El proyecto educativo nacional venezolano

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ARTÍCULO
EL PROYECTO
EDUCATIVO NACIONAL
VENEZOLANO:
UN ANÁLISIS DEL
DISCURSO TEÓRICO
DESDE LA PERSPECTIVA
HABERMASIANA
Autoras:
* Yajaira Rodríguez Noriega
[email protected]
** Ana María Rigual Ochoa
[email protected]
Universidad de Carabobo.
Facultad de Ciencias de la
Educación. Valencia. Venezuela
Recibido: 09-02-09 Aprobado: 1806-09
RESUMEN
En este artículo se parte de la idea de
comprender los alcances del Proyecto
Educativo Nacional (PEN, 1999) en
concurrencia con los componentes
normativos y planificadores que le dan
sustentación argumentativa; los cuales
son: la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela (1999), la
Agenda Alternativa Bolivariana (2007),
el documento del Sistema Educativo
Bolivariano (2007), el Plan Económico
y Social 2001-2007 (2001) y el Plan
Nacional de Ciencia, Tecnología e
Innovación 2005 – 2030 (2005), desde
el análisis que posibilita la Teoría de la
Acción Comunicativa (Habermas, 1989)
hacia la interpretación del discurso
teórico político del Estado Venezolano,
en un intento por inquirir las
posibilidades de representación
inclusiva de una alteridad diversa (e
históricamente desasistida) formada
por los excluidos y los marginales
* Doctor en Educación. Docente
de las facultades de Ingeniería y
Ciencias de la Educación.
Coordinadora de Investigación, jefa
de la Cátedra de Introducción a
las
Ciencias
Humanas,
Departamento de Humanidades y
Ciencias Sociales. Facultad de
Ingeniería de la UC. Árbitro y autor
en las revista «Dialógica. Revista
Multidisciplinaria», Ciencias de la
Educación» y «Mañongo»; PPI
Nivel I (2005 y 2007) del Ministerio
de Ciencia y Tecnología.
** Abogada (2003) de la
Universidad Bicentenaria de
-Aragua. Cursante de la maestría
en Derecho Procesal Laboral de la
Universidad Arturo Michelena.
Conferencias en congresos
nacionales e internacionales,
Sevilla (2006), Caracas (2005).
Panelista II Congreso de Extensión
de Educación Superior de la Región
-Central. Docente ordinario en la
asignatura Bases Legales de la
Educación,
Organización,
Administración y Legislación
Educativa, en la Facultad de
Ciencias de la Educación de la
Universidad de Carabobo.
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TEÓRICO DESDE LA PERSPECTIVA HABERMASIANA
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sociales. El PEN recogería, en este contexto, las aspiraciones masivas y
estaría matizado con fuertes visos de justicialismo nacionalista y una ética
del discurso moralizante, que operaría como fuerza emancipadora, a fin de
idealizar una perspectiva posible de sociedad.
Palabras clave: Proyecto Educativo Nacional, Estado, Alteridad diversa, Fuerza
emancipadora.
THE VENEZUELAN NATIONAL EDUCATIVE PROJECT: AN ANALYSIS OF THE
THEORETICAL SPEECH FROM A HABERMASIAN PERSPECTIVE
ABSTRACT
The starting point of this article is the comprehension of the scopes of the
National Educative Project (PEN, 1999) in concurrence with the normative and
planning components that give it an argumentative support; which are the
Constitution of the Bolivarian Republic of Venezuela (1999), the Alternative
Bolivarian Notebook (2007), the document of the Bolivarian Educational System
(2007), the Economic and Social Plan 2001-2007 (2001) and the National
Plan of Science, Technology and Innovation 2005 - 2030 (2005), from the
analysis that the Theory of the Communicative Action makes possible
(Habermas, 1989) towards the interpretation of political theoretical speech of
the Venezuelan State, in an attempt to inquire about the possibilities of inclusive
representation of a diverse alterity (and historically neglected) formed by the
people excluded and those socially marginal. The PEN would gather, in this
context, the massive aspirations, and it would be tinged with a strong
appearance of nationalistic justice and the ethics of a moralizing speech, that
would operate like a self-sufficient force in order to idealize a possible
perspective of society.
Key words: National Educative Project, State, Diverse alterity, Self-sufficient
force.
EL IDEARIO DEL PROYECTO EDUCATIVO NACIONAL. ACCIÓN Y
DISCURSO
(ABORDAJE TEÓRICO)
Usualmente, en el campo de la planificación nacional y, más aún, en
el segmento educativo, suelen encontrarse ofertas dirigidas a la
consolidación de un modelo - patrón político, por medio de la reconducción
del tramado sistémico educativo, para legitimar la acción discursiva de
los protagonistas políticos del tiempo histórico correspondiente.
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En este sentido, es oportuno recordar que la crisis de legitimidad de
los usos morales y de la práctica racional con arreglo a fines que caracterizó
a la sociedad política venezolana durante casi toda la segunda mitad del
siglo XX y que se manifestó en una fuerte agudización de las presiones
estructurales expresó la necesidad de propender a nuevas formas de
cooperación e integración social; por ello todos los soportes normativos
que nacerán al amparo de la llamada «Quinta República», desde la
Constitución Bolivariana, pasando por el Proyecto Educativo Nacional
(1999), la Agenda Alternativa Bolivariana (2007), el documento constitutivo
del Sistema Educativo Bolivariano (2007), el Plan Económico Social 2001
– 2007 hasta el Plan Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación 20052030 (cada uno de los cuales está hecho del tamaño, forma y color del
escenario y sus metas) serán su más depurada expresión.
Educativamente y según este abanico conceptual, el Proyecto
Educativo Nacional (PEN), será el marco teórico y la forma de comunicación
(expresión de discurso) que satisfará las condiciones de veracidad, rectitud
normativa y veracidad expresiva del Estado Venezolano que inicia
ejecutividad en el año 1999. Se soporta en el marco experiencial y
observacional del planificador educativo y pretende validarse en un formato
argumentativo, en todos los niveles del sistema educativo, desde el inicial
hasta el superior, ya que los alcances del PEN y sus propósitos como
Política de Estado contemplaron la inherencia en todo el sistema de
educación. Se trata, pues, de un discurso teórico que caracteriza al sector
director social como de orientación marxista, apoyado en ciertos segmentos
(grupos de opinión, núcleos urbanos, rurales y obreros, entre otros) que
operan como la necesaria fuerza emancipadora.
Al hilo de los comentarios anteriores, el PEN expresa la pulsión del
esperado desarrollo social dirigida a los estratos minoritarios: Etnias,
excluidos sociales y campesinos, pleno de códigos lingüísticos (el verbo
marxista) y rituales (las prácticas de contacto social) en un formato
comunicativo de fuerte toma de posición y de argumentación ideologizada,
a fin de sustituir la racionalidad con arreglo a fines, propia de las distorsiones
del paradigma liberal y burgués de la industrialización, por la racionalidad
con arreglo a planes, conducente a la emancipación del sujeto; es decir:
la Racionalidad con arreglo a valores.
En este orden de ideas, el PEN, se concibe como parte del conjunto
de legitimaciones que el Estado procura asociar a la identidad de un
nuevo Proyecto Nacional, por vía normativa, en el juego de ejercicio del
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poder, a los fines de irradiar el paquete así concebido como pluralidad
social ... para mostrar cómo y por qué las instituciones existentes son
adecuadas para emplear el poder político en forma tal que lleguen a
realizarse los valores constitutivos de la identidad de la sociedad (Pineda,
1995: 166); de esta manera, la permanente discusión en las diferentes
esferas de convivencia social caracterizará matices de cambio permanente.
La concepción del PEN, como legitimación inducida por el actual orden
político y su fuerte arraigo popular, conduciría al consenso de la lealtad de
las masas, en su aspiración al reconocimiento del carácter de un profundo
justicialismo social, en espíritu de cuerpo que se acompañará de un
discurso ético de raigambre moralizante, de rectitud de las normas y de
su accionar, expresado en situaciones educativas; conocido como la ética
del discurso, en tanto expresión axiológica del conjunto ético y
deontológico que acompaña al discurso político. A este respecto,
Habermas (1991) señala:
La «ética del discurso» es una ética «cognitivista» y una ética
«universalista». Lo primero quiere decir que ha de poder decir cómo
se fundamentan los juicios morales; lo segundo, que el criterio que
da para ello no expresa las intuiciones de una determinada cultura,
sino que tiene una validez universal (pp.: 46 y 47).
Un planteamiento subyacente al anterior y complementario a ambas
éticas es el de la aspiración de un futuro en el que la razón y el
conocimiento coadyuven en pro de una sociedad mejor y, en ese futuro,
la comunicación humana no estaría sujeta a la dominación del Estado y
los ciudadanos habrían de accionar en forma emancipada en el ámbito
existencial y político. Pineda (1995) apunta, en alusión a Habermas, que
«estas peculiaridades de cambio en los hechos se reconocen con el
nombre de acción. En este escenario los supuestos normativos y
cognitivos permanecen disociados y no sujetos a discusión; por el
contrario, en el discurso, la acción es suspendida y los supuestos
normativos y cognitivos son sometidos a una discusión amplia». (p. 85).
Según este abanico conceptual, el PEN, como forma de acción
comunicativa (expresión de discurso), concitaría las condiciones de
veracidad, rectitud normativa y expresividad, se soportaría en el marco
experiencial y observacional del planificador político y educativo y
pretendería validarse en un formato argumentativo. Se trata, pues, de un
discurso teórico que caracteriza al Estado, director político y social,
apoyado en ciertos sectores (Misiones y Aldeas Educativas, entre muchas
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formas de expresividad discursiva), que operarían como la necesaria fuerza
emancipadora; expresando, igualmente, la pulsión de esperado desarrollo
social dirigido a la alteridad , en tanto estratos minoritarios: Etnias,
excluidos sociales, campesinos y marginales económicos, entre otros;
pleno de códigos lingüísticos (el verbo marxista) y rituales (las prácticas
de contacto social).
En este contexto, que recoge fuerte significación filosófica en la
redimensión del ciudadano de un nuevo orden social, la alteridad se
entendería también como otredad; siendo el ser otro para ubicarse o
constituirse como otro. Lo diferente, lo que difiere, lo distinto, lo que se
distingue, es la frontera de las polaridades, ser otro de aquello mismo que
se difiere, es la diferencia de la referencia, es la oposición afirmante, la
auto afirmación en la diversidad, es el nexo divergente. En este formato
comunicativo, uno y otro, yo y alteridad (u otredad), tomarían fuertemente
posición y argumentación en el mundo de las ideas y en su conjunto real;
es decir, en la ideología y en la sociedad.
En el PEN esta racionalidad con arreglo a planes se pone de manifiesto
cuando teoriza las bases para construir un nuevo tejido social, no sólo en
el ámbito político sino en el económico- social y educativo, con apego a
valores, como la solidaridad, cooperación, participación, autonomía,
libertad, respeto y autarquía, como una vía expedita para que el hombre,
en la medida que participe integralmente en los asuntos públicos bajo el
sello del interés común, pueda construir un consenso activo en torno a la
acción social que indubitablemente le conduzca a su soberanía y a la
democracia. En esta conducta política, los agentes sociales y políticos
fundamentales (Estado e instituciones) son los agentes sociales y políticos
principales (sociedad política y civil en su conjunto y sus expresiones
localistas, como las Misiones (Robinson, Ribas, Cultura, Alimentación,
Vuelvan Caras, Barrio Adentro, Negra Hipólita y Ciencia, entre un largo
etcétera) y los «Motores» (cinco en total: Ley Habilitante, Reforma
Constitucional, Moral y Luces, Nueva Geometría del Poder y Explosión
del Poder Comunal), transmitiendo valores propios del Nacionalismo
popular, exacerbado, dado su carácter de gran movilizador social, en tanto
…el rechazo casi visceral hacia cualquier expresión del Estado liberal,
en un esfuerzo por penetrar todos los niveles de la sociedad y controlar
toda expresión política, social y gremial, amén de sellar el compromiso
con un Estado fuerte… (Chumbita, J., Di Stella.T., Gajardo P. y Gamba S.
(1989: 240); así como en ...la coexistencia de elementos reaccionarios y
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revolucionarios… (p. 241); de manera que la nueva emancipación nacional
y el rescate del concepto de justicia social constituirá el estandarte de
los nuevos sectores en el diseño de un nuevo Proyecto Nacional. Chumbita,
Di Stella, Gajardo y Gamba (1989) lo corroboran cuando expresan:
El fenómeno del nacionalismo popular no puede ser equiparado con
el nacionalismo expansivo de las grandes potencias, es una de las
expresiones que presenta la evolución política del tercer mundo. Al
encontrarse la mayor parte de los sectores privilegiados de estas
sociedades comprometidos con los intereses extranjeros, la
liberación nacional constituye una bandera de las masas populares:
la afirmación nacional y la justicia social se convierten así en instancias
inseparables, configurando las características definitorias de la lucha
de los países del sur (p: 588).
Efectivamente, este proceso de definitiva separación de dos sectores
perfectamente diferenciados (hegemónico y subalterno) condicionará un
conjunto de pautas morales, políticas y estéticas que, igualmente, ha
ocurrido con los marginados, creando una subcultura que, según estos
autores, se rige por sus propios códigos de moralidad y costumbres,
fenómeno bastante común en Venezuela y en casi todas las sociedades
del llamado «Tercer Mundo». De tal manera, los autores citados señalan
que esta subcultura, como expresión social, es:
... propia de una minoría, mayoría, clase, casta u otro grupo dentro de
un sistema sociocultural más amplio... la línea teórica marxista italiana
que, partiendo de A. Gramsci, ha sido enriquecida por Lombardi
Satriani y otros, aporta una visión distinta del problema, haciendo
pasar el análisis por los conceptos opuestos de cultura hegemónica
y cultura subalterna y privilegiando la noción de clases sociales ... en
la misma línea, García Canclini prefiere hablar de culturas populares
(en plural), caracterizadas no por su esencia o por un grupo de rasgos
intrínsecos, sino por oposición a la cultura dominante, como producto
de la desigualdad y del conflicto (p. 570).
El análisis precedente conduce al examen del actual ordenamiento
jurídico, desde la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela
(1999) hasta el Sistema Educativo Bolivariano (2007), que plantea
desarrollar un nuevo tipo de sociedad humanista, centrada en la libertad,
igualdad y justicia social para construir un país soberano (la frase «refundar
la república», presente en el preámbulo de la Constitución Nacional de
1999, es ilustrativa del aserto), con el desarrollo de la capacidad creadora
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de sus habitantes y el PEN, como proyecto y suplemento normador –
regulador educativo de la Carta Fundamental Bolivariana, estructuraría un
mundo de la vida en el que los actores protagónicos programarían un
conjunto de acciones tendentes a legitimar la acción del Estado hablante,
como protagonista político y social, en sus tres niveles: Cultural, Social e
Individual (o de la personalidad).
En este mundo de la vida se superaría la acción comunicativa con
arreglo a fines, propia de la cultura capitalista, por la racionalidad con
arreglo a valores, conducente a la emancipación del sujeto, en el espacio
de la acción de subjetividades, donde se confrontan el homo economicus
y el homo humanus. De esta manera, en el documento se localizan frases
(o códigos lingüísticos) representativas del discurso marxista, como por
ejemplo: «razón dominante», «capital trasnacional», «poder concentrado»,
«...variadas clases sociales son explotadas...», «...obreros, campesinos
y pequeños industriales», «competencia feroz entre capitales», «lucro,
acumulación del capital u obtención de ganancia», «encubrimiento
ideológico».
En esa misma dirección apunta el hecho de deslegitimación del
sistema capitalista y de la gobernabilidad del sistema democrático
representativo, por efecto de la contradicción entre el discurso teórico
(expresión política del Estado capitalista) y el discurso práctico (expresión
comunicativa de la sociedad), que ha debilitado los fundamentos ético –
políticos del sistema, colapsado la plataforma sociopolítica del tejido social
y eclosionado en forma violenta diferentes manifestaciones, en tanto
expresiones críticas de situaciones límite de equilibrio en el marco de la
práctica de usos éticos y morales del sistema, exponiéndose abiertamente
a la opinión pública la explosividad de legitimidad del sistema de control
político. En términos habermasianos, según Pineda (1995):
Se dan a conocer conflictos de legitimación, apremios legitimadores,
déficit de legitimación y, finalmente, crisis de legitimación, cuando la
crisis económica social se combina con una erosión de los
justificativos ético – morales de la dominación (p: 165).
En función de los razonamientos anteriores, la combinación crítica de
conflictos, apremios y déficits legitimadores, en ocurrencia simultánea,
devendría en ...una revisión permanente de tradiciones fluidificadas y ...
una dependencia de los órdenes que pretenden legitimidad de
procedimientos argumentativos de creación y fundamentación de normas
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(Habermas, 1991: 42), ergo, restructuración total del mundo normativo y
la creación de nuevas regulaciones jurídicas. Planteada de esta manera
la crisis de legitimidad de los usos morales y de la práctica racional con
arreglo a fines, la sociedad manifestará la necesidad de propender a nuevas
formas de cooperación e integración social: El PEN, entre un abanico de
nuevos cuerpos normativos, será su expresión.
Dentro de este marco de consideraciones, en el que se intenta explicar
la orientación del Estado venezolano en la década 1999 – 2009, a partir
de su política educativa, el análisis hermenéutico de contenido de los
documentos resulta oportuno como apoyo metodológico, ya que permite
entrar en la razón envuelta en lengua (Habermas, op. cit.), posibilitando el
conocimiento exhaustivo de un instrumento jurídico y el conocimiento del
discurso teórico del Estado en lo atinente al sector educativo, a sus formas
de argumentación y a su lógica en el mundo de las ideas que le dan
origen. En efecto, la revisión de la totalidad de los documentos permitió
diferenciar tres niveles de análisis: el formal, el semántico y el sociocultural
que, como interpretación de las estructuras profundas del emisor del
discurso, interesa preponderar en este momento.
En la perspectiva de análisis que se adopta en consecuencia, la
atención a los sectores mayoritarios históricamente despojados, que se
hace evidente en el texto del Proyecto Educativo Nacional, apareció antes
en la Agenda Alternativa Bolivariana, logrando sintonizar emocionalmente
al interlocutor más numeroso y menos favorecido; es decir, el total de los
grupos proletarios, el obrero urbano, el ama de casa, los profesionales
medios y los sectores técnicos. Léase el texto de presentación de la Agenda,
que recoge las metas y propósitos que después hilarán perfectamente en
el Plan de Desarrollo Económico y Social 2001- 2007 y en el documento
del Sistema Educativo Bolivariano (2007), que a la letra dice:
Es en medio de esta dinámica cuando surge la Agenda Alternativa
Bolivariana, producto del estudio, del pensamiento, del trabajo y la
experiencia de hombres y mujeres que hemos comprometido nuestra
acción vital con una doble y formidable tarea: la muerte de lo viejo y el
nacimiento de lo nuevo. La AAB, Agenda Alternativa Bolivariana, rompe
con el fundamento neoliberal, se rebela contra él; derriba los estrechos
y negros muros de la visión unilateral, fragmentaria y reduccionista;
para mirar en derredor y percibir la realidad en toda su magnitud, a
través de un enfoque humanístico, integral, holístico y ecológico. Por
ello, la AAB comienza diciendo que el problema a solucionar no es
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meramente económico ni político ni social. Los abarca a todos ellos,
es verdad. Pero va más allá de su conjunto. La forma de enfrentarlo,
entonces, es a través de un poderoso ataque coordinado a lo largo
de todo el frente. Atacar por partes implicaría la derrota, parte por
parte. Así, la estrategia bolivariana se plantea no solamente la
reestructuración del Estado, sino de todo el sistema político, desde
sus fundamentos filosóficos mismos hasta sus componentes y las
relaciones que los regulan. Por esa razón, hablamos del proceso
necesario de reconstitución o refundación del Poder Nacional en
todas sus facetas, basado en la legitimidad y en la soberanía. El
poder constituido no tiene, a estas alturas, la más mínima capacidad
para hacerlo, por lo que habremos, necesariamente, de recurrir al
Poder Constituyente, para ir hacia la instauración de la Quinta
República: la República Bolivariana (República Bolivariana de
Venezuela, Agenda Alternativa Bolivariana, 1996).
En este orden de ideas cabe señalar que el mundo de las ideas de la
Agenda Alternativa Bolivariana, de 1996, apoyado en las voces de una
masa popular que recordaba a los grasitas de Eva Perón, ha pasado, del
conjunto axiológico nacional populista (que, en ocasiones, recuerda la
fascio de Mussolini y la falange franquista), preñado de acciones
justicialistas, a una actual y fuerte contradicción de subjetividades: de
clase, color, credo, condición social y económica y un largo etcétera, que
coloquialmente en Venezuela se asegura se trata de una auténtica guerra
civil y que, sin duda, colide con los principios fundacionales del Plan de
Desarrollo Económico y Social 2001-2007, que consagraban como códigos
valor el consenso, la corresponsabilidad, la diversificación, la sustentabilidad
y el equilibrio de fuerzas (subrayado añadido). El siguiente texto es
ilustrativo:
El nuevo modelo fundamentará su evolución en el equilibrio de fuerzas
y factores que intervienen en la multidimensionalidad del desarrollo
nacional. En este contexto el quehacer productivo diversificado y
sustentable por su eficiencia y eficacia será capaz de garantizar la
generalización de posbeneficios económicos como fórmula de
equidad en el acceso al bienestar para toda la población. El perfil
social del concepto de equilibrio se afinca en la conciencia histórica
de balancear adecuadamente el interés individual y el interés social,
especialmente la exclusión y marginalización de los más débiles y
procurar un mejor vínculo racional y justo en la distribución social de
la riqueza y el ingreso nacional generado, de tal forma que el modelo
será incluyente en la atención de las necesidades de la población. A
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su vez la solución pacífica y civilizada de los conflictos de intereses
se centrará en el respeto al respeto de los ciudadanos, frente a una
gestión pública que deberá ser la expresión del consenso como
base de la legitimidad del Estado. Por otra parte, la motivación al
logro y la disposición productiva de todos los agentes sociales del
cambio será alcanzada por una sociedad que exigirá una participación
corresponsable y democrática de todos los sectores, en todos los
ámbitos y en cada momento del porvenir (Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela, 1999).
Igualmente, al revisar el documento La Educación Bolivariana:
Políticas, Programas y Acciones. «Cumpliendo las Metas del Milenio»
(2004), puede evidenciarse la hilvanación discursiva del fundamento
constitucional y sus expresiones reguladoras en política educativa, en
alusión taxativa a la obligación, gratuidad e inclusividad de las minorías
en la gestión educativa. Sobre este particular vale la pena destacar la
siguiente consideración:
Es así, que convocando al país para la deliberación sobre el futuro
que se quiere para el país, se impulsó y aprobó en 1999 una nueva
Carta Constitucional en la cual se recogen y profundizan principios y
normas de la tradición republicana que valora a la educación en lo
que significa para la justicia y la igualdad y a estos ideales como el
epicentro de la institucionalidad de una democracia inclusiva. El nuevo
texto de la Constitución Bolivariana establece la garantía del derecho
a la educación y el valor de la escuela pública para la integración
social, extiende la obligatoriedad y la gratuidad, reconoce los derechos
de los grupos y las minorías nacionales marginadas desde siempre,
propone formas de control ciudadano en la gestión de los servicios y
compromete un mínimo aceptable de inversión para modificar los
obstáculos que durante las décadas pasadas deterioraron las
condiciones de la enseñanza y el aprendizaje (pp: 10 y 11).
Al hilo de los comentarios anteriores, es oportuno agregar que el
discernimiento político del Estado Venezolano en la llamada «Quinta
República» se hace presente, puntual y cimeramente en las primeras
páginas del documento del Sistema Educativo Bolivariano (2004), al ratificar
la orientación filosófica y jurídica que se siembra en la Constitución de
1999 y que plantea entre sus metas la refundación de la República, el
nuevo ciudadano, los nuevos valores y un individualismo que se realiza en
el colectivo; es decir, un yo que adquiere sentido en la alteridad diversa.
Es notable la importancia otorgada a la educación como factor de
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integración y propulsor de las transformaciones necesarias. Véase el texto
constitucional expresado a continuación:
Nuestra Constitución contiene la filosofía y el marco legal que orientan
el proceso de refundación de la República como fin supremo del
Estado y plantea la formación de un ciudadano y una ciudadana
transformadores, con principios y valores de cooperación, solidaridad,
convivencia, unidad e integración, que garanticen dignidad y bienestar
individual y colectivo. Asimismo, nuestra Carta Magna considera un
proceso de educación integral para todos y todas como base de la
transformación social, política, económica, territorial e internacional
(SEB, 2004: 4).
Todos los documentos precedentes y sus contenidos tienen como
intención discursiva hilvanar argumentativamente el discurso político del
Estado Venezolano inaugurado en 1999 y a su vez preparar para realizar
una aguda crítica a la globalización, como paradigma cultural y
contradicción principal.
CRÍTICA A LA GLOBALIZACIÓN Y TERCERA VÍA
El proceso de mundialización social, como óbice a las posibilidades
educativas en Venezuela, es el punto de honor y de inicio a una
confrontación teórico – ideológica que el Estado, como ente emisor del
discurso, inicia contra el componente global, como contradicción principal
a ser adversada; al decir de Chumbita, J. y otros (1989). La particularización
del esquema teórico de contradicción y lucha de contrarios, propios de la
reflexión maoísta, puede ser apreciada esencialmente en el siguiente texto:
La interpretación maoísta de la dialéctica marxista introduce el
concepto de contradicción principal para explicar el antagonismo entre
un país semicolonial como China y el imperialismo. Las demás,
incluida la existente entre la burguesía y el proletariado, son
consideradas contradicciones secundarias. Mao subrayó siempre la
importancia de la lucha de clases, incluso durante la etapa de
construcción socialista. Formuló la distinción entre las contradicciones
en el seno del pueblo, y las existentes entre el pueblo y sus enemigos.
Las primeras no son antagónicas, pueden resolverse por medio de
la crítica y la educación; las segundas, de carácter antagónico, deben
resolverse por los medios coercitivos de la dictadura del proletariado...
(p: 368).
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La perspectiva que se adopta para enfrentar los retos de la globalización
y volver a los orígenes pareciera ser la enseñanza de la nueva acción
discursiva propuesta en el PEN. En cuanto al ícono – estandarte pudiera
ser el rescate del autoctonismo, de lo regional, de las minorías desplazadas,
del campesinado como sujeto histórico, de la renaturalización y la
reterritorialización de la identidad de las naciones, en un juego de lenguaje
– respuesta opuesto al lenguaje del pensamiento único y de la enajenación
discursiva propios del paradigma de la globalización, según patrón de
homogeneización cultural, con apoyo en el neodarwinismo social que, al
decir del planificador nacional, en tanto sujeto emisor del mensaje en el
paquete discursivo (PEN, op. cit.: 14), selecciona sociedades y naciones
enteras en una nueva división del trabajo, con carácter de selectividad
educativa del más competente sobre el más humano; siendo aplicable
como reto social a la nueva misión del planificador educativo en la Quinta
República: El desmontaje del patrón ético –axiológico, concebido como
discurso teórico de soporte y valor a la internacionalización de la teoría
del capital humano, que había colocado en desuso la participación educativa
de las minorías.
En consecuencia, en la acción discursiva del PEN se buscará un
tercerismo o «Tercera Vía»: la del Socialismo del Siglo XXI, contrario a la
«Primera Vía»: la del Capitalismo Global; opuesto también a la «Segunda
Vía»: la del Socialismo Teórico. La Tercera Vía ha adoptado matices que
la historia ha recogido y que han significado vehículos importantes en los
cambios estructurales en naciones europeas, orientales, medio – orientales
y americanas. De esta manera Chumbita y otros (op. cit.) analizan
certeramente la tercera vía en su expresión concreta, al rastrear las
experiencias que sobre su adaptación a las diferentes geografías y
condiciones socioculturales registra la historia. A este respecto, el
contenido del siguiente párrafo ilustra perfectamente lo expresado
anteriormente:
…una de las formulaciones explícitas fue la «tercera posición
Justicialista», de Juan Domingo Perón, en 1946; fueron también
precursores en esa actitud el mariscal Tito en Yugoslavia, al romper
con la U.R.S.S y definir el socialismo autogestionario y yugoslavo, y el
primer ministro J. Nheru en la India, que sostenía un programa
nacionalista y socialista. Puede situarse en la misma perspectiva el
«socialismo árabe» de G. A. Nasser que ha tenido gran influencia en
los países islámicos. Circunscrito a los asuntos de la política
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internacional, Ch. De Gaulle impulsó en Francia otro tipo de
Tercerismo (p. 589).
Este tercer camino se fundamentaría en el rescate del campesinado
como fuerza social, de los grupos étnicos y minoritarios excluidos, de los
desempleados, desplazados y desescolarizados, entre otros. El tercer
camino, por ende, en Venezuela, hoy, apoyará sus pretensiones de validez
en las experiencias exógenas, como la cubana, la iraní y la china. Es por
ello fundamental comprender que el énfasis que se observa en el
documento del PEN y de sus argumentaciones normativas
complementarias por delinear condiciones para un posible tercerismo como
fuerza emancipadora de esta acción discursiva, apoyado en rescatar el
movimiento campesino y en relevar las localidades regionales sobre las
generalidades citadinas, se explica a partir de la comprensión de la
cancelación del proletariado obrero urbano y de las vicisitudes del proceso
de acumulación de riquezas.
Respecto a los comentarios anteriores, es válido emitir opinión respecto
a que el país nacional, receptor del mensaje y de sus códigos, introyecta
un acervo cultural de agudo acento ideologizante y de refrescamiento de
tardíos enfrentamientos de clases sociales opuestas, haciendo hincapié
en el indubitable sentido de exclusión social que supone la prevalencia
del nuevo patrón tecnológico. En efecto, la sociedad del conocimiento, la
competitividad y la productividad surgen como componentes
importantísimos en la consolidación de los renovados conceptos de
«ciudadano» y «ciudadanía», categorías componentes de la nueva
sociedad mundial de las redes intercomplementadas.
En este orden de ideas, al enfrentar el concepto a la percepción que
sobre este proceso tiene el Estado, en tanto emisor del mensaje incluido
en el PEN, se detectan discontinuidades de nivel discursivo, en razón a
que el planificador educativo cimenta el concepto de globalización a partir
del desarrollo social sobre la base de la primacía de la razón técnico
instrumental sobre la razón crítica. Este concepto desvía el sentido
tecnocrático y capital intelectual hacia la hiperconcentración de las
riquezas en pocas manos. La frase Acumulación individual de riquezas
(PEN, op. cit.: 13) expresa este nivel de análisis; asignando carácter
economicista a un proceso de internacionalización social que comprende,
abarca, abraza e interviene todos los sectores de la vida de las naciones,
en un devenir de derrumbe de fronteras y de mundialización de la moneda,
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EL PROYECTO EDUCATIVO NACIONAL VENEZOLANO: UN ANÁLISIS DEL DISCURSO
TEÓRICO DESDE LA PERSPECTIVA HABERMASIANA
Yajaira Rodríguez Noriega, Ana María Rigual Ochoa
p.p. 189-204
de la mercancía, del capital y del conocimiento. Sobre este particular,
Wolovick (1993) formula consideraciones acerca de la prevalencia del
principio de la red sobre la sumatoriedad de las nacionalidades y amplía
su planteamiento al considerar que:
Es un proceso de globalización de la economía mundial, que la lleva
a un nivel de integración y complementariedad de sus diversos
ámbitos (financiero, comercial, productivo, tecnológico), nunca antes
imaginado, la economía mundial ya no es una sumatoria de
economías nacionales, sino una gran red de relaciones con una
dinámica autónoma (p: 164).
CONSIDERACIONES FINALES: EL PEN, DISCURSO POLÍTICO
EDUCATIVO EN EL FRACTAL DE UNA DÉCADA
El desarrollo de la Quinta República durante su primer lustro (1999 –
2004) significó la escritura de un nuevo país y de sus nuevas instituciones,
un proceso constituyente y un nuevo texto constitucional. Nacía
normativamente la Quinta República, su discurso y la Constitución
Bolivariana sería su legitimación normativa principal.
A partir de febrero de 1999 se escribe y legitima por sufragio la nueva
Carta Magna. Ya con una nueva república se inicia el desarrollo de nuevas
instituciones; de los tres poderes originales (Ejecutivo, Legislativo y
Judicial) a los cinco actuales (Ejecutivo, Legislativo, Judicial, Electoral y
Ciudadano); la naturaleza del país se ha transformado, y el efecto cascada
es inmediato desde la «democracia participativa y protagónica»
(establecida y tipificada en la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela, 1999), hasta el «Socialismo del Siglo XXI» (código lingüístico
de reciente data que describe la actual fisonomía del Estado Venezolano,
en un tapíz variopinto que ha desmontado viejas instituciones y programas
y ha construido y activado otros, denominados «misiones» (Robinson,
Ribas, Cultura, Alimentación, Vuelvan Caras, Barrio Adentro, Negra
Hipólita, Ciencia, etc., cada una de las cuales redimensiona el concepto
y significado de los antiguos programas sociales de asistencia a la
población) y, otros denominados «Motores» (cinco en total: Ley Habilitante,
Reforma Constitucional, Moral y Luces, Nueva Geometría del Poder y
Explosión del Poder Comunal).
La justificación y plena vigencia del ideario del PEN, ya con diez
años, se debe a la necesidad de legitimación del Estado y de su discurso
político a través de sus brazos institucionales, entre otros el sistema
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educativo venezolano, en relación con las diferentes posiciones políticas
y sociales de los sectores protagónicos que hacen vida en el tejido social.
El Proyecto Educativo Nacional fue y es concebido como un escenario
ideal para posibilitar la inclusividad del otro (la alteridad), es decir, de los
grupos minoritarios, etnias, pobres y sectores históricamente desasistidos,
en el seno del Sistema Educativo Bolivariano (2007) y en la sociedad en
su conjunto; sin embargo, opiniones recogidas por Pineda (ya citado) son
coincidentes en un porcentaje significativo respecto a lo propuesto por el
PEN y a lo particularmente logrado en este sentido.
Desde la perspectiva más general, es necesario comprender que el
proceso de expansión de la globalización, es, hoy, un proceso de «Nueva
Historia» (Castells, 1989), soslayarlo supondría transformar al país en un
sujeto ahistórico, victimizado en su circularidad. Es por ello importante la
relectura permanente de la visión y misión del sistema educativo, sin
demérito de los cambios profundos a nivel global, amén de la ratificación
de la importancia de la región y la localidad, en un medio de permanente
constructividad, de reingeniería constante, concebida como de reconstrucción de lo mal construido, relevando lo local como el lugar donde
nace lo global; por consiguiente, es fundamental recordar a Estay Reino
(1995) quien, sin desvincular la preponderancia del sector económico,
apuntó hacia otros hitos, propios del capitalismo de desarrollo tardío de
nuestras naciones, al analizar los problemas de integración y afirmar que
los verdaderos problemas para una integración efectiva a las nuevas
condiciones del marco internacional no se tocan. Son aquellos localizados
en la estructura productiva y derivados del funcionamiento del modelo
centro periferia: Acumulación del capital, flexibilidad de la oferta, atraso
tecnológico, perfil del comercio exterior, etc.
A la luz de las ideas habermasianas; resulta interesante concluir este
análisis recordando algún momento en la vida del pensador alemán, cuando
se revisaba teóricamente, al analizar el concepto de buena vida ciudadana,
colocando el acento en la observancia de las particularidades sobre las
universalidades, en la incorporación de los componentes «moral» y
«eticidad» a la acción comunicativa y en el alcance de la «sustancia de
un modo de vida». Creemos que el análisis de un discurso, político,
económico, educativo, social y de toda esfera del quehacer humano, ha
de dirigirse a consolidar al buen ciudadano, suma acumulada de moral,
ética, acción comunicativa y modo de vida.
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