El periodismo en Cuba: La Revolución (Cap. 50) Periodismo del período especial: afianzar el presente y preparar el porvenir Juan Marrero El 23 de diciembre de 1993 se efectuó en el Palacio de Convenciones la sesión final del VI Congreso de la Unión de Periodistas de Cuba, a la cual asistieron 82 delegados, un grupo de invitados y dirigentes del partido y el estado. Como lema del congreso, un pensamiento de Martí: «La prensa no es aprobación bondadosa o ira insultante; es proposición, estudio, examen y consejo». En medio del severo impacto material que significó para la prensa y los periodistas la aguda crisis económica que encaraba el país como consecuencia directa de la desaparición de la Unión Soviética y la comunidad socialista, y el reforzamiento del bloqueo norteamericano, tenía lugar el VI Congreso. Contracción de las fuentes de empleo, mayores dificultades en su trabajo por la carencia de recursos y, sobre todo, la necesidad de adaptarse a espacios más reducidos y a cambios en los medios eran algunas de las situaciones que enfrentaban los periodistas cubanos en 1993, uno de los años más agudos del denominado período especial. El VI Congreso, no obstante las visibles dificultades, puso de manifiesto al mismo tiempo la decisión y disposición de los periodistas cubanos, junto a todo el pueblo, de resistir, luchar y vencer. El periodismo cubano se convirtió en el periodismo de la resistencia. Y la coyuntura excepcional sirvió para poner a prueba la consistencia revolucionaria y la lealtad del sector periodístico hacia los intereses de la patria y la revolución. «Hacer periodismo, hacer revolución» fue el documento central discutido por el VI Congreso, que recogió reflexiones, ideas, inquietudes expresadas en 20 congresos provinciales y en los medios nacionales por los periodistas de todo el país. Fragmentos del documento «Hacer periodismo, hacer revolución»: se ha transformado dramáticamente. • En el momento más difícil y crucial de cuantos ha vivido la nación cubana estamos obligados a un cambio de mentalidad a fin de salir de la actual crisis y adaptarnos a las realidades de un mundo que • Debemos actuar con prontitud para evitar en la prensa un desfase en estilos de trabajo, contenidos y lenguaje. • La lucha por vencer la adversa coyuntura en que nos ha colocado el recrudecido bloqueo yanqui, el desplome del socialismo y el efecto de ineficiencias propias, requiere de la renovación de nuestro modo de hacer periodismo. • El período especial implica que nosotros, los periodistas, nos preguntemos nuevamente cómo defender nuestras ideas y cómo hacer nuestra labor cotidiana. • El supuesto modelo de prensa socialista que nos brindaron algunos países era falso. Ya no hay ni habrá modelo. Las fórmulas para el sistema de prensa cubano, clasista y revolucionario a que aspiramos, las tenemos que hallar nosotros mismos. • Nuestras asambleas subrayaron que en el centro de este congreso debe estar el tema de la información veraz, ágil e inteligente que el pueblo espera de los medios. • Lo primero que resulta indispensable es profundizar en el concepto mismo de noticia como acontecimiento de interés social y como reflejo de los valores propios de nuestra sociedad. En Cuba es noticia mucho de lo que también lo es en cualquier parte del mundo; y es noticia aquello que responde a la particular realidad cubana y a los intereses del país. • El periodista se mide, en primer lugar, por la vocación de buscar y realizar la noticia, del mismo modo que el periodista en cargos de dirección se mide por la tenacidad de difundirla. • Es preciso dejar atrás el estilo de campañas, el voluntarismo, las formas del lenguaje ya trascendidas, y lograr un flujo de informaciones vivo, coherente y sistemático. • Ha sido unánime el reclamo de nuestras asambleas de eliminar los vacíos de información, las omisiones y las dilaciones injustificadas en ofrecer las noticias. Esto es vital para fortalecer nuestra autoridad y credibilidad, y también para la moral de todo el pueblo, que se crece cuando es nuestra prensa la que valientemente aborda un tema neurálgico y lo analiza con criterio revolucionario. • Defendemos la idea de que toda noticia importante generada en Cuba, o por cubanos de la isla, debe ser ofrecida primero y con el máximo de objetividad por nuestros propios medios. • El papel de las fuentes de información es ese: dar la información, no suplantar a los órganos de prensa. En la tensa y dura situación que atravesamos, en algunos organismos se ha incrementado cierta tendencia a administrar la información. • Ningún enfoque administrativo, por exacto que sea, puede reemplazar el trabajo profesional, la sensibilidad política y el sentido de servicio público que es capaz de transmitir un buen periodista. • El periodismo socioeconómico debe ser objeto de una atención especial. Hay que fortalecer su ejercicio y su especialización. Cuatro históricos también estuvieron en el Congreso, Vilma, Montané, Hart y Melba. • Los periodistas y la prensa tenemos que meternos, como pedía Martí, con la manga al codo, en la batalla ética de esta hora. El peso que tienen en la crisis actual los factores externos, de carácter material, no puede debilitar nuestra vigilancia sobre otros fenómenos de carácter interno que tienen que ver con la moral, la educación, la humanidad, la honradez y el sentido de dignidad y decoro de los cubanos. • El periodismo del período especial no tiene que ser pobre ni raro, ni peor. Tiene que ser periodismo, y buen periodismo, con el mérito de ser ejercido en circunstancias muchas veces heroicas y que hablan alto del espíritu de lucha de los periodistas cubanos. • Hace falta que nuestra verdad suene más a verdad, por su nivel de elaboración profesional, por la belleza y la fuerza persuasiva con que la presentemos. • Ser creíbles es ser sinceros, estar convencidos de lo que decimos y vibrar con los problemas. Lo primero es ser revolucionarios, comprender las realidades y la política y no quedarnos solo en la noticia. Ir a la argumentación, al análisis, a un periodismo de alta calidad que forme y entregue ideas. • Ayudar a forjar la cultura informativa de un pueblo que lucha sin desmayo por salvar su revolución y su independencia, es la gran tarea a la que debemos continuar consagrándonos los periodistas y la UPEC. El pensamiento profesional, como se ve, estuvo a gran altura en ocasión de ese VI Congreso. Allí se ratificaron y aportaron conceptos de mucho valor sobre el ejercicio del periodismo. MOMENTO EMOCIONANTE Hubo un momento muy emocionante en el congreso al darse lectura, en presencia del compañero Carlos Rafael Rodríguez –destacado periodista, escritor, economista, filósofo, sociólogo y político– de una aleccionadora carta dirigida a Julio García Luis, presidente de la UPEC, y que su resquebrajado estado de salud no le permitió leer. «[...] me creo en el deber de cumplir la pequeña porción que me toca en el VI Congreso de la UPEC. »[...] los periodistas, como los demás ciudadanos, tenemos una doble tarea: afianzar el presente y preparar el porvenir. Hace falta defender lo que hemos conseguido con tan pocos elementos como los que tuvieron los mambises en el campo de batalla o los que dispuso José Martí para preparar su revolución, porque ahora el adversario es más poderoso y fuerte. »Estamos en un momento en que cada uno de los medios de comunicación tiene importancia y juega su función. Ahora, el pedazo de papel, la onda radial, un minuto de televisión, nos es precioso y necesario. Usarlos indebidamente es malgastar el potencial revolucionario que tan abundante resulta en nuestra tierra. »A eso debemos dedicarnos. A sacar de cada uno de nuestros papeles, de cada minuto de la radio y cada imagen televisiva, lo mejor para la cultura, la educación y la información del país. Y no siempre es así. Nunca han sido más fuertes e incisivos algunos artículos de nuestra prensa escrita o hablada; pero nunca nos ha dolido más, tampoco, el calificativo incorrecto, la frase mal hecha, la chapucería y el mal gusto que algunas veces vemos en otros artículos. »Transformar todo eso en excelencia es nuestra aspiración, y podemos hacerlo. Así iremos aprendiendo para cuando tengamos más espacio, porque en la prensa de nuestros días, el buen gusto y la frase bien hecha son el verdadero símbolo de la excelencia a que aspiramos. Yo sé que ustedes están empeñados en eso. Pero hace falta hacer más, exigir más, y solo así cumpliremos con nuestro deber. »[...] Recordar que no hace falta escribir mucho, sino que es mejor escribir bien. Y no olvidarnos nunca que, como se sabe, hay tres tipos de escritores: los que escriben sin pensar, los que piensan para escribir y los que escriben porque han pensado; y nuestra gente debe pertenecer al tercero de estos grupos». El congreso escuchó intervenciones especiales, entre ellas la de José Ramón Balaguer, a la sazón jefe del departamento ideológico del Comité Central, quien ofreció una valiosa información sobre las afectaciones que había tenido la prensa, y de lo cual tratamos en el anterior capítulo. »[...] la situación es crítica –expresó Balaguer- y tenemos que seguir luchando con estas dificultades, con estas deficiencias de recursos, y salir adelante [...]. Los dos aspectos básicos tenidos en cuenta son: mantener los medios fundamentales de información a la población. Con la prensa escrita en particular, alargar lo más posible las reservas de papel, haciendo ajustes periódicos de acuerdo con las existencias en almacenes y las perspectivas de su adquisición en el exterior por diferentes vías y aumentar al máximo posible la producción de papel nacional; garantizar que todos los periodistas tengan un contenido útil de trabajo. Reubicar a los excedentes en los principales espacios informativos de la radio y los medios de prensa que se mantienen. De esta forma han sido reubicados más de trescientos periodistas en todo el país, cerca de doscientos de los medios nacionales. Los trabajadores de las publicaciones estatales fueron asumidos por sus sistemas de divulgación». Sin ser un evento gigante, como había sido la tradición, el VI Congreso de la UPEC fue el más amplio, democrático y participativo hasta entonces. Los delegados estuvieron junto a Fidel Castro quince horas en la sesión final, que cerraban un ciclo iniciado unos meses antes, con la primera ronda de reuniones preparatorias en las delegaciones de los medios nacionales y en las provincias. Todos los periodistas tuvieron oportunidad de expresar sus ideas para elaborar los documentos y la agenda, primero, y luego, en las sesiones en la base, agrupados por provincias y por medios, sumaron más de mil doscientas intervenciones, en unas cuatrocientas cuarenta horas de discusiones. La arrancada la dieron los periodistas guantanameros, en Playitas de Cajobabo, junto a la tarja que recuerda el desembarco de Martí y Gómez, el 11 de abril de 1895. A partir de entonces, hasta el encuentro final, se sucedieron planteamientos de mucha fuerza y madurez sobre el trabajo de la prensa y los periodistas cubanos en momentos tan difíciles para la nación. ASÍ QUEDÓ LA DIRECCION DE LA Upec El trabajo para integrar la dirección de la Upec también fue muy serio. De las reuniones en las bases salieron 240 propuestas de profesionales de mérito y prestigio para integrar el comité nacional. Una comisión conformó la candidatura de 40 compañeros, que fue sometida a la consideración de todos los periodistas del país. Ellos eligieron por votación secreta y directa a los 27 miembros del Comité Nacional y estos, a su vez, por igual procedimiento al presidente, vicepresidente y los otros siete integrantes de la presidencia nacional. Presidencia de la Upec elegida en el Congreso de 1993. La presidencia de la UPEC electa quedó así: Presidente: Tubal Páez; Vicepresidente: José Dos Santos; y Juan Marrero, Antonio Moltó. José A. Martín Pulido, Juana Carrasco, José Alejandro Rodríguez, Omar George y Juvenal Balán, como miembros de la Presidencia. Integraron también el Comité Nacional: Diosdado Massó, Luz Marina Fornieles, Renato Recio Sarduy, Eloy Concepción Pérez, Julio García Luis, Rosa Miriam Elizalde, Arleen Rodríguez Derivet, Víctor Joaquín Ortega, Juan Ayús García, Pedro de la Hoz, Pastor Batista Valdés, Roberto Molina Hernández, Rosa María Fernández Sofía, Miguel Ángel de la Guardia, Manuel Hernández Valdés, Maribel Acosta Damas, Lázaro Barredo Medina y Julio Acanda García. El VI Congreso se pronunció además por: • Evaluar la situación de la poligrafía para utilizar recursos racionalmente en función de los medios de prensa en activo. Elaborar un programa de recuperación de esta rama, diseñado sobre la base de mínima intervención de capital extranjero, y lograr la impresión de publicaciones cubanas en el país, en las instalaciones de mayores posibilidades técnicas y personal de mejor calificación. • Promover análisis sobre la situación tecnológica de los medios: computación, telecomunicaciones, televisión por cable, programas de diseño, fotografía magnética y otros avances. Crear la comisión de desarrollo de la prensa con carácter permanente. • Activar nuevas vías para proyectar la imagen de Cuba en el exterior, insertarnos en el debate ideológico internacional, desde la frontera hasta afuera. • Vincular más a investigadores sociales y periodistas en trabajo conjunto. • Rescatar una vía de discusión como el Foro de la UPEC, cauce de periodismo investigativo y ampliación de las relaciones con las fuentes. • Revitalizar con enfoque actualizado el trabajo de las secciones especializadas de la UPEC. • Proponer que empresas cubanas privilegien a publicaciones del patio en el empleo de sus presupuestos de publicidad, con respecto a medios extranjeros. • Mejorar la atención a la prensa extranjera, propiciar más contacto de esta con los periodistas cubanos. • Revitalizar el Instituto de Periodismo José Martí, bajo nuevas concepciones. • Optimizar acceso a la información internacional por los medios. Gestionar instalación de parábolas y otros medios en el combinado poligráfico para uso colectivo de los medios. La sesión final del VI Congreso, además, aprobó la modificación de los estatutos y el código de ética del periodista y su reglamento, documentos debatidos ampliamente por todos los periodistas del país. La Comisión Nacional de Ética electa quedó presidida por Juan Marrero. El discurso de clausura fue pronunciado por el presidente Fidel Castro, quien expresó, entre otras, las siguientes ideas: • Creo que la prensa –y así quedó claro como sentimiento y como criterio de ustedes– tiene la misión primordial de defender la revolución. Defender la revolución es defender al socialismo. Cuando hablamos de esta revolución, no la puedo concebir separada del socialismo, son inseparables. • Veo la prensa como una fuerza, un instrumento formidable de la revolución. La veo como Radio Rebelde, en la Sierra Maestra, porque estamos viviendo tiempos que no son más fáciles que los de la Sierra Maestra. • No han existido dudas tampoco aquí de que la revolución tiene un jefe y que el jefe de la revolución es el partido. Creo que nadie ha cuestionado esa idea, es un principio fundamental. • La prensa nuestra no es propiedad privada, es una propiedad social, de todo el pueblo, y creo que algo que no se va a privatizar aquí, y lo último que se privatizaría cuando ya no existiera el socialismo, sería la prensa. • Aquí dije esta tarde lo que pensaba sobre la forma en que debe trabajar nuestra prensa. Dije que no teníamos ningún temor al análisis de los errores, que no teníamos temor a la divulgación de las malas noticias, y que más bien teníamos, a veces, por razones que expliqué, que omitir la divulgación de informaciones que son favorables, que son buenas. • Creo que cualquier tipo de problema de relaciones entre partido y prensa puede ser resuelto, cualquier tipo de queja que tengan nuestros periodistas puede ser atendida y puede ser resuelta porque, tanto como lo desean ustedes, el país necesita la máxima calidad de nuestra prensa, un trabajo óptimo de la prensa... • Si no logramos que la prensa juegue un papel óptimo, no ganamos la batalla del período especial. • En primerísima fila de esa batalla tiene que estar la prensa, una prensa de óptima calidad; una prensa con una elevada moral y una prensa consciente del papel que tiene. • A ninguna generación –de las que yo recuerde en la historia de las revoluciones– le tocó una tarea más dura y más difícil que la que le ha tocado a esta generación. No encuentro en la historia un caso igual. • Es fácil ser revolucionario en tiempos fáciles, el mérito verdadero es ser revolucionario en tiempos verdaderamente difíciles. • Estamos, realmente, en una lucha desesperada por la supervivencia. Pero tenemos un ejército, porque los revolucionarios constituimos un verdadero ejército, no solo nuestras fuerzas armadas. Cuando hablo de ejército hablo de pueblo revolucionario, que constituye un ejército capaz de ganar esta batalla si lo sabemos dirigir. • ¿Cómo los veo a ustedes, los periodistas? Los veo como comisarios del pueblo en esta batalla. • Tenemos que ganar esta batalla con ideas, con las ideas del socialismo, las ideas de nuestro socialismo. • Contamos con ustedes, y albergo la más completa seguridad de que podremos superar cualquier dificultad, cualquier problema, y que colaboraremos con ustedes en optimizar el trabajo de la prensa. • Tenemos que saber ser puros y virtuosos en medio de todos estos problemas; luego, nuestra batalla es más difícil, más dura. Sin embargo, estamos seguros, tanto ustedes como nosotros, de que venceremos, de que junto a este contingente magnífico de periodistas, unidos todos, cooperando todos e integrándonos todos, se van a multiplicar nuestros recursos, se va a multiplicar nuestra fuerza y todo eso nos va a permitir sacarle el máximo de utilidad al talento con que contamos. • No nos van a sobrar periodistas, el trabajo que tenemos es tan grande que los vamos a necesitar a todos