Tecnología de los marcadores moleculares para el

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Carlos A. Valderrama
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Tecnología de los marcadores moleculares para
el mejoramiento de las plantas
Muhammad Arshad y Sajjad Haidar, Instituto Central de Investigación Algodonera, Multán, Pakistán
Iftikhar Ahmad Khan, Universidad de Agricultura, Faisalabad, Pakistán
El algodonero pertenece al género Gossypium que incluye unas
cincuenta especies, de las cuales cuarenta y cuatro son diploides (2n=2x=26) y seis son alotetraploides (2n=2x=52). Las
especies diploides comprenden los grupos genómicos A, B, C,
D, E, F, G y K, y las especies alotetraploides están compuestas
de dos grupos subgenómicos que tienen afinidad con los
genomas A y D (Stewart, 1995). Los algodones cultivados incluyen el G. arboreum L y el G. herbaceum L, ambos especies
diploides con un genoma A oriundo de Asia meridional y Afri-
ca, y dos especies alotetraploides, el G. barbadense L y el G.
hirsutum L, con un genoma AD de la América Central, del
Norte y del Sur (Endrizzi et al., 1985).
Durante el pasado decenio, las perspectivas de la ingeniería
genética del algodón se han elevado gracias a los adelantos en
el campo de la biotecnología. En 1996 se lanzaron para la producción comercial las primeras dos variedades de algodón
transgénico, creadas para la resistencia a los insectos y a los
herbicidas. La producción de algodón transgénico con rendi-
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mientos más altos, mejor calidad de la fibra y/o propiedades
novedosas de la fibra encierra un potencial significativo de
tener un efecto amplio sobre la economía mundial. Si bien los
programas convencionales de selección siguen logrando pequeños avances en el rendimiento y la calidad de la fibra, el
mejoramiento genético de las características agronómicas se
está comenzando a estancar debido a que se cuenta con una
base de germoplasma cada vez más restringida para la selección. Para contrarrestar esa tendencia, el uso de la ingeniería
genética en el algodón se hará cada vez más común como medio
para reforzar los esfuerzos de selección.
En la actualidad, los seleccionadores seleccionan las plantas
deseables basándose en el fenotipo. La mayoría de las características de las plantas que revisten importancia económica
son poligénicas con complejas interacciones ambientales y
ajenas a los alelos. El análisis biométrico genético también se
ha usado durante casi medio siglo para lograr comprender la
arquitectura de las características cuantitativas, lo cual ha ayudado a guiar los programas de mejoramiento genético. La variación genética entre las plantas para una característica controlada por uno o pocos genes, heredada en una forma única y
mendeliana, es fácil de manipular en un programa de selección. El análisis biométrico genético determina los efectos
acumulativos de todas las posiciones o loci genéticos inherentes a una característica cuantitativa pero no está en capacidad
de identificar la posición o locus específico responsable. Si se
pudieran resolver las características cuantitativas identificando sus componentes genéticos individuales mediante el uso de
marcadores del ADN íntimamente relacionados con cada característica, quizás sería posible manipularlos de manera eficiente para las características determinadas por un solo gen.
La tecnología de los marcadores del ADN ha proporcionado a
los seleccionadores una herramienta para seleccionar plantas
deseables basándose directamente en el genotipo en vez del
fenotipo.
Por lo general, la selección convencional del algodonero persigue el mejoramiento de características importantes desde el
punto de vista agronómico o de interés por otras razones, mediante la combinación de caracteres presentes en diferentes
líneas de progenitores de las especies cultivadas o de sus parientes silvestres. Ello se ha logrado mediante la generación
de poblaciones F2 y el despistaje de fenotipos de plantas individuales o en grupos para la presencia de características deseables. Una vez hecho esto se inicia un proceso, costoso y
que requiere mucho tiempo, de retrocruces, autopolinización
y pruebas. Todo eso depende de métodos de despistaje precisos y exactos y de la disponibilidad de líneas con caracteres
fenotípicos claramente definidos. Por ende, la combinación
de caracteres codificados por genes múltiples con efecto aditivo (loci o posiciones de caracteres cuantitativos), genes
recesivos o acumulación (piramidización de genes que codifiquen el mismo carácter) es difícil de lograr con los métodos
clásicos. Sin embargo, los marcadores moleculares facilitan
todos esos procesos, pueden acelerar la generación de varie-
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dades nuevas y permiten relacionar los caracteres fenotípicos
con las posiciones o loci genómicos responsables de los mismos. Esas dos propiedades determinan que los marcadores
moleculares sean indispensables para el mejoramiento del algodonero.
Los científicos de las plantas han utilizado las características
morfológicas y fisiológicas de las mismas para comprender la
diversidad genética. Se identificaron algunos genes bautizados según su apariencia física, independientemente de la naturaleza y ubicación en los cromosomas de su ADN. Los caracteres morfológicos calificables son muy pocos en el algodonero si se le comparan con genes biológicamente activos. En
las especies y variedades íntimamente relacionadas del algodonero existen muy pocas diferencias morfológicas, que de
hecho no representan las verdaderas diferencias genéticas al
nivel del ADN. Más aún, en la mayoría de los casos, un genoma de la planta tiene grandes cantidades de ADN repetitivo
que no se expresa y no contribuye a la apariencia fisiológica
ni morfológica de la misma. Por ende existe la necesidad de
estudiar el polimorfismo al nivel del ADN, que puede ser indicativo de la diversidad genética en el algodonero.
El número de marcadores polimórficos morfológicos es limitado en el algodonero, especialmente en los cruces
intraespecíficos, y su expresión sufre la influencia del medio
ambiente. Por lo tanto se tienen que considerar marcadores
más confiables (como proteínas) o variantes alélicas más específicas de diferentes enzimas (las llamadas isozimas) y otros
caracteres bioquímicos (como lípidos o azúcares). El número
de las isozimas es limitado y con frecuencia, su expresión está
restringida a una etapa específica de desarrollo de los tejidos;
y su presencia se puede determinar mediante electroforesis y
colorantes específicos. A diferencia de las isozimas, el número de marcadores del ADN es ilimitado, no es necesaria su
expresión para detectarlos y todos los marcadores se pueden
detectar con una sola técnica. El polimorfismo se ha detectado
en el ADN genómicos restringido de las plantas, lo cual abrió
el camino para el desarrollo de marcadores moleculares para
la selección en el algodonero. Hoy se cuenta con diversas técnicas nuevas de marcadores y de estrategias para la selección,
adaptadas específicamente para la inclusión de los marcadores del ADN. El resultado de esos esfuerzos es un número creciente de marcadores moleculares de caracteres agronómicos
importantes, disponibles para todos los cultivos. En los proyectos más avanzados, ello ha llevado a la clonación basada
en mapas de los genes responsables.
Técnicas
Las técnicas para los marcadores moleculares incluyen el
polimorfismo de fragmentos de longitud por restricción (RFLP,
por sus siglas en inglés) y el ADN polimórfico amplificado
aleatorio basado en la reacción en cadena de la polimerasa
(RAPD, por sus siglas en inglés); polimorfismo amplificado
de fragmento de longitud (AFLP, por sus siglas en inglés); y
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los mini y microsatélites. A continuación se describe cada una
de esas técnicas.
Polimorfismo de fragmentos de longitud
por restricción (RFLP)
Las endonucleasas de restricción cortan el ADN genómico en
secuencias específicas de reconocimiento palindrómico, generando millares de fragmentos de longitud definida, el número de los cuales depende del número de secuencias de reconocimiento presentes en un genoma dado. Si una secuencia de
reconocimiento está presente en una posición específica del
genoma en un individuo pero no en el otro, la enzima genera
fragmentos por restricción de tamaños diferentes para esa posición o locus Este polimorfismo de la longitud se detecta
mediante una sonda complementaria de ADN con rotulación
radioactiva derivada del mismo locus. Estos RFLP fueron los
primeros marcadores del ADN aplicados a la cartografía del
genoma. En principio, las sondas RFLP son marcadores de
copia única, cada uno de los cuales sólo detecta un fragmento
genómico definido, aun cuando también se usan sondas para
locus múltiples, tales como el ADN repetitivo o el cADN, las
cuales pueden detectar varios fragmento por vez. Los RFLP
son marcadores codominantes y su fase de acoplamiento se
puede determinar al nivel experimental, ya que se detectan los
fragmentos del ADN de todos los cromosomas homólogos.
Por ende, los RFLP son marcadores muy confiables en el análisis de los vínculos o enlaces y en la selección, en particular si
el carácter vinculado está presente en un individuo en un estado heterocigoto u homocigoto. Esa información es muy deseable para los caracteres recesivos. Varios investigadores han
documentado la idoneidad del RFLP para dilucidar las características cuantitativas complejas (QTL, por sus siglas en inglés). A pesar de su utilidad, la generación y aplicación de los
marcadores RFLP requiere tiempo y es costosa. Primero, sólo
uno de varios marcadores proporciona el polimorfismo. Ese
problema es grave, especialmente en un cruce entre líneas de
selección cultivadas con una estrecha relación. Segundo, para
cada locus de polimorfismo sometido a prueba en un cruce, se
tiene que realizar un experimento y ello representa una tarea
formidable con mapas saturados, como es el caso del tomate o
el maíz, con centenares de marcadores. Debido a que el método también requiere una gran cantidad de ADN, el material de
una generación F2 se agota con rapidez y ello limita el número
de marcadores que se pueden someter a prueba. Para superar
esos problemas se ha sugerido la aplicación de poblaciones
estables para la cartografía. Los marcadores RFLP se pueden
usar para la cartografía de las QTL, para los genes que participan en la resistencia a las enfermedades, y para la relación
entre los componentes del genoma tetraploide del Gossypium
hirsutum y sus antecesores.
ADN polimórfico amplificado aleatorio
(RAPD)
El ADN polimórfico amplificado aleatorio basado en la reacción en cadena de la polimerasa es mucho más rápido y más
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barato que el análisis del RFLP y se usa sólo en cantidades
diminutas de ADN. En lugar de cebadores complementarios
de secuencias conocidas, como en la PCR normal, se usan
oligonucleótidos sintéticos generados en forma aleatoria de 912 bases como puntos de partida para las polimerasas
termoestables de ADN (Welsh y McClelland, 1990: Williams
et al.,1990). Ese enfoque produce de 1 a 10 fragmentos de una
PCR con cebador único, los cuales son altamente polimórficos
y se pueden detectar con gran facilidad en geles de agarosa
coloreados con bromuro de etedio. Este enfoque tiene varias
modificaciones. Por ejemplo, el uso de oligonucleótidos más
cortos (típicamente de 5 a 15 nucleótidos en combinación con
la electroforesis en gel de poliacrilamida [PAGE] y coloración de plata de alta sensibilidad), resulta en un número mucho mayor de bandas visibles en la identificación por amplificación del ADN (DAF, por sus siglas en inglés). La elevada
sensibilidad del método aplicada al ADN predigerido permite
la rotulación de la posición o locus específico para algunos
caracteres en líneas casi isogénicas del algodonero. Los marcadores RAPD se pueden usar para la clonación basada en
mapas de los genes resistentes a las enfermedades en el algodonero. El proceso de amplificación aleatoria introduce algunas dificultades en la reproducción de los patrones del RAPD
en diferentes laboratorios y en diferentes termocicladores. Los
informes recientes sostienen que esos problemas surgen debido a las impurezas y que por ende, se pueden resolver.
Minisatélites, microsatélites y ADN
disperso repetitivo
Si bien los marcadores RFLP, así como muchos de los marcadores RAPD, reconocen más de un locus en un genoma dado,
el número de loci reconocidos es limitado, así como su contenido de información polimórfica. Los marcadores derivados
de elementos pequeños, repetidos y dispuestos en tándem ofrecen un modo de resolver esa limitación. Esos marcadores son
llamados micro o minisatélites, o repeticiones simples en tándem (STR, por sus siglas en inglés),debido a que la organización de sus secuencias es similar a la disposición en tándem
del ADN clásico satélite. Esas secuencias están dispuestas en
el genoma eucariótico en muchas copias de unidades numéricas repetidas variables. Debido a sus números repetitivos variables en cualquier locus dado, los elementos cambian con
frecuencia su longitud por el mal apareamiento de filamentos
deslizados y otros procesos no bien comprendidos. Las secuencias de copia única circundantes normalmente no se ven
afectadas y por ende proporcionan una fuente valiosa de
polimorfismo para muchos propósitos, incluido el análisis de
vínculos (Nakamura et al., 1987), la identificación de especies y variedades, y la selección asistida por marcadores
(Beckmann y Soller, 1990).
Los minisatélites (unidades repetidas de 9-20 nucleótidos) se
pueden hibridar para convertirlos en ADN restringido y separado por electroforesis sobre membranas de nailon (Jeffreys
et al., 1985). Los microsatélites (unidades repetidas de 1-5
nucleótidos) se pueden hibridar para convertirlos en ADN en
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geles secos (Ali et al., 1986) o se pueden clonar, dividirse en
secuencias y detectar con el polimorfismo amplificado de fragmentos de longitud mediante la PRC, utilizando como
cebadores los oligonucleótidos del ADN monomórfico circundante. Esos sitios de microsatélites en secuencia y rotulados
(STMS, por sus siglas en inglés; Beckman y Soller, 1990), al
igual que los RFLP, son marcadores codominantes y por ende
muy informativos, lo cual justifica el gran volumen de trabajo
necesario para su generación. Los microsatélites están presentes en diferentes formas en los genomas de las plantas.
Polimorfismo amplificado de fragmentos
de longitud (AFLP)
Esta técnica se basa en la detección de fragmentos genómicos
por restricción mediante la amplificación de la PCR. El ADN
se corta con enzimas de restricción y se ligan adaptadores de
filamentos dobles a los extremos de los fragmentos de ADN
para generar la plantilla del ADN para su amplificación. La
secuencia de los adaptadores y el sitio adyacente de restricción sirven como sitios de enlace del cebador para la amplificación subsiguiente de los fragmentos de restricción. Se incluyen nucleótidos selectivos en los extremos de 3 pies de los
cebadores de la PCR, los cuales, por lo tanto, sólo pueden
cebar la síntesis del ADN a partir de un subconjunto de sitios
de restricción. Sólo se amplificarán los fragmentos de restricción en los que los nucleótidos que flanquean el sitio de restricción se correspondan con los nucleótidos selectivos.
El AFLP produce un número mayor de polimorfismos que los
marcadores RAPD o RFLP. Es una técnica fuerte y con un alto
nivel de reproducción.
Aplicaciones
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Selección asistida por marcadores
El uso de los marcadores moleculares permite a los seleccionadores del algodón conectar la acción genética subyacente a
un fenotipo específico con las distintas regiones del genoma
en que el gen reside (por ejemplo, la expresión fenotípica de
la calidad de la fibra se limita a las especies domesticadas).
Los adelantos genéticos en la calidad de la fibra se pueden
hacer indicativos de la existencia de genes que contribuyen a
esa calidad en el germoplasma que no expresa el fenotipo. Los
marcadores moleculares podrían brindar la oportunidad de usar
la precisión para identificar el fenotipo de esos caracteres. Los
marcadores moleculares permitirán la selección directa de
genotipos, proporcionando así un medio más eficiente de selección para las propiedades de la fibra. La manipulación genética de las propiedades de la fibra del algodón utilizando
estrategias moleculares depende de la identificación y aislamiento de los genes que controlan el desarrollo de la fibra y/o
que afectan directamente una propiedad estructural particular
de las fibras. Los marcadores moleculares brindan una oportunidad para identificar y aislar los genes relacionados con los
caracteres de la fibra mediante la clonación basada en mapas.
Una vez determinados los marcadores para un carácter interesante, los mismos debieran hacer posible la predicción de los
caracteres de la fibra, del rendimiento o de la resistencia de
los descendientes individuales derivados de un cruce, exclusivamente mediante el patrón de distribución de los marcadores
en el genoma del descendiente. Aparte de la explotación de
los polimorfismos genómicos para la utilización del
germoplasma y la protección de las variedades, en el presente,
el interés de los seleccionadores del algodón en los marcadores moleculares se concentra en tres puntos fundamentales:
•
La aceleración de la introgresión de genes resistentes únicos para los agentes fitopatógenos de las especies silvestres o de líneas cultivadas de donantes en variedades superiores en todos los demás aspectos.
•
La acumulación (piramidización) de genes de resistencia
mayores y/o menores en las variedades para generar resistencias múltiples y más duraderas (horizontales) contra diferentes patotipos del mismo agente patógeno.
•
El mejoramiento del valor agronómico del algodón mediante la selección para caracteres heredados cuantitativamente, tales como el rendimiento, y la tolerancia a la
sequía y al frío.
Diversidad genética
Los polimorfismos del ADN son explotados en los algodoneros por un número siempre creciente de técnicas de marcadores moleculares para la diferenciación entre individuos, accesiones, y especies de plantas, patógenos y plagas. Su resolución elevada, en comparación con todos los demás marcadores, los convierte en una herramienta valiosa para la identificación de las variedades y los progenitores para la protección
de los derechos de los seleccionadores del algodón. Los marcadores del ADN incrementan el repertorio de herramientas
para determinar la relación evolutiva entre las especies y familias del Gossypium. Además, los marcadores moleculares
permiten comprender la relación entre los cromosomas de las
especies relacionadas del Gossypium. Visto que los agentes
patógenos y las plagas del algodonero también despliegan diversidad genética, su distribución, variación y flujo de genes
se pueden medir esos parámetros en función del tiempo y el
espacio. Junto con las pruebas de agresividad, el estudio de la
diversidad genética echó las bases para detectar los cambios
anuales en la distribución de los agentes patógenos, lo cual se
puede usar para pronosticar y prevenir futuras epidemias.
Selección para la resistencia
La principal ventaja de usar los marcadores moleculares en el
algodón es la introgresión de los genes de la resistencia en las
variedades para ahorrar tiempo. El uso de los marcadores del
ADN podría acelerar ese proceso en tres generaciones de plantas al permitir la selección de descendientes resistentes que
contengan la cantidad más baja del genoma donante en cada
generación (Tanksleet al.,l, 1989). Las resistencias de genes
únicos (resistencia vertical) son con frecuencia desintegradas
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por los agentes patógenos, convirtiendo así a la variedad previamente resistente en una variedad susceptible. Por ende, los
seleccionadores buscan acumular varios genes de resistencia
menores y mayores en una variedad para lograr resistencias
más duraderas. Con la selección convencional es casi imposible combinar tantos genes diferentes. La acción de los genes
de resistencia diferentes no se puede diferenciar ni siquiera
con un conjunto de patotipos diferentes. Sin embargo es posible determinar muchos loci de resistencia de diferentes fuentes mediante marcadores vinculados en cruces paralelos.
Análisis de los loci de caracteres
cuantitativos
Muchos caracteres interesantes desde el punto de vista agronómico, como el rendimiento, son controlados por poligenes,
aportando cada gen apenas un pequeño porcentaje a la expresión del carácter. La rotulación de los poligenes con marcadores moleculares requiere un mapa de vínculos saturados con
un espaciamiento entre los marcadores que no exceda 20 cM
y por lo menos 250 individuos F2 de un cruce entre líneas de
progenitores que tengan diferencias marcadas respecto al carácter en cuestión (Tanksley, 1993). Primero se somete a prueba el descendiente respecto al carácter y se determina su genotipo para cada locus marcador. Entonces se calcula la probabilidad de que los datos observados dependan de la presencia de QTL, respecto a la probabilidad de que no haya ninguna QTL presente, para lo cual se usa un soporte lógico (“software”) de computación especialmente diseñado, como el
MAPMAKER.
Desarrollo de poblaciones para los
marcadores del ADN
El desarrollo de poblaciones es un paso importante en los estudios con marcadores del ADN. El diseño apropiado de la
población de prueba es un paso crucial en el desarrollo de
marcadores para los caracteres agronómicos. Ultimamente se
han desarrollado varias estrategias para un diseño de esa naturaleza, incluidas diferentes poblaciones de segregación y regímenes de muestreo. Los tipos de poblaciones descritos a continuación se pueden usar para los estudios con marcadores del
ADN.
Cruces interespecíficos
En general se ha encontrado que los cruces de especies silvestres con líneas cultivadas son útiles en el algodón para la elaboración de mapas genéticos debido al grado relativamente
elevado de isozima morfológica y de polimorfismos del ADN
en las especies silvestres. Esos cruces ayudaron en la elaboración de mapas de vinculación y en la identificación de los loci
de resistencia. Una vez establecido el mapa y encontrados los
marcadores de vinculación, también se pueden incluir accesiones comercialmente importantes para el análisis de los vínculos con el uso de estos marcadores.
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Población de segregación F2/F3
Las poblaciones F2 ó F3 se pueden usar para los marcadores
del ADN. Mientras se estén haciendo los cruces se debe realizar un despistaje cuidadoso de los progenitores. Esos progenitores deben ser ampliamente diferentes respecto al carácter
deseable. La población de segregación se debe someter a un
despistaje fenotípico y la población a ser sometida a ese
despistaje debe ser grande, por lo general una población de
500 plantas, dependiendo del número previsto de loci inherentes al carácter. Resulta más útil si después de hacer el
despistaje de las plantas F2, las familias seleccionadas de las
mismas se cultivan y la selección final de plantas para los estudios con marcadores del ADN se basa en la población F3.
No se debe incluir la progenie de las plantas F2 que muestre
segregación. Por último se seleccionan veinticinco plantas para
cada carácter contrastante. La presencia uniforme de moléculas polimórficas de ADN en un grupo de plantas y su ausencia
en el otro grupo contrastante de plantas demuestra su vinculación con el carácter de interés. Una población numerosa F2 es
la más informativa para la cartografía genómica, en especial si
el mapa se encuentra en una etapa temprana y sólo se han trazado unos pocos marcadores. Sin embargo, la selección F2 tiene tres desventajas importantes para el desarrollo de marcadores para los caracteres de interés agronómico en cuestión.
•
Se tiene que usar el mismo individuo sometido a prueba
para el carácter en el análisis de vinculación (por ejemplo, algunas plantas son afectadas demasiado por los patógenos y las plagas para poder proporcionar suficiente
ADN para el análisis de vinculación).
•
Una vez cumplido su ciclo vital, las plantas mueren y no
estarán disponibles para retrocruces o para ulteriores análisis genéticos (en especial los individuos con características fenotípicas y genotípicas).
•
La mayoría de los marcadores de locus múltiples, incluidos los RAPD y los mini y microsatélites, son marcadores dominantes, cuyo estado de homo o heterocigoto no
se puede determinar. La generación F2 no permite la diferenciación entre esas dos posibilidades y por ende, se pierde mucha información.
Líneas recombinantes
Las líneas avanzadas desarrolladas del cruce de dos plantas
también se pueden usar para los marcadores del ADN. Se hace
el despistaje de una población de por lo menos quinientas líneas recombinantes y se seleccionan unas veinte líneas de cada
uno de los pares contrastantes para el análisis del ADN. Cuando se usen líneas recombinantes ó F2/F3, después de la extracción del ADN de las plantas individuales, se puede usar también el análisis de segregación en masa (Michellmore et al.,
1991), en vez del ADN de las plantas individuales, en el análisis del RAPD, RFLP ó AFLP, etc.
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Líneas isogénicas
Las líneas isogénicas desarrolladas para un carácter en particular, utilizando el procedimiento del retrocruce recidivante,
también se pueden usar para los estudios con marcadores del
ADN. El uso de las líneas isogénicas reduce el número de la
reacción RAPD/RFLP/AFLP, etc., ya que sólo se usan dos líneas que sean contrastantes respecto al carácter en cuestión.
No obstante, el procedimiento para desarrollar las líneas
isogénicas es tedioso y requiere mucho tiempo. Para estudios
más avanzados con una vinculación muy estrecha entre los
marcadores y los caracteres, lo cual es un prerrequisito para la
piramidización de los genes de resistencia o para la clonación
de genes basada en mapas, se usan, con una eficiencia elevada
en varias especies, líneas casi isogénicas (NIL, por sus siglas
en inglés), derivadas de varias rondas de retrocruces del receptor de un gen de interés agronómico con el genotipo receptor. Normalmente, las NIL sólo contienen pequeñas cantidades del ADN donante que circunda al gen de interés. Con el
fin de evitar la generación de las NIL que toma mucho tiempo,
se pueden rotular genes específicos al reunir en masa el ADN
de plantas F2 individuales con un desempeño idéntico en las
pruebas fenotípicas (de resistencia) (análisis de segregación
en masa; Michellmore et al., 1991). El ADN individual de las
poblaciones existentes para la elaboración de mapas también
se pueden agrupar según la distribución de los marcadores
RFLP y después, se puede utilizar el análisis del RAPD para
rotular la región que circunda al gen o genes.
Por ende, los marcadores del ADN ofrecen dos ventajas:
•
Recuperación más rápida del genoma recidivante.
•
Selección más eficiente de genomas que presentan eventos de recombinación cercanos al gen objetivo.
La selección asistida por los marcadores está aún limitada por
tres factores:
•
El número de muestras que se pueden analizar.
•
El número de líneas que se pueden mejorar dentro de un
tiempo dado.
•
La creencia que se requiere la identificación de las QTL
siempre que se use germoplasma adicional.
Los marcadores basados en la PCR también han abierto nuevas puertas para la manipulación del genoma, ya que su uso
permite:
•
Un muestro más temprano debido a la pequeña cantidad
de tejido que se requiere.
•
Una preparación más rápida del ADN debido a la pequeña cantidad de ADN de plantilla que se requiere.
•
Un manejo más eficiente de muestras de tamaño grande
debido a la eficiencia de la tecnología de la PCR.
Este es el momento de considerar el desarrollo de nuevas estrategias para la selección que tomen en consideración las características genéticas, tales como la complejidad del genoma; la naturaleza y el número de los marcadores moleculares
disponibles; la complejidad de los caracteres a mejorar; el
número de plantas a las que se pueda hacer el despistaje en
cada paso de la selección; y el número de poblaciones que se
puedan manipular de manera concurrente. También es crucial
explorar la complementariedad entre la selección asistida por
marcadores y la selección convencional, y desarrollar estrategias integrales que integren, en forma estrecha e interactiva,
ambos enfoques.
La selección asistida por marcadores para el mejoramiento de
caracteres poligénicos es una fase de transición importante,
siendo éste un campo que está a punto de producir resultados
convincentes. Los esfuerzos recientes en el análisis genético
comparativo permiten la identificación, a través de diferentes
especies de plantas, de las secuencias genéticas que participan
en la expresión de los caracteres objetivo. Los alelos superiores identificados entre los genomas en esos genes objetivo se
pueden usar como marcadores del ADN para desarrollar técnicas de despistaje eficientes. Por último, los desarrollos tecnológicos, incluida la automatización, los diagnósticos específicos para los alelos y las pastillas (“chips”) de ADN, harán
que los enfoques de selección asistidos por marcadores, basados en el despistaje en gran escala, sean más poderosos y eficaces.
Clonación basada en mapas
La detección y clonación de genes bien diferenciados en el
algodón, con una secuencia y función desconocida, cuando
sólo se conocen su participación en caracteres específicos y
su ubicación en los cromosomas, ha recibido el nombre de
genética a la inversa. A diferencia de ello, los enfoques convencionales, donde un gen se clona sobre la base de una secuencia o producto conocido y después se le localiza en una
región cromosómica, comienza con la localización de un gen
en una región cromosómica específica mediante la determinación del vínculo del fenotipo que el mismo especifica con un
conjunto de marcadores moleculares en sus flancos. Esos marcadores vinculados se usan entonces como puntos de partida
para elaborar mapas físicos de la región que flanquea al gen
con la electroforesis por pulsos en campo de gel y enzimas de
restricción de corte raras. La cartografía en gran escala del
sitio de restricción es necesaria, porque las distancias físicas y
genéticas entre los marcadores pueden variar en varios órdenes de magnitud. Los mapas físicos son particularmente útiles
en los cultivos poliploides, como el algodón, donde las secuencias duplicadas podrían impedir la asignación de marcadores a una sola ubicación bien diferenciada.
La construcción y despistaje de bibliotecas del cromosoma
artificial de la levadura (YAC, por sus siglas en inglés) es un
próximo paso hacia el aislamiento de los genes deseados. Se
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seleccionan clonos que contengan por lo menos uno de los
marcadores. Los fragmentos terminales de esos YAC se utilizan entonces para construir las zonas circundantes de la región genómica definida por los marcadores, con el fin de identificar el cADN derivado de ese lugar. Los cADN son divididos en secuencias y las secuencias candidatas retransformadas
en hospederos heterólogos y homólogos apropiados para probar la identidad del gen por complementación en plantas transgénicas utilizando diferentes técnicas de transformación.
Un prerrequisito absoluto para la clonación basada en mapas
de los genes del algodonero es la disponibilidad de marcadores estrechamente vinculados que flanqueen el locus de interés. Esos marcadores se pueden encontrar por casualidad pero
normalmente son el producto de un esfuerzo sistemático de
saturación de un genoma con marcadores polimórficos del
ADN.
Debido a la dependencia económica del algodón en muchos
países, es necesario concentrarse en reducir el costo de producción, en aumentar el rendimiento y la calidad, y en diversificar el espectro de productos de la fibra. Otro objetivo de la
investigación algodonera consiste en permitir que las prácticas agrícolas y el procesamiento de la fibra sean menos dañinos para el medio ambiente. La tecnología de los marcadores
moleculares ha permitido identificar genotipos que portan los
caracteres deseados de manera eficiente y correcta. Ello podría ayudar en la selección de genotipos y reforzar los programas de selección convencional.
Beckman, J.S. and M.Soller.1990. Toward a unified approach
to genetic mapping of eukaryotes based on sequence tagged
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Resistencia de la fibra
El algodón se cultiva por la fibra y a diferencia de otros productos básicos, se comercia basándose en parámetros cualitativos en vez de en el peso. La calidad de la fibra afecta los
productos finales hechos de algodón. Si la calidad de la fibra
es baja, el desempeño y la eficiencia de la hilatura se verán
afectados en forma negativa. Las fibras débiles dan origen a
una serie de problemas en la industria actual de la hilatura a
alta velocidad, así como a la ruptura de la hilaza durante el
procesamiento. Las fibras débiles contribuyen a debilitar la
hilaza y por consiguiente, llevan a una calidad inferior de los
géneros. Las fibras fuertes se pueden hilar a velocidades superiores, mejorando así los aspectos económicos de la formación de la hilaza. Por lo tanto se requieren fibras más fuertes
para contrarrestar las pérdidas de resistencia de la hilaza obtenida con los nuevos procesos de la hilatura a alta velocidad.
La resistencia de la fibra se comenzó a medir como práctica
de rutina sólo cuando se desarrolló, hace unos sesenta años, el
medidor de la resistencia Pressley. Cuando el medidor Pressley
se popularizó, la mayoría de las variedades no daban mediciones superiores a las 75.000 libras por pulgada cuadrada. En la
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