Libro - APADRINA un tractament a Sierra Leone

Anuncio
un hospital
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un hospital en áfrica
voluntarios en mabesseneh
un hospital a l’àfrica
voluntàris a mabesseneh
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voluntarios en mabesseneh
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voluntàris a mabesseneh
un hospital
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índice / index
Prólogo / pròleg Xavier Krauel, Roser Porta, Luís Ramos
Introducción al país / introducció al pais Oscar Mateos
Voluntarios en el hospital / voluntaris a l’hospital
malaria / malària
esperas / esperes
escuela de enfermeria / escola d’enfermeria
malnutricion / malnutrició
quirófanos / quiròfans
entrevista a Fernando Aguiló / entrevista a Fernando Aguiló
El país visto por los voluntarios / el pais vist pels voluntaris
la muerte
las estaciones
arroz
pozos
Los voluntarios vistos por los niños / els voluntàris vists pels nens
Hermanamiento y apadrina / agermenament i apadrina
apadrina un tratamiento / apadrina un tractament
cuida’m / cuida’m
Otras iniciativas solidarias / altres iniciatives solidaries
Payasos sin fronteras / pallassos sense fronteres
Bibliografía / bibliografia
© de los textos: Xavier Krauel, Roser Porta, Luis Ramos
© de las imagénes:
Director de la publicación: Xavier Krauel
Diseño gráfico: lacoma
© de los textos: Xavier Krauel, Roser Porta, Luis Ramos
© de las imagénes:
Director de la publicación: Xavier Krauel
Diseño gráfico: lacoma
Queda prohibida, salvo excepción prevista por la ley, la reproducción
(electrónica, química mecánica, óptica, de grabación o de fotocopia),
distribución, comunicación pública y transformación de cualquier
parte de esta publicación-incluido el diseño de la cubiert- sin la previa
autorización de los titulares de la propiedad intelectual. La infracción
de los derechos mencionados puede ser constitutiva de delito contra
la propiedad intelectual(arts.270 y siguientes del código penal). El
centro Español de derechos reprográficos (cedro) vela por el derecho
de los citados derechos.
Queda prohibida, salvo excepción prevista por la ley, la reproducción
(electrónica, química mecánica, óptica, de grabación o de fotocopia),
distribución, comunicación pública y transformación de cualquier
parte de esta publicación-incluido el diseño de la cubiert- sin la previa autorización de los titulares de la propiedad intelectual. La infracción de los derechos mencionados puede ser constitutiva de delito
contra la propiedad intelectual(arts.270 y siguientes del código
penal). El centro Español de derechos reprográficos (cedro) vela por
el derecho de los citados derechos.
Printed in spain
isbn:
Depósito legal:
Printed in spain
isbn:
Depósito legal:
un hospital
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prólogo
pròleg
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Querido lector:
Este libro nace del deseo de transmitir la experiencia e
ilusión de más de cien voluntarios comprometidos en
un proyecto de salud en Sierra Leona: la ayuda al desarrollo de la pediatría y otros programas de salud en el
Hospital Saint John of God (SJGCH) de Mabesseneh.
Los voluntarios de Mabesseneh, en su mayoría aunque
no de forma exclusiva, son profesionales de salud del
Hospital Sant Joan de Déu de Barcelona o de Manresa
(Xarxa assistencial Althaia): médicos pediatras, cirujanos, anestesistas, enfermeras, técnicos, administrativos…. Personas de aquí que durante un tiempo viven y
comparten trabajo y experiencia con los hermanos de
San Juan de Dios africanos y con los profesionales
sanitarios locales.
Mabesseneh es una pequeña aldea de casas de
adobe y tejados de chapa que se extiende entorno a
una única calle, el camino de Lunsar a Mabeto, una
amplia senda de arcilla roja que se convierte en barrizal
durante la estación de lluvias. El Hospital de
Mabesseneh es el centro del poblado y da trabajo y
salud a muchos de sus habitantes. Una valla de tela
metálica (permeable) y los postes de luz de la entrada,
ocupan la mitad este de esta calle, por eso, cuando
cae la noche, Mabesseneh no queda a oscuras como
el resto de aldeas de Sierra Leona.
Querido lector:
Este libro nace del deseo de transmitir la experiencia e
ilusión de más de cien voluntarios comprometidos en
un proyecto de salud en Sierra Leona: la ayuda al desarrollo de la pediatría y otros programas de salud en el
Hospital Saint John of God (SJGCH) de Mabesseneh.
Los voluntarios de Mabesseneh, en su mayoría aunque no de forma exclusiva, son profesionales de salud
del Hospital Sant Joan de Dèu de Barcelona o de
Manresa (Xarxa assistencial Althaia): médicos pediatras, cirujanos, anestesistas, enfermeras, técnicos,
administrativos…. Personas de aquí que durante un
tiempo viven y comparten trabajo y experiencia con
los hermanos de San Juan de Dios africanos y con los
profesionales sanitarios locales.
Mabesseneh es una pequeña aldea de casas de
adobe y tejados de chapa que se extiende entorno a
una única calle, el camino de Lunsar a Mabeto, una
amplia senda de arcilla roja que se convierte en barrizal durante la estación de lluvias. El Hospital de
Mabesseneh es el centro del poblado y da trabajo y
salud a muchos de sus habitantes. Una valla de tela
metálica (permeable) y los postes de luz de la entrada,
ocupan la mitad este de esta calle, por eso, cuando
cae la noche, Mabesseneh no queda a oscuras como
el resto de aldeas de Sierra Leona.
El Hospital fue construido por la diócesis de Makeni a
principios de los años 60. En 1964 Monseñor Azzolini,
obispo de Makeni ofreció a la orden de San Juan de
Dios su gestión y desarrollo.
El 17 de enero de 1967 los hermanos de SJD de la
Provincia de Aragon: Ricardo Botifoll (medico y superior
de la comunidad), Emilio Garcia, Rafael Perelló y Jesús
Goñi (enfermeros) emprendieron su actividad en aquel
centro que entonces constaba de dos bloques (ver
plano 1) con una capacidad de 40 camas y una consulta donde se atendían unos 50 pacientes cada día.
A estos siguieron otros entre los que se encuentra el
hermano Fernando Aguiló, medico y alma de nuestro
actual programa de “hemanamiento” y el hermano
El Hospital fue construido por la diócesis de Makeni a
principios de los años 60. En 1964 Monseñor Azzolini,
obispo de Makeni ofreció a la orden de San Juan de
Dios su gestión y desarrollo.
El 17 de enero de 1967 los hermanos de SJD de la
Provincia de Aragon: Ricardo Botifoll (medico y superior de la comunidad), Emilio Garcia, Rafael Perelló y
Jesús Goñi (enfermeros) emprendieron su actividad en
aquel centro que entonces constaba de dos bloques
(ver plano 1) con una capacidad de 40 camas y una
consulta donde se atendían unos 50 pacientes cada
día. A estos siguieron otros entre los que se encuentra el hermano Fernando Aguiló, medico y alma de
nuestro actual programa de “hemanamiento”(ver
un hospital a l’àfrica
un hospital en áfrica
prólogo / pròleg
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pròleg
un hospital en áfrica
prólogo
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el Hospital de Mabesseneh en 1967
el Hospital de Mabesseneh en 1967
el Hospital de Mabesseneh en 1991
el Hospital de Mabesseneh en 1991
Manuel Viejo, experto cirujano, que sigue allí, en
Mabesseneh, siendo un ejemplo moral y profesional
para todos.
Imaginamos la energía y voluntad de servicio de aquella
pequeña comunidad que al mes de su llegada ya había
operado a 19 pacientes y además organizado una clínica móvil para dar asistencia a los pueblos vecinos. Un
hermano y dos enfermeras un día a la semana, como
disponían de un vehículo, montaban un dispensario en
cada uno de estos pueblos: Foredugo, Gbosamba,
Kaghbanthama, Mabora, Mile 47 (ahora Masiaka)
Magbeley y Masimra y Roline. La actividad del hospital
crecía día a día (ver grafico de ingresos), pero no así el
personal disponible de modo que en 1983 tuvieron que
suspender las clínica móvil y las visitas a los poblados
para dar mejor asistencia en el hospital.
En 1973 el hospital cedió parte de su terreno para la
construcción de la única carretera asfaltada del país,
una via rápida y peligrosa que une la capital Freetown,
con la ciudad de Makeni y la fontera norte del país. La
compañía alemana German Road Construction levantó
en terrenos del hospital un pabellón y una pista de tenis
para los ingenieros de la obra. Una vez acabada la
carretera estas instalaciones quedaron en el hospital.
En esta pista de tenis se celebran ahora parte de los
acontecimientos festivos del hospital (ver fotos).
En 1992 en ocasión de los 25 Años de presencia de
los hermanos de SJD en Mabesseneh se editó un folleto (imagen folleto) con la historia y actividad del centro
hasta aquel momento. En estas páginas figura un
esquema de las obras las obras realizadas en este
período (plano 2). Luego vinieron 10 años de guerra
(1992-2002) que destrozaron la labor de 25.
La capacidad de recuperación de los Sierraleoneses
tras la guerra ha sido notoria, la ayuda internacional y
sobre todo los fondos de la Comunidad Europea, han
ayudado a recuperar la estructura del hospital en un
tiempo record. La actual estructura queda excelentemente reproducida en el óleo pintado por un artista
entrevista).
Manuel Viejo, experto cirujano, que sigue allí, en
Mabesseneh, siendo un ejemplo moral y profesional
para todos.
Imaginamos la energía y voluntad de servicio de aquella pequeña comunidad que al mes de su llegada ya
había operado a 19 pacientes y además organizado
una clínica móvil para dar asistencia a los pueblos
vecinos. Un hermano y dos enfermeras un día a la
semana, como disponían de un vehículo, montaban un
dispensario en cada uno de estos pueblos: Foredugo,
Gbosamba, Kaghbanthama, Mabora, Mile 47 (ahora
Masiaka) Magbeley y Masimra y Roline. La actividad
del hospital crecía día a día (ver grafico de ingresos),
pero no así el personal disponible de modo que en
1983 tuvieron que suspender las clínica móvil y las
visitas a los poblados para dar mejor asistencia en el
hospital.
En 1973 el hospital cedió parte de su terreno para la
construcción de la única carretera asfaltada del país,
una via rápida y peligrosa que une la capital
Freetown, con la ciudad de Makeni y la fontera norte
del país. La compañía alemana German Road
Construction levantó en terrenos del hospital un pabellón y una pista de tenis para los ingenieros de la obra.
Una vez acabada la carretera estas instalaciones quedaron en el hospital. En esta pista de tenis se celebran
ahora parte de los acontecimientos festivos del hospital (ver fotos).
En 1992 en ocasión de los 25 Años de presencia de
los hermanos de SJD en Mabesseneh se editó un
folleto (imagen folleto) con la historia y actividad del
centro hasta aquel momento. En estas páginas figura
un esquema de las obras las obras realizadas en este
período (plano 2). Luego vinieron 10 años de guerra
(1992-2002) que destrozaron la labor de 25.
La capacidad de recuperación de los Sierraleoneses
tras la guerra ha sido notoria, la ayuda internacional y
sobre todo los fondos de la Comunidad Europea, han
Ingresos en el Hospital de Mabesseneh desde 1967 a 1990
Ingresos en el Hospital de Mabesseneh desde 1967 a 1990
local cuyo original cuelga en la residencia de los hermanos de Mabesseneh (fig.cuadro)
Actualmente, el edificio principal del hospital, (ver
fig.cuadro) se sitúa en torno a un patio central. Un pasillo cubierto de chapa que protege del sol o la lluvia
según el momento, lo cruza y lo divide en dos pequeños claustros cuadrados. En el patio hay una fuente,
unos bancos y una imagen de San Juan de Dios. En el
confluyen las habitaciones de los pacientes, los servicios administrativos, farmacia , radiología… Este patio
es el epicentro de la vida del hospital.
Las consultas (OPD out patient dispensary), el laboratorio, la escuela de enfermería, la iglesia y su campanario,
la casa de los hermanos, la de los voluntarios, la cocina, la lavandería, la morgue, los almacenes, el taller de
mantenimiento, el pozo, el generador, las casas de
médicos y técnicos etc., son una serie de pequeños
pabellones de una planta, salpicados por el recinto, un
recinto extenso en el que también caben cocoteros,
mangos y un campo de fútbol en el que pastan las
vacas pardas locales y su séquito de blancos espulgabueyes.
EN 1986-87, en su capítulo general de los hermanos
de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, transfirieron la administración de sus instituciones sanitarias
en Africa a una Delegación Africana que poco a poco
se fue haciendo cargo de la gestión de todos los centros, si bien, la Orden, a través de su ONG “Juan
Ciudad” la Orden continúa enviando recursos y equipamientos a los centros sanitarios africanos.
En el año 2005, un nuevo Capitulo de la Orden
Hospitalaria de San Juan de Dios, pone en marcha un
“hermanamiento individualizado” (uno a uno) entre hospitales de la Orden ubicados en el mundo del desarrollo
y la abundancia y hospitales del mundo del subdesarrollo y la pobreza. Así, teniendo en cuenta sus vínculos
históricos, el Hospital de Mabesseneh queda “hermanado” con el Hospital Sant Joan de Déu de Esplugues.
ayudado a recuperar la estructura del hospital en un
tiempo record. La actual estructura queda excelentemente reproducida en el óleo pintado por un artista
local cuyo original cuelga en la residencia de los hermanos de Mabesseneh (fig.cuadro)
Actualmente, el edificio principal del hospital, (ver
fig.cuadro) se sitúa en torno a un patio central. Un
pasillo cubierto de chapa que protege del sol o la lluvia según el momento, lo cruza y lo divide en dos
pequeños claustros cuadrados. En el patio hay una
fuente, unos bancos y una imagen de San Juan de
Dios. En el confluyen las habitaciones de los pacientes, los servicios administrativos, farmacia , radiología… Este patio es el epicentro de la vida del hospital.
Las consultas (OPD out patient dispensary), el laboratorio, la escuela de enfermería, la iglesia y su campanario, la casa de los hermanos, la de los voluntarios, la
cocina, la lavandería, la morgue, los almacenes, el
taller de mantenimiento, el pozo, el generador, las
casas de médicos y técnicos etc., son una serie de
pequeños pabellones de una planta, salpicados por el
recinto, un recinto extenso en el que también caben
cocoteros, mangos y un campo de fútbol en el que
pastan las vacas pardas locales y su séquito de blancos espulgabueyes.
EN 1986-87, en su capítulo general de los hermanos
de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, transfirieron la administración de sus instituciones sanitarias
en Africa a una Delegación Africana que poco a poco
se fue haciendo cargo de la gestión de todos los centros, si bien, la Orden, a través de su ONG “Juan
Ciudad” la Orden continúa enviando recursos y equipamientos a los centros sanitarios africanos.
En el año 2005, un nuevo Capitulo de la Orden
Hospitalaria de San Juan de Dios, pone en marcha un
“hermanamiento individualizado” (uno a uno) entre
hospitales de la Orden ubicados en el mundo del desarrollo y la abundancia y hospitales del mundo del
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pròleg
prólogo
1 Marta i Mark aguantando la luz del quirófano durante la intervención
de un recien nacido.
1 Marta i Mark aguantant la llum de quiròfan durant la intervenció
d’un nadó.
2 Carolina posant ordre al magatzem de Farmàcia.
2 Carolina posant ordre al magatzem de Farmàcia.
3 y 4 Sala de emergencias. Niños luchando contra la malaltia.
Madres al pie del cañón.
3 i 4 Sala d’Emergències. Infants lluitant contra la malaltia. Mares
al peu del canó.
5 Lamin “persiguiendo” el Plasmodium.
5 Lamin “perseguint” el Plasmodium.
6 El patio, “epicentro” del hospital.
6 El pati, “epicentre” de l’hospital.
1
2
3
4
5
6
un hospital en áfrica
Las páginas que siguen son sin duda un homenaje de
los voluntarios de Mabesseneh a los increibles niños de
Sierra Leona. Su alegría, sus sonrisas, sus vidas nos
justifican. Con este libro además de difundir nuestro
programa solidario pretendemos captar fondos para
ellos. Los beneficios de su venta se destinarán íntegramente al Programa: “APADRINA un tratamiento”.
subdesarrollo y la pobreza. Así, teniendo en cuenta
sus vínculos históricos, el Hospital de Mabesseneh
queda “hermanado” con el Hospital Sant Joan de Déu
de Esplugues.
Desde el año 2005, el Hospital Sant Joan de Dèu de
Espluges de Llobregat, incluye en su plan estratégico
(PAIDHOS -link) un programa de colaboración con
Mabesseneh que entre otras acciones implica enviar
profesionales de salud de forma regular a Sierra Leona
para apoyar en la asistencia y contribuir a la formación
del personal local. Así nacen los “Voluntarios de
Mabesseneh” un equipo humano diverso y entusiasta
coordinado por Fernando Aguiló.
Sierra Leona es uno de los países más pobres del
mundo. En la última revisión de la OMS y UNICEF
(2006, publicada en 2008)(cita) aparece en el triste primer lugar del mundo en mortalidad infantil. Cerca de
un tercio de los niños que nacen en Sierra Leona, no
llegan a cumplir los 5 años. Esta dura realidad, se vive
y está presente en el día a día del SJGCH. La malaria,
la desnutrición, las infecciones, la diarrea pueden eliminar en pocas horas a una criatura que días antes
corría y jugaba, medio desnuda y feliz, entre un tropel
de niños por las calles de su aldea. Los mismos niños
que en nuestros paseos vespertinos, se agolpan en
torno nuestro gritando : -Opoto, opoto ¡!! y pidiéndonos una foto, un globo o un bolígrafo. “snap me”,
“give me balloon”….
Esta experiencia no deja insensibles a los que van
pasando por allí, y da pie a que su labor perdure más
allá de la estancia en el país africano. De las ideas y
energía de los voluntarios se generan nuevos proyectos de desarrollo y ayuda como el programa APADRINA UN TRATAMIENTO que a través de la ayuda de
amigos y socios pretende dar a los niños de Sierra
Leona un acceso a la salud libre y gratuito en el
SJGCH de Mabesseneh.
Deseamos que este libro contribuya a la confianza en
el trabajo solidario como camino para la concienciación de nuestra sociedad en valores de justicia y equidad y especialmente en el derecho de los niños a la
vida y a la dignidad
Las páginas que siguen son sin duda un homenaje de
los voluntarios de Mabesseneh a los increibles niños de
Sierra Leona. Su alegría, sus sonrisas, sus vidas nos
justifican. Con este libro además de difundir nuestro
programa solidario pretendemos captar fondos para
ellos. Los beneficios de su venta se destinarán íntegramente al Programa: “APADRINA un tratamiento”.
un hospital a l’àfrica
Desde el año 2005, el Hospital Sant Joan de Dèu de
Espluges de Llobregat, incluye en su plan estratégico
(PAIDHOS -link: http://www.hsjdbcn.org/) un programa
de colaboración con Mabesseneh que entre otras acciones implica enviar profesionales de salud de forma regular a Sierra Leona para apoyar en la asistencia y contribuir
a la formación del personal local. Así nacen los
“Voluntarios de Mabesseneh” un equipo humano diverso
y entusiasta coordinado por Fernando Aguiló.
Sierra Leona es uno de los países más pobres del
mundo. En la última revisión de la OMS y UNICEF (2006,
publicada en 2008)(cita) aparece en el triste primer lugar
del mundo en mortalidad infantil. Cerca de un tercio de
los niños que nacen en Sierra Leona, no llegan a cumplir
los 5 años. Esta dura realidad, se vive y está presente en
el día a día del SJGCH. La malaria, la desnutrición, las
infecciones, la diarrea pueden eliminar en pocas horas a
una criatura que días antes corría y jugaba, medio desnuda y feliz, entre un tropel de niños por las calles de su
aldea. Los mismos niños que en nuestros paseos vespertinos, se agolpan en torno nuestro gritando : -Opoto,
opoto ¡!! y pidiéndonos una foto, un globo o un bolígrafo.
“snap me”, “give me balloon”….
Esta experiencia no deja insensibles a los que van
pasando por allí, y da pie a que su labor perdure más
allá de la estancia en el país africano. De las ideas y
energía de los voluntarios se generan nuevos proyectos
de desarrollo y ayuda como el programa APADRINA UN
TRATAMIENTO que a través de la ayuda de amigos y
socios pretende dar a los niños de Sierra Leona un
acceso a la salud libre y gratuito en el SJGCH de
Mabesseneh.
Deseamos que este libro contribuya a la confianza en el
trabajo solidario como camino para la concienciación
de nuestra sociedad en valores de justicia y equidad y
especialmente en el derecho de los niños a la vida y a
la dignidad
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pròleg
prólogo
El hospital en cifras
El hospital en cifras
2007, el año en que Sierra Leona celebró elecciones
democráticas de forma pacífica y eligió a su nuevo presidente, fue también el año en que el HSJG celebró su
cuarenta aniversario. Brother Peter L Dawoh lo describió
como un ‘año maravilloso’ en su letter from the director
que introduce el Report Anual del hospital. Durante ese
año vio completarse la rehabilitación física del edificio
hospitalario, gracias a los fondos donados por la Unión
Europea y el Gobierno de Sierra Leona.
Las tablas permiten esbozar un perfil del hospital en la
actualidad.
2007, el año en que Sierra Leona celebró elecciones
democráticas de forma pacífica y eligió a su nuevo
presidente, fue también el año en que el HSJG celebró su cuarenta aniversario. Brother Peter L Dawoh lo
describió como un ‘año maravilloso’ en su letter from
the director que introduce el Report Anual del hospital.
Durante ese año vio completarse la rehabilitación física
del edificio hospitalario, gracias a los fondos donados
por la Unión Europea y el Gobierno de Sierra Leona.
Las tablas permiten esbozar un perfil del hospital en la
actualidad.
Equipamiento hospitalario
Equipamiento hospitalario
Adultos
Camas
99
Consultas externas
6
Quirófano
Salas de Parto
Box de emergencias
1
un hospital en áfrica
Camas
Consultas externas
Quirófano
Salas de Parto
Box de emergencias
12
Adultos
99
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Pediatría Total
36
135
1
7
2
1
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Pediatría Total
36
135
1
7
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1
2
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Actividad asistencial media diaria 2007
Adultos Pediatría
Ingresos
6,1
3,6
Visitas consultas externas 70
27
Emergencias
1
Cirugías
2,5 (adultos y niños)
Partos
1
Cesàreas
0,5
Análisis de laboratorio
109 (adultos y niños)
Transfusiones de sangre 3,2
2,6
Radiografías
16 (adultos y niños)
Actividad asistencial media diaria 2007
Adultos Pediatría
Ingresos
6,1
3,6
Visitas consultas externas 70
27
Emergencias
1
Cirugías
2,5 (adultos y niños)
Partos
1
Cesàreas
0,5
Análisis de laboratorio
109 (adultos y niños)
Transfusiones de sangre 3,2
2,6
Radiografías
16 (adultos y niños)
La actividad asistencial del HSJG no ha dejado de
aumentar desde su reconstrucción, especialmente la
del área de pediatría. Gracias al programa de hermanamiento con el Hospital de Sant Joan de Déu de
Barcelona y a la Fundación Apadrina, que proporcionan
voluntarios, medios y fondos para cubrir la asistencia de
los niños, se han alcanzado cifras récord de ingreso en
el hospital y atención en las consultas externas. Es fácil
deducir que este aumento de pacientes no es debido a
que los niños del país o de la zona estén más enfermos, sino que el hospital se ha ido consolidando como
una alternativa de confianza y es hoy más accesible y
asequible.
Durante el 2007 ingresaron 1306 niños, la mayoría
menores de 2 años y enfermos de malaria (60,5%), con
La actividad asistencial del HSJG no ha dejado de
aumentar desde su reconstrucción, especialmente la
del área de pediatría. Gracias al programa de hermanamiento con el Hospital de Sant Joan de Déu de
Barcelona y a la Fundación Apadrina, que proporcionan voluntarios, medios y fondos para cubrir la asistencia de los niños, se han alcanzado cifras récord de
ingreso en el hospital y atención en las consultas
externas. Es fácil deducir que este aumento de
pacientes no es debido a que los niños del país o de
la zona estén más enfermos, sino que el hospital se ha
ido consolidando como una alternativa de confianza y
es hoy más accesible y asequible
Durante el 2007 ingresaron 1306 niños, la mayoría
menores de 2 años y enfermos de malaria (60,5%),
con anemia grave el 23,5%. Otros eran malnutridos
severos (12%) o padecían meningitis (7,6%) u otras
infecciones graves (9%).
Los datos que llegan de la primera mitad del 2008 confirman la tendencia al aumento de ingresos en el área
pediátrica. En el segundo trimestre del año fueron hospitalizados 646 niños, el doble que en el mismo periodo
del 2007.
El hospital se ha convertido en centro de referencia
para determinadas patologías, como los linfomas de
Burkitt, un tipo de tumor maligno infantil endémico en
África, y para el cual se dispone de un programa de
diagnóstico, tratamiento y seguimiento también auspiciado desde España. Desde julio del 2005 a febrero
del 2008 se atendieron 62 niños con linfoma de Burkitt.
Se ha consolidado además un servicio básico e
imprescindible, el banco de sangre. Gracias a las mejoras en su gestión y dotación técnica, el sistema de
transfusiones del hospital funciona ahora mucho mejor
que en el pasado, y hay pequeños stocks de sangre
en reserva en buenas condiciones de conservación
para realizar las múltiples transfusiones urgentes que a
diario precisan los adultos y niños enfermos con malaria
grave.
Pero los logros y nuevos retos no acaban ahí: en 2007,
el gobierno acreditó al hospital para llevar adelante una
escuela de enfermería, donde 43 nuevas enfermeras se
formaran cada año. La escuela, además de dar prestigio, contribuirá a paliar la falta de enfermeros/as del
país, y muy probablemente permita al mismo hospital
disponer de una dotación estable de buenos profesionales. Las clases empezaron en aulas ubicadas dentro
del propio recinto, pero en junio del 2008 se celebró la
fiesta de ‘colocación de la primera piedra’ del nuevo
edificio de la escuela.
Está claro que la satisfacción que el administrador y
superior de la comunidad Brother Peter mostraba en la
setter de 2007 tiene muchos motivos, que se resumen
perfectamente en una de sus frases: El hospital es
ahora una ayuda real para nuestro país .
con anemia grave el 23,5%. Otros eran malnutridos
severos (12%) o padecían meningitis (7,6%) u otras
infecciones graves (9%).
Los datos que llegan de la primera mitad del 2008
confirman la tendencia al aumento de ingresos en el
área pediátrica. En el segundo trimestre del año fueron hospitalizados 646 niños, el doble que en el
mismo periodo del 2007.
El hospital se ha convertido en centro de referencia
para determinadas patologías, como los linfomas de
Burkitt, un tipo de tumor maligno infantil endémico en
África, y para el cual se dispone de un programa de
diagnóstico, tratamiento y seguimiento también auspiciado desde España. Desde julio del 2005 a febrero
del 2008 se atendieron 62 niños con linfoma de
Burkitt.
Se ha consolidado además un servicio básico e
imprescindible, el banco de sangre. Gracias a las
mejoras en su gestión y dotación técnica, el sistema
de transfusiones del hospital funciona ahora mucho
mejor que en el pasado, y hay pequeños stocks de
sangre en reserva en buenas condiciones de conservación para realizar las múltiples transfusiones urgentes que a diario precisan los adultos y niños enfermos
con malaria grave.
Pero los logros y nuevos retos no acaban ahí: en
2007, el gobierno acreditó al hospital para llevar adelante una escuela de enfermería, donde 43 nuevas
enfermeras se formaran cada año. La escuela, además
de dar prestigio, contribuirá a paliar la falta de enfermeros/as del país, y muy probablemente permita al
mismo hospital disponer de una dotación estable de
buenos profesionales. Las clases empezaron en aulas
ubicadas dentro del propio recinto, pero en junio del
2008 se celebró la fiesta de ‘colocación de la primera
piedra’ del nuevo edificio de la escuela.
Está claro que la satisfacción que el administrador y
superior de la comunidad Brother Peter mostraba en
la setter de 2007 tiene muchos motivos, que se resumen perfectamente en una de sus frases: El hospital
es ahora una ayuda real para nuestro país .
un hospital a l’àfrica
un hospital
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un hospital
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pròleg
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prólogo
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un hospital
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introducció
introducción / introducció
Sierra Leona, “live on hope”
16
El calor es sofocante. Uno nunca se acostumbra a una
especie de humedad que puede cortarse con cuchillo y
que se inserta por todos lados, que vacía el cuerpo de
sudor y empapa la ropa. Incluso su aroma es genuino:
Sierra Leona huele a una humedad sierraleonesa. Es
inconfundible y seguramente podrías reconocer con los
ojos cerrados en qué lugar del mundo te encuentras
una vez has pisado este rincón de África. Después de
más de un año y medio, me parece mentira que vaya a
decir adiós a tanta gente y a tantos momentos de inolvidables encuentros.
El coche está a punto. Me esperan en Lunsar y en
Mabesseneh. Es hora de dar gracias a tanta buena
gente que ha hecho de este tiempo algo inolvidable e
infinito. Cruzar Freetown es algo así como atravesar un
océano de ruidos indescifrables, que se mezclan, indiscriminados, hasta apabullar otro de tus sentidos. Taxis,
vendedores, vendedoras, buscavidas, gente sonriendo,
gente indignada –algunos muy indignados-, niños y
niñas con bolsas de agua a 100 leones, trozos de
mango, neumáticos, poda-podas con mil lemas inscritos en su colorida chapa, que rezan al Dios de unos y
otros, que reclaman esperanza, que alaban a dioses
menores en forma de equipos de fútbol, que piden
bendiciones. Así llego a Kisi, el este de la ciudad,
donde la procesión de coches es siempre eterna. La
gente aguarda la cola con incomprensible paciencia, al
menos para alguien que en su cultura le han enseñado
que el tiempo es oro y la efectividad se mide con las
agujas del reloj. Sudo, me desespero. En las radios –a
decenas por metro cuadrado? suena la música de un
hip hop rebelde, que habla del precio del arroz, de políticos corruptos, de niños sin escuela. No importa en
qué recóndita calle, pero la gente canta y bailotea con
una sutileza inigualable. Freetown se mueve, al ritmo de
su música protesta, de los escolares uniformados, de
sus taxistas y poda-podas, del vendedor de pan o de
agua, de la marabunta que, en direcciones opuestas,
copa cada palmo de las calles.
Por fin la carretera. Dos horas me separan de mi destino, aunque nunca se sabe. Parece mentira que siga-
El calor es sofocante. Uno nunca se acostumbra a una
especie de humedad que puede cortarse con cuchillo
y que se inserta por todos lados, que vacía el cuerpo
de sudor y empapa la ropa. Incluso su aroma es
genuino: Sierra Leona huele a una humedad sierraleonesa. Es inconfundible y seguramente podrías reconocer con los ojos cerrados en qué lugar del mundo te
encuentras una vez has pisado este rincón de África.
Después de más de un año y medio, me parece mentira que vaya a decir adiós a tanta gente y a tantos
momentos de inolvidables encuentros.
El coche está a punto. Me esperan en Lunsar y en
Mabesseneh. Es hora de dar gracias a tanta buena
gente que ha hecho de este tiempo algo inolvidable e
infinito. Cruzar Freetown es algo así como atravesar
un océano de ruidos indescifrables, que se mezclan,
indiscriminados, hasta apabullar otro de tus sentidos.
Taxis, vendedores, vendedoras, buscavidas, gente
sonriendo, gente indignada –algunos muy indignados-,
niños y niñas con bolsas de agua a 100 leones, trozos
de mango, neumáticos, poda-podas con mil lemas
inscritos en su colorida chapa, que rezan al Dios de
unos y otros, que reclaman esperanza, que alaban a
dioses menores en forma de equipos de fútbol, que
piden bendiciones. Así llego a Kisi, el este de la ciudad, donde la procesión de coches es siempre eterna.
La gente aguarda la cola con incomprensible paciencia, al menos para alguien que en su cultura le han
enseñado que el tiempo es oro y la efectividad se
mide con las agujas del reloj. Sudo, me desespero. En
las radios –a decenas por metro cuadrado? suena la
música de un hip hop rebelde, que habla del precio
del arroz, de políticos corruptos, de niños sin escuela.
No importa en qué recóndita calle, pero la gente canta
y bailotea con una sutileza inigualable. Freetown se
mueve, al ritmo de su música protesta, de los escolares uniformados, de sus taxistas y poda-podas, del
vendedor de pan o de agua, de la marabunta que, en
direcciones opuestas, copa cada palmo de las calles.
Por fin la carretera. Dos horas me separan de mi destino, aunque nunca se sabe. Parece mentira que siga-
mos aplicando nuestros esquemas mentales y no nos
dejemos llevar por otros ritmos y otras formas que,
seguramente, tienen mucho que enseñarnos sobre lo
relativo de medir cada paso que damos y cada decisión que tomamos. Ya estoy en Waterloo, donde me
asaltan una legión de vendedores de pan y de fruta.
Oigo mil veces mi nombre, que en este lugar del
mundo no es otro sino el de opoto, en krio ?la lingua
franca?, el ‘hombre blanco’, al que nunca acaban de
acostumbrarse, a pesar de llevar aquí más de quinientos años, cuando los portugueses atracaron en un
pedazo de tierra con una sierra a lo lejos que en las
noches de torrenciales tormentas ?cuentan? “rugía
como los leones”. Y doy fe de ello. Los europeos después se dedicaron a sacar a decenas de miles de personas en barco hacia el continente americano, con el
nombre de esclavos, ayudados por algunos jefes locales, déspotas que vieron en la comercialización de los
suyos una buena manera de revestirse de poder y foráneas riquezas. Más tarde, misioneros en nombre de Alá
o de Cristo vendrían a convertir a estos pueblos y a
darles nuevos credos, bendiciones y miedos. A finales
del siglo dieciocho, las corrientes antiesclavistas forzaron la paulatina abolición de la esclavitud y Freetown
–“ciudad libre”? se convertía en uno de los primeros
experimentos occidentales en que “esclavos libertos”
eran devueltos a sus tierras ancestrales. No obstante,
soldados ingleses llegaron al poco tiempo. Colonizaron
estas tierras, promovieron el cultivo de determinados
cereales y dividieron el territorio a su manera: Freetown,
‘la Colonia’; el resto del país, el ‘Protectorado’. No les
fue fácil, muchos se revelaron. Dieron poderes extraordinarios a los jefes tradicionales, en una suerte de
‘Gobierno indirecto’ que garantizaba el control del territorio y la fidelidad de los poderes políticos locales. Y se
marcharon. Formalmente se marcharon a principios de
la década de los sesenta, cuando después de mil y un
avatares, definidos los contornos del país, establecidos
los términos de la nueva era, a Sierra Leona se le concedía la posibilidad de tomar las riendas de su historia.
Llegando a Masiaka algo falla. El motor echa humo y el
mos aplicando nuestros esquemas mentales y no nos
dejemos llevar por otros ritmos y otras formas que,
seguramente, tienen mucho que enseñarnos sobre lo
relativo de medir cada paso que damos y cada decisión que tomamos. Ya estoy en Waterloo, donde me
asaltan una legión de vendedores de pan y de fruta.
Oigo mil veces mi nombre, que en este lugar del
mundo no es otro sino el de opoto, en krio ?la lingua
franca?, el ‘hombre blanco’, al que nunca acaban de
acostumbrarse, a pesar de llevar aquí más de quinientos años, cuando los portugueses atracaron en un
pedazo de tierra con una sierra a lo lejos que en las
noches de torrenciales tormentas ?cuentan? “rugía
como los leones”. Y doy fe de ello. Los europeos después se dedicaron a sacar a decenas de miles de personas en barco hacia el continente americano, con el
nombre de esclavos, ayudados por algunos jefes locales, déspotas que vieron en la comercialización de los
suyos una buena manera de revestirse de poder y
foráneas riquezas. Más tarde, misioneros en nombre
de Alá o de Cristo vendrían a convertir a estos pueblos y a darles nuevos credos, bendiciones y miedos.
A finales del siglo dieciocho, las corrientes antiesclavistas forzaron la paulatina abolición de la esclavitud y
Freetown –“ciudad libre”? se convertía en uno de los
primeros experimentos occidentales en que “esclavos
libertos” eran devueltos a sus tierras ancestrales. No
obstante, soldados ingleses llegaron al poco tiempo.
Colonizaron estas tierras, promovieron el cultivo de
determinados cereales y dividieron el territorio a su
manera: Freetown, ‘la Colonia’; el resto del país, el
‘Protectorado’. No les fue fácil, muchos se revelaron.
Dieron poderes extraordinarios a los jefes tradicionales, en una suerte de ‘Gobierno indirecto’ que garantizaba el control del territorio y la fidelidad de los poderes políticos locales. Y se marcharon. Formalmente se
marcharon a principios de la década de los sesenta,
cuando después de mil y un avatares, definidos los
contornos del país, establecidos los términos de la
nueva era, a Sierra Leona se le concedía la posibilidad
de tomar las riendas de su historia.
un hospital a l’àfrica
un hospital en áfrica
Oscar Mateos
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un hospital
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coche se apaga. Aparco en la cuneta, piso un asfalto
que se derrite, abro el capot y escruto, ignorante, un
amasijo de hierros y tubos ante el que no puedo hacer
nada. Se detiene un coche, el conductor echa un vistazo y me asegura que en diez minutos me trae un
mecánico. En ese impasse, una decena de niños de
un asentamiento cercano ya se han arrimado y me
observan entre risas desconfiadas. Una mujer llega, no
dice nada, me mira y me ofrece un taburete de madera. Agradecido, me siento y juego con los niños a hacer
caras raras, es el truco infalible para conseguir unas
carcajadas, aunque siempre me pregunto qué tipo de
comentarios debe suscitar en ellos esta ridícula broma.
Ha pasado una eternidad, al menos para mí, y un par
de mecánicos, solícitos, abordan el coche y resoplan.
No pinta bien, según ellos. Van y vienen a Masiaka con
una moto. Traen y quitan piezas. El sudor a cántaros se
torna frío pensando en el destino del coche. Han pasado varias horas y decido llamar a la hermana Elisa, que
me esperaba para comer en Lunsar. Enviará al Padre
Roberts a por mi coche, que pasará bajo su supervisión la noche en el taller de los jóvenes mecánicos. Así
lo hacen. Con gesto turbado, me despido del auto. El
Padre Roberts me acerca hasta Lunsar, a pocas millas.
Sierraleonés afable, atento y risueño, charlamos de lo
de siempre: del país, de sus gentes, de la guerra, del
día a día, de las elecciones, de los niños, de las escuelas, de la malaria. Al llegar a Lunsar, Elisa saca la comida de hace unas horas, que despacho con diligencia
mientras resumo mis infortunios y filosofamos sobre lo
impredecible de la vida y sus cosas extraordinarias: el
encuentro con aquellos niños, la mujer del taburete o la
breve conversación con el cura sierraleonés en el
coche. Mi visita es de despedida. Hablamos toda la
tarde sobre su historia en el país, llena de episodios
dulces y otros amargos, como cuando tuvieron que ser
evacuadas de la escuela cuando los rebeldes entraron
en Lunsar y de lo duro que es dejar a la gente con la
que vives y sufres en esas circunstancias, mano a
mano.
Ya por la noche, el coche de las hermanas me acerca
hasta Mabesseneh. Quiero despedirme también de
Manuel y de todos los voluntarios de San Juan de Dios,
unos conocidos, otros no tanto. En todo este tiempo
en Sierra Leona he llegado a conocer a un sinfín de
gente que ha pasado por este lugar. La cena, como
siempre agradable, se convierte en una puesta a punto
sobre la vida de los voluntarios que regresaron a
Barcelona, sobre las dificultades del día a día en el hospital y, sobre todo y ante todo, de la historia de los
niños y niñas hospitalizados. A medida que cuentan las
vicisitudes del día, de la historia de Abu o de Fatmata,
me entristezco, impotente, admirado por la pasión que
transmiten. Me pregunto cómo afrontan ese encuentro
diario con las extremas dificultades, de nombre y rostro
Llegando a Masiaka algo falla. El motor echa humo y
el coche se apaga. Aparco en la cuneta, piso un asfalto que se derrite, abro el capot y escruto, ignorante,
un amasijo de hierros y tubos ante el que no puedo
hacer nada. Se detiene un coche, el conductor echa
un vistazo y me asegura que en diez minutos me trae
un mecánico. En ese impasse, una decena de niños
de un asentamiento cercano ya se han arrimado y me
observan entre risas desconfiadas. Una mujer llega, no
dice nada, me mira y me ofrece un taburete de madera. Agradecido, me siento y juego con los niños a
hacer caras raras, es el truco infalible para conseguir
unas carcajadas, aunque siempre me pregunto qué
tipo de comentarios debe suscitar en ellos esta ridícula broma. Ha pasado una eternidad, al menos para mí,
y un par de mecánicos, solícitos, abordan el coche y
resoplan. No pinta bien, según ellos. Van y vienen a
Masiaka con una moto. Traen y quitan piezas. El sudor
a cántaros se torna frío pensando en el destino del
coche. Han pasado varias horas y decido llamar a la
hermana Elisa, que me esperaba para comer en
Lunsar. Enviará al Padre Roberts a por mi coche, que
pasará bajo su supervisión la noche en el taller de los
jóvenes mecánicos. Así lo hacen. Con gesto turbado,
me despido del auto. El Padre Roberts me acerca
hasta Lunsar, a pocas millas. Sierraleonés afable,
atento y risueño, charlamos de lo de siempre: del país,
de sus gentes, de la guerra, del día a día, de las elecciones, de los niños, de las escuelas, de la malaria. Al
llegar a Lunsar, Elisa saca la comida de hace unas
horas, que despacho con diligencia mientras resumo
mis infortunios y filosofamos sobre lo impredecible de
la vida y sus cosas extraordinarias: el encuentro con
aquellos niños, la mujer del taburete o la breve conversación con el cura sierraleonés en el coche. Mi visita
es de despedida. Hablamos toda la tarde sobre su historia en el país, llena de episodios dulces y otros
amargos, como cuando tuvieron que ser evacuadas
de la escuela cuando los rebeldes entraron en Lunsar
y de lo duro que es dejar a la gente con la que vives y
sufres en esas circunstancias, mano a mano.
Ya por la noche, el coche de las hermanas me acerca
hasta Mabesseneh. Quiero despedirme también de
Manuel y de todos los voluntarios de San Juan de
Dios, unos conocidos, otros no tanto. En todo este
tiempo en Sierra Leona he llegado a conocer a un sinfín de gente que ha pasado por este lugar. La cena,
como siempre agradable, se convierte en una puesta a
punto sobre la vida de los voluntarios que regresaron
a Barcelona, sobre las dificultades del día a día en el
hospital y, sobre todo y ante todo, de la historia de los
niños y niñas hospitalizados. A medida que cuentan
las vicisitudes del día, de la historia de Abu o de
Fatmata, me entristezco, impotente, admirado por la
pasión que transmiten. Me pregunto cómo afrontan
concreto. Manuel se sienta a nuestra mesa, nos pregunta cómo vemos la situación política, charlamos
sobre su tierra, bromea y al poco rato se levanta, reclamado por alguien que le llama. Ya en la casa de los
voluntarios, nos disponemos al ritual diario del que hoy
soy un intruso: sillas, luz tenue, Relec, cigarrillo, Star
Beer y un buen rato de charla. Hablamos de muchas
cosas: de Barcelona, del hospital, de Freetown, de los
niños. Alguien me pregunta el por qué de la guerra. Y
yo callo. Callo porque después de este tiempo estudiando la guerra, sus causas, sus implicados, tengo la
sensación de llevarme más preguntas de las que traje y
pocas respuestas claras. “Una guerra caótica y sin sentido”, me dijeron una vez. “Una guerra por diamantes”,
me han asegurado otros muchos.
La guerra en Sierra Leona tuvo sentido, quiero decir,
tiene explicaciones. La violencia de las armas y el sufrimiento por supuesto que no lo tienen, pero eso no
quiere decir que sean irracionales. Nos hemos acostumbrado a explicar nuestra historia, la de Europa, la de
nuestras guerras, desde muchos sentidos. En cambio,
cuando miramos hacia abajo, sólo vemos desorden y
caos, y la guerra nos parece una disfunción, algo patológico de gente que, atrasada, no ha sabido resolver
sus disputas de manera “civilizada”. En marzo de 1991,
un centenar de hombres, liderados por un antiguo oficial del ejército sierraleonés, Foday Sankoh, y bajo el
nombre del “Frente Unido Revolucionario” (Revolutionary
United Front, RUF) irrumpía en el distrito de Kailahun, al
este del país, en la frontera con Liberia, para exigir el fin
del Gobienro “tirano y corrupto” del entonces
Presidente del país, Joseph Saidu Momoh, del All
People’s Congress (APC), partido que había gobernado
casi desde el inicio de la independencia en 1961.
Ciertamente, el APC, especialmente con su histórico
dirigente, Siaka Stevens, había forjado paulatinamente
un sistema de partido-único que excluía a múltiples
sectores políticos y sociales del país. En los años
setenta y principios de los ochenta, las marchas estudiantiles en contra del régimen no hicieron sino incrementar la represión de Stevens contra estos sectores.
Tal y como han narrado muchos historiadores sierraleoneses, en aquellos años, se forjó una “cultura de la
resistencia” al régimen de Stevens que tenía en los
estudiantes universitarios y en los jóvenes ‘lumpen’ de
Freetown su principal estandarte. Algunos de estos
sectores viajaron a Libia, auspiciados por el régimen de
Gaddaffi, quien en ese momento difundía su particular
ideología panafricanista del “Libro Verde” y pretendía
vengar algunos recelos personales con regímenes
como el de Stevens que, presionados por EEUU, no
habían respaldado su figura y proyecto. En los campos
de entrenamiento libio se gestaría el RUF. Muchos de
los intelectuales sierraleoneses represaliados desistieron
de la idea, al considerarla desatinada. Foday Sankoh,
ese encuentro diario con las extremas dificultades, de
nombre y rostro concreto. Manuel se sienta a nuestra
mesa, nos pregunta cómo vemos la situación política,
charlamos sobre su tierra, bromea y al poco rato se
levanta, reclamado por alguien que le llama. Ya en la
casa de los voluntarios, nos disponemos al ritual diario
del que hoy soy un intruso: sillas, luz tenue, Relec,
cigarrillo, Star Beer y un buen rato de charla.
Hablamos de muchas cosas: de Barcelona, del hospital, de Freetown, de los niños. Alguien me pregunta el
por qué de la guerra. Y yo callo. Callo porque después
de este tiempo estudiando la guerra, sus causas, sus
implicados, tengo la sensación de llevarme más preguntas de las que traje y pocas respuestas claras.
“Una guerra caótica y sin sentido”, me dijeron una
vez. “Una guerra por diamantes”, me han asegurado
otros muchos.
La guerra en Sierra Leona tuvo sentido, quiero decir,
tiene explicaciones. La violencia de las armas y el
sufrimiento por supuesto que no lo tienen, pero eso no
quiere decir que sean irracionales. Nos hemos acostumbrado a explicar nuestra historia, la de Europa, la
de nuestras guerras, desde muchos sentidos. En cambio, cuando miramos hacia abajo, sólo vemos desorden y caos, y la guerra nos parece una disfunción,
algo patológico de gente que, atrasada, no ha sabido
resolver sus disputas de manera “civilizada”. En marzo
de 1991, un centenar de hombres, liderados por un
antiguo oficial del ejército sierraleonés, Foday Sankoh,
y bajo el nombre del “Frente Unido Revolucionario”
(Revolutionary United Front, RUF) irrumpía en el distrito de Kailahun, al este del país, en la frontera con
Liberia, para exigir el fin del Gobienro “tirano y corrupto” del entonces Presidente del país, Joseph Saidu
Momoh, del All People’s Congress (APC), partido que
había gobernado casi desde el inicio de la independencia en 1961. Ciertamente, el APC, especialmente
con su histórico dirigente, Siaka Stevens, había forjado paulatinamente un sistema de partido-único que
excluía a múltiples sectores políticos y sociales del
país. En los años setenta y principios de los ochenta,
las marchas estudiantiles en contra del régimen no
hicieron sino incrementar la represión de Stevens contra estos sectores. Tal y como han narrado muchos
historiadores sierraleoneses, en aquellos años, se forjó
una “cultura de la resistencia” al régimen de Stevens
que tenía en los estudiantes universitarios y en los
jóvenes ‘lumpen’ de Freetown su principal estandarte.
Algunos de estos sectores viajaron a Libia, auspiciados por el régimen de Gaddaffi, quien en ese momento difundía su particular ideología panafricanista del
“Libro Verde” y pretendía vengar algunos recelos personales con regímenes como el de Stevens que, presionados por EEUU, no habían respaldado su figura y
proyecto. En los campos de entrenamiento libio se
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gestaría el RUF. Muchos de los intelectuales sierraleoneses represaliados desistieron de la idea, al considerarla desatinada. Foday Sankoh, un ex oficial del ejército encarcelado durante varios años por el régimen
del APC por una supuesta trama golpista, permaneció
y pasó a liderar el grupo. Su encuentro con el liberiano
Charles Taylor sería crucial. Ambos decidirían respaldar mutuamente el inicio de la insurrección contra
Samuel Doe en Liberia, en diciembre de 1989, y contra el régimen del APC en Sierra Leona, catorce meses
más tarde.
Las primeras incursiones del RUF fueron un éxito.
Infravalorados por el Gobierno de Freetown, crecían
en el este del país, una región que había sido marginada por el APC y que veía en el RUF un auténtico
grupo de liberación. Asimismo, la propia Comisión
para la Verdad y la Reconciliación en Sierra Leona ha
asegurado que al principio el reclutamiento del grupo
rebelde fue esencialmente voluntario. El RUF suponía
una oportunidad para los jóvenes de las zonas rurales,
que permanecían en un auténtico régimen de explotación por parte de sus autoridades tradicionales, hasta
el punto que reconocidos antropólogos como Paul
Richards, consideran que para estos jóvenes la guerra
fue un pretexto para iniciar una “revuelta de clase”.
Mientras el RUF avanzaba, un golpe de Estado tenía
lugar en Freetown. En 1992, un joven militar de veintiséis años, Valentine Strasser, pasaba a liderar el
Gobierno. Strasser ensanchó el ejército en miles de
efectivos para hacer frente al grupo de Sankoh.
Jóvenes desarraigados de la ciudad se alistaban en
masa buscando en el ejército un medio de vida. La
guerra se agravaba. El RUF eliminaba gradualmente a
sus líderes intelectuales contrarios a los métodos utilizados por el grupo. Los reclutamientos forzados, entre
ellos muchos niños y niñas, empezaron a ser masivos.
El RUF perdía el apoyo popular del inicio. Fruto de
esta dinámica, varios grupos empezaron a auto-organizarse para hacer frente a sus excesos, entre ellos se
encontraban los llamados kamajors, en el sur del país.
Strasser, por su parte, no lograba hacerse con el control de la situación y decidía contratar los servicios de
una empresa sudafricana de seguridad privada.
Cientos de mercenarios sudafricanos y de la Europa
del Este fueron enviados a Sierra Leona a combatir el
RUF. En 1996, tras las presiones de organizaciones
civiles, y finalmente tras un golpe de Estado, se convocaron elecciones. El Sierra Leone’s People Party
(SLPP) logró la victoria de manos del nuevo mandatario, Ahmed Tejan Kabbah, quien decidió combatir al
RUF dando especial apoyo a las milicias para-gubernamentales, especialmente a los kamajors.
Pocos meses más tarde, en mayo de 1997, sectores
del ejército indignados con Kabbah por su gradual
apoyo a las milicias para combatir a expensas del
manifestaban en contra de las violaciones de los derechos humanos y exigían el retorno del gobierno elegido.
Mientras, las tropas, en su mayoría nigerianas, del
ECOMOG –brazo militar de la organización regional
ECOWAS? combatían en la capital a los efectivos de la
Junta. Contaban con el apoyo explícito y polémico del
Gobierno británico de Tony Blair, quien financió el envío
de armas y mercenarios a pesar de la existencia de un
embargo internacional. Finalmente, en febrero de 1998,
la Junta y sus efectivos eran expulsados de la capital y
Kabbah regresaba de su exilio en Guinea. El peor episodio de la guerra, sin embargo, se estaba fraguando.
El 6 de enero de 1999, algunos de los sectores de la
expulsada Junta invadieron Freetown, asesinando en
pocas semanas a más de seis mil personas. Su ataque, dicen los expertos, fue una venganza por la hostilidad con que la ciudad les había tratado durante su
mandato.
Nuevamente expulsados, el Gobierno de Kabbah y el
RUF firmarían pocos meses más tarde un acuerdo de
paz en la capital de Togo, Lomé. Para indignación de
muchos sectores civiles e internacionales, el acuerdo
contemplaba la integración del RUF en un gobierno de
unidad nacional en el que Foday Sankoh era nombrado
Vicepresidente y responsable de la explotación de las
zonas diamantíferas. El Gobierno estadounidense de
Clinton fue crucial en la firma de este controvertido
acuerdo. Su administración no quería perpetuar otro
escenario como el de Rwanda o Somalia y prefería
obtener un acuerdo rápido para finalizar la guerra. No
obstante, la firma llevó a una situación esperpéntica: los
integrantes del supuesto gobierno de unidad continuaban enfrentándose, por lo que el Gobierno británico
decidió enviar a miles de soldados para reducir a los
efectivos del RUF, detener a sus principales líderes y
poner punto y final a la guerra.
¿Y los diamantes? No fue una guerra por los diamantes, como tantas veces se han insistido, si bien éstos
son importantes en toda la historia del conflicto. En los
años treinta, con el descubrimiento de las zonas diamantíferas, una empresa británica logró la explotación
exclusiva de todas ellas. Veinte años más tarde se
aprobó la posibilidad de que los sierraleoneses también
pudieran acceder a la explotación de estos minerales,
si bien fue la comunidad libanesa en Sierra Leona la
que en connivencia con el Gobierno de Stevens pasó
paulatinamente a controlar toda la explotación. El RUF
fue fruto de las dinámicas históricas de exclusión y
represión. No obstante, Taylor sabía que la supervivencia de su grupo en Liberia dependía de la explotación
de los diamantes sierraleoneses y de su venta por
armas. A medida que transcurría la guerra, los diamantes fueron convirtiéndose en una fuente de lucro para
muchos sectores, tanto del RUF como del ejército. Una
gran red transnacional participaba en esta dinámica:
abandono de las tropas militares, dieron un golpe de
Estado, formando una Junta Militar en la que el RUF
pasó a formar parte. La Junta contó con la oposición
espontánea de numerosos colectivos civiles, que se
manifestaban en contra de las violaciones de los derechos humanos y exigían el retorno del gobierno elegido. Mientras, las tropas, en su mayoría nigerianas, del
ECOMOG –brazo militar de la organización regional
ECOWAS? combatían en la capital a los efectivos de
la Junta. Contaban con el apoyo explícito y polémico
del Gobierno británico de Tony Blair, quien financió el
envío de armas y mercenarios a pesar de la existencia
de un embargo internacional. Finalmente, en febrero
de 1998, la Junta y sus efectivos eran expulsados de
la capital y Kabbah regresaba de su exilio en Guinea.
El peor episodio de la guerra, sin embargo, se estaba
fraguando. El 6 de enero de 1999, algunos de los sectores de la expulsada Junta invadieron Freetown, asesinando en pocas semanas a más de seis mil personas. Su ataque, dicen los expertos, fue una venganza
por la hostilidad con que la ciudad les había tratado
durante su mandato.
Nuevamente expulsados, el Gobierno de Kabbah y el
RUF firmarían pocos meses más tarde un acuerdo de
paz en la capital de Togo, Lomé. Para indignación de
muchos sectores civiles e internacionales, el acuerdo
contemplaba la integración del RUF en un gobierno de
unidad nacional en el que Foday Sankoh era nombrado Vicepresidente y responsable de la explotación de
las zonas diamantíferas. El Gobierno estadounidense
de Clinton fue crucial en la firma de este controvertido
acuerdo. Su administración no quería perpetuar otro
escenario como el de Rwanda o Somalia y prefería
obtener un acuerdo rápido para finalizar la guerra. No
obstante, la firma llevó a una situación esperpéntica:
los integrantes del supuesto gobierno de unidad continuaban enfrentándose, por lo que el Gobierno británico decidió enviar a miles de soldados para reducir a
los efectivos del RUF, detener a sus principales líderes
y poner punto y final a la guerra.
¿Y los diamantes? No fue una guerra por los diamantes, como tantas veces se han insistido, si bien éstos
son importantes en toda la historia del conflicto. En
los años treinta, con el descubrimiento de las zonas
diamantíferas, una empresa británica logró la explotación exclusiva de todas ellas. Veinte años más tarde
se aprobó la posibilidad de que los sierraleoneses
también pudieran acceder a la explotación de estos
minerales, si bien fue la comunidad libanesa en Sierra
Leona la que en connivencia con el Gobierno de
Stevens pasó paulatinamente a controlar toda la
explotación. El RUF fue fruto de las dinámicas históricas de exclusión y represión. No obstante, Taylor
sabía que la supervivencia de su grupo en Liberia
dependía de la explotación de los diamantes sierraleo-
un hospital a l’àfrica
un hospital en áfrica
introducció
un ex oficial del ejército encarcelado durante varios
años por el régimen del APC por una supuesta trama
golpista, permaneció y pasó a liderar el grupo. Su
encuentro con el liberiano Charles Taylor sería crucial.
Ambos decidirían respaldar mutuamente el inicio de la
insurrección contra Samuel Doe en Liberia, en diciembre de 1989, y contra el régimen del APC en Sierra
Leona, catorce meses más tarde.
Las primeras incursiones del RUF fueron un éxito.
Infravalorados por el Gobierno de Freetown, crecían en
el este del país, una región que había sido marginada
por el APC y que veía en el RUF un auténtico grupo de
liberación. Asimismo, la propia Comisión para la Verdad
y la Reconciliación en Sierra Leona ha asegurado que
al principio el reclutamiento del grupo rebelde fue esencialmente voluntario. El RUF suponía una oportunidad
para los jóvenes de las zonas rurales, que permanecían
en un auténtico régimen de explotación por parte de
sus autoridades tradicionales, hasta el punto que reconocidos antropólogos como Paul Richards, consideran
que para estos jóvenes la guerra fue un pretexto para
iniciar una “revuelta de clase”. Mientras el RUF avanzaba, un golpe de Estado tenía lugar en Freetown. En
1992, un joven militar de veintiséis años, Valentine
Strasser, pasaba a liderar el Gobierno. Strasser ensanchó el ejército en miles de efectivos para hacer frente al
grupo de Sankoh. Jóvenes desarraigados de la ciudad
se alistaban en masa buscando en el ejército un medio
de vida. La guerra se agravaba. El RUF eliminaba gradualmente a sus líderes intelectuales contrarios a los
métodos utilizados por el grupo. Los reclutamientos forzados, entre ellos muchos niños y niñas, empezaron a
ser masivos. El RUF perdía el apoyo popular del inicio.
Fruto de esta dinámica, varios grupos empezaron a
auto-organizarse para hacer frente a sus excesos, entre
ellos se encontraban los llamados kamajors, en el sur
del país. Strasser, por su parte, no lograba hacerse con
el control de la situación y decidía contratar los servicios de una empresa sudafricana de seguridad privada.
Cientos de mercenarios sudafricanos y de la Europa del
Este fueron enviados a Sierra Leona a combatir el RUF.
En 1996, tras las presiones de organizaciones civiles, y
finalmente tras un golpe de Estado, se convocaron
elecciones. El Sierra Leone’s People Party (SLPP) logró
la victoria de manos del nuevo mandatario, Ahmed
Tejan Kabbah, quien decidió combatir al RUF dando
especial apoyo a las milicias para-gubernamentales,
especialmente a los kamajors.
Pocos meses más tarde, en mayo de 1997, sectores
del ejército indignados con Kabbah por su gradual
apoyo a las milicias para combatir a expensas del
abandono de las tropas militares, dieron un golpe de
Estado, formando una Junta Militar en la que el RUF
pasó a formar parte. La Junta contó con la oposición
espontánea de numerosos colectivos civiles, que se
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un hospital en áfrica
introducción
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desde empresas diamantíferas en Bélgica o Sudáfrica,
hasta gobiernos occidentales y regionales, la propia red
de al-Qada e incluso el Cártel de Medellín de Pablo
Escobar. Todos fueron cómplices de un expolio que
contribuyó a la prolongación de la violencia.
Fue una guerra de ‘ganadores’ y ‘perdedores’. Ganaron
todos aquellos que se nutrían de la violencia, fueran
sierraleoneses o no, y perdieron todas aquellas personas, centenares de miles, que fueron asesinadas, mutiladas o desplazadas. Hasta 75.000 personas se estima
que murieron durante los más de diez años que duraron los combates, mientras que se cifra en un millón
–casi una cuarta parte del país? las personas que
sufrieron algún tipo de desplazamiento. No obstante,
detrás de la imagen siempre recurrente de una sociedad neutralizada por la guerra y dependiente de la
ayuda internacional, son múltiples los testimonios que
avalan cómo la gente se organizaba para hacer frente a
las adversidades durante aquellos días. Asimismo, los
colectivos de mujeres o los grupos interreligiosos fueron
determinantes en la batalla por los derechos humanos y
en exigir el fin de la violencia. Quedan muchos nombres, colectivos y experiencias de aquellos amargos
días que, por desgracia, no han sido tan documentados, pero que hablan de una sociedad sierraleonesa
despierta y haciendo frente a su historia.
La intervención internacional fue importante. Naciones
Unidas ordenó el despliegue de la considerada en ese
momento como “la mayor misión de mantenimiento de
la paz”, con 17.000 cascos azules. Multitud de ONG y
organismos de todo tipo desembarcaron ya a mediados de los noventa para asistir a los afectados por la
violencia. Asimismo, desde que finalizara la guerra en
enero de 2002, un gran número de programas y estrategias han sido puestos en marcha por la comunidad
internacional para la “reconstrucción” de Sierra Leona:
la reforma del ejército y de la policía, el desarme y reinserción de los ex combatientes, la refundación del sistema de justicia, el desarrollo de programas anti-corrupción, la aprobación de una estrategia de reducción de
la pobreza, la celebración de elecciones democráticas,
la implementación de políticas ‘modernizadoras’ de la
economía, la reconstrucción de todo tipo de infraestructuras, la aceptación por parte de los actores políticos y
sociales de los estándares universales en derechos
humanos, la descentralización política del país, y así un
largo etcétera. Más que un ‘Plan Marshall’, Sierra Leona
afronta la transformación íntegra de todos sus ámbitos,
incluido el cultural. La democracia y la economía de
mercado se están incrustando en el país a marchas forzadas y bajo parámetros occidentales, todo con el
objetivo –se considera? de que Sierra Leona no vuelva
a ‘recaer’ en otro sangriento conflicto armado. El ejercicio, muchos defienden, es noble, pero parte de una
serie de fantasías, como el hecho de creer que guerra
introducció
neses y de su venta por armas. A medida que transcurría la guerra, los diamantes fueron convirtiéndose en
una fuente de lucro para muchos sectores, tanto del
RUF como del ejército. Una gran red transnacional
participaba en esta dinámica: desde empresas diamantíferas en Bélgica o Sudáfrica, hasta gobiernos
occidentales y regionales, la propia red de al-Qada e
incluso el Cártel de Medellín de Pablo Escobar. Todos
fueron cómplices de un expolio que contribuyó a la
prolongación de la violencia.
Fue una guerra de ‘ganadores’ y ‘perdedores’.
Ganaron todos aquellos que se nutrían de la violencia,
fueran sierraleoneses o no, y perdieron todas aquellas
personas, centenares de miles, que fueron asesinadas,
mutiladas o desplazadas. Hasta 75.000 personas se
estima que murieron durante los más de diez años
que duraron los combates, mientras que se cifra en un
millón –casi una cuarta parte del país? las personas
que sufrieron algún tipo de desplazamiento. No obstante, detrás de la imagen siempre recurrente de una
sociedad neutralizada por la guerra y dependiente de
la ayuda internacional, son múltiples los testimonios
que avalan cómo la gente se organizaba para hacer
frente a las adversidades durante aquellos días.
Asimismo, los colectivos de mujeres o los grupos interreligiosos fueron determinantes en la batalla por los
derechos humanos y en exigir el fin de la violencia.
Quedan muchos nombres, colectivos y experiencias
de aquellos amargos días que, por desgracia, no han
sido tan documentados, pero que hablan de una
sociedad sierraleonesa despierta y haciendo frente a
su historia.
La intervención internacional fue importante. Naciones
Unidas ordenó el despliegue de la considerada en ese
momento como “la mayor misión de mantenimiento de
la paz”, con 17.000 cascos azules. Multitud de ONG y
organismos de todo tipo desembarcaron ya a mediados de los noventa para asistir a los afectados por la
violencia. Asimismo, desde que finalizara la guerra en
enero de 2002, un gran número de programas y estrategias han sido puestos en marcha por la comunidad
internacional para la “reconstrucción” de Sierra Leona:
la reforma del ejército y de la policía, el desarme y
reinserción de los ex combatientes, la refundación del
sistema de justicia, el desarrollo de programas anticorrupción, la aprobación de una estrategia de reducción de la pobreza, la celebración de elecciones
democráticas, la implementación de políticas ‘modernizadoras’ de la economía, la reconstrucción de todo
tipo de infraestructuras, la aceptación por parte de los
actores políticos y sociales de los estándares universales en derechos humanos, la descentralización política del país, y así un largo etcétera. Más que un ‘Plan
Marshall’, Sierra Leona afronta la transformación íntegra de todos sus ámbitos, incluido el cultural. La
y paz son aspectos lineales, consecutivos y lógicos si
se siguen una serie de técnicas y programas, definidos
en su totalidad en Nueva York o Bruselas. Lo cierto es
que tras seis años del fin de la guerra, la comunidad
internacional denuncia una y otra vez malversación por
parte de los actores locales y critica los escasos resultados obtenidos teniendo en cuenta los miles de millones de dólares invertidos hasta el momento.
Al margen de las contradicciones y dilemas que suscita
todo este proceso, Sierra Leona sigue albergando una
gran masa de jóvenes desempleados y excluidos del
crecimiento económico que el país, dicen, ha experimentado; los índices de mortalidad infantil y materna se
sitúan entre los más elevados del planeta; la extracción
y comercialización de diamantes no es transparente del
todo, a pesar de los múltiples mecanismos internacionales puestos en marcha, ni repercute en el desarrollo
del país; o el arroz, alimento diario para la totalidad de la
población, sigue siendo en buena parte importado.
Verdaderamente, la mayoría del país hace frente a unas
condiciones de vida extremas. Conseguir dos platos de
arroz diario, pagar las tasas escolares de los más
pequeños o acceder a un tratamiento hospitalario son
auténticas quimeras. La ‘paz’ ha generado las falsas
expectativas de que el ‘desarrollo’ y el bienestar iban a
llegar, como una fórmula casi mágica, de la mano de
un puñado de programas internacionales y en el plazo
de pocos años. No ha sido así y Freetown y el resto del
país se mueven al ritmo de la supervivencia. La gente
sufre, resiste y continúa hacia adelante.
En los últimos días de mi estancia en el país, Abu,
Gbessay y Filare, amigos incondicionales, estrenaban
poda-poda con el que salían a las calles de Freetown a
ganarse la vida y a luchar por un futuro más próspero.
En la parte frontal, en letras grandes y blancas, bajo un
azul marino recién pintado, habían escrito “Live on
Hope”. “Vive en esperanza”, era el mensaje que cada
día pretendían enviar a su gente. Sierra Leona, sin
duda, ?pensé? se mueve y vive en esperanza.
democracia y la economía de mercado se están
incrustando en el país a marchas forzadas y bajo
parámetros occidentales, todo con el objetivo –se
considera? de que Sierra Leona no vuelva a ‘recaer’
en otro sangriento conflicto armado. El ejercicio,
muchos defienden, es noble, pero parte de una serie
de fantasías, como el hecho de creer que guerra y paz
son aspectos lineales, consecutivos y lógicos si se
siguen una serie de técnicas y programas, definidos
en su totalidad en Nueva York o Bruselas. Lo cierto es
que tras seis años del fin de la guerra, la comunidad
internacional denuncia una y otra vez malversación
por parte de los actores locales y critica los escasos
resultados obtenidos teniendo en cuenta los miles de
millones de dólares invertidos hasta el momento.
Al margen de las contradicciones y dilemas que suscita todo este proceso, Sierra Leona sigue albergando
una gran masa de jóvenes desempleados y excluidos
del crecimiento económico que el país, dicen, ha
experimentado; los índices de mortalidad infantil y
materna se sitúan entre los más elevados del planeta;
la extracción y comercialización de diamantes no es
transparente del todo, a pesar de los múltiples mecanismos internacionales puestos en marcha, ni repercute en el desarrollo del país; o el arroz, alimento diario
para la totalidad de la población, sigue siendo en
buena parte importado. Verdaderamente, la mayoría
del país hace frente a unas condiciones de vida extremas. Conseguir dos platos de arroz diario, pagar las
tasas escolares de los más pequeños o acceder a un
tratamiento hospitalario son auténticas quimeras. La
‘paz’ ha generado las falsas expectativas de que el
‘desarrollo’ y el bienestar iban a llegar, como una fórmula casi mágica, de la mano de un puñado de programas internacionales y en el plazo de pocos años.
No ha sido así y Freetown y el resto del país se mueven al ritmo de la supervivencia. La gente sufre, resiste
y continúa hacia adelante.
En los últimos días de mi estancia en el país, Abu,
Gbessay y Filare, amigos incondicionales, estrenaban
poda-poda con el que salían a las calles de Freetown
a ganarse la vida y a luchar por un futuro más próspero. En la parte frontal, en letras grandes y blancas,
bajo un azul marino recién pintado, habían escrito
“Live on Hope”. “Vive en esperanza”, era el mensaje
que cada día pretendían enviar a su gente. Sierra
Leona, sin duda, ?pensé? se mueve y vive en esperanza.
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Jose Maria Quintilla Martínez
Susana Guillemas Roca
Jose Antonio Mora Yelamos
Jesus Pineda Sanchez
Marta Rives Clemente
Tomás Asensio Torres
Mercedes Guallart
Montse Junca
Mª Mercedes Fuentes
Marta Sanroman
Andres Calvo
Carlota Collazos
Marisa Manzano Canillas
Susana Ruiz Garcia-Diego
Carlos Fabrega Agullo
Ignacio Pallares Carretero
Susana Segura Matute
Carmen Dominguez Delso
Luis Ramos Martin
Ana Alarcon Allen
Magda Ortilles
Justo Moreno Garcia
Maria Vendrell Condeminas
Aina Martinez Planas
Mercé Ribe
Roser Garrido Romero
Ivan Sanchez Fernandez
Tomas Asensio
Imma Mir
Alejandro Lucena
Josep Maria Ribo
Miguel Angel Quilez
Laura Saura
Marta Simo
Josep Montes
Gloria Nicolas
Maget Mabrouk
Lucas Krauel
Javier Krauel
Teresa Santaliestra
Vanesa Gonzalez
Ana Campillo Hermoso
Montserra Campillo Trias
Julia Jordan Trias
Vicky Asensio
Marta Trias
Maget Mabrouk
Carmen Dominguez Delso
Hsjd
Altres
Altaia
Curia
Hsjd
Altres
HSJD
HSJD
HSJD
HSJD
Manacor
HSJD
HSJD
HSJD
HSJD
HSJD
HSJD
HSJD
Voluntari
HSJD
ICS
HSJD
HSJD
HSJD
HSJD
HSJD
HSJD
HSJD
HSJD
Voluntari
HSJD
Voluntari
HSJD
HSJD
HSJD
HSJD
HSJD
HSJD
HSJD
HSJD
Manresa
Voluntari
Voluntari
Voluntari
Voluntari
HSJD
HSJD
HSJD
Metge
Infermera
Infermer
Metge
Auxiliar Inf
Metge
Infermera
Infermera
Infermera
Pediatra
Cirurgia
Infermera
Infermera
Pediatra
Mitjans Audiovisuals
Infermer
Metge
Infermera
Informàtic
Pediatra
Infermera
Tecni Lab
Magatzem
Metge
Infermeria
Pediatra
Resident
Metge
Infermera
Cirurja
Informàtic
Cirurja
Pediatra
Infermer
Infermera
Anestesista
cirurgia
Pediatra
Infermera
Infermera
Infermera
Anestesista
Infermera
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Marta Sanroman
Nuria Rovira
Antonio Onzain
Rebeca La Hoz
Montse Ribas
Mª Rosa Alseda Soler
Maria Dolores Rosines
Ana Maria Badrenas
Beatriu Caussignac
Pilar Casanova
Marta Clapes
Patricia Sabater
Marta Molins
Marta Sanroman
Francisco Martinez
Marta Millet
Montse Junca
Salvador Simo
Ana Ortega
Maget Mabrouk
Silvia Cipres
Santiago Nevot
Esperanza Macia
Maribel Pares
Albert Pérez
Victor Escribano
Carlota Trinxet
Rosa Maria Alseda
Marta Clapes
Pablo Velasco
Marta Rives Clemente
Maria Padro Hernandez
Ofelia Cruz Martinez
Mª Angels Gutierrez
Caroline Gelosi
Montse Joanos
Mª Mercedes Fuentes
Roser Porta
Germa Fernando Aguilo
Antonio Vela
Mª Angeles de Marco
Carolina Sabaté
Carmen Vega
Carmen Dominguez Delso
Ana Morillo
Carlos Godoy
Carlos Fabrega Agullo
Sergio Rojo
HSJD
HSJD
H.Cruces
HSJD
Can Ruti
Manresa
Manresa
Manresa
HSJD
Badalona
ICS
HSJD
Maresme
HSJD
HSJD
HSJD
HSJD
Privat
HSJD
HSJD
HSJD
Althaia
Manresa
Altahia
Farma Mundi
Voluntari
Privat
Althaia
Privat
Val d'Hebron
HSJD
HSJD
HSJD
Altahia
HSJD
Particular
HSJD
IU Dexeus
HSJD
HSJD
Particular
HSJD
EUI SJD
HSJD
HSJD
Particular
HSJD
Comitas
Pediatra
Pediatra
Cirurgia
Pediatra
Infermera
Instrumentista
Cirurgiana
Cirurgiana
Infermera
Instrumentista
Pediatra
Infermera
Adbocada
Pediatra
Banc de Sang
Comptabilitat
Infermera
Radiologia
Anestesista
Anestesista
Infermera
Pediatra
Pediatra
Infermera
Farmaceutic
Instrumentista
Instrumentista
Pediatra
Resident
Auxiliar Inf
Supervisora Inf
Pediatra
Infermera
Farmaceutica
Metge
Infermera
pediatra
Metge
Metge
Infermera
Secretaria
Professora EUI
Infermera
Pediatra
Acompanyant
Mitjans Audiovisuals
Comitas
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un
unhospital
hospitalaal’àfrica
l’àfrica
voluntarios en el hospital /
voluntaris a l’hospital
un hospital
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malaria
malària
¡puta malaria! ¡puta malaria!
pronunciado mil veces.
Martha Kamara vino hoy a urgencias en coma y convulsionando.¡Malaria cerebral!
Falleció en menos de una hora. Era una niña preciosa y
bien nutrida. Su madre que todavía la amamantaba,
cuando la vio muerta, se arrancó la blusa y gritando su
nombre, estiraba sus pechos hacia ella como si quisiera seguir dándole la vida que la puta malaria le arrebató.
un hospital en áfrica
Xavier K
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En el Saint John of God CH de Sierra Leona más de
1000 niños ingresan cada año por malaria. Un 15% de
estos mueren, la malaria es especialmente grave en los
menores de dos años.
Creo que fue Susana quien acuñó este término que todos hemos
pronunciado mil veces.
Martha Kamara vino hoy a urgencias en coma y convulsionando.¡Malaria cerebral!
Falleció en menos de una hora. Era una niña preciosa y
bien nutrida. Su madre que todavía la amamantaba, cuando la vio muerta, se arrancó la blusa y gritando su nombre, estiraba sus pechos hacia ella como si quisiera seguir
dándole la vida que la puta malaria le arrebató.
Xavier K
En el Saint John of God CH de Sierra Leona más de 1000
niños ingresan cada año por malaria. Un 15% de estos
mueren, la malaria es especialmente grave en los menores
de dos años.
Colocación de mosquiteras
impregnadas con permetrina
en una sala del hospital.
Colocación de mosquiteras impregnadas con permetrina en una sala del
hospital.
un hospital a l’àfrica
Creo que fue Susana quien acuñó este término que todos hemos
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malària
un hospital en áfrica
malaria
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malaria o paludismo
malaria o paludismo
Las hembras del mosquito anófeles necesitan sangre
para el desarrollo de sus huevos, si un mosquito pica a
un enfermo de malaria, adquiere el plasmodio y lo acumula en su saliva. Al picar a otra persona le transmite la
enfermedad (ver esquema del ciclo del plasmodio). La
mosquitera impide la picadura pero además cuando el
mosquito entra en contacto con ella, muere.
Las hembras del mosquito anófeles necesitan sangre
para el desarrollo de sus huevos, si un mosquito pica a
un enfermo de malaria, adquiere el plasmodio y lo acumula en su saliva. Al picar a otra persona le transmite
la enfermedad (ver esquema del ciclo del plasmodio).
La mosquitera impide la picadura pero además cuando el mosquito entra en contacto con ella, muere.
La mitad de la población mundial esta en riesgo de
adquirir el paludismo. El informe OMS 2008 estima que
en 2006 hubo en el mun-do 247 millones de casos
que provocaron 881.000 muertes mayo-ritariamente
entre mujeres embarazadas y niños menores de 5
años.
La mitad de la población mundial esta en riesgo de
adquirir el paludismo. El informe OMS 2008 estima
que en 2006 hubo en el mun-do 247 millones de
casos que provocaron 881.000 muertes mayo-ritariamente entre mujeres embarazadas y niños menores de
5 años.
GMP (Global Malaria Program) es el organismo la OMS
responsable de la lucha antimalárica en el mundo. Las
estrategias actuales de la lucha antimalárica se basan
en el control del vector (mosquito) mediante el empleo
de mosquiteras impregnadas con insecticidas de larga
duración y la aplicación de insecticidas en el interior de
locales y viviendas y la lucha contra la enfermedad
mediante el empleo de tratamientos combinados con
productos derivados de la artemisina para evitar las
resistencias del parásito (plasmodio).
GMP (Global Malaria Program) es el organismo la OMS
responsable de la lucha antimalárica en el mundo. Las
estrategias actuales de la lucha antimalárica se basan
en el control del vector (mosquito) mediante el empleo
de mosquiteras impregnadas con insecticidas de larga
duración y la aplicación de insecticidas en el interior
de locales y viviendas y la lucha contra la enfermedad
mediante el empleo de tratamientos combinados con
productos derivados de la artemisina para evitar las
resistencias del parásito (plasmodio).
En la WEB de la OMS www.who.int/malaria/ se describen los
protocolos de actuación y la situación de la malaria en el mundo.
En la WEB de la OMS www.who.int/malaria/ se describen los protocolos de actuación y la situación de la malaria en el mundo.
un hospital a l’àfrica
un hospital
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un hospital
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largas esperas
largas esperas
Para llegar al laboratorio del hospital hay que atravesar un largo pasillo donde están las consultas del OPD
de adultos. El OPD son las consultas externas del
hospital. En este pasillo, ser un paciente adquiere su
máxima expresión. A ambos lados del corredor se
extienden largos bancos de madera donde la gente se
sienta y espera, se tumba y espera, duerme y espera a
que alguien pronuncie su nombre. Forman una larga y
asfixiante serpentina multicolor de cuerpos y ropas de
colores chillones; porque cuando vienen al médico, se
visten con sus mejores galas; y así de elegantes esperan, esperan y esperan hasta entrar en una especie de
letargo.
Al final del pasillo hay una sala oscura y cerrada
donde esperan y esperan los pacientes pacientes que
tienen que hacerse un análisis. No hay ventanas. El
ambiente es sofocante. Allí se pueden juntar más de
cincuenta personas. Huele a sudor viejo, espeso y fermentado. Falta el aire. Nadie sabe cuándo será llamado. A cada paciente le llaman cuando le llaman, puede
ser hoy o puede ser mañana. Si no es hoy y el paciente vive lejos, tendrá que quedarse a dormir. ¿Y dónde
hacerlo si no hay pensiones, ni hostales, ni hoteles?
En el hospital. En los largos bancos de madera. Así,
cuando mañana alguien pronuncie su nombre sólo
tendrá que abrir los ojos, bostezar, estirarse y extender
el brazo para que le saquen sangre.
Pero nadie se queja, nadie se enfada ni desespera. Ni
siquiera tratándose de un hospital privado, donde la
gente paga por todo. Las cosas son así. El tiempo no
existe, a nadie le preocupa perderlo o malgastarlo, la
vida se construye con cada latido del corazón.
un hospital en áfrica
un hospital a l’àfrica
Luis R.
Para llegar al laboratorio del hospital hay que atravesar
un largo pasillo donde están las consultas del OPD de
adultos. El OPD son las consultas externas del hospital.
En este pasillo, ser un paciente adquiere su máxima
expresión. A ambos lados del corredor se extienden largos bancos de madera donde la gente se sienta y
espera, se tumba y espera, duerme y espera a que
alguien pronuncie su nombre. Forman una larga y asfixiante serpentina multicolor de cuerpos y ropas de
colores chillones; porque cuando vienen al médico, se
visten con sus mejores galas; y así de elegantes
esperan, esperan y esperan hasta entrar en una especie de letargo.
Al final del pasillo hay una sala oscura y cerrada donde
esperan y esperan los pacientes pacientes que tienen
que hacerse un análisis. No hay ventanas. El ambiente
es sofocante. Allí se pueden juntar más de cincuenta
personas. Huele a sudor viejo, espeso y fermentado.
Falta el aire. Nadie sabe cuándo será llamado. A cada
paciente le llaman cuando le llaman, puede ser hoy o
puede ser mañana. Si no es hoy y el paciente vive
lejos, tendrá que quedarse a dormir. ¿Y dónde hacerlo
si no hay pensiones, ni hostales, ni hoteles? En el hospital. En los largos bancos de madera. Así, cuando
mañana alguien pronuncie su nombre sólo tendrá que
abrir los ojos, bostezar, estirarse y extender el brazo
para que le saquen sangre.
Pero nadie se queja, nadie se enfada ni desespera. Ni
siquiera tratándose de un hospital privado, donde la
gente paga por todo. Las cosas son así. El tiempo no
existe, a nadie le preocupa perderlo o malgastarlo, la
vida se construye con cada latido del corazón.
Luis R.
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escola d’enfermeria
escuela de enfermería
Las alumnas de la escuela de
enfermería revolotean por las salas
del hospital. Sus cuerpos rotundos y su espontaneidad dan al
traste con las pretensiones de
disciplina del uniforme.
Les alumnes de l’escola d’infermeria papalloneigen per les sales
de l’hospital. Els seus cossos
rotunds i espontaneitat poden
més que les pretensions de
disciplina de l’uniforme.
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un hospital a l’àfrica
Roser P
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malnutrición
malnutrició
“un niño que muere de hambre, muere asesinado”
“un nen que mor de gana,
mor assassinat”
un niño de menos de 10 años muere cada siete segundos y cada cuatro minutos
uno queda ciego por falta de vitamina a. El orden mundial no es sólo asesino, sino
absurdo, pues mata sin necesidad. Hoy ya no existen las fatalidades. Un niño que
muere de hambre hoy, muere asesinado. Jean Ziegler. Relator de la ONU para la alimentación. El País, 09/05/05
un nen de menys de 10 anys mor cada set segons i cada quatre minuts
un queda cec per falta de vitamina A. L’ ordre mundial nonomés és assessí,
sino absurd, per que mata sense necessitat. Avui en dia ja no existeixen les
fatalitats. Un nen que mor de gana avui, mor assessinat.
un hospital en áfrica
un hospital a l’àfrica
Jean Ziegler. Relator de la ONU para la alimentación. El País, 09/05/05
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un hospital
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malnutrición
malnutrició
La nutrició és esencial per la fundació de la salud, el
desenvolupament, i la protecció contra les malalties,
sobre tot les infeccioses. Els nens ben nodrits aprenen
millor, són més forts, i tenen més oportunitats de fugir
dels cercles de fam i pobresa.
La malnutrició severa es defineix com un pes molt baix
en relació a la talla (menys de 3 desviacions estándar
segons els estándars de creixement definits per la
OMS), i es manifesta de dues maneres: aprimament
extrem o ‘edemes’ (inflor), sobre tot de cames i cara.
Un 54% dels 10.8 milions de nens de menys de 5
anys que moren anualment al món pateixen de malnutrició, i aquesta és causa directa de la mort de 1 milió
de nens a l’any. Els països de l’Àfrica subsahariana
concentren les majors tases. Sierra Leone es troba
entre els països amb una incidència més alta.
Les estratègies tradicionals per tractar la malnutrició es
basen en l’ingrés dels nens a l’hospital per que rebin
l’alimentació terapèutica amb fórmules especials, però
tenen una cobertura i impacte limitats. Les estratègies
presents i de futur proposades per la OMS i les
Nacions Unides aposten una intervenció a gran escala
a nivell de les comunitats, tractant els nens malnutrits a
casa seva, i enviant a l’hospital només els que tenen
complicacions asociades. (Joint Statement de la OMS,
el Programa Mundial d’Alimentació, el Comité de
Nutrició de les Nacions Unides i la Childrens Fund de
les Nacions Unides)
un hospital a l’àfrica
Font: Nacions Unides
un hospital en áfrica
Font: Nacions Unides
La nutrició és esencial per la fundació de la salud, el
desenvolupament, i la protecció contra les malalties,
sobre tot les infeccioses. Els nens ben nodrits aprenen
millor, són més forts, i tenen més oportunitats de fugir
dels cercles de fam i pobresa.
La malnutrició severa es defineix com un pes molt baix
en relació a la talla (menys de 3 desviacions estándar
segons els estándars de creixement definits per la
OMS), i es manifesta de dues maneres: aprimament
extrem o ‘edemes’ (inflor), sobre tot de cames i cara.
Un 54% dels 10.8 milions de nens de menys de 5
anys que moren anualment al món pateixen de malnutrició, i aquesta és causa directa de la mort de 1 milió
de nens a l’any. Els països de l’Àfrica subsahariana
concentren les majors tases. Sierra Leone es troba
entre els països amb una incidència més alta.
Les estratègies tradicionals per tractar la malnutrició
es basen en l’ingrés dels nens a l’hospital per que
rebin l’alimentació terapèutica amb fórmules especials,
però tenen una cobertura i impacte limitats. Les
estratègies presents i de futur proposades per la OMS
i les Nacions Unides aposten una intervenció a gran
escala a nivell de les comunitats, tractant els nens
malnutrits a casa seva, i enviant a l’hospital només els
que tenen complicacions asociades. (Joint Statement
de la OMS, el Programa Mundial d’Alimentació, el
Comité de Nutrició de les Nacions Unides i la
Childrens Fund de les Nacions Unides)
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Las cosas en Africa van lentas, muy lentas, su tiempo
es diferente al nuestro. Esto exaspera a los voluntarios
que por primera vez van allí y se encuentran con una
realidad radicalmente opuesta a la nuestra. Hay que ser
paciente y constante y aceptar sin resignarse...
Tomas A.
Las cosas en Africa van
lentas, muy lentas, su tiempo
es diferente al nuestro. Esto
exaspera a los voluntarios que
por primera vez van allí
y se encuentran con una
realidad radicalmente
opuesta a la nuestra. Hay que ser
paciente y constante y aceptar
sin resignarse...
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quirófanos
quiròfans
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Manuel i la seva ajudant en acció
Manuel y su ayudante en acción
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entrevista a Fernando Aguiló
entrevista a Fernando Aguiló
un hospital en áfrica
Desde que entre en la
Orden de los Hermanos
de San Juan de Dios la
idea de ir a las misiones
siempre me cautivó y
cuando me propusieron
estudiar medicina para
ejercerla en África, no
me lo pensé dos veces
y acepté.
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Era conocido como “Pa
Richard” y todavía hoy
es recordado en el país
como el medico de la
“machine” haciendo
referencia a la radioscopia, aparato diagnóstico
que dominaba de modo
increíble.
Hablar con el hermano Fernando Aguiló, o con “Pa Fanando”,
como le conocen en Sierra Leona, es una oportunidad única de
conocer de primera mano una gran parte de la historia del hospital
de Mabesseneh.
¿Cuál fue tu primer contacto con el hospital?
Desde que entre en la Orden de los Hermanos de San Juan de Dios la idea
de ir a las misiones siempre me cautivó y cuando me propusieron estudiar
medicina para ejercerla en África, no me lo pensé dos veces y acepté.
Una vez que terminé los estudios de la carrera de medicina en Barcelona,
durante unos años estuve en el Servicio de Obstetricia y Ginecología en
nuestro hospital de San Juan de Dios de Esplugues con el fin de formarme
más específicamente en esta especialidad. La información que tenía por
parte de los Hermanos, que ya trabajaban en Sierra Leona, señalaba que
era en este campo donde tendría más problemas a la vez que, casualmente, ésta sería una de mis tareas allí encomendadas.
Hablar con el hermano Fernando Aguiló, o con “Pa Fanando”, como
le conocen en Sierra Leona, es una oportunidad única de conocer
de primera mano una gran parte de la historia del hospital de
Mabesseneh.
¿Cuál fue tu primer contacto con el hospital?
Desde que entre en la Orden de los Hermanos de San Juan de Dios la idea
de ir a las misiones siempre me cautivó y cuando me propusieron estudiar
medicina para ejercerla en África, no me lo pensé dos veces y acepté.
Una vez que terminé los estudios de la carrera de medicina en Barcelona,
durante unos años estuve en el Servicio de Obstetricia y Ginecología en
nuestro hospital de San Juan de Dios de Esplugues con el fin de formarme
más específicamente en esta especialidad. La información que tenía por
parte de los Hermanos, que ya trabajaban en Sierra Leona, señalaba que
era en este campo donde tendría más problemas a la vez que, casualmente, ésta sería una de mis tareas allí encomendadas.
Y te hablaron del hospital de Mabesseneh...
El hospital de los Hermanos de San Juan de Dios de Mabesseneh era un
pequeño centro hospitalario rural que estaba a las afueras de Lunsar, concretamente en una pequeña aldea llamada Mabesseneh. Se atendía en él, básicamente, estas cuatro especialidades: medicina interna, cirugía, obstetricia y
pediatría.
Y te hablaron del hospital de Mabesseneh...
Me imagino que las condiciones de la práctica médica serían
muy difíciles.
Se contaba con pocos recursos económicos y las ayudas nos venían principalmente de la Orden Hospitalaria de S. Juan de Dios y de distintas organizaciones benéficas con las que nos íbamos relacionando para que nos financiaran distintos proyectos y mejoras del centro.
El hospital fue creciendo, y rápidamente se paso de las 30 camas en 1967,
a las 70 en 1983; a finales de 1994 ya teníamos montado todo un complejo
sanitario que consistía en 110 camas de hospitalización, 60 camas de convalecientes y 24 camas de tuberculosos.
Me imagino que las condiciones de la práctica médica serían
muy difíciles.
¿Cuántos médicos trabajabais allí para atender a tal número de
pacientes?
En mis primeras etapas tengo que hacer mención de dos hermanos que fueron los pilares del centro. En primer lugar el Hno. Ricardo Botifoll, médico neumólogo, que al incorporarme al hospital él se centro más en la atención a la
medicina interna.
Era conocido como “Pa Richard” y todavía hoy es recordado en el país
como el medico de la “machine” haciendo referencia a la radioscopia, aparato diagnóstico que dominaba de modo increíble.
Y, por otro lado, al Hno. José María Pérez, “Brother Josep”, que es el responsable de la construcción de la mayoría de los edificios del hospital así como
por sus gestiones en los ministerios del Gobierno en Freetown, capital de
Sierra Leona.
Durante muchos años estuvimos solos el Hno. Ricardo y yo como médicos al
frente del hospital. Para poder atender a nuestros pacientes preparamos algunos enfermeros para que nos ayudaran a hacer el “screening” (selección de
pacientes por patología y gravedad) en consultas externas y las pequeñas
urgencias del día a día.
¿Cuántos médicos trabajabais allí para atender a tal número de
pacientes?
En mis primeras etapas tengo que hacer mención de dos hermanos que fue-
El día a día... ¿Cómo era el día a día del hermano Fernando en
El día a día... ¿Cómo era el día a día del hermano Fernando en
El hospital de los Hermanos de San Juan de Dios de Mabesseneh era un
pequeño centro hospitalario rural que estaba a las afueras de Lunsar, concretamente en una pequeña aldea llamada Mabesseneh. Se atendía en él,
básicamente, estas cuatro especialidades: medicina interna, cirugía, obstetricia y pediatría.
Se contaba con pocos recursos económicos y las ayudas nos venían principalmente de la Orden Hospitalaria de S. Juan de Dios y de distintas organizaciones benéficas con las que nos íbamos relacionando para que nos financiaran distintos proyectos y mejoras del centro.
El hospital fue creciendo, y rápidamente se paso de las 30 camas en 1967,
a las 70 en 1983; a finales de 1994 ya teníamos montado todo un complejo
sanitario que consistía en 110 camas de hospitalización, 60 camas de convalecientes y 24 camas de tuberculosos.
ron los pilares del centro. En primer lugar el Hno. Ricardo Botifoll, médico
neumólogo, que al incorporarme al hospital él se centro más en la atención
a la medicina interna.
Era conocido como “Pa Richard” y todavía hoy es recordado en el país como
el medico de la “machine” haciendo referencia a la radioscopia, aparato
diagnóstico que dominaba de modo increíble.
Y, por otro lado, al Hno. José María Pérez, “Brother Josep”, que es el responsable de la construcción de la mayoría de los edificios del hospital así
como por sus gestiones en los ministerios del Gobierno en Freetown, capital de Sierra Leona.
Durante muchos años estuvimos solos el Hno. Ricardo y yo como médicos
al frente del hospital. Para poder atender a nuestros pacientes preparamos
algunos enfermeros para que nos ayudaran a hacer el “screening” (selección
de pacientes por patología y gravedad) en consultas externas y las pequeñas urgencias del día a día.
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entrevista a Fernando Aguiló
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un hospital en áfrica
Por mucho que uno
intente prepararse para el
trabajo en África la realidad siempre desborda.
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Mabesseneh?; ¿tal y como lo habías imaginado mientras soñabas con
trabajar en África?
Por mucho que uno intente prepararse para el trabajo en África la realidad
siempre desborda. Me encontré superado en todos los sentidos; cuesta
mucho imaginarte lo que te encuentras ya que siempre piensas que exageran
cuando te informaban de la realidad que te ibas a encontrar. La pobreza del
país, la falta de recursos, el choque cultural y el deterioro de las instituciones.
Del mapa sanitario perfecto y jerarquizado que te agencias en la escasa información que pude encontrar, en la realidad era todo obsoleto o simplemente
inexistente. Me hizo sentirme solo y desamparado.
Mabesseneh?; ¿tal y como lo habías imaginado mientras soñabas
con trabajar en África?
Algo así como empezar de cero; volver a estudiar “otra carrera de
medicina”...
La mayoría de nuestros pacientes venían en fases muy avanzadas de la enfermedad; pero, sobretodo, la obstetricia que me encontré no tenía nada que ver
con la que había visto en España, y al no poder derivar a los pacientes a otros
centros tuve que afrontar la nueva situación lo mejor que pude. Era como
hacer una regresión al pasado, a la España interior de los pueblos a principios
de siglo XX y a los heroicos médicos de pueblo.
Encontré la mejor ayuda en los libros médicos antiguos del Hno. Ricardo y
tuve que formarme de forma autodidáctica en cirugía general. Para mí fue una
gran ayuda el paso de algunos médicos cirujanos del hospital de San Juan de
Dios de Barcelona (Dr. Isidro Claret, Dr. José María Ribó…) durante sus vacaciones en donde me ayudaron a mejorar la técnica quirúrgica y a resolver problemas de urgencia.
Algo así como empezar de cero; volver a estudiar “otra carrera de
medicina”...
Supongo que de todas las experiencias vividas, desde el punto de
vista de un médico formado en occidente, siempre habrá algo que
impacte más...
Personalmente el impacto más duro para un profesional sanitario en las
zonas rurales africanas lo encuentra en la atención de los niños y en las
maternidades.
La alta mortalidad infantil debido a la malaria, enfermedades gastrointestinales (diarreas), la malnutrición y enfermedades respiratorias, muchas de ellas
prevenibles, y sabiendo que con unos recursos mínimos sanitarios podrías
evitar muchas de estas muertes, cuesta aceptar… mejor dicho no hay que
aceptarlas; hay que luchar para no acostumbrarse a ver morir a tantos niños.
En el segundo lugar como impacto negativo estarían las maternidades, mujeres muy jóvenes gestantes sin atención profesional ni durante el embrazo ni
durante el parto hace que acudan a los centros sanitarios, ya deficientes en
sí, en pésimas condiciones, con una elevada mortalidad y morbilidad materna y con la pérdida de sus niños, lo cual las estigmatiza por vida en caso de
fístulas vesico-recto-vaginales posteriores al parto.
Supongo que de todas las experiencias vividas, desde el punto de
vista de un médico formado en occidente, siempre habrá algo que
impacte más...
Además de trabajar mucho, día y noche, noche y día, tendrías tiempo
para otras cosas, ¿o no?
Mi estancia en Lunsar se puede resumir en el trabajo en consultas externas y
en horas y horas dedicadas en el quirófano. Mi contacto con la gente, aparte
del hospital, fueron los pequeños paseos por las aldeas cercanas sobretodo
al atardecer en los fines de semana si no había urgencias quirúrgicas. Fueron
paseos inolvidables, cuando la gente preparaba su única comida del día… el
arroz con el “plasas” (salsa), generalmente de hoja de patata o casaba, aceite de palmera, chille y pescado ahumado -éste era escaso ya que la mayoría
de la gente de Mabesseneh, Makomp y Mabeto no tiene mucho poder adquisitivo-. El ir por las cocinas era todo un acontecimiento y al mismo tiempo
Además de trabajar mucho, día y noche, noche y día, tendrías tiempo para otras cosas, ¿o no?
Por mucho que uno intente prepararse para el trabajo en África la realidad
siempre desborda. Me encontré superado en todos los sentidos; cuesta
mucho imaginarte lo que te encuentras ya que siempre piensas que exageran cuando te informaban de la realidad que te ibas a encontrar. La pobreza
del país, la falta de recursos, el choque cultural y el deterioro de las instituciones. Del mapa sanitario perfecto y jerarquizado que te agencias en la
escasa información que pude encontrar, en la realidad era todo obsoleto o
simplemente inexistente. Me hizo sentirme solo y desamparado.
La mayoría de nuestros pacientes venían en fases muy avanzadas de la
enfermedad; pero, sobretodo, la obstetricia que me encontré no tenía nada
que ver con la que había visto en España, y al no poder derivar a los pacientes a otros centros tuve que afrontar la nueva situación lo mejor que pude.
Era como hacer una regresión al pasado, a la España interior de los pueblos
a principios de siglo XX y a los heroicos médicos de pueblo.
Encontré la mejor ayuda en los libros médicos antiguos del Hno. Ricardo y
tuve que formarme de forma autodidáctica en cirugía general. Para mí fue
una gran ayuda el paso de algunos médicos cirujanos del hospital de San
Juan de Dios de Barcelona (Dr. Isidro Claret, Dr. José María Ribó…) durante
sus vacaciones en donde me ayudaron a mejorar la técnica quirúrgica y a
resolver problemas de urgencia.
La mayoría de nuestros pacientes venían
en fases muy avanzadas de la enfermedad
Personalmente el impacto más duro para un profesional sanitario en las
zonas rurales africanas lo encuentra en la atención de los niños y en las
maternidades.
La alta mortalidad infantil debido a la malaria, enfermedades gastrointestinales (diarreas), la malnutrición y enfermedades respiratorias, muchas de ellas
prevenibles, y sabiendo que con unos recursos mínimos sanitarios podrías
evitar muchas de estas muertes, cuesta aceptar… mejor dicho no hay que
aceptarlas; hay que luchar para no acostumbrarse a ver morir a tantos niños.
En el segundo lugar como impacto negativo estarían las maternidades,
mujeres muy jóvenes gestantes sin atención profesional ni durante el embrazo ni durante el parto hace que acudan a los centros sanitarios, ya deficientes en sí, en pésimas condiciones, con una elevada mortalidad y morbilidad
materna y con la pérdida de sus niños, lo cual las estigmatiza por vida en
caso de fístulas vesico-recto-vaginales posteriores al parto.
Mi estancia en Lunsar se puede resumir en el trabajo en consultas externas
y en horas y horas dedicadas en el quirófano. Mi contacto con la gente,
aparte del hospital, fueron los pequeños paseos por las aldeas cercanas
sobretodo al atardecer en los fines de semana si no había urgencias quirúrgicas. Fueron paseos inolvidables, cuando la gente preparaba su única
comida del día… el arroz con el “plasas” (salsa), generalmente de hoja de
patata o casaba, aceite de palmera, chille y pescado ahumado -éste era
escaso ya que la mayoría de la gente de Mabesseneh, Makomp y Mabeto no
tiene mucho poder adquisitivo-. El ir por las cocinas era todo un aconteci-
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un hospital en áfrica
En 1986 dejamos de
tener luz y agua corriente, lo que nos obligó a
buscar grupos electrógenos y abrir varios
pozos en el recinto hospitalario. La luz y el agua
se convirtieron desde
entonces en algo obsesivo del centro pues
toda actividad hospitalaria depende de ellas.
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podías palpar la pobreza y la hospitalidad de aquellas personas: poco tenían
pero sabían compartir su pobreza y su sonrisa, hacían del encuentro un motivo de alegría y no de tristeza. Esto sí, rodeado de niños por todos los lados y
riéndote de los más pequeñitos que te llamaban de lejos “opoto” y cuando
ibas a ellos corrían o gateaban lo más aprisa que podían a los brazos de sus
madres.
miento y al mismo tiempo podías palpar la pobreza y la hospitalidad de
aquellas personas: poco tenían pero sabían compartir su pobreza y su sonrisa, hacían del encuentro un motivo de alegría y no de tristeza. Esto sí, rodeado de niños por todos los lados y riéndote de los más pequeñitos que te
llamaban de lejos “opoto” y cuando ibas a ellos corrían o gateaban lo más
aprisa que podían a los brazos de sus madres.
¿No viajaste por el país para conocer otras regiones?
Freetown siembre me agobió; intentaba no ir excepto cuando venían voluntarios desde España, y era paso obligado para que vieran la capital y se hicieran cargo de la situación del país. Freetown es para mí el caos; ya lo era antes
pero sobretodo después de la guerra al crecer de forma anárquica y al surgir
barrios en zonas de desechos de basura. Durante la guerra dobló su población sin mejorar, al mismo tiempo, sus infraestructuras básicas. Contrasta
mucho su ambiente bullicioso, tenso y crispado de ciudad grande con la placidez y sosiego de las pequeñas ciudades y aldeas de provincias.
¿No viajaste por el país para conocer otras regiones?
Has destacado aquello que te impactó más como médico. ¿Qué
impresiones sacaste de esos paseos por los alrededores del hospital?
De mi estancia una de las cosas que siempre me llamaba la atención era la
disociación entre el hospital y la sociedad. Por una parte veías cómo el hospital, gracias a las ayudas externas iba creciendo y mejorando tanto en sus
estructuras como en el equipamiento; y por la otra parte, la sociedad y la realidad del país se deterioraba en su conjunto a pasos agigantados. El cierre de
las minas de hierro de Marampa supuso un duro golpe económico para toda
la región de Lunsar. En 1986 dejamos de tener luz y agua corriente, lo que nos
obligó a buscar grupos electrógenos y abrir varios pozos en el recinto hospitalario. La luz y el agua se convirtieron desde entonces en algo obsesivo del
centro pues toda actividad hospitalaria depende de ellas.
Has destacado aquello que te impactó más como médico. ¿Qué
impresiones sacaste de esos paseos por los alrededores del hospital?
¿Cómo puede funcionar un hospital sin luz? Esto es algo que aquí no
se puede concebir.
La dependencia del gasoil y su coste nos hizo implantar un horario de luz en
relación a la actividad, disponiendo solamente de unas 8 – 12 horas los equipos funcionando. Por las noches solo funcionaban para atender las urgencias
quirúrgicas.
Cuando llevas un tiempo con estos horarios es todo un acontecimiento cuando regresábamos de vacaciones a España, el disponer las 24 horas del día
de luz y agua fría o caliente con solo hacer un pequeño giro de mano en el
grifo en las habitaciones donde nos hospedábamos. La gente no valoramos
estas pequeñas cosas que en nuestros hogares del norte disponemos y no
nos imaginamos carecer de ellas ya que la damos por tan obvias.
Llegamos a un tema ineludible cuando se habla de Sierra Leona: la
guerra. La guerra ha marcado al país, al hospital de Mabesseneh y
también al hermano Fernando.
Me tocó vivir la guerra civil. Al principio pensábamos que era un grupo de
ladrones de diamantes que aterrorizaban las provincias del sur y este del país,
ayudados y alentados desde Liberia. La situación empezó a afectarnos a finales de 1994 de forma más seria y recuerdo muy bién el primer ataque a
Lunsar, a las siete de la mañana del día uno de Enero. Me encontraba intentando rellenar un pollo acompañado por un hermano javeriano enfermero italiano que se encontraba en el hospital para celebrar el primer día del año.
Fueron los primeros tiros y cañonazos de verdad que oía por primera vez en
mi vida. Después fue el caos en el hospital entre los heridos y la gente, mayo-
Freetown siembre me agobió; intentaba no ir excepto cuando venían voluntarios desde España, y era paso obligado para que vieran la capital y se
hicieran cargo de la situación del país. Freetown es para mí el caos; ya lo era
antes pero sobretodo después de la guerra al crecer de forma anárquica y al
surgir barrios en zonas de desechos de basura. Durante la guerra dobló su
población sin mejorar, al mismo tiempo, sus infraestructuras básicas.
Contrasta mucho su ambiente bullicioso, tenso y crispado de ciudad grande
con la placidez y sosiego de las pequeñas ciudades y aldeas de provincias.
El ir por las cocinas
era todo un acontecimiento y al mismo
tiempo podías palpar
la pobreza y la hospitalidad de aquellas
personas: poco tenían
pero sabían compartir
su pobreza y su sonrisa, hacían del encuentro un motivo de alegría y no de tristeza
De mi estancia una de las cosas que siempre me llamaba la atención era la
disociación entre el hospital y la sociedad. Por una parte veías cómo el hospital, gracias a las ayudas externas iba creciendo y mejorando tanto en sus
estructuras como en el equipamiento; y por la otra parte, la sociedad y la
realidad del país se deterioraba en su conjunto a pasos agigantados. El cierre de las minas de hierro de Marampa supuso un duro golpe económico
para toda la región de Lunsar. En 1986 dejamos de tener luz y agua corriente, lo que nos obligó a buscar grupos electrógenos y abrir varios pozos en
el recinto hospitalario. La luz y el agua se convirtieron desde entonces en
algo obsesivo del centro pues toda actividad hospitalaria depende de ellas.
¿Cómo puede funcionar un hospital sin luz? Esto es algo que aquí
no se puede concebir.
La dependencia del gasoil y su coste nos hizo implantar un horario de luz en
relación a la actividad, disponiendo solamente de unas 8 – 12 horas los equipos funcionando. Por las noches solo funcionaban para atender las urgencias quirúrgicas.
Cuando llevas un tiempo con estos horarios es todo un acontecimiento
cuando regresábamos de vacaciones a España, el disponer las 24 horas del
día de luz y agua fría o caliente con solo hacer un pequeño giro de mano en
el grifo en las habitaciones donde nos hospedábamos. La gente no valoramos estas pequeñas cosas que en nuestros hogares del norte disponemos
y no nos imaginamos carecer de ellas ya que la damos por tan obvias.
Llegamos a un tema ineludible cuando se habla de Sierra Leona: la
guerra. La guerra ha marcado al país, al hospital de Mabesseneh y
también al hermano Fernando.
Me tocó vivir la guerra civil. Al principio pensábamos que era un grupo de
ladrones de diamantes que aterrorizaban las provincias del sur y este del
país, ayudados y alentados desde Liberia. La situación empezó a afectarnos
a finales de 1994 de forma más seria y recuerdo muy bién el primer ataque
a Lunsar, a las siete de la mañana del día uno de Enero. Me encontraba
intentando rellenar un pollo acompañado por un hermano javeriano enfermero italiano que se encontraba en el hospital para celebrar el primer día del
año. Fueron los primeros tiros y cañonazos de verdad que oía por primera
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entrevista a Fernando Aguiló
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ría niños y mujeres, que se refugiaron en él.
Todo cambió para nosotros, a pesar que tanto el ejército rebelde como el
nacional respetaron el recinto del hospital como zona neutral. Nos traían sus
heridos y nos los dejaban para que los atendiéramos; convivieron en la misma
habitación heridos de ambos lados sin saberlo o al menos se respetaron
durante su hospitalización. Nunca vinieron a buscar enemigos y entraban a ver
a sus conocidos sin armas
intentaba sobretodo salvar a los niños que eran
objetivo de los rebeldes
para convertirlos en
niños soldados
Nos suplicaban que nos
quedáramos con ellos y
así lo hicimos
Al final, una guerra civil es una guerra entre vecinos, incluso entre
familias. ¿Cómo era la vida de la población de Mabesseneh en estos
días terribles?
La gente del pueblo, al ver que se respetaba el hospital, lo hicieron lugar de
refugio, y por las noches venían nuestros vecinos a dormir en los pasillos. La
gente vivía aterrada; intentaba sobretodo salvar a los niños que eran objetivo
de los rebeldes para convertirlos en niños soldados y por las mutilaciones que
hacían, cortando manos y piernas.
Muchas aldeas se organizaban la huída en diferentes lugares para refugiarse
en el bosque; se guardaba lo más valioso en bolsas para salir corriendo en
caso de cualquier ruido sospechoso. A veces, la simple caída de una rama
sobre las chapas de zinc de los tejados levantaba la alarma de todo el pueblo. Se hacían turnos de vigilancia y la gente vivía en continuo sobresalto.
Vivíais con miedo sabiendo que antes o después los rebeldes acabarían por entrar en Lunsar.
En Junio 2006 los rebeldes tomaron Lunsar e incendiaron las mejores casas
de la ciudad. Nosotros estuvimos en el hospital viendo las llamas en el horizonte e intentando calmar a nuestros pacientes. Nos mantuvimos durante
toda la noche sentados en el patio de hospital rodeado de pacientes y vecinos esperando los posibles acontecimientos con mucha calma; fue uno de
los momentos más intensos y emotivos que recuerdo. Nos suplicaban que
nos quedáramos con ellos y así lo hicimos. Cuando todo pareció que se calmaba y nos retiramos de la puerta del hospital los Hermanos, fue cuando
entraron los rebeldes que nos obligaron a arrodillarnos delante de ellos.
Después de soltarnos una arenga donde justificaban su actuación nos dejaron. Solo se llevaron la radio que teníamos en la casa de los hermanos y que
usábamos para ponernos en contacto con España.
Naciones Unidas decretó un embargo comercial a Sierra Leona lo que nos
obligó a hacer un gran esfuerzo para seguir abasteciendo el hospital desde
Guinea Conakry con el beneplácito de la Junta de Militar que estaba en
Freetown. Eso sí, el armamento militar seguía llegando al país y fortaleciendo
tanto al ejercito rebelde como a los militares que se unieron para tomar el
gobierno de Freetown.
un hospital en áfrica
¿Cuánto tiempo duró esta situación?
Dos años. La Junta Militar tenia el poder en la capital y en las provincias campaban a sus anchas los rebeldes. La población se vio obligada a huir a los
campos de refugiados de Guinea y Liberia o ir a Freetown, y la poca que
quedó apenas podía subsistir ya que los campos y el poco ganado que podían tener eran presa fácil para los rebeldes.
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Y llegamos al momento más difícil.
Fue cuando Naciones Unidas aprobó el ataque a Freetown por las fuerzas de
ECOMOG. Y fue entonces cuando la Junta Militar, al huir de la capital por no
poder repeler el ataque, fue al hospital a capturar al personal extranjero para
usarlo como moneda de cambio. Fue el 14 de Febrero cuando, al intentar
vez en mi vida. Después fue el caos en el hospital entre los heridos y la
gente, mayoría niños y mujeres, que se refugiaron en él.
Todo cambió para nosotros, a pesar que tanto el ejército rebelde como el
nacional respetaron el recinto del hospital como zona neutral. Nos traían sus
heridos y nos los dejaban para que los atendiéramos; convivieron en la
misma habitación heridos de ambos lados sin saberlo o al menos se respetaron durante su hospitalización. Nunca vinieron a buscar enemigos y entraban a ver a sus conocidos sin armas
Al final, una guerra civil es una guerra entre vecinos, incluso entre
familias. ¿Cómo era la vida de la población de Mabesseneh en estos
días terribles?
Después fue el caos
en el hospital entre los
heridos y la gente,
mayoría niños y mujeres, que se refugiaron
en él.
La gente del pueblo, al ver que se respetaba el hospital, lo hicieron lugar de
refugio, y por las noches venían nuestros vecinos a dormir en los pasillos. La
gente vivía aterrada; intentaba sobretodo salvar a los niños que eran objetivo
de los rebeldes para convertirlos en niños soldados y por las mutilaciones que
hacían, cortando manos y piernas.
Muchas aldeas se organizaban la huída en diferentes lugares para refugiarse
en el bosque; se guardaba lo más valioso en bolsas para salir corriendo en
caso de cualquier ruido sospechoso. A veces, la simple caída de una rama
sobre las chapas de zinc de los tejados levantaba la alarma de todo el pueblo. Se hacían turnos de vigilancia y la gente vivía en continuo sobresalto.
Vivíais con miedo sabiendo que antes o después los rebeldes acabarían por entrar en Lunsar.
En Junio 2006 los rebeldes tomaron Lunsar e incendiaron las mejores casas
de la ciudad. Nosotros estuvimos en el hospital viendo las llamas en el horizonte e intentando calmar a nuestros pacientes. Nos mantuvimos durante
toda la noche sentados en el patio de hospital rodeado de pacientes y vecinos esperando los posibles acontecimientos con mucha calma; fue uno de
los momentos más intensos y emotivos que recuerdo. Nos suplicaban que
nos quedáramos con ellos y así lo hicimos. Cuando todo pareció que se calmaba y nos retiramos de la puerta del hospital los Hermanos, fue cuando
entraron los rebeldes que nos obligaron a arrodillarnos delante de ellos.
Después de soltarnos una arenga donde justificaban su actuación nos dejaron. Solo se llevaron la radio que teníamos en la casa de los hermanos y que
usábamos para ponernos en contacto con España.
Naciones Unidas decretó un embargo comercial a Sierra Leona lo que nos
obligó a hacer un gran esfuerzo para seguir abasteciendo el hospital desde
Guinea Conakry con el beneplácito de la Junta de Militar que estaba en
Freetown. Eso sí, el armamento militar seguía llegando al país y fortaleciendo tanto al ejercito rebelde como a los militares que se unieron para tomar
el gobierno de Freetown.
¿Cuánto tiempo duró esta situación?
Dos años. La Junta Militar tenia el poder en la capital y en las provincias campaban a sus anchas los rebeldes. La población se vio obligada a huir a los
campos de refugiados de Guinea y Liberia o ir a Freetown, y la poca que
quedó apenas podía subsistir ya que los campos y el poco ganado que podían tener eran presa fácil para los rebeldes.
Y llegamos al momento más difícil.
Fue cuando Naciones Unidas aprobó el ataque a Freetown por las fuerzas
de ECOMOG. Y fue entonces cuando la Junta Militar, al huir de la capital por
no poder repeler el ataque, fue al hospital a capturar al personal extranjero
un hospital a l’àfrica
un hospital
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entrevista a Fernando Aguiló
entrevista a Fernando Aguiló
<<por vosotros, como
sois negros como nosotros somos negros,
nadie dará absolutamente nada>>
cerrar el paso a los rebeldes al hospital, nos capturaron. Fuimos cinco los
secuestrados (un hermano italiano que era pediatra, un hermano austriaco
dermatólogo, un voluntario español farmacéutico, un sacerdote español agustino recolecto que se encontraba enfermo en nuestra casa y yo). Los otros
misioneros, junto con las hermanas, consiguieron huir. Aquí conviene aclarar
que, ante la violencia que estaba tomando la situación, un grupo de religiosos
javerianos y religiosas vecinas, se habían refugiado en nuestro centro por considerarlo lugar seguro.
Los hermanos locales pidieron hacer el intercambio por nosotros ya que el
hospital quedaba sin profesionales médicos, pero los rebeldes no aceptaron.
Dijeron a los Hermanos nativos una frase que siempre he recordado <<por
vosotros, como sois negros como nosotros somos negros, nadie dará absolutamente nada>>
¿Cuánto duró el secuestro?
Estuvimos en Masiaka durante tres días, retenidos en el bosque; solamente
nos bajaban a las primeras casas del pueblo por la noche y regresábamos otra
vez al bosque a las primeras horas de la madrugada. No querían que la gente
civil nos viera. Nos prometían devolvernos al hospital pero al tercer día, ante
unos vuelos de unos aviones cazas en la zona, nos llevaron a la casa del Chief
y nos obligaron a sentarnos encima de unas cajas de munición. Los caracteres eran chinos. Después de unas horas, y cuando los cazas se fueron, nos
llevaron al interior. Nos dijeron que íbamos a Lunsar, pero tomaron otra carretera ante la burla y amenazas de los soldados y rebeldes que nos custodiaban. Nos llevaron a un recinto cerrado cerca de Mile 91, donde nos informaron de nuestra situación real: éramos moneda de cambio y nos amenazaron
con matarnos si el ejercito de ECOMOG entraba a combatir en las provincias.
un hospital en áfrica
Preguntarte si pasaste miedo no tiene mucho sentido, pero, ¿qué
pasaba por tu cabeza en esa situación?
La verdad es que temimos lo peor, aunque lo peor no era la muerte en sí, sino
el modo como lo hicieran o que nos mutilaran. Tuvimos un cambio de actitud
de nuestros guardianes; al principio fueron hoscos y rudos para pasar al cabo
de unos días a protectores. Nos salvó el que nuestros guardianes fueran militares, tenían disciplina militar; en cambio, los rebeldes eran chicos jóvenes,
muchos de ellos drogados, indisciplinados y muy violentos. Nuestros guardianes debían tener buena reputación en cuanto al uso de la violencia ya que a
una simple mirada suya los rebeldes se retiraban porque les temían.
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¿Y cuándo llegaste a pensar que de aquella situación podías salir con
vida?
Pasamos de ser moneda de cambio a no valer nada y ser más bien estorbo.
Uno de los Jefes militares al comprobar que no éramos ni ingleses ni americanos nos dio a entender que nuestro valor se esfumó: ¿quién iba a dar algo
por italianos, austriacos y españoles? No íbamos a darles el protagonismo
que ellos querían. En un abrir y cerrar de ojos, pasamos en una sola noche de
condenados a estar abandonados. Nuestros guardianes nos llevaron a Mile
91 con la confianza que los catequistas nos llevarían al Obispo, lo malo que
ellos y nosotros volvimos a caer en manos de los militares. Pero en esta ocasión la gente del pueblo nos reconoció y hubo una movilización popular llevándonos comida, ropa, agua, sus propios colchones a sabiendas que lo iban a
perder, pues los militares, una vez que se deshicieran de nosotros, estaba
claro que se iban a quedar con sus pertenencias. Esta reacción popular fue lo
que más nos reconfortó y nuestro agradecimiento hacia ellos nunca podremos
olvidar.
para usarlo como moneda de cambio. Fue el 14 de Febrero cuando, al intentar cerrar el paso a los rebeldes al hospital, nos capturaron. Fuimos cinco los
secuestrados (un hermano italiano que era pediatra, un hermano austriaco
dermatólogo, un voluntario español farmacéutico, un sacerdote español
agustino recolecto que se encontraba enfermo en nuestra casa y yo). Los
otros misioneros, junto con las hermanas, consiguieron huir. Aquí conviene
aclarar que, ante la violencia que estaba tomando la situación, un grupo de
religiosos javerianos y religiosas vecinas, se habían refugiado en nuestro
centro por considerarlo lugar seguro.
Los hermanos locales pidieron hacer el intercambio por nosotros ya que el
hospital quedaba sin profesionales médicos, pero los rebeldes no aceptaron.
Dijeron a los Hermanos nativos una frase que siempre he recordado <<por
vosotros, como sois negros como nosotros somos negros, nadie dará absolutamente nada>>
¿Cuánto duró el secuestro?
Estuvimos en Masiaka durante tres días, retenidos en el bosque; solamente
nos bajaban a las primeras casas del pueblo por la noche y regresábamos
otra vez al bosque a las primeras horas de la madrugada. No querían que la
gente civil nos viera. Nos prometían devolvernos al hospital pero al tercer
día, ante unos vuelos de unos aviones cazas en la zona, nos llevaron a la
casa del Chief y nos obligaron a sentarnos encima de unas cajas de munición. Los caracteres eran chinos. Después de unas horas, y cuando los
cazas se fueron, nos llevaron al interior. Nos dijeron que íbamos a Lunsar,
pero tomaron otra carretera ante la burla y amenazas de los soldados y
rebeldes que nos custodiaban. Nos llevaron a un recinto cerrado cerca de
Mile 91, donde nos informaron de nuestra situación real: éramos moneda de
cambio y nos amenazaron con matarnos si el ejercito de ECOMOG entraba
a combatir en las provincias.
Preguntarte si pasaste miedo no tiene mucho sentido, pero, ¿qué
pasaba por tu cabeza en esa situación?
La verdad es que temimos lo peor, aunque lo peor no era la muerte en sí,
sino el modo como lo hicieran o que nos mutilaran. Tuvimos un cambio de
actitud de nuestros guardianes; al principio fueron hoscos y rudos para
pasar al cabo de unos días a protectores. Nos salvó el que nuestros guardianes fueran militares, tenían disciplina militar; en cambio, los rebeldes eran
chicos jóvenes, muchos de ellos drogados, indisciplinados y muy violentos.
Nuestros guardianes debían tener buena reputación en cuanto al uso de la
violencia ya que a una simple mirada suya los rebeldes se retiraban porque
les temían.
La verdad es que temimos lo peor, aunque lo
peor no era la muerte
en sí, sino el modo
como lo hicieran o que
nos mutilaran.
¿Y cuándo llegaste a pensar que de aquella situación podías salir
con vida?
Pasamos de ser moneda de cambio a no valer nada y ser más bien estorbo.
Uno de los Jefes militares al comprobar que no éramos ni ingleses ni americanos nos dio a entender que nuestro valor se esfumó: ¿quién iba a dar algo
por italianos, austriacos y españoles? No íbamos a darles el protagonismo
que ellos querían. En un abrir y cerrar de ojos, pasamos en una sola noche
de condenados a estar abandonados. Nuestros guardianes nos llevaron a
Mile 91 con la confianza que los catequistas nos llevarían al Obispo, lo malo
que ellos y nosotros volvimos a caer en manos de los militares. Pero en esta
ocasión la gente del pueblo nos reconoció y hubo una movilización popular
llevándonos comida, ropa, agua, sus propios colchones a sabiendas que lo
iban a perder, pues los militares, una vez que se deshicieran de nosotros,
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entrevista a Fernando Aguiló
entrevista a Fernando Aguiló
El pueblo os devolvió lo que vosotros le habíais entregado...
El recibimiento en Port Loko, una vez liberados, también está en nuestro
recuerdo; son cosas que no se pueden narrar, son sentimientos íntimos que
cualquier intento de narrarlos serían siempre deficientes.
estaba claro que se iban a quedar con sus pertenencias. Esta reacción
popular fue lo que más nos reconfortó y nuestro agradecimiento hacia ellos
nunca podremos olvidar.
El pueblo os devolvió lo que vosotros le habíais entregado...
Los rebeldes destruyeron el hospital que vosotros habíais levantado
con tanto esfuerzo y trabajo... ¿Qué sentimientos te suscitó esto?
Una vez uno de los rebeldes me preguntó qué haría si me liberaran; le contesté que reconstruiría el hospital. Él me contestó que lo volvería a destruir y le
repliqué que lo reconstruiría tantas veces como él lo destruyera. En Agosto de
1998 lo volvimos a abrir; el 30 de Noviembre tuvimos que abandonarlo ante
un ataque inminente de los rebeldes, lo destruyeron y fue su cuartel militar y el
de los casos azules hasta Junio 2002 en que nos lo devolvieron y lo volvimos
a reconstruir. Ahora estamos otra vez en esta fase, en hacerlo crecer.
Los rebeldes destruyeron el hospital que vosotros habíais levantado
con tanto esfuerzo y trabajo... ¿Qué sentimientos te suscitó esto?
Una vez uno de los rebeldes me preguntó qué haría si me liberaran; le contesté que reconstruiría el hospital. Él me contestó que lo volvería a destruir y
le repliqué que lo reconstruiría tantas veces como él lo destruyera. En Agosto
de 1998 lo volvimos a abrir; el 30 de Noviembre tuvimos que abandonarlo
ante un ataque inminente de los rebeldes, lo destruyeron y fue su cuartel
militar y el de los casos azules hasta Junio 2002 en que nos lo devolvieron y
lo volvimos a reconstruir. Ahora estamos otra vez en esta fase, en hacerlo
crecer.
La reconstrucción de “Pa Fanando” continúa desde Barcelona con
proyectos como el de este libro...
un hospital a l’àfrica
Cuando me dijeron por primera vez “Pa Fanando” pensé que ya me veían
viejo como “Pa Richard”: Ello no me disgustó sino que más bien me hizo reír.
Lo cierto es que los dos, junto con el “Brother Josep”, regresamos a España
por enfermedad pero la nostalgia de Sierra Leona y de sus gentes siempre
perdurará en nuestras mentes. ¡¡Les debemos tanto…!! Fueron los mejores
años de nuestra vida y la que dieron sentido a nuestra vida como Hermanos
de San Juan de Dios.
Una vez uno de los
rebeldes me preguntó
qué haría si me
liberaran; le contesté
que reconstruiría el
hospital. Él me contestó que lo volvería a
destruir y le repliqué
que lo reconstruiría
tantas veces como él
lo destruyera.
un hospital en áfrica
Fueron los mejores años
de nuestra vida y la que
dieron sentido a nuestra
vida como Hermanos de
San Juan de Dios.
La reconstrucción de “Pa Fanando” continúa desde Barcelona con
proyectos como el de este libro...
Cuando me dijeron por primera vez “Pa Fanando” pensé que ya me veían viejo
como “Pa Richard”: Ello no me disgustó sino que más bien me hizo reír. Lo
cierto es que los dos, junto con el “Brother Josep”, regresamos a España por
enfermedad pero la nostalgia de Sierra Leona y de sus gentes siempre perdurará en nuestras mentes. ¡¡Les debemos tanto…!! Fueron los mejores años de
nuestra vida y la que dieron sentido a nuestra vida como Hermanos de San
Juan de Dios.
El recibimiento en Port Loko, una vez liberados, también está en nuestro
recuerdo; son cosas que no se pueden narrar, son sentimientos íntimos que
cualquier intento de narrarlos serían siempre deficientes.
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cada día en África son mil días
todo es tan intenso, tan distinto
los colores, los olores, las emociones
puedes llorar y reír tantas veces en un solo día!
para mi África es así, intensa.
hay sonrisas, carcajadas, pesar, llanto,
preocupaciones e incluso ira,
pero jamás hay indiferencia…
Marta S.
cada día en África son mil días
todo es tan intenso, tan distinto
los colores, los olores, las emociones
puedes llorar y reír tantas veces en un solo día!
para mi África es así, intensa.
hay sonrisas, carcajadas, pesar, llanto,
preocupaciones e incluso ira,
pero jamás hay indiferencia…
Marta S.
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el país visto por los voluntarios
/ el pais vist pels voluntaris
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la muerte
estacions
La muerte forma parte del
paisaje de este país, también
la vida, el baile, la alegría,
la resignación y sobre todo
la dignidad ante las
contrariedades…
La mort forma part del paisatge d’aquest pais, també la vida, el ball,
l’alegria, la resignació i sobre tot la dignitat enfront l’adversitat…
Hace ya muchos días que no llueve, he perdido la
cuenta, la estación seca se ha ido adentrando, sigilosamente en Sierra Leona sin que prácticamente nos
hayamos dado cuenta. Aquellas nubes amenazadoras
del atardecer han desaparecido por completo y han
dado paso a un cielo amarillento que refleja a la perfección el calor y sudor de la tierra africana. El paisaje
sigue siendo aun predominantemente verde, aunque si
lo observamos bien, es de un verde cansado, anémico,
como enfermo de malaria. Donde había una charca,
solo quedan uno pocos juncos secos, amarillos como
el cielo. Donde había un campo de arroz de un verde
que cegaba los ojos, hay ahora una familia agachada,
recolectándolo. Sierra Leona se va secando progresivamente a medida que la estación seca avanza…
Lucas K.
Hace ya muchos días que no llueve, he perdido la
cuenta, la estación seca se ha ido adentrando, sigilosamente en Sierra Leona sin que prácticamente nos
hayamos dado cuenta. Aquellas nubes amenazadoras
del atardecer han desaparecido por completo y han
dado paso a un cielo amarillento que refleja a la perfección el calor y sudor de la tierra africana. El paisaje
sigue siendo aun predominantemente verde, aunque si
lo observamos bien, es de un verde cansado, anémico, como enfermo de malaria. Donde había una charca, solo quedan uno pocos juncos secos, amarillos
como el cielo. Donde había un campo de arroz de un
verde que cegaba los ojos, hay ahora una familia agachada, recolectándolo. Sierra Leona se va secando progresivamente a medida que la estación seca avanza…
Lucas K.
un hospital en áfrica
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Lucas K.
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arroz
pous
No hi ha ni aigua corrent
(la cooperació italiana i els
japonesos han construït
pous d’on la gen treu
aigua). El manteniment de
la majoria de pous el fa la
cooperació italiana (al
menys en aquesta zona),
que inverteix molt en el
país, en concret el manteniment el fan els frares
Josefinos que tenen escoles de formació professional i realment fan una
tasca molt bona.
No existe ninguna red de
agua potable como no sea
la que obtienen de pozos,
no siempre de potabilidad
garantizada.
Carolina s:
En una calle de Lunsar, un partido de fútbol. ¿De dónde
habrá salido esa portería? Como en muchas partes del
mundo, la dieta de un sierra leonés se basa principalmente en el arroz. En Sierra Leona se cultiva arroz, pero
no existen los medios adecuados para producir la cantidad suficiente como para abastecer el consumo interno. Cuando el gobierno norteamericano ha tenido excedentes de arroz los ha enviado a países pobres como
Sierra Leona. Otra vez el pescado que se muerde la
cola y la cantinela de enseñar a pescar... ¿Nunca
aprenderemos?
Carolina s:
un hospital a l’àfrica
Luis R.
un hospital en áfrica
Luis R.
En una calle de Lunsar, un partido de fútbol. ¿De
dónde habrá salido esa portería? Como en muchas
partes del mundo, la dieta de un sierra leonés se basa
principalmente en el arroz. En Sierra Leona se cultiva
arroz, pero no existen los medios adecuados para producir la cantidad suficiente como para abastecer el
consumo interno. Cuando el gobierno norteamericano
ha tenido excedentes de arroz los ha enviado a países
pobres como Sierra Leona. Otra vez el pescado que
se muerde la cola y la cantinela de enseñar a pescar...
¿Nunca aprenderemos?
No hi ha ni aigua corrent
(la cooperació italiana i els
japonesos han construït
pous d’on la gen treu
aigua). El manteniment de
la majoria de pous el fa la
cooperació italiana (al
menys en aquesta zona),
que inverteix molt en el
país, en concret el manteniment el fan els frares
Josefinos que tenen escoles de formació professional i realment fan una
tasca molt bona.
No existe ninguna red de
agua potable como no sea
la que obtienen de pozos,
no siempre de potabilidad
garantizada.
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hermanamiento y apadrina
/ agermanament i apadrina
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apadrina
apadrina
“Apadrina un tractament”
Objetivos y Funcionamiento del Programa
APADRINA es un programa creado con la finalidad de financiar la hospitalización y los tratamientos para niños enfermos graves sin recursos, en el Hospital Saint John of God de
Sierra Leona
El objetivo principal de APADRINA es que los niños tengan un acceso fácil al hospital y
a sus programas de salud. Que la falta de recursos económicos de sus familias, no sea
un freno en su derecho a la vida y a la salud.
¿Por qué APADRINA?
A partir de las experiencias vividas por los diferentes voluntarios que han trabajado en el
Hospital de Lunsar, se llegó a la conclusión de que era necesario poner en marcha un
programa específico (APADRINA un tractamaent) para ayudar a LOS NIÑOS Y las FAMILIAS que necesitan ingreso hospitalario y que no tienen recursos para ello.
En Sierra Leona Uno de cada tres niños muere antes de los 5 años de edad. Es el país
con mayor mortalidad infantil del mundo. La malaria (paludismo) es la primera causa de
ingreso y de muerte en estos pequeños. La hospitalización en los pocos centros sanitarios del país o en el Hospital Saint John of God, aunque subvencionada en gran parte,
no es gratuita. Un ingreso por malaria cuesta a la familia del niño alrededor de 20? y
muchas familias NO pueden pagarlo, por lo que no van o acuden al hospital tarde, casi
siempre como último recurso cuando la enfermedad está muy avanzada y la posibilidad
de curarse es mínima en estas circunstancias (la posibilidad de salvar a un niño de un
ataque de malaria depende en gran parte de la precocidad del tratamiento).
En el póster de APADRINA UN TRATAMIENTO (ver fig*), figura un decálogo de razones
por las que llevamos a cabo este programa pero para nosotros los motivos son: Fatmata,
Hassan, Mamusu, Hawa, Shekuba, Alí, Abdul, Mariama, Babar….
¿Como funciona APADRINA UN TRATAMIENTO?
Se trata de un sistema de socios que financia la parte que antes pagaban las familias por
el ingreso y tratamiento de los niños en el Hospital de Lunsar.
Los socios pueden “apadrinar” el equivalente al importe medio aproximado de un ingreso hospitalario por malaria infantil (20 ?) o varios al año a través de transferencia bancaria a la cuenta del programa. El donativo puede ser mensual, trimestral, semestral o
anual. También se paricipa en eventos solidarios que organizan instituciones y empresas a beneficio de este programa.
62
Seguimiento de APADRINA
Todos los socios que “Apadrinan tratamientos” reciben información detallada semestral
de los resultados asistenciales, así como del balance económico de APADRINA y una
memoria anual con la actividad del programa. Cada año se harce una Asamblea de
socios para la elección de representantes en la gestión del programa.
La información sobre el programa de hermanamiento entre los hospitales de Barcelona y
Lunsar, así como sobre APADRINA, está en la página web del hospital de San Juan de Dios:
www.hsjdbcn.org/portal/web/solidaris
un hospital a l’àfrica
un hospital en áfrica
¿Cómo se coordina APADRINA?
APADRINA es una iniciativa del Hospital Sant Joan de Déu de Barcelona, de los voluntarios que colaboran con el Hospital Sanit John of God de Lunsar, de los socios que se
han ido suscribiendo y participando en su difusión, así como de la Obra Social de los
Hermanos de Sant Joan de Déu.
La Comisión de Seguimiento de APADRINA actualmente está formada por un grupo de
personas del Hospital Sant Joan de Déu de Barcelona que conocen y/o han trabajado
en el Hospital de Lunsar .La Obra Social de la Orden de Sant Joan de Déu se encarga
de la recaudación y gestión de los fondos.
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apadrina
apadrina
“Apadrina un tractament”
Objetivos y Funcionamiento del Programa
APADRINA es un programa creado con la finalidad de financiar la hospitalización y los
tratamientos para niños enfermos graves sin recursos, en el Hospital Saint John of God
de Sierra Leona
El objetivo principal de APADRINA es que los niños tengan un acceso fácil al hospital
y a sus programas de salud. Que la falta de recursos económicos de sus familias, no
sea un freno en su derecho a la vida y a la salud.
¿Por qué APADRINA?
A partir de las experiencias vividas por los diferentes voluntarios que han trabajado en
el Hospital de Lunsar, se llegó a la conclusión de que era necesario poner en marcha
un programa específico (APADRINA un tractamaent) para ayudar a LOS NIÑOS Y las
FAMILIAS que necesitan ingreso hospitalario y que no tienen recursos para ello.
En Sierra Leona Uno de cada tres niños muere antes de los 5 años de edad. Es el país
con mayor mortalidad infantil del mundo. La malaria (paludismo) es la primera causa
de ingreso y de muerte en estos pequeños. La hospitalización en los pocos centros
sanitarios del país o en el Hospital Saint John of God, aunque subvencionada en gran
parte, no es gratuita. Un ingreso por malaria cuesta a la familia del niño alrededor de
20? y muchas familias NO pueden pagarlo, por lo que no van o acuden al hospital
tarde, casi siempre como último recurso cuando la enfermedad está muy avanzada y
la posibilidad de curarse es mínima en estas circunstancias (la posibilidad de salvar a
un niño de un ataque de malaria depende en gran parte de la precocidad del tratamiento).
En el póster de APADRINA UN TRATAMIENTO (ver fig*), figura un decálogo de razones
por las que llevamos a cabo este programa pero para nosotros los motivos son:
Fatmata, Hassan, Mamusu, Hawa, Shekuba, Alí, Abdul, Mariama, Babar….
¿Como funciona APADRINA UN TRATAMIENTO?
Se trata de un sistema de socios que financia la parte que antes pagaban las familias
por el ingreso y tratamiento de los niños en el Hospital de Lunsar.
Los socios pueden “apadrinar” el equivalente al importe medio aproximado de un
ingreso hospitalario por malaria infantil (20 ?) o varios al año a través de transferencia
bancaria a la cuenta del programa. El donativo puede ser mensual, trimestral, semestral o anual. También se paricipa en eventos solidarios que organizan instituciones y
empresas a beneficio de este programa.
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Seguimiento de APADRINA
Todos los socios que “Apadrinan tratamientos” reciben información detallada semestral de los resultados asistenciales, así como del balance económico de APADRINA y
una memoria anual con la actividad del programa. Cada año se harce una Asamblea
de socios para la elección de representantes en la gestión del programa.
La información sobre el programa de hermanamiento entre los hospitales de Barcelona
y Lunsar, así como sobre APADRINA, está en la página web del hospital de San Juan
de Dios:
un hospital a l’àfrica
un hospital en áfrica
¿Cómo se coordina APADRINA?
APADRINA es una iniciativa del Hospital Sant Joan de Déu de Barcelona, de los voluntarios que colaboran con el Hospital Sanit John of God de Lunsar, de los socios que se
han ido suscribiendo y participando en su difusión, así como de la Obra Social de los
Hermanos de Sant Joan de Déu.
La Comisión de Seguimiento de APADRINA actualmente está formada por un grupo de
personas del Hospital Sant Joan de Déu de Barcelona que conocen y/o han trabajado en el Hospital de Lunsar .La Obra Social de la Orden de Sant Joan de Déu se encarga de la recaudación y gestión de los fondos.
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cuida’m
cuida’m
El programa cuidam neix l’any 2004 amb una finalitat molt clara: fer possible que un nen
malalt de qualsevol país del món aconsegueixi aquell tractament que necessita i que el
seu entorn social no li pot oferir.
El programa cuidam neix amb la finalitat d'ajudar a aquells nens i nenes la vida dels quals
depèn en gran mesura de la possibilitat d’accedir a una assistència medicoquirúrgica
d'alta especialització.
La iniciativa es gesta amb el suport decidit de quatre socis fundadors que comparteixen
els valors i el compromís amb l'acció social, fet que aporta al programa un caràcter plural i diferenciat. Els socis son el propi Hospital Sant Joan de Déu, la companyia DKV
Seguros, la Fundació El Somni dels Nens i l'Orde Hospitalària dels Germans Sant Joan
de Déu.
El programa cuidam neix l’any 2004 amb una finalitat molt clara: fer possible que un
nen malalt de qualsevol país del món aconsegueixi aquell tractament que necessita i
que el seu entorn social no li pot oferir.
El programa cuidam neix amb la finalitat d'ajudar a aquells nens i nenes la vida dels
quals depèn en gran mesura de la possibilitat d’accedir a una assistència medicoquirúrgica d'alta especialització.
La iniciativa es gesta amb el suport decidit de quatre socis fundadors que comparteixen els valors i el compromís amb l'acció social, fet que aporta al programa un caràcter plural i diferenciat. Els socis son el propi Hospital Sant Joan de Déu, la companyia
DKV Seguros, la Fundació El Somni dels Nens i l'Orde Hospitalària dels Germans Sant
Joan de Déu.
Criteris d’inclusió en estudi:
-Edat pediàtrica: de 0 a 18 anys.
-Malaltia greu que al país d’origen no pugui rebre el tractament necessari.
-Que existeixi un tractament per la malaltia i que sigui altament resolutiu.
-Que el tractament no impliqui una estada al nostre país superior a 3 mesos.
Criteris d’inclusió en estudi:
-Edat pediàtrica: de 0 a 18 anys.
-Malaltia greu que al país d’origen no pugui rebre el tractament necessari.
-Que existeixi un tractament per la malaltia i que sigui altament resolutiu.
-Que el tractament no impliqui una estada al nostre país superior a 3 mesos.
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un hospital en áfrica
Youth Development Movement
Young Women's Christian Association
Young Men Christian Association
World Vision International (Sierra Leone)
World Human Right and Relief Organisation
World Hope International
West African Methodist Development Agency
West African Fistula Foundation
Umar Bin Alkhatab Islamic Development Mission
The Shepherd's Hospice Sierra Leone
The Promise Land Community Development Organisation
The Door Development Agency
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TearFund
T. Choithram Charity Trust
Swiss Sierra Leone Development Foundation
Sight Savers International
Sight and Skills Development Association
Sierra Leone Relief and Development Outreach Inc
Sierra Leone Red Cross Society
Sierra Leone Poverty Alleviation Agency
Sierra Leone Muslim Missionaries Union
Sierra Leone Adventist Abroad
Save The Children UK
Safer Future Youth Development Project
Rofutha Development Association
Right To Play
Reproductive Health Group - SL
Rehabilitation And Development Agency
Planned Parenthood Association - Sierra Leone
PLAN - Sierra Leone
PIKIN TO PIKIN
Peoples Prosperity Foundation - SL
Peoples Agenda for Poverty Alleviation
Partners in Relief and Development
OXFAM GB - SL
New Harvest Development Office
Network for Development , Sustainable Livelihood and Social Justice
National Relief and Reconstruction Committee
National Catholic and Carritas Development Office
MSF HollandMSF Belgium
Mobeke Agricultural Programme
Methodist Church Sierra Leone (Relief & Development Agency)
Mercy Ships Sierra Leone
Medicos Del Mundo-Spain
Medical Research Centre
Marie Stopes Society
Malamed Organisation Sierra Leone
Lutheran World Federation/World Service
Leomon Aid Fund
Korean Presbyterian Mission Development Office
Kenema District Association Inc
Kambia District Development Rehabilitation Organisation
International Rescue Committee
International Islamic Youth League
Hilfe Direkt Oldenburg Sierra Leone
Helen Keller International - SL
Health Unlimited - SL
Grace Land Counselling Services
Goal Sierra Leone
German Leprosy and Tuberculosis Relief Association
German Agro Action [email protected]
Faith Hope Charity Foundation
Faith Healing Development Organisation
Evangelical Fellowship of Sierra Leone logistic
Emergency Life Support For Civilian War Victims
Don Carlos Gnocchi Foundation+B92
Direct Aid/African Muslims Agency
Csritas Makeni
Council of Churches in Sierra Leone
Cooperazione International
Concern World Wide - SL
Community Animation and Development Organisation
Community Action For Rural Development
Christian Outreach Justice Mission
Christian Health Association - Sierra Leone
Christian Extension Services
Christian Children's Fund
Christian Aid
Christ Is The Answer
Children of the Nations
Centre for Victims of Torture
Cause Canada- SL
Catholic Relief Services
Catholic Organisation for Relief and Development
CARITAS Makeni
Caritas Germany CARE International - Sierra Leone
Camp Women Multi Purpose Organisation
Baptist Convention Sierra Leone (Development & Relief Agency)
Association For Rural Development
Arab Egyptian Medical and Development Agency
American Refugee Committee International
Alpha Foundation of Sierra Leone
Agency for Community Development Initiative
AFRICARE - SL
Blood international
otras iniciativas solidarias con
sierra leona / altres iniciatives solidaries amb sierra
leona
25/12/08
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pallassos sense fronteres
payasos sin fronteras
payasos sin fronteras
pallassos sense fronteres
Noviembre 2006. Tortell Poltrona y el grupo “Circ Circ”
actuó en el Hospital de Mabesseneh y en otros lugares
de Sierra Leona en una expedición esponsorizada por
el Barça y la ONG Medicos del Mundo.
Noviembre 2006. Tortell Poltrona y el grupo “Circ Circ”
actuó en el Hospital de Mabesseneh y en otros lugares de Sierra Leona en una expedición esponsorizada
por el Barça y la ONG Medicos del Mundo.
Payasos sin Fronteras se fundó en 1993. Nació a consecuencia de una necesidad manifestada por un colectivo de educadores que desarrollaban un programa de
educación para la paz en escuelas de Cataluña.
Payasos sin Fronteras se fundó en 1993. Nació a consecuencia de una necesidad manifestada por un
colectivo de educadores que desarrollaban un programa de educación para la paz en escuelas de Cataluña.
un hospital en áfrica
En este marco se invitó al artista Tortell Poltrona a
actuar en el campo de refugiados de Veli Joze
(Savudrija) en Croacia, el 26 de febrero de 1993.
Tras esta experiencia en la que se demostró la utilidad
de las actividades artísticas y socio-educativas para
mejorar la situación psicológica de poblaciones postconflicto (especialmente infancia), se establecieron las
bases para la constitución de la entidad.
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Desde hace unos años, Payasos sin Fronteras produce
una obra con el título ''Una escola de nassos: donem
una llicó a la guerra!" (una escuela de narices: `demos
una lección a la guerra!), mediante la que quieren sensibilizar a la sociedad sobre la lacra que supone el uso
de menores en los conflictos armados.
En este marco se invitó al artista Tortell Poltrona a
actuar en el campo de refugiados de Veli Joze
(Savudrija) en Croacia, el 26 de febrero de 1993.
Tras esta experiencia en la que se demostró la utilidad
de las actividades artísticas y socio-educativas para
mejorar la situación psicológica de poblaciones postconflicto (especialmente infancia), se establecieron las
bases para la constitución de la entidad.
Desde hace unos años, Payasos sin Fronteras produce una obra con el título ''Una escola de nassos:
donem una llicó a la guerra!" (una escuela de narices:
`demos una lección a la guerra!), mediante la que quieren sensibilizar a la sociedad sobre la lacra que supone el uso de menores en los conflictos armados.
un hospital a l’àfrica
un hospital
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un hospital
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Muchas gracias, sin vuestra
ayuda no podríamos
continuar ayudando.
La Obra Social de la Orden de San Juan de Dios, el
equipo de voluntarios de APADRINA, todas las personas que han colaborado en la publicación de este libro,
y los voluntarios de Mabesseneh, agradecen la ayuda y
el soporte prestado por las entidades colaboradoras
aquí reseñadas:
La Obra Social de la Orden de San Juan de Dios, el
equipo de voluntarios de APADRINA,todas las personas que han colaborado en la publicación de este
libro, y los voluntarios de Mabesseneh, agradecen la
ayuda y el soporte prestado por las entidades colaboradoras aquí reseñadas:
un hospital a l’àfrica
SUNRISE&CO
empresa multinacional fundada en 1992, con sede en
Milwaukee, Wisconsin (EEUU) es uno de las principales
fabricantes mundiales de terminales fotovoltáicos.
Desde su fundación, SUNRISE&CO colabora en numerosos proyectos de desarrollo y cooperación en todo el
mundo. Con la financiación de la edición de este libro
“Los voluntarios de Mabesseneh. Un Hospital en África”, SUNRISE&CO participa en el proyecto APADRINA
de la Obra Social de la Orden de San Juan de Dios.
un hospital en áfrica
SUNRISE&CO
empresa multinacional fundada en 1992, con sede en
Milwaukee, Wisconsin (EEUU) es uno de las principales
fabricantes mundiales de terminales fotovoltáicos. Desde
su fundación, SUNRISE&CO colabora en numerosos
proyectos de desarrollo y cooperación en todo el
mundo. Con la financiación de la edición de este libro
“Los voluntarios de Mabesseneh. Un Hospital en África”,
SUNRISE&CO participa en el proyecto APADRINA de la
Obra Social de la Orden de San Juan de Dios.
Moltes gràcies, sensa
la vostra ajuda no
podriem continuar
ajudant.
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un hospital
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L’hospital de Saint John of God és a Mabesseneh, un
poblet situat a dues hores de camí de Freetown, la capital de Sierra Leone. Des que va acabar la guerra els germans de la ordre de Sant Joan de Déu han fet un
esforç per reconstruir i tornar a posar en marxa un dels
pocs hospitals que hi ha al país. Sierra Leone es troba
en una de les darreres posicions del ranking mundial de
pobresa. La seva gent, superat el conflicte bèlic, es
veu ara castigada per les malalties i la fam. Com és
habitual, els nens en són els més perjudicats.
L’Hospital de Sant Joan de Déu de Barcelona, agermanat amb l’homònim África, va reiniciar el 2005 les seves
activitats de col.laboració. Des d’aleshores, un creixent
nombre de voluntaris ha fet estades a Mabesseneh.
Infermeres, pediatres, tècnics informàtics de laboratori
han conviscut amb els professionals de Sierra Leone,
ajudant, rebent, patint i gaudint a grans dosis.
A la tornada, més enllà del record, hi ha la necessitat de
plasmar les incribles històries que es viuen en aquell
racó d’Àfrica, i, sobre tot, de fer quelcom més per que el
projecte tiri endavant. I així neix aquest llibre, fet dels
granets de sorra de decenes de voluntaris i dedicat a la
gent meravellosa que lluita per tirar endavant en un país
petit i encara massa desconegut.
L’hospital de Saint John of God és a Mabesseneh, un
poblet situat a dues hores de camí de Freetown, la
capital de Sierra Leone. Des que va acabar la guerra
els germans de la ordre de Sant Joan de Déu han fet
un esforç per reconstruir i tornar a posar en marxa un
dels pocs hospitals que hi ha al país. Sierra Leone es
troba en una de les darreres posicions del ranking
mundial de pobresa. La seva gent, superat el conflicte
bèlic, es veu ara castigada per les malalties i la fam.
Com és habitual, els nens en són els més perjudicats.
L’Hospital de Sant Joan de Déu de Barcelona, agermanat amb l’homònim África, va reiniciar el 2005 les seves
activitats de col.laboració. Des d’aleshores, un creixent
nombre de voluntaris ha fet estades a Mabesseneh.
Infermeres, pediatres, tècnics informàtics i de laboratori han conviscut amb els professionals de Sierra Leone,
ajudant, rebent, patint i gaudint a grans dosis.
A la tornada, més enllà del record, hi ha la necessitat de
plasmar les incribles històries que es viuen en aquell
racó d’Àfrica, i, sobre tot, de fer quelcom més per que
el projecte tiri endavant. I així neix aquest llibre, fet dels
granets de sorra de decenes de voluntaris i dedicat a la
gent meravellosa que lluita per tirar endavant en un país
petit i encara massa desconegut.
Con un gesto tan sencillo, con la compra de este
libro, estás realizando una obra social. El 100% de
los beneficios obtenidos se destinan al programa
APADRINA. Gracias a ti, gracias al proyecto APADRINA, un niño recibirá tratamiento sanitario en el
hospital de Mabesseneh de Sierra Leona. En su
nombre, y en el de todos los voluntarios de
Mabesseneh:
Con un gesto tan sencillo, con la compra de este
libro, estás realizando una obra social. El 100% de
los beneficios obtenidos se destinan al programa
APADRINA. Gracias a ti, gracias al proyecto APADRINA, un niño recibirá tratamiento sanitario en el
hospital de Mabesseneh de Sierra Leona. En su
nombre, y en el de todos los voluntarios de
Mabesseneh:
¡gracias por tu colaboración!
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