¿CÓMO SABEMOS QUÉ FAUNA HAY EN UN LUGAR? La fauna es mucho más difícil de trabajar que la flora ya que la mayor parte de las especies son escasas, resultan difíciles de observar y se desplazan continuamente por el territorio. La realización de su inventario es por ello una labor muy costosa que desborda las posibilidades normales del investigador individual y que requiere la participación de un nutrido equipo de personas durante un prolongado periodo de tiempo. Sin embargo, la identificación de las principales especies de macrofauna (mamíferos, aves, reptiles…) o la detección de la presencia de alguna de ellas en un territorio reducido sí que es posible. 1. COMPROBACIÓN DE LA PRESENCIA DE LAS ESPECIES DE FAUNA Dadas las características de la fauna no se puede contar con que un simple recorrido de inspección baste para conocer su presencia. De ahí que, en general, sea necesario recurrir a una serie de técnicas o fuentes de información y repetir la experiencia de manera sistemática en distintas circunstancias (horas, épocas del año…). No obstante, hay que permanecer siempre atento ya que frecuentemente se obtienen informaciones de gran utilidad en el momento y lugar más insospechados. Podemos comprobar la presencia de determinadas especies gracias a - OBSERVACIONES CASUALES En toda salida de campo es habitual observar de manera casual animales o indicios de su presencia (huellas, excrementos, sonidos…) Estas observaciones deben anotarse porque, poco a poco, pueden constituir una interesante base de datos de observaciones personales. - RECECHOS Consisten en apostarse en algún punto estratégico intentando pasar desapercibidos y observar desde él todo lo que ocurre alrededor. En algunos casos se puede recurrir a un “hide” (refugioobservatorio) fijo o desmontable que puede ser de una gran ayuda contra el frío y para no llamar la atención de los animales cuando las esperas son muy prolongadas. Este sistema permite observar con facilidad a los grandes animales aunque las observaciones se producirán casi siempre a gran distancia y a través de prismáticos o telescopios. Asimismo es muy útil para escuchar y grabar los sonidos de las aves. En los Espacios Naturales Protegidos, y sobre todo en el caso de humedales, donde la avifauna es muy abundante y atrae a un gran número de interesados, es frecuente la creación de observatorios permanentes o torres de observación. En estos lugares la fauna existente es conocida de antemano y estas instalaciones no suelen tener un objetivo científico pero resultan muy útiles para conocer las especies y permitir un primer acercamiento a estos medios. - REALIZACIÓN DE TRANSECTOS Consiste en la realización de recorridos especialmente diseñados con el objetivo de observar fauna o indicios de la misma. Lo ideal es que varias personas realicen en paralelo transectos sincronizados de forma que se realice el “barrido” de toda una zona. Generalmente se trata del sistema “más productivo” cuando lo que se necesita es comprobar la existencia del mayor número posible de especies aunque, al desplazarnos, los animales se darán cuenta enseguida de nuestra presencia y las observaciones serán muy breves. Sin embargo, los transectos permiten observar numerosos indicios que bastan para atestiguar la existencia de una especie aunque no logremos ver nunca al animal. Estos indicios son muy diversos e incluyen huellas, excrementos, restos de comida, arañazos o dentelladas en los troncos, suelos removidos u otras evidencias de la actividad de los animales. - RECOLECCIÓN Y ANÁLISIS DE RESTOS CAPACES DE PROPORCIONAR INFORMACIÓN Numerosos restos contienen elementos que pueden resultarnos útiles. Es el caso de los excrementos de numerosos animales o de las egagrópilas de las aves (en cuyo interior quedan los huesecillos de sus presas u otros restos orgánicos que nos informan no sólo sobre la dieta y costumbres del que los produjo sino también de la composición de la microfauna o de la flora locales). - CAPTURA MEDIANTE TRAMPAS En el caso de la microfauna (insectos…) o de los animales acuáticos es frecuente recurrir a la caza. Para ello se disponen trampas en las que quedarán capturados un gran número de individuos que, una vez en el laboratorio, serán identificados y clasificados. - CAZA FOTOGRÁFICA Algunas especies de grandes dimensiones pueden ser “cazadas” fotográficamente mediante dispositivos automáticos que se disparan cuando el paso de un animal activa una célula fotoeléctrica. Las cámaras dotadas de “visión nocturna” (sensibles al IR) permiten registrar imágenes difícilmente visibles al ojo humano y amplían las posibilidades de la observación “normal”. - INFORMACIÓN ORAL Entre la población rural la presencia de fauna es bien conocida y generalmente es fácil obtener información verbal de las especies más representativas. Esta información puede ser un buen punto de partida de nuestro trabajo aunque deberá imperativamente ser contrastada ya que las exageraciones o inexactitudes (cuando no pequeños embustes para impresionar al forastero) son habituales. Así, en una zona con presencia de oso pardo, todo el mundo asegurará que “lo ha tenido a tres metros” mientras que una pregunta sobre el tritón levantará escasas pasiones y dará lugar a respuestas mucho más fiables. 2. CONTROL DEL COMPORTAMIENTO DE LA FAUNA En ocasiones no nos basta con saber que un determinado animal frecuenta una zona sino que necesitamos conocer su comportamiento (alimentación, desplazamientos, interacciones con otras especies, etc). Para ello se cuenta con los distintos métodos de observación directa y, en particular, con la observación de los distintos indicios de actividad: unas huellas permiten identificar a un animal pero también saber si se desplazaba en grupo, si estaba tranquilo, etc Además se puede contar con diversos sistemas para conocer sus desplazamientos. El ANILLADO, por ejemplo, se utiliza masivamente y desde hace mucho tiempo con las aves. Consiste en la colocación de unas pequeñas arandelas alrededor de sus patas en las que figura información que permitirá a quién las observe localizar el lugar en el que fueron anilladas. De este modo se puede conocer el origen de las aves migratorias, la dispersión de los individuos jóvenes o el área en la que una de ellas fue cazada por un depredador. El RADIOTRACKING consiste en la colocación de un pequeño emisor de señales de radio en el cuello o espalda de algún animal. Posteriormente estas señales serán sintonizadas mediante antenas portátiles que permitirán localizar al animal y, a través de ello, conocer sus desplazamientos. En algunos casos se ha recurrido incluso a un seguimiento mediante satélite. Se trata de una técnica que sólo puede usarse en grandes animales y de manera limitada ya que resulta bastante “invasiva”. No obstante, puede proporcionar información muy valiosa para la gestión de especies particularmente escasas. 3. HERRAMIENTAS PARA IDENTIFICAR LAS ESPECIES Y MANEJO DE LOS DATOS La identificación de las especies de fauna que suelen trabajarse en Biogeografía cuenta con herramientas similares a las ya descritas para la vegetación: claves dicotómicas, guías de campo, inventarios y cartografía, etc. por lo que su descripción no va a repetirse aquí. No obstante, merece destacarse un tipo especial de guías de campo dedicadas a la identificación de los indicios dejados por los animales (huellas, plumas, excrementos, etc). La información obtenida debe recogerse de manera sistemática en fichas similares a las ya descritas para las plantas en las que deberán constar las circunstancias de la observación (transecto, testimonio oral –indicando quién es el informante-, rececho…), el lugar en el que se produjo, la hora, el tiempo que hacía, el tipo de entorno o cualquier otro dato complementario. Fauna Ibérica (CSICMuseo http://iberfauna.mncn.csic.es/ Nacional de Ciencias Naturales): Inventarios Nacionales de Biodiversidad, Atlas y Libros Rojos de especies amenazadas: http://www.marm.es/es/biodiversidad/temas/inventariosnacionales/inventario-nacional-de-biodiversidad/default.aspx