VI SESIÓN

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Richard Villavicencio Saldaña
VI SESIÓN
INTERPRETACIÓN DEL ACTO JURÍDICO
1.- CONCEPTO
Para algunos juristas interpretar un acto jurídico, es establecer su verdadero sentido y
alcance. Consiste en indagar la voluntad efectiva y real del agente o sujeto de la relación
jurídica al celebrar el acto jurídico unilateral o de la voluntad común de las partes, si se trata
de actos jurídicos bilaterales.
En síntesis, interpretar es establecer el contenido exacto de la manifestación de la voluntad,
de los sujetos o de las personas de la relación jurídica civil.
Leon Barandiaran estima que se interpreta un negocio jurídico en cuanto es posible
de
entenderse en el sentido determinado por las partes.
El Jurista italiano Messineo, considera que la interpretación del negocio vale tanto como la
investigación del significado efectivo del mismo, que siempre es claro y patente, ya se trate de
una o varias manifestaciones de la voluntad cuando se agotan todas las reglas o métodos de
interpretación del acto jurídico y en el ámbito de la lógica jurídica queda la duda sobre la
interpretación exacta del acto jurídico, la ley interviene para permitir la interpretación de la
declaración dudosa.
No deben confundirse las normas de interpretación con las normas supletorias, es decir con
aquellas que regulan los efectos del acto jurídico a falta de voluntad contraria por mas que
tengan con éstas mucha afinidad.
Las normas supletorias presuponen la falta de voluntad, entre las partes, por lo que existiendo
un vacío se accede a esas normas, en tanto que las normas interpretativas suponen una
voluntad no claramente manifestada.
Las normas interpretativas no deben considerarse como normas doctrinales y que no tienen
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por lo mismo valor jurídico, son verdaderas normas jurídicas porque constituyen criterios
legales y no simples criterios lógicos, por ello no pueden violarse impunemente.
2.- TEORIAS DE LA INTERPRETACIÓN
2.1.-
TEORIA DE LA VOLUNTAD .- Es la teoría sostenida por la doctrina Francesa,
con influencia del derecho romano y considera que para hallar el verdadero sentido de
un acto jurídico debe establecerse cual ha sido la voluntad real de los agentes o sujetos
de la relación jurídica, de tal modo que la voluntad prevalece sobre lo que aparece
como declarado.
Sin embargo, cabe advertir que en ésta teoría no se trata de atribuir valor a una
voluntad intimista, agnóstica, sino a una voluntad demostrada por una medio de una
conducta exteriorizada.
2.2.-
TEORIA DE LA DECLARACIÓN .- Es sostenida por la doctrina alemana, y
considera que la interpretación debe hacerse de acuerdo a lo expresado, tal y
conforme aparece, prescindiéndose de la voluntad interna no contenida en la
manifestación o declaración.
Frente a estas dos teorías de carácter absoluto y exclusivistas, han surgidos
dos nuevas teorías
2.3.-
TEORIA DE LA RESPONSABILIDAD CIVIL .-Esta teoría se encuentra
fundamentada doctrinariamente casi en los mismos términos de la teoría de la voluntad,
disminuyendo su carácter absoluto al sostener que no basta sólo establecer la voluntad
de las partes y su prevalencia sobre lo declarado sino también determinar las
responsabilidades que las partes de la relación jurídica han asumido.
2.4.-
TEORIA DE LA CONFIANZA O TEORIA DE LA BUENA FE .- Esta teoría se
encuentra fundamentada doctrinariamente casi en los mismos términos de la teoría
alemana de la declaración, disminuyendo su carácter absoluto al sostener que no basta
sólo lo declarado por las partes para interpretar el acto jurídico sino que debe
establecerse la buena fe y confianza de las partes al celebrar el acto jurídico.
3.-
REGLAS DE LA HERMENEUTICA EN EL C.C. DE 1984
3.1.-
INTRODUCCIÓN : El Proyecto del código civil elaborado por la Comisión
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reformadora , trató de contener en 8 artículos las 13 reglas de hermenéutica del
derecho comparado; sin embargo, el Proyecto elaborado por la Comisión Revisora
refundió dichas normas en tan sólo en 3 artículos, tal y conforme se encuentran
redactadas en el C.C. de 1984. Dichas normas de interpretación corresponden a los
Arts. 168°, 169° y 170°, comprendidos en el título IV del Libro II del C.C. vigente.
3.2.- ARTICULO 168 del C.C. .- El dispositivo preceptúa que el Acto Jurídico debe ser
interpretado conforme a lo expresado en él y según el principio de la buena fe.
Esta norma tiene su antecedente en el art. 1328° del C.C. de 1936, que establecía que
los contratos son obligatorios en cuanto se halla expresado en ellos, y deben ejecutarse
de acuerdo a las reglas de la buena fe y la común intención de las partes.
Al no haberse considerado en el Art. 168º, la común intención de las partes, el código
civil de 1984 ha tomado como fuente a las teorías de la declaración y de la confianza o
de la buena fe, también denominada teoría objetiva, de este modo lo que antes se
aplicaba solamente a los contratos, ahora se ha hecho extensiva a todos los actos
jurídicos.
En cuanto a la buena fe, hay que entenderla en el sentido que la teoría se sustenta en
la validez a priori de la manifestación de la voluntad, si el destinatario ha actuado de
buena fe, esto es, confiando en la declaración y su correspondencia en la actuación y
manifestación de la voluntad sin mala intención, respecto a las consecuencias o
resultados que se deriven del compromiso jurídico respectivo, en consecuencia la
declaración produce todos sus efectos.
Por el contrario si la declaración no genera la confianza en quien la recibe, la falta de
correspondencia con la voluntad hace ineficaz el acto jurídico.
3.3. ARTICULO 169° DEL C.C. .- El dispositivo establece que las cláusulas de los negocios
se interpretan las unas por medio de las otras atribuyéndose a las dudosas el sentido
que resulte del conjunto de todas, esto significa, pués, que para interpretar un acto
jurídico hay que vincular las cláusulas, contenida en dicho acto, unas con otras, por
cuanto el acto jurídico tiene un carácter integrador, representa un continente
normativo, luego ninguna cláusula posee un sentido anárquico o autárquico, vale decir,
existencia, independencia y autonomía por sí sola con prescindencia de los demás.
Las cláusulas son parte de un todo que representa el acto jurídico, no pueden haber
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por lo tanto contradicciones entre ellas .
En cuanto a las cláusulas dudosas debe tenerse en cuenta las siguientes reglas de
hermenéutica:
1°.- Producida una duda, ya sea en el acto jurídico o en una cláusula del acto jurídico, la
interpretación procura obtener un efecto adecuado antes de no tenerlo, es decir,
que la elaboración del acto jurídico debe responder a la voluntad destinado a
crear algún resultado, salvo que de la declaración se perciba que no es idónea
para tener efecto alguno.
2 ° .- En los Actos Jurídicos elaborados por una de las partes en formulario o
impresos, en caso de duda la interpretación favorece a la otra parte.
Este caso está referido a la parte fuerte que hace la oferta y es justificable porque
el autor de los enunciados dudosos u obscuros estaba en la obligación de
expresarse con claridad. Son los casos, por ejemplo, de los contratos de
adhesión (telefónica, sedapal, hidrandina, etc).
3°.- En el supuesto que subsistiese la duda, pese a la aplicación de otras reglas de
hermenéutica, deberá actuarse con rigor menos gravoso respecto al obligado si
el negocio fuera gratuito; tratándose de uno oneroso deberá solucionarse en
forma equitativa, es decir, sin perjudicar los intereses de las partes.
4°.- Si la obscuridad es tal, así provenga de una parte de modo que no se puede
determinar lo que se quiso crear jurídicamente el acto jurídico deviene en ineficaz
por falta de consentimiento valedero o por error obstativo.
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ARTICULO 170° DEL C.C.- El dispositivo prescribe que las expresiones que tengan
varios sentidos deben entenderse en el mas adecuado a la naturaleza y al objeto del acto.
Esta norma se refiere pues, a los casos de expresiones ambiguas.
Debe entenderse que en el acto jurídico se puede adscribir ciertas disposiciones o
términos como “da” o “entrega”, cuyo significado puede deducirse del conjunto de la
declaración y debe entendérselas, como que se trata de transferir la propiedad de un bien
a través de la venta, donación, permuta, etc.
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Asimismo debe entenderse el vocablo objeto como sinónimo de finalidad u objetivo y no
como bien o cosa, por ello el Jurista De Cossio, afirma que sería peligroso convertir el
proceso de interpretación en algo puramente subjetivo, puesto que el acto jurídico, una
vez perfeccionado, adquiere cierta autonomía e impone sus propias exigencias.
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