AL EXCMO. SR. DEFENSOR DEL PUEBLO DEL ESTADO ESPAÑOL, LOS SECRETARIOS JUDICIALES CON DESTINO EN LOS JUZGADOS DE INSTRUCCIÓN DE BILBAO, ABAJO FIRMANTES, TENEMOS EL HONOR DE INTERPONER LA SIGUIENTE QUEJA. Nos dirigimos a VE en relación con una práctica forense que se está extendiendo en nuestra Administración de Justicia y que consideramos de extraordinaria gravedad. Nos referimos a los autos de entrada y registro domiciliarios acordados por alguno de los Ilustrísimos Sres. Magistrados-Jueces, en concreto de los Juzgados Centrales de Instrucción de la Audiencia Nacional, y por extensión a cualquier otra resolución de otro Órgano con el mismo contenido, en los que se ordena que el volcado del contenido de los ordenadores, y otros elementos informáticos, que se incautan en la diligencia se haga en el mismo acto, con el perjuicio añadido para el imputado que esto supone. Como VE bien sabe, el artículo 552 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, exige que en las diligencias de entrada y registro domiciliario no se perjudique ni importune al interesado más de lo estrictamente necesario. Tengamos presente la especial protección que ofrece nuestra legislación ordinaria y constitucional al domicilio, por ser el lugar más íntimo de privacidad personal, en el que, además, pueden convivir otras personas del círculo familiar o de amistad, que tampoco deben ser molestadas más de lo estrictamente necesario para la investigación criminal en curso. La actuación que viene denominándose como “volcado”, de datos informáticos de elementos que son objeto de incautación, prolonga la diligencia de forma innecesaria durante un tiempo considerable, que puede extenderse por horas, en función de la cantidad de archivos que se guarden y sean objeto de copia, con perjuicio evidente del imputado. Expuesto así sucintamente el contenido de la queja que se formula, pasamos a exponer la argumentación de la misma: 1. En primer lugar el incumplimiento del mencionado artículo 552 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal. 2. En segundo lugar la carencia absoluta de necesidad de que el mencionado volcado se practique en la propia diligencia de entrada y registro. Las actuaciones que son objeto de cooperación judicial por vía de exhorto, son aquellas que no puede practicar por sí mismo el Órgano exhortante. Ello se deduce de la normativa al respecto en cualquiera de las Leyes Procesales, y de la pura lógica de gestión del trabajo, que previene de encomendar a ajenos lo que compete al propio Órgano Judicial. Se trata de un acto que puede realizarse posteriormente, tanto si es acordado por el propio Juzgado como por otro que exhorta su practica. El volcado mencionado, tal y como se está perfilando en la actualidad, vendría a ser un copiado de un elemento que se incauta en la propia diligencia. Es decir, dicho copiado se puede practicar perfectamente por el Órgano que lo acuerda, sea exhortante o no, en otro momento, con plenas garantías, ya que los elementos son precintados en la diligencia de entrada y registro. 3. En tercer lugar, como VE bien sabe, el Secretario Judicial es un funcionario público perteneciente a un Cuerpo Superior Jurídico del Estado, que ejerce sus funciones con el carácter de Autoridad. Desempeña sus funciones con sujeción al principio de legalidad e imparcialidad y, en concreto, ejerce la fe pública judicial con 1 autonomía e independencia. Por ello su intervención en el proceso no obedece a la libre decisión de la Autoridad Judicial, sino que viene expresamente regulada en la Ley. Así, por ejemplo, no interviene en las diligencias de entrada y registro porque el Juez lo decida, sino por la previsión legal al respecto. Por ello, entendemos que queda fuera de la decisión judicial si el volcado se hace en un momento u otro, y en un lugar u otro, es decir, queda fuera del ámbito de decisión judicial si se practica en la propia diligencia de entrada y registro. Ninguna Ley exige este extremo, y el Secretario no es el mandadero del Juez, que deba intervenir cuando y como éste lo decida, sino que su actuación se rige y exige cuando lo determina esa norma. Vendría a ser como si el Juez acordara que se testimoniara en el propio registro toda la documentación que se incautara. 4. Pero no solo se infringe el mencionado artículo, es innecesaria su práctica en el momento que se ordena, y constituye la encomienda a otro por medio de exhorto del trabajo propio, sino que la propia intervención de fedatario público judicial en el volcado, entendemos que es inane. Con pleno respeto al criterio judicial defendemos que el mismo respeto, al menos, debe tenerse con el criterio de la Autoridad que da fe del acto, por tratarse de una diligencia, la del volcado, objeto de dicho testimonio público con presunción iuris tantum de veracidad. Para que la fe pública judicial otorgue la autenticidad de dicha presunción, es obvio, para el que quiera verlo, que deben estar dentro de las facultades personales del testigo dos circunstancias. La primera es la posibilidad de cotejar personalmente el original y su copia. Cualquiera que tenga un conocimiento mínimo de informática podrá constatar que no se pueden cotejar cientos o miles de archivos, según los casos, que pueden incluso estar ocultos, sin conocer perfectamente las condiciones técnicas del ordenador, los archivos, el continente de la copia etc. Requisitos que no concurren en el Secretario Judicial. La segunda circunstancia es el control de quien testifica, del proceso por el cual se pasan los archivos del ordenador a su copia. Y este control, tampoco está en manos del Secretario, ya que los técnicos informáticos perfectamente podrían meter otros archivos, aunque fueran unos pocos, en la copia, con lo que la investigación podría viciarse, sin que esa Autoridad se percatara lo más mínimo. El testimonio público del Secretario Judicial debe ser por percepción propia, no puede ser un testimonio de referencia. Por ello entendemos que se trata de una diligencia de instrucción pericial, o testifical de los Agentes que intervengan, en la que es el proceso del volcado el que debe dar las garantías suficientes con la ratificación del perito o testigo técnico que intervenga en la misma. En este sentido, consideramos que no se pueden extrapolar características extraídas de forma selectiva del Derecho Comparado, de sistemas procesales totalmente diversos al nuestro. Pedir que el Secretario autentifique la copia viene a ser como exigirle que certifique cualquier objeto de pericia, sin la ratificación del perito correspondiente. 5. Llegados a este punto, queremos explicar por qué una Autoridad del Estado, como es el Secretario Judicial, no se opone directamente a una práctica que puede afectar al derecho del imputado, en el acto concreto, negándose simplemente a dar fe en ese momento del volcado. Nos vamos a detener en este punto por mayor claridad del contexto en el que se incumple el artículo citado, como justificación propia y también porque interesa a VE y sus competencias que las prácticas forenses se adecuen a lo establecido por el Legislador. 2 5.1 En la mayor parte de las diligencias de entrada y registro el Juez no está presente, ejerciendo la facultad que le otorga el artículo 563 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal. Aunque pueda extrañar, el dato no es objeto de la Estadística Judicial Oficial del Consejo General del Poder Judicial, nos referimos a la asistencia del Juez, si bien por propia experiencia sabemos que es así. Al no estar presente, el Juez se limita, bien a acordar lo solicitado por la Fuerza de Seguridad actuante, bien a acordar que se cumpla lo requerido en el exhorto. Una vez que se acuerda, el Secretario está obligado a cumplir. No obsta para ello que la resolución pueda estar manifiestamente infundada en sus antecedentes fácticos, investigación previa, o jurídicos, razonamiento de la vulneración de la privacidad domiciliaria. Tampoco obsta que se desvíe la previsión legal de exigencia de la presencia del Secretario en la entrada y registro, simplemente encubriendo en el objeto de la misma otros elementos que ni la Ley ni la Doctrina del Tribunal Constitucional recogen como domicilio, y así se puede acordar el registro con las garantías domiciliarias de elementos tales como vehículos, tanto su registro como extracción de huellas y ADN, diligencia que dura muchas horas, lonjas, taquillas de instituto o universidad, supuestos buzones, en pleno monte, de correspondencia criminal, mítines políticos a la búsqueda de videos de contenido ilegal, cajas de seguridad en bancos u otras entidades financieras etc. Todas ellas son, conforme a la Ley, objeto no de entrada y registro domiciliario sino, en su caso, de inspección ocular con presencia del Juez, o bien simplemente de actuación policial. Al no hacerse así, no es precisa la presencia del Juez. De este modo la fe pública judicial se convierte en fe pública policial, a ciencia y paciencia del Ministerio de Justicia, y sin que los Ilmos. Sres. Secretarios de Gobierno, a quienes la Ley Orgánica del Poder Judicial encomienda la defensa de la fe pública judicial, se hayan manifestado públicamente en contra. No queremos olvidar citar que las garantías procesales las establece el Legislador, no los Jueces, ya hace más de dos siglos que los Revolucionarios Franceses se manifestaron en contra de la posibilidad de que los Jueces crearan las normas. Pero una vez acordada la medida por auto, el Secretario no tiene otra que cumplir lo acordado. 5.2 Por otra parte, concurre lo que podríamos definir como la percepción psicológica del Secretario de que el incumplimiento de un extremo acordado en resolución judicial fundada, pueda no tener respaldo del Ministerio de Justicia en vía disciplinaria, en caso de que se incoara expediente. Se trata de una percepción subjetiva, es cierto, pero por un lado está la dureza objetiva del régimen disciplinario del Cuerpo de Secretarios Judiciales, curiosamente mayor que la de los miembros del Poder Judicial cuando viene establecida por una Ley Orgánica del Poder Judicial, y por otro, la realidad reciente y pasada, que muestra la severidad con la que se aplica en la práctica dicho régimen. 5.3 Es más, en caso de incumplimiento de lo establecido en el auto, cabría incluso vernos sorprendidos con la incoación de unas diligencias previas por desobediencia y denegación de auxilio a la Justicia. No es necesario recordar la desproporción entre la autoridad que se reconoce en nuestro Estado de Derecho a los Ilmos. Sres. Magistrados, no digamos nada si pertenecen a los Juzgados Centrales de Instrucción, y la que se reconoce a humildes funcionarios como los Secretarios Judiciales, humildad acrecentada por la desprotección institucional en la que éstos se encuentran. 3 5.4 Pero además, dentro del propio Cuerpo de Secretarios, y sus superiores jerárquicos, en ocasiones puede parecer que los que perciben retribuciones por guardias son acreedores de toda incomodidad que se presente, sea justificada o no. El contexto de esta posible consideración es la precariedad retributiva de los Secretarios, baste recordar que es el colectivo de toda la Administración de Justicia que ha sido peor tratado en términos retributivos relativos en el periodo democrático iniciado en 1978, y que en términos absolutos la distancia entre las retribuciones del Juez o Magistrado y del Secretario, del mismo Órgano, es mayor que la distancia entre las retribuciones del Secretario y el funcionario del Cuerpo de escala inferior en la Administración de Justicia, el de Auxilio Judicial, antiguos Agentes Judiciales, siendo el Secretario tan titulado superior como los propios Jueces. En este contexto de escasez, el plus que cobra el Secretario por la guardia se puede ver no como una justa retribución, sino como un privilegio merecedor de cualquier incomodidad. Nos remitimos nuevamente al carácter de legalidad que debe revestir la intervención del Secretario. Por todo ello, elevamos esta queja al Excelentísimo Sr. Defensor del Pueblo, participándole que se va a remitir copia de la misma al Colegio de Secretarios Judiciales, la Unión Progresista de Secretarios Judiciales y al Sindicato de Secretarios Judiciales, así como a otros Secretarios con destino en Juzgados de Instrucción que puedan estar interesados en adherirse a la misma, de forma directa, y por conducto de la Ilma. Sra. Secretaria Coordinadora de Bizkaia, a la Sala de Gobierno del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco, Sala de Gobierno de la Audiencia Nacional, Consejo General del Poder Judicial y Ministerio de Justicia. Bilbao a 26 de junio de 2009. EXCMO. SR. DEFENSOR DEL PUEBLO C/ Zurbano, 42 - 28010 Madrid. 4