LA IDENTIFICACIÓN, DETENCIÓN, REGISTRO

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LA IDENTIFICACIÓN, DETENCIÓN, REGISTRO (cacheo y requisa) Y,
ENGRILLETAMIENTO POR PARTE DEL PERSONAL DE SEGURIDAD
PRIVADA EN ESPAÑA
Análisis de A. P. Rico
Director de Seguridad Privada
Formador del Personal de Seguridad Privada
Febrero 2014
Justificación de este análisis
Ante las dudas que suscita esta cuestión, tanto en la opinión pública como en el propio sector,
se intentará, a través de esta reflexión, minimizar o aclarar tales dudas. Lo primero que
debemos decir es que, el sector de la Seguridad Privada está reglamentado y legislado a
efectos de detención, identificación, registro y engrilletamiento, los cuales son objeto de
este análisis.
Existe la “leyenda urbana” de que un Vigilante de Seguridad no tiene potestad en estas
materias, posiblemente por ignorancia o desconocimiento de la normativa que ampara y regula
al personal de Seguridad Privada y sus servicios. La realidad es muy distinta, ya que todas las
acciones que debe realizar un Vigilante de Seguridad en estas materias están contempladas y
reguladas en la normativa vigente al respecto. Con este análisis se tratará de arrojar un poco
de claridad sobre este tema, ya que es bastante importante que, por lo menos, se tengan
claros algunos conceptos, y cuáles son los medios legales que amparan el desarrollo de esas
funciones.
Puede que el primer error de ciertos sectores de la sociedad sea pensar que el Vigilante de
Seguridad es un ciudadano, al uso, durante el desempeño de sus funciones, careciendo de
normativa reguladora a tal efecto, y que por ello sólo está sujeto a los casos de detención
reflejados en la LECRIM en su artículo 490, 1º y 2º, que capacitan a cualquier ciudadano a
detener a otro ciudadano en casos determinados. Nada más lejos de la realidad, el Vigilante de
Seguridad durante el desempeño de sus funciones, y en determinados casos incluso fuera de
esas funciones, está sujeto al cumplimiento de una normativa del sector, la cual, es ejecutiva y
de obligado cumplimiento. En ella, expresamente se faculta, habilita y obliga por el legislador, a
que los Vigilantes de Seguridad cumplan ciertas obligaciones entre las que se encuentra la
detención de delincuentes. Cosa, que por el contrario, no ocurre con el resto de ciudadanos
“particulares” de la sociedad, los cuales, de intervenir, lo hacen por iniciativa propia, ya que no
están obligados por ley alguna a intervenir ante la comisión de un delito.
Como veremos a lo largo de este análisis el Vigilante de Seguridad, que está sujeto como el
resto de ciudadanos a la normativa integral de leyes que gestiona la vida, convivencia y actos
de la sociedad en general, también está sujeto, por su labor, a una normativa específica a la
cuál no está sujeto el resto de ciudadanos.
Para este análisis se incluirá el articulado con la normativa específica y general que regula a la
Seguridad Privada en tales acciones (detención, identificación, registro y engrilletamiento),
comentarios de interpretación de los mismos, desarrollo particular de cada uno de los términos
y, conclusiones finales con un ejemplo práctico aunque ficticio, que aglutine todos los
supuestos.
Legislación y ordenamiento que conforma el espacio normativo básico
para el área de trabajo del Vigilante de Seguridad:
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Ley 23/92 de Seguridad Privada.
Real Decreto 2364/1994 de 09.12.94 Reglamento de Seguridad Privada (Actualizado).
Real Decreto 14/1882 Ley de Enjuiciamiento Criminal (Revisión enero 2013).
Ley Orgánica 10/1995, de 23 de noviembre, del Código Penal.
Orden INT 318/2011 Sobre Personal de Seguridad Privada.
Resolución de 12 de noviembre de 2012, de la Secretaría de Estado de Seguridad, por
la que se determinan los programas de formación del personal de seguridad privada.
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DESARROLLO NORMATIVO E INTERPRETACIÓN
Ley 23/92 de Seguridad Privada
Sección 2. ª Vigilantes de seguridad
Artículo 11.
1. Los vigilantes de seguridad sólo podrán desempeñar las siguientes funciones:
a) Ejercer la vigilancia y protección de bienes muebles e inmuebles, así como la
protección de las personas que puedan encontrarse en los mismos.
(Acota con ese “sólo” la ubicación de dónde, pero a su vez confirma habilitación legislativa de
que desempeñarán las funciones. Se protegerán bienes y personas en la ubicación del
servicio).
b) Efectuar controles de identidad en el acceso o en el interior de inmuebles
determinados, sin que en ningún caso puedan retener la documentación personal.
(Habilita al Vigilante de Seguridad para hacer IDENTIFICACIONES en interiores además de
en los controles de acceso en los inmuebles objeto de su protección).
c) Evitar la comisión de actos delictivos o infracciones en relación con el objeto de
su protección.
(Se incluyen en la EVITACIÓN las “infracciones”. También se incluyen en los “actos
delictivos” las faltas, que aun siendo menos penadas, o menos graves, no pierden el carácter
de “HECHO DELICTIVO”, además, ese “Evitar” indica OBLIGATORIEDAD para el Vigilante de
Seguridad).
d) Poner inmediatamente a disposición de los miembros de las Fuerzas y Cuerpos de
Seguridad a los delincuentes en relación con el objeto de su protección, así como
los instrumentos, efectos y pruebas de los delitos, no pudiendo proceder al
interrogatorio de aquéllos.
(La redacción de este apartado es CLARA y EJECUTIVA confirmando la facultad de los
Vigilantes de Seguridad para detener, ya que para poner “a disposición” primeramente tiene
que procederse a anular la libertad ambulatoria del delincuente, que será el tiempo mínimo
imprescindible y que dependerá, en la mayoría de los casos, de la dilación de la fuerza pública
en atender la llamada previa del equipo de seguridad, Dice: “puesta inmediata a disposición
de FCSE”, de los delincuentes, esto es, primero, que hay un aprehendimiento (detención)
previo ejecutado por el Vigilante de Seguridad en el ejercicio de sus funciones por un hecho
delictivo cometido en relación con los bienes protegidos durante su servicio obedeciendo a la
redacción de este apartado, y segundo, deben ser requeridas las FCSE a la mayor brevedad.
Atención, aun siendo este “hecho” una falta, no es menos cierto que es un “hecho delictivo”.
Finalmente, tenemos que, hay comisión de hecho delictivo por lo que se produce el
aprehendimiento del sospechoso y la prueba, debiendo ser puestos a disposición de la fuerza
pública lo antes posible).
e) Efectuar la protección del almacenamiento, recuento, clasificación y transporte de
dinero, valores y objetos valiosos.
f)
Llevar a cabo, en relación con el funcionamiento de centrales de alarma, la
prestación de servicios de respuesta de las alarmas que se produzcan, cuya
realización no corresponda a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad.
2. Para la función de protección del almacenamiento, manipulación y transporte de explosivos u
otros objetos o sustancias que reglamentariamente de determinen, será preciso haber obtenido
una habilitación especial.
2
Real Decreto 2364/94 Reglamento de Seguridad Privada
Artículo 67. Principios de actuación.
El personal de seguridad privada se atendrá en sus actuaciones a los principios de integridad y
dignidad; protección y trato correcto a las personas, evitando abusos, arbitrariedades y
violencias y actuando con congruencia y proporcionalidad en la utilización de sus facultades y
de los medios disponibles (artículo 1.3 de la LSP.).
(Hay indicación clara – facultad- para actuar/intervenir incluso, utilizando los “medios”, tales
como defensa y/o grilletes, los cuales son reglamentarios, siempre con congruencia y
proporcionalidad).
Artículo 71. Funciones y ejercicio de las mismas
1. Los vigilantes de seguridad sólo podrán desempeñar las siguientes funciones:
a) Ejercer la vigilancia y protección de bienes muebles e inmuebles, así como la
protección de las personas que puedan encontrarse en los mismos.
b) Efectuar controles de identidad en el acceso o en el interior de inmuebles
determinados, sin que en ningún caso puedan retener la documentación personal.
c) Evitar la comisión de actos delictivos o infracciones en relación con el objeto de su
protección.
d) Poner inmediatamente a disposición de los miembros de las Fuerzas y Cuerpos de
Seguridad a los delincuentes en relación con el objeto de su protección, así como los
instrumentos, efectos y pruebas de los delitos, no pudiendo proceder al interrogatorio
de aquéllos.
e) Efectuar la protección del almacenamiento, recuento, clasificación y transporte de
dinero, valores y objetos valiosos.
f)
Llevar a cabo, en relación con el funcionamiento de centrales de alarma, la prestación
de servicios de respuesta de las alarmas que se produzcan, cuya realización no
corresponda a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad (artículo 11.1 de la LSP).
(Esta parte redunda en lo dicho en el artículo 11 de la Ley de Seguridad Privada, es un calco).
2. Deberán seguir las instrucciones que, en el ejercicio de sus competencias impartan los
responsables de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, siempre que se refieran a las personas y
bienes de cuya protección y vigilancia estuviesen encargados los vigilantes; colaborando con
aquéllas en casos de suspensión de espectáculos, desalojo o cierre provisional de locales y, en
general, dentro de los locales o establecimientos en que presten su servicio, en cualquier
situación en que sea preciso para el mantenimiento y restablecimiento de la seguridad
ciudadana.
3. En la organización de los servicios y en el desempeño de sus funciones, los vigilantes
dependerán del jefe de seguridad de la empresa de seguridad en la que estuviesen
encuadrados. No obstante, dependerán funcionalmente, en su caso, del jefe del departamento
de seguridad de la empresa o entidad en que presten sus servicios.
4. En ausencia del jefe de seguridad, cuando concurran dos o más vigilantes y no estuviese
previsto un orden de prelación entre ellos, asumirá la iniciativa en la prestación de los servicios
el vigilante más antiguo en el establecimiento o inmueble en el que se desempeñen las
funciones.
(Se habilita de forma clara al Vigilante de Seguridad a tomar las decisiones operativas en
ausencia de Jefe de Seguridad).
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Artículo 73. Diligencia.
Los vigilantes habrán de actuar con la iniciativa y resolución que las circunstancias
requieran, evitando la inhibición o pasividad en el servicio y no pudiendo negarse, sin
causa que lo justifique, a prestar aquellos que se ajusten a las funciones propias del cargo,
de acuerdo con las disposiciones reguladoras de la seguridad privada.
(Ordena clara y ejecutivamente OBLIGATORIEDAD. Al estar reguladas y habilitadas en esta
normativa la identificación, detención, registro (requisa-cacheo) y engrilletamiento , llegado el
caso, no podrán inhibirse de ejecutarlas).
Artículo 76. Prevenciones y actuaciones en casos de delito.
1. En el ejercicio de su función de protección de bienes inmuebles así como de las personas
que se encuentren en ellos, los vigilantes de seguridad deberán realizar las comprobaciones,
registros y prevenciones necesarias para el cumplimiento de su misión.
(La redacción habla de OBLIGACIÓN- “deberán”- realizar registros y prevenciones… Cuando
leemos “registros” no sólo se refiere a espacios de un inmueble o bolsos en un control de
accesos, es genérico, también es válido, por ejemplo, para requisas y cacheos personales en
el cumplimiento de su servicio, siempre por personal del mismo sexo que el implicado. Una
prevención podría ser, por ejemplo, el engrilletamiento del sospechoso y posterior cacheo
superficial (registro) por la duda razonable de si va armado y/o pudiera agredir a algún
miembro del equipo o resto de personas del inmueble objeto de su protección, entre las que se
incluye al propio delincuente ante posibles autolesiones, ya que en ese momento pasa a estar
bajo la protección, custodia y tutela del que detiene. Pudiendo, además, buscar elementos
probatorios en ese registro).
2. No obstante, cuando observaren la comisión de delitos en relación con la seguridad de las
personas o bienes objeto de protección, o cuando concurran indicios racionales de tal
comisión, deberán poner inmediatamente a disposición de los miembros de las Fuerzas y
Cuerpos de Seguridad a los presuntos delincuentes, así como los instrumentos, efectos y
pruebas de los supuestos delitos.
(La redacción nos habla de tres cosas, por un lado habla de comisión clara, y por otro, de
indicios racionales de tal comisión, que viene a decir que puede ser justificada una
intervención por una sospecha racional que deberá ser justificada. Y por último, redunda, una
vez más, en la habilitación de detener para poner a disposición de FCSE, ya que la única forma
de poner a disposición es impidiendo la libertad ambulatoria – detención- del detenido).
Artículo 77. Controles en el acceso a inmuebles.
En los controles de accesos o en el interior de los inmuebles de cuya vigilancia y seguridad
estuvieran encargados, los vigilantes de seguridad podrán realizar controles de identidad de las
personas y, si procede, impedir su entrada, sin retener la documentación personal y, en su
caso, tomarán nota del nombre, apellidos y número del documento nacional de identidad o
documento equivalente de la persona identificada, objeto de la visita y lugar del inmueble a que
se dirigen, dotándola, cuando así se determine en las instrucciones de seguridad propias del
inmueble, de una credencial que le permita el acceso y circulación interior, debiendo retirarla al
finalizar la visita.
(Redunda en la facultad de los Vigilantes de Seguridad para identificar no sólo en el
control de accesos, sino en el interior de las instalaciones).
Artículo 79. Actuación en el exterior de inmuebles.
1. Los vigilantes sólo podrán desempeñar sus funciones en el interior de los edificios o de los
inmuebles de cuya vigilancia y seguridad estuvieran encargados, salvo en los siguientes casos:
a) El transporte y distribución de monedas y billetes, títulos-valores y demás objetos que,
por su valor económico y expectativas que generen o por su peligrosidad, puedan
requerir protección especial.
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b) La manipulación o utilización de bienes, maquinaria o equipos valiosos que hayan de
tener lugar en las vías públicas o de uso común, cuando tales operaciones, bienes o
equipos hayan de ser protegidos por vigilantes de seguridad, desde el espacio exterior,
inmediatamente circundante.
c) Los servicios de verificación de alarmas y de respuesta a las mismas a que se refiere el
artículo 49 de este Reglamento.
d) Los supuestos de persecución a delincuentes sorprendidos en flagrante delito, como
consecuencia del cumplimiento de sus funciones en relación con las personas o bienes
objeto de su vigilancia y protección.
(Según esta redacción el Vigilante de Seguridad está habilitado para perseguir incluso en vía
pública, y siguiendo la normativa vista más arriba y posteriormente, podrá, si fuese preciso,
detener y reducir también en la vía pública ya que se encuentra en la persecución de un hecho
delictivo flagrante por parte de esos delincuentes. Una vez los intercepte, será de aplicación
además de la normativa de Seguridad Privada, el segundo supuesto del art.490 de la Ley de
Enjuiciamiento Criminal – dicho supuesto no acota la detención a una ubicación especifica,
pudiendo ser ésta en la vía pública).
e) Las situaciones en que ello viniera exigido por razones humanitarias relacionadas con
dichas personas o bienes.
f)
La retirada y reposición de fondos en cajeros automáticos, así como la prestación de
servicios de vigilancia y protección de los cajeros durante las citadas operaciones, o en
las de reparación de averías, fuera de las horas habituales de horario al público en las
respectivas oficinas.
g) Los desplazamientos excepcionales al exterior de los inmuebles objeto de protección
para la realización de actividades directamente relacionadas con las funciones de
vigilancia y seguridad, teniendo en cuenta, en su caso, las instrucciones de los órganos
competentes de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad.
2. Las limitaciones previstas en el apartado precedente no serán aplicables a los servicios de
vigilancia y protección de seguridad privada de los medios de transporte y de sus
infraestructuras que tengan vías específicas y exclusivas de circulación, coordinados cuando
proceda con los servicios de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad.
Artículo 86. Arma de fuego y medios de defensa.
1. El arma reglamentaria de los vigilantes de seguridad en los servicios que hayan de prestarse
con armas será la que determine el Ministerio del Interior.
2. Los vigilantes de seguridad portarán la defensa que se determine por el Ministerio del
Interior, en los supuestos que asimismo se determinen por dicho Ministerio.
3. Cuando los vigilantes en el ejercicio de sus funciones hayan de proceder a la
detención e inmovilización de personas para su puesta a disposición de las Fuerzas y
Cuerpos de Seguridad, el jefe de seguridad podrá disponer el uso de grilletes.
(Es EVIDENTE que el legislador indica dos cosas en este apartado, habilitación y facultad,
previamente otorgada y reconocida normativamente, de poder detener e inmovilizar “…
cuando hayan de proceder a la detención e inmovilización…” reconociendo en el propio
texto dicha facultad para la DETENCIÓN y ENGRILLETAMIENTO por parte de los Vigilantes de
Seguridad durante el servicio si las circunstancias así lo requieren, y además, habla de que esa
inmovilización puede ser ejercida mediante la utilización de grilletes si fuese necesario).
4. En los supuestos previstos en el nº 9 de la letra c) del apartado 1 del artículo 81 anterior, los
vigilantes de seguridad privada podrán portar y usar armas de guerra para la prestación de
servicios de protección de personas y bienes, previniendo y repeliendo ataques, con las
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características, en las condiciones y con los requisitos que se determinen, de manera conjunta,
por los Ministerios de Defensa y de Interior.
Artículo 89. Forma de prestación del servicio. (PARA ESCOLTAS)
En el desempeño de sus funciones, los escoltas no podrán realizar identificaciones o
detenciones, ni impedir o restringir la libre circulación, salvo que resultase imprescindible como
consecuencia de una agresión o de un intento manifiesto de agresión a la persona protegida o
a los propios escoltas, debiendo en tal caso poner inmediatamente al detenido o detenidos a
disposición de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, sin proceder a ninguna suerte de
interrogatorio.
(Se entiende en esta redacción que, existiendo necesidad “imprescindible”-incluyendo el
“intento manifiesto”- podrán DETENER e IDENTIFICAR, incluida la vía pública… También nos
habla de DETENIDO o DETENIDOS por los Escoltas Privados que no dejan de ser una
especialidad de Vigilante de Seguridad).
Artículo 138. Documentación anual.
1. Durante el primer trimestre de cada año, todas las empresas de seguridad remitirán a la
Secretaría de Estado de Interior un informe explicativo de las actividades realizadas en el año
anterior, en el que constará:
a) La relación de altas y bajas producidas en el personal de seguridad, con indicación de
los datos consignados en el correspondiente libro-registro.
b) La relación de servicios realizados, con indicación del nombre de la entidad o persona
a la que se prestaron y especificación de la naturaleza de los servicios, determinada
con arreglo a la enumeración contenida en el artículo 1 de este Reglamento.
c) El resumen de las comunicaciones efectuadas a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad
en relación con la seguridad ciudadana.
d) La relación de auxilios, colaboraciones y entregas de detenidos a las Fuerzas y
Cuerpos de Seguridad.
(Este apartado es EXPLÍCITO, otra vez habla textualmente de DETENIDOS. Una vez más se
reconoce y confirma la capacidad y habilitación para DETENER de los Vigilantes de
Seguridad, “INTERIOR recibirá una relación de los DETENIDOS por los Vigilantes de
Seguridad de la empresa entregados a FCSE”).
2. Asimismo, las empresas de seguridad remitirán a la Secretaría de Estado de Interior, durante
el primer semestre de cada año, el resumen de la cuenta anual, en el que se refleje la situación
patrimonial y financiera de la empresa.
SECCIÓN 2. ª PERSONAL DE SEGURIDAD PRIVADA
Artículo 151. Infracciones muy graves.
El personal que desempeñe funciones de seguridad privada, podrá incurrir en las siguientes
infracciones muy graves:
1. La prestación de servicios de seguridad a terceros por parte de personal no integrado en
empresas de seguridad, careciendo de la habilitación necesaria, lo que incluye:
a) Prestar servicios de seguridad privada sin haber obtenido la tarjeta de identidad
profesional correspondiente o sin estar inscrito, cuando proceda, en el pertinente
registro.
b) Ejercer funciones de seguridad privada distintas de aquellas para las que se estuviere
habilitado.
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c) Abrir despachos de detective privado o dar comienzo a sus actividades sin estar
inscrito en el reglamentario registro o careciendo de la tarjeta de identidad profesional.
d) Prestar servicios como detective asociado o dependiente sin estar inscrito en el
correspondiente registro o sin tener la tarjeta de identidad profesional.
e) La utilización por los detectives privados de los servicios de personal no habilitado para
el ejercicio de funciones de investigación.
2. El incumplimiento de las previsiones contenidas en la Ley 23/1992, de 30 de julio, de
Seguridad Privada, y en el presente Reglamento sobre tenencia de armas fuera del servicio y
sobre su utilización, incluyendo:
a) La prestación con armas de servicios de seguridad para los que no estuviese legal o
reglamentariamente previsto su uso.
b) Portar sin autorización específica las armas fuera de las horas o de los lugares de
prestación de los servicios o no depositarlas en los armeros correspondientes.
c) Descuidar la custodia de sus armas o de las documentaciones de éstas, dando lugar a
su extravío, robo o sustracción.
d) No comunicar oportunamente a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad el extravío,
destrucción, robo o sustracción del arma asignada.
e) Prestar con arma distinta de la reglamentaria los servicios que puedan ser realizados
con armas.
f)
Retener las armas o sus documentaciones cuando causaren baja en la empresa a la
que pertenecieren.
3. La falta de reserva debida sobre las investigaciones que realicen los detectives privados o la
utilización de medios materiales o técnicos que atenten contra el derecho el honor, a la
intimidad personal o familiar, a la propia imagen o al secreto de las comunicaciones, incluyendo
la facilitación de datos sobre las investigaciones que realicen a personas distintas de las que se
las encomienden.
4. La condena mediante sentencia firme por un delito doloso cometido en el ejercicio de sus
funciones.
5. La negativa a prestar auxilio o colaboración con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad,
cuando sea procedente, en la investigación y persecución de actos delictivos, en el
descubrimiento y detención de los delincuentes o en la realización de las funciones inspectoras
o de control que les correspondan, incluyendo:
a) La falta de comunicación a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad de informaciones
relevantes para la seguridad ciudadana, así como de los hechos delictivos de que
tuvieren conocimiento en el ejercicio de sus funciones.
b) Omitir la colaboración que sea requerida por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad en
casos de suspensión de espectáculos, desalojo o cierre de locales y en cualquier otra
situación en que sea necesaria para el mantenimiento o el restablecimiento de la
seguridad ciudadana.
c) La omisión del deber de realizar las identificaciones pertinentes, cuando
observaren la comisión de delitos, o del de poner a disposición de las Fuerzas y
Cuerpos de Seguridad a sus autores o a los instrumentos o pruebas de los mismos.
(Infracción MUY GRAVE inhibirse durante el servicio de, IDENTIFICAR, DETENER y/o
ENTREGAR a FCSE. Explícitamente este apartado confirma que el Vigilante de Seguridad
identificará, detendrá y entregará a FCSE).
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d) No facilitar a la Administración de Justicia o a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad las
informaciones de que dispusiesen y que les fueren requeridas en relación con las
investigaciones que estuviesen realizando.
6. La comisión de una tercera infracción grave en el período de un año.
ORDEN INT 318/2011 PERSONAL DE SEGURIDAD PRIVADA
TÍTULO III
Ejercicio de las funciones del personal de seguridad privada
CAPÍTULO I
Principios de actuación
Artículo 31. Principios básicos.
De conformidad con el apartado tercero del artículo 1 de la Ley 23/1992 de 30 de julio, de
Seguridad Privada, y el artículo 67 de su Reglamento, son principios básicos de actuación del
personal de seguridad privada los siguientes:
1. Legalidad, y, en consecuencia, en las actividades de seguridad e investigación privada sólo
se emplearán medios y acciones conforme al ordenamiento jurídico vigente.
2. Integridad, cumpliendo diligentemente los deberes profesionales oponiéndose a todo acto de
corrupción.
3. Dignidad, mediante el recto ejercicio de sus atribuciones legales.
4. Protección, que implica desarrollar efectivamente sus responsabilidades para conseguir
los niveles de seguridad establecidos, sin permitirse ninguna forma de inhibición en su
función de evitar hechos ilícitos o peligrosos.
(Cierra al Vigilante de Seguridad la posibilidad de inhibirse durante el servicio… hay
OBLIGATORIEDAD de INTERVENIR… ojo, dice “hechos ilícitos”, la “falta” lo es, no se refiere
en exclusiva al delito grave o menos grave. Para el correcto cumplimiento de este apartado,
podrían ser necesarias, la identificación, detención, registro, engrilletamiento y reducción del
delincuente. Todas ellas reconocidas y facultas por el legislador como hemos visto).
5. Corrección, desarrollando una conducta profesional irreprochable, especialmente en el trato
con los ciudadanos, evitando todo tipo de abuso, arbitrariedad o violencia.
6. Congruencia, por cuyo principio se aplicarán medidas de seguridad proporcionadas y
adecuadas a los riesgos que se trata de proteger.
(El Vigilante de Seguridad en el servicio, protege LOS BIENES y A LAS PERSONAS, incluidos
compañeros, público y el propio delincuente o infractor, pudiendo aplicar de manera
proporcionada cualquier medida al objeto de proteger a éstos, incluidos engrilletamiento y
cacheo y/o, requisas… “comprobaciones, registros y prevenciones necesarias para el
cumplimiento de su misión”, tal como deviene de los arts. 73 y 76 del RSP, ya vistos
anteriormente en este análisis).
7. Proporcionalidad en el uso de las técnicas y medios de defensa de dotación.
(Este punto da por hecho y cierto que hay posibilidad de intervenir y usar medios y
procedimientos reglamentarios, tales como la reducción durante la detención (técnicas
corporales), grilletes y defensa (medios de dotación reglamentarios)… siempre que su uso
fuese necesario (por ejemplo ante la resistencia a la detención o la agresión por parte del
delincuente), y siempre respetando la proporcionalidad tras la comisión de un hecho delictivo).
8. Colaboración con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, debiendo observar siempre las
instrucciones policiales concretas sobre el objeto de su protección o investigación, en función
de los medios de que disponga.
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9. El personal de seguridad privada ejercerá la colaboración ciudadana comunicando a los
cuerpos policiales competentes las informaciones relevantes para la seguridad ciudadana y la
prevención del delito que conozca.
10. El personal de seguridad privada guardará rigurosa reserva profesional sobre los hechos
que conozca en el ejercicio de sus funciones, especialmente de las informaciones que reciba
en materia de seguridad y de los datos de carácter personal que deba tratar, investigar o
custodiar, y no podrá facilitar datos sobre dichos hechos más que a las personas que les hayan
contratado y a los órganos judiciales y policiales competentes para el ejercicio de sus
funciones.
LEY DE ENJUICIAMIENTO CRIMINAL R.D. 14/1882 (REVISIÓN ENE 2013)
CAPÍTULO II
DE LA DETENCIÓN
Artículo 489
Ningún español ni extranjero podrá ser detenido sino en los casos y en la forma que las leyes
prescriban.
Artículo 490
Cualquier persona puede detener:
1. º Al que intentare cometer un delito, en el momento de ir a cometerlo.
2. º Al delincuente, «in fraganti».
(Delincuente es el que comete delito, la falta es el tercer grado de la clasificación de delito
“Artículo 10 C.P .Son delitos o faltas las acciones y omisiones dolosas o imprudentes penadas
por la Ley”, además, el Vigilante de Seguridad debe cumplir con la prerrogativa LEGISLADA
de impedir hechos delictivos o infracciones (incluidos delitos y faltas).
3. º Al que se fugare del establecimiento penal en que se halle extinguiendo condena.
4. º Al que se fugare de la cárcel en que estuviere esperando su traslación al establecimiento
penal o lugar en que deba cumplir la condena que se le hubiese impuesto por sentencia firme.
5. º Al que se fugare al ser conducido al establecimiento o lugar mencionado en el número
anterior.
6. º Al que se fugare estando detenido o preso por causa pendiente.
7. º Al procesado o condenado que estuviere en rebeldía.
Artículo 491
El particular que detuviere a otro justificará, si éste lo exigiere, haber obrado en virtud de
motivos racionalmente suficientes para creer que el detenido se hallaba comprendido en
alguno de los casos del artículo anterior.
(El Vigilante de Seguridad siempre informará de lo que ha pasado al implicado para haber
llegado a esa intervención).
Artículo 495
No se podrá detener por simples faltas, a no ser que el presunto reo no tuviese domicilio
conocido ni diese fianza bastante, a juicio de la Autoridad o agente que intente detenerle.
(Por eso, aun siendo falta, y cumpliendo la obligatoriedad que legislativamente habilita y ordena
al Vigilante de Seguridad a intervenir incluso ante faltas, es recomendable aprehender y
avisar a FCSE… máxime si no presenta documentación y/o es dudosa, ellos son los que
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valorarán si da fianza bastante o no, incluso podría ser que éste esté en requisitoria por otra
causa, o pueda incurrir en un delito de falsedad documental o falsificación).
Artículo 496
El particular, Autoridad o agente de Policía judicial que detuviere a una persona en virtud de lo
dispuesto en los precedentes artículos, deberá ponerla en libertad o entregarla al Juez más
próximo al lugar en que hubiere hecho la detención dentro de las veinticuatro horas siguientes
al acto de la misma. Si demorare la entrega, incurrirá en la responsabilidad que establece el
Código Penal, si la dilación hubiere excedido de veinticuatro horas.
(Está vigente, pero lejos de parecer exagerado, la Constitución Española –norma de superior
rango- lo amplía aun más, 72 horas…si se lee textualmente, es indiferente si es un particular o
funcionario el que detiene, siempre y cuando medie acción delictiva y sea para poner a
disposición judicial o policial).Es evidente que la norma de Seguridad Privada previene que
deberá ser puesto a disposición de FCSE a la mayor brevedad).
Ley Orgánica 10/1995, de 23 de noviembre, del Código Penal.
TÍTULO VI
Delitos contra la libertad
CAPÍTULO I
De las detenciones ilegales y secuestros
Artículo 163
1. El particular que encerrare o detuviere a otro, privándole de su libertad, será castigado con la
pena de prisión de cuatro a seis años.
(Si bien el Vigilante de Seguridad tiene carácter de particular, este supuesto no sería de
aplicación ya que desempeña funciones OBLIGATORIAS y EJECUTIVAS regulas por la
legislación de Seguridad Privada tal y como hemos visto en la normativa anterior. La detención
ilegal no se produciría ya que se hace uso por parte del Vigilante de Seguridad de unas
atribuciones habilitadas por el legislador en el momento de producirse un acto ilícito ante el que
debe intervenir forzosamente y sin inhibiciones).
2. Si el culpable diera libertad al encerrado o detenido dentro de los tres primeros días de su
detención, sin haber logrado el objeto que se había propuesto, se impondrá la pena inferior en
grado.
3. Se impondrá la pena de prisión de cinco a ocho años si el encierro o detención ha durado
más de quince días.
4. El particular que, fuera de los casos permitidos por las leyes, aprehendiere a una persona
para presentarla inmediatamente a la autoridad, será castigado con la pena de multa de tres a
seis meses.
(La redacción es expresamente manifiesta y clara, “El particular que fuera de los casos
permitidos por las leyes aprehendiere…” Pues bien, el Vigilante de Seguridad está obligado y
amparado por leyes, normas, reglamentos y órdenes, por lo que, la Ley de Seguridad Privada y
el Reglamento de Seguridad Privada hacen que el V.S. no se encuentre en los supuestos
mencionados en este apartado por no ser un particular “al uso” ya que cumple con unas
obligaciones tipificadas y reguladas en la normativa de Seguridad Privada, y siempre y cuando,
el aprehendido haya cometido un “hecho delictivo”, pudiendo ser incluidas, eso sí, las faltas).
CAPÍTULO III
De las coacciones
Artículo 172
1. El que, sin estar legítimamente autorizado, impidiere a otro con violencia hacer lo que la ley
no prohíbe, o le compeliere a efectuar lo que no quiere, sea justo o injusto, será castigado con
10
la pena de prisión de seis meses a tres años o con multa de 12 a 24 meses, según la gravedad
de la coacción o de los medios empleados.
(El Vigilante de Seguridad está legítimamente autorizado por la cobertura de la normativa de
Seguridad Privada, siempre que medie comisión de “hecho delictivo” como hemos visto
anteriormente, además de que será punible la inhibición por parte de éste).
Cuando la coacción ejercida tuviera como objeto impedir el ejercicio de un derecho
fundamental se le impondrán las penas en su mitad superior, salvo que el hecho tuviera
señalada mayor pena en otro precepto de este Código.
(Aun no tratándose de una coacción, ya que el Vigilante de Seguridad está legitimado para ello,
pero en el caso de intentar serle aplicado este apartado del artículo, hay que decir que, si bien
es cierto que se impide un derecho fundamental al detener, no lo es menos que lo hace un
profesional habilitado por el legislador con una normativa específica para ello, en base a
criterios de congruencia, proporcionalidad e índice racional de criminalidad y siempre tras la
comisión de una infracción o hecho delictivo, tal como regula de manera ejecutiva la legislación
de Seguridad Privada).
BOLETÍN OFICIAL DEL ESTADO
Núm. 296 lunes 10 de diciembre de 2012 Sec. I. Pág. 84627
MINISTERIO DEL INTERIOR
Resolución de 12 de noviembre de 2012, de la Secretaría de Estado de Seguridad, por la que
se determinan los programas de formación del personal de seguridad privada.
Módulo de Derecho Procesal Penal
Tema 1. Noción de derecho procesal penal. La jurisdicción: concepto y competencia La
denuncia. Concepto, elementos y obligación de denunciar: Delitos públicos y delitos no
públicos.
Tema 2. La detención: concepto y duración. Facultades atribuidas a este respecto por
nuestro ordenamiento jurídico a las personas no revestidas de los atributos de agente de
policía judicial. Especial referencia a lo que las leyes y jurisprudencia establecen respecto a
cacheos y registros. Delito flagrante y persecución del delincuente.
Tema 3. El personal de seguridad privada como auxiliar de las Fuerzas y Cuerpos de
Seguridad en el campo de la persecución de las infracciones penales: Pautas de actuación.
Especial referencia a su labor en la preservación de instrumentos de prueba.
Tema 4. Los derechos del detenido según nuestro ordenamiento jurídico y su tramitación por
parte del sujeto activo de la detención.
Área Instrumental
Tema 10. La defensa personal (III). Defensa contra arma blanca y arma de fuego.
Reducciones. Cacheos y esposamientos.
Tema 11. Técnicas de empleo de la defensa. Característica de la defensa. Casuística de su
utilización.
(Como se puede observar, el propio Ministerio del Interior, vía “Secretaría de Estado de
Seguridad”, es el que, siguiendo las pautas marcadas por el legislador, obliga a tener
conocimientos suficientes en las materias objeto de este análisis. Esto quiere decir que, una
vez el legislador habilita y obliga al Vigilante de Seguridad a intervenir cuando así se requiera,
éste deberá tener los conocimientos mínimos adecuados a tal efecto. Es indubitado que la
legislación contempla en todo su ciclo (formación, habilitación, actividad laboral,
actualizaciones…) la facultad por parte de los Vigilantes de Seguridad para poder intervenir si
así fuese preciso).
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DEFINICIONES TÉCNICAS
LA IDENTIFICACIÓN
Identificación: Podrá efectuarse siempre que exista justificación o causa para ello, siguiendo
el Índice Racional de Criminalidad o, sospecha razonable, además, podrá efectuarse en:


Controles de accesos.
En el interior del edificio donde se desarrolle el servicio para
 Verificación de personal desconocido.
 Evitar la comisión de un delito.
 Caso de delito flagrante.
 Falta “in fraganti”.
Ello se recoge en los artículos 11 de la LSP y, 67, 71, 73, 76 y 77 del RSP. Siendo punible
además, la inhibición de practicar dicha identificación en base al artículo 151.5c del RSP como
una infracción muy grave por “inhibición de funciones” (que puede conllevar perder la
habilitación), "la omisión del deber de realizar las identificaciones pertinentes, cuando se
observaren la comisión de delitos". Si hay una negativa a la identificación por parte de la
persona a identificar, la cuál estaría ejerciendo su derecho a no identificarse, se procederá
según la situación y la ubicación de diferente forma.

En un control de accesos se le impedirá la entrada a las instalaciones.

En el interior de un edificio objeto de protección, y no estando autorizada su presencia,
se le invitará a salir de las instalaciones tomando nota previamente de sus datos. Si se
negase a la identificación requerida (como es su derecho), podrá ser detenido a la
espera de la llegada de las FCSE, previamente solicitadas desde el servicio para que
se encarguen de dicha identificación. Más adelante se entrará en la definición de
“Detención” según el Constitucional.

En la comisión de un hecho delictivo, directamente se le detendrá y pondrá a
disposición de las FCSE, pudiendo, eso sí, solicitar mientras se les espera dicha
identificación al detenido, la cual, podrá ser voluntaria, no entrando esto en vulneración
de derechos, ya que no es un interrogatorio.
LA DETENCIÓN
Detención: la palabra detención es la que genera mayor duda o posicionamiento contrario
entre las distintas posturas. Tenemos que hacer una aclaración sobre este término. La palabra
detención, en el ámbito jurídico y de la seguridad, conceptualmente, significa privación de
libertad de movimiento. Jurídicamente hablando no existe el termino retención. La retención por
muy corta que sea es una detención: "medida cautelar de carácter personal consistente en la
privación provisional de la libertad ambulatoria", si retener es "impedir que alguien salga, se
mueva, se vaya o desaparezca", entonces ya se está impidiendo la libertad ambulatoria de la
persona y el libre albedrío, por lo que la retención es una detención en si misma.
Tribunal Constitucional en STC 98/1986 que, entre otras cosas, concluye definiendo así la
Detención:
"Debe considerarse como detención cualquier situación en que la persona se vea impedida u
obstaculizada para autodeterminar, por obra de su voluntad, una conducta lícita, de suerte que
la detención no es una decisión que se adopte en el curso de un procedimiento, sino una pura
situación fáctica, sin que puedan encontrarse zonas intermedias entre detención y libertad."
Esta sentencia también deja claro que la detención no se consuma en dependencias policiales.
Los elementos formales del procedimiento policial de la detención (Habeas Corpus, lectura de
derechos, etc.) perfeccionan la detención en sus aspectos jurídico-procesales, pero la
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detención, en doctrina del Constitucional, es un mero "hecho fáctico", o sea, simplemente el
acto físico de detener, sin intervenir en la parte administrativa o procesal.
En consecuencia, en base a la legislación aplicable y a la doctrina jurisprudencial, toda
privación de libertad debe ser considerada como detención (Secretaría Gral. Técnica de
Interior).
Cabe profundizar en la aclaración, la Detención por definición (incluido el Tribunal
Constitucional), no es poner grilletes y leer derechos, es restringir la libertad de movimiento, y
para ello, no es necesaria en todos los casos la aplicación de estos medios. Además, entrando
en la parte técnico-jurídica, en la detención practicada por la fuerza pública se efectúa la lectura
de derechos que abre, por ejemplo, la posibilidad del interrogatorio asistido para una
investigación. En la practicada por la Seguridad Privada no hay tal lectura de derechos pues, el
interrogatorio y otros elementos de investigación no pueden ser llevados a cabo por este
colectivo. Lo que sí es de obligado cumplimiento, es informar al detenido, interceptado o
identificado, de por qué se procede a tal intervención justificando ésta (art. 491 LECRIM). Ésta,
aunque sustancial, sería la única diferencia, ya que, como reza en la normativa de Seguridad
Privada, el Vigilante de Seguridad podrá efectuar dicha intervención (Detención), que en su
preceder técnico será el mismo.
La Detención, no sólo podrá llevarse a cabo por la habilitación que el legislador concede en la
normativa al Vigilante de Seguridad, sino que, además, ésta es obligatoria llegado el caso,
como así refleja, ejecutivamente, dicho legislador en la misma normativa de Seguridad Privada.
Artículo 11.1d de la LSP, artículos 71.1d, 73, 76.2, 79.1d, 86.3, 89, 138.1d, 151.5c del RSP,
artículo 31.4 de la Orden INT 318, articulado en el cuál se hace referencia clara, expresa y
posible de la facultad para Detener de los Vigilantes de Seguridad, incluyendo en éstos los
artículos del RSP 138 de obligación para la empresa de seguridad de presentar listado anual
ante Interior, de detenidos puestos a disposición de FCSE resultado de las intervenciones de
sus Vigilantes, o el 151.5c que habla de falta muy grave para con los Vigilantes por inhibición
de practicar dichas intervenciones.
Por lo tanto, física y operativamente, la práctica de la detención es igual o similar en ambos
entornos (Seguridad Pública o Privada). La diferencia radica en la parte administrativa y/o
procesal, pero nunca se puede decir que, cumpliendo los parámetros de la normativa de
Seguridad Privada, una detención efectuada por efectivos de la misma, es ilegal. Una
detención ilegal es, por ejemplo, privar de libertad de movimiento a alguien sin que medie
hecho delictivo o sospecha fundada, o hacerlo sin que medie una normativa habilitadora. No
confundir en este punto con la identificación y el tiempo que se necesite para la misma, ya que,
se ha avalado también en sentencias del Constitucional que el tiempo que una persona está
parada para poder ser identificada no es una detención como tal, sino que está libre y
atendiendo a unas indicaciones mínimas imprescindibles.
Por tanto, los Vigilantes de Seguridad podrán, y deberán detener (también por faltas), ya que,
en un primer momento cuando se practica tal detención, se actúa contra la comisión de un acto
delictivo (incluyendo faltas), el cuál debe ser perseguido obligatoriamente por indicación
expresa de la normativa de Seguridad Privada, no procediendo la aplicación del artículo 495 de
la LECRIM, “No se podrá detener por simples faltas, a no ser, que el presunto reo no tuviese
domicilio conocido ni diese fianza bastante, a juicio de la Autoridad o agente que intente
detenerle”, ya que el Vigilante interviniente, tiene facultad para detener, pero no es autoridad
competente para determinar si el detenido ofrece fianza bastante. Siguiendo los parámetros del
artículo nos topamos con una redacción que indica claramente quién tiene la facultad final de
resolver si un detenido “da fianza bastante” o existe “domicilio conocido”. “Autoridad o agente”
serán quienes enjuiciarán este hecho de la “fiabilidad” del detenido. Se deberá, eso sí, poner
en conocimiento inmediato de las FCSE la Detención del sospechoso para que hagan acto de
presencia al objeto de completar la situación. Se practicará por parte del Vigilante, además, la
Requisa de la prueba (vía Registro Personal –cacheo- si es preciso), para custodiarla y poner a
ambos, prueba y sospechoso, a disposición de la Fuerza Pública. Por todo ello, la intervención
por parte del Vigilante de Seguridad deteniendo al sospechoso es factible y justificada, ya que
actúa evitando y persiguiendo un acto delictivo o infracción (entre los que se incluyen las
faltas), y poniendo al sospechoso y la prueba a disposición de FCSE, tal y como indica la LSP
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en su artículo 11. La Autoridad o agentes de las FCSE intervinientes serán los que tomen la
decisión final de si da o no, fianza bastante siguiendo fielmente el dictado del artículo 495 de la
LECRIM. En consecuencia, lo que tenemos es la combinación de dos legislaciones. Se practica
la Detención (interrupción ambulatoria temporal) y puesta a disposición, aun siendo falta, en
base a la LSP y, serán los funcionarios intervinientes los que determinen si da fianza bastante
en base a la LECRIM.
Fundamentos de derecho en sentencias y autos “absolutorias” del Tribunal Supremo en
detenciones practicadas por Vigilantes de Seguridad. Como se puede apreciar, hay Doctrina
asentada para la resolución de esta casuística. Se hace en base a la normativa de Seguridad
Privada en primer lugar y en segundo plano, como refuerzo, a la LECRIM.
STS 1112/2001
“…El artículo 11 de la Ley 23/1992, de 30/7, de Seguridad Privada establece las funciones a
desempeñar por los vigilantes de seguridad, siendo una de ellas la consignada en la letra d) de
su apartado 1º, "poner inmediatamente a disposición de los miembros de las Fuerzas y
Cuerpos de Seguridad a los delincuentes en relación con el objeto de su protección, así como
los instrumentos, efectos y pruebas de los delitos, no pudiendo proceder al interrogatorio de
aquéllos", lo que reproduce el artículo 71.1.d) del Reglamento de Seguridad Privada aprobado
por Real Decreto 2364/94, de 9/12. Por otra parte, el artículo 490 LECrim autoriza la detención
por cualquier persona de aquél que intentare cometer un delito o en el momento de ir a
cometerlo, así como al delincuente "in fraganti", entre otros supuestos. Se trata desde luego de
actuaciones a prevención pero que sin duda alcanzan las medidas necesarias y
proporcionadas para asegurar la puesta a disposición de la autoridad o de sus agentes del
delincuente, así como de los efectos, instrumentos y pruebas de los hechos presuntamente
delictivos, por lo que no puede sostenerse la existencia de la extralimitación que se denuncia
en la medida que la misma se desarrolla dentro del marco de la habilitación legal mencionada
anteriormente, donde incluso es posible la detención a disposición de las Fuerzas y Cuerpos de
Seguridad…
QUE DEBEMOS DECLARAR Y DECLARAMOS NO HABER LUGAR a los recursos de
casación”.
STS 2459/2002
“…Ciertamente, el artículo 11 de la Ley 23/1992, de 30/7, de Seguridad Privada establece las
funciones a desempeñar por los vigilantes de seguridad, siendo una de ellas la consignada en
la letra d) de su apartado 1º, "poner inmediatamente a disposición de los miembros de las
Fuerzas y Cuerpos de Seguridad a los delincuentes en relación con el objeto de su protección,
así como los instrumentos, efectos y pruebas de los delitos, no pudiendo proceder al
interrogatorio de aquéllos", lo que reproduce el artículo 71.1.d) del Reglamento de Seguridad
Privada aprobado por Real Decreto 2364/94, de 9/12. Por otra parte, el artículo 490 LECrim.
autoriza la detención por cualquier persona de aquél que intentare cometer un delito o en el
momento de ir a cometerlo, así como al delincuente "in fraganti", entre otros supuestos. Se
trata desde luego de actuaciones a prevención pero que sin duda alcanzan las medidas
necesarias y proporcionadas para asegurar la puesta a disposición de la autoridad o de sus
agentes del delincuente, así como de los efectos, instrumentos y pruebas de los hechos
presuntamente delictivos, por lo que no puede sostenerse la existencia de la extralimitación
que se denuncia en la medida que la misma se desarrolla dentro del marco de la habilitación
legal mencionada anteriormente, donde incluso es posible la detención a disposición de las
Fuerzas y Cuerpos de Seguridad. Y eso es lo que ha sucedido en el supuesto que examinamos
sin que se haya vulnerado ningún derecho fundamental por la intervención de los vigilantes
jurados que pusieron al acusado a disposición de la Policía competente.
El motivo debe ser desestimado...”.
ATS 1415/2007
“…a) Recordábamos en nuestra Sentencia 1112/2001, de 12 de junio , que el art. 11 de la Ley
23/1992, de 30/7, de Seguridad Privada , establece las funciones a desempeñar por los
vigilantes de seguridad, siendo una de ellas la consignada en la letra d) de su apartado 1º,
"poner inmediatamente a disposición de los miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad
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a los delincuentes en relación con el objeto de su protección, así como los instrumentos,
efectos y pruebas de los delitos, no pudiendo proceder al interrogatorio de aquéllos", lo que
reproduce el artículo 71.1.d) del Reglamento de Seguridad Privada aprobado por Real Decreto
2364/94, de 9/12. Por otra parte, el artículo 490 LECrim. autoriza la detención por cualquier
persona de aquél que intentare cometer un delito o en el momento de ir a cometerlo, así como
al delincuente "in fraganti", entre otros supuestos. Se trata desde luego de actuaciones a
prevención pero que sin duda alcanzan las medidas necesarias y proporcionadas para
asegurar la puesta a disposición de la autoridad o de sus agentes del delincuente, así como de
los efectos, instrumentos y pruebas de los hechos presuntamente delictivos.
b) En el presente caso, el testigo Juan Ignacio , ejerciendo labores de coordinación de
vigilantes de seguridad, junto con los servicios de seguridad del lugar, procedieron al cacheo
del acusado, hoy recurrente, luego de ser informado aquél por una de las personas que había
en la fiesta de que el acusado estaba vendiendo droga, ocupándosele 125 comprimidos de
MDMA, con un peso cado uno de 166 mgs. y una riqueza del 28 %, que aquél tenía en el
interior de uno de los bolsillos de su pantalón, por lo que no puede sostenerse la existencia de
la extralimitación que se denuncia en la medida que la misma se desarrolla dentro del marco de
la habilitación legal.
LA SALA ACUERDA: NO HABER LUGAR A LA ADMISIÓN del recurso de casación…”.
Protección de intimidad y reputación del detenido
La forma de llevar a cabo una detención por personal de Seguridad Privada deberá ser acorde,
siempre que sea posible, con ciertas pautas en su desarrollo. Tales pautas vienen marcadas,
básicamente por el artículo 520 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal “La detención y la prisión
provisional deberán practicarse en la forma que menos perjudique al detenido o preso, en su
persona, reputación y patrimonio”.
Por tanto, se intentará minimizar el daño físico y/o moral al detenido, debiendo ser asegurada
la máxima discreción posible durante el proceso de la intervención (detención y traslado),
aplicando la fuerza mínimamente necesaria y utilizando las formas y procedimientos menos
humillantes posibles para tal fin, incluyendo en esta pauta de “reducción de perjuicios” la
aplicación del cacheo o engrilletamiento si así fuese preciso. Se buscará el equilibrio entre
ambas necesidades (Detención e Intimidad), ya que estas prevenciones son practicadas para
que no se eluda la actuación de la Justicia y en evitación de un mal. Se trata pues, de
minimizar los perjuicios al detenido pero, sin dejar de intervenir.
EL REGISTRO PERSONAL (CACHEO)
Cacheo: el término jurídico correcto es Registro, que como se realiza sobre una persona, se
completa con el adjetivo “personal”.
Existe la idea, errónea, de que, el cacheo interfiere en un derecho fundamental por afectar
teóricamente al derecho a la intimidad, y que dicho cacheo no podrá ser efectuado por otros
que no sean las FCSE. Pues bien, esto es falso, no hay ninguna norma legal que establezca
que los registros personales sólo podrán ser realizados por miembros de las FCSE.
Además debemos tener en cuenta dos cosas, por un lado hacer una asimilación, también el
derecho a la libertad es un derecho fundamental, el cuál puede verse reducido por un Vigilante
de Seguridad ante un hecho ilícito, y por otro lado, volvemos a encontrarnos con la indicación
ejecutiva de la legislación de Seguridad Privada para que se realicen las “prevenciones y
registros necesarios” sin opción a la inhibición.
Ninguna ley prohíbe el cacheo o los registros personales a los Vigilantes de Seguridad. De
hecho, la propia LSP hace indicación clara, a través de su articulado, al establecer, entre las
funciones de los vigilantes, el "evitar la comisión de actos delictivos" (como pueden ser, robo,
hurto, venta de drogas, etc.) y "poner inmediatamente a disposición de las FCSE a los
delincuentes... así como los instrumentos, efectos y pruebas de los delitos" (Art. 11.1 de la
LSP).
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Nos encontramos, por tanto, que el derecho a la intimidad no está necesariamente violado por
las diligencias de cacheo, siempre que, además de la habilitación legal y la justificación racional
haya una proporcionalidad.
¿Cómo define esa proporcionalidad la jurisprudencia? Lo aclara, entre otras muchas, la
Sentencia 525 del Tribunal Supremo de 31 de Marzo del 2.000:
“En cuanto al derecho a la intimidad, queda preservado si se cumplen tres condiciones: que el
cacheo se realice por alguien del mismo sexo (vid. S. 23-febrero-1994); que según la
intensidad y alcance corporal del cacheo se haga en sitio reservado; y que se eviten posturas o
situaciones degradantes o humillantes.”
De ésta y otras sentencias, podemos concluir que se deben respetar cuatro condiciones
básicas que rodean el acto de cachear que la normativa de Seguridad Privada habilita y
ampara cuando se refiere a “registros y prevenciones” a la hora de impedir “hechos ilícitos”:
- que el cacheo se haga por un vigilante del mismo sexo;
- que en la medida de lo posible, se efectúe en un lugar reservado;
- que no se prolongue innecesariamente;
- que se eviten posturas o situaciones degradantes o humillantes.
El legislador ha generado, además, reglamentación y justificación expresa para ciertos
servicios como pueden ser, aeropuertos, eventos deportivos/culturales o producción de
explosivos entre otros. Es decir, los Registros Personales “cacheos” están regulados,
legislados y amparados en varias leyes y reglamentos.
Éstos son los motivos básicos de aplicación del registro Personal (justificación racional):
a) Por prevención, para comprobar si efectivamente se ha cometido la infracción, en caso de
no haberlo visto el propio Vigilante. Es importante para no “poner a disposición” sin motivo.
b) En la búsqueda de armas o similar por seguridad, tanto nuestra como del propio detenido,
que podría autolesionarse, y de las personas y bienes que son objeto de la protección del
servicio de seguridad; y
c) Por nuestra obligación de puesta a disposición de pruebas y efectos (art.11.1 LSP), a fin
de evitar su destrucción o abandono. Esto último es el fundamento de las sentencias
anteriormente indicadas respecto a la licitud del cacheo realizado por Vigilantes.
Hay que recordar que sin motivo o justificación racional no se pueden hacer registros, ni por la
Seguridad Privada, ni por la Pública. Estos tres motivos son los que dan justificación racional a
un cacheo. Ahora bien, siempre deberá ser justificado, y cumplir escrupulosamente con la
legislación, incluyendo, por supuesto, la Constitución Española, preservando la integridad
moral e intimidad del detenido o registrado.
Así lo defiende la STS de 8/4/2.002:
“Nada hay que objetar a la actuación de los vigilantes jurados (sic) que intervinieron en los
hechos ya que en el ejercicio de sus funciones de seguridad y control para impedir la comisión
de hechos delictivos o infracciones dentro del interior del local, que constituía el cometido de
sus funciones, invitaron al acusado a que les acompañara a una habitación para proceder a su
registro sin que ello fuera observado por los demás clientes y a ello accedió el acusado,
registro que se hizo de modo adecuado y proporcionado a la situación que lo motivó como
acertadamente se razona por el Tribunal sentenciador”
¿Puede haber Registro Corporal sin Detención? Sí, de prevención, debiendo cumplir, eso sí,
con las prerrogativas para ello de proporcionalidad, por ejemplo en control de accesos a
eventos deportivos o culturales, control de accesos y salidas de una fábrica de explosivos, etc.
Todos ellos reglamentados.
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EL ENGRILLETAMIENTO
En referencia a la práctica de esta acción hay que decir que su aplicación está contemplada en
la legislación LSP y RSP como una “prevención”, artículo 86 RSP “.3. Cuando los vigilantes en
el ejercicio de sus funciones hayan de proceder a la detención e inmovilización de personas
para su puesta a disposición de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, el jefe de seguridad
podrá disponer el uso de grilletes”. Podrá ser el propio Vigilante el que tome la decisión, por
iniciativa propia, en ausencia de Jefe de Seguridad y, si la situación lo requiere.
Añadido a esto, hay que significar que está presente desde el primer momento en la
habilitación del Vigilante de Seguridad, ya que es uno de los contenidos de la materia de dicha
habilitación. Temario Vigilante de Seguridad Ministerio del Interior: “Área Instrumental, Tema
10. La defensa personal (III). Defensa contra arma blanca y arma de fuego. Reducciones.
Cacheos y Esposamientos (engrilletamientos).
Deberá ser siempre una medida extrema en evitación del riesgo de fuga del delincuente si así
fuese preciso y como medida preventiva de seguridad para las personas (incluido el detenido)
llegado el caso si la situación de Detención así lo requiriese. Se deben observar, también, las
medidas de seguridad a la hora de aplicarlo, tales como no engrilletar al detenido a una
superficie, sino que siempre sobre sí mismo.
CONCLUSIONES
Debemos decir que un Vigilante de Seguridad no es un simple particular cuando ejerce las
funciones propias de un servicio de seguridad, ya que, aunque tampoco es un agente de la
autoridad, como hemos visto, debe cumplir obligatoriamente una legislación sectorial, no
siendo así para el resto de particulares, perdiendo por lo tanto, tal condición de “particular
pleno” cuando se encuentra en el desempeño de esas funciones reguladas por el legislador en
materia de Seguridad Privada.
Siguiendo el hilo de la normativa vista, podemos afirmar con rotundidad que los Vigilantes de
Seguridad en ejercicio de sus funciones deben cumplir sin “inhibiciones” la legislación que les
obliga y ampara para desarrollar dicha labor. Esta legislación es el marco legal que compete a
la Seguridad Privada y sus servicios.
La primera prerrogativa básica que nos encontramos en dicha legislación, es que el legislador,
obliga, ejecutivamente, al personal de Seguridad Privada a “evitar la comisión de actos
delictivos o infracciones, y poner a disposición de las FCSE a los delincuentes (textual), en
relación con el objeto de su protección (bienes muebles o inmuebles y, personas)”.
Es evidente que para iniciar cualquiera de estas acciones (identificación, detención, registro
y/o engrilletamiento), tiene que haberse cometido un hecho ilícito previamente o, una
sospecha fundada y racional de que pudo o pueda cometerse.
Para ello, el legislador, también da las herramientas legales al colectivo de Seguridad Privada a
través de la legislación, Ley de Seguridad Privada y, Reglamento y Órdenes que la desarrollan.
Transversalmente se entra en contacto con otras normas como pueden ser la Ley de
Enjuiciamiento Criminal, Ley de Seguridad Ciudadana, o el Código Penal. Donde parece haber
malos entendidos es precisamente en esta cuestión de transversalidad, por “parecer”, o
“entender” ciertos sectores sociales que entran en conflicto las actuaciones legisladas y
reguladas en la normativa de Seguridad Privada con parte del articulado de la Ley de
Enjuiciamiento Criminal y el Código Penal.
Si nos sumergimos en el estudio o análisis, se detecta que, tangencialmente hay contacto entre
normativas que pudieran parecer contradictorias entre sí si lo hiciésemos superficialmente. La
diferencia radica en que esas contradicciones no son de aplicación al sector de Seguridad
Privada, ya que los artículos en cuestión son de aplicación a particulares sin más, sin una
legislación sectorial que les regule además de las generales que nos regulan a todos. Por eso,
si bien el Vigilante de Seguridad no es agente de la autoridad, también es cierto que en el
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ejercicio de sus funciones cumple unas prerrogativas reglamentadas por el legislador, las
cuales indican, con obligatoriedad, las pautas a seguir en el desempeño de esas funciones.
Este hecho es el que marca la diferencia con el resto de “particulares”, los cuales, carecen de
una legislación que les obligue y/o regule en materia de Seguridad Privada. De hecho, un
Vigilante de Seguridad fuera de servicio, se convierte en un particular a “casi” todos los efectos,
ya que aún fuera de servicio deberá cumplir cierto articulado de la normativa de Seguridad
Privada, como podría ser, por ejemplo, la discreción para con la información de la que es
conocedor, etc. Hechos estos, que no competen a particulares “tipo”.
Siguiendo este hilo habría que clarificar algo verdaderamente importante, la ejecución de la
detención. Para un particular la detención, llegado el caso, es facultativa, o sea, no obligatoria
pudiendo inhibirse de practicarla. Para un agente de la autoridad es imperativa, o sea,
obligatoria y sin posibilidad de inhibición de practicarla. Parémonos en este dato. El Vigilante de
Seguridad, fuera de servicio, se convierte en particular a todos los efectos en cuestiones de
intervenciones pero, ¿y durante el servicio?... Pues bien, durante el servicio, aún sin ser agente
de la autoridad está “obligado” por la legislación que regula su actividad a tal intervención, sin
posibilidad de inhibición, es más, de no hacerlo podría incurrir en hechos punibles con una falta
muy grave e incluso serle de aplicación la vía penal dependiendo del caso.
El Vigilante de Seguridad está habilitado conforme a la legislación en materia de Seguridad
Privada para: identificar, detener/aprehender, reducir, registrar/cachear/requisar y, engrilletar.
Todas estas acciones deberán ser efectuadas, si fuese preciso, tras la comisión de un hecho
delictivo en el servicio en el que da protección a bienes y personas, y siempre sometiendo
dichas intervenciones al Índice Racional de Criminalidad o, sospecha fundada. Hay que
establecer una salvedad. La identificación (la cuál también está regulada y es factible), podrá
llevarse a cabo siempre que exista una justificación o causa (sospecha) y sin que tenga que
mediar hecho delictivo alguno.
Hay que añadir a todo lo expuesto en materia reguladora del sector y el desarrollo de sus
funciones, la formación “exigida” por el Ministerio del Interior en el temario oficial, cuyos
contenidos obligatorios se publican en BOE con cada convocatoria de aspirantes a habilitarse
como Vigilante de Seguridad y en los que nos encontramos en los módulos de Jurídica e
Instrumental la formación básica para la aplicación de tales procedimientos (identificación,
detención, registro y/o engrilletamiento) llegado el caso de una intervención.
Supuesto práctico, aunque ficticio de Identificación, Detención,
Engrilletamiento y Registro Personal (Cacheo):
Vigilante de servicio en una empresa con control de accesos en la que, tanto empleados como
visitantes deben portar de forma visible la tarjeta credencial/identificación de la empresa. En
una ronda interior por las instalaciones, el Vigilante se encuentra con un individuo en una zona
restringida y sin portar tal credencial. El Vigilante, por tratarse de una situación irregular y con
causa justificada, solicita a esta persona que se identifique,
Identificación, tal y como se recoge en el artículo 11.1b, de la Ley de Seguridad Privada y los
artículos 67, 71.1b, 76.1 y 77 del Reglamento de Seguridad Privada. Si esta persona, una vez
informada de por qué está siendo identificada, lo hace voluntariamente, el Vigilante procederá a
tomar nota de sus datos y clarificar la situación, ya que podría ser una persona autorizada que
haya extraviado la credencial, una persona autorizada pero no para esa zona en concreto o,
una persona que no debe encontrarse en el interior de las instalaciones, en cuyo caso será
conminada a salir y acompañado al exterior del recinto una vez identificado.
Pero, ¿Qué pasa cuando esa persona no quiere identificarse y/o resulta que carece de
autorización para estar en el inmueble objeto de nuestra protección? Pues bien, es aquí donde
las acciones protagonistas de este análisis pueden desarrollarse en cascada. Si el Vigilante se
encuentra con la negativa, factible y legal de no acceder a identificarse dicho individuo, el
Vigilante debe proceder igualmente y tomar decisiones garantes de la seguridad de los bienes
protegidos contempladas en la normativa, artículo 76.1 del Reglamento y artículo 31.6 de la
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Orden INT 318, por verse comprometido el protocolo de seguridad de la empresa (cliente),
pudiendo pasar el individuo desde este momento a otro status, el de un “intruso” en una
ubicación no autorizada. Si bien es cierto que jurídicamente dicho intruso puede negarse a tal
identificación al no encontrarse ante una autoridad, no lo es menos que, en el ejercicio de sus
funciones (habilitadas por el legislador), el Vigilante, inexcusablemente además, debe proceder
ante una situación anómala como crea más conveniente para mantener la seguridad del recinto
y las personas que en él se encuentran, tomando las medidas oportunas de comprobaciones y
prevenciones recogidas en el artículo 76.1 del Reglamento de Seguridad Privada, pudiendo
solicitar la intervención de la Fuerza Pública para llevar a cabo dicha identificación ante la
negativa a la misma del intruso y su presencia ilegítima en las instalaciones, actitudes las
cuales, pueden influir en el Vigilante una sospecha fundada de que haya existido, exista, o
pueda existir cualquier tipo de riesgo para el objeto de su protección (bienes y personas),
haciendo una estimación personal y poniendo en valor la seguridad general sobre la libertad
ambulatoria del intruso momentáneamente hasta la llegada de la Fuerza Pública. Es aquí
cuando podría entrar en juego la…
Detención, Podría ser éste un momento crítico, ya que el intruso puede quedarse a la espera
pasiva y pacíficamente o, y aquí viene el meollo, también puede presentar resistencia a que su
“libertad ambulatoria” sea restringida momentáneamente a la espera de la Fuerza Pública.
Como vemos, la Detención en el tiempo y el espacio, aunque momentánea, se produce, pero
nunca de forma ilegal, artículo 163.4 del Código Penal, ya que el Vigilante cumple prerrogativas
y toma decisiones al amparo de una legislación y una sospecha racional. Hay que añadir que
esta detención no es para puesta a disposición, sino para la identificación por parte de la
Fuerza Pública ante la negativa del intruso a hacerlo ante el Vigilante de Seguridad. Una vez
dicho esto, pasemos a la, más que posible, tercera fase…
Reducción. El “detenido” se pone violento para recuperar su libertad ambulatoria, a lo que el
Vigilante podrá responder, si fuese preciso, con el uso de la fuerza adecuada y racional que
sea necesaria para impedir la movilidad del intruso hasta que se produzca la susodicha
identificación por parte de la Fuerza Pública. Con ello entraríamos, posiblemente, en la cuarta
fase…
Engrilletamiento, facultado también por el legislador. La actitud esgrimida hasta este momento
por el intruso, la cuál, ha llevado al Vigilante a seguir un proceso ascendente en necesidades
de aplicación de la fuerza, puede generar en éste la sospecha, más que justificada, de que
dicho intruso podría ser un “presunto” delincuente. Si añadimos a esto que podría producirse
un intento de agresión hacia el Vigilante, cualquier otra persona que pulule por las instalaciones
(incluyendo al propio intruso ante posibles autolesiones) o a los bienes, todos ellos objeto de
protección del Vigilante y además, un riesgo de fuga para la evitación de la identificación, éste
podrá tomar la decisión, por sí mismo, en ausencia del Jefe de Seguridad, en base al artículo
71.4 de Reglamento de Seguridad Privada, de aplicar los grilletes al intruso en cuestión para su
inmovilización hasta la llegada de la Fuerza Pública, en atención a los artículos 11.1.a de la Ley
de Seguridad Privada, 67, 71, 73, 76.1, 86.3 del Reglamento de Seguridad Privada y 31.4, 6 y
7 de la Orden INT 318 sobre Personal de Seguridad Privada. Podría incluso aplicar otro
supuesto, el…
Registro corporal (cacheo) del intruso y sus pertenencias en la búsqueda de posibles armas
como medida preventiva y objetos propiedad del cliente como medida inculpatoria (en cuyo
caso, de encontrarse algún objeto probatorio sí procedería su detención para puesta a
disposición de la Fuerza Pública). La aplicación de este supuesto de “cacheo” estaría
amparada por el artículo 76.1 del Reglamento de Seguridad Privada y el artículo 31.4 de la
Orden INT 318 sobre Personal de Seguridad Privada dada su actitud huidiza y/o agresiva
tendente a la no identificación y a la fuga, y siempre en las condiciones prescritas en la
normativa ocasionando el menor trastorno.
Es evidente que el Vigilante de Seguridad actúa o reacciona sobre la marcha ante una
sucesión de acontecimientos, siempre tratando de ajustarse a derecho en cada una de las
actuaciones, no actuando de manera autoritaria, arbitraria o exagerada, sino en base a unas
necesidades, las cuales prevé la normativa del sector. Todas estas acciones no sólo se ajustan
a derecho, sino que además existe la obligación irrenunciable para los Vigilantes de Seguridad.
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