PAISAJE URBANO PERCIBIDO Y ESTRATEGIAS DE COMUNICACIÓN EL VEDADO (CUBA) Gretchen Sánchez Diego UNIVERSIDAD DE ALICANTE Ayuntamiento de Sax 0 Paisaje urbano percibido y estrategias de comunicación. El Vedado (Cuba) Gretchen Sánchez Diego Edita: Universidad de Alicante, Ayuntamiento de Sax, Grupo de Investigación Geografía Humana Diseño cubierta y maqueta: Enrique Pérez y Miriam Ponce ISBN: 978-84-931402-9-8 Depósito legal: A 244-2015 © Autora, 2015 © De la presente edición Universidad de Alicante Impresión: Servicios de reprografía C.E.E. Limencop S.L. Portada: Plano i perfil de la población titulada El Carmelo, de Luis Iboleón Bosque, 1859. Archivo General Militar (Madrid) 1 2 ÍNDICE PRÓLOGO PREFACIO EL USO DEL MÉTODO LA CIUDAD Patrimonio y recurso cultural La ciudad moderna La Habana, una ciudad moderna El paisaje urbano Patrimonio cultural y paisaje urbano Definición operativa de paisaje urbano Política cultural y comunicación La comunicación en el entorno urbano La Habana: el discurso de la ciudad moderna en la posmodernidad Los medios de comunicación y el paisaje urbano habanero EL MEDIO FÍSICO Y EL ESPACIO CONSTRUIDO Elementos naturales del paisaje Paisaje con río Patrimonio geológico El verde estructurador del paisaje El Mar 2 2 6 7 8 12 19 26 27 28 31 32 33 38 42 42 44 46 49 52 El Vedado, un barrio moderno en La Habana El plano Parterre y arbolado Jardín y portal Estilos arquitectónicos Usos del suelo en El Vedado EL PAISAJE URBANO PERCIBIDO DE EL VEDADO Ciudadanos en el espacio público Las identidades Paisajes preferidos La imagen de El Vedado Sendas Bordes Hitos Nodos Barrios Los mapas mentales Ver y habitar Interrelación de los elementos del paisaje LAS REGULACIONES URBANÍSTICAS CONCLUSIONES BIBLIOGRAFÍA AUDIOVISUALES 53 54 56 57 60 61 64 65 68 69 72 73 76 78 80 81 83 84 86 89 91 93 98 1 PRÓLOGO En muchos sentidos, La Habana constituye un paradigma de las transformaciones políticas, sociales y económicas del Mundo contemporáneo. Más aún en el caso del urbanismo, ciencia que ha dejado su impronta en la ciudad en forma de diversos planes de confección futurista, desde las primeras alineaciones geométricas de principios del s. XIX, hasta las últimas directrices de marcado carácter postmoderno, pasando por las trazas de ensanche positivista, los planes reguladores de la ciudad republicana y la concepción científica y transformadora asignada por la Revolución a los programas urbanísticos. Crisol de propuestas de modernización de la vieja estructura colonial, cada momento histórico ha tenido un fiel reflejo en la configuración de nuevos espacios urbanos y, también, en la remodelación de los heredados. Si la civitas cambiaba, también lo hacía la urbs, en una ciudad abierta por los cuatro costados a las influencias mediterráneas, europeas y norteamericanas. El proceso de aburguesamiento y la modernización social se plasmó en la liberación colonial y en la reestructuración económica. Con ella aparece un nuevo instrumental técnico-urbanístico que propone la conversión de la vieja ciudad amurallada en plataforma logística internacional. El paulatino cambio hacia el modelo urbano capitalista durante la República propicia la segregación funcional (y social) de los distritos urbanos en un constante proceso de suburbanización, guiado por el beneficio económico, desde el espacio central del puerto y los ámbitos financieros, hacia las periferias industriales y residenciales. Son procesos inherentes al urbanismo entendido como negocio, que pretenden ser reorientados mediante planes sociales como el Plan Regulador de Montolieu, las propuestas filantrópicas de Martínez Inclán, el embellecimiento como pauta para el orden cívico y moral y, finalmente, las propuestas rabiosamente modernas recogidas en la Ley de Planificación Nacional de 1955 que plasmaron en guías urbanísticas Sert y Wiener. Con la reorganización ideológica de la Revolución se proponen nuevos planes tendentes, de nuevo, a la transformación social, guiados por un enfoque radicalmente científico, que entiende la ciudad como un artefacto que es posible diseñar para el cambio de la civitas. Más recientemente, la postmodernidad ha introducido nuevas estrategias urbanísticas para eficiencia ecológica y económica. Todas esas ideas han dejado una clara impronta en el paisaje urbano. La arquitectura y la ordenación de las funciones se hallan cuajadas de señales que identifican su momento. El paisaje urbano, entendido como composición colectiva y diacrónica, emite mensajes que predisponen a la ciudadanía a una constante interacción. Identificar esas manifestaciones del espacio objetivo, y ver cómo son interpretadas por el 2 conjunto de los ciudadanos constituyen la esencia del trabajo profesional de la autora. Experta en técnicas de comunicación social, utiliza el barrio de El Vedado como laboratorio en que estudiar la adecuación entre los mensajes emitidos por el patrimonio urbanístico y las respuestas dadas de manera cotidiana por sus usuarios. Observa minuciosamente los comportamientos de los vecinos para valorar la armonía entre mensajes formulados y recibidos, para comprobar, en última instancia, el paulatino alejamiento en la relación entablada entre ciudad y ciudadano. De ahí considera que es fundamental el diseño de adecuadas políticas de comunicación de los valores intrínsecos del paisaje urbano. En su trabajo sigue las directrices de los análisis behaviorista conductismo y análisis experimental del comportamiento- con el propósito de desarrollar estrategias propias de la ingeniería del comportamiento, que reduzcan la brecha identificada entre paisaje y paisano urbano en El Vedado. El método seguido halla soporte en los análisis de mapas mentales, para contrastar la eficiencia de las políticas oficiales de comunicación de valores urbanos. En sus conclusiones señala los riesgos que padece el paisaje urbano ante la pérdida constante y aparentemente insensible de sus esencias. Señala la validez del método seguido para identificar el código de señales del paisaje urbano, y propone un necesario acercamiento de las estrategias oficiales hacia el conocimiento empírico de base ciudadana, para que las políticas públicas resulten más eficientes. Así, señala que es preciso el desarrollo de estrategias de comunicación estrechamente vinculadas con los planes reguladores de la actividad urbanística. El libro, que finaliza felizmente el esfuerzo de varios años de trabajo encaminados a la obtención del título de doctora, dentro del Proyecto Habana de la Universidad de Alicante, supone un impulso eficaz y necesario para orientar las nuevas políticas postmodernas de planificación urbana en La Habana y en las demás ciudades cubanas, con el objeto de que se confirme la participación ciudadana como elemento esencial de las estrategias de planificación urbana. Gabino Ponce Herrero Universidad de Alicante 3 PREFACIO Caminar es la mejor manera de conocer y de aprender a amar una ciudad. Cuando ésta se vuelve intransitable y su paisaje transmite un mensaje discordante, las personas suelen encerrarse en su espacio privado y poco a poco la calle es abandonada a su suerte. La escasa participación ciudadana en los asuntos que se refieren al paisaje urbano en Cuba, han inspirado este libro de El Vedado. El paisaje urbano entre su muchas funciones, tiene la de causar deleite a quienes lo habitan. Su protección, en tanto constituye un patrimonio común, es obligatoria y está normada a través de regulaciones urbanísticas que todos los ciudadanos e instituciones tienen el deber de cumplir. Cuando las regulaciones son poco comunicadas y mal gestionadas por las instituciones correspondientes, la ciudad comienza a transmitir señales de alerta. El Vedado es un barrio habanero de la segunda mitad del siglo XIX. Está considerado por DOCOMOMO1 el mayor conjunto del patrimonio 1 Documentation and Conservation of buildings, sites and neighbourhoods of the Modern Movement (DOCOMOMO). Es una organización internacional creada en 1988 con el objetivo de inventariar, divulgar y proteger el patrimonio arquitectónico del Movimiento Moderno. El Comité Cubano para la Documentación y Conservación de los urbanístico moderno en Cuba, pero se enfrenta al peligro de que miles de pequeñas distorsiones lleguen a destruir su paisaje. Existen las regulaciones urbanas que lo protegen, sin embargo éstas han sido violadas impunemente durante décadas y a la población no parece importarle otra cosa que dar solución a sus necesidades individuales. El análisis del paisaje urbano de El Vedado propuesto se sustenta en el método ideado por el urbanista estadounidense Kevin Lynch2, para el estudio de la imagen de las ciudades. En este caso, se introdujeron algunas adecuaciones que destacan un enfoque comunicacional. Con ellos se pretende mostrar las oportunidades que ofrecen los medios de comunicación masiva para la búsqueda de consenso, la visualización de los problemas objetivos del paisaje urbano y la proyección de las ciudades cubanas del futuro. En las páginas que siguen se presenta una caracterización de El Vedado que trata aspectos objetivos y subjetivos (perceptivos). La descripción ofrece elementos necesarios para la puesta en marcha de una estrategia de comunicación que permita socializar y promover las regulaciones urbanísticas, de manera que se pueda alcanzar el consenso entre los intereses de la ciudadanía, los de las instituciones estatales y los de la comunidad científica. Los criterios se sustentan en observaciones, entrevistas, análisis de documentos oficiales y de mapas mentales de residentes y usuarios de El Vedado, realizados durante los años 2009–20012 con el propósito edificios, sitios y barrios del Movimiento Moderno (DOCOMOMO Cuba) está adscrito a DOCOMOMO Internacional. 2 Kevin Lynch (Estados Unidos, 1918-1984). Se destaca entre los urbanistas del siglo XX por sus aportes a la planeación y el diseño urbano, con la introducción de los estudios perceptivos del paisaje. Fue profesor del Massachusetts Institute of Technology (MIT) durante más de treinta años. Es autor de textos claves de la teoría de la arquitectura y el urbanismo como Planificación del sitio (1962), La imagen de la ciudad (1964) y La buena forma de la ciudad (1981). En su obra se reflejan dos conceptos fundamentales para el análisis de la imagen urbana: legibilidad e imaginabilidad. 4 exclusivo de contribuir a la salvaguarda de este conjunto del patrimonio urbanístico cubano. El libro se divide en tres capítulos. El primero está dedicado al marco teórico que sustenta la investigación. En él se presentan las definiciones conceptuales de ciudad, recurso cultural, patrimonio y paisaje urbano. Además, se hace especial énfasis en las particularidades de la ciudad moderna y su impronta en la imagen de El Vedado. En la segunda parte se expone la caracterización, desde el punto de vista físico, del paisaje urbano. Los elementos fisiográficos descritos, tienen una importancia crucial para la legibilidad de El Vedado que se demuestra en el tercer capítulo, a través del análisis de los criterios perceptivos de la población local. Este trabajo no hubiera sido posible sin la contribución de residentes y especialistas con un alto grado de implicación con el barrio. No solo compartieron su percepción de la ciudad, sus criterios profesionales, sus ratos libres para cazar gazapos urbanos, sino que confesaron sus sueños: el de una ciudad mejor. A La Habana va dedicado este libro. A ella y al urbanista Don Luis Iboleón3, quien hace ya más de un siglo supo darle vida a un sueño, cimentando, quizás sin saberlo, el más universal de los paisajes urbanos de Cuba: El Vedado. Fig. 1.- El Vedado. Vista del conjunto urbano tomada desde el Hotel Habana Libre. Fuente: Taller para las regulaciones urbanísticas de El Vedado (2007) 3 Luis Iboleón Bosque, ingeniero civil, fue el autor del Proyecto de El Vedado. En su plano fundacional, aparece representado solo un fragmento de la urbanización a realizar. Esta concepción primaria fue aprobada el 8 de abril de 1859 por el Ayuntamiento de la Ciudad de La Habana. No se han encontrado los datos biográficos de este ingeniero. En los documentos oficiales aparece su apellido escrito como Iboleón e Yboleón indistintamente. 5 EL USO DEL MÉTODO En este estudio de caso, posicionarse en el paradigma sociocrítico supuso el desarrollo de una estrategia de investigación que reconoce la participación de los ciudadanos como aspecto indispensable en el diseño del paisaje urbano. La socialización de los resultados pretende contribuir a la construcción grupal del conocimiento y promover transformaciones sociales, a partir del fomento de la autorreflexión sobre los comportamientos que destruyen el entorno. Por eso es imprescindible la perspectiva comunicacional como vía para la capacitación de la comunidad, de cara a lograr una actitud proactiva. El enfoque dialéctico materialista procuró que el trabajo se alejase del reduccionismo y el conservadurismo prevaleciente en los análisis del paisaje. Se tomaron como hilos conductores de la investigación la búsqueda de la objetividad científica, la comprensión con enfoque dialéctico de los procesos sociales en la ciudad y el análisis histórico concreto de la evolución de la trama urbana. En el estudio del paisaje urbano de El Vedado se tuvo en cuenta el principio de reproductibilidad de los métodos científicos, al retomar la obra de Kevin Lynch y utilizar su metodología apoyada en mapas mentales. Se utilizó el método con adaptaciones acordes a la realidad cubana y tomando como referente la metodología utilizada por J.M. Dávila Linares, G. Ponce Herrero, M. R. Navalón García (1994) para la ciudad de Petrer, en España. Los mapas mentales se complementaron con un cuestionario cuyos resultados, contrastados con la realidad objetiva, permitieron identificar los desajustes entre espacio real y espacio percibido. El cuestionario se dirigió a residentes y usuarios de modo individual. El objetivo del empleo de esta técnica era demostrar que el método que ofrece la Geografía de la Percepción para el análisis del paisaje urbano también es válido en el contexto cubano. Además, se utilizó el análisis de contenido en todas las entrevistas para hacer inferencias válidas y confiables de los datos con respecto al contexto. Se realizaron 40 entrevistas4 de tipo semi-estructuradas que permitieron al sujeto hablar libremente sobre sus experiencias. Para garantizar la validez del método, se observaron las diferencias de la codificación de las unidades de análisis en dos momentos. Al resultar pequeñas dichas diferencias, el codificador y sus datos se consideraron confiables. La novedad en el método científico utilizado estuvo en complementarlo con la técnica de análisis de contenido, propia del estudio de procesos comunicativos. Si bien no es comúnmente utilizada para decodificar los paisajes, su vínculo con los mapas mentales aportó una visión más amplia y demostró la importancia de tener en cuenta los aspectos teóricos y prácticos de la comunicación, en las investigaciones sobre la relación de las personas con su entorno. No es un estudio concluyente. Su objetivo fue documentar el uso del método, generar datos e hipótesis que constituyan la materia prima para futuras investigaciones y recolocar a la población en el centro de la gestión de su paisaje urbano. 4 Se seleccionó una muestra de tipo no probabilística. Los individuos se escogieron intentando que representaran los distintos barrios de la zona de protección. 6 2003; Gandara et al, 2004) concuerdan en que toda ciudad está conformada por la combinación de diversos elementos que pueden ser aprehendidos por el sujeto, que los reinterpretará hasta conformar su propia imagen de la estructura urbana. Esta incorporación de lo subjetivo en la valoración permite considerar un tercer aspecto: la percepción. LA CIUDAD “…quién, hombre o mujer, con la teoría de la tierra y de su cuerpo comprende por sutiles analogías todas las otras teorías, la teoría de una ciudad, de un poema y de la vasta política de los Estados...” Cosmos, Walt Whitman Las ciudades tienen un papel singular en la historia de la Humanidad. Lo mejor y lo peor de sí las han hecho célebres. Han trascendido en el tiempo por sus conquistas, por sus derrotas, por su arquitectura, por las catástrofes que han sufrido, por los pueblos que las habitan y las migraciones que las dejan en el olvido o las transforman de modo raigal. Los investigadores que desde diversas áreas del conocimiento se enfrentan a su estudio destacan su condición de ente vivo y han descubierto los signos de un lenguaje mediante el cual ésta se expresa y puede ser decodificada por quienes se interesen en su contenido. La ciudad es un sistema abierto y dinámico que evoluciona o se transforma en respuesta a diversas influencias. Aunque consta de dos aspectos fundamentales: la forma, en el marco y medio natural, y la función, que es su proceso interno o dinámica (Navarro, 2007); varios autores (Lynch, 1960; Ponce et al, 1994; Izquierdo, 2002; Azkarate et al, Fig. 2.- Ortofotografía de El Vedado y sus alrededores. Fuente: Google Earth 7 Entre las líneas de investigación más adecuadas a nuestro objeto sobre el estudio de las ciudades se encuentra la Geografía de la Percepción, que centra su interés en conocer la relación que existe entre la imagen y su forma física. Dentro de esta rama de los estudios geográficos, los métodos aportados por la Escuela de Chicago y especialmente aquellos desarrollados por Lynch, suelen ser los más utilizados. El interés por descubrir cómo vive la ciudad y cómo se sobrevive en ella, ha cautivado a muchos investigadores. Para Yolanda Izquierdo5 (2002), su significación vital reside en ser un objeto cultural que polariza, almacena y trasmite la cultura. Funciona como un transformador de las energías de la comunidad, a formas simbólicas que conserva y recuerda, de modo que la considera una invención colectiva de la civilización solo superada por el lenguaje como transmisor de cultura. La ciudad funciona como un macrosistema, integrado por numerosos sistemas estrechamente interrelacionados. La interacción incluye aspectos de carácter objetivo, como pueden ser las características físicas del área geográfica en que se encuentran enclavadas, la organización del espacio urbano, las edificaciones construidas; y otros de tipo subjetivo asociados a su historia, a la sociología de sus prácticas urbanas, y especialmente a la imagen que de la ciudad poseen sus habitantes. La aprehensión de los diversos elementos que componen la ciudad, en tanto constituye un acto subjetivo, está determinada por disímiles factores, entre los que se destaca, el nivel educacional y cultural del individuo, edad, profesión y uso cotidiano del espacio urbano. Es esa distinta idiosincrasia la que hace que una misma ciudad sea percibida, comprendida y vivida de modo diferente por cada uno de sus habitantes. El análisis de las conductas humanas en las ciudades ha demostrado que el espacio construido, aún cuando se ha diseñado para todos, no es asumido de la misma forma por cada individuo. Ese desigual acto perceptivo causa diferentes actuaciones de los ciudadanos sobre el paisaje urbano. PATRIMONIO Y RECURSO CULTURAL Las ciudades se identifican por el entramado cultural que actúa como elemento central de su identidad urbana y en ello radica su atractivo. Como invención colectiva, posee mecanismos de adaptación que le permite perdurar en el tiempo y consolidan su capacidad de transformar conductas en modos de expresión propios que paulatinamente conforman la idiosincrasia de sus residentes. La identidad cultural de una ciudad cambia constantemente. Los intereses y motivaciones de los individuos se transforman según las condiciones objetivas determinadas por su momento histórico concreto. Por tanto, el legado que deriva de su trayectoria histórica, comprende dos grandes tipos de elementos: los relacionados con la dimensión física y el conjunto que conforma la cultura inmaterial (Calle, 2002). En los elementos relacionados con la dimensión física se sustenta la ciudad objetiva, donde el patrimonio urbanístico define, en primera instancia, la imagen del territorio. La cultura inmaterial determina entonces la ciudad subjetiva, los modos en que lo tangible es percibido y el proceso de apropiación de ese conocimiento tanto en el orden individual como colectivo. 5 Yolanda Izquierdo (La Habana 1954). Catedrática del Departamento de Humanidades de la Facultad de Estudios Generales y Doctora en Ciencias por la Universidad de Puerto Rico. Con su libro “Acoso y Ocaso de una ciudad” obtuvo el Premio Luis Llorens Torres 1999 de la Academia Puertorriqueña de la Lengua Española. 8 Fig. 3.- La Habana. Vista del conjunto urbano de El Vedado. Fuente: Taller para las regulaciones urbanísticas de El Vedado (2007) Esta dualidad entre la ciudad objetiva y la subjetiva hace necesario adentrarse en el estudio del patrimonio y sus diferentes clasificaciones. En primer lugar es importante especificar que la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) le ha dividido para facilitar su trabajo en dos grandes grupos el Natural6 y el Cultural. 6 A los efectos de la Convención sobre la protección del patrimonio mundial natural y cultural, UNESCO (1972) se considerarán "patrimonio natural": los monumentos naturales constituidos por formaciones físicas y biológicas o por grupos de esas formaciones que tengan un valor universal excepcional desde el punto de vista estético o científico, las formaciones geológicas y fisiográficas y las zonas estrictamente delimitadas que constituyan el hábitat de especies, animal y vegetal, amenazadas, que tengan un valor universal excepcional desde el punto de vista estético o científico, los lugares naturales o las zonas naturales estrictamente delimitadas, que tengan un valor universal excepcional desde el punto de vista de la ciencia, de la conservación o de la belleza natural. El informe Nuestra Diversidad Creativa de la UNESCO (1995) ofrece una definición de patrimonio cultural de un pueblo, en la que “comprende las obras de sus artistas, arquitectos, músicos, escritores, sabios, docentes, así como las creaciones anónimas, surgidas del alma popular, y el conjunto de valores que dan sentido a la vida, es decir las obras materiales y no materiales que expresan la creatividad de ese pueblo, la lengua, la narrativa, sus ritos, las creencias, los lugares, escenarios y monumentos históricos, la literatura, las obras de arte y los archivos y las bibliotecas”. El patrimonio cultural se divide en dos grandes grupos: el material (o tangible) y el inmaterial (o intangible). En la búsqueda de consenso sobre este tema, las definiciones han sido profundamente trabajadas y se pueden encontrar bien documentadas tanto en artículos científicos como en documentos oficiales de la UNESCO. Sin embargo, algunos investigadores (Azcarate et al, 2003) asumen definiciones propias, como ésta, en que el patrimonio se reconoce como el conjunto de bienes heredados del pasado en los que cada sociedad reconoce un valor cultural. Es una definición dinámica, en pleno debate, en permanente construcción porque los valores culturales son cambiantes, lo que implica que los elementos que integran el patrimonio sean un conjunto abierto, susceptible de modificaciones y sobre todo de nuevas incorporaciones. Particularmente en el caso cubano, el patrimonio es un tema jerarquizado en la agenda política, por los riesgos naturales o antrópicos a los que se enfrenta, y también por sus posibilidades de utilización en tanto constituye un recurso imprescindible para el desarrollo. En 1982, el Consejo Nacional de Patrimonio Cultural de Cuba, tras incluirse como miembro permanente del Consejo Internacional de la UNESCO, asume el concepto de Patrimonio Cultural (y Natural) como: “aquellos bienes con más de 50 años que son la expresión o testimonio 9 de la creación humana o de la evolución de la naturaleza y que tienen especial relevancia en relación con la arqueología, la prehistoria, la historia, la literatura, la educación, el arte, la ciencia y la cultura en general”7. En el caso de la definición cubana, el hecho de asumir un margen de tiempo obligatorio para llegar a alcanzar el valor patrimonial, implica la existencia de elementos que podrían definirse como recursos culturales con un valor potencial. El paso del tiempo puede favorecer a estos recursos o por el contrario debilitarlos y hacerlos perder sus potencialidades. Los especialistas de las distintas áreas que estudian y protegen el Patrimonio en Cuba, han creado condiciones legales para la protección de recursos culturales, en lo que sería un proceso similar al caso del Patrimonio Natural. Ejemplo de esto es la existencia de la zona de valor históricocultural de El Vedado, declarada Zona de Protección, mediante la Resolución no.154 del Ministerio de Cultura, de fecha 12 de marzo de 1999. La utilización indistinta de los conceptos patrimonio y recurso cultural puede conllevar a la conclusión errada de que todo posee un valor patrimonial. Se hace necesario establecer las diferencias y dar una propuesta de definición que explicite los límites para trazar estrategias de trabajo futuras. 7 A partir de aquí se enumera una serie de elementos que conforman el patrimonio cubano, como son: los documentos y bienes relacionados con la historia, incluido los de la ciencia y la técnica, así como con la vida de los forjadores de la nacionalidad y la independencia. Las especies y ejemplares raros de la flora y la fauna; las colecciones u objetos de interés científico y técnico; el producto de las excavaciones arqueológicas. Los bienes de interés artísticos tales como los objetos originales de las artes plásticas, decorativas y aplicadas y del arte popular, los documentos y objetos etnológicos o folclóricos; los manuscritos raros, incunables y otros libros, documentos y publicaciones de interés especial, los archivos, incluso los fotográficos, fonográficos y cinematográficos; mapas y otros materiales cartográficos, las partituras musicales originales e impresas y los instrumentos musicales; los centros históricos urbanos, construcciones o sitios que merezcan ser conservados por su significación cultural, histórica o social, las tradiciones populares urbanas y rurales y las formaciones geológicas o fisiográficas del pasado o testimonios sobresaliente del presente que conforma las evidencias por las que se identifica la cultura nacional. Fig. 4.- Santera cruzando la Calle 23. La santería es una de las manifestaciones religiosas más visibles en el entorno urbano. Algunos rituales han llegado a tener un arraigo tan profundo en la cultura popular tradicional que se les ha declarado patrimonio cultural. Foto: Luís Bruzón Entre las definiciones encontradas sobresale la del profesor argentino Roberto Molinari (1998), quien considera recurso cultural a “todo vestigio del trabajo humano que constituya evidencia de la diversidad y variabilidad de las actividades y relaciones de individuos o sociedades y sus interrelaciones con el medio ambiente natural, en una perspectiva espacial y temporal”. Para este autor, la designación de un 10 recurso cultural se fundamenta en su valor, derivado de su asociación a un aspecto de la historia humana y/o su evolución. Fig. 5.- Universidad de La Habana, declarada Monumento Nacional en el año 1978 por el Consejo Nacional de Patrimonio Cultural. La escalinata y su emblemática escultura “Alma Máter” se ubican en la Calle L. Esta institución se percibe como uno de los bordes de la Zona de Protección de El Vedado. Foto: Luís Bruzón Molinari (1998) plantea además, que “los recursos culturales arqueológicos, históricos o antropológicos pueden comprender paisajes, yacimientos, sitios, estructuras y materiales culturales. Pueden presentarse en forma aislada o en conjuntos; constituir bienes muebles y/o inmuebles; sobre la superficie, el subsuelo o subacuáticos y estar conformados indisociablemente por elementos manufacturados y naturales”. Si bien esta es una definición completa que agrupa los más significativos aspectos que distinguen un recurso cultural, el uso del término “vestigio”, lo limita de su cualidad más significativa, constituir una potencialidad. Por otra parte, al entenderlo como producto del trabajo humano, impone restricciones al concepto que devienen en la exclusión de importantes elementos. Después del estudio de diferentes artículos y autores, partiendo del concepto de cultura8 y del origen etimológico del término, se entiende como recurso cultural, todo aquel elemento material o espiritual generado por la interacción entre las personas y de estas con el medio, poseedor de valores intrínsecos que explican la cultura de una comunidad, en un espacio histórico geográfico específico. La ciudad, es el recurso cultural por excelencia. Al desglosar la definición conceptual, se reconoce el aspecto material en correspondencia con la ciudad objetiva, resultado de la interacción en el tiempo de disímiles generaciones que dejan una huella visible a través del plano, con las edificaciones y el uso del suelo. De modo simultáneo se identifica el aspecto espiritual, expresado a través de las tradiciones y modos de vida, así como de la percepción, que del paisaje urbano tienen los residentes, y la impronta de éste en el imaginario popular. La interacción entre los habitantes, y de éstos con el medio, está contenida en la imagen que retiene cada individuo de su ciudad. Con el paso del tiempo la comunidad, a través de sus estructuras de poder, confiere al recurso cultural, el valor patrimonial. En este sentido habría mucho que señalar respecto al papel de los gobiernos en 8 La cultura como sistema vivo, complejo y multifacético, incluye al sujeto socialmente definido que actuando de determinada manera en una situación histórica geográfica específica, produce objetos materiales y espirituales que lo distinguen. La fortaleza está en que estas producciones materiales y espirituales sostenidas en el tiempo pasan a ser, de una simplemente acumulación de saber, a una praxis vinculada a valores dominantes o deseables. 11 la gestión de los recursos culturales. En el caso de las ciudades cubanas, los mecanismos reguladores para la preservación y gestión urbana, se manifiestan como iniciativas inconstantes que pretenden devolver a la ciudad una imagen cosmopolita y moderna. Las instituciones gubernamentales encargadas de la gestión patrimonial, exploran soluciones ingeniosas para conservar el paisaje urbano, atendiendo a la carencia de recursos por la que atraviesa la Isla. Aún así, centros históricos de ciudades cubanas9, son incorporados en la Lista del Patrimonio Mundial por sus excepcionales valores y alto grado de conservación. Entre ellos se encuentran el Centro Histórico de La Habana Vieja, el Centro Histórico de Trinidad –que incluye el Valle de los Ingenios–, el Centro Histórico de la Ciudad de Cienfuegos, y más recientemente el de la Ciudad de Camagüey. En todos los casos, han sido sectores urbanos, en los que por su centralidad, el gobierno ha logrado garantizar un presupuesto mínimo para su restauración y conservación. La estructura funcional, los símbolos y la proyección estratégica de la ciudad se definen esencialmente por los intereses de la clase dominante. El sistema de valores de esta clase está representado por un repertorio de signos que son utilizados para conformar los discursos que definen la gestión urbana, ésta no se refiere exclusivamente al mantenimiento de los espacios construidos o al diseño de otros nuevos, sino que implica la gestión total de la ciudad en un momento histórico específico. El proceso de legitimación social del patrimonio urbano está sujeto obligatoriamente a los intereses de la clase en el poder, de manera que las poblaciones deben ejercer presión para que los temas del patrimonio sean incluidos en las agendas políticas. 9 Los Centros Históricos se encuentran bajo protección legal y jurídica de las Leyes No. 1 de la Asamblea Nacional del Poder Popular, Ley de la Protección al Patrimonio Cultural del 4 de agosto de 1977; la Ley No. 2 de la Asamblea Nacional del Poder Popular, Ley de los Monumentos Nacionales y Locales del 4 de agosto de 1977. Fig. 6.- Centro Histórico de la Ciudad de Cienfuegos. Parque Martí. Fuente: Archivo Fotográfico del Ministerio de Cultura (CREART) Entender la ciudad como un recurso cultural implica reconocer dentro de ella esos pequeños espacios llenos de potencialidades que se hace necesario proteger. La Habana, por ejemplo, posee sectores con suficientes valores para llegar a ser reconocidos como patrimonio mundial por constituir pruebas excepcionales de un estilo y una época. Por su arquitectura, se le considera una ciudad ecléctica, pero indudablemente la Modernidad dejó aquí la más hermosa huella. La ciudad moderna La modernidad cubre un período de tiempo que se extiende desde la segunda mitad del siglo XIX hasta las últimas décadas del siglo XX. De modo que la historia de la arquitectura moderna podría ser un recuento 12 de los principales acontecimientos, ideas y personas que configuraron el ambiente arquitectónico durante ese período. Pero no sería suficiente, porque expresa también un estilo de diseño considerado algo único, con una historia propia y exclusiva. Remontarnos al siglo XIX presupone inmediatamente pensar en la revolución industrial y los adelantos tecnológicos que le acompañaron. La ciudad necesitaba un modelo de urbanismo que diera cabida al uso del ferrocarril, el automóvil y la electricidad. Pero también que respondiera a las necesidades de una clase proletaria, cada vez mayor que se encontraba hacinada compitiendo por los recursos naturales –esenciales para la vida– y por el empleo. Adecuar la ciudad a las condiciones de la nueva población que le habitaba era un reto para el cual no era suficiente volver la mirada a los clásicos en busca de un modelo urbanístico acorde; se hacía necesario reinventar el diseño de ciudades y hacer que se reconociera el urbanismo como una ciencia. Las transformaciones en el espacio urbano implican cambios drásticos en el orden espiritual tanto a escala individual como social. Marshall Berman10 consideraba que “la modernización de la ciudad inspira e impone a la vez la modernización de las almas de sus ciudadanos”. En sus estudios socioculturales y urbanísticos, este autor alertaba que el sentimiento de modernidad, lleva al individuo a reconocerse en un entorno que propone aventuras, poder, crecimiento, transformación, al mismo tiempo que le amenaza con destruir todo lo que tiene, todo lo que sabe y todo lo que es. El más certero ejemplo de éste sentir lo experimentaba Francia en el período en que el Barón Haussmann11 ofrecía la primera conceptualización total de la ciudad moderna y anunciaba una nueva visión de la planificación urbanística, a partir de la campaña de reconstrucción de Paris (Kostof, 2004). Haussmann se enfrentó a una ciudad caótica que se había hecho inhabitable tanto por los cambios tecnológicos como los sociales. Para reducir el malestar urbano partió de la demolición de barrios populares viejos y de frecuentes disturbios, perfeccionó la red de calles para propiciar la rápida comunicación, entrelazando mercados, tiendas, bancos, salas de exposición e introdujo mobiliario urbano uniforme, alumbrado público en las calles, acueductos y alcantarillado. Transformó la ciudad dispersa en un organismo unificado12. La transformación de la matriz milenaria de la comunidad no era un hecho casual o imprevisto, era una obligación al salto. Esta necesidad se daba simultáneamente en varios países industrializados. La reacción contra la ciudad industrial fue para los urbanistas que sabían que no podían eliminar las fábricas, objeto de una reforma radical. Se produjo la separación de la zona residencial de la industrial y una diferenciación entre las vías de circulación y espacios lúdicos. El concepto tradicional de la ciudad compacta y homogénea, cambia, por el de espacios libres y abiertos, con bloques aislados y casas independientes unas de otras. Los progresos técnicos y la aplicación de los nuevos materiales, fundamentalmente del hierro y el cristal, transformaron los métodos constructivos tradicionales. Las potencialidades de esta nueva 11 10 Marshall Berman (Estados Unidos 1940-2013). Destacado investigador estadounidense que dedicó su obra a la sociología de la cultura con aportes sustanciales en el análisis del paisaje urbano de su ciudad natal, Nueva York. Es uno estudiosos de la Modernidad y seguidor de la filosofía marxista. George Eugène Haussmann (1809-1891) Funcionario público, Prefecto del Sena bajo el dominio de Napoleón III. Supervisó la reconstrucción de Paris desde 1853 hasta 1870 que fue destituido. Su título de Barón le fue otorgado por el emperador Napoleón III. 12 La lógica del Barón, a primera vista resulta plausible, pero para los testigos contemporáneos, usuario de la antigua ciudad, su desaparición fue causa de desorientación, desarraigo y descontento (Kostof, 2004). 13 arquitectura fueron puestas a prueba en grandes espacios que requerían buena iluminación (galerías comerciales, bibliotecas, invernaderos). Así como en infraestructuras funcionales (alcantarillados, alumbrado público de gas, mercados, baños, cafés) y viarias, pues el aumento del tráfico hacía imprescindible la creación de puentes y viaductos de hierro para el ferrocarril y demás vehículos, provocando visibles transformaciones en la dinámica de las comunicaciones. El efecto de la transformación de la ciudad en los habitantes parisinos fue tal que algunos historiadores han llegado a homologar la destrucción del espacio físico con la del espacio social. Refiriéndose a este tema, Spiro Kostof13 (2004) cita al poeta francés Charles Baudelaire en un verso que reza: “El viejo Paris ya no existe; una forma urbana ¡ay!, cambia más rápidamente que el corazón humano”. Y es que los cambios acelerados del paisaje marchaban en disonancia con la capacidad de los residentes para la asimilación de lo nuevo. La ciudad de Barcelona enfrentaba un caos similar. En este caso fue un ingeniero, quien asumió el reto de reestructurar el rostro urbano: Ildefonso Cerdá14. El Plan Cerdá pretendía lograr la transformación de Barcelona a través de un ensanche15con un plano ortogonal, que se desplegaba sobre una inmensa superficie libre de construcciones, considerada una zona militar estratégica. Proponía una cuadrícula continua de manzanas con calles de 113,3 metros de largo; 20, 30 y hasta 60 metros de ancho y con 13 Spiro Konstantine Kostof (Turquía, 1936 – Estados Unidos, 1991) Historiador de la arquitectura, profesor de la Universidad de California. Su enfoque de la historia de la arquitectura enfatizaba en la relación de ésta con el urbanismo y el contexto social. 14 Ildefonso Cerdá Suñer, (1815-1876) Fue un destacado ingeniero, urbanista, político español, de origen catalán. Autor de la Teoría general de la urbanización, obra pionera de la especialidad, por la cual se le considera uno de los fundadores del urbanismo moderno. 15 Ensanche: utilización de un terreno para la construcción de nuevas edificaciones partiendo de un previo diseño en un plano. una altura máxima de construcción de 16 metros. La novedad en la aplicación de este plano eran los chaflanes de 45º que propiciaban amplitud, visibilidad y viabilidad. Fig. 7.- Vista aérea de la parte central del Ensanche de Barcelona. Fuente: Enciclopedia.cat Cerdá defendía enfáticamente la idea de la conjunción de tres elementos esenciales en su teoría general de la génesis de la ciudad: casa-puerta-camino (o albergue-interfaz-vial). Por ello, proponía que los barceloneses propietarios del suelo financiaran las obras públicas de urbanización que a ellos mismos beneficiaban. La casa era el principio y fin de la viabilidad, y esta última, una condición obligatoria para la vida de las personas en una ciudad que desarrollaba la industria de vapor. Con el tiempo la relación casa-calle cedió importancia para Cerdá, ante la definición de la “manzana”. La casa por sí sola no es lo común en una ciudad, sino su yuxtaposición con otras, de manera que era más 14 efectivo considerar ese conglomerado como una sola entidad, y aplicar las regulaciones urbanísticas que le dieran un rostro coherente a la urbe. Ildefonso Cerdá dedicó su salud y su fortuna a la modernización de Barcelona. Logró unificar armónicamente los distintos sectores de la ciudad y cumplió su objetivo de viabilizar la vida de sus ciudadanos. Sus principales detractores fueron los propietarios del suelo, sus propios congéneres catalanes. No recibió, en vida, reconocimientos por su obra, pero el tiempo le otorgó un lugar destacado entre los urbanistas modernos y demostró que el “Ensanche” es un proyecto “viable” aún en el siglo XXI. La búsqueda de la uniformidad para el orden urbano que propugnaba Europa, más específicamente París con su École des Beaux Arts, se extendía al nuevo continente como premisa de un nuevo movimiento: la Ciudad Bella. Chicago fue la ciudad abanderada en acoger estos planes, entre los que se destacaba el del arquitecto Daniel H. Burham16 y Frank Lloyd Wright17, quien opuesto a las grandes concentraciones de las ciudades norteamericanas, promovía el contacto del hombre con la naturaleza. (Kostof, 2004). El orden uniforme que propugnaba la Ciudad Bella significaba la semilla de un orden social similar. Pretendía salvar la configuración urbana del caos que conllevaba el crecimiento poblacional rápido por el influjo de gente de diversas nacionalidades y regiones carentes de tradiciones y de hábitos de vida comunes. Era un instrumento de dominación. Sin embargo los planes no estaban amparados legalmente, no tenían respaldo de cambios en la propiedad del terreno o en el control 16 Daniel H. Burham (1846-1912) arquitecto y urbanista estadounidense. Es uno de los principales representantes de la Escuela de Chicago. Participó en los planes urbanísticos de las ciudades de Chicago, Buffalo, Cleveland y San Francisco, en Estados Unidos. 17 Frank Lloyd Wright (1867-1959) arquitecto estadounidense maestro de la arquitectura moderna. administrativo. Fuera de los límites del centro urbano la especulación aumentaba. Hacia 1905 la reacción contra la Ciudad Bella18 había tomado fuerza por parte del sector de negocios, en oposición a lo que significara estado de bienestar para las grandes masas (Kostof, 2004). Fig. 8.- Mapa general de la Ciudad de Chicago (topografía, vías fluviales, y sistema completo de calles, bulevares, y parques) Daniel H. Burnham, 1909. Fuente: Daniel H. Burnham and Chicago’s Parks. Julia S. Bachrach 18 A este movimiento se debe la limitación impuesta a los barrios de edificaciones de gran altura para que la aglomeración de edificios no privaran las calles de la luz del sol (Kostof, 2004). 15 En Londres despertaba un nuevo movimiento, el de la Ciudad Jardín, impulsado por el urbanista Ebenezer Howard19, quien también buscaba resolver las causas del profundo desorden que se vivía en la ciudad industrializada. Pretendía con su modelo lograr la unidad orgánica entre el entorno urbano y el rural, a través del fomento de un modelo social cooperativo. Su solución se basaba en el diseño de una comunidad en el campo, cuya sociedad retendría el terreno, pero daría edificios y servicios gratis. Se eliminaba así la especulación, los bloques estarían separados previendo generosos espacios abiertos. La ciudad tendría sus industrias, negocios y un anillo de granjas a su alrededor como garante de los suministros alimenticios necesarios. Los aspectos positivos de ambos entornos (rural y urbano) se combinarían y estarían al alcance de todos los pobladores (Kostof, 2004). La Ciudad Jardín se organizaba mediante un esquema radial de avenidas que partían de un parque central, originando una ciudad circular. Se creía en la eficacia del diseño para mejorar el bienestar mental, pero era por naturaleza asunto de pequeña escala, estaba predestinada a convertirse en un suburbio ajardinado y como tal fue su mayor impronta. En tanto estos movimientos que probaban nuevas maneras de utilización del espacio se desarrollaban, los arquitectos experimentaban con la forma de las edificaciones. El Art Nouveau es uno de los estilos más representativos de la primera etapa de la arquitectura y el diseño en la Modernidad. Comenzó en Bruselas con las propuestas de Víctor Horta20 cuyo sello era una línea fluida y sinuosa que sugería crecimiento orgánico, incorporando elementos de metal para dar flexibilidad y fuerza a su estilo. Otro importante exponente fue el arquitecto catalán Antonio Gaudí21 cuyos edificios curvilíneos en Barcelona, mostraban un mundo apasionado y convulso. Estas obras fueron consideradas frutos de la invención individualista, diseños al gusto del cliente, de modo que el Art Nouveau no sobrevivió a las críticas del sector funcionalista de la arquitectura moderna. Hacia 1910 la mayoría de sus practicantes se habían trocado a otro estilo (Kostof, 2004). Con la llegada de la Primera Guerra Mundial en 1921 se demostró que los adelantos tecnológicos también significaban dolor, destrucción y tristeza. Las ciudades europeas quedaron devastadas y perdieron gran parte de su patrimonio urbanístico. Los paisajes solo transmitían desolación. La tarea de reconstrucción superaba el poder de la dimensión individual. Se dio una aguda crisis de la vivienda. Arquitectos racionalistas y antirracionalistas tenían una cosa en común, el deber de diseñar y construir una solución a este reto. Tras la guerra, la industria constructiva quedó fundamentalmente en poder de los organismos estatales y públicos. Los encargos privados decayeron de manera sustancial. Los ayuntamientos tenían la potestad para controlar el desarrollo de sus ciudades. La migración del medio rural al urbano se intensificaba sobrecargando aún más los centros. Los suburbios proliferaron y con ellos la circulación de autobuses, automóviles, tranvías, metro. Esto provocaba un flujo hacia las ciudades circundantes causando importantes conurbaciones que obligaban a tomar riendas a los gobiernos en la planificación a escala regional. Se transformó el paisaje de manera drástica, cambió el diseño del espacio 19 Ebenezer Howard (1850-1928) urbanista británico al que se le atribuye la paternidad del Movimiento de la Ciudad Jardín. Howard había pasado una temporada en Chicago hacia 1870, por lo que se supone que también bebió de la experiencia norteamericana. 20 Víctor Horta (1861-1947) arquitecto Belga, pionero del Modernismo. 21 Antonio Gaudí (1852-1926) máximo representante del Modernismo Catalán. Siete de sus obras han sido consideradas por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad. 16 público y del privado. La casa se convertía, como diría Le Corbusier22 en una máquina para vivir. segunda: la arquitectura moderna era antimonumental (pretendía romper con el concepto de permanencia) (Kostof, 2004). Este autor propuso además cuatro postulados para resolver la situación de la ciudad histórica europea (Bonet, 1989): 1. Descongestionar el centro para hacer frente a las exigencias de la circulación motorizada. 2. Aumentar, por medio de edificios en altura, aislados, la densidad del centro de negocios. 3. Aumentar los medios de comunicación modificando la calle, inadecuada para los medios de transporte modernos (el metro, el tranvía, los automóviles). 4. Aumentar las superficies verdes con el fin de garantizar la higiene y la tranquilidad necesarias para el nuevo ritmo de la vida moderna. Fig. 9.- Le Corbusier. L’unité d’habitation, 1950 Marsella. Fuente: http://www.alepaint.com/updat En 1923 Le Corbusier publica su libro Hacia una nueva arquitectura. En este texto defendía dos tesis esenciales, la primera: la arquitectura moderna era antihistórica (las nuevas construcciones debían barrer toda referencia histórica precisa y parecer frescas, novedosas); la 22 Charles Édouard Jeanneret-Gris, llamado Le Corbusier (1887-1965). Teórico, diseñador y pintor suizo nacionalizado francés, considerado uno de los más claros exponentes de la arquitectura moderna (junto con Frank Lloyd Wright, Walter Gropius y Ludwig Mies van der Rohe), y uno de los arquitectos que mayor influencia han tenido en el siglo XX y en general en toda la historia de la arquitectura. Le Corbusier cristalizó una idea moderna con su denominado Sistema Dominó. Se interesaba en lograr soluciones modélicas con aplicación general que utilizó en esquemas de viviendas masivas y en villas privadas. 17 Fig. 10.- Edificio López Serrano, joya de la arquitectura Art Decó en Cuba. Fuente: Memorias de un cubano. Blog de Carlosbua.com El desarrollo urbanístico de Manhattan, maravilla a Le Corbusier en 1935, especialmente por la incorporación de los rascacielos Art Decó23. Estas edificaciones tenían dos premisas conflictivas: intensa ocupación en un solar del centro urbano y valor de visibilidad sobre la línea de 23 El Art Decó fue un estilo propio de las artes decorativas desarrollado en el periodo de entreguerras, entre 1920-1939 en Europa y América. Se caracteriza por la profusión ornamental, el lujo de los materiales y el uso de motivos geométricos y vegetales. Buscó la decoración por encima de la funcionalidad. En los rascacielos el rol principal era comercial, simbolizaban el éxito capitalista. horizonte de la ciudad. Se establecía una competencia por el mayor terreno y la mayor altura. Por tales razones se establecieron ordenanzas que modificaron en adelante aspectos de la masa y perfil de los edificios, así como del entorno en que se hallaban ubicados. En los finales de la década de 1940 los maestros del Estilo Internacional al que se encontraba vinculado Le Corbusier, comenzaron a manifestar su preocupación por haber desconocido la necesidad popular de edificios conmemorativos. Y el movimiento que sobrevivió a la guerra y proclamaba una arquitectura libre de sentimientos y antimonumental comenzó a preocuparse por su propia perdurabilidad. Redescubrió la necesidad de los hitos urbanos. El Movimiento Moderno, en términos urbanísticos había significado el rechazo del paisaje urbano tradicional. Retomar la relación con el pasado con que convivían en silencio era cuestión de subsistencia de las identidades culturales. Comienza entonces un proceso de reconstrucción del patrimonio urbanístico seguido de la adaptación de las características de la arquitectura a las necesidades propias del espacio urbano y sus usuarios. La mejor expresión de los conceptos del Urbanismo Moderno en Cuba, están contenidos en El Vedado. Este proyecto logró conjugar los principios urbanísticos europeos e incorporó muy tempranamente elementos de la escuela estadounidense. La Habana aprobó la urbanización de este barrio el mismo año en que Barcelona iniciaba el Plan Cerdá. El urbanista cubano Luis Iboleón y sus contratistas, representaron sobre un plano ortogonal, un modelo que daría cabida al uso del tranvía, el automóvil y la electricidad, y pusieron a disposición de los habaneros –que recién habían derribado su muralla– un entorno de poder, crecimiento, transformación y ruptura. 18 Fig. 11.- Mensaje de Le Corbusier a los arquitectos cubanos en 1963, al no poder 24 asistir al Congreso de la Unión Internacional de Arquitectos (UIA) en La Habana . Fuente: Arquitectura Cuba. Havana & Cuban Architecture La Habana, una ciudad moderna El primer asentamiento de La Habana se ubicó, en 1514, en la costa sur de la región occidental de la Isla de Cuba. Su localización primigenia se apoyó más en razones estratégicas que en fundamentos económicos, pues facilitaba la colonización hacia el Golfo de México (Sorhegui, 2007). Sin embargo, en 1519 ya se tenían referencias de un poblado que se construía en la costa norte, en la pequeña ensenada de La Chorrera y casi de manera simultánea se fecha el asiento de la villa junto a la bahía, en el Puerto de Carenas. Éste sería el emplazamiento definitivo, pues resultaba ideal para el control y agrupamiento de las flotas. Se instauró así, un complejo sistema comercial marítimo desde la metrópoli, que sustentó posteriormente el despegue y crecimiento de San Cristóbal de La Habana. En la última década del siglo XVI, las posibilidades comerciales, el vínculo de su gobernación al territorio de la Florida y las estrategias militares de España, dieron lugar al establecimiento de la traza de la ciudad en los términos de sus primeras 50 manzanas (Sorhegui, 2007). El callejero de La Habana careció de un plan director original. Es un asentamiento anterior a la promulgación de las Leyes de Indias de Felipe II, en 1573, por lo que su plano no contempla la configuración íntegra de la ciudad. No obstante, se adaptó al trazado geométrico más elemental heredado por los españoles de las colonias militares griegas y romanas (Ponce, 2008). En la primera Habana se destaca una tradición civilista que se expresa en la temprana construcción de conventos franciscanos y dominicos, cuyos costos se encargaron de sufragar las principales familias de la joven ciudad25; y en la cimentación de una nueva plaza para el esparcimiento, producto de convertir la antigua Plaza de la Iglesia (Parroquial Mayor) en Plaza de Armas. 24 Traducción textual del mensaje: A los arquitectos cubanos! He aquí mi mensaje: -Mirar, Ver, Observar, Discernir, Inventar, Crear. Le Corbusier, Paris 4/9/63. Disponible en: http://arquitectura-cuba.blogspot.com.es/2008/09/le-corbusier-ycuba-i.html 25 Estas familias, entonces en formación, integraron con su propia parentela un influyente bajo clero criollo (Sorhegui, 2007). 19 Reyes del Morro y la Batería de San Salvador de la Punta. En 1646 se comenzó la construcción de los torreones en aquellos lugares vulnerables a los que no llegaba el poder defensivo de las tres grandes fortalezas, en la boca de La Chorrera al oeste y en Cojimar al este26 (Méndez, 1974). Fig. 12.- Plano de La Habana 1691. Dibujo que contiene las principales edificaciones protegidas por la muralla. Fuente: Sitio Web NorfiPC Cuba El sistema de fortificaciones, fue el elemento vital de la morfología urbana durante los siglos XVI, XVII y XVIII. La protección del territorio se encontraba ligada estrechamente a la defensa de los intereses mercantiles, en tanto constituían el sostén económico de la villa y una importante fuente de ingreso para la metrópoli. Este escenario impuso a la ciudad su imagen, con la confluencia de principios urbanísticos medievales, renacentistas y barrocos (Ponce, 2008). La protección de La Habana ante los ataques de piratas y flotas extranjeras entre los siglos XVI y XVIII, fue una preocupación constante para los gobernantes españoles. El primer triángulo defensivo marítimo estuvo compuesto por el Castillo de la Real Fuerza, el Castillo de los Tres Fig. 13.- Torreón de La Chorrera. Se encuentra en la desembocadura del río Almendares. Su uso militar cambió para uso en gastronomía. Foto: Luís Bruzón Atendiendo a la variedad del espacio natural y a la necesidad de encauzar el desarrollo de las poblaciones, se establecen hacia 1574, las Ordenanzas Municipales para la Villa de La Habana y demás villas y lugares de la Isla de Cuba. Se reguló el ordenamiento urbano según la tradición española, con una urbanización de tipo compacto, edificios asociados entre sí con paredes medianeras, patios como principal fuente 26 Un tercer torreón, el de San Lázaro que está ubicado en la caleta homónima, fue construido más que para la defensa, para usarlo como atalaya (Méndez, 1974). 20 de iluminación y ventilación, portales en las plazas que resaltaban la importancia de los espacios públicos, y una muralla que confinaba y protegía a los ciudadanos y a las principales funciones económicas, sociales, políticas y culturales (Zardoya, 2007). Poco a poco se adaptó la cuadrícula característica de las fundaciones militares y de las colonias españolas a las condiciones del solar en que se desarrollaba. Los impulsos individuales, separados en el tiempo, llevaron a que se desatendiera el modelo ideal de cuadrícula que tan fácil resultaba establecer en terrenos vírgenes, para dar riendas a un trazado más libre, interrelacionado estrechamente con la geografía física. Para el siglo XVIII la ciudad se había extendido a través de los viejos caminos que la conectaban con sus fortalezas y con el abasto de agua. La parcelación paulatina de las zonas de extramuros dio lugar a la conformación de nuevos barrios que siguieron una vocación reticular, más o menos regular. La ocupación los repartos transformó viejos caminos en suntuosas calzadas. La muralla poco a poco dejó de ser símbolo de cohesión, para convertirse en divisora de la ciudad en dos Habanas, la que contenía dentro de sí y la que se extendía sin aparentes límites, fuera de ella. El siglo XIX resultó ser un período de esplendor para La Habana, vital en la transformación de la colonia en ciudad burguesa, cuyos cambios obedecen en gran medida a la liberalización que hiciera Fernando VII del comercio de la Isla con otras naciones. Para este momento ya La Habana se encuentra entre los intereses expansionistas de los Estados Unidos, por su posición estratégica en el Mar Caribe y el control que ofrece sobre las nuevas rutas abiertas por el Canal Panamá. Este período se caracteriza por un marcado interés en aumentar el número de habitantes de la Isla. Se considera que en el transcurso de la primera mitad de la centuria la población creció27 de alrededor de 27 Tales cifras se consideran relativas por la mala obtención y manejo de los datos para los censos e intereses de ocultar información que pudiera dar pistas de la trata de 432.000 habitantes en 1804 a hasta los 1044.185 habitantes de 1855. La capital ofrecía más oportunidades que el resto del País y era el lugar de acogida de los esclavos libertos (Ponce, 2008). El crecimiento del espacio urbano en esta centuria fue resultado de iniciativas privadas, trazadas bajo los criterios más elementales del urbanismo, con un instrumental rudimentario, diferentes planos geométricos inconexos y diseminados que resultaron ser responsables de la primera dispersión suburbana. La vida cotidiana paulatinamente fue transformando la lucha contra la naturaleza para la obtención de alimentos en una lucha entre ciudadanos. Se hizo necesario especializar las tareas y el rendimiento para encontrar una fuente de ganancias aun no agotada que permitiera la subsistencia en la ciudad. Las estructuras de poder y económicas se reconfiguraron en 1898, tras la intervención del Gobierno de Estados Unidos en las negociaciones del fin de la guerra independentista que habían librado los cubanos contra la Corona Española. La apertura inmediata del comercio, los nuevos mecanismos económicos impuestos y la aprobación de la Enmienda Platt28, se reflejó en dos aspectos: el fuerte crecimiento poblacional de La Habana –en el transcurso de la centuria se triplica el número de habitantes– y la expansión territorial de la ciudad hasta cuatro veces. Tales transformaciones se dieron junto con otros cambios que procuraban una rápida modernización social, no exenta de antagonismos y tensiones. esclavos o sobre el recuento real de efectivos. Específicamente en el análisis demográfico de la ciudad los datos aparecen sin tener en cuenta los transeúntes, la fuerza militar y los habitantes de los arrabales. Independientemente de estas deficiencias las cifras avalan un crecimiento ininterrumpido desde la segunda mitad del siglo XVIII (Ponce, 2008). 28 La Enmienda Platt es un apéndice impuesto por el Gobierno de Estados Unidos a la Constitución Cubana de 1901, bajo la amenaza de mantener ocupada la isla militarmente. 21 Fig. 14.- Plano de La Habana en el año 1900. Realizado por el agrimensor y maestro de obras Esteban Pichardo. Fuente: Sitio Web NorfiPC Cuba Desde el punto de vista urbanístico, los cambios se evidenciaron en una incesante demanda de suelo por parte de la burguesía para sus actividades económicas y sociales. Pero también en las oleadas de inmigrantes, jornaleros y peones que demandaban espacio en la dinámica urbana, originando repartos suburbiales con todo tipo de carencias. Se configuraba así una compleja y dilatada área metropolitana, discontinua y heterogénea. En América la entrada del siglo XX imponía un salto cualitativo para la vida en el entorno urbano. La nueva época merecía una nueva ciudad y para conformarla, las colonias españolas recurren a Europa, como proveedora de códigos culturales. Encuentran en formación la teoría del urbanismo moderno, con un sentido dinámico que ofrece posibilidades de intervención terapéutica sobre el tejido urbano, incluso la transformación parcial o completa de una aglomeración. El urbanismo haussmaniano resultó ser en la mayoría de las ciudades latinoamericanas la base para la creación de la ciudad moderna, de la mano del eclecticismo arquitectónico29. La modernidad, acompañada de una particular realidad políticoeconómica, introdujo en La Habana, tanto como en otras ciudades latinoamericanas, un grupo de contradicciones que se movían entre su aceptación y su negación. El nuevo modelo inspiraba, e imponía, transformaciones en el orden físico y en el espiritual. Se contraponía la necesidad de disfrutar de los avances tecnológicos contra la verdadera posibilidad de acceso a estos. En las primeras décadas del siglo XX, la principal preocupación en el orden urbanístico era la imagen de los edificios, sin seguir un criterio unitario, sólo guiados por un relativo respeto hacia las antiguas ordenanzas de construcción. El resultado fue un cúmulo de construcciones aisladas, sin referencias entre sí, ni con el contexto, edificadas bajo criterios tradicionalistas, donde lo importante era la función del arquitecto, pero no la del urbanista. La riqueza económica habanera se plasmaba en una arquitectura con voluntad de mantener el orden formal, bajo fórmulas tradicionales, 29 El Neoclasicismo que venía desde el siglo XVIII se extendió hasta finales del siglo XIX coincidiendo con el período de eclecticismo arquitectónico y tiene aún una visible presencia en muchas ciudades latinoamericanas, especialmente en Cuba. Por su insistencia en la evocación de modelos antiguos Spiro Kostof no considera que llega a ser reconocido un estilo, como el gótico o el rococó. El objetivo de los arquitectos era la imitación, buscando solemnidad, al menos en los edificios públicos, en oposición al sensualismo del barroco. 22 expresión de la tradición histórica y de la solidez de las estructuras sociales. De modo que se construyó un excelente conjunto de edificios situados estratégicamente en las perspectivas más visibles de las principales avenidas y plazas. Se destacan en esta etapa los trabajos en 1905 de Raúl Otero, el Plan de Vías Maestras de Camilo de Castro (1912), el primer anteproyecto de Plano Regulador para La Habana trazado por Enrique Montoulieu (1922) y el Plan Director de Urbanismo para La Habana de Pedro Martínez Inclán (1925). Ninguno de estos planes tuvo aplicación, sin embargo en ellos se evidenciaba una preocupación por la ordenación del territorio, la necesidad de equipamientos para servicios urbanos y la importancia de articular las zonas fragmentadas de la ciudad mediante una red de vías de circulación complementarias30 (Ponce, 2007). La capital y sus alrededores contaban, en estas primeras décadas, con una población de 650.000 habitantes. Los mismos se hallaban, dispersos en repartos inconexos, carentes de equipamientos urbanos, con escasez de viviendas para la clase obrera. La Habana Vieja había perdido su centralidad. La mayor urbe de Cuba estaba carente de un lugar simbólico y funcional que ejerciese el papel de centro31. Las directrices del urbanismo en la Isla marchaban en total divorcio con los intereses sociales. Existía una marcada influencia norteamericana, cuya principal premisa era restaurar la armonía visual y estética, de modo que se creara el ambiente físico propicio para un armonioso orden social. 30 En estos planes la influencia de los bulevares es evidente en las propuestas de los ejes viales al modo de grandes bulevares y en el deseo de implantar jardines, fuentes y grupos escultóricos, con marcado estilo cubano, para fomentar la identidad de la nueva República (Ponce, 2007). 31 La idea del nuevo centro simbólico y funcional para La Habana, que se iniciaba con las propuestas de Raúl Otero en 1905, se mantendría como una constante en los planes posteriores hasta acabar concretada hacia la década de 1950 en la actual Plaza de la Revolución. En consonancia con estos intereses, el presidente Gerardo Machado32 desarrolló un proyecto de renovación de La Habana, que seguía las directrices estéticas de la Ciudad Bella. En 1925 promulgó la Ley de Obras Públicas, para definir el marco legal del proyecto de la burguesía cubana, que pretendía desaparecer los barrios pobres, diseñar una compleja red de grandes avenidas para mejora de la movilidad y recrear nuevos espacios simbólicos. El trabajo fue encargando al urbanista francés Jean Claude Nicolás Forestier33, que concibió un plan director general, con las normas básicas para el gran jardín urbano de La Habana. Forestier logró integrar armónicamente el mar a la ciudad, confiriéndole un paisaje que la identifica internacionalmente. Lo consiguió a través de nuevas perspectivas, grandes ejes monumentales y mejoras en la accesibilidad de cada barrio. A pesar de no haberse concluido este plan, sus objetivos34 se cumplieron. Desde el punto de vista de un urbanismo integral, careció de propuestas válidas para resolver el problema de la vivienda obrera y de mecanismos de control público para la gestión y promoción del suelo, cuya ocupación sólo obedecía a intereses especulativos. Estos aspectos se evidencian en la 32 Gerardo Machado fue uno de los presidentes cubanos de la etapa de la Seudorepública. Asume el poder en 1924 y es derrocado en 1933. Fue uno de los gobiernos más sanguinarios de este período. 33 Jean-Claude Nicolás Forestier (1861-1930) Fue un célebre ingeniero forestal, paisajista, arquitecto y urbanista francés. Aunque la mayor parte de su carrera la realizó en París, son reconocidos sus trabajos en España con los jardines del Parque de María Luisa, en Sevilla y la urbanización de la montaña de Montjuïc, en Barcelona. Estuvo en La Habana en tres ocasiones por razones profesionales, entre 1925 y 1930. Sus proyectos reflejan un enfoque arquitectónico que presta especial atención a los elementos naturales en el paisaje, para crear un ambiente saludable. 34 Los objetivos principales eran embellecer La Habana, simular un escenario desarrollado que ocultara la miseria imperante en el resto del país, generar importantes beneficios privados, colocar nuevo suelo en el mercado inmobiliario y crear empleo público. 23 indefinición de zonas para usos específicos y la ausencia de nuevas áreas funcionales para dinamizar la vida económica de la capital. Fig. 15.- Calles 23 y L en 1950. Fuente: Ministerio de la Construcción Tras el derrocamiento de Machado del poder, la ciudad continuaba carente de un modelo urbano para su planificación. Como resultados de intensos debates entre partidarios del Movimiento Moderno y seguidores de la tradición, se originaron otros planes que por motivos de malversación, desviación de los objetivos, crisis económica, inestabilidad política y la contestación social, tampoco llegaron a ser concluidos. Entre estos se destacan el proyecto de Nuevas Ordenanzas de Construcción (1942), el Plan Regulador de La Habana (1944), el de Bens Arrate (1950) que proponía una Ordenación General de la Gran Habana, o el de Cañas Abril (1951) defensor de una ciudad policéntrica y radiocéntrica, manteniendo criterios de planes anteriores, pero adecuados al fuerte crecimiento demográfico y urbanos experimentados hasta mediados de la centuria. Pese a los intentos reguladores, las dinámicas del mercado del suelo e inmobiliario se afianzaban y la ciudad proseguía su crecimiento a impulsos individuales, con un urbanismo especulativo supeditado a la expansión suburbana. Los barrios obreros se ubicaban por el interior desde el foco industrial de la bahía, las urbanizaciones elitistas en la línea de costa, y los repartos para clases medias entre uno y otro sector. El turismo contribuía a paliar la dependencia económica de las exportaciones de azúcar, que habían quedado en crisis tras la Segunda Guerra Mundial. La ciudad mantenía su anhelo de alcanzar una imagen cosmopolita, apoyada en las propuestas del Movimiento Moderno para definir su morfología urbana y expresar su estructura social y económica. Los planes para La Habana, se hallaban influenciados por las primeras propuestas de Le Corbusier. Este destacado urbanista consideraba que en la ciudad contemporánea cada segmento social debía ocupar un lugar específico, segregado, conforme con su poder adquisitivo. Para él, las características de la vivienda dependían del trabajo de cada uno y su reparto espacial sería reflejo de una estructura social diferenciada. Proponía una ciudad con segregación de funciones, el centro urbano remodelado para acoger negocios y servicios de carácter extraordinario. Los centros históricos que no reunían las condiciones adecuadas para las exigencias de la sociedad moderna debían ser demolidos y surcados por grandes avenidas que potenciasen su centralidad y accesibilidad. 24 Finalmente, las propuestas racionalistas del Movimiento Moderno con su modelo e intervención integral, fueron consideradas la solución necesaria para alcanzar rango metropolitano. Sin embargo, la planificación ignoró la voluntad ciudadana y se distanció del contexto urbano que debían corregir. La dictadura de Batista35 promulgó, en 1955, la Ley de Planificación Nacional mediante la cual creaba la Junta Nacional de Planificación. El área metropolitana contaba, en esos momentos, con 1.400.000 habitantes y el plan acogería crecimientos futuros fijados en un horizonte de 4 millones de personas, conforme con los altos ritmo de crecimiento experimentados. Era preciso desbordar el marco de planificación a toda la provincia. La suma de propuestas se caracterizaba por: 1. un centro urbano para actividades terciarias, para recuperar la centralidad social, económica y simbólica, y rescatar escenarios coloniales para ponerlos al servicio del turismo. El crecimiento de este centro estaría limitado por un cinturón verde. 2. una constelación de ciudades satélites para albergar la actividad industrial. 3. asentamientos rurales, configurando un sistema urbano integrado, se ubicarían en el intersticio de las ciudades de actividad industrial, de manera que se garanticen los suministros alimenticios a la gran metrópoli. 4. todos los elementos estarían articulados por una densa red de autopistas y ferrocarriles. 35 Fulgencio Batista y Zaldívar (1901- 1973). Fue un militar y político cubano que presidió la República de Cuba en dos ocasiones. Su primer mandato fue en el período 1940-1944. En el año 1952 encabezó un golpe de Estado y vuelve a tomar el poder estableciendo un régimen dictatorial hasta 1958, año en que es derrocado por la Revolución liderada por Fidel Castro. Con el triunfo revolucionario se exilia en República Dominicana llevándose consigo una importante suma de dinero robada del fondo público. Su período de gobierno, igual que el de Gerardo Machado, estuvo asociado a muertes y desapariciones de jóvenes cubanos. Falleció exiliado en España. 5. potenciar el emergente negocio turístico, complementando la oferta de los casinos con el producto de «sol y playa» ofrecido por la puesta en valor de las Playas del Este y Varadero. Fig. 15.- Obras realizadas durante la construcción del Malecón. Fuente: Ministerio de la Construcción El plan a desarrollar en un espacio urbano densamente ocupado suponía demoliciones selectivas, para abrir vías de acceso, crear nuevos espacios para el ocio y hacer más vistosos los edificios monumentales. La funcionalidad y la eficacia eran el objetivo principal, y a ellas se supeditaban la vida social, el medio ambiente y el patrimonio. 25 Los programas sociales vinculados al pensamiento moderno no encontraron cabida en el programa político del gobierno de Batista. Solo tuvieron oportunidades de desarrollo aquellas propuestas que favorecían –como en épocas anteriores– la puesta en valor de los suelos y el negocio constructivo. Tampoco el escenario surgido tras la Revolución36 acogió estos planes que identificaba ideológicamente con el paradigma del sistema capitalista, en especial, con la penetración norteamericana en la escala de valores sociales, culturales y económicos. El plan para La Habana moderna, proponía la conversión de una vieja, extensa y compleja ciudad en una eficaz máquina capitalista. Los negocios y la burguesía recuperaban el centro, expulsando de él las actividades menos poderosas, y con ellas a los segmentos sociales más desfavorecidos. El dogma de la zonificación exigía planificar espacios para acoger actividades específicas y distribuirlos por el territorio según su capacidad de generar beneficios. Así, la función turística hacía acopio del litoral y de los mejores paisajes, seguida por las áreas residenciales de las clases sociales con mayor poder adquisitivo. Mientras la industria se expulsaba hacia el exterior de la ciudad, arrastrando con ella, por pura lógica capitalista, la mano de obra y sus residencias. El patrimonio moderno se encuentra ampliamente diseminado en La Habana, porque el desarrollo de más del 80% de esta urbe se produjo en el siglo XX, donde la arquitectura moderna tuvo un peso fundamental. Es por ello que el impacto de la modernidad es impresionante y forma parte del paisaje y del tejido urbano. Los arquitectos y urbanistas cubanos suelen señalar que por fortuna estos planes no fueron acometidos cabalmente. En tal caso sería 36 Revolución: en referencia a la Revolución Cubana. Movimiento popular (liderado por Fidel Castro, Ernesto Guevara, Camilo Cienfuegos, y otros comandantes) que derroca al dictador Fulgencio Batista en diciembre de 1958 y establece un nuevo orden social en la Isla a partir del 1ro de enero de 1959. otra la morfología de La Habana y otra también la historia de su patrimonio urbanístico y su paisaje urbano. EL PAISAJE URBANO El paisaje urbano provee de identidad propia a una ciudad, es el rostro que la distingue entre muchas otras. Su singularidad exige importantes esfuerzos en la conservación, tanto de las estructuras construidas como del entorno natural en que se ubica el asentamiento humano. En los años cincuenta del siglo XIX la revista Architectural Review introdujo el término paisaje urbano para reivindicar la identidad específica del espacio público dentro de la artificialidad de la ciudad (Bohigas, 2003). Particularizaba de esta manera en un concepto que durante mucho tiempo estuvo limitado exclusivamente a todo terreno no urbanizado, fuera de los aglomerados urbanos. Cada vez se hace menos frecuente encontrar paisajes radicalmente naturales. El paisaje transformado, o aquel que tiene que ser transformado, requiere ciertos esfuerzos de formalización por pertenecer prioritariamente a la planificación territorial (Bohigas, 2003). El diseño de las ciudades parte del proyecto de cada espacio y de cada barrio identificable, por tanto el paisaje urbano se justifica por el orden creado por la misma ciudad, ésta le otorga la riqueza formal, capacidad de cambio y lo adapta a las condiciones histórico-sociales concretas en que se desarrolla la vida citadina. Las implicaciones que tiene para los seres humanos el paisaje urbano, sobrepasan los límites de los estudios geográficos. Se adentran en el orden de factores socioculturales e incluso económicos. Quién podría imaginar Nueva York sin la Estatua de la Libertad, Paris sin la Torre Eiffel, Quito sin la Mitad del Mundo, Río de Janeiro sin el Cristo de Corcovado, La Habana sin su Malecón. Podrían citarse innumerables ejemplos de hitos urbanos que con el paso del tiempo se 26 han convertido en paisajes inolvidables por todo el mundo. El estudio de esta temática merece profundizar en los conceptos, las políticas y las herramientas para su gestión. Patrimonio cultural y paisaje urbano La ciudad, como ámbito preciso en que la mundialización se manifiesta con más vigor, es el espacio en que los procesos culturales alcanzan un mayor grado de complejidad. Las nuevas características que dichos procesos adquieren en sus interrelaciones demandan políticas de conservación del patrimonio en aras de lograr la sostenibilidad social, histórica y cultural de los espacios urbanos. Dentro de los procesos culturales, el referido a la selección del patrimonio, para su restauración y protección, está determinado por el ambiente social, las tradiciones, las modas, incluso por la ideología que respalde al grupo que se alce con el poder político. El patrimonio cultural cada vez es más utilizado como recurso económico, incluso sabiéndose un recurso no renovable. Esto implica aprovecharlo de modo más equitativo y sostenible, como forma de capital cultural que puede proporcionar nuevos puestos de trabajo, generar ingresos y mejorar la calidad de vida de las comunidades locales. Los valores patrimoniales de la ciudad, están asociados no sólo a las características específicas o excepcionales de sus edificios, sino también a condiciones de emplazamiento, trama urbana, espacios públicos, relación del entorno natural con las formas construidas e incluso la vida que palpita sobre ellas. Este conjunto de elementos que es habitualmente reconocido como patrimonio urbanístico, tiene significativos puntos de coincidencia con un concepto tradicional de la geografía humana: paisaje urbano (de la Calle Vaquero, 2002). El paisaje es un recurso y un patrimonio ambiental, cultural, y económico. Su correcto tratamiento dentro del marco del desarrollo sostenible, implica necesariamente reforzar los lazos de comunicación, colaboración y coordinación entre distintos departamentos de los gobiernos, sus organismos y agentes de carácter público. Fig. 15.- El Vedado. Vista del conjunto urbano, alrededores de la Avenida de los Presidentes. Fuente: Taller para las regulaciones urbanísticas de El Vedado (2007) Las instituciones culturales y los medios de comunicación poseen las herramientas para desarrollar acciones de sensibilización e información dirigidas a la comunidad. Esta labor es imprescindible para lograr que todos los agentes implicados en la gestión urbana, tomen un rumbo común y compartan iguales objetivos e inquietudes, fundamentalmente si se pretende involucrar a la ciudadanía en la toma de decisiones respecto a su paisaje. En algunos países, el paisaje urbano posee tal importancia como fenómeno social, cultural y físico, que se determinan instrucciones para su 27 protección. La entrada en vigor de estos mecanismos ha supuesto un importante avance en el reconocimiento jurídico del patrimonio paisajístico y en la puesta en marcha de políticas para su preservación, gestión y ordenación. Las instituciones gubernamentales cubanas son señaladas, tanto por la población como por los especialistas, como responsables del deterioro del paisaje urbano. Las críticas apuntan a la ineficacia para hacer cumplir las regulaciones urbanísticas vigentes. Pese a lo cierto de esta afirmación, es imprescindible señalar que la responsabilidad en la imagen de la ciudad no es exclusivamente institucional. Los ciudadanos inciden continuamente en el paisaje urbano. En la medida que sea más bajo su nivel cultural y sus conocimientos para actuar e interactuar socialmente, resultará más agresiva y visible su impronta en el paisaje. Algunas de las agresiones más frecuentes pueden parecer a primera vista propias de “jóvenes rebeldes”, o “inconscientes”. Un hecho intrascendente para algunos ciudadanos, como pintar grafitis en paredes, monumentos históricos y mobiliario urbano, constituye un acto de indisciplina social, que implica un gasto de presupuesto para restaurar o reponer el bien dañado e interfiere objetiva y subjetivamente en el proceso de interacción de otros habitantes con el entorno. En no pocos casos, la población se escandaliza ante las posibles sanciones por hechos vandálicos en el espacio público, por considerarlas de interés menor. Sin embargo, cuando las afectaciones se producen en el espacio privado las reacciones son las opuestas. El sentido de pertenencia a la ciudad, o al barrio, es determinante para enfocar los análisis del paisaje urbano. Una comunidad que no ha contribuido en el proceso de construcción de su espacio vital, difícilmente desarrolla un vínculo afectivo con aquellos elementos que considera le son impuestos arbitrariamente. Si el ciudadano no conoce la historia que hay tras el monumento, este le parecerá intrascendente y no dudará en dejar su huella, porque lo que sí puede intuir, es que a través de ese hito su mensaje llegará a todos. En tales casos, quitar o destruir los elementos dañados no llevaría más que a crear nuevas insatisfacciones y recelos dentro de la población, de modo que el reto se encuentra en lograr que la propia comunidad reestablezca el componente afectado. La cultura urbana, como proceso histórico, dialéctico, conformado a partir de la acción conjunta de diferentes actores, no puede ser impuesta. Sus orientaciones y tendencias se aprehenden a través de las relaciones sociales en un espacio geográfico concreto: la ciudad, que constituye la construcción social por excelencia. Cuando la población antepone sus intereses individuales al punto de poner en peligro el paisaje urbano –y por tanto con ello una parte de su patrimonio cultural–, se ha roto uno de los elementos esenciales para la convivencia armónica en la ciudad: el respeto al otro. Las estrategias de comunicación se convierten en las únicas herramientas capaces de revertir la ruptura del vínculo entre las personas y su paisaje. Definición operativa de paisaje urbano En las publicaciones cubanas actuales, el paisaje urbano no suele ser enfocado con una conceptualización detallada, ni con una metodología explícita para su gestión. Generalmente los estudios van dirigidos al espacio urbano, desde lo arquitectónico, donde se concibe la relación plano-edificación y con menos énfasis el uso de suelo y la percepción de los usuarios del espacio. Se reconoce la relación subjetiva de las personas con su ciudad, pero una subjetividad que va más desde lo anecdótico que desde lo vivencial, y soslaya que el modo de ver está en estrecha relación con el modo de habitar. El concepto paisaje se trabaja desde diversos campos del saber, entre los que se destacan la geografía, el urbanismo y la arquitectura. Se advierten con facilidad dos líneas fundamentales; la primera, lo reconoce como “un escenario natural o transformado, geográficamente específico, con ciertos valores visuales y funcionales” (Bohigas, 2003) destacándolo 28 como “fenómeno social, cultural y físico” (Moreno, 2005) o como “recurso y patrimonio ambiental, cultural, social, histórico, y de desarrollo económico” (Aramburu, et al, 2005). La segunda línea se basa en la percepción37, lo identifica como cualquier parte del territorio, tal como es percibida por las poblaciones, cuyo carácter resulta de la acción de factores naturales y/o humanos y de sus interrelaciones. Esta tendencia fue enarbolada en el Convenio Europeo del Paisaje (2000), una de cuyas concreciones fue el Reglamento de Paisaje de la Comunitat Valenciana (2005) que además de reconocer el paisaje como “el territorio tal y como lo perciben los ciudadanos cuyas características son resultado de la acción de factores naturales y/o humanos”; le otorga la condición de “patrimonio común de todos los ciudadanos y elemento fundamental para su calidad de vida”, que debe ser preservado, mejorado y gestionado. Ambas líneas conceptuales se hacen visibles en el tratamiento específico del paisaje urbano y concuerdan en que es resultado de numerosos aportes en los que intervienen las presiones del desarrollo y la voluntad política.. Para Herminio E. Navarro38, el paisaje urbano es el resultado de la interacción de tres variables: el plano, el uso del suelo y la edificación. Las tres varían con independencia entre sí, dando lugar a una variedad infinita de escenarios urbanos. En el texto Política de paisaje en el País Vasco (2005), sus autores proponen una noción diferente que parte de otorgar un papel protagónico a los pobladores, pues se considera que es una porción del territorio, pero tal como es percibida por sus habitantes. 39 Fig. 16.- S/T. Obra del pintor cubano Luis Enrique Camejo , en que se representa un fragmento del Malecón de La Habana. Fuente: Sitio Web, Havana Cultura. Artes Visuales Estas visiones si bien no se contraponen, tampoco logran complementarse armónicamente, lo que presupone un divorcio entre dos miradas a un mismo fenómeno. El marco físico determina estructuralmente las características del paisaje, pero el conocimiento de 37 La percepción es la función psíquica que permite que el organismo reciba y elabore las informaciones procedentes del medio en que se desarrolla. A partir de los estímulos sensoriales procedentes del entorno, las personas logran construir la imagen mental del mundo en que viven. 38 Dr. Herminio Elio Navarro. Geógrafo. Máster en Conservación y Gestión del Medio Ambiente. Profesor a cargo de las Cátedras de Geografía Urbana en la Universidad Nacional de Catamarca, Argentina. 39 Luis Enrique Camejo (Cuba, 1971). Está considerado uno de los pintores más representativos del arte cubano contemporáneo. Este creador, devela paisajes urbanos en los que se respira el espíritu de la ciudad, de su contexto y de sus gentes. Se aprecia en sus obras un marcado interés por representar el movimiento, las dinámicas urbanas y lo instantáneo de la vida. 29 estas características físicas tiene inevitablemente que pasar por lo perceptivo. Algunas de las acciones cotidianas de los seres humanos, tales como identificar, seleccionar, interpretar e integrar, están ligadas directamente a la percepción. Ésta es una actividad compleja, un proceso psicológico individual que desde lo cognitivo no se refiere solamente a la detección de cualidades sensoriales, sino que estas se entrecruzan con el resto de información y experiencias vitales que poseen los individuos para la construcción de sus representaciones mentales. De modo que le permite conocer el mundo y le facilita su interacción social. En la búsqueda de un concepto de paisaje urbano que dé respuesta a las inquietudes y necesidades del investigador contemporáneo, se impone la utilización de elementos de ambas líneas conceptuales, de modo que interactúen las razones físicas con las cuestiones perceptivas. El paisaje urbano es aquella extensión espacial, geográficamente específica, transformado por las personas, resultado de la interacción de cuatro variables: el plano, el uso del suelo, la edificación y la percepción. Su riqueza formal, capacidad de cambio y adaptación, le ofrece su propia identidad visual y funcional, por lo que se constituye en patrimonio común de todos los ciudadanos y elemento fundamental para su calidad de vida. Para la salvaguarda de los paisajes urbanos es necesaria la existencia de un cuerpo legislativo que ampare los procedimientos de actuación. Además son imprescindibles los equipos de profesionales que evalúen periódicamente su estado de conservación o necesarias modificaciones. Pero es obligatorio, diseñar estrategias de comunicación de sus valores patrimoniales. Las grandes ciudades albergan poblaciones cada vez más abiertas. La renovación de la comunidad en su espacio geográfico habitual se produce a un ritmo tan acelerado que no permite la sedimentación del acervo cultural. El análisis gana complejidad cuando incorporamos los aspectos relacionados con las formas de actuación inducidas a través de los medios audiovisuales o por las nuevas tecnologías, en sentido general. Todo esto implica que el sentido de pertenencia a la comunidad sea un elemento esencial a trabajar. La potencialidad para cohesionar colectivos humanos, así como para expresar conocimientos, esquemas de percepción, y propiciar la producción simbólica, en el espacio urbano, está contenida en los procesos comunicativos. La identificación de códigos comunicativos puede devenir en una importante herramienta para elevar la preparación cultural de la población y profundizar su vínculo afectivo con la ciudad. Si bien la perspectiva comunicacional, ofrece diferentes caminos para el análisis de las ciudades y la protección de los paisajes, en el caso de Cuba esta es una arista de los estudios en el entorno urbano poco transitada que puede ofrecer infinitas oportunidades. El poco manejo o socialización de este concepto y otros relacionados a él, así como el insuficiente tratamiento de estos temas en los medios de difusión, repercute en el bajo dominio de los ciudadanos sobre los problemas asociados al paisaje. Un mensaje de bien público mal concebido puede reafirmar las conductas negativas con las que se convive como reflejo del desconocimiento y el irrespeto a las regulaciones urbanísticas. Los mecanismos reguladores para la preservación y gestión del paisaje urbano en Cuba no están reconocidos oficialmente. Existen programas gubernamentales aislados, que pretenden devolver a las ciudades cubanas una imagen cosmopolita, bajo el impedimento de destinar grandes inversiones para ello. En este empeño reciben apoyo aquellas zonas urbanas reconocidas por su centralidad, de modo que los planes de embellecimiento no son lo suficientemente eficaces. Especialistas y técnicos reconocen y promueven la singularidad de los paisajes cubanos, sin embargo, cada vez más proliferan pequeñas 30 distorsiones que degradan su calidad y dificultan su protección. La población desconoce el valor de su patrimonio urbanístico. POLÍTICA CULTURAL Y COMUNICACIÓN Las últimas dos décadas han estado marcadas por profundos cambios en los distintos órdenes de la vida en sociedad, condicionados en gran medida por la explosión de lo virtual y el surgimiento de mercados y modelos culturales homogeneizadores. La salvaguarda de la diversidad cultural y la integración social armónica en las ciudades, es cada vez más compleja. Esta situación reafirma la necesitad de políticas culturales respaldadas por estrategias de comunicación integradoras. Miguel Barnet40 (2003), al referirse a la política cultural como el respeto a un modo de ser que se ha venido gestando mediante un largo proceso psicosocial de identidad; devela el camino más certero para su realización: enfocarla con una política social que implique transformaciones en el orden comunitario. En Cuba, las políticas culturales van necesariamente respaldadas por estrategias de comunicación que tienen el objetivo de informar, fomentar procesos socioculturales, de-construir conceptos preestablecidos y contribuir a la formación de públicos. El binomio políticas culturales–estrategias de comunicación, es una herramienta eficaz para lograr la cohesión social. Su uso sostenido en el tiempo, facilita a los gobiernos la preparación de un escenario favorable para enfrentar los modelos de dispersión social. Estos modelos se introducen en las ciudades muchas veces de modo imperceptible a través de transformaciones en el espacio construido que tienen incidencia directa en el imaginario popular, por ejemplo con el cambio de uso de 40 Miguel Barnet (1940) Destacado escritor, etnólogo y político cubano. Presidente de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba y de la Fundación Fernando Ortiz. Miembro del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y diputado a la Asamblea Nacional. edificaciones, la expulsión del sector industrial hacia zonas periféricas o con la constante suplantación de estructuras físicas. Aunque el peso de la responsabilidad en estas cuestiones recae sobre la gestión estatal, la población tiene el deber y el derecho de decidir cómo es la ciudad que desea. Fig. 17.- Hurón Azul, programa televisivo de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC). Este es uno de los espacios que visibilizan en los medios masivos aspectos medulares de la política cultural a través de los debates de intelectuales y artistas de la isla. Fuente: ilustración de Joseph Ros Para hacer frente a las transformaciones en el entorno urbano, no basta con que existan los espacios de carácter oficial para la participación ciudadana. Es necesario además, que esa participación se produzca de 31 manera espontánea, que sean los propios residentes quienes coloquen los temas de la gestión de su ciudad en las agendas de los gobiernos. Por eso la comunicación se vuelve una herramienta estratégica para deconstruir los modelos de dispersión social y alcanzar el consenso respecto a los valores a preservar del patrimonio, en una búsqueda genuina de la unidad dentro de la diversidad. La protección del patrimonio es uno de los objetivos principales de la política cultural cubana, en tanto el Estado lo considera un factor determinante de la identidad nacional. Sin embargo, el patrimonio urbanístico no solo está en el ámbito cultural, sino que implica la gestión de otros ministerios e instituciones nacionales, tales como el Ministerio de la Construcción y los institutos de Vivienda y Planificación Física41. Las estrategias de comunicación de estas entidades estatales son débiles, o casi nulas. Lo que implica que existan regulaciones urbanas, pero no estrategias de socialización de las mismas. Si los ciudadanos no conocen en profundidad las regulaciones urbanísticas, si no participan activamente en el proceso de elaboración de las mismas y si además no tienen información de los valores del patrimonio urbano en que conviven, actuarán impunemente sobre él, degradando cada vez más el paisaje. La comunicación en el entorno urbano La comunicación, como eje transversal de todo proceso de gestión, se ofrece como alternativa para la búsqueda de consenso entre la 41 El viernes 5 de septiembre del 2014, la Gaceta Oficial de la República de Cuba, publicó el Decreto Ley No. 322 Modificativo de la Ley No. 65, de 23 de diciembre de 1988, “Ley General de la Vivienda”. En él queda designado el Instituto de Planificación Física, como la entidad encargada de restablecer el orden y la disciplina urbanística en Cuba. Hereda del desintegrado Instituto de la Vivienda, funciones como la expedición de licencias de construcción, la entrega de terrenos y las certificaciones de habitabilidad, entre otras. ciudadanía y las instituciones gubernamentales, en función de alcanzar el desarrollo armónico de la ciudad. Para Jesús Martín Barbero42 (2006), la relación entre comunicación y sociedad es ambigua y plantea la imposibilidad teórica de atribuir a la clase dominante o a la infraestructura tecnológica, la causalidad única de lo que sucede en materia comunicativa. Los problemas científicos que atañen a la comunicación, trascienden los dilemas de los medios, o la crisis de estos y se definen como problemas de entornos (entorno natural, virtual, urbano, otros). En cada uno de ellos, los seres humanos enfrentan sus propios logros y fracasos, pero específicamente en el entorno urbano se refleja con mayor fuerza la interrelación de todas las dimensiones, a través del comportamiento de los ciudadanos en el espacio público. El término comunicación, da nombre a muchos fenómenos que juntos, configuran un espacio conceptual amplio. Se trata a la vez de una actividad compleja, un proceso, un área profesional y una disciplina. Se considera un fenómeno transversal, que por su importancia ha sido estudiado por diversas áreas disciplinares entre las que se destacan la biología, la física, la sociología, la matemática, la psicología y la lingüística (Saladrigas, 2006). La comunicación en el orden de crecimiento individual contribuye al desarrollo de capacidades y habilidades, como son la mediación de conflictos, escucha, conocimiento del interlocutor, aspectos que son pilares de los procesos de gestión y participación (Placencia, 2006). Los principales asuntos tratados por investigadores y teóricos de esta actividad, en la última década, demuestran el papel de los medios de comunicación masivos dentro de las estrategias de búsqueda de 42 Jesús Martín-Barbero (España 1937) nacionalizado en Colombia desde el 2003. Es Doctor en filosofía, con estudios de antropología y semiología. Experto en cultura y medios de comunicación con una importante obra literaria especializada en temas de comunicación. 32 consenso, en la legitimación de modelos hegemónicos y en la dinámica de las propias redes de información. Al particularizar en cuestiones de la comunicación en el entorno urbano, se pueden identificar elementos como la trama, las edificaciones y el uso del suelo, que develan datos cruciales para gobernar una ciudad. Este aspecto no ha pasado desapercibido para ningún régimen sociopolítico. Todo orden social tiene un sistema de comunicación que lo respalda. La elaboración de los mensajes y sus objetivos, el uso de la tecnología, los programas de alcance público, los discursos políticos e incluso los artísticos, del sistema socialista, difieren completamente de los del sistema capitalista. Sin embargo es difícil cortar de raíz los modelos de comunicación establecidos a través de estructuras físicas, cuando el grupo social contrario asume el poder. En tales casos pueden cambiar inmediatamente los mensajes ideológicos emitidos a través de la palabra o de la imagen, pero no el patrimonio urbanístico. En tanto los hitos arquitectónicos, las estructuras urbanas, el uso del suelo, el diseño de los espacios públicos permanezcan sin re-conceptualizarse, la ciudad se estará desarrollando en un entorno con lenguajes contradictorios. Desde 1954 la Convención de La Haya sobre la protección de la Propiedad Cultural en los Conflictos Armados, ha venido alertando respecto a uno de los ejemplos más claros de cómo se transforma radicalmente un discurso ideológico con el fin de sumir grandes poblaciones a un nuevo régimen: destruyendo la herencia cultural. Si se toman por ejemplo las guerras de los últimos diez años, se puede apreciar que han estado precedidas por fuertes campañas mediáticas que intentan dar a todas luces pruebas de no haber alcanzado el consenso internacional, ni regional, a pesar de los cuestionables intentos de negociaciones. La Organización de Naciones Unidas se ha pronunciado recientemente sobre el caso de Siria, una nación con un importante patrimonio mundial que se encuentra amenazado por un conflicto armado. La UNESCO, ha instado a profesionales y países involucrados a prestar atención sobre la circulación de bienes culturales sirios robados, y confirmó que la destrucción de la herencia del pasado, priva a las generaciones futuras de un poderoso legado, profundiza los odios y socavan todos los intentos para alentar la reconciliación. Las bibliotecas, los museos, los sitios histórico-culturales, son objetivos de alto valor en las guerras porque contienen las principales armas de resistencia ideológica y cultural de una comunidad. Las ciudades crecen necesariamente asociadas a choques y superposiciones de distintos modelos sociopolíticos que tienen una impronta en el espacio construido. Es importante recordar que la ciudad, como objeto cultural, comunica. Su estructura, su plano, sus edificaciones, sus paisajes narran la historia detallada de una comunidad y no solo determina las relaciones del presente, también compromete las del futuro. La Habana: el discurso de la ciudad moderna en la posmodernidad La Habana enfrentó un radical cambio de poder político en el año 1959. La suplantación del discurso ideológico no se hizo esperar. De manera inmediata se sucedieron acontecimientos históricos que quedaron asociados simbólicamente con determinados paisajes de la ciudad43. La Revolución incorporó nuevos enfoques para las políticas económicas, culturales y sociales. Entre 1959 y 1960 se promulgaron tres leyes relacionadas con la vivienda, el suelo y su tenencia: Ley de Rebaja de Alquileres, Ley de Solares Yermos y la Ley de Reforma Urbana. Con estas medidas se rebajaron los alquileres hasta el 50%, se concedió en usufructo gratuito el fondo habitacional de cuarterías y accesorias, se 43 A esto contribuyó en gran medida la obra de importantes fotógrafos cubanos que internacionalizaron la imagen de la Revolución a través de sus medios de prensa. 33 generaron planes de vivienda social y se estabilizó el valor de alquileres y del suelo por un período considerable (Oliveras, 2005). Fig. 18.- Escuela Secundaria Básica ubicada en la que otrora fuera una casa de oligarcas cubanos. La Quinta Rosario también fue un colegio religioso antes del triunfo de la Revolución. Aún se conservan los frescos en las aulas ubicadas en el comedor y la mayoría de los vitrales de la casa. Foto: Luis Bruzón El Gobierno Revolucionario no contaba con los recursos económicos suficientes para afrontar cambios sustanciales desde el punto de vista urbanístico o arquitectónico. Trazó una estrategia de reconceptualización de las funciones de los hitos urbanos. Por ejemplo: convirtió los cuarteles –que antes eran símbolo de poder militar de Fulgencio Batista– en escuelas públicas; cedió las mansiones abandonadas por la burguesía que emigraba, a familias numerosas o las utilizó para la construcción de círculos infantiles, oficinas de los Organismos de la Administración Central del Estado, e incluso para centros recreativos o culturales. Un segundo momento de cambios radicales se vivió en la década de 1990. La crisis económica conocida como “Período Especial”, provocó una drástica disminución de las actividades y del nivel de vida de la población. Se paralizaron empresas e industrias, se redujeron los programas sociales, decrecieron las producciones para exportación y se devaluó la moneda cubana. Esta situación repercutió en la ciudad y amenaza con reinstaurar modelos de segregación cuyas primeras expresiones coinciden con formas ya existentes en América Latina. Entre ellas se pueden citar: la gentrificación44 del centro, la modificación de la estructura urbana para nuevos subcentros comerciales, de servicios, trabajo y residenciales; el surgimiento de comunidades enrejadas, y la aparición de grupos emergentes que reafirman su nueva condición económica mediante la apropiación y transformación de inmuebles de alto estándar. Todo esto se traduce en un deterioro profundo del paisaje urbano. El espacio construido de La Habana, fue planificado en los inicios de la Revolución también según cánones del Movimiento Moderno. El paisaje urbano como expresión de una ideología contenía –y contiene aún– mensajes que no encajan de manera armónica en determinados estratos sociales. Dentro de este panorama El Vedado es un barrio que resulta ejemplarizante, pues asimiló operaciones de cambios de uso, modificaciones y hasta nuevas inserciones. Diseñado para la aristocracia, acoge hoy en su seno clases sociales con las que muchas veces su arquitectura entra en contradicción. 44 Gentrificación: proviene del término inglés gentrification, que alude al proceso mediante el cual la población original de un barrio, por lo general céntrico y popular, es progresivamente desplazada por otra de un nivel adquisitivo mayor. 34 portales, a ocupar los jardines o a segmentar las habitaciones. Al decir del importante urbanista y arquitecto cubano Mario Coyula45, los cambios de contenido devinieron en transformaciones visibles en la forma física de la ciudad y en las pautas de conductas de sus habitantes. Este autor señala que: “… A la política nacional deliberada de urbanizar el campo se correspondió un reflujo espontáneo de ruralización de la ciudad, cuya manifestación más visible fue la siembra de plátanos y la cría de animales de corral en jardines, patios, azoteas; la aparición de estructuras rústicas de palo redondo techadas con palma, conformando un ubicuo estilo “Neo – taino”; o las fiestas alrededor de sopones cocinados con leña en los parterres (…) tractores correteando por las calles, carretones de tracción animal y esos monstruosos ómnibus de perfil jorobado, “los camellos”, que trituran las calles y a la gente hasta llevarlas a su estado primitivo”46. Estos aspectos pueden ser comprobados con un simple bosquejo de cualquier zona de La Habana, pero el alcance que toma la ruralización Fig. 18.- Casa de El Vedado. Calle 17, esquina a 6. Vivienda que pertenecía a una familia y en la actualidad alberga varios núcleos familiares. Foto: Luis Bruzón 45 Las residencias que otrora fueran construidas para una alta burguesía, fueron ocupadas por la servidumbre, por obreros, incluso por desocupados. Este cambio de clases dentro de las edificaciones y la estructura urbana, puso lo que antes fue un indicador de lujo, al servicio de un usuario que desconocía y subvaloraba esa arquitectura. Por tanto, no tardaron en comenzar a corroerla. Los nuevos residentes entendían la elegancia de las amplias habitaciones como espacio desaprovechado. Comenzaron a cerrar los Mario Coyula Cowley (1935-2014). Destacado arquitecto y urbanista cubano. Doctor en Ciencias Técnicas y Profesor de Mérito del Instituto Superior Politécnico José Antonio Echeverría. Fue director de Arquitectura y Urbanismo de La Habana y del Grupo para el Desarrollo Integral de la Capital. Desarrolló una extensa obra escrita y además fungió como jefe de redacción de las revistas Arquitectura-Cuba, Arquitectura y Urbanismo, Temas y Revista Bimestre Cubana. Fue el primer cubano profesor visitante en la Universidad de Harvard. Obtuvo el Premio Nacional de Arquitectura y en el 2013 el Premio Nacional de Patrimonio Cultural. 46 Mario Coyula. “Más acá del río y bajo los árboles a la sombra de un Vedado que ya no es más”. Regulaciones urbanísticas Ciudad de La Habana. El Vedado, Municipio Plaza de la Revolución. (2007) 35 en el barrio de El Vedado, que otrora fuera símbolo de poder, belleza y refinamiento, es altamente desfavorable para el paisaje urbano. Fig. 18.- Ruralización de El Vedado. Imagen tomada en la Calle 23. Se muestra el frente de una vivienda en que el área del jardín ha sido ocupada para la crianza de animales de granja. Foto: Luis Bruzón Fig. 19.- Ruralización de El Vedado. En el centro de la imagen puede observarse un ranchón de guano que corona al edificio contiguo. Foto: Luis Bruzón Encontrar animales de granja pululando por calles como Calzada, o la propia Calle 23; la proliferación de los ranchones de guano, que por mucho tiempo han estado prohibidos por su fácil combustión; o la circulación de vehículos agrarios por vías de alta calidad visual, son un fenómeno extendido a todas las ciudades cubanas. La sensación que provoca es de involución social, y se puede apreciar no solo en los paisajes sino también en los comportamientos ciudadanos, en el consumo y en la vida cultural de las poblaciones. La principal limitante para el desarrollo urbano, durante todo el período revolucionario, ha sido la falta de correspondencia entre los niveles de planeamiento y de gestión, ya sea debido a la escasez de recursos materiales y financieros, la rigidez de las soluciones o la falta de integración sectorial. Sin embargo, en la actualidad una inyección económica “espontánea” pondría en peligro importantes exponentes de la arquitectura de distintas épocas y estilos. La Habana enfrenta la difícil decisión de qué proteger y con qué recursos. Las soluciones para los conflictos de la ciudad total, no pueden 36 ser solventadas por la población a través de proyectos aislados. Pretender algo así, además de ser una falacia, demuestra la ineficiencia del sistema institucional para hacer valer las regulaciones y resoluciones vigentes por ley en el país. Un ejemplo del alcance que ha tenido la falta de gestión institucional y la carencia de medidas de control de las regulaciones urbanísticas, es la pérdida de los jardines. Este espacio público ha sido tomado impunemente por los vecinos propietarios de automóviles para la construcción de garajes. No han faltado aquellos que sin tener vehículo, han hecho también sus aparcamientos como una posibilidad de lucrar con los terrenos de propiedad social y quienes han construido extensiones de sus viviendas sobre el suelo de uso público. A este comportamiento se suma el hecho de que cada familia encierra su balcón con un enrejado diferente, pintan de colores diversos el área de la fachada del edificio que ocupa su apartamento y colocan ventanales en correspondencia con el gusto estético y las condiciones económicas de cada quien. La edificación termina proyectando una imagen risible que evoca un discurso de singularidades. La capital cubana vive día a día el triunfo de lo singular sobre lo plural. Se entroniza el discurso de “lo mío primero” y el desinterés respecto a las afectaciones al otro. La preocupación por el colectivo, el resguardo de lo público y la unidad del barrio han pasado a ser viejos conceptos, porque la comunidad se ha encerrado. La Habana vive hacia dentro. La poca participación ciudadana se le puede atribuir a infinidad de factores, pero se identifican tres esenciales: la pérdida de confianza en el proyecto social revolucionario, la carencia de recursos económicos para acometer cualquier actividad y una estrategia de comunicación social arcaica. Estos factores se ven agudizados al encontrarse interactuando en el espacio urbano, de manera simultánea, paradigmas de gestión tan contradictorios como el Moderno y el Posmoderno. Fig. 19.- Utilización del espacio público. El jardín de esta edificación ha sido completamente ocupado para diferentes usos por los propietarios de la planta baja. Se puede apreciar desde un trastero hasta un improvisado garaje. Foto: Luis Bruzón El paradigma moderno está en correspondencia con modelos de gestión planificados, sobre todo aquellos de tipo económico que buscan recuperación en mediano y largo plazo a partir de la consolidación de mercados para los productos y servicios. Por su parte el Posmoderno, se asocia con una alta flexibilidad de decisión, donde lo más importante es lo inmediato. Las contradicciones entre estos paradigmas, en la planificación del espacio social, no implican necesariamente una contradicción en la política. Una vez más se trata del análisis entre el fin y los medios. Uno u otro modelo pueden llevar a alcanzar los objetivos y metas propuestas, pero deben reconocer la interrelación que tienen todas las esferas de la 37 vida en la ciudad de cara a lograr una planificación que permita un uso óptimo de los recursos. El ciclo de vida urbano recomienza y una vez más se repiten los mismos retos: la nueva vivienda popular, la circulación de los ciudadanos, la necesidad de espacios públicos de calidad. La Habana se vive como una ciudad posmoderna, pero ese afán no debe llevarla a perder su rostro coherente, que se expresa en primer lugar con su paisaje urbano. La búsqueda de consenso, tan pretendida para lograr impulsar a la ciudadanía a trabajar por el desarrollo del país, debe partir de acuerdos interinstitucionales inquebrantables, solo así será posible activar la dinámica sociocultural urbana. Los medios de comunicación y el paisaje urbano habanero En el nuevo milenio emergen formas de interacción social que van transformando los saberes y modos de actuación en el espacio urbano. Internet propicia un nuevo espacio público, simbólico y mediático, con una profunda orientación al diálogo, las alianzas y la confrontación. En una primera mirada a este tema en Cuba, se puede llegar a pensar que tiene una connotación diferenciada al resto de los países, pues no está al acceso de todos los ciudadanos. Sin embargo, ya existen indicios de cómo su uso va transformando los modos de desplazarse y de utilizar los servicios públicos. En las bibliotecas, por ejemplo, es visible la reducción del número de usuarios tras la aparición de los buscadores de Internet. Para qué trasladarse a los recintos silenciosos a procurar información en viejos libros, si en la pantalla de la computadora aparecerán cientos de artículos, que no habrá tiempo de leer. Las redes virtuales de participación social, aún no son dominadas por la mayoría de los residentes de la isla. Con todo, tienen un papel determinante en el acceso al conocimiento en todas las esferas. Esta situación enuncia un nuevo modo de participar de la población. Apoyándose en el tradicional “boca a boca”, cada cubano con acceso a Internet beneficia a su círculo de familiares y amigos. Resulta engañoso tratar estos temas en los países del Tercer Mundo, aún cuando estos reproducen un discurso triunfalista que utiliza términos como “alfabetización en Internet”. Lo que en realidad se vive es una agudización de las contradicciones, debido a que el cambio social no marcha al ritmo del cambio tecnológico. Por tanto, se ensancha la brecha entre quienes tienen un verdadero acceso a las tecnologías y quienes no lo poseen. Un reciente estudio hecho en Cuba sobre consumo cultural47, indica que si los textos impresos fueron la base tecnológica para el desarrollo del pensamiento analítico y crítico, la irrupción de la imagen transforma los modelos de percepción tradicionales para dar paso a otros con diferentes repercusiones cognitivas. Los medios, por tanto, no son meros instrumentos de transmisión de mensaje, sino que conducen a nuevos órdenes conceptuales y perceptivos, al reconfigurar la subjetividad, tanto a escala individual como social. Los circuitos mediáticos han demostrado tener un papel determinante en la legitimación social a personalidades, grupos humanos o instituciones que son desconocidos en el espacio geográfico en que residen. Esto se debe a que el aumento en la demanda de acciones comunicativas en los medios, provoca que se desatienda cada vez más el ámbito comunitario. El investigador ecuatoriano Fernando Carrión48, señala que en Latinoamérica los circuitos mediáticos tienen más peso que los lugares 47 Los resultados de este estudio se exponen en el libro Participación y consumo cultural en Cuba (2008). Es una investigación desarrollada bajo el auspicio del Instituto Cubano de Investigación Cultural “Juan Marinello”. Sus autores fueron Cecilia Linares, Yisel Riveros y Pedro E. Moras. 48 Dr. Fernando Carrión (Ecuador, 1952) Arquitecto por Universidad Central del Ecuador y Máster en Desarrollo Urbano Regional en el Colegio de México. Académico del Departamento de Estudios Políticos de FLACSO Sede Ecuador; Presidente de la Organización Latinoamericana y del Caribe de Centros Históricos (OLACCHI). Sus áreas de 38 urbanos tradicionales de encuentros, de formación de identidad y de construcción de imaginarios. Esta aseveración debería conducir a un replanteamiento de importantes aspectos de la política cultural y de comunicación de los gobiernos de la región. Fig. 20.- Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT). Fuente: Sitio Web Cubadebate En La Habana, como en otras tantas capitales de Latinoamérica, quedó impuesto el modelo de televisión comercial norteamericana. Este se ha asentado paulatinamente bajo el pretexto de la falta de recursos para el desarrollo de una producción audiovisual propia49. La televisión cubana está iniciando un cambio tecnológico con la digitalización integral de sus procesos de producción y difusión, pues el equipamiento que tiene en uso es obsoleto. La renovación tecnológica debe suponer una mejor inserción mediática de Cuba en el panorama mundial, propiciar un acercamiento del orbe a la realidad nacional a través de historias contadas por sus protagonistas y no por terceros. Se supone además que implique un salto en la estética de los productos y la calidad de los servicios. Este proyecto, está respaldado por un conjunto de estrategias de comunicación diseñadas por instituciones de todo el país. En ellas quedan explícitos los conceptos, principios, objetivos y acciones que contribuirán a conducir de manera coherente y efectiva, los procesos de cambio tecnológico. En el ámbito cultural, por ejemplo, los estudios de monitoreo realizados en diferentes canales de televisión, demuestran la efectividad de la estrategia de trabajo que vienen desarrollando el Ministerio de Cultura y su sistema de instituciones. El teatro y las artes plásticas van ganado espacios fijos y de preferencia entre los televidentes; y se aprecia un aumento de las acciones de promoción del patrimonio cultural y de expresiones de la cultura popular tradicional. Sin embargo, al entrevistar a los comunicadores que trabajan con estas estrategias, ofrecen criterios desfavorables sobre la televisión, referidos a la falta de creatividad para asumir nuevos proyectos que defiendan con originalidad la imagen de Cuba, a la poca gestión en la 49 especialización son los centros históricos, la seguridad ciudadana, las políticas urbanas, el desarrollo local y las políticas de planificación. En ese sentido es importante destacar los esfuerzos que realiza el Estado Cubano desde el año 2000 con la creación de dos canales que pretenden rescatar la función cultural y educativa de este medio. Los Canales Educativos son el soporte para importantes programas docentes en Cuba, que se dirigen tanto a la enseñanza escolar como a la educación popular. 39 búsqueda de información –y lagunas al jerarquizar la misma– y a la excesiva reproducción de modelos hegemónicos a través de series, dibujos animados, documentales y películas “pirateados” de cadenas de televisión extranjeras. Fig. 21.- Venta de CD y DVD “piratas”. Actividad por cuenta propia, Calle 23. Foto: Luis Bruzón El intento por renovar los mensajes en la televisión cubana, atraviesa grandes contradicciones que aunque están determinadas por razones económicas, también tienen un insoslayable carácter ideológico. La incorporación de productos audiovisuales extranjeros responde a una situación concreta, el aumento de horas de transmisión y la carencia de recursos para desarrollar una producción propia. Pero también existe una segunda razón: la entrada ilegal de antenas de satélite y la creación de pequeñas empresas de cable clandestinas que se convirtieron en una fuerte competencia para el Estado. En el consumo de materiales audiovisuales extranjeros, los más demandados50 son las telenovelas, los shows o los llamados programas del corazón –sobre todo los producidos en Miami– y las series policiacas. La demanda es tal que ha llegado a conformar un mercado oficial de materiales pirateados. Estos productos culturales no suelen corresponderse con los preceptos y modelos de ciudadanía pensados desde la ideología socialista, pero aún así son difundidos. La Televisión Nacional, luego de cada transmisión de un programa, pasa un grupo de mensajes de bien público que corresponderían, en las televisoras de cualquier otro lugar del mundo, a espacio de publicidad. Estos mensajes pueden estar referidos a campañas de donación de sangre, convocar una marcha combativa, hacer un llamado al buen comportamiento ciudadano en el espacio público, o publicitar conciertos en salas y espacios culturales de la ciudad. En el orden subjetivo, los televidentes están obligados a la construcción y deconstrucción de mensajes ideológicos todo el tiempo. El Canal Habana51 desarrolla una experiencia interesante para la construcción de una nueva imagen colectiva de la capital. Este proyecto demuestra que es posible utilizar un medio como la televisión en apoyo a los intereses sociales. Para estructurar un discurso unificador, utilizan los símbolos de La Habana y los legitiman develando la historia que hay tras cada elemento citadino, de esta manera el televidente aprende a entender, disfrutar y amar su espacio vital. La multiplicidad de mensajes a través de un medio tan importante como la televisión, tiene un reflejo en los comportamientos de las personas. Se aprecia en los modos de vestir, en el consumo cultural, en el 50 Se pueden adquirir en los llamados Bancos de Películas. Estos son clandestinos, tienen servicio a domicilio y en todos los casos son productos pirateados. También existen paradas de venta en las calles, legalizadas como una actividad por cuenta propia. 51 Este canal de televisión es regional, pero se subordina al Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT). 40 lenguaje y por tanto en las maneras de interactuar entre los individuos en los espacios públicos. La población tiene el derecho y la capacidad de elegir el modelo cultural que quiere seguir. Pero lo que está en juego no es la copia de vestuarios, sino algo que va mucho más allá, es la reproducción de estereotipos de comportamientos sociales. Lo que persigue la política cultural cubana en sus alianzas con los medios de comunicación es evitar que ese joven expuesto a tantas pistolas en la tele termine inventando una “criolla”, para reunirse con sus amigos en una esquina oscura de la ciudad. Es además poner coto al aumento en la violencia verbal, tan común en las canciones de moda, y al erotismo “teatral” de los videos clip, que roza con la vulgaridad y es tristemente reproducido, incluso en edades tempranas. En este contexto, entender el sentido estratégico de la comunicación significa reconocerla como un elemento decisivo en la construcción de la identidad y la cultura, facilitadora de los procesos socioculturales y movilizadora de las personas en pos de lograr objetivos comunes (Gutiérrez 2007). En el ámbito comunitario, las estrategias de comunicación han demostrado ser herramientas eficaces para conducir a la comunidad al estado deseado. Los especialistas que trabajan en pos de la protección del patrimonio urbanístico, las deben utilizar para elevar la cultura urbana de las jóvenes generaciones y lograr su compromiso con el futuro de la ciudad. 41 EL MEDIO FÍSICO Y EL ESPACIO CONSTRUIDO Para los habaneros, El Vedado es un barrio, pero es también un área de la ciudad que agrupa en sí misma varios sectores del municipio Plaza de la Revolución. Esta segunda idea es la que mejor se corresponde con los límites demarcados por su actual Zona de Protección. Como en todo paisaje urbano, en El Vedado se aprecia el resultado de la interacción de cuatro variables: el plano, el uso del suelo, la edificación y la percepción. Estos elementos, al ser analizados de manera independiente, propician una mejor comprensión de la vida sociocultural de la comunidad y favorecen la toma de decisiones en la gestión urbana. Una gran parte de la población desconoce la riqueza formal de este espacio citadino a pesar de transitarlo cotidianamente. La caracterización objetiva de El Vedado resulta imprescindible para concebir estrategias de comunicación que permitan promover los valores de este paisaje urbano y revertir su deterioro. ELEMENTOS NATURALES DEL PAISAJE La Habana está situada en un espacio natural excepcional que ha definido la identidad de su paisaje urbano. Ubicada en la costa norte de la región occidental de la Isla de Cuba, la capital cubana está dividida en 15 municipios, entre los que alcanza gran relevancia Plaza de la Revolución, por ser el centro de poder administrativo. Plaza, también conocido como la “capital de la Capital”, limita al norte con el Estrecho de la Florida, al sur con el municipio Cerro, sur-este con Centro Habana y al oeste con Playa. Está conformado por 8 consejos populares52: Carmelo, Vedado-Malecón, Rampa, Vedado, Príncipe, Plaza, Nuevo Vedado-Puentes Grandes y Colón-Nuevo Vedado. Tiene una superficie total de 12.36 km2, por lo que representa el 1.7 % del territorio capitalino. Es uno de los municipios más pequeños de Cuba, lo que en buena medida lleva a alcanzar la posición decimosexta entre los más densamente poblados del país y la primera por grado de envejecimiento de sus habitantes53. La población total es de 157 112 habitantes lo que representa el 7.3% de La Habana. De ellos son mujeres 84725 y hombres 72378, todos residentes en zona urbana. La Zona de Protección de El Vedado se incluye en este municipio y ocupa toda su franja costera. Se conforma por diferentes consejos populares, tales como Carmelo, Vedado, Malecón, Rampa y una porción 52 Los Consejos Populares se constituyen en ciudades, pueblos, barrios, poblados y zonas rurales; están investidos de la más alta autoridad para el desempeño de sus funciones; representan a la demarcación donde actúan y a la vez son representantes de los órganos del Poder Popular municipal, provincial y nacional. Trabajan por la eficiencia en el desarrollo de las actividades de producción y de servicios y por la satisfacción de las necesidades asistenciales, económicas, educacionales, culturales y sociales de la población, promoviendo la mayor participación de ésta y las iniciativas locales para la solución de sus problemas. Se constituyen a partir de los delegados elegidos en las circunscripciones, los cuales deben elegir entre ellos quien los presida. A los mismos pueden pertenecer los representantes de las organizaciones de masas y de las instituciones más importantes en la demarcación. (Diario Granma, Órgano Oficial del PCC de la República de Cuba, 11 de marzo de 2014). 53 Datos obtenidos de Panorama Demográfico de Cuba 2007. Oficina Nacional de Estadísticas (ONE, 2008). La población de adultos mayores en Cuba está formada aproximadamente por 1.8 millones de personas. Junto a Barbados serán los países más envejecidos de América Latina y el Caribe en la perspectiva inmediata. 42 de Príncipe y de Plaza. Limita al oeste con el río Almendares y las inmediaciones del municipio Playa, al este con Centro Habana y al sur con aproximadamente la mitad restante del municipio Plaza de la Revolución. Ocupa un área de 5.31Km2, lo que representa el 43% del territorio municipal. Se encuentra densamente poblada, envejecida y con un alto índice de población flotante. media de los meses invernales es de 21ºC, aunque puede descender más en dependencia de la entrada de aire procedente del frente polar. Fig. 23.- Mapa de Consejos Populares. Municipio Plaza de la Revolución. Fuente: Sitio Web, Policlínico Mártires de Corynthia Fig. 22.- Mapa de municipios de La Habana. Fuente: Ponce Herrero, ob. cit. Su clima es cálido y húmedo, refrescado por las brisas marinas diurnas y el terral nocturno. Las temperaturas son relativamente uniformes durante todo el año, siendo agradables y propicias para el desarrollo de las actividades humanas. La media anual es de 24,5ºC con una mínima variación. Entre los meses de noviembre a abril (invierno) las variaciones del clima se hacen más notables, con cambios bruscos en el tiempo diario que se asocian al paso de sistemas frontales, a la influencia anticiclónica de origen continental y de centros de bajas presiones extratropicales. La Los meses de mayo a octubre (verano) presentan pocas variaciones en el tiempo, con la influencia marcada del anticiclón del Atlántico Norte. Los escasos cambios que ocurren en estas fechas se vinculan, sobre todo, con disturbios en la circulación tropical (ondas del este y ciclones tropicales). Las temperaturas máximas se dan entre agosto y septiembre, meses en que pueden alcanzar los 34ºC. La humedad relativa media es alta, con promedios cercanos al 80%. Los máximos diarios, generalmente superiores al 90%, ocurren a la salida del sol, mientras que los mínimos descienden hasta 50-60% al mediodía. Los meses de verano corresponden a la etapa lluviosa, donde cae aproximadamente el 80% del total de lluvia anual. Los mayores 43 volúmenes se asocian a fenómenos meteorológicos como frentes fríos y ciclones tropicales. Los segundos, son el principal problema del clima, por las pérdidas económicas que dejan al país y los efectos visibles que causan en el paisaje urbano, ya sea por la penetración del mar, la caída del arbolado por los fuertes vientos o el derrumbe de edificaciones en mal estado constructivo. En el diseño de la trama urbana de El Vedado se prestó atención a los factores naturales, especialmente al clima, a la hidrología y a la geomorfología. La planificada ubicación de las manzanas en una retícula perfecta con calles anchas, orientadas aproximadamente a 45 grados en relación con el norte, permitió no solo un óptimo aprovechamiento de las brisas marinas, sino una imbricación armónica con el entorno natural. Paisaje con río Uno de los bordes de El Vedado es un río, el Almendares. La relación de los habaneros con éste es tan antigua como la propia historia de la ciudad. Hacia 1514 La Habana tuvo en su privilegiada bahía un poblamiento disperso, que llegó a coincidir con un asentamiento en la rivera del Almendares, que antes fuera el río La Chorrera (Sorhegui, 2007). La construcción de la Zanja Real y las obras del acueducto concluidas en 1592, desviaban el cauce del río desde un punto distante a unos 15 km de la bahía, para abastecer de agua potable la zona de desembarco de los navíos. De esta manera se propició el auge comercial en ésta zona y con ello poco a poco el aumento de su población. También creció el interés de corsarios y piratas por la joven villa y fueron estos quienes repoblaban ocasionalmente la zona del río, hasta que en la Boca de La Chorrera, las autoridades mandaron a construir un Torreón54. La relación entre los pobladores y el río ha quedado plasmada en importantes obras literarias y visuales de la cultura cubana. La destacada escritora Dulce María Loynaz, al referirse a él dijo: “… yo no diré que él sea el más hermoso… ¡Pero es mi río, mi país, mi sangre!”. Evocaba de esta manera una relación que iba más allá de lo meramente contemplativo y se acorazaba en el símbolo del río-vena, que da vida y nutre. Fig. 24.- Río Almendares visto desde el puente homónimo. Foto: Luis Bruzón El Río Almendares es la corriente superficial más importante de la región urbana, con una longitud de 49,8 km y una cuenca tributaria de 403,2 km2. Nace en las alturas de Bejucal-Madruga- Coliseo, al noroeste de San José de las Lajas en 23o 01’ de latitud norte y los 82o 16’de 54 En 1646 comienza la construcción de pequeñas torres y batería complementarias para impedir la entrada de enemigos por puntos de la costa próximos a la bahía. Frutos de este empeño son los torreones de La Chorrera, Cojímar, San Lázaro y el Castillo de Atarés y el Castillo del Príncipe construido en 1779 tierra adentro, sobre el punto más alto de la zona para proteger y dar aviso de posibles penetraciones por el área boscosa de El Vedado. 44 longitud oeste, a 80m de altitud.El río describe un giro en su curso alto, de oeste a este. Su recorrido ciñe el límite meridional del área metropolitana, para luego orientarse hacia el norte, atravesar los ensanches modernos de la ciudad y desembocar en el Estrecho de la Florida, por la ensenada Boca de la Chorrera. En su tramo final es salvado por dos túneles y dos puentes55, que actúan como límite administrativo entre los repartos Vedado y Miramar. Existen algunas fábricas y almacenes industriales en la Zona de Protección de El Vedado. Se destacan especialmente tres empresas, la Fábrica de Tabacos Partagás, los Astilleros de Chullima y el Almacén del Ministerio de la Pesca. Se hallan insertas en la trama urbana y las dos últimas en las inmediaciones del río Almendares. Los establecimientos fabriles se encuentran ubicados en vías capaces de conectar a la empresa con los puntos de destino exterior, favoreciendo así la transportación de sus producciones. A primera vista podría pensarse que la industria coexiste con los espacios residenciales de un modo armónico. Sin embargo, constituye un problema para el desarrollo y calidad ambiental de algunos barrios. Entre los más afectados se encuentra “El Fanguito”, asentado junto a los Astilleros de Chullima, en la desembocadura del río. El hábitat de esta comunidad está estrechamente vinculado al río Almendares, que sufre contaminación por vertimiento de residuos de la fábrica. En una investigación desarrollada por especialistas del Parque Metropolitano56, se han detectado significativos problemas ambientales en los Consejos Populares del Carmelo, Colón-Nuevo Vedado y Puentes Grandes. Estos se derivan en primer lugar de la falta de recursos 55 Puente de Aubert en la Calle 23 y Puente de Línea, “puentecillo de hierro, que se puede o podía, abrir para que las embarcaciones pudieran entrar o salir al río.” Regulaciones urbanísticas de El Vedado. Enrique Pineda Barnet. 56 El Parque Metropolitano de La Habana con una extensión de 700 hectáreas, atraviesa parte de 4 populosos municipios, entre los que se incluye Plaza de la Revolución. económicos y de una deficitaria educación e higiene ambiental. Fig. 25.- Río Almendares. Puente de Hierro. Foto: Luis Bruzón Los problemas identificados por los especialistas que realizaron el estudio, referían la mala calidad de las viviendas, la carencia de iluminación en espacios públicos, los acueductos y viales en mal estado, la ausencia de alcantarillado, la insuficiencia de servicios de todo tipo y la contaminación del río. A través de proyectos socioculturales y sanitarios, varios equipos de investigadores, con apoyo del gobierno local y de los líderes de la comunidad, han logrado solventar otros problemas como eran la deforestación en el caso del Carmelo y la proliferación de micro vertederos. Las empresas enquistadas en el entramado urbano de El Vedado conforman hitos de referencia en la imagen mental de sus pobladores. Son una fuente de empleo para la comunidad, de modo que la coexistencia armónica con el medioambiente implica el mayor reto de su 45 gestión empresarial, no sólo porque pueden poner en peligro la calidad del espacio natural sino también la propia vida de los residentes. Fig. 26.- Entorno fabril en la rivera del río Almendares. Foto: Luis Bruzón Al conversar con los habitantes de la zona sobre la calidad del Almendares, refieren disgusto por la contaminación creciente y culpan de ello a los astilleros; pero a su vez no tienen reparo en lanzar al agua cualquier tipo de objeto, escombros o alimentos. “¡Tira pa` allá, que eso se lo lleva el río!”, es una frase escuchada durante una entrevista. Estas actitudes denotan serios problemas de educación ambiental y la falta de sanciones que actúen como medidas de control efectivas, tanto para las empresas como para la población. El problema ambiental tiene un carácter social de naturaleza cognitiva, económica, política e ideológica. Por tanto no puede pensarse su solución como simple cambio de actitudes y esclarecimientos conceptuales. Es imprescindible desarrollar inversiones que transformen la realidad de esta comunidad y su río, de manera que se erradique el peligro inminente para la protección de este recurso natural. El Almendares es más que un límite, más que un accidente geográfico. Es el paisaje que marca el comienzo y el fin. Solo se trata de acercarse en silencio y como diría la poetisa57: “…ver pasar el agua sin fin y sin principio… El agua que puede ser fugitiva y eterna”. Patrimonio geológico El desarrollo urbanístico de La Habana estuvo sustentado por la extracción de materiales de construcción de las canteras de los yacimientos de calizas y la posterior elaboración de cal en los hornos que poseían los pocos habitantes que tenía otrora la actual Zona de Protección de El Vedado. Las canteras eran conocidas no solo por los beneficios que desde el punto de vista constructivo significaban, sino también por la rudeza del trabajo que en ellas se hacía. Testigo y partícipe de estas labores fue José Martí, quien tras el duro período de prisión y trabajos en las Canteras de San Lázaro, escribió el Presidio Político en Cuba, donde narra detalles de las labores para la extracción de las rocas. Frecuentemente se asocian las canteras con lo que se conoce en el argot popular como los “huecos” de El Vedado, o sus furnias (cuevas verticales). Una de las más conocidas está en la manzana que se conforma a partir de la intersección de las calles paralelas 19 y 21 con E y F. Aquí, hacia 1930 se construyó un edificio singular que parece emerger de las propias entrañas de la tierra, el edificio Arcos, que en la actualidad se encuentra en estado de derrumbe. 57 Dulce María Loynaz (1902- 1997). Poetisa y novelista cubana. Doctora en Derecho Civil por la Universidad de La Habana. Su novela Jardín es una obra maestra de la literatura en la que se recrean espacios privados de El Vedado. Vivió en este barrio habanero hasta su muerte. Fue miembro de la Academia Nacional de Artes y Letras de Cuba, de la Academia Cubana de la Lengua y de la Real Academia Española. Recibió el Premio Miguel de Cervantes en 1992 y un año después la Orden Isabel La Católica y el Premio Federico García Lorca. La cita pertenece a su poema “Al Almendares”. 46 marinas cuaternarias, conforma un especial escenario que añade valor al paisaje urbano, pues permite a los ciudadanos mirar al mar aún estando lejos de la primera línea costera. Fig. 27.- Furnia de 21 y F (Edificio Arcos). Fuente: Ediciones Cubarte El Vedado se sitúa en un conjunto geomorfológico donde se distingue una gran unidad fisiográfica: Alturas de La Habana-Matanzas, gran eje anticlinal que conforma la costa septentrional. Es una llanura costera constituida por sedimentos carbonatados del Mioceno y rocas del Cuaternario, de origen marino y eólico. El carso está bien desarrollado y da lugar a campos de lapiez, más conocidos en Cuba como “diente de perro” y algunas grutas y solapas pequeñas, de origen marino. La superficie de la llanura está suavemente inclinada hacia el mar, a menudo con uno o varios escalones, y es cortada por el río Almendares en el extremo occidental de la Zona de Protección de El Vedado. Al sur, limita con una escarpa que se refleja en un leve cambio de pendiente y está profundamente modificada por la acción antrópica. Es reconocida por los residentes y usuarios del barrio como La Rampa y se le considera un importante centro de ciudad. Es un paisaje sumamente complejo a pesar de su homogeneidad litológica. La inclinación del terreno, acompañada de las varias terrazas Fig. 28.- Mapa de formaciones geológicas. Fuente: Instituto de Geología y Paleontología, Cuba (2008) A pesar de ser El Vedado un área pequeña, llama la atención la riqueza y variedad de las formaciones geológicas que en él se presentan, y que se pueden nombrar de manera ascendente: Jaimanitas (js), Vedado (vd), Güines (gn), Cojímar (cj) y Universidad (un). La Formación Jaimanitas ocupa, dentro de la Zona de Protección de El Vedado, una franja paralela a la costa de aproximadamente 900 metros de ancho. Está conformada por rocas que se originaron en un 47 ambiente costero y es la más joven de las formaciones calcáreas marinas de la costa norte de La Habana. Se encuentra desarrollada en todo el litoral septentrional y se compone de calizas arrecifales, masivas, porosas y de color crema amarillento. Un rasgo común en ellas es la abundancia de colonias de corales en su posición original y la buena preservación de la microfauna. Esta formación representa un ambiente típico costero arrecifal, periarrecifal y de playa. Fig. 29.- Terrazas marinas en El Vedado. La pendiente permite apreciar distintos niveles en el relieve, aún tras ser modificado por la actividad humana. Avenida de los Presidentes (Calle G). Foto: Luis Bruzón La Formación Vedado se ubica en una franja de unos 400 metros de ancho, para ocupar el centro de la Zona de Protección. Es localidad tipo, y se estudia por primera vez en la base del Hotel Nacional, en su pared norte, frente al Malecón. Fue descrita por Bronnimann y Rigassi en Contribution to the geology and paleontology of the area of the city of La Habana, Cuba and its surroundings, en 1963. En la actualidad es uno de los geositios propuestos por el Instituto de Geología y Paleontología de Cuba como Patrimonio Geológico Nacional. Se conforma por calizas fragmentadas blancas arrecifales y se corresponde con la primera transgresión pleistocénica en la costa norte. Su contenido fósil posee corales, moluscos, equinodermos, algas y foraminíferos. Su edad se considera del Pleistoceno Inferior. La Formación Güines, cuyos depósitos ocupan una franja de 220 metros de ancho en la zona sur, se conforma de rocas calizas blancas, gris claro, amarillo crema y rosadas. Su rica composición fosilífera, aunque está lejos de haberse estudiado en su totalidad, posee una gran variedad de corales, equinodermos, moluscos, peces, manatíes, quelonios, briosos, algas, foraminíferos, esponjas y otros. La edad de esta formación se extiende del Mioceno Inferior al Mioceno Medio (como es el caso de la cuenca del río Almendares). Cojímar es otra de las formaciones representadas en El Vedado, ocupa una pequeña área de 142x136 metros alrededor de las calles Zapata y Paseo. Su edad está determinada como perteneciente al Mioceno. Las rocas de esta formación se depositaron en un ambiente marino, entre nerítico y batial, correspondiente al talud de la plataforma insular y a la propia plataforma. La Formación Universidad fue descrita por Bermúdez P. J. en Estudio micropaleontológico de dos formaciones eocénicas de las cercanías de La Habana. Está ubicada en dos pequeñas áreas de las extremidades sureñas del Vedado. Se compone de calizas cavernosas más o menos laminares, blancas, verdosas o grisáceas; calizas cretosas 48 interestratificadas con capas que contienen nódulos de pedernal; calizas silicificadas blancas y amarillentas; y radiolarios abundantes. La asociación faunal que la caracteriza permite ubicar su edad entre el Eoceno Inferior y el Medio. Fig. 30.- Formación Universidad. Avenida de los Presidentes (Calle G). Foto: Luis Bruzón Las características geomorfológicas de una región refieren su primera historia. Es por ello que las formaciones geológicas y fisiográficas -en tanto constituyan un Patrimonio Nacional- están incluidas explícitamente como elementos a proteger en el Artículo 2 de la Convención sobre la Protección del Patrimonio Cultural y Natural58. Desconocer, o hacer caso omiso de lo que cuenta la historia de la tierra, implica no solo que los habitantes puedan incurrir en errores evitables, sino que ignoren nuevas oportunidades para su desarrollo socioeconómico. Es por ello que el Instituto de Geología y Paleontología de Cuba, ha solicitado el apoyo de instituciones relacionadas con el Patrimonio Cubano y del Gobierno para viabilizar la declaración de patrimonio natural de la Formación Vedado; pues el conocimiento, al menos en términos generales, del origen geológico de este espacio urbano y las bases paleontológicas de su flora y fauna, propiciará la valorización de los recursos naturales del territorio, el uso racional de los mismos y una mejor comprensión de la impronta de éstos en el paisaje. El verde estructurador del paisaje La zona de El Vedado, que en la actualidad se encuentra totalmente urbanizada, debe su nombre al Campo Vedado que la antecedió, cuyos bosques fueron talados paulatinamente ante la premura de la urbanización habanera y la necesidad de construir navíos para la metrópoli española. Con todo, se aprecian tres franjas que determinan las características de la flora. La vegetación de tipo xerófila de la primera franja costera, correspondiente con El Vedado, tiene características propias de zonas desérticas. Sobre los litosuelos de las terrazas, con frecuencia de origen coralino, es común un estrato arbustivo con algunas especies espinosas y cactus. Están presentes además organismos de madera dura capaces de resistir las condiciones adversas del litoral, como por ejemplo la Ceiba: testimonio de formaciones arbóreas de los antiguos bosques de llanura. 58 Convención sobre la Protección del Patrimonio Cultural y Natural. Aprobada en la Conferencia General en su Decimoséptima Reunión, Paris, 16 de noviembre de 1972. 49 Estas zonas son frecuentemente afectadas por la penetración del mar, de modo que sus suelos se encuentran expuestos a una alta salinización, que incide en la pérdida de especies y encarece el trabajo de conservación del ecosistema. Por ello se hace imprescindible la utilización de plantas con características especiales. Como ejemplo, podemos mencionar la siembra de la Uva Caleta, que se ha desarrollado como estrategia para mantener el arbolado de las aceras. Este proyecto ya está logrando algunos resultados, pero su principal inconveniente es que los ejemplares tardan hasta 10 años en alcanzar una talla adecuada a los requerimientos del paisaje. En la zona asociada al río Almendares y al Parque Metropolitano, se encuentran mayormente especies arbóreas provenientes del bosque semideciduo, tales como el Almácigo (Bursera Simaruba), la Guásima (Guazuma Ulmifolia) y el Jagüey (Ficus sp), entre otras. En las zonas altas, los parterres tienen con mayor frecuencia el Framboyán, los Ocujes, los Álamos y los Ficus. Estos árboles son antiguos, de modo que muchos mueren o caen por estar ya debilitados en las etapas ciclónicas. Por este motivo existe el Programa de Reforestación de las Áreas Verdes de toda la ciudad de La Habana que, aunque ha tenido presencia y promoción a través de los medios de comunicación, no ha logrado insertarse como una estrategia efectiva que sensibilice a la población con la situación del arbolado y su importancia en el paisaje urbano. En la actualidad se trabaja con la Casuarina y la Uva Caleta, que son especies resistentes y con capacidad de adaptación a las características del entorno. A pesar de esto, no se ha desatendido la replantación de árboles típicos de El Vedado, que tienen su mejor representación en el Ocuje y el Ficus; y, paralelamente, se ha desarrollado una política de siembra de arbolado de bajo porte (Framboyán Enano, Bomitel, Chefrera); aunque en zonas más cercanas a la costa, la gestión del espacio verde se encarece por la necesidad de utilizar ejemplares de zonas desérticas. Fig. 31.- Vegetación de la primera franja costera de El Vedado. Ejemplares jóvenes de uva caleta sembrados en parterres de la calle Calzada. Foto: Luis Bruzón En sentido general, la pérdida del árbol como elemento distintivo de este paisaje urbano es marcada. Las calles G y Paseo (de Línea a Malecón), toda la Avenida 23, y la Calle 17, son vías de alto grado de circulación cuyos paisajes se encuentran severamente afectados. La continua pérdida de especies en toda la Zona de Protección de El Vedado está determinada por diversos factores. Se refieren, en primer lugar, los físicos, como la salinización de los suelos debido a las afectaciones por penetración del mar, altamente visibles en el paisaje de algunas arterias importantes de la ciudad. En segundo lugar, están los aspectos de 50 carácter antrópico, relacionados en gran medida con cuestiones de tipo cultural, que denotan incapacidad de los habitantes para la convivencia con el árbol. Se reciben anualmente decenas de guías forestales de residentes, alegando que los árboles hospedan insectos y roedores, que las raíces levantan el suelo o que en la noche son posible guarida de maleantes. que se demuestra que una correcta poda del árbol favorece su inserción armónica en el paisaje. Sin embargo, la poda geométrica o cultural, exige significativos recursos y mano de obra especializada. Fig. 33.- Poda geométrica del arbolado. Calle G. Foto: Luis Bruzón Fig. 32.- Pérdida del arbolado en las aceras. La Rampa, Calle 23. Foto: Luis Bruzón El tamaño de la copa del árbol es proporcional a la raíz, por lo que, al no realizarse la poda frecuente y correctamente, las raíces crecen en busca de mejor supervivencia, y al encontrar un subsuelo duro, se desarrollan horizontalmente, lo que genera roturas en tuberías, paredes o aceras, y propicia las primeras contradicciones ciudadanos-naturaleza, en el entorno urbano. Existen diversos espacios dentro de El Vedado en los El municipio Plaza de la Revolución, por su importancia como centro político-administrativo, es favorecido en el tratamiento de sus áreas verdes. La Empresa de Servicios Comunales cuenta con brigadas especiales, sin embargo, éstas no dan abasto. A las dificultades cotidianas a saldar, tales como el mal estado del equipamiento, el déficit de combustible, la escasez de materiales de trabajo y medios de protección para los trabajadores, se suman las incomprensiones y el irrespeto de la población y de algunas instituciones estatales a la labor de siembra y cuidado de las diferentes especies del espacio público. 51 Un correcto manejo del arbolado en el espacio público solamente aportará beneficios. Es una inversión que resulta costosa y exige especialización del trabajo, pero tiene una impronta visible en el paisaje y con ello redunda en calidad de vida para los ciudadanos. Fig. 34.- Los elementos naturales y el espacio construido. Vista de El Vedado desde Archivo Fotográfico del Ministerio de Cultura, (Calle 4, esquina 11). Foto: Luis Bruzón La incorporación del arbolado en el diseño inicial del barrio pretendía propiciar el contacto de los ciudadanos con la naturaleza, en un ambiente de respeto y tolerancia. Sin embargo, lograr una convivencia armónica en este sentido se hace difícil. Entre las indisciplinas frecuentes de los residentes del barrio, está el hurto de las plantas sembradas, la tala no autorizada y el maltrato a las diferentes especies. También algunas instituciones provocan afectaciones con la organización de ferias populares dentro del centro urbano, utilizando las áreas verdes para colocar kioscos o mercancías, lo que implica la pérdida -en un día- de meses de trabajo destinados a lograr determinadas especies. El Mar La convivencia de los residentes de El Vedado en su entorno físico, les ha impuesto una visión singular de la relación hombre-naturaleza. Aprender a vivir en armonía con el mar, les genera sentimientos que llegan a ser contradictorios. La vida junto al mar conlleva gastos económicos que la encarecen, pues implica un mantenimiento sistemático de los equipos electrodomésticos, del estado constructivo de la vivienda y de las condiciones técnicas de los automóviles. El spray marino que carga la suave brisa todo lo corroe y de vez en vez, la mar se apropia incluso de las riquezas materiales de los pobladores, instituciones y comercios de este barrio. Al conocer esta realidad, el cuestionamiento inmediato es ¿cómo pueden vivir en una zona donde cualquier día puede entrar el mar? La temporada ciclónica o de huracanes en Cuba comienza en el mes de junio y se extiende hasta noviembre. El municipio Plaza, en particular El Vedado por su cercanía al borde costero, es una de las zonas más vulnerables en esta época. En él se manifiestan todas las afectaciones posibles de un ciclón: penetraciones del mar, inundaciones por lluvias, caída de árboles, obstrucciones en el alcantarillado y derrumbes. Dentro de los aspectos tratados en las Regulaciones Urbanísticas de El Vedado, se presentan los límites del área de penetración del mar, quedando establecidas la Zona Primaria de Riesgo, que va de Calzada a Malecón y la Zona Secundaria, desde Línea a Calzada. La población aprendió a convivir con este tipo de eventos meteorológicos y ha creado sus propios mecanismos de adaptación que 52 inciden de forma inusitada en el paisaje urbano. Las medidas no solo se toman en el orden público sino también en el interior de las viviendas. Este comportamiento se consolida con el paso del tiempo en una cultura de resistencia ante los embates naturales. Aunque parezca contradictorio, vivir junto al mar es un placer al que muchos no están dispuestos a renunciar. Figs. 35 y 36.- Deterioro de las edificaciones por penetración del mar. Alternativas en el espacio público y en el privado. Al final del pasillo se aprecia un pequeño muro de contención construido por los residentes para evitar la entrada del agua del mar en las viviendas. Foto: Luis Bruzón EL VEDADO, UN BARRIO MODERNO EN LA HABANA Hacia la segunda mitad del siglo XIX La Habana se había convertido en una ciudad de calles angostas, sin árboles y de aire viciado. La insalubridad ocasionaba cientos de muertes por brotes de epidemias como la tuberculosis y la fiebre amarilla. La villa de San Cristóbal se volvía estrecha para quienes pululaban por las calles compitiendo por los mismos recursos naturales que parecían cada vez más próximos a agotarse. Era necesario explorar espacios más saludables, demoler las murallas y extender el suelo urbano. El crecimiento lineal de la ciudad, junto a los viejos caminos de extramuros, se acompañó de nuevas actividades y funciones en el repertorio constructivo. La necesidad de proyectos urbanísticos acordes a los tiempos modernos se imponía también en América. Aunque Europa era el referente para el planeamiento de las ciudades cubanas y España quien dictaba las regulaciones, los primeros ensanches de La Habana no se acogieron a las propuestas unitarias y cargadas de contenidos de la teoría urbanista del “Ensanche” que se extendía por el viejo continente. El más fiel ejemplo de ello es la Zona de Protección de El Vedado. En 1859 se aprueba la urbanización del Reparto Carmelo y en 1860 la de El Vedado. Con posterioridad se extendió la cuadrícula para conformar los barrios Medina (1883) y Rebollo (1885). Estos repartos suelen presentarse como una unidad por ser continuos, contener elementos similares en su diseño y por encontrarse ubicados en un espacio geográfico común: el antiguo “Campo Vedado". El proyecto de urbanización tuvo un sentido contrario al crecimiento general oeste-sudoeste que había tenido La Habana, pues partió desde la desembocadura del río Almendares hacia el este. Al mirar el plano original, inmediatamente se suelen asociar las ideas del proyectista Luis Iboleón Bosque -y sus promotores José Domingo Trigo y José Frías “Conde de Pozos Dulces”- con postulados seguidos en los ensanches de Viena y Barcelona, también de 1859. El nuevo desarrollo favoreció la intención del gobierno de extender la ciudad. Pero a diferencia de los ensanches europeos, en lugar de dar continuidad a la urbe, Luis Iboleón plantea un nuevo barrio imbuido en la naturaleza y con un tranvía como principal vía de comunicación. Las calles Línea , 17 y 23 eran las vías por las que circulaba el tranvía en sentido paralelo al mar; y por L y 12, en sentido perpendicular. En un primer acercamiento al estudio de El Vedado, podría hablarse de una urbanización gestada con las ideas de la Ilustración y los presupuestos higienistas europeos, que logra una interpretación novedosa del trazado ortogonal, entendido como elemento de 53 modernidad decimonónica. Sin embargo, fue diseñado en la misma fecha que los bulevares promovidos por el Barón Haussmann en París y casualmente el mismo año en que Cerdá publicaba su primer volumen de Teoría de la construcción de las ciudades. El proyecto del urbanista cubano, antecede a la Ciudad Bella de la escuela de Chicago y a las conocidas propuestas de la Ciudad Jardín formuladas en Inglaterra. Fig. 37.- Comparativa a escala de los trazados de El Vedado y del Ensanche de Barcelona. Imagen superior El Vedado, de Luis Iboleón. Debajo l´Eixample, de Ildefonso Cerdá. Fuente: El Vedado, La Habana. Carles Crosas Iboleón rompe con el concepto tradicional de la ciudad compacta y homogénea; y apuesta por el de espacios libres y abiertos, con casas independientes unas de otras y en estrecha relación con la naturaleza. No transformó la ciudad dispersa en un organismo unificado, pero aportó un proyecto urbanístico modernista a La Habana que no ha sido superado en la isla. En los finales del siglo XIX la sociedad cubana dejaba atrás el modelo de producción esclavista, introducía los más importantes adelantos tecnológicos como el telégrafo, el teléfono y la luz eléctrica, pero cerraba un período de luchas independentistas que habían sumido al país en la insalubridad y la pobreza. Los cambios que traía el nuevo siglo transformarían de muchas maneras el panorama urbanístico de La Habana. En la primera mitad del siglo XX, la capital cubana asiste a la sucesión de proyectos urbanísticos de corte culturalistas inspirados en el historicismo, el romanticismo y el paisajismo, en favor de los primeros planes de urbanismo científico. Comienza la apertura y trazado de grandes vías de comunicación, a los que siguieron una etapa inspirada en el movimiento de la Ciudad Bella con fines fundamentalmente estético y de “orden social”. Con frecuencia, arquitectos y urbanistas establecen asociaciones entre el proyecto de urbanización de El Vedado y los movimientos de la Ciudad Bella y la Ciudad Jardín. Es cierto que existen concordancias, como por ejemplo, la separación del nuevo barrio del viejo núcleo urbano, la estrecha relación con los elementos naturales y la ubicación de las casas como unidades independientes. Sin embargo, el proyecto habanero antecede a estos movimientos y contiene sus claves. El plano La compra de la hacienda Balzaín, en 1813, por Antonio de Frías “Conde de Pozos Dulces”, le valió para que su sucesor José Frías y el señor José Domingo Trigo, presentaran en 1858 a las autoridades competentes una solicitud de autorización para una nueva población. La Balzaín ocupaba la mayor parte del “Campo Vedado” y su plan de poblamiento estaba ideado para ocupar la porción oeste. El primer plano presentado no contenía más que los límites del terreno, por lo que no fue aprobada la solicitud. Así que al año siguiente, Domingo Trigo junto a Juan Espino, propietario de otra finca aledaña- volvió a pedir autorización, esta vez contando en su poder con un proyecto que incorporaba nuevos terrenos y estaba diseñado por el ingeniero Luis Iboleón Bosque. 54 El nuevo proyecto se despliega, tal como el Eixample en Barcelona, sobre lo que casualmente resultaba ser una inmensa superficie libre de construcciones por ser considerada una zona militar estratégica en este caso de contención de ataques de corsarios y piratas-. Se proponía en una retícula perfecta, la parcelación de 156 hectáreas, distribuidas en 105 manzanas cuadradas de 100 por 100 metros. Fig. 38.- Plano original de El Vedado. Fragmento correspondiente a la finca del Carmelo. Luis Iboleón Bosque, 1859. Fuente: Archivo General Militar (Madrid) La incorporación del tranvía desde el momento de presentación del plano, fue un factor determinante para su aprobación. Un espacio urbano, cuya función principal es residencial, pero que además destina 10 manzanas y media a actividades públicas, necesitaba excelentes vías de comunicación. Solo fueron necesarios diez días para dar el visto bueno al proyecto. La novedad de este plano no estaba en la cuadrícula cartesiana que tanto necesitaba La Habana para lograr uniformidad. Muchas ciudades cubanas están asentadas junto al mar sobre un perfecto dibujo en damero. Podrían nombrarse algunas como Gibara (1812), Sagua La Grande (1816), Cienfuegos (1819), Cárdenas (1828), Colón (1836) y Caibarién (1841). En ellas, se conjugan las viejas normativas establecidas por España en las Leyes de Indias con los postulados neoclásicos europeos, que defendían la plaza como núcleo fundamental en cuyo entorno se reúnen las principales funciones. Iboleón tiraba de la tradición hasta llevarla a cumplir con las necesidades de la modernidad. En el trazado de retícula perfecta, distribuyó los espacios públicos hasta conformar una diminuta ciudad de carácter extendido. Desperdigaba la gran plaza con todos los servicios concentrados y con ello obligaba -a residentes y usuarios- a vivir el paisaje urbano. En el proyecto de El Vedado se ofrecían todos los elementos necesarios para estimular el paseo a pie o en coche: la proximidad al mar, la integración del árbol en el diseño urbano para conformar inmensos túneles de sombras en las amplias aceras con parterres, las avenidas anchas, la frecuencia rítmica de manzanas de 100 metros cuadrados, la orientación al noreste y suroeste para aprovechar la brisa marina, y los parques para el esparcimiento. Aun con estas bondades, el relleno de la nueva urbanización demoró hasta las primeras décadas del siglo XX por los efectos sobre la economía de las guerras de independencia. Para que la lectura del entramado de calles fuera perfecta, se identificaron con números impares las paralelas al mar y con pares las perpendiculares a éste. Al extender, en 1860, la urbanización a la finca El Vedado, se nombraron las calles perpendiculares con letras a partir de la calle Paseo. Las manzanas fueron divididas por un trazado interno en forma de suástica que da lugar a 12 lotes regulares rectangulares, de los cuales se dejaron para las esquinas los de mayores dimensiones. El urbanista cubano defendió, como su coetáneo catalán Ildefonso Cerdá, la conjunción de tres elementos esenciales¬ en el diseño 55 urbanístico: casa-puerta-camino. La sección vial que identifica el proyecto del Vedado desde su inicio, es una calle de 8 metros, con aceras de 4 metros que se subdividen en un área de circulación y un parterre. De esta forma queda un espacio libre entre las fachadas de 26 metros. En el trazado aparecían dos vías más anchas, las actuales Paseo y Calle G con paseo central arbolado a manera de parque lineal. quien logra por primera vez en Cuba que la sección vial integre el árbol donde más falta hace, entre los vehículos y el peatón; demostrando que el verde urbano actúa como estructurador, regulador del clima y embellecedor del paisaje urbano. Fig. 39.- Espacios públicos. Parque de la Calle 15 entre 6 y 8, Vedado. (Parque John Lennon). Foto: Luis Bruzón Luis Iboleón ofreció una relación inédita entre el espacio público y el espacio privado. No diseñó un ensanche europeo para La Habana, sino el plano de un barrio suburbano que acogiera a aquellos que económica y culturalmente tuvieran la capacidad de apostar por la modernidad. Parterre y arbolado Entre lo más significativo del proyecto de urbanización de El Carmelo y El Vedado está la obligatoriedad del portal de cuatro metros, el jardín de cinco metros y el arbolado público en las aceras. El destacado arquitecto y urbanista cubano Mario Coyula, consideraba que Iboleón es Fig. 40.- Túneles de sombra del arbolado en el parterre. Calle 13 entre 2 y 4, Vedado. Foto: Luis Bruzón El número de árboles en parterres ha disminuido drásticamente en los últimos diez años. Pero no solo la ausencia del árbol afecta el paisaje. La poda de estos es también un elemento a tener en cuenta. En aras de proteger las líneas telefónicas y eléctricas, las empresas dedicadas a estas labores sacrifican la belleza del árbol. Las podas, no pocas veces clasificadas de “horribles” por vecinos y transeúntes, han venido a ser aceptadas como medida para proteger el árbol. Con un ánimo de resignación los vecinos señalan: “es preferible mal podado a no tenerlo”. 56 Alejo Carpentier59, en su novela El Acoso, decía refiriéndose a la caminata de un personaje desde el barrio de El Vedado hacia el de Centro Habana: “…De sombra en sombra alcanzó el término de los árboles, pasando al mundo de las columnas”. La situación actual del arbolado ya no permite imaginar ni experimentar con facilidad esta transición. La pérdida de los extensos túneles de sombras que protegían al viandante y favorecían su paso relajado, lo abandonan por momentos, en fragmentos del barrio que ahora no tienen árboles. reparos en eliminar el verde cuando significa un problema para la convivencia. Las raíces, por ejemplo, han destruido las aceras con el paso del tiempo y éstas se vuelven vías tortuosas que no pocas veces los transeúntes tienen que abandonar para andar entre los vehículos poniendo en riesgo el orden urbano. La solución inmediata es talar. Luego ni está el árbol, ni es reparada la acera y el paisaje va cada vez a peor. Un correcto manejo del arbolado lleva recursos económicos, gestión institucional sistemática y estrategias de comunicación efectivas que reafirmen los elementos de identidad del barrio de cara a su salvaguarda. Si el árbol identifica éste espacio urbano y lo diferencia dentro de los paisajes cubanos, el llamado a su conservación va más allá de una posición medioambientalista. No es una alternativa, es una obligación ciudadana e institucional. Salvar el árbol es salvar la imagen de la ciudad. Jardín y portal ¿Hubo un Jardín o fue el Jardín un sueño? Jorge Luis Borges60 Fig. 41.- Mal manejo del arbolado de los parterres. Las raíces crecen destruyendo las aceras. Foto: Luis Bruzón La obligatoriedad de cuatro metros de ancho para el portal y cinco para el jardín, ofrecía al Vedado primigenio una relación especial entre espacio público y espacio privado. La visual hacia la calle y de ésta hacia las casas, otorgaba mutuamente sensación de amplitud, limpieza y bienestar. En las entrevistas realizadas, la población defendió la importancia de que permanezca el parterre arbolado. Sin embargo, no muestran 60 59 Alejo Carpentier y Valmont (1904-1980). Destacado novelista, ensayista y musicólogo cubano. Entre sus novelas más importantes están “El reino de este mundo”, “Los pasos perdidos” y “El siglo de las luces”. Recibió el Premio Cervantes en el año 1977, convirtiéndose en el primer escritor cubano en alcanzar esa condecoración. Jorge Luis Borges (1899-1986). Natural de Argentina. Fue uno de los escritores más importante del siglo XX. Sus ensayos, cuentos y poemas están cargados de filosofía, de imágenes vívidas y de una enorme capacidad de sugerencia. Se le conoce como un maestro de la ficción contemporánea. Murió en Ginebra, Suiza. La cita pertenece a su poema “Adam cast forth”. 57 Fig. 43.- Jardines de Catalina Lasa. Dibujo de la casa que Juan Pedro Baró mandó a construir a los afamados arquitectos Govantes y Cabarrocas para su esposa Catalina Lasa. Paseo # 406, Vedado. Fuente: Arquitectura Cuba. Havana & Cuban Architecture. Fig. 42.- Relación calle–jardín–portal. Vivienda de El Vedado. Fuente: Taller para las regulaciones urbanísticas de El Vedado (2007) Al estar concebido el barrio para una clase aristocrática, el jardín doméstico frontal era la primera expresión de poder, elegancia y refinamiento que corroboraba la condición económica de sus propietarios. Una de las historias que demuestran la relación entre el poder y la significación del jardín en El Vedado, está contenida en la vida de Catalina Lasa y Pedro Baró. Una compleja historia de amor que cimienta su triunfo con la construcción de un palacio en El Vedado y la invención de una rosa con nombre de mujer que habitaba en un jardín diseñado por el arquitecto paisajista francés Jean-Claude Nicolas Forestier. Enrique Pineda Barnet61, en un artículo que acompaña la edición de las nuevas Regulaciones Urbanas de El Vedado (2007), ofrece una pintoresca referencia de la variada vegetación que caracterizó los jardines de esta zona: “El Vedado es una flor: la piscuala. No, El Vedado es el Galán de Noche. No, El Vedado son los framboyanes, o las casuarinas. Las arecas. Las arecas no, los jazmines de montaña y los de cinco hojas, y los embelesos, y los marpacíficos y las buganvilias. Ah y las campanas, que en 61 Enrique Pineda Barnet (La Habana, 1933). Director de cine, guionista y periodista. Fundador de Teatro Estudio y miembro de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) reconocido con el Premio Nacional de Cine en el año 2006. 58 los 60 los muchachos descubrieron para sus alucinaciones. El Vedado, en realidad son las rosas Catalina Lasa…” De esta exuberante flora poco conserva hoy El Vedado. Incluso las rosas Catalina Lasa no son conocidas por la población, salvo en caso de ser especialistas con estudios sobre el barrio o residentes de la tercera edad. En las dos últimas décadas la oferta de cursos de jardinería menguó significativamente debido a la pérdida de las escuelas de jardineros. La jardinería es un trabajo costoso que reclama especialización de los recursos humanos encargados de ella, pues la siembra indiscriminada de cualquier variedad de vegetación o arbolado afecta la coherencia visual del paisaje urbano tanto como la pérdida de la biodiversidad. El que otrora fuera un barrio de aristócratas, en la actualidad posee una población heterogénea que ha transformado el paisaje urbano para dar respuesta a sus necesidades vitales. Para lograrlo ha impuesto sus criterios estéticos. Se volvió usual ver que el espacio de jardín se poblara de enanitos de yeso, en lugar de las esbeltas estatuas de mármol, o que fuera utilizado para la construcción de improvisados garajes, e incluso para la crianza de animales de corral. Las instituciones dejaron empolvar los viejos libros que dictaban las regulaciones urbanísticas. Estas regulaciones en El Vedado sostienen la obligatoriedad de respetar la franja de portal con una profundidad de cuatro metros y cubriendo también como mínimo dos tercios de la fachada principal. Sus líneas de construcción anterior y posterior constituyen respectivamente la primera y la segunda línea de fachada de la edificación, con independencia del retranqueo que pueda producirse en dicha franja de portal según se regule. Sin embargo, la difícil situación que afronta Cuba con el tema de la vivienda, provoca en muchas ocasiones su cierre total para tener una nueva habitación que facilite la convivencia en el hogar. Para el arquitecto Mario Coyula, con la pérdida del portal las fachadas pierden su elemento más distintivo -que además es una conveniente trampa de sol- y el resultado equivale a la amputación de la nariz en una cara humana. Si el jardín y el portal brindaban a El Vedado su propia personalidad, a las luces del deterioro que este particular ha alcanzado en el siglo XXI, el cumplimiento de las regulaciones urbanísticas debe tomar un carácter legal firme, de modo que el papel de las instituciones y los criterios de los especialistas que protegen el patrimonio, adquieran el reconocimiento social que les corresponde. Fig. 44.- Cierre total del portal y pavimentación del área de jardín. El Vedado. Foto: Luis Bruzón 59 El primer paso para la solución del conflicto es alcanzar el consenso, entre la ciudadanía, las instituciones y el gobierno, respecto al profundo deterioro al que se ha sometido este paisaje urbano y a las posibilidades reales que existen de revertir esa situación con el simple hecho de cumplir las regulaciones establecidas. Fig. 45.- La Rampa. Esquina de 23 y L, Vedado. Foto: Luis Bruzón Estilos arquitectónicos En los primeros veinticinco años del siglo XX se produce en El Vedado, al decir de Roberto Segre62, lo que sería la mayor concentración de riqueza invertida en construcción de mansiones en el universo antillano. Segre relaciona estas inversiones con tres elementos particulares: el retorno a Cuba de los capitales de los magnates criollos 62 Roberto Segre (Italia 1934- Brasil 2013). Importante arquitecto, historiador y crítico de arquitectura que construyó gran parte de su carrera profesional en Cuba. Doctor en Ciencias del Arte y en Planeamiento Urbano y Regional. antes depositados en los bancos estadounidenses; el pago de sueldos atrasados a los oficiales del Ejército Libertador y el incremento del precio del azúcar entre 1915 y 1920. Las familias más adineradas de Cuba invierten en esta zona millones de dólares. Encargan sus trabajos a jóvenes arquitectos que trabajaron en la búsqueda de la adecuación de la vivienda a las condiciones climáticas locales, pero desde vertientes diversas, entre las que predominan la continuación del neoclasicismo del siglo XIX, el clasicismo del sur de los Estados Unidos, el renacimiento francés, italiano y español y el estilo Neocolonial. Es por esto que los estudiosos de la arquitectura moderna en Cuba, suelen referirse también a una primacía del eclecticismo; particularmente Mario Coyula llega a considerar este barrio como el conjunto ecléctico más grande del país. La Rampa, esa gran pendiente que tiene la calle 23 en su último tramo, otorgó a El Vedado la categoría de centro de la ciudad moderna y cosmopolita. Entre otras importantes edificaciones esta zona acogió el edificio Radiocentro63 y el cine-teatro Warner, que en la actualidad se conoce como Yara. Además de ser el primer edificio de oficinas en utilizar los códigos arquitectónicos del Movimiento Moderno en Cuba, este conjunto atrajo hacia El Vedado el mayor movimiento cultural que haya tenido La Habana. Con el tiempo el Art Decó, Art Noveau, y el propio Movimiento Moderno con sus rascacielos tropicales -construidos a partir de 1952 tras la aprobación de la Ley de Propiedad Horizontal-, dejaron una huella perecedera en el paisaje urbano, pero la casa tuvo, y tiene aún hoy, en plena decadencia, una impronta memorable. En este sentido se destaca la obra del arquitecto Leonardo Morales64, con sus proyectos de mansiones llamadas “de estilo Vedado”. 63 Aquí radica actualmente el Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT). Leonardo Morales y Pedroso (1887-1965) destacado arquitecto cubano del siglo XX. Se graduó de la Universidad de Columbia en 1909. Provenía de una familia adinerada. 64 60 Su obra se corresponde con las familias más tradicionales de la élite social cubana, quizás por su línea sobria y coherente, y porque no cae en los excesos decorativos que tanto demandaban los nuevos ricos de la época, aunque sus creaciones se puedan definir dentro de los límites del clasicismo. XIX, hasta igual etapa del XX. Al entrecruzarse estos estilos con las complejas relaciones sociales, culturales, económicas e ideológicas que caracterizan la época a nivel internacional, se sedimentaron, en este fragmento de ciudad, algunas de las más valiosas expresiones de lo que Roberto Segre denominó: la modernidad caribeña. Usos del suelo en El Vedado El Vedado tiene un desarrollo eminentemente residencial. Sin embargo confluyen en él usos y funciones diversas: alojamiento, administración, comercio, gastronomía, salud65, educación66, deporte, recreación, cultura, religión, servicios básicos, almacenes, talleres y agricultura urbana. En las regulaciones urbanísticas de El Vedado, se norma el uso del suelo en correspondencia con las características de la Zona de Regulación de Intensidad Urbana. La introducción de nuevas funciones se permitirá solo en caso de ser necesario para lograr equilibrio y fortalecer determinados puntos focales del vecindario. Se admitirá la incorporación de edificios para uso residencial, administrativo, comercial, deportivo, 65 Fig. 46.- Edificios altos de El Vedado. Foto: Luis Bruzón El Vedado es ejemplo de la coexistencia de los más importantes movimientos arquitectónicos gestados desde la segunda mitad del siglo Sus relaciones sociales y su talento le valieron para ser solicitado por muchos oligarcas cubanos para que diseñara sus mansiones y otros proyectos privados. Los servicios médicos se hayan dispersos por toda la Zona de Protección, pues en El Vedado se encuentra la mayor parte de la red hospitalaria de Cuba. Existen 7 policlínicos, 2 clínicas estomatológicas, 151 consultorios del médico de la familia, un hogar de ancianos, un hogar materno. Los hospitales clínico quirúrgico Calixto García, Joaquín Albarrán, Manuel Fajardo, los gineco-obstétricos América Arias, Ramón González Coro y Clodomira Acosta, los pediátricos: Marfán y Pedro Borrás Astorga, los institutos y hospitales de especialidades: Cardiología y Cirugía Cardiovascular, Gastroenterología, Neurología, Endocrinología, Oncología, Nefrología, Retinosis Pigmentaria, Ortopédico y el Instituto de Medicina Legal. Estos datos corresponden al año 2009. 66 El territorio cuenta con 36 escuelas de enseñanza primaria, 16 secundarias básicas, 5 escuelas especiales (dos de retraso, una de conducta, una de débiles visuales y una de retardo en el desarrollo psíquico). Posee 45 círculos infantiles, 3 centros de educación técnico- profesional y una escuela de oficios, 5 centros de educación de adultos, 3 escuelas de idiomas y la legendaria Universidad de La Habana. Estos datos corresponden al año 2009. 61 recreativo y cultural. Se prohíbe la ubicación de instalaciones industriales, de producción, agropecuarias y otras que generen contaminación. Las ya existentes constituyen hitos de referencia obligatoria en este espacio urbano y como tal deberán ser evaluadas. Entre ellas se destacan los Astilleros de Chullima y La Fábrica de Tabacos Partagás. En El Vedado se advierten con facilidad tres áreas de fuerte intercambio económico y cultural. La primera en importancia es La Rampa, que concentra la mayor cantidad de servicios de todo tipo. Es una zona de socialización por excelencia en la que confluyen las principales vías de comunicación del municipio y lo conectan con otras áreas de la ciudad. famoso club de jazz “La zorra y el cuervo” o en la cima de pequeños hoteles como el St John´s con su cabaret “Pico Blanco”, que se considera la “catedral del feeling67”. Fig. 48.- Hoteles Cohiba y Riviera. Malecón y Paseo, Vedado. Fuente: Sitio Web Skyscrapercity.com La segunda zona se corresponde con la intersección de las calles Malecón y Paseo. Aquí se aprecia un uso turístico intenso por la confluencia de dos de los hoteles más importantes de La Habana: el Riviera y el Cohíba. A pocas calles de distancia se encuentran además el Hotel Presidente y el Hotel Nacional. Esta área cuenta con un importante 67 Fig. 47.- Plano de usos del suelo en El Vedado. Fuente: elaboración propia La Rampa se caracteriza por sus centros nocturnos, a menudo ubicados en los sótanos de edificios modernos, como es el caso del El feeling (o filin), es un género dentro de la canción cubana, con una marcada influencia de la música norteamericana. Tuvo su auge en la década del cincuenta pero perdura hasta la actualidad. Como el nombre lo indica sus intérpretes transmiten al auditorio sentimientos intensos, emoción. Entre sus principales cultores –que por lo general eran de origen humilde y conocían poco de la técnica musical–, se encuentran José Antonio Méndez, César Portillo, Martha Valdés, e incluso Pablo Milanés y Silvio Rodríguez. 62 centro comercial, Galerías de Paseo, y con una pequeña red de restaurantes aledaños. Se encuentra muy próxima también a las concurridas salas de teatro Mella, Trianón y a la Casona de Línea. La tercera zona de importancia está en el célebre cruce de 23 y 12. Se observa un uso más discreto, que podría catalogarse popularmente como “de gente del barrio”. Tiene una pequeña galería comercial y una extendida red de cafeterías y restaurantes que en días y horarios laborables brinda servicios gastronómicos a una población muy dinámica. Tiene asociadas además dos importantes salas de cine: Chaplin y 23 y 12. más cosmopolita de la ciudad, y los usos del suelo y las funciones están marcados por esta circunstancia. Los usos del suelo contribuyen a la configuración de la imagen urbana. Están implícitos en acciones cotidianas que parecen intrascendentes como la compra del pan, tomar el autobús, llevar a los niños a la escuela o practicar deportes. Los ciudadanos por lo general desconocen la importancia de este elemento medular del diseño urbano. Puede decirse, incluso, que ante el ejercicio de abstracción que implican, la mayoría de las personas se desentienden de este tema y prefieren dejar toda proyección en manos de los especialistas. Sin embargo, cuando logran traducir esta variable del paisaje urbano en los recorridos obligatorios o de placer a los que están asociados, comienzan a interiorizar la importancia de tomar partido en el diseño de su ciudad. Fig. 49.- Esquina de 23 y 12, Vedado. En 1961, en esta intersección, Fidel Castro proclamó el carácter socialista de la Revolución. Foto: Luis Bruzón El Vedado es el punto neurálgico de las comunicaciones en La Habana desde los barrios del oeste hacia el centro y este de la ciudad; por eso es común que equipamientos y servicios trasciendan la utilización que de ellos hacen los residentes. Se ha convertido poco a poco en la zona 63 reconocer y organizar los elementos de jerarquía del paisaje urbano para aprenderlo y recordarlo. El segundo, trata sobre la capacidad que tienen dichos elementos, de propiciar un recuerdo lúcido en cualquier observador. EL PAISAJE URBANO PERCIBIDO DE EL VEDADO El modo de percibir la ciudad está determinado por el modo de vivirla. Quienes tienen una vida social activa, poseen una visión más amplia, mejor estructurada y más contemporánea de su ciudad, que aquellas personas que pasan mucho tiempo en casa. En el análisis del paisaje urbano, el factor perceptivo tiene un peso determinante. Por eso, el nivel educacional, la edad y el sexo de los habitantes, son variables imprescindibles a tener en cuenta en estos estudios. Sin embargo, es necesario evitar los estereotipos y abrirse al mundo de los sentimientos sin hacer inferencias previas. La apropiación de los estímulos sensoriales provenientes del entorno permite a las personas construir una representación mental de su ciudad. Este proceso de aprehensión es diferente en cada ciudadano, pues está determinado de manera inconsciente por su experiencia vital. Conociendo los gustos y comportamientos de grandes grupos humanos, se pueden identificar tanto los elementos que le resultan más valiosos, como aquellos que desean transformar en beneficio de su calidad de vida. Las relaciones entre los individuos y su hábitat son estudiadas por diferentes ramas de las ciencias. Desde el urbanismo, Kevin Lynch aportó dos conceptos claves para el análisis de la imagen de la ciudad: legibilidad e imaginabilidad. El primero, se refiere a la manera en que se pueden Fig. 50.- El Vedado. Fotografía tomada desde el Restaurante La Torre, Edificio FOCSA. Foto: autora Las unidades del paisaje urbano identificadas por Lynch fueron: las sendas68, los bordes69, los barrios70, los nodos71 y los hitos72. Las cinco se 68 Sendas: son los conductos que sigue el sujeto de un modo normal, ocasional o potencial (calles, senderos, líneas de tránsito, canales o vías férreas). La imagen de la ciudad, Kevin Lynch (2008) 69 Bordes: son los elementos lineales que el observador no usa ni considera sendas. Son límites entre dos fases, rupturas lineales de la continuidad. Constituyen referencias laterales y no ejes coordinados. La imagen de la ciudad, Kevin Lynch (2008) 64 encuentran relacionadas entre sí, independientemente del grado de valor que les asignen los ciudadanos. Aquí radica la importancia del acto perceptivo, para la legibilidad e imaginabilidad del paisaje. La percepción del paisaje es un acto individual y exclusivo. Pero el hecho de transitar, socializar y participar de un mismo entorno, hace que el patrimonio urbanístico se entronice como una propiedad de todos y que el paisaje urbano sea un elemento común en el imaginario de toda la población. CIUDADANOS EN EL ESPACIO PÚBLICO En las dos últimas décadas, espacios públicos de El Vedado, como pueden ser La Rampa, la calle G, la calle 23, o el Malecón, se han destacado por el uso marcado de la multitud. Esta situación condujo a las instituciones estatales y a la comunidad científica a abrir el debate sobre la interacción social en el entorno urbano. La discusión alcanzó al propio concepto de espacio público y sus funciones. Aunque existen diferentes enfoques hay tres características inequívocas que permiten identificarlos. La primera está implícita en su condición de ser propiedad pública, lo que implica un uso social colectivo e igualdad de derechos para interactuar en ellos. La segunda, es que están sometidos a regulaciones urbanas aprobadas por las instituciones representantes del Estado. De manera que los gobiernos locales, tienen el 70 Barrios o distritos: son secciones de la ciudad que tienen dimensiones que oscilan entre medianas y grandes. Son reconocibles por los caracteres comunes que los identifican. La imagen de la ciudad, Kevin Lynch (2008) 71 Nodos: puntos estratégicos de la ciudad a los que puede ingresar un sujeto y constituyen los focos intensivos de los que parte o a los que se encamina. La imagen de la ciudad, Kevin Lynch (2008) 72 Hitos: objetos físicos definidos que se convierten en puntos de referencia en los que el sujeto no entra sino que le son exteriores. La imagen de la ciudad, Kevin Lynch (2008) deber de garantizar su accesibilidad a todos los ciudadanos. La tercera, es la capacidad de asimilación de diversidad de actividades. Esto se debe a que suelen ser áreas abiertas, por ejemplo plazas, plazuelas, parques, isletas con vegetación y/o mobiliario, paseos, calles, así como áreas tributarias de las instalaciones y servicios públicos. Los espacios públicos constituyen puntos de encuentro, espontáneos y sin protocolos, que se han vuelto imprescindibles para la vida del cubano, porque suplen la carencia de espacios privados de uso público, entre los que pudieran citarse, teatros, cines, discotecas o bares. El Estado controló durante mucho tiempo las ofertas de dichas instalaciones, pero la incapacidad para sostener una gestión eficiente, provocó la clausura de muchas de ellas. Las que han logrado mantenerse pasando de una empresa a otra, se encuentran en mal estado constructivo o tienen ofertas poco atrayentes. En los cinco años más recientes, el Ministerio de Cultura –con el apoyo de otros organismos de la Administración Central del Estado– ha comenzado a trabajar en la reparación de instituciones y en la reconceptualización de éstas para brindar productos atractivos a distintos grupos de la población. En este caso El Vedado ha sido favorecido por su centralidad y por las facilidades que su infraestructura ofrece. Se destacan el bar Submarino Amarillo, dedicado a la promoción de la música de los Beatles y que ofrece presentaciones sistemáticas de bandas de rock; el piano-bar Delirio Habanero, en el último piso del Teatro Nacional, especializado en la promoción de artistas de diversos géneros de la música cubana; o el centro cultural Bertolt Brecht, en el que confluyen salas de teatro, galería de arte, y su bar-café. Similares a estos se han desarrollado otros proyectos en La Habana, todos con una excelente oferta cultural, pero con precios que continúan fuera del alcance de la población trabajadora. Estos espacios, además de ser una opción de calidad para los habaneros, constituyen una importante fuente de empleo para los artistas cubanos. 65 La actividad comercial por cuenta propia también favorece al sector cultural, pues ha hecho surgir opciones para la contratación por entidades privadas. Las nuevas micro-empresas tienen la misma debilidad que las estatales: sus elevados precios. Si tanto la oferta estatal como la privada están fuera de las posibilidades económicas de la población y si además, en muchos casos sus servicios carecen de calidad o no responden a la demanda de ciertos grupos poblacionales, solo queda un espacio posible para el ocio: la calle. Los gobiernos provinciales de todo el país conocen esta realidad y ante el reto económico y creativo que presupone la búsqueda de soluciones inmediatas, la estrategia de contingencia ha sido proyectar en el espacio urbano las programaciones culturales que antes tenían por escenario lugares cerrados. El uso masivo indiscriminado del espacio público, si bien cubre las necesidades de ocio de la población con menores ingresos, también está provocando el retiro, hacia el interior de sus moradas, de las personas que hacen un uso más tranquilo de la calle. Tras largas noches de carnavales o fiestas populares, el sol descubre los efectos de erradas estrategias de recreación. Se planifican las actividades y se acompaña esta programación de acciones comunicativas por todos los medios, garantizando una participación masiva. Sin embargo, no se elaboran mensajes de bien público que inviten a hacer un uso respetuoso del entorno y los planes de recuperación y mantenimiento de la ciudad no tienen el alcance suficiente para revertir los daños ocasionados. Cada noche de sábado el paisaje marino de todo el litoral habanero es agredido drásticamente. Las papeleras son siempre insuficientes y el mar queda lleno de latas vacías y de envolturas de todo tipo de productos. La indisciplina ciudadana pone en riesgo el ecosistema tanto para especies marinas como para el propio hombre que lo habita. La población y las instituciones, ante la pregunta de una posible solución al conflicto, responden lo mismo: “imagínese usted… ¡Eso no hay quién lo pare!”. Fig. 51.- Residuos sólidos en el Malecón de La Habana. Foto: Luis Bruzón Otra vez sale a relucir la falta de prevención por parte de las instituciones que rigen el comportamiento ciudadano. No se aplican multas a quienes arrojan residuos sólidos al mar. Las estrategias de educación ambiental no son acogidas con sistematicidad por los centros educativos. Los gobiernos locales no desarrollan suficientes acciones comunicativas al respecto. Y las instituciones vinculadas directamente con este tema no son capaces de autodefinirse como tal. Es un problema que nadie sabe a quién corresponde. Una situación similar ocurre con la proliferación de microvertederos. Las esquinas de El Vedado, como en muchos otros barrios habaneros, se van ocupando con montículos de escombros, muebles 66 sanitarios viejos y basura de todo tipo. El camino se llena de malos olores y el acto de pasear la ciudad se transforma en el hecho de sufrirla. luego continúen su camino persiguiendo mosquitos Aedes Aegypti. Pero las transformaciones que impone la apertura comercial, tanto en el ámbito doméstico como en el espacio público, alcanza dimensiones que van más allá de lo que la cultura popular puede soportar. La extensión de los nuevos negocios por toda la ciudad provoca que los usos del suelo se reconfiguren y cambien la circulación de las personas. En El Vedado cambió la cadencia en el andar el barrio, se impuso el paso apurado. En los horarios de almuerzo, se vive el momento más discorde. Los jardines que antes mostraban curiosas flores, ahora se alternan entre pizzerías, relojerías, joyeros, bodegas particulares, bisuterías, lencería, cerámicas y tiendas de artículos religiosos. La Calle 23 simula un centro comercial extendido, donde los vendedores exponen sus mercancías con las condiciones mínimas. En tanto las antiguas tiendas permanecen con las vitrinas vacías, las cafeterías exhiben las caras apáticas de sus camareros y las clásicas bodegas de la esquina se destruyen poco a poco en las manos del Estado. Fig. 52.- Escombros en la vía pública. Calle 19, Vedado. Foto: Luis Bruzón Las nuevas regulaciones de los cuentapropistas trajeron de vuelta a un personaje medieval: los carretoneros de viandas y verduras. Estos vendedores deambulan con su mercancía por toda La Habana y dejan a su paso indelebles huellas de su estancia con barro, productos podridos y hojas de desecho. La tradición del pregón parece que se retoma con cada grito, pero al instante se entristece la casera cuando escucha el precio del producto. “El paquete de galleta… la galleta, la rica galleta a 25 pesos!!”. Todo se vende en El Vedado, todo en cualquier horario y a la puerta de la casa. Los cubanos saben vivir en armonía con un paseo en cuyas ceibas reposen ofrendas a los santos. Consideran tolerables y hasta graciosos los pregones que rompen el silencio de la mañana. Y abren voluntariamente las puertas de su casa a los inspectores de sanidad para que la revisen y Fig. 53.- Bodega en la Calle 23, esquina a 6, Vedado. Foto: Luis Bruzón 67 El resultado es un paisaje urbano caótico y deprimente, pero del que nadie parece asombrarse. Los personajes asociados a estas imágenes forman parte de El Vedado y su ausencia presupone un vacío en el paisaje habanero. La imagen de la ciudad ideal no se pretende alcanzar prescindiendo de ellos, ni limitando las escasas oportunidades para mejorar económicamente, sino normando estas actividades. La construcción de la imagen de la ciudad es un proceso bilateral entre las personas -en tanto son el sujeto activo en el escenario urbano- y su patrimonio urbanístico, que es el objeto con el que interactúa constantemente. Por eso los ciudadanos deben desempeñar un papel activo en la percepción de su hábitat y tener una participación creadora en su diseño. En este sentido, la Geografía de la Percepción ofrece tres alternativas valiosas: utilizar artificios simbólicos, reeducar a los sujetos y remodelar el entorno en pos de mejorar la calidad de vida. Las personas siempre antepondrán sus necesidades primarias a los requerimientos legales. Para comenzar los debates sobre la conservación del paisaje es necesario repensar las políticas de gestión urbana desarrolladas hasta el momento. Enfatizar la interacción social en la calle ha demostrado que genera un comportamiento agresivo hacia el espacio público. Los tumultos, la música a todo volumen, la actividad comercial en las aceras, no se traducen en ganancias para la población y su cultura urbana. Mantener una actitud indiferente antes estos modos de interactuar de los ciudadanos conllevará a la perdida de importantes valores de la cultura y del paisaje urbano; y pone cada vez más en peligro el paradigma de lograr una ciudad económicamente eficiente, socialmente equitativa, ecológicamente sustentable, gobernable y defendible. Las identidades El destacado investigador colombiano Jesús Martín Barbero, explica que las identidades son raíces que se mueven, y no se debe perder de vista el sentido de esos movimientos. Hace algunos años comenzó a notarse en La Habana, la aparición de pequeños grupos de jóvenes con un espacio identitario y participativo propio que utiliza la calle como ámbito legitimador. Entre ellos se encuentran los Emos, un término que proviene de emocional; los Repas, derivado de “reparteros” con una filiación marcada a la cultura Hip Hop; y los Mikis, en referencia a Mickey Mouse, con su ideal de vida fácil y feliz. Fig. 54.- Tribus urbanas en la Calle G. Foto: Adalberto Roque/AFP. Fuente: Sitio Web SOY502. Tribus urbanas de La Habana, AFP Estos grupos se diferencian esencialmente en sus gustos musicales y su imagen personal, construida no solo con las vestimentas sino también con cortes de pelo específicos. Las principales calles de El Vedado son su punto de reunión, no por la posibilidad de diluirse en la multitud, sino precisamente por ser mejor identificados dentro de ella. No han faltado quienes fueran a entrevistarlos con el interés 68 expreso de documentar su existencia cual si fueran especies raras. Incluso prestigiosos sociólogos y psicólogos han intentado adentrarse en sus orígenes y en las razones de que utilicen la calle como espacio de reunión. Son etiquetados por los sociólogos como “tribus urbanas”. Paradójicamente, ni los medios de comunicación, ni la comunidad científica, se han hecho eco de la existencia de otros grupos que también ocupan espacios públicos notables en la ciudad. Pocos se adentran en el estudio de las prostitutas que transitan por todo Malecón, de los taxistas que se reúnen frente a los hoteles Riviera y Cohíba, o de los pescadores que aún en las noches frías extienden sus cañas al mar. La mundialización ha impuesto a escala global procesos de destrucción de las cultural urbanas, homogeneización de las identidades, y con ello nuevas maneras de percibir la ciudad y de reconocerse dentro de ella. Los intelectuales cubanos han alertado durante años, a los medios de comunicación y al propio Estado, sobre la necesaria deconstrucción de los modelos hegemónicos que se introducen a través de los productos culturales foráneos. La importancia que la política cultural cubana ha dado a este particular es quizás una de las razones por la que los jóvenes habaneros, con todo tipo de identidades reconocibles, estén interactuando en el contexto urbano. La participación activa de la juventud en la calle, reconociéndola como ámbito de encuentro con sus congéneres, es un hecho que debe reconfortar. Esta es la verdadera dimensión sociocultural del espacio público, es la muestra fehaciente de que los paisajes urbanos de calidad son propicios para estimular el intercambio humano y demuestra además que la población joven tiene disposición a participar en su ciudad, que son capaces de hacer valer sus derechos ciudadanos. Y reafirma que la naturaleza de estas áreas está determinada por el uso espontáneo de la población y no por el estatuto jurídico, la regulación urbana que lo norma, ni la estrategia política que en épocas de contingencia los convoca allí. La Habana posee espacios para todos los grupos sociales y particularmente, en El Vedado, muchos de ellos han encontrado un lugar acogedor. La reconfiguración del paisaje debe partir del estudio de las identidades que en él se expresan, pero no para señalarlas con el dedo, ni suspenderlas en el aire con manos de pinzas, sino para lograr su inserción armónica en el discurso urbano. Fig. 55.- La Habana. Vista del Hotel Nacional desde el Restaurante La Torre, Edificio FOCSA. Foto: autora Paisajes preferidos “Al atardecer iré con mi azul cántaro al río, para recoger la última sombra del paisaje mío”. Dulce María Loynaz Los estudios de percepción del paisaje urbano otorgan a las emociones un papel determinante. Son enfocadas por los especialistas 69 como disposiciones para la acción. Además han probado ser sistemas permanentes de evaluación de la calidad del entorno y de su grado de imaginabilidad. En El Vedado, en vez de una sola imagen inclusiva, se aprecian conjuntos de imágenes interrelacionadas. Estos conjuntos están dispuestos en diferentes ámbitos que van desde visiones muy individuales hasta enfoques grupales. La espectacular topografía de El Vedado fue moldeada por urbanistas y arquitectos que hicieron un uso óptimo de los recursos naturales para lograr un paisaje memorable. Los residentes y usuarios entrevistados ofrecieron detalles de los lugares que en su criterio contienen las imágenes imperecederas de este barrio. En “La Torre” del FOCSA puede apreciarse La Habana entera extendida en la gran llanura costera. Desde allí, las noches calurosas y simples se llenan de fantasía siguiendo con la vista las luces que acompañan el trazado recto de las calles de El Vedado, y se puede conquistar la ciudad iluminada y la oscura. El Restaurante La Torre, tan distante del alcance económico de la población como su altura sobre el mar, oferta -al decir de los residentes- “la vista más cara”. En contraposición está la calle, el nivel más bajo y más económico. Esas calles perfectas, repletas de jóvenes que conversan sentados en el suelo nocturno y frío, o sudan apretados en los bancos oscuros. Entre las sendas sobre salen la Calle G, la Avenida Paseo y el Malecón, que son entendidas por los especialistas como sendas de alto valor paisajístico y percibidas por los ciudadanos como espacios públicos ideales para “vivir la ciudad”. El mirador del Memorial José Martí, ubicado en la Plaza de la Revolución, en el punto más alto de la ciudad, también ofrece una vista singular. Aunque distante del mar, el espectáculo gana valor porque favorece una panorámica de toda La Habana. La Rampa es un barrio fácilmente identificable por los habaneros tanto desde su interior, como al usarlo de referencia en el espacio urbano. Esta zona fue descrita como “un paisaje para ver en movimiento” y se asoció al acto de caminar, en un clima siempre fresco, con mucho ruido, color, incluso sabores, que desencadenan los recuerdos de Coppelia. Fig. 56.- Senda de alta calidad paisajística de El Vedado. Avenida de los Presidentes (Calle G). Foto: Luis Bruzón El Malecón, y los espacios públicos asociados a él, durante el día son poco transitados a pie, por no poseer un arbolado que permita aplacar el calor y el resplandor. Sin embargo, experimentan un cambio radical en el horario nocturno. Al caer el sol, la multitud se apropia de las calles. 70 El Malecón es el mejor ejemplo de cómo se entrelazan las identidades en el espacio público. Se barajan las historias de vida, pero cada individuo conserva su propia percepción del paisaje. Sin embargo, cuando se enfoca el grupo, inmediatamente afloran posibles generalizaciones. Fig. 57.- Heladería Coppelia. Esquina de 23 y L, La Rampa, Vedado. Foto: Luis Bruzón Los turistas lo disfrutan como un lugar pintoresco en el que pueden tomar fotos de la ciudad corroída y de sus personajes típicos, o tomarse unos tragos conversando mirando el mar. Los habaneros que viven lejos de él, lo reconocen como un sitio de esparcimiento e intercambio con amigos, un espacio de encuentro, incluso de comercialización. Para quienes residen a su vera, adquiere una connotación compleja. Funciona como un apéndice de sus viviendas, es el lugar de iniciación a los juegos, de descubrimiento de los límites en la relación con la naturaleza. Es el espacio donde solucionar lo público y lo privado de sus vidas. La legibilidad de éste paisaje es alta, así como la imaginabilidad que suscita en quienes lo observan. Independientemente de si se está de paso o si se vive la ciudad, el Malecón es un espacio que reconforta. Es el numen del paisaje coherente. A un lado la vida disonante en el perfil de una ciudad moderna. Sobre el muro, un pueblo lleno de ilusiones que reinventa constantemente sus sueños. Del otro lado el mar, como una puerta abierta al infinito. Figs. 58 y 59.- Utilización del espacio público en diferentes horarios. A la derecha la Tribuna Antiimperialista durante la tarde, en un día habitual. A la izquierda la Tribuna Antiimperialista en Concierto de la Orquesta Van Van, noche de sábado, 2008. Fuente: Ediciones Cubarte El litoral tiene paisajes que se aprecian instantáneamente, en cualquier horario del día o la noche, y otros que requieren de detenimiento del observador para poder descubrir tonalidades en el horizonte, como son los naranjas de la puesta del sol y los lilas tenues del alba. La mejor zona para divisar amaneceres y puestas de sol, según la mayoría de los entrevistados, son los jardines del Hotel Nacional. Sin embargo, es en la base del peñón de rocas en que reposa el Hotel, dónde 71 se sienta la mayor cantidad de personas para ver caer el sol y dónde también lo esperan ascender desde el mar, para luego ir de regreso a casa. Aquellos residentes de El Vedado que tienen la “fortuna de vivir frente al muro”, observan desde los balcones de sus casas, aunque según ellos mismos, nada se compara con sentarse en “el borde del mundo” y sentir el aire en la cara cargado de mar. El predominio del borde marino ofrece un alcance visual tan amplio que permite hilvanar en el imaginario elementos distantes como El Morro y La Chorrera. El Malecón es un gran texto tridimensional que se descifra con placer, por observadores de todas las edades. Es un símbolo de La Habana y de El Vedado. Fig. 60.- Malecón de La Habana desde los Jardines del Hotel Nacional. Fuente: Sitio Web Tripadvisor En la ciudad contemporánea, el conocimiento no es el único intangible que debe ser gestionado. Las sensaciones, los sentimientos y las percepciones de los ciudadanos, transforman sus comportamientos, y no siempre los cambios son enriquecedores o positivos. Por eso, configurar el capital emocional del barrio es la tarea más compleja en la preservación del paisaje urbano. LA IMAGEN DE EL VEDADO Los individuos entrevistados en este estudio, estaban familiarizados con la zona por vivir en ella o por tener allí su lugar de trabajo. Su percepción de El Vedado, está profundamente marcada por el hecho de que en muchos años no se ha realizado ningún tipo de intervención constructiva de gran alcance en el territorio. Es un área cargada de significado y actividad, con edificios de disímiles estilos y con una pauta básica: su trazado en damero perfecto. Estos tres aspectos son propicios para que los elementos de identificación del paisaje se sedimenten en el imaginario popular durante un largo proceso histórico. Ante la pregunta de “¿Qué es lo primero que piensa cuando alguien menciona El Vedado?”, se pudieron detectar cuatro grupos de imágenes diferentes. En el primero se unificaron aquellas respuestas que destacaban la condición de centro urbano. Llegan a definirlo como “corazón del país”, “capital de la capital” y “centro de todo”. En el segundo, la asociación inmediata con las intersecciones de vías públicas principales. La Calle 23 fue la protagonista, en sus cruces viales con las calles 12, Paseo, G, L, M y Malecón. El tercer grupo lo configuran las asociaciones de este paisaje con el color azul, por la estrecha relación con el mar. Curiosamente dos de los entrevistados lo vincularon además, con el equipo de beisbol Industriales, pues este color ha identificado al conjunto desde que fuera fundado en la segunda mitad del siglo XIX con el nombre de Club Almendares. Otros entrevistados llegaron a relacionar la palabra “Vedado”, con sentimientos posesivos a través de frases tales como “mi casa”, “mi barrio”, “lugar donde quiero vivir”. 72 Sendas Las personas observan la ciudad mientras circulan a través de sus sendas y construyen su percepción del paisaje, según éstas se organizan y se conectan con otros elementos del medio ambiente urbano. Fig. 61.- Baseball, el deporte nacional. Pitcher del Equipo Industriales, Odrisamer Despaigne Orue. Fuente: Sitio Web Cubahora.cu Una senda no solo tiene la interpretación elemental de conducir a un lugar. En ellas también están contenidos mensajes históricos, culturales y hasta de la geografía física. La Calle Línea, por ejemplo, es una de las más antiguas del barrio. Arquitectos y urbanistas cubanos la recuerdan como la Diagonal de Barcelona, porque como tal se evoca en el plano de El Vedado que es de la misma fecha que el proyecto de Ildefonso Cerdà. A lo largo de ella se extienden algunos de los más importantes teatros de La Habana: Mella, Trianón, Centro Cultural Raquel Revuelta, Centro Cultural Bertolt Brecht y la Casona de Línea. Esta senda delimita la zona de riesgo de penetración del mar. Las personas la tienen como un elemento determinante a la hora de escoger una casa para comprar o permutar, pues el deterioro físico constructivo de las edificaciones en esta área es mayor y exige acciones de mantenimiento sistemáticas. Pero aunque se deprecian las viviendas, la zona continúa con una alta demanda. Fig. 62.- Dibujo de la Calle Línea. Esta fue la primera senda trazada en El Vedado, por ella circulaba el tranvía, desde la vieja ciudad, hasta el joven reparto Carmelo. Fuente: El Vedado habanero, recorriendo tiempos entre la prohibición y la preferencia, Liborio Pais. En sentido general, los entrevistados hablaron con agrado de las sendas de El Vedado. Las mismas se encuentran en excelente estado, en comparación con otros municipios como Cerro, 10 de Octubre, Habana Vieja, Centro Habana. Celebraron la organización del callejero, la interrelación de los elementos que conforman la vía en su totalidad como el parterre, las aceras anchas, el árbol que ofrece sombra para aparcar los autos o sentarse a conversar. También enfatizaron que, a diferencia de 73 otros barrios habaneros, los peatones mantienen la correcta distancia del automóvil. La circulación vial que se ha diseñado en este plano ortogonal se considera, favorable, cómoda y que permite disfrutar de vías de calidad paisajística. Para profundizar en estos aspectos, se indagó en la relación entre distancia percibida y distancia real. Para poder hacer este ejercicio los entrevistados estaban obligados a estructurar mentalmente un recorrido entre dos elementos urbanos e irlo describiendo. Se buscaba vincular puntos que aunque tuvieran una conexión directa, no existieran referentes visuales. 5,00 4,00 3,00 2,00 1,00 0,00 -1,00 Malecón y 23 a Túnel de 5ta Distancia percibida (km) Distancia Real (km) Diferencia (km) Universidad al Hospital Puente Calixto García Almendares y Casas de Las Galería de Paseo y 23 y 12 3,89 4,64 2,06 4,3 3,4 1,5 2,50 2 -0,41 1,24 0,56 0,50 Fig. 63.- Relación entre distancia real y distancia percibida. Fuente: elaboración propia En la figura se puede apreciar una relativa correspondencia entre lo real y lo percibido. De las cuatro variantes que se ofrecían, sólo en el recorrido que se propone desde Malecón y 23 hasta el Túnel de 5ta Avenida, los entrevistados perciben una distancia menor que la real existente. Aunque no es una diferencia significativa para un tramo de vía tan extenso, es curioso que los entrevistados se mostraban muy expectantes respecto a si estaban o no siendo exactos en su apreciación. Tenían conciencia de que debía ser una senda más larga, pero sentían temor de estar exagerando en su respuesta. ¿Por qué es el único trayecto con una distancia menor percibida? Este recorrido se desarrolla completamente en una vía rápida que mantiene su dirección básica sobre una planicie. Las leves curvas que posee se aproximan a nodos que la reconectan con la ciudad. Estos nodos están determinados por la frecuencia rítmica que impone el trazado ortogonal de El Vedado. Cada uno de ellos tiene características e hitos propios, por tanto son puntos estratégicos para las personas en movimiento pues les permiten conectarse y decidir el rumbo a seguir. Las propias intersecciones que contiene la senda constituyen una imagen vívida que mantiene expectante a quienes se mueven a través de ella. La doble condición de senda y borde, le da una carga de significación mayor a el Malecón de La Habana, que de por sí se corresponde plenamente con la idea de “senda melódica”, por analogía con la música73. También es curiosa la diferencia de un kilómetro que se percibe entre la Universidad de La Habana y el Puente Almendares. Este recorrido transcurre fundamentalmente por la Calle 23, aunque algunos entrevistados prefirieron iniciar el trayecto por la calle Zapata. La Calle 23 vincula el oeste de la ciudad con el Municipio Centro Habana, de manera que a lo largo de ella de mueven habitantes de todo el ámbito capitalino. El uso diario, la amplitud de la vía, la coherencia visual de las edificaciones que se ubican en ella y la posibilidad de 73 Este es un concepto que maneja el destacado urbanista estadounidense Kevin Lynch en su libro La imagen de la ciudad (1961). 74 conectar diferentes distritos habaneros hacen que esta senda sea una de las de mayor imaginabilidad de El Vedado. Pero un paisaje saturado de significados puede inhibir los comportamientos más elementales para la ubicación. En este recorrido las personas se relajan porque no existe la posibilidad de pérdida. No es una vía rápida por tanto hay alternativas para corregir el rumbo en caso de sobre pasar el punto de referencia que marca el sentido del camino. El recorrido se hace largo en la espera de que llegue el hito que indica la cercanía del destino. Fig. 64.- Vista aérea del Malecón habanero, con El Vedado resaltado a la izquierda. Fuente: Sitio Web Cuban art News Las vías secundarias son frecuentemente utilizadas por quienes hacen este itinerario a pie. Transitan de modo paralelo a la Calle 23 pero disfrutando de más sombras. Para muchos entrevistados estas son sendas asociadas a sus recorridos habituales, de modo que tienen un mejor conocimiento de la distribución de usos del suelo y se detienen según sus intereses. Estas pausas las reprodujeron de modo inconsciente mientras se narraba el trayecto, quizás como demostración de dominio del territorio. Los recorridos por Malecón y por la Calle 23 tienen una distancia similar, sin embargo se perciben de modos muy diferentes. Por la primera los individuos viajan rápido y tienen sensación de menor distancia, por la segunda viajan pausadamente y perciben un kilómetro más de lo que en realidad existe. Los otros dos recorridos que se pusieron a criterio de los entrevistados implicaban desplazamientos por la Avenida de los Presidentes y Paseo. Son dos calles muy parecidas en cuanto a su orientación, estructura, y distancias. Así como a sus relaciones con las vías secundarias y con Malecón y 23. La Calle G, es muy vívida. La calidad de su paisaje es apreciada por los residentes y usuarios. Su arbolado es una evidencia de cómo una correcta gestión de las áreas verdes de la ciudad propician relaciones armónicas entre las personas y el árbol. Esta avenida, cercana a La Rampa, tiene un uso marcado de los jóvenes que la diferencia de la Avenida Paseo, a pesar de que ésta tiene junto al mar su Fuente de la Juventud. La Avenida Paseo, tiene un uso más íntimo. Es una vía propicia para las caminatas matutinas. Es amplia, plena de sombras y de bancos que invitan al descanso. A cada banda se ubican lujosas mansiones. Solo unas pocas de ellas continúan en manos de sus dueños, la mayoría en la actualidad son sedes de instituciones como la Federación de Mujeres Cubanas, círculos infantiles y la Casa de la Amistad. También está aquí el Hospital Cardiovascular, en la intersección con la Calle 17, que genera una gran circulación de personas durante el día. En las noches, son los teatros de la calle Línea, los que con su cierre de función dejan la avenida vacía. Estas dos Avenidas fueron recorridas mentalmente sin contratiempos y la percepción se ajusta casi totalmente a la realidad. De todas maneras es válido destacar que los entrevistados en casi todos los 75 casos se valieron del conteo de las calles para hacer un cálculo de la distancia estimada. Las sendas de este barrio habanero son profundamente conocidas tanto por sus residentes como por sus usuarios. Constituyen espacios públicos de preferencia para los ciudadanos de la capital. Fig. 65.- Calle Paseo. Senda entre Plaza de la Revolución y frente marítimo. En la foto se identifican tres de los cinco elementos descritos por Kevin Lynch: 1Senda, Calle Paseo. 2- Borde, Malecón. 3- Hito, Hotel Meliá Cohiba. Fuente: Sitio Web Cubadebate Bordes Los paisajes preferidos de El Vedado están en gran medida asociados a sus bordes. Estos elementos fronterizos son organizadores de la imagen urbana y tienen la función de mantener cohesionadas determinadas zonas. En su libro “La imagen de la ciudad”, Kevin Lynch explica que los bordes que se perciben con más fuerza son aquellos que además de ser visualmente prominentes, tienen una forma continua y son impenetrables al movimiento transversal. El Malecón posee todas estas cualidades, por eso es un elemento imprescindible para la legibilidad e imaginabilidad de El Vedado y de La Habana. Es una vía rápida muy utilizada para acceder a todos los municipios costeros, pero también tiene un intenso uso peatonal. Todas las vías secundarias descienden hasta él, favoreciendo no solo la visual hasta el mar sino el propio acceso de los peatones hasta el borde costero. Desde su creación ha definido la imagen de la capital cubana. Las diversas miradas que ofrece su paisaje total hacen que se convierta en un fuerte espacio de interacción social. Mientras el mar, pleno de vida y de misterios se extiende al norte, al sur reposa una diminuta ciudad que yace inmóvil y silente. El Cementerio de Colón, ubicado en medio del Municipio Plaza de la Revolución, permanece como un testigo mudo de todo cuanto ocurre a su alrededor. El cementerio, la Plaza de la Revolución y el Castillo del Príncipe, conforman una curiosa coalición que actúa como el borde sur de El Vedado. De ellos tres es la plaza la que gana más miradas. Tiene una intensa circulación, edificaciones emblemáticas como el Teatro Nacional, la Biblioteca Nacional de Cuba José Martí y las sedes del poder político y militar de la isla. El emblemático Memorial José Martí ofrece quizás la imagen más conocida de Cuba. Diariamente decenas de turistas llegan hasta la base del monumento para fotografiarlo y testimoniar su paso por La Habana. En contraposición el Castillo del Príncipe, es un lugar que parece no existir en el imaginario popular. Se percibe como un vacío en el callejero 76 de El Vedado. Su condición de edificación de uso de carácter militar, y la limitada la circulación por esta zona durante tantos años, lo ha convertido en un espacio ciego, carente de toda lectura para la población. Solo un entrevistado afirmó haberlo visitado hace muchos años pero no le fue permitido fotografiar nada. Sus alrededores se encuentran protegidos por una franja verde boscosa de unos 100 metros y en pendiente. Es bordeado por una vía rápida, la Calle Zapata, en un fragmento de esta en que además se intercepta con la Avenida Carlos III, Avenida de la Independencia y con la Avenida de los Presidentes. Fig. 66.- Cementerio de Colón. Intersección de Zapata y 12, Vedado. Foto: Luis Bruzón Zapata es una senda de escasa circulación peatonal, a pesar de ser extensa y atravesar nodos importantes de diferentes distritos. Sus aceras son estrechas y la circulación de los autos es rápida. Conecta varios hitos importantes de El Vedado como la Facultad de Artes y Letras de la Universidad de La Habana, la ladera del Castillo del Príncipe, la Plaza de la Revolución, el Cementerio de Colón y el Cementerio Chino. Esta calle, difícil de cruzar para los peatones, transmite sensación de temor y ansiedad durante todos los horarios del día, pero especialmente en la noche. Es otro de los bordes representados en los mapas mentales. Al oeste el río Almendares, infinito, colmado de ofrendas religiosas y misteriosas bolsas flotantes, se extiende como un borde húmedo. La sensación de agua es menos clara porque existen muchas estructuras, maleza y viviendas que interfieren en la visual. Es por tanto, un borde fragmentado, porque aunque es continuo como abstracción, solo es visible en determinados espacios. A pesar de esto, los entrevistados son capaces de ubicarlo en sus mapas mentales. Su imaginabilidad se favorece con la existencia de los puentes que lo cruzan: el viejo puente de hierro en la calle Línea y el moderno puente Almendares en la Calle 23. Además están los dos túneles de Línea y de Malecón. Estas estructuras, son nexos imprescindibles con el Municipio Playa. Están insertados en la trama urbana con mucha precisión. Logran estructurar el paso de uno a otro territorio de un modo armónico y a la vez, constituyen pequeños espacios de transición que resaltan las diferencias de cada paisaje. Son como los pasillos de una gran casa que permiten pasar de la sala a las habitaciones privadas, donde la sala es El Vedado y Miramar el dormitorio principal. Tanto los puentes, como los túneles, se han convertido en hitos del paisaje habanero. La ribera del río en ocasiones se vuelve un espacio desagradable. Su parte baja, es una zona urbana con viviendas de baja calidad y un paisaje deteriorado por los residuos sólidos arrojados. Sin embargo, más arriba, a la altura del reparto Nuevo Vedado, predominan los chalets modernos, casas de mucho confort con patios que miran al paso del agua. En el borde opuesto, correspondiente al Municipio Playa, se encuentra ubicado el Parque Almendares. Con sendas que serpentean el Bosque de La Habana y le dan a la capital su más hermoso paisaje verde. Al este es la calle Infanta, en una función dual de senda y borde, la 77 que separa al Vedado de la otra ciudad. Es un borde endeble y penetrable de modo transversal, pero visualmente reconfigura el paisaje. La tipología arquitectónica, los modos de conectar las edificaciones, los usos del suelo, la visual cortada al mar, la circulación del viento, todo cambia a partir de ella. Fig. 67.- Desembocadura del Río Almendares. Foto: Luis Bruzón Los bordes de este barrio son identificables por la población. Ejercen una verdadera contención de la estructura urbana y configuran el paisaje de El Vedado. Los más representados en los mapas mentales fueron el Malecón y el río Almendares. Hitos Las sensaciones de confianza, tranquilidad, relajación que se experimentan en El Vedado, a pesar de ser una zona de tanta circulación de personas, está vinculada a la existencia de importantes elementos estructuradores del paisaje urbano que se han consolidado en el tiempo como símbolos de la comunidad. Dentro de ellos, los hitos fueron los más citados y descritos por la población. Los entrevistados mencionaron desde referentes muy puntuales de pequeñas zonas, hasta edificaciones insignes del patrimonio cubano. Se destacó por ejemplo el cine Yara, la heladería Coppelia, el edificio FOCSA, La Rampa, el Hotel Habana Libre, la Universidad de La Habana, el Hotel Cohiba, el Hotel Nacional, el Puente Almendares, el Teatro Mella, el Hotel Riviera y el Cementerio de Colón. Se trata de edificios que en su mayoría pertenecen al Movimiento Moderno, incluso de un pequeño barrio con ese estilo, La Rampa. Estas estructuras suelen ser de gran tamaño, visibles desde distintos ángulos del territorio en que se hallan y además contrastan con las edificaciones que se encuentran a su alrededor. Por lo general están ubicados en sendas o nodos de significación, de manera que identificarlos en el itinerario cotidiano transmite seguridad y aporta una inmediata sensación de orden urbano. La población de El Vedado, disfruta de la utilización de sus hitos para ubicarse de manera inmediata en el entorno, pero también hace uso continuo de la nomenclatura de las sendas. El plano ortogonal con sus calles enumeradas y organizadas según las letras del abecedario, permite una ubicación inequívoca. Los mojones, esos cubos de piedra blancos con terminaciones piramidales que pueden verse en cada esquina reafirmando el lugar exacto donde se encuentra el individuo, se han convertido en sí mismos en imágenes propias de El Vedado. En esto han influido mucho los medios de comunicación masiva que los ha utilizado como referencia visual que acompaña la ubicación de un hito arquitectónico. Es curioso que varios individuos, al particularizar sobre los referentes de su espacio público, comenzaron a hacer no solo un análisis de las relaciones de los hitos de El Vedado con su entorno, sino también una interpretación del propio hito y rememoraron si lo conocían internamente o qué experiencias personales lo vinculaban a él. 78 se debe a que los costos de los servicios de las instalaciones turísticas, están muy por encima de las posibilidades económicas de la población cubana. Fig. 68.- Hotel Habana Libre. Intersección de 23 y L, La Rampa, Vedado. Foto: Luis Bruzón Fig. 69.- Esquina de 23 y M, La Rampa, Vedado. Foto: Luis Bruzón Los entrevistados relacionaron los hitos con algunas sensaciones. La Heladería Coppelia, fue asociada con sabores y colores; el edificio FOCSA con vistas panorámicas de la ciudad y con fuertes vientos en sus calles adyacentes. La Rampa se percibe como un área con intenso flujo de personas, ruido, movimiento, diversidad cultural. El Cementerio de Colón transmite tranquilidad, elegancia y soberbia. Los hoteles en sentido general, se relacionaron a sensaciones de disfrute, pero se declararon como poco accesibles, ajenos, pensados para otros. Los jóvenes entrevistados dijeron conocerlos externamente, y solo en algunos casos afirmaron haber visitado sus recibidores y tiendas. Esto Las estatuas, monumentos, murales, también son hitos importantes en El Vedado. Su modificación o sustracción, deja un vacío en la imagen mental que conforman los individuos a través de sus recorridos habituales. En una entrevista una mujer joven decía “cuando vas por Paseo, llega hasta el cartel grande ese… uy es que lo han borrado. Ahora no sé qué dice, pero cuando veas un cartel grande, un mural, por esa calle hay que doblar a la derecha”. Otra frase muy frecuente es “eso queda dónde era antes…”. Este segundo caso nos alerta sobre la reconfiguración drástica del paisaje a partir de la incorporación de nuevos usos del suelo, o cambios de estos. 79 los medios de comunicación masiva, trascienden las fronteras del barrio y se yerguen como íconos de la vida capitalina cubana. Nodos Otro elemento esencial para la legibilidad del espacio urbano son sus nodos. Estos se conforman por la confluencia de sendas, que generan una alta concentración de individuos de diversos distritos urbanos. Su uso sostenido en el tiempo por gran cantidad de personas, hace que estos espacios de las ciudades se fortalezcan en el imaginario colectivo. Fig. 70.- Agromercado de 17 y K. Al fondo Edificio FOCSA. Fuente: Panoramio Los agro-mercados también son asumidos como hitos, pero reconocibles a partir de la dirección en que se encuentran, por ejemplo, 17 y K, o 19 y B. La compra de víveres implica para la mayoría de los habitantes grandes desplazamientos en la búsqueda de la mejor relación calidad precio de los productos. Esta actividad se asocia a sensaciones de cansancio, incomodidad, e insatisfacción. El Vedado es una zona de gran importancia económica y sociocultural. Su paisaje urbano y en especial sus hitos, viajan a través de Figs. 71 y 72.- Calle 23 durante el día y durante la noche. Fuente: Sitio Web, Blog de viajes y turismo Los nodos tienen un tamaño que varía, pueden ser focos pequeños, manzanas, incluso un barrio. En ellos se configura el sentido de la circulación ciudadana. Las personas al sentirse presionadas por el medio para adoptar decisiones en su desplazamiento se aferran a las estructuras 80 construidas o elementos que puedan dar una pauta en el paisaje y los asumen como hitos para la ubicación inmediata en el entorno. Es por eso que en el caso de El Vedado, muchas personas entrevistadas al mencionar un edificio también decían su ubicación exacta en un nodo. En el caso de El Vedado, los nodos se corresponden con el cruce de sendas que conducen la circulación de la ciudad de este a oeste y viceversa. Solo tres de ellos, tienen sendas que se adentran hacia el sur de La Habana, ellos son 23 y G, 23 y Paseo, y 23 y 26. Los entrevistados de este estudio, ubicaron en la Calle 23 los nodos de mayor significación en El Vedado. Como puede apreciarse en la figura los más destacados fueron 23 y L, 23 y G, y 23 y 12. Nodos Linea y Paseo Linea y 12 23 y Malecón 23 y M 23 y 12 23 y G 23 y L Infante74, primero lo fue la Plaza Vieja, luego la Plaza de Armas, después el Prado. Con los años subió hasta Galiano y San Rafael y Neptuno. Ahora está en la Rampa. Este autor, además, hiperboliza el movimiento de lo que el percibe como un “centro ambulante”, con el recorrido del sol, de este a oeste. Y asocia esta percepción con el propio crecimiento urbano de la capital cubana. Los centros que confluyen en La Habana se caracterizan por tener una fisonomía diversa, con estilos arquitectónicos específicos. El paso del tiempo le confirió a cada uno de ellos una imagen singular, que les permite a los ciudadanos llenarlos de significación y utilizarlos como elementos de orientación para ubicarse en la ciudad total. Durante el día, estos centros –con sus nodos asociados– viven en pugna por conquistar el puesto de mejor espacio público habanero. Pero arquitectura e historia, no pueden escapar a las pautas que marcan los usos del suelo y los horarios de vida de los ciudadanos. De manera que El Vedado, que concentra la mayor cantidad de ofertas nocturnas, tanto culturales como de hostelería, gana su total condición de centro de la capital en las noches. Aunque sus nodos se mantienen efervescentes en todos los horarios. Barrios Diferente a lo que ocurre con los hitos y nodos, que son fáciles de identificar por residentes y usuarios, los barrios que conforman la Zona de Fig. 73.- Nodos de El Vedado. Fuente: elaboración propia 74 En La Habana los nodos están muy vinculados a la idea de centros. Esto se debe a que la capital cubana es una ciudad policéntrica, cuyo movimiento del centro urbano principal ha tenido un curso habitual hacia el oeste. Parafraseando la obra Tres tristes tigres, de Guillermo Cabrera Guillermo Cabrera Infante (Cuba 1929 - Londres, 2005). Escritor, periodista y crítico de cine. Fundador de la Cinemateca de Cuba. Fue Director del Consejo Nacional de Cultura, Director del magazine cultural cubano Lunes de Revolución. Posteriormente rompió sus relaciones con el Gobierno Revolucionario y se exilió en Londres, desde donde desarrolló una intensa carrera como académico de distintas universidades. Su valiosa obra literaria le permitió alcanzar en 1997 el Premio Cervantes. 81 Protección de El Vedado son difíciles de discernir, incluso para algunos de sus pobladores más antiguos. En esto es determinante el trazado, la inserción del arbolado, la tipología constructiva, las clases sociales y el uso del suelo. La mayoría de los entrevistados reconocían una gran unidad estructural que abarcaba toda el área de estudio. Luego iban fragmentándola poco a poco, con dudas, intentando delimitar hasta dónde podría ser uno u otro Consejo Popular o barrio tradicional. El único caso que no ofreció confusión fue La Rampa. Todos coinciden en que comienza en la calle L extendiéndose hacia Malecón y tomando como guía la Calle 23 y la consideran el centro urbano principal no solo del Municipio Plaza, sino también de La Habana. Solo dos individuos mencionaron desde el primer momento que vivían en El Carmelo e hicieron referencia a su condición de primer núcleo poblacional de El Vedado. Para ellos la Avenida Paseo es la senda que delimita Vedado y Carmelo, debido a que de ella parte la denominación de las calles que impone la numeración creciente en números pares hacia oeste y las letras en sentido contrario. El nombre de los barrios signa su imagen. El Fanguito y La Timba, por ejemplo, son inmediatamente asociados a una clase social de bajos ingresos y altos índices de violencia. Las expresiones que afloran en las entrevistas sobre estas comunidades, son evaluaciones superficiales de su realidad.Es cierto que la pobreza hace mella en la calidad de vida de la mayoría de los pobladores de estos barrios, lo que tiene un reflejo singular en el paisaje urbano. Sin embargo, el estatus económico no está vinculado obligatoriamente al nivel educativo, ni cultural, sobre todo en un país como Cuba que ha ofrecido igualdad de oportunidades para la formación profesional y el acceso a la cultura. Investigadores y funcionarios deben dejar de enfocar la percepción de las personas como comentarios intrascendentes. Durante esta investigación se apreciaron signos de un rechazo explícito hacia la población que vive en estos barrios y gestos de discriminación y menosprecio. La imagen de estos barrios y de su gente, está marcada por la baja calidad de los paisajes urbanos que se contrapone al de las comunidades circundantes. Fig. 74.- Concierto de Silvio Rodríguez en La Timba (2011). Fuente: Sitio Web Cubadebate En estos Consejos Populares las instituciones culturales y educativas desarrollan una labor sostenida para de-construir el mito que los acompaña. Este trabajo tendrán que fortalecerlo con estrategias de comunicación que favorezcan la reivindicación de las tradiciones 82 culturales. Las alianzas con las entidades involucradas en la gestión urbana son esenciales para rediseñar la imagen de estos barrios, a partir del respeto a las Regulaciones Urbanísticas de El Vedado, como única manera de alcanzar la inserción armónica en el gran conglomerado a que pertenecen histórica y geográficamente. Las diferencias de clases sociales siempre tendrán un reflejo en el paisaje, pero es deber del gobierno local velar por que la brecha sea cada vez menos visible. La importancia de este tema es medular incluso para el propio proyecto político que defiende el país. Aunque pudiera parecer contradictorio es la población residente de más edad la que asume posiciones más radicales en este tema. Por ejemplo, cuatro ciudadanos de avanzada edad demandaron, durante esta investigación, que el Estado restablezca mecanismos de segregación social que le devuelvan al entorno un aire aristocrático. Los jóvenes ofrecieron alternativas “menos drásticas” y más cercanas a la política social cubana, como por ejemplo destruir las cuarterías y proyectar edificios con diseños contemporáneos. Reconstruir edificaciones insignes respetando sus valores arquitectónicos, pero no para crear nuevas oficinas de empresas improductivas, sino para alojar a la población que hoy habita el barrio en condiciones deplorables. La imagen de renovación que piden los residentes de El Vedado para su barrio se refleja en un sucinto listado75 de problemas de pequeña escala que determinan la calidad de vida en la ciudad. Su solución solo 75 Las demandas registradas fueron: crear zonas de parqueo que favorezcan la reaparición de los jardines privados. Exigir que sean devueltos los jardines y espacios públicos que la población ha usurpado. Unificar los diseños de rejas de los edificios multifamiliares. Incorporar pasos peatonales en zonas escolares, por las vías de alta circulación que tiene El Vedado. Replantar el arbolado y continuar su poda sistemática pero con formas geométricas. Revisar, tensar, cambiar y de ser necesario soterrar, el tendido eléctrico en las calles. Eliminar los micro-vertederos. Reparar las roturas de tuberías y demás tipos de salideros de aguas. Fortalecer el transporte público por la calle Paseo. implica que las instituciones estatales retomen un papel activo en la gestión urbana y dejen de culparse unas a otras de la ineficiencia imperante en este ámbito. Las solicitudes de la población demuestran en primer lugar que los problemas del barrio no les son ajenos, que hay disposición a participar de manera activa en la proyección del futuro de la ciudad, y que los cambios se deben producir sobre la base del respeto al patrimonio urbanístico. En este sentido los entrevistados mencionaron dos ejemplos de inmuebles que consideran han sido abandonados a su suerte, la antigua casa de los Loynaz en la calle Línea y el edificio Serrano, de estilo Art Decó. Estos edificios la población los reconoce como parte de su patrimonio urbanístico y en las entrevistas se pudo apreciar como hablaban con indignación respecto al grado de deterioro que han alcanzado. Para la población de El Vedado, desde el punto de vista perceptivo, el rasgo de lo viejo no se torna memorable, por el contrario es generador de sentimientos de angustia, y de impotencia, ante la degradación del paisaje. LOS MAPAS MENTALES El método de los mapas mentales abre el camino para la participación comunitaria en el diseño de las ciudades. El análisis individual, de la imagen urbana que tienen decenas de personas, permite hacer generalizaciones que ayudan a entender la manera en que éstas habitan y ven su entorno. Pedir a los ciudadanos que elaboren con sus recuerdos un plano elemental de su ciudad o barrio, además de aportar información sobre los aspectos más valiosos del territorio, pone a la luz las zonas que están mal gestionadas y permite trazar estrategias futuras que respondan a los intereses genuinos de la población. 83 En este estudio, se recopilaron 40 mapas mentales realizados durante entrevistas individuales. El fin era caracterizar la imagen pública de El Vedado y respondía al objetivo general de elaborar una estrategia de comunicación de los valores de éste paisaje. El bosquejo del plano de El Vedado se acompañó de una descripción de los recorridos habituales de los entrevistados. De esta manera se identificaban los elementos que componen el paisaje y a la vez, iban aflorando los vínculos emotivos con el barrio. La información que desde el punto de vista perceptivo aportaron los ciudadanos se contrastó con los criterios técnicos contenidos en las Regulaciones Urbanísticas de El Vedado. El método demostró ser acertado, a pesar de que puedan subsistir dudas sobre la validez de las generalizaciones que se realizan a partir de los juicios individuales. Ver y habitar Los mapas mentales representan la síntesis más fiel del proceso de aprehensión del entorno, por las personas. Las formas en que son llevados al papel aportan matices para su interpretación. Para captar la mayor cantidad de datos, el investigador debe mantener su atención tanto en el proceso de plasmación de la imagen como en la descripción oral que lo acompaña, pues mientras los individuos dibujan, hilvanan historias de sus vidas asociadas al barrio y rememoraban emociones. La forma apaisada, donde el dibujo ocupa toda la hoja, es la más frecuente. Solo tres planos se dibujaron en posición vertical. Los mismos coinciden con recorridos en ascenso o descenso por una pendiente, lo que se corresponde con las terrazas marinas sobre las que reposa este paisaje. Dos personas extendieron sus mapas mentales a más de una página. Este comportamiento indica falta de proporcionalidad. Sin embargo, no perdieron la coherencia en la trama urbana y ambos destacan mayor cantidad de elementos en comparación con el resto. Predominó el método de dibujo global, aunque 8 mapas fueron de tipo itinerantes. En este sentido es importante destacar el origen de los recorridos. Los planos se orientaron desde los cuatro puntos cardinales. Muestran una mirada de la ciudad desde el sur 8 personas, desde el norte 11, desde el este 4 y desde el oeste 6. Otros 4 individuos logran hacer una abstracción mayor y enfocan sus planos de manera vertical, tal como si estuvieran haciendo un zoom con la aplicación de Google Maps. De todas las orientaciones de los dibujos, la visual desde el mar pudiera resultar la más curiosa, por las pocas posibilidades objetivas de asumir esta posición con respecto a la ciudad. Pudiera estar asociado a la experiencia de navegar por la costa, pero ninguna de estas personas lo ha hecho. También puede estar vinculado directamente a las referencias mediáticas, que hacen vistas panorámicas del Malecón Habanero desde helicópteros, lo que aporta distancia y un destaque de algunos hitos de este paisaje, como son el Hotel Nacional, el edificio FOCSA, el propio Malecón. Otra razón sería el uso frecuente de “el muro” como espacio de interacción social y la impronta de este paisaje en la subjetividad de los residentes. Las características de los entrevistados se aprecian en los mapas, sobre todo en determinada forma de representar el espacio urbano a través del uso que hacen de éste. En correspondencia con el análisis morfológico, los esquemas mentales se clasificaron en dos categorías: secuenciales y espaciales. Los mapas secuenciales presentan un registro de la ciudad a modo de recorrido. Son planos simples, que por lo general están asociados a personas menos instruidas y que se mueven poco por la ciudad. La figura 75 corresponde al único recorrido que excluyó la presencia del mar. Lo realizó una mujer de 35 años que labora y vive en El Vedado. En él representó su trayecto diario para ir a trabajar. Está 84 orientado de norte a sur y el recuadro que define la base del dibujo, representa el edificio en que vive. La omisión del elemento mar era muy llamativa porque durante toda la entrevista, incluso mientras dibujaba su mapa, esta persona hacía referencias al Malecón y al color azul como identificador del barrio. Es importante destacar que en todos los casos la correlación entre la entrevista y lo que se representaba en el mapa fue baja. Las personas describían con lucidez el espacio público, pero tendían a dejar de representar los elementos en sus mapas. Esto ocurrió sobre todo con el arbolado, los hitos arquitectónicos y las vías secundarias. Los mapas espaciales, por su parte, centran la atención en representar elementos urbanos destacados, sin estar unidos por sendas pero con una correcta colocación. Por lo general responden a una percepción más completa de las partes de la ciudad. Fig. 75.- Mapa mental de El Vedado #1. Plano Secuencial. Fuente: encuesta La edificación se ubica en la primera franja costera, a unos escasos 200 metros del mar, pero el apartamento donde vive esta señora no tiene vistas hacia él. La entrada y salida del edificio está también orientada de espaldas al borde costero, así como el sentido del trayecto hacia el trabajo. Al regresar a casa, el propio edificio y el conglomerado que se sitúa a su lado –que es el Hotel Cohiba con una ocupación del 100% de la manzana– limitan la vista al Malecón. Fig. 76.- Mapa mental de El Vedado # 2. Plano Espacial. Se aprecia la utilización del arbolado como elemento identificador de las calles G y Paseo. Fuente: encuesta La figura 76 muestra un mapa mental elaborado por una mujer de 33 años, que también residente y trabaja en El Vedado. Aunque posee 85 similares características con el caso anterior, los hábitos de vida de estas dos ciudadanas son diferentes. Esta segunda mujer tiene una movilidad más amplia por todo El Vedado. Se encuentra activa en acciones de superación profesional que la llevan a hacer uso de otras zonas del barrio. Tiene una vida cultural condicionada por su propio trabajo que se refleja en las instituciones y avenidas que representa en su mapa mental. Es la única persona que incluyó el arbolado en el dibujo. Ambos casos son una muestra de cómo el modo de ver está en estrecha relación con el modo de habitar. Las personas pueden crecer en un mismo barrio y conocer sus rincones más insospechados, su espíritu más puro, pero el reflejo que tendrán de la realidad inmediata, estará limitado a las condiciones del espacio en que transcurren sus rutinas. Interrelación de los elementos del paisaje La representación del enlace con otros espacios de la ciudad fue prácticamente nula. Sin embargo, los bordes del barrio fueron dibujados en el 95% de los mapas. Existe una correspondencia prácticamente total, con los límites establecidos por los especialistas de Patrimonio Cultural para la Zona de Protección de El Vedado. El plano de la figura 77 muestra la Calle Línea percibida como una gran recta con un recorrido similar al de 23. En el orden simbólico, se establece un paralelismo entre estas dos sendas que se debe a la existencia de elementos comunes entre ellas como son conectar El Vedado con el Municipio Playa, cruzar el río Almendares con un puente, extenderse paralelas a Malecón y a la vez terminar en él, ser sendas de alta circulación y de una larga trayectoria en el barrio tanto desde el punto de vista físico, como histórico. Mientras se homologan Línea y 23, se le adjudica a Calzada una posición diagonal que en realidad no le corresponde, pues ese es el verdadero recorrido de Línea. Fig. 77.- Mapa mental de El Vedado #3. Plano Espacial Conectado y con Estructura. El río Almendares, el Malecón y las calles Infanta y Zapata se pueden ver claramente representados. Fuente: encuesta En este mapa mental se destacan además las cuatro sendas más importantes perpendiculares al mar. Se pueden ver de izquierda a derecha 26, 12, Paseo y G (Avenida de los Presidentes). Aunque esta persona centró su representación de El Vedado en el dibujo de las sendas, incorporó dos de los hitos más frecuentes en los mapas mentales: el Cementerio de Colón y la Plaza de la Revolución. El tercer hito que aparece es el Castillo del Príncipe, que solo tuvo una escasa figuración en el 5% de los planos mentales. 86 La Heladería Coppelia, el Hotel Habana Libre y el Cine Yara, fueron las edificaciones más representadas. Coinciden las tres en el nodo más importante, según refieren los entrevistados tanto de forma oral como en sus dibujos. solo representó lo que considera ser el centro de El Vedado, que además contiene según él los principales hitos. También se registraron los nodos correspondientes a las intersecciones de las calles 23 y G, 23 y Paseo, 23 y 12, 23 y 26. En el Mapa mental de El Vedado #5, aparecen localizados muchos de estos nodos (figura 79). Este plano fue elaborado por un hombre de 63 años, de nivel universitario. Como amante de la arquitectura moderna de su entorno, este señor ofreció importantes valoraciones del paisaje. Su mapa denota dominio del territorio y conocimiento profundo de la circulación. Sin embargo, deja inconexa las sendas con el borde del río. Se refleja un vacío, una zona poco frecuentada. Fig. 78.- Mapa mental de El Vedado #4. Plano secuencial. Nodo 23 y L. Este nodo fue representado en los mapas mentales de 15 personas del total entrevistadas para este estudio. Fuente: encuesta La figura 78 corresponde a una representación del nodo de 23 y L. Fue realizado por un hombre, de profesión informático, de 43 años, soltero. Esta persona no reside en el barrio. Es usuario con una actividad intensa por razones profesionales. Aunque pudiera parecer que tiene poca información del territorio, durante la entrevista dio argumentos que demuestran un conocimiento general de las principales sendas, bordes y de algunos barrios que conforman la Zona de Protección. Sin embargo, Fig. 79.- Mapa mental de El Vedado #5. Plano Espacial Conectado en que sobre salen los nodos. Fuente: encuesta 87 Los planos de los entrevistados en sentido general, dieron un peso importante a la trama, destacando las sendas de primer orden, en sus intersecciones más importantes, así como un reducido número de las edificaciones que actúan como hitos para la ubicación inmediata en el entorno. De los cinco elementos identificados por Kevin Lynch como estructuradores de un espacio urbano, los barrios fueron los menos representados en el territorio. La Rampa fue el único incluido en los dibujos de un 35% de los entrevistados. Para la población resulta difícil establecer límites dentro de esta gran zona por la coherencia visual que tiene el paisaje. Existen un grupo de elementos que contribuyen a dar continuidad a los diferentes barrios. En primer lugar, como se ha dicho antes, está la propia trama urbana y en segundo, la existencia de hitos de gran tamaño, dispersos por todo El Vedado, que se favorecen de las condiciones del terreno para ser vistos desde distintos puntos. El énfasis en la caracterización de los elementos del paisaje urbano y la interrelación que existe entre ellos, tanto desde el punto de vista objetivo como desde la percepción de los ciudadanos, debe conducir a una mejor interpretación de la ciudad total. Aunque las sendas, nodos, hitos, bordes y barrios, puedan parecer los protagonistas en las escenas cotidianas, el interés principal de este estudio radica en la protección del conjunto del patrimonio urbanístico. El legado de la ciudad es más que los elementos tangibles que la componen. Es movimiento, color, sabor. La comprensión de esa vida palpitante sobre formas construidas, es una tarea sumamente compleja. Para quienes no conocen las particularidades técnicas del urbanismo y de la gestión pública, resulta difícil concebir cómo sus acciones individuales pueden tener una repercusión en la imagen de la ciudad. Los ciudadanos no pueden alcanzar un conocimiento profundo de su entorno espontáneamente. Es por eso que las instituciones encargadas de la protección del patrimonio tienen el deber de gestionar la información para propiciar la participación ciudadana en el diseño de su hábitat. La comunicación, con sentido estratégico, debe comenzar a tener un papel más activo en la gestión del entorno urbano. Fig. 80.- Mapa mental de El Vedado #6. Plano Espacial Conectado y con Estructura. Representación de los bordes de El Vedado y del barrio La Rampa. Fuente: encuesta 88 LAS REGULACIONES URBANÍSTICAS El primer conjunto de normas legales para regular el modo de construir en la capital cubana, fueron las Ordenanzas para la ciudad de La Habana y los pueblos de su término municipal. Su aprobación, en 1861, estableció orden, racionalidad, funcionalidad y estética en el entorno urbano. Hacia 1894 estos estatutos se hicieron extensivos a todo el país y se mantuvieron vigentes, con sucesivas modificaciones, hasta 1963. Las ordenanzas constructivas fijaron los límites oficiales de la ciudad, normaron los procedimientos para construir, las reglas de las alineaciones, las alturas aceptadas según la jerarquía de la calle y las regulaciones sobre construcciones y demoliciones, entre otros aspectos. En 1984 se aprueba un nuevo Plan Director de La Habana, con regulaciones acordes a las características de cada uno de los 15 municipios que tenía la capital. Las correspondientes a Plaza de la Revolución no se hicieron públicas hasta 1998. Un año después –con el amparo de la Constitución de la República y de la Ley no.2 de los Monumentos Nacionales y Locales– el área de valor histórico-cultural de El Vedado fue declarada Zona de Protección mediante la Resolución 154 del Ministerio de Cultura, con fecha 12 de marzo de 1999. Esta zona acoge edificaciones de alto valor patrimonial y es objeto de gran demanda para la inversión en nuevas construcciones por parte de entidades inmobiliarias y turísticas. Por lo que, si bien la voluntad política de las instituciones cubanas para proteger el patrimonio urbanístico se había puesto de manifiesto, se imponía la elaboración de regulaciones específicas a las características del barrio que permitieran un manejo sostenible del espacio urbano. La declaratoria como Zona de Protección facultó a la Comisión Provincial de Monumentos de la Ciudad de La Habana para revisar y aprobar cuando procediera, las intervenciones en este espacio urbano. Además daba la posibilidad de orientar las coordinaciones pertinentes para inscribir la Zona de Valor Histórico-Cultural de El Vedado en el Registro de Monumentos Nacionales y Locales. En el año 2007 se publicaron las Regulaciones Urbanísticas de El Vedado. Estas fueron elaboradas por un equipo interdisciplinario convocado por el Grupo de Desarrollo Integral de la Capital (GDIC) y la Dirección Provincial de Planificación Física de la Ciudad de La Habana (DPPF), con el apoyo de la Oficina del Historiador. El trabajo previo tuvo como acción fundamental la organización de un taller en el que participaron importantes arquitectos y urbanistas. El objetivo era establecer principios e instrumentos que permitiesen perfeccionar, complementar y simplificar el manejo de las regulaciones para el control y la gestión del territorio. Lo lograron todo excepto la participación de los representantes de la población. La revisión y actualización de las regulaciones urbanísticas de El Vedado abrió un nuevo camino para la protección del patrimonio urbanístico. En ellas se defiende la autenticidad e integridad de la cuadrícula, la estructura espacial, la composición formal, los materiales, funciones principales, ambiente natural y tradiciones culturales que identifican este barrio habanero, por tanto son una herramienta de gran utilidad para inversionistas, arquitectos, urbanistas, autoridades de la gestión del territorio y residentes. Los estudios realizados en El Vedado, demuestran que los 89 elementos que estructuran la Zona de Protección fueron modelados durante décadas para lograr una forma satisfactoria del paisaje urbano. Sin embargo, a pesar de que el ejercicio de modelación se ha normado siempre por un conjunto de regulaciones urbanísticas, la imagen total del barrio se encuentra amenazada por la proliferación de miles de pequeñas distorsiones en las fachadas de los edificios y por deficiencias en la gestión del espacio público. La forma de la ciudad está en peligro. La pregunta de cómo ha llegado a la depauperación material una ciudad como La Habana, deja muchas posibles respuestas que no son objetivo de este libro desarrollar. Pero es válido decir, que solamente el 15% de los entrevistados dijo conocer que existen las regulaciones urbanísticas de El Vedado, y que ninguno de ellos las ha consultado nunca. El desconocimiento de la población sobre estas cuestiones y la falta de gestión de la información desde las instituciones públicas, tiene un efecto negativo en la imagen de la ciudad y por tanto en la calidad de vida de sus habitantes. Las personas que participaron en este estudio, se refirieron a las regulaciones urbanísticas con respeto. Demostraron curiosidad por conocer qué se trata en ellas, e incluso por hacerlas valer desde sus esfuerzos constructivos individuales, a pesar de intuirlas como normas o reglas de interés exclusivas de profesionales o técnicos de la arquitectura y el urbanismo. Las regulaciones urbanísticas en una ciudad como La Habana, que ha atravesado un largo período de depresión económica, deben estar acompañadas de una sólida estrategia de comunicación. Solo así las personas tendrán las referencias adecuadas y un abanico de posibilidades desde el punto de vista constructivo, para acometer reformas con esfuerzos propios. Es cierto que la mayoría de las instituciones cubanas carecen de estrategias de comunicación y cuando las poseen, van orientadas hacia la comercialización de productos y servicios, como si solo de acciones comerciales se tratara la vida de una empresa. Las líneas de mensaje que deben acompañar los procesos productivos, el flujo de información entre los departamentos, la utilización de los medios de comunicación, el análisis grupal de la gestión de los presupuestos para acometer proyectos, o la propia definición de los objetivos de la empresa, son aspectos de interés común para todos los trabajadores que se suelen resolver de modo aislado por cada departamento. Si en el ámbito interno las instituciones no logran concebir sus propias estrategias de comunicación, es imposible que puedan extrapolar su discurso coherentemente a la comunidad. De manera que todo el esfuerzo del Estado para llevar a cabo proyectos interinstitucionales, como pudiera ser la propia elaboración de las regulaciones urbanísticas, se trunca al no establecer los mecanismos adecuados para que la población los acoja con beneplácito y participe en ellos desde su concepción. La estrategia de comunicación que respalde las Regulaciones Urbanísticas de El Vedado debe ser coordinada por la máxima dirección del Poder Popular del territorio. Se trata de conducir la labor conjunta de la comunidad, las instituciones y los medios de comunicación para la protección del paisaje urbano. Imponer decisiones solo conllevará a la pérdida de recursos. Por eso, la definición de los conceptos, principios, objetivos, acciones y el sistema evaluativo de la estrategia, debe surgir de un trabajo en equipo. Los valores que adquiere en la conciencia colectiva un paisaje urbano, no están necesariamente vinculados a la riqueza arquitectónica de éste, sino a la convivencia de sus habitantes en el espacio geográfico. El respeto a las normas de la ciudad, es el respeto a la vida en ella. 90 CONCLUSIONES El Vedado es un barrio habanero que contiene el espíritu de la Modernidad. Fue fundado en 1869 y tuvo un crecimiento armónico hasta la segunda mitad del siglo XX. Posee edificaciones de diferentes movimientos arquitectónicos entre los que sobre salen el Art Decó y el Moderno. Además ostenta sus mansiones eclécticas con un estilo propio que lleva su nombre. Es un espacio de la ciudad místico, habitado por innumerables personalidades del arte y la cultura de Cuba y que cuenta con instituciones emblemáticas en todas las esferas. Esto le ha valido en buena medida para convertirse en el centro urbano que representa el poder político y cultural de la Isla. Su paisaje es frecuentemente utilizado como referencia mediática que define la imagen Cuba. Los elementos que lo conforman han sido modelados en el tiempo, hasta lograr una relación singular entre los ciudadanos, la naturaleza y el espacio construido. Este paisaje urbano se enfrenta a riesgos naturales y antrópicos que ponen en peligro su esencia. Los de tipo natural, tales como el envejecimiento de la población arbórea, las penetraciones del mar, la salinización de los suelos, tienen soluciones que pudieran considerarse más concretas. Sin embargo, las cuestiones determinadas por el factor humano ganan mayor complejidad, porque implican cambios de comportamientos en los individuos y transformaciones en el orden social e institucional. Los ciudadanos tienen mucho que decir sobre su entorno, aún cuando carecen de los conocimientos técnicos y la especialización de los funcionarios e investigadores. Pero su percepción es muy poco escuchada a la hora de planificar ciudades. Por eso el método de análisis del paisaje que se siguió para este estudio se apoyó también en técnicas de investigación utilizadas en procesos comunicativos. La variedad articulada en el aspecto metodológico demostró ser efectiva, permitió cumplir todos los objetivos, y comprobar que para los usuarios y residentes de El Vedado, la estructuración de la ciudad subjetiva está determinada por la existencia de una gran diversidad de elementos jerarquizantes que deben ser preservados en tanto constituyen su patrimonio urbanístico. Los análisis de geografía de la percepción y los mapas mentales pueden ser una herramienta eficaz para identificar las contradicciones entre la ciudad real y la percibida, e introducir transformaciones en el espacio urbano que conduzcan la comunidad al estado deseado. Este método investigativo es posible aplicarlo en otras ciudades cubanas que presentan una problemática similar en cuanto a la protección del paisaje urbano y del patrimonio urbanístico. En tal caso, habrán de tenerse en cuenta los aspectos socioculturales y del marco físico que determinan las características de cada territorio. En la caracterización física del paisaje de El Vedado, así como en la imagen que de él tienen sus residentes y usuarios, se demuestra que existe una relación dialéctica entre objeto y sujeto. Esta relación está cargada de códigos comunicativos, de mensajes que van desde lo individual hasta conformar un discurso colectivo, mediante el cual se expresa la ciudad total. En este sentido la definición operativa de los conceptos Recurso Cultural, Paisaje Urbano y Patrimonio Urbanístico, es esencial para comprender mejor la necesidad de un enfoque comunicativo en los problemas del entorno urbano. Los resultados de esta investigación muestran fenómenos socioculturales comunes en muchas ciudades cubanas. La progresiva 91 degradación del paisaje urbano que éstas experimentan, puede implicar la pérdida de importantes valores del patrimonio urbanístico de Cuba. Es evidente el marcado interés del Estado por buscar soluciones a estos problemas, pero no son visibles las oportunidades de participación de la comunidad en la toma de decisiones. De manera que es necesario que las instituciones estatales revisen sus mecanismos de gestión pública y especialmente, que estos propicien el diálogo con la comunidad. Si las regulaciones urbanísticas continúan carentes de estrategias de comunicación que las respalden, el sueño de formar una población comprometida con su entorno vital pasará a ser una utopía y todo trabajo y esfuerzo económico del Estado, habrá sido en vano. Los procesos comunicativos que se producen en el entorno urbano son imprescindibles para una planificación consensuada del paisaje. La comunicación ofrece un sendero seguro ante el desafío para el desarrollo, por ser el área que además de informar y fabricar consenso, impulsa la participación ciudadana. La importancia de darle un uso estratégico está en que permite aunar esfuerzos y obtener resultados a corto, mediano y largo plazo. La población residente y usuaria de El Vedado tiene el derecho de ser capaz de decodificar conscientemente los elementos que componen el paisaje en que ha crecido y se desarrolla. Tiene además el deber de conocer las normas, las regulaciones vigentes que permitirán que ese sea también el paisaje urbano de las generaciones futuras. En El Vedado, la convocatoria para impulsar la participación ciudadana tendrá que comenzar por rememorar su historia, porque la población que lo ocupa desconoce los aspectos raigales de su paisaje urbano. No obstante, la legibilidad e imaginabilidad de este barrio habanero vislumbran un futuro optimista. La salvaguarda del paisaje urbano de El Vedado, no es más que el pretexto para retomar la lucha por la ciudad tangible, y preservar La Habana que habita en la memoria. Fig. 81.- Dibujo de El Carmelo (El Vedado) de Luis Iboleón Bosque (1859) con el paisaje prístino con que fue concebido. Fuente: Archivo General del Ejército (Madrid) 92 BIBLIOGRAFÍA ALBERTO PÉREZ, R. (2001): Estrategias de comunicación. Colección Ariel Comunicación. Editorial Ariel, S. A. Barcelona. ALFONSO PÉREZ, A., GARCÍA PADRÓN, A. (2001): «Lo esencial en el nuevo esquema de la Ciudad de La Habana». Planificación Física-Cuba. Revista de ordenamiento territorial y urbanismo, Nº 1, 2001, pp. 68-78. ÁLVAREZ, A; LANDABOURO, M; MONZÓN, D (2006): «Los programas de desarrollo sociocultural como instrumentos de gestión de la política cultural. Experiencia cubana». Selección de lecturas sobre promoción cultural. Centro Nacional de Superación para la Cultura. La Habana, Cuba. ANDRÉU ABELA, J. (1998): «Las técnicas del análisis de contenido: una revisión actualizada». Disponible en: http://public.centrodeestudiosandaluces.es/pdfs/s200103.pdf ARAMBURU, A; FERNÁNDEZ, J. 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