El cargamento de la fragata Nuestra Señora de las Mercedes

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El cargamento de la fragata
Nuestra Señora de las Mercedes
Pilar Lázaro de la Escosura
Licenciada en Historia General por la Universidad de Sevilla (1967-1972). Profesora ayudante
del Departamento de Paleografía y Diplomática de la Universidad de Sevilla (1973-1977).
Funcionaria del Cuerpo Facultativo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos (1974). Jefe de
Sección (1977), Secretaria (1984) y Jefe del Departamento de Referencias del Archivo General
de Indias (desde 1989).
Introducción
Los «caudales» transportados por las tres fragatas de guerra, Asunción, Mercedes y Clara o Santa
Clara, fueron recaudados por el virrey del Perú en cumplimiento de reales órdenes comunicadas
al mismo por la Secretaría de Estado y del Despacho de Hacienda a partir del 16 de octubre de
1802 y a lo largo de los años 1803 y 1804. Parte de esta hacienda se recaudó como «donativo patriótico» para ayudar al erario público por los gastos en las pasadas guerras. La recaudación mencionada y su traslado responden a una decisión del propio Estado.
Las reales órdenes mencionadas establecen que se cargue en las tres fragatas toda la hacienda
que se pueda juntar en oro y plata acuñada y en barras y otros efectos, valiéndose de todos los
medios y procedencias que se expresan. Se advierte que tanto en las fragatas de guerra como
en los otros barcos pertenecientes al comercio, se registran hacienda y mercancías para el Rey y
para particulares. La diferencia estriba en que las fragatas de la Armada actúan oficialmente y
dentro del cauce de la administración.
El cargamento que transportaba la fragata Nuestra Señora de la Mercedes, procedente de El
Callao, se puede conocer por el Duplicado del Registro que remitió el marqués de Avilés, virrey
del Perú, a Miguel Cayetano Soler y Rabassa, secretario de Hacienda, en carta escrita en Lima, el
30 de marzo de 1804.
En dicha carta avisaba de la salida del puerto de El Callao de las fragatas de guerra Mercedes,
Asunción y Clara conforme a lo prevenido en Real Orden de 31 de julio de 1803, y acompañaba
tres estados de sus cargas, y los duplicados de sus registros.
Desde el comienzo del comercio transatlántico entre España y América en el siglo XVI, el registro de un barco no era sino la plasmación documental del conjunto de trámites que un buque
con carga de mercancías necesitaba para navegar en la Carrera de Indias. En todo registro había
dos partes involucradas, por un lado, la Corona, que actuaba a través de sus delegados reales, y
por otro, el maestre del buque, que fue una de las figuras claves en la navegación a Indias. En
este caso, al tratarse de una fragata de guerra el maestre es un oficial de la Armada y desde ese
momento se encarga de llevar personalmente todos los trámites respondiendo de su cumpli-
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miento ante las autoridades de los puertos de salida y entrada, las aduanas y los juzgados de
arribadas.
La intervención fiscal de la Corona es básica para comprender lo que es un registro y para
explicar su razón de ser. En todos ellos existe una lista de las mercancías transportadas y las correspondientes certificaciones de haber pagado los impuestos. Este aspecto es tan primordial
que si no hay carga de mercancías, no se puede hablar propiamente de registro. Es importante
señalar que hubo registros de los viajes de España a América, llamados también «registros de
ida», y por otro, los de América a España o «registros de venida».
Hacia mediados del siglo XVI puede decirse que todos los trámites o partes de que constaba
un registro estaban perfectamente definidas: «Admisión del barco y certificación de propiedad»,
«Nombramiento del maestre y sus fianzas», «Primeras visitas y arqueos», «Relación de mercancías
y pago de impuestos», «Visitas de salida», «Visitas de vuelta a España», «Cancelación de registros»…
Con la publicación del «Reglamento para el Comercio Libre de España e Indias de 12 de octubre de 1778» se produjo una simplificación muy notable de las diligencias en el despacho de
las embarcaciones tanto de ida como de venida. En adelante serían los juzgados de arribadas y
los consulados, que se habrían de crear en cada uno de los puertos habilitados, los que asumieran
las tareas y funciones que hasta entonces habían correspondido a la Casa de la Contratación.
Con respecto a lo que se debía practicar «al retorno de las naves», en el artículo 9 de dicho Reglamento se dice lo siguiente:
«Al retorno de las Embarcaciones entregarán también los Administradores [de Aduanas]
a los Jueces de Arribadas iguales relaciones de los caudales, efectos, y frutos que hayan
conducido de Indias, y de los derechos que huvieren causado y satisfecho, para que las
envíen al mismo Ministerio [de Indias]».
Así pues, desde el momento en que las concesiones hechas por el Reglamento de Comercio
Libre van siendo puestas en vigor, los registros se convierten prácticamente en unas simples relaciones de mercancías, con la sola indicación del tonelaje (en este caso no aparece) y el nombre
del navío.
Documentos sobre el cargamento
La información de la carga nos la transmiten el Registro del navío y los Estados de caudales y
efectos.
El Registro se conserva en el legajo Lima, 1535, N. 6 del Archivo General de Indias, consta
de 187 folios numerados y en él se pueden distinguir dos partes:
– Cabeza del Registro, del folio 1 al 19.
– Hojas de partida de registro, folios 20 a 187.
La llamada Cabeza del Registro está escrita en papel timbrado con la leyenda «Comercio Libre
de España Año 1804» y el sello de la Corona Española. Comienza con el permiso, dado por el
Administrador General de la Aduana de la ciudad de Lima para que pueda salir del puerto de El
Callao la fragata Mercedes, cuyo maestre es Vicente Antonio de Murrieta.
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Estado con resumen de la carga de la Mercedes. Lima, 1804.
Archivo General de Indias, Lima, 1440.
A continuación hay una petición presentada por el citado «maestre de plata y frutos», el 14
de enero de 1804 dirigida a don Fernando María Garrido, oficial mayor de la Secretaría de Cámara
del Virreinato, para que ordene al Administrador de la Real Aduana que le «abra cabeza de registro», lo cual se concede el 17 del mismo mes.
Le sigue una certificación de la verificación del fondeo para cargar el buque de fecha 18 de
enero de 1804 realizado por el señor teniente administrador de Reales derechos por S. M., Don
Bernardo Carrete de Losada, y finalmente la orden dada por el administrador general de la Aduana
para que se forme Cabeza de Registro a la fragata Mercedes el 20 de enero de dicho año.
Terminadas las diligencias preliminares, comienza un índice de 173 partidas, cuyo número
marginal de orden remite generalmente a un número situado al dorso de las hojas de registro.
Tanto el índice como las hojas de registro recogen las partidas para particulares, y entre ellas, se
incluyen algunas partidas que corresponden a miembros de la oficialidad. En el caso de las partidas por cuenta del Rey sólo se encuentra su descripción en el índice, y salvo excepciones no
hay hojas de registro. Las fechas de las partidas de registro van del 3 al 28 de marzo de 1804.
La Cabeza de Registro termina con la diligencia del contador de la Aduana de Lima en la que
da fe de que los caudales y frutos registrados están libres de contribución por haber sido abonados
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Portada del Registro de la fragata Mercedes. Lima, 1804. Archivo General de Indias, Lima, 1535.
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y el reconocimiento de la obligación del maestre de presentar la certificación de haberlos desembarcado en el puerto de destino. Por último aparece la certificación de José Mariano de Pro, escribano mayor de registros, de que las partidas declaradas coinciden con las embarcadas.
El registro de la carga se divide en dos grandes bloques: lo que se carga para el Rey y lo
que se carga para los particulares.
El Estado de caudales, confeccionado por la contaduría de la Aduana es un cuadro resumen
de todo el cargamento de la fragata.
Estudio analítico de la carga
Existe una clara división según el destinatario de las partidas: la Corona, o sea el Estado, y los
particulares.
Por cuenta del Estado:
En la Cabeza de Registro se indica lo que fue registrado en el buque para la Real Hacienda, cuyos
valores aparecen pormenorizados en distintos números del índice del registro:
Así, en el número 8 constan las cantidades cargadas por los oficiales reales de Lima para entregar como último destinatario al ministro de Hacienda: «213.998 pesos de cuenta y riesgo de Su
Majestad, que los Señores Ministros Generales registraron en 8 de marzo para entregar al Juez
de Arribadas en la manera siguiente»:
– Mesadas eclesiásticas .............................. 7.612 pesos, 2 reales y 3/4
La mesada eclesiástica era el derecho o regalía que la Corona cobraba en las Indias cada
vez que presentaba eclesiásticos para un beneficio, calculando los ingresos de un mes por
los del quinquenio anterior, y cobrándola transcurrido un cuatrimestre desde la toma de
posesión.
– Préstamo patriótico ................................. 97.453 pesos, 6 reales y 3/4
Los préstamos patrióticos, constantes donativos y préstamos que la gran mayoría de los
grupos sociales y regiones de América entregaron a las autoridades para su envío a la península, eran considerados como manifestaciones de fidelidad al monarca y, un signo de
patriotismo y lealtad.
– Donativo para la pasada guerra ............ 4.291 pesos, 6 reales
Probablemente se refiera a la Primera Coalición realizada en las Guerras Napoleónicas
(1792-1797) de Austria, Prusia, el Reino Unido, España y el Piamonte (Italia) contra Francia.
En esta guerra, España, tras unas victorias iniciales, se separó pronto de la coalición y
firmó separadamente la paz en 1795.
– Subsidio eclesiástico antiguo ................... 2.702 pesos, 3 reales
El subsidio se crea bajo el reinado de Carlos I, en 1523, y hasta su abolición en 1837 estuvo
sometido a sucesivas regulaciones. El hecho impositivo era la renta procedente de los diezmos que cobraban los eclesiásticos.
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– Limosnas para redención de cautivos ...... 15.977 pesos, 5 reales
Según el Libro I, Titulo XXIX de la Novísima Recopilación de las Leyes de España en su ley
VI dice: «los caudales destinados a redención de cautivos, queden a disposición de S.M para
objetos análogos a ellas» (R.O. 5 de febrero de 1792).
Todas estas partidas suman 128.037 pesos, 7 reales y medio, a disposición del excelentísimo
señor ministro de Hacienda.
– A ellas hay que sumar 85.960 pesos, medio real por producto de temporalidades a la disposición del señor tesorero general.
Se conoce como temporalidades en el lenguaje corriente de la época al conjunto de bienes
temporalmente incautados a la Compañía de Jesús inmediatamente después de la expulsión
de los jesuitas.
En el número 9 constan las cantidades cargadas por los oficiales reales de Lima para entregar
como último destinatario al ministro de Hacienda: un cajoncito por triplicado de las partidas de
plata y oro acuñadas en la Real Casa de Moneda de Lima el año 1803, a entregar al juez de arribadas.
Debido a la gran producción y afluencia de plata de América hacia España, la corona advirtió
la importancia de acuñar monedas en las colonias para que éstas no dependiesen de las acuñaciones de la metrópoli.
En el número 10 constan las cantidades cargadas por los oficiales reales de Lima para entregar
como último destinatario a Manuel Sixto Espinosa, contador general de la Comisión de la consolidación de vales reales: 7.500 pesos de cuenta y riesgo de la Comisión de consolidación de
vales reales y extinción de ellos, a entregar en Cádiz al juez de arribadas.
Una medida de la Corona para resolver los problemas económicos consistió en la emisión de
títulos de la deuda pública conocidos como «Vales Reales». Se utilizaron por primera vez durante
el reinado de Carlos III en 1780, para financiar la guerra con Inglaterra. La primera emisión se
consideró como un logro. En 1795 las exigencias financieras obligaron a España a hacer una tercera emisión de vales. Para evitar su devaluación, tres años más tarde, se separaron estos fondos
de la Tesorería general y se creó la Caja de Amortización de Vales Reales. Así la Consolidación se
convirtió en una segunda tesorería del gobierno español con autonomía de la Tesorería General.
El inicio de la guerra con Gran Bretaña redujo la entrada de remesas de las colonias españolas en América. Ante la crisis financiera que se presentó, finalmente en 1798 se implantó en
España una medida que se conoció como «Consolidación de Vales Reales» que consistió en la
enajenación de bienes de instituciones educativas, de salud, y de beneficencia; igualmente se
aplicaría a las fundaciones religiosas y capellanías.
Si se coteja el índice del registro con el «Estado de los caudales, frutos y efectos que bajo de
Rexistro conduce la Fragata de Guerra nombrada Mercedes, su Maestre Don Vicente Antonio de
Murrieta con destino a Cádiz…» que también remite el virrey, se observa que hay una partida de
32.000 pesos y 6 reales para los directores generales de la Renta de Correos de Madrid, que no
aparece en el índice, pero si se ha localizado información en las hojas de partida de registro:
En la número 49 hay una partida de registro de 28.000 pesos en plata doble de cordoncillo que remite don Gabriel García de la Plaza, como administrador interino de la ad-
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ministración principal de Correos de Lima por cuenta de los productos de dicha administración del año 1803, a entregar al administrador principal de Correos de Cádiz, para
que los tenga a disposición de los directores generales de la Renta de Correos de Madrid.
En la número 55, hay otra partida de registro de 4.000 pesos en plata doble de cordoncillo
con el mismo remitente y los mismos destinatarios, pero procedentes de los productos de la administración de Correos del primer trimestre del año 1804.
Por otra parte aparece en la número 25 una partida de 108 pesos, 6 reales, registrados por
el superintendente de la Real Casa de Moneda a disposición del ministro de Hacienda, que también aparecen en el Estado de caudales.
Estas partidas se incluyen en la cantidad total de dinero enviado para la Real Hacienda y venían libres de impuestos; el total asciende a 253.606 pesos, 6 reales.
En último lugar aparece consignado el envío al juez de arribadas «de la Real Casa de la Contratación» de las cuentas del Tribunal de Consulado de Lima de 1802. Este envío aparece reflejado
en la partida número 133.
Por cuenta del Rey además de los envíos consignados en el Registro hay que añadir otros
efectos enviados cuyo valor monetario no se especifica que sólo figuran en el Estado de caudales… y van dirigidos al ministro de Hacienda:
• 861 quintales, 5 libras de cobre en 403 barras.
• 1.138 quintales, 90 libras de estaño en 1.964 barras.
• 1.000 libras de cascarilla en 20 cajones.
• Un palo de sauce petrificado.
• 20 sacas de lana de vicuña.
• 2 cañones de bronce inútiles.
Además del Registro y el Estado de Caudales, en los Libros de Cuentas de las Cajas Reales
de Lima encontramos también noticias del cargamento. Efectivamente, en el Libro Manual y el
Libro Mayor de Real Hacienda, se hallan plenamente certificadas y asentadas por los oficiales reales, las partidas de dichos bienes transferidas a los maestres de plata de las fragatas Mercedes,
Clara y Asunción: Vicente Antonio Murrieta, Francisco María Zuloaga y Gregorio Zuzuarregui,
respectivamente (AGI, Lima, 1169A).
Por cuenta de particulares:
La cantidad total que se cargó por cuenta de particulares es:
En moneda se cargaron 697.014 pesos, 5 reales y 7/8. Los valores pormenorizados son los
siguientes:
• 547.042 pesos, 5 reales 7/8 en monedas de plata.
• 144.163 pesos en monedas, para la caja de soldadas.
• 5.809 pesos en monedas de oro.
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En metales preciosos sin amonedar:
• 715 marcos, 4 onzas de plata en pasta.
• 415 castellanos, 2 tomines de oro en pasta.
Otros efectos cuyo resumen es el siguiente:
• 2.370 libras de cascarilla en 16 cajas.
• 602 libras de extracto de ratania en 6 cajones.
• 75 libras de lana de vicuña en manufacturas.
• 140 libras de cacao.
Este resumen fue remitido por el virrey dentro del ya mencionado «Estado de Caudales…»,
pero en el registro propiamente dicho de la fragata Mercedes se recoge una relación o índice de
las distintas partidas numeradas, a la que se adjunta el registro de embarque de cada una de
ellas.
A través de estas partidas se puede elaborar una lista de las personas que formaron partida
de registro para cargar en la fragata Nuestra Señora de las Mercedes durante el mes de marzo de
1804 en el puerto de El Callao, indicándose el número de partida, cuenta y riesgo y consignaciones, y el registro de oro, plata y especies. Todas tienen una misma estructura:
Se trata de instancias dirigidas por el maestre al administrador de la Real Aduana de Lima
solicitando se «forme partida de registro» a la persona que corresponda, de la que aparece el
nombre y a veces el cargo, y se detalla si el envío lo hace en su nombre o por cuenta y riesgo
de otra persona.
A continuación se detalla la relación de la carga, a veces con las marcas de los fardos al margen; el destinatario de la carga que puede ser el mismo o un tercero, y por último la firma del
maestre y de la persona que pide el registro.
En todos los casos en que el registro es de oro o plata al dorso hay una diligencia del Tribunal
del Consulado de Lima, en la que consta, que han satisfecho la póliza ya que uno de los derechos
consulares era el cobro de todos los caudales que saliesen del puerto de El Callao para España.
La fecha de esta diligencia no siempre es la misma que la de la partida, a veces es anterior y a
veces posterior.
Se observa un predominio del envío de plata en moneda sobre el de monedas de oro y por
supuesto de dichos metales preciosos en pasta, o en tejo. También hay partidas en las que se registran objetos de plata labrada.
– Monedas de plata
De las 166 partidas de registro relativas a particulares, un 85% de ellas son registros de
moneda de plata doble, la inmensa mayoría de ellas de cordoncillo.
Normalmente, se prefería unas monedas más que otras, y como consecuencia, no todas
las monedas, incluso con contenidos de plata equivalentes, se valoraron igual. Las monedas
grandes, también llamadas «plata doble», tenían más ventajas y eran las preferidas del público. Su mayor demanda incrementó su tipo de cambio por encima del legal, creándose
un premio que obedecía sólo a su diferencia de tamaño.
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Al hablar de moneda de plata de cordoncillo se refiere a que llevan un grabado en el
canto o cordoncillo que permitía detectar cualquier cercenamiento y dificultar la falsificación. La emisión de moneda con cordoncillo comenzó tras la expedición de una Real Cédula de 9 de junio de 1728 por el rey Felipe V.
«Todas las monedas de plata que se labrasen en las Casas de estos mis reynos y de los
de Indias serán acuñadas en ingenios o molinos de agua u de sangre, y de figura circular, con un cordoncillo o laurel al canto, para dificultar por este medio el cercén, y
la falsificación».
Algunos registros de monedas de plata son de plata fuerte, que fue una moneda que los
españoles labraron en México con valor de dos reales y medio de vellón.
– Monedas de oro
Sólo figuran en 5 partidas de registro, cuyo desglose es el siguiente:
• 35 doblones de a 16 pesos cada uno, en onzas 560 pesos.
• 6 doblones de a 16 pesos cada uno, en onzas 96 pesos.
• 613/4 doblones de a 16 pesos cada uno, en onzas 988 pesos.
• 125 doblones de a 16 pesos cada uno, en onzas 2.000 pesos.
[Sin especificar el tipo de moneda] en onzas 2.165 pesos.
– Metales preciosos sin amonedar
La relación de las partidas en las que aparece algún registro de oro y plata no amonedado
son las siguientes:
3 cajas con 33 piezas de plata labrada cuyo peso es 440 marcos, 1 onza.
16 cubiertos de plata labrada cuyo peso es 19 marcos, 7 onzas.
• Dos cucharones.
• Una mancerina.
• Un candelerito.
• Doce cucharillas de café.
Un cofrecito de metal de plata de composición con una libra de pastillas de olor o sahumerio (sin peso de valor).
Un baulito en filigrana con 6 marcos en plata.
232 marcos y una onza de plata chafalonia.
Un cajoncito que contiene una piedra de metal de plata con peso bruto de diez y siete
marcos, tres y media onzas para la condesa de Revillagigedo.
Un tejo de oro n.º 161 quintado en la Caja Real de Arequipa.
Un almirez de oro con seis marcos.
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Algunas pequeñas piezas de oro con 22 castellanos de peso.
– Otros efectos
El resto de las partidas se refieren a productos americanos de origen vegetal o animal.
Entre los primeros están la cascarilla, que es el más frecuente, el cacao y la ratania, y
entre los de origen animal está la lana de vicuña manufacturada.
La quina es la corteza desecada de algunas especies de plantas del género chinchona. Debido a sus propiedades, ya conocidas por los incas, supuso una revolución terapéutica en
el viejo continente como solución al paludismo y a otras fiebres. Debido a la gran demanda
de quina de Loja se introdujo el comercio de cortezas de otras especies de parecido sabor
y color, como la cascarilla, nombre que también se ha aplicado a la quina. Desde entonces
fue uno de los productos americanos de mayor aprecio y demanda.
El cacao es un producto originario de las cuencas del Amazonas y del Orinoco; elaborado
como chocolate, por su valor energético y estimulante, se difunde rápidamente entre los
hispanos de las dos orillas, y posteriormente, siglo XVIII, en el resto de Europa.
La ratania es una planta medicinal originaria de la cordillera de los Andes que ya se utilizaba en las culturas precolombinas como un potente astringente. El botánico español
Hipólito Ruiz López, fue el que la introdujo en Europa en 1780.
La vicuña es una especie de mamífero de la familia de los camélidos que vive en el altiplano andino y se cazaba para aprovechar su vellón, que es muy apreciado. La fibra de su
lana está entre las más finas del mundo.
Provincia de Loja con el cultivo de árboles de quina. 1769. MP-Panamá, 179.
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Partidas de registros de miembros de la tripulación
Varios miembros de la tripulación de la fragata Mercedes figuran entre los particulares que cargan
y remiten tanto partidas de metales como partidas de cascarilla y otros efectos.
Los miembros que se han podido identificar son los siguientes:
José Manuel Goicoa, capitán de navío de la Real Armada y comandante de la fragata, quien
en dos partidas distintas registra cuatro cajones de cascarilla para el gasto y consumo de
su casa.
Asimismo, registra 16 cubiertos de plata labrada para su servicio en la fragata.
Manuel de Altuna, alférez de navío, registra para su propio consumo, un zurrón de cacao
con 140 arrobas y un cajoncito de 45 arrobas de cascarilla.
Tomás de Ugarte y Liaño, jefe de escuadra, en dos partidas registra 3 cajas con 33 piezas de
plata labrada, de uso personal, un cajón de cascarilla y otro de ratania.
Bernardino de Eguía, teniente de fragata, 1 cajón de cascarilla para su gasto personal.
Vicente Antonio Murrieta, maestre del navío, en cinco partidas diferentes para él y para otras
personas, registra 5.471 pesos en plata doble, 8 cajones de cascarilla y un cajón con objetos varios, tales como:
• Dos mantas de lana de alpaca.
• Doce pañuelos de lana de vicuña con flecos de seda.
• Once pares de guantes de lana de vicuña.
• Diez pares de medias de lana de vicuña.
• Diez pares de escarpines de lana de vicuña.
Curiosidades en las partidas
Dentro de las partidas de registro se han seleccionado algunas que pueden resultar curiosas por
las personas o los productos que se reseñan:
– Cinco cajones forrados en cuero, y marcados, que contienen 502 libras netas de extracto
de ratania, de cuenta y riesgo de don Hipólito Ruiz López primer profesor por S.M. de la
expedición botánica del Perú, residente en Madrid, para entregar en Cádiz a don José
Ignacio de Uriarte.
– Un cajón, que doña María Ignacia de San Javier y San Luis Gonzaga, remite en obsequio
de doña María Teresa Ramírez y doña Mercedes Pando, por mano y consignación del
señor don Tomás de Ugarte y Liaño, jefe de escuadra de la Real Armada que lo llevaba
en su equipaje. El contenido del envío es el siguiente:
• Dos tarros de conserva.
• Un frasco de agua de olor.
• Un cajoncito de pastillas de olor.
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• Un escapulario.
• Un san Francisco Javier en una petaquita.
• Una canasta de sahumerio.
• Dos coquitos y unos escapularios.
La carga en Montevideo
Durante la escala en el puerto de Montevideo se añaden otros caudales y efectos a los arriba reseñados, según se deduce del «Estado de los Registros de Caudales, Frutos y Efectos que han
sacado del Puerto del Callao de Lima las Fragatas de Guerra y de Comercio que se expresarán,
y del que algunos de ellas se han tomado en Montevideo, donde entraron de arribada, por cuenta
de Su Majestad y Particulares» (AGI, Lima, 1440). No se ha localizado el registro de las partidas
que se extractan en el Estado. Son las siguientes:
• 21.860 pesos.
• 26 arrobas y 24 libras de velas de sebo.
Estado de caudales de lo cargado en Lima y Montevideo. Montevideo, 1804. Archivo General de Indias, Lima, 1440.
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• 2 plumeros.
• 2.825 cueros de león y lobos marinos salados.
• 15 pieles de guanaco, zorrillo, tigre y leopardo.
• 4 docenas de pieles de chinchilla.
En todas estas partidas no se hace distinción entre el Rey y los particulares.
Dos siglos después, se recupera en el golfo de Cádiz los restos de una fragata compatible
con la fragata Nuestra Señora de las Mercedes. Los datos concretos sobre el cargamento, principalmente la información relativa a los metales ha sido una de las bases para lograr la identificación de este navío del Estado y poder reclamar su legítima propiedad.
Bibliografía
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PÉREZ-MALLAINA BUENO, P. E., y BABIO WALLS, M. (1980): «El registro de embarcaciones como fuente para
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