Televisión, Internet y construcción de la imagen de los candidatos Israel Tonatiuh Lay Arellano1 Hasta el día de hoy (15 de julio de 2012) queda pendiente la resolución del Tribunal Federal Electoral sobre las impugnaciones realizadas por la coalición de izquierdas, que argumentan un proceso electoral inequitativo y plagado de irregularidades, por lo que el fantasma del fraude vuelve a salir y a recorrer todo el país. De las múltiples quejas, resalta la de la alianza de Enrique Peña Nieto con Televisa. Sin duda una asociación de este tipo trae consigo un sinnúmero de beneficios por el intercambio de favores, y la pregunta obvia es ¿Realmente puede la televisión construir la imagen adecuada de un candidato? La respuesta es sí, aunque bajo determinadas premisas y condiciones. Las premisas son dos: la relación previa entre Televisa y Peña Nieto, cuando éste fue gobernador del Estado de México; y la aversión de la televisora contra Andrés Manuel López Obrador. Mientras que las condiciones se refieren a la educación y conciencia del pueblo, así como a la brecha tecnológica tanto de primero como de segundo nivel que existe entre los ciudadanos. Sobre la primer premisa, en su momento se publicaron diversas notas denunciando el gasto excesivo del gobernador mexiquense en publicidad de sus acciones, incluso desde su primer año en 2005. Sin embargo, podemos deducir que no sólo se trató de la compra de espacios, sino que precisamente se comenzaba a tejer una alianza. La segunda premisa tiene sus antecedentes en 2006, cuando Televisa se convirtió en la principal arma de del PAN para atacar a AMLO, al repetir hasta el cansancio la estrategia de compararlo con Hugo Chávez y acusarlo de ser un “peligro para México”, la televisora entonces ganaba por partida doble: el pago por la transmisión de los spots, y el debilitamiento del candidato que por cuya ideología de izquierda sí podría ser un peligro para la hegemonía de los medios electrónicos de comunicación. Cabe resaltar que en ese proceso electoral se apostó más a la destrucción de la imagen pública de AMLO que al 1 Profesor-docente Titular A del Instituto de Gestión del Conocimiento y Aprendizaje en Ambientes Virtuales de la Universidad de Guadalajara. fortalecimiento de la de Calderón, independientemente de las acusaciones y las pruebas del fraude electoral. Ante el peso de la ilegitimidad, ya como Presidente, Calderón permitió una reforma en materia electoral que entre otras cosas prohíbe, hasta la fecha, la contratación de spots en radio y televisión a terceros. A pesar de las protestas tanto de Televisa como de TV Azteca y de los grupos mayores de radio, se aprobó dicha reforma por las dos cámaras federales y por todas las legislaturas de los estados, excepto Coahuila. Esta “lealtad” le permitió al gobierno de Humberto Moreira tener preferencia en la publicidad de las obras de su gestión en ciertos programas matutinos de Televisa, con la campaña “el norte está en Coahuila”. Así, Moreira llegaba a la dirigencia nacional de su partido como uno de los dos mejores gobernadores del PRI, el otro, Peña Nieto, lograba la precandidatura, y virtual candidatura, por unidad. Ambos con esa imagen magnificada por Televisa, cuando en la realidad esas dos entidades tenían calificación negativa en diversos índices. Todo lo anterior se combina con las condiciones señaladas. Gracias al estado de la televisión abierta en México, que tiene una penetración del 95% y la hegemonía de dos cadenas comerciales, durante años y sin contrapesos enajenaron a una gran cantidad de ciudadanos al hacerles creer que la única fuente confiable de información era la televisión, confirmando así el concepto de esclavo sublimado al que hace mención Herbert Marcuse, donde el obrero, contrariamente al pensamiento marxista clásico, no realizará la revolución, pues su estado de confort, aunque éste sea mínimo, le aleja de esta idea. Algo similar sucede con los ciudadanos menos educados y conscientes con respecto a la información que recibe a través de este medio. La combinación de los spots utilizados en el sentido de guerra sucia, donde se muestran frases sacadas del contexto en el que originalmente fueron dichas, junto con la editorialización de la información y la presentación de encuestas, hoy lo sabemos, sesgadas, así como el bombardeo, previo al proceso electoral, de publicidad sobre acciones y obras, en el caso del gobierno mexiquense, algunas sin que ni siquiera fueran totalmente emprendidas por esa entidad, por ejemplo, la construcción del Ferrocarril Suburbano, que corre de Buenavista a Cuautitlán, y que es una coinversión entre la federación, el Estado de México, los municipios involucrados a lo largo del recorrido de la línea y capital privado, pero que fue promocionada como “logro y cumplimiento” de Peña Nieto. Todo esto con seguridad influyó en la toma de decisión del voto. El contrapeso de esta información puede encontrarse en los medios alternativos, sobre todo en la que se transmite a través de Internet, especialmente en las plataformas de redes sociales virtuales, sin embargo, subrayamos que ello no implica total veracidad. El uso acrítico de la información crea una brecha digital de segundo nivel, la cuál es entendida como la diferencia en la capacidad de aprendizaje que surge entre los miembros de una sociedad, en función de la calidad de los contenidos digitales a los que acceden y hábitos y criterios de usos de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC’s) a la que tienen acceso. En otras palabras, todos podemos estar conectados pero no todos accedemos a la misma calidad de información. En este contexto, como información sesgada en Internet podemos citar dos ejemplos: primero, el reconocimiento por parte del PRI de que 20 mil individuos manipularon, en este proceso electoral, las plataformas de redes sociales virtuales para crear hashtags, etiquetas o tendencias a favor de su candidato, así como cientos de bots (robots informáticos de réplicas) o perfiles fantasma que se encontraban como seguidores de Peña Nieto; y segundo, en el mismo sentido, a Josefina Vázquez Mota se le acusó de que la mayoría de sus bots estaban originados en países como Ucrania, Lituania y Letonia, esto es, eran empresas pagadas para generar cuentas y perfiles a su favor. Del otro lado, el Internet y las plataformas de redes sociales virtuales pueden potenciar la organización y la comunicación de los grupos sociales. Ya se señaló en más de una ocasión que las plataformas por sí mismas no constituyen redes sociales, éstas sólo se logran a través de los vínculos y las coincidencias entre los individuos que se apropian de estas tecnologías. El caso más claro en este contexto electoral es el surgimiento y desarrollo del movimiento #YoSoy132, el cual no sólo logro ser un contrapeso de los medios de comunicación tradicionales, sino que cambió sus agendas, aunque fuera sólo por algunos días, logrando: 1.- que Televisa dedicara tiempo en su noticiario nocturno (ocho minutos) a la noticia de sobre un grupo de manifestantes afuera de sus propias instalaciones exigiendo objetividad en el manejo de información de la empresa. 2.- Haber podido “obligar” a Televisa y a TV Azteca a transmitir, en cadena nacional, el segundo debate de los candidatos presidenciales, además de que el IFE no había podido lograr esto, TV Azteca se había negado a transmitir el primer debate, dando prioridad a un partido de futbol. 3.- La organización y transmisión de un tercer debate fuera de la lógica del IFE. Estas, entre otras acciones, son de sumo reconocimiento. Finalmente, regresando a la pregunta y respuesta inicial, la televisión tradicional continúa ejerciendo una fuerte influencia en los ciudadanos que no cuentan con ninguna otra fuente de información alternativa, vinculado a un bajo nivel educativo y por ende a una percepción limitada de sí mismo del propio ciudadano. Por el otro lado, es más difícil influenciar a quienes cuentan con medios de información alternativa y que saben discriminarla. De seguro esta “educación” y apropiación de la tecnología serán características fundamentales para los ciudadanos en cualquier toma de decisión. A pesar de las políticas tanto nacionales como internacionales por bloquear el conocimiento, la consciencia y el ímpetu que hoy despertó este proceso electoral difícilmente podrán retornar al estado de “conformismo” con el que siempre se había mal etiquetado a varios grupos y estratos ciudadanos pero sobre todo a los jóvenes.