PERSPECTIVA INTEGRADORA EN EL ENTENDIMIENTO DE LA DELINCUENCIA JUVENIL* INTEGRATED APPROACH IN THE UNDERSTANDING OF THE JUVENILE DELINQUENCY Omar Huertas Díaz** Angie Lorena Ruiz Herrera*** René Joaquín Martínez Gamboa*** Recibido: 13 de octubre de 2015 - Aceptado: 27 de octubre de 2015 Resumen Los factores criminógenos que inciden en la delincuencia juvenil han sido estudiados desde diferentes disciplinas, lo cual ha derivado en una limitación conceptual que impide un tratamiento integral sobre el fenómeno. Por lo anterior, en la actual investigación son presentados algunos estudios que desde diferentes campos del conocimiento contribuyen al entendimiento de la delincuencia juvenil. Así mismo, se presentan algunas estrategias implementadas desde organismos tanto nacionales como internacionales con miras a prevención del fenómeno y la mejora en el tratamiento del joven delincuente. El estudio, busca resaltar la importancia de un entendimiento íntegro de la situación y de la búsqueda de los antecedentes a los hechos delictivos; se incentiva así una cultura de prevención y se busca erradicar la actual cultura de castigo. Palabras clave: delincuencia juvenil, perspectiva integradora, sujeto biopsicosocial, factores incidentes, conducta delictiva, prevención. * Artículo en trabajo colaborativo resultado de Investigación del Grupo de Investigación “Escuela de Derecho Penal NULLUM CRIMEN y Grupo de Investigación en Derecho Penal de la Universidad Gramma de Cuba. ** Abogado, Profesor Asociado, Especialista en Derecho Penal, Líder Grupo de Investigación y Candidato a Doctor en Derecho, Universidad Nacional de Colombia, Ph.D © en Ciencias de la Educación, Universidad Simón Bolívar. Mg. en Derecho Penal Universidad Libre, Máster en Derechos Humanos, Estado de Derecho y Democracia en Iberoamérica Universidad de Alcalá, España. Mg. en Educación Universidad Pedagógica Nacional. Investigador de la Universidad INCCA de Colombia Sede Fusa. Socio de la Fundación Internacional de Ciencias Penales FICP. Miembro de honor de la Fundación de Victimología. Miembro Honorario Asociación Colombiana de Criminología. Correo electrónico: [email protected] *** Estudiante de Psicología e integrante del Grupo de Investigación “Escuela de Derecho Penal NULLUM CRIMEN SINE LEGE UN”, *** Especialista de posgrado en Derecho Penal. Profesor Asistente de la disciplina de Ciencias Penales y Criminológicas del Departamento de Derecho en la Universidad de Granma - Cuba. E-mail: [email protected] 7 IURIS ISSN: 0124-6666 - Enero / Diciembre de 2015 - No. 17 (7 - 24) Abstract disciplines, which has resulted in a conceptual limitation that prevents/affects an integrated treatment of the phenomenon. Therefore, in current research are presented some studies the same way, some strategies implemented from both national and international organisms in view of its prevention and improved treatment of young offenders are presented. This in order to highlight the importance of a full understanding of the situation and the pursuit of the background to the crimes, encouraging a culture of prevention and eradicating the current culture of punishment. Keywords: juvenile delinquency, integrative perspective, biopsychosocial subject, important facts, criminal behavior, prevention. Introducción La formulación de estrategias acordes a las necesidades de las naciones, implica el conocimiento de los factores que inciden en las problemáticas a tratar. En el contexto actual, son diferentes las situaciones que desestabilizan tanto las políticas planeadas y concepciones sostenidas por una sociedad los últimos años ha causado impacto en la opinión de las diferentes sociedades, se asocia con el aumento de infracciones a la ley penal cometidas por menores de edad. La anterior situación implica la formulación de nuevas medidas que respondan de manera efectiva a este fenómeno, así como el compromiso de la sociedad civil para la prevención y erradicación del fenómeno de la delincuencia juvenil. Sin embargo, se continuan perpetuando las concepciones punitivas que conciben al castigo como la mejor forma para frenar tales situaciones. Así por ejemplo, se demandan desde medidas más drásticas para los menores infractores, como la re-evaluación de la edad mínima de responsabilidad penal (El Tiempo, 2013, 2014). En este sentido, se requiere el conocimiento de los diferentes 8 tipo de comportamientos, para de esta manera intervenir a priori a la comisión del hecho, mas no posterior de los mismos. Es claro que estos factores criminógenos sociales y psicológicas que se presentan a lo largo de la vida del individuo, tal como se mostrará en esta investigación. Empero, tales factores adquieren un papel protagónico en el proceso inicial de desarrollo, pues es en las formas de interpretar y actuar en el mundo circundante. Las manifestaciones de las del individuo, adquieren relevancia cuando este comportamiento incide negativamente en el mundo exterior mediante la vulneración de bienes jurídicos tutelados y más aún, cuando tales comportamientos son llevados a cabo por de estudio de interés en este trabajo. Teniendo en cuenta esto, se requieren medidas de prevención del delito que permitan que la conducta delictiva por parte de los adolescentes disminuya, las cuales deberán tener como pilar principal medidas educativas que permitan a largo Omar Huertas D., Angie L. Ruiz H., René J. Martínez G. - Perspectiva en el entendimiento de la delincuencia juvenil plazo la disminución de los índices de criminalidad, pues es desde este enfoque que las problemáticas sociales actuales – tales como el aumento de la criminalidad, la aparición de nuevas conductas vulneradoras de los derechos humanos y los índices de hacinamiento carcelariose verán atenuadas. Por el contrario, el establecimiento de medidas represivas o la disminución de la edad mínima de responsabilidad penal, no constituyen la mejor solución para el fenómeno de la delincuencia juvenil; a priori a tales medidas se deben considerar los factores que inciden en dicho comportamiento delictivo. Tal comprensión, deberá partir de una perspectiva integral que tome al sujeto como un individuo biopsicosocial, para de esta manera no caer en reduccionismos que limiten la comprensión e intervención efectiva sobre el fenómeno. Expuestas las anteriores consideraciones se presentarán a continuación los resultados de diferentes investigaciones que desde tres perspectivas diferentes –social, psicológica y biológica- intentan dar respuesta a la pregunta sobre los factores que inciden en la conducta delictiva juvenil. Desde estos enfoques se postula que la integración de tales perspectivas proveen un marco más amplio de comprensión del fenómeno, se facilita entonces el establecimiento de medidas efectivas de prevención que incidan en las tres esferas constituyentes del comportamiento humano: la biológica, la social y la psicológica. De igual manera, se realiza una breve presentación de los mecanismos que en la actualidad se implementan con el objetivo de prevenir la delincuencia juvenil, entendiendo que la misma no se agota a medidas meramente punitivas. 1. Situación de los jóvenes en el mundo Es pertinente realizar una conceptualización y contextualización del fenómeno, para luego dar paso a la exposición de aquellos factores que se han encontrado relacionados con la comisión de conductas delictivas y los mecanismos empleados, tanto a nivel nacional como internacional para la prevención de tales fenómenos. En este sentido, se debe delimitar la población objeto de análisis; para ello se toma el concepto de menor o niño de la Convención sobre los derechos del niño (1989) la cual en su artículo primero establece: Artículo 1 Para los efectos de la presente Convención, se entiende por niño todo ser humano menor de dieciocho años de edad, salvo que, en virtud de la ley que le sea aplicable, haya alcanzado antes la mayoría de edad. Por su parte, la UNICEF (2008) para caracterizar a los jóvenes de América Latina y el Caribe asume como población de estudio en su investigación de juventudes, a las personas con edades entre los 10 y 24 años, se encuentra que el 30% de la población total de estas regiones está conformada por la población dentro de estas edades; así mismo, de esta cifra el 20% son menores entre los 10 y 19 años de edad. Las anteriores cifras, muestran la gran relevancia de estudiar e intervenir sobre este tipo de población, pues se evidencia, además que son los jóvenes dentro de estas edades los que están en mayor riesgo de comportamientos como la deserción escolar, paternidad temprana, la la ley. El último aspecto mencionado por la UNICEF motiva esta investigación, pues se considera que diferentes factores presentados a lo largo del proceso de 9 IURIS ISSN: 0124-6666 - Enero / Diciembre de 2015 - No. 17 (7 - 24) alguna manera en el involucramiento en los fenómenos más preocupantes para la actual sociedad. Algunos autores (Garrido, 1987 citado por Amaya & Ardila, 2012) han sujeto que sin poseer la mayoría de edad (la cual ha sido establecida por el estado en el cual se encuentre dicho sujeto) incurre en un hecho penalizado por las leyes de un allá de la conceptualización del constructo, se deben contemplar las consecuencias del etiquetamiento. Es por esto que en el Segundo Congreso de las Naciones Unidas sobre la prevención del delito y el tratamiento del delincuente se advierte que la denominación de delincuencia de menores debe limitarse a las transgresiones de la ley penal vigente, lo cual restringe al estado a la implementación de nuevos tipos penales exclusivos para los jóvenes (UNODC, 1960). Ahora bien, la conceptualización de la delincuencia juvenil involucra a las particularidades culturales de un estado o que merecen algún tipo de sanción. Igualmente, las tradiciones o condiciones de vida de una comunidad inciden en el tipo e intensidad de la conducta. No obstante, la comprensión de la delincuencia juvenil, no debe reducirse a la explicación de los factores socioculturales, pues existen características biológicas y psicológicas que diferencian la actuación de los individuos, que a pesar de crecer en una situación de vulnerabilidad social, no incurren al delito Tales manifestaciones desviadas de la norma social no son de reciente aparición. Ya desde siglos pasados se presentaban y se 10 intentaba controlar. Así por ejemplo, durante el siglo XIX la responsabilidad del menor se abordaba teniendo en cuenta el grado de discernimiento de este en el acto cometido, estableciéndose primeras edades mínimas de responsabilidad penal. Posteriormente, se encuentra la reforma correccional; ésta tenía como objetivo la educación sobre el menor infractor; se produce un auge de los centros reformatorios. Finalmente, se expone el modelo garantista, en el cual la aplicación del derecho penal sobre el menor debía ser mínima, esto en miras de garantizar sus derechos (Cruz, 2007). En la doctrina moderna, las conductas tendrán como consecuencia una pena, pues no se considera al menor como un sujeto activo; esto tiene como consecuencia que el poder punitivo del derecho penal sea desplazado hacia la aplicación de un derecho de menores que contemple consecuencias diferentes a las aplicadas por el derecho penal (Cruz, 2007). Lo anterior es establecido claramente en la Convención de los de los derechos del niño, la cual señala: Artículo 40 1. Los Estados Partes reconocen el derecho de todo niño de quien se alegue que ha infringido las leyes penales o a quien se acuse o declare culpable de haber infringido esas leyes a ser tratado de manera acorde con el fomento de su sentido de la dignidad y el valor, que fortalezca el respeto del niño por los derechos humanos y las libertades fundamentales de terceros y en la que se tengan en cuenta la edad del niño y la importancia de promover la reintegración del niño y de que éste asuma una función constructiva en la sociedad. Omar Huertas D., Angie L. Ruiz H., René J. Martínez G. - Perspectiva en el entendimiento de la delincuencia juvenil Así mismo se recuerdan las demás garantías judiciales aplicables para toda persona involucrada en un proceso penal, las cuales serán igualmente aplicadas en los casos de infracción de la ley por parte de menores de edad. Adicionalmente y en miras de garantizar un tratamiento especial a los menores infractores y con el objetivo de la no repetición de los actos cometidos, la Convención compromete a los estados a lo siguiente: a) El establecimiento de una edad mínima antes de la cual se presumirá que los niños no tienen capacidad para infringir las leyes penales; b) Siempre que sea apropiado y deseable, la adopción de medidas para tratar a esos niños sin recurrir a procedimientos judiciales, en el entendimiento de que se respetarán plenamente los derechos humanos y las garantías legales. Adicionalmente, el estado deberá disponer de medidas tales como: “el cuidado, las órdenes de orientación y supervisión, el asesoramiento, la libertad vigilada, la colocación en hogares de guarda, los programas de enseñanza y formación profesional, así como otras posibilidades alternativas a la internación en instituciones, para asegurar que los niños sean tratados de manera apropiada para su bienestar y que guarde proporción tanto con sus circunstancias como con la infracción. En Colombia, mediante la Ley 1098 de 2006, se establece el Código de Infancia y Adolescencia, el cual establece tanto las medidas de protección frente a los menores víctimas, como también un sistema de responsabilidad penal para los menores infractores. Desde la concepción del menor como sujeto menor de edad sujeta a las garantías estipuladas en el código, así mismo se Artículo 3 de la Ley 1098 de 2006: Artículo 3. Sujetos titulares de derechos. Para todos los efectos de esta ley son sujetos titulares de derechos todas las personas menores de 18 años. Sin perjuicio de lo establecido en el artículo 34 del Código Civil, se entiende por niño o niña las personas entre los 0 y los 12 años, y por adolescente las personas entre 12 y 18 años de edad. Frente a la responsabilidad penal, la ley diferencia entre menores de 14 años y menores de 18 como sigue: Artículo 142. Exclusión de la responsabilidad penal para adolescentes. Sin perjuicio de la responsabilidad civil de los padres o representantes legales, así como la responsabilidad penal consagrada en el numeral 2 del artículo 25 del Código Penal, las personas menores de catorce (14) años, no serán juzgadas ni declaradas responsables penalmente, privadas de libertad, bajo denuncia o sindicación de haber cometido una conducta punible. La persona menor de catorce (14) años deberá ser entregada inmediatamente por la policía de infancia y adolescencia ante la autoridad garantía de sus derechos de acuerdo con lo establecido en esta ley. La policía recolección de los datos de la conducta punible. Artículo 169 De la responsabilidad penal. Las conductas punibles realizadas por personas mayores de catorce (14) años y que no hayan cumplido los dieciocho (18) años de edad, dan lugar a responsabilidad penal y civil, conforme a las normas consagradas en la presente ley. 11 IURIS ISSN: 0124-6666 - Enero / Diciembre de 2015 - No. 17 (7 - 24) La aplicabilidad del Código de Infancia y Adolescencia y la problemática de la delincuencia juvenil, se registra mediante los ingresos al sistema de responsabilidad penal, así pues, el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) evidencia que al Sistema de Responsabilidad Penal para Adolescentes (SRPA) ingresaron en el periodo de 2012 a 2014, 21.563 jóvenes. De esta cifra, en el 2014, se presentan 5.595 menores dentro del SRPA, principalmente del primer ciclo educativo y el comienzo de nuevas posibilidades, lo cual es oportuno para las diferentes bandas delincuenciales que reclutan a dichos menores (Ministerio de Justicia y del Derecho, 2013). fabricación o porte de estupefacientes (35,7%), y lesiones personales (6,47%). Grado de escolaridad al momento de ser puestos a disposición de la Defensoría de familia: en concordancia con el grado registrado para los menores entre 6 y 13 años, dentro de este grupo de edad se encuentra que en el momento de las aprehensiones el 30,39% de los casos registraban como último nivel educativo cursado quinto de primaria, siguiendo con el 20,85% correspondiente a undécimo grado como el último cursado. Si bien estas cifras son preocupantes, se debe resaltar que éstas no evidencian totalmente la magnitud del problema, pues se debe tener en cuenta la realidad colombiana, dentro de la cual se presentan vulneraciones a la ley penal por el involucramiento de menores de edad a los diferentes grupos armados. Tal situación muestra no sólo la necesidad de la prevención del delito, sino también, la intervención sobre los menores que como consecuencia de la vivencia de la guerra puedan manifestar comportamientos delictivos, luego de su reincorporación a la sociedad civil. Desde el Viceministerio de política criminal y justicia restaurativa se registran los datos de aprehensiones realizadas a menores de 6 a 13 años por la Policía Nacional en 15 ciudades diferentes del país durante el periodo de 2003 a 2013; al respecto se muestran los siguientes resultados: Grado de escolaridad al momento de ser puestos a disposición de la Defensoría de familia: La policía registra que los menores cuya escolaridad está en quinto grado representa el 50% de los menores aprehendidos durante este periodo; posibles explicaciones se asocian con la terminación 12 Menores entre las edades de 14 a 18 años Delitos característicos en este grupo de estupefacientes, hurto a personas y En relación con la actividad principal en el momento de la comisión del hecho, se registra que los menores aprehendidos por presentan en este sentido 8.684 casos. Así mismo 5.645 menores se declaraban como independientes y 3.260 como estudiantes. Lo anterior, a pesar de la normatividad existente que asume que los menores de edad no están obligados a trabajar, así el hecho de declararse como desempleado o roles no correspondientes al grado de edad de desarrollo, esta última información se obtiene de las repuestas correspondientes sobre las características del entorno socioeconómico de estos sujetos, en cuanto su importancia en la formulación de planes y políticas de prevención. Situación similar es encontrada cuando se observa la actividad principal en los Omar Huertas D., Angie L. Ruiz H., René J. Martínez G. - Perspectiva en el entendimiento de la delincuencia juvenil menores aprehendidos por fabricación, se declararon como desempleados; 20.559 como independientes y 13.114 como estudiantes; a diferencia de los datos anteriores, resalta el gran número de casos reportados cuando la actividad principal es como su actividad principal. En cuanto a los delitos de homicidio, hurto y lesiones personales, se muestran distribuciones semejantes. Se resaltaron las anteriores características en cuanto se hace necesario la implantación de imaginarios en los menores que les guíen en su proceso educativo, pues el registro de los grados con mayor número de aprehensiones individuo la continuidad del mismo; por el contrario, se abandona a la búsqueda de nuevos escenarios que dependiendo de las diferentes condiciones sociales y personales por las cuales atraviesa el sujeto, puede llegar a favorecer los escenarios del delito. Pues tal como lo muestran los registros, independiente está mediada por la caracterización realizada desde el entorno sociocultural y las oportunidades percibidas dentro de él, lo cual determina al sujeto a la realización de actividades acordes con dicha situación, vulnerándose sus derechos a la protección y el cuidado y a la no explotación laboral, en la búsqueda de mejores condiciones de vida. una compresión completa. En este sentido, se tomarán como referencia tres niveles de análisis: social, psicológico y biológico; para de esta manera, mostrar algunos de los elementos que se han encontrado y que correlacionan con la delincuencia juvenil. Factores sociales En la comprensión de los factores sociales involucrados en el fenómeno de la delincuencia, es importante resaltar que diferentes autores postulan como elemento determinante, la condición de vulnerabilidad socioeconómica en la cual crecen los jóvenes (Amaya & Ardila, 2012; Acero, Escobar & Castellanos, 2007; González, 2003; Kliksberg, 2002). Lo anterior, se encuentra relacionado con el aumento de la polarización social que ha caracterizado a América Latina. Tal característica la sitúa como la región más desigual del de desigualdad con las cuales la región inaugura el nuevo siglo, encontrándose que para el momento el 10% de la población con mayores ingresos recibía 84 veces más recursos que el 10% más pobre (Kliksberg, 2002). Tal situación incide directamente en los ámbitos que desde la criminología se han señalado como críticos en el riesgo del desarrollo de comportamientos antisociales y por ende de la delincuencia juvenil; tales ámbitos mencionados son: la familia, la escuela, el grupo de amigos, el consumo de drogas y la comunidad (González, 2003). Así pues, como institución principal se 2. Factores incidentes en la delincuencia juvenil La complejidad del fenómeno de la delincuencia debe ser comprendido desde diferentes niveles, pues el situarse desde un fenómeno de la delincuencia se puede dividir en dos; por un lado, la carencia de recursos socioeconómicos inciden en las formas desde las cuales los individuos alcanzarán sus metas, pues ante la imposibilidad que 13 IURIS ISSN: 0124-6666 - Enero / Diciembre de 2015 - No. 17 (7 - 24) se encuentra desde la familia y el entorno, se emprenderán acciones delictivas para la satisfacción de metas y necesidades (Garrido, Stangeland & Redondo, 1999). Por otro lado, las pautas de crianza emprendidas desde los padres hacia los hijos construyen en estos últimos un sistema de valores que guiarán su actuar. Este sistema de valores se alimenta por el rol de los padres en la comunidad; así por ejemplo se ha encontrado mayor propensión a la delincuencia cuando alguno de los padres se ha visto involucrado en problemas legales o cuando la familia sostiene relaciones sociales con amigos delincuentes (Acero, Escobar & Castellanos, 2007). Igualmente, las formas como lo padres imparten disciplina, se involucran con la comisión futura de actos delictivos, pues cuando el sujeto es maltrato, se está legitimando a la violencia como la herramienta principal en la solución de los (Martín, Martínez & Rosa, 2009). Lo anterior atravesará las relaciones interpersonales del individuo, llevándolo probablemente a la comisión de delitos contra la integridad personal o la vida. Las pautas de crianza involucran también el grado de atención que desde los padres se les presta a los hijos. En tal sentido varios investigadores encuentran que la falta de supervisión y atención hacia los menores constituyen un factor de riesgo para la delincuencia (Howell, 1997; Lawrence, 1998; Browning y Loeber, 1999; Chaiken, 2000 citados por González, 2003). Dependiendo del grado de atención, se Así por ejemplo Martín, Martínez & Rosa las familias anómicas, en las cuales, los padres no participan en la vida de sus hijos; las familias autoritarias, en donde existe por 14 parte de los padres un anhelo abrumador por el control de la vidas de sus hijos y el grado de supervisión y atención hacia los hijos es limitado, excepto cuando este se involucra en algún acto delictivo; sin embargo, luego de los hechos regresan al patrón inicial (Martín, Martínez & Rosa, 2009). Por su parte, en Colombia autores como Acero, Escobar & Castellanos (2007) han encontrado características familiares como las señaladas, pues el maltrato infantil, los disponibilidad de la madre, se correlacionan con la aparición de la delincuencia. Como segunda institución relevante en el desarrollo del menor, se postula a la escuela, la cual funciona como inhibidora de la delincuencia (González, 2003). Sin embargo, la mayoría de los jóvenes delincuentes han fracaso en el ámbito escolar, lo que genera el debilitamiento de su autoestima personal y la reducción de las probabilidades de interiorizar las normas establecidas. En consecuencia, se involucran con jóvenes o grupos que mediante el establecimiento de nuevos vínculos reivindiquen su autoestima (Martín, Martínez & Rosa, 2009). Relacionado con lo anterior, se establece como tercer factor el grupo de amigos (González, 2003), como ya se mencionó el fracaso escolar obliga al individuo a la búsqueda de grupos que reivindiquen su autoestima a partir de una autoestima social; por lo general, los grupos con los cuales se relaciona el individuo, son grupos de jóvenes delincuentes que legitiman un tipo de identidad en los menores y que por ende los llevan a la comisión de actos antisociales en razón de conservar su pertenencia grupal (Morales, Moya, Gaviria & Cuadrado, 2007). Omar Huertas D., Angie L. Ruiz H., René J. Martínez G. - Perspectiva en el entendimiento de la delincuencia juvenil Un cuarto elemento es el consumo de drogas (González, 2003), cuyos efectos biológicos inciden directamente en la comisión de diferentes actos delictivos como el hurto, las lesiones personales, el homicidio, entre otros. Tales factores desencadenantes y su relación con la delincuencia serán ampliados en la exposición de los factores biológicos incidentes en la delincuencia. Finalmente, el quinto elemento es la comunidad En la literatura consultada (Arce, Fariña & Vázquez, 2001; Amaya & Lozano, 2012), se resalta como elemento principal, la falta de empatía en jóvenes delincuentes. En este sentido Arce, Fariña & Vázquez (2001) llevaron a cabo una investigación con tres muestras de jóvenes; la primera estaba conformada por 150 jóvenes quienes estaban cumpliendo una medida judicial; la segunda, por jóvenes con comportamiento (Garrido, Stangeland & Redondo, 1999) en la cual está inmerso el individuo. Al respecto se ha encontrado como características la privación de recursos materiales y la fuerte presencia de grupos delincuenciales a los conformada por jóvenes normativos. En sus resultados, se evidenció que la población de reforma carecía de la habilidad para expresar sus emociones, así como de la incapacidad para percibirlas en sus compañeros; igualmente, se encontró que cuando los jóvenes de reforma percibían las emociones de sus compañeros, las interpretaban como señales de amenaza u hostilidad, adaptando su comportamiento a tal interpretación. En la muestra de jóvenes con conductas antisociales, si bien se evidenciaron falencias en la interpretación de emociones, el número de jóvenes que incurrió en esas conductas fue reducido. rol social (González, 2003). Los anteriores cinco factores se deben entender como un nodo interconectado, pues como se logra ver cada uno depende de los demás. Igualmente, no se debe excluir de tal comprensión los demás factores de carácter psicológico y biológico que a continuación se expondrán. Factores psicológicos Cada uno de los sucesos es interpretado de manera diferencial por cada uno de los individuos, a pesar de que convivan en un mismo entorno social. Cuando se reconocen estas diferencias, se acepta que subjetivamente existen elementos, que contrario a lo que se espera por parte de un individuo que crece en un entorno social marcado por la vulnerabilidad, se ante el delito. Dada la importancia de tales elementos, se presentarán a continuación aquellos factores diferenciales que se relacionan con una alta probabilidad de comisión de conductas delictivas. La capacidad de afrontamiento ante las adversidades es otro de los elementos evidenciados como diferenciadores entre los menores que han cometido algún delito y los que no, pues esta capacidad puede suprimir o mitigar el efecto de los factores de riesgos como sociales, en la comisión de conductas delictivas. Al respecto, Arce, Fariña & Vázquez (2011) encontraron que la falta de afrontamiento se correlaciona con conductas como con sintomatología psicosomática. La capacidad de afrontamiento ha sida agrupada con otros elementos a los cuales se les ha denominado factores protectores individuales del delito (Garrido y López, 1995 citado por González, 2003); en 15 IURIS ISSN: 0124-6666 - Enero / Diciembre de 2015 - No. 17 (7 - 24) éstos se incluyen el género femenino, alta inteligencia, habilidades sociales, locus de control interno o temperamento resistente. También se incluyen factores provenientes de los diferentes vínculos sociales establecidos por el sujeto y las buenas relaciones familiares. Así mismo, Gottfredson y Hirschi en su teoría general del crimen, postulan un elemento adicional: el autocontrol, la interiorización de éste a partir de las pautas de crianza, será un elemento fundamental para la abstención ante la oportunidad de comportamientos delictivos (Serrano & Birkbeck, 2013). En relación con estos factores protectores, se ha encontrado que el género femenino tiene menor probabilidad de incurrir en actos delictivos (Garrido, Stangeland & Redondo, 1999). Al respecto, se han postulado teorías que señalan que los niveles de testosterona en los hombres inciden en su comportamiento violento y el poco control de impulsos (Garrido, Stangeland & Redondo, 1999); tales incidencias se ampliarán en la exposición de los factores biológicos de la conducta delictiva. No obstante, se debe resaltar que cada uno de los diferentes factores –social, psicológico y biológico- están relacionados entre sí, contrario a los dualismos tradicionales. Continuando con los factores psicológicos, Amaya & Lozano (2012) indagaron sobre las diferencias en las actitudes y estrategias cognitivo sociales entre infractores y no infractores de la ciudad de Bogotá, encontrando igual que Arce, Fariña & Vázquez (2011) una carencia en la interpretación de las emociones por parte de menores no lograban sincronizarse con los sentimientos ajenos y por tanto, carecían de la capacidad de admitir modos distintos de ser a los propios. Igualmente, se evidencio 16 que los menores infractores se mostraban inseguros en relación con los otros y temían Lozano, 2012). Frente a los esquemas cognitivos, se evidencia que los menores infractores mantienen sesgos referentes a la interpretación de su realidad, de tal manera de la conducta violenta se encuentran en motivos como: provocación o agresión por parte del exogrupo, tales sesgos contribuyen a la cohesión del grupo al cual pertenece el individuo aumentando la autoestima social. (Martín, Martínez & Rosa, 2009; Morales et al., 2007) Finalmente, Acero, Escobar & Castellanos (2007) resaltan que entre los factores protagonistas en la comisión de actos delictivos, se encuentra la personalidad antisocial. Esta condición, es descrita por el Manual Diagnóstico y Estadístico de Enfermedades Mentales (DSM-V) por la presentación de conductas delictivas desde la edad de los 15 años, junto con un patrón de impulsividad e irritabilidad en su actuar, sumado a la falta de remordimiento por los actos cometidos y la despreocupación por la seguridad de los demás (APA, 2013). Factores biológicos En relación con los factores biológicos que inciden en la conducta delictiva, se expondrán a continuación las principales estructuras y mecanismos cerebrales que se pueden relacionar con la comisión de conductas violentas. Posteriormente, se expondrán en términos generales los mecanismos neurobiológicos del consumo de sustancias psicoactivas y su incidencia en la conducta delictiva. Diferentes estructuras del cerebro se relacionan con conductas agresivas que Omar Huertas D., Angie L. Ruiz H., René J. Martínez G. - Perspectiva en el entendimiento de la delincuencia juvenil como resultado de la evolución, le han servido al ser humano para sobrevivir. Por ejemplo, el hipotálamo, una región nuclear del cerebro encargado de la regulación de conductas típicas de la especie y del sistema endocrino, se ha encontrado relacionado con la comisión de conductas violentas, pues entre sus funciones se establece la regulación de la agresión (Carlson, 2005). Asimismo, al ser un ente regulador del sistema endocrino, se relaciona con la secreción de testosterona. Esta hormona provee al hombre de sus características distintivas las cuales van desde características físicas como de personalidad, dentro de las cuales se encuentran la predisposición a la agresión como característica evolutiva (Garrido, Stangeland & Redondo, 1999). Como se mencionó en apartados anteriores, los altos niveles de testosterona son de relevancia en la comisión de conductas violentas, incidiendo en los índices reportados en cuanto a la comisión de delitos por hombres y mujeres (Garrido, Stangeland & Redondo, 1999). Algunas investigaciones (Bonilla & Fernández, 2006) muestran que la exposición prenatal a altos niveles de testosterona producen un crecimiento desigual de los hemisferios cerebrales que que incide principalmente en el crecimiento del hemisferio izquierdo, cuyo resultado es la dominancia del hemisferio derecho. Este hallazgo es relevante pues Raine en 1999 (Bonilla & Fernández, 2006) encuentra que en individuos a los cuales se les evaluó mediante tomografía de emisión por positrones (PET), la tasa de actividad cerebral presentada por homicidas era menor en la amígdala y el hipocampo ubicados en el hemisferio izquierdo. El complejo amigdalino, ubicado en la profundidad de los lóbulos temporales se ha relacionado con la interpretación de señales emocionales, la regulación de la respuesta emocional y las respuestas ante el miedo y la conducta agresiva (Carlson, 2005). La lesión de la amígdala tiene como consecuencia la reducción de la activación autónoma y por ende la carencia de miedo y de respuestas efectivas ante el mismo (Bonilla & Fernández, 2006). Tales efectos, pueden llevar al individuo a la búsqueda de sensaciones que pueden estar relacionadas con actividades de riesgo y/o con respuestas socialmente inadaptadas dada la falencia en la interpretación emocional. El consumo de drogas se caracteriza principalmente por incidir en los niveles de neurotransmisores presentes en el cerebro. Así el consumo de diferentes sustancias psicoactivas permiten la liberación o la no recaptación de algunos neurotransmisores, incidiendo así en el comportamiento. La biomolécula neurotransmisora más estudiada ha sido la dopamina (DA), pues el mantenimiento del consumo se ha visto relacionado con altos índices de DA en el cerebro (Gil, et al., 2002). Sin embargo, la liberación de serotonina, una biomolécula neurotransmisora encargada de la regulación de los impulsos, también es alterada por el consumo de drogas, principalmente por las drogas de diseño como las anfetaminas, metanfetaminas, éxtasis, LSD, entre otras sustancias (Becoña & Cortés, 2010). En este sentido, Bonilla & Fernández (2006) encuentran que la disminución de serotonina y de noradrenalina, junto con el aumento en los niveles de DA, se relacionan con diferentes características de la conducta antisocial, tales como la incapacidad para inhibir la conducta impulsiva, la evitación del daño y el aumento o necesidad de buscar sensaciones; se evidencia de esta manera, la relación existente entre el delito y las drogas. 17 IURIS ISSN: 0124-6666 - Enero / Diciembre de 2015 - No. 17 (7 - 24) 3. Hacia una comprensión integral de la delincuencia juvenil Como se postuló, la comprensión de la conducta delictiva y más de la delincuencia juvenil, se debe abordar concibiendo al individuo como un ser biopsicosocial. Ello en procura de un entendimiento más completo del mundo y evitar los reduccionismos que limitan la actuación sobre el fenómeno. No sólo la delincuencia debe ser interpretada como un fenómeno integral, pues cada uno de los actos del ser humano es el resultado de la interconexión de los factores señalados. De esta manera, Lev Vygotsky (Lucci, 2006) un psicólogo del desarrollo ruso, en su momento postuló que los procesos psicológicos superiores tales como la memoria o la atención se originaban en lo social. Sin embargo, reconoció que para que estos procesos se originen gracias a la interacción con lo social, debían existir una serie de actividades cerebrales que lo hicieran posible. En este sentido, “la actividad cerebral superior no es simplemente una actividad nerviosa o neuronal superior, sino una actividad que derivados de las actividades culturales y mediados por signos” (Lucci, 2006, p. 6). Tal aproximación es útil para responder a los cuestionamientos hechos a las diferentes corrientes reduccionistas que postulaban un solo factor de los expuestos como explicación de la delincuencia. Así por ejemplo, las teorías que postulan como determinante de la conducta delictiva las condiciones de vulnerabilidad socioeconómica, no brindan respuestas sobre aquellos individuos que creciendo en tales entornos no emprenden conductas delictivas. Como se ha mostrado, algunas manifestaciones encontradas en los jóvenes 18 de reforma se pueden relacionar con los demás factores. Por ejemplo, se estableció que las alteraciones serotoninérgicas interpretación emocional, lo cual fue encontrado por Arce, Fariña & Vázquez (2011) en una muestra de jóvenes quienes estaban cumpliendo una medida judicial. Igualmente, la decisión de involucrarse en una conducta delictiva está mediada por las capacidades de afrontamiento y autocontrol que posea el sujeto (Garrido & López, 1995 citado por González, 2003; Serrano & Birkbeck, 2013). También se muestra la incidencia de los altos niveles de testosterona en la conducta violenta (Garrido, Stangeland & Redondo, 1999), mas no la determinan, pues el ser humano al estar inmerso en un sistema de relaciones sociales está obligado a inhibir tales manifestaciones violentas. Así mismo, las condiciones de vulnerabilidad socioeconómica se encuentran correlacionadas con la delincuencia, más no como causa, pues existen diferencias en la personalidad que limitan el comportamiento antisocial ante posibles factores desencadenantes. Por otro lado, la existencia de neuronas especializadas en el entendimiento del otro, permite la interacción sana con éste comprendiendo sus particularidades. En este sentido, la integración de diferentes disciplinas contribuiría a redimensionar los valores por los cuales se guía un individuo. Así por ejemplo, el entrenamiento cerebral, gracias a los mecanismos de neuroplasticidad centrados en la potencialización de la empatía a partir de las denominadas neuronas espejo (Garcés & Suárez, 2014), proveen una oportunidad para que los individuos que han incurrido en el delito, transformen la forma como Omar Huertas D., Angie L. Ruiz H., René J. Martínez G. - Perspectiva en el entendimiento de la delincuencia juvenil interpretan la realidad y los sesgos con los cuales la conciben. Pues tal como lo postulan García, Ochoa & Aguilera (2010) el cerebro funciona en relación al contexto. Estos ejemplos evidencian la necesidad de emprender acciones de prevención desde las diferentes esferas del individuo. Igualmente la intervención sobre el delincuente juvenil se debe abordar desde los tres factores señalados. Es por esto, que se pretenden mostrar diferentes estrategias o recomendaciones relacionadas con la prevención de la delincuencia juvenil y así de los factores anteriormente señalados. Posturas internacionales En el marco internacional, se muestra como instrumento relevante en la procura por la prevención de la delincuencia juvenil, las directrices de las Naciones unidas para la prevención de la delincuencia juvenil –Directrices de Riad- (1990). Es interesante encontrar que se adopta un enfoque proactivo de la prevención de la delincuencia. De esta forma se pretende no sólo actuar sobre aquellos problemas fenómeno de la delincuencia, tales como los evidenciados en apartados anteriores, sino centrar los programas y políticas de prevención en la mejora de las condiciones de vida y la procura por el bienestar de los jóvenes, potenciándolos como seres sociales. El anterior enfoque, parte de la premisa de que la prevención de la delincuencia juvenil se constituye en parte esencial en la prevención del delito. Dentro de tal prevención se incluyen diferentes actores que en conjunto contribuyen a tal propósito. Por ejemplo en relación con la sociedad, las directrices señalan lo siguiente: delincuencia juvenil es necesario que toda la sociedad procure un desarrollo armonioso de los adolescentes, y respete y cultive su personalidad a partir de la primera infancia. Es importante resaltar el papel de la sociedad y principalmente de los agentes socializadores del menor, pues mediante éstos, el menor recibe e internaliza las diferentes normas imperantes en su cultura, las cuales posteriormente guiarán su comportamiento. De esta manera, Bandura (1977) relaciona los procesos de modelamiento los cuales permiten un aprendizaje por medio de la observación de las conductas a realizar a futuro, teniendo se siguen de éstas. Así pues, se evidencia el gran papel de los agentes socializadores del menor en la evitación de conductas delictivas a futuro. Sin embargo, se debe tener en cuenta que el sujeto es potencializador de su educación. En este sentido, se le debe permitir ser partícipe en la toma de decisiones concernientes con su futuro y relacionados con la sociedad. Así por ejemplo estas directrices señalan: “A los efectos de la interpretación de las presentes Directrices, se debe centrar la atención en el niño. Los jóvenes deben desempeñar una función activa y participativa en la sociedad y no deben ser considerados meros objetos de socialización o control”. Desde esta perspectiva, las directrices postulan diferentes exigencias para las políticas formuladas en miras de la prevención de la delincuencia juvenil: a) La creación de oportunidades, en particular educativas, para atender a 19 IURIS ISSN: 0124-6666 - Enero / Diciembre de 2015 - No. 17 (7 - 24) las diversas necesidades de los jóvenes y servir de marco de apoyo para velar por el desarrollo personal de todos los jóvenes, en particular de aquellos que están patentemente en peligro o en situación de riesgo social y necesitan cuidado y protección especiales; b) La formulación de doctrinas y criterios especializados para la prevención de la delincuencia, basados en las leyes, los procesos, las instituciones, las instalaciones y una red de servicios, la necesidad y las oportunidades de comisión de las infracciones o las condiciones que las propicien; por la justicia y la equidad, y cuya interés general de los jóvenes; e) El reconocimiento del hecho de que el comportamiento o la conducta de los jóvenes que no se ajustan a los valores y normas generales de la sociedad son con frecuencia parte del proceso de maduración y crecimiento y tienden a desaparecer espontáneamente en la mayoría de las personas cuando llegan a la edad adulta; f) La conciencia de que, según la opinión un joven de “extraviado”, “delincuente” o “predelincuente” a menudo contribuye a que los jóvenes desarrollen pautas permanentes de comportamiento indeseable. Así mismo, la realización de políticas dirigidas a la prevención deberá tener en cuenta, no sólo al sujeto mismo de intervención, directrices como la familia, la educación, la comunidad, los medios de comunicación y la política social. Entre ellas, se deben crear redes interconectadas para lograr el éxito en la prevención delincuencial. 20 Posturas nacionales Teniendo en cuenta lo estipulado por el Ministerio de Justicia y del Derecho en el documento denominado “Prevención de la delincuencia en jóvenes y adolescentes: conversaciones regionales desde una perspectiva de derechos” denotan que el objetivo es la reducción de los índices de violencia adolescente, mediante diferentes estrategias de prevención, esto adecuado a las recomendaciones realizadas a nivel internacional. Es importante rescatar que dentro de este estudio se encuentra la inclusión de las consecuencias tanto sobre el sujeto objeto de intervención, tanto las relacionadas con el impacto intergeneracional que conlleva el ser parte de actividades delictivas. Este factor de riesgo, fue señalado así mismo por Acero, Escobar & Castellanos, (2007) quienes sostienen que el hecho de tener familiares involucrados en problemas legales, potencializaba la probabilidad de que el menor se desempeñara dentro de actividades de la misma índole. Así, desde la perspectiva de los sistemas familiares que estudia la estructura y las dinámicas de la familia en la determinación del comportamiento infantil y el comportamiento futuro, se resalta como ámbito principal tanto de intervención como prevención, las redes familiares de los sujetos pues desde las mismas se propician o no los riesgos de incurrir en actos delictivos (Ministerio de Justicia y del Derecho, 2013). Igualmente, se propicia la inclusión de los menores al sector escolar así como la creación de mecanismos para que los menores continúen sus estudios, constituyéndose estos mecanismos en factores de protección ante la conducta delictiva o el consumo de drogas, tal como se evidenció nuevamente, se encuentra que Omar Huertas D., Angie L. Ruiz H., René J. Martínez G. - Perspectiva en el entendimiento de la delincuencia juvenil la mayoría de los menores involucrados dentro del sistema de responsabilidad penal abandonaron sus estudios, en cursos que educativo, tales como quinto de primaria y undécimo grado. Partiendo de las consideraciones anteriores la prevención de la delincuencia juvenil, se proponen cuatro ejes básicos: protección integral, la justicia restaurativa, la inclusión y la corresponsabilidad. La protección integral Ésta se basa en las consideraciones de la Convención internacional sobre los derechos del niño (1989), en la cual se reconoce a la población menor de 18 años como sujetos de derecho y reconocimiento. En este sentido, “la prevención en el contexto de la a partir del reconocimiento de este grupo de población como sujetos de derechos y a quienes por ello se les previene de la amenaza o vulneración de sus derechos y la seguridad de su restablecimiento inmediato” (Ministerio de Justicia y del Derecho, 2013, p. 47). Se reconoce entonces, que la prevención de la delincuencia parte de la garantía de los derechos de los menores y de la capacidad de agencia de los mismos, así como del entorno sociocultural en el que se desarrolla el menor. La protección integral dentro de la perspectiva de la prevención supone así mismo, la intervención sobre los jóvenes en riesgo de conductas delictivas, secundaria y en relación con los jóvenes que están o pasaron por los procesos del sistema de responsabilidad penal para evitar Justicia restaurativa En procura de la prevención de la reincidencia se requiere la participación de la sociedad. Ésta debe garantizar oportunidades al joven o adolescente, que una vez terminado su proceso de responsabilidad penal, reciba el apoyo de su comunidad, y se le estimule para la construcción de un proyecto de vida y así evitar futuros comportamientos delictivos. Por otro lado, se les brinda la oportunidad de reparar los daños que mediante su conducta propiciaron mediante la construcción de un proyecto de vida que se distancie de las actividades delictivas. Inclusión En relación con la inclusión se hace énfasis en el papel de la familia como constructora de sociedad. El código de infancia y adolescencia lo establece claramente: Artículo 22. Derecho a tener una familia y a no ser separado de ella. Los niños, las niñas y los adolescentes tienen derecho a tener y crecer en el seno de la familia, a ser acogidos y no ser expulsados de ella. Corresponsabilidad Finalmente, vale destacar la corresponsabilidad, la cual hace referencia al involucramiento de los diferentes sectores en la prevención de la delincuencia. Es este sentido, se pretende no solo realizar un acompañamiento pedagógico a los menores, sino también a los diferentes actores involucrados dentro del proceso de desarrollo del menor y así convertirlos en partícipes del cambio y de la construcción de una mejor sociedad. prevención terciaria (Ministerio de Justicia y del Derecho, 2013) 21 IURIS ISSN: 0124-6666 - Enero / Diciembre de 2015 - No. 17 (7 - 24) Conclusiones Reiterativamente se ha postulado la relación integral de los factores biopsicosociales, pues así como existen predisposiciones biológicas que nos caracterizan como seres humanos, existen condiciones sociales que nos agrupan como culturas, no obstante debe recordarse la existencia de características único e idiosincrático. El reconocimiento de la existencia de factores sociales que inciden en la conducta delictiva, implica una reestructuración desde las instancias superiores hasta de los valores de las comunidades. Pues sin tal reestructuración, la intervención sobre los factores individuales como actualmente se realiza en los programas de tratamiento penitenciario e incluso en las sanciones emprendidas frente al menor infractor, que van desde la amonestación hasta la privación de la libertad en un centro de atención especializado, tal como se contempla en el artículo 177 de la ley 1098 del 2011; serán Por otro lado, se deben emprender mecanismos que incidan sobre los índices de consumo, pues es alarmante que para el año 2013 en el estudio nacional de consumo de sustancias psicoactivas para Colombia, se muestre que sobre la población total existan los siguientes porcentajes de dependencia a las diferentes sustancias de abuso: alcohol (1,19%), marihuana (1,89%), cocaína (0,42), bazuco (0,17 ). Estos índices son alarmantes, pues como lo demostró esta revisión el consumo de sustancias de abuso es un factor que incide fuertemente en la delincuencia juvenil, tanto por las consecuencias a nivel de convivencia ciudadana como por las consecuencias a nivel del funcionamiento cerebral. 22 Probablemente, la intervención sobre los factores biopsicosociales que inciden en la delincuencia, sea útil tanto para la prevención como para el tratamiento del delincuente, pero es algo utópica esta pretensión, cuando los índices de delincuencia, tanto juvenil, como adulta aumentan, cuando los esquemas culturales que guían el comportamiento de la mayoría de los colombianos se caracterizan por la exclusión y la discriminación de las personas que alguna vez estuvieron privadas de la libertad. A su vez las demandas reiterativas por parte de la población del endurecimiento de penas o la creación de nuevos tipos penales. Se muestra así el marco de compresión desde el cual se a la utilización del derecho penal como la primera y única forma de abordar los problemas. No obstante, estas limitaciones, existen herramientas de protección de los derechos humanos del niño y del adolescente que se encaminan en la prevención de la delincuencia más allá del mero castigo. Las Directrices de Riad (1990) son un buen antecedente para la consolidación de conducta delictiva juvenil que reconozca los diferentes factores que se involucran en este tipo de comportamientos. Es importante la existencia de tales directrices, en el sentido que orienta a las diferentes nacionales a la construcción de políticas que se encaminen en la perceptiva de la prevención, tal como se evidencia con los propósitos establecidos en Colombia y los diferentes programas que de este se derivan. Tal reconocimiento se replantea cuando desde la UNODC y la UNICEF se escoge a Colombia para que se aplique el Programa Global sobre la violencia contra Omar Huertas D., Angie L. Ruiz H., René J. Martínez G. - Perspectiva en el entendimiento de la delincuencia juvenil la niñez en el ámbito de la prevención del delito y la justicia penal, un programa que será piloteado en Colombia, por ser esta ejemplo en el planteamiento de programas de prevención y la expedición del código de infancia y adolescencia (El Espectador, 2015). Este reconocimiento demuestra la viabilidad de las políticas preventivas, para lo cual se requiere el esfuerzo interdisciplinar y el reconocimiento de los diferentes factores incidentes, donde se concientice del gran problema a nivel social y cultural que sustentan el fenómeno, y en este sentido se promueva por el cambio más allá de los efectos paliativos de los programas punitivos. Acero, A., Escobar, F. & Castellanos, G. (2007). 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