LA RELACIÓN VALOR-TRABAJO, PRECIO DE PRODUCCIÓN Y PRECIO DE MERCADO A PARTIR DE LOS DATOS DE LA ECONOMÍA ESPAÑOLA. César Sánchez (UNAM, UCM) [email protected], [email protected] Maximilià Nieto (UMH) [email protected] Resumen El trabajo que presentamos es principalmente una contribución empírica al debate reciente sobre la relación entre valores, precios de producción y precios de mercado a partir de datos referidos al caso español (TIO-2000). Los resultados obtenidos, en línea con los de otros autores para otras economías, confirman la mayor capacidad explicativa de los valores-trabajo sobre los precios de mercado en comparación con cualquier otro posible valorbase alternativo que se quiera tomar, mostrando además que no es un problema del índice de correlación o distancia utilizado, como han venido objetando diversos autores. Por otro lado, y con la intención de ampliar el debate teórico, se propone también una posible interpretación alternativa de la relación entre valores y precios de producción a partir de una reformulación del concepto de valor-trabajo como una medida intersectorial. Palabras clave: economía española, teoría del valor trabajo, precios 1 1. Introducción El trabajo que presentamos es principalmente una contribución empírica al debate sobre la relación entre valores, precios de producción y precios de mercado a partir de datos referidos a la economía española con base en las TIO-2000 (tablas insumo producto). Desde una formulación tradicional del debate sobre la llamada “transformación”, el objetivo principal es el de aportar evidencia empírica acerca de la capacidad explicativa de los valores-trabajo para dar cuenta de los precios de mercado, confrontando los resultados obtenidos con los que ofrecen otros posibles valores-base alternativos. Al mismo tiempo, en un plano más teórico, se sugiere una posible interpretación alternativa de este debate a partir de una reformulación del concepto de valortrabajo como una media de tipo intersectorial. Para desarrollar estos propósitos el texto queda dividido en tres apartados. En el primero de ellos (epígrafe 2), presentamos los principales resultados de la investigación, donde se comparan distintas medidas de distancia (DAM y DAMP), de regresión (R 2 ) y angulares (θ), para explorar la relación entre valores-trabajo, precios de producción y precios de mercado, y con el fin de determinar se existe un problema de índice o de correlación espuria, como han venido argumentando diversos autores (Steedman y Tomkins, 1998). En el segundo apartado (epígrafe 3) se comparan los valores-trabajo obtenidos con los de los posibles valores alternativos (65 sectores en total, según TIO-2000), lo que sirve para corroborar la mayor capacidad explicativa del trabajo como fundamento del valor y de los precios de producción. Por último (epígrafe 4), y con la intención de abrir la discusión teórica, en el tercer apartado se expone, junto a la visión tradicional del problema (que es la que ha inspirado el tipo de cálculos ofrecidos en este trabajo), el esbozo de una interpretación alternativa de la relación valor-precio de producción a partir de una reformulación del concepto de valor-trabajo que trata de proporcionar una mayor consistencia teórica y sistematización conceptual a la teoría del valortrabajo (TVT), y que se inspira en los argumentos del filósofo español Felipe Martínez Marzoa (1983). 2 Todos los datos utilizados proceden de dos fuentes distintas: del Instituto Nacional de Estadística (INE) para las Tablas Insumo Producto (TIO) simétrica a 73 sectores para el año 2000 a euros corrientes, y del BBV-IVIE para los datos de capital fijo y vidas medias de los activos. La TIO-2000 se ha reducido finalmente a 65 sectores tras eliminar, conforme a los requisitos teóricos de la TVT, las actividades de no mercado y el sector inmobiliario. Al final del trabajo se incluye un breve Anexo metodológico sobre las categorías utilizadas. 2. Valores, precios de producción y precios de mercado. El objetivo de este punto es examinar la relación de los valores-trabajo con los distintos precios a partir dos tipos de medidas diferentes como son las de distancia y de regresión. Siguiendo la interpretación habitual, llamamos precios directos (d) a los precios proporcionales a los valores (esto es, los valores multiplicados por la expresión dineraria del valor, que se calcula como cociente entre la suma de precios de mercado y la suma de los valores); precios de producción (p) a los precios de coste más la ganancia media; por su parte, los precios sraffianos (s) son una forma particular de precios de producción donde la tasa de ganancia media se pondera sólo al capital circulante; y, por último, los precios de mercado (m) que son los precios efectivos con los que operan los agentes. En la Tabla 1 presentamos los principales resultados. 3 Tabla 1. Distancia (%) entre valores y los diferentes precios, España 2000 Precios directos (d), de producción (p), sraffianos (s) y de mercado (m) Medidas de desviación y (d,m) (d,p) (p,m) (s,m) regresión 1. DAM 12.2% 22.5% 22.3% 18.8% 2. DAMP 11.0% 18.5% 15.8% 18.9% 3. DVN 13.2% 20.4% 15.8% 20.6% 4. Theil 1.1% 3.4% 2.4% 2.3% 9.75 18.36 17.31 13.1 6. C.V. 17.2% 33.2% 31.2% 23.2% 7. d 17.0% 31.9% 30.1% 22.84% 9.0% 16.9% 15.4% 13.2% 9. R2 ajustada 97.8% 94.4% 94.8% 95.7% 10. intercepto 0.038 (0.09) 11. pendiente 0.998 (53.52) 12. F calculada 2864.57 5. θ (angular) 8. Gini 1.293 (1.96) -0.301 (-0.44) 0.720 (1.23) 0.944 (32.75) 1.012 (34.45) 0.969 (7.94) 1072.89 1187.42 1440.17 Nota: Se muestra la t calculada entre paréntesis para los estimadores beta 0 y beta 1, intercepto y pendiente. El rasgo general más destacable de los resultados obtenidos es la mayor proximidad de los precios de mercado a los precios directos, que son proporcionales al tiempo de trabajo, y no a ninguno de los dos precios de producción (p, “marxista”, y s, “sraffiano”). Este es un resultado, en principio paradójico que también han confirmado otros estudios, como es el caso de C&C (1998), o Zachariah (2006). Analizando en primer lugar las medidas (de la 1 a la 8 de la Tabla 1), todas muestran un similar orden de distancias entre los precios. Por ejemplo, para la relación entre precios directos y de mercado (d,m) la desviación media absoluta (DAM) es de 12.2%, mientras que la desviación absoluta media ponderada (DAMP) es de sólo 11%, que aparece como la menor distancia a los precios de mercado. Entre precios directos y de producción (d,p) la DAM es del 22,5% y la 4 DAMP del 18.5%. Como puede apreciarse, los precios de producción sraffianos no parecen aproximarse más a los de mercado (18.9%) que los precios directos y de producción marxistas según la DAMP (15.8%). Pese al cuestionamiento de las medidas de distancia (DAM, DAMP, etc) por algunos autores, como Steedman & Tomkins (1998), que proponen medidas supuestamente independientes de las unidades que se utilicen para medir los precios (θ, C.V. y d, una medida angular, el coeficiente de variación y una medida relacionada de distancia), en nuestro estudio ninguna de ellas altera tampoco la conclusión de que los precios proporcionales al tiempo de trabajo se aproximan más a los precios de mercado. Petrovic (1987) mediante la RC%E1 intentaba que la medida fuera independiente del numerario; Steedman y Tomkins, por su parte, encuentran una forma de relacionar su tan θ con el RC%E; y Díaz y Osuna (2009), desde su perspectiva crítica con este tipo de estudios empíricos2, muestran cómo las principales medidas utilizadas (MAD, MAD, R de Pearson no centrada, etc.) se relacionan como medidas de distancia. Lo mismo puede decirse con las otras medidas de distancia (Gini, Theil3, etc.). Por tanto, y como primera conclusión, a pesar de las habituales objeciones a los índices estadísticos utilizados para medir la asociación o distancia entre los valores y las distintas modalidades de precios, hay evidencia empírica, al margen del índice, que avala la asociación estrecha entre estos vectores y particularmente entre (d y m)4. En cuanto a los resultados obtenidos con el análisis de regresión, vemos que las variaciones de los precios directos determinan en un 97.8% las variaciones de los de mercado. Esta robustez no se limita al coeficiente de determinación, pues la elasticidad del modelo prácticamente unitaria (0.998) es la más significativa de los cuatro modelos, según nos indican las pruebas “t” y “F” calculadas. Si profundizamos en este análisis, examinando la ecuación de cada regresión, podemos verificar estadísticamente la idea de que los valores regulan el movimiento de los precios de producción y éstos a los de mercado. En la Tabla 2 se presentan tres modelos: el Modelo 1 establece la asociación entre di y mi, de manera que los mi se expliquen por los di; el Modelo 2 lo hace entre di y pi, y en el Modelo 3 los mi se explica por pi. Debe destacarse que el modelo de regresión es doble logarítmico, lo que arroja una elasticidad en 5 el estimador principal (el porcentaje de cambio de la dependiente por un porcentaje de cambio de la independiente), además los precios se han multiplicado por la producción bruta sectorial. Tabla 2. Regresiones entre los diferentes precios Modelo log-log: Ln Yi = β0 + β1 Ln Xi + ui Modelo 1 precios de mercado explicados por precios directos ln mi = 0.384 + t (0.091) ln pi = precios de producción explicados t Modelo 3 precios de mercado explicados por precios directos (53.521) F=2864.57 R2=97.81% Modelo 2 por precios directos 0.998 (ln di ) + ui 1.29 + (1.963) 0.944 (ln di ) + ui (32.755) 2 F=1072.899 R =94.36% ln mi = -0.301 + t (-0.448) 1.012 (ln pi ) + ui (34.459) F=1187.43 R2=94.88% Por tanto, como ya vimos en el análisis de distancia, los precios directos explican más el crecimiento de los precios de mercado que los precios de producción. Así, un 10% de crecimiento de los precios directos hace crecer en 9.9% a los de mercado (modelo 1) y 11.2% a los de producción (modelo 2), mientras un 10% de crecimiento de los de producción hacen crecer un 10.1% a los de mercado (modelo 3). Todos los modelos son estadísticamente significativos. Los modelos estrictamente comparables en términos de la R2 (porque utilizan la misma variable dependiente, modelos 1 y 3), insisten en mostrar que son los precios directos los que mantienen una mejor bondad de ajuste que utilizando los precios de producción. Por último, presentamos en la Figura 1 la dispersión entre los diferentes precios a partir de los análisis anteriores. 6 Figura 1. Dispersión entre precios directos (d), de producción (p) y de mercado (m) sectoriales 25.5 25.0 24.5 24.0 23.5 Escala en logaritmos naturales 26.0 23.0 22.5 22.0 ln m ln p ln d 21.5 45 ° 21.0 21.0 21.5 22.0 22.5 23.0 23.5 24.0 24.5 25.0 25.5 Nota: Los datos están medidos en logaritmos neperianos (ln). La línea de 45° muestra los precios proporcionales al valor (ln d), como reguladores de los otros precios, y por tanto, nos sirve de referencia para observar cuanto se alejan los otros precios (ln p y ln m). 3. Valores-trabajo frente a valores-base alternativos Un análisis relevante para comprobar la capacidad explicativa de la TVT es contrastar los resultados obtenidos con los valores-trabajo con los que ofrecerían otros posibles valores-base alternativos (valor-acero, valor-papel, etc.). Como es sabido, algunos autores, como Hogdson (1982) o Roemer (1989), han defendido la utilización de otros valores-base como vía para criticar a la TVT. En la Tabla 3, siguiendo a Cockshott & Cottrell (1997), presentamos los principales resultados de los cálculos para los 65 valores-base alternativos (tantos como los 65 sectores de las TIO-2000, y no sólo de algunos sectores como suele hacerse en la literatura). 7 Tabla 3. Capacidad explicativa de los valores-trabajo frente a los valores alternativos Sector [a n] DAM DAMP θ D R2 1. Agricultura, ganadería y caza 1.6255 1.3285 71.8382 1.1733 2. Selvicultura y explotación forestal 1.0510 0.7582 67.6541 1.1134 0.0247 0.1702 3. Pesca y acuicultura 0.9952 1.3334 67.2045 1.1068 0.1099 4. Ext. antracita, hulla, lignito y turba 0.6116 0.6625 61.5340 1.0231 0.1162 5. Ext.petróleo, gas, urani, torio. 1.2560 0.5583 70.2898 1.1513 0.4165 6. Extracción de minerales metálicos 0.8020 0.9012 59.0341 0.9854 0.1937 7. Extracción de minerales no metálicos 0.8420 0.8947 56.9982 0.9543 0.5652 8. Coq, refino y comb.nucleares 0.5870 0.5144 37.8789 0.6492 0.4790 9. Prod. y dist.de energía eléctrica 0.4376 0.3300 27.3957 0.4736 0.8327 10. Producción y distribución de gas 0.5884 0.5352 41.6870 0.7116 0.5006 11. Capt. dep. y dist. de agua 0.4473 0.3741 39.6866 0.6789 0.6587 12. Industria cárnica 1.1811 1.2870 71.3576 1.1665 0.0908 13. Industrias lácteas 0.9584 1.3018 65.4163 1.0807 0.1090 14. Otras industrias alimenticias 1.1383 1.2543 64.1421 1.0619 0.0646 15. Elaboración de bebidas 1.0035 1.4544 73.8572 1.2016 0.0473 n.d. n.d. 1.5329 07852 16. Industria del tabaco 17. Industria textil n.d. 77.5502 n.d. n.d. 1.2525 0.0684 18. Ind.de la conf. Y la peletería 0.5006 0.4208 34.7777 0.5977 0.6903 19. Industria del cuero y del calzado 1.0464 0.7338 66.3864 1.0949 0.1098 20. Industria de la madera y el corcho 0.7260 0.6411 58.4340 0.9762 0.5473 21. Industria del papel 0.7044 0.5401 59.6912 0.9953 0.3690 22. Edición y artes gráficas 0.3020 0.4464 32.1155 0.5532 0.3394 23. Industria química 0.5551 0.4741 37.3840 0.6410 0.6460 24. Ind. del caucho y mat. Plást. 0.5374 0.5756 39.1717 0.6704 0.4050 25. Fab. de cemento, cal y yeso 1.1587 1.3564 77.2689 1.2487 0.4522 26. Fab. de vidrio y proa. de vidrio 0.8002 0.6979 58.7234 0.9806 0.5026 27. Industrias de la cerámica 0.7189 1.1830 59.0144 0.9851 0.5355 28. Fab. de otros proa. minerales 0.7944 1.3488 64.1527 1.0621 0.4600 0.4100 29. Metalurgia 0.7802 0.7805 50.8032 0.8579 30. Fab.de productos metálicos 0.8029 0.7067 58.0465 0.9703 0.5732 31. Maq. y equipo mecánico 0.6262 0.5233 38.8939 0.6659 0.6882 32. Máq. de oficina y eq. Inform. 0.5175 0.5057 41.3852 0.7067 0.4497 32. Fab. Maquinaria y mat. Eléc. 0.8662 0.7972 58.3186 0.9745 0.5944 33. Fabricación de material elec. 1.1218 0.7145 70.6618 1.1566 0.5839 34. Inst. médico-quirúrg.y de prec. 1.2622 0.9172 71.6123 1.1701 0.0663 35. Fab.de vehí.de motor y rem. 0.7614 0.7849 65.9964 1.0892 0.0829 37. Fab. de otro mat. de Transp. 1.6447 0.6275 66.0107 1.0894 0.2620 38. Mueb. y otras ind. Manuf. 0.4164 0.4689 36.4143 0.6249 0.5237 39. Reciclaje 0.7797 0.8874 59.2662 0.9889 0.2048 8 40. Construcción 0.3689 0.2526 32.0277 0.5517 0.8642 41. Venta y rep. Veh.motor. 0.4437 0.4537 33.0765 0.5693 0.6173 42. Comercio al por mayor e interm 0.4451 0.4525 28.7806 0.4971 0.8130 43. Com. Al por menor; rep.efec pers. 0.4489 0.4293 34.4305 0.5919 0.8244 44. Alojamiento 1.1814 0.5403 75.7732 1.2282 0.2377 45. Restauración 0.4760 0.3674 41.0659 0.7015 0.7052 46. Transporte por ferrocarril 0.6346 0.4364 44.7519 0.7614 0.6946 47. Trans. Terrestre y por tubería 0.5305 0.4699 34.8801 0.5994 0.7056 48. Transporte marítimo 0.5134 0.4560 35.6689 0.6125 0.6440 49. Transporte aéreo y espacial 0.7476 0.4468 65.8399 1.0869 0.4044 50. Act. anexas a los transportes 0.6658 0.4961 50.5896 0.8546 0.5351 51. Act.de agencias de viajes 0.6023 0.4250 49.2004 0.8326 0.7464 52. Correos y telecomunicaciones 0.2382 0.2867 18.3685 0.3192 0.7120 53. Intermediación financiera 0.2391 0.1766 33.6072 0.5782 0.9238 54. Seguros y planes de pensiones 0.4338 0.3021 31.6842 0.5460 0.8144 55. Actividades auxiliares 1.7752 0.5316 78.8830 1.2706 0.1344 56. Alq. de maq. y ens.domésticos 0.5604 0.7021 47.5327 0.8060 0.6427 57. Actividades informáticas 0.3829 0.3988 31.9724 0.5508 0.5498 58. Investigación y desarrollo 0.7375 0.6345 51.5453 0.8696 0.4033 59. Otras act. empresariales 0.2630 0.2522 16.3192 0.2839 0.8798 60. Educación de mercado 0.3967 0.3609 30.2700 0.5222 0.7020 61. Sanidad y serv.soc.de mercado 0.2643 0.3582 19.1214 0.3322 0.6622 62. Saneamiento púb.de mercado 0.3079 0.2546 23.3438 0.4046 0.8443 63. Act.asociativas de mercado 0.3031 0.3383 24.6953 0.4277 0.6391 64. Act.recreativas, cult. y deportivas 0.3495 0.5331 34.8236 0.5985 0.2903 65. Act.div.de serv. personales 0.6691 0.6555 48.9491 0.8286 0.4360 [a o]: requerimientos de trabajo 0.122 0.1099 9.75 0.17 0.978 Nota: En los registros del INE el sector 16 no es requerido como insumo en otros sectores, luego, a16 es un vector fila nulo en la matriz reordenada (A*). Para mayores detalles de la TIO-2000, web del INE. Lo más destacado es, en primer lugar, que ningún valor-base [1 a 65] tiene una medida de distancia menor (DAM, DAMP, θ o d) que el valor-trabajo [ao]; y lo mismo sucede con la R2. Por lo que quedaría descartado el mayor poder explicativo de los valores-base alternativos. Al mismo tiempo, esta mayor capacidad explicativa de los valores-trabajo ocurre con independencia de los índices empleados, con lo que a partir de estos resultados habría que relativizar el tipo de críticas tradicionales basadas en el tipo de índice empleado. Pero además, estos resultados hacen dudar la existencia de una correlación espuria, por el tamaño del sector, ver Kliman (2002), C&C (2005) para los valores-trabajo, ya que observamos coeficientes de determinación muy bajos para 9 algunos valores-base alternativos. Debe insistirse, que los precios obtenidos se han nuevamente multiplicado por la producción bruta sectorial, de modo que se trata de precios sectoriales. Reforzada la relación entre valores y precios, hacemos una breve comparación internacional con las medidas tradicionales de distancia y correlación. 4. Dos interpretaciones de la relación valor – precio de producción. 4.1. La lectura tradicional Los análisis y resultados precedentes se enmarcan dentro de una lectura que podemos llamar tradicional sobre la relación valor-precio de producción. De acuerdo a esta interpretación que sigue de cerca la literalidad de los manuscritos legados por Marx que conforman el Libro III, en El Capital se localizan dos procesos distintos de la dinámica capitalista que obedecen a lógicas contrapuestas: a) por un lado estaría el proceso de producción de plusvalía, que respondería a lo que podemos llamar una ley de igual tasa de plusvalía (p´) según la cual, bajo ciertos supuestos, la plusvalía producida sería proporcional al trabajo necesario (o capital variable) empleado; y b) por otro lado, estaría el proceso de su distribución en la circulación, con la competencia entre los diversos capitales, que corresponde a la tendencia a igualar la tasa de ganancia (g´). El resultado es que el capital es retribuido de manera proporcional a su magnitud, y por tanto, con independencia del trabajo directo empleado y de la plusvalía creada por cada uno de los capitales sectoriales, de tal modo que en la circulación se impone una modificación de las magnitudes de valor, modificación que da lugar a la formación de los precios de producción. Los precios de producción quedan definidos entonces como el precio de costo capitalista más la ganancia media. El paso del valor al precio de producción expresa, en esta lectura, la transición entre dos niveles de abstracción distintos: por un lado el referido al capital en general y, por el otro, el de la competencia entre capitales; es decir, de mercancías que se intercambian en proporción al trabajo gastado (valores o bien d) y precios de mercancías que expresan el trabajo apropiado (precios o bien p y m). Siguiendo este esquema, los precios de producción estarían determinados por los valores en la medida en que los primeros descansan en la obtención de la plusvalía total, la cual es pieza esencial para establecer la g´ media de la economía, cociente que depende de la masa de plusvalía y del capital invertido. 10 De acuerdo a todo lo señalado, esta interpretación aborda la cuestión de la transformación como marco para discutir si los valores son una buena aproximación a los precios de producción, esto es: a) si los precios de producción presentan una relación estrecha con los valores; y b) si las desviaciones se correlación o no con las composiciones orgánicas del capital verticalmente integradas (y no sólo de los requerimientos de capital constante y variable implicados directamente). Asimismo, desde esta perspectiva se entiende que la medición de las variables en términos de valores o de precios de producción arroja información diferente de interés complementario sobre la evolución de las economías capitalistas. 4.2. Una interpretación alternativa. La anterior es, como hemos dicho, la que podemos llamar lectura tradicional. Cabe, sin embargo, una interpretación alternativa, inspirada en la lectura de F. Martínez Marzoa (1983), que pasamos a esbozar a continuación. Como sabemos, en la TVT de Marx, el valor constituye una categoría social que expresa el modo en que se regula la distribución del trabajo global entre las distintas actividades (y por tanto, entre las distintas necesidades sociales) en un sistema de productores independientes, esto es, en un marco donde no hay asignación directa de los tiempos de trabajo, pues la producción social se halla fragmentada en unidades privadas rivales, y donde, consecuentemente, los productos del trabajo toman la forma de mercancías. En un marco mercantil, la validación social de los diferentes trabajos particulares sólo se alcanza indirectamente a través del intercambio, igualando los productos del trabajo como cantidades de una misma magnitud. Por tanto, la TVT plantea, como exigencia para fundamentar el intercambio, que las distintas mercancías sean consideradas sólo como simples cantidades de una misma magnitud, y localiza esa magnitud común –el contenido o “sustancia” del valor– en el trabajo social o tiempo de trabajo socialmente necesario (TTSN), entendido como el trabajo que se requiere por término medio para producir una determinada mercancía. Pues bien, a partir de aquí, la cuestión que se plantea ineludiblemente es la de cómo se define esa magnitud única de la que son parte las distintas mercancías, o lo que es lo mismo, cuál es la naturaleza social media del trabajo que constituye valor. En función de la repuesta que se de a esta cuestión se derivarán dos líneas interpretativas diferentes sobre la TVT y, más en particular, sobre la relación valor-precio de 11 producción, la que hemos llamado tradicional, presentada al inicio de este apartado, y la interpretación alternativa que pasamos a comentar. Para empezar, hay que tener en cuenta que al hacer referencia a una magnitud única como contenido del valor, se está exigiendo que los distintos trabajos particulares sean remitidos a una misma unidad de medida social, lo que implica que las cantidades de TTSN sean las de un productor medio, de manera tal que podamos señalar en qué medida un trabajo particular cualquiera cuenta como parte del trabajo social global. Se trata de determinar en qué medida la hora de trabajo de un productor particular5 se homologa (es decir, cuenta) como una hora de trabajo social; así, en un proceso con productividad inferior a la media no todo el trabajo particular efectivamente realizado constituye valor y, a la inversa, en otro de productividad superior a esa media se constituye un valor superior al trabajo particular empleado. Pues bien, la lectura tradicional supone que el trabajo medio que constituye el valor tiene una dimensión meramente sectorial, relativa al valor de uso producido, de modo que habría tantos trabajos medios como ramas de actividad tuviese la economía. Aquí, la reducción desigual de trabajo concreto a trabajo social se expresa a nivel intrasectorial a través de la existencia de valores individuales distintos. Sin embargo, tal y como hemos señalado, en cuanto contenido del valor, el concepto de TTSN debe implicar la referencia a una media establecida al nivel de toda la sociedad –pues las mercancías deben ser tomadas como simples porciones de un contenido o “sustancia” común–, con lo que resulta obvio que la reducción a trabajo social (y por tanto, la definición del productor medio) que exige la TVT para fundamentar la noción de valor no puede tener nunca un alcance meramente sectorial. En efecto, el trabajo social cuyo nivel de abstracción (y por tanto su carácter medio) sea solamente sectorial no es todavía trabajo auténticamente social, sino que continua siendo (en algún sentido) trabajo particular (de una u otra rama), con lo que las mercancías no pueden reducirse a cantidades de una misma magnitud, pues cada rama tendría una medida de valor distinta, incomparables entre sí, lo que supondría admitir una medida física del valor. La noción de valor exige, por tanto, que tenga que haber una medida suprasectorial que sirva para establecer en qué medida un trabajo particular cualquiera (con independencia no sólo de la unidad de producción sino también de la rama a la que se adscriba) rinde valor. Recordemos que 12 para la TVT, a diferencia de lo que ocurre con los planteamientos de corte neo-ricardiano, se trata de determinar qué parte del trabajo total corresponde a cada mercancía, mostrando asimismo las vías por la que la distribución del trabajo social tiene lugar. Esta exigencia de determinación suprasectorial del valor que se deriva de la TVT puede verse todavía de otra manera: si la noción de valor tiene dos dimensiones, referidas al carácter abstracto y medio del trabajo que constituye su contenido, resulta obvio que no puede definirse cada una de esas dos dimensiones a un nivel de abstracción distinto, de manera que una de ellas, el trabajo abstracto, sea establecido a nivel intersectorial, mientras la otra, la relativa a su carácter medio (como TTSN), quede reducida a un nivel sólo intrasectorial. Ahora bien, para avanzar en la argumentación que se está sugiriendo hay que hacer frente a un problema. La posibilidad de determinar en qué medida un trabajo particular es trabajo social puede realizarse fácilmente a nivel intrasectorial a través de la productividad del trabajo. Sin embargo, a nivel intersectorial, donde las mercancías son cualitativamente distintas, esto ya no es posible. A nivel intersectorial la única posibilidad de comparar en algún sentido la fuerza productiva de los diferentes sectores, señalando en qué medida el trabajo de cada uno de ellos es homologable como trabajo social –lo que equivale a decir en qué medida todo un sector está más o menos adelantado en relación a otro– sólo puede hacerse a partir de sus respectivas composiciones orgánicas del capital (coc). De acuerdo a esta interpretación, los valores de producción (cuya expresión monetaria serían los convencionales precios de producción) constituirían los auténticos valores-trabajo bajo condiciones capitalistas de producción. Bajo esta perspectiva, no habría transferencias de valor y plusvalía desde los procesos técnicamente más atrasados a los más desarrollados –ni a nivel intra ni intersectorial– sino sólo eficacias distintas en la reducción de trabajo particular a trabajo social. De este modo, valor directo (el convencional “valor-trabajo”) y valor de producción, constituyen dos pasos teóricos en la construcción de un único concepto auténticamente social del valor. La formación de los valores de producción expresa así un nivel más general en el proceso de abstracción del trabajo en que se basa la TVT, y por tanto da cuenta de en qué medida un trabajo particular es trabajo social en la dinámica global capitalista. Se trata, en definitiva, de hacerse cargo de los fundamentos de la TVT expuestos globalmente en el Libro I de un modo más 13 consecuente, desarrollando la noción de valor como una medida auténticamente social del trabajo. Si se admite que intrasectorialmente se producen valores individuales distintos, esto es, que los trabajos particulares desigualmente dotados desde el punto de vista técnico rinden valor en desigual medida, no vemos cual puede ser la razón de peso para negar esto mismo entre ramas. En otras palabras, lo que creemos que habría que mostrar es más bien por qué razón fundamental no podrían darse productividades de valor distintas entre sectores, y haya que suponer, por tanto, una p´ igual entre todos ellos.6 O bien se acepta –aunque desde luego no compartimos desde esta interpretación alternativa que se está esbozando– que todos los trabajos particulares, con independencia de la rama, rinden el mismo valor –como sostiene, por ejemplo, J. Gouverneur (2003) – y, en consecuencia, se habla de transferencias de valor y plusvalor tanto entre empresas como entre sectores, o necesariamente debe admitirse lo contrario, que es la desigualdad en la formación de valor tanto a nivel intra como intersectorialmente; pero lo que resulta paradójico desde el punto de vista de la coherencia teórica es la posibilidad de admitir eficacias distintas en un caso pero no en el otro. Que la relación entre (coc) y valor de producción sea ciertamente compleja, en el sentido de que las variaciones de una y otra magnitud no son estrictamente proporcionales (es decir, que un incremento, por ejemplo, del 5% de la (coc) supusiese un incremento también del 5% de la p’ o de la masa de plusvalor) no puede ser una razón concluyente para rechazar la interpretación que aquí se está defendiendo, negando que la (coc) sea en algún sentido un indicador de la desigual eficacia productiva de los distintos sectores, entre otras cosas porque tampoco a nivel intrasectorial se da este tipo de correspondencia (variación sistemáticamente proporcional entre nivel técnico y constitución de valor nuevo y plusvalor). En todo caso, lo que la interpretación que se está defendiendo implica es que los trabajos empleados por capitales distintos, al estar desigualmente dotados desde el punto de vista técnico, rinden valor en desigual medida, o lo que es lo mismo, se homologan en distinto grado como trabajo social medio. En cada punto del tiempo cabe dar cuenta de eficacias distintas para los diferentes trabajos particulares. En resumen, la reducción de trabajo real a trabajo social (abstracto o medio) que, según el capítulo 1 de El Capital, debe de ser una abstracción hasta el nivel de toda la sociedad, y no sólo 14 de un sector, sólo puede realizarse en dos pasos: en el primero de ellos la media social sólo tiene un alcance sectorial, mientras que en el segundo, en la comparación entre sectores, adquiere ya un carácter suprasectorial, de manera tal que el valor directo y el valor de producción constituyen dos momentos en la construcción de un mismo concepto de valor-trabajo como regulador de los precios de mercado. 5. Conclusiones Desde una lectura tradicional los resultados de nuestra investigación confirman la mayor capacidad de los valores-trabajo para explicar los precios de mercado. Esta capacidad explicativa se mantiene con independencia de: a) las medidas de desviación o de regresión empleadas, al llegarse a resultados idénticos, lo que refuta las críticas de algunos autores como Steedman y Tomkins, etc, que plantean la existencia de un problema con el índice de medida o de correlación espuria; y b) del uso de “valores base alternativos”, ya que el estudio encuentra que ningún valor base alternativo explica más que el arrojado por la teoría del valor trabajo (medido con R2, DAMP, d, etc.). Quedan pendientes líneas de investigación que necesitan desarrollarse en conexión con el presente trabajo: de un lado, se requiere examinar la evolución en el tiempo de los valorestrabajo, no sólo con el objetivo de ver las desviaciones entre precios y valores sino también con la intención de comprobar si se cumple la previsión teórica de un descenso tendencial del coste laboral sectorial; por otro lado, se necesita también precisar y aclarar aspectos técnicos relativos a las medidas (de desviación y correlación) empleadas y que no hemos abordado en este trabajo. Por ultimo, pero no menos importante, queda la tarea de seguir sugiriendo líneas interpretativas que abran el debate y que ayuden a dotar a la TVT de mayor consistencia teórica. 15 Anexo metodológico 1. Valores-trabajo Los valores trabajo se calculan como: λ = a o ( I − A − D) −1 Donde A es la matriz de coeficientes técnicos (65 sectores) y D la matriz de coeficientes de depreciación, I es la matriz identidad y ao es el vector fila de los requerimientos de trabajo. Los requerimientos de trabajo representan el trabajo directo requerido por unidad de producción del sector j. Para ello hay que reducir el trabajo concreto a trabajo abstracto. De acuerdo a la TVT, el método de reducción debería ponderar de algún modo la cualificación de la fuerza de trabajo (años de estudio, experiencia, etc), pero a falta de esta información, se opta por hacerlo a través de las tasas de salario (Guerrero, 2000). La matriz de depreciación capital fijo D es el resultado de multiplicar la matriz cuadrada de requerimientos de capital (K) para producir una unidad i del sector j por el vector columna diagonalizado de la inversa de vida media de los bienes de capital (IL). Esta vida media se obtuvo de la estimación de los datos del BBVA, Mas, et. al. (2006). Es decir, la matriz (K) es el producto de multiplicar un vector fila de participaciones de la formación bruta de capital fijo (f) y el vector fila del ratio capital/producto sectorial (ky). De este modo la estimación del trabajo directo más el indirecto, es decir los valores, partiendo de matrices en precios y no en cantidades nos arroja [λ*j] es decir la cantidad de trabajo total por unidad monetaria del sector i. 2. Precios de producción Los precios de producción por su parte quedan definidos: p = p( A + D + B) + rp( K + A + B) Donde p es el vector fila de los precios de producción, B es una matriz cuadrada de los requerimientos de bienes salario de los trabajadores y r la tasa de beneficio. 16 Referencias Chilcote, E., (1997): Interindustry structure, relative prices and productivity: an input-output study of the U.S. and O.E.C.D countries, tesis doctoral no publicada, New School for Social Research, New York. Cockshott, P., Cottrell, A., (1997): “Labour time versus alternative value bases: a research note”, Cambridge Journal of Economics, vol. 21, pp. 545-49. Cockshott, P., Cottrell, A., (1998): “Does Marx need to transform?”, in R. Bellafiore (Ed.) Marxian economics: A Reapparasal, vol. 2 Basingstoke, McMIllan st Martin´s Press. Cockshott, P., Cottrell, A., Michaelson, G., (1995): “Testing Marx: some new results form UK data”, Capital and Class, vol. 55, Spring, pp. 103-29. 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El actual estudio relaciona valores y precios sectoriales y no unitarios, la posibilidad de correlación espuria se evalúa y descarta en la sección: valores-trabajo frente a valores-base alternativos. 3 El índice de Theil entre (d,m vgr.) como medida promedio de las desviaciones es igual a: ⎛ mi ⎞ ⎛ mi d i ⎞⎟ , por otro lado, y una vez normalizados los precios, d y m. Si φ= d/m y éste se ⎜ ⎟ ⎜ 2 Theil = ∑ ⎜∑m ⎟ i ⎠ ⎝ ⋅ ln ⎜∑m i ⎝ ∑d i ⎟ ⎠ ordenada ascendentemente y se le asocia un vector que indique ese orden (η), siguiendo a Milanovic (1997) y [ ][ ][ ][ ] acotándolo, Gini puede calcularse como: G = 1 3 ⋅ CV ⋅ ρ (ϕ ,η ) 1 /(1 / n) donde C.V. es el coeficiente de variación, calculado [línea 6, tabla 1], y (ρ) es el coeficiente de correlación entre φ y η, ya desde aquí, puede verse el vínculo entre medidas de distancia y asociación. 4 Esta fuerte relación es también corroborada con más o menos la misma metodología en: China (Mariolis y Tsoulfidis, 2009), Japón (Tsoulfidis, 2008), Canadá (Tsoulfidis y Paitaridis, 2008) y Corea (Tsoulfidis y Dong-Min Rieu, 2006). Con una metodología diferente se encuentran similares resultados, para EEUU y México, en Valle (1991). 5 Nos referimos, naturalmente, al obrero colectivo de cada unidad productiva. 6 Dejamos obviamente de lado la cuestión de los bienes no reproducibles (como los recursos naturales, las obras de arte, etc.) por constituir todos ellos un grupo de bienes que explícitamente son dejados fuera del ámbito de consideración de la TVT. 20