Realzar las estancias de la ciudad. Percepciones del

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Elena Montanari Enhancing Urban Rooms
Ambiente
Realzar las estancias de
la ciudad. Percepciones
del diseño interior urbano
y contemporáneo
Arquitectura
Autoría
Bienestar
Desjerarquización
Diseño
Espacio urbano
Diseño del espacio
Estancias de la ciudad
Diseño integral
Prácticas experimentales
Entre los fenómenos que caracterizan a la investigación y a la
práctica de la arquitectura al inicio del siglo xxi, el creciente
interés y trabajo en el diseño de espacios urbanos se puede
considerar como un paso esencial en la evolución y la eficacia
de las herramientas y estrategias del diseño de interiores,
especialmente como respuesta a los retos planteados por las
ciudades contemporáneas. Mediante el análisis de una selección
de experiencias recientes, el artículo se propone resaltar la
evolución de un enfoque profundamente experimental.
Disposición
Distribución
Espacio de trabajo
Hábitat estratégico
Interactividad
Interioridad
Luz
Nuevos consumidores
Ocupación
Proyecto
Representación
Retail
Sociocultural
Tecnología
Tendencias
Teorías espaciales
Terreno doméstico
Perspectivas disciplinares sobre
el diseño de interiores urbanos
Mientras el contexto de la contemporaneidad parece cuestionar cada vez más las estrategias y las
herramientas tradicionales de la investigación y la
práctica arquitectónicas —anticipando preguntas y
nuevas posibilidades relacionadas con la aplicación
de medios, materiales y tecnologías innovadores;
optimizando cuestiones de comodidad y seguridad;
reconociendo preocupaciones urgentes respecto a
la sostenibilidad y conservación; planteando el problema de la reutilización adaptable del patrimonio
construido; entrelazando posiciones globales y locales; y conectando con fenómenos socioculturales
complejos—, el diseño interior destaca como un
campo esencial para el progreso y la experimentación prácticos y teóricos.1 La importancia creciente
de la disciplina se puede comprobar en la proliferación de debates internacionales, conferencias,
Elena Montanari
“El diseño interior destaca
como un campo esencial
para el progreso y la
experimentación prácticos
y teóricos”
Elena Montanari, doctora en Arquitectura Interior y
Diseño de Exposiciones, se licenció en arquitectura
en el Politecnico di Milano, donde actualmente es
profesora adjunta de diseño interior en la Scuola
di Architettura e Società, e investigadora en el
Dipartimento di Architettura e Studi Urbani (DAStU).
Triple bottom line
1
Peressut, L. B., Forino, I., Postiglione, G. (eds.). Interior
Wor(l)ds. Turín: Allemendi, 2010.
Brooke, G. y Weinthal, L. (eds.). The Handbook of Interior
Architecture and Design. Londres: Bloomsbury Academic,
2013.
proyectos de investigación y bibliografías que han
surgido sobre temas afines, pero también en la expansión de experiencias implementadas y una mayor concienciación respecto a su identidad. En efecto, cada vez es más evidente que sus especificidades
no residen ni en la escala ni en el enfoque propios del
mero diseño de objetos o de superficies individuales,
sino más bien en una aproximación peculiar al proyecto arquitectónico, que sitúa la configuración y el
equipamiento del espacio habitable y su cualidad a
la hora de acomodar a las personas, sus necesidades
y gestos, en el epicentro de todas las actividades relacionadas con la proyección y construcción.2
Este enfoque se puede aplicar a cualquier contexto, escala o tipo de intervención, y en general, a
todos los “módulos espaciales, ‘vacíos’ cerrados y secuencias dinámicas de huecos multiangulares, donde se suceden la vida y las interacciones humanas”. 3
“Lo que llamamos espacio interior no se define
2 De Carli, C. Architettura spazio primario. Milán: Hoepli, 1982.
Ottolini, G. Forma e significato in architettura. Roma y Bari:
Laterza, 1992.
3 Zevi, B. Architettura in nuce. Florencia: Sansoni, 1972, p. 44.
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por la relación negativa o la inversión lógica del ‘espacio exterior’, sino más bien por su ‘interioridad’
genética, su origen y calificación como espacio mismo”.4 Como consecuencia: “La experiencia espacial
que caracteriza a la Arquitectura se despliega por
toda la ciudad, las calles, las plazas, los parques, allá
donde el hombre ha delimitado algún espacio ‘vacío’, en otras palabras, allá donde ha creado espacios
cerrados”. 5 Ciertamente, aunque todos los volúmenes construidos definen un umbral o límite en la
continuidad espacial de la ciudad, ayudando así a
crear distintos tipos de espacios (espacios interiores
definidos por obras arquitectónicas, y espacios exteriores encerrados dentro de estas obras), el hecho
de moverse de un espacio interior a uno exterior en
realidad conlleva moverse de un espacio interior a
otro, de la estancia de un edificio a una “estancia de
la ciudad”.6
La expansión de esta perspectiva disciplinaria
y la implementación del enfoque específico del diseño de interiores en la ordenación de los espacios
públicos, son confirmados y demostrados en varios
estudios, aportaciones e intervenciones recientes en
ese campo. De hecho, los proyectos relacionados con
la definición o recalificación de las “estancias de la
Elena Montanari Enhancing Urban Rooms
ciudad” parecen basarse cada vez menos en la simple renovación de superficies o en la incorporación
de objetos individuales (por ejemplo, mobiliario
urbano) y cada vez más en la evaluación de la calidad global del lugar; en la relación y la coherencia entre los distintos elementos que connotan el
espacio “contenedor” y el espacio “contenido”;7 en
su capacidad de ser a la vez —y de manera coherente— funcionales y formales, así como de destacar
cuestiones de representación, fomentar el atractivo
social y cultural, identificar o satisfacer necesidades
y/o comportamientos colectivos.8
Realzar estancias urbanas en la ciudad
“reconquistada”
El creciente interés por realzar las estancias urbanas
para producir experiencias y contenidos significativos está relacionado con un aumento general de los
esfuerzos dedicados a reactivar los espacios públicos abiertos, consolidados a lo largo de las últimas
décadas.
La importante atribución de significados y actividades que caracterizó a los espacios urbanos en las
4 De Carli, C. Op. Cit., p. 362.
5 Zevi, B. Saper vedere l’Architettura. Turín: Einaudi, 1948,
p. 32.
6 Si “La arquitectura se deriva de la creación de una
estancia”, tal y como afirmó Louis I. Kahn, una plaza o
una calle es “una estancia por consenso. Una estancia
comunitaria, cuyas paredes pertenecen a los donantes […]
y cuyo techo es el cielo”. Fragmentos de Drawings for the
City/2 Exhibition, 1971.
7 Según el prestigioso historiador del arte y del diseño
Renato De Fusco, todos los espacios interiores se definen
por la relación entre “contenedor” (involucro: la suma
de superficies y objetos que configuran un espacio) y
“contenido” (invaso: el espacio donde acontece la vida
humana y las interacciones). En: De Fusco, R. Storia
dell’arredamento. Turín: UTET, 1993.
8 Cuando afirmó: “Una ciudad es el lugar de las
disponibilidades […] donde un niño pequeño, al
atravesarlo, tal vez vea algo que le revele lo que quiere
hacer de su vida”. Louis I. Kahn destacó el poder del
entorno urbano para estimular la imaginación y fomentar
la consciencia de uno mismo. En: Scully, V. Louis I. Kahn.
Nueva York: Braziller, 1962, p. 12.
1 Karin Zeitlhuber y Richard Zeitlhuber, Ilgplatz, Viena (Austria), 2004. Cortesía de Karin Zeitlhuber y Richard Zeitlhuber.
ciudades históricas9 se vio drásticamente reducida
a principios del siglo xx cuando una secuencia de
fenómenos económicos, demográficos y socioculturales empezó a modificar profundamente su estructura, su uso y su sentido. En el contexto europeo, la
repentina expansión de las ciudades como respuesta a los flujos masivos de inmigración, propiciados
por el desarrollo industrial en las zonas urbanas y
la consiguiente demanda urgente de nuevos módulos residenciales, empezó a deconstruir las antiguas
fronteras, alterando completamente las formas tradicionales de espacio urbano,10 y creando de manera
rápida y caótica nuevos núcleos caracterizados por
complejos modelos agregados y una distribución difusa de viviendas y servicios.11 Esta organización territorial generalizada hizo aumentar la importancia
de los vehículos públicos y privados. Los coches pasaron a ser una presencia fundamental, invadiendo
progresivamente las calles, y las plazas, las cuales se
convirtieron en seguida en zonas de aparcamiento.
El consiguiente dominio de los medios de transporte sobre los peatones, la decreciente seguridad y el
empobrecimiento general de los entornos urbanos
(debido, por ejemplo, al predominio de extensiones
de asfalto y a la reducción de las expresiones figurativas y materiales de los suelos urbanos) provocaron
una desafección creciente y un abandono gradual de
las estancias de la ciudad. Estos fenómenos fueron
complementados por el traslado de las actividades
9 Sitte, C. Der Städte-Bau nach seinen Künstlerischen
Grundsätzen. Viena: Verlag von Carl Graeser, 1880.
Romano, M. La città come opera d’arte. Turín: Einaudi,
2008.
1 In Situ-Jourda. Recalificación de las orillas del Ródano.
10 Krier, R. Urban Space. Londres: Academy Editions, 1979.
Trancik, R. Finding Lost Space. Theories of Urban Design.
Nueva York: John Wiley & Sons, 1986.
colectivas que tradicionalmente habían tenido lugar
en espacios públicos abiertos a nuevos “contenedores” comerciales y culturales interiores (que Marc
Augé12 ha definido como “no lugares”), distribuidos,
por lo general, en zonas periféricas.
En los años setenta empezó a surgir un interés
renovado por la calidad del espacio urbano, lo cual
provocó un sinfín de actuaciones destinadas a restaurar la posición del hombre en el centro de las estancias de la ciudad, reactivándolas como puntos de
reunión, intercambio y representación. Los esfuerzos por realzar los espacios públicos abiertos como
lugares habitables empezó con la peatonalización de
las principales plazas en áreas históricas. Eliminando el tráfico de las zonas estratégicas u obstaculizando el acceso automovilístico al centro urbano
y haciendo más atractivos los espacios públicos,
reconfigurando sus programas formales y funcionales, varios centros urbanos fueron “reconquistados” 13 transformados en plataformas animadas de
mercados, encuentros sociales y acontecimientos
culturales. Estas iniciativas de restauración empezaron a extenderse progresivamente por la ciudad,
hasta afectar también a lugares corrientes, llegando
finalmente a entornos marginales y abandonados
(por ejemplo, algunas riberas de ríos, solares desiertos, etc.) y acercándose a las zonas periféricas.
A lo largo de los últimos años, el compromiso
con la restitución de los espacios públicos a las co11 Sieverts, T. Cities Without Cities: An Interpretation of
the Zwischenstadt, Londres: Routledge, 2003.
12 Augé, M. Los no lugares. Espacios del anonimato.
Barcelona: Gedisa, 1993.
13 Gehl, J. Cities for People. Washington: Island Press,
2010.
Lyon (Francia), 2008. Cortesía de In Situ-Jourda.
78
79
30 ELISAVA Temes de Disseny
munidades se ha acentuado gracias a un número
creciente de actuaciones centradas en la recalificación de espacios urbanos no reclamados (por ejemplo, pistas y terrenos deshabitados transformados
en parques infantiles, parcelas comunitarias, escenarios para actividades participativas, etc.); a inversiones en la recuperación de zonas periféricas deshabitadas o baldías (por ejemplo, grandes extensiones
de terreno e instalaciones abandonadas convertidas
en parques plenamente equipados), e incluso por la
atención prestada a espacios no diseñados originalmente para ser habitables, como las zonas situadas
debajo o en el centro de infraestructuras (por ejemplo, pasos subterráneos, rotondas, etc.), calificadas
de accesibles y habitables gracias a acciones específicas y anexionadas a la estructura urbana como
estancias adicionales (e inesperadas).
Este interés creciente por embellecer los espacios
públicos se extiende a todos los dominios urbanos
(e incluso a las zonas periféricas y abandonadas),
y revela una profunda transformación del enfoque
global del diseño de las estancias urbanas. Por una
parte, como el espectacular aumento de la población
urbana14 promueve la expansión y densidad de las
ciudades, llevando a más y más personas a entornos más y más urbanizados, los espacios públicos
son considerados recursos importantes que proporcionan oportunidades cruciales para mejorar la
calidad de las ciudades y la vida de sus habitantes,
propiciando actividades, posibilidades y encuentros
culturales nuevos.
Por otra parte, el cambio en su consideración
originado por la transición de las ciudades históricas a las modernas, como consecuencia de la cual
14 Por primera vez en la historia, la mayor parte de la
población mundial vive en ciudades, y esta tendencia
sigue creciendo. Hace cien años, 2 personas de cada 10
vivían en zonas urbanas. En 2010, más de la mitad de la
población del mundo vivía en una ciudad; en 2030, es
probable que la proporción sea 6 de cada 10 personas.
Fuente: Global Health Observatory.
15 Norberg-Schulz, C. The Concept of Dwelling. Milán:
Electa/Rizzoli, 1985.
16 Gehl, J. Life Between Buildings. Using Public Space.
Copenhague: Arkitektens forlag, 2001.
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Elena Montanari Realzar las estancias de la ciudad
los espacios públicos dejaron de ser zonas colectivas
de residencia y representación15 para convertirse en
zonas conectivas entre volúmenes construidos, dedicados principalmente a la circulación de personas
y vehículos, ha sido superado por una nueva visión
enfocada en la vida entre los edificios16 que cuestiona el papel de los medios arquitectónicos en la evolución de nuevos rituales sociales.
Desde tiempos inmemoriales, las personas se
han reunido en plazas y calles para comerciar, debatir y participar en actividades compartidas, en un
marco espacial propuesto y formado para afirmar
y celebrar un significado o un orden político, religioso o social particular (comunicado por la configuración del lugar o la presencia de símbolos, obras
de arte u objetos de referencia especiales como porches, esculturas, fuentes, etc.17). Hoy en día, roto el
vínculo entre el diseño de las estancias urbanas y la
representación de mensajes identitarios, la relación
entre individuos y la colectividad se ha diluido y
hay una desafección generalizada hacia los espacios
públicos, que se viven de paso.18 Así, la capacidad
que tienen las estancias urbanas de atraer a la gente
y comunicarse con ella parece estar cada vez más
comprometida con los elementos arquitectónicos
que las configuran, organizan, equipan y significan.
La ola febril de intervenciones de las dos últimas
décadas recalca el hecho de que la reactivación de los
espacios públicos se persigue a través de un enfoque
más experimental de las estrategias y herramientas
del diseño, las cuales se articulan, modulan y revisan para mejorar la seguridad y la comodidad, pero
también la reconocibilidad, “imaginabilidad”,19 y el
atractivo social y cultural, para facilitar y obtener
17 Choay, F. Espacements. Figure di spazi urbani nel tempo. Milán:
Skira, 2003.
18 Amendola, G. La città postmoderna. Magia e paure della
metrópoli contemporanea. Roma y Bari: Laterza, 2003.
19 Según Kevin Lynch, el término “imaginabilidad” se aplica a la
calidad de un objeto o un espacio físico, creado por sendas,
bordes, barrios, nodos y mojones bien diseñados, nítidos y
significativos. Junto a la legibilidad, nos permite interpretar
la imagen paisajística de la ciudad, percibir sus componentes
(identidad, estructura, significado) y hacer que un lugar resulte
atractivo y vibrante. En: Lynch, K. The Image of the City.
Cambridge, Massachusetts: The MIT Press, 1960.
nuevas formas de interacción y apropiación. Los
nuevos retos y tareas asociados con la calificación de
los entornos urbanos actuales han creado sinergias
más intensas con los principios e instrumentos del
diseño de interiores, desencadenando el desarrollo
de metodologías disciplinares más complejas para
la disposición de los interiores urbanos. Este enfoque renovado resulta de la combinación de diversos
aspectos, entre ellos la mejora de las interacciones
con otras ramas del conocimiento (el interés creciente en la posibilidad que tienen las intervenciones arquitectónicas de influir en las percepciones y
los comportamientos, se ha intensificado con la exploración interdisciplinaria de patrones comunes a
la sociología, la psicología, la antropología, etc.); el
uso de materiales, medios y tecnologías nuevos (que
amplían las oportunidades para desarrollar programas formales y funcionales innovadores, a través de
dispositivos digitales, por ejemplo, que materializan
experiencias interactivas, o en sistemas de iluminación especialmente diseñados que redefinen de manera espectacular la imagen y la significación de los
lugares sin efectuar transformaciones físicas); y la
asimilación de herramientas, lenguajes y prácticas
arquitectónicas no tradicionales, como las obras de
arte que de ser instrumentos para la transmisión de
mensajes políticos, religiosos o sociales que ayudaban a configurar espacios en términos meramente
compositivos, se convierten en elementos arquitectónicos entrelazados con el diseño de superficies y
objetos (mediante una mayor integración con el mobiliario) e influenciando en gran medida la forma, la
función y el significado globales de los espacios.20
Las actuaciones resultantes consisten en complejas manipulaciones espaciales destinadas a animar
20El diseño de interiores urbanos ha desarrollado una
relación más estricta con los lenguajes, instrumentos y
expresiones artísticos, gracias a la creciente introducción
de características espaciales en las obras de arte
contemporáneas. Al experimentar con materiales,
dimensiones y configuraciones nuevos (y, en ocasiones,
al hacerse accesibles) y creando entonces relaciones más
avanzadas con el contexto, estas obras han empezado
a contribuir de manera más activa a la organización,
percepción y significación de plazas, calles y parques.
maneras alternativas de mirar, comprender y usar
los espacios públicos, atribuyendo a cada estancia de
la ciudad una identidad específica, profunda y clara
mediante rasgos formales extraordinarios (como a
través de la introducción de referencias geométricas, materiales o colores concretos o recurrentes) e
interesantes oportunidades funcionales (a través de
mobiliario especial o superficies y objetos multiusos, capaces de inspirar nuevas maneras de caminar,
sentarse, relajarse e interactuar con otras personas).
Estos ambientes renovados se han diseñado para
crear “experiencias” memorables y, finalmente, promover nuevos rituales socioculturales.
Experimentar con nuevos enfoques,
estrategias y herramientas
Las experimentaciones que nacen de este contexto
tan intenso conducen a una serie extensa y diversa
de proyectos de recalificación, desde reconfiguraciones globales site-specific hasta la inserción de un
único objeto catalizador (por ejemplo, un mueble o
una obra de arte cautivadores que suscitan mensajes y prácticas especiales o controvertidos), o renovaciones permanentes de redistribuciones o instalaciones provisionales (diseñadas quizá para crear
nuevas perspectivas o probar soluciones que se podrían aplicar de manera permanente más adelante).
A pesar de la gran heterogeneidad de las tareas, los
métodos y los medios de estas actuaciones, identificamos algunas tendencias que destacan como especialmente preeminentes y prometedoras.
Entre las recientes experiencias en curso, un número significativo de proyectos parecen estar basados en la alternancia o sustitución de características
materiales, formales y funcionales tradicionales y
en la integración de elementos o referencias extravagantes, inesperados y no codificados. Estas configuraciones crean estancias urbanas asombrosas,
llamativas y emocionantes, que invitan a la gente a
interactuar con las superficies, los objetos y los espacios a través de nuevas formas de explorar, usar y
atribuir significado.
81
30 ELISAVA Temes de Disseny
Las funciones de estas intervenciones nacen del
contexto físico y sociocultural de las ciudades contemporáneas, que acosan a sus habitantes con cada
vez más signos, datos y estímulos, originados por
una exacerbada movilidad de conocimientos, imágenes e ideas y una mutación acelerada del paisaje
físico, los paisajes culturales y la dinámica social.
En vista de la consiguiente dilatación del “campo de
la obviedad” 21 y la malinterpretación de lo que es
“interesante” (que muchas veces se confunde con lo
que es “extra-ordinario”), los intentos de reactivar
la relación entre el hombre y los espacios urbanos
dependen a menudo de la posibilidad de crear nuevas oportunidades de interpretación y apropiación
al propiciar la curiosidad, el distanciamiento o la
interacción lúdica. Este enfoque lúdico se materializa en la manipulación del repertorio estereométrico
y matérico que históricamente caracterizaron a la
identidad de calles, plazas y parques, y en la transformación de sus significados expresivos, simbólicos y sociales tradicionales. Aprovechando el hecho de que los bancos, las farolas y las aceras, por
ejemplo, pueden cumplir otras misiones más allá
de sus funciones principales (organizando distintas
zonas, indicando senderos, por ejemplo), estos se
han convertido en objeto de experimentos valientes, combinando innovaciones tecnológicas, temas
ecológicos e investigación artística, 22 modificando
profundamente su apariencia convencional y transfigurándolas a través de procedimientos de modelado orgánico o la atribución de nuevas dimensiones
o características materiales. Las paredes y las verjas
se tuercen, curvan, sobresalen y se expanden para
convertirse en bancos, recovecos (Elías Torres y J.
Antonio Martínez Lapeña, Plaça de la Constitució,
Girona, España, 1993), parques infantiles o caminos
de piedras (Atelier Remy, Playground Fence, Dordrecht, Países Bajos, 2007). Bancos, farolas y balizas
21 Amendola, G. Op. cit., p. IX.
22 Altarelli, L., Ottaviani, R. Il sublime urbano. Architettura
e new media. Roma: Mancosu, 2007.
Elena Montanari Realzar las estancias de la ciudad
se disfrazan o visten de figuras icónicas (Italo Rota,
Foro Italico, Palermo, Italia, 2006). El agua que sale
de los perímetros de las fuentes brota del pavimento
(Christian Drevet, Place des Terreaux, Lión, Francia, 1994) y fluye por caminos y paseos peatonales
(SLA, Jardín urbano Nørresundby, Copenhague,
Dinamarca, 2005) o se evapora en nubes inestables
(Michel Corajoud, Espejo de agua, Burdeos, Francia,
2006). Los pavimentos y las superficies horizontales
se reconfiguran (Bruce Nauman, Square Depression,
Münster, Alemania, 2007), se iluminan (2b_architectes, Place du Molard, Ginebra, Suiza, 2004) o escriben (Gordon Young, Malecón, Morecambe, Reino
Unido, 1996); transmiten mensajes y muestran información, y a veces incluso emiten sonidos (Nikola Bašić, Órgano de mar, Zadar, Croacia, 2005) y se
animan (SLA, Square of the 100 Puddles, Copenhague, Dinamarca, 2005). La funcionalidad de estos
elementos permanece inalterable en sus capacidades
básicas (encerrar un espacio o acoger el cuerpo humano) pero las extraordinarias referencias formales,
materiales y cromáticas enriquecen los artículos con
nuevas posibilidades de uso y de significado.
Además de la manipulación de elementos tradicionales, el proyecto de reactivación del espacio
público también se materializa en la introducción
de objetos inesperados y no convencionales, es decir, presencias catalizadoras destinadas a resignificar el lugar, tales como redes ilegibles suspendidas
sobre zonas de aparcamiento (NL Architects, Das
Netz, Berlín, Alemania, 2007), misteriosas piedras
iluminadas que aparecen en parques y plazas (Monika Gora, Jimmys, varias plazas de Malmö, Berlín
y Copenhague, 2004), enormes bolas rojas inf lables que la gente hace rodar por senderos urbanos
(Kurt Perschke, Redball Project, por todo el mundo,
en curso). Estos cuerpos y superficies evolucionados actúan más allá de su funcionalidad específica
como elocuentes presencias estéticas, llamando la
atención, reorganizando la imagen de los lugares y
promoviendo la interacción. Representan una nueva
generación de mojones.23 Insertados en los ambien-
1 Los bloques grandes que Monika Gora coloca en bosques
y plazas son objetos misteriosos (Jimmys, 2004), aunque la
evidente referencia metafórica a la figura de una roca, que en los
espacios naturales se utiliza como banco, invite instintivamente a
sentarse. Fotografía y derechos de Monika Gora.
tes urbanos de manera más “ligera” (por lo general,
instalados con medios reversibles, desmontables,
reciclables y/o efímeras), en cambio demuestran poderosas capacidades comunicativas.
Dado que “los objetos que percibimos por primera vez nos impresionan inmediatamente”, 24 estos elementos intentan generar un enfoque curioso
e irónico de las estancias urbanas y fomentan una
exploración activa, tanto física como emocional. Al
desencadenar la dinámica relacionada con el juego, 25 proporcionan un pretexto para evitar las buenas maneras y las convenciones sociales (“no pises
los charcos”, “no te subas a los monumentos”, “siéntate bien”), ofrecen aventuras de bajo coste (“mója-
23 Según la definición de Kevin Lynch, los mojones son
“enfoques estratégicos […] insertados en los puntos
de intersección de caminos o en la concentración de
características peculiares”. En: Lynch, K. Op. cit., p. 51.
En la ciudad contemporánea, “Los mojones ya no son
simbólicos, son visuales […] así que no sólo explican
monumentos, sino paneles publicitarios, artículos de
diseño urbano y elementos naturales”. En: Aymonino, A.,
Mosco, V. Architettura a volume zero. Milán: Skira, 2006,
p. 63.
te”, “tira agua”, “quítate los zapatos”, “corre y salta”,
“túmbate en las superficies, objetos y esculturas a
discreción”) y promueven una apropiación personal
del espacio público.
Si analizamos algunas de las intervenciones de
realce basadas en la introducción de características
especialmente evocadoras, detectamos otra tendencia interesante que, curiosamente, funciona en
sentido contrario. En efecto, en algunos casos la inserción de elementos especiales no intenta asombrar
ni sorprender, sino más bien evocar elementos familiares y reconocibles. Este enfoque doméstico se encuentra en las formas, figuras y referencias tomadas
de los espacios de interiores de vivienda, decoración
y mobiliario a la hora de conformar las estancias urbanas, una estrategia que a menudo lleva a diseñar
equipamientos urbanos como sillas (NIP Paysage,
Pause!, Montreal, Canadá, 2005), o superficies como
alfombras (Boris Podrecca, Recualificaciones de la
via Mazzini, Verona, Italia, 1998). Sin embargo,
también podría aplicarse a formas arquetípicas de
las casas, como las cubiertas a dos aguas (Atelier
Oslo y AWP, Lanternen, Sandnes, Noruega, 2008),
la organización, es decir, la disposición espacial
(Collectif Etc., Place au Changement, Saint Étienne,
Francia, 2011) o la estructura, como en la agregación
de estancias (Heri & Salli, Flederhaus, Viena, Austria, 2011). Estos experimentos se proponen impulsar la creación de vínculos emocionales y fomentar
así la sensación de pertenencia en el tiempo y en el
espacio.
A otro nivel, esta tendencia doméstica también
se detecta en los intentos por materializar aquellas
características básicas que permiten a las personas
habitar la ciudad “como si estuvieran en casa”. 26
25 El juego es una actividad libre y voluntaria, que ejerce
un fuerte poder de implicación al ir acompañado de una
sensación de alegría y de tensión, la consciencia de no formar
parte de la vida cotidiana, y la ilusión de vivir un momento
catártico de transgresión. La evolución de homo sapiens a
homo ludens teorizada por el sociólogo Johan Huizinga en
1938 (y anticipada por los futuristas) parece adoptar hoy una
actitud lúdica, flexible y “líquida” nueva, que muestra signos
de prevalecer en las culturas contemporáneas.
26 La Pietra, U. Abitare la città. Turín: Allemandi, 2011.
24 Kandinsky, V. De lo espiritual en el arte. Barcelona: Barral/
Labor, 1986, p.55.
82
83
30 ELISAVA Temes de Disseny
Esta estrategia se centra en una distribución de los
espacios públicos que pueden ser en gran parte accesibles; seguros, pues previene accidentes (al evitar las superficies deslizantes o los obstáculos, por
ejemplo) y garantizan la seguridad (al organizar espacios para facilitar el dominio visual y prevenir así
los actos ilícitos); cómodos, correctamente formados
y adecuadamente equipados; y claramente legibles.27
En otras palabras, la estrategia tiene un programa
formal y funcional evidente, que aplica a umbrales
perceptivos legibles (cambiando materiales y niveles
o la posición de determinados objetos, intentando
organizar circulaciones y distinguir entre distintas
zonas, como vías vehiculares, carriles de bicicleta
y vías para peatones). La importancia de la introducción de estos elementos se ve reforzada por un
enfoque renovado que prefiere valorar cada espacio
concreto en lugar de aplicar soluciones estándares.
Al realzar las estancias urbanas alrededor de los bienes naturales, históricos y/o culturales integrados en
su contexto (a través del diseño para determinado
lugar de objetos y superficies, la elección de materiales locales, etc.), magnificando así su particular
genius loci, 28 estas prácticas se proponen crear vínculos más efectivos entre la identidad de cada lugar
concreto (valorada, recreada o redefinida) y la comunidad.
Otro aspecto del enfoque doméstico se centra en
mejorar la relación entre los espacios y los usuarios,
cada vez más autorizados como actores que efectivamente ayudan a definir las estancias urbanas. Ciertamente, varios experimentos les dan la posibilidad
de interactuar con los equipamientos y los elementos configuradores, y de generar transformaciones
más o menos significantes. Esta estrategia se está
desarrollando a través del uso del mobiliario móvil,
por ejemplo, ya que a pesar de la naturaleza tradicional inalterable de estos elementos, la posibilidad
27 Lynch, K. Op. cit. 1960.
Lynch, K. A Theory of Good City Form. Cambridge,
Massachusetts: The MIT Press, 1981.
28 Norberg-Schulz, C. Op. cit.
84
Elena Montanari Realzar las estancias de la ciudad
1 Ma0. Renovación de la Piazza Risorgimento (Bari, Italia, 2004).
de mover sillas y mesas para reorganizar el espacio
según las necesidades específicas está demostrando
ser especialmente efectiva (Kristine Jensen, Prags
Boulevards, Copenhague, Dinamarca, 2005). En
otros pocos casos, los usuarios pueden cambiar no
sólo la posición sino también la forma y el funcionamiento de las superficies y los objetos. El diseño de
herramientas convertibles o adaptables responde a
distintas demandas (Rogier Martens, Pop-up, Utrecht, Países Bajos, 2010) y suscita unas interpretaciones personales del espacio (West 8, Schouwburg­
plein, Rotterdam, Países Bajos, 1996), pero también
ofrece nuevas posibilidades de interacción entre lugares y personas, así como entre distintos usuarios
(Ma0, Piazza Risorgimento, Bari, Italia, 2004).
Posiciones múltiples, un centro común:
fomentar perspectivas y posibilidades
nuevas en el diseño de las estancias
urbanas
Las diversas estrategias destinadas a realzar las estancias de la ciudad, estén fundadas en la producción de “distanciamiento” (enfoque lúdico) o en la
de “familiaridad” (enfoque doméstico), se centran
especialmente en las personas. La preocupación por
la vida que acontece entre los edificios es el marco
general de un nuevo paradigma en el desarrollo de
ambientes urbanos surgido en las últimas décadas.
La interpretación del espacio público como espacio social o lugar de acción social ha sido inves-
tigado y debatido extensamente (Hannah Arendt,
Jane Jacobs, William H. White, etc.). No obstante,
las ciudades contemporáneas, caracterizadas por
ser escenarios físicos y sociales complejos y siempre
cambiantes, incitan a reflexionar sobre las estrategias y las herramientas implementadas para organizar la forma, la función y el significado de las estancias urbanas. Si el éxito de los espacios públicos
se puede medir por la posibilidad de unir a personas
de distintos grupos culturales en un contexto que
fomenta el disfrute mutuo, 29 hoy en día las dinámicas socioculturales que imperan complican cada
vez más esta función. Fenómenos como la acelerada movilidad de las personas, ejemplificada por el
desplazamiento de grupos e individuos en busca de
una vida mejor y nuevas oportunidades de trabajo y
de estudio, el movimiento globalizado de mercancías y objetos, la circulación de la información, el
conocimiento y las ideas que viajan a una velocidad
sin precedentes, contribuyen a la creación de sistemas culturales con múltiples capas, debilitando los
vínculos comunitarios, diluyendo las identidades de
lugar, etc. Como escenarios de una creciente diversidad de costumbres y de estilos de vida, los espacios
públicos representan zonas de contacto cruciales en
las que “las culturas se encuentran, chocan y luchan
entre ellas”. 30 En esta situación compleja y siempre
cambiante, la investigación detallada y continua de
las reglas que gobiernan los usos culturales de los
espacios urbanos contemporáneos deberían considerarse una condición clave que garantiza la posibilidad de influir en los procesos que convierten a
los espacios en lugares, y efectivamente explotan las
posibilidades del diseño urbano de interiores en la
configuración y promoción de los cambios sociales a
través de experiencias, interacciones e intercambios
constructivos.
29 Carr, S. et al. Public Space. Cambridge: Cambridge
University Press, 1993.
Gehl, J. Op. cit., 2010.
Algunas tendencias identificables en la disposición de las estancias urbanas muestran un gran
compromiso con estas tareas. Los esfuerzos para
lograr que la configuración y el equipamiento de
los espacios públicos sean proactivos a la hora de
crear dinámicas socioculturales se observan en las
iniciativas para acentuar su papel como áreas cívicas, que no sólo acogen el debate público, sino que
también lo generan. El uso creciente de plazas, calles y parques como espacios expositivos especiales
es sólo un ejemplo, una tendencia relacionada con la
creciente colaboración con el arte público y también
con las experiencias de externalización de determinados museos contemporáneos y con el fomento de
prácticas que emplean superficies y objetos como
oportunidades para promocionar la expresión y la
comunicación, difundir el conocimiento y concienciar a la población.
Otro esfuerzo similar es el uso de los espacios
públicos como escenarios de prácticas participativas: el compromiso de la gente con la toma de decisiones, el diseño y los procesos de realización intenta
establecer una nueva consciencia de lugar, facilitar
los encuentros y el diálogo, y ofrecer así nuevas
oportunidades para crear o reforzar las conexiones
y un sentido de pertenencia. Los estudios de algunas iniciativas de participación comunitaria se han
centrado en la elección de elementos connotativos
del espacio (BIG, Topotek 1 y Superflex, Superkilen,
Copenhague, Dinamarca, 2011), o en su implementación (Jaume Plensa, Crown Fountain, Millenium
Park, Chicago, EEUU, 2004), construcción o transformación (Lara Plácido y Sara Bento Botelho, Natureza em Risco, Ponte de Lima, Portugal, 2009).
Más allá del resultado y del éxito de tales experimentos, estas iniciativas empiezan a suscitar cuestiones importantes relativas a las dinámicas socioculturales contemporáneas, y por consiguiente empiezan a
pensar y concebir nuevos desarrollos en el papel que
cumplen los espacios públicos como lugares culturales esenciales para la sociedad del siglo xxi.
30Pratt, M. “Arts of the Contact Zone”. Profession (1991),
p. 34.
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