Dictamen 124-2012

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Consejo Consultivo de Aragón
DICTAMEN Nº 124 / 2012
Materia sometida a dictamen: Reclamación en materia de responsabilidad patrimonial de
la Administración derivada de la asistencia sanitaria prestada en el Hospital Miguel Servet
de Zaragoza.
ANTECEDENTES
Primero.- Con fecha 6 de noviembre de 2009 se presentó escrito suscrito y firmado
por “Z” indicando como domicilio a efectos de notificaciones el despacho del abogado …,
formulando reclamación por daños derivados de la calificada como incorrecta asistencia
sanitaria, que le fue prestada a su hijo por el Servicio Aragonés de Salud, por lo que
reclama la cantidad de 150.000 euros.
En dicho escrito se manifiesta lo siguiente:
“PRIMERO.- “Z” es el padre del menor “X”, que en la actualidad cuenta con 4 años de edad.
SEGUNDO.- El menor (…) presentaba malformación congénita facial, consistente en
hendidura de comisura oral izquierda, quiste de mejilla izquierda y frenillo lingual y mamelones
preauriculares.
TERCERO.- En fecha 6 de noviembre de 2008 el menor “X”, bajo anestesia general, fue
intervenido quirúrgicamente, de corrección de la comisura oral y zetaplastia en el frenillo lingual,
intervención que realizó la Dtra. …, Médico Adjunto de Cirugía Plástica, en el Servicio de Cirugía
Pediátrica del Hospital Miguel Server, de Zaragoza, en el que el niño había ingresado el día 5 de
noviembre para la práctica de dicha operación.
Durante el postoperatorio y a las 36 horas de la intervención quirúrgica, el menor comenzó con
fiebre y cuadro compatible con faringoamigdalitis, por lo que se inicio tratamiento con amoxicilina. Con
fecha 8 de noviembre de 2008 “X” presentó lesiones blanquecinas en la lengua, por lo que se toman
frotis en la mucosa oral en el que se aisló Candida albicans, iniciándose tratamiento con miconazol oral
el mismo día. Además se añadió leve dificultad respiratoria con auscultación compatible con bronquitis
por lo que se inició tratamiento broncodilatador nebulizado con salbutamol. En fecha 12 de noviembre
presentó febrícula de 38º C y espiración ligeramente alargada, realizándose Rx de tórax, observándose
mínimo refuerzo peribronquial, dándosele de alta hospitalaria en esa misma fecha.
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(…)
CUARTO.- La intervención quirúrgica llevada a cabo por la Doctora …, en lo que se
contrae a la corrección de la comisura oral, fue realizada de forma total y absolutamente
incorrecta, restándole al menor, como consecuencia directa de la deficiente prestación sanitaria,
importantes secuelas que se definirán en el Informe Pericial que se aportará por esta parte a
este expediente (…).”
Acompañan al escrito diversos documentos que pertenecen a la historia clínica del
hijo del reclamante.
Segundo.- La Secretaria General Técnica del Departamento de Salud y Consumo
(en la actualidad, Departamento de Sanidad, Bienestar Social y Familia), mediante escritos
de fecha 12 de noviembre de 2009, comunica la interposición de la reclamación de
responsabilidad patrimonial a Aon, Gil y Carvajal, S.A. y a Zurich España, S.A., remitiendo a
ésta última copia de la misma.
Mediante oficio de fecha 13 de noviembre de 2009, se comunica al abogado del
reclamante la entrada y la incoación de la tramitación se su reclamación de responsabilidad
patrimonial.
Mediante nota interior de 25 de noviembre de 2009 se solicita a la Gerencia del
Sector de Zaragoza II que proceda a la remisión de la Historia Clínica del paciente en el
Hospital Miguel Servet, así como el informe de los Servicios Médicos implicados.
Tercero.- El 11 de enero de 2010 se remite la historia clínica del paciente y los
informes siguientes:
1.- Informe de la Dra. …, médico adjunto del Servicio de Cirugía Plástica del Hospital
Infantil, en el que manifiesta lo siguiente:
“Paciente de 4 años y 8 meses de edad, con antecedentes patológicos de sepsis en el período
neonatal; hidrocele bilateral; bronquitis de repetición desde la lactancia, en tratamiento con salbumatol
y estilsona en los brotes agudos; sensibilización a alternaria; exantema cutáneo no alérgico; descartada
hipersensibilización medicamentosa a B-lactámicos, azitromicina y sulfamidas, según informe del
alergólogo.
Intervenido quirúrgicamente de adenoides en 2008, en otro centro hospitalario.
Fue remitido por su pediatra de cupo al servicio de cirugía plástica del Hospital Infantil al mes
y medio de edad, por presentar déficit de cierre del labio superior y mamelones preauriculares, según
consta en la hoja de interconsulta.
En la primera exploración física que se realizó a esa edad (13 de junio de 2005) se apreciaron
malformaciones congénitas faciales consistentes en:
- Macrostomía (ampliación del orificio oral), a expensas de hendidura lateral a nivel de
comisura oral izquierda, con asimetría facial.
- Lesión quística, de consistencia blanda, en mejilla izquierda, siguiendo el trayecto de la
hendidura hacia la región preauricular izquierda.
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- Mamelones preauriculares bilaterales.
- Frenillo de labio superior.
- Frenillo de lengua.
Se les comentó a los padres la indicación de cirugía reconstructiva de las diferentes
malformaciones y que debería esperarse al menos hasta que el niño cumpliera los 2 años de edad,
para que tales malformaciones se definieran con mayor precisión, esperando también una mejoría en
su proceso respiratorio.
Se citó periódicamente para su control en la consulta de cirugía plástica.
En la consulta que se efectuó el 10 de diciembre de 2007 se anotó en lista de espera
quirúrgica. Se les explicó a los padres posprocedimientos quirúrgicos previstos para la corrección de
las siguientes malformaciones:
- Extirpación de los mamelones preauriculares.
- Corrección de la comisura oral izquierda mediante colgajos de transposición (zetaplastias).
- Corrección del frenillo lingual mediante zetaplastias.
Se creyó conveniente programarlos en el mismo acto quirúrgico, bajo anestesia general. Se
les hizo especial mención en la información verbal, de que los resultados de las intervenciones también
dependían en parte del proceso de cicatrización del niño, así como de su desarrollo facial, no pudiendo
garantizarse unos resultados óptimos.
En una caída casual del niño se ‘rompió’ el frenillo de labio superior, por lo que no precisó ser
intervenido de esa malformación.
La lesión quística de la mejilla y de acuerdo con sus padres se descartó su intervención por
considerar un previsible mal resultado cicatricial.
Según normas a seguir, se les entregó a los padres el consentimiento quirúrgico informado
para que lo estudiaran y firmaran en caso de estar de acuerdo.
Se solicitó el correspondiente estudio preoperatorio y valoración preanestésica, previo a la
intervención quirúrgica.
El niño fue citado en dos ocasiones para realizar la intervención que no obstante hubo que
suspender debido a la agudización de su proceso respiratorio, y por presentar exantema cutáneo
presumiblemente alérgico, que precisó estudio por el especialista de alergología.
Firmado el consentimiento informado quirúrgico por los padres y completada la valoración
médica prequirúrgica, el día 6 de noviembre de 2008 se le realizó la intervención quirúrgica de las
malformaciones congénitas ya mencionadas siguiendo los procedimientos quirúrgicos explicados con
anterioridad a los padres.
La intervención se realizó siguiendo las técnicas quirúrgicas habituales para cada una de las
intervenciones, sin complicaciones transoperatorias y con buen resultado inmediato.
En las órdenes de tratamiento postoperatorio se pautaron las indicaciones a seguir: mantener
fluidoterapia hasta tolerancia oral, analgesia, antiinflamatorios, antisépticos orales y dieta blanda.
A las 24 horas presentó proceso febril, visto por el pediatra de guardia que diagnosticó
Faringoamigdalitis aguda, por lo que prescribió tratamiento antibiótico y antitérmico. El pediatra hizo la
observación en ese momento de que las heridas quirúrgicas presentaban aspecto normal.
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En la visita realizada al día siguiente de la intervención observé inflamación en la mejilla
izquierda. Horas después en un nuevo control por especialista de guardia de cirugía plástica detectó
celulitis de la mejilla izquierda y asoció al antibiótico parenteral, antibiótico tópico sobre las heridas
quirúrgicas de la comisura oral izquierda.
Posteriormente, nuevas exploraciones realizadas por el pediatra de guardia, detectaron la
presencia de candidiasis en lengua y mucosa oral (confirmada posteriormente por medio de cultivo),
probablemente secundaria al tratamiento antibiótico, se asoció antifúngico por vía oral. Al encontrar al
niño taquipneico y con sus antecedentes de bronquitis le pautó nebulizaciones con broncodilatadores,
continuando su control y solicitando exploraciones complementarias.
Durante el ingreso hospitalario el niño ha estado controlado por los servicios de cirugía
plástica, cirugía pediátrica y pediatría.
A los 6 días de la intervención el estado general del niño era satisfactorio, el proceso
inflamatorio de la mejilla estaba mejorando lentamente. Se retiraron puntos de sutura de las heridas de
la comisura oral y de las regiones preauriculares. Se dio alta hospitalaria con tratamiento antifúngico y
antipirético, así como indicaciones de higiene bucal, explicándoles a los padres que los puntos de
sutura de la lengua y de la mucosa oral se desprenderán de forma espontánea, no precisando ser
retirados.
A los 5 días acuden a consulta, remitidos por su pediatra de cupo, para valorar la presencia de
un punto de sutura en la mucosa de comisura oral izquierda que aún no se ha desprendido. Se retira
dicho punto. La mejilla izquierda aún estaba inflamada.
En la revisión del 12 de diciembre de 2008, la exploración intraoral fue casi imposible realizarla
por la negativa del niño a abrir la boca. No obstante a nivel del surco gingivolabial superior existía una
adherencia cicatricial, las cicatrices de la comisura oral estaban endurecidas, por lo que se les
recomendó el empleo de masajes y gel de silicona sobre las cicatrices.
En la revisión de 2 de febrero de 2009, las cicatrices de la comisura oral habían mejorado en
textura, siendo más blandas, la adherencia del surco gingivolabial persistía, se les propone a los padres
la liberación mediante nueva intervención quirúrgica, lo que no aceptan y solicitan que sea visto en otro
centro hospitalario, por lo que se cursa canalización al servicio de cirugía plástica de La Paz (…).”
2.- Informe del Jefe de Servicio de Cirugía Plástica del Hospital Miguel Servet, en el
que manifiesta que:
“Los Pacientes vistos y tratados en el Hospital Infantil, tanto programados como urgentes, son
asistidos por TODOS los miembros del Servicio de Cirugía Plástica de este Hospital, las 24 horas del
día, los 365 días del año, de acuerdo con la organización interna del trabajo para que esa asistencia
sea la más adecuada y eficiente en cada momento.”
Cuarto.- Mediante escrito de fecha 18 de enero de 2010, se requiere al abogado del
reclamante que aporte al expediente el informe pericial que acredite la existencia de
secuelas.
El reclamante presenta escrito de fecha 10 de febrero de 2010 por el que solicita
que se le conceda un nuevo plazo para aportar el documento requerido, solicitud aceptada
mediante oficio de fecha 11 de febrero de 2010.
El 19 de febrero de 2010, se solicita nuevamente la concesión de nuevo plazo por
tiempo no inferior a quince días.
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Mediante escrito presentado el 22 de julio de 2010, se solicita copia de todo lo
actuado y obrante en el expediente, haciéndose entrega de ello y haciéndolo constar en
diligencia de la misma fecha.
Mediante oficio de 7 de julio de 2011, se comunica al abogado del reclamante que,
transcurrido con creces el tiempo concedido para la aportación del dictamen pericial, si no
realiza las actividades necesarias para reanudar la tramitación en un plazo de tres meses,
se declarará la caducidad del procedimiento.
El 10 de octubre de 2011, se presenta escrito por la representación del reclamante,
aportando dictamen médico pericial elaborado por el Doctor …, en el que manifiesta lo
siguiente:
“En resumen:
Pequeños defectos estéticos de macrostomía en un niño aparentemente sano pero con
antecedentes de alergias e infecciones respiratorias frecuentes y con mala o inadecuada respuesta a
tratamientos, las cuales demoran en 2 ocasiones la intervención correctora.
Un niño con sus antecedentes, hubiera precisado ingreso y estancia hospitalaria al menos 2448 horas antes de intervenir un proceso que era además, al parecer, estético y no funcional
(macrostomía), evitando con ello factores de riesgo de infección o alergia respiratoria a las que el niño
era, y es, tan propenso.
De haber existido, como refiere la familia, algún signo de sospecha de infección respiratoria, o
mínimo ‘catarrillo’, los hechos preventivos anteriormente descritos hubieran sido de obligado
cumplimiento, e incluso demorar una vez más la intervención, como había ocurrido en 2 ocasiones
anteriores (…). La familia refiere que su Pediatra el día antes del ingreso desaconsejó la intervención
pues persistían roncus en la auscultación como secuela de un proceso bronquítico reciente (no es
competencia nuestra aclarar ese punto), refiriendo comentarios en el postoperatorio de los médicos que
intervinieron de este hecho (‘tenía mucho moco en el pulmón’) que de ser ciertos hubieran podido dar
alguna complicación durante la intervención (no se refleja en los informes aportados).
La persistencia de la ‘cicatriz adherida’ puede deberse a defecto en la técnica de sutura de la
musculatura orbicular labial o complicaciones por adherencias cicatriciales debidas a su proceso
infeccioso en general, al menos, en el postoperatorio inmediato. Una nueva reintervención, necesaria
pues se aprecia ahora no solo defecto estético sino funcional (salida de líquido por la comisura no
cerrada quirúrgicamente), aclararía definitivamente en el acto quirúrgico las características de tal
cicatriz, que al menos en la exploración, presenta signos de sospecha de una defectuosa unión en las
suturas musculares (no cierre por planos, suturando orbicular a mucosa yugal).
El día de alta en hospital se lee en informe que el niño presenta fiebre, y no febrícula, como
corresponde a los 38º C informados, mínimo refuerzo peribronquial en Rx que persistía. Debió
permanecer en planta con alimentación no oral desde el postoperatorio y medicación protocolizada
hasta su mejoría cierta (intervención con anestesia general, bronquitis, antibióticos, Cándida, celulitis
en mejilla…) tratamiento que siguió recibiendo pero de forma ambulatoria.
Referente a las fechas de los consentimientos, en efecto existen unas fechas no inmediatas o
relacionadas en el tiempo con la intervención referida en el niño que nos ocupa.
Las alteraciones analíticas observadas en el niño obedecen a la presencia de infección en un
niño debilitado.”
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Quinto.- Obra en el expediente el Informe elaborado por el Inspector Médico, …, de
fecha 31 de octubre de 2011, en el que se manifiesta lo siguiente:
“6.- JUICIO CRÍTICO:
Ninguno de los documentos clínicos e informes contenidos en el expediente corroboran la
existencia de importantes secuelas que pueden resultar atribuibles a una intervención defectuosa por
parte del Servicio de Cirugía Plástica de Zaragoza.
Por el contrario, del examen de la documentación obrante se desprende que cuando el
paciente decidió continuar la asistencia en otro servicio distinto al Servicio Aragonés de Salud, la
evolución clínica demostraba que las patologías que requerían tratamiento consistían en inflamación en
la mejilla por celulitis que fue correctamente tratada y adherencia cicatricial gingivolabial que era
corregible mediante tratamiento quirúrgico.
Ninguna de dichas patologías se puede relacionar, como pretenden los reclamantes, con un
estado de salud del niño que contraindicase la intervención, que se realizó previos estudios
preoperatorios.
El informe pericial que se aporta no corrobora ni argumenta científicamente la ‘total y
absolutamente incorrecta forma en que se realizó la intervención’ a la que aluden los reclamantes.
Tampoco se deduce que hubiese una praxis quirúrgica incorrecta. Por su parte, el Jefe de Servicio ha
explicado que, previamente a la intervención, los reclamantes fueron explícitamente informados sobre
la existencia de factores individuales que influyen en la cicatrización y en el desarrollo facial pudiendo
condicionar el resultado estético y que el paciente abandonó el servicio habiendo solución quirúrgica
propuesta.
Por todo lo anterior no se acredita que las secuelas estéticas que se invocan sean derivadas
de mala praxis en una intervención que se dirigió a intentar (nunca a garantizar) un resultado
satisfactorio en la corrección de los defectos estéticos faciales y orales que este niño padecía.”
Se remite el informe del médico inspector y el resto de la documentación que obra
en el expediente a Aon, Gil y Carvajal, S.A., solicitando que se envíe a Zurich España, S.A.
Sexto.- Obra en el expediente dictamen médico de la Asesoría Médica Dictamed I &
I, S.L., de fecha 23 de enero de 2012, elaborado por especialistas en Cirugía, en el que se
expresan las siguientes conclusiones:
“1. El niño “X” nació con una malformación congénita de la cara consistente en: Macrostomía,
restos embrionarios preauriculares bilaterales, frenillo labial, frenillo lingual y lipoma en mejilla
izquierda.
2. Se decidió esperar a la edad adecuada para su intervención, lo que se considera correcto.
3. Los padres firmaron un documento de consentimiento informado en el que reconocen que
no se les da garantía de un resultado óptimo.
4. Se realizó un preoperatorio (análisis de sangre y consulta de anestesia) que no
contraindicaron la intervención.
5. La operación se pospuso en dos ocasiones al no estar el enfermo en condiciones
adecuadas para su realización.
6. Cuando se decidió la intervención, el enfermo fue ingresado el día anterior.
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7. Únicamente se considera necesario ingresar a los enfermos con más antelación en los
casos graves en que fuera necesario el realizar algunas actuaciones específicas (transfusiones de
sangre, lavados intestinales, etc.).
8. La faringe amigdalitis que sufrió el enfermo no tiene en absoluto relación con la cirugía.
9. Las complicaciones que sufrió relativas a la intervención se consideran inherentes a la
misma y no como consecuencia de una deficiente técnica quirúrgica ni con un mal estado de salud del
mismo.
10. No conocemos el resultado definitivo de la intervención al no constar en el expediente
analizado ningún informe del Hospital La Paz de Madrid.
Conclusión final:
Entendemos que la intervención efectuada al niño “X” se realizó con profesionalidad y que los
médicos que le trataron lo hicieron de acuerdo a la ‘lex artis ad hoc’.”
Séptimo.- Mediante oficio de fecha 7 de febrero de 2012, se comunica al abogado
del reclamante la apertura del trámite de audiencia, de conformidad con lo dispuesto en el
artículo 11 del RD 429/1993, de 26 de marzo.
El día 28 de febrero de 2012, la representante del reclamante se persona en las
dependencias de la Sección de Asuntos Jurídicos – Unidad de Responsabilidad Sanitaria y
se le da vista de todo el expediente, retirando copia íntegra del mismo.
Octavo.- De la documentación obrante en el expediente administrativo y de las
actuaciones practicadas se consideran hechos acreditados los siguientes:
Paciente de tres años de edad en la fecha de siniestro, con antecedentes
personales de sepsis neonatal; hidrocele bilateral; exantema pustuloso generalizado que
fue estudiado en Alergología, donde se descartó un origen alérgico del cuadro, que fue
etiquetado como exantema no alérgico; bronquitis espástica de repetición, siguiendo
tratamiento con broncodilatador inhalado (salbutamol); y adenoiditas intervenida.
Con un mes y medio de edad fue estudiado en Cirugía Plástica por
polimalformaciones congénitas faciales consistentes en: macrostomía con asimetría facial
producida por una hendidura de la comisura labial izquierda cuyo trayecto seguía por la
mejilla hacia la región preauricular; quiste en mejilla izquierda sobre el trayecto anterior;
frenillo lingual superior; mamelones preauriculares por restos embrionarios; y frenillo de
lengua.
Cirugía Plástica recomendó Cirugía Reconstructiva de las malformaciones, a
abordar cuando el niño tuviese dos años de edad, siendo incorporado a lista de demanda
quirúrgica en 10.12.2007 tras informar a los padres de la naturaleza y fines de los siguientes
procedimientos previstos para la corrección de las diversas malformaciones: (a) extirpación
de los mamelones, (b) corrección de la comisura oral con colgajos de transposición
(autoinjertos y zetaplastias), y (c) corrección del frenillo lingual con zetaplastias.
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Según informa el Jefe de Servicio, a los padres se les hizo especial mención de que
los resultados de la intervención dependerían en parte de la evolución del proceso de
cicatrización (factor individual y por ello impredecible) y del desarrollo facial del niño.
De acuerdo con la decisión tomada por los padres tras sopesar la posibilidad de no
alcanzar un buen resultado estético, se descartó la corrección del quiste en la mejilla.
Una vez se efectuaron los estudios preoperatorios que no contraindicaban la
intervención (bioquímica sanguínea, hematimetría, estudio de coagulación y
estudiocardiorrespiratorio), ésta se llevó a cabo el 6 de noviembre de 2008, habiendo
sufrido dos demoras previas motivadas por aquejar el niño dos procesos agudos
intercurrentes de rash exantematoso y espasticidad bronquial.
Finalizada la intervención se mantuvo, según el protocolo habitual, fluidoterapia
hasta tolerancia oral, analgesia, antiinflamatorios, antisépticos orales y dieta blanda.
A las 24 horas de la intervención presentó cuadro febril que Pediatría diagnosticó
como faringoamigdalitis aguda iniciando tratamiento antibiótico y antitérmico. Las heridas
quirúrgicas presentaban aspecto normal, si bien al día siguiente el cirujano observó
inflamación en la mejilla, diagnosticando celulitis, pautando antibiótico suplementario por vía
parenteral y antibiótico tópico sobre las heridas quirúrgicas de la comisura oral.
El 8 de noviembre de 2008 presentó muguet en mucosa oral, cuyo cultivo demostró
la presencia de cándida albicans, por lo que se trató con miconazol oral con buena
evolución. El 10 de noviembre de 2008 se tomó muestra de aspirado nasofaríngeo que se
sometió a inmunofluorescencia directa descartando una infección por virus respiratorios, por
lo que se mantuvo el tratamiento en curso con antibiótico de amplio espectro de acción
(amoxicilina) y broncodilatador (salbutamol).
Controlado por los Servicios de Cirugía Plástica y Pediatría, el proceso
postoperatorio evolucionó satisfactoriamente, con mejoría del muguet bucal y del proceso
inflamatorio en la mejilla, lo que permitió retirar los puntos de sutura de la comisura bucal y
regiones preauriculares a los 6 días. Asimismo, el cuadro faringorespiratorio evolucionó
satisfactoriamente, observando en la radiografía de control (el 12 de noviembre) mínimo
refuerzo bronquial y ausencia de afectación parenquimatosa pulmonar.
Fue dado de alta hospitalaria el 12 de noviembre con indicación de seguir revisiones
en consulta de Cirugía Plástica y en Pediatría, mantener tratamiento con amoxicilina,
antitérmico en caso de fiebre, broncodilatador y gel antifúngico oral. Se instruyó a los
padres sobre la higiene bucal a seguir, advirtiéndoles de que los puntos d sutura de la
lengua y de la mucosa oral se deberían desprender espontáneamente, no precisando ser
retirados.
El 17 de noviembre, cinco días después del alta, acudió a Consulta de Cirugía
Plástica para revisar un punto de sutura de la comisura bucal que no se había desprendido,
siendo retirado en consulta.
Dado que se observaba persistencia de inflamación en la mejilla izquierda, se
programó revisión para el 12 de diciembre de 2008, en la que se pudo palpar que en el
surco gingivolabial superior se había formado una adherencia cicatricial y que las cicatrices
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de la comisura oral estaban endurecidas. Se recomendó el empleo de masajes y gel de
silicona sobre las cicatrices.
En la siguiente revisión, el 2 de febrero de 2009, las cicatrices de la comisura habían
mejorado su textura, si bien persistía la adherencia cicatricial en el surco gingivolabial, por
lo que se les propuso a los padres su liberación quirúrgica, intervención que los padres
rechazaron. Los padres pidieron ser trasladados a otro Servicio de Cirugía Plástica de
referencia, siéndoles concedida la canalización al servicio del Hospital La paz de Madrid.
Noveno.- Consta en el expediente la propuesta de resolución de fecha 3 de mayo
de 2012, por la que se propone desestimar la reclamación, por entender que la asistencia
sanitaria prestada al paciente fue conforme a la lex artis.
Décimo.- El Consejero de Sanidad, Bienestar Social y Familia solicitó del Consejo
Consultivo de Aragón dictamen preceptivo, mediante escrito de fecha 7 de mayo de 2012,
registrado de entrada el día 24 de mayo de 2012, adjuntando borrador de la Orden
resolutoria, original del expediente administrativo y relación índice de los documentos que lo
conforman.
CONSIDERACIONES JURIDICAS
I
El dictamen solicitado entra dentro de las competencias del Consejo Consultivo de
Aragón tal y como se regula en el artículo 15.10 de la Ley 1/2009, de 30 de marzo, del
Consejo Consultivo de Aragón, que dispone la necesidad de consulta preceptiva al Consejo
en el supuesto de “reclamaciones administrativas de indemnización de daños y perjuicios de
cuantía superior a 6.000 euros”. Ello significa, dada la cuantía de la indemnización solicitada
en este caso, el carácter preceptivo del Dictamen que se emite por este Consejo.
En función de lo preceptuado en los artículos 19 y 20 de la misma Ley 1/2009,
resulta competente la Comisión para la emisión del dictamen.
II
El Consejo Consultivo ha de pronunciarse acerca de si, a la vista del expediente
tramitado por el órgano competente de la Administración Autonómica, procede o no estimar
la reclamación de indemnización económica presentada en relación con daños
ocasionados, según se alega, por la prestación deficiente de la asistencia sanitaria,
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debiendo concretar específicamente, por mandato del art. 12.2 del Reglamento aprobado
por R.D. 429/1993, de 26 de marzo, la existencia o no de relación de causalidad entre el
funcionamiento del servicio público y la lesión producida, con valoración, en su caso, del
daño causado y la cuantía y modo de la indemnización, considerando los criterios legales
de aplicación.
Por lo que se refiere a la normativa aplicable, ha de recordarse que en el Derecho
español vigente la institución de la responsabilidad patrimonial de la Administración,
constitucionalizada en el art. 106.2 de la Constitución, atribuye a los particulares derecho a
ser indemnizados de toda lesión que sufran en cualquiera de sus bienes y derechos, salvo
en los casos de fuerza mayor, siempre que la lesión sea consecuencia del funcionamiento
normal o anormal de los servicios públicos, y se cumplan los demás requisitos dispuestos
por el ordenamiento jurídico (art. 139 de la Ley 30/1992, de 26 de noviembre, de Régimen
Jurídico de las Administraciones Públicas y del Procedimiento Administrativo Común).
Los requisitos para que sea declarada la responsabilidad patrimonial de la
Administración, según reiterada y pacífica formulación doctrinal y jurisprudencial del
régimen de Derecho Positivo sobre la materia, pueden resumirse del siguiente modo: 1º) la
efectiva realización del daño o perjuicio evaluable económicamente e individualizado en
relación con una persona o grupo de personas; 2º) que el daño o lesión sufrido por el
reclamante sea consecuencia del funcionamiento normal o anormal de los servicios
públicos en una relación directa de causa a efecto sin intervención extraña que pueda influir
en el nexo causal; 3º) que el daño o perjuicio no se hubiera producido por fuerza mayor; y
4º) que no haya prescrito el derecho a reclamar (cuyo plazo se fija legalmente en un año,
computado desde la producción del hecho o acto que motive la indemnización o desde la
manifestación de su efecto lesivo).
III
En el supuesto que nos ocupa, no hay nada que objetar sobre el cumplimiento de los
requisitos formales, al haberse presentado la reclamación dentro del plazo legalmente
establecido y haber sido dirigida a la Administración Pública competente por persona que
ostenta suficiente legitimación para ello.
IV
En cuanto al fondo del asunto y siguiendo nuestra doctrina consolidada y la
jurisprudencia sobre la materia a la que también nos hemos referido repetidamente, no cabe
duda de que en el ámbito de la sanidad la producción de responsabilidad administrativa no
siempre está ligada a un fracaso en la actuación de los medios personales y materiales de
la Administración, dado que en la sanidad asistencial el éxito no puede garantizarse nunca,
sino que la responsabilidad se vincula a una utilización conforme a los principios de buena
práctica médica (lex artis ad hoc) de dichos medios personales y materiales.
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A esos efectos conviene recordar, en primer lugar, que el Consejo de Estado
(Dictámenes 166 y 692/1999, de 11 y 25 de marzo, entre otros) y la Comisión Jurídica
Asesora, antecesora de este Consejo Consultivo de Aragón (Dictamen 132/2003, de 23 de
septiembre, Dictamen 178/2003, de 2 de diciembre, entre otros) vienen sustentando de
forme reiterada y con palabras semejantes a las que reproducimos a continuación que:
“para apreciar la existencia de responsabilidad patrimonial es preciso acudir a parámetros
como la ‘lex artis’, de modo que tan sólo en caso de una infracción de esta ley cabrá imputar
a la Administración de la cual dependen los servicios sanitarios la responsabilidad por los
perjuicios causados. En el caso de que no se infrinja la ‘lex artis’, ha de concluirse que tales
perjuicios no son imputables a la Administración y han de ser soportados por el particular sin
que generen, en modo alguno, el derecho a percibir una indemnización”. Al mismo tiempo el
Tribunal Supremo tiene declarado que según el artículo 141.1 de la LPAC sólo serán
indemnizables las lesiones producidas al particular provenientes de daños que éste no
tenga el deber jurídico de soportar de acuerdo con la Ley, pues lo contrario convertiría a las
Administraciones Públicas en aseguradoras universales de todos los riesgos sociales, lo
que no resulta acorde con el significado de la responsabilidad extracontractual aunque sea
objetiva o por resultado (Vid. Sentencia del Tribunal Supremo de 10 de febrero de 2001).
V
Tras lo expuesto, se considera que puede ya plantearse si la asistencia sanitaria
prestada al menor “X” fue la adecuada, de modo que pueda considerarse que se está ante
unos hechos que no constituyen un daño antijurídico conforme a la propia definición legal
de éste recogida en el artículo 141.1 de la LPAC, y si fueron suficientes los medios con los
que aquella asistencia fue dispensada, dentro de los disponibles.
Para llegar a una conclusión sobre este extremo se considera necesario analizar y
valorar los hechos acreditados en el expediente y, de forma especial, los informes emitidos
dado el carácter técnico que los mismos tienen, que este Consejo Consultivo, por su
carácter, no puede confrontar con criterios propios de esta naturaleza.
El padre del paciente sostiene que no se le prestó la asistencia sanitaria debida, ya
que la intervención quirúrgica para la corrección de la comisura oral se realizó, a su juicio,
de manera total y absolutamente incorrecta, produciéndole al menor importantes secuelas.
Sin embargo, el reclamante no aporta ningún documento o informe médico en el que se
acredite la mala praxis de los facultativos intervinientes en la asistencia que se le prestó.
Después de sucesivos requerimientos, presenta un dictamen médico pericial de
valoración del daño corporal, en el que, como secuelas, únicamente se hace referencia a la
cicatriz adherida, que “podría deberse a defecto en la técnica de sutura de la musculatura
orbicular labial o complicaciones por adherencias cicatriciales debidas a su proceso
infeccioso en general”. Es decir, este informe se limita a señalar posibilidades, sin
corroborar ni argumentar de manera científica la mala praxis que alega el reclamante; así
se recoge expresamente en el Informe de la Inspección Médica.
Tanto en el informe de la Inspección Médica como en el de Dictamed, se señala que
el estado de la malformación sufrida por el niño no se debe ni a una actuación incorrecta de
los médicos ni a un mal estado de salud previo del paciente, sino a su proceso de
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CONSEJO CONSULTIVO DE ARAGÓN
cicatrización y desarrollo facial, ambos factores individuales que pueden condicionar el
resultado estético y que habían sido previamente comunicados a los padres del niño.
Además, se propuso nueva intervención quirúrgica que los padres rechazaron solicitando
que se les derivase a otro centro sanitario.
Por tanto, una valoración conjunta de las pruebas que obran en el expediente,
reseñadas en los antecedentes, que se acaban de reproducir parcialmente o de citar, lleva
a este Consejo a estimar que no se ha acreditado la existencia de una mala o inadecuada
praxis que permita concluir que no fue observada la lex artis ad hoc, ni que los medios
utilizados y los tratamientos dispensados al paciente fueran inadecuados o insuficientes,
por lo que falta el nexo de causalidad necesario para que la pretensión de responsabilidad
patrimonial de la Administración sanitaria formulada pueda prosperar.
En mérito a lo expuesto, el Consejo Consultivo de Aragón formula el siguiente
DICTAMEN:
Que, en conformidad con la propuesta de resolución, procede desestimar la
reclamación en materia de responsabilidad patrimonial de la Administración por la incorrecta
asistencia sanitaria prestada a “X”.
En Zaragoza, a diecisiete de julio de dos mil doce.
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