Me acuerdo del mar

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Teoría de la Comunicación.
Ensayo sobre los temas vistos en clases
Por Jorge Sosa
“Pinta el Obispo de España pilares para su altar en mi altar en la montaña el
álamo es el pilar”
José Martí
Hay una canción que inicia con una cadencia muy peculiar. El repiqueteo
rítmico de las teclas del piano se intercala con el juego de la melodía
armoniosa y fluida de un conjunto de instrumentos de cuerda. Después, una
voz empieza a describir en primera persona la relación peculiar de un hombre
y una mujer y al mismo tiempo a imaginar una historia partiendo de ese
concepto, el concepto “nosotros”.
Menciona las posibilidades de un futura de grandeza, imagina una historia tan
intensa entre ellos que incluso en las ciudades erigirán estatuas en honor a
ellos, en honor a “nosotros” como menciona la canción.
El bajo resuena entre cada frase y parece darle importancia a palabras
específicas, como la palabras: Estatua, nosotros, Páginas, contagioso.
Entonces se despliega ante nuestros sentidos los lexemas de un discurso
que por su cuenta no podremos entender, a menos de contextualizarlo
semánticamente, darle sememas. Las palabras me transmiten un mensaje, la
música me genera un sentimiento que me hace recibir ese mensaje con una
percepción diferente, o que sea aún más receptivo a lo que se quiere
transmitir.
Existen miles de combinaciones entre los elementos que se pueden usar en
una canción para que yo pueda obtener un mensaje con distinta percepción,
incluso hablando del mismo mensaje.
La simple palabra “rítmico” esta combinación de letras, nos lleva a pensar en
un concepto más complejo que la misma escritura de la palabra, ese
significante nos transporta hacia un significado que nos puede llevar a otro
significado y a otro.
Todo esto es parte de la ciencia y del arte de comunicar, el arte de la
persuasión, de la retórica del discurso, desde un proceso básico de
comunicación como emitir un mensaje en un aspecto maquínico y mecánico
que se genera de un emisor, se transmite por una vía y llega a un receptor
hasta un complejo método con distintos objetivos, con muchas formas de ser
recibido, con muchas variables que modifican la calidad del mensaje.
La comunicación existe completa, el sentido ya está dado, nosotros mediante
el discurso intentamos establecer este sentido, dotar nuestras ideas de esta
razón y ese sentido por el que hablamos. Es por eso que el estudio de la
comunicación se ha ido desarrollando y ha tenido diferentes aplicaciones a lo
largo de la historia que los contextos sociales y políticos también
influenciaban o permitían que fuera estudiada de distintas perspectivas.
Un mensaje, según Austin, se puede dividir en tres actos básicos: locutorio,
ilocutorio y perlocutorio.
El locutorio se refiere al cuerpo básico del mensaje, a los materiales y
elementos que lo conforman, como su estructura gramatical, su forma, figura,
color, etc.
El ilocutorio rescata el propósito del emisor del mensaje, como el hecho de
reclamar, transmitir, expresar descontento, etc.
El perlocutorio es el resultado final del mensaje, que fue lo que transmitió
realmente a las personas, como se percibió.
Transportémonos en el tiempo, observemos a un hombre corriendo en medio
de una línea de tiempo, el hombre trae en su mano una antorcha encendida y
está vestido como un corredor griego, en la otra mano trae un rollo que
parece tener algo escrito, hace un salto olímpico pasando arriba de el imperio
Romano pisando las cabezas de los filósofos teóricos que mediante la
comunicación pretende conocer el mundo y quemando algunas campiñas,
acción que causa revuelo entre los granjeros que se llenan de pavor pues
creen que esto es un castigo de Dios, van a la iglesia arrodillados desde sus
casas, compran todo tipo de indulgencias para ganar el favor divino. Ninguno
de ellos sabe leer o escribir así que son fácilmente engañados.
Un buen lado de la chispa de la antorcha cae sobre las cabezas de algunos
inspirados que hacen de ella la iniciación de un gran futuro, empiezan a usar
su mente para generar ideas que den resultados, un grupo de estos se
levanta para crear ideas productivas, inventan máquinas para facilitar el
trabajo humano, escriben libros, hacen obras de arte, se levantan entre las
personas promedio. La otra mitad del grupo empieza a usar las palabras y el
conocimiento para crear un proceso discursivo eficiente y engañar a las
personas para que se subleven a su dominación.
En Europa en 1930 Wilbur schraam intenta explicar este proceso mediante
los propósitos y las funciones que la comunicación y los medios tienen, como
es que en la sociedad los métodos de comunicación logran ciertas cosas y
trabajan en función de otras. Así que el junto a otros colegas como Robert
Merton, Paul Lazarsfeld y Charles Wright intentan enlistar las funciones de la
comunicación.
Mientras que por otro lado otros estudian la comunicación desde su mera
estructura, desglosando las partes que lo componen, el enfoque
estructuralista descompone las partes y las analiza como un todo.
Nuestra flama ha encendido grandes compañías productoras de materia
prima, empresas, nuevos inventos, transporte movido por vapor, barcos,
aviones, máquinas que hacen el trabajo que antes hacíamos los humanos, en
este contexto se incendia la tupida barba de un pensador que plantearía
nuestro lado analítico y crítico hacia la comunicación. Karl Marx se incendia
en ideas y propuestas hacia un nuevo sistema de orden, y da su propia
interpretación de la situación que surgía de la revolución industrial la
revolución francesa.
Marx estableció en su libro, el Capital, que los medios y la información son
controlados por las personas que poseen dinero y poder, y con esa influencia
logran sublevar a las personas haciéndoles creer que ellos también tienen
cierto grado de poder y los hacen añorar posiciones altas haciendo que
consuman los productos que ellos mismos trabajan.
El marxismo creía que el comunismo era la forma de alcanzar una igualdad
plena y eliminar la división de clases sociales, y que la estructura económica
resultaría un acto más justo y libre.
Y al comunicación, el discurso, la retórica siguieron siendo herramientas
fundamentales para lograr de muchas formas lo que se deseaba. Así que con
buenas razones muchos estudiosos desarrollaron sus propios modelos de
comunicación dependiendo su percepción.
Uno de los modelos más sencillos es el de Shannon, que se basaba en una
comunicación entre máquinas, este se puede explicar con los términos que
usa y aplica:
Fuente, transmisor, canal, ruido, receptor, destino. Esto nos refiere a un
mensaje de una sola dirección, sin una vía de retorno aparente.
El modelo de Schramm responde a la teoría del funcionalismo, el clasifica
distintos términos al modelo anterior, también estableció el modelo de la tuba,
un modelo para esquematizar la comunicación colectiva. Todo esta
fluctuación de información en la cual cada ente toma la información, la adapta
y la reinterpreta
Schramm usa términos como: codificador, fuente, e incluye cosas más
complejas como el campo de experiencia, y el comunicador, que nos refiere a
un proceso más humano que se encierra en el campo común de la
transmisión de un mensaje.
Osgood, como Schramm, cree en un tipo de comunicación circular, una que
no es lineal, que no solo se genera en una parte y llega a otra sino que forma
parte de un ciclo. Entonces en al comunicación toman parte los actores,
entes necesarios para que la información fluya, se interprete, traduzca y
existe, pues ellos disponen la razón y las metas.
Todos estos pensadores van de alguna u otra forma alineados a las
corrientes de pensamiento bases, como el estructuralismo, marxismo y
funcionalismo, y hay quienes hicieron sus análisis de modelos mezclando
varias corrientes de pensamiento. Las cuales sirven para analizar un mismo
suceso desde diferentes puntos de vista.
Así es como los modelos intentan explicar las formas, distinguir los procesos,
hacer tangible lo intangible, nombrar lo desconocido, y así intentar dar más
sentido a lo que realizamos. Y mientras sigamos esquematizando,
organizando y clasificando seguiremos dándonos cuenta que jamás
terminaremos de descubrir, inventar, u organizar el mundo que conocemos, y
si con este mundo no podemos, mucho menos con el intangible y espiritual.
Donde las cosas transcienden mucho más de lo que podemos imaginar y
adquieren más niveles de los que pensamos podrían existir.
Nuestro corredor agitado a tirado la antorcha justo debajo de todos esos
modelos y ha incendiando mentes, empresas, ideas y en un ardiente y
masivo incendio ha abrasado las fuentes de la comunicación, ha saturado los
niveles normales de información, ha incinerado las barreras de distancia,
quemado las fronteras haciendo que la información corra de lado a lado de
forma casi inmediata. Todo a nuestro alcance desde la comododidad de un
monitor, y con esta nueva era se ha creado un nuevo lenguaje, nuevos
esquemas sociales, nuevas estadísticas, incluso diferentes sueños para las
personas. Los modos de comunicación incluso han cambiado nuestros
modos de vida, nuestra forma de ser humanos.
Pero sin duda tenemos una base fija, algo que nunca cambiará debido a su
perfección. La forma en que Dios se comunica con nosotros, que sobre todo
obstáculo prevalece e intenta llegar nítida hacia nosotros, pero nosotros
hundidos en nuestra propia sopa de confusión no nos mostramos perceptivos
a sus llamados. Crear un modelo de comunicación de Dios con el hombre,
involucraría grandes esquemas ya que esto se refleja en cada célula, en cada
idea, en la estructura de un universo completo.
De Dios somos, de Él venimos, nuestra propia genética nos grita de el,
nuestra capacidad de amar, de ser, de perdonar nos habla de un Dios de
amor, en todo perfecto. Nuestro miedo a la muerte, nuestra falta de
aceptación hacia el mismo proceso nos habla de una disposición nuestra a
vivir para siempre, porque para eso fuimos creados, y por eso aún que es
inminente no podemos acostumbrarnos a la muerte.
Los medios de Dios son los más infalibles, y a veces los más insólitos y
eficaces. El usa formas que a nuestra corta vista parecieran no tener sentido,
pero si pudiéramos ver el final desde el principio entenderíamos sus motivos.
Dios todos los días nos habla de cerca, nos toca, nos mira, es hora de iniciar
la retroalimentación y contestarlo con ese fervor y ese amor con el que Él se
comunica con nosotros.
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