Arroyo Salgado procesamientos - Centro de Información Judicial

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Poder Judicial de la Nación
///n Isidro, 23 de mayo de 2014.
AUTOS:
Para resolver en la presente causa Nro. 31016298/2012, caratulada:
“MORA, Roberto Fernando y otros s/inf. Ley 23.737”, del registro de este Juzgado
Federal en lo Criminal y Correccional Nro. 1 de San Isidro, Secretaría Nro. 1, respecto a
la situación procesal de ROBERTO FERNANDO MORA, alias “Fer”, “Pablo” o
USO OFICIAL
“ninja”, titular del DNI N° 17.727.246, argentino, nacido el día 3 de mayo de 1966 en la
ciudad de Morón, provincia de Buenos Aires, hijo de Roberto Cruz (v) y de Matilde Aida
Menchaca (v), instruido, funcionario en actividad de la Policía Federal Argentina,
ostentando la jerarquía de Comisario, con destino en la Dirección General de Asuntos
Jurídicos, en la función de Despacho, casado con Ana Cristina Palazzo, domiciliado en la
calle Alvear 150, piso 3, depto. “B”, Ramos Mejía, provincia de Buenos Aires,
actualmente detenido a exclusiva disposición de este Tribunal en el Complejo
Penitenciario Federal II –Marcos Paz- del Servicio Penitenciario Federal; ANDRÉS
ALBERTO MARTÍNEZ, alias “Andy”, “Guido” o “Zulma”, titular del DNI Nº
26.621.685, argentino, nacido el día 7 de junio de 1978 en la Ciudad Autónoma de
Buenos Aires, hijo de César (f) y de Nélida Ester Videla (v), instruido, con domicilio en
la Avda. Montes de Oca 218, piso 4to., departamento 11 de la Ciudad Autónoma de
Buenos Aires, funcionario en estado de disponibilidad de la Policía Federal Argentina,
ostentando la jerarquía de Cabo Primero, actualmente detenido a exclusiva disposición de
este Tribunal en el Complejo Penitenciario Federal II –Marcos Paz- del Servicio
Penitenciario Federal y NATALIA DANIELA CAINZOS, titular del DNI N°
25.558.956, argentina, nacida el día 5 de noviembre de 1976 en la Ciudad Autónoma de
Buenos Aires, hija de Horacio Bernardo (f) y de Dolores del Valle Ardiles (v), instruida,
funcionaria en actividad de la Policía Federal Argentina, ostentando la jerarquía de Cabo
Primero, con destino en la Superintendencia de Investigaciones Federal, en la función de
despacho administrativo, soltera, domiciliada en la calle Fernando Abramo sin número de
la localidad de La Reja, partido de Moreno, provincia de Buenos Aires, actualmente
detenida a exclusiva disposición de este Tribunal en el Complejo Penitenciario Federal
IV –Ezeiza- del Servicio Penitenciario Federal.
Intervienen como abogados defensores en la causa de referencia el Dr.
Martín Roberto Bagalá en representación de Roberto Fernando Mora y Natalia Cainzos;
y los Dres. Gonzalo Oliver Tezanos y Diego Pablo Valente en representación de Andrés
Alberto Martínez.
A la vez, actúa en representación del Ministerio Público Fiscal el Dr.
Fernando Domínguez.
Y VISTOS:
Que, conforma el objeto del presente proceso la existencia de una
organización criminal integrada –cuanto menos- por funcionarios de la Policía Federal
Argentina constituida con el propósito de concretar a lo largo del tiempo, de forma
sistemática, itinerantemente y con permanencia en el tiempo, diferentes tipos de
conductas delictuales, en frontal contraposición con los cometidos contenidos en la Ley
Orgánica de la Fuerza de Seguridad1.
Para la concreción de las profusas conductas delictivas concretadas los
imputados se valieron de los conocimientos específicos, provistos en su condición de
miembros de una fuerza de seguridad nacional, y recursos –humanos y materiales- a los
1
El artículo 3 del Decreto-Ley 333/58 prevé “Son funciones de la Policía Federal: 1.- Prevenir los delitos
de la competencia de los jueces de la Nación: 2. - Averiguar los delitos de la competencia de los jueces de
la Nación, practicar las diligencias para asegurar su prueba, descubrir a los autores y partícipes,
entregándolos a la justicia, con los deberes y atribuciones que a la policía confiere el Código de
Procedimientos en lo Criminal: 3. - Proveer a la seguridad de las personas o cosas de la Nación,
entendíendose por tales, los funcionarios, empleados y bienes nacionales; 4.- Concurrir a la vigilancia y
seguridad policiales en las fronteras nacionales; 5. - Cooperar con las autoridades militares en la defensa
antiaérea pasiva; 6.- Cooperar dentro de sus posibilidades con las justicias nacional, militar y provinciales
para el mejor cumplimiento de la función jurisdiccional, cuando así se le solicitare…”
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cuales tenían acceso en virtud de la jerarquía que ostentaban y las funciones que
desempeñaban.
En concreto, las conductas que tengo por acreditadas, con los alcance
propios de esta etapa del proceso2, se fueron sucediendo de manera coordinada y
organizada conformado diferentes segmentos delictuales cuyo denominador común era la
intervención deliberada de los aquí imputados, respondiendo dicha mecánica criminal a
una misma matriz delictiva dirigida, pergeñada y materializada por el COMISARIO
USO OFICIAL
ROBERTO FERNANDO MORA, el CABO PRIMERO ANDRÉS ALBERTO
MARTÍNEZ y la CABO PRIMERO NATALIA DANIELA CAINZOS.
Cuadra señalar aquí que, si bien la hipótesis de investigación trazada en
estos actuados se encontraba delimitada por las conductas de tráfico de drogas que
estarían desarrollando personas de nacionalidad argentina y mexicana, en la misma
surgió como nota distintiva de la pesquisa el apoyo logístico, cobertura, contactos y
facilitación de ingreso a ámbitos de acceso restringido – en especial zonas aduaneras de
distintos puertos de la provincia de Santa Fe y Ciudad Autónoma de Buenos Aires- que
funcionarios de la Policía Federal Argentina les brindaban a los investigados.
Que la notitia criminis oportunamente impulsada mediante el requerimiento
fiscal pertinente, sustanciada a través de las medidas dispuestas tendientes a comprobar la
existencia del hecho delictual pesquisado y la identificación de sus responsables, permitió
posicionar al Comisario Roberto Fernando Mora, alias “Fer”, “Pablo” o “ninja”,
conjuntamente con el Cabo Primero Andrés Alberto MARTÍNEZ, alias “Andy”,
“Guido” o “Zulma” y la Cabo Primero Natalia Daniela CAINZOS como responsables
del apoyo logístico y cobertura que se brindaba a lo que, se entendía, constituían una
organización trasnacional dedicada al tráfico de sustancias estupefacientes.
En dicho estadio de la investigación MORA y MARTÍNEZ mantuvieron
reiteradas conversaciones telefónicas, intercambios de mensajes de texto y encuentros
2
NAVARRO, Guillermo Rafael; DARAY, Roberto Raúl. Código Procesal Penal de la Nación,
Tomo II. Ed. Hammurabi, 2004, p. 840.-
personales con quien luego se identificó como MATÍAS FAUBEL, ante quien se
presentaban como facilitadores para la exportación de mercadería inespecífica (que
verosímilmente pudo haberse tratado de estupefacientes en virtud del contundente
secuestro de cocaína líquida llevado a cabo con posterioridad en el marco de los autos
Nro. 10503/14), transporte que se llevaría a cabo desde los puertos de Rosario, Campana
o Buenos Aires hacia Europa, más concretamente, con destino a los puertos de
Amsterdam y/o Rotterdam, de los Países Bajos.
Durante tales negociaciones y con el propósito de dotar de operatividad al
concierto delictivo, Natalia CAINZOS se ocupó diligentemente de averiguar, consultar y
contactar empresas dedicadas al transporte internacional de carga por vía marítima,
aportando a MORA y MARTÍNEZ diversas rutas de viaje y puertos de carga y descarga.
Vale consignar que, los elementos probatorios recabados en el presente
proceso dan cuenta de que la organización y promoción de la empresa criminal estaba en
cabeza de ciudadanos mexicanos vinculados al cartel del Chapo Guzmán, conjuntamente
con nativos de nuestro país, entre quienes se destacaba la actuación del ya mencionado
MATÍAS FAUBEL, quien -por entonces- se presentaba como un exitoso empresario
vinculado a la industria del cuero.
Dado que las negociaciones emprendidas en esa dirección por Roberto
Fernando MORA, Natalia CAINZOS y Andrés MARTÍNEZ con Matías FAUBEL y
quienes lo secundaban en la faena delictual se vieron interrumpidas -al parecer, porque
los miembros del cartel mexicano no estaban conformes con las garantías que les ofrecía
el comisario de la P.F.A., Fernando MORA- los aquí imputados quedaron al margen de
tales eventos.
Tal estado de situación planteó a esta instrucción una bifurcación en la
hipótesis de investigación con base en la cual se dispuso escindir las investigaciones de
modo que, en el presente proceso continuó la instrucción vinculada a los epigrafiados,
formándose expediente por separado en relación a aquellas conductas ilícitas vinculadas
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a Matías FAUBEL y aquellas terceras personas que aparecían vinculados a la operatoria
ilícita que –se entendía- planificaban.
Cuadra aquí señalar que en el legajo desprendido del presente3, el 28 de
abril de 2014 se logró el secuestro de MAS DE DOS TONELADAS de COCAÍNA
líquida habida en el interior de DOS TRANSFORMADORES ELÉCTRICOS
TRIFÁSICOS de 1.600 y 2.000 KVA incautados en la zona aduanera de Puerto
Progreso, Mérida, Estado de Yucatán, Estados Unidos de México. Tales
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transformadores, conforme se despejó en la instrucción, fueron despachados desde el
Puerto de Dock Sud, Avellaneda, provincia de Buenos Aires con destino final a la ciudad
de Puebla, estado homónimo, de México, arribando a aquella zona aduanera a bordo del
buque MSC Michaela en el interior del contenedor ZCSU-4021953, tras sortear todos los
controles administrativos y de seguridad previstos en materia aduanera de la Argentina y
de México, merced a la utilización de sofisticados y novedosos métodos de ocultamiento.
Como consecuencia de aquel secuestro y demás elementos incorporados a
la causa Nro. 10.285/14 (16.503) –desprendimiento de la presente-, con fecha 15 de
mayo próximo pasado se dispuso el procesamiento con prisión preventiva de MATÍAS
FAUBEL, Alejandro Andrés LLERA, Maximiliano LARRE, como así también del
ciudadano mexicano CÉSAR CORNEJO MIRANDA, y los socios de la empresa
exportadora Alcides GEROLA y Carmelo CURATOLA a quienes se les atribuyó
responsabilidad en el contrabando de más de dos mil litros de cocaína diluida en aceite
dieléctrico, entro otros delitos.
Tal como quedara patentizado en el decisorio mediante el que la Dra.
Sandra ARROYO SALGADO, titular de esta judicatura, dispuso los allanamientos y
registros domiciliarios, con más las detenciones de MORA, MARTÍNEZ y CAINZOS –
ver fs. 2617/24- el vencimiento del secreto de sumario que se avecinaba en aquel proceso
–conformado en sus primeros cuerpos por testimonios de la presente- implicaba la
3
Causa Nro. 10285/2014 (16.503/174) del registro de la Secretaría Nro. 1 de este Tribunal.
publicidad para las partes de las constancias que integran dicho expediente de lo que
deriva el consabido riesgo para arribar a la verdad material en el presente proceso, por
cuanto de haber sido alertados los aquí imputados del avanzado estado en que se
encontraba este legajo, con seguridad, hubieran procurado su impunidad sea
deshaciéndose de los elementos que pudieran incriminarlos, destruyendo pruebas de
interés o bien, sustrayéndose del accionar de la justicia.
Entonces, el devenir de la investigación y el gradual robustecimiento de la
hipótesis trazada, con más la inminencia de aquel acto procesal de ineludible concreción
–vgr: levantamiento del secreto de sumario en los autos Nro. 10285/2014- sellaron la
suerte del presente proceso.
Que, como quedará mejor ilustrado en las consideraciones que se abordarán
de seguido, el resultado de los registros domiciliarios, requisas y secuestros llevados a
cabo en autos, permite sostener, con los alcances propios de esta etapa del proceso, que
los aquí imputados conformaban una organización destinada a cometer delitos
pluriofensivos, mantenida en el tiempo –operando, cuanto menos, desde el mes de junio
de 2012- y consagrada en la infame impunidad que suponían les garantizaba –
paradójicamente- el hecho de pertenecer a una fuerza de seguridad federal.
Y CONSIDERANDO:
MATERIALIDAD
DE
LOS
HECHOS.
VALORACION
PROBATORIA. LA RESPONSABILIDAD PENAL DE LOS IMPUTADOS.
AUTORIA Y PARTICIPACION.
I.- Introducción.
Que, como fuera anticipado sucintamente ut supra, es menester señalar que,
desde los albores de la investigación, la hipótesis trazada en autos se orientaba a
comprobar si las personas pesquisadas se encontraban realizando actividades compatibles
con el tráfico de sustancias estupefacientes mediante maniobras de envergadura y con
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claros indicadores de sofisticación, destacándose en ello la presencia de personas de
nacionalidad mexicana operando en el país con ascendencia de carteles de incidencia
trasnacional.
Ello así dado que, oportunamente, los investigados Fernando MORA –
Comisario con destino en la Dirección General de Asuntos Jurídicos de la Policía Federal
Argentina-, Andrés MARTÍNEZ –Cabo 1º de la P.F.A.- y Natalia CAINZOS –Cabo 1º
con destino en la Superintendencia de Investigaciones de la P.F.A.- se encontraban en
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tratativas para brindar apoyo logístico a una organización presumiblemente dedicada al
tráfico de drogas ilícitas, aporte que consistía en proveer protección, conocimientos y
acceso a la información sensible que disponían por su posicionamiento en la fuerza de
seguridad federal, lo cual también les facilitaba la llegada a determinados ámbitos y
personas con injerencia cuyo aporte se presentaba relevante.
En esa línea, por aquel entonces, se desprendía que la empresa delictiva
cuyo propósito era exportar clandestinamente lo que, se interpretaba, era sustancia
estupefaciente se hallaba dirigida por ciudadanos de nacionalidad mexicana
presuntamente vinculados al cartel liderado por el Chapo Guzmán presentándose como
su cara visible a nivel nacional quien a la postre fue identificado como MATÍAS
FAUBEL con quien, en definitiva, mantuvieron reiteradas comunicaciones telefónicas y
encuentros personales destinados a concretar la operación.
Redundando sobre lo ya señalado, si bien las tratativas emprendidas no se
tradujeron en hechos concretos, debido a que los negociadores que representaban los
intereses del cartel, no conformes con las garantías ofrecidas por MORA y sus consortes,
habrían desistido de efectuar la operación, la vigencia de la pesquisa en torno a la línea
vinculada a los epigrafiados permitió ahondar en los conocimientos que se tenía sobre el
concierto criminal que, se presumía, conformaban.
Así fue que, centrada la instrucción de marras en establecer las actividades
que podrían llevar a cabo los aquí imputados, a la par de incorporarse elementos que
dieron cuenta de la intervención de MORA, MARTÍNEZ y CAINZOS en conductas
claramente demostrativas de acciones de tráfico de sustancias estupefacientes, surgieron
otras intervenciones de claro corte delictivo pergeñadas y ejecutadas por los nombrados,
lesivas de distintos bienes jurídicos tutelados por el digesto penal -vgr. Delitos contra la
Propiedad, Delitos contra la Administración Pública, Delitos contra la Seguridad
Pública- que, analizados y valorados en su conjunto, derivaron en el abanico de acciones
imputadas a los nombrados en oportunidad de prestar declaración indagatoria a tenor del
art. 294 del C.P.P.N.
II.- Las imputaciones.
En ese sentido, merced a la contundente prueba recabada en autos,
complementada a su vez con el producido de los allanamientos, registros, requisas y
secuestros llevadas a cabo el pasado jueves 8 de mayo del corriente; habiendo
comparecido en sede de esta judicatura los imputados MORA, MARTÍNEZ y
CAINZOS, en calidad de detenidos en este Tribunal, fueron intimados a tenor de los
siguientes eventos criminales, a saber:
a)- Haber tomado parte en una confabulación junto a personas no
identificadas, destinadas a cometer actividades de tráfico de sustancias estupefacientes
y/o de precursores químicos en sus diversas modalidades de comercio, tenencia con fines
de comercialización y transporte, la cual habría acontecido cuanto menos a partir del 3 de
diciembre de 2013, oportunidad en la que por intermedio de terceros coordinó la compraventa de 30 tambores de 200 litros de material identificado como ETER, el cual a su vez
resultaba de procedencia ilícita y fuera obtenido por fuera de toda normativa legal
establecida para su tratamiento.
b)- Haber tomado parte en una confabulación junto a otras personas no
identificadas, destinada a cometer actividades de tráfico de sustancias estupefacientes en
sus diversas modalidades de comercio, tenencia con fines de comercialización y
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transporte, la cual habría acontecido a partir del día 9 de diciembre de 2013 y en días
inmediatos posteriores, como consecuencia de la sustancia estupefaciente que obtuviera a
partir de una falso allanamiento realizado en la madrugada del 10 de diciembre de 2013
en las inmediaciones del partido de Esteban Echeverría, provincia de Buenos Aires y del
cual se habrían hecho de una cantidad aproximada a los 200 kilogramos de marihuana.
c)- Haber tomado parte en una confabulación junto a otras personas no
identificadas, destinadas a cometer actividades de tráfico de sustancias estupefacientes
USO OFICIAL
y/o de precursores químicos en sus diversas modalidades de comercio, tenencia con fines
de comercialización y transporte, la cual habría acontecido cuanto menos a partir del 31
de marzo del año en curso, oportunidad en la cual por intermedio de un tercero no
identificado coordinaran la obtención de material estupefaciente que se encontraba en
poder de una organización criminal en un inmueble ubicado en la localidad de Ituzaingó,
provincia de Buenos Aires.
d)- Alternativamente a los tres eventos descriptos precedentemente, se les
atribuyó haber omitido deliberada e intencionalmente denunciar la perpetración de los
hechos ilícitos supra señalados, sin identificar a los autores y/o partícipes de los mismos,
hallándose obligado a promover la persecución penal a partir de su condición de
miembro de la Policía Federal Argentina.
Por su parte, vinculados a delitos contra la propiedad y contra la
administración pública, se les atribuyó también:
e)- Haber intervenido en la planificación, determinación y ejecución del
robo ocurrido con fecha 10 de julio de 2013, producido en el domicilio sito en la calle
Urquiza 1062 de la localidad de Muñiz, partido de San Miguel, propiedad del
COMISARIO JULIO NAVARRO, Jefe de la División Almacenes de la Policía Federal
Argentina. Como consecuencia del robo en cuestión, durante el cual se produjo la rotura
de una reja de acceso, se le sustrajo a NAVARRO, cuanto menos, una computadora
personal, una equipo informático tipo Tablet y una video-filmadora.
f)- Haber asegurado la impunidad de terceros ejecutores de delitos de
acción pública, ayudándoles a eludir las investigaciones pertinentes y omitiendo
denunciar la perpetración de delitos, estando obligado para ello en razón de su condición
de funcionario público de una fuerza de seguridad nacional. Tales conductas se le
imputan en orden a un hecho de robo tentado llevado a cabo mediante el uso de arma de
fuego, ocurrido entre el 23 y el 24 de abril del año 2013, oportunidad en la cual uno de
los partícipes del hecho habría recibido un disparo de arma de fuego, dejando
abandonado en el lugar una mochila con precintos y cintas de embalar. Al tomar
conocimiento de ello, omitiendo su denuncia, desplegó los medios a su alcance para
garantizar la impunidad de sus autores para lo cual brindó información relativa a lo que
sobre el evento señalado pudieron haber captado cámaras de seguridad ubicadas en la
cercanía del lugar.
g)- la tenencia del vehículo marca VW, modelo Gol Trend, dominio
MHO987 a nombre de Lines Claudio Daniel con cédula de identificación falsa, con
ánimo de lucro y a sabiendas de la falsedad documental y origen espurio del automotor.
h)-
Haber incrementado ilícitamente su patrimonio durante el periodo
temporal en que ejercieron la función pública como miembros de la Policía Federal
Argentina, omitiendo declarar las sumas de dinero y demás bienes registrables que les
fueran secuestrados, entre los cuales se destacan una suma total aproximada a las
CIENCO OCHENTA MIL DÓLARES (u$s 180.000.-) en efectivo.
Respecto a delitos contra la seguridad pública, se les enrostró:
i)- La tenencia ilegítimas de las armas de fuego y munición prohibida
halladas en los domicilios allanados, descriptas en las actas de indagatoria respectivas sin
perjuicio del detalle que se efectuará en párrafos posteriores. Sin perjuicio de ello,
destáquese que los registros domiciliarios y requisas realizados, se procedió al secuestro
de un total de CINCUENTA Y CUATRO (54) armas de fuego de distinto calibre –
tanto de puño como de hombro-, muchas de ellas consideradas de guerra (pistolas
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automáticas, escopetas Ithaca, ametralladoras con numeración erradicada,
municiones de fusil FAL, munición de punta hueca, etc).
j)- Haber integrado, Roberto Fernando MORA en condición de jefe y sus
consortes como miembros, una organización criminal cuanto menos desde el mes de
mayo del año 2013 y hasta el 8 de mayo último, integrada junto con otras personas no
identificadas por el momento, destinada a cometer delitos de diferente naturaleza y tenor
para cuya concreción se valía de su condición de miembros de la Policía Federal
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Argentina.
k)- Finalmente, se les enrostró la tenencia con fines de comercio de una
bolsa conteniendo en su interior sustancia en polvo color blanca, similar al clorhidrato de
cocaína, con un peso de 267,1 gramos, también secuestrados del domicilio sito en la calle
Fernando Abramo, sin número, de La Reja, donde residía y fue detenida NATALIA
CAINZOS.
Viene al caso señalar que frente a las imputaciones formuladas, y en
conocimiento de los derechos y garantías que les asisten, la totalidad de los
encausados hicieron uso de su derecho constitucional a negarse a declarar (cf. actas
de declaración indagatoria de Martínez de fs. 2942/49, de Cainzos de fs. 2950/57 y de
Mora de fs. 2958/65).-
III.- Del delito de confabulación para cometer actividades de tráfico de
sustancias estupefacientes en sus diversas modalidades de tráfico y contrabando –art.
29 bis de la ley 23.737-.
Liminarmente, corresponde destacar que la etapa que atraviesa el sumario
requiere un juicio de probabilidad y, por tanto, no supone certidumbre apodíptica4.
4
NAVARRO, Guillermo Rafael; DARAY, Roberto Raúl. Código Procesal Penal de la Nación. Tomo II. Ed.
Hammurabi. 2004. pag. 840.
En relación a lo dicho, precisa D´Albora, que dicha probabilidad alcanza
tanto a la posible comisión del hecho ilícito, como así también a la participación de los
procesados en su producción5.
En tales condiciones, de un análisis detenido y pormenorizado del plexo
probatorio incorporado a la causa y que fuera detallado a los imputados al momento de su
declaración; considero probado que Roberto Fernando MORA tomó parte de las
confabulaciones para cometer actividades de tráfico de sustancias estupefacientes
descriptas en los puntos “a)” y “b)” de las imputaciones supra detalladas, mientras que
respecto a la identificada en el punto tercero “c)” entiendo que corresponde enrostrarle la
imputación alternativa constituida por la omisión deliberada de denunciar la perpetración
del hecho en cuestión respecto del que tenía cabal conocimiento de sus circunstancias
comisivas –tiempo, modo y lugar- e identidad de quienes se posicionaban como sus
responsables, cuando en razón de su cargo se encontraba obligado a promover su
persecución penal.
Sobre dichos eventos, a su vez, entiendo suficientes los elementos
incorporados en autos para responsabilizar a Andrés Alberto MARTÍNEZ en orden a
haber tomado parte en una confabulación para cometer actividades de tráfico de
sustancias estupefacientes, concretamente en aquella identificada con el punto “b)”;
mientras que, al igual que su consorte de causa MORA, habrá de responder penalmente
en relación al evento identificado en el punto “c)” en orden a la conducta alternativa que
le fuera imputada, toda vez que se tiene por demostrada la omisión deliberada e
intencional de denunciar la perpetración de los eventos circunscriptos en dicho acápite,
del que tenía pleno conocimiento de sus circunstancias comisivas e identidad de quienes
se posicionaban como sus responsables.
En lo que hace a la intervención –en concreto- de Natalia CAINZOS, las
constancias reunidas en la encuesta alcanzan el grado de convicción necesaria como para
5
D´ALBORA, Francisco J. Código Procesal Penal de la Nación. Tomo II. Ed. Lexis Nexis. 2003. pag. 635.
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responsabilizarla penalmente del hecho alternativo de omisión deliberada de formular
denuncia de hecho ilícito, cuando en razón de su cargo se encontraba obligada a hacerlo,
en lo referente al evento identificado con el punto “b)”, respecto del que –en paridad de
condiciones con sus consortes de causa- tenía pleno conocimiento de sus circunstancias
comisivas e identidad de quienes se posicionaban como sus responsables, empero no
llevó a cabo aportes que se traduzcan en el figura de confabulación.
Así pues, respecto al hecho descripto en el apartado “a)”, tengo probada la
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materialidad del evento criminal con las constancias incorporadas a fs. 2294/5, en tanto
suficientes para sostener con el grado de convicción requerido para la instancia, que
ROBERTO FERNANDO MORA, en fecha 3 de diciembre de 2013, realizó
conductas positivas, coordinadas e ineludiblemente direccionadas a traficar, de
manera clandestina, sustancias precursoras de estupefacientes, concretamente
TREINTA (30) tambores de DOSCIENTOS (200) litros de ETER; cuya procedencia
resultaría ilícita, maniobra articulada por fuera de cualquiera de los canales habilitados
para su manipulación legal.
Sostengo lo anterior, con base en la secuencia temporal de los eventos
reconstruida a través de las conversaciones transcriptas a fs. 2294 vta. y 2995, donde a
MORA le manifiesta a su interlocutor que: “Después, el otro tema es son tengo entendido
que son tachos, estos vienen de otro lado eh, son tachos de veinte litros (20 lts) cada uno,
no sé qué cantidad hay, si hay ocho (8) si hay diez (10), no sé si hay más, ahora te
averiguo bien, me van a llamar después pero son tachos de veinte litros (20 lts) cada uno
de ETER”, para precisarle a su interlocutor más adelante que “ahí me van a confirmar,
ahora bien bien pero puede ser que dije son treinta (30) los tambores, son treinta (30) y
son de doscientos (200) boludo puede ser, para mí me suena un camión playo que se lo
quedaron sin querer viste, lleno de eso que te dije, treinta (30) de doscientos al parecer,
no saben ni lo que vale, nada, me tiraron como que valía sesenta (60) lucas
nacionales…”.
Sobre el tópico, cuadra señalar que el “éter” se encuentra contenido en el
Anexo I, Lista I, del decreto 1095/95 (modificado por el decreto 1161/2000)
reglamentario de la ley 23.737, referente a los precursores y productos químicos que
pueden ser usados en la fabricación ilícita de estupefacientes y sustancias psicotrópicas.
Al respecto, Abel Cornejo tiene dicho que “por una razón de elemental
coherencia… cuando el legislador repitió, al igual que en la ley anterior, el término
materias primas, quiso referirse, entre otras, a los precursores y productos químicos
necesarios para la elaboración de estupefacientes”6; extremos recogidos también desde
la Subsecretaría Técnica de Planeamiento y Control del Narcotráfico del Se.Dro.Nar,
cuyas autoridades han sostenido que “todos los precursores químicos pueden ser materia
prima para la producción o fabricación de estupefacientes, pero no a la inversa… queda
claro de este modo que la disyunción “o” en el primer párrafo del artículo 5° de la ley
23.737 es una disyunción inclusiva y que el legislador al referirse a las materias primas
para la producción o fabricación de estupefacientes, se refirió a aquéllas pero también a
los precursores químicos”7.
A similar grado de convicción se arriba en lo referente al evento
identificado en el apartado “b)”; respecto a la deliberada y positiva intervención que
les habría cabido a Roberto Fernando MORA y Andrés Alberto MARTÍNEZ en los
hechos que se precipitaran a partir del 9 de diciembre de 2013 y en virtud de los cuales
este último, junto a terceras personas aún no identificadas y bajo la supervisión de
MORA, habría ingresado por la fuerza –simulando la ejecución de una orden de
allanamiento y registro domiciliario- en una morada no identificada en autos pero en la
cual se encontraban resguardadas sustancias estupefacientes, con el objetivo de hacerse
de las mismas para su ulterior comercio ilícito.
Cornejo Abel, “Estupefacientes”, Ed. Rubinzal Culzoni, Bs. As., 2003, pag. 53.
Donzelli Mariano Leandro, “El desvío de precursors y el artículo 5 “c” de la ley 23.737”,
Revista La Ley, sección actualidad, 03/12/2009.
6
7
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En relación a ello, de las transcripciones que glosan a fs. 2307/2313, 2296
vta., y 2297/2299, se desprende claramente como MARTÍNEZ recibió un llamado con
fecha 9 de diciembre de 2013 en el cual un “masculino NN le ofrece un trabajo a
ANDRÉS MARTÍNEZ. Le dice que está regalado pero quema, que es para ayer. Andrés
le dice que lo a ir a ver apenas pueda… Andrés le pregunta si son las camisetas verdes,
le contesta que sí, que son como doscientas camisetas, le dice que tiene que ser urgente
porque hay gente que lo va a querer rescatar, le cuenta que hay gente que fue a Uruguay
USO OFICIAL
y perdió la camiseta, que quedaron en cana porque se plantaron y el resto de las
camisetas quedaron acá” –fs. 2307-.
Que, poco después de producido ese diálogo, MARTÍNEZ se comunica con
su interlocutor, quien previamente le había dado cuenta de ciertos temores expuestos por
el “entregador”, refiriéndole que “habló con los pibes, que si se tira para atrás van y
rompen todo, y que se joda por tirarse para atrás” –fs. 2308-, observándose en las
conversaciones siguientes –fs. 2308vta./2310- como a MARTÍNEZ se le proveen
coordenadas para llegar al lugar, sitio donde también concurriera MORA, extremo que se
aprecia, sin hesitación, de la transcripción de la comunicación efectuada entre ambos a la
01:32 hs. del 10 de diciembre de 2013, en la que MARTÍNEZ le consulta “por donde
está, quien le dice por la YPF. Andrés le dice que está afuera”.
Que concretado el hecho en cuestión, MARTÍNEZ se comunicó a las 03:01
del mismo 10 de diciembre de 2013, refiriéndole a quien se posiciona como el
entregador “Andresito, ya está eh, me estoy yendo”.
Durante la tarde de la misma jornada, MARTÍNEZ le describe a una
persona ciertos detalles del procedimiento, comentándole que “mientras que dos chicos
estaban ahí haciendo unas cosas, nosotros estaban tocando el timbre viste, al lado
charlando, y nos dijeron `sí sí, nosotros escuchamos ruido ya llamamos a la policía´, sí
sí, estamos allanando. Sabés cómo tuvimos que salir?”, agregando “le dijo, no sí,
quédese tranquilo que somos nosotros que vinimos a hacer un allanamiento, pero
sabés que a los diez minutos nos tuvimos que ir a la mierda boludo, como ratas”.
Complementario de lo anterior, también se aprecian diálogos mantenidos
entre MORA y MARTÍNEZ en relación al valor de la mercadería que se encontraba en
su poder, refiriendo MORA que según sus números la ganancia ascendería a cuarenta y
siete mil pesos ($ 47.000) para ambos –ver fs. 2312-.
En simultáneo, durante la mañana y noche del mismo 10 de diciembre de
2013, MORA se comunicó reiteradamente con CAINZOS, a quien le narró que había
descansado poco dado que “hubo que ir a guardar esas cosas” –fs. 2296 vta.- y que
“empezamos a ver los paquetes y tiene una, lo que yo pensé que era espectacular se ve
que le entró humedad y etcétera etcétera, y están seis (6) puntos viste”, argumentando en
relación a dicha circunstancia que “esto lo han dejado justamente por eso, porque en el
trayecto de Paraguay hasta acá han tenido algún problema esos, han ido en algún
lugar, esteee con líquido o algo, porque muchos también tienen como un aceite en la
parte de afuera viste, en el envoltorio, entonces han venido de alguna manera ocultos
que han hecho que tomaron mucha humedad o algo por el estilo” –fs. 2999 vta.-.
Corolario de lo dicho, pondero que si bien en conocimiento de aquellas
acciones ilícitas permaneció ajena a su ejecución, circunstancia que desplaza su
participación en el evento pero habilita la imputación alternativa que se le dirigiera.
Que, como fuera anticipado ut supra, la deliberada omisión de formular la
denuncia del evento criminal referenciado, cuando su condición de miembro de la Policía
Federal Argentina la obligaba a ello, convencen a quien suscribe de la responsabilidad
penal que le cabe a NATALIA CAINZOS en la imputación alternativa que se le
formulara en relación al hecho descripto en el apartado “b)”.
Ya en lo referente al hecho asignado a la imputación “c)”, debe señalarse
que, a diferencia de los anteriores, no se advierten pautas que den cuenta de la existencia
concreta, en poder de los imputados, de sustancias estupefacientes o alguno de sus
Poder Judicial de la Nación
precursores químicos, por cuanto si bien los diálogos se encuentran claramente
direccionados a la realización de conductas orientadas a hacerse de drogas ilícitas en
poder de una organización criminal, las mismas no se tradujeron en un despliegue
positivo destinado a ejecutar alguna de las conductas de tráfico de sustancias
estupefacientes penadas por la ley 23.737.
No obstante lo expuesto, si bien no se llegaron a realizar actos
manifiestamente reveladores de la ejecución del delito en cuestión, el acabado
USO OFICIAL
conocimiento que MORA y MARTÍNEZ poseían de los movimientos desarrollados por
los integrantes de la organización criminal que traficaba los estupefacientes que, en sus
diálogos, planificaban apropiarse; sin hesitación alguna resulta información que, dada la
calidad de funcionarios públicos que revestían los nombrados, debía ser puesta en
conocimiento de la autoridad pertinente en pos de promover la persecución penal del
delito en curso de ejecución de modo de hacer cesar el mismo.
En ese orden menester es destacar que, en relación al evento que se analiza,
se registró una comunicación en la cual MARTÍNEZ refirió a MORA que un conocido
suyo estaría “cuidando” una casa ubicada en la localidad de Castelar, en la cual habría
oculta una cantidad indeterminada de sustancia estupefaciente proveniente de Bolivia o
Perú, pero que su destino final sería la República de Chile, dada la alta cotización que en
el país trasandino tendría dicho material -fs. 2560/61-.
En ese marco, el binomio conformado por MORA y MARTÍNEZ llevó
adelante tareas de averiguación y de constatación en la zona donde se encuentra ubicada
la vivienda en cuestión, en miras a hacerse para sí y, claramente, de forma ilegítima, del
material estupefaciente que se ocultaría en dicha finca, para luego comercializarlo con
compradores de su conocimiento. –ver fs. 2564/5-.
Que, la materialidad de los hechos objeto de intimación (art. 294 del
CPPN), concretamente de aquellos identificados en los apartados a) y b) respecto a
MORA; y b), sólo en lo referente a MARTÍNEZ, reposa en el análisis conjunto de las
tareas de inteligencia y de campo llevadas adelante por la prevención, de los producidos
de las intervenciones telefónicas ordenadas en relación a los abonados utilizados por los
investigados, de la apertura de antenas activadas entre las comunicaciones señaladas, así
como también encuentra basamento en el contundente resultado de los allanamientos y
registros llevados adelante por personal de la Unidad de Operaciones Especiales
Antidrogas de la Gendarmería Nacional.
Con base en lo anterior, entiendo que los eventos referenciados encuentran
adecuación típica en el artículo 29 bis de la ley 23.737 que reprime al que tomare parte en
una confabulación de dos o más personas para cometer alguno de los delitos previstos en
los artículos 5, 6, 7, 8, 10 y 25 de la ley y en el art. 866 del Código Aduanero.
En su segundo párrafo, la norma dispone que será punible desde el
momento en que alguno de sus miembros realice actos manifiestamente reveladores de la
decisión común de ejecutar el delito para el que se habían concertado.
Explica D’Alessio que: “Confabular es definido como ponerse de acuerdo
dos o más personas para emprender algún plan, generalmente ilícito (…) en este caso, el
acuerdo consiste en cometer alguno de los delitos que menciona esta disposición. Lo
convenido consiste en la decisión común que caracteriza a la participación criminal, que
incluirá el plan y el reparto de funciones (…) todos ellos son autores de confabulación,
en tanto el delito acordado no haya comenzado a ejecutarse…”8.
Asimismo, se ha sostenido que “la confabulación es una resolución
delictiva manifestada, esto es, una categoría intermedia del iter crimins, entre la `fase
interna´ –ideación, deliberación y resolución delictiva- y la `fase externa´ en sentido
estricto… La resolución manifestada es definida como la firme voluntad de cometer un
delito (voluntas sceleris) revelada por actos exteriores. Esa ostentación es lo que hace
dejar atrás la etapa de la fase interna de la ideación, deliberación y resolución, pero que
8
D’Alessio, Andres Jose. Código Penal Comentado y Anotado. Tomo III Leyes Especiales Comentadas;
Pag. 1114; Ed. La Ley, 2da. Edición.
Poder Judicial de la Nación
aún no implica el comienzo de ejecución del hecho. La demostración del designio
prohibido es lo que genera que la decisión exceda el ámbito privativo de las personas”9.
Desde esa perspectiva, los elementos colectados en autos permiten sostener
la existencia de un acuerdo de voluntades entre MORA y terceros aún no legitimados en
autos, para comercializar TREINTA (30) tambores de DOSCIENTOS (200) litros de
ETER que se encontraba bajo su esfera de disposición, con exclusión de terceros,
presumiblemente también como consecuencia de un hecho ilícito, para los cuales en
USO OFICIAL
fecha incierta pero cercana 3 de diciembre de 2013 se ocupó por hallar comprador, en
virtud de lo cual realizó senda comunicaciones telefónicas orientadas a ese fin delictivo.
Similar acuerdo de voluntades concurre en autos en relación al suceso
descripto en el apartado “b)”, entre MORA, MARTÍNEZ y otras personas aún no
identificadas en autos, en cuyo marco los nombrados desplegaron acciones positivas para
arrebatarle a terceros sustancias estupefacientes (presumiblemente 200 kilogramos de
marihuana), las cuales a la postre habrían comercializado logrando una ganancia
aproximada a los cincuenta mil pesos ($ 50.000).
Dichas acciones habrían tenido lugar entre los días 9 y 10 de diciembre de
2013, produciéndose el “secuestro” del material en cuestión presumiblemente del
interior de una vivienda ubicada en la localidad de Transradio, partido de Esteban
Echeverría, provincia de Buenos Aires.
En lo que respecta a la condición objetiva de punibilidad establecida en el
inciso 2 de la norma, en cuanto prevé que alguno de los miembros realice actos
manifiestamente reveladores de la decisión común de ejecutar el delito, entiendo que la
misma se ve harto satisfecha con los elocuente diálogos mantenidos entre los aquí
imputados, los movimientos realizados por MORA y MARTÍNEZ al momento de la
ejecución de las mismas, que los posiciona en los lugares a los cuales se hacía referencia
en las conversaciones en cuestión y, en los contundentes elementos probatorios
David Baigún y Eugenio Zaffaroni. “Código Penal y notas complementarias. Análisis
doctrinal y jurisprudencial”, Tomo 14 B, Ed. Hammurabi, Bs. As, 2014.
9
secuestrados al momento de registrarse los domicilios de los mencionados (vgr. sustancia
estupefaciente, armamento y chalecos antibala correspondiente a la policía provincial,
precintos plásticos, etc.).
En ese orden, tengo por acreditada la organización ilícita en el marco de la
cual preexistía una división de funciones conforme las especiales aptitudes, condiciones y
contactos que cada uno de sus miembros aportaba a la faena delictual con base en un plan
común cuyo propósito –entre otros- era arrebatar a organizaciones criminales dedicadas
al narcotráfico las drogas ilícitas que tenían bajo su esfera de custodia con el fin ulterior
de su comercio, para una vez en posesión de las mismas realizar actos de tráfico por sí,
fundamentalmente bajo la modalidad de comercio.
En esa inteligencia, MORA y MARTÍNEZ intercambiaban entre sí la
información con la que contaban merced a su jerarquía, funciones y ámbito en que
desempeñaban las mismas dentro de la Policía Federal, para luego MORA establecer una
suerte de protocolo de actuación que ejecutaba personalmente o a través de la actuación
de Andrés MARTÍNEZ, al cual a su vez supervisaba.
En el plano subjetivo, la conducta en cuestión solo requiere el dolo del
autor, esto es el conocimiento y voluntad de comprometerse con -al menos- una persona
a ejecutar un plan para cometer las actividades descriptas por la figura penal, extremo
satisfecho en los hechos traídos a estudio.
Abundando, relativo a los encartados y en lo que al aspecto subjetivo de la
conducta delictual interesa, advierto que ninguna duda se alberga en torno al
conocimiento cierto por parte de MORA y MARTÍNEZ respecto de, cuanto menos, las
confabulaciones para traficar drogas ilícitas que realizaban en forma conjunta.
Sobre el tópico, se ha dicho que “la incorporación de la figura de
confabulación en a le ley 23.737 tiene por objeto adelantar la intervención del sistema
Poder Judicial de la Nación
penal a momentos del iter-criminis anteriores a la tentativa”10, así como también que
“habiéndose acreditado plenamente en la anterior instancia que el nombrado concretó
una componenda o alianza con por lo menos otros dos personas para comerciar
estupefacientes, llevando a cabo los actos manifiestamente revelados de la decisión
común que en el veredicto se tiene por probados, su conducta resulta acuñada en la
figura conspirativa del art. 29bis de la ley 23.737, toda vez que no habiéndose
secuestrado droga en su poder, su accionar no trasciende la esfera de los actos
USO OFICIAL
preparatorios”11.
En tal virtud, en la inteligencia adelantada en párrafos anteriores, si bien los
imputados MORA y MARTÍNEZ –en lo referente al hecho descripto en el apartado c)-, y
CAINZOS –respecto al evento asignado al tópico b)-, tal los elementos probatorios
ponderados en autos, no habrían llegado a desplegar acciones positivas tendientes a
ejecutar conductas de tráfico de estupefacientes, lo cierto es que en un escenario de
mínima, todos ellos conocieron circunstancias íntimamente relacionados a los eventos
delictivos que, en razón de su condiciones de funcionarios públicos y miembros de la
Policía Federal Argentina, debían poner en conocimiento de la superioridad u órgano
jurisdiccional competente a fin de promover, a través de la denuncia pertinente, la
persecución penal respectiva.
Va de suyo que la calidad de funcionarios de los antes nombrados se ajusta
pacíficamente al precepto del artículo 77, párrafo cuarto, del Código Penal de la Nación.
A lo dicho cabe adicionar que, la experticia aplicada por los imputados en
pos de desenvolverse de modo solapado y clandestino, tendiente a garantizar su
impunidad, vedó a esta instrucción de la incorporación de aquellos elementos
demostrativos a partir de los cuales, verosímilmente, podría haberse responsabilizado a
MORA, MARTÍNEZ y CAINZOS de acciones de tráfico de drogas concretas.
10
CNCP, Sala II, “Moñino, Juan Carlos s/recurso de casación”, c. 4708, reg. 6302.2, rta.
6/2/04.
11
CNCP, Sala II, “Franco Noemí s/recurso de casación”, c. 1240, reg. 1762.2, rta. 17/12/97.
Sin embargo, subyace en la especie la acción típica contenida en el artículo
277 del Código Penal de la Nación, cuyo apartado primero, inciso d), reprime a quien
“No denunciare la perpetración de un delito o no individualizara al autor o partícipe de
un delito ya conocido, cuando estuviere obligado a promover la persecución penal de un
delito de esa índole”.
En ese marco, se tiene por demostrado que MORA y MARTÍNEZ conocían
la existencia de una organización criminal dedicada al tráfico de sustancias
estupefacientes y que la misma almacenaba en una vivienda de la localidad de Ituzaingo
las drogas ilícitas con el propósito ulterior de su comercialización –cf. eventos asignados
a la imputación c)-.
De la misma manera, tengo por demostrado que NATALIA CAINZOS
conoció la ocurrencia de eventos encuadrados en la ley 23.737, vinculados a la sustancia
estupefacientes que, cuanto menos MORA y MARTÍNEZ confabularon comercializar
luego de apoderarse de la misma a través de procedimientos absolutamente alejados de
toda legalidad, sucedidos durante la madrugada del 10 de diciembre de 2013 –cf. eventos
asignados a la imputación b)-.
Sobre el tópico la doctrina ha sostenido que la figura alcanza a los “fiscales,
funcionarios policiales y los jueces en los sistemas inquisitivos o mixtos, tesis que ha sido
acogida por la Cámara Nacional de Casación Penal al señalar que se trata de un delito
de sujeto activo especial cuyo ámbito de posibles autores se circunscribe a los
funcionarios del Ministerio Público Fiscal, a los de las fuerzas del orden en su tarea
prevencional y, en su caso, a los jueces…”12.
Va de suyo que la omisión de promover la persecución penal pertinente se
verá agravada por la condición de funcionarios públicos de los aquí imputados, así como
también por el ánimo de lucro perseguido por dicha deliberada omisión.
D´Alessio Andrés. Código Penal de la Nación –comentado y anotado-, Tomo II, Bs. As., La
ley 2011, pág. 1393. Con cita CNCP, Sala II, c. “Alderete Víctor”, reg. 722.01.3, rta. 27/11/2001.
12
Poder Judicial de la Nación
En lo que respecta a la situación procesal de la encartada CAINZOS y en lo
que estos eventos interesa, entiendo que los elementos probatorios incorporados a la
presente causa, valorados a la luz de la imputación que se le dirigiera, aconsejan –de
momento- decretar a su respecto la falta de mérito para procesar o para sobreseer,
en los términos del art. 309 C.P.P.N., en lo que hace a las imputaciones
correspondientes a los apartados a) y c), sentido en el que habré de pronunciarme.
USO OFICIAL
IV.- De los robos agravados –arts. 164 y 167 bis CP.
Que al momento de ser legitimados en autos, a los imputados MORA,
MARTÍNEZ y CAINZOS se les imputó haber planificado, determinado y ejecutado el
robo ocurrido con fecha 10 de julio de 2013, llevado a cabo en el domicilio sito en la
calle Urquiza 1062 de la localidad de Muñiz, partido de San Miguel, provincia de Buenos
Aires, propiedad del Comisario Julio NAVARRO, por entonces Jefe de la División
Almacenes de la Policía Federal Argentina y superior jerárquico de MORA,
consecuencia del cual sufrió la rotura de una reja ubicada en uno de los accesos traseros
de la vivienda y la sustracción, cuanto menos, de una computadora personal, un equipo
informático tipo “Tablet” y una video filmadora.
Así, en orden a dicho evento identificado como imputación “e)”, menester
es señalar que con base en la gradual reconstrucción del hecho se tiene que, el por
entonces Subcomisario Roberto Fernando MORA resultaba ser el segundo jefe de la
División Almacenes de la Policía Federal Argentina, siendo en dicho destino su jefe
directo el Comisario Julio NAVARRO, funcionario policial con el cual años atrás
compartiera destino en la División Prevención Social de las Toxicomanías, donde
Navarro era el segundo Jefe y MORA jefe de una de las brigadas de investigación.
Que, de la transcripción de los diálogos mantenidos entre MORA y
MARTÍNEZ deriva que el primero de ellos tenía certeza de que dentro del domicilio de
residencia de su jefe se encontraba guardada una suma importante de dinero en moneda
extranjera, la cual inescrupulosamente pretendió obtener a través de la intervención del
imputado MARTÍNEZ y de otra persona no identificada por esta instrucción hasta el
momento pero que sería de nacionalidad colombiana y especialista en robos a casas
desocupadas –fs. 1636-.
Así fue que aprovechando el conocimiento lógico que MORA poseía sobre
los horarios de trabajo de NAVARRO, circunstancia que aseguraba la impunidad de la
faena delictual, sin dificultad indicó certeramente a MARTÍNEZ la franja horaria en la
cual debía ingresar en el domicilio de aquél para así poder llevar a cabo el ilícito sin
inconvenientes y con el inmueble a su entera disposición.
En ese contexto y en curso de ejecución el robo, MARTÍNEZ se
comunicaba constantemente con MORA para actualizarlo respecto al resultado del ilícito
que, en todo momento para los imputados resultaba poco satisfactorio, dado que, como se
dijo, buscaban insistentemente la ubicación de una caja fuerte en cuyo interior entendían
que se guardaba una suma importante de dinero.
Que durante la ejecución del robo, el Comisario MORA le iba indicando al
Cabo Primero MARTÍNEZ donde debía concentrar su búsqueda –dando pauta cierta de
conocer el interior del domicilio de NAVARRO-, a la vez que lo tranquilizaba e instaba
para que buscara en todos los rincones con tranquilidad, dado que tenía contacto directo
con el dueño del inmueble, el Comisario Navarro, quien durante todo este desarrollo se
encontraba en una oficina cercana a la utilizada por MORA como sala de situación del
robo que estaba dirigiendo.
Que entre las indicaciones concretas brindadas por MORA a MARTÍNEZ,
se encontraba la de no sustraer el arma reglamentaria de NAVARRO, dado que ello
obligaría a que el nombrado formulara la denuncia penal del suceso delictivo, lo cual
finalmente surtió efecto dado que a pesar de la intensa búsqueda promovida desde el
Tribunal no fue hallada la denuncia referida al hecho en cuestión, suceso que recién pudo
confirmarse cuando el mismo día de producidas las detenciones de MORA, MARTÍNEZ
Poder Judicial de la Nación
y CAINZOS se ordenó el traslado por la fuerza pública del Comisario NAVARRO al
asiento de este Tribunal, quien finalmente en declaración juramentada confirmó haber
sido víctima de un hecho de robo en su domicilio, en el cual le habían sustraído una
Tablet, una video filmadora, y una computadora personal – fs. 2644/6-.
Demostrativo del desarrollo de los sucesos se destaca el diálogo obrante a
fs. 1637/vta. producido el 9 de julio de 2013, del que se aprecia con meridiana claridad
como MORA coordina con MARTÍNEZ el horario en el cual debía ingresar en la
USO OFICIAL
vivienda de NAVARRO, de quien conocía con certidumbre que dejaba su hogar a
tempranas horas de la mañana. Así, a las 07:42 hs. del día siguiente MARTÍNEZ se
comunica con MORA –activando celda en la localidad de San Miguel, provincia de
Buenos Aires-, donde le informa que ya había ingresado en la vivienda y que hasta ese
momento sólo había encontrado diez mil dólares (u$s 10.000) y “algo de pesos”,
agregando que dejaría para el final la búsqueda en “la parrilla”, porque allí se
encontraban los perros.
Esta última manifestación es otra de las pautas que dan cuenta del
conocimiento cierto que MORA tenía sobre el inmueble de NAVARRO, pues quien se
posiciona como damnificado del delito dijo en este Tribunal que en su domicilio tenía
instalada una caja de seguridad debajo de la parrilla –cf. declaración ya citada-.
Durante el transcurso del robo, las comunicaciones entre MORA y
MARTÍNEZ se sucedieron a las 07:47, 07:57, 08:01, y 08:47 hs., manteniendo en todas
ellas conversaciones en las que aquel indicaba dónde y cómo buscar el dinero que
entendían se hallaba en el lugar y que debía ser una suma importante porque
manifestaban permanentemente una gran insatisfacción con el resultado del robo, a pesar
de haber encontrado diez mil dólares y ciento sesenta mil pesos –fs. 1637/42-.
Hasta entonces ajeno a la participación que MORA había tenido en el
evento, el Comisario Julio NAVARRO se comunicó en la misma noche del robo con su
subordinado directo para referirle: “me choriaron, me choriaron… me reventaron la reja
del fondo viste, me hicieron mierda todo boluda, encima lo más lindo de todo esto, el
fierro viste, me choriaron el fierro… no voy a llamar, voy a hacer la denuncia boluda
que vean acá como está la pieza, voy a sacar foto a la cámara, no fue la filmadora que
tenía y todo, únicamente con celular… voy a llamar acá a los polis a los patos para que
venta ver y saquen fotos boludo”. Claro que durante dicha conversación, MORA le
insistió a su Jefe NAVARRO para que buscara su arma reglamentaria que, positivamente,
sabía que no había sido sustraída. Luego de varios intentos, NAVARRO finalmente le
refirió “ha, acá está el fierro”. –fs. 1631-.
En otra conversación, MORA le consulta a su cómplice si durante el robo
“rompieron mucho”, informándosele que “no, que boludeses rompieron y que se
llevaron la netbook, la Tablet, la cámara, una cadenita que le habíamos regalado el
pollo, una cadenita que le habíamos regalado a la nena cuando era bebé, y un poco de
plata” –fs. 1631 vta-.
En este estado se impone un paréntesis. Como se advierte, sin esfuerzo
intelectual alguno, existe una notoria discrepancia entre aquellos objetos que el
Comisario NAVARRO manifestó que le fueron sustraídos y los valores (en dólares
estadounidenses y pesos) que los imputados en autos refieren como botín del evento
criminal, más en lo que a este tópico interesa no se encuentra controvertida la
materialidad del suceso.
Retomando, no conformes con el resultado del atraco, en días posteriores
MORA supo que NAVARRO tenía guardada en el placar de su oficina una caja de
seguridad portátil adquirida en SODIMAC, a partir de lo cual comenzó a averiguar junto
a MARTÍNEZ la forma de hacerse de la llave de la misma o del mecanismo necesario
para resetearla. La existencia de dicha caja de seguridad fue confirmada por el Comisario
NAVARRO, quien extrañamente dijo haberla tirado porque todo el dinero que posee lo
llevaba en su bolsillo.
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Va de suyo que los elementos de prueba analizados resultan suficientes para
responsabilizar al Comisario MORA y al Cabo Primero MARTÍNEZ como coautores del
robo que tuviera por damnificado al Comisario Julio Navarro, en su domicilio particular
ubicado en el partido de San Miguel, lugar donde se activaron las celdas de las elocuentes
comunicaciones mantenidas por MARTÍNEZ con MORA durante la propia ejecución del
hecho.
Que, la materialidad del suceso ilícito se encuentra demostrada con las
USO OFICIAL
conversaciones interceptadas cuyas transcripciones integran el presente proceso, las
aperturas de antenas de las comunicaciones registradas por MARTINEZ y la declaración
testimonial de la víctima del mismo; elementos de juicio que –a la vez- acreditan que el
hecho delictuoso se produjo con fuerza en las cosas (rotura de una reja) y la sustracción
de, cuanto menos, equipos informáticos y cámara filmadora, elementos todos ellos que se
ajustan pacíficamente a las prescripciones previstas por el artículo 164 del CP, que
reprime a quien “se apoderare ilegítimamente de una cosa mueble, total o parcialmente
ajena, con fuerza en las cosas o con violencia física en las persas, sea que la violencia
tenga lugar antes del robo para facilitarse, en el acto de cometerlo o después de
cometido para procurar su impunidad”; conducta que se verá agravada por el 167 bis del
mismo compendio normativo, ante la harto conocida condición de integrantes de la
Policía Federal Argentina de los autores.
Sobre el verbo típico en cuestión, se ha sostenido que “tanto la fuerza como
la violencia tienen que estar vinculadas objetiva y subjetivamente con el apoderamiento,
en algunas de las circunstancias enunciadas en la parte final de la norma. Es decir que
para el agente, la finalidad de la fuerza o la violencia debe ser el apoderamiento o su
consolidación”.
Que, ponderados los elementos de cargo agregado a la encuesta, advierto
que los mismos resultan suficientes para responsabilizar a MORA y MARTÍNEZ como
coautores del robo en ciernes, con los alcances propios del artículo 306 del código ritual,
sentido en el que habré de pronunciarme.
Similar grado de convicción se reúne en relación a los mismos imputados
en función de la imputación vinculada al hecho “f)”, el cual se conoció a partir de la
comunicación telefónica que MARTÍNEZ efectuara a MORA el 24 de abril de 2013, y en
cuyo marco manifestó que: “…el tema es así. Tenía una llave de un lugar. Fuimos, yo me
quedé a la vuelta pero que pasó… cuando entró el viejo le arrancó, le tiró un tiro él le
rozó el cuello, el tiró dos tiros para poderse ir no lo pegó nada al viejo. Y encima
dejaron una mochila con un par de precintos y la cinta y en la esquina, justo en la
esquina del lugar hay un domo para ver qué onda”. En ese contexto, MORA le
respondió “si si, te entiendo, eso lo vamos a tener que ir a manejar allá y fijar como lo
encaro porque depende quién es el pibe, si es uno como el bocha hablo directamente” –
ver fs. 1395 y 3403-.
Si bien las primeras averiguaciones realizadas por el Tribunal tendientes a
establecer la existencia de alguna comunicación de emergencia que se hubiera producido
correlato ajustado a aquel suceso, arrojaron resultado negativo, una vez producida la
detención de los epigrafiados y a través de la información requerida y obtenida por la
titular de la Superintendencia de Asuntos Internos de la P.F.A., se logró identificar un
evento coincidente con los hechos narrados en la conversación –fs. 2993/4A partir de dicha pauta, se requirió la remisión de la causa tramitada en la
Justicia Nacional en lo Criminal de Instrucción con motivo del hecho en cuestión, la cual
fue prontamente remitida a esta judicatura y de cuyas constancias se desprende que,
efectivamente, durante la madrugada del 24 de abril de 2013 el ciudadano Roberto Stasi
resistió un intento de robo en su domicilio de residencia ubicado en la calle Pedro
Goyena 1672 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, tratándose de dos personas, una
de ellas munida de un arma de fuego con la cual le efectuó dos disparos, resultando ilesa
la víctima.
Poder Judicial de la Nación
En efecto, surge de la declaración prestada en su oportunidad por el
damnificado Stasi que al advertir que personas extrañas pretendían ingresar a su hogar,
con claras intenciones de robo, y luego de ser agredido por una de ellas que efectuó dos
disparados de arma de fuego que no impactaron en su cuerpo, contestó dicha agresión
efectuando con su arma particular, debidamente registrada, otro disparo hacia su agresor,
no logrando determinar si el mismo le había dado alcance.
Surge a su vez del acta circunstanciada labrada en ocasión del hecho por
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funcionarios de la Comisaría 12ª de la P.F.A. que, en uno de los ambientes del domicilio
de Stasi, los malvivientes habían dejado abandonado “un bolso de color negro” en cuyo
interior se observaba un guante de tela, una pistolera interna color negro, una linterna
color verde, una cinta de embalar color gris y ocho (8) precintos plásticos.
Que, frente las concurrentes similitudes existentes entre el evento
denunciado por Stasi y aquél en función del cual MARTÍNEZ le solicitaba a MORA que
averiguara si una cámara de seguridad pudo haber captado alguna imagen
comprometedora; no queda más que concluir que efectivamente nos encontramos ante el
mismo hecho.
Sentado ello, cuadra señalar que si bien por el momento no se encuentra
determinado si MARTÍNEZ participó de la tentativa de robo en cuestión, la elocuente
descripción que brindó del evento y la circunstancia temporal –minutos después- en la
que se comunicó con MORA solicitando su cobertura, resultan más que suficientes para
tener por acreditadas las deliberadas conductas realizadas por los antes nombrados,
tendientes a garantizar la impunidad de los autores de dicho acto delictivo así como
también y como una consecuencia necesaria de lo anterior, la omisión de promover la
persecución penal en razón de su condiciones de funcionarios públicos y miembros de la
Policía Federal Argentina.
Consecuentemente, habré de disponer el procesamiento, en los términos del
artículo 306 del ritual, del Comisario Roberto Fernando MORA y del Cabo Primero
Andrés Alberto MARTÍNEZ, en orden a la imputación descripta en el aparatado “f)”, en
calidad de autores del encubrimiento llevado a cabo sobre el hecho antes descripto,
previsto y reprimido por el artículo 277, apartado 1) inciso a) y d) y apartado 3 inciso d),
del Código Penal de la Nación.
Por su parte, no resultando suficientes los elementos agregados en autos
para alcanzar el grado de convicción previsto por el artículo 306 del ritual, como para
disponer el procesamiento de Natalia CAINZOS en orden a las imputaciones
desarrolladas en los aparados e) y f), habré de disponer la falta de mérito para procesarla
o sobreseerla en relación a tales eventos –cf. art. 309 CPP-.
V. De la receptación del vehículo VW Gol, dominio MHO-987, de
procedencia presuntamente ilícita y la falsificación de la cédula de identificación de
dicho rodado.
Durante el transcurso de la pesquisa se registraron comunicaciones entre
MORA y CAINZOS en cuyo marco aquel hacía mención a que guardaría un vehículo de
procedencia ilícita en su domicilio, agregando –a la par- que no debía alarmarse dado
dicha circunstancia sólo podía ser advertida si al rodado en cuestión se le levantaba el
capó y revisaba su numeración de motor –fs. 2456-.
Asimismo, con posterioridad la prevención dio cuenta que dicho rodado, un
VW modelo Gol Trend, dominio MHO-987, registrado a nombre de Claudio Daniel
Lines -en definitiva- terminó siendo guardado en la cochera de uno de los inmuebles que
utilizaba Andrés Alberto MARTÍNEZ, lo cual pudo verificarse en oportunidad de su
secuestro al momento de practicarse el allanamiento y registro de la finca sita en la Av.
Montes de Oca 729 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Sin perjuicio de ello, toda vez que la experticia ordenada sobre dicho
rodado y su documental aún no ha concluido y que los informes de dominio solicitados
sobre el automóvil no dieron cuenta de la existencia de pedidos de secuestro, corresponde
Poder Judicial de la Nación
adoptar un temperamento expectante hasta tanto sean elevadas a conocimiento del
Tribunal las conclusiones de las pericias que se encuentran pendientes sobre los cuños y
documentación del rodado a la luz de lo cual habrá de despejarse la existencia de un
delito precedente de desapoderamiento del cuál –eventualmente- habrá que
desvincularlos o no, requisito ineludible para imputarles la figura subsidiaria en trato,
razón por la que habré de decretar la falta de mérito para procesar o sobreseer a los
encartados MORA, MARTÍNEZ y CAINZOS en relación a la imputación antes descripta
USO OFICIAL
–cf. art. 309 CPPN-.
VI. Respecto al incremento ilícito del patrimonio del Comisario Roberto
Fernando Mora, del Cabo Primero Andrés Alberto Martínez y de la Cabo Primero
Natalia Daniela Cainzos.
Que en función de las ineludibles circunstancias advertidas a lo largo de dos
años de investigación, referidas a la ostentosa capacidad económica demostrada por los
investigados, todos ellos funcionarios públicos integrantes de la Policía Federal
Argentina se impone el análisis de su situación patrimonial advirtiéndose en una primera
aproximación que su pasar económico no guarda lógico correlato con sus ingresos
monetarios legales.
Que aún sin considerar el capital en poder de MORA, MARTÍNEZ y
CAINZOS que podría resultar producto de los ilícitos que se les enrostra, hallándose
acreditado que los únicos ingresos legítimos declarados por los nombrados provenían de
los haberes y compensaciones por recargo de servicios abonados por la institución
policial; dicha sola circunstancia convence a quien suscribe que tales emolumentos no
justifican, prima facie, la adquisición de los vehículos de alta gama en que se
desplazaban, las inversiones inmobiliarias que poseían, la adquisición de bienes
inmuebles realizadas, la construcción de importantes fincas donde residían o se
recreaban, ni la adquisición de los equipos de audio y video de última generación que
poseían.
A todo ello, claro está, debe adunarse el hecho de haberse secuestrado en
poder de los imputados una suma aproximada a los CINCO OCHENTA MIL DÓLARES
(u$s 180.000.-) y CIENTO TREINTA MIL PESOS ($ 130.000.-), en efectivo.
Que, de la documental secuestrada en los diferentes allanamientos y
registros domiciliarios practicados, se advierte la existencia de contratos de compra-venta
y de escrituras traslativas de dominio donde MARTÍNEZ y CAINZOS incorporan a su
patrimonio sendas propiedades en la localidad de Chascomús, el primero, y en la
localidad de La Reja, la segunda, siendo que en ambos casos sobre los terrenos
adquiridos elevaron en poco tiempo y con costos elevados, importantes construcciones
con comodidades y acondicionamientos absolutamente alejados de su sueldo como
empleados policiales de baja jerarquía
-cf. escritura 14 del Registro Notarial 3234
suscripta entre Gabriela Susana Baschiera –concubina de Martínez-y la sociedad “La
Aurora” respecto del lote denominado Monte Brown sito en el partido de Chascomús,
provincia de Buenos Aires cuya copia obra a fs. 3249/3252; reserva de alquiler suscripta
por Gabriela Baschiera respecto del inmueble sito en la calle Piedras 1760 de CABA que
en copia glosa a fs. 3264; actuación notarial 356 pasada por ante la escribana Paola Cibin
respecto de la adquisición por parte de Natalia Cainzos de un lote ubicado en calle
Abramo entre Guillermo Hudson y Avda. Argentinidad, en Moreno que en copia glosa a
fs. 3265/67; actuación notarial 519 pasada por ante la misma notaria en relación a la
adquisición por parte de Cainzos del lote contiguo al mencionado en último término, que
en copia glosa a fs. 3269/71; recibos de pago suscriptos por Cristina Palazzo –conyuge de
Mora- en concepto de cuotas de pago parcial de la adquisición del inmueble sito en la
calle Rodríguez Peña 760 de Castelar cuyas copias glosan a fs. 3277/92 y copia de boleto
de compra-venta de fs. 3293/95; reserva de locación suscripta por Ana Cristina Palazzo
respecto a la unidad funcional 5to. Piso -frente- sita en calle Rodríguez Peña 979 de
Poder Judicial de la Nación
Castelar cuya copia glosa a fs. 3300; contrato de locación suscripto entre Fernando Mora
y los titulares del inmueble sito en la calle Bartolomé Mitre 1119 de la ciudad de Morón
cuya copia glosa fs. 3395/3400; copias de recibos de haberes de fs. 3320/3, 3332 y 3334-.
Asimismo, durante buena parte de las copiosas comunicaciones mantenidas
entre MORA y CAINZOS, el primero progresivamente daba cuenta de las sumas
dinerarias que le entregaba para su guarda o bien para su provecho personal –cf.
transcripciones de fs. 1657 en referencia a la entrega de una suma dineraria que oscila
USO OFICIAL
entre $80.000 y $100.000 pesos; fs. 2157 que da cuenta de la entrega de $ 5.000; fs. 2387
da cuenta de la entrega de $ 15.000, luego $ 50.000 y luego otro tanto hasta llegar a $
100.000)-.
En esa senda, también se registraron conversaciones en las cuales
MARTÍNEZ ponía de resalto que administrativamente se lo estaba intimando a justificar
el origen de algunos de sus bienes, mientras que por otro lado MORA manifestaba que ya
no podía continuar registrando propiedades a nombre de su esposa, dado que de ser así
comenzaría a pagar el impuesto a los bienes personales –transcripción de fs. 1867/8-.
En ese sentido, del diálogo transcripto a fs. 1913 deriva que MORA le
manifiesta a su consorte de causa MARTÍNEZ que debía afrontar un pago registrado a
nombre de su esposa de dos escrituras referentes a dos inmuebles, una de ella por
CUARENTA MIL DÓLARES (u$s 40.000.-) y la restante por TREINTA MIL
DÓLARES (u$s 30.000.-) – transcripción de fs. 1913-.
Destáquese al respecto las comunicaciones obrantes a fs. 1867/8, donde
MORA le refiere a MARTÍNEZ circunstancias vinculadas a la escrituración de dos
inmuebles; otra en la que MORA le manifiesta a CAINZOS que en la cochera tiene
estacionadas dos camionetas entre las cuales alcanzan un valor cercano a los
SETECIENTOS MIL PESOS ( $ 700.000-) –fs. 1887-; así como una similar en la que
MORA le manifiesta nuevamente a CAINZOS que personal de la planta verificadora iría
a la cochera a verificarle un vehículo marca AUDI modelo Q5, una camioneta marca
Chrysler modelo Jeep y otra camioneta marca Hyundai, modelo Santa Fe –ver fs. 1888;
boleto de compra venta suscripto por Fernando Mora en calidad de comprador y Martín
Gaona como parte vendedora de la camioneta Chrysler modelo jeep dominio MGG-026
por un valor total de $401.070 pagados en un único acto; título automotor Control RALC
27155522 en relación al vehículo marca Renault, modelo Sandero Stepway, dominio
LMG-567 a nombre de Natalia Cainzos; título automotor del vehículo marca Hyundai,
modelo Tucson, dominio LRS-130; cédula de identificación automotor correspondiente
al dominio MHO-987 a nombre de Claudio Daniel Lines respecto de un automotor marca
VW, modelo Gol Trend, conforme certificación actuarial de efectos de fs. 2912/21-.
En forma complementaria a las demostrativas pruebas del alto nivel
económico de los imputados destaco las transcripciones que glosan a fs. 1911 de las que
surge que MORA le refiere a MARTÍNEZ que se encontraba en viaje hacia la
universidad donde cursaba una carrera de grado su sobrina, donde debía efectuar un pago
de VEINTISIETE MIL PESOS ($ 27.000).
Que, en orden a lo que se viene señalando, además de hallarse entre los
efectos secuestrados sendas escrituras a nombre de MARTÍNEZ, CAINZOS y MORA
(alguna de ellas a nombre sus parejas), referidas a la adquisición de inmuebles,
inversiones inmobiliarias en fideicomisos y pago de sumas mensuales en concepto de
alquileres, así como también un boleto de compra-venta suscripto por MORA referido a
la adquisición de una camioneta marca Chrysler, modelo Jeep, por la suma de
CUATROCIENTOS UN MIL SETENTA PESOS ($ 401.070.-) pagados en efectivo y en
un solo acto; se observaron también vistas fotográficas de los efectivos policiales
Roberto Fernando MORA y Natalia CAINZOS, posando abrazados bajo las
pirámides de Egipto.
Como se adelantara, el crecimiento patrimonial desmedido exhibido por los
imputados y la falta de correspondencia del mismo con sus ingresos monetarios legales,
resultan suficientes a esta altura del proceso como para disponer su procesamiento en
Poder Judicial de la Nación
orden al delito de enriquecimiento ilícito, en su modalidad comisiva, previsto y reprimido
por el artículo 268 (2) del Código Penal de la Nación.
Sobre el mismo, se ha dicho que “La figura requiere que se trate de un
incremento patrimonial apreciable, que pudo haberse registrado en el patrimonio del
funcionario o en el de un tercero interpuesto para disimularlo. Desde este punto de
vista, lo que le confiere carácter de ilicitud es su absoluta desproporción con las
posibilidades legítimas de enriquecimiento del agente. Así, el análisis de la proporción
USO OFICIAL
que resulte de relacionar el volumen del enriquecimiento con las entradas y bienes de
fortuna que se le conocen al funcionario, de modo que el aumento pueda ser considerado
normal o no, permitirá apreciar si el funcionario se enriqueció en forma injustificada”13.
Que en la exégesis que se viene realizando, claramente se advierte que a
consideración del suscripto el cuadro de situación patrimonial actual que se conoce de los
imputados, resulta absolutamente desproporcional a los ingresos que, en función de sus
jerarquías en la estructura policial, podrían ostentar.
Consecuentemente, resultando suficientes los elementos agregados en la
encuesta para alcanzar el grado de convicción requerido para esta etapa del proceso, es
que habré de disponer el procesamiento del Comisario Roberto Fernando MORA, del
Cabo Primero Andrés Alberto MARTÍNEZ y de la Cabo Primero Natalia Daniela
CAINZOS, en orden a la comisión delito de enriquecimiento ilícito durante su despeño
en la función pública –cf. art. 306 C.P.P.N. y 268 (2) del Código Penal-.
VIII. Respecto al arsenal secuestrado con motivo de los allanamientos y
registros domiciliarios realizados el pasado 8 de mayo de 2014.
En oportunidad de recibírseles declaración indagatoria, tanto a MORA,
MARTÍNEZ como a Natalia CAINZOS se les imputó la tenencia ilegítima de aquellas
D´Alessio Andrés, “Código Penal –comentado y anotado-“, Tomo II, Ed. La Ley, Bs. As.,
2011, pág. 1339.
13
armas, municiones y artefactos armamentísticos o similares secuestrados del interior de
sus domicilios de residencias, de aquellos otras que se presentaban vinculados con el
desarrollo de las actividades ilícitas enrostradas, los vehículos de los que resultaban
titulares y los ámbitos donde laboraban.
Que si bien al resultar todos ellos funcionarios policiales se hallaban
habilitados para portar sus armas reglamentarias y sin perjuicio de haberse constatado
que MORA y MARTÍNEZ tenían su documentación en regla en lo referente a dos
pistolas semiautomáticas marca Glock, 9mm., y para una escopeta de repetición marca
Remington 870, calibre 12 UAB largo de cañón de 380 a 599 MM; el resultado de los
distintos allanamientos y registros practicados supera holgadamente la habilitación para
tener y portar armas que poseían los mencionados.
Sobre este tópico, menester es destacar que durante la instrucción se fueron
produciendo diálogos de los imputados entre sí y con terceras personas aún no
identificadas en autos, que daban cuenta de la constante búsqueda de nuevos objetivos
hacia los que dirigir su accionar ilegal, mutando el modus operandi según las
características propias de la faena delictual, y que de dicha actitud permitía aventurar un
resultado positivo en cuanto al hallazgo de armamento se refiere.
En línea con lo dicho, cuadra destacar que el verdadero arsenal que se
encontraba en poder de la organización criminal que conformaban miembros de la Policía
Federal Argentina superó cualquier tipo de expectativa, no sólo por su magnitud
(cincuenta y cuatro armas de fuego) sino –antes bien- por la calidad de las mismas, dado
que entre el material secuestrado se hallaron cuatro pistolas automáticas, dos escopetas
Ithacas, escopetas Remington, rifles Winchester, ametralladoras con numeración
erradicada, pistolas magnun calibre 357 y 380, municiones de punta teflonada,
municiones de punta hueca, municiones calibre 12 monospota perforadoras, municiones
para fusiles FAL, y hasta una pistola que, por sus características, se encontraría “bañada
Poder Judicial de la Nación
en oro”, sólo vista en poder de dictadores o narcotraficantes que las ostentan al igual que
su poder de facto (vgr: Muamar el Gadafi y el Chapo Guzmán).
Relativo a los diversos ámbitos en los que se produjo el secuestro de los
elementos a los que vengo haciendo alusión cabe ponderar que los mismos se
corresponden con los domicilios y vehículos particulares de los imputados así como
también el ámbito donde laboraban y el domicilio de residencia de la progenitora de
Martínez que –a esta altura de la investigación- era utilizado como el lugar de
USO OFICIAL
guarda y reserva tanto del armamento en cuestión, como así también de aquellos
elementos utilizados en la faena delictual –incluyendo pero no limitándose a
pasamontañas, guantes, esposas, chalecos antibalas, indumentaria de empresas de
seguridad y/o logística privada, precintos, cintas de embalar, barretas de hierro,
binoculares, trajes de neoprene y dos tanques de aire-.
Vale aclarar que conjuntamente con el armamento secuestrado, el cual se
encuentra siendo sometido a pericia y que, una vez con el resultado del mismo, ameritará
la producción de sendos informes para conocer la procedencia del mismo como así
también de las municiones, se hallaba acompañado a su vez por chalecos antibalas,
esposas, silenciadores, visores nocturnos, precintos, cintas de embalar, barretas de hierro
y demás elementos que o bien requerían autorización para su tenencia, o bien se erigen
como elementos demostrativos de la comisión de delitos contra la vida y la propiedad.
Frente a dicho panorama, y en vista a la totalidad de elementos que
conforman la instrucción de marras, no puede más que concluirse que existe la
convicción suficiente para responsabilizar a los imputados Roberto Fernando MORA,
Andrés Alberto MARTÍNEZ y Natalia Daniela CAINZOS del delito de acopio de armas
de fuego, previsto por el artículo 189 bis, apartado 3, del Código Penal de la Nación.
Que sobre el acopio de armas, se ha sostenido que “La interpretación de
la acción de acopiar armas no sólo ha de reparar en la magnitud numérica de elementos
hallados sino que también debe orientarse a las circunstancias en que fueren habidos,
demostrativas de que se los guarda con la intención de que, eventualmente, puedan ser
empleados por muchas personas, lo que refuerza su potencialidad dañosa para el bien
jurídicamente protegido: la seguridad pública”14.
Tal como fuera expuesto en el análisis particular de cada una de las
acciones imputadas, sin hesitación alguna se sostiene que las armas halladas en poder de
los encausados tenían por objeto la comisión de una pluralidad de delitos de diferente
naturaleza, principalmente orientados a atentar contra la propiedad y la seguridad
pública.
En esa inteligencia se sostiene que dichas conductas fueron ejecutadas por
los aquí imputados, con la intervención de terceros aún no identificados presumiblemente
pertenecientes algunos de ellos también a la fuerza policial, valiéndose para ello no sólo
del muy significativo poder de fuego y logística a la que accedían a través del material
armamentista acopiado, de proporciones militares, que se encontraba en su poder, sino
también merced a la impunidad y clandestinidad que entendían les garantizaba su
pertenencia a la Policía Federal Argentina.
VIII. De la asociación ilícita.
Con base en la totalidad del acervo probatorio recopilado en el presente
proceso, el análisis integral efectuado sobre los vínculos sostenidos en el tiempo y
erigidos con base en una deliberada intención por parte del Comisario Roberto Fernando
MORA, del Cabo Primero Andrés Alberto MARTÍNEZ y de la Cabo Primero Natalia
Daniela CAINZOS de conformar una asociación criminal destinada a planificar y
ejecutar, por sí y con la colaboración de terceros no identificados en autos, una pluralidad
de conductas delictivas de diferente naturaleza; resultan suficientes para conformar el
tipo penal previsto y reprimido por el artículo 210 del Código Penal de la Nación.
14
CNCP, Sala I, c. 3784, reg. 4763.1, “Goncenbat, Gerardo s/recurso de casación”, rta. 3/12/2001. –el resaltado es
propio-.
Poder Judicial de la Nación
En este estado corresponde hacer un distingo en orden al concurso de la
figura penal en estudio y el delito de confabulación supra abordado. Es que las
diferencias entre ambos encuentran asidero en que en la asociación los planes delictivos
son indeterminados en tanto en la confabulación el pacto se acota a cometer un delito en
concreto. En palabras de D’Alessio “Se entiende que el delito de asociación ilícita
concurre en forma real con el que hayan cometido los miembros de la banda. De este
modo, si los confabuladores a su vez integran una asociación ilícita, también habrá
USO OFICIAL
concurso real entre la confabulación y ese delito”15.
En ese sentido la postura asumida también encuentra sustento en el
pronunciamiento de la Sala II de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y
Correccional Federal en tasto sostuvo que “la conspiración no es en definitiva sino una
etapa previa de la participación en el delito. En cambio, la asociación para delinquir es un
delito autónomo”.16
Zanjada dicha cuestión, pondero que a pesar de no compartir destinos
funcionales dentro de la institución policial, y aun desempeñándose en cargos de neto
corte administrativo, los aquí imputados MORA, MARTÍNEZ y CAINZOS afianzaron
sus vínculos personales con el sólo fin de llevar a cabo delitos indeterminados a lo largo
del tiempo, para lo cual aplicaban procedimientos asimilables a protocolos de actuación
que finalizaban con la ejecución de los delitos en cuestión.
De tales protocolos, se identifica una primera etapa en la cual recibían la
información sobre una posible víctima; a la cual le seguía un período de observación de
la misma; para luego con dicha información sopesar riesgos/beneficios del procedimiento
planteado acorde a las específicas características del caso, diagramando el modus
operandi que mejor se ajusta a la base fáctica; y superados dichos segmentos se procedía
a la consumación del delito, en ocasiones con la intervención de terceros reclutados
D’Alessio, Andrés José. Código Penal de la Nación. Comentado y Anotado. To. III, Ed. La
Ley, 2013, p. 1118/1119.
16 CNACCF, Sala II, en autos nº 15.983 reg. 17294 pjn intranet, citado en DONNA, Edgardo.
El Código Penal y su interpretación en la jurisprudencia. To. IV, Ed. Rubinzal-Culzoni, 2004, p. 170.
15
según su perfil para el hecho determinado –fs. 1605, 1623, 1634/7, 2166 y 2401, entre
otras-.
En dicha matriz delictiva el Comisario Roberto Fernando MORA se erige,
sin duda alguna, tanto por ascendencia personal como por jerarquía funcional, como el
jefe de dicha asociación, siendo el responsable final de valorar la información recibida y
aceptar o desechar “los trabajos” que se le presentaban, ubicándose a su vez como el
garante de la impunidad de los miembros de la banda y los eventuales partícipes, a partir
de los contactos personales y recursos materiales que, por su larga trayectoria y jerarquía
poseía en la institución policial.
Por su parte, regido, protegido y supervisado por MORA, el Cabo Primero
Andrés Alberto MARTÍNEZ se desempeñaba como el ejecutor directo de los planes que
pergeñaba y organizaba con el resto de la banda, tal como se tiene por acreditado a partir
de su intervención en el robo realizado en la vivienda del Comisario NAVARRO, o en
oportunidad de haber confabulado para la obtención y luego comercialización de la
sustancia estupefacientes de la que se había apoderado, luego de disimular un
allanamiento en la localidad de Transradio, Esteban Echeverría.
También son profusas las conversaciones en las cuales aparece haciendo
referencia a custodias que realizaba, modismo que a esta altura claramente se interpreta
como inteligencias que llevaba a cabo sobre las posibles futuras víctimas de la
organización –cf. fs. 1301, 1557, 1623, 1625, 1635/6 y 2166-.
Que la Cabo Primero Natalia CAINZOS también desempeñaba un rol
importante en dicha organización delictual, depurando los detalles de las operaciones que
le llevaba MORA a su conocimiento, tal como ocurriera con recopilación de las rutas
marítimas que empresas navieras realizaban desde puertos locales hacia el extranjero, en
ocasión de relacionarse MORA con el hoy procesado con prisión preventiva MATÍAS
FAUBEL y la organización narcocriminal mejicana vinculada al Chapo Guzmán.
Poder Judicial de la Nación
Efectivamente, a lo largo de la encuesta la posición de CAINZOS en la
organización aparece depurando y desentrañando las dificultades que se le podían
presentar a MORA y/o MARTÍNEZ al momento de ejecutar alguna de las acciones
delictuales que planificaban, presentándose en ocasiones también como la guardiana y
receptora del producido de aquellos delitos, ya sea armas, dinero, vehículos, etc.
Que el contexto señalado, si bien desentrañado recientemente como
consecuencia de los allanamientos, registros, secuestros y detenciones efectuados, se
USO OFICIAL
encuentran acreditados en autos, cuanto menos, desde el mes de junio de 2012,
habiéndose establecido a partir de entonces la concurrencia de circunstancias que
analizadas en su conjunto, a esta altura del legajo, convencen a quien suscribe que los
aquí imputados conformaban una organización criminal, tal como la prevista y reprimida
en el artículo 210 del Código Penal de la Nación.
En ese sentido, se encuentra acreditado en forma suficiente en la presente
encuesta la existencia de los acuerdos previos y permanentes para delinquir existentes
entre los imputados, la permanencia en el tiempo del vínculo criminal entre todos ellos y
la sofisticada organización que desplegaban para la concreción de los delitos que se les
presentaban.
Sobre tales tópicos, se ha sostenido que “la organización ilícita requiere
una organización con carácter estable, que es lo que la diferencia de la simple
participación criminal, porque mientras el solo acuerdo, en la participación concluirá
con la comisión compartida del ilícita, en la asociación ese pacto perdurará en el
tiempo, extremo que evidencia una mayor amenaza social, razón de ser de esta figura”17;
siendo que “el carácter de estabilidad, propio de su esencia es el elemento que permite
diferenciar a una asociación ilícita de una simple participación criminal, porque
mientras el acuerdo en la participación concluye con la comisión del delito compartido,
en este tipo de grupos este acuerdo perdurará en el tiempo, circunstancia que determinar
17
CNCP, Sala III, c. 3265, “Marín Héctor s/recurso de casación”, rta. 12/11/2001.
su mayor amenaza. Ergo, debe verificarse en el caso la concurrencia de determinadas
características que van de la mano de la mencionada estabilidad, necesarias para que la
asociación exista, a saber: permanencia y una mínima organización”18.
Finalmente, se ha sostenido también que “no es necesario que los
integrantes de la organización actúen en conjunto, o simultáneamente o, incluso, que
conozca cada uno, específicamente, cuál es el rol de los toros en los diferentes cursos de
acción disvaliosos a seguirse. En síntesis, lo que caracteriza la asociación ilícita es, la
expresión de voluntad para la comisión de uno o más delitos. Para que ello exista no es
necesario que todos los conspiradores actúen juntos o simultáneamente, tampoco es
necesario el conocimiento de la parte exacta que otro desempeña en los diferentes iter
criminis, ni es necesario que se conozcan entre sí. Lo fundamentes es el acuerdo que los
une a todos de realizar conductas criminales”19.
Sentado ello, ninguna duda cabe que la construcción fáctica alcanzada en
autos satisface, acabadamente, los requisitos previstos para el verbo típico en cuestión,
donde en razón del rol preponderante, de dirección y de determinación que desempeñaba,
posiciona al Comisario Roberto Fernando MORA como jefe de la asociación ilícita
descripta, y al Cabo Primero Andrés Alberto MARTÍNEZ y la Cabo Primero Natalia
Daniela CAINZOS como miembros de la misma.
Para concluir, en punto a los concursos de aplicación a los eventos
criminales analizados, cabe adicionar que “existe acuerdo casi unánime en la doctrina y
la jurisprudencia en cuanto a el o los delitos cometidos por la asociación ilícita
concurren en forma material con el previsto y reprimido por el artículo 210 del Código
Penal”20.
CNCCFed, Sala I, “Gordon Marcelo”, La Ley on line, rta. 21/10/2008.
CNCrim. Corr, Sala I, “Di Zeo Fernando y otros”, ca. 23.618, rta. 20/12/2001.
20 Gallo, Silvia Patricia. Asociación Ilícita y Concurso de Delitos. Ed. Fabián Di Plácido, 2003,
18
19
p. 33.
Poder Judicial de la Nación
IX. Respecto a la tenencia de sustancia estupefaciente secuestrada en el
domicilio de la calle Fernando Abramo (sin número), localidad de La Reja, partido de
Moreno, provincia de Buenos Aires.
Que como ha quedado claramente reflejado a lo largo de la presente
decisión, fundamentalmente en los eventos descriptos en los considerandos a), b) y c);
entre el abanico de acciones criminales que habría llevado adelante la organización
delictiva investigada se encuentran aquellos previstos y reprimidos por la ley 23.737.
USO OFICIAL
En ese contexto, las reiteradas y concurrentes comunicaciones telefónicas
llevadas cabo entre los aquí imputados y terceros aún no identificados, dieron una pauta
concreta y verosímil respecto a la disponibilidad que los encausados solían tener sobre
drogas ilícitas de diferente composición y cantidad.
Así entonces, el hallazgo de 267 gramos de cocaína en el inmueble donde
residía CAINZOS, utilizado en ocasiones –al igual que el de la madre de MARTÍNEZcomo “almacén” de armas, dinero y vehículos de procedencia espuria, se enmarca
también pacíficamente en aquellas presunciones –hoy convicciones- que motivaron los
allanamientos, registros, secuestros y detenciones de los hoy imputados, y en cuyo
contexto se concluye que la droga secuestrada se encontraba a disposición exclusiva y
excluyente de la organización conformada por los imputados, cuyo destino específico
dada su cantidad y demás elementos concurrentes resultaba ser su comercialización.
En efecto, la cantidad y la forma en que se encontraba presentada –en una
única bolsa de nylon de más de un cuarto de clorhidrato de cocaína- la sustancia
secuestrada, ponderada en miras del resto del acervo probatorio, particularmente del
dinero en moneda de alta denominación usualmente conteste a negociaciones de
comercio de drogas ilícitas a una escala aún más importante que el simple menudeo.
Al respecto, se ha sostenido que “se encuentra acreditado el especial
elemento subjetivo del art. 5º inc. "c" ley 23.737, la finalidad de comercialización, que
implica una intención pura y exclusiva de lucro, ya que las fotografías de la residencia
del imputado revelan que la cantidad de estupefaciente no era ínfima”21 y que “La
totalidad de la prueba colectada permite tener por acreditado el fin de comercialización
del tóxico incautado en el domicilio de la imputada, en especial la cantidad hallada, la
forma de acondicionamiento y los elementos de fraccionamiento que poseía. Por otra
parte se ha de destacar que frente a la negativa de la imputada se alzan las escuchas
telefónicas practicadas respecto de su abonado…”22.
Consecuentemente, habré de decretar el procesamiento de los imputados
MORA, MARTÍNEZ y CAINZOS, en orden al delito de tráfico de sustancias
estupefacientes, en su modalidad de tenencia con fines de comercialización, previsto y
reprimido por el artículo 5, inciso c) de la ley 23.737.
X.- Consideraciones finales.
Que la acreditación de los eventos señalados, con los alcances propios de
esta etapa del proceso, no puede más que generar honda preocupación desde que no sólo
integrantes de una fuerza con la historia y trascendencia de la Policía Federal Argentina
se organizaron para atentar justamente contra aquello que juraron proteger: la seguridad
ciudadana; sino también porque aquel plural concierto de actos disvaliosos, organizados
y permanentes en el tiempo sólo pudieron realizarse frente a una -cuanto menos-,
llamativa pasividad de los estamentos superiores y de contralor de la propia institución.
En efecto, difícil resulta sostener que los pares, superiores o los organismos
de control interno de la fuerza, no hayan siquiera sospechado el notorio y ostensible
desvío funcional que, de forma grotesca, exhibían los aquí imputados conduciendo
vehículos de alta gama, adquiriendo propiedades y demostrando una capacidad
económica totalmente desproporcional con la jerarquía que ocupaban.
21
CNCP, Sala III; “Zamudio, Germán Ariel”; causa n° 15835; Registro n° 1465.12.3; rta. 15/10/12.
22
CNCP, Sala I, “Toledo Mansilla”, c. 15.306, reg. 20736.1, rta. 18/03/2013.
Poder Judicial de la Nación
Para quienes comulgamos con la idea de que la autoridad no es un atributo
señorial sino una responsabilidad no hay nada más ignominioso que el desprecio por los
principios que deben regir nuestra actuación razón por la que, a la par de las medidas que
seguramente se ordenen en la instrucción de marras orientadas a ahondar en cada uno de
los hechos delictivos que surgen de la presente en pos de identificar a todas y cada una
aquellas personas que pudieron haber intervenido en los mismos y así, establecer –como
se sospecha- si alguna de ellas pertenece a la fuerza policial; habrán de extraerse
USO OFICIAL
testimonios de las partes pertinentes en aras que las autoridades políticas y las áreas de
contralor de la propia Policía Federal Argentina dispongan cuanto entiendan necesario,
en la esfera de sus competencias específicas, en pos de separar de la institución policial a
todos aquellos funcionarios públicos que hayan tenido participación o conocimiento de
los eventos aquí pesquisados.
XI.- LAS MEDIDAS CAUTELARES.
De la libertad:
Previo a adentrarme en el análisis concreto cuadra recordar que el
encarcelamiento preventivo -así como toda otra medida coercitiva de carácter procesalsólo puede proceder para asegurar los fines del proceso penal, esto es la averiguación de
la verdad y la aplicación de la ley. A ello propende la Convención Americana sobre
Derechos Humanos, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y la
Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre, incorporados a nuestro
texto constitucional por el art. 75 inc. 22 de nuestra Carta Magna.
En ese norte, corresponde señalar que los hechos atribuidos al encartado
MORA encuadran prima facie bajo las previsiones de los arts. 5, inciso c) y 29 bis de la
ley 23.737 -2 hechos-; art. 277 apartado 1 incs. a) y d) y apartado 3 inc. d) del C.P. -2
hechos-, art. 167 bis en función del art. 164 C.P.; art. 189 bis inc. 3 del C.P.; art. 268 (2)
del C.P.; art. 210 del C.P.; todos los cuales concurren realmente entre si –art. 55 C.P.-;
resultando de ello una pena en expectativa que oscila entre un mínimo de 5 años y un
máximo de 50 años de reclusión o prisión.
En el caso del detenido MARTÍNEZ, los hechos atribuidos encuadran
prima facie bajo las previsiones de los arts. 5 inciso c) y 29 bis de la ley 23.737; art. 277
apartado 1 incs. a) y d) y apartado 3 inc. d) del C.P. -2 hechos-, art. 167 bis en función
del art. 164 C.P.; art. 189 bis inc. 3 del C.P.; art. 268 (2) del C.P. y art. 210 del C.P.;
todos los cuales concurren realmente entre si –art. 55 C.P.-; resultando de ello una pena
en expectativa que oscila entre un mínimo de 4 años y un máximo de 50 años de
reclusión o prisión.
Por su parte, en el caso de la detenida CAINZOS, los hechos atribuidos
encuadran prima facie bajo las previsiones del art. 5 inciso c) de la ley 23.737; art. 277
apartado 1 incs. a) y d) y apartado 3 inc. d) del C.P.; art. 189 bis inc. 3 del C.P.; art. 268
(2) del C.P. y art. 210 del C.P.; todos los cuales concurren realmente entre si –art. 55
C.P.-; resultando de ello una pena en expectativa que oscila entre un mínimo de 5 años y
un máximo de 47 años de reclusión o prisión.
Con dicho marco, no se ignora que la gravedad de las imputaciones y su
elevada cuantía punitiva no hacen ceder por sí solas el derecho de los imputados a gozar
de libertad durante el proceso, más lo cierto es que tampoco se encuentran excluidas de
los parámetros objetivos a analizar, ni aún luego de la doctrina plenaria fijada por la
Cámara Nacional de Casación Penal en los autos “Díaz Bessone”, y en ese sentido se ha
dicho que “…la gravedad del delito y la seriedad de la pena en expectativa, como lo
establece el art. 316 del CPPN, resultan siempre parámetros válidos para decidir sobre la
procedencia, o no, de mantenerse en libertad a lo largo del proceso...” .
Otros factores a tener en cuenta son aquellos previstos por el art. 319 del
ritual, en cuanto impone la valoración de las características del hecho, las condiciones
personales de los imputados y otros elementos que deriven en una presunción fundada de
Poder Judicial de la Nación
que las personas sometidas a proceso intentarán eludir la acción de la justicia o
entorpecer la investigación.
En este sentido, la Cámara Federal de Apelaciones de San Martín ha
sostenido que corresponde computar “…como pautas indicativas de un concreto riesgo
procesal de fuga o entorpecimiento en la investigación, la severidad de la pena
conminada en abstracto, la envergadura y gravedad de los hechos concretos
comprobados en el sumario, el volumen incautado, la naturaleza del delito reprochado
USO OFICIAL
que involucra un grave peligro para la sociedad” .
Al respecto, las notas distintivas del hecho y, principalmente, la
clandestinidad y la logística, recursos económicos y humanos y demás recaudos
aplicados al desarrollo de las maniobras investigadas en los autos principales, convencen
al suscripto de que en caso de recuperar su libertad, los imputados fácilmente podrían
recurrir a tales recursos para evadirse del proceso.
Abundando sobre el tópico, la demostrada capacidad económica propia o de
terceros involucrados en el ilícito, extremo demostrado por la importante cantidad de
dinero en efectivo secuestrado –en moneda nacional y extranjera- y los vehículos de alta
gama incautados; con más el secuestro de 54 armas de fuego de distinto calibre y tipo y
de una significativa cantidad de municiones –algunas de ellas prohibidas-; como así
también la condición de miembros de una fuerza de seguridad federal, se erigen como un
importante indicador del peligro procesal antedicho.
A la par, la voluminosidad de las actuaciones y el estado de la presente
investigación, no permite descartar –de momento- la concurrencia de otros hechos
delictivos cometidos por la asociación ilícita desbaratada, como así tampoco la existencia
de otros miembros de la misma que –de momento- no fueron individualizados.
En relación a esto último, y como señalara al momento de analizar la
situación procesal de los epigrafiados, no puedo dejar de señalar que los vastos
producidos de las intervenciones telefónicas dispuestas en autos resultan por demás
demostrativos de la posible participación de otras miembros de las fuerzas de seguridad
que pudieren haber participado en las maniobras ilícitas llevadas adelante por la
organización criminal; como así también de la innumerable cantidad de contactos que los
detenidos tienen con funcionarios de las fuerzas de seguridad y otros organismos.
De otra parte, no puede soslayarse que parte del objeto procesal en trato
importaría la comisión de un delito especialmente grave, cuya investigación y
esclarecimiento fue asumido como compromiso internacional por la República Argentina
en virtud de su adhesión a la Convención de la Organización de las Naciones sobre
Tráfico de Estupefacientes y Psicotrópicos, por medio de la ley 24.072 (BO 14/4/92).
Entonces, evaluados en concreto los parámetros objetivos establecidos en
los arts. 316 –en función del art. 317- y 319 del ritual, habré de disponer el encierro
preventivo de los imputados MORA, MARTÍNEZ y CAINZOS, conforme las
previsiones del art. 312 del mismo cuerpo normativo.
Del embargo:
En este apartado se establecerá el monto correspondiente que adoptare
respecto de los imputados en cuanto medida cautelar patrimonial. En ese orden habrá de
valorarse la posibilidad de una condena accesoria de carácter pecuniario y las costas del
proceso.
En primer lugar, se efectuarán algunas consideraciones generales en torno a
la naturaleza del embargo y los elementos que deben tenerse en cuenta para determinarlo:
una eventual pena de carácter pecuniaria, las costas del proceso y el aseguramiento de las
responsabilidades civiles emergentes.
En rigor, las pautas allí señaladas son las mismas que las que establece el
artículo 518 del ordenamiento ritual al tratar lo referido al embargo.
Es interesante destacar que si bien esas tres categorías normativas le
otorgan al juez un amplio –aunque no absoluto- marco discrecional para ponderar el
Poder Judicial de la Nación
monto que en definitiva correspondería, en la medida en que no establecen topes
pecuniarios específicos, los límites a la imposición arbitraria de la medida están
marcados por: a) el artículo 17 de la Constitución Nacional y b) la necesidad de que sea
acompañada del dictado de un auto de procesamiento o, de ser anterior a este, que esté
justificada por peligro en la demora, circunstancias que indican que sin una imputación
verosímil no sería posible el dictado de la medida, así como tampoco sería posible el
dictado de un procesamiento, por ejemplo.
USO OFICIAL
De esto se desprende que el monto que debe fijar el juez sea suficiente para
garantizar todos los rubros que se incluyen en la norma y que esa decisión derive del
análisis entre esos rubros y los diferentes elementos objetivos de cada caso.
No obstante, el artículo 518 del C.P.P.N. establece un piso pecuniario para
la determinación del embargo. Nótese, que dentro de las costas del proceso, uno de los
primeros elementos de valoración que establece la norma abarca a) el pago de la tasa de
justicia; b) los honorarios devengados por los abogados, procuradores y peritos y; c) los
demás gastos que se hubieran originado por la tramitación de la causa (art. 533 del
CPPN); de modo que este será el embargo en una hipótesis de mínima, es decir, en un
caso en que no existan eventuales reparaciones civiles y el delito imputado no prevea
pena de multa.
A partir de esto, pueden presentarse una serie de casos que elevarán el
monto del embargo a entablar. Entre ellos, que la causa sea susceptible de apreciación
pecuniaria. En tal caso, el artículo 2 la ley 23.898 establece que la tasa de justicia se
calculara sobre el 3% del valor del objeto litigioso.
Un segundo elemento normativo habla de la previsión de pena pecuniaria
para el delito imputado, extremo que permitiría al juez alejarse aún más del mínimo
señalado anteriormente.
En tercer lugar, corresponde tratar lo referido a las reparaciones civiles que
eventualmente deba cubrir el imputado, lo cual dependerá de la cantidad de personas
legitimadas a solicitar resarcimientos, así como del carácter que tengan los mismos, es
decir, la índole o la gravedad de lo que debiera ser reparado.
Hay que destacar que, asimismo, que esta medida cautelar es de naturaleza
provisional ya que solo está dirigida a garantizar que se pueda cumplir un pago eventual,
de modo que puede reducirse o aumentarse según las contingencias de cada caso.
Además, las apreciaciones en torno al valor del embargo no constituyen en modo alguno
un juicio anticipado sobre la culpabilidad del imputado, sino que por el contrario se
realizan sobre la base de las circunstancias que se tienen probadas con el grado de
probabilidad que esta etapa del proceso exige.
De la medida de no innovar:
Que tal como se desprende de las consideraciones que anteceden, durante
las diligencias de allanamiento y registros llevadas a cabo durante la instrucción, se
produjo el secuestro de vehículos de alta gama, de importantes sumas de moneda
nacional y extranjera, así como también de sendos documentos vinculados a negocios
inmobiliarios.
Así entonces, teniendo en cuenta las resultas de las diligencias practicadas,
los numerosos bienes registrables -muebles e inmuebles- afectados al proceso y los
alcances materiales y funcionales relacionados a los hechos objeto de pesquisa,
fundamentalmente a partir de la condición de miembros de la institución policial de los
hoy procesados y detenidos; estimo pertinente el dictado de una medida cautelar que
permita asegurar la continuidad de la investigación y la eventual aplicación del derecho
sustantivo, presentándose como la más ajustada a esos fines la prohibición de innovar.
Sobre el particular, el art. 230 del Código Procesal Civil y Comercial de la
Nación dispone que “Podrá decretarse la prohibición de innovar en toda clase de juicio
siempre que: 1) El derecho fuere verosímil. 2) Existiere el peligro de que si se
mantuviera o alterara, en su caso, la situación de hecho o de derecho, la modificación
Poder Judicial de la Nación
pudiera influir en la sentencia o convirtiera su ejecución en ineficaz o imposible. 3) La
cautela no pudiere obtenerse por medio de otra medida precautoria”.
No existe duda sobre la viabilidad de su aplicación en el marco de una
investigación penal23 ni sobre su procedencia en este estadio del proceso, pues al margen
de acreditarse en la especie los presupuestos del art. 294 del CPPN24, tampoco se soslaya
el criterio según el cual “Si bien los estándares de probabilidad requeridos por la última
parte del art. 518 del C.P.P.N. ("elementos de convicción suficientes"), y por el inc.
USO OFICIAL
1° del art. 230 del C.P.C.C. ("verosimilitud del derecho"), son asimilables al exigido por
el art. 294 ("motivo bastante para sospechar"), el formal llamado a prestar declaración
indagatoria no es requisito indispensable para el dictado de una medida precautoria en
el proceso penal”25.
Sentado ello, y como establece la ley, la procedencia de remedios como el
analizado se subordina a la verificación de dos extremos insoslayables: la verosimilitud
del derecho invocado (fomus bonis iuris) y el peligro de un daño irreparable en la demora
(periculum in mora), siendo que “… los requisitos antes citados se encuentran de tal
modo relacionados que a mayor verosimilitud del derecho, cabe no ser tan exigente en la
apreciación del peligro en la demora y -viceversa- cuando existe el riesgo de un daño
extremo irreparable el rigor en la ponderación del primero se puede atenuar”26. Así,
considero que en el caso de autos existen motivos suficientes para el dictado de la
cautelar traída a estudio.
En primer lugar, obsérvese que en el supuesto de recaer condena por alguno
de los delitos abordados, podrían resultar susceptibles de decomiso como pena accesoria
de carácter retributivo, en tanto podrían tratarse de elementos que habrían servido para
NAVARRO, Guillermo Rafael-Daray, Roberto Raúl, Código Procesal Penal de la Nación.
Análisis doctrinal y jurisprudencial, 5ª ed., Hammurabi, Bs. As. 2013, TIII, p.529.
24
CNCC Sala IV, c. 18.042, “LAGGER, Francisco José”, rta: 9/05/02. Ver también CNCC Sala V, c. 25.970,
“Fernández, Agustina Rosa”, rta: 31/03/05.
25
CNCC Sala I, c. 26.849, “ZAMBON, María Luisa”, rta: 27/10/05.
26
Garfunkel, Matías c/ AFSCA s/ proceso de conocimiento, CNCAF Sala III, rta: 20/10/11. Ver también CNCC
Sala VI, c. 14.197, “GESIK, Jacobo”, rta: 24/04/01.
23
cometer el hecho o bien, producto o provecho del delito (cf. art. 23 del CP); habilitando
expresamente el citado artículo al juez a dictar, desde el inicio de las actuaciones, las
medidas cautelares suficientes para asegurar el decomiso del o de los inmuebles,
depósitos y transportes, entre otros.
A ello se suma la relevancia probatoria que los mismos poseen para la
pesquisa, en tanto los mismos podrían constituir en parte el resultado de las maniobras
investigadas.
De este modo, cualquier modificación en el estado registral de los bienes en
cuestión (vgr. su desaparición física o su adquisición por parte de terceros que pudieran
invocar derechos sobre los mismos) importaría, nada menos, que un serio riesgo no sólo
para la continuidad de la pesquisa sino además un irreparable perjuicio para la
consecución de los fines del proceso, configurándose entonces los presupuestos previstos
para el dictado de una medida del tenor que nos ocupa y apareciendo ésta como idónea,
necesaria y proporcional a los fines de la instrucción en curso.
Recuérdese en ese sentido que “…si el proceso penal persigue hacer actuar
la ley material y ésta impone, como uno de sus propósitos, la reposición al estado
anterior del delito…nada obsta a que se dicten, durante su sustanciación, medidas
cautelares para asegurar esa finalidad…siempre
que
se
configuren ciertos
presupuestos…”27.
A mayor abundamiento, ha dicho nuestro Alto Tribunal que “…la finalidad
del proceso cautelar consiste en asegurar la eficacia práctica de la sentencia que debe
recaer en un proceso y la fundabilidad de la pretensión que constituye su objeto no
depende de un conocimiento exhaustivo y profundo de la materia controvertida en el
proceso principal, sino de un análisis de mera probabilidad acerca de la existencia del
derecho discutido. Ello es lo que permite que el juzgador se expida sin necesidad de
CNCCF Sala II, c. n° 32.949 “Budal, Leonor s/ medida de no innovar”, rta: 14 de mayo de
2013. Se citó CNCCF Sala I, c. 43.214 “Vago, Gustavo (Skanska S.A.) s/ embargo preventivo”, rta:
31/8/2010.
27
Poder Judicial de la Nación
efectuar un estudio acabado de las distintas circunstancias que rodean toda relación
jurídica. De lo contrario, si estuviese obligado a extenderse en consideraciones al
respecto, peligraría la obligación que pesa sobre él de no prejuzgar…”28.
Por las consideraciones antedichas, se habrá de disponer la prohibición de
innovar respecto de la totalidad de las personas implicadas, ante la posibilidad de que las
mismas posean otros bienes cuya existencia no ha sido constatada en autos. Asimismo, se
dispondrá una serie de medidas complementarias que se estiman indispensables a los
USO OFICIAL
fines prealudidos.
Siendo ajustado a derecho es que;
RESUELVO:
I.- DECRETAR EL PROCESAMIENTO de ROBERTO FERNANDO
MORA, de las demás condiciones personales obrantes en autos por considerarlo, con los
alcances del artículo 306 del Código Procesal Penal de la Nación, prima facie
responsable de los delitos de confabulación para comercializar sustancias estupefacientes,
en dos hechos que concurren materialmente entre sí, en calidad de coautor (descriptos en
el apartado II, acápites “a” y “b” de los considerandos); encubrimiento agravado por su
condición de funcionario público, en calidad de autor (hecho descripto en el apartado II
“c” de los considerandos); robo agravado por su condición de miembro de una fuerza
policial, en calidad de coautor (hecho descripto en el apartado II “e” de los
considerandos); encubrimiento agravado por su condición de funcionario público, en
calidad de autor (hecho descripto en el apartado II “f” de los considerandos);
enriquecimiento ilícito, en calidad de autor (hecho descripto en el apartado II “h” de los
considerandos); acopio de armas y municiones de fuego, en calidad de coautor (hecho
descripto en el apartado II “i” de los considerandos); de tráfico de sustancias
estupefacientes en la modalidad de tenencia de estupefacientes con fines de
28
CSJN, Fallos 314:711.
comercialización, en calidad de coautor (hecho descripto en el apartado II “k”); y de
haber tomado parte de una asociación de tres o más personas, destinadas a cometer
delitos, en calidad de “jefe” (hecho descripto en el apartado II “j” de los considerandos);
todos ellos en concurso real entre sí y de conformidad con lo previsto en los artículos 306
del Código Procesal Penal de la Nación y arts. 45 y 55 del CP, arts. 5 inciso c) y 29 bis de
la ley 23.737; 277, apartado 1, incisos a) y d), y apartado 3, incisos b) y d); 164 y 167 bis;
268 (2); 189 bis, apartado (3), párrafo primero; art. 5 inciso c) de la ley 23.737; y 210,
primer y segundo párrafo; todos ellos del Código Penal de la Nación.
II. DECRETAR EL PROCESAMIENTO de ANDRÉS ALBERTO
MARTÍNEZ, de las demás condiciones personales obrantes en autos, por considerarlo
con los alcances del artículo 306 del Código Procesal Penal de la Nación, prima facie
responsable de los delitos de confabulación para comercializar sustancias estupefacientes,
en calidad de coautor (correspondientes al hecho descripto en el aparado II, acápite “b”
de los considerandos); encubrimiento agravado por su condición de funcionario público,
en calidad de autor (hecho descripto en el apartado II “c” de los considerandos); robo
agravado por su condición de miembro de una fuerza policial, en calidad de coautor
(hecho descripto en el apartado II “e” de los considerandos); encubrimiento agravado por
su condición de funcionario público, en calidad de autor (hecho descripto en el apartado
II “f” de los considerandos); de enriquecimiento ilícito, en calidad de autor (hecho
descripto en el apartado II “h” de los considerandos); acopio de armas y municiones de
fuego, en calidad de coautor (hecho descripto en el apartado II “i” de los considerandos);
de tráfico de sustancias estupefacientes en la modalidad de tenencia de estupefacientes
con fines de comercialización, en calidad de coautor (hecho descripto en el apartado II
“k”); y de haber tomado parte de una asociación de tres o más personas, destinadas a
cometer delitos, en calidad de “miembro” (hecho descripto en el apartado II “j” de los
considerandos); todos ellos en concurso real entre sí y de conformidad con lo previsto en
los artículos 306 del Código Procesal Penal de la Nación y arts. 45 y 55 del CP, arts. 5
Poder Judicial de la Nación
inciso c) y 29 bis de la ley 23.737; 277, apartado 1, incisos a) y d), y apartado 3, incisos
b) y d); 164 y 167 bis; 268 (2); 189 bis, apartado (3), párrafo primero; y 210, primer
párrafo; todos ellos del Código Penal de la Nación
III. DECRETAR EL PROCESAMIENTO de NATALIA DANIELA
CAINZOS, de las demás condiciones personales obrantes en autos, por considerarlo con
los alcances del artículo 306 del Código Procesal Penal de la Nación, prima facie
responsable de los delitos de encubrimiento agravado por su condición de funcionaria
USO OFICIAL
pública, en calidad de autora (correspondiente al aparado II, acápite “b” de los
considerandos); comisión de enriquecimiento ilícito, en calidad de autora (hecho
descripto en el apartado II “h” de los considerandos); acopio de armas y municiones de
fuego, en calidad de coautora (hecho descripto en el apartado II “i” de los
considerandos); de haber tomado parte de una asociación de tres o más personas,
destinadas a cometer delitos, en calidad de “miembro” (hecho descripto en el apartado II
“j” de los considerandos); y de tráfico de sustancias estupefacientes en la modalidad de
tenencia con fines de comercialización, en calidad de coautora (hecho descripto en el
apartado II “k” de los considerandos); todos ellos en concurso real entre sí y de
conformidad con lo previsto en los artículos 306 del Código Procesal Penal de la Nación
y arts. 45, 55, 277, apartado 1, incisos a) y d), y apartado 3, incisos b) y d); 268 (2); 189
bis, apartado (3), párrafo primero; y 210, primer párrafo; todos ellos del Código Penal de
la Nación; y 5to. Inciso c) de la ley 23.737.
IV. DECRETAR LA FALTA DE MÉRITO PARA PROCESAR O
SOBRESEER a ROBERTO FERNANDO MORA, en orden al hecho identificado en
el apartado II “g” de los considerando, de conformidad con lo previsto por el artículo 309
del CPPN.
V. DECRETAR LA FALTA DE MÉRITO PARA PROCESAR O
SOBRESEER a ANDRÉS ALBERTO MARTÍNEZ, en orden a los hechos
identificados en el apartado II “a” y “g” de los considerandos, de conformidad con lo
previsto por el artículo 309 del CPPN.
VI. DECRETAR LA FALTA DE MÉRITO PARA PROCESAR O
SOBRESEER a NATALIA DANIELA CAINZOS, en orden a los hechos identificados
en apartado II “a”, “c”, “e”, “f”, y “g” de los considerandos, de conformidad con lo
previsto por el artículo 309 del CPPN.
VII. CONVERTIR en PRISIÓN PREVENTIVA, la actual detención de
ROBERTO FERNANDO MORA, ANDRÉS ALBERTO MARTÍNEZ y NATALIA
DANIELA CAINZOS de conformidad con lo establecido en los artículos 312 inciso 1)
y 319 del Código Procesal Penal de la Nación.
VIII. MANDANDO A TRABAR EMBARGO sobre los bienes o dineros
de ROBERTO FERNANDO MORA por la suma de treinta millones de pesos ($
30.000.000-) a cuyo fin deberá labrarse el mandamiento de embargo –art. 518 del Código
Procesal Penal de la Nación-.
IX. MANDANDO A TRABAR EMBARGO sobre los bienes o dineros
de ANDRÉS ALBERTO MARTÍNEZ y NATALIA DANIELA CAINZOS, por la
suma de veinte millones de pesos ($ 20.000.000-) a cuyo fin deberán labrarse los
correspondientes mandamientos de embargo –art. 518 del Código Procesal Penal de la
Nación-.
X. DECRETAR LA PROHIBICIÓN DE INNOVAR sobre los bienes
registrables y/o cuentas que pudieran registrar a su nombre ROBERTO FERNANDO
MORA (DNI N° 17.727.246); ANDRÉS ALBERTO MARTÍNEZ (DNI Nº
26.621.685); y NATALIA DANIELA CAINZOS, titular del (DNI N° 25.558.956) -arts.
518 del C.P.P.N. y 230 del C.P.C.C.N.XI. COMUNICAR LO AQUÍ DISPUESTO A LA TOTALIDAD DE
LOS REGISTROS INMOBILIARIOS DEL TERRITORIO NACIONAL -dada la
interjurisdiccionalidad de los hechos investigados-, a la Dirección Nacional de los
Poder Judicial de la Nación
Registros de la Propiedad Automotor y Créditos Prendarios; al Registro Nacional de
Buques; al Registro Nacional de Aeronaves; al Banco Central de la República Argentina;
a la Inspección General de Justicia; al Registro Provincial de Personas Jurídicas; a la
Administración Federal de Ingresos Públicos; y a la Unidad de Información Financiera.
XII.- SOLICITAR A LOS ORGANISMOS QUE CORRESPONDAN
que dentro del término de cinco días remitan a esta sede: Informe histórico de dominio de
los rodados que hubiesen poseído; Informe de titularidad histórica sobre bienes muebles e
USO OFICIAL
inmuebles registrados; titularidad, cotitularidad y/o autorización en su favor en cuentas,
cajas de seguridad y demás productos bancarios, así como toda operación de compra o
venta de divisa extranjera, desde el mes de junio de 2012 hasta la actualidad; y toda
titularidad y/o participación societaria que registren y/o hubieren registrado en igual
período. Así también, requiérase se informe la existencia de Reportes de Actividades
Sospechosas y demás denuncias emitidas desde y/o comunicadas a la Unidad de
Información Financiera, durante el lapso mencionado.
XIII. EXTRAER TESTIMONIOS de las partes pertinentes y remitir los
mismos, mediante oficio de estilo, al Secretario de Seguridad de la Nación y a la titular
de la Superintendencia de Asuntos Internos de la Policía Federal Argentina.
XIV. NOTIFÍQUESE. A tal fin, líbrense a las partes las cédulas de estilo y
ofíciese a las unidades carcelarias pertinentes a fin que trasladen a los detenidos
ROBERTO FERNANDO MORA, ANDRÉS ALBERTO MARTÍNEZ y NATALIA
DANIELA CAINZOS, a los estrados de este Tribunal, en el primer camión disponible
del día lunes 26 de mayo del corriente; debiendo proceder a su traslado por la fuerza
pública en caso de negativa injustificada.
XV. Firme que sea, comuníquese y cúmplase.
FDO. DANIEL OMAR GUTIÉRREZ
Juez Federal Subrogante (P.R.S.)
Ante mí:
María Florencia Farinella
Secretaria Federal
En igual fecha se libraron cédulas (__), oficios (__), mandamientos de embargo (__) y se
cumplió. Conste.
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