A_P MAGAZINE 48 TRES PARADOJAS EN LA DEFENESTRACIÓN DE SÁNCHEZ LA CAUTELA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL QUÉ (NO) PASA EN EL PSOE DOS OPOSICIONES MUY DISTINTAS A LA GLOBALIZACIÓN DESIGUAL LAS VELEIDADES PELIGROSAS QUE ESCONDE EL REFERÉNDUM HÚNGARO UN ‘NO’ INESPERADO NO, LA UE NO ES “EL SALVAJE OESTE” Octubre 2016 A_PMAGAZINE 48 octubre 2016 NUEVA POLÍTICA Firmado por: Juan Rodriguez Teruel el Sábado 8 octubre 2016 TRES PARADOJAS EN LA DEFENESTRACIÓN DE SÁNCHEZ El “sábado rojo” que vivió el PSOE el pasado 1 de octubre no fue un episodio inédito en la historia de los partidos políticos, ni siquiera del PSOE. En la vida de estas organizaciones suele ocurrir que, cuando la lucha por el poder interno llega a un punto de división profunda irreversible y las fuerzas están muy igualadas, la disputa final sea virulenta y sin cuartel. Solo quien está en disposición de utilizar todos los resortes al alcance acaba sobreviviendo. Que Pedro Sánchez tuviera que dimitir nos indica la fragilidad con la que había llegado a esta cita frente la determinación de sus oponentes. Las formas no fueron muy distintas a las de la caída de Santiago Carrillo o Margaret Thatcher, por mencionar solo algunos referentes conocidos. La diferencia fueron La Sexta y Twitter. Muchos analistas han señalado las dudas estratégicas sobre la jugada, puesto que el PSOE se encuentra hoy en una posición peor que hace un mes para resolver sus dilemas. Si Sánchez tenía ante sí tres alternativas (abstenerse ante Rajoy, apostar por unas terceras elecciones o intentar un improbable gobierno alternativo), hoy el partido solo puede optar entre claudicar ante Rajoy (tras perder cualquier capacidad de negociación seria) o acudir a unas elecciones que irremediablemente significarán su hundimiento electoral. Como lo segundo es peor que lo primero, apenas existen dudas de lo que acabará votando el grupo parlamentario socialista (o una parte de él): ganar tiempo. Las formas fueron como las de la caída de Carrillo o Thatcher, la diferencia estuvo en La Sexta y Twitter La caída de Sánchez buscaba abortar el inminente acercamiento a Podemos y a los partidos nacionalistas en una última tentativa para formar gobierno, y trataba de evitar que lo hiciera protegido por el apoyo de las bases. Sin embargo, a medio plazo, la nueva dirección que surja en el próximo congreso no va a alterar sustancialmente estos parámetros seguidos por Sánchez. Esta será la gran paradoja de su defenestración, que en realidad son tres. Agenda Pública 1/18 A_PMAGAZINE 48 octubre 2016 La primera paradoja, el PSOE seguirá virando a la izquierda. El declive electoral del PSOE está bien identificado. Ha perdido electores en todas las direcciones, y muchos partidos se han beneficiado de ello. Pero su mayor caudal de pérdidas se dirige a Podemos, en el que han acabado muchos exvotantes (uno de cada tres de los que apoyaron a Iglesias), y, aún más preocupante para el PSOE, muchos potenciales votantes jóvenes que ya ni siquiera se plantearon tomar la papeleta socialista. Como sucede con otros partidos socialdemócratas europeos, la transformación social de largo alcance, el impacto de la crisis en las clases medias y el coste de haber tomado duras medidas al inicio de esta son algunas de las principales causas de la pérdida de músculo electoral. Se trata de votantes con estudios universitarios, en entornos urbanos, más bien jóvenes y difícilmente persuasibles con la retórica tradicional de la izquierda estatista. Un perfil de ciudadano que probablemente observó con mucha severidad la cadena de acontecimientos de la crisis interna del PSOE. Parece difícil que se pueda recuperar a ese votante con el mismo discurso que muchos líderes autonómicos utilizan todavía para mantener el apoyo de los votantes socialistas más fieles. No está claro que sea un apoyo recuperable, pero una cierta podemización del discurso del PSOE parece ser ineluctable. En las comunidades con partidos nacionalistas Podemos ya ha dado el sorpasso y relegado al PSOE La segunda paradoja, el PSOE tendrá que seguir tratando de recueprar el norte. La caída del PSOE ha sido particularmente intensa en aquellas comunidades donde compite con partidos regionalistas o nacionalistas. En realidad, en todas ellas Podemos ya ha alcanzado el sorpasso y ha relegado al PSOE a la tercera o cuarta posición en alguna de las elecciones realizadas en el pasado ciclo. Y en todas ellas la mayoría de exvotantes socialistas se ha ido hacia formaciones políticas con un discurso más favorable a la autonomía, apoyando una descentralización mayor y un reparto distinto de la financiación autonómica. De nuevo, Podemos ha resultado el principal beneficiado. Quizá Cataluña sea el caso más ejemplar, pero no el único. Tradicionalmente, estas comunidades aportaban el mayor número de diputados al grupo parlamentario socialista del Congreso. Sin embargo, desde diciembre de 2015 su peso ha caído hasta quedar eclipsado por el de los diputados que provienen de las comunidades meridionales. ¿Se está convirtiendo el PSOE en el partido del sur? Es sin duda un juicio impresionista. Pero cualquier atisbo de recuperación socialista pasará por mejorar su posición en las autonomías del norte con identidad plurinacional. La tercera paradoja, el próximo líder seguirá apelando a las bases. El detonante de la caída de Sánchez fue el anuncio del calendario de primarias inminentes. En este aspecto, Sánchez realizó un movimiento Corbyn: tratar de reforzar su autoridad ante las crecientes críticas internas apelando a las bases. Los críticos han evitado el primer intento, y han alertado de la perversión a la que puede abocar la lógica plebiscitaria, sobre todo cuando esta se opone al interés electoral del partido. Sin embargo, a pesar de las contradicciones y problemas presentes en los mecanismos de democracia directa dentro de los partidos, que puede alimentar contradicciones entre la lógica de los militantes y la de los votantes, el creciente papel de las bases en la legitimación interna no tiene marcha atrás. El próximo líder del PSOE deberá pasar la prueba del voto directo. Por eso, la batalla al respecto no será tanto sobre la conveniencia o no de este mecanismo, sino más bien sobre quién redactará las reglas bajo las que se celebren las próxima primarias. Agenda Pública 2/18 A_PMAGAZINE 48 octubre 2016 REFORMA CONSTITUCIONAL Firmado por: Argelia Queralt el Sábado 8 octubre 2016 LA CAUTELA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL La reforma de la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional en 2015 por la que se reforzaban las potestades del Tribunal para asegurar la ejecución de sus decisiones provocó reacciones contrariadas entre algunos constitucionalistas. Coincidían que las nuevas potestades, reconocidas en una ley aprobada en solitario por el grupo parlamentario popular, eran una equivocación porque alteraban la naturaleza del Tribunal Constitucional, y, más relevante en el actual contexto, evitaba que el Gobierno, de nuevo, abordara el conflicto con Catalunya a través de las herramientas propias de la política, traspasando esta responsabilidad a los órganos jurisdiccionales. Ayer el Tribunal Constitucional dictó un Auto en que se resolvía un incidente de ejecución de 2 decisiones constitucionales relativas a la Resolució 1/XI del Parlament de Catalunya, “sobre el inicio del procés ”. Y en él, entre otros elementos que ahora se explicarán, el Alto Tribunal acepta, al menos en parte, su nuevo papel de resolución de conflictos políticos iniciado por la reforma de su ley. Si bien reconoce que tiene pendiente resolver sendos recursos de inconstitucionalidad presentados por los gobiernos vasco y catalán contra aquella reforma de 2015, afirma, sin solución de continuidad, que dicha pendencia no le impide entrar a valorar las medidas sugeridas por el Abogado del Estado para poner freno al supuesto incumplimiento de la STC 259/2015 y el ATC 141/201 6 provocado la Resolución 263/XI del Parlament de Catalunya, “por la que se ratifican el Informe y las Conclusiones de la Comisión de Estudio del Proceso Constituyente”. Vayamos por pasos. En primer lugar, el TC ha podido dictar este último Auto porque en la sentencia 42/2014, cambiando una jurisprudencia continuada, otorgó a la resoluciones parlamentarias valor jurídico. Esta naturaleza jurídica es la que exige nuestro ordenamiento para que el TC pueda controlar la constitucionalidad de un acto. Y lo hizo para declarar inconstitucional la Resolución 5/X del Parlament por la que se aprobaba la Declaración de soberanía y del derecho a decidir del pueblo de Cataluña. Para llegar a esta conclusión el TC afirmó que las Resoluciones parlamentarias, hasta la fecha siempre consideradas actos parlamentarios propios de la función de impulso político, podían ser sometidas a su escrutinio de constitucionalidad. Pese a lo discutible de este planteamiento, lo cierto es que la sentencia está ahí y que el ordenamiento jurídico obliga a que las sentencias del TC sean respetadas y cumplidas por todas las instituciones públicas. Precisamente con esta finalidad, como se ha dicho más arriba, el Partido Popular aprobó la reforma de la LOTC que ha dotado a la jurisdicción constitucional de nuevas facultades para asegurar la ejecución de sus propias sentencias. Bien, quizá no tan nuevas porque, y retomo ahora el argumento inicial, el Tribunal empieza su argumentación diciendo que puede resolver el incidente de ejecución porque su ley, ya antes de la reforma de 2015, le otorgaba poderes suficientes para hacer cumplir sus sentencias. A saber: multas coercitivas, suspensión de autoridades públicas y la deducción de testimonio de particulares al Ministerio Fiscal respecto de las Agenda Pública 3/18 A_PMAGAZINE 48 octubre 2016 responsabilidades penales. Eso sí, hasta la fecha no se había visto nunca compelido a utilizarlas. A continuación, el Tribunal Constitucional argumenta abundantemente sus motivos para considerar que las actuaciones parlamentarias señaladas por el Abogado del Estado y el Ministerio Fiscal suponen un incumpliemiento de sus sentencias. Sin embargo, pese a lo prolijo de su argumentación y pese a las medidas de las que dice disponer para garantizar su función, más allá de declarar la nulidad de la Resolución 263/XI, el Tribunal se limita a notificar el auto a las autoridades catalanas parlamentarias y gubernamentales afectadas, advirtiendoles, eso sí, de que se abstengan de ejecutar de cualquier forma la Resolución de marras o desoir de cualquier forma su Auto. Si no cumplen esta advertencia, deberán atenerse a las posibles consecuencias jurídicas, también las penales. El TC, pues, no utiliza ni la multa, ni la suspensión, de ejecución directa. Solo al final, se dirige al Ministerio Fiscal para que, si lo estima oportuno, inicie el procedimiento penal que considere, que tendría consecuencias bastante dilatadas en el tiempo. Así, el TC se mantiene cauto, haciendo protagonista, en su caso, a la Fiscalía, órgano dependiente jerárquicamente del Gobierno del Estado. El Tribunal, al menos de momento, evita ser el responsable del (nuevo) último choque de trenes entre la Generalitat y el Estado, dejando todavía abierta la resolución política del asunto. Agenda Pública 4/18 A_PMAGAZINE 48 octubre 2016 NUEVA POLÍTICA Firmado por: Eduard Roig Molés el Jueves 6 octubre 2016 QUÉ (NO) PASA EN EL PSOE Lo que ha sucedido (o está sucediendo) en el PSOE tiene explicaciones diversas. Sin duda, se trata de una cruda lucha por el poder interno en el Partido, que pone de manifiesto los interesantes problemas de convivencia entre formas “participativas” de democracia directa (primarias, consultas a la militancia…) y estructuras orgánicas representativas de base territorial. Pero esta lucha podría expresar al menos tres distintos debates: uno ha sido reconocido; otro ha estado implícito; y un tercero, lamentablemente, no está ni se le espera. 1. El debate al que asistimos de modo expreso es el de la posición del PSOE respecto de la investidura de Mariano Rajoy como Presidente del Gobierno. La discusión entre el no (“No es no”) y la abstención (sea entusiasta, vergonzante, técnica o responsable) ha monopolizado las últimas semanas de debate público en el PSOE, tras una cuando menos curiosa ausencia tras los resultados inmediatos del 16-J. Diversos artículos, y especialmente uno de José Borrell, nos han explicado con claridad cuáles eran los términos del debate en su momento (abstención a cambio de negociación de políticas o abstención “responsable” desde la oposición rotunda) y cómo se han reducido ahora a la mera abstención asumida en las condiciones que el PP tenga a bien proponer. 2. Pero los efectos, condiciones y alternativas de la abstención han estado lejos del debate político socialista antes de la fase final de la crisis. Durante esas semanas la discusión se centró en otro aspecto, implícito ahora en el desenlace final: ¿con quién puede entenderse el PSOE? O, más claramente, ¿qué actitud toma el PSOE con Podemos? Dejando de lado la cuestión de que ésa es necesariamente una decisión compartida con aquél que reciba sus proposiciones, el PSOE se ha escindido entre ensayar el acercamiento a Podemos y a (algunos) partidos independentistas catalanes en búsqueda de una mayoría alternativa o alejarse de esas fuerzas en busca de un refuerzo de la estabilidad y la centralidad, cuando no de la visceral reacción; y siempre de la mano del cálculo electoral de los efectos de tal acercamiento y sus consecuencias sobre la unidad interna. Agenda Pública 5/18 A_PMAGAZINE 48 octubre 2016 El PSOE necesita obviamente aclarar su relación con posibles parejas de baile. Debe decidir si Podemos es el enemigo a batir en la lucha por el voto de izquierdas o el compañero de viaje en la reformulación de esa misma izquierda. Y si debe tratarse como una (lamentable) coyuntura que se diluirá o como una realidad estable que condicionará la formación de mayorías en el futuro. Esta segunda concepción exige abrir la puerta a la colaboración, en sí misma y como elemento clave para poder negociar con cierto margen con fuerzas como Ciudadanos o, incluso, el PP. Debe también valorar si el independentismo (más o menos innegociable) es una lacra que distorsiona cualquier diálogo político y, en consecuencia, lo impide; o si es una posición política que permite negociar otras cuestiones e incluso proponer alternativas que retornen ciudadanos catalanes a la voluntad de ser españoles. 3. En nada, en cambio, se ha vinculado el debate vivido con aspectos de fondo como las políticas frente a la crisis, el modelo fiscal, educativo o de políticas sociales o productivas ni sobre los derechos de los ciudadanos o el papel y los límites (ya innegables) del Estado. Para qué hablar de propuestas orientadas a las instituciones europeas donde, parecemos olvidarlo, España tiene voz y voto; y donde retos que superan la capacidad de acción del Estado pueden abordarse. El silencio sepulcral sobre estas cuestiones (que bondadosamente se presumen ocultas tras el debate entre abstención y gobierno alternativo) sólo se rompió con el interesante proceso de discusión con Ciudadanos, asumido por los expertos del Partido más que por sus líderes políticos. Luego, la nada. El contraste con lo sucedido en el laborismo británico o en las primarias demócratas en Estados Unidos es lacerante. La victoria de los “críticos” y la consecuente Comisión gestora deben ahora decidir sobre los pasos a seguir. Gestora, Comité federal y Grupo parlamentario tomarán las opciones que crean adecuadas (dentro de sus posibilidades) sobre la investidura de Mariano Rajoy y valorarán una vez más sus efectos electorales e internos en el Partido. Y cuando haya Gobierno, tras la abstención o las terceras elecciones, el PSOE abordará de nuevo la elección de nueva dirección, que sin duda se planteará la política de oposición y las relaciones con el resto de partidos. Quienes nos hemos sentido próximos al PSOE porque sus inquietudes y propuestas eran las que más se acercaban a nuestras opciones políticas tememos que, de nuevo, lo que menos va a importar en ese proceso son los aspectos de fondo; unos aspectos que, en cambio, quizás pudieran ilusionar a los ciudadanos y ofrecer asideros más seguros en futuras decisiones de alianzas o investiduras. Agenda Pública 6/18 A_PMAGAZINE 48 octubre 2016 IMPACTO SOCIAL BECARIOS DE "LA CAIXA" Firmado por: Diego Sánchez-Ancochea el Miércoles 5 octubre 2016 DOS OPOSICIONES MUY DISTINTAS A LA GLOBALIZACIÓN DESIGUAL La aparición de Trump en Estados Unidos y el Brexit en el Reino Unido, unido al crecimiento de los partidos de extrema derecha en varios países europeos, han mostrado claramente el malestar existente con el proceso de globalización. Un segmento cada vez mayor del electorado entiende que la apertura comercial, la libre movilidad de capitales de un país a otro y el crecimiento de la migración no hacen sino perjudicarles cada vez más. Algunas de sus críticas aparentemente coinciden con las elaboradas por distintos economistas progresistas que han mostrado cómo las políticas de apertura, incluyendo los acuerdos de libre comercio, la protección de la propiedad intelectual y la desregulación financiera, pueden contribuir a un aumento de la desigualdad. De esa manera, parecería que nos encontramos ante una convergencia entre derecha e izquierda en oposición al pensamiento dominante. ¿Tiene sentido este análisis ?¿Es útil hablar de “populismo” incluyendo tanto a grupos de izquierda y derecha en la misma discusión? La respuesta a todas estas preguntas es claramente negativa. La oposición a la globalización desde la derecha es ante todo nacionalista y anti-cosmopolita. Su objetivo es recuperar los valores tradicionales y establecer barreras cada vez mayores frente a los otros: no en vano el 79% de los simpatizantes de Trump están a favor de la construcción de un muro entre Estados Unidos y México y consideran que los migrantes son más peligrosos que el sector financiero desregulado. En el Reino Unido, aquellos votantes que veían al multiculturalismo, al feminismo, al medio ambientalismo y a la migración con malos ojos votaron en masa a favor de salirse de la Unión Europea en el referéndum reciente. El impulso natural de estos movimientos es claro: sospechar de aquel que es distinto, evitar el intercambio y tratar de volver a un supuesto momento idílico anterior basado, sobre todo, en las comunidades locales y en la nación. Para estos grupos y los votantes que les apoyan, el enemigo no es tanto el 1% más rico de la población (de hecho, suelen hablar de élites mucho más amorfas) sino todo aquel que es ajeno a los supuestos valores autóctonos. En contraste, el escepticismo progresista es muy distinto. Sin duda, comparte la crítica al libre comercio y a la movilidad de capitales. Eso es así porque se considera que estos procesos, unidos a la creciente financiarización de la economía, han contribuido, sobre todo, a debilitar a los sindicatos y generar un aumento exponencial de los beneficios empresariales Agenda Pública 7/18 A_PMAGAZINE 48 octubre 2016 . Estos procesos, mucho más que la migración, son responsables de las dificultades del votante mediano para mejorar de forma sostenida sus ingresos mensuales. La crítica progresista del mercantilismo global es, paradójicamente, cosmopolita. Se apoya en el reconocimiento de que el intercambio de la información es deseable y que viajar, compartir experiencias y vivir en otros países puede ser positivo tanto para los que llegan como para los que reciben. Los críticos desde la izquierda no son partidarios de muros ni barreras: el 91% de los votantes de Bernie Sanders, por ejemplo, estaban en contra del famoso muro con México. Mientras tanto, en Europa, buena parte de la izquierda—desde la más moderada a la más crítica—coincide en propugnar un enfoque aperturista de la política exterior, que promocione la cooperación y los flujos de ideas y personas. Esta combinación de escepticismo con la globalización mercantil y defensa de la interrelación entre países se extiende a la visión sobre la Unión Europea de los grupos de izquierda. Por un lado, son entusiastas de de eliminar barreras artificiales entre personas, facilitar la comprensión entre países que no siempre se han entendido y promocionar ciertos valores de solidaridad. A la vez, ven con mucha más preocupación el proyecto económico de la Unión Europea donde la ortodoxia macroeconómica y la liberalización mercantil pueden estar contribuyendo a la desigualdad entre personas y regiones. Resulta, por tanto, útil separar entre dos oposiciones distintas a la globalización desigual de los últimos años: una es cerrada, nacionalista y, en muchos casos, xenófoba; la otra es anti-neoliberal pero, a la vez, abierta e incluso cosmopolita. Entender esta distinción es importante tanto para los observadores políticos convencionales como para la propia izquierda. Al aceptar la doble respuesta al malestar actual, los observadores convencionales (el mainstream en términos anglosajones) podrán especular de forma más informada sobre escenarios políticos futuros y diseñar políticas más efectivas y populares. Mientras tanto los críticos de izquierdas deberían ser conscientes de que el ambiente actual es más complicado que el de hace unos años ya que se enfrentan a dos corrientes distintas: por un lado, aquella promulgada por parte de la élite económica que continúa defendiendo la profundización de la expansión mercantil global; por otro lado, otra promulgada por la derecha nacionalista que se apoya en el miedo como respuesta a los problemas actuales. Para tener éxito, la oposición progresista a la globalización deberá elaborar un discurso crítico con la excesiva liberalización comercial y financiera pero, a la vez, entusiasta con la mayor interacción entre individuos y colectivos a nivel global que se ha dado en las últimas décadas. Agenda Pública 8/18 A_PMAGAZINE 48 octubre 2016 PROYECTO EUROPEO Firmado por: Gemma Pinyol el Miércoles 5 octubre 2016 LAS VELEIDADES PELIGROSAS QUE ESCONDE EL REFERÉNDUM HÚNGARO El pasado 2 de octubre se celebró en Hungría el denominado “referéndum de las cuotas” con la siguiente pregunta “¿Quieres que la Unión Europea pueda aplicar el reasentamiento obligatorio de los ciudadanos no húngaros en Hungría, incluso sin la aprobación de la Asamblea Nacional?”. Antes de hablar de este referéndum, tres datos y un apunte sobre ciudadanía y extranjería en Hungría: Con datos del censo de 2011, en Hungría, un país que ronda los 9.800.000 habitantes, hay 644.524 ciudadanos/as que forman parte de alguna minoría nacional, lo que supone el 6,56% de la población total del país. Entre estas minorías, la comunidad roma (315.583 personas) y la alemana (185.696), seguidas por las comunidades húngaras de origen croata, rumano y eslovaco entre otros, todas ellas con cifras mucho más reducidas que en ningún caso superan las 40.000 personas por colectivo. Según datos de Eurostat, en Hungría la población extranjera la conforman 475.500 personas, lo que supone el 4,8% del total de la población del país. De esta población extranjera, un 3,1% (unas 309.000 personas) han nacido en otro país comunitario, y un 1,7% (en torno a 165.900 personas) en un país no-UE. En 2014, Hungría recibió 41.215 solicitudes de asilo en primera instancia, que se incrementaron a 174.435 en 2015. Hungría se convierte así en el segundo país después de Alemania en recibir el mayor número de solicitudes (13,9% en Hungría y 35,2% en Alemania), principalmente procedentes de Siria, Afganistán y Kosovo. El porcentaje de rechazo de estas solicitudes en Hungría es superior al 90%. En Hungría, la preferencia por los húngaros étnicos (magyar), ciudadanos del Estado húngaro o no, se encuentra en muchas de las leyes nacionales, desde la ley de naturalización hasta la regulación de visados, permisos de residencia o empleo entre otras. El proceso de incorporación de Hungría a la Unión Europea supuso la necesidad de articular cambios en buena parte de su legislación, especialmente aquella vinculada a la nacionalidad (extendiendo la preferencia a los ciudadanos UE), aunque en general en su redactado se ha evitado el uso de las expresiones como ciudadanía europea o ciudadanos comunitarios. Todo este marco legislativo, suele justificarse con la larga y compleja historia húngara, y a la necesidad de garantizar la identidad étnica húngara, amenazada por los distintos Agenda Pública 9/18 A_PMAGAZINE 48 octubre 2016 procesos históricos del país. Recapitulando, en Hungría residen hoy poco más de un millón de personas (entorno al 11% de la población), la mayoría de las cuales son nacionales húngaros o de otro país UE, que comparten no ser magyares como el 89% de la población. Y desde la llegada al gobierno de Orbán, esto los convierte en un problema. Con un discurso público permisivo con las expresiones de odio -cuando no incitador de las mismas- no debería sorprendernos, lamentablemente, que en la Hungría de hoy, las expresiones del presidente Orbán sobre la amenaza que los migrantes suponen para la identidad europea no suenen tan extrañas a sus conciudadanos como a (la mayoría) de sus socios europeos. Se ha ido creando un estado de opinión que no deja de sorprender, especialmente por el contraste entre las cifras y las percepciones. Y por la intensidad de estas últimas. Fuente: Pew Research Center Agenda Pública 10/18 A_PMAGAZINE 48 octubre 2016 Fuente: The Economist Además, en los últimos años, Orbán se ha ido consolidando como una voz estridente entre los socios europeos, enfatizando una visión iliberal de la democracia que no sólo pone en riesgo derechos y libertades individuales, sino que se basa en una idea de la ‘comunidad’ restringida a unos pocos, que no tiene por qué tolerar incidencias externas. A lo anterior se suma ahora, inevitablemente, un discurso despreciativo contra la burocracia de Bruselas y, por extensión, la Unión Europea. Mientras las minorías y la población extranjera rompen la imagen (re) creada de comunidad de Orbán -hay pocos países en Europa que tengan una historia étnicamente tan diversa como los herederos del Imperio austro-húngaro-, la Unión Europea se ve como una imposición malintencionada a la soberanía nacional. La construcción de este doble discurso xenófobo y euroescéptico ha permitido a la Hungría de Orbán –junto con sus socios del Grupo de Visegrado– convertirse en una de las voces más críticas ante cualquier intento de la Comisión Europea de responder de manera conjunta a la cuestión de los refugiados. Agenda Pública 11/18 A_PMAGAZINE 48 octubre 2016 En este contexto se celebra el referéndum del pasado 2 de octubre, centrado en debatir si Hungría debe cumplir con su palabra de acoger 1.294 personas refugiadas provenientes de Grecia e Italia (el primer compromiso de reubicación adquirido en setiembre de 2015). Y lo hace con una pregunta abierta, confusa y con consecuencias jurídicas poco claras (no sólo ahora que no se ha ganado: tampoco queda claro que hubiera pasado en caso contrario), que enfatiza la imposición europea sobre la soberanía del parlamento húngaro y en una campaña donde ha primado el discurso del miedo que vincula la acogida de estas poco más de mil personas con una cuestión de seguridad nacional. Pero la pregunta del referéndum esconde una mentira, una excusa y un peligro. Una mentira porque en el marco europeo, las competencias en materia de inmigración y asilo son nacionales. El Tratado obliga a proteger a los refugiados y a una acción solidaria cuando los números lo requieren, pero el cómo esta acción debe llevarse a cabo está en manos de los Estados que, a pesar de los acuerdos alcanzados en los Consejos Europeos, los estados tienen margen para modificar sus posturas. De hecho, Hungría ya lo hizo cuando en septiembre del año pasado se negó a participar en la ampliación de las cuotas de reubicación para personas refugiadas. ¿El resultado? Hungría quedó fuera de los países que, como Italia y Grecia, deberían recibir ayuda para reubicar a las personas refugiadas. Pero según el gobierno de Orbán, la Unión Europea (sic) sigue imponiendo en Hungría una política migratoria común (que por cierto, simplemente no existe). ¿Por qué, entonces, hacer votar una postura que puede defenderse en un Consejo Europeo? En segundo lugar, una excusa porque la pregunta no se centra en la cuestión sensible y real que debe afrontar el gobierno húngaro: la gestión de la acogida de las personas refugiadas. Nadie puede discutir el volumen de personas que llegaron a las fronteras húngaras antes de qué se cerrara la denominada ruta de los Balcanes. Pero el gobierno de Orbán, en lugar de plantear la cuestión en términos de fronteras exteriores y solicitar ayuda y apoyo de sus socios europeos, buscó malgestionar estas entradas para crear una situación de caos e inseguridad. Nadie olvida las imágenes de personas que buscaban refugio siendo perseguidas por la policía, atrapadas entre perímetros enrejados que se instalaban rápidamente, pero en los que no se habilitaban ni se daban servicios o condiciones mínimas de acogida. Las pésimas condiciones de acogida de las personas refugiadas; la falta de orden en la atención primera -que ha permitido imágenes de policías controlando un desorden ‘organizado’- y un laberinto burocrático que dificulta la obtención del asilo o cualquier tipo de protección humanitaria en Hungría, son ejemplos claros de cómo no hacer nada puede generar problemas mayores. Amnistía Internacional ya advirtió en su momento que los líderes europeos debían organizarse, no ‘orbánizarse’, haciendo referencia a la mala gestión del primer ministro húngaro. De este modo, ha sido mucho más fácil centrar la atención en las cuestiones de seguridad, centrándose en la militarización de las fronteras húngaras y la construcción de un discurso de odio y de criminalización de las personas refugiadas, especialmente las de religión musulmana. Y finalmente, en tercer lugar, un peligro, porque el referéndum organizado por el gobierno de Orbán quiere rentabilizar esta ‘construcción’ de los refugiados y la Unión Europea como problema. El referéndum no busca dar respuestas reales sino caldear y mantener un cierto nivel de tensión en la opinión pública, para que ésta continúe en la demonización de los refugiados, los migrantes y la Unión Europea, todo en un mismo paquete. Y abre la puerta a una vulneración clara del derecho de asilo, pilar fundamental del derecho internacional público. Lo triste es que a pesar de haber ‘perdido’ (el resultado no puede vinculante al no haberse alcanzado el 50% requerido de participación), está aún por ver si este resultado debilitará los posicionamientos de Orbán o le permitirán continuar su particular cruzada en el interior del país y hacia la Unión Europea, cuyas reglas pretende primero ignorar y después modificar sustancialmente, esgrimiendo para ello un supuesto sentimiento popular de alienación al proyecto. Agenda Pública 12/18 A_PMAGAZINE 48 octubre 2016 Añadido a este peligro está la pasividad de los socios europeos, de la propia Comisión Europea y, seguramente, de buena parte de la ciudadanía europea que nos escandalizamos ante estos discursos, pero no somos capaces de canalizar una respuesta distinta. En 2012, la por entonces Comisión Barroso inició un procedimiento contra Hungría por no adecuar correctamente distintas disposiciones legales relativas al sistema bancario y judicial del país. Que después de lo que hemos vivido estos últimos meses nadie haya levantado la mano para sacar ni siquiera una tarjeta amarilla a Orbán, no deja de ser preocupante. Impide tomar las medidas mínimas en relación con el refugio y dar respuesta a las situaciones extremas en las que se encuentran muchas personas. Y debilita, aún más, el proyecto europeo que se basa, y sólo hay que releerse la Carta de Derechos Fundamentales de la Unión Europea, (incorporada a los Tratados) en “los valores de dignidad humana, libertad, democracia, igualdad, Estado de Derecho y respeto a los derechos humanos”, y que añade que “las sociedades de los Estados miembros se caracterizan por el pluralismo, la tolerancia, la justicia, la solidaridad y la no discriminación”. Si no somos capaces de hacer cumplir las reglas del juego en todos los ámbitos, los tramposos pueden llegar a poner en riesgo toda la partida. Agenda Pública 13/18 A_PMAGAZINE 48 octubre 2016 AGENDA GLOBAL Firmado por: Rafael Grasa el Lunes 3 octubre 2016 UN ‘NO’ INESPERADO Lo inesperado ha sucedido. Los políticos, la comunidad internacional, las FARC, la sociedad civil, las empresas encuestadoras, incluso buena parte de los que defendían el no, se han encontrado con la sorpresa: en el plebiscito que ponía fin a la guerra y permitía abrir el camino de la construcción de la paz en Colombia ha ganado el no. Y no valen paños calientes: aunque la diferencia sea solo de 60.000 votos, la victoria y la derrota han sido claras. Tanto por el alto número de votos anulados (170.000), como por el hecho de que el sí debía ganar de forma clara y contundente, dado el apoyo de todos los partidos políticos, menos el Centro Democrático del expresidente Uribe, y de la maquinaria gubernamental. Intentaremos analizar lo que ha sucedido, por qué, y qué panorama se abre ahora, con un país que está todavía más polarizado y dividido que en las elecciones presidenciales del 2014. Dos Colombias La votación refleja dos Colombias: el país que ha votado, 13 millones de personas (37% del censo), demediado y polarizado; el gran país silente, el 63% que se ha abstenido. Comparada con otras elecciones (descuento referendos que no tuvieron validez por no llegar al umbral mínimo de participación entonces del 25%), es la abstención más alta desde hace 22 años. Habida cuenta de que en las dos vueltas de las presidenciales del 2014 fue del 60% Y 52% es muy alta, pero no atípica: la abstención estructural es un rasgo endémico del sistema colombiano. Además, ha sido selectiva, lo que exige afinar el análisis: hay tasas de abstención entre el 73% y el 80% en territorios en los que ha ganado el sí (Vichada, Amazonas, Magdalena, Atlántico, Bolivar, Vaupés, La Guajira). En suma, el rasgo recurrente es que la mayor parte del país ha seguido sin acudir a las urnas, esta vez por una combinación de costumbre habitual y de falta de movilización y/o de incentivos para la ocasión concreta. No se ha percibido la oportunidad histórica que la consulta suponía, y ello tiene que ver con la forma tradicional de manejar la participación de las élites políticas y los aparatos de partido. Quedará para otro momento analizar los defectos y errores de campaña, importantes, así como algunos hechos que han podido incidir en pro del no: meteduras de pata gubernamentales; decisiones tomadas en momento inoportuno, como la inhabilitación judicial con años de retraso al procurador Ordóñez); declaraciones y entrevistas arrogantes de las FARC. Motivos para la esperanza Hay, empero, dos noticias positivas. Primero, que en las poblaciones y comunidades más castigadas por la violencia de todos los actores armados, el sí se ha impuesto con claridad. Una vez más, como ha pasado en todos los países que transitan de la violencia a la paz, lo mejor viene de las víctimas y de su capacidad enorme de reconciliación. Hay motivos para la esperanza Agenda Pública 14/18 A_PMAGAZINE 48 octubre 2016 . La segunda, que, mal que pese y pese al resultado inesperado, la democracia participativa, presente por primera vez en Colombia a partir de la Constitución de 1991, ha funcionado bien: los electores se han pronunciado, han sido determinantes y soberanos, aunque no guste el resultado. Y eso siempre es bueno: las consultas directas quizás las cargue el diablo, pero sin ellas la democracia es imperfecta y a veces solo infierno permanente. Dos caminos a explorar Y ¿ahora qué? Lo cierto es que reina el desconcierto. No había plan B y habrá que inventarlo. Ayer hubo dos noticias positivas al comentar los resultados. Tanto el presidente Santos como las FARC reaccionaron diciendo que no se volvía a la guerra: el presidente mantiene el alto el fuego como comandante en jefe y las FARC mantienen su compromiso de luchar solo con palabras. Adicionalmente, en su alocución asumiendo el no y su gestión, el expresidente Uribe, aunque pidió a las FARC que se concentren igualmente en los 31 puntos previstos en el Acuerdo, se mostró partidario del diálogo, de un pacto nacional y de hacer concesiones a las FARC. Ha logrado lo que quería, participar en la solución del problema. De momento, el presidente Santos ha llamado a consultas a los partidos y se creará un Diálogo Nacional. Jurídicamente hay dos caminos a explorar, no incompatibles:renegociar –quizá a través de la Mesa de Diálogo con el ELN que debía anunciarse en breve– y convocar una Asamblea Constituyente. Todo está abierto, pero las reacciones, menos polarizadas de momento que la campaña, dejan resquicios de esperanza si se supera la inacción y se evitan acciones unilaterales. Ver el abismo suele generar esfuerzos innovadores para evitar precipitarse en él. Agenda Pública 15/18 A_PMAGAZINE 48 octubre 2016 PROYECTO EUROPEO Firmado por: Cristina Ares Castro-Conde el Lunes 3 octubre 2016 NO, LA UE NO ES “EL SALVAJE OESTE” Juncker lo tiene claro. En su discurso del estado de la Unión de 2016 nos ha recordado que la UE es una economía social de mercado, no “el Salvaje Oeste”, y que está para preservar el modo de vida europeo. En esta comunidad hay valores, ha subrayado también. La solidaridad –incluso ha contado las veces que aparece esta palabra en los Tratados: 16- “es el elemento aglutinante que mantiene unida nuestra Unión”. Así es. Pero también que en la ´urbanización Europa´ los dueños de las fincas están dejando poco margen al presidente, quien este año ante la Asamblea no ha podido más que comprometer un aumento de la vigencia y la capacidad financiera de su Plan de Inversiones (de 315.000 millones a 500.000 hasta 2020) y la creación de un “Cuerpo Europeo de Solidaridad” para facilitar el voluntariado transnacional de los jóvenes. Dos días más tarde, se han reunido en Bratislava los Jefes de Estado y de Gobierno, quienes nos han confirmado, por su parte, que la baja británica preocupa más bien poco, e indicado que agendemos la celebración del 60 aniversario de la UE en Roma el marzo próximo. Será en primavera, o al final del verano, tras los comicios en Alemania y Francia, cuando empiecen a hablar del futuro de Europa. Mientras tanto, en la comunidad se ocuparán de controlar mejor las fronteras exteriores y de temas de seguridad. Agenda Pública 16/18 A_PMAGAZINE 48 octubre 2016 Finalmente, hemos observado los quebraderos de cabeza de los vecinos que han decidido marcharse, pero preferirían no tener que oír que no podrán seguir haciendo uso de las instalaciones comunes, perderán sus derechos, y aun así están obligados a cursar la solicitud de baja conforme a las normas de la comunidad que por ahora continúan primando también en su finca. Lo acaba de recordar su Cámara de Lores: no se puede salir de la Unión si no es invocando el art. 50 TUE, de conformidad con la Constitución del país, y este precepto pone en marcha un contador de dos años que deja al Reino Unido en una pésima posición negociadora. Para los Lores “sería constitucionalmente inapropiado que el Ejecutivo actuase en base a un referendo consultivo, particularmente uno con consecuencias tan significativas a largo plazo, sin la aprobación explícita del Parlamento”. De hecho, consideran imprescindible el consentimiento de las dos Cámaras para invocar el art. 50 TUE, su participación en el proceso de negociación que a continuación se abriría, y la aprobación parlamentaria de los términos finales del acuerdo de salida (si lo hubiese en el plazo de dos años). Recordemos que el Reino Unido no tiene Constitución escrita. Su máxima expresión formalizada son los Parliamentary Acts, acuerdos del Parlamento adoptados por mayoría y dotados de forma consuetudinaria de un rango normativo superior. La salida de la UE para los ciudadanos británicos significaría la pérdida de los derechos recogidos en la European Communities Act de 1972 y la European Parliamentary Elections Act de 2002. En resumen, se inicia el curso político en Bruselas y los ciudadanos también debemos hacer balance del estado de la Unión. Los del fondo de la urbanización, quienes pagaban cuota pero nunca tuvieron claro si su casa quedaba dentro o fuera, quieren desvincularse, aunque se resisten a admitir que dejarán de acceder a las piscinas. Las reformas necesarias en los espacios comunes se retrasan a después de las elecciones de primavera y verano en las fincas francesa y germana, con disgusto de algunos, por ejemplo, en villa Italia. El presidente de la comunidad cada vez se parece más a un abuelo Cebolleta y menos al guardián de los intereses comunes de la propiedad en la que tantos otros desearían vivir. La salida del Reino Unido será un proceso largo e incierto, con grandes consecuencias para toda una generación de británicos, y en nuestras manos está evitar que no sea el principio de algo más grave. Juncker ha confesado en el Parlamento Europeo que tiene la impresión de que muchos parecen haber olvidado qué significa ser europeo. No le falta razón, pero esa reflexión es propia de un café entre usted y yo, no del Presidente de la Comisión Europea ante su Asamblea en ausencia de asunción de responsabilidad alguna y una batería de medidas acorde a la entidad del problema. Los británicos son como son, pero el día 23 de junio sencillamente han reaccionado como demócratas a la falta de control sobre el proceso político provocada por el desplazamiento de su izquierda hacia posiciones económicas más liberales y el abandono de los valores tradicionales por parte de su derecha de toda la vida. La realidad es que, debido al comportamiento de los partidos mainstream en los Estados, las particularidades de la toma de decisiones a nivel europeo (supermayorías en el Consejo de la UE y el Parlamento Europeo) y el sesgo ideológico de algunas políticas macroeconómicas de la Unión, en general los ciudadanos europeos con preferencias distintas a las social-liberales han estado sub-representados. En septiembre de 2016, corregir esta situación debería ser la gran prioridad en la agenda de la UE, a escala supranacional y de forma explícita. Agenda Pública 17/18 A_PMAGAZINE 48 octubre 2016 Publicado en Agenda Pública, un servicio nacido con el objetivo de ofrecer análisis de la realidad jurídico-política, económica y social de España a partir del conocimiento que generan investigadores y analistas de las ciencias sociales en las universidades y centros de investigación. EQUIPO_DIRECTIVO MARC LÓPEZ PLANA Director ARGELIA QUERALT JIMÉNEZ JOAN RODRÍGUEZ TERUEL ver perfil Directora Editorial Director de Estudios ver perfil ver perfil AGENDA_PÚBLICA, S.L. Desde enero de 2014 somos una empresa formada por 22 socias y socios que han aportado entre 300 y 6.000 euros cada uno de ellos: Ricardo Alonso García Sonia Alonso Saenz de Oger Astrid Barrio López Estudio de Sociología Consultores, S.L. Isabel Fernández Torres Julio González García Pablo González Saquero Diego Hidalgo Schnur Marc López Plana Andrés Ortega Klein Carmen Plana Prades Argelia Queralt Jiménez Juan Rodríguez Teruel Carlos Solchaga Catalán Salvador Vives López Jaume Collboni Cuadrado Rosa Galán Sánchez Paloma Herranz Embid Joaquim Molins López-Rodó Joan Queralt Jiménez Edgar Rovira Sebastià José Antonio Zarzalejos Nieto ¿Quieres saber más? Suscribete al servicio premium: Análisis y Prospectiva El servicio de análisis y prospectiva de Agenda Pública ofrece el mejor análisis prospectivo sobre la política, las políticas y la economía en España y en Europa en español y en inglés. Más concretamente, el análisis que ofrecemos estará más centrado en la intersección de la política (análisis electoral, la formación de coaliciones, la estabilidad política) y políticas (diagnósticos de las principales debilidades económicas, el análisis de las reformas estructurales, los posibles cambios regulatorios) que en las reacciones a corto plazo a los acontecimientos del día a día de la política y la economía. Este servicio cuenta con un entorno web de acceso restringido a los suscriptores y que alojará el contenido de las notas de análisis así como otros productos complementarios. Agenda Pública 18/18 www.agendapublica.es