año xvi madrid 14 de agosto de 1898 núm. 9 9 en la playa del

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AÑO XVI
NÚM. 9 9
MADRID 14 DE AGOSTO DE 1898
PRECIOS S E 8TJSCBIPCIÓN
CONDICIONES
Redacción y Adminlstra«lón
En Mídrid • peseus trinr.estre.—En Piovincias españolas «o.—Re...
erican' en la
' captal,
' ' 8
~ pesos trimestre.—Estados,
_ . Propúblicas
americanas,
Tínciasó Departamentos
4'Bo trin'estre.- Niín-ero suelto» jeseta
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CALLE DE SAN MARCOS. 3 , BAJO
Esta ilustración se publica los dias 7, 14, 32 y 3o, dándose tambiia
figurines.—Suscripción adelantada.
EN LA PLAYA DEL SARDINERO DE SANTANDER
EL ÁLBUM IBERO AMERICANO
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SUMARIO
TEXTO: NotM atíurianas, por Concepctón Gimeno de FUquer.
—Leyendas de Granada (continu»ción\ por Víctor Balaguer.
—Heroy Leandro, por Nicolá» Díaz y Pérez.—Erpaüoles céle*r«, por Eduardo de Lustonó.—La mu/ír, (continuación) por
R. de la Huerta Hosada.-Cuentos breves: La última lección,
por Alfonfo Qiudtl.—Elquid praquo, por Tiburcio Navas
Pértz.—Siempre igual, vot C Moreno Gitci».— Variedades.—
Nuestros grabados.—La Redacción.
GRABADOS: En la playa del Sardinero de Santander.—Un domingo en la huerta de Valencia.—Nuevo buque submarino.
—Antonio Cánovas del Castillo, en el primer aniversario de
su muerte»—España monumental: San Lorenzo del Escorial.—Una gira campestre.—Jardines del Buen Retiro.—Leyendo las noiiciasdela paz.
Difícil me será olvidar la poética, la romancesca salea de estilo veneciano, que despertó en mi
fantasía un vago recuerdo de aquellas fiestas
helénicas, en que las nereidas abrían sus palacios
de esmeralda, y las ondinas sus grutas de záfiro,
para recibir entre nubes de espumoso encaje á
los genios del Mediterráneo, dándoles amorosa
cita en sus misteriosos bosques de perlas y corales.
CONCEPCIÓN GIMENO DE FLAQÜBR.
Llanes 8 de Agosto de lügg.
NOTAS ASTURIANAS
LEYENDAS DE GRANADA
A mi inteligente amiga Marfa Arguelles de Bernaldo
de Quirós
INSTANTÁNEA
(CAPÍTULO DE UN LIBRO)
(Continuación)
iE cuenta, por ejemplo, del Conde de
^ A hermosa villa de Llanes ha terminaTendilla que en Alcalá la Real, donde
do las fiestas de la Magdalena, cerránresidía
como capitán frontero, tuvo aviso
dolas con broche de oro, como diría un
por un soldado cristiano, recientemente
cronista cortesano.
La talea, fiesta náutica muy interesante, es- huido de Granada, que en un día próximo debía
tuvo animadísima. Numerosas lanchas elegan- cruzar la línea una cabalgata enemiga. Aprovetemente empavesadas con gallardetes, banderas, chando el aviso, salió el Conde con algunas comlaureles y hortensias, surcaron la ría y el puerto pañías ligeras de caballería, tomó posición al abriarrojando palomas entre los acordes de la or- go de Sierra Elvira, no lejos de Pinos, y destacó
questa y el estampido de los cohetes. La barca al capitán Alonso Cárdenas Ulloa con cincuenta
Magdalena actuaba de nave capitana, llevando jinetes para emboscarse junto al camino que deá bordo, bajo un templete de ñores, á veinte be- bía seguir la comitiva.
llas mozas luciendo ricos pañolones de Manila y
En efecto, ocurrió conforme dijo la confidencia
armadas de panderetas, con las que acompaña- pero no era una partida en son de guerra y comban sus cantos. Estas modernas sirenas cautiva- bate, sino, por el contrario, una escolta de paz
ban á muchos Ulises. Los jóvenes José García que iba acompañando á una hermosa doncella
González y José Mijares Pola, correctamente ves- granadina, llamada Pátima; sobrina de Aben
tidos de oficiales de marina, enarbolaban á popa Comixa, ministro del Sultán, que con mucho
y proa blanca bandera, mientras doce remeros séquito de parientes y moros principales se diriuniformados lanzaban al espacio cristalinas pul- gía á la costa de Almuñécar, al objeto de embarverizaciones escapadas á los azulados remos.
carse y pasar á Tetuán, llamada á celebrar sus
Graciosos incidentes acaecían en las naves, al bodas concertadas con el alcaide de aquella plaza.
pretender borrar la estela de la lancha capitana; Fácil fué á los cristianos sorprender á dicha coy en el choque de barcas, esquifes y canoas, los mitiva pacífica, formada sólo de algunos guarentusiastas burras de los muchachos, confundi- dias de escolta, de las doncellas que iban al serdos con las sonoras carcajadas de las jóvenes, vicio de Fátima, de Jos deudos sus acompañantes,
gente*oda débil y medrosa, y llevarlos cautivos
formaban un coro encantador.
El combate naval con proyectiles de flores y al Conde, que aguardaba junto á Pinos. El de
bombones no cesaba un momento, y en esa ale- Tendilla regresó con su noble cautiva á Alcalá y
gre taumaquia, en que atizaban el fuego los prestó allí á la desvalida doncella y á todos los de
flamigeros ojos de las bellas asturianas, no hubo su séquito miramientos y consideraciones propios
más heridas que las causadas por las flechas de de tan cumplido caballero.
Al tener noticia Aben Comixa de lo ocurrido,
Cupido.
afligióse
mucho, y en el acto dio libertad á
Las barcas mejor engalanadas fueron la de los
marqueses de Canillejas, señora condesa de Men- D. Francisco de Zúñiga, caballero aragonés, su
doza Cortina, la del Sr. Romano y la del joven prisionero, y lo despachó con una carta del mismexicano Mariano Mijares. La de éste convertida mo Sultán Boabdil para el Conde de Tendilla,
en góndola, sostenía elegante dosel con másti- solicitando el rescate de Fátima y ofreciendo en
les plateados, en forma de lanza; y en vez de per- premio el de cien cautivos elegidos entre todos
fumea asiáticos, ofrecidos en ánforas y pebeteros, los que existían en Granada. El Conde, entontuvimos oloroso jerez superior al famoso chipre ces, correspondiendo á su bien adquirida fama
servido en aúrea pátera, espumoso champagne de gentil y galante caballero, contestó ponieny rica sidra color de ámbar que roció abundan- do en libertad á Fátima, á quien regaló algunas joyas, y púsola á las puertas de Granada,
temente una espléndida merienda.
Los hijos de Pelayo y Moctezuma, cuyas fami- asistida por una escolta. Boabdil, prendado de
lias se hallan enlazadas en esta región, dan á sus esta fineza, dio suelta á veinte clérigos, á ciento
fiestas grandiosidad porque aman la esplendidez, treinta hidalgos castellanos y aragoneses y á algunas mujeres labradoras que tenía en su poder,
el fausto.
Numerosa concurrencia asomada al muelle, al mientras que Aben Comixa quedó tan agradecipuente, á balcones y ventanas, coronando al- do, que mantuvo desde aquel día amistosa comenas y torreones, y escalándose en el verde an- rrespondencia con el Conde y fué uno de los
fiteatro formado por las rocas, ofrecía á la absor- agentes más eficaces que éste puso en juego para
ta mirada un cuadro digno del pincel de Wateau, llevar á cabo las negociaciones de la entrega de
Granada.
de Claudio de Lorena.
Este nobilísimo rasgo del Conde de Tendilla
recuerda otro muy parecido y más célebre, por
haberse apoderado de él la poesía, que ocurriera
bastantes años antes, en la sucesión de aquellas
largas guerras de Granada. Fué á poco de haber
sido ganada Antequera por el entonces infante
D. Fernando, que tomó el nombre de la ciudad
vencida, á usanza de lo que hacían los capitanes
romanos en sus más famosos hechos de armas.
Era alcaide de Antequera Rodrigo de Narváez,
caudillo de alto renombre, alerta siempre y celoso de guardar aquella plaza enclavada en tierra
enemiga y constantemente amenazada por rebatos de atrevidos árabes, deseosos de recobrarla
por asalto ó por sorpresa. Vigilaba Narváez sin
descanso, y todas las noches salía en persona, al
frente de una escolta, á recorrer los alrededores
de la fortaleza. En una de ellas rondaba como de
costumbre en compañía de varios hidalgos; y como se había alejado algo más de lo ordinario,
siendo la noche apacible y tranquila, sereno el
cielo, brillante la luna y profundo el silencio,
quiso dar unos momentos de huelga y descanso
á jinetes y caballos en la amenidad de un bosque que se hallaba camino de Alora.
AUi estaban los cristianos tendidos en perezoso descuido sobre la viciosa hierba y atentos sólo
al disfrute de una de aquellas noches de Andalucía, que tanto deleite dan y tanto goce al alma,
cuando el vibrar casi imperceptible de la tierra
advirtió á los que sobre ella yacían el rumor del
trote lejano de un caballo. Aplicaron entonces
mejor su oído á la tierra los que de ésta acababan
de recibir el generoso aviso de la proximidad tal
vez del enemigo, y pudieron convencerse de su
certeza. Un caballo por lo menos se acercaba, seguido de otros, sin duda. Apercibiéronse todos
en el acto, embridaron prontamente, saltaron sobre sus monturas y dividiéronse en dos grupos,
con la prevención de que si los del uno se viesen
en aprieto, tocasen un clarín para ser socorridos
por los del otro.
En esta disposición, buscaron una traspuesta
del terreno donde abrigarse, y allí permanecieron
inmóviles jinetes y cabalgaduras, con visera calada, adarga al pecho y lanza en ristre.
Cada vez fué haciéndose más cercano el trote
del caballo, y poco tardó en llegar á oídos de los
emboscados la voz dulce y melancólica del jinete,
que llegaba entreteniendo los ocios del camino
con un cantar árabe de amores. La majestad del
silencio y la soledad del sitio, la luz pálida de la
luna, que imprimía á todo un color fantástico,
todavía no encontrado por los artistas, las sombras de los árboles, lo perfumado del ambiente,
la belleza del lugar y la transparencia del cielo,
todo se juntaba para dar mayor recogimiento al
ánimo y más armonía al romance, cuyo estribillo, según Jorge de Montemayor, así decía:
Allí vivo donde muero,
estoy do está mi cuidado.
En Alora soy frontero
y en Coín enamorado.
Cinco de los emboscados que formaban el
puesto más avanzado, así que vieron salir de entre un grupo de sombras el caballo y el jineta
moro, que era quien así cantaba, se abalanzaron
EL ÁLBUM IBERO AMERICANO
dando degollar á BU rival, con lo que aseguró la
corona á su hijo primero.
Poco antes de ser estrangulada, en 240, por
Tholomeo III Eoergetes, había dado á una ciudad el nombre de Laoiicea ai Lycum (Laodicea
cerca del río), á semejanza de la fundada, á petición de los pueblos, por Seleucio I Niaíor, en
honor de su madre y que llamó Laodice ad
Harem (Laodice cerca del Mar).
LA SIN RIVAL cGampaspe ó Pancasta), cortesana
asiática del siglo iii, con cuya hermosura y
atractivos ninguna podía competir, era la amante predilecta de Alejandro III el Magno, rey
de Macedonia, quien no queriendo pasar un instante sin verla, dispuso que la retratara Apeles,
cI cual, no oudiendo resistir á los encantos del
modelo, cayó enfermo de amor, y al saberlo
aquél, deseoso de salvar la vida del más famoso
pintor de Grecia, no vaciló en sacrificarse, hasta
el punto de cederle la que era dueña y señora de
8U corazón.
{Aguistrata), madre de Agis III, el más célebre de los
reyes de Esparta, que subió al trono en 244, mujer de inmensa riqueza, con la que ejerció siempre gran influencia y ayudó á su hijo en la empresa de reformar las costumbres, poner en vigor
las leyes de Licurgo y mejorar la constitución
política y social del reino; pero cuando veía ya
casi realizados sus designios, fueron frustrados
por los mismos á quienes había hecho sus confidentes, loa cuales arrancaron al hijo, en 239, del
templo en que se había refugiado, y consiguieron de los eforos la orden para que fuera agarrotado, cabiéndole igual suerte á la inocente autora
de sus días.
LA COLMADA DE BIENES DE FORTUNA
R. DE LA HUERTA POSADA.
(Continuari.)
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CUENTOS B R E V E S
LA ÚLTIMA LECCIÓN
NA mañana me retrasé mucho en ir á
la escuela. Como tenía miedo de que
me riñeran, porque el señor Hamel nos
había dicho la víspera, al salir de clase,
que nos preguntciiia las reglas de los participios,
y yo no sabía ni una palabra de semejante cosa,
me asaltó la idea de hacer novillos y de irme á
pasar el día corriendo por el campo, no obstante
el fuerte calor que se dejaba sentir.
Ciertamente que el escuchar el silbido de los
mirlos entre las ramas á las orillas del bosque,
«1 corretear por la arboleda y atormentar á los
bichos que cogía, me satisfacía mucho más que
las reglas gramaticales; mas á pesar de esto, reflistí á la tentación, y cambiando de parecer, eché
á correr hacia el colegio.
Al pasar por la alcaldía vi á mucha gente parada delante del enrejado de los carteles; allí era
•en donde, desde dos años atrás, se sabían todas
las malas noticias, las acciones perdidas, las órdenes de la jefatura, etc., etc., y pasé sin detenerme.
—¿Qué podía suceder todavía?
Cuando atravesaba corriendo la plaza, el herre-
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ro Wachter, que estaba allí con su
aprendiz leyendo el cartel, me gritó:
—¡No corras tanto, chico, que llegarás con tiempo sobrado á la escuela!
Creí que se burlaba de mí, y entré
casi sin aliento en el patio del Sr. Hamel.
Por lo regular, al empezarse la clase,
se oía desde la calle el ruido que hacíamos abriendo ó cerrando los pupitres,
repitiendo todos en alta voz y tapándonos los oídos las lecciones de memoria,
y la larga regla del maestro, que pegando en las mesas, quería decir:
—jSilencioI
Contaba yo con todo ese ruido para
llegará mi puesto sin ser visto; pero
aquel día reinaba en la clase una completa calma. Por la ventana abierta veía
á mis compañeros, cada cual en su sitio,
y al Sr. Hamel que discurría de un lado
para otro con su terrible regla debajo
del brazo.
No había escapatoria: ó retirarme ó
entrar llamando la atención. La sangre
me afluía á la cara y casi temblaba de
miedo.
Empujé la puerta y penetré en la
clase.
El Sr. Hamel no me riñó; antes bien,
mirándome con mucha dulzura, me
dijo:
—Anda pronto á tu sitio, Frantz;
Íbamos á empezar sin tí.
Salté por encima del banco y me senté en seguida delante de mi pupitre.
Algo más tranquilo ya, noté que el
maestro tenía puesta su hermosa levita verde botella, su chorrera encañonada y su gorro de seda
negra bordado, que no se ponía más que cuando
venia algún inspector ó en el día de la repartición
de premios. También me pareció que todo en la
clase tenía cierto aire solemne; pero lo que más
me sorprendió fué el ver en el fondo de la sala á
algunos vecinos del pueblo sentados en los bancos que había vacíos, y silenciosos como nosotros, al anciano Hanser, al exalcalde, al excarteri. y á otros muchos. Todos parecían muy
tristes, y el Sr. Hanser había traído consigo una
cartilla vieja, que tenía abierta encima de sus
rodillas, con los lentes colocados sobre sus páginas.
Mientras yo miraba todo esto con curiosidad,
el señor Hamel subió á la cátedra, y con la misma voz dulce que tenía al hablarme, nos dijo:
—Hijos míos, es la última vez que me encuentro en medio de vosotros; ha llegado una
orden de Berlín para que no se enseñe más que
el alemán en todas las escuelas de la Alsaciay de
la Lorena. El nuevo maestro llega mañana, y
como vais á dar hoy vuestra última lección de
francés, os ruego que estéis muy atentos.
Estas palabras me trastornaron.
Eso era lo que decía sin duda el cartel puesto
en la alcaldía.
¡Mi última lección de francés!
¡Y yo que apenas sabía escribir! No podía ya
aprender. ¡Ohl ¡Cómo me arrepentía de haber
perdido el tiempo haciendo novillos para correr
á buscar nidos ó patinar en invierno encima del
Saarl Mis libros, que poco antes encontraba tan
fastidiosos y tan pesados, mi Gramática, mi
Historia Sagrada, me parecían ahora antigaoa
amigos á quienes sentiría mucho dejar.
Lo mismo me sucedía con el Sr. Hamel, pues
la idea de que iba á partir y que no le volvería á
ver más, me hacía olvidar los castigos que me
había impuesto muchas veces.
¡Pobre hombre!
Para honrar su última clase, sin duda, se habla
puesto su mejor traje, y comprendía yo entonces
el por qué los más antiguos vecinos del pueblo
habían ido á asistir á la lección.
Querían así demostrar su sentimiento, agradecer á nuestro maestro cuarenta años de buenos
servicios y despedir á la patria, que se marchaba
con él...
Reflexionando de este modo, oí que me llamaban; me llegaba la vez para recitar mi lección.
Cuánto hubiera yo dado por decir muy alto, y
sin equivocarme en un punto, aquella famosa
regla de los participios; pero titubeé desde las
primeras frases y me quedó de pie, meciéndome
entre el banco y el pupitre, con el corazón encogido, y sin atreverme á levantar la vista, escuchó
al Sr. Hamel, que me decía:
c—No te riño, mi querido Frantz; bastante
castigado estás...
Todos loí días has estado diciendo «¡Bah! tea»
rSUA^.'WM
Sdá
IBERO AMERICAJíO
LEYENDO LAS NOTICIAS DE LA PAZ
go tiempo; mañana Jo aprenderé». Y luego ya
ves lo que pasa.
]Ahl Eea ha sido la canea de la ruina de nuestra pobre Aleada, el dejar siempre la instrucción para otro día.
Ahora eeas gentes tienen el derecho de decirnos: ¿Cómo? ¿Pretendíais ser franceses y no sabéis siquiera leer ni escribir vuestro idioma? Pero no eres tú el más culpable, mi querido Frantz;
todos tenemos bastante que echarnos en cara.
Vuestros padres no han tenido grande empeño en que aprendieseis, prefiriendo enviaros á
cultivar la tierra ó á ganar un jornal en alguna
industria, y yo mismo tengo que echarme en
cara el haberos ocupado mucha veces en regar
mi jardín, en vez de instruiros. Y cuando se me
ocurría ir á pescar truchas, también os daba
asueto.»
Después nos explicó algo del idioma francés,
diciéndonos que era el más claro y el más concreto: que se hacía menester que lo conserváramos y no lo olvidáramos, porque cuando un
pueblo cae en la esclavitud, mientras conserva
BU lengua, como dice Mistral, es como si tuviera en la mano la llave de sus prisiones.
Luego cogió una gramática y nos explicó nuestra lección. Me admiraba de comprenderla tan
fácilmente; todo cuanto deciíi me parecía fácil,
muy fácil. Creo que esto conwetía en que nunca habla, escpchado; c;on tanta atención,, y en
que el preceptor nos daba las explicaciones con
más paciencia.
No parecía sino que antes de dejarnos el pobre
maestro quería transmitirnos todo su saber.
Corclulda la lección de gramática, pasamos á
la escritura. El í?r. Hamel nos habla preparado
adrede unos modelos nuevos en los que había
escrito con su hermosa letra: Francia, Altada,
Francia A ¡sacia. Eran de notar cómo cada cual
trabajaba, y el silencio que reinaba en la clase,
turbado solamente por el rechinar de las plumas
sobre el papel.
Hubo un momento en qne algunos cigarrones
entraron en la clase, pero nadie se fijó en ellos,
ni siquiera los más pequeños, que se aplicaban
con toda su alma en hacer palotes, como si esto
también formara parte del idioma francés.
En el tejado de la escuela unas palomas estaban arrullándose por lo bajo, y yo me decía oyéndolas:
—¿Si las obligarán también á arrullarse en
alemán?
De vez en cuando, al levantar la vista de mi
plana, veía al Sr. Hamel inmóvil en su mesa y
fijándose en todo cuanto había á su alrededor,
como si quisiera con su mirada llevarse todo el
menaje de su escuela.
Y no era extraño; hacia cuarenta años, día por
día, que permanecía en el mismo sitio, sentado
en frente del patio y en aquella clase; la única
diferencia qu,e existía de antaño á ogaño era qu^
los bancos y pupitres se había pulido por el uso;,
que ^os nogales del corral habían crecido y que
el lúpulo que él habla plantado trepaba alrededor
de las ventanas y llegaba hasta el tejado. |Qué
dolor sufría aquel infeliz anciano al considerar
que tenía que dejar todas aquellas cosas, y qué
tristeza experimentaría al oir á su hermana, que
en el piso principal iba y venía, arreglando los
baúles, pues tenían que dejar el país al día siguiente y para siempre!
Tuvo, sin embargo, valor suficiente para seguir
hasta la última hora.
Después de la escritura nos dio la lección de
historia: concluida ésta, los pequeños cantaron
el da, de, bi, bu, bu. Y allá en el fondo de la sala,
el anciano Hanser se había puesto los lentes y
con la cartilla en la mano deletreaba á la par que
los niños.Sérvela que él también se aplicaba; su
voz temblaba por la emoción, y era cosa tan rara
oirle así, que teníamos todos ganas de reir y de
llorar á la vez.
¡Ah! i Jamás olvidaré esta última clasel
El reloj de la iglesia dio las doce, y después el
campanero tocó la oración.
En aquel momento las cornetas de los prusianos, que volvían de hacer ejercicios, tocaron al
pasar delante de las ventanas. El maestro se
levantó completamento pálido. Jamás me había
parecido tan alto.
—Amigos míos—dijo—amigos míos,yo... yo...
Pero algo le ahogaba, porque no podía concluir
la frase.
Una agitación nerviosa le dominaba por completo; se volvió hacia el encerado, tomó un trozode yeso, y apoyándole con todas su fuerzas, escribió con letras muy grandes:
¡Viva Francia!
Y luego se quedó inmóvil, con la cabeza apoyada en la pared; y sin hablar nos hizo seña»
con la mano, como diciendo:
—Se acabó... Podéis marcharos.
ALFONSO DAUDET.
EL QUID PRO QÜO
N cura de Toral, don Juan Sarmiento,
viendo su fin cercano,
dispuso que viniera un escribano
para hacer testamento:
pero tan grave estaba,
que avanzando su mal en un momento
la lengua se le traba
sin haber otorgado el documento.
Llegó por fin el anhelado instante
y el escribano, al ver el otorgante,
exclamó:—Me parece una locura,
pues para un acto así... tan importante,,
no se halla en condición el señor cura.
El ama, que lo oyó con desagrado,
le dijo al escribano: —No hay cuidado,
estoy acostumbrada á su manera
y lo entiendo tan bien como á cualquiera-.
Pregunte de contado,
que esto, como usted ve, da poca espera;
y la verdad, que á chorros se moría.
—¿A quién deja su hacienda?—le decía^
y el oüiía con trabajo y grande c ilna:
•JJJWUJ-JUSKPiRrlJi'
EL ÁLBUM IBERO AMERICANO
Su primera obra dramática, El conde Don Julián, le valió ser coronado en escena á petición
del público zaragozano, que le aclamaba de este
modo: «¡Vivael poeta aragonés! ¡Viva el honor
del país! ¡ Viva la gloria de las musas iberas! > Fué
el primer ejemplo que se dio en España de coronar en la escena las sienes de un poeta dramático,
Principe contaba entonces veintisiete años de
edad, y á los treinta ya gozaba en Madrid de una
gran reputación como abogado, habiendo ejercido
anteriormente en Zaragoza el cargo de exmoderante de la cátedra de Historia y Literatura de aquella
Universidad, siendo luego bioliotecario de la Nacional de esta corte, socio fundador del Instituto
español, presidente de la sección de literatura del
Museo Literario y Artístico y periodista é historiador muy notable.
ó de sanguijuelas, ó una cataplasma emoliente. >
Príncipe fué director del Diario de Sesiones
del Senado. En este puesto conoció y trató á todos
los políticos que figuraron desde 1850 á 1863.
Aparte de algunas ilustraciones y eminencias
tribunicias, había muchas calabazas tan petulantes como las que dieron lugar á estos epigramas de nuestro poeta, inéditas hasta hoy:
A un taquígrafo riñó
un orador muy formal,
porque habiendo hablado mal,
mal su discurso salió.
El taquígrafo era curro
y respondió: «Señor Prasno,
yo suelo escribir en asno
todo lo que se habla en burro.»
Como prueba de su facilidad en recorrer todos
* «
los géneros literarios, bastará que citemos su coYo conozco un excelencia
lección de Poesías, serias y festivas; sus artículos
que dice adrento, Bilbado,
de costumbres; su Devocionario poético; su Histoprecurador, bacalado,
ria tragi-cómico política de la España del siglo
treato y correspondiencia.
XEE, con observaciones tremendas sobre las vidas,
hechos y milagros de nuestro=i hombres y animaCon la caña de pescar
les públicos, escrita entre agridulce y jocoserio,
se fué al Congreso Lambrea
bajo el título de l^iriois y Troyanos; sus Fdbultf,
diciendo: «Voy á probar
que indudablemente pasarán á la posteridad, cosi hoy que mi tío va á hablar
mo sus Epigrama? y letrillas y su Arte métrica,
puedo pescarle una idea.>
erudito trabajo que da idea de sus profundos conocimientos y de su amor al estudio, jamás en él
Entre auxiliares que tenía á sus órdenes Prindesmentido.
cipe, había uno bastante arrimado á la cola. Un
En los diversos cargos que desempeñó durante
su trabajada y laboriosa existencia dio siempre
pruebas de su reconocida aptitud, no cambiando
nunca aquel carácter festivo que le hacia tan
simpático á las personas que le trataban.
8u vida literaria está llena de anécdotas y de
rasgos de ingenio, de los que vamos á dar á continuación algunas muestras.
En la introducción de su obra ya citada. Tirios
y Troyanos, historia que abarca el período de la
monarquía absoluta desde 1808 hasta 1833, hace
Pi-incipe este fiel retrato de lo que es, ha sido y
será el pueblo español:
«Los españoles somos un pueblo muy original.
A veces por quítame allá esas pajas, le rompemos la crisma al más pintado y otras veces
tenemos tal flema, que nos están pinchando las
carnes, y dejamos que siga la broma. Nuestro
¡voto á bríos! vale un mundo, y nuestro ¿queme
importad mundo y medio.
Chateaubriand, que no habla de nosotros sino
disparatando las más veces, tiene mucha razón
cuando dice que la sangre del cántabro, del cartaginés, del romano, del vándalo y del moro que
corre mezclada por nuestras venas, no corre como
otra sangre. Esto pone en mil dudas á los médi •
eos cuando van á tomarnos el pulso, y en un
brete á los cirujanos que nos quieren sangrar,
porque hay casos en que nos sacan hasta el quilo,
y otros en que pican y pican y no asoma una
gota siquiera. Lo frecuente es dejarnos desollar
basta que nos llega A escocer, y armamos entonces una del diablo, echando los títeres á rodar.
Otras veces sucede que ni aun las cosquillas sufrimos; y como es difícil calcular á qué altura de
humor nos hallamos, vaya usted á saber el efecto que producirá una ventosa, una dosis de purga
día le preguntó:
—Don Miguel, ¿hotentote se escribe con h?
—¡Hombre, qué duda tiene! ¿Tan pronto se
ha olvidado usted de sus paisanos?
849.
pero hay públicos también
que merecen ser silbados.
Refería Castro y Serrano, en uno de los discursos que pronunció en la Academia Española, que
Príncipe, en cierta ocasión, f aé á consultar á su
amigo Florentino Sanz una poesía de importancia. Tratábase en ella de conmemorar el nacimiento de la infanta doña Isabel Francisca, y el
vate suponía que la reina doña María Cristina de
Borbón se acerca al lecho de Isabel I I llena de
perplegidades. Decía asi la estrofa:
La ilustre madre de la Reina, inquieta,
duda cuál de los dos placer elija,
si el indecible de abrazar la hija
ó el inefable de estrechar la nieta,»
Florentino, interrumpiendo la lectura añadió:
«tY por no armar un cisco,
fué y abrazó al infante don Francisco.»
—jMe has matado!—dijo Príncipe, y estuvo á
punto de romper la oda.
En los impresos y manuscritos que el hijo del
poeta, mi buen amigo D. Enrique Príncipe y Satones, conserva cuidadosamente, y que ha puesto
á mi disposición, no he hallado nada referente á
la citada oda. Es, por lo tanto, muy posible ó
que Príncipe renunciara á su publicación ó que
Castro Serrano atribuyese al vate aragonés lo que
no había escrito.
'
La sal ática de Príncipe era inagotable. Cuando la enfermedad que le llevó á mejor vida, le
tenía postrado en el lecho, aún se ocupaba en escribir epigramas tan excelentes como el que vamos á transcribir, por juzgarle además de verdadera actualidad:
Seis apellidos don Tello
usa ufano y vanidoso,
Gormaz, Ansúrez, Bragoso,
Fortín, Madeira y Castiello.
En cierta ocasión nuestro poeta, por motivos
de salud, tuvo que pasar quines días en un balneario. Entre los bañistas había un andaluz muy
embustero y mis charlatin que un sacamuelas.
Seis también los nombres son
En la mesa, sobre todo, monopolizaba la converdel cerdo en buen castello:
sación hasta el punto de no dejar á nadie meter
puerco,
gorrino, marrano,
baza. Príncipe era el quT con mis paciencia socerdo,
cochino
y lechón.
portaba al hablador: pero uaa tarde, cansado ya
Nota.—Ahora, por si se me objetase que el
de oírle embuste tras embuste, le interrumpió,
cerdo
tiene otros nombres, pongo por vía de nota
preguntándole:
este diálogo entre mi crítico y yo.
—Según lo que acaba de contar, ¿tiene usted
Mi critico. |Eh, que se olvida tostón,
buena vista?
y también tocino, hermano.
—Oh, excelente. El año pasado en la playa de
Yo.
(7íW» es más castellano
Alicante sin necesidad de anteojo, veía llegar
y barraco, criticón.
las embarcaciones un cuarto de hora antes de que
Consecuencia.—El vanidoso don Tello, puede
las viese el vigía del puerto.
usar cuatro apellidos más.
—Pues á mí me pasa lo contrario que á usted
—dijo Príncipe.—Yo con anteojos, si le veo á
Pero si Príncipe era tan estimable como escriusted y á un burro, á cuatro pasos, los confundo.
tor, no lo era menos como padre de familia y como amigo cariñoso, pues tenív un corazón tan
Los editores y libreros no han cambiado, á penoble y tan grande, que todo el que llamaba á él
sar de los sesenta años que van transcurridos,
encontraba sus puertas abiertas de par en par.
desde que Príncipe se hacía esta pregunta:
EDUARDO DE LUSTONÓ.
Gordo se halla mi librero
y gordo está mi impresor:
L_A
IVUJBR
¿cómo demonios engordan
con lo que enflaquezco yo?
IX
Y lo mismo puede decirse del público de hoy,
(Continuación)
del que inspiró á Príncipe el siguiente epiA SEDIENTA DE SANGRE
(OUmpiaJ,
grama:
hija de Neoptholomeo I,rey de Epyro,
Públicos hay, D. Efrén,
ú repudiada, en 336, por su esposo, Filipo
que silban endemoniados,
II de Macedonia, á los pocos meses de
y en silbar hacen muy bien;
matrimonio, para casarse con su sobrina
8ik)
EL ÁLBUM IBERO AMERICANO
EXCMO. SR. D. ANTONIO CÁNOVAS DEL CASTILLO
EN EL PRIMER ANIVERSARIO DE SU MUERTB
ESPAÑA MONÜMENTAL.-SAN LORENZO DEL ESCORIAL
KL ÁLBUM ÍBERO AMERICAÍNÜ
3»1
352
EL ÁLBUM IBERO AMERICANO
Cleopatra, se VOITÍÓ al lado de su padre, de se hallaba en Egipto, para fundar la ciudad,
y desde allí dirigió el brazo del general lacedemo- á que dio su nombre, envió comisarios que esnio Pausanias, que dejó viuda el mismo año á la culpieran en madera el retrato del famoso connueva reina, regresando entonces á Macedonia, á quistador macedoniano, quien, ansioso de conofin de conseguir, como ha conseguido, de su hijo cerla, la esperó, vestido de mendigo, á la puerta
Alejandro III el Grande ó el Magno, cuya volun- de la ciudad en que ella residía, y habiendo sido
tad supo atraerse con solapada astucia, gracias conocido por los guardias, que tenían muy pre8in cuento en favor del asesino, y obligar á ahor- sente aquel retrato, le condujeron á presencia de
carse ó envenenarse á la que había sido su rival. su reina, la cual, después de obligarle á declarar
Era tan osada, que al saber que Alejandro se quien era, le devolvió la libertad, á condición de
hizo declarar en la Libia, por el oráculo Ammon, comprometerse, bajo juramento, á no declararle
hijo de Júpiter, le dijo con sarcasmo: Te pido jamás la guerra, pero el hijo de Filipo II y de
que no me enemistes con Juno, y tan vengativa, Olimpia, halló el medio de no faltar á su palaque causó cuanto mal pudo al genera) Antipater, bra, inundando la ciudad con las aguas del mar,
que había estado al frente del gobierno durante alevosía de que se libró esta insigne mujer, refula ausencia del monarca, para someter la Grecia, giándose en la cúspide de elevada montaña, donde
y que se había negado á sus continuas é injustas hizo construir una fortaleza, sobre cuya entrada
se leían estas palabras: El que devuelva la libertad
exigencias.
Muerto Alejandro en 32o, se volvió otra vez á á su enemigo hallará lo que halló Kaidafa,
pertar, una sentencia evidentemente injusta,
exclamó, con voz alta y firme, con ánimo re
suelto y serenidad pasmosa: Apelo.—¡A QUIÉN?, .;•::
la preguntó el monarca, y ella contestó: Apel»
de Filipo ebrio y dormido á Filipo en ayunas y
despierto: éste, celebrando el ingenio de su recusadora, la invitó á que repitiera la defensa, la
cual escuchó con gran atención é interés, y terminada que fué, administró cumplida justicia.
LA PRINCESA INFORTUNADA fArsinoeJ, hija de
Tholomeo I Soter (Salvador), rey de Egipto y esposa de Lisimaco, soberano de Tracia y de Macedonia (odiado por sus crueldades, pues presenciaba el tormento de sus parientes y amigos, tan sólopor el placer de verlos sufrir; y una sospecha infundada fué lo suficiente para privar de la vida á
su hijo Gatocles), se unió luego al hijo de su marido, escluído por éste del trono, Tholomeo Ceraunio
(El Bayo), quien degolló á los hijos qu&
Epyro, y tan luego como acaeció el fallecimiento
LA DAMA ENÉRGICA (Cratesi'polis), mujer de
ella había tenido en su primer matrimonio, para
de Antipater_en 319, puesta de acuerdo con RoAlejandro
Polysperchon,
tirano
de
Sicione
y
de
apoderarse de la corona, y la desterró el año 290
xana, viuda también de Filipo, y protegida por
Corinto
(Grecia),
se
hizo
célebre
en
los
anales
de
á la isla de Samotracia, donde la pesadumbre y
Polyeperchon, tirano de Sicione, se presentó en
la
historia
por
su
belleza,
por
su
talento,
por
su
la miseria consumieron sus días.
Macedonia, logrando perturbar el reino, y la
actividad,
por
su
vigor
y
por
su
fuerza
de
volunambición la arrastró á envenenar á Filipo III
LA MUERTA ENTERRADA COMO VIVA (CaperaArrhideo, hijo natural de su esposo, temiendo tad.
Mía;.—Hacía
tales estragos, en Roma, una epiAsesinado
su
marido,
en
314,
se
apoderó
auque fuera preferido al que lo era de ella, y á ordenar la muerte de más de cien pereonajes, entre dazmente del poder, consiguiendo hacerse respe- demia, el año 265, que se creyó necesario, para
ellos al hijo de Antipater, Nicanor, cuyo herma- tar de los soldados; y los sicionenses, que creían saber la causa de ella, consultar los libros sibilíno, Casandro, se apoderó de la soberana autoridad, entonces conquistar la libertad, fueron vencidos ticos, y los custodios de éstos respondieron, quela sitió en Pydna, donde se había refugiado, y la por ella, condenados al suplicio de la cruz trein- el azote cesaría tan pronto como la cólera de los
obligó á rendirse, prometiendo perdonarle la vida, ta de los principales rebeldes, y los demás obli- dioses se apaciguara con el castigo del crimen
pero se suscitó un motín por los parientes de las gados, con severos castigos, á una sumisión ab- que se había cometido- Averiguóse entonces que
esta vestal violara el voto de castidad que tenía
víctimas que habia saci-ificado, y fué asesinada, soluta.
hecho, y los romanos creyeron ver, en semejante
corriendo el año 317.
LA GOBERNADORA SUMISA (Ada), hermana y
falta, el motivo de la cólera celeste, por lo cual'
la mujer de Hydriée, gobernadora de una parte fué condenada, según prescribía la ley, á ser seLA ESPIGADORA (Ruth), hija de Eglón, rey de
de Casia (Asia Menor) en el siglo iv, al saber que pultada viva, castigo de que se libró estranguloe morabitas en el siglo iv y viuda de un joven
el ejército de Alejandro III í¿ Magno, B& aproxi- lándose en la prisión, pero fué enterrada con
israelita, Mahalon, hijo de Elimelech y de Noemaba á Minda, donde ella á la sazón se encontra- las mismas ceremonias que si hubiera estado
mi, siguió á éstos á Judea, y para poder subsisba, se apresuró á salirle al encuentro, le entregó viva.
tir, se vio obligada á recoger las espigas, que quelas llaves de la ciudad y le adoptó por hijo; pero
daban en el rastrojo, de las tierras de un rico
conmovido el rey de Macedonia ante semejantes
LA REINA SIN VENTURA (BenniceJ, hija del rey
labrador, llamado Booz, pariente de su difunto
actos de rendimiento, no sólo la permitió conti- de Egipto Tholomeo II Filadelfo (Amigo de sus
i marido, con el cual consiguió casarse, valiénnuar gobernando como hasta entonces, sino que hermanos), sobrenombre que le dieron por sus
dose de una estratagema.
agregó á su dominio toda la Caria.
sangrientas persecuciones contra los príncipes de
La historia de esta mujer se encuentra en el
su familia, se casó en 257, con Antioco II Theot
Antiguo Testamento y ha sido puesta en verso
LA PERVERSA (Roxana), joven persa de prodi(Dios) soberano de Siria, quien repudió, para
por Juan Pedro Claris Florián, poeta-novelista giosa hermosura, hija del sátrapa Oxiartes, dio á
ello, á su mujer Laodicea, la cual, tan pronto
francés del siglo xviii de nuestra Era, y favorito luz un niño pocos meses después de la muerte de
como murió el marido, se valió de un engaño
del duque de Pentiévre, de cuyas mercedes era su marido, Alejandro III í/i/í7/7Bo, y temiendo
para apoderarse de la regencia, en nombre de su
el repartidor.
.
que Estativa, viuda también del monarca mahijo Seleuco II Callinico (el Victorioso) y vencedoniano, pudiera ser un obstáculo á sus depragarse de su rival, haciendo que la degollasen, en
LA HERMOSA CORTESANA (Lais), joven atenienvados designios, mandó asesinarla, lo mismo
Antioquía, el año 248.
se, « bella como la rosa con espinas », que vivía que á la que había sido mujer de Efestion, graAlgún historiador asegura que, consumida
por los años 330, era amante de Eubotas de Ci- mático de Alejandría y favorito de Alejandro,
rece, famoso atleta, victorioso en Olimpia, cuan- con quien éste compartiera así los trabajos como por la pena que le había causado la separación
de Antioco, murió alano siguiente, y no falta
do pidió á Démostenos, que la solicitaba, una los placeres.
quien afirma que la satisfacción del agravio recantidad de dinero demasiado crecida, y el prínCasandro, hijo del general Antipater, que escacibido,
al volver á unirse á él, trastornó su racipe de los oradores griegos le contestó desdeño- ló entonces las gradas del trono, conservando el
samente, volviéndole la espalda: Yo no compro poder durante la menor edad de aquel hijo postu- zón hasta el extremo de suicidarse en su propio
lecho.
tan caro un arrepentimiento.
mo, proclamado rey, en 311, con el nombre de
Ya vieja, se entregó á la embriaguez, y su vida Alejando IV el Joven, asesinó á éste y á la madre,
LA ANTÍTESIS DE LAODICE {Laodicea), mujer
ha dado origen á numerosas y picantes anécdo- habiendo quedado impunes semejantes delitos.
de
Antioco II Theos y madre de Seleuco II Calitas.
nico y de Antioco Berat, rejes de Siria, fué reLA ABOGADA SERENA (Macatea), abogando en
un pleito, en el siglo iv, ante Filipo I I , rey de pudiada por el marido, para llevar á su tálamo
LA BEINA SIN RIVAL (KAIDAFA), soberana á orilas del Mar Rojo, en el siglo iv, mantenía en la Macedonia (Grecia), quien, por hallarse ebrio, una princesa egipcia, llamada Berenice, pero
inacción, con sus hechizos y encantamientos, á había caído en un profundo sueño durante la habiendo vuelto á admitirla en su compañía, se
los reyes vecinos, y cuando Alejandro III el Gran- mayor parte de la defensa, y pronunció, al des- vengó ella de la deslealtad, asesinándole y man-
M7
EL ÁLBUM IBERO AMERICANO
á él en Ímpetu furioso y dando gritos, más atentos por cierto á la codicia de la pree» que al goce del canto.
Tranquilo venía el moro y descuidado gozando en sus amores, sin pensai"
en BU peligro; pero más prontitud de
los cristianos en atacarle puso el infiel en recibirlos, y así fué que de un
•bote de su lanza derribó al primer
adalid que se le presentó al alcance,
al propio tiempo que revolviendo su
caballo árabe y clavándole el acicate, saltaba por entre todos, y abriéndose paso se lanzaba á rienda suelta
por el camino avante. Bien les hubo
á los cristianos de la precaución
antea tomada, pues que avisaron con
el toque de clarín á Narváez, y á la
señal pudo éste salir con sus compañeros á cerrar el paso del fugitivo,
cuyo caballo cayó herido por un venablo, arrastrando al jinete consigo.
Intimóle la rendición Rodrigo Narváez, cuando el moro se levantaba
desembarazándose de su montura y vióse entonces al tribte arrojar con enojo su lanza, á tiempo
que prorrumpía en amargo llanto.
Era el cautivo un gentil mancebo de veinte á
veintitrés años tan sólo. Iba vestido y tocado con
marlota de seda ricamente adornada, lujosa ca
pucha tunecina y bonete de grana, y no llevaba
más armas que su lanza y una labrada adarga.
Admirado Narváez del lujo y gentileza del joven
desconocido, al par que de su mocedad, y no comprendiendo aquel llanto de niño en quien acababa de dar tan varonil muestra de valor derribando á un hombre de un bote y atrepellando á
otros cuatro, acercóse á él y le preguntó:
—¿Quién eres?
—Soy el hijo del alcaide de Ronda—contestó el
maneebo.
—¿De qué tribu eres?
—Abencerraje.
—¿Y á dónde ibas á semejantes horas más de
gala que de guerra, por estas soledades?
A esta tercera pregunta ya sólo contestó el
mancebo reiterando su llanto y prorrumpiendo
en sollozos.
—Estos llantos—le dijo entonces Narváez con
voz airada— desmienten tu linaje. Tú no eres
abencerraje, pues no le hay tan cobarde ni tan
flaco de espíritu que se rinda al infortunio, ni
que llore cual lo haces tú ahora como débil mujer
en presencia de un soldado.
—Ni el cautiverio ni la muerte me intimidan
—dijo entonces el mancebo suspendiendo el
llanto.—Lloro sólo mi negra suerte, que me aflige con el mayor de los pesares, pesar más grande
que la muerte misma.
—¿Y cuál es tu pena? cuéntamelo, que acaso
halle para ella alivio tu vencedor el alcaide de
Antequera, Rodrigo de Narváez.
Sintióse alentado el mancebo moro al oir esta
nombre y al ver que se hallaba en presencia de
quien gozaba fama de ser uno de los más cumplidos caballeros de la hueste cu^tellana, y no
puso ya reparo en contarle brevemente su lastimosa historia y el lance de honor en que se encontraba.
UN DOMINGO EN LA HUERTA DE VALENCIA
—Hace años—dijo—que vivo sólo por el amor
de una doncella que se llama Jarifa, hija de un
enemigo de mi linaje y alcaide de la fortaleza
vecina. Por ella teñí mi l^nza en la sangre de
tus cristianos, y ojalá hubiera podido conquistar un imperio para ofrecerlo á sus plantas. Mi
fiel amiga me espera esta noche en el huerto de
su castillo para huir conmigo y celebrar nuestras bodas. Jarifa aguardará en vano toda la noche sin verme aparecer, y me creerá infiel y perjuro, cuando no mal caballero y cobarde. Dime,
pues, si esta desventura no merece lágrimas.
que á disuadirla bastaran deteste proyecto todas
las reflexiones que le hizo el joven abencerraje
para demostrarle las duras tristezas y penalidades
del cautiverio. No hubo manera de convencerla
ni de alterar en nada su generoso propósito. Re
cogió Jarifa sus joyas y sus ricos adornos mujeriles, y colocándose en la grupa del caballo, abrazada á su amante querido, huyó del hogar paterno.
Así llegaron ambos á Antequera, y presentándose á Narváez le ofrecieron las alhajas de la
novia como prenda de re?cate.
Narváez, al oir esto, sintióse movido en lo más
—No quiera Dios que yo acepte tal presente—
contestó D. Rodrigo.—Libres sois; sean estas josano del corazón, y le dijo:
—¿Juras, como caballero, regresar en seguida yas ornamento de tan gentil desposada y añada
volviendo á mi poder, si te doy libertad para que á ellas las que yo ahora le ofrezco como regalo
vayas á desengañar á ta amiga, contándole tu de boda.
desgracia?
Y, en efecto, hizo á Jarifa un rico donativo
—Lo juro.
de alhajas y ordenó en seguida que todos los ca—Pues toma caballo y lanza, y mañana serás balleros y damas de Antequera acudieran á renconmigo en Antequera.
dir homenaje á los leales amantes, á quienes alojó
Diligente el moro emprendió su camino y y agasajó en su morada. No contento aún, envió
fuese para el castillo, donde le estaba aguar- un mensaje al padre de Jarifa pidiendo que la
dando su amada Jarifa, impaciente por su tar- perdonase, y dispuso que una lucida escolta los
danza y presa de mortal angustia, que con estos acompañase hasta las mismas puertas de Ronda.
primores de dicción pinta uno de nuestros roVÍCTOR BALAGÜER.
(Concluirá.)
mances:
En estas y otras congojas
de llorar no descansaba,
«HERO Y LEANDRO>
y otras veces de tristeza
I
en su estrado se arrojaba;
»o hace aún iuatro meses paseaba yo
y otras veces se ponia
por una de las calles má3 populosas
de pechos en la ventana,
de Tampa, deteniéndome ante un cartel
y de ésta en aquélla almena
que, con grandes letras, daba el nombre
el canpo en torno miraba.
de Mancinelli, anunciando para aquella misma
No le da miedo estar sola,
noche la representación de su ópera Eero y Ltonni las sombras le espantaban,
dr0, en el teatro de Tampa Bay Hotel, lugar de
ni los nocturnos bramidos
cita, todos los inviernos, de la sociedad rica, ya
que suenan en las montañas.
que no aristocrática, de los Estados Unidos y
Refirió el mancebo á su amiga la desventura donde también aparecen las mujeres más hermode aquella noche, su cautiverio, y el juramento sas de toda la Florida y no pocas de la Georgia.
que había prestado de tornar á poder de Rodrigo Una familia de Jaksonville, que tiene espléndide Narváez. Jarifa, entonces, ciega de amor, le da casa en Tampa, y en cuya mesa ocupaba con
dijo que se irla con él para compartir su suerte, frecuencia el puesto de mayor predilección pera
como su esposa y compañera de infortunio, sin con las señoras, me daba cita todos los dia^ al
34S
EL ÁLBUM IBERO AMERICAWO
Hero ciñe con
una corona de laurel las sienes de
Leandro, el cual
canta una canción
amorosa, en la que
deja comprender
su pasión por la
joven que acaba de
coronarle.
Terminada la
canción, Ariofarne
despide 4 todos, ordenando que Hero
permanezca á su
lado.
Al verse solo con
ella, la requiere de
NUEVO BUQUE SUBMARINO
amores y la invita
á corresponder á
expresado Hotel, y claro es que, tratándose de su cariño. La doncella le contesta que ha decidido
una ópera para mí nueva, y por añadidura de la hacerse sacerdotisa de Venus, y el gran sacerdote
inspiración de Mancinelli, no habla de faltar se retira prometiendo vengarse de la desdeñosa
aquella noche á la audición.
joven.
Apenas comimos en el Hotel Cosmopolit, el
Hero, deseosa de conocer su destino, coge una
tranvía nos condujo, por cinco centavos, desde concha del ara de Venus, y á los pocos momenIbor Cyt hasta los jardines que rodean el gran tos la arroja aterrada, pues ve en ella predicho el
Hotel; entramos en el salón de tertulia para ver trágico fin que la espera.
á los que en él paseaban vistiendo un elegante
Entra Leandro ocultamente y se detiene á confrac y luciendo unas descomunales botas blan- templar á Hero; pero no tarda en presentarse
cas de caza y sombreros hongos de múltiples co- Ariofarne, quien adivinando el amor que el atle •
lores, ó gorritas de yokey, tipos que jugaban un ta siente por Hero, le pregunta si no sabe que su
gran papel con hermosas jóvenes ridiculamente vida corre gravísimo riesgo.
vestidas, porque la extravagancia es la que do—Lo sé—contesta Leandro,—pero no importa.
mina al pueblo de Norte América, que; aunque
Arioíarne finge perdonar á su rival, y deja sode masa homogénea, tiene su levadura inglesa, de los á los dos amantes.
cuya influencia no puede sustraerse en muchos
Leandro declara á Hero que la adora, y ella le
años aún.
deja comprender que corresponde á su afecto, laCJomenzó la gente á desfilar en dirección al
mentando que los dos países donde viven estén
teatro. Seguímosla ansiosos y penetramos en él
separados por el caudaloso Helesponto,
poseídos de grata emoción.
Durante el diálogo de Hero y Leandro, Arion
farne entra sin ser visto y se oculta detrás de la
Arrigo Boito ha escrito el libreto, que consta de estatua de Apolo.
un prólogo y tres actos, cuyo argumento no pue
Váse Leandro, después de entregar una flor á
de ser más interesante.
su amada.
Se levanta el telón. Comienza el prólogo.
Hero se acerca á la estatua del dios y Je preAparece la Poesía, rodeada de nubes, expli- gunta qué porvenir le espera á su amor.
cando el objeto de la obra, que no es otro que el
—¡La muerte!—contesta la voz de Ariofarne.
de contar la historia de Hero y Leandro, por la
Hero huye horrorizada. Cae el telón.
que tantos siglos han pasado, historia
IV
Amorosa cosi, che nel pensiero
Rüofnerá de teinpi amor ancor non nati.
En el segundo acto el espectador se sorprende
Este prólogo consta de dieciséis hermosos ver- ante un cuadro enteramente afrodita.
sos, que terminan del siguiente modo:
Interior del templo de Venus. El coro canta
üdite U caso lacrimoso e /ere
himnos en honor de la diosa.
Canto la storia di Leandro e d' Ero.
Ariofarne ofrece de nuevo su amor á Hero,
Los artistas trabajan con fe, pero el público amenazándola, si insiste en su negativa, con enno tiene para ellos ni una palmada. ¿Guardaba viarla á la torre de la virgen, donde vivirá comBUS entusiasmos para el final? Acaso.
pletamente sola, para renovar un antiguo rito.
IH
Hero rechaza á Ariofarne, quien públicamenComienza el primer acto presentando en esce- te la señala como la Virgen que ha de habitar la
na al templo de Venus. —Sacerdotes y marineros torre. Leandro trata de defender á su adorada,
adoran la estatua de la diosa. Llegan el gran sa- pero el gran sacerdote le manda prender. Hero
cerdote Arioíarne, Hero, seguidos de sacerdotisas, pronuncia sus votos y Ariofarne la recuerda que
y Leandro acompañado de atletas.
si faltase á su juramento y un hombre llegara á
El gran sacerdote invita al coro á rendir home- penetrar en la torre, sería condenada á muerte.
Ariofarne dispone que Leandro salga del temnaje á Leandro, proclamado vencedor, tanto
en las luchas como en los concursos musicales plo, y Hero preside desde el altar la danza que en
honor de Venus se celebra.
celebrados durante las fiestas afrodisiacas.
Da comienzo al acto tercero, con la torre de la
Virgen. Se oyen de lejos las canciones de los marineros. Hero se lamenta de su triste suerte y espera con ansiedad á Leandro, que vendrá á verla
desde Abidos, como otras noche?, cruzando á nado el Helesponto.
Cuando ya le parece próxima la hora en que
ha de llegar su amante, se acerca á la ventana
con una antorcha en la mano, que ha de servir
de faro á Leandro.
Este se presenta al fin y cae en brazos de Hero.
El dúo de los dos amantes es interrumpido por
una espantosa tormenta.
De pronto se oyen las trompas de Ariofarne, y
Leandro, para salvar á Hero se arroja al mar.
Entra el gran sacerdote, quien comprende deade luego que la sacerdotisa ha faltado á sus juramentos.
Estalla un rayo; el muro del fondo se derrum ba, y se ve, sobre una roca, el cadáver de Leandro
Hero cae en tierra, y al acercarse á ella Arioíarne, descubre con terror que la sacerdotisa ha
exhalado el último suspiro y que no puede realizar su venganza.
Y mientras los sacerdotes se arrodillan ante el
cadáver, se oye un coro interior que pide paz para las almas de los dos amantes.
VI
Boito presenta un libreto con argumento claro, interesante y propio para la música de Mancinelli. La partitura no puede ser mejor. Los coros harmoniosos, los alegros muy animados, el
conjunto hermoso.
El público no la comprendió así y en tres solas ocasiones rompió su frialdad, mejor dicho,
su indiferencia, aplaudiendo á destiempo, como
quien se entusiasma por los recursos teatrales de
los cantantes. De un público así hay que huir.
Cuando on el tranvía volvíamos al Hotel Consmopolit, una grata emoción embargaba nuestro
ánimo. Boito y Mancinelli nos hablan hecho olvidar, con su obra, las tristezas en que nos ha
sumergido tantos meses la vida pasada en un
pueblo que no siente entusiasmos por las bellezas
del arte y nos explicábamos al bueno de lord
Byron, jugándose á diario la vida, para imitar
á Leandro, y como este cruzaba el Helesponto á
nado, ni más, ni menos, que si las fábulas pudieran tomarse por realidad.
Byron tiene aquí pocos discípulos.
Es lo natural en un pueblo groseramente materialista.
NICOLÁS DÍAZ Y PÉÜBZ.
Ibor-'Cyt ( U Florida) 3o de Abril de i8q8.
ESPAÑOLES
CÉLEBRES
MIGUEL AGUSTÍN PRÍNCIPE
,ARA la generación presente, el nombre
de este ingenio aragonés puede asegurarse que apenas es conocido. Hijo de
aquella generación que á principios del
siglo dio á las letras patrias vates y literates tan
eminentes, Príncipe, por sí sólo, se abrió paseen
el teatro, en el foro y en el periodismo, conquistando en tan diversos palenques verdaderos
triunfop.
EL ÁLBUM IBERO AMERICANO
—Todo para mi alma—repetía.
—¡Todo! Ya lo oye usted ¡para su ama!—
•el ama presurosa interrumpía.
—|No! [no!—el enfermo grita.
—Dígalo usted más claro, señor cura.
Y con pronunciación tarda y oscura:
— To...do... pa...ra... mi... a/...í«í...te...
Y el ama con frescura:
—¡Todo, ya lo oye usted, para su amita!
—Creo que ha dicho almila.—¿Está usted sordo?
vuélvale á preguntar como usted quiera.
Quiso el cura gritar: c ¡calla, embusteral»;
mas llegó el trueno gordo,
y en esto se murió como cualquiera.
Quedóse el escribano convencido,
pipero el ama heredó? no se ha sabido
á quien alumbró más su buena estrella,
mas el escribiente consabido
al poco tiempo se casó con ella.
TiBUBCio NAVAS P É R E Z .
Cebreros (Avila) 7 Agosto 98.
podrás escribir versos. Procura entonces hacerlos más largos para recuperar el tiempo perdido.
Ricardo vuelve á su casa á altas horas de la
noche.
Su padre, que le esperaba le dice:
—Si á tu edad me hubiese presentado yo en
casa á estas horas, mi padre...
—¡Su padre, su padre de ustedl...
—No digas nada de mi padre, porque valía
mucho más que el tuyo.
Un anciano de ochenta años se casa con una
niña de diecisiete.
Después de la ceremonia nupcial, ruegan los
amigos al cura que diga algunas palabras.
—No, señores—contesta el sacerdote,—porque
tendría que hablar sobre el tema de la Escritura:
«Perdónalos, señor, porque no saben lo que se hacen.»
355
campo ofrece solaz y esparcimiento al ánimo
por descansarse de la etiqueta de las ciudades
y gozar de los dones de la naturaleza; pero en verano, en que el campo está florido y hermoso, es
cuando son más frecuentes las giras en donde se
procura pasar las horas alegremente gozando de
fresca temperatura.
JARDINES DEL BUEN RETIRO.—Este bello recinto es el más delicioso en la presente estación.
Por este motivo todas las noches acude á él la
mejor sociedad madrileña á gozar de la fresca
temperatura que allí se disfruta y del notable espectáculo que allí se representa.
LEYENDO LAS NOTICIAS DE LA PAZ.—No
son
por cierto muy agradables por haber tenido que
sucumbir á la ley de la fuerza bruta. De todos
modos, debemos aceptarlas como hecho consumado, deseando que con buen acierto procuremos todos la regeneración de nuestra desolada
patria.
LA REDACCIÓN.
NUESTROS
GRABADOS
SIEMPRE IGUAL
IfflporUDte al (omercio
EN LA PLAYA DEL SARDINERO DK SANTANDER:
BsoRTO, á no dudar, el pensamiento,
ó rendido, quizás, en la pelea
promovida consigo, porque sea
hecho la idea que abrigó un momento,
suspende bruscamente el movimiento,
vaga sin rumbo de una en otra idea,
y cuando en una meditar desea
toma otro rumbo y piérdese su intento.
•Cuando, rendido el cuerpo, queda inerte,
la actividad en el cerebro estalla
y la idea de pronto surge bella.
¡Siempre sucede iguall Hasta la muerte,
si con afán se busca, no se la halla,
y cuando no se aguarda, viene ella.
C. MORENO GARCÍA.
VARIEDADES
En un periódico inglés hemos leido el siguiente anuncio:
«Una familia noble, pero venida ú menos, desea
que se le den cinco parea de botas viejas en buen
. uso, á propósito para cinco personas adultas.
fEn cambio, se darán lecciones de inglés, de
baile y de bicicleta.
Dos bañeros hablan de su profesión.
—A mí no me gustan más que las mujeres
delgadas, porque pesan poco.
—Pues yo prefiero las gordas, porque una vez
en el agua, nadan y no hay que ocuparse de ellas.
Fin de siglo.
Una señorita dice á uno de sus adoradores:
—En este momento no puedo dar á usted una
contestación categórica, puesto que no siento
por usted una inclinación decidida. Pero vuelva
usted dentro de media hora.
Un notario y su hijo:
—No, papá, no quiero ser notario; quiero ser
poeta.
—Hazte primero rico en tu despacho y después
—Esta playa es una de las más concurridas en la
estación veraniega. Hay en ella magníficos hoteles y se goza de fresco agradable. Con motivo de la
guerra no ha habido en este año la animación de
los anteriores.
UN DOMINGO EN LA HUERTA DE VALENCIA.—La
vega valenciana es de las más frondosas de España, y los trajes de los campesinos, como los de los
murcianos, son muy típicos. En los domingos,
descaneando de las faenas de la semana, se entregan, según puedo verse en nuestro grabado, á los
bailes propios del país tan bulliciosos como característicos.
NUEVO BUQUE SUBMARINO:—Al declararse la
guerra con los Estados Unidos, éste país, que es el
país de los inventos, especialmente de los que
tienden á la destrucción, procuraron inventar el
submarino que no ha dado más resultad» que el
gasto de muchos miles de pesos que el presunto
inventor ha sacado del Gobierno de aquella nación.
ExcMO. S R . D . ANTONIO CANOVAS DEL CASTILLO EN EL PRIMER ANIVERSARIO DE BU MUERTE:—
En el dia 8 de este mes ha cumplido un año que
fué arrebatado á la vida por mano alevosa este
eminente estadista gloria de España.
La señora duquesa de Cánovas del Castillo al
conmemorar tan triste aniversario ha repartido
infinidad de limosnas y mandado hacer una gran
tirada del retrato de ese insigne patricio que con
dedicatoria regala á sus amigos y admiradores.
Al rendir justo homenaje al ilustre muerto, envíamos el testimonio de nuestra consideración y
respeto á la distinguida dama.
El vapor inglés de 1.» clase, A. 1., de 1.411 T. R
"PER8IAN PRINCE.
'11
CAPITÁN MAC DOUGALL,
saldrá de Barcelona el 15 Agosto de 1898 directamente para Trinidad, La Guayra, Savanilla,
Colón, Veracruz, Progreso, Tampioo y Nueva
Orleans. Agente en Barcelona C. B. Jensen.
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Madrid, San Marcos, 3.
La Petite Revue lnlernationa.le publie dans
chaqué numero une revue politique du célebre
écrivain Emilio Castelar et des Nouvelles, Coa
tes, Légendes, Romana, Chroniques, Etudes politiques, littéraires, artistiques, philosophiques et
scientifiques, Autographes, Mémoires, Réoits de
voyages et d' aventures inédits des grands auteurs
franjáis et étrangers:
ABONAMENTS:
France, un an, 12 fr.; six mois, 7 fr.
Etranger, un an, 14 fr.; six mois, 8 fr.
Le numero, o fr. 25
L'administration de notre journal est spécialement chargóe de recevoir les suscriptions.
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cantidad para aclarar el cutis más moreno
y darle la blancura suave y nacarada del
marfil.
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Flousseau
PARÍS
ESPAÑA MONUMENTAL—SAN LORENZO DEL E S -
CORIAL:—Hace pocos dias que la fiesta de San Lorenzo nos recuerda una de nuestras más preciadas glorias nacionales, á cuya celebración quiso
Felipe II levantar ese gran monumento del arte
cristiano que constituye la octava maravilla del
mundo.
En este año, como en los anteriores, el Escorial
ha sido favorecido por gran número de forasteros.
UNA GIBA CAMPESTRE.—En todo tiempo el
ALIMENTODELOSNINOS
' Para robusteciT a los Nlfios, las Mujeres y personas debites del Pedio, del
Estómago ó padoclenlcs de Clorosis ó 1
de A nemiuy el mejor y mas grato almuerzo es el RACAHOUT de lo*
A S A S E S deSelanrrenlerde París. |
DipiaUíH ea Us firmuiu del lailo estero.—S.P.
Alfredo Alonso, impresor. Barbieri. ntím. 8
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de Lisboa.
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de Paiis, m t m b r o viiular da Sociedade
Scientiflca Europea. — Prtniiado na
Eiposi;ao Industrial de Lisboadeig98
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adornos de cabeza; cada ocho
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Laguna,
MiniliUánj, NautJa, San Jvan Eaulista, Tecouia, Tvxpan
con trasbordo en Veracruz. Asimií-mo la
mitad para todos los puertos de Costa firme y pequeñas Antillas.
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para regalo, de 12 paquetes, á pesetas
16, 24 y 26
VENANCIO VÁZQUEZ
I
EN PORTUGAL
s««««««ís«««íW5«««««««««a»
Los ferrocarriles de Madrid á
Cáceres y Portugal y üesie de
España, establecen, como en
años anteriores y á partir del
CHOCOLATES Y CAFES
15 de J u n i o , u n servicio especial para baños en las playas
DE LA
portuguesas, con la notable
mejora de que desde el l.°,de
Julio próximo establecerá un
tren exprés diario que partirá
de la pstación de las Delicias á
TAPIOCA, TES
las 8'15 de la noche.
Los billetes son valederos po'r
50 RECOMPENSAS INDUSIRIALES
tres meses, prorrogables por
uno más, mediante abono de
18, CALLE MAYOR, 18
u n 20 por 100, y entre otras
ventajas dan al viajevo liv de
Madrid
poder detenerse á la ida y al
regreso en varias estaciones de
Sucursal: Montera número 8.
Portugal.
caces contra la Anemia, Colores pálidosi Pobreza de sangre,
Linfatismo, Escrófula, etc.;
por eso estos son los preparados preferidos por los niédicos, quienes los recetan siempre.
Pero este mismo éxito h a
hecho nacer m i l imitaciones
y falsificaciones, por lo cuul
hace falta que el enfermo sepa
que para tener la seguridad de
tomar los verdaderos, debe exi
gir la firma de Blancard, las
COBSITIKAS DK L l KEAL CikSA
Inventado hace
años el Corsé-faja
dt Salud, que ha dado tan buenos resultados , pueden
hoy ofrecer los de
otros sistemas m á s
modernos, para dísoiinuirel volumen
del cuerpo y tener
m i s agilidad.
Corsés para contrahechas, variedad
lAS DOS PALARBAS en fajas y corsés
c. aoiTALezA, I para novia.
Se remiten a provincias y al extranjero.
señas 40, EUE DE BONAPAUTE
P A R I S , y el sello de gurantia.
Tomando estas precauciones, al tratamiento continuado
de un modo regular, será siempre eficaz.
LA CASA
y
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MATÍAS LÓPEZ
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M a d r id - E s o o r l a l
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fabrica siempre las mismas eicelentes
clases de ci>»««i«t«,que de tanta predilección gozan entre las personas de buen
gusto.
Pídanse siempre estos Chocolates, que
se encuentran en todos los comercios
de Ultramarinos de España.
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OrtCINA^S. PALMA., 8
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CALLE DE LA MONTERA, 25
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ESTÁN PREMIADOS CON 36 MEDALUS
CAFES, T E S , DULCES
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Cuatro Calles y u.tramarinos y confite
rías de España.
BAÑOS DE MAR
L A S PILDOKAS y el J A B A E E
jr premiadas tn varias Exposiciones
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P r M l M diarias < . • < • •
a<al»Bto.
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DE BLANCARD son las más efi-
FABRICA DE CORSÉS
H^JM de Jnlia A. de Zng:asti
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LlNEA DE LAS ANTILLAS, VENEZUELA, COLOMBIA, MÉXICO
Y NUEVA ORLEANS
Este antiguo hotel, situado en el cen- ^
tro de Lisboa, cerca de los principales
teatros, y muy próximo á la Estación
Central, donde llegan todos los trenes,
tiene elegantes cuartos, baños, telélon o , salón de lectura y todo lo mejor
q u e puede encontrarse en establecí*
mientos de este género.
DESPACHO
L I S DOS PiLiBBiS
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PRINCE
Reposición de forros á paraguas y sombrillas.
THOMAS.—ALCALÁ a
Madrid
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Propietario! D. Ctjetuo Rodrigoez
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LISBOA
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Paris
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otra, las ropas, suelos, vajillas, etc.
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Manzanares,Tres Cruce?, 6.
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Se vende eo todas las droguería.
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NIISTURA BROUX \ ^ G R A N FONDA. ^
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Este establecimieato está si- b
tuado en el punto más céntri- fe
co de la poblaoióa. Servicio de p
carruajes para las estaciones de P
ferrocarriles.
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EL- AGUIUA
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CONCEPCIÓN JERONIMA, 3
Teléfono núm. 5 9
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Para teñir las canas, lo mismo ?
en la cabellera que en la barba, p ^
Con este producto nuevo é A
inofensivo, que ha obtenido me- LJ p
dalla de oro, pueden teñirse las a ^
cana: en colores distintos.
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Perfumería de Puig, Corredera p T
baja, núm. 9.
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se publica los dias 7, 14, 22 y 30 de
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