Senado de la Nación Secretaria Parlamentaria Dirección General de Publicaciones (S-1038/10) PROYECTO DE DECLARACION El Senado de la Nación DECLARA: 1. Su rechazo a la sanción de la Ley SB 1070, por parte del Estado de Arizona, en los Estados Unidos de América, que criminaliza a la inmigración indocumentada abriendo espacios para la arbitrariedad, el racismo y la impunidad de las autoridades de aplicación de la normativa, y violando el derecho a la libre circulación tutelado en los principales instrumentos internacionales de derechos humanos. Sonia Escudero. FUNDAMENTOS Señor Presidente: El Estado norteamericano de Arizona promulgó recientemente una ley que, entre otras disposiciones, otorga a la policía estadual facultades extraordinarias para detener personas ante la sospecha de que se trata de indocumentados, sean nacionales o extranjeros. La Ley SB 1070 despertó de inmediato la protesta generalizada tanto de las autoridades federales del gobierno norteamericano como de grupos de derechos humanos e inmigrantes. Por un lado, se argumenta que dicha normativa atenta contra la facultad del gobierno federal de regular los asuntos relacionados con la inmigración y que se estaría utilizando la cuestión de la inmigración como un elemento de lucha política entre las autoridades estaduales y nacionales más que como una cuestión de política pública consensuada entre los diferentes sectores. Por el otro lado, se esgrime que dicha normativa atenta contra los principales tratados internacionales de derechos humanos de los cuales Estados Unidos es miembro, y muchos otros que este país aún no ha aprobado. La Declaración Universal de los Derechos Humanos, en su artículo 13, establece que “1. Toda persona tiene derecho a circular libremente y a elegir su residencia en el territorio de un Estado; 2. Toda persona tiene derecho a salir de cualquier país, incluso del propio, y a regresar a su país.” Asimismo, el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales incluye una serie de disposiciones encaminadas a tutelar los derechos laborales, de seguridad social, familiares, etc, de los hombres que deben ser aplicadas en forma universal sin consideraciones de origen de las personas. Por otra parte, Estados Unidos no ha aprobado la Convención Internacional sobre la Protección de los Derechos de Todos los Trabajadores Migratorios y de sus Familiares. Este vacío permite la proliferación de normas de este estilo, que atentan directamente contra la libertad de empresa de los trabajadores migrantes, en abierta contraposición a los consensos internacionales en la materia. El Parlamento Latinoamericano, el Secretario General de la Organización de Estados Americanos y el Secretario General de la Comunidad Iberoamericana, así como diferentes jefes de Estado y Congresos de la Nación han manifestado su rechazo a la normativo. Incluso, se ha pronunciado en contra de la misma el propio Presidente de Estados Unidos de América, Barack Obama. Cabe tener en cuenta que, aunque Estados Unidos es conocido como país de destino de inmigrantes, según el Informe de Desarrollo Humano 2009 este país recibió remesas por 2.972 millones de dólares. Asimismo, la mayor parte de esas remesas fueron aportadas por los países latinoamericanos y caribeños. Esto insume un 38,2% del total de las reservas que recibe. La pena para cualquiera de los aproximadamente 500.000 indocumentados que viven en el estado de Arizona será de seis meses de cárcel. Es absurdo intentar resolver una cuestión social con medidas que consisten en la privación de la libertad y que refuerzan el supuesto del prejuicio. Toda regulación que se centre en criminalizar el fenómeno social de la inmigración abre la puerta a la intolerancia, al odio, a la discriminación, al abuso en la aplicación de la norma. Es por los motivos expuestos, señor Presidente, que solicito a mis pares la aprobación del presente proyecto. Sonia Escudero.