786 introdujo cambios fundamenta­
les en la estructura administrativa colonial y trajo modificaciones en la In­
tendencia de Guadalajara. Las alcaldías mayores y los corregimientos pasa­
ron a denominarse partidos, permaneciendo sujetos a su respectiva inten­
dencia mediante subdelegados impuestos por el propio intendente. Con un
total de 26 partidos —Tlaltenango excluido— inició su vida la Intendencia
de Guadalajara; hacia 1793 el Real de Bolaños—a causa de su decadencia—
dejó de interesar al Gobierno de las Fronteras y se anexó, como asiento de
otro partido, a la Intendencia de Guadalajara. Después de 1802 desapareció
el Gobierno de las Fronteras de San Luis de Colotlán, cuyo territorio se ad­
hirió al partido de Bolaños.18
En 1815, la señora Vitala González adquiría por un remate la hacienda de
La Estanzuela.19 Hacia 1818, según el informe de Antonio Gutiérrez de Ulloa, el
partido de Colotlán excluía a Tlaltenango y por tanto a La Estanzuela.20
La primera Constitución
Zacatecano de origen pero siempre más vinculado con Jalisco, el hoy pueblo
de García de la Cadena formó parte del partido de Tlaltenango cuando en
1825 se expidió la primera Constitución del estado de Zacatecas bajo el go­
bierno de Pedro José López de Nava.21 Zacatecas había secundado vigoro­
samente el movimiento de independencia y fue uno de los primeros estados
que proclamaron los principios democráticos una vez consumada la Inde­
pendencia. Además de La Estanzuela, había tres haciendas en el partido:
Pinuscuate, El Rincón y La Ventura. Tlaltenango —cabecera de partido—
era villa y los pueblos de Tocatic, Tecualtichi, Cicacalco, Teúl, Santa María,
San Lucas, San Miguel, Tepechitlán, Talesteipa, Villita, San Pedro, Santia­
go y Momax estaban habitados en su mayoría por indígenas. Atolinga era
congregación. Florencia, Milpillas, Seja (sic) y Tetillas, Zapote, La Loma,
entre otros muchos, eran ranchos. Todas estas poblaciones estaban gober­
nadas por la “Gefatura del Partido", cuatro ayuntamientos —Tlaltenango,
Teúl, Tepechitlán y Atolinga— y la junta municipal de Momax.22 Si se cum­
plía la Constitución, La Estanzuela tendría entonces menos de mil almas. El
artículo 131 de la Constitución de 1825 decía que en “aquellas poblaciones
que ni tengan menos de mil almas, ni llegen a tres mil, se pondrá en lugar de
ayuntamiento una junta municipal compuesta de un alcalde conciliador, y
de uno o dos vocales a lo más, elegidos popularmente". Entonces el territo­
rio del estado estaba integrado por los partidos de Zacatecas, Fresnillo,
Sombrerete, Aguascalientes, Juchipila, Nieves, Mazapil, Pinos, Jerez, Tlaltenango y Villanueva; según el artículo 4, el territorio “era el mismo de la in­
tendencia y gobierno político";23 a principios del siglo XIX había en el país
doce intendencias —una de ellas la Intendencia de Zacatecas— y tres go­
biernos.24
II El Pueblo
El pueblo de La Estanzuela apenas tiene un siglo de vida. En dos fechas po­
dría celebrarse el centenario de su fundación: el 15 de marzo de 1869 (de
jure) o el 27 de julio de 1883 (defacto). Me inclino por la segunda. La prime­
ra fecha es la del decreto de expropiación a la hacienda de La Estanzuela,
“del terreno que la municipalidad del mismo nombre necesitaba para su fun­
do y egidos". Sin embargo, la Suprema Corte de Justicia, por ejecutoria de
15 de febrero de 1871, concedió el amparo a Tomás Ignacio Robles, düeño
de la hacienda. La segunda es la de la escritura de venta a los vecinos de La
Estanzuela del área expropiada en 1869.
Los orígenes
La poblanza del lugar se había iniciado al menos cien años antes. Hacia 1793
había yá hacienda. El 31 de marzo de 1815 la hacienda de La Estanzuela era
adquirida por doña Vitala González, originaria de Lagos. Según el informe
del gobernador del estado de Zacatecas sobre los actos de su administración
en los años de 1829 a 1834, La Estanzuela estaba en el partido de Tlaltenango. En el 47 , la municipalidad albergaba a 1 588 habitantes, los cuales eran
cuidados por una compañía suelta integrada por un capitán, un teniente y
dos “alféreces" —entre los oficiales y jefes— , y un sargento primero, tres sar­
gentos segundos, un trompeta, seis cabos y 64 soldados entre la tropa. Aca­
baba de establecerse la junta municipal en la hacienda, previa demostración
de tener la población que señalaba el artículo 46 del reglamento económicopolítico.25 El censo general de población en el bienio de 1848 a 1849 daba a
La Estanzuela 1 564 habitantes.26
El 6 de enero de 1849 doña Vitala González viuda de Murúa, que vivía
en Guadalajara, había nombrado único y universal heredero a su primo, el
licenciado Cástulo Sanromán, vecino de Lagos.27 Doña Vitala pasó a mejor
vida y su heredero vendió en 1852 la hacienda por el precio de 14 050 pesos.
La Estanzuela lindaba “por el oriente con la hacienda de San Antonio y el
rancho de Las Mesitas; por el poniente con las haciendas de Jalpilla, Cofra­
día de Huicila (sic) y Milpillas o Los Muros; por el sur con las haciendas de
José María y Santa Rita y por el norte con tierras del pueblo de El Teúl".
Unos 250 kilómetros cuadrados. La hacienda estaba situada en la jurisdic­
ción del pueblo de El Teúl.28 A partir de 1852 se obedecería a Tomás Ignacio
Robles.
Para entonces La Estanzuela ya aparecía en algunos mapas;29 es
un lugar en el camino de El Teúl a Guadalajara; forma parte de la fron­
tera con Jalisco. San Cristóbal de la Barranca, Jalisco, era el siguiente
lugar con población suficiente y el “cuartel general de las gavillas”.
Las actividades productivas predominantes eran la agricultura y la ga­
nadería, aunque también era rentable asaltar en el camino. La hacien­
da de La Estanzuela fue asaltada en varias ocasiones, a grado tal que
en marzo de 1857 renunciaba el presidente municipal — Manuel Sán­
chez— , quien había sido nombrado por el gobernador del estado ape­
nas en noviembre de 1856. Sánchez alegaba que existía inseguridad
en la hacienda, además de que había escasa población; por eso se iba a
vivir a El Teúl. Acababan de asaltar la casa de la hacienda, la de algu­
nos vecinos y la capilla. El licenciado Tomás Ignacio Robles era el juez
primero de paz.30 En enero de 1856 Zacatecas era asiento del gobierno
de Benito Juárez.
La expropiación v la venta
La hacienda de La Estanzuela era propiedad de Tomás Ignacio Robles
desde 1852. La gente que vivía ahí había llegado de varios lugares de
Jalisco (Chimaltitán,. Villa Guerrero) y Zacatecas (Jalpa, Villanueva).
Un grupo de colonos — entre ellos Musió García, Mercedes Robles y
varios Guzmán (Epitacio, Damián, Mateo, Justo) había solicitado a las
autoridades las tierras para el pueblo. El hacendado, en represalia, no
les dio tierras para sembrar en 1868. En septiembre la comisión volvió
a Zacatecas.31 Al año siguiente un decreto del Congreso del estado, de
15 de marzo de 1869, le expropiaba “el terreno que la municipalidad. . .
necesitaba para su fundo y egidos”:32 600 varas para cada viento.33 La
municipalidad de La Estanzuela tenía entonces 1 500 habitantes re­
partidos en 78 leguas cuadradas: en la cabecera habitaban 867, en La
Ceja 221, en La Tetilla 161, en El Barranco 77, en Las Mesitas 70, en El
Mezquite 65 y en Varadulce 39. Había más hombres (826) que mujeres
(674). Eran 321 familias. El valor de las fincas rústicas era de 20 137
pesos.34
El licenciado Robles no se dio por vencido. Solicitó amparo, el
cual le fue concedido por el juez competente y confirmado por la Supre­
ma Corte de Justicia, que por ejecutoria de 15 de febrero de 1871
“mandó reponer las cosas al ser y estado que tenían antes del decreto
de expropiación.35 Ya eran los tiempos de don Porfirio. Gobernaba Je­
sús Aréchiga en Zacatecas. Los vecinos tampoco se dieron por venci­
dos, pero tardaron más de una década para ponerse de acuerdo con
don Tomás. Al decir de uno de los informantes, los vecinos de La Estan­
zuela fueron con el dueño de la hacienda y le dijeron que no querían
que les regalara la tierra, sino que se las vendiera.36 Así fue. En Ciudad
Sánchez Román se firmaría el arreglo definitivo el 27 de julio de 1883.
Daniel Pérez Lete, escribano público, dio testimonio de una escritura
de venta otorgada por Tomás Ignacio Robles en favor de los vecinos de
La Estanzuela, del terreno que le había sido expropiado. El precio de
venta: 3 mil pesos fuertes del águila.
Ante Pérez Lete acudieron don Tomás y su esposa, doña Jesús
Castillo, y los vecinos de La Estanzuela que pugnaron por su pueblo:
Justo Guzmán — presidente de la municipalidad de La Estanzuela— ,
Damián Guzmán, Leandro Guzmán Lamas y Victoriano García. Estos
fueron los fundadores. Los comparecientes quedaron conformes con
los puntos siguientes:
“ Primero. El señor licenciado d on Ignacio Robles vende al vecindario de
la municipalidad de La Estanzuela la área de terreno que le e xp r op ió la
ley del estado de quince de marzo de 1869, en la cual está establecido di­
cho vecindario y en la suma de 3 000 pesos libre para el señor R ob les de
gastos de escritura y alcabala que se tengan que erogar.
“S egun do. El pago de la expresada su m a de 3 mil pesos se hará al señor
Robles en pesos fuertes del águila, en su casa en la villa del Teúl el día
primero de diciembre p r óxim o a las doce del día.
‘T e r c e r o . Los señores representantes del vecindario de La Estan­
zuela se obligan a garantizar al señor Robles el pago de la suma dicha con
d o c u m e n to s de la persona o personas que sean del partido, a satisfac­
ción del m ism o señor Robles, con cuyo requisito este señor otorgará la
correspondiente escritura de venta.
“Cuarto. La capilla del culto católico que existe en La Estanzuela, c o n t o ­
dos sus útiles, queda a beneficio del m ism o culto, sugeta c o m o está a la
jurisdicción del curato de la villa del Teúl.
“Q uinto. Q uedan terminadas todas las reclamaciones o gestiones hasta
hoy suscitadas y que existían entre el Sr. Lic. Rob les y el vecindario de La
Estanzuela, confirm án dose con la presente la mejor arm onía, estabilidad
en el orden y perfecto acuerdo. Así lo acordaron y firmaron con el ciuda­
d an o jefe político y su secretario. . . A tenógenes Llamas. . . P lácido S e ­
rrano. . ."
Ese mismo día 27 comparecieron ante la jefatura del partido de
Tlaltenango los tres Guzmanes y Victoriano García — por los vecinos—
y Tomás Ignacio Robles; los primeros dijeron que habían entregado al
señor Robles un pagaré del ciudadano José Inés Ortega fechado el día
26. La escritura quedó inscrita en el registro público de la propiedad el
29 de julio de 1883.37
La República restaurada38
La población de la municipalidad de La Estanzuela decrecía. Para 1868.
un año antes de la expropiación, tenía 1,500 habitantes, la inmensa
mayoría iletrados. Según el gobierno del estado, sólo 147 sabían leer y
escribir.39
En 1869 Trinidad García de la Cadena, gobernador constitucional
del estado de Zacatecas, hizo saber a los habitantes lo siguiente: “En
el nombre de Dios y con la autoridad del pueblo zacatecano, el Poder
Legislativo decreta la siguiente Constitución Política del Estado, refor­
mada conforme al acta publicada en 6 de enero de 1869". Según el ar­
tículo octavo, el partido de Tlaltenango era uno de los doce que integra­
ban el estado.40 Desde el 15 de marzo de ese año, se denominó pueblo
a La Estanzuela.41 Pero dos años después se daba marcha atrás. El ha­
cendado obtenía el amparo. Después vendrían los arreglos definitivos.
Según la M emoria presentada p o r el ejecutivo del estado de Zacate­
cas. .
en 1871 el “área de la población de La Estanzuela, es de veinte
mil varas cuadradas, y de veinte leguas cuadradas la de su municipio:
linda por el oriente con el Mezquital del Oro de Juchipila, por el norte y
el poniente con El Teúl y por el sur con San Cristóbal, que es municipa­
lidad del cantón de Zapopán, del estado de Jalisco".42 1
La situación de la época era apremiante, “con particularidad la de
este lugar". En La Estanzuela había una junta municipal para su go­
bierno interior, pero no contaba con los edificios necesarios para el
desempeño de la administración municipal y judicial; “por esta razón
se manifiesta bajo de cálculo, la suma que podrá ser necesaria para la
construcción de tres piezas, sin comprenderse una cárcel y otras mejo­
ras, la de cuatrocientos poco más o menos. En el juzgado único de paz
había necesidad de un escribiente “para que se ejecuten con presteza
los actos de la buena administración de justicia; pues el que sirve a la
presidencia no basta ni es suficiente para los negocios de orden judi­
cial". El gasto mensual de las oficinas de la Presidencia y del registro
Civil era entonces de 21 pesos. La única escuela era privada; el precep­
tor, Francisco García, atendía entre 70 y 90 niños; les enseñaba lectu­
ra en silabario, escritura, aritmética, gramática, moral y doctrina. En
1873 asistían 94 alumnos y 128 en 1875.
En 1876 Porfirio Díaz tomaba provisionalmente el poder en México.
Un retrato de la infancia
Años antes del arreglo definitivo, Juan Ignacio y Juan José Matute ha­
bían recorrido el partido de Tlaltenango. De ello dejaron noticia, que
fue publicada en 1882; recopilaron datos “más o menos exactos" so­
bre los límites, la naturaleza del terreno. Caminos y puentes, el tamaño
de la población, las razas, costumbres, vestido, la alimentación, salud,
la instrucción pública y privada, los cultivos principales, ganadería, in­
dustrias, obras públicas, la propiedad, contribuciones y diezmos, la segu­
ridad pública, los juzgados y cárceles. Los Matute estuvieron en La
Estanzuela en agosto de 1880. Lo que sigue fue entresacado de su No­
ticia geográfica estadística,43
El partido de Tlaltenango estaba integrado por Atolinga, La Estan­
zuela, Momax, Santa María, Tepechitlán, El Teúl y Tlaltenango; en to­
tal 546 leguas cuadradas que albergaban en 1880 a 38 283 habitan­
tes, es decir, 70 por legua cuadrada. En La Estanzuela vivían relativa­
mente más dispersos, 2 905 en 78 leguas cuadradas, pues en 14% de
la superficie estaba 8% de la población del partido.* El pueblo de La Es­
tanzuela y los ranchos de La Ceja, La Tetilla, El Barranco, Las Mesitas,
El Mezquite y Varadulce integraban la municipalidad. Según el infor­
me, la “cabecera de la municipalidad de La Estanzuela consiste por
ahora en pocas casas esparcidas que están llamadas a hacer una po­
blación tan luego como se resuelvan sus vecinos a hacer los esfuerzos
necesarios".
La Estanzuela no tenía tierras de gran calidad. El valor de una le­
gua cuadrada era de $530.60 en La Estanzuela; el promedio en el par­
tido era de 1 650 pesos.^ En relación con las aguas corrientes los Matu­
te sólo mencionan el arroyo de Tzontita, que corre hacia el sur. “En El
Conejo y La Cueva Prieta situados cerca de la línea divisoria de las mu­
nicipalidades de El Teúl y La Estanzuela parece ser la línea pendiente
que separa las aguas que caminan al S y al N del partido".
* Las estimaciones de Matute parecen altas. En 1892, según las cifras de Amador que
aparecen en la M em oria del gobierno, la población de la municipalidad de La Estan­
zuela era de 1720; en la Geografía de Velasco se dice que había 1 794 en 1894 y en el
censo de 1900 se cuentan 2 706 habitantes; no obstante. Bonilla da I 893 para el año
de 1889 y el jefe de Tlaltenango informa de 3 000 habitantes en 1892 en la M em oria
citada, (ver cuadro 2).
La gente de La Estanzuela vivía de la agricultura (maíz y frijol), la
ganadería y la arriería. Ahí no había molinos, jabonerías, tenerías ni
telares. “Las carpinterías y las fraguas son apenas las precisas para las
necesidades de cada localidad".
La agricultura padecía varios males; en general en el partido se
producían 30 fanegas de maíz por una; por otra parte, como era la cos­
tumbre, los medieros eran explotados por los dueños de las tierras: “el
propietario de la tierra da generalmente al labrador media yunta por fa­
nega, advirtiendo que esta fanega es una extensión casi doble de la su­
perficie que las ordenanzas llaman fanega de tierra que se compone de
50 784 varas cuadradas, y la que se reconoce como tal en este partido
varía de 90 a 100 000 varas cuadradas; el maíz y el frijol con que suelen
habilitar a los medieros durante la época de la siembra se les carga a
un precio mayor que el corriente, que viene a ser más del doble de lo
que valen en tiempo de cosechas, y en esta época pagan en especie.
Así pues, mal beneficiada, el rendimiento de una siembra de maíz es
corto, y partido por mitad entre el mediero y el propietario, el primero
apenas saca lo muy preciso para pagar la habilitación recibida y por lo
mismo no tiene ningún aliciente que lo estimule a esmerarse en su tra­
bajo". Durante las cosechas el maíz valía un peso la fanega y en el
tiempo de aguas dos pesos o 18 reales.
En época de cosecha el jornal era de 25 centavos por día y menor en el
resto del año. Los ingenieros Matute calculaban que el mínimo necesario
para la subsistencia era de $74.46 al año, para una familia de cuatro indivi­
duos — el promedio de aquellos años. Por ello no es de extrañar que la ali­
mentación de este partido fuera más sobria que la de la clase proletaria del
país: “varias veces noté que la comida del medio día de algunos pobres se re­
ducía a tortilla, chile y huevos y no había frijoles sin que esto fuera signo de
mayor miseria, puesto que esta semilla se halla al precio corriente de $2.50
cvs. fan ega.. . Esta frugalidad depende en general de la pobreza y de la cos­
tumbre arraigada ya en fuerza de ella que la ha generalizado y la hace menos
sensible, pues la clase proletaria a pesar de sus rudos trabajos usa muy poco
de la carne y no se afana mucho por mejorar su condición y proveer mejor
sus necesidades". Los precios corrientes en 1880 en El Teúl donde estaban
las tiendas mejor surtidas eran como sigue:
Producto
Carne
Piloncillo o panocha
Azúcar
Pan
Manteca
Maíz
Frijol
Mezcal
Precio en centavos
8 / libra
8 / libra
16/libra
16/libra
2 2 / libra
7/ medida
9/*medida
16/cuartillo
(1 / 24 de fanega)
Entonces un caballo costaba 12 pesos, una vaca parida 12, un buey 1i ,
una vaca 10, un burro 10, una yegua 8, un puerco flaco 3 y un carnero un
peso.
De las costumbres de los habitantes dan fe los Matute: “no se cuidan
mucho de mejorar su porvenir, trabajan lo muy preciso para remediar su si­
tuación presente; son honrados y no tienen aversión marcada a la clase aco­
modada; son sumisos a la autoridad sea civil o doméstica, y aunque carecen
en general de ilustración suficiente para ayudarla y sostenerla en contra de
los revolucionarios, abundan en buen sentido para no ayudar a éstos volun­
tariamente"; “todavía no se perfecciona el uso de la propiedad pues se ve que
los propietarios no se esperan en las mejoras de sus fincas y muchas veces se
nota. . . y vemos con sentimiento que a pesar del movimiento progresivo de
la riqueza pública, las fincas se deterioran, lo que indica más desidia que mi­
seria". En 1880 en La Estanzuela había 163 propietarios. Había 208 casas,
17 sitios, dos caballerías, cuatro fanegas, seis almudes, 160 yuntas, 1 159 reses, 595 caballos y 67 burros.
“A pesar de esta apariencia general de malestar o decadencia en los
giros, se nota. .. que la mayor parte de los adultos andan vestidos; los hom­
bres con su calzón y camisa de manta y las mugeres con su camisa de manta,
su rebozo y sus enaguas de un tejido de lana llamado barragán o chom ite...;
los muchachos en general andan poco vestidos, pero no andan en la desnu­
dez que se nota entre la indiada de los alrededores de México; proporcional­
mente a la población, el número de mendigos es insignificante y con satisfac­
ción se ven pocos borrachos en las tabernas o en las calles por lo que se pue­
de inferir que hay más indolencia o apatía que malas costumbres".
Según un informe de noviembre de 1875, en La Estanzuela asistían a la
escuela 128 niños, sólo 4% de la población, en todo el partido 7% de la po­
blación estaba escolarizada. Para los ingenieros “hay un error muy arraiga­
do y muy esparcido, que consiste en creer que, por la miseria de los habitan­
tes no pueden los niños pobres asistir a las escuelas porque sus padres se ven
obligados a echar mano del trabajo de sus hijos para cubrir el gasto necesa­
rio de subsistencia; esto no es cierto en general. . ." La escuela de La Estan­
zuela no tenía preceptor titulado pero era de “reconocida moralidad, y con
la instrucción suficiente para difundir la enseñanza". Con respecto al méto­
do de enseñanza todavía predominaba “el aprendizaje de pura m em oria.. .
es pues conveniente que los maestros dediquen su atención al cultivo de la
inteligencia y en cuanto sea posible mediante la enseñanza objetiva". Por
otra parte, ni en Tlaltenango —que tenía 12 252 habitantes— ni en ninguna
de las otras seis municipalidades había verdadero hospital.
El culto católico era el dominante en todo el partido. El curato de El
Teúl, perteneciente al Arzobispado de Guadalajara, tenía una ayuda de pa­
rroquia en La Estanzuela. El pueblo tenía “una capilla muy mediana de 35
metros de largo por 6 de ancho, techada con vigas" y “una casa anexa para la
habitación del vicario". La capilla contaba con los paramentos muy necesa­
rios para la celebración del culto, siendo en su mayor parte costeados por los
propietarios de la hacienda, teniendo ahora las escaseces consiguientes al
reducido producto de las obvenciones (250 pesos en 1880) y a la casi ninguna
protección que le dispensa el actual poseedor en virtud de la expropiación
que se le ha hecho para erigir esta municipalidad sin que se hayan cumplido
hasta ahora los requisitos de la previa indemnización".
En La Estanzuela había un alcalde, cinco regidores y un síndico; asi­
mismo había un juez de paz. La casa municipal tenía dos piezas al igual que
la escuela. El presupuesto municipal era poco más de 400 pesos al año. En­
tonces, como el gobierno estaba convencido de que “la seguridad y el sosie­
go de las familias es el primer interés social, se dedicó con el más decidido
empeño a la persecución de los ladrones, aprehendiendo y castigando a unos
y ahuyentando a los otros, con lo que se restableció en poco tiempo la seguri­
dad pública, y las personas y sus propiedades gozan ya de la seguridad a que
tenían justísimo derecho". Los Matute reconocen que las “causas crimina­
les han disminuido notablemente". Los delitos más comunes (abigeato, ro­
bo, rapto, y golpes y heridas) habían disminuido.
La incomunicación ha sido una de las características de La Estanzuela.
Refiriéndose al partido de Tlaltenango, el informe dice: “Este valle sin acci­
dentes notables desde Colotlán a El Teúl tiene un camino carretero casi na­
tural entre estos dos puntos; pero desde El Teúl a La Estanzuela y desde este
punto hasta la raya de Jalisco no existe más que el camino de herradura";
las municipalidades. . . deben hacer cuanto esté de su parte y según lo per­
mitan sus respectivos recursos dar principio a la obra sin arredrarse por el
total costo de ella, pues el gasto que ellas hagan, se agregará al que haga el
partido, y como los estados de Zacatecas y Jalisco conocen la ventaja que les
resulta de acortar el camino que une sus dos capitales se esforzarán en com ­
petencia en conseguir este objeto erogando por consecuencia el gasto nece­
sario".
Entonces había oficinas de correos en Tlaltenango y El Teúl y “si por
fin la municipalidad de La Estanzuela se llega a establecer conforme a la ley
será conveniente también el poner allí otra oficina de correos pues aunque
su población no sea de importancia su situación entre El Mezquital y Huitzila y el giro de la arriería de la mayoría de su vecindario hará muy necesario
el establecimiento de este medio de comunicación".
Este es el retrato de La Estanzuela que hicieron Juan José y su padre,
Juan Ignacio Matute, el ingeniero tapatío “famoso por su trazo del camino
de Guadalajara a Colima, por sus proyectos sobre canales de navegación en
varios ríos del estado (de Jalisco), su actuación como director del Liceo de
Varones (de Guadalajara) y sus estudios de minería y mecánica".44
El m ovim iento al progreso
En el año del arreglo, 1883, según el Reglamento económ ico político de los
partidos, publicado cuando gobernaba Jesús Aréchiga, el estado de Zaca­
tecas se seguía dividiendo para su régimen administrativo en los 12 partidos
que señalaba la Constitución de 1869 (artículo primero). El partido de Tlal­
tenango comprendía “las municipalidades de Sánchez Román, Teúl, M o­
max, Tepechitlán, Atolinga, Santa María y Estanzuela" (artículo 12).45
Fue hasta 1887-1888 cuando se consti uyó la cárcel de La Estanzuela y
se comenzó la “interesante obra del puente". En 1888 el jefe del partido de
Tlaltenango, Pedro A. Herrera, informaba al gobernador del estado que los
elementos de trabajo no faltaban “para la gente menesterosa"; por eso no
había sido necesario juzgar a ninguna persona “por el delito de vagancia".
Eran los tiempos de la paz porfiriana. Orden y progreso. El registro
civil se llevaba “con todo esmero". Hacia 1888 la población estaba más apa­
ciguada que en años previos; en 1884, al decir del jefe político de Tlaltenan­
go, había más casos de robo, estupro y homicidios; ahora había paz y tran­
quilidad pública y se notaba “bastante moralidad y adhesión al trabajo"entre los moradores. Para infundirse más y más la moralidad y las buenas cos­
tumbres se había decretado el uso del pantalón en el partido. Ya no más cal­
zones de manta.46 En 1888 La Estanzuela era una de las 9 353 poblaciones de
la República Mexicana.47
Por esos años se publicaba en México el Diccionario de Antonio Gar­
cía Cubas; ahí se hace referencia a La Estanzuela. Hacia finales de la década
de los ochenta, la municipalidad tenía 1 893 habitantes y el pueblo 867*; el
resto vivía en “los ranchos de El Conejo, Loma de Larios, Barranco, La Lo­
* Esta es la cifra que Matute da para el año de 1868; Matute apunta una población de 633 para
siete ranchos y García Cubas, en 1889, menciona I 026 habitantes en 20 ranchos (ver cuadro 2).
ma, Tesontita, Santa Rita, Totomoxco, Jesús María, Mezquite, Tacubaya,
Laguna, La Ceja, El Ocote, Santa Rosa, Las Mesitas, San Ignacio, Temas­
cal, La Pared y Vara Dulce". Información semejante publica el Diccionario
enciclopédico hispano-americano.A%
El ingeniero Bonilla, en su trabajo sobre la agricultura en Zacatecas
para la Exposición Universal de París de 1889, afirma: “En la mayor parte
de las haciendas sus salarios o jornales son muy reducidos, y viven casi en
una especie de esclavitud bien penosa, por los compromisos que adquieren,
por su mal trabajo, por el poco interés y falta de cuidado con que ven los ne­
gocios del amo a quienes sirven".49
“El movimiento al progreso" se acentuaba. Según Juan Delgado, nue­
vo jefe político del partido desde el 16 de septiembre de 1888, la municipali­
dad de La Estanzuela contaba en 1892 con 78 leguas cuadradas. El piquete
de caballería con residencia en Sánchez Román, cabecera del partido reco­
rría sin cesar el territorio “a fin de prevenir los robos que pudieran come­
terse en los lugares más apartados y sospechosos", siendo de notar que no se
haya dado durante el periodo 1881-1892 “ni un solo caso de robo con cir­
cunstancias agravantes". En el pueblo de La Estanzuela había de planta un
cabo y cinco gendarmes.
La jefatura estaba “persuadida de que la educación popular es la base
fundamental de todo adelanto"; la ley de 10 de octubre de 1891 trataba de
cumplirse fielmente, pues en su “espíritu campean los últimos progresos
de la pedagogía moderna a la vez que los más bellos principios de la libertad
y la democracia". Era la época de don Porfirio en México y del general Aréchiga en Zacatecas. En la municipalidad de La Estanzuela tres profesores sin
título y un ayudante enseñaban las materias de ley a 157 niños en 1892; tres
profesoras sin título y su ayudante lo hacían con 25 niñas. La municipalidad
contaba con ocho localidades que se repartían 1 720 habitantes: 939 hom­
bres y 781 mujeres. La mayor parte vivía en el pueblo.50 Según el ministro de
Fomento, en 1891 se expidieron gratuitamente 247 títulos — por fracciona­
miento de ejidos— en favor de los vecinos de La Estanzuela: 1016 hectá­
reas.51 En 1894, un año antes del primer censo realizado en el México inde­
pendiente, Velasco estimaba en 1 794 personas la población de la munici­
palidad y en 954 la del pueblo de La Estanzuela.52
A principios del siglo XX la municipalidad contaba con 2 706 habitan­
tes, 1 895 de los cuales se concentraban en el pueblo. Todos habían nacido en
Zacatecas. Todos fueron censados como católicos (había dos capillas). Eran
analfabetos 78% de los que tenían edad para no serlo; 29 eran menores de
edad. En 1900 había 86 escolares (55 hombres), un profesor de instrucción
y un sacerdote católico en la municipalidad.
La gente se ocupaba fundamentalmente en el campo: 515 eran peones
de campo y 274 manifestaron como ocupación principal la agricultura. Tra­
bajaban seis como comerciantes y cuatro como empleados públicos. Eran
18 los arrieros de tiempo completo, 12 los carpinteros, ocho los talabarte­
ros y seis los zapateros; había tres albañiles, coheteros, curtidores y filar­
mónicos; dos herreros y panaderos; y uno de cada uno de los siguientes ofi­
cios: alfareros, canteros, hojalateros, peluqueros, sastres y tablajeros o car­
niceros. También había un abogado y dos empleados particulares. Las mu­
jeres se dedicaban a los quehaceres de la casa (860). Se ocupaban como me­
nores de edad 199. Como en total había 2 706 habitantes, quiere decir que
se ignoraba qué hacían 199.53
En la agricultura los peones deben haber ganado un jornal de 25 cen­
tavos. Los panaderos, carpinteros y zapateros (si eran “maistros”) al menos
75. Los maestros albañiles más de 50, los canteros alrededor de un tostón, al
igual que los herreros.54
Había 919 familias u hogares; la gente vivía en casas (de un piso) y
chozas o jacales. En comparación con el promedio del partido de Tlaltenan­
go, la proporción de chozas o jacales era grande en La Estanzuela.
(43.5% vs. 13.8%)«
En 1902 ya.eran dueños de una parte de la hacienda de La Estanzuela
los señores licenciados Carlos M. Guzmán, Fernando Robles, Musió Gar­
cía, Serapio Robles, Anastacio Robles y José Mata.56 Al parecer, eran los
primeros compradores. Este proceso que continuaron los hijos de don T o­
más, terminaría en los años veinte. Mientras tanto Adolfo e Ignacio Robles
Castillo vivían en Tlaltenango.57
CUADRO 1
IND ICA D O R ES DE MARGINACION
Indicadores
Generales
Porcentaje de
tiva ( PEA) de
Porcentaje
Porcentaje de
Porcentaje de
Porcentaje de
población económicamente ac­
bajos ingresos.
de P E A s u b e m p l e a d a
población rural
PEA en el sector agropecuario
población rural incomunicada
Municipio de
García de la
Cadena
México
75.9
63.6
63.6
100.0
82.0
19.0
41.4
39.4
30.4
100.0
Indicadores
Municipio de
García de la
Cadena
México
53.1
43.3
80.9
55.1
57.6
44.6
17.1
90.3
23.7
70.5
6.0
5.4
4 964
10.1
10.8
1 347
64.5
56.8
74.2
98.6
38.9
69.1
41.1
58.5
2.0
6.8
21.0
22.4
Alimentación
Porcentaje de población que consume leche
dos o menos días a la semana.
Porcentaje de población que consume carne
dos o menos días a la semana.
Porcentaje de población que consume huevo
dos o menos días a la semana.
Educación
Porcentaje de población analfabeta
Porcentaje de población de 15 años y más sin
primaria completa.
Salud
Tasa de mortalidad general
Tasa de mortalidad preescolar
Habitantes por médico
Vivienda
Porcentaje
Porcentaje
Porcentaje
Porcentaje
de
de
de
de
viviendas
viviendas
viviendas
viviendas
sin agua entubada
de uno y dos cuartos
sin electricidad
sin drenaje
Otros
Porcentaje de población de un año y más que
no usa calzado
Porcentaje de viviendas sin radio ni televisión
FUENTE: Coordinación General del Plan Nacional de Zonas Deprimidas y
Grupos Marginados Necesidades esenciales de México; situación
actual r perspectivas al año 2000, Vol. 5 Geografía de la marginación, México, Coplamar/Siglo XXI Editores, 1982, pp. 26, 53 y
220- 221 .
POBLACION DEL P A R T ID O DE T L A L T E N A N G O Y DE LA M U N I C IP A L I D A D
Y EL PUEBLO DE LA EST A N Z U E L A , 1834-1910
Año
Fuente
ca 1834
M em orias
1829-34
M em oria
1847-49
M em oria
M em oria
1870
Matute
Matute
Matute
García Cubas
Bonilla
M em oria
1888-92
Amador
M em oria
1888-92
Delgado
Amador
Anuario
estadístico
Velasco
Censo
Censo
Asiain
Leduc
1847
1848-49
1868
1868
1879
1880
ca 1889
ca 1889
1892
1892
1892
1893
ca 1894
1895
1900
1908
ca 1910
Partido de
Tlaltenango
Municipalidad de
Estanzuela
Pueblo de La
Estanzuela
23 008
26 820
1 588
25 224
27 811
1 564
I 500
27 843
29 654
38 283
39 979
32 583
1 500
2 253
2 905
1 893
3 340
1 720
40 000
3 000
867
867
32 905
32 905
34 151
37 210
39 013
1 794
954
2 706
2 706
2 700
I 895
I 247
I 250
Tres fuentes aquí citadas que no aparecen en las referencias son:
Elias Amador Noticia estadística ele Zacatecas, Zacatecas, México, Imprenta Moderna, Tipo­
grafía de la Escuela de Artes y Oficios en Guadalajara, 1892, p. 32.
Lamberto Asiain División M unicipal y pron tu a rio geográfico de ¡a República M exicana, M é­
xico, Imprenta y Fototipia de la Secretaría de Fomento, 1908.
Alberto Leduc et. al. Diccionario de geografía, historia y biografía Mexicanas, M éxico, Vda.
de C. Bouret, 1910.
NOTAS
1.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
8.
9.
“García de la Cadena”, Diccionario enciclopédico UTEH A, Tom o V, México, Unión Ti­
pográfica Editorial Hispano Americana, 1951. Según Juan González, secretario de la Pre­
sidencia Municipal, el cambio ocurrió el 5 de mayo de 1935.
He tenido oportunidad de platicar con gente de La Estanzuela, radicada tanto en el pue­
blo com o en Guadalajara y Uruapan: Jesús González, Nicolás Guzmán, Martiniano Car­
los, Tom ás Guzmán, Juliana Núñez, Luis Núñez, Gabriel Núñez, Juan González y M axi­
mino Núñez. En las entrevistas me auxilió Cecilia Núñez de la Peña. Mucho del material
que obtuve en las entrevistas será de gran utilidad para la investigación sobre la historia
de La Estanzuela en el siglo XX.
Me refiero a la lectura de dos libros de Luis González y González: Invitación a ¡a microhistoria, México, SepSetentas, 1973, y Nueva invitación a la microhistoria. México, Fon­
do de Cultura Económica, 1982, S E P /8 0 . Asimismo P uebloen Vilo aunque microhistoria
en sí, también significó una invitación.
Secretaría de Programación y Presupuesto, Coordinación General de los Servicios N acio­
nales de Estadística. Geografía e Informática Síntesis geográfica de Zacatecas, México,
Secretaría de Programación y Presupuesto, 1981, p. 11; y N om enclátor de Zacatecas,
México, Secretaría de Programación y Presupuesto, 1981, pp. 9-68.
Enriqueta García de Miranda y Zaida Falcón de Gyves Nuevo A tías Porrúa de la Repúbli­
ca M exicana, quinta edición, México, Editorial Porrúa, 1980, p. 95.
José López Portillo y Weber La conquista de la Nueva Galicia, México, Talleres Gráficos
de la Nación, 1935, p. 204.
José Menéndez Valdés Descripción y censo de Ia Intendencia de Guadalajara 1789-1793,
Estudio preliminar de Ramón Ma. Serrera, Guadalajara, México, Gobierno de Jalisco,
Secretaría General, Unidad Editorial, 1980, p. 72.
J. Trinidad Núñez Guzmán Cuando el pad re de Ia patria estuvo en Jalisco, México, Edi­
torial B. Costa-Amic, 1960, p. 78.
José Ma. Muriá Historia de Jalisco. Tom o /. Desde los tiem pos prehistóricos hasta fin es
del siglo XVII, Guadalajara, México, Gobierno de Jalisco, Secretaría General, Unidad
10.
11.
12.
13.
14.
15.
16.
Editorial, 1980, pp. 352 y 359.
D om ingo Lázaro de Arregui Descripción de la Nueva Galicia, Estudio preliminar de
Francois Chevalier, Guadalajara, México, Gobierno de Jalisco, Secretaría General, Uni­
dad Editorial, 1980, pp. 155-156.
José Ma. Muriá op. cit., p. 381 y 398-399.
Francisco Manuel de Salcedo y Herrera Descripción del p a rtid o y jurisdicción de Tlalte­
nango hecha en 1650, Prólogo de J. Eucario López, México, José Porrúa e Hijos, Sucs.,
1958, p. 23.
José Ma. Muriá Historia de Jalisco. Tom o II. De finales del siglo X VII a la caída del f e d e ­
ralismo, Guadalajara, México, Gobierno de Jalisco, Secretaría General, Unidad Edito­
rial, 1981, pp. 105-107.
Juan Ignacio y Juan José Matute Noticia histórica, geográfica y estadística del p a rtid o de
Tlaltenango, Zacatecas, México, 1882, pp. 18-19 y 75.
“Será terminado en 60 días el camino a la zona norte” El Inform ador, Guadalajara, Mé­
xico, 23 de noviembre de 1982, p. 1A.
17.
Margarita Nolasco A. et. al. Migración m unicipal en M éxico (1960-1970), México, Ins­
tituto Nacional de Antropología e Historia, 1979, p. 199.
José Ma. Muriá, op. cit.. Tom o II, p. 95.
18.
Ihid., pp. 96-97.
19.
20.
21.
22.
23.
24.
25.
26.
27.
28.
29.
30.
31.
32.
33.
“Escritura de venta de la hacienda de La Estanzuela e hipoteca de lá misma por contrato
celebrado entre los Sres. licenciados D. Juan Gutiérrez Mallén, com o apoderado del de
igual denominación D. Cástulo Sanromán y D. Tomás Ygnacio Robles”, Protocolo del
escribano público Luis G. Arreóla, 16 de abril de 1852, f. 76, Archivo de Instrumentos pú­
blicos, Guadalajara, México.
José Ma. Muriá Historia de las divisiones territoriales de Jalisco, México, Instituto N a ­
cional de Antropología e Historia, 1976, pp. 145-146.
Constitución Política de! Estado Libre y S oberano de Zacatecas, México, Talleres Gráfi­
cos Trinidad G. de la Cadena, 1926, pp. 416-417.
M em orias presentadas p o r el C. Francisco García, gob ern ado r de! estado de Zacatecas,
a! Congreso de! m ism o sobre los actos de su adm inistración en los años de 1829 a 1834,
Zacatecas, México, Imprenta de N. de la Riva, 1874, pp. 39-40.
Constitución. . . , op. cit., pp. 465-466 y 418.
Edmundo O ’Gorman Historia de las divisiones territoriales de M éxico quinta edición,
México, Editorial Porrúa, 1979, pp. 24-25.
M em oria en que el gobierno de! estado libre de Zacatecas da cuenta de los ram os de su a d ­
ministración al Congreso del m ism o estado, con arreglo a lo dispuesto en el artículo 75
de la Constitución, Zacatecas, México, Imprenta de Gobierno dirigida por Aniceto Villagrana, 1849, apéndice estadístico y p. 4.
M em oria con que el encargado de ¡a Secretaría del suprem o gobierno el estado libre de
Zacatecas dio cuenta al H. Congreso del m ism o, con arreglo a lo dispuesto en el A rt. 19 de
la acta de reform as a la Constitución, Zacatecas, México, Imprenta del Gobierno dirigida
por J. Inés Villagrana, 1850, apéndice estadístico.
“ Poder especial otorgado por el Lic. D. Cástulo Sanromán a favor del de su clase D. Juan
Gutiérrez Mallén”, Protocolo del escribano público Luis G. Arreóla, 22 de marzo de 1852,
f. 56, Archivo de Instrumentos Públicos, Guadalajara, México.
“Escritura de venta de la hacienda. . . ”, op. cit. f. 76.
“ Mapa de los departamentos de Jalisco, Zacatecas i Aguascalientes construido por el ca­
pitán de fragata de la marina mejicana D. José María Narváez, i mandado publicar por el
Esemo. Sr. gobernador don Antonio Escovedo, de la Esema. Junta Departamental de
Jalisco en el año de 1840”, en Biblioteca Nacional, México.
“Documentos manuscritos intercambiados por los gobiernos de los estados de Zacatecas
y Jalisco, relativos a robos efectuados por gavillas, en puntos fronterizos de ambos esta­
dos y a lo largo del camino de Teúl a Guadalajara”, Zacatecas, 1857,4 2 ff.,en Archivo His­
tórico de Jalisco, ramo Gobernación, asunto Seguridad Pública, Guadalajara, México.
Entrevista con Juan González, secretario de la Presidencia Municipal, 6 de enero de 1983.
“Testimonio de una escritura de venta otorgada porel Sr. Lic. Tomás Ignacio R ob lesa fa­
vor de los vecinos de La Estanzuela, de un terreno que fue expropiado por la ley de 15 de
marzo de 1869”. Oficio del escribano público Daniel Pérez Lete, Tlaltenango, Zacatecas,
27 de julio de 1883, en Archivo de la Presidencia Municipal de García de la Cadena, Zaca­
tecas, México.
Esta superficie corresponde a la concesión mínima de tierras a los pueblos de indígenas,
según la Real Cédula de 4 de junio de 1687 y la de 12 de julio de 1685: “seiscientas varas
medidas de la iglesia del pueblo a cada uno de los cuatro rumbos cardinales”: a esta conce­
sión irreductible de tierras se le llamó f u n d o legal. Así “el fundo legal es la extensión forzoza y determinada que debía concederse a las poblaciones, y de que podían disfrutar sin ne­
cesidad de título escrito; y . . . por exido se entiende toda la tierra que se extiende másallá
de las últimas casas de la población y que le pertenece en propiedad para usos comunes y
gratuitos”: Wistano Luis Orozco ¡.os ejidos de ¡ospueblos, México, Ediciones El Caballi­
to. 1975, pp. 48-50; la edición original es de 1914.
34.
35.
36.
37.
38.
39.
40.
41.
42.
43.
44.
45.
46.
47.
48.
49.
50.
51.
52.
Juan Ignacio Matute y Juan José Matute, op. cit., pp. 84-85.
“Testimonio de una escritura de venta. . . ”, op. cit.
Entrevista con Juan González.
“Testimonio de una escritura de venta. . . ”, op. cit.
Para Daniel Cosío Villegas, la historia moderna de México se inicia en 1867: “Con la vic­
toria total de la República sobre el Imperio y del liberalismo sobre la reacción conserva­
dora, se alcanza un equilibrio político que subsiste cuarenta y cuatro años: Historia m o ­
derna de M éxico. Im República restaurada. La vida política, tercera edición, México,
Editorial Hermes, 1973, p. 13.
M em oria en que el ejecutivo del estado de Zacatecas da cuenta a la honorable legislatura
de los actos de su adm inistración ejercidos en el tiem po que desem peñó, el gobierno v co ­
m andancia m ilitar d el m ism o estado, p o r n om bram ien to d el e jecutivo de la nación. Zaca­
tecas, México, Mariano Mariscal y Juan Luján, Impresores, 1870, documento número 9.
C onstitución política del Estado libre de Zacatecas. Zacatecas, México, Impresa por
Francisco Villagrana, 1869.
M em oria presen tada p o r el ejecutivo del estado de Zacatecas a la honorable legislatura
sob re los actos de su adm inistración desde agosto de 1870. hasta el m ism o mes de ¡871.
Zacatecas, México, Imprenta de Mariano Mariscal, 1871, p. 100; Zenaido Rodríguez,
C om pen dio de geografía del estado de Zacatecas, libro del alumno, México, Editorial
Pluma y Lápiz de México, 1946, p. 58.
M emoria. . . . 1871, op. cit., p. 93.
Juan Ignacio Matute y Juan José Matute, op. cit.
Francisco Ayón Zester Guadalajara; su patrimonio cultural, Guadalajara, México, Ayun­
tamiento de Guadalajara, 1981, p. 11.
Reglam ento econ óm ico político de los partidos, Zacatecas, México, Tip. del Hospicio de
Niños en Guadalupe, dirigida por Irineo Ruiz, 1883.
M em oria adm inistrativa del estado de Zacatecas, correspondiente al perio d o constitucio­
nal, de 16 de septiem bre de 1884, a 15 de septiem bre de Ì888, en que estuvo el Poder Eje­
cutivo, a cargo d el ciudadano Marcelino Morfín Chávez, Zacatecas, México, Imp., Lit.,
Encuadernación, Rayados Especiales y Fábrica de Libros en Blanco, de Rosario Espinoza, 1889, pp. 177-178.
José González Arce D irectorio de todas las poblacion es que constituyen la República M e­
xicana, México, Tip. El Gran Libro, 1888, p. 65.
Antonio García Cubas Diccionario geográfico, histórico r biográfico de los Estados Uni­
d os M exicanos Tom o II, México, Oficina Tipográfica de la Secretaría de Fomento, 1889,
pp. 82-83; W. M. Jacksm (editor) Diccionario Enciclopédico H ispánico-Am ericano, T o ­
mo VIII, Boston, C. H. Simonds Company, Impresos [18?], p. 959.
José A. y Bonilla M em oria sobre la agricultura r sus p ro d u cto s en el estado de Zacatecas
(República Mexicana), Zacatecas, México, Imp. del Hospicio de Niños, de Guadalupe, a
cargo de Irineo Ruiz, 1889, p. 55.
M em oria presen tada al Congreso del estado p o r el gobern ad or constitucional de Zacate­
cas, C. general Jesús Aréchiga, sobre el estado que gu ardó la adm inistración pública, d u ­
rante los cuatro años de su gobierno, a contar desde 16 de septiem bre de 1889, al 15 de
septiem bre de 1892, Zacatecas, México, Tip. de la Escuela de Artes y Oficios en Guadalu­
pe, dirigida por Félix B. Echeverría, 1892, pp. 224-258.
Dirección General de Estadística, Ministerio de Fomento, Anuario estadístico de la República Mexicana, 1894, México, Oficina Tip. de la Secretaría de Fomento, 1895, p. 561.
Alfonso Luis Velasco Geografía y estadística de la República Mexicana, T om o XV, Mé­
xico. Oficina Tipográfica de la Secretaría de Fomento, 1894, p. 224.
53.
Antonio Peñafiel Censo y división territorial del estado de Zacatecas verificado en 1900,
México, Oficina Tip. de la Secretaría de Fomento, 1902.
54. Dirección General de Estadística, Ministerio de Fomento Anuario Estadístico de la Re­
pública Mexicana 1893. México, Oficina Tip. de la Secretaría de Fomento, 1894.
55. Antonio Peñafiel, op. cit.
56. En el libro de protocolos de 1852, del escribano público Luis G. Arreóla, al margen de la
citada “Escritura de venta de la hacienda de La Estanzuela.. ."aparece una anotación he­
cha por otro escribano el 27 de septiembre de 1902, donde dice: “ Hoy expedí testimonio en
siete fojas para los señores.. . dueños actualmente de una parte de la hacienda mencionada”.
57. D irectorio general de los estados de la República Mexicana, México, 1906. Ahí aparecen
registrados el primero^como abogado y el segundo en su calidad de dueño de la fábrica de
alcohol “La Victoria”, p. 630.
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